Los archivos del soberano

August 4, 2017 | Autor: Miriam Jerade | Categoría: Postcolonial Studies, Deconstruction, Jacques Derrida, Gayatri Spivak
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Descripción

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Miriam Jerade Dana*
Los archivos del soberano


"L'archive pré-occupe l'avenir"
Jacques Derrida, Cahiers du Cinéma



En Mal de archivo (1995), Derrida recuerda que en su etimología griega arkhé refiere tanto al origen como al mandato, algo que encontramos en la Política de Aristótles, cuando habla del principio (arché) de la democracia: "[…] en efecto, describimos la autoridad política [politiké arché]–, y esta la debe aprender el gobernante siendo gobernado […]"(Aristóteles 1982, 772, 1277b) este principio expone la diferencia y la contaminación constitutiva en el origen de lo político, pues ningún gobernante puede ser el primero sino que debe haber sido antes un súbdito; pero además el ciudadano es definido en Aristóteles "por el derecho de participar en las funciones judiciales y en las funciones públicas en general"(Aristóteles 1982, 767, 1275a), lo que implica que en la democracia la autoridad se sostiene en esa pluralidad que hace a la isonomía (Gourgouris). Este principio parece contradecir al otro origen etimológico de la palabra archivo que Derrida analiza, el de arkheîon que se refiere al domicilio donde los arcontes hacen y representan la ley — Ellos "que ostentaban y significaban de este modo el poder político"(Derrida, Jacques 1997, 10), pues tanto el poder del estado y como la autoridad están relacionados con el establecimiento del archivo y con el poder de interpretar los documentos.

Según Derrida, la naturaleza topo-nomológica del archivo tiene como principio central la consignación, la reunión y la coordinación de los documentos en un lugar específico, pero también la finalidad de crear un solo corpus y la de articular los elementos en un sistema(Derrida, Jacques 1997, 11). En este sentido, la democracia parece estar en tensión con los archivos del soberano, aquellos reunidos bajo una misma autoridad.

La consignación como principio de reunión que impide la heterogeneidad o el secreto constituiría la ley del archivo. Al igual que la ley, el archivo está configurado e institucionalizado a partir de capas textuales interpretables, eso mismo es lo que permite su deconstructibilidad. Derrida nos invita a pensar una violencia del archivo, que al igual que la ley de acuerdo con Benjamin, instituye y conserva el poder: es un poder que tiene fuerza de ley(Derrida, Jacques 1997, 15). Así, podemos concebir el archivo como el lugar en donde se ejerce la soberanía, que con el fin de legitimarse, instituye una política de la memoria institucionalizada y Derrida subraya: "Ningún poder político sin control del archivo, cuando no de la memoria"(Derrida, Jacques 1997, 12). Pero Derrida habla también de una violencia del archivo o de una violencia archivadora que se cifra en el hecho de que la ley de la consignación, que busca crear una unidad, se acompaña de otro principio: "Ningún archivo sin afuera"(Derrida, Jacques 1997, 19), esto último es parte de la violencia constitutiva del archivo, del punto de vista que instituye y de lo que excluye. Sin embargo, en esta violencia se cifra la promesa del archivo y en cierto sentido de la democracia, pues como subraya Derrida "La democratización efectiva se mide siempre por este criterio esencial: la participación y el acceso al archivo, a su constitución y a su interpretación"(Derrida, Jacques 1997, 12) A mayor democracia, mayor acceso a los archivos, pero podríamos decir que la democracia depende de la constitución de nuevos archivos y de su interpretación. Habría que preguntarse qué papel juegan los ciudadanos frente a las políticas del archivo, y cómo se confrontan con ellas en tanto que hemos visto que según Aristóteles, los ciudadanos constituyen diferencialmente la autoridad con los archivos consignados por el poder soberano.

Quizás la mayor aportación de Derrida en Mal de archivo, en un momento de la historia del pensamiento en que el archivo y la memoria histórica se convierten en problema y en tema de reflexión, fue haber mostrado a partir de Freud que la violencia constitutiva del archivo no es únicamente sobre aquellos documentos que la ley de la consignación deja fuera, aún si ese exterior asegura la posibilidad de la memoria, sino una violencia interna al archivo que Derrida relaciona con la pulsión de muerte o de destrucción que Freud desarrolla en Más allá del principio del placer diferenciándola de las pulsiones sexuales y que retoma en El malestar en la cultura donde la analiza no sólo en el ámbito arqueológico del psiquismo sino como fundamento de la cultura. Para Derrida, la pulsión de muerte es destructora de archivo, no en el sentido del olvido, pues si bien el archivo operaría como la escritura según el Fedro de Platón, es decir, como una memoria artificial, una mnemotécnica, un auxiliar o mejor dicho, un suplemento; la memoria no es lo contrario del olvido como tampoco el archivo es una memoria consignada o guardada; el archivo tiene una dimensión política en la institución de una historiografía, pero además el archivo está atravesado por la pulsión de muerte que es anarcóntica, anárquica pero también archivolítica, es decir, contraria a la voluntad de perdurar, de hacer un memorial o un monumento de piedra que sirva de registro. Derrida la llama también una "pulsión de anarquía" que podría ser un sinónimo de la soberanía en la democracia.

Aquello que para Derrida hace que el psicoanálisis revolucione la manera de concebir pero también de obrar en el archivo es la noción de represión o más bien de supresión (Unterdrückung) pues la primera según Freud es inconsciente mientras la supresión opera una "segunda censura" entre el consciente y el preconsciente(Derrida, Jacques 1997, 36). Es decir, hay un acto consciente y yo diría soberano en la constitución del archivo y de una censura que hace que el mal de archivo en Derrida recuerde un síntoma, un sufrimiento, una pasión que es también un deseo de memoria.

El mal de archivo como lo postula Derrida ha dado lugar a una reflexión sobre la institución de los archivos, principalmente en la teoría poscolonial para dar cuenta de la fuerza coercitiva de la ley de la consignación y sus múltiples exclusiones, pues finalmente el archivo juega un papel capital en la constitución política de una nación. Trabajos como los de Gayatari Spivak sobre los archivos en la India o el archivo fotográfico "From Palestine to Israel" (Azoulay 2013) constituido por Ariela Azoulay son un ejemplo de ello. El valor de estos trabajos reside no sólo en sus aportaciones historiográficas sino por el hecho de mostrar que el documento del archivo imperial o estatal en su propia historicidad da fe de relaciones de poder o de contextos sociopolíticos que no pueden obliterarse en la idea de un cúmulo de huellas para reconstruir el pasado. Spivak va a buscar en los archivos de la India, constituidos principalmente por los ingleses, a la Rani de Sirmur, una reina del siglo XIX en las colinas de Simla que decidió convertirse en "Sati" , es decir, inmolarse en la pira de su marido muerto y cuya mención en los archivos responde a la conveniencia que tenía para los británicos de la East India Company el persuadirla de no hacerlo para fines políticos. Spivak si bien no encuentra a la Rani de Sirmur o a "my rani" como la llama, descubre las huellas que el soberano va dejando en relación a un proyecto imperialista y su violencia epistémica, en este caso, en la constitución del significante "mujer del tercer mundo". Spivak demuestra que sólo un trabajo sobre el archivo, sobre la institución del archivo y la deconstrucción del sujeto soberano pueden producir una narrativa histórica alterna, lo que hace del trabajo de archivo sea, según Spivak, una tarea de medir los silencios(Spivak, Gayatari Ch. 1998, 195).

La constitución de un archivo fotográfico de la Nakba así como de la colaboración y cooperación entre judíos y palestinos anterior a 1948 que da fe de la violencia estatal que provocó su división a partir del concepto de ciudadanía; le permitió a Azoulay mostrar lo que de hecho obra en el archivo pero con un sesgo hermenéutico, lo que produce que ciertas violencias permanezcan invisibles. Para Azoulay, la tarea del historiador es rehabilitar el espacio fenoménico sobredeterminado por la violencia del régimen político, uno por ejemplo en el que los palestinos están excluidos de la historiografía oficial o aparecen siempre como refugiados, expulsados, enemigos, terroristas, sospechosos. El historiador puede trabajar el archivo para no participar en preservar esta violencia institucional, para evitar reiterarla.

Azoulay habla de una potencialización de la historia. Reconstruir un archivo posibilita crear nuevas condiciones para intervenir en la narración y en el orden que la violencia fundacional ha creado. La historia potencial nos hace conscientes no sólo de la violencia constitutiva sino de la que preserva el orden. Su reiteración puede ser detenida para crear nuevas formas de relación entre los agentes. En cierto sentido, se trata de leer la violencia constitutiva del archivo para historizar el poder soberano pero a su vez para abrir posibilidades a futuro al leer la historia a contrapelo (Benjamin 1973).

Si bien Azoulay lee la potencialización de la historia a partir de la noción de mal de archivo de Derrida, ella sostiene que es importante analizar el hecho, sobre todo en la era de la digitalización de los datos, de que los ciudadanos pueden producir documentos y constituir archivos y, si bien Derrida fue muy sensible a la impresión y a la transformación de los soportes, ignoró este aspecto relativo a la posibilidad de los ciudadanos de configurar nuevos archivos que ponen en cuestión al poder soberano. Azoulay hace referencia a Anat Kam, una joven israelí que durante su servicio militar coleccionó documentos digitales en torno a las alusiones a la liquidación de palestinos referidos como "targeted killing". Kam le entregó su archivo a un periodista del diario Haaretz y fue arrestada en consecuencia. Esta creación de archivo que irrumpe en el espacio de los arcontes representa también la posibilidad de nombrar un nosotros más allá de las fronteras colectivas o nacionales de la identidad étnica, pensar incluso ese principio de la democracia en Aristóteles más allá de su concepto de ciudadano, una democracia por venir a partir de un nosotros constituido de singularidades que comparten el mundo. A partir del archivo de Kam se puede interpretar a Derrida cuando sostiene que el archivo no es una cuestión del pasado, "es una cuestión de porvenir […]la de la respuesta, de una promesa, de una responsabilidad para mañana"(Derrida, Jacques 1997, 44).

Esto que Derrida llama una "mesianicidad espectral" y que trabaja el concepto del archivo en la que podríamos cifrar una responsabilidad cívica, es también la de deconstruir la identidad y sobre todo esa relación al poder patriarcal que representan los arcontes. Quisiera aludir rápidamente a la lectura que Derrida hace del Moisés de Freud de Yosef Haim Yerushalmi en Mal de archivo, que si bien daría pie a un estudio independiente por la magnitud de la obra de Yerushalmi(Yerushalmi, Yosef Hayim 2014), sólo quiero señalar que lo central de la crítica de Derrida al historiador es justamente en relación a esta adscripción identitaria de Freud al judaísmo a partir del archivo del patriarca, de una dedicatoria en hebreo de su padre, Jakob Freud, en una Biblia Philippson. Derrida hace también una crítica al monólogo en el que Yerushalmi en un acto performativo de ficción se dirige a Freud en estos términos "Por tanto, al hablar de los judíos no diré 'ellos'. Diré 'nosotros'". Yerushalmi inscribe a Freud en el judaísmo a pesar de enumerar las denegaciones de este último, lo adscribe a en una comunidad como dice Derrida propuesta e impuesta. Uno podría preguntarse qué tiene que ver esto con el archivo y la soberanía. Derrida resume aquí la violencia del archivo por la cual según él se cruzan "un cierto 'psicoanálisis' y una cierta 'deconstrucción'"(Derrida, Jacques 1997, 85) y que se refiere a esa violencia de lo Uno o de lo único que hace a la ley de lo arcóntico que va acompañada de la represión y de la supresión. Esta violencia de lo Uno, tal como la expone Derrida en Mal de archivo, hace eco de la soberanía. Cito in extenso:

Desde que hay lo Uno, hay asesinato, herida, traumatismo. Lo Uno se guarda de lo otro (L'Un se garde de l'autre). Se protege contra lo otro, mas, en el movimiento de esta celosa violencia, comporta en sí mismo, guardándola de este modo, la alteridad o la diferencia de sí (la diferencia consigo) que le hace Uno. […] A la vez, al mismo tiempo, mas en un mismo tiempo disjunto, lo Uno olvida volver sobre sí mismo, guarda y borra el archivo de esa injusticia que él es. De esa violencia que hace. Lo uno se hace violencia (L'Un se fait violence). Se viola y violenta, mas se instituye a sí mismo en violencia. Llega a ser lo que es, la violencia misma[…](Derrida, Jacques 1997, 86)

El Uno se instituye en violencia, también se protege del otro y se viola, lo que recuerda a la auto-inmunidad que Derrida relaciona con la soberanía como esa autodestrucción en el esfuerzo por conservarse y guardarse del otro, pero también habla de la violencia en toda constitución de una identidad o de una comunidad, un tema tan central en la obra de Derrida como la deconstrucción del origen. La violencia de toda institución hace pensar en la ley de la consignación y en el archivo como parte de la construcción de identidad y de ese Uno. Esta violencia del Uno también podría referirse a la democracia, pues Aristóteles habla en la Política de los ciudadanos, quiénes tienen el poder diferido en una autoridad que se constituye como Uno tanto por los que son ciudadanos como por los que no lo son, pues el Uno, para constituirse, requiere de la alteridad.

Quisiera terminar subrayando que temas como la violencia en el origen o la violencia de la identidad que están en el centro de la reflexión sobre el archivo nos permiten leer la deconstrucción como un archivo de la violencia soberana – que como todo archivo está atravesado por la pulsión de muerte –que se presenta ya sea como imposibilidad de hacer archivo, por ejemplo, con respecto al la violencia contra los animales vehiculada entre otras por la idea de que no deja huellas, o la de una constitución del archivo de la crueldad, como en los historiales de la pena de muerte. La deconstrucción como un archivo de la soberanía que implica pensar tanto la decisión de la interpretación, a lo cual Derrida previene: "Nunca se renuncia, es el inconsciente mismo, a apropiarse de un poder sobre el documento, sobre su posesión, su retención o su interpretación", pero también a toda forma de comunidad etnográfica o nacional en nombre del archivo, y del pasado común que no sea hospitalaria a la venida de un porvenir que siempre hace temblar al archivo.

Para finalizar, me gustaría señalar que Mal de archivo fue en principio una conferencia que Derrida dictó en Londres en 1994 donde entre otras cosas reflexionaba sobre el hecho de que el psicoanálisis había entrado en una fase archivística, habiéndose convertido la casa de Freud en museo y todos los objetos ahí domiciliados en documentos. Quizás hoy en día, la deconstrucción de Derrida pasa por el mismo proceso de archivación, no sólo por el trabajo que se hace en los archivos en la Universidad de Irvine en California y del IMEC en Caen, Francia para la publicación de los seminarios póstumos; sino también por ese mal de archivo que se relaciona no sólo con el pasado sino con el futuro: el futuro de la deconstrucción o lo que en ella está aún por venir.



Bibliografía

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Benjamin, Walter. 1973. Tesis de La Filosofía de La Historia. Madrid: Taurus.
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Derrida, Jacques. 1995. Mal d'Archive. Une Impression Freudienne. Paris: Galilée.
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Gourgouris, Stathis. "Arché." Political Concepts. A Critical Lexicon. http://www.politicalconcepts.org/arche-stathis-gourgouris/.
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Mani, Lata. 1999. "Tradiciones En Discordia. El Debate Sobre La Sati En La India Colonial." In Pasados Poscoloniales, Dube, Saurabh (Coord). México: El Colegio de México.
Spivak, Gayatari Ch. 1985. "The Rani of Sirmur: An Essay in Reading the Archives." History and Theory 24 (3): 247–72.
———. 1998. "¿Puede Hablar El Sujeto Subalterno?" Orbis Tertius 3 (6): 175–235.
Yerushalmi, Yosef Hayim. 2014. El Moisés de Freud. Judaismo Terminable E Interminable. Madrid: Trotta.






* Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa, México.
(Derrida, Jacques 1995; Derrida, Jacques 1997) En paréntesis sobre el texto la paginación de la versión en español.
Ver a este respecto (Derrida, Jacques 2002)
En la tesis VII sobre la filosofía de la historia Benjamin escribe: "Jamás se da un documento de cultura sin que lo sea a la vez de la barbarie. E igual que él mismo no está libre de barbarie, tampoco lo está el proceso de transmisión en el que pasa de uno a otro. Por eso el materialista histórico se distancia de él en la medida de lo posible. Considera cometido suyo pasarle a la historia el cepillo a contrapelo."(Benjamin 2001)
Pierre Nora había publicó en entre 1984 y 1992 Les lieux de la mémoire, Yerushalmi había ya publicado Zakhor sobre la relación del pueblo judío a la memoria en 1982, al que Derrida hace referencia en Mal de archivo, que en su origen fue una conferencia que Derrida dictó en Londres en junio de 1994 en un coloquio intitulado "Memory: The Quesition of the Archives".
Sobre la pulsión de muerte y la relación con la guerra en Freud y Derrida me permito reenviar al lector a mi artículo :(Jerade, Miriam 2012)
Ver a este respecto: "La farmacia de Platón" en (Derrida, Jacques 2007)
Si bien Derrida no se refiere en Mal de archivo a la cuestión colonial, según Soraya Atali hay en la obra de Derrida un archivo sobre las violencias coloniales en Algeria, sobre todo en sus obras más autobiográficas, Algeria como un trauma según Derrida lo cuenta en El monilinguismo del otro, sino para como un archivo que deconstruye la nación francesa. (Spivak, Gayatari Ch. 1985)
La Sati era una práctica que sonsistía en la inmolación de la viuda en la pila funeraria de su marido y fue abolida por los ingleses en 1829. En el caso de la Rani de Sirmour Ver (Mani, Lata 1999) La Rani de Sirmur, por la posición estratégica que ocupaba, emerge en el espacio de la producción imperial cuando se necesita para ciertos propósitos. La intención o el deseo de la Rani son interpretados por los generales británicos, por los historiadores e incluso por su propia familia; lo que hace resonar la pregunta: ¿puede el subalterno ser escuchado?
Spivak cita una carta del capitán de la compañía Goeffrey Birch a Jorge III donde le cuenta que ha tomado el día para familiarizar a los pobladores con la compañía porque quizás las únicas noticias que tienen de ellos es que conquistaron el Gurkha y la representación que se hacen de ellos a partir de los Europeos que ven pasar. Spivak subraya que Birch se imaginaba a sí mismo a caballo como la figura del Europeo, la representación del soberano a quienes estaban sujetos. (Spivak, Gayatari Ch. 1985, 254)
(Azoulay 2014)a
En El "concepto" del 11 de septiembre Derrida ahonda en este concepto de autoinmunidad que refiere al hecho de que el organismo vivo al protegerse destruye sus propias defensas inmunitarias, lo que Derrida relacionará con la soberanía. Borradori, Giovanna, La Filosofía en una época de terror. Conversaciones con Jürgen Habermas Y Jacques Derrida (Madrid: Taurus, 2004).
Citado en el encartado de Mal de archivo.



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