Los caminos indígenas. La ruta Gan-Gan/Gastre (Chubut)

July 4, 2017 | Autor: Analia Castro Esnal | Categoría: Arqueología de Patagonia
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Descripción

1 Los caminos indígenas. La ruta Gan-Gan/Gastre (Chubut) Cecilia Pérez de Micou Analía Castro

Estudiar los caminos indígenas no ha sido un tema frecuente en Arqueología. Artefactos, industrias, sitios, cronologías fueron preocupaciones habituales en las primeras décadas de una arqueología científica. Luego se sumó el estudio de los yacimientos (como conjuntos de sitios), regiones, territorios, paisajes. Muchas definiciones se han utilizado para cada una de estas categorías. En el caso de los caminos o rutas es necesario atender a su definición. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) tiene para "camino", ocho acepciones de las cuales, la primera: Tierra hollada por donde se transita habitualmente, nos da una idea clara de nuestro objeto de estudio. No es una construcción sino, simplemente, la huella que deja el tránsito habitual por un lugar. En este caso se trata, entonces, de un tipo de estructura latente (Léroi-Gourhan 1979). Como tal, la posibilidad de recuperación de su trazado es muy baja, a menos que siga usándose hasta la actualidad. Hemos utilizado, indistintamente, las palabras Camino y Ruta como sinónimos. Sin embargo, una ruta, a diferencia de un camino es: Rota o derrota de un viaje; Itinerario para él; Camino o dirección que se toma para un propósito, según tres de las cuatro acepciones que da el Diccionario de la RAE. Ninguna de las tres alude a un referente empírico, sino, más bien, a una idea de recorrido. Efectivizar ese recorrido, entonces, delinearía un camino. Al trabajar con el tema de la movilidad indígena, se han usado en la bibliografía otros dos términos que conviene aclarar: rastrilladas y veredas. El primero denomina en Argentina y Uruguay al surco o huellas que en el suelo firme o sobre el pasto dejan los cascos de tropas de animales1. Han sido denominadas así las rutas por donde se conducía a los ganados en el comercio con Chile por la Región pampeana y del que

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Una rastrillada, son los surcos paralelos y tortuosos que con sus constantes idas y venidas han dejado los indios en los campos. Estos surcos, parecidos a la huella que hace una carreta la primera vez que cruza por un terreno virgen, suelen ser profundos y constituyen un verdadero camino ancho y sólido. En plena Pampa, no hay más caminos (Mansilla 2000).

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participaban los grupos indígenas hasta finales del siglo XIX (por ej. Curtoni 2004). No es éste el significado que tenían los caminos indígenas del Chubut. El segundo término: vereda deriva de vía: camino angosto, formado comúnmente por el tránsito de peatones y ganados. En este sentido lo emplea Deodat (1958) al referirse a los caminos de la costa de la provincia de Río Negro y al hacer referencia al resto de caminos que surcan la provincia de Chubut. En este caso la denominación se equipara a la que nosotros damos a camino. Los caminos son, como cualquier otro elemento de la vida social de los hombres, el resultado de una construcción histórica que permitió, mediante el ensayo y el error, y a través de varias generaciones, establecer los mejores lugares para el tránsito. De esta forma la supervivencia de un camino depende del interés en mantener abierta la comunicación, así como de que sigan existiendo, por ejemplo, las condiciones de eficiencia, mantenimiento, seguridad y abastecimiento (Ortiz Días 2006). Los caminos son, además, los ejes a través de los cuales se concretan procesos de poblamiento y se articulan las relaciones sociales y económicas que finalmente consolidan determinada región o sociedad (Botero Páez 2005). Los senderos, caminos y rutas son una expresión de la forma en que los grupos humanos organizan el espacio social a partir del geográfico; forman parte de la producción basada en el diseño y la planeación culturales, y son auténticos vehículos para el intercambio. Por esas vías se trasladaban las personas, que a su vez eran portadoras de objetos y tradiciones, de bienes y de ideas, ejes articuladores de procesos históricos (Fournier 2006). Entendidos como rasgos conspicuos que muestran qué regiones interconectaban, quiénes los usaban y con qué fin, entonces habremos dado un paso adelante en el estudio de las sociedades prehispánicas (Langebaek Rueda 1988) y la construcción de sus paisajes. Estas aproximaciones antropológicas a la idea de camino se acercan a los objetivos que, desde la Arqueología, perseguimos en nuestros proyectos2 sobre: Usos del espacio y apropiación de recursos. Las rutas indígenas como organizadoras del paisaje en la Patagonia argentina, planteados, en especial en la provincia de Chubut. Pretendemos: - Recuperar el trazado de los caminos en asociación a los sitios arqueológicos y a los recursos naturales visibles en la actualidad. - Distinguir en el paisaje lugares con un valor simbólico actual o pasado, marcados por los pobladores actuales o nombrados como tales en fuentes escritas. - Analizar el uso del espacio, los tipos de movilidad y las estrategias de asentamiento en relación a la obtención y transformación de recursos como así también en relación a los contactos sociales desarrollados en ellos (por ej. sitios de agregación, ceremoniales, etc.). El desafío es cómo recuperar esos ejes de comunicación humana, de apropiación de recursos, de articulación del conocimiento de los espacios, a partir de los vestigios arqueológicos que pudieron dejar a su paso grupos cazadores recolectores en una geo-

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Pict Agencia 11759. Rutas indígenas, paisaje y arqueología de Patagonia central argentina. UBACYT F198. Las rutas indígenas como organizadoras del paisaje en la Patagonia argentina.

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grafía como la de la Región Patagónica. No contamos con documentación escrita o gráfica anterior a la llegada de los europeos, ni mapas del interior de la región trazados por éstos a su llegada ya que sus intereses, durante los primeros siglos de la colonización y establecimiento en América, no se focalizaron en el interior del cono sur, sino en el reconocimiento y apropiación de sus costas. Por otra parte, el relieve de la Patagonia extraandina –de la que estamos ocupándonos– con sus pampas, mesetas y amplios valles fluviales induce a la idea que puede llegarse desde cualquier lugar hasta cualquier otro, sin necesidad de trazados o derroteros previos. En un trabajo anterior (Nacuzzi y Pérez de Micou 1994), basado en fuentes etnohistóricas tardías y etnográficas, quedó en claro al menos, que los cazadores patagónicos "seguían en general el curso de los cañadones, buscaban la proximidad de las lagunas y de los cursos de agua que utilizaban como aguadas. Los valles de los grandes ríos (Negro, Chubut) no eran usados salvo en breves trayectos. En cambio, estos cursos funcionaban en mayor medida como aguadas y los indígenas los cruzaban frecuentemente por vados cuya ubicación conocían a la perfección y cerca de los cuales tenían paraderos" (1994:96). Por otra parte, en este mismo trabajo se documentó la reiterada relación entre paraderos y disponibilidad de determinados recursos. Esto último daba nombre, en muchos casos, al lugar La recuperación de estos trazados puede darse, entonces, y en primer lugar, por la demarcación de hitos representados por los topónimos utilizados en las fuentes etnohistóricas, incluida la cartografía a partir del siglo XIX; por el recorrido efectivo de ese trazado en la actualidad, con la intención de encontrar vestigios indígenas y/o huellas de los recursos nombrados; y por último, por la continuidad en el uso de ese camino. En este trabajo consideraremos a la etnohistoria y la etnografía como fuentes de información que permitieron plantear hipótesis a contrastar en el campo, en el trayecto que va desde Gastre a Gan Gan en el N de la provincia de Chubut (Fig. 1).

Los trazados en las fuentes escritas En la recuperación de estos viejos trazados se debe tener en cuenta lo informado por José María Cual quien menciona que estos caminos seguían por los cañadones y que los tramos estaban condicionados por la cantidad de agua que podía transportarse, la cual no alcanzaba más que para un día y medio. Según Cual, esto último fue la razón por la que no hubo rutas que unieran San Antonio con Madryn por la costa. Señala también que los caminos no estaban demarcados intencionalmente, ni se les realizaba ningún mantenimiento (Bórmida y Casamiquela 1958-59). Otros aspectos importantes en la recuperación de estos trayectos, son los mencionados por Moyano (1931), quien se basa en la información que le han brindado los tehuelches para plantear sus propios recorridos ocurridos entre 1876 y 1880: Conozco el modo de ser de los tehuelches y sabía muy bien que ellos no van ni pasan casi nunca sino por parajes donde pueden irse deteniendo varios días para hacer sus

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cacerías (…), trazando sus sendas donde no hay piedras que destruyan sus caballos sin herraduras en las marchas y en las boleadas; y además, como tienen pocos caballos , su toldo y su ajuar lo transportan en sólo dos o tres cargas muy pesadas, con las cuales sólo pueden andar cinco o seis leguas por día, teniendo por consiguiente que detenerse al cabo en sitios con suficiente agua y pasto para las yeguadas de toda la tribu (p. 59).

La necesidad del trazado de sendas por donde no hay piedras y puede conseguirse agua se repite en los relatos de Cox (1999) con respecto al camino que va por la costa del río Limay: Pero este camino del norte tiene sus ventajas; se anda sólo por arena, mientras que en el del sur hay muchas piedras que lastiman, en poco tiempo, las patas de los caballos, y además se evita la famosa travesía en donde no hay agua durante un día y una noche, y es preciso manear a los caballos para no perderlos (p.218)

Onelli (1998) observó, también, al dejar atrás los territorios del Chubut y entrar a Santa Cruz por el río Guenguel Íbamos galopando hacia el sur, a la región que ha quedado desierto absoluto, guardada por todos lados por una barrera casi infranqueable de escoriales basálticos (…): la misma senda prehistórica indígena que la atraviesa da grandes rodeos para evitar esos campos de piedra… (p.79).

Debió costarle mucho a los viajeros obtener esa información y lograr la compañía de guías indígenas en sus distintos recorridos. Moyano dice, al tratar de conocer los caminos que comunican la provincia de Santa Cruz con la de Chubut, el indio es siempre reservado cuando se toca un asunto como éste de mayor importancia para su seguridad presente y futura (p.59). En el mismo sentido se expresa Clarisa Moyano (1948), su hija: …se prestaron a acompañar a mi padre al sitio que él deseaba explorar; durante el viaje pudo comprobar que las noticias contradictorias y los obstáculos que le ponían los indígenas obedecían al propósito de que no llegara hasta ahí (p.167). En relación a la zona que nos ocupa, Moyano diferencia muy bien entre el camino de la costa, que une Chubut con Río Negro, que es usado por los vecinos de Patagones; y el camino de Valcheta que sólo conocen los indios y que por él se comunican con el Río Negro las tribus de las nacientes del Senger y el Chubut (Moyano 1931: 84). Un aspecto interesante mencionado por Musters (1964 {1869/70}) es el hecho de que las mujeres y los niños marchaban separadamente de los hombres. "(...) y poco después apareció una fila de mujeres y niños montados, bajando por la loma en dirección al sitio donde estábamos y en el que, según Sam, se proponía acampar esa partida." (Musters 1964:71)

La mujer era la encargada de levantar los toldos, transportarlos y del armado del nuevo campamento. Por ello, estas caravanas aparentemente seguirían un trayecto

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directo entre paradero y paradero, a diferencia de los hombres que, al ocuparse de realizar las cacerías para proveer de alimento al resto del grupo, en su derrotero no seguían una dirección lineal. En este sentido, Musters menciona que podían divisarse en el paisaje los senderos que utilizaban las caravanas de mujeres, indicando de esta manera una redundancia en su uso: "Las huellas hechas por los guanacos pueden ser confundidas casi por cualquiera que no sea indio, por huellas de "chinas", o caravanas de mujeres y caballos cargados (...)" (1964: 68)

Un camino indígena en Patagonia, entonces, no sólo debe tener un derrotero (por ej.: desde el Senger al Río Negro; de San Antonio a Puerto Madryn), seguir los cañadones, sino también contar con agua cada jornada y media; tener un suelo arenoso, pasto para los animales. Pero, además de estos factores positivos, Moreno nos ilustra acerca de un camino de dificultoso trazado para alejarse de un sitio peligroso: la Cueva de Elengassen, un monstruo que la habitaba y que mataba a quienes se atrevieran a acercarse (Moreno 1997:31). Asimismo vemos que el estudio de estos caminos, líneas en el paisaje, en el sentido de García Martínez (2006), son las que nos permiten articular o relacionar sitios dentro de un área –e incluso demarcarla. No hay mapa en el que no haya líneas de algún tipo y son un elemento complejo dentro del trabajo arqueológico. En ellas, agregamos nosotras, se inscribieron también aspectos esenciales de la organización social de quienes fueron demarcándolas con su uso, al punto de diferenciar caminos de mujeres y varones de acuerdo con sus diferentes funciones en la economía del grupo.

CAMINO GASTRE – GAN GAN Gastre (Departamento de Gastre) y Gan Gan (Departamento de Telsen) son dos comunas rurales ubicadas en el Norte de la provincia de Chubut, unidas por un camino que forma parte de otro mayor. Éste corre de este a oeste, uniendo poblaciones asentadas en la cordillera patagónica, con otras ubicadas en la costa del Mar Argentino. En Gastre, localidad asentada en la margen izquierda de un mallín, el camino discurre a 1200 m de altura sobre el nivel del mar. Durante el invierno nieva en abundancia lo que provoca el aislamiento del pueblo por bloqueo de las rutas. El camino continúa por las Pampas de Gastre, Sacanana y Gan Gan, donde alcanza los 620 msnm. Estas pampas están comprendidas en el Distrito Occidental, caracterizado por una Estepa arbustiva graminosa de 60 a 80cm con una cobertura del 50%, y el Central, más árido, hacia el este (Estepa arbustiva con Chuquiraga avellanedae). Este tramo integra una de las rutas que han sido informadas por José María Cual (Kalaqapa) a Bórmida y Camiquela (1958/1959). Unía los siguientes puntos: Gangan →Gastre →Calcatapul →Ukelé →Quetrequile →Jacobacci

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Si bien Gastre aparece mencionado sólo en esta ruta, Gan Gan es citado formando parte de otras tres. 1. Gangan →Campana Niyeo →Chichihuau →Llama Niyeo →Lanchigue →Puesto de Hornos →Ñe Luan →Maquinchao

2. Gangan →Colelache →Lagunita Salada →Paso del Sapo →Quichaura →Teká

3. Gangan →Telsen →Trapalu →Chazico →Dos Pozos →Dolavon

Por Gan Gan pasarían entonces cuatro rutas que, además de seguir el trazado de este a oeste, avanzan hacia el norte y hacia el sur de esta localidad. Este cruce de rutas indica una de las características sobresalientes de este espacio, que no aparecen como tales en la cartografía actual sino como simples sendas de conexión local. En Gastre, en cambio, pueden verse 6 rutas actuales que atraviesan la localidad, hecho que no se refleja en la información etnográfica.

La toponimia Ambas poblaciones tienen nombres indígenas al igual que los accidentes orohidrográficos que las circundan. El topónimo Gan Gan, según Casamiquela (1987), designa a una planta pequeña que, para Harrington (1968), se trata de un junco que crecería a las orillas de la laguna que lleva ese nombre. Otra posibilidad a la que hace referencia el mismo autor es que signifique "redondo, circular o esférico" en alusión al cerro ubicado en ese sitio. Actualmente no se observan juncos en las orillas de la laguna. Se destaca, en cambio, el cerro redondeado que emerge en la llanura (Fig. 2) y se divisa desde lejos, característica importante si consideramos a Gan Gan como punto de encuentro de varias rutas porque serviría de guía para localizar el lugar. Una reseña municipal consigna que el nombre "Gan Gan" es de origen mapuche y significa "asado asado", destacando que los primeros pobladores fueron de apellido "Cual", afincados alrededor de la laguna existente en las proximidades (www. Chubut.gov.ar 5-5-07)3. El significado del topónimo Gastre o Castre no es claro. Casamiquela presenta distintas alternativas: "pampa seca", "yuyo" o "trueno"; según versiones de distintos informantes, inclinándose el autor por "trueno". Parece difícil asociar a Gastre con una pampa seca ya que no lo es en absoluto por la presencia de un gran mallín que es atravesado por el arroyo de ese nombre (Fig. 3). El significado de "yuyo" se retoma en la información que presenta la página web de la Comuna cuando dice que deriva de un término tehuelche (Gástrrek) utilizado para denominar a la Leña de Piedra o Azorella sp. Este cojín, que no se observa en la actualidad en las cercanías de la comuna, fue

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El primer maestro de Gan Gan fue Tomás Harrington quien, durante su estadía en esa escuela y otras del Chubut, realizó uno de los primeros trabajos etnográficos sobre los tehuelches.

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E Figura 2. Gan Gan. A-Laguna Gangan al pie del cerro; B-C-Anverso y reverso de material lítico; D-D-Anverso y reverso de materiales de obsidiana.

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usado por los indígenas como leña cuando no había otra disponible debido a su bajo poder calórico y a que no forma brasas durante su combustión (Ancibor y Pérez de Micou 2002). Con respecto a esta especie, a la que los indios denominaban Kethalá o Gethen, Claraz indicó el uso de su raíz, con un alto contenido de resina, como masticatorio. No hizo referencia a su uso como combustible. En cambio, se refiere a este topónimo– aplicado al comienzo de la travesía de Valcheta (Río Negro)– como Caschtre (caaschtrec, prendedor para acollarar caballos). Ball (1885), quien determinara en el Real Jardín Botánico de Kew los herbarios recogidos por Claraz en su viaje, publica la lista de especies determinadas con comentarios acerca de sus usos por parte de los indígenas. En estos comentarios, extraídos de las anotaciones de Claraz, dice: …and as the root is very tough, the Patagonians, who call it Yahenele, drag it up by passing the leather thong which is attached to the saddle of the horse round the base of the stem (p.225), con respecto a otra especie: Nassauvia rosulata o Nassauvia glomerulosa. Esta especie aparece en los bordes del mallín de Gastre (Fig. 3). En síntesis, ninguno de los dos topónimos tiene un significado unívoco. Mientras Gan Gan puede referirse a una planta, a un lugar redondeado o significar "asado"; Gastre puede aludir a una planta, un evento meteorológico o a una característica del ambiente. Lo que nos importa acá es la perduración del topónimo hasta la actualidad, hecho que nos permite recuperar lugares que cumplieron un papel en el trazado de algunos caminos. Si tuviéramos que decidir por algún significado, y en vista de lo explicado más arriba, nos inclinaríamos a pensar en Gan Gan como la elevación que, a su vez, daría nombre a la laguna y al lugar. Gastre podría, según nuestras observaciones, aludir a Nassauvia sp, actualmente denominada por los pobladores cola de piche. Otros topónimos indígenas que pueden verse en el mapa actual de la región considerada en este trabajo y que presentan menos problemas en su etimología son: Carhué Niyeo: según Casamiquela (1987:61) carhué es una piedra blanca, calcárea, que emplean los indios como componente para sus teñidos. Suele verse en bardas y flancos de las sierras, a veces en gran cantidad. Al sur del camino Gan Gan- Gastre existen dos lugares con ese nombre y dos caminos parten de Gan Gan hacia ellos (Fig. 1). Arroyo Sacanana: alude a la presencia de pajaritos, no de una especie particular sino para referirse a las aves de pequeño tamaño (Casamiquela 1987:57). Colelache: Tanto Harrington como Casamiquela indican que el topónimo se refiere a una piedra muy dura y consistente, azul, veteada; una piedra para hacer boleadoras, muy brillante, azuladita (Casamiquela 1987:55). Arroyo Calcatapul: Calafate grande (Berberis spp.) Cañadón Catandil: cerro perforado o de la ventana también conocido por iekai gepsewen o montón de zorros muertos (Casamiquela 1987:59 y 132). Cañadón Michihuau: cañadón o bajo de los molles (Schinus spp.) Talagapa: se refiere a la boleadora de dos bolas (Harrington) o a la "bola perdida" (Casamiquela). Una mirada a estos significados evidencia la referencia a recursos naturales minerales (una piedra calcárea; piedra para hacer boleadoras); vegetales (molle; calafate); animales

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(pajaritos) utilizados por los indígenas, y a referencias en el paisaje como el caso del Cerro Perforado. Estos topónimos, al igual que los anteriores –Gastre y Gan Gan– confirman la aclaración realizada por Harrington (1968:332) quien explicó que "componen nombres propios geográficos en el concepto del hombre blanco, pero no eran tales `nombres propios` para los indios" sino indicaciones de la real existencia de lo que ese nombre designa. Esto reafirma el valor de estos topónimos en la recuperación de los caminos indígenas y en su definición como territorios de explotación (Nacuzzi y Pérez de Micou 1994).

PRIMEROS MAPAS DE PATAGONIA. EL CAMINO EN EL ATLAS DE 1892 "Triste es decirlo, el mapa argentino, por lo que respecta a esta parte de nuestro territorio, está actualmente tan en blanco como cuando yo lo cruzara en 1879". Así se refería, en Reminiscencias del Perito Moreno, Moreno (1997:132) al hablar de la región entre los río Negro y Chubut, al sur de Maquinchao. Esta ausencia de información se evidencia en el Atlas de la república Argentina editado 1887 y parece salvarse en la de 1892 en la que aparecen accidentes orográficos y el camino que nos ocupa, con una serie de paraderos indígenas, entre los que se reconoce Gastre (Fig. 4). El trazado va de este a oeste y puede verse una senda que parte de Gan Gan hacia el río Chubut, pasando por el actual Colelache. Sobre el trazado de este camino aparece el nombre de Fontana como si el mismo hubiera sido recorrido o referido por él pero no indica el año de esa información.

HUELLAS DEL PASADO EN LA RUTA GAN GAN - GASTRE Con la idea de relevar la existencia de evidencias prehispánicas se realizó en enero de 20004 una campaña de prospección que incluyó la ruta actual que conecta a Gan Gan con Gastre (Fig. 1). El recorrido partió de la localidad de Paso del Sapo, por cuyo puente se cruza hoy el río Chubut. Los datos previos con que contábamos, indicaban que los indígenas realizaban este cruce unas dos leguas aguas abajo de esa localidad. Precisamente a una distancia similar se ubicó a los 42º 49´ S y 69º 33´ O, un alero (TANOS) de arenisca orientado al E, paralelo al cauce, en la margen derecha del río Chubut. Presenta gran cantidad de motivos de arte rupestre grabados, con algunos trazos finos, otros anchos y profundos, otros formatizados por picado. Representan tridígitos, círculos y líneas paralelas5. En aristas naturales de la roca hay marcas cortas y paralelas grabadas.

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Formaron parte del equipo el Sr. Luis Micou y las Srtas. Ana Paula y Valeria Micou quienes aceptaron trocar sus vacaciones por una campaña arqueológica con escasa financiación. 5 Actualmente es una propiedad privada cuyos dueños, antiguos maestros en la región, dan al lugar un sentido religioso por lo cual sólo pudimos realizar el registro que presentamos.

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D Figura 3. Gastre. A-Pueblo actual al borde del mallín; B-C-Anverso y reverso de material lítico; D-Vista del mallín y el arroyo desde el Cerro de la Cruz

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Frente a este paredón, en la antigua orilla del río, sobre un suelo arenoso –donde se observan algunas matas de coirón y ejemplares de Hoffmanseggia sp.–, se encuentran diseminados cantidad de artefactos. El material lítico se compone de puntas de proyectil pedunculadas, raspadores de filo frontal corto, cuchillos de filo retocado marginal bifacial, lascas, manos de moler y fragmentos de molinos. También se encontraron fragmentos cerámicos lisos e incisos. Al norte del sitio, contra la barda, se encuentra un ojo de agua que alimenta un estanque utilizado por la población actual. Este lugar está rodeado de cortaderas (Cortaderia sp.) visibles a distancia. Al sur se encuentran las conocidas pinturas de Paso del Sapo. El recorrido continuó por el Mallín de Currumil (MACURR), una población actual asentada a orillas de un gran humedal que le da nombre. Desde allí, el camino asciende hasta la salina del Molle (SMOLLE), la más grande de un conjunto de salinas que incluye otras dos (Fig. 5). Los materiales líticos aparecen en superficie en los alrededores de la salina, cerca de la ruta actual. Unos km más adelante hay un cruce de caminos en el lugar denominado El Molle, donde se ven las ruinas de un almacén, edificado a orillas de la salina. En la localidad de Gastre se localizó el sitio Gastre 1 (GASTR1) en un faldeo suave con afloramientos rocosos en la margen izquierda del mallín (Fig. 3). En superficie se recogieron núcleos agotados de obsidiana, fragmentos de artefactos bifaciales, raspadores y lascas de sílice. Los pobladores de Gastre refieren haber recogido puntas de proyectil en ese lugar. En el sitio hay una vegetación predominante de cola de piche (Nassauvia glomerulosa), neneo (Molinum spinosum), cactáceas y gramíneas de escaso porte. En el mallín se ven botón de oro (Grindellia sp.), pasto salado (Distchilis sp.) y junquillos (Scirpus sp. y Juncus sp). En el centro de la depresión ocupada por el mallín corre el arroyo Gastre, con abundante agua en el verano en que se realizó la prospección, a pesar de tratarse de un año muy seco. Gastre 2 (GASTR 2) es un sitio ubicado en el Cañadón de La Horqueta donde se encuentra el establecimiento del mismo nombre. Es un mallín encajonado en las Sierras de Lonco Trapial, cubierto de cortaderas (Cortaderia sp.). Se recolectaron grandes lascas de rocas graníticas así como también fragmentos de lascas de sílices. Aguas abajo del arroyo Gastre, a la izquierda del camino que lleva a Gan Gan, está el denominado Cerro de la Cruz (Cº CRUZ) en cuyo faldeo se recuperó material lítico. Desde este sitio se divisa la Pampa de Gastre en su totalidad. Al descender de la Sierra de Lonco Trapial el camino cruza el arroyo Sacanana (SACANA). En el año de la prospección había pobladores dedicados a la cría de ovejas. La vegetación predominante es de neneo (Molinum spinosum), zampa gris (Atriplex lampa), Monte negro y pastos (Fig. 5). En el mallín que forma el curso del arroyo se divisaban bandadas de ñandues petisos (Pteronemia pennata). Al sur del camino que une Gastre con Gan Gan pueden verse afloramientos rocosos (basaltos columnares) a lo largo de la Pampa de Sacanana. En un sector se forma un abrigo cuya superficie, de unos 10 m2, está formada por un sedimento oscuro cubierto de guano (GANGA 1). Se realizaron recolecciones de materiales en la superficie frente al abrigo y en los alrededores (faldeo y pie del faldeo).

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GANGA 2: se denominó así a una superficie blanquecina que cubre el camino por varios cientos de metros. Este sedimento aflora, también, en los faldeos de la sierra que se divisan al sur del mismo. En la toponimia indígena del Chubut se documenta, como vimos más arriba, el nombre de un lugar en esta área (Carhue Niyeo) que hace referencia a una piedra calcárea utilizada por los indígenas en su actividad textil. La localidad de Gan Gan está asentada al borde de la laguna del mismo nombre. Un recorrido realizado en sus alrededores permitió la ubicación del sitio Gangan 3 (GANGA 3) en un faldeo al oeste de la laguna. Se recogieron lascas de sílices y fragmentos de artefactos (Fig. 2). Como vemos, en esta prospección se recuperaron vestigios arqueológicos hallados en superficie, en su mayoría artefactos líticos, recogidos al solo efecto de consignar la existencia de sitios arqueológicos a lo largo del camino. De un total de 56 artefactos recuperados, 39 corresponden a desechos de talla, 8 lascas con rastros de uso, un artefacto de formatización sumaria, un artefacto tallado, y dos raspadores. En cuanto a las materias primas hay una predominancia de sílices (n: 26), siguiendo en importancia la obsidiana (un total de 16). De esta última materia prima se hallaron dos pequeños artefactos que evidencian extracciones de lascas y que podrían haber funcionado como núcleos.

OBSIDIANAS EN EL CAMINO Una de las maneras que tiene la Arqueología para establecer cuáles eran los caminos y las rutas de intercambio entre diversas regiones es mediante la presencia de materiales foráneos en contextos arqueológicos. Con ellos puede intentar proponer, al menos, los puntos de origen y de destino, así como parte de las redes que debieron establecerse entre los distintos grupos para obtener los recursos (Ortiz Días 2006). La obsidiana es un buen indicador de movilidad al tratarse de una roca que ha sido transportada asiduamente por los cazadores recolectores de la Patagonia, y cuya fuente de proveniencia puede ser determinada puntualmente en el espacio. Teniendo en cuenta estas propiedades se decidió efectuar el análisis de los elementos traza de los artefactos confeccionados en dicha materia prima con la finalidad de relacionarlos con las fuentes ya detectadas y completar la información acerca de su dispersión. Se realizaron análisis geoquímicos a cargo del especialista Charles Stern sobre 11 de los 16 artefactos de obsidiana (5 no pudieron ser analizados debido a su tamaño pequeño). Los resultados fueron los siguientes:

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Figura 4. Gastre. A-Sitio en el borde del mallín con plantas de Nassauvia sp.; B-C-Material lítico del sitio Gastre 2.

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D Figura 5. A- Mallín de Currumil (MACURR); B- Salina El Molle desde el camino; C-Detalle de la misma salina; D- Sacanana (SACANA)

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24 Location

SampID Rb %

Fuente Sacanana

S20

Sr %

Y%

Zr %

Nb %

Ba %

La %

0,0278 0,0000 0,0063 0,0378 0,0182 0,0013 0,0079

Ce %

Type

0,0147 SI Stern

et al. 2000 Gan Gan

CM2

0,0276 0,0000 0,0066 0,0389 0,0195 0,0022 0,0078

0,0137

Gan Gan Gan Gan

CM3 CM5

0,0289 0,0000 0,0065 0,0387 0,0189 0,0029 0,0087 0,0287 0,0000 0,0060 0,0388 0,0189 0,0018 0,0076

0,0153 0,0159

Gan Gan Gan Gan

CM6 CM7

0,0282 0,0001 0,0063 0,0375 0,0191 0,0011 0,0083 0,0283 0,0001 0,0062 0,0360 0,0181 0,0016 0,0084

0,0146 0,0153

Gastre Gastre

CM14 CM15

0,0301 0,0000 0,0065 0,0391 0,0191 0,0022 0,0075 0,0280 0,0000 0,0061 0,0390 0,0186 0,0012 0,0073

0,0157 0,0141

Gastre Gastre

CM16 CM17

0,0283 0,0000 0,0064 0,0387 0,0190 0,0013 0,0062 0,0277 0,0000 0,0061 0,0363 0,0185 0,0011 0,0084

0,0153 0,0154

Gastre Cerro

CM18

0,0281 0,0001 0,0057 0,0366 0,0181 0,0000 0,0073

0,0158

Castillo

MS11

0,0307 0,0000 0,0090 0,0928 0,0221 0,0014 0,0076

0,0172 CC Stern et al. 2000

Gan Gan

CM4

0,0295 0,0000 0,0082 0,0839 0,0204 0,0028 0,0077

0,0159

Tabla – Resultados del análisis geoquímico de las muestras de obsidiana

Diez de las piezas corresponden al tipo de obsidiana de la fuente relevada en el Cerro Guacho – Sacanana (tipo SI). Una pieza de Gan Gan corresponde a un tipo de obsidiana cuya fuente no es conocida pero que también se presenta en artefactos hallados en el sitio Cerro Castillo (tipo CC) (Stern et al. 2000) Este dato, si bien es único, puede servir para relacionar dos localidades como Gan Gan y Cerro Castillo, unidas por el camino, referido por José María Cual, que lleva de Gan Gan a Maquinchao pasando por la localidad de cerro Castillo, en el límite actual de las provincias de Chubut y Río Negro. Por otro lado, tanto este tipo de obsidiana de fuente desconocida (tipo CC) como la obsidiana de la fuente determinada en Sacanana (tipo SI), también han sido hallados en sitios de la costa de la Provincia de Chubut (Gómez Otero y Stern 2005), por lo que se completaría una vía de comunicación que uniría a la localidad de Cerro Castillo, pasando por Gan Gan, con los sitios cercanos a la costa. José María Cual habla de un camino que desde Gan Gan llega a Dolavon, localidad cercana a la costa (Bórmida y Casamiquela 1958/59). La ubicación de la fuente de obtención de las obsidianas del tipo CC, contribuirá a ampliar nuestros conocimientos sobre la movilidad indígena y sus caminos.

CONSIDERACIONES FINALES El camino que hemos prospectado aparece en la cartografía recién después de terminada la lucha contra el indígena por parte del gobierno nacional y una vez que los

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inmigrantes ocuparon las tierras de su elección. Actualmente, aunque mejorado, no es muy transitado localmente ni forma parte de los circuitos turísticos de la provincia de Chubut. El segmento de camino indígena que hemos estudiado integra, como dijimos, uno más largo que sigue el mismo derrotero –de este a oeste– conectando diferentes regiones entre la cordillera y la costa. En su trayecto se marcan lugares especiales, que son nombrados de acuerdo con la disponibilidad o presencia de algún recurso. Algunos de ellos se destacan del resto ya que aparecen como lugares donde confluyen vías de comunicación. Tal el caso de Gan Gan, donde se interceptan distintos caminos, según la información proporcionada por José María Cual y la extraída de los mapas. En este caso, proponemos el nombre de encrucijada para estos puntos donde se cortan líneas de similar importancia formando áreas alrededor de ellos. Gastre, de donde parten radialmente sendas que comunican con lugares cercanos pero por los cuales sólo pasa una ruta importante, sería una intersección de vías de distinto uso. Esta diferenciación obedece a la necesidad de distinguir posibles diferentes significados en estos puntos que la toponimia y la cartografía nos permiten recuperar en el presente. Los resultados del análisis de los vestigios arqueológicos de obsidianas de diferentes fuentes de aprovisionamiento tienden a relacionar estos puntos a lo largo del camino, ya que el mismo tipo de obsidiana (tipo SI) aparece tanto en Gastre y Gan Gan como en sitios de la costa (Gómez Otero y Stern 2005). Asimismo, esta obsidiana ha sido hallada en los sitios del valle de Piedra Parada en el curso medio del río Chubut (Bellelli y Pereyra 2002; Castro 2005; Stern et al. 2005) y en sitios de la zona de bosque (Bellelli y Pereyra 2002). Estas evidencias hablan de caminos que ya conectaban toda la región desde hace 3200 años antes del presente, y que pueden ser comparados con los informados por J. M. Cual en épocas recientes, ya que, por ejemplo, él menciona la comunicación entre Gan Gan y Paso del Sapo en el valle del río Chubut. Por otro lado, la obsidiana de fuente desconocida (tipo CC) es hallada en Gan Gan y Cerro Castillo, dos lugares incluidos en el itinerario marcado por J. M. Cual hacia Maquinchao, y aparece también en la costa. El camino del que habla J. M. Cual, que parte desde Gan Gan hacia Dolavon, pasando por Telsen, sería coincidente con estos hallazgos, así como también con el hecho de que aparezcan obsidianas provenientes de la localidad de Telsen en sitios de la costa (Gómez Otero y Stern 2005). Todas estas evidencias refuerzan la idea de Gan Gan como una encrucijada. Más allá de la recuperación de los trazados y del valor de cada topónimo como indicador de la existencia de ciertos recursos, el estudio de los caminos –el difícil estudio de líneas en Arqueología, según García Martínez (2006)– se nos presenta como una posibilidad para entender algo más acerca de la organización de estas sociedades: caminos transitados por mujeres, más que por varones; caminos que no siguen el trazado más fácil sino el que aleja de los sitios marcados por la presencia de seres peligrosos; caminos que se esconden al conocimiento de los extraños como estrategia de defensa ante el avance la sociedad europea y criolla. Una pregunta que está latente desde el comienzo del desarrollo de esta investigación es: ¿desde qué momentos podemos decir, con alguna seguridad, que existieron estos

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Cecilia Pérez de Micou y Analía Castro

caminos?. El hecho de saber que –al menos etnográficamente– se eligen determinados tipos de suelo y que son los recursos, especialmente vegetales, los que marcan los hitos dentro de estos recorridos, nos alienta a pensar que, mientras esas condiciones ambientales existieran, esos caminos habrían sido, al menos, posibles. Aquí, el trabajo interdisciplinario es ineludible. A las líneas de evidencia mencionadas en este capítulo se le suman en nuestro caso, el estudio de polen fósil a lo largo de las rutas, que tiene como fin la recuperación del paleoambiente y su cronología (Ver capítulos 4 y 5). Éste nos permitirá comparar esa información con los ambientes actuales por donde esos caminos discurren y poder, de esa forma, acercarnos a los paisajes por los que transcurrían los caminos en el pasado.

AGRADECIMIENTOS Un especial agradecimiento a la Lic. Ana Paula Micou, responsable del georeferenciamiento de los sitios y a Valeria Micou, responsable de la confección de las láminas. Luis Micou es el autor de las fotografías.

OBRAS CITADAS Ball, John 1885. Contribution to the flora of North Patagonia and the adjoing Territory. Journal of the Linnean Society, Botany XXI: 208-240. Bellelli, Cristina y Fernando Pereyra 2002. Análisis geoquímicos de obsidiana. Distribuciones de fuentes y artefactos arqueológicos en el Noroeste del Chubut (Patagonia Argentina). Revista Werken 3: 99-118. Santiago, Chile. Bormida, Marcelo y Rodolfo Casamiquela 1958/59. Runa. Archivos para la ciencias del hombre. Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y letras, Universidad de Buenos Aires. Botero Páez, Sofía 2005. Caminos ásperos y fragosos para los caballos. Apuntes para la historia de los caminos en Antioquia. Boletín de Antropología 19 (36):384-387. Universidad de Antioquia Casamiquela, Rodolfo 1987. Toponimia indígena del Chubut. Publicaciones del Gobierno de la Provincia del Chubut. Castro, Analía 2005. Estancia San Ramón. Estudio de la organización tecnológica en una microregión

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del área de Piedra Parada, Noroeste de la Provincia de Chubut. Tesis de Licenciatura en Ciencias Antropológicas, orientación Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Ms Claraz, Jorge 1988. Diario de viaje de exploración al Chubut, 1865-1866. Buenos Aires, Marymar. Curtoni, Rafael P. 2004. Territorios y territorialidad: la dimensión social del paisaje. Revista Etnia Nº 46-47. 87-104. Museo Etnográfico Munic. Dámaso Arce. Inst. de Investigaciones Antropológicas, Olavarría, Prov. de Bs. As. Deodat, Leoncio 1958. El Golfo de San Matías y las veredas rionegrinas. Runa 9 (1-2). Diccionario de la Lengua Española.2004 Real Academia Española. 22º edición, Madrid. Fournier, Patricia 2006. Arqueología de los Caminos Prehispánicos y Coloniales. Arqueología Mexicana. Boletín del INAH XIV (81), septiembre-octubre 2006. Raíces, México. García Martínez, Bernardo 2006. Rutas y caminos en el México prehispánico. Arqueología Mexicana. Boletín del INAH XIV (81), septiembre-octubre 2006. Raíces, México. Gómez Otero, Julieta y Charles R. Stern 2005. Circulación, intercambio y uso de obsidianas en la costa de la provincia del Chubut (Patagonia argentina) durante el Holoceno Tardío. Intersecciones en Antropología Nº 6. Pp. 93-108. FACSO, UNCPBA. Harrington, Tomás 1968. Toponimia del gununa kune. Investigaciones y ensayos 5. Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires. Langebaek Rueda y Carl Henrik 1988. Los caminos aborígenes. Caminos, mercaderes y cacicazgos: circuitos de comunicación antes de la invasión española en Colombia. En: Melo González y otros. Caminos reales de Colombia. Las rutas de la herencia prehispánica. Biblioteca Digital Luis Ángel Arango. Léroi-Gourhan, André 1979. Estructuras de excavación y estructuras de combustión. Revista do Museu Paulista. NS. Vol. 26. Sao Paulo.

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