Los Astros en la Heráldica Balear

June 8, 2017 | Autor: L. Valero de Bernabe | Categoría: Heraldry, Simbologia, Emblemática, Spanish heraldry, Heráldica española
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Descripción

Los Astros en la Heráldica Balear Dr. Luis Valero de Bernabé y Martín de Eugenio, Marqués de Casa Real1

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Director del Colegio Heráldico de España y de las Indias

Introducción Desde la más remota antigüedad el hombre ha alzado sus ojos maravillado hacia el firmamento, contemplando el cielo estrellado no puso sino atribuir cualidades divinas al sol, la luna y las estrellas convirtiéndose en sabeista2. En el panteón de todas las religiones antiguas encontramos alguna importante divinidad relacionada con ellos. El Sol vivificador, considerado fuente de la vida, cuyos rayos hacían crecer las plantas y alejaban las tenebrosas tinieblas, fue considerado padre de los dioses pues de él dependían una serie de divinidades solares benefactoras de la humanidad. En la antigua Mesopotamia el dios Anu, señor del cielo, tuvo un hijo Sin, dios de la Luna, para entre los dos regir el día y la noche. En la cosmogonía egipcia el culto al sol prevaleció con diversas divinidades solares: Ra, Aton, Thot, Horus.., mientras que en la mitología griega el joven dios Helios, era la representación humana del astro Sol, encargado de llevar la luz del día a la humanidad, para que pudiera salir de la obscuridad en que se hallaba y realizar su desarrollo. Se le representa conduciendo un resplandeciente carro tirado por briosos caballos que atravesaba el firmamento y se sumergía al anochecer en el océano para ser reemplazado por su hermana gemela Selene, representación humana de la luna, que comenzaba su viaje al atardecer en un carro guiado por dos caballos alados. El Sol Invictus fue el dios oficial del Imperio Romano, asociado con el culto al Emperador. Mitra, fue el dios solar de los Vedas de la India; Ahura Mazda, la divinidad suprema del m azdeismo de Zoroastro cuyo símbolo era la luz. En otras religiones el Sol adquiere carácter femenino con el Japón, con Amaterasu la diosa solar protectora del Japón; o con Sigel, la diosa solar en la cosmogonía Nordica-germánica. Lo significativo es que todos ellos engendrarían a otras divinidades inferiores y por último a los gobernantes considerados hijos suyos y que regirían imperios, como el Faraón en Egipto, el Tenno en Japón o el Imperator en Roma. Incluso en la Biblia se da una gran importancia al Sol y la Luna. En la simbología patrística cristiana la Iglesia recibe la luz de Cristo, el Sol, y la transmite a los hombres, mientras que el simbolismo de la Luna se trasladó a la Virgen María a la que a menudo se la representa de pie sobre la Luna.

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Se llamaban así los seguidores de una antigua religión que adoraba a los astros.

Los astros han ejercido siempre una gran influencia sobre la humanidad, tanto que muchos consideran que la vida de un hombre está ligada a un cierto astro, según tratan de hacernos creer los astrólogos, cuya influencia alcanzaría gran importancia en los tiempos antiguos. Según la astrología, el sol, la luna, las estrellas y demás cuerpos astrales tienen su propia simbología, lo que ha hecho sean profusamente utilizados en muchos escudos municipales y gentilicios europeos, así como en las banderas de diversos países del mundo.3

En nuestras investigaciones sobre más de 60.000 escudos gentilicios españoles, hemos encontrado 7.361 escudos blasonados con astros, lo que supone que el 12,2% de ellos se blasona así. Si analizamos armoriales baleares: Nobiliario Mallorquín de Joaquín María Bover4; Nobiliario de Baleares de J. Ramis de Aireflort5; Adarga Mallorquina, José Barberi6; Armorial de las Baleares7 y Notas Genealógicas Sobre Algunas Familias Mallorquines Extinguidas8, de Sebastián Feliu Quadreny; Pasaportes Blasonados relativos a Menorca, de Eusebio Lafuente9; El Solar Catalán, Valenciano y Balear, de los Hnos. García Carraffa10. Encontramos en ellos 1.415 escudos diferentes de la heráldica balear y de ellos comprobamos que 185 se blasonan con astros, lo que supone un porcentaje del 13,8%, situándolo así en primera posición con respecto a la media española.

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NEUBECKER, Ottried, Le Grand Livre de l’Héraldique, Bruselas (Bélgica), Elsevier Séquoi, 1977. p. 140. BOVER, Joaquín María: Nobiliario Mallorquín, Palma de Mallorca, 1850. Reedición fac. La Foradada, 1996 5 AIREFLORT Y SUREDA, J. Ramis de: Nobiliario de Baleares, Palma de Mallorca, 1762. Reedición facsímil de Edit. E. Y P. Libros Antiguos, Madrid, 1999 6 BARBERI, José: Adarga Mallorquina, Palma, 1807. Biblioteca Virtual Cervantes 7 FELIU QUADRENY, Sebastián: Armorial de las Islas Baleares, Librería Fernández, Palma de Mallorca, 1951 8 FELIU QUADRENY, Sebastián: Notas Genealógicas Sobre Algunas Familias Mallorquines Extinguidas, Edición del Autor, Mallorca 1951. Biblioteca Nacional ref. V/C 156-80 9 LAFUENTE, Eusebio: Pasaportes Blasonados relativos a Menorca, Madrid, Hidalguía, nº 280-281, año 2000. 10 GARCÍA CARRAFFA, A y A: Solar Catalán, Valenciano y Balear, San Sebastián, Librería Internacional, 1968 4

Podemos observar que Baleares presenta la más rica heráldica en figuras celestes de toda España. Hemos encontrado en su heráldica gentilicia seis figuras celestes diferentes, con sus correspondientes variantes, representadas en 185 escudos que se blasonan así. Las más frecuentes son las estrellas (122), seguidas de la luna (30), el sol (19) y el orbe terráqueo (12). Mientras que las demás figuras celestes apenas si tienen relevancia, como sucede con: el lucero (2) y el cometa (2). No habiendo encontrado ningún escudo con el arco iris o la esfera armilar.

El Sol Es el símbolo de la luz, la riqueza y la abundancia, vivifica al mundo con sus rayos y hace brotar en él la vida11. El sol era considerado por los antiguos egipcios como garante del orden cósmico, por su regularidad en levantarse cada mañana desde la obscuridad. Los Babilonios convirtieron al sol en héroe y vencedor de la lucha constante contra la obscuridad y la muerte12. Desde la más remota antigüedad se le ha considerado como símbolo del soberano cuyo poder se extiende y revitaliza a todos sus súbditos. Los Faraones egipcios se creían hijos del sol y que a él debían su poder y grandeza, tal fue el caso de también de los Incas americanos y los Tennos japoneses. Incluso en la Europa de los tiempos modernos el rey Luis XIV de Francia, en su megalomanía, se llamó a si mismo «El Rey Sol» y dedicó toda su vida a extender su grandeza y de su gobierno absolutista, lo que sentaría las bases que provocarían la Revolución Francesa y con ella la caída del Ancient Régime con su sistema estamental. La figura del sol ha servido también como divisa de dos órdenes de caballería, la primera fue la Orden de la Jarretera, instituida en el año 1345 por Eduardo III de Inglaterra. Su divisa fue una liga o jarretera, pero sus caballeros llevaban además un collar del que, a imitación del Toisón, pendía un sol radiante. La segunda orden fue la fundada por la emperatriz Leonor, viuda de Fernando III de Habsburgo, en el año 1662 para que renaciese la piedad en su corte denominándola Orden de las Damas de la Virtud, cuya divisa era un sol rodeado de una corona de laurel.13 El sol se encuentra también 11

EYSENBACH, Guillen: Histoire du Blason et Science des Armoires, Tours (France) 1948, fac. Pardés Editerur, Puiseux (France), 2003, P. 150 12 LURKER, Manfred: Diccionario de Imágenes y Símbolos de la Biblia, Córdoba 1994. Ediciones El Almendro.pag. 216 13 GARMA Y DURÁN, Fco Javier: Adarga Catalana, Madrid, 1753; ed. fac., Madrid, Velmont, 1993, pp. 47-48.

presente en el escudo de varias repúblicas iberoamericanas, bien a manera de timbre, como en los de Uruguay y la Argentina, o como parte integrante del campo del escudo, como en Bolivia, El Ecuador, Costa Rica, Cuba, Honduras y Panamá14, como símbolo de libertad y esperanza en un brillante porvenir15.

La heráldica balear ocupa un lugar destacado en soles respecto a la española, como se puede observar en el siguiente gráfico:

El Sol en heráldica se puede dibujar de diversas formas y posiciones, una de las más frecuentes en España es que se denomina sol radiante16, aquel dibujado en forma de un círculo rodeado de dieciséis rayos triangulares, ocho rectos y ocho flameados. Aunque también encontramos, incluso en mayor proporción, el llamado sol figurado17 o es aquel dibujado con rostro humano, nariz y boca. Es por lo que para algunos heraldistas representa las cuatro virtudes cardinales: Fortaleza, Prudencia, Justicia y Templanza, en razón de los cuatro estados que sucesivamente va adoptando en su caminar diario por el horizonte: al alborear, rubicundo; al aumentar, lúcido; al alcanzar su cenit, fogoso; y al ponerse, pálido.18

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VICENTE CASCANTE, Ignacio: Heráldica General y Fuentes de las Armas de España, Barcelona, Salvat, 1950p. 225. NEUBECKER, O: Le Grand Livre de l’Héraldique, Bruselas, Elsévier, 1977, p. 141 16 WENZLER, Claude: La Guide de l’Héraldique, Rennes (France), 2002. Édit. Ouest-France, p. 330 17 MENESTRIER, Claude F. de, La Méthode du Blason, Lyon (France), 1668. Guy Tredaniel. Maisnie, 1993, p. 114 18 ALDAZÁVAL Y MURGUÍA, Compendio Heráldico, Valencia, 1775, Reed. París-Valencia, Valencia, pp. 83-84 15

En cuanto a su posición, como astro rey, normalmente ocupa el centro del escudo llenando con sus rayos la mayor parte del campo de éste. Aunque cabe también que se dibuje solo una parte del sol, bien situándole en el cantón diestro del jefe del escudo, lo que se blasonará como sol saliente; o bien situándole en el cantón siniestro del jefe, lo que se describirá como sol poniente.19 En cuanto a sus esmaltes responden éstos a las diferentes fases por las que en su orto atraviesa, así al alborear hasta alcanzar su cenit se le representa radiante o figurado de oro, generalmente sobre campo de azur, al atardecer, se le muestra sombreado de gules, generalmente sobre campo de oro y al ponerse se le dibuja pálido de plata, siendo una rara excepción cuando se le pinta nublado de sable20. En la heráldica balear se blasonan con el Sol los linajes: Figurado (11): Alsina, Aymerich, Cladera, Lesol, Mellinar, Mellinés, Olé, Rubi, Sardá, Vigo, Vilalba; Radiante (5): Aimerich, Obrador del Rossells, Roig (2v), Soldevila; Saliente (1): Girart; Sombreado (2): Roig, Rubí.

La Luna El origen de sus aplicaciones emblemáticas se remonta al lejano Oriente, como distintivo del poder y la nobleza. El Islam la adoptaría por enseña, tomando en consideración un milagro del profeta Mahoma relatado por la Sura 64 del Corán, en la que se dice: «Habiendo caído la Luna y dividiéndose en dos pedazos, el profeta Mahoma la tomó con sus manos y uniéndola la tornó de nuevo luminosa».21 Doumine considera a las medias lunas como un emblema típicamente oriental.22 Pese a ello, los cristianos en guerra contra el Islam no desdeñarían incluir la luna en sus blasones, utilizándola unas veces en recuerdo de sus hazañas contra los mahometanos y otras como acicate para recuperar las perdidas tierras de Palestina. Así se atribuye al rey Carlos de Sicilia en el año 1268 la institución de la Noble Caballería de la Luna Creciente, cuyos caballeros llevaban un collar de oro del que pendía una media luna y que sería conferido a quienes se distinguían por la nobleza de su estirpe y por los méritos contraídos en la guerra contra el Islam. 23 La Luna simboliza la victoria del espíritu noble sobre las maledicencias de las calumnias.24 Al igual que sucede en la naturaleza, en que la visión que desde la tierra tenemos de nuestro satélite pasa por cuatro fases diferentes a lo largo de un mes, la heráldica nos ofrece 19

DEMANGE, Jean-François: Glossaire Historique et Héraldique, Paris (France), Atlántica, 2004, p. 430 GAMBIRASIO D’ASSIEUX, Pascal: La Voi du Blasón, París (Francia), Editions Télétes, 1997. Pág. 100 21 GARMA Y DURÁN, op. cit. p. 50. 22 DOUMINE, Stanislav: La Héraldique de la Noblesse Tartare Musulmane en Lituanie et en Pologne, Actes du XXI Congrés International des Sciences Généalogiques et Héraldique, Luxembourg 1994, ppg. 290 23 MICHELI MÁRQUEZ, Joseph: Tesoro Militar de Caballería, facs.1650, Aedo (Navarra), Wilson, 1989, f. 55r. 24 ALDAZÁVAL Y MURGUÍA, op. cit. pp. 84-85. 20

diferentes diseños de la Luna. Durante la Luna Nueva, nuestro satélite no se ilumina con su cara totalmente centrada en la Tierra, de forma que se hace imposible su observación, por lo que también se denomina Luna Negra, aunque esta fase no puede reproducirse en heráldica. . A partir de ella la visión de luna comienza a crecer, a partir de un semicírculo con las puntas hacia arriba, es lo que se conoce por cuarto Creciente. Este crecimiento seguirá hasta que alcance el Plenilunio o la luna sea enteramente visible como un círculo de plata. A continuación la parte visible comenzará a decrecer, lo que se conoce como menguante, hasta llegar a desaparecer por completo e iniciarse otra vez el ciclo lunar.

Siguiendo las fases de la luna, la heráldica ha adoptado diseños diferentes: Creciente, Plena y Menguante. Más dos variantes que son Tornada y Contornada, en las que la media luna aparece de pie y con las puntas mirando a la diestra o a la siniestra. En cuanto a su ubicación la luna puede ir bien directamente dibujada sobre el campo del escudo o bien cargada sobre alguna pieza heráldica, tal como la faja o la bordura; en este último caso su número puede aumentar hasta doce o catorce lunetas. Si bien por lo general aparece dibujada una sola luna o luneta, a veces pueden darse en mayor número, así si son dos lunetas pueden estar de espaldas u opuestas por la parte convexa, denominándose entonces adosadas, o bien con las puntas enfrentadas, lo que se dice apuntadas25. Si son cuatro lunetas lo normal es que vayan apuntadas dos a dos constituyendo lo que se llama Lunel. Tenemos también el Eclipse lunar, cuando la tierra se interpone entre el Sol y la Luna ocultándola en parte con su sombraEn total hallamos en la heráldica balear 30 escudos blasonados con alguna de las siete variantes que puede presentar la luna en heráldica. Lo que la sitúa en un puesto muy secundario con respecto a la heráldica española: L a L u n a en las d iversas h eráld icas esp añ o las (Med ia 3,1% ) 7,5% 5,0% 2,5%

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EYSENBECH, Guillen: Histoire du Blason et Science des Armoires, Tours (France) 1948, reed.. fac. Pardés Editerur, Puiseux (France), 2003, p.339

a) La Luna Plena: En primer lugar tenemos la Luna Plena o Plenilunio, es la fase que ocurre cuando La Tierra se ubica entre el Sol y la Luna, por lo que ésta recibe los rayos del sol en su cara visible, por lo tanto se ve completa. A fin de diferenciarla de un bezante de plata, su diseño heráldico es a modo de una cara humana con ojos, nariz y boca26. Si bien es muy rara en toda la heráldica europea. Se blasonan con una luna plena: Rullán. b) Luna Creciente: Se denomina así cuando aparece dibujada en el primer cuarto de su orto, con las puntas hacia arriba, por lo que también se la llama montante. Simboliza en esta posición poder y riqueza unidas a un noble espíritu que se halla presto para lucir en gloriosas empresas. Se trata de la representación más común de la luna y a la que los franceses denominan croissant27, por tanto que cuando aparece así no hace falta decir más y solamente habría que hacerlo al blasonar cuando las puntas miran en otra dirección28. Tanto es así que algunos autores utilizan únicamente esta denominación para todas las posiciones que puedan adoptar las lunetas, denominando creciente renversado cuando tiene las puntas hacia abajo, y si estuviera en posición vertical se diría creciente tornado cuando sus puntas miran a la derecha y contornado cuando es a la izquierda. En la heráldica francesa el creciente tornado presenta a veces los rasgos de un rostro humano, pero no hemos encontrado ningún caso en la heráldica española. Comúnmente se le considera como un símbolo del Islam, aunque primitivamente fue un símbolo de los cristianos bizantinos. Así el Basileo Manuel, contemporáneo de Mahoma, se cubría con un casco de acero rematado con un creciente de oro, rodeándose de una guardia noble formada por cien scutagios cuyos cascos estaban igualmente rematado s por un creciente de plata. Si bien tras la toma de Constantinopla en el año 1453 por el sultán Mahomet II, en señal de su triunfo sobre el Imperio Bizantino adoptó el símbolo del creciente, convirtiéndolo en su emblema nacional, en señal del triunfo de las armas islámicas sobre el cristianismo, cuyo emblema era la cruz29. Aunque debemos resaltar que el creciente islámico aparece de pie y en actitud amenazante devorando una estrella, simbolizando que el Islam se ha de extender sobre el mundo devorando a sus enemigos al igual que la luna cubre toda la tierra, así consta en sus banderas. Si bien en la heráldica cristiana se denomina creciente a una luneta vencida y derribada con las puntas hacia arriba en señal del triunfo de las armas cristianas sobre los musulmanes. A estos efectos no podemos dejar de observar que durante el fallido cerco de la ciudad de Viena por el sultán Solimán, los panaderos austriacos forzados por la carencia de cereales para 26

DEMANGE, op. cit. p.300 WENZLER, Claude: Le Guide de l’Héraldique. Rennes (France), Edit. Ouest-France, 2002, p. 117 28 MORONI, Ugo: Araldica, Firenze (Italia), 1929, Nemi, p.34 29 DEMANGE, Jean-F.: Glossaire Historique et Héraldique: L’Archéologie des Mots. Paris (France), EAtlántica, 2004. p. 151 27

habituar a la población sitiada tuvieron que reducir sus panes a la mitad, haciéndolos terminar en dos puntas como burla a los turcos que intentaban tomar la ciudad y a los que los propios panaderos despiertos por su trabajo descubrieron y lograron abortar una intentona que intentaban realizar durante las primeras horas de la madrigada. Tras tener que retirarse éstos abandonando su empeño, el triunfo de las armas cristianas se recordaría con la popularización de un pequeño bollo en forma de creciente, dando origen al conocido croissant de la pastelería vienesa. Se blasonan con un Creciente (11): Burguera, Burgués, Campos, Clar, Durán, Lesol, Julía, Lluis, Pacs, Vileta,Vileta.

c) Luna menguante: Se dice así cuando aparece con las puntas hacia abajo. Algunos heraldistas prefieren impropiamente denominarlo creciente ranversado. Benedicto XIII, más conocido como el Papa Luna de cuya familia procedía, utilizaba estas armas. Simboliza el descanso de las fatigas pasadas, aunque también se ha visto como un trofeo de la guerra contra los musulmanes, pues los cronistas medievales relataban un triunfo cristiano sobre el Islam con la expresión: “El creciente ha sido derribado”30. Es la posición que más frecuentemente se da en la heráldica española, especialmente en la Navarra que es muy rica en este tipo de lunas, con ella se blasonan en las Baleares (12): Berga, Burgués (3v), Burgues-Zaforteza, Cenarbe, Juliá, Llull, Pax, Termens, Salvat, Veri.

d) Luna Tornada: Se dice así cuando la luneta está puesta en vertical con las puntas mirando hacia la diestra del escudo, asemejándose a un rostro humano tomado de perfil. Significando buen agüero y presagio de grandeza. En la Heráldica francesa existe la variante de “tornada en banda”, cuando aparece inclinada en esta posición con sus puntas mirando hacia el cantón diestro del jefe31, aunque no la hemos encontrado en España. En la heráldica balear se blasona con una luna tornada: Escalada. e) Luneta Contornada: Es aquélla que parece dibujada en vertical y con las puntas apuntando hacia la siniestra del escudo. Se trata en realidad del verdadero emblema del Islam, por lo que su uso en heráldica es sumamente raro. Significa el decaimiento de la fortuna, aunque siempre con la esperanza de recuperarla gracias al propio esfuerzo32. También en la heráldica francesa existe la variante de una luneta inclinada, “contornada en contrabanda”, cuyas puntas miran hacia el cantón siniestro del jefe33 , pero que no hemos encontrado en la española. En la heráldica balear se blasona con una luna contornada solamente un linaje: Veri. 30

DEMANGE, Jop. Cit. p. 151 VEYRIN-FORRER, Théodore: Precís d’Heráldique, Montreal (Canada), Larouse, 2000, p. 92 32 VICENTE CASCANTE, op. cit. p. 225. 33 VEYRIN-FORRER, Théodore: Precís d’Heráldique, Montreal (Canada), Larouse, 2000, p. 92 31

f) Lunel: Es una figura formada por cuatro lunetas mirándose dos a dos, reproduciendo las cuatro posiciones que una luna puede adoptar en la heráldica: creciente, menguante, tornada y contornada, encontrándose todas ellas dibujadas con las puntas apuntadas hacia el centro formando una figura a la que el célebre heraldista francés Claude de Menestrier, en su Le Méthode du Blasón, denominaba lunel precisando además que es una figura que solo existe en la heráldica española.34. Se blasonan con ella (3): Bauca, Montclar, Roten.

g) Eclipse: Es una rarísima figura de la heráldica en la que aparece un roel de sable que encaja dentro de un sol figurado, significando así la sombra que proyecta la tierra en un eclipse de luna. Es propia del linaje Fuster, afincado en Baleares.

Las Estrellas Ya en la antigua Grecia las estrellas se tenían como el símbolo de los héroes, pues según los antiguos griegos las estrellas eran las almas de los héroes que brillaban en el firmamento tras su fallecimiento, mostrando así las acciones generosas que habían hecho en esta vida.35 En las armerías europeas las estrellas por su permanencia e inmutabilidad son muy frecuentes en todos los blasones, relacionándose con los ministros y consejeros reales que «como estrellas recibían el resplandor del rey».36 Según Vicente Cascante: «La estrella es la imagen de la felicidad y significa la grandeza, la prudencia, la verdad, la luz, la majestad y la paz».37 Las estrellas son símbolo de la eternidad, pues cuando elevamos los ojos al cielo siempre están presentes, fijas e inmutables en el firmamento, pues como reza el salmista, Caeli enarrant gloriam Dei. Según Moreno de Vargas, las estrellas se incluyeron en los blasones en representación de haber dado luz y ayuda a la patria y por este motivo muchos nobles linajes españoles las traen38. Son así mismo una de las figuras heráldicas que más frecuentemente aparece en los armoriales de todas las épocas. La armonía estilizada de su dibujo sirve para cubrir los vacíos del campo del escudo, combinándose fácilmente con todo tipo de figuras y piezas heráldicas, lo que no impide que otras veces puedan constituir el motivo único de un escudo.39

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MENESTRIER, Claude de, La Méthóde du Blason, facs. de la ed. de 1640, Louvain, Jean Van Helmont, 1983. p. 55. MARQUÉS DE AVILÉS, , Ciencia Heroyca: Leyes Heráldicas del Blasón, Madrid, Bitácora, 1992, vol. I, p. 313. 36 GARMA Y DURAN, Francisco Javier: Adarga Catalana, Barcelona, 1753. reedición facsímil de Editorial Paris-Valencia, Valencia 1997, Libro I, pág p.52. 37 VICENTE CASCANTE, op. cit. p. 225. 38 MORENO DE VARGAS, Bernabé: Discursos de la Nobleza Española, Madrid 1636, Facs. Editorial Lex Nova, Valladolid 1997. Discurso XVII, párrafo21 39 NEUBECKER, op. cit. p. 143. 35

El diseño de la estrella heráldica está constituido por un cierto número de rayos en forma de pequeños triángulos que parten de un cuerpo común, significándose así el resplandor con que titilan en la noche. Éste varía según las diferentes heráldicas y épocas, si bien, para el heraldista francés Gassicourt40, la estrella heráldica tiene por lo general cinco rayos, pues este número se deriva del pentagrama, que es la representación esquematizada del ser humano, así la punta superior designa la cabeza, las dos siguientes los brazos y las dos restantes las piernas. Normalmente aparece apoyada en dos rayos, o en posición estable41. Esta sería la posición correcta y como tal respondería a la de un buen espíritu, mientras que si estuviera invertida apoyándose sobre una sola punta supondría algo diabólico o maligno. En lo que respecta al número de rayos que muestra la estrella heráldica en las armerías españolas es de cinco, según Atienza,42 al igual que ocurre también en los armoriales franceses, según Palliot43. Si bien el problema estriba en que en la mayor parte de las descripciones de un blasón con estrellas se suele omitir el número de los rayos que tiene.

Basándonos en las opiniones antes expuestas, entendemos que cuando en los armoriales españoles no se señala el número de rayos, éstos habrían de ser cinco, pues de lo contrario se habría debido especificar el número al blasonar44, si bien hemos comprobado que esta regla no suele cumplirse por los heraldistas españolas al blasonar un escudo al que dibujan con una estrella de seis u ocho rayos. Se da también en España la estrella de seis rayos, que es una de las variedades más usuales en los armoriales ingleses y germánicos45, así como en los italianos46. Está formada por dos triángulos equiláteros entrelazados y representa la pugna entre los dos mundos, el natural y el sobrenatural 47. Raras veces aparece en España la estrella de siete rayos, que Gassicourt48 considera representación del espíritu de la masonería, por estar considerada como uno de los símbolos de las jerarquías de los rosacruces y masones. Algo más frecuente es la estrella de ocho rayos, considerada el complemento equilibrado del mundo sensible y del insensible, siendo característica de la heráldica catalana, según Riquer.49 La estrella en la heráldica hispana tiene siempre el cuerpo central de un solo esmalte, a diferencia de la heráldica gala, en la que se dan también las estrellas vacías que solo muestran sus bordes por lo que dejan ver en su interior el campo del escudo, como la 40

CADET DE GASSICOURT, Ferdinand: L’Hermetisme dans l’Art Héraldique, París, Berg International, 1972. p. 98 MONREAL CASAMAYOR, Manuel: El Blasonamiento Heráldico; Discurso de Ingreso como numerario en el Colegio Heráldico de España y de las Indias, Madrid 2006, pág. 21 42 ATIENZA, Julio de: Nobiliario Español, Madrid, Aguilar, 1965, p. 15. 43 PALLIOT, Pierre : la Vraye et Parfaite Science des Armoires, Dijon (France) 1694, reed. Paris (France), Éditions Dervy, 1974p. 319 44 VERNOT, Jean: D’Azur et d’Or, Besançon (France), Edit. Société Française d’Héraldique et Sigillographie, 1998p. 185 45 PASTOUREAU, Michel de: Traité D’Héraldique, Paris (France), Grands Manuels Picard, 1993, p. 106. 46 GINANNI, Marc’Antonio, L’Arte del Blasone, págs. 125 y 154, Venecia, 1756. Reeditado por Arnaldo Fornio Editore, Bologna (Italia), 1995, p. 156 47 GARMA Y DURAN, op. cit., Libro I, pág. 118 48 CADET DE GASSICOURT, Ferdinand: L’Hermetisme dans l’Art Héraldique, París, Berg International, 1972, p. 98 49 RIQUER, Martín de: “Heráldica Castellana”, Barcelona, Quaderns Crema, 1986, pp. 208-209. 41

pentalfa de cinco puntas vaciadas, llamada la estrella de David, muy rara en España, aunque hemos encontrado dos escudos que se blasonan con ella en Baleares50. Existe también la didelta de seis puntas vaciadas, que se considera el símbolo del rey Salomón y por ello es frecuente en los blasones judíos51, si bien es sumamente rara en España52. A veces aparece en los armoriales una extraña estrella de solo cuatro rayos, lo que se denomina estellada; otras veces las estrellas van dentro de un círculo que las rodea, lo que se denomina nimbadas. Se da también la estrella cuyo rayo inferior es mucho más largo que los demás y que por ello recibe el nombre de estrella caudada o con una flámula53, si bien es sumamente rara en España y no hemos encontrada ninguna en la heráldica balear54.

Otras veces aparece una figura heráldica similar a una estrella horadada con un pequeño círculo en su interior, la cual no es una estrella, sino moleta, figura heráldica utilizada en otros países como brisura y que es más correcto clasificar como rodaja de la espuela del caballero55. La posición correcta de la estrella de cinco rayos es uno hacia lo alto, dos hacia los costados y dos hacia lo bajo sirviéndola así de soporte56, denominándose vuelta a aquella que descansara solo sobre un rayo57, a la vez que se la considera como algo diabólico58. Mientras que la estrella de seis y la de ocho rayos necesariamente han de apoyarse sobre uno solo de éstos, es lo que Garma y Durán denomina que está en posición inestable59.

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Es muy rara en España pues solo la hallamos en las Baleares, en los escudos de Sanctoceledonio y de Sant Celoni. Así como en el linaje Lasanta que aparece en Castilla y en Galicia, y en Almuçara, en Cataluña. 51 D’HARCOURT, Geneviéve, y DUVAL, Georges: Le Blason, París (France), Presses Universitaires, 1949, pp. 94 52 En toda España solamente hallamos cuatro escudos con dideltas, en Cataluña: Sant Celoni (2v), Tersá, y Vilanera. 53 D’HARCOURT, Geneviéve, y DUVAL, Georges, op. cit. p. 100 54 Se trata del linaje Gorgot, en Cataluña, y de Iribe, en las Vascongadas.. 55 D’ESCHAVANNES, Jouffroy: Traité Complet de la Science du Blason, París, 1880, Pardés, Puiseaux, 1994, p. 153 56 EYSENBACH, Guillen: Histoire du Blason et Science des Armoires, Tours (France) 1948, red. fac.Pardés Editerur, Puiseux (France), 2003, p. 350 57 DEMANGE, op. cit. p. 197 58 GAMBIRASIO D’ASSIEUX, Pascal: La Voi du Blasón, París (Francia), Editions Télétes, 1997. P.103 59 GARMA Y DURAN, Francisco Javier: Adarga Catalana, Barcelona, 1753. reedicción fácsimil de Editorial Paris-Valencia, Valencia 1997, Libro I, pág. 118

En el conjunto de la heráldica española blasonada con estrellas (8,6%), destaca la balear (10,3%), como la más rica en porcentaje en estrellas. Las estrellas dado su pequeño tamaño y su abundancia en nuestra heráldica normalmente no se dibujan solas, sino en grupos de 2, 3 o 5 estrellas, además nos encontramos que muchas veces van acompañando a muy variadas piezas y figuras. A fin de evitar dudas debemos aclarar que si una estrella tuviera diez rayos pasaría a considerarse un lucero y si fueran dieciséis rayos, sería entonces un sol radiante. Si bien debemos destacar que en la mayoría de las descripciones encontradas no se especifica el número de rayos. Los esmaltes utilizados en las estrellas suelen ser el oro y en menor grado la plata, pues solo a título de excepción aparecen otros esmaltes como gules o azur. Las estrellas pueden venir también cargadas sobre la bordura del escudo, lo que ha venido en llamarse Bordura Compostelana, en recuerdo de Santiago de Compostela o campus stelae, ya que en los tiempos medievales el Camino español de Santiago fue vulgarmente denominado como “Le Chemin des Étoiles” (El Camino de las Estrellas), de ahí que muchos peregrinos lo incorporaran a sus escudos en forma de bordura cargada de estrellas60. Si bien hemos encontrado que esta Bordura no es privativa de Galicia sino que también la encontramos en cuatro escudos baleares.61 En la heráldica balear se blasonan con estrellas 122 escudos: Abrines, Adarro, Aleña, Amar, Andreu, Anglera, Anglés, Antic, Antich, Antich de Llorach, Arbona, Arron, Barceló (2v), Belloto, Beltrán, Bisallach, Bonapart, Bonet, Bonet de las Salinas, Canavés, Canavés de Mosa, Carreres, Carrió, Cererols, Clar, Claret, Coch, Coll, Conrado, Custurer, Despuig (2v), Díaz de Beltran, Domenech, Escalada, Esperaveu (2v), Estadé, Estarlich, Estela, Estelrich, Fabregués, Ferrá, Ferrá de la Mola, Ferragut, Ferrando, Ferriz, Fonticheli, Frau, Fuster, Gari, Gonyalons, Guetarra, Guevara, Guiscafé, Jolit, Juliá, Llorens, Llovera, Lloveras, Mallorques, Marcel, Maroto, Mir, Montís, Nadal, Nebot (2v), Nebot de Porreras, Nebot del Puig, Noguer, Obrador, O’Neylli, Orell, Pacs, Pizá, Planes, Prat, Prat de Ribas, Prats, Quetglás, Ribas, Ribes, Riera, Ros, Roten, Rotger, Rubert, Rubí, Rull, Rullas, Saez-Ramirez, Sampol, Sampol del Verger, Sancho, Sant Celoni, Santpol, Sancho, Sants, Sberts, Sequier, Simó, Simonet, Sitjat, Soldevilla, Speraveu, Sunyer, Trias, Tries (2v), Vallés, Verdú (2v), Vicens, Vicente, Vidal, Vilafranca, Vilaragut; En la bordura: Albalate, Armar, Noguer, Tacon. Pentalfa (2): Sanctoceledonio, Sant Celoni.

El Cometa Los cometas siempre fueron tenidos como presagio de calamidades y desgracias que permitían a la humanidad arrepentirse de sus faltas y prepararse para alguna grave prueba, por lo que en emblemática simboliza un valeroso coraje para prevenir a tiempo, sin temor alguno, futuros agravios.62 El cometa se dibuja como una estrella de ocho rayos, cuatro de ellos rectos y cuatro erizados, con una cola ondeada cuya longitud suele ser el triple que la longitud de los rayos.63 Se lo suele dibujar adiestrado en posición de faja o bien alzado mirando hacia lo alto del escudo con la punta en la base del mismo. El 60

DEMANGE, Jean-Francóis: Glossaire Historique et Héraldique, Paris (France), Atlántica, 2004. pp. 197/198 VALERO DE BERNABE, Luis: La Tradición Jacobea en la Heráldica, Boletín de Estudios de Genealogía, Heráldica y Nobiliaria en Galicia, Pontevedra, nº 6, 2007, pp. 187/202 62 ALDAZÁVAL Y MURGUÍA, op. cit. p. 87. 63 D'ESCHAVANNES, op. cit. p. 109. 61

cometa puede ser de plata o gules, denominándose caudal cuando su cola es de un esmalte diferente64, pudiendo aparecer varios cometas en el escudo o bien uno solo. Tiene escasa significación en la heráldica balear pues solo lo encontramos en dos linajes: Cantallops, Sampol.

El Lucero En astronomía se denomina popularmente lucero a aquellos astros que aparecen más brillantes que el común de las estrellas. Siendo el lucero por excelencia el planeta Venus que luce espléndido en la noche reflejando en su superficie los rayos del sol. Situación ésta que ha llevado a que los heraldistas atribuyan a esta figura el simbolismo de aquellos linajes que por los servicios prestados a la Corona se han hecho dignos de recibir los favores del soberano que les honra con su confianza.65 En heráldica se dibujan como una estrella de diez rayos, superando así en esplendor a todas las demás estrellas del firmamento 66. En la balear lo traen solo dos linajes: Bonnin, Roten.

El Orbe terráqueo La representación de la Tierra como cuerpo celeste es una esfera que se dibuja cintada o fajada por su línea ecuatorial, y sumada de una cruceta, que representa la ciudad de Jerusalén. Esto se debe a que el aparente ecuador es en realidad la representación del mar, según el modelo de los mapamundis medievales «en T», cuya parte superior correspondía al Este y no al Norte y en los que la cruz identificaba la Ciudad Santa. Se ha tomado también como insignia real por los reyes cristianos que, para significar que su poder procede de Dios, se blasonan con un globo terráqueo sumado de una pequeña cruceta67. Al blasonarlo se deberá especificar su esmalte y los de la cincha y cruceta, diciéndose: “cimbrado de... y crucetado de..”68. En la heráldica balear se blasonan con un orbe 12 linajes: Bonet, Marimón, Maymó, Montreal, Munar, Orell, Poquet, Poquet de las Salinas, Ramón (2v), Roig, Sentmanat. FINIS

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MAIGNE, op. cit. p.126 MAIGNE, op. cit. pp. 125/126 66 MONREAL CASAMAYOR, Manuel: El Blasonamiento Heráldico; Discurso de Ingreso como numerario en el Colegio Heráldico de España y de las Indias, Madrid 2006, p. 22 67 DEMANGE, op. cit. P. 325 68 WENZLER , op. cit. p.125 65

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