López Mullor, A., Las cerámicas romanas de paredes finas en Cataluña, 2 vols., Quaderns Científics i Tècnics, 2, Diputació de Barcelona, Servei del Patrimoni Arquitectònic. Barcelona, 1989, 345 pàgs. ISBN 84-7794-073-8.

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Descripción

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OUADERNS CIENTIFICS I TECNICS los cerúnicas ronono¡ de pcrede¡ finos en Cololuño Alberto lópez Mullor Vol. l, texto

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Diputació de Barcelona Serve¡ del Patrimon¡ Arquit€ctònic

R. t{rst'l

2

Diputaciõ de Barcelona. Àrea de Cultura Servei del Patri¡oni Àrquitærõnic Quaderns

científics i tècnics

l{ún. 2: Las cerãmiæs rorarc de paredæ firc

en Cata1úñã

EQIIIPO DE REDÂ@ION ¡

Autor

Alberto Iópez

Mu11or

Coordinaciõn Raquel Lacuesta

Dibujos y planos de1 autor DeLineación de los mpas Isbel Serra Todas las ilætraciones

se hæ reducido a la nitad de su tamño aproxiradameDte

@ Iliputaciô de Barcelona Novienbre de 1989 Producciôn: Gabinet de Publicacions i Inatge Diseño de la cubierta: Jordi Pallí ISBN: 84-7794{73-8

D.t.:

B-3182O/89

Impreso en F.P. Casa de C,aritat-Imprpnta Escola. Barcelona

PRóI{rcO

El tector tlene eD sus mno6 los frutos de una aPaslonada vocación. Durånte ruchos afios, e1 Dr. Lôpez ¡,ful1or supo conPaslnar sus tareas de arqueó1o8o profesloral -dedlcadas desde el rundÕ ibérlco a )-a Edad üedla- y sus publlcaclonec sobre 1as excavacione€ en que ha lntervenldo, coD el Presente estudio que ahora ofrece al público conoclDlanto. Desde 1as aulas ablertas en e1 nonasterlo de Sant Cu8at del Val1ès, de la entonces recÍén egtretrada Universtdad Autónom de Barcelona, tuvlnos a nuestro lado a Alberto López ldutlor. EÀ EnPúrlès, Prlæro com alumo, dèsPués co@ chef de chantler y durante mcho tlènPo corc Profê€orr eI que suscribe tuvo 1a suerte de contar coD su coLaboración. Lo mlsm Podêrcs declr de1 Ìluseo Àrqueoló8lco de Barcelona y del lnstltuto de Prehl€torla y Arqueolo6ía de la DlPutaclón' que entoDces dlrigíarcs. Desde estas lnstl.tuclotres su labor pudo extenderse a toda Cataluña e iDcluso fuera de e114. Ya entoDces se fue Perfllando eI tem de su tesls doctoral sobre 1as ceránlcas dê paredes flnas, cuyo resuæn constltuye este Libro y que, realizada baJo truestra dlrecclón' fue leÍda en Ia Facultad de Geo8rafía e Historia de la t¡üED el 29 de abrl1 de 1988. ForMron el correspoDdiente trlbunal las Profèsoras Drâ. Doña l'fercedes Roca Rouæns y Ûra. Doäa lfaría Jo6é Fem Glæno, y Los Profesores Dr. Don Jullo lÍaugae l'fanJarrée y Dr, Don Juan Jo6é Sayas AbeDSoechea, baJo la Presj.deûcla del Profesor Di. Do¡ ADtonlo Blaûco FrelJelro. La callficaclón fue aPto cum 7aude, Ia náxfm que

pêrnlte la leglslaclón actual.

e6trLcto del trabaio que s18ue, bueno será entrar en Mterla eûtroncáDdolo coû 6us antecedentes Prôxims. A Dadie se Ie oculta que en 1os últinos deceDlos la cerarclo8ía hâ realizado Gustanciales avances. La fl8ura pionêra de ülno Lanbo81la, con sus nuevas concePcloDês de la arqueolo8ía clás1ca, constltuyó e1 hito a Partir de1 cuâl se ba desarrollado la labor Àtrte€ de pasar a1 coüentarlo

posterlor. El lnterês por las Eá6 diversas fatlllas del Jnsúruæ¡tun doæstlcun se ha producido etrtre iavestlSadores y centros de iDvestlSación, trabajándose en todo 10 que fue è1 I'fundo C1âslco, Pero especlåIæntè en FraDcia, ItaIia y Espaûa.

Las ceránlcas de paredes fime, corc tatrtas otras, fueron Puestas en vaLor Por el sablo ltallano, quleu 1es dio eI aPelati.vo coD que hoy se las coaoce' y sentó las bases para €u claslflcación y estudlo. Esta aPortaciôn, centrada eDtre finales de 1os åños cuare[ta y la décåda posterlor, constituyó durante mcho tlerpo ]a única fuente €ó1lda påra e1 conoclnlento de tales Productos. Sln enbargo, 1oG trabaJ06 de Il. vega6 conPlêtaron ærltor1aæûte la labor del precursor, y fiJåron de uM mnêra clara 1a Priæra seri.e clara y la€ Prlæras datacloDes cpûtrastadas. Los atlos setenta vleron, a Partir de la obra dê Ve8as (1973), unâ interesante proliferaclóû de estudlos sobre las ceránicas de Paredes fltras, entre los que cabe cltar et de l{arablnl (1973)' a ProPósito de los Mteriales de Cosar e1.de l{ayet (1975), dedi.cado a la Peaireula lbérlca o' los iæDos dlfundldos entre nosotroE, de Green 6obre IJsk (Gra¡ Bretafa) (1979) y Schll¡der-Kaudelkå acerca de l{agdaleuebsr8 (1979). À la sazóD, À. LóPez ¡lullor redactó su ærcrla de llcètclatura, dedlcada al estudio Prêl1ÐlDar de las ceráDlcas de EDpúrles (1e74).

el estudio de las ceránlca€ de IEredes fims etr Duestro PaíÈ no sê ha vlsto ènrtquecido con aportaclones sustanclales' y blen es clerto que 1as Dêsde entonces,

necesltaba. Según nuestro crtterlo, era tienpo de pasar de las Srandes síntesis a 1os estudlos ceDtrados en áreae terrltorlalès concretas. Se trataba de acoreter la encuest,a si6tèDáLlca de nugeos y fondos de excavación, Para PêrfXIar con myor clarídad 1a GeriaclóD cronológica, la 61tuac1ón y desarrollo de los dlstlntoG talleres y deternlnar con r15or las cronoloSías. Uo debe olvldarse que, baJo el anplísÍno têrnino de ceránicas dê Paredes flnas, se alberSa ua conjunto de Mtêriales extremdaæntê coDPleJÒ. Tal y com Pueda ocurrlr con la s15ilJal;a o la ceránlca canpaDlense.

blen, uno de los myores nérltos de las páBlnas Ei.Sulentes es el PreseDtar' de form sister¡ática e lntel181b1e, el fruto de uBa eneuesta mtódlca de cuantcs mt€rfales fueron acceslbles al autor en 106 mseos y depósitos catalanes. Todo ello se acoEpafra de la publlcaclón dê 1os rlcos fondos dêI ì{useo Arqueoló8ico de Sarcelona y el Ì{useo ArqueolôBico lfacional' què conprenden plezas Myoritarlaæûte lnédltas, procedeDtes de Baleares y gran partê de la Peûínsula Pues

Ibér'ica, cuyo valor cono paralelo resulta lnestlmble.

TaI conJuDto de mteriales ha proporcionado 10Ë resultados que eran de èsPerar. Bn cuanto a Catalutla, Ia evideûcla de una producclón propia de paredes fims' elåborada tanto en los núcleos lbérfcos, después de la conqulsta romna (ltrl.taclones de las forms üayet I y II), coDo en 1as nuevas fundacloDes, a partlr del prir¡clpadr de Au8usto (forms t{ayet IfIïI, XIï y López-l'fullor LIV a LVI entre otras). En lâs Baleares se constata 1déntlco fenóæno, y cabe declr que el autor ya había desentrañado por prlrera vez, en 1975-, 1a existencla de lnitaciones ebusltanas de las tazas l{ayet XI. Ahora se anplía el paDoram tlpoló6ico, al darse a conocer 1as forms LVII a LXIII. Incluso las paredes flnas de I'férida han sirlo obJeto de su atenciôn, a través de los mteriales depoGitados en las colècclones catalanas, habiéndose estudiado 1oG tipo€ LXVIi y LXViTI.

el terreno tipolóBico, creenos que el Dr. López ltfullor ha elêgldo un canino ecléctico, aleJado nuy acertadareute de artlflclos lDnecesarlos, pensando sobre todo en s{Epliflcar Iås tareas de clasifl-caclóD. Se han anålizado coD rigor las tipologías de l{ayet y üarabinlr }as Dás utillzadas èntre Dosotros, desechando 10€ íteG Dás probleDátlcos e lnpreclsos y valorando 1a6 defj.niciones atinadas. Â partlr de este prfær paso, 6e ha mntenldo eI uso da las definlclones conocldas por todos y' sólo cuando era estrlctanente necesarlo -caso de 1as forms o varlantes nuevas-, se ha utilltzado una nureracLón correlatlva al últino núnêro de la seriè de ¡layet. FlnaLrente se han ldentlficado con su núnero de inventarj.o e j.IuGtracióD 106 tipos que, aún siendo 1néd1tos, se hayan nuy escasarente representados en e1 terrltorlo estudlado. El1o deJa abierta su lnvestigación ninuciosa en el futuro, sir eûtrar en definiciones categórlcas escasaDeDte fundarentadas que el autor, con razón, estiM poco útlles. En

lero no es éste un libro en e1 que sólo se hable de ceránlca. Los mterlal.es arqueológicoE pueden constltulr un objeto de lnvestlBaclón eD sí nl6Ðos. Sln enbargo, una de sus potenclalidades rnás genulms es La de proporcionar inforÉclôD hlstórlca. Las paredes fims, que llegan cor fuerza a Catalufa o se producen en el país durante los dcs sl8los anteriores å 1a Era y el priDero dè la rlsm, son un lnteresaDte fósj.l dlrector que puede ayudar a desentrefrar gran núrcro de cuestlone6 h16tóricas. [o 6e olvide que su pêríodo de perEnencia en el rercado coincide coD La paulatlDa romnlzaclón del territorio catalán y su posterior inte8raclón, con todas las consecuencla6, en e1 ¡nuDdo rÕDano.

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una de las base€ dêl trabaJo que sigue son ra6 excavacloûee d.e ra ciudad. ro*Da de Enpúrles, cuyo subsuelo tantas ensefranzas eaciema. A1lí, durantê 1os tres neses de nuchos veranos, e incluso fuèra de ellos, se fueron reallzando la6 excavaclones es'bratlgråficas de nás de trêitrta puntos, en las que, baJo nuestra dirècclón, el propto Lópêz r{ullor y otro6 colaboradores aportaion efitaz ayuda. En este caso cabê señalar las interesantes conclusiones sobre la cludad a las

que llega e1 autor. son destacables, entre otras, sus atlnadas hlpótesis sobre el núcleo antêrlor a ra nism, fiJando crtterios 6obre sus dlænsiones y 6obre la índole dè sus mradores. l,de¡¡ás aporta dâtos crÕnológicos acêrca d.e1 ieríodo de utll1zaclón de las mrallas repubricâÂa€ o sobre ãLgutas estructuias deL

foro,

hastå ahora poco co¡ocfdas. Tanblén flJa

la

evolución dêt årea

reGldeDclal, quê deËcubrlm€ eÈ 19?6, sltuada freDte a Ia cas roMna i., por flD' es my sugere'te su vrslôû der abandono d.e la ciudad, evrdenciand.o su carácter dlferenclado y paulatl¿o, segúa ros €ectores, y fiJando Eu lniclo con preclslóD.

Junto a las aportacioûês sobre Enpotlaq cabe sefralar las dêdlcadas a Blandae, ITuro' Baetul.o, Barcina y TaÎaco, pobraclones aceptablerente conocld.as, salvo la prlnera, pero su estudlo 6e conpreta con las informciones que el Lector encontrará en las pá6ina€ que clguen. Tanbién deben destacarse los párrafos dedicados a núcleos nás hunildes, y seguraænte por ello ænos atendld.å=, "oro los asentânlentos de l{as cå6tèll (porqueres), cãstelI d.e ra Fosca (palanós), cabo de Tossa, Burriac (cabrera dê ¡'far), La cadira d.el Bisbe (vilassar de Dalt), La Torre RoJa (Caldes de llontbul), So1son¿ y Gèbut (Soses), eDtre otros.

Igualrente debe neDcioMrse e1 completo panoraM sobre algunos yaciEientos en el autor ha desarrollado sus investlgaclones, cono la villa romna de EI Ro€er (calelìa) o el estableclmiento ibérico y romDo dê Darró (vilaaova I la Geltrú). AdeBás' dèbe reseflarse 1å interesa¡te presuncrón de una crisi.s o, EeJor, un reaJuste êconónico bacla 1os años seteDta del s161o I, preludlo d.e 1a reconversión gêneralizada que tuvo lugar a flûales de la centurla. Esta hipótesls, bien fundaæntada en datos arqueolôgicos, vlene a d.êDostrar que todavía queda mucho por hacèra propósito de períodos supuestauente bre[ conocldos' respecto de los cuales nuestras coDclusiones se basan eD un núrero escaso de datos. Bl ânálists coBcienzudo de lnformción fehaciente, coho eL que €e ha trâzado eÌ 1os capítu1oE que siguen, se mestra my eflcaz para ir utlzaDdo y enrlquecleDdo Ia vleja historlografía. 1os que

Para terninar, no nos restå rás que fellcitar a1 autor por 6us logros, y uDirnoç a é1 para dar las gracias a qulenes han hecbo poslble 1a edlcióD. Estoy seEuro de que ânbos sentlrcs el orgullo del trabaJo bien reallzad.o y taEbién unâ clerta nostalgla por los días aDpurltaDos y la tareå conpartida, pero Ia vlda slgue y, a no dudarlo, dentro dê poco tlerpo tendrems oportuDldåd de ver otras obras dè1 Dr. Lóp€z ful1or, que con tanto rlgor científlco contlnúa slDtleÈdo aquella vocación de los alfos escolares a que aludíano6 al princlplo. EDUARD RIPOLL PBRELLó

Catedrátlco de 1a Unlversidad tacloml de Educaclón a Distatcla (U[ED)

ITÎRODUCCIóT

AGR.[}ECIf,IETTOS

El conoci¡niento de las cerá¡nicas de parêdes flnas en Catalulfa constituía hasta bace relativanente pocos a[os una verdadera lcógnlta. Sú cLaeiflcaclón se realizaba de un modo 60trÞr0, y tales Eaterlales proporclonaban una lnfornación escueta y, etr general, poco flable.

El largo tienpo transcurrido duraûLe la realizaclón de este trabaJo Ee ha perrnitÍdo contar con la colaboraclón de lnnunerables instituciones y personas, a todas 1as cuales eÊtoy nuy reconocldo. Por ello no quiero deJar de recordarlas, siquiera breveænte,

Este estado de cosas noc llevó a realizar un prfuûer e6tudj-o eobre Iaç

En

piezas de Enpúrles, que coDstltuyó nuêstra ttEl¡t¡orla de licenciatura (1974>, Casi paralelaneDte, aparêcló Ia obra de lrfercedes Vegas sobre la ceránÍca conún roaana y, a1 poco, ì.os trabaJoe de llayet y Xarabini.

Sln enbargo, tales avances seguían deJando de lado un aproxlnaclón porrnenorizada a estas plezas en el terrltorio catalán, tanto desde eI punto de vlsta cera¡¡ológlco cono desde e1 referldo a Ia tnforuación hictórica que podían proporclonar.

Nuestra intenclón al lnlciar este estudlo era la de profundlzar precisanente ên e6os dos canpos. Por una parte, 6e trataba de avanzar en eI anállsls t1po1óglco de Los naterlales, todavía superflclaI, sobre todo por ì.o que concernía a las nanufacturas locales. por otra parte, lntentába¡nos 6acar a Ia luz fondos m6eíqbicos, cuya difusión

podría contribuir al conoclnlento de Duevos 'dato6 eobre nuestra historla nás remota.

Con este fln, nos planteanos con¡o nétodo de trabaJo Ia encuesta de cuantoe nuseos y colecclones gozaban dè accesibll.idad, lntentado allegar un contlngente si6niflcatlvo de plezas lnédttas. Al tlenpo, emprêndlrûos una recopllactôn blbllográflca (que tuvimos que cerrar en

1986, aunque hayanos consultado algunas publlcacloues slgnlflcatlvas posterlo¡ês). Fruto de este proceder son e1 inventarlo de Eaterlales y Ia bibllo6rafía contenidos e¡ estas päginaG. Una vez

reallzada La labor de recopllación,

pasamoe

a anallzar

cada

yaclmlento, intentado extraer concLuslones donde los coDJuntos eran

relevantes. Por fin, y basándonos a1 tleropo en los naterlales que presentarnos y en Ia bibì.iografía, profundizanos eD el estudlo de los tipos conocldos o creanos otros nuêvos cuando se trataba de forn¿6 I

nédi tas.

Todo 1o anterlor, se conpletó cou una serle d.e apéndices refêrldos a

naterlales Do econtrados en Catalufia, pero que henos tenldo Ia oportunldad de catalogar, y pueden ser útlles a titulo d€ paralelo. los constan 1ae linltaclones de un trabaJo tan conpleJo 9ue, afortunadarnente, han de verse superadas por nuevos hallazgos. Sln embar8o, he¡¡os pretendido rêaLizar uDa aportaclón eninêDteænte funcfonal, destinada a clarlflcar uD ca¡po que 6e no6 antoJåba poco atendldó en 1a i¡vestlgaclón reclente.

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priner lugar, deseo expresar ni gratltud al profesor Eduardo Rlpoll Perelló, qulen colaboró dê forna declslva en El for aclón acadénlca y profesional, y cuyo contlnuo acÍcate y conseJo han sldo deter¡nlnantes para la redacción de estas páglnas. At nisno tlenpo, xd reconocf¡oieDto a Ia Dlputaclón de Barcelona, lnstitución en la que preI3to servicio, cuyo6 . ¡redlos uaterlales: bibliotecas, fondos de museos, archlvos docuDentales, catálogos, etc, han facilltado grandeuente m1 1abor, así cono la ayuda deslnteresåda de funcionarlos y colaboradores. Entre éstos debo destacar especialnente los adscrltos a 1o.; museos arqueológfcos de Barcelona y Enpúries, así como al Servel del -)atrl¡nonl Arqultectònlc. Tanbién qulero agradècer las becas concedidas por eI ItrApE del

Itflnisterlo de Educaclón y CleûÒla durante los cureos Lg7?-L978 y 19?91980, que poslbilltaron la redacclón de la parte docunental de esta tesis: catálogo de plezas, repertorlo blb1lográflco, etc. Por úItino deseo hacer meaclón de 1os colegas y anigos cuyas facilidades rne han pernitido desarrollar las tnvestlgaclones pertfnentes en los distlntos lluseos, fondos de naterlales, colecclones y blbliotecas a Los que he tenldo accesoi lfuseu Arqueològic de Barcelona: R. Battsta, A. Bregante, T. Carreras, O. Clavell, T. LIecha, Iil. Llongueras, F. l{artí, J. lfayas, J,lt. [ulx, ll. Petrus, E. Porta, E, Ripollr J. Rovlra, E, Sannartí y LI. Vilaseca. lluseu lfono6ràflc d'Enpúries: D. Ga¡nito.

Ìluseo Arqueológico ñaclonal: I{. Alnagro Basch, l,f, Alnagro Gorbea, L.

Caballero, J. Zozaya, ìfuseu ñacional Arqueològlc de Tarragona y

lr[useu

de la üecròpolls

de

Tarragona: J. Berges, Y. Pérez. ìfuseu d'Històrla de 1a Ciutat, Barcelona: O. Granados, J. Sol. Servel Tècnlc d,Iavesti6aclons Arqueològ1que6 de la Dlputacló de

Girona: A. lfartín.

Institut d'Estudls Ilerdencs: J.R. González, J.L Rodríguez. lfunicipal de Badalona: J. Gultart, p. padróe, F. Tarrats. ìfuseu l{unlclpal de l,lataró y Secció Arqueològ1ca: J. Bonarnusa, Clarlana, J. García, C. llartí. lluseu-Árxlu I'funicipal de Ca1e11a: J. Codina, A. lrlartí n. lfuseu ìlunicipal de Tos6a: R. Batlsta, l[. ZucchltelIo, Colección de la Ve6a: l[. Prevosti, J. de la Vega. lluseu üunlclpal de El I'lasnou: J. Galera, Ì1. prevosti. I{ueeu l{unlcipal de Santa Perpètua de l(ogoda: A. petlt, lluseu lfunicipal de Sabadell: E. l{orral. I¡fuseu lifunlclpal de Caldee de l{ontbul: Ll . Sera. ìfuseu

J. F.

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Ituseu-Btblloteca .,victor Balaguer", vLlaoova i la Geltrúl T' Basora'

A. Ferrer, f,. Gassó. tuseu l(uniciPal de Reus: Ll. Vllaseca. [useu Episcopal de Vic¡ E. Junyeat, lf'S. Gros' Ituseu Diocesà de Solsona¡ J. Bach' Iuseu Cor¡arcal del Peûedèsl P. Gtrô. CentreCouarcald.EstudlEd.Igualada:JordtEtrrlcb,JoanElrfch. ûnlversidad autó¿om de Barceloaa, Facultad de Fllosofía y Letras: l{. J. Pera, IlnlverEldad taclonal de Edücaclón a DlEtancla, Facultad de Geografía e Hfstorlar S. RlPol1. Àdeuás, ni agradeclulento a t.G. Salvà, t.Clua, J. Flerro, A. Caixal e I. Serra, que ban colaborado en las partee docuæ¡tal Y gráfica de este trabaJo.

SISIORIA DE LÂ IXVESÎIGACIóT

Hasta la década de los cuarenta, eI estudlo d.e los naterlales cerámlcos procedentes de yaclnientos de época cIáelca era un quehacer nဠo nenos curloco, entendido cono una rana secundarla de Ia Hlstoria del Ârte, Bleu es clerto que algunas roodalldades alfareras, tales cono la terra sigillata, las lucernas o las áuforas ya habían sldo obJeto de atenclón, atendlendo a su belleza en Loe dos prlteros casos o a €u abundancia en el últluo de ellos (P.e. DÉCHELETTE 1901; ID. 1904i DRESSEL 1882; ID. 1895, CIL XV; OSÍALD' PRYCE 1920). [o obstante, las cerá¡oLcas ro¡!¿rnas eD Eenera1 eran coûslderadas nás cono el exponente de una deterninada forna de 'arte Denorn gue cono lnetru¡¡ento cronolóBlco. La rretodología utlllzada en las excavaclones estaba en coDsoDancla con este ¡uodo de ver las cosas. Hagta entonces, J.as lnvestt6acloues en yacirnlentos clá61co6 6e habían orientado a evidenciar la pre€encia de estructuras arqultectónlcas' y aI descubrlrolento de piezas elngulares, tales¡/corc pavlæntos de uosaico o vestl6ios escultôricos. Lo que hoy êntendemos por excavacl-ón estratlgráflca 6e hallaba 11¡nltado al caupo de la arqueología prehistôr ica,

En nuestro país, y concretanente en CataLufra' la realldad resPondía aproxlnadaraente a este panoraÐa, dândose algunas excePciones. Tal es eL caso de Ernpúries, donde E¡¡11io Gaadía redactaba, desde el princlplo de las excavaciones, una serle de prollJos dlarlos, en los que era anotado con pulcritud y n1nuclosldad todo cuanto sucedía durante Iâ Darcha de los trabaJÕs, es declr, desde el núEero de

jornaleros que tornaban parte en 1oe nisrcs, ba€ta la6 condLclonee clinatológlcas en las que se desarrollabau o las vlsltas que reclbía. Por supuesto, no se oLvldaba la descripciôu de las estructuras que lban apareclendo, señalándose la sftuaclón' profundldad y otros pormenores relacionados con su posición fí61ca (los diarlos de Gandía pernanecen inédltos, aunque es factible su consulta en el ìIuseo Itono6râfico de Enpúrles; actualmeÞte el prof. E. Rlpoll trabaJa en un¿r ediclón critlca de estos textos). Entre los aspêctos secundarlos de esto6 dlarlo€ de excavacloDes, ês inportante ¡æncionar la presencla de ¡oaterlales cerárolcos, que eran citados por 6u valor lntrÍnseco, pero tanblén Por su iEportancla cronológlca. Bn este sentido, cabe destacar la ¡nultltud de dlbuJos de piezas cerá¡nicas que contlenen los dlarlos de excavaclones de Gandía, entre los que aparecen al8unas representacio¡es de parêdes flnar, llânuel Cazurro, persona vinculada a Gandía y a las lnvestl6aclones euporitauas, tamblén conpartló este ltt€réE por Ia cêråDica, y trató de anallzar Ia preseacia de determlnados tlPo6 de terra slglllata en Xnpúrles. Sln duda, lupresionado por las obras de Déchêlêtte referldas

a las producclones gállcas

(CAZIIRRO

1909-1910).

Xo obstante, pe6e a estos precedentes, 1a lntroducclón del estudlo sistenático de la cêrátrica ronana en Catalutta tien€ nucho que agradecer a la lntervenclón del profesor Lauboglla. Sus trabaJos en

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I

ÅLblnttntltun en los últ1nos alos dê la década de los trelnta y principlos de los cuarenta, têníaD un eentido desconocldo hasta entonces en la arqueología clásica yr por esa llsnâ raz6tL, Do terninaban de ser blen entendldos. Lanboglla apllcaba los princlplos de 1a estratl6rafÍa aI estudlo de una cLudad rorl¿tna y, consecuenteÌlente, 1oe naterlales aparecidos e¡ cada una de las capae pasaban a tenèr una iroportancia capital para , Ia. deterr¡inación cronológica (LAìÍBOCLIA 1950a y 1950b),

 causa de e1lo, se hacía necesario ponerse a dlferenciar espècies ceránlcas, buscar 6us talleres de origen y pergeltar cuadros de fornas, para poder estudlarlas y datarlas con ùå.yor preclslón. En síntesls todo. este proceso no era nuevo, pero ahora se suËtentaba en la evldencia lndiscutlble de 1a procedeucla estratlgráfica de Ios nateriales. De la nisna Danera, resultaba lnpresctndlble conocer paralelos de las cerâmicas cle Albintinlllun, a fin de estudlarlas con 1a necesaria perspectiva,

bien, uno de los tipos cerámicos hallados en el yaciroLento llgur era el que Lanboglia IlaEó a parete sottÍ.lÍ, Hasta entonces, pocos habían reparado en é1, a pesar de existlr estudlos 6obre ptezas suêltac e, lncluso, haberse forrrulado algunas hlpótesls sobre la eronología y procedencla de 1as Dislas (DÉCHELETTE 1904 estudió piezas deL taller de Aco; BOISOR 1931a y 1931b dló a coDocer los naterlales de CarÐona; COIÍFORT 1939 to¡ó en conslderaclón éstos y otros naterlales, planteando su orlgen local). Ío obstante, êl investlgador ltallano tuvo el nérÍto de dlferenciarlo globalnente e inclar su anålisis sistenátlco. Pues

ParadoJlcanente, los priraeros conJuntos de paredes flnas que Latlboglla

estudló, y que ).uego slrvleron largo tieupo de referencla, no procedíaa de sus excavaciones estratlgráflcas prlncipales. Eran fruto de sondeos en puntos periférlcos de AtbinltLr¡rl1un o su hlnterland (v. gr. Albenga: LAüBOGLIÂ 1938a; necrópolls de Albintlnlltun: ID. 1938b) o de excavaclones aJeua6. Bntre eEtas últlnas se hallaban las reallzadas pór Sinonett en las necrópolls del cantón sulzo de llclDo (SilrnfETT 1941). La¡ûbogl-ia obsêrvó la sl.nllltud de las pLezas obtenldas eD est06 trabaJ06 con las de VentlntgLla, y Ia€ coæntó detalladanente eu una recenslôo nenorable

(LAIIBOCLIA 1943).

la resela de la obra de Sluonett, 1a6 ceráalcas de paredes ilnas defl.nldas. Por prlDera vez 6è e6tablecía un repertorlo de fornas y, gracias a la riqueza dè Lo6 aJuareÈ de los ceænterlos helvétlcos, 6è deternlnaban unas cronoJ.ogías que, a Ia postrê, han resultado bastante acertadas. Ta¡nbién 6e lutentaba la ld.entlflcaclón de loe centros productorêo y la dellDltacló¡ d€l área de expansión de sus uanufacturas, aunque co¡ æDor éx1to. Deade

quedaban

Poco después de que aparecleran Lo6 coæntarloe de Lanbo6lla eobre los

hal1az6os de Slnonett, eI excavador de Albtntl¡tltu¡n colaboraba con Alnagro en las lnveetlgaclones sobrè La cludad ronauå de Ernorlae. Esta partlcipaclón de Lanboglla eD las excavaclones euporltaaas, aunque breve, es de una luportancia capital por 10 que repreËeDtó para

el futuro de nuestra arqueología clásica 1955; ALilÂGRO, LAIISOGLIA 1959).

(ALIIAGRO

194?;

LAI,ÍBOGLIA

Por prinera vez, uD yaciniento españoI dè época antigua era sonetid.o al anáIlsis estratlgráflco y, en consecue¡cla, tamblén los ¡aterlares ceránicos que proporclonaba pasaban a ser estudlados detenldaænte. La fellz lnlclativa del establecir¡lento de 106 curGos l¡ternacionalee de Xnpúries consolidó estas prirneras experie¡claE y, poco a poco, Ia excavaclón estratlgráflca se fuê l¡ûponièDdo por doquler y, éon ella, los r¡aterlales ceránlcos nás modestos, entre ellos los de paredes flnas, pasaron a adqulrlr una lnportaDcla lûsospechada.

Xn 1947, el mimso aifo del prlroer cur6o de Eupúrles, Larnboglla publlcaba las paredes finas procedente6 de san cal-ocero (LAt'tBocLIA 1947). Deftnía entonces con rayor preclslón una espècle, la d.ecorad.a a la barbotina con hoJas de agua, intentando una clãsiflcación r¡etódlca de sus notlvos dècoratlvos. Al proplo tleEpo, corGtataba ra expanslón de estos productos en Ia Ligurla, hacléndolos orlglnarlos de la reglón, debldo a €u gran abundancla en la nis¡¡a. Esta últlna apreciaclón errónêa, no ¡enoscaba la froportancla del trabaJo, que uuy pronto se vió coDple¡oeDtado por un estudfo nás general, consid.erad.o paradtgnátLco durante nrlcho tleropo.

Efectivanente, en 1950 ven la luz 1os resultadoe de las prlrûeras excavaclones estratlgráficas de Alblntlnillun (LAüBoGLIA l9s0a), Esta

obra fue instrunento de obllgada consulta durante al Denos dos décadas, y en ella se conte¡ía vallosa infornacló¡ sobre las ceránlcas de paredes flnas. En prlner lugar, tales productos quedaban deflnldos clararnente, slendo redimldos de pernanecer en el caJón de çastre d.e Ia Lla¡¡ada "ceráÐica confint', sobre ra que Laubogrla ta¡¡blén reallzaba 1ntère6aDtes estudios prelinlnares. A1 proplo tienpo, cor¡enzaban a establecerse las cronologías de las dlstlntas especLes de paredes finas, atendlendo a su decoractón.

casl cuarenta afios, la obra de Lanboglla puede ser obJeto de nur¡erosas críticac. Así, se Ie puede achacar su ignoranci.a, ya apuntada, sobre eI verdadero origen de los productos bétlcos, o la estructuración cronoló6ica de ros naterlale6, to¡ando cono referencia su decoraclôn y no su tlpología fornal. Después de

Slrr enbargo, debe teuerse en cuenta que, durante esos nlsnos afios, Larnbo6lla había establecido la distlnclón de la ceránlca carûpanlense (LAI,{BOGLIÀ 1952) en tree grandes categoría6, proporclonando unas fornas y cronologías'que, en general, Ee ha¡ denostrado pêrfectlblês, pero slguen slendo nayorltarlauente válidas, Tanblén entoncês, había definldo y estudlado la sl6l1lata clara (LAIBOGLIA 1941; ID. 1958; ID. 1963), ponlendo orden eD el panora¡ta de las producclones baJolnperiales, que deJaron de ser casl unas cotrpletas dêsconocld.a6. Intervinó, adenás, e¡ Ia claeiflcación de lucernas y ánforas, a Ias que se había prestado nayor atención, pero ûo con la profundldad que r¡erecían. En suna, Ia aportaclón de e6te lnvestlgador fue de tal callbre, que parecê lícito hablar de uDa ,,era'r de Lanboglla, a partir de Ia cual 1os r¡aterlales cerårnlcos clåslcoe, eatre elLoe Ios de

paredes flnas, pasaron a adgulrir la consideración en que hoy se les t lene

io sería Justo terninar este conentario sobe las pr1æras aPortaciones a la investigación en este camPo sin dedlcar un Párrafo a la obrã del profesor Alnagro Basch' El conoclDlento de las cerå¡nicas de paredes iinr" eo Catalufia Ie debe una aportación declslva. tos referlr¡os a sus estudios sobre las necrópol1s de Enpúries, lnteresante Por tantas razorLec y todavía dê consulta obllSada (ALIIAGRO 1953; ID. 1955)' En eI priner tono de ta publlcaclón existe una síntesls sobre los nateriales procedentes de Ia necrópolls de Les Cort6' A los tres afios de aParecer el libro sobre las excavaclonec de Alblnttntltun' AInaBro naneJa con soltura eI térnino paredes flaas,. d.escrlblendo con preclslón 1os cubiletes republicaDos, tan abundantes en aquel ceænterlo. Al tleupo' les adJudica uDas cronologías deternltradas y establece un pr1'ner repertorlo forual. Del rûlsno nodo, los dlstlngue con clartdad de la cerámica que deuonina grls anpurltana' no 61D reParar en Ia exlstencla cie lmitaclones de paredes flnas, procedentes de los talleres que Danufacturaron esta especle (AL!ÍÂGRO 1953, p. 265-266). Con el paso de los afios, las observacionee reallzadas por Alragro' caçl a vuela pluua y sin apenas aParato crítlcor se han revelado

bastante atlnadas. Su cronología de los cublletes republicanos se ha nantenido en 1o esencial y se ha evtdeaciado la existencia de un crecldo núDero de initacloues de paredes flnas, tanto eD cerámlca Sris anpuritana cono procedentes de otros alfaree l6ualænte lbérlcos' que obraron vaJilla de roesa 6ris y oxldada.

Fuera rle Cataluila, el Panoraua dê las lnvestigaclones sobre los Datertales que nos ocupan en el terrltorlo esPañol no era deuaslado halagüefro en estos añÞs. ilo exlstía¡ estudlos de conjuDtos concretos, cono los de Alna6ro en Enpúries y, en gelêralr estas Plêzas pasaban bastante desaperclbidas. Sln enbargo, la ¡¡¿tyor concentraclón dé algunas fornas en el val-le del Guadalqulvlr había llauado Ia atenclón de algunos investl6adores. Tal es e1 caso de Bonsorr qulen, en fecha tan terûprana cono 1931, publicó dos Lnteresa¡tes volúuenes sobre las

necrópoJ.ls de Carnona, en 1os que aparecía SraD Dúroero de ceráDlcas de

paredes finas procedentes de este yaclnlento (BOÍSOR 1931a y 1931b).

dlcho, Howard Coufort, conocedor de los eetudlos de Bonsor, analizí en 1939 estas cèrámfcas, sobre todo desde un punto de vlsta estllístico, taL y cono hicera antes su coupatriota (CO¡'IFORT 1939). Ío obstante, tuvo el roér1to de reconocer 1o evidente. E6 declr, sl tales productos, dotados de un engobe ir1d16cênt€ y decorados a Ia barbotina, eran tan âbundantes en Andalucía ¿Por qué no suponerlos de orlgen local? Este autor uo abandonó sue lnveetlgaclones sobre tales rDatèriales, realizando nuevas aportacloDes' ya a flnales de los cincuenta y pri.nclpios de loE eeseuta (COIIFORT 1959 y 1961), en las que tarabléu se lncluía e1 eetudlo de alguaae p1€za6 lusitanas, sobre las que hasta entonces no 6e había reparado deraslado.

Cono 6e ha

. r de los sesenta, loE estudlos Dono8râflcos sobre tlpos ceráDlcos :.eaân a tener carta de Daturaleza en España' Eì ¡rétodo estratigràrlco 6e ha exteadido, y pr€ocupâ ê1 coDociDlento de

A partir de la dê

Ios ¡laterlales que âparecen en las èxcavacloDes. En este tDarco surSen La6 prlÐeras investigacior¡es sobre Paredes flnae, debidas a lifercedes Ve6aé. En 1963 pubtica eI aná1lç1s de algunos naterlales procedentes de Pol}entia (VÈGAS 1963). A1 poco, 6e ocuPa de 1a dlfuslóu de las fornas nås frecuentes de eetas cerámlcas (VEGAS 1S63-19ô4)' de las que hace una claslflcación prelinlnar en 1964 (VEGAS 1964). Se suceden después uDa serle de eetudios parciales (VEGAS 1965' 1968' 1969, 196919?0, 19?1), que culninan eD su trabaJo 6obre la ceránlca coain ronaDa del nediterráneo occidentål' etr e1 que 6è lncluygn LoE producto6 de paredes fi¡as (VEGAS 1973). Las aportaclones de Vegas son de una Sran lnPortancla. Su definlclón

tlpológica recogló las Prlneras l¡tulclones de Larnboglla' desarrollando con aclerto la nayoría de eIlas' y 6u recoPllaclón bibltográflca sentó las bases para observar con anplltud eI proceso de producción y conercio de las paredes finas y otras especles aflnes' cono los vasos de Aco. Investfgaclones posterlores, entre ellas laE de ltayet (ldAYET 1975a), a las que lue6o aludirenoe, bebieron coPlosarlente de tan abundantes fuentes, que enpezaban a clarlflcar un pauorau¡¡ que' basta eDtoncee' era nás blen irapreciso. El Paso del tieûPo ha dêsDerecldo prenaturanente Ia aportaclón de Ve8as que' el blen eu un PriDclpio se había cèntrado en las paredes flnas, Lue6o subsu¡[ló su estudio eu el narco de Ia cerámlca común, restando coutuadencla a su labor. Es Iastlnoso conprobar co¡tul un enfoque exclusivauente tlpoló8ico dè la ceránlca coroún, reallzado de un modo SeDeral' sla tener deDaslado en cuenta los distlntos talleres, proporclonó una vlclón de estos nateriales en ocasiones algo desenfocada, y restó vlSor a la que era una aportaci.ôn ¡ruy ærftorla a1 estudlo de lae paredes finas. En descargo de Vegas Puede argülrse que' hasta 19?3' el canPo de la ceránica conrln era casi absolutanente yerln' con Ia salvedad de los rnencionados estudlos de Larnboglla o a16una l¡teresante y alslada aportación, como la de l{att, refertda a productos reglonales (HÀTT 1949). Prueba de la dificultad que entrafiau estas Pieza€ es quer a pesar de haberse puesto de naolflesto las deflclenclas de la prlæra síntesls, todavía estaDos a la espera de otro trabaJo slûllar.

Sin enbar6o, Ia ¡Bayor dlficultuad que tuvo que årrostrar Ia obra de nuestra autora -en lo que se reffere a las ceránlcas de paredes flnaEfue su confrontaclón coû uû llbro uodéIlco, apa.recldo el ulsroo afio de Ia publlcactón del suyo. tro6 refèrlrlos al estudlo de los Mterlales de Cosa (IüRABIÍI 1973). Las excavacloneE reallzadas en este yaclni.ento por la Acadenla Auerlcana de Ro!â habían proporcloaado un interesante conJunto de cerárûlcas, etr cuyo anållsls se eDPeló llarablnl. El result¿do fue una coEpleta no¡o8rafÍar llena de r1.gor, que anplió coDslderable¡¡ente el repertorlo for¡al ProPueeto por Vegae, y acrecló la recopllaclón blbllogråfica 6obre el tena' AI tle¡rPo, las excavaclones de Cosa facllltaban uDa serle dE preclslones cronológicas, que ayudaron a perfllar 1os datos disponlbles hasta etrtonces. La obra de llarablni sl8uê todavía vlgente, sobre todo por lo que se rêflere a los productos ,.tál.lcoË. [o obstante' y debldo prfnclpaluente aI linltado conJunto que ùabía dê ProPorclouar un solo

I

10

yaciniento' algunas plezas, co'o las bétlcas, fueron tratadas rnuy superflclalnente y, en 8eneral, se desdeõó atgo el crlterlo d.e agrupar las for¡nas por talleres. r1 ter¡a de los centros productores se ha rnencr.ouado repetida'eDte en este conêntarlo, pues las. oèras sobre paredes flnas dá Ia época que conentanos veníau soslayándolo nás o rÞno6 consclentenente o, aI ¡lenos, Do se foruulaba de una !¡anera slste¡¡átlca.. CoE todo, la fnfornación sobre tal asunto couenzaba a Eer nuæroba. En 1956, llesplé dló a co¡ocer el al,far de Galane, en eL sur de Francla, de1 que vorvió a ocupar.e unoe afios nás tarde ofEsplÉ 19s? y 1966). Paralelaneute, Duncan había pubrlcado er de sutrl (DUl{catr 1964 y 1965), cuyos productos fuerou iuportaates en ltalla, y tanbién se cpnsunleron en otras zona6 del lupèrlo ro!¿tDo, couo Ia costa Dedlterránea de ìa Tarraco'eDse o laè Baleares, según v€re'o. adela¡te. PurlflcacióE Atrrån, bn 1962, prese.tó eüs harlazgos¡!ás de restos de un alfar de rcáscara de huèvo" en Teruel, dei que clertarnente nadie ha hecho der¡aslado caso (ATRrÁ,Í 196?). Lasfargues y vertet se ocuparon desde 196? der descubrl¡lento der tårrer de La lluette en Lyon (LASFARGUES t9?2; LASFARGUES, VERTBT 196?, 1920, 19?6), donde se habían lnitado cubiletes y cuencos rtátlcos de pared€s flnas, lor úItino, ya henos hecho nenclón de las aportaclones ãe Confort, a propóslto de las cerárnlcas bétrcas y lusrtánas. sobre ras seguadas, ta¡ûbién Alarçâo había reartzado ar.gunos trabaJos (ALARçÂ0 lsool rsz¿; ALARçÂO' 4., J, 1966-196?, 1g?1). lanbléD he¡¡os cftado las certeras intuiclones de Atnagro eobre los ¡aterlales localês enporitanos, Ir aunque fuera de Duestra área de estudfo, debe señalarse ia aportaclón de l{ezquírlz eobre los va6o6 septeatrloualee (I,ÍEZQUfRIZ 1958). Entretanto, se habían rêarizado una Ëerle de estudlos sobre Daterlales procedentes de yacrnlentos deter'lnados, entre los que destacan eI referldo al ágora de Àtenas, obra de Roblnson (ROBItrSOI 1959), o toc

clerta¡¡ente DunerosÒs sobre Ostia, reallzad.os por Zevi, phol, y Rlccl, sobre todo (ZEVI, pHOL 19?0; RICCI 19?3r ig?Z). Otros autores, cono Bruckner, Go6e, Greené, IIayè6, Irfaíoll, Ilanera, Périchon... (BRUCKTER 1972; GOSE 1950; cRBEiE 19?2, Lg72_Ig73, 1973; HAYES 1971, 19?3, L9?6, L9T7i tfAIOLI 19?A, IgZZ-LgZgi üÂfERi 19?4; PÉRIcHoü 1964)' se habían centrado eD deternlnados aspectos der conociuiento de los naterrares que no. ocupan, n¡chos de roå cuares se presentaron a través d.e 106 co¡gresos dã ra Rel cretarlae Romnae Fautorun. [osotros û16no6, en L9?4, rearlza¡o. un estudlo prelrnlnar sobre La6 cerá¡¡lcas de paredes fLnas de Bupúrles, que, en gåneral, ba pernaneeldo inédlto, aunque se han dado a co¡ocer deternlnados aspectos parclales del ¡lsuo (L6PEZ Lg?4t I9?7a, !g77b, 19?g, 19?9_ 1980, 1986b),

Eû 1975' l{ayet publlcó 6u obra sobre ras ceránlcae de parede' fr'as en la Perínsula lbérrca' ya arudfda OlAygr l9?5a). venía precedtda d.e un

lnteresa¡te estudto sobre dos copas procedentes de Baeto (llAyET L977a), y sendas aproxlnacloues a las óerá¡icas de paredes finas de conl¡brlga (IIAYET 1971b) y Riotlnto (IIATBT l9?o). Er trabaJo de esta autora trató de siste'atlzar todo lo couocldo hasta entoncee, haclendo, adená6' ¡tuevae aportaciones. Ba er capítulo blbllográflco,

.ecogia los esfuerzos anteriores de vegac y llarabtni, En cuanto a los talleres, se hacÍa eco de lo sabido, ignorando er de Rublelos d.e l¡Iora o las ideas de Aluagro sobre las cerárnfcas aupuritanas. sln ernbar6o, ce extendía considerablenente sobre Ios productos bétlcos, proponiend.o al8unos centros de produccró¡ concretoJ y un repertorro ioriar casi exhaustlvo. Las paredes flnas lusita'as eran sonêtldas a un proceso sl¡nilar,. Por lo que 6e refrere a ras Baleares, eetabrecia htiótesis

6obre 1as producciones Iocales (cobre el Dlsm tena, proiuslnos algunas hipótests eD 19?S con rûotlvo del Congreso faãfonaf de Arqueolo6ía: L6PEZ I9?7a)

.

E1 resultado nás i'porta'te de este trabaJo puede concretarse en er estableclnfento de una tlporogí a -ya era la teicera, después de ras d.e ve6as y l[arabinl-, cuyo valor ar cabo de los afios resurtä aceptabre y,

sobre todo, se ha consagrado con e1 uso. to va¡os a entrar ahõra en su comentario, pues lo haremos nás adelante. sln è[bargo, debe Juzgarse cono un acièrto la agrupacfôn de 1as for¡las poi talleres, y no

solamente se6ún crrterio. tipológrcos, çotr¡o ee venía baclend.o hasta ento'cês. sin ernbargo, er tono generari/ador de ra obra d.eJó de rado la eacuesta detenida de fondos de r¡useos y depósttos de exãavacroaes, De este nodo, 1a claslflcacióD, quê es ce*ada, se resiente de lagunas e inprecisioDes eD clertos caso6 y de extreua auplitud en otros. con todo, debenos decir que .lâ aportaclón dê tayet reåulto útil, pues gozó

de Ia necesarla perspectlva, lrnltada en utr trabåJo rocar có¡¡o er l{arabinl' y €upo cornpretar la exceslva cortedad de ra claslflcaclón Ve6as.

de de

I{emos apuntado la

geaeralldad del estudlo de lrfayet, .fal.to de profundidad en aspectos regionales o locales. pues blen, Ìa bibliografía posterror se ha ocupado preclsarnente de tr superando tales lagunas. EI rnisno afio de 19?S, aparecia el estudio äe tos nateriales de Baelo, obra de J. Reæsar, quren rearr.zó nuevas aportaclones en 1979 (REltEsÁL 1925, t9?9). Deltbee de Çastro y [artín valls daban por aquerlas fechas ra notlcla der descubrlr¡lenio de un alfar de paredes flnas ên lrelgar de Tera (zarcra), dè gran lnporta'cla para entender la producclóD y difuslóD de estos vasoJ en êl Doroestè de la Península (IlARTf[ VÂLLS, DBLIBES 19?6 ). Tanblén, a partir d.e 1979' vieron ra luz suceslvos estudios 6obre el tarler de lnal¡ar (Jaén)' debidos a Roca y sotoroayor (RocA 1926; sorol{ayoR, pÉREz cÂsÂs, RocA 1976; sorol.{AYoR, RocA, s-oroüAyoR 19?9), evidenclando ra presencla rie un centro.productor de paredes flnas, de l'portancla n"rro.l p"ro oo exeDto de lnterés. En èse ú1Ê!o afro, dábauos notrcfa ra expanslón de los ¡naterlalee de paredee fl¡as coa decoracióD a=ot.. Eolale eD Catalufra , teDa eD eI quê Vegae ya babía trabaJado, pero sobre el que 6e ha l.nsletido luy poco. Fuera de nuestras fronteras, al conpás de uD creclente lnterés sobre los estudlos ceramoló6icos, que ha orlglnado un verd.adero aruvlón blbliográflco' se producían otras aportacloneê de gran lDterés, Destaca¡ entre erroE, e1 trabaJo dedfcado por colette Bénont a las paredes flnas de Glanun (BÉIIollr 192ô), verdadero conpend.io que puso de nanlfiesto La exlstenclå de clertas forr¡as y variántes tnaalias, y constituyó un nuevo lnteuto, a nuestro enterder poco clarlflcador y raclonal, de siEtenatizar las decoraciones a ra darbottna, basåad.ose

sobretodo en aportaclonês anteriÕres' co¡Do las de Lanboglla' Vegas' lfarabinl, o el Prl¡¡er trabaJo de Greene.

a la Entre 1os estudlos Senerales, destaca una breve aproxlrnacfón (RICCI expanslón de clertas fornas itå1lcas, obra de Andrelna Riccl 1981), que corupleta 106 ensayos de dlfuelón reallzados con anterlorlãad por Ve8as y llarabini. Es interesante, sobre todo, 1a ateûciôn prestada a la forna l{arabinl LXVIII' 106 baccaTTTni a coTlarlno de Lanboglia' que eD Espafia, hasta ahora, han pasado casl total¡¡ente desaperclbido€. La obra sobre las paredes flnas de lla6daleneber6 tanbién nos Parece una notable aportación (SCHLIilDER-KAUDELKA 19?5). En ella ee a¡alizan de una r¡¡anera slstenática los vaso6 que son frecuentes €n los yaclnlentos däl ltnes gernánico,' obtenléndose una suceslón tipológica y cronológlca flable, Poco pretenclosa y extrenadaæ¡te útlI. Un lntento sinilar, de1 nfsno raodo ilustratlvo, 1o reallzô Greene en 19?9, a1 coropendiar 6us aDtèrlores lnvestl8aclones sobre las ceránlcas de Usk, preGeûtando producciones brltánlcas' Para nosotros alSo exóticas, y sftuando en su contexto Ios hallazgos de procedencia extralnsular (CREENE 1979). reclentes, cabe referlrse, a ProPóslto de las Baleares, a 106 trabaJos de Gó¡ez Bellard y Ventó (GóllEZ 1982, 1984; VEI{Tó 1985) sobre ¡ûâterlales de procedeucla lblcenca, y a algunas publicaclones sobre yaciûieritos catalaaes en los que se han hallado paredes flnas, tales cono lae de Clarlana y Casas (CLARIAITA 1981; CASAS 1980, 1981, 1982). Tanpoco podenos deJar de citar los estudlos contenÍdos eu las actas del "II Congrès de la Soclété d'Étude de la CéranÍquè Antlque en Gaulen, celebrado e¡ loulouse eD 1986. Son notables las aportacloues sobre los productos gáIlcos (LAROCHE 1986; LAUBIIHEII'IER 1986 y GRATALOUP 1986, que slntetlza los datos sobre los iraportantes talleres de Lyon) y, aI proplo tiempo, al6unos trabaJos de lnvestigadores espalloles, entre los que aos encontral¡os' PoneD al día deterninados aspêctos del conocimlento de las cerá¡lcas de paredes flnas en Baleares y Catalufia (FERI{ÁfDEZ' GRAIADOS 1986; LóPEZ 1986b; Cono aportaciones uás

PUERTA 1986).

lo qulsleranos ter¡ninar sln ¡neclonar cierto6 e6tudl06 aparecldos últl¡laDente. En prlrer lugar una buena sínteslB sobre los ¡¡ateriales de paredes fiuas de Cartagena, exenta de datos cronológicos poi Ia procedencla de las plezas, pero nuy llustratlva en cuanto a los tlpos presentados (I{IGUEL 1987). Tanbién u¡ pequeño trabaJo eobre Ia necrópoLls de I'fabón, doûde se recopllan algunae plezae dadas a conocer por l{ayet, y otras que noeotros nlsnos hemos catalogado, uuldas a naterlales del lluseo Arqueológlco de llahóu, práctlcaænte lnacceslbles duralte nucho tieilpo, debldo a las obras reallzada€ eû Ia lnstltuclóa, que aquí se publlcau con Bran correcclótr. Por 1o que 6e reflere a Catalufia, una Eeroorla de llcenclatura sobre loe ¡aterla1eç de Ilercla y yacinientos veclûo6, obra de T. Ilarco, gue, por ahora, pernanece lnédlta, pero que cotrtiene vallosos datos sobre producclones locales, fruto de excavaclones nuy reclente6 o de fondos anti8uos poco conocldos.

!n eI mone¡to de realizar este rèsultEtt' beuos podldo consultar el capítulo sobre paredes fina€ de 1a Enciclopedla deIl'Arte Antica' Classica e Orte¡tale (RICCI 1985). Por su autora, sabía!ûos de su próxlroa publlcaclón, pero hasta ahora no nos ha sldo poslble obtèner ua eJernplar det llbro. Lôglcanente, no hènos recogido sus concluslones a Io largo de ¡uestro trabaJo. Sin embargo' ¡¡o creèûos que eIIo vaya en menoscabo de1 ¡nisno.

La síntests de Ricci estå bien construlda, y su aspecto nás llanativo

es

La precentaclóû de una nueva tipoloSía,

elaborada

Duy

concienzudanente, eD Ia que destaca¡ .a los avances notables referldos a nateriales ftállcos. Sln è[bar6o, excepclón de algunas plezas de los

y ilápoles, no se dan a conocer vasos inédltos. En este aspecto, la obra preseuta seueJanzae cotr el l1bro de Vegas (VEGAS 1973), con la salvedad de que en esta últlna síDte6l6 se lncluían cerámicas de PoLlèntla nuy bien datadas, 1o que no puede declrse de Ðu6eos de Ponpeya

las 'rvesublanas" (buen Dúrûero de 1as cuales ya 6e publlcaron

en!

CARAIDIITI T97?).

Por otra parte, la bibliografía enpleada Do es todo Io conpleta que cabría esperarr y adolece de lagunas, sobrê todo en 10 referlalo â ballaz6os hispánicos. Ello debe ser Ia causa de que no se hay¿rn experinentado meJoras signlficatlvas en eI cotrocltl1etrto de la dlfuslôn de los distintos tipos.

lal vez, uno de los aspectos roás posltivos de1 trabaJo ee eI estado de la cuestlón sobre cêntros productores, reuniendo unâ lnforuaclón hasta ahora dlspera. En cuanto a Los centros etruscos, la obra de l{arablnl parece defiuitiva, pues aquí no se hacen nás que tínldas ratlzaclonê6. Lo rnleno ocurre con el alfar de Sutri, resunléndose 1o expuesto por Duncan. En 1o referldo a la producclón ceûtroltállca, 6í e*lsten nuevas aportaclones, auDque referldae a ¡aterlales pråcticaænte desconocldos en Espafia.

Por 1o que se reflere a la producclón canpana, se ststenatLza 1o presentado hace al6unos años por Caraudlnl. Para uosotros, es interesante è1 estudlo de algunae varlaatee de los tlpos VIII y IXIV, nuy esporâdlcas en La Península, pero que coaviene no coufundlr. El problem de Ia cronología de estos !âterlales eigue vigente, aI carecer de contexto. l{o obstante, 6e foruulan eobre ellos al6unas aflrnacloneg chocantes, cono La hlpotétlca influencla de Ia cerånfca bétlca de cáscara de huevo eù piezas que Gupue6taDênte son del sl61o I a, C.

Otro tena en el que se estudlan algunas cuestloneE fnédttas, es la producclón de parèdes finas del Val1ê del Po y centro de ltalla. Tanblén se trata de naterlales poco frecuentes Etrtre nosotros, pero de gran inportancla en la península 1tåIlca. Las llanadas pared.es flnas de Eglpto resultan una especie exótlca y poco conoclda (aungue en l.os I{useos Arqueológlcos traclonal y de Barce).ona Exlste un pequeño foDdo que no heuos estudlado por razones evldentes). Dado eI carácter de la obra, es bueno cltarla, aunque no Ee ha consultado Ia blbllografía

11

12

sobrê Ia èxcavación

de

LLOIGUER.AS 19ô5).

necrópolis

(v,

gr.

ALü¡,GRo

1965,

PELLICER,

Por 1o que se reflere a los talleres britá¡lcos y renanos, se resumen las certeras teorías apuntadas en: GREEÍE 1g?9. Èn 10 referrdo a Las nanufacturas 6á1fcas, se recurre a la nisna fuente, y tanblén a las pulicaciones c1ásicas 6obre el taller de Lyon (tóglcãnente la autora no pudo consultar las últlnas y esclarecedoras 6íntesls). Finalnente, ros nateriales hi.pánicos ee contenpran. eólo a travês d.e Ios estudios de I'fayet sobre los talleres bétlcos y lusltanos. Para acabar, debex.os hacer algún comentarro 6obre Ia tlpología. En ros párrafos anterfores, heuos deJado clara nue.tra prefe-rencia por ros

Êlstenas claslficatorios senclllos: éste no Io ês, debe "urrqú.serre reconocerse er mérlto de slstenatlzar nuevarÞDte tan variopLnia de .r'ateriales (qulzás este esfuerzo }'.aya que achacarlo ár. carácter enclclopé.rlco de la publlcaclón de conJunto en que se fncluye, cuya norna es la de t¡azar cuadros de fornas deflntilvos, Io qué, seg,in está la lnvestigaclôu de las dlsttntas naterias, no es =i"rp". afortunado. Con todo, se debe agradecer a la autora que, al enunclar buena parte de su6 tlpos, ¡¡enclone su denonlnaclón en las clasiflcaclones anterlores de uso geDerallzado). Por otra

parte,

las

piezas se han agrupado con crlterlos que, con l-os nlsr¡os criterios, y tenlendo en cuenta, þor- e¡enpl,o, nateriales inéditos, ,cono 1os que prêsentauos en las páginas siguientes, se pueda alargar enornenente uD repertorfo de por'si nuy prollJo. Adenås, 1os productos rro 6e han agrupado por taileres, to cual desorlenta bastante al investigador. pór úrilno, no parece reconendable Geparar radicalmente el estudlo de los rôtl.roa decorativors de los vasos que los ostentan (sólo en los cortos epí8rafes dedicados a ceatros productores se hace una vaga nenclón al respecto), pues, como tendrenos ocasiór¡ de conprobarl en nuchas ocasiones su asoclaclón define talleres, eolventa problenas cronológlcas e lndlcâ corrlentee evolutivas. exclusivanente fornales, y extrenariaruente rígiaoè. El1o proptcla

xn resuroen, una vez conoclda esta nueva aportaclón, quê valoratros coro útil' sobre todo por 1o que se reflere a ros productos ltállcos ¡nenos conocldos, y como buen estado de Ia cuestlón, que pued.e servlr d.e punto de partida para nuevas lnvestlgaclonès, creeIIn€ oportuno deJar el texto que slgue er¡ 6us térnlnos orlginales.

CRIÎEAIOS SOBNE CLASIFICACIóT Y IIPOLOGÍÂ

CRITERIOS SOBRE CLÁSIFICÅCIóI

Y TIPOL(refA

1. Denoninaclón. El desarrollo de la excavación estratlgráflca eD eI caropo de la arqueología clásica, constituyó un notabLe avance netodológlco Para el progreËo eD Ios conoclEientos sobre La historla ant1gua. Bste desarrollo proplctó casl lnnedlatanente la realLzaclón de una rnlríada de estudios sobre los nateriales procedentes de tales excavaciones' y 1a cerauología pasó a ocuPar un lugar prlvilegiado entre estos trabaJ os. Etr el Dorûento actual, 6on pocas las especies cêráûlcas gue no han sLdo eorcetldas a un anál1s1s nás o nenos exhaustivo yr eD consecuencla, se ha¡ hecho 1u6ar courin una serle de denonlnaclones convenclonales' así cor[D uD conJunto de tlpologÍas, app).las en ciertos caso6' nlnuclosas en otros y archlsisternát1cas en al5unos. El calupo de las paredes flnas ¡o ha sldo una exÒèpción de este estado de co€âs, y su propla deûouinación así 1o atestigua.

En princlplor puede parecèr una lnexactitud Poco ÍEnos que garrafal aludir a tan conpleJo conJunto de talLeres y fornas, Dedlante un apelatlvo general, què recuerd"a slnplenente Ia fra8illdad de Ias plezas, SiD enbargo, La costumbre ha consagrado un nombre que, a Io neJor, puede parecer dêgafortunado (Lanboglia què acufó por prl¡aera vez el tér¡¡lno, volvió a defender su uso con argunentos praguáticos en: l,fAYET 1975b, p.97). De1 rnisno rcdo, es sabido quê Ia cerâ¡alca canpaniense no e6 eD buena parte orlglnarla de Ia Canpania o que la

sj6:iJJata clara no llevaba slgillurn, y ello no constituye D¿Ìyor diflcultad para reconocer y clasiflcar anbas clases de Eateriales.

Esta es la raz6r. por la que, a 1o suDo, hayanos denonlnado a las producclones que estudlanos ceráaicas de paredes flnas. Es declr, canbia¡do e1 slngular del sustaDtivo prlncipal por un plural, pero no hayanos querldo entrar eD una ¡¡atizaclón nayor. A estae alturas, es suficientenente sabido que hay paredes finas republLcanas de orlgen itállco o paredes finas del ei6lo I elaborada6 en la Bética, ponga¡rus por caso. Por esta îaz6n, y a efectoe clac;iflcatorl.os, usarenos tales coletlllas cronológicas o topográflcas para poner un poco de orden, pero sin intentar acuñar té:'nfnos nuevos de dudosa funclonalldad. La práctica dlarla ensefia quê 1a6 denor¡lnacionee de las cerá¡¡icas son sóIo un instrumento de trabaJo, destlnado a hacer llevadera la prollJa

labor del inventario de loe rate¡lalee y que., lógicanente, en vlrtud de su nayor preclslón y utflidad, puedeu y deben ser cambladas a dlscreclón, pero' e6o 6í slempre para consegulr clarldad y rapldez, y ' precloslsno ldlouátlco. Por todo elIo, no por un prurlto de utillzarenos eI tér¡nlno paîedes flnas, propuesto por Lanboglla y extendldo unlversalænte, uatlzándolo en al6uaos caso6 con adJetivôs que Io bagan nás precl6o, pero no 1o deGvirtúen, y 6obre todo fac1llte¡ la identiflcacló¡ de cada 6rupo de ptezas.

13

\

14

l

2. Las fornas. En cuanto a la tipología, nuestros presupuestos son práctica¡ûente los nlsnos. Por 1o què 6è rèf1ere a las fornas, nuestra lntenclón ha sldo 1a de aprovechar 1o válldo J¡r en 1o po6fblè, evltar la confusióa. En estos monentos, poGeernos una prluera serle, debida a Vegas (VEGAS 1973), no desacertada, pero corta y taI vez superflclal. Una segunda,

obra de üarabiai (ÌfÁ,RABItrI 1973), exteD6a, preclsa, rlgurosa, pero lalta de algunos núberos con que deslgnar a productos ¡auy abundantes en nueçtros yaclnientos, pero escasos entre los Datêrlales de Cosa que ella estudló. El tercer lntento claslflcatorlo lmportante, debido a l{ayet (üAYET 1975a), tanblén es exteDso, recoge abundanteEênte fornas quê aparecen con frecuencla en España, pero adolece de carenclas e inexactitudes. De todos nodos, henoe podldo cornprobar larganente que no funciona deI todo nal a 1a hora de claslflcar buen núnero de naterial es.

Ante este panora!¡¿t, nuestra opclôn ha sido desechar de entrada Ia tipología de Vegas, desgraciadanente superada por los otros dos intentos, e intenta¡ apllcar lndistintaueDte 1a6 series de Xarablnl y Ìlayet, usando preferenieuente esta últfna.r La razôn de tal elecclón es blen senc1l1a. I'Iayet recoge bueD núÐero de forDa6 blspánlcas y las agrupa por talleres. A1 tlenpo, precenta los productos 1táIlcos de una ¡¡anera bastante coherente y slguiendo un ordên cronológlco. Adenás, aunque en la serlaclón de estas nanufacturas fo¡áneas existen no pocas lagunas, se han claslflcado preclsan¡etrte Ìas que ¡oás abundan eu nuestro país. Todo ello ha hecho que aplicáranos en prlner lugar las fornas de l{ayet, aunque no de un modo necánico o con crlterlos excLusiva¡nente ttpológicos, sino prestando atenclón aI lugar de orlgen rle la pieza que lntentábanoc claslftcar. Cuando este procedlDiento Do daba Los resultados apetecldos, especialnente en el caso de las paredes finas itál1cas, henos recurrldo a la serle de llarabinl, nás conpleta a este propóslto.

raucho

aI f1na1 han ldo aparecletrdo una serie de fornas què no flguraban en nlnguna de las seriaclones existentes. Es e1 caso princlpalnente de los productoe del área catalana, Teniendo en cuenta la escasa probabilldad de que eû eI futuro puedan ldentlflcarse ¡¡uchas nás tipos de esta índole, henos dado un núnero nuevo a cada una d.e ellos (fornas LIV a LIf), coænzando a partlr del úItlno enpleado por Hayet en su claslficaclón.

S1n ernbar8o,

Sonos consciebtes de que este procedlnleDto roDpe Ia agrupaclón de las fornas por talÌeres, de Ìa cual no6 heûo6 Dostrado partldariog, pèro,

vlsta 1a escasa cantldad de t1po6 verdaderaænte 1nédltos, nos ha parecido poco útl1 elaborar una cuarta claslflcaclóD, con todo lo que ello sigtnifica de áfladlr n¿ryor enredo a un panorana suflcieDtetæDte ennarafiado. Sl rlás de dlez año6 de uso de las serles de llaråbinl y llayet las han hecho ya consuetudlnar!.as, nuegtra lntencióû no es dar un vuelco al espectro tlpológlco, tenlendo en cueDta eI confuslonlDso que elIo conportaría; náe blen he¡oos tratado de contrlbulr a la facl1ldad del trabaJo cotLdlano.

Por esta razón, cuando hen$ encontrad.o eJenplares nuy esporádlcos de procedencia no catalana o,(sinplenente, fraguentos cuya claslflcaclón era difíci1, henos optado pìr seilalarlos con una cifra que cornprende

su núnero de inventario e ilustraclón (p. e. I 18.6. 1). So¡os consclentes de que, con 1os datos de que dlsponenos, es lnposlble profundizar r¡ás, y bubièra resultado lnconsecuente con nuestro propósito crear una serie de fornas nuevas' sln conocer su orlgen, cronología exacta u otros caracterê€ decislvos. Este nétodo aparece en algunas publicacione6 recleÞtes (p.e, CAI{AIORA 1986, a propóslto de los nateriales de Settefinestre), y nos parece útil para claslflcar piezas, mlentras no se reúaa 1a lnforuaclóu necesarla para enprender tentatlvas tipológlcas de rnayores vueloe. En cuanto a Las fornas nás infrecuentes de Frocedencla foránea, pero

cuyo tal1er está bien deflnldo, hènos obrado, si cabe, con nayor sinplicldad. Las nanufacturas de Lezoux, La Graufesenque, ì[ontans o Gala¡e €on en nuestros yaclnlentos poco upnos que anecdótlcas o simp).ernente desconocidas.

Sia erabargo, ea sus lugares de origen

y

zol;'ac de influencia se encuentran eD abundancia o resultan Euy vari.adas. Por este Dotlvo, henoè decidido deno¡nlnarlas eupleando sinplenente el no¡ûbre del taller que las èIaboró, deJando su

claslficaclón tlpoló51ca concreta para qulen pueda naneJar conJuntos y si6nif icatlvos.

a¡ûpl1os

Por fin, en 1o que se refiere a las plezas padanas o gállcas hechas a nolde; es decir, Ìos va6os de Aco y siullares, nos heuos ltnltado a aludlr el ceutro de donde proceden, sienpre pensando que en nuestra país esta clase de cerámlcas es Inuy poco frecuente, y no resulta lóBico profundizar exhaustlv¿rente en su estudio a partlr de unos pocos fraguentos.

3. Las decoraclones. Po¡ 1o que se reflere a los te¡as ornanentaLes quê aparêcen en los vasos, la situaclón es ¡!ás cornplicada. Hasta ahora no se ha hecho una €eriación operatlva de los tipos. Lanboglia eupezó claslficando las paredes finas atendlendo a su ornanentaclón y no a su forna (LAI,IBOGLIA 1950, tablas cronológicas), pero sieepre con sus Dombres respectlvos y no con algún guarisno. lfayet reco61ó 1as denonlnaclones de la nayor parte de los rnotlvos, exponiendo su traduêclón en dlversos idio¡¡as (llAYET 1975a, p.8), Io cual estuvo nuy blen para poder entendernos, pero tarpoco aclaró la sltuaclôn deflnltivauente. Esta misrna autora, con todo, definió ciertas fornas, tenfendo en cuenta su decoración (v. Br. for¡¡a I I Ia: es la forna I I I con eçcaûa6 de plfra a la

barbotina), pero este procedinlento no lo slguló dè un r-.¿o slste¡¡ático. Ta1 sltuaclón 1levó a hacer nuy trabaJosa la claslficación de las paredes flnas, puee las decoraclones, e¡ì ¡r¡uchas ca€os, soû declsivas para 1a dataclón o el origen de las plezas y es irnportante tenerlas en cuenta, De este nodo, en cualquler yaclnlento, a Ia hora de lnventariar los naterlales, no había Dás rêEed1o que recurrlr a deflnlclones muy poco funclonales (v.gr.l "fra8ueDto de La forna ltfayet XXXViI con decoración areDosa en ì.a pared externa, a excepclón de una fraaJa baJo el borde'.). Esta eltuaclón, poco

tolerable cuanclo se estudia un pequeño SruPo de ceránlcas, se Ïra hecho insostenible ai tener que anallzar un conJunto importaote de plezas. Por' eso, henos optado Por crear una serle de Dotlvos decoratlvos' desi6nados con cifras arábi8as y letras rolnúsculas, que henos colocado a continuaclón de cada una de las fornas cuya deflniclón no alude expresanênte a la orna¡ûentaclón que Posee. Así, volvtendo a Los eJeraplos deJ. pårrafo anterlor, segulûos llaûando forna IIIa al tlpo

quê l{ayet propuso con este nombre' pero deno¡ninanos XXXVII ' 1a (colocando una col¡a para separar la forna proplanente dlcha de la decoraclón) a Ias plezas de la forna l'[ayet XXXVII con decoración arenosa externa salvo en una franja bajo eI borde. lal vez este lntento claslflcatorla Do çe Íueve en las tendencias actuales de ordenación decl¡oal y, por suPuesto' no se parece a otras raneras de sltenatiza¡ c€rárûicas. Sln enbarSo, creemos que soluciorrl con rapidez y preclsiôa el problena de ldentlficar claranente cualquier pleza y, aI tlênPo, respeta los apelatlvos habltualee;' introducléndose todos los camblos a partlr de los nisno6' 4. Denonlnaclones utllizadas para desfgaar 1as distlntas _t:

deêoracl-oDes.

ârenosa

la: arenosa externa, salvo franja baJo eie borde, Lb: arenosa externa sln franJa lisa baJo eI borde. 1c: arenosa externa e inter[a, salvo franJa baJo el borde de la pared exterl or. ld: arenosa externa e interna,

Âparte de e6tos supuestos, cuando la decoraclón arenosa aparece en la pared interlor de una pleza, corûbfnada con otro notl-vo en la exterlor (p.e. hoJas dè aSua=8J), clasiflcaremos el tipo de ornaæntaclón cÕno "8j/1", Si una comblnación ldéntica 6e dlera en la pared èxtèrna, la denoroinaclón seríar "8J-1".

2t decoración ru6osa o "paredes rugosaso, 2a: rugosa externa, salvo franJa baJo el borde. 2b: rugosa externa sin fraDJa. 2cr ru6osa externa e lnterna salvo franJa. 2d: ru6osa externa e interna. ruedeci I 1a 3a: 3b:

3c:

ruedecllla de paso sinple (trlangular o ro¡boLdal) ruedecllla de paso corpleJo. ruedecilla de paso cuadrangular.

4: a pelne. 5: hoyuelos o depresloues. 6: cordada. 7; plntada (de monento, eólo en foroå II local)

Eal

8b:

a la barbotina. allneaciones curvilíneas de puntos o perl1tas, puntos foruando friso.

Ec: espitraG.

8d: esca¡las de plla típicas. Ee: escaÐas de p1ña esbozadas.

Ef: 1únu1as. 8Br

¡a¡eloneE colocados en hileras verticales (geDeralnente combinados con puutos).

Eh:

81r

¡a¡elo¡es o besantes en hileras horlzontales. apllques fusiforues.

Þ{, hoJas de agua.

th: basto¡cillos (habltuaL¡e¡te oblicuos). 8n: hoJas lanceoladas. 8u: rostroç hu¡¡anos. Eo:

8p:

retí cuIa, lúnulas fornando arco co¡bioadas con puntos interlores,

Se ha euprlnido la denoniaacló¿ "El" porque puede dar lugar

a

equí vocos.

9: técnlca mlxta, 9a: alineaciones de cuadrados o rombos (tanblén llanados así porque están glrados uû cuarto de vuelta sobre su eJe, pero los lados de las figuras son lgua).es) for¡ando friso. 9b: cenefas combinadas con rosetas, 9c: .rosetas aisladas.

5.

Engobes

Ä 1o Largo de las págiÂas slglientes, sobre todo en los epígrafes dedlcados a tlpología, siempre que se babla de la cobertura de las pj.eza6, se da¡ uDa serie de datos ¡ás o ûanos poruenorizada, señalándose su color, brillo, dispo€lciótr, calldad, etc. to obstaute, al tener que resunir este trabaJo para su publicación, decidinos slnpliflcar el luventarlo de Ðaterlales. Esta sinpllflcaclón afectó en priner téruiuo a la descripcióD físlca de las plezas, que fue elini¿ada por entender que podía deduclrEe de la couteuplaciôn de las flguras. ûtros aspectos no visibles o subjètivos, cono el lugar de hallaz6o, Ias dlnensiones exacta6, 1a tlpolo6ía, etc, se hat roantenido textualr¡ente.

Las pastas ta¡blén hau sido obJeto de descripción elugularizada.. Sln enbargo, couo los eugobes se repêtían lnvariableuente en los vasos perteneclentes a clertos grupos de nateriales, hemos optado. por resunir su enu¡eraclón ædla¡te eI uso de códigos. Son los slgulentesl Engobe

a: de color geaeralænte anaraojado, auDque a vece6 puede ser ûarronáceo. Prese¡ta brillo ætáIlco, Su caLldad e6 aceptable, pero tleude a d.esaparecer cou clerta facllldad, debido a la blaodura y porosldad de Ia6 pastas sobre las que fue aplicado. EE el proplo de los productos bétlcos occlaleatale6.

tb

roJIzo, nuy brillaute. Desaparece coa ænos facilidad que eI anterior, Propio de los cueacos j.tâ11co6 d€l

Engobe blanaranJado

perí odo Augusto-feróa. Engobe

al anterior, pero coD. irLsaclones verdosas, seguranente fruto de Ia oxidació¿ de Eus conponeotes. Se da en los ¡n1s¡oe vasos 1táLicos deL período citado.

c:nuy sinllar

brillante. Suele presentarse rnuy desvaído y en nal estado de conservaclón, debido a su defici.ente calidad. Cubre los vasos lusitanos de la seguada nitad del siglo I.

Engobe d:anaraaJado

Eagobe

e:blancuzco o atrari1letrto, de bueaa calidad. Típlco de la ceránica bética de cáscara de huevo,

Eu cfertos casos, estos códlgos no concuerdan con al6unoe tipos de cobertura poco frecueates, por eso se observará que clertas piezas del inventarlo poseen una descri.pclón detallada de .su engobe. Flnal¡ente, valga decir que esta serie ûo constltuyerun instrunento claslficatorio

se orleDta deflnltivo, y que nuestra lnteDcióû al utilltzarla prinordlalnente a conseguir una nayor brevedad en el largo capítulo dedi.cado a Ia enuneració¡ de los ûaterlales estudlados.

Â-ÍÅL

ISIS

TDf,OGR.IFICI]S

EIPúRIES. LA'RESERYA GÂfDfA' (ne

iuv. 1-210)

con èste nonbre se ha deslgnado tradlclonalnent€ a uD rlco conJuuto de natertales, procedentes de las excavaciones 6i6teDát1ca5 reaLizadas en 1as rulnas desde 1908 hasta 1939. E1 apelativo alude a E' Ga¡día'

qulen dirl6iera a lo larSo de todoe estoe aloe 106 trabaJos ên eI yacinlento,- según las dlrectrices de J. Putg I Cadafalch y P' BoschGlnpera.

El nétodo se8uido en estas iûvestisaclone6 era el propio de la época y, aunque se tenían nociones de estratlgrafía, rara vez se apllcaron del :oodo en que se bace ahora. Así, las cerárolcas 6e recogieron Por su valor lntrínseco, belleza o rareza' 61À ante¡der a otro6 crlterLos' Todo ello ha propiciado que e1 uaterlal de qud dLsponercs sea escaso' en relación a la superficle del yaclnlènto descublerta' y 1o que ee nás lnportante, se carezc,a de una referencla contextual precisa. En los dlarios de excavaclón redactados Por Gandía' Junto con ¡eferencias a la ruarcha de 1os trabaJos y otras que Pueden ser útlles para el estudio topogrâfico de las rui¡¡as, se hace alustón a clertas cerárnicas e, incluso, algunas piezas llevan lnscrlta }a fecba en que fueron descubiertas. Ade¡nás, exl6ten Publlcaciones, en las que aparecen vasos encontrados durante aquéIlos afros (p.e.: CAZURRO 19091910; CÂZURRO, GAüDfA 1913-1914)' Pero todo ello es tan aleatorlo' que resulta escasameDte úti1 cono referencla slSufflcativa, Teniendo en cuenta 1a procedencla de los uaterlales acumulados en la Reserva Gandía, es 1ógico que la varledad de forDas estudiada sea grande. Coroo e¡ otros conJuntos careates de estratigrafía, åquí henos optado por estudlar las plezas Pef---se, atendlendo a su6 caracterès t i pol ó gl cos.

Pe6e a todo, exlete una conslderaclón que no debe desecharse. Todo

este naterial ha sldo encontrado en Enpúrles y' por lo tanto' no carece de si8nlflcado para dllucldar dos cuestlones: las relaclones conerclales de 1a ciudad y el período en que éstas sè desarrollaron. Cono el núnero de piezas exlstentè e¡ la Reserva se debe aI azar, no nos antendrenos a este dato, aunque a).gunas fornas soD ¡¡luy abundantes y êsta teadencla 6e I¡antendrá al anallzår los Eaterlales de excavación estratigráf tca. Por lo que se refiere a 1as relacioneG coDerclales, Ia arbltrarledad deI depósito acu¡nulado tanblén puedê ser fruto de llexactltudes' pero en cualquler ca6o, cottn eucede, por eJeuplo' con los anállsls nu¡nlsnáticos de parecida índole' sefiala unae tendenclas que' 6e8ún verelloc ¡ás adelante, ¡¡o 6on erróneas. Pacando a las

plezas concretas' debe sefialarse que las fornas

tardorrepubllcanas tleneû una buena rePresentaclón. Ilemos catalogado los tlpos I, la, II -tanto de lrnportaclón couo de producclón Local-' IIA, III, IIIa, IIIB y VII (de esta forna, extste un eolo eJeuplar y' aunque fi.gure eD los r¡ateriales de Ia Reserva' creenos que ee trata del vaso hallado en la lnhunacló¡ Les Corts 34: ALI{AGRO 1953' P. 303).

17

18

El conJutrto, de por sí,

es significatlvo

porque, con algunas

excepcioues, r¡arca lo que fue pauta general tanto en Enpúrles cono êD el resto de yacinientos de esta cronología que hernos esturrtad.o. La

presencla de los c'.rbiletes hace presualr unas relaciones con 1os centrog ltâlicos que los produJeroa y exportaron. TaI hecho resurta nuy norual en el narco cronológico de 1oe slglos II y I a.C. en el que cabe situar las piezas. [o obstante, et naterial de Ia Reserva Gandía

en particular y de Enpúrles eD general reúne una serle de característlcas proplas, La ¡ás slgnlflcativa es lä abund.ancla de vasos de las fornas I y Ia. La frecuencfa de ésto€ y su6 característlcas fornales -gran núnero de €1106 so¡ de pasta oxlâada y sobre todo gris nuy blen depurada- nos ha llevado a hipotettzar sobre su producción local &6PEZ 19?9-1980; ID. 1986; tnfra, Èor¡a I). otra caracterí6tica del uaterial .eDporltaDo es La presencla ¡asiva de Ia forna II. En este caso, la êxisteDcia de lnltaciones rocales se hal}a fuera de duda, y éstas pueden paralellzarse con lae que henos recogldo en otros centros catalanes costeros (LópEz 19g6), aigunas de las cuales podrían proceder precisanente de Bnrpúr1ee. En cuanto a las lDportacrones que no fueron obJeto de iDttaclótrr aparte de subrayar la presencia de los tlpos III y IIIa, llana Ia atenclón eI descubrinleûto de ra forr¡a IIIB. [o e6 que se trate de un hecho lnsólito, pues €e ha recogido en otros yacinlentos catalanes, pero aquí es llgeranente nás abundante, y Ia6 piezas de la Reserva Gandía son testinonlo de er1o. Esta forr¡a proced.é de dos centros, uno 1táIlco y otro ebusltano {ltAYET l9?5a, p, 130; FERt{á,trDEZ, GRAilADOS 1986, p. 52) y todavía es difícll llegar a di€cernir a elnple vlsta eI orl6en exacto de los cublletes. tro obçtante, aceptand.o que Ios de Enpúries pudieran proceder de la isla pLtlusa -tã tosquáaad de su factura y el color 6rrs de alguno de etros nos incllna a peusarlo-, têndríamos un testinonlo d.e unas relaclo¡es coærclales que vlenen de antlguo y que pudieron llegar a la época augustea. En laå necrópolts, las plezas ebusitauas son abuudantes; 6irva ìouo eJenpro la preéencla de un tipo de olpes que conocenos blen

se trata de un área d,el actual casco urbano de Badal0na donde estaba enclavarla la flnca de los narqueses de Barberà, taDbién conocida con Ìos nonbres de Casa Pinós o Torre Yella. Durante 1os afios 1934 y 193ô' se efectuaron excavaciones que pusieron al descublerto un tra¡no de Ia ¡nuralla rooana, adenás de nunerosas estructuras de dlversa índo1e (SERRA 1939; GUITÂRT L976, p. 135 6.; CUYÀS 1977' p. 48-54' 191--259' 284-285>. A partir de 1950, se reallzaroa en eI ¡nisxoo sector Duevos sondeos diri6ldos por Cuyàs, 1ocal1zåndose Duûerosos vestl6ios' al6unos de los cuales se conservan en los sótanos del ì'[useo l'[unlclpal. lntre éstos, destaca¡ unas ternas públlcas. Del ¡¡lsno nodo' eD las excavaciones de L95? se locallzaron los restos de una casa uonunental, atribuida a Q. Licinio Silvano Graciano, @ laeetanae, cuya fundaclón dataría de 1a época flavla (GUITART 1976' p. 41).

al

Los trabaJos se realizaron sin Ia ayuda del nétodo estratigrâfico. Por eso las ceránicas de paredee finas carecen dè contexto precl50. Àdenás, su número resulta nuy reducldo' 1o que nos hace suponer que una parte de los roateriales sin procedencla específica, conaervados en el l{useo de Barialona (al. capítulo sigulente) ' Pudiera haber6e encontrado en el sector. En este caPítulo nos hernos llnitado a estudlar 1as plezae que se 6uardan en eI l{useo Arqueológlco de Barcelona y eL l'fuseo l{uniclpal de Santa Colona de Granenet, cuyo hallazgcl en este área es seguro.

Los tipos que hernos disti.nguido s'on los siSulentes: Ic' IIIa' IIiBa, X,3a; XViI,3a; ÍIVA y XIXIIia. Tan corto repertori.o no debe refleJar 1a reatidad del ¡aterlal que debiô conteuer esta parte del yaciniento. No obstante, ha de seîalarse la presencia de un conJunto coherente de época augustea, aconpaffado de la forna Ic, cuya fecha abarca desde ¡¡edlados det s161o II hasta la nitad deL l a,C. (ttARABIl{I 1973, p.55).

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71

72

f,ATERIALES

SIr

PRæEDEf,CIA ESPECíFICÀ, BADALOTÂ,

B (ne lnv. t272-L37A)

EL l{useo I'furricipal de Badalona guarda un interesa¡ìte conJunto de nateriales de paredes finas hallados en 1a ciudad en el curso de excavaclonê|5 antlBuas, pero cuyo origen exacto sê desconoce. Es poGible que algunos de ellos procedan del lugar l1ailado Clos de 1a lorre, del que ya he¡nos tratado. No obetante, colto estas plezag carece¡ de un contexto estratigráf1cr) precl60, 1as hernos èstudlado sóIanente desde el punto de vista formal y teniendo en cuenta eI arco cronológico que proþorclonan.

Laç fornas que se han dLstfnguido son Ios slgulentes: I, II Local y

de

Este repertorio comprendê, prá.ctlcanente sln excepclón, eI conJunto

de

inportacíón, IiA, III, IiiÄ, IIIa, IIIB, IIIBa, IIIBb, V, VB, Xi seneJante a Sarivs, ï-XI, XII,8J; XIV, XViII, ïIX, XXIV,4; XXXIII, XïXIIIa, XXXiII/XXXV sin engobe, XTXIV, XXXM, XXXM, XXXV,ld sin enSobe, XXÌVIi,la, lb y 1d; XXXViIA,Sa y 8J; XXXViIi,8i,8J y 9a; IXXVIIiB,3b; XIXVII/TXXViII,9a; XL,8j; XLII y XLII,Sd; LiV, litarablnl LXVIII y pLezas del taller de I'fontans. Adenás, existe un tipo my poco común, aI què hemos dado la form LXV (nq lnv. 1349).

época de Tiberio, Iue6o desapareciô, aunque nos cÕnsta que su consu¡tro continuó en Ital1a durante algunos años nás (passi¡, forna XXM.

Entre Ioe nateriales que conentaroos, se advlertè Ia presencla

de

algunas ceránica5 de producción local o ,,reglonal", ya heEos cltado I06 cubiletes de la forua II, cuya6 lûitacloneË son frecuentes en Cataluña, tanto en la costa corno en el interior e, fncluso se dan en yacinienbos valencianoe Cpassi-n, forna II; LóPEZ 1996). Sin embargo, existen otras plèzas cuyo interés no es Denor. Se trata de tos tipos

XVIII, XIX y LiV. Los dos prineros, detectados por llayet como fenôneno esporádico (l'fAYET 1975a, p. 55), los heroos catalogado en gran núr¡ero de yacinlentos del área central de la costa catalana, y estanos ên conrliclones de suponer sln rèservas su orlgea en esta zoDa, aunque no sepamo6 con preclslôn dónde se encontraba e1 taller, En todo caso, podemos deterninar €u apariclón hacia flnales del siglo I a. C. , perdurando, por 1o nenos, hasta eI princlpado de Claudlo, sobre todo por Lo quc sÊ refiere a ]a forna XVIiI (passl¡û, fornas TVIIi y TIX y LóPEZ 1980; ID. 1986), El tercero, es nás esporádlco y de cronologÍa tal vez nenos anplia, pèro tanbién se da en buen núi¡ero de yaci

roi

ent oe.

nateriales de paredes flnas que es frecuente hallar en la costa catalana, a lo largo de todo eI , período de vlgencia de estas cerámicas. Dentro de las especleG rnás antiguas, la forua I está nuy nal representada, sólo se ha catalo6ado un fragnento (n9 1nv. 1341) que, adenás, resulta dudoso. llo ocurre 1o nlsno con el ttpo II, al que pertenecen algunas pLêzas de indudable factura local (p. e. nq lnv. 1340, 1343, 7374>. La forna IiA, ciertanente poco habitual, está representada por un solo eJenplar (nQ inv. 1.322). Esta prlnera serle de piezas indica una activLdad en eI yacin!.ento durante e1 período tardorrepublicano (que ya conocemos por otras fuentes, GUITART 1976; iD. !987; PADRóS 7987¡ COl,fÁS 1987), y que podría clfrarse desde flrrales del s161o II a fj.nes del I a.C.

Para corapletar el repertorio de for¡¡as augusteo-ttberlanas, henos d.e referirnos a los tlpos XXXIIi, XXXIIIa y XTTIII/XXXV, Los prineros son eL antecedente de una transfor¡naclón en el repertorlo tlpológlco de

Los nateriales de1 perÍodo augusteo-tlberlano son nás signiflcatlvos. De la época del Principado, se han catalogado fragnentos de las fornas III, liiA, IIiB, IIIBa y IIIBb. Tanbién aparecen, aunque en nenor

gálicos). En clertos yaciralentos con ¡¡ateriales bien estratiflcados, cono lilagdalensber6 o Cosa (SCHLIIDER-KÂUDELKA 1g?b, tlpo 115 b; ìIARABIli¡i L973, forna XXXVI, varlante, p. 133-134, 17?), se conprueba facilnente la aparición de esta forrna, derivada del tipo XXXIII. por otra parte, su difusiôn hacia el Uediterräûeo Occidental y el llnes sugieren clara¡¡ente un origen en la ¡uftad septentrlonal de Italia. Se lìa querido ver una produccióD de este tlpo en clertos lugares del sur rle Francia (Ruscino: I,fÀRICHAL, I'ÍÂYET L980, p, 261; SallèIes d,Aude: LAUBEIÍHEIIfER 1986, p. 42-44), pero, de Eonento, no parece haber argumentos só11dos en este sentfdo.

nedida que en otros conJuntos (de todos rnodos, las apreciaciones cuantitativas no son deflûltorlas en estos Eaterlales de procedencla lnclerta) Ias tazas X y XI, con La salvedad de quê aquí contarnos con una pieza excepcional (nQ inv. 13?7), que recuerda a 106 productos del taller de Sarivs (L6PEZ !97O). Por otra parte, tarûblén es interesante constatar la presencla de los cubiletes de las fornas V y VB (se6uranente de procedencla ltáIlca) o Lo6 vasos ci]índrlcos de las for¡nas XII y XIV. Entre los prineros, destaca un eJeuplar decorado con hojas de agua (dec.8J), que ha sldo obJeto de conentarlos ¡ninuclosos (nQ inv. 1346; BALIL L977, p,379, fig. L; L6PEZ 1986, lárn. 3,7). A nuestro entender, es uDa ¡¡anufactura 1tállca, seæJante a las aparecidas en Enpúries (v.6r. nateriales de 1a "Ilural-]a Rubert"). Por úItino, cabe cj.tar Ia aparición de 1a forrûã XïIV,4, l{erece Ia pena rLestacar que este tlpo I1e6ó norrnalnente a nuestros yaclulentos desde finales del siglo I a,C. (ct. p.e., Enpúrles, "SlIo Suroeste deL foro', y "Clsternas 11"), te¡lendo un cierto éxlto, como Eáximo, hasta Ia

Ias parerles flnas, que abandonó los tradiclonales cublletes para centrarse, salvo pocas excepciones, en los cuencos y tazae, por Íazo\es de política conerclal, que expllcarernos en el epígrafe dedicado a êstas forras, creemos 1ó61co que los eJeraplares que encontranos aquí procedan de los talleres itáIlcos y no de los I

yoneses

En cuanto al tipo XXXIii/XïIV, representa el priner ensayo de producir bol-es arenûsoc, que se vió continuado en 1a propla ltalia por la forna XXXV y en la Bética por la XXXVII,l (adenás de otros productos

lc¡r 1o que se refiêrê a las nanufacturas bétfca6, que abarcan desde Claudio a Donlclano, este conJunto badalonás presenta utÌ buen exponente de 1as nlsr¡as. Están blen representadas las fornas ¡áe håbituales, cono el tlpo XXIIV y sus varLantes, del perÍodo ClaudloNerôn, o el TXXVIi,1, de la mlsna época. Así corc las fornas XXXVII, XXXVIII, XL y XLII con decoraclón a Ìa barbotlna, pero al6unos ejenplares destacan por su îareza. Por eJenplo, eI ns 12?5, cuenco intermedio entre Ios tipos XXXViI y XIXVIII con decoraclón de c;uadrados en rêl-1eve (9a), que Io hace anterlor aI período flavlo.

interesantes los nú¡ns. 12?6-1277 y 1,319' todos ellos de la forna XIXVIIA, provistos de una decoraclón de palmetas combinarLas con sépalos (Bi), d; dtsposición y factura poco usuales' Todo elLo lndlca ,nå o.up^"ian contlnuada clel yacinlento a Io largo del Ê1810 I dê la

Tarnbién sorr

Era, sin altlbaJos en la recepción de los productos que entonces hallaban en el ¡nercado.

se

Fara cerrar este conentarlo, cabe referirse a la presencia de algunos fra8nento6 del taller de I'Iontans, cuya dlfusión hasta abora se creía

só1õ atlántica (I{ARTi[ 1986, fi8. 15), y de tos que en Catalula aparecen muestras escasac' Pero distrlbuid-as en diversos yaclmientos (;a€çiE, Taller de Ì'fontans y L6PEZ 19?9)' Tanbién es necesarlo rl*ùnu. la presencia de Ia f orna I'farabini LXVI I i, f echable en los

siglos II y Iii.

Estos nateriales de Badalona, y los procedentes de estratlSrafía'

que

en seguida vèrenos, r'esultan basta¡te explícitos en cuanto a significación cronoló5ica. suSleren una ocupaclón tardorrepublicana laç forrnas del yaciniento, centrada en los siglos II y I a'C', aunque de lä seguntla:litact del siglo II son poco numerosas (lo que da pie p..u p"rrãt. que la ciuclad coretlz| a funclonar hacla el úIt1no terclo àef sigfo IIi. Po¡'otra parte, los tipos de finales deÌ slglo I a'C' *y abundantes, co¡no Io son tanbién los que pertenecen al período "on liberio-[erón. En cuanto a las plezas de éPoca flavia, en este lote de pero' naterlales sin procedencia aParecen en núnero nada despreciable' se6ún cornprobareno6, faltan en clertas estratl8rafías ("Rectoría", ,'Cõnrlucto,,l y en IugareË carentes de contexto (vllla de La l'flranda)' TaleE evid.encias Pudleran apuntar alguna Preclsión sobre Ia evoluclón de

Baelr¡-l-c..

Los erjf,ud.i06 sobre este te¡ua se ban sucedido en los últinos años' pero, de cualquler nanera, e1 esquena t'razado por Gultart hace aISo r¡ás de una década se consldera en v16or (GUITART 19?6, especlalmentê p. 141 s.). Por esta razón, vale Ia pensa repasarlo rápldanente-' Se6ún åste autor, la ciudarl debió de fundarse a flnaLes del slgLo II a C' ' descartándose la presencla de un núcleo urbano anterior. En tcdo caso' poriría pênsarse en una pequela lnstalación rnás antigua, valorando la presencia en el yaciniento de al6unos ¡¡aterlales de barnlz negro anterlores al año 100 a. C. Eeta fundaclón sería, desde el punto de vlsta Jurídico un alpLduo civiu¡u Romnorun, y podríq ser lnterpretada como un asentarnlento de 'Jeteranoc de lrfario, autorizado por las Lê8es APPuleiae dèI 103 ó 110 a.C., siroilar a Los que tuvieron efecto en eI norte de Áfrlca' Por otra parte, se valora 1a convenlencla de crear aeentamientos

fortiflcados, clada 1a i.ndefensión que habríå Puesto de relleve eI Paso de los cinbrios (ca.105-104 a.C.). La suPuesta fundaclón de veteranÙÊ de ìfarlo, que no habrí a sido ún!ca, facllltaría impLantación sertoriana ên Hlçpan1a (desde 82 a.C').

nás tarde la

Anclando cl tlenpo, La ciudad experlnentaría un Sran auSe en Ia época de Augusto y prinera r¡itad del s181o I' relaclonable ccn la Producclón

vitlvinícola.

Este Proceso culrninaría con una rêorSanlzación

urbanísti.ca en época flavla. Por otra Parte, Ba¡Ih¡lq se convertlría

en

cÕn la nunicipio durante e1 principado de vespasiano, colncidlendo clel derceho latlno a Ìos habitantes de Hispanla (74 d.c.)' "un.n=ióo que, en este caso, recaería en los indígenas lnstalados en l-a ciudad'

Los datos que hernos podido alle6ar conflrroan eD Sran Parte e6ta teoría. Henos vísto la escasez de las fornas Propias del sl6lo II a.C,, particular¡¡ente 1a i y II de inportación. Por otra parte, se ha constatado una Sran prollferaciôn de la forna I1 local, cuyo lnlcio situanos hacia el año 100 a.c. Estos naterlales denotan actlvldad en 1a población descte prínclpios del siSlo I a,C. aproxlnadanente. Por Lo tanlo, nada hay que objetar a la hipótes1s de la fundación en eL Paso del sißlo II al I. En cuanto aL carlz de esta fundación, deben tenerse en cuenta algunas lnfornaclones que nuestro trabajo ha ido confir¡ando: hacla eI aflo 100 a.C. tie¡re lugar 1a creación en Ernpúries de un nuevo núcleo de población, al oeste de la ,lIeápolis, cuyo estatuto Jurídico no está

ãlaro (PEIIA 1986). Por esas mlsnas fechas, hay lndlcios de reactivación en Tarraco, donde se ocuPan zonas â.ntes abandonadas (P.e. ÀDSERiAS et alLi 1986' p.38). A1 roisno tlenPo' y creemos que subsidlaria¡oente de es;e proceso' eI lnportante asenta¡¡lento indígena de Darró entra en decadencia (LóPEZ 1986). Con respecto a lluro, la arqueología no ha conflrroado todavía de forna fnequívoca su fundación tardorrepublicana (ÀRIÉ et alii 1986). Lo nls¡no ocurre con Blandae' por 1o rlue será rnejor no torsarlas en conslderaclón. ello iaduce a pensar que a flnes de1 s181o II o lniclos del I a.C., se produce en el territorlo de la Cata1uña actual un proceso generalizado, de1 que la situación de Baetulo es un exPonente. Este prcrceso estriba en 1a fundaclón de alSunos núclèos urbanos (v.8r. Baetulo y Ìa llanada cludad ronana de Enpúrles), La revltallzaclón de otros (Iêr-Eaçq) y ]a depauperaclón dè los aseDtamientos lndí8enas que' durante el s161o II a.C., desPués de la conquista ronana' habían se6uido funclonando r¡ayoritarianente con toda nor[alldad. Estos bechos cìebleron iroplicar 1a aportaclón de un contlngente denogrâflco de ciriBen itálico nada desdeüable Por su infLuencla, pero qulzás no derDasiado nuneroGo, que iniciô la colonlzación en eI sentldo èstrlcto del tér¡nino. Es decir, hacléndose con e1 control de los blenes raíces, y encarninando por otros derroteros eI conerclo redistribuidor de los articulos de inportación.. Torlc;

Pero, ¿qu1éne6 for¡oan parte de esta aportaclón denográfica? Qu1.zås averl6uarrdo su estatuto jurídlco podanos esclarecerlo. Las cltadas l.eges AFullelae prohlben concretarnente la creaclón de colonlas, y el hecho es que en las fuentes no hay testlmonioe sobre este tipo de fundaclones en HlspanÍa. La hlpótesis de un oPPdlum clviun Ronanorun en Baetulo se basa en e1 paralelo de los asentanientos de llario en eI norte de África. Sin enbar8o, no existen testltûoDlos escrltos de un fenóneno slnllar en la Citerior. Por lo que se reflere a la condlción nunlclpal de las cludades, sabemos que BnPorlae la posee en fecha relativanente tardía, hacia el 27-25 a,C. (PEIA 1986' p,t2) y en las inscripciones badalonesas no aparecen lndiclos de este estatuto hasta nucho nás tardê. Por otra parte, contarnos con el apelativo de PaÈ¡À oppida que l'[ela da, en época lnperlal, a 1as cludadès costeras.

73

74

Todos estos datos, .negativos en su nayor parte, tiene, al nenos una

virtud, indican, por abora, la carencia de un estatuto concreto, lo cual nos hace sospecbar que Ìos llegados a Cataluñ.a a flnales deI siglo II a.C. no son cludadanos r'olllanos. Tal Ìrecho no sería extraño, teniendo en cuenta que a finales del slglo II a.C. eI problena a6rarlo de It.alia se encuentra en un Ðo¡Dento especlalnente dellcado y la guerra 6oc1a1 a punto de li.brarsê. Por otra parte, el conercio ron¿tno de Largo alcance, que ha ldo desarrollåndose desde la se6unda guerra púnica al socalre de las nuevas conqulstas, y, ha contribuido al enrlqueciraiento de 1a clase ecuestre, constltuye una fuerza con tlinánjca propia âvida de nuevos rnercados y condiciones nás ventaJosas. Se6úrr estos plantearnientos, opinanos que la aportación denográfica de finales de1 siglo II a,C. está constltuida por 1tálicos. En ella se nezclan los estratos nás bajos de Ia poblaclón, que no puèden conseguir tierras en la netrópoli, y lac capas medias y altas que desean prosperar todavía ¡¡ás.

De este nodo, la dinárnlca de la transfor¡ación ocurrlda hacla eI año

100 podría lnterpretarse del sigulente nodo: la llegada de los itá11cos propició 1a revitaÌlzación de Ias ciudades exlstentes o Ia fundación de otras nuevas, en las que pasaron a ser clase dlri6ente. Al ¡¡isno tienpo, se procedería a Ia integración 6raduaJ. á" la poblaclón autóctonã, que desde este nomento corænzó a abandonar Los anti8uos asenta¡nlentos: 1as ciudades del llaresne y la propla Ernpúrles acuñaron noneda con leyenda indi6ena (TARRADELL 19ZB) y, en el càso de 1as prirueras' sus topónlnos eran claranente 1ndígenas (desconocenos el nonbre propio del nuevo núc1eo enporitano porque, a lo neJor, nunca Io tuvo separadanente). En e1 canpo, se inictó La exprotaclón slstenátlca (estratos republicanos en la nayor parte de Las vl11ae: PREVOSTI 1981a, 1981b; GORGES 1977), aunque é6tå pudo tener un carácter nlxto, convivlendo los nuevos uso€ con 1as práctlcas tradlclonales o dândose fornas rle arrendarniento (BLLIL 1975). Flnalnente, se lntensiflcaron los lntercarnbios conerciaLes sÕbretodo con el área centroltálica (C.lL. fornas I y II), de la que tal. vez procedían los recién llegados (AQUILUÉ et alii 1984, ornanentación del teaplo de Ernpúries). Todo e11o ronperÍa los anterlores circuitos de redl€trlbuclón, nuchos de elLos en ranos indí6enas desde èl final de La paclflcaclón (aband.oDo de Darró, supra). Este estado de cosas debló perdurar, aflanzándose progresivanente, hasta los ú1ti¡¡os decenios del siglo I a.C. lo que se respecta a Ia época augustêa, La abundancla d.e parerlee finas en Badalona no hace Dás quê conflrnar el. esplendor de la ciudad en este período. Se trata de un fenóneno generallzado, a1 que nos referimos repetidarnente a 10 largo de este trabajo, y sobre el que Do Fc.r¡

es Dêcesarlo hacer nayor hlncaplé.

En cuanto a1 slglo I de la Era, las ¡ás reclentes aportaciones al êstudlo de Baètu1o 6efra1an el uso públ1co del sector l¡ferior de la ciudad, inti¡oaroente relacionado con el puerto. AlIí se hallarían las ternas y otros servicios, así como Las fustalaclonês relacionadas con el conercio. Por otra parte, e1 sector superlor se encontraría reservado a un uso resldenc1a1, aunque tailbfén se habla de la

elaboración de vlno en esta zona, Io que no terû1na de cuadrar denasiado con Ia hipótests general (PÀDRóS 198?).

Adenás d¿ ¿¿te Ëa¡iûr'Àil¡s

riil r:¡ü.i l¡¡ri¡, ¡iÐ:= irrtriÌ:åË; ñitå;lÈi. ël ,.iÈriltiÈ.*.i del área del foro en época de Domiclano y eI rellenad.o de eete luga'en er. priner cuarto der siglo II con una finaridad. torlavia desr:onocida (1D., p. 1s5). En este período tanbtén se produce la anortizaclón de estructuras residenclaleè u¡banas que funcionaban ,,Rectoría,, y cUITART 19?61 ID, 1982, p. deede e1 siglo I a, C, . !c.t. Estos 150; PÀDRóS 1987, p, 155). datos colncrden con er cese d.e ra actividad en el conducto descubierto cerca del anbulatorlo, que supuesta¡ûente aportaba agua a 1as ternas y edlflcios 11rnítrofes. TaI estado de cosas, induce a supoDer que ra crrsis detectad.a en ras explotaciones vitlvitrícolas costeras a finales del slglo I tanbién 1nfluyó en Baetulo. Este hecho resulta lógico, dadá la acusada vinculaciôn del núcleo retropolftano con la prãducción agrícola de su 'Lerritorio. [o obstante, 1os naterlales de paredes flnaã encontrados 6eña1a¡ un perÍodo de consumo que 1le6a fáclr¡nente a ras postri¡erías deL siglo I. Este dato excluye una crisls tenpràna, cono la d.ètectada puntualmente en l,fataró (Can ïa¡n¡ar) o en al6unas explotaci-ones co.teras (p.e. rrlas carbotí, l0ssa; E1 Roser, calella). Et rãsuLtado de e6te cax'bio econó¡nico podría ser er vertldo d.e rerlenos en ra zona del foro, sin duda para transfornãr las tabernae e lncluso vlviendas, nuy relaclonado cronológlcamente con ra reconversión de las vrrlae, que, de una nane¡a unÍversal, comprobauos a princlptos del stglo II. de las

!abe.¡-aa-e

sotrDEo Ef, EL C0TDIICTO DE AGUA CERCA DEL ÂIBITL^TORIO' BÀDÁ-LOÍA' inv. 1379-1383)

B

(ne

¡1 d.escubrirniento de1 conducto se realizó en el casco urbano de Badalona, entrè el pasaJe de PuJol y las callec de Sant FeliP y Rosès. la oonducción tenía un pavinento de oPus sigûlnum' y se hallaba cubierta con bóvecla de ¡nedio cafrón. La excavaclón tuvo lugar en 1973' dlcienbre de 1-975 y narzo y abr1l de 1976 (TÄRRATS 1976). Tarrats, la canalización servlría para l]êvar a8ua potable hacla las le¡rnas de la ciudacl, después de abastecer otros puntos por nedio d.e ra¡nales secundarloc. Âl parecer, 1a obra clvll se reallzó en el primer cuarto de). siglo I de la Era, slendo abandonada en eÌ ú1tino cuarto de dlcha centurla. Así parecen lndicarlo Ios naterlale€ que rellenaban la conducción: t. s. sud6a111ca e hispánica, paredes flnas flav{as, cerâmlca conún afrlcana' etc. ËI nfs¡¡o autor Plensa que el abandorro pcldr'ía estar relaclonarlo con las transforr¡aclones urbanÍsl-icae quë experinentó la cludad en época flavia.

Según

las paredes finas que henoe catalo6ado no llevaban menclón estratigráf1ca expresa. Pertenecen a Ios tlPos lI local' XXXIV, XXXV con y sin engobè y ïLii,8d. Et ¡oaterlal nás antlguo e6 1å forna II, propia de todo el siglo I a.C. Esta pleza desdlcê dê las cronologías propuestas por Tarrats, Pero podría tratarse de un ele¡oentc¡ resldual. I{ás acorde con 1a hipótesis planteada, es Ia aparlclôn de Ia forna XXXV, que ocupa la primera nltari de1 siglo I' o de la XXXIV, fechada entre Tiberio y ñerón. Sl suponemos quê todas estas ceránlcas 6e hallaban dentro del conducto, lo nás siSnificativo es Ia Presencla del tipo XLII,8d, presente en êI &êrcado desde la éPoca de Claudio, pero bien atestlguado hasta, por Io rnenos, el aÎlo 70-80 de Ia Era.

CAX BOÂDÂ, BÁ,DALOf,Á,

B (ne inv.

1384-1386)

llevó a cabo una excavaclón durante el aflo 19ô9, baJo la dirección de J. Gui.tart. Según este lnvesti6ador, aI que seguimos en la descripclón de los trabaios (GUITART 1976, p. 117-128), se efectuó una estratiBrafÍa que dió conro resultado eI hallazgo rle nlveles al6unas estructuras arquitectónlcas, asocladaG a

Xn este lu6ar se

contenporáneos.

Tales estructuras debleron corresponder a uoa donus de la cludad de BaetuIo. Esta resldencia se encortraba adosada a un aterrazaElento del terreno, ya constatado en 1ås terr¡as del sótano del actual museo, 10 cual conflrr¡aría la regularidad de la urbanizaclón de la cludad. El sondeo no proporcionó datos concretos sobre la fecha de construcclón de la casa. El único indiclo en este sentldo ês Ia presencla de un fragnento de paredes finas del tipo iI (nQ l¡v. 1384), encontrado en un estrato de regularización anterior a 1a erecclón de Ia vivienda. Coi.ncldlendo con Guitart, 1e suponenos una cronoloBía au8ustea y

constituye esta zona.

un

terninus post q$ên Para è1 inlclo de la activldad

en

E1 abanciono del sector es rnás Preclso' Pue6 la estratiSrafía fue elocuente a este propósito. Cabe sltuarlo en la Prlnêra nitad del siglcr IIi. Este hecho evldencia un Pro8recivo decalnlento urbanístico de 1a ciuclad desde taL fecha, aunque no debe Pensarse en un cese definitlvo rle 1a actividad, pues en el yacinfento se han locallzado vesLlgios poster lores.

Por Ìo que se rêfÍere a las Paredes flnas, ya henos hecho referencia al fra8raento aparecido en el estrato IV. Los otros, hallado€ en los nivelee i y IiB-IIIB, también son de Ia for¡a IÏ' pero carecen de un co¡rtexto preciso. En cualquier caso, vale 1a PeDa advèrtir que la factura de 1as piezas hace suponer un orl5en local o "reg1onal".

Cr\-f IOTELLS, BÂDÀLOrÀ,

B (ne inv.

13A7-L421>

Los nater'iales corresponden a una prospecclón realizada en 1973. Por esta r'azôn careceD de coatexto, pero €on ludlcativos para conflrnar el funcionaniento del yacirniento durante una época deternlnada.

III, VB, X-XI, Las for'¡nas catalogadas son las si.6uientes: IIlIII,3a; xVIII, XiX, XXXIV, XXXM, ïTXV,1a con engobe; XXXVlI,Sh; XÏXVII,la;

XXXViIA,SJ, 8k, 9a; XXXVIiIB,3d y XLII,8d. Corresponden al período que abarca desde Augusto a Doniclano. Destaca la presencla de los tlpos catalanes XVIII y XIX, así cono êL abundante contlngente de fornas béticas¡ ITIVII a XLIL

75

76

ESTRÄTIGRÂFIA Etr LÂ CÁ.sA RECTOR,AI BADALOÍA, B (ne inv. f422-1450,

DE

LÁ. IGLESIÀ DB SAtrTA f,ÀRfA,

La excavaclôn en el patto de Ia rectoría se reallzó durante e1 verano de J'972, pues se sospecbaba que bajo la lglesia podría encontrarse el foro de ra ciudad ronana (TARRATS 1922), y el conoclnrento de su entorno era de gran intèrés. En el raisno lugar, ya se hábían reallzado tanteos cûn anterlorldad, cuyos resultados eran alentad.ores (CUYÀS 7977

>.

según Tarrats, los trabajos dleron co¡oo resultado }a locallzación de una pisclna con exedra, acaso perteneclente a u'os bafios privados ("ylqu: taûbién se apunta, de pasada, ua poslble uso industriai), y el patlo de una casa. Todo el1o forna¡ía parte dè un ûlsrûo conjunto.

a la cronología, se planteó 1a hlpótesls de la fund-acfón en tlernpo de Au6usto, ya que los êstratos oáe ãntlguos, adenás d.e poseer rnatería1es republlcanos, seguramente revueltos, contenían t. s. aretina. EI abandono de la estructura se situó a finales d.e1 slglo I d.c., pues no aparecía slgilrata clara a (esta datacrón debería ser retrasada llgeranènte, infra). En cuanto

Los nateri.ales que hernos catarogado son coherentes con e1 re.urlen anterior, habiendo aparecido los sigulentes tipos: Estrato 3: forroas II IocaL y X. Estrato 4: fornas XII, XXXiII, xxïvI1'1a y xxxvIIA. Estrato 5: un fragnento del tarler d.e Aco. Istrato 6: for¡na II Local. Estrato 8A: fornas III y XIV, Estrato gB: forr¡as X y XXiV,4. Estrato BB: forna III. Estrato 9: forxna III. lstrato 13: forna IIIA. En Ia prinera capa, el estrato 3, parecè haber paredes flnas residuales, pues Gu cronología es como ríDino augustea. IIo ocurre así en el estrato 4, donde las forr¡as XXïVII,la y, sobre todo, la XXXVIIA inrlican una fecha de por ro rnenos er tercer cuarto deI si6lo I, perfllada aqui por la ausencia de slgillata clara (cuya export*acrón, cono se sabe, enpieza tímldamente durante el prineipado- de vèspaslano, lacÍéndose frecuentê en época de Donlciano).

En 1os estratos 5 a 13 el ¡¡aterial no es Inuy nunrèroso, pero sí bonogéneo. Están representados Lo€ tlpos de flnaies de1 slglo I a.C., cono el iIiÂ,'X, XIV y XXIV,4. Así cono el II y III, q"ue pod.rían aconpafiar a las cerámicas campanlensee revuertas que nencroia farrats, ïo obstante, estos cublretes podrían 1re6ar at pilnclplo der período augusteo (gkl. for¡as II y III).

Cá,t PLÀIAS, BÂDALOtrA,

B (ne luv.

1451-14?4)

se trata de una excavación efectuada er año lgz5 en er. patlo d.e r.a casa n9 10 de 1a calle de Barcelona. SegúD refiere p. padrós, a qulen 6eguinos en 1a descrlpción de Ios trabaJos (PADRóS 19g5, p. 18_20), eete lugar ya había sido obJeto de un sondeo anterlor, a cårgo de ll. Cuyàs, reallzado entre 1.94L y ISA3. A 1o largo de la lnvestlgaclón que nos ocupa, se descubrleron restos de un asent,amiento lbérico, datable al:¡e¡oè desde el siglo V a,C., y sobre ë11os' evldenciando un rnteresante hiatus, vestigios de una calle y dlversas ca6as roranas. Este hecho poDe de relleve la fundación ex deI núcreo itárlco. por 1o que se refiere a ras ''ovo

estructuras nás reclentes, su cronología abarca desde la

época

augustea hasta rnediados de1 si6lo I. Las capas ronanas posterlores debieron se¡. destruidas en 1os trabaJos de explanación ILevados a efecto en esta parte de la cludad durante el stgl; XVII.

Los tlpoe de paredes flnas

que hemos catalogado son los slgulentes: ecLrato 3: Ii de inportación y 1oca1, I I I, X, XXIV, 4; XXXIV, ïXXVIIA,Sj y )tLIl,8d; estrato 4: XïVA; estrato 6: IIlIII, III, VB y X. La prinera de las capas enuneradas, con uateriales rnuy varlopintos, da una cronología que puede llevarse al ú1t1no tercio d.ef sigfo I de La E'a, atendiendo a la asoclación de las fornas XXXVIIA,gJ y ILII,gd, aunque debe reseñarse Ia presencia reslduar dêr tlpo Ir, Loå estratos 4 y 6 parecen anbos augusteos, pues todas Las fórnas presentes son característlcas dê ese período.

Corno puede

verse, tales datos coincid.en casl exactanente con las

conclusiones de Padrós sobre 1a actlvldad en este área en época ronana. únicanente disentlrnos en 6u datAclón del últino estrato, que acaco debiera ser uno o dos decenios posterior.

CÄ.Í FLUVIÀ, gADÁLOfA,

B (Ds inv.

1475-1493)

Ia excavación dê êsta zorla se realizó en 1976 bajo la dlrección de F. Tarrats. Los trabaJos tuvieron Iugar en un área afectada por la apertura de una calle que habría de enlazar la plaza sltuada frente al ambulatorio de la Segurldad Social y eI extreno orlèntal de Ia calle de LIadó (descripción en: TARRÀTS 1976, p. 4-6; PÂDRóS f985, p. 2225)

.

Concretanente, se abrieron clnco catas, aunque en este caso sólo nD6 lnteresa la n9 3, de donde procedên los ¡oaterlales estudiados. Este sondeo no proporclonó vestigios arquitectónicos, a diferencla de 1os reÉtantes, Sin eubargo, su potencla estratlgráf!-ca era conslderable. Según Tarrats, las capas superiores deben corresponder a nedlados del s161o I, siendo auSusteas las lnferiores.

las forr¡as de paredes fi.nas que hemos catalogado y sus cronologías son las sigulentes: estr'ato 1, XXiV (Augusto-Tfberlo); estrato 4, II local, III y I (Augusto o nás concretaroente flnales del slglo I a.C.); estrato 6, ïI loca1 (slglo I a.C.); estrato 6-9, II de lnportaclôn y III (s161o I a.C. ). Entre 2,65 y 2,85 n, II local, X y XMAuBustoTlberlo). Entre 2,85 y 3 ¡n, II loca1, IIIa y XVII,3a (Augusto). las conclusiones de1 lnvesti6ador cltado, pues, si bien eI estrato 1. no puede llevarse ¡nás allá de Tlberlo analizando las paredes finas, debe tenerse en cuenta la presencla de otro6 rûateriales más tardíos e¡ el contexto. Por 1o que se refiere a las restantes capas, todas e1 1a6 deben sltuarse en el perí odo augusteo, y quizás ¡¡ás concretanêntê a flnales del s1glo I a,C.

conslderar 1a presencia de ¡naterial resldual. Pese a todo, no debe olvldarse que, según nuestras observaclones, esta forrua puede llegar a

fi¡ales del siglo I a.C,

La época que comprende eL últi¡ro decenio antes de Crlsto y Los dos prirneros de la Era se halla meJor represeatada. Aparecen las for¡as IIIÁ, VB, Xi, XIIa, XXIV, XIXiII, que 6on típlcas de los estrat06 fundaclor¡ales de muchas v111ae costeras que datan del prlnclpado de Augusto. La forna XXXiiI/XXXV podría ser del mis¡uo monento o algo posterlor; i6ua1 ocurre con la XXXV. Por 1o que se reflere al tlpo XXXVII,L, es el nás tardío de cuantos henos estudlado. Su expanslôn conlenza hacla e1 afio 35-40 y puede llegar aI prlnclpio de la década de Los cetenta.

se desprende que 1a villa pudo enpezar a funclonar en el siglo I a.C. -acaso a finales del ¡nisno- y se uantuvo en uso por ).o menÕ6 hasta el inperio de [erôn. Esta explotación pudo baber sufrido un abandono prenaturo, cono henos vlsto en yacltlientos eenejantes de la co6ta y el Ínterior (lÍas Carbotí, lossa; EI Roser, Calella; Can Jofresa, Terrassa), pero el conjunto de naterlaLes analizados es denasiado Iinitado para dar indicÍos deflnitlvos. De estoo datos

Est,a euceslón no desdlce de

VILLÂ ROIÄXA DE LA trIR.Af,DA, BÂDALOf,A,

B (ne lnv.

1494-1512)

Está en el térnino nunlcipal de Badalona, muy cerca del línite con el de Santa Colona de Grare¡ent. Se encuentra en Ia falda de una co1i.na, aprovechando una terraza natural, que seguranente fue algo nodiflcada para conGtruir las dependencias de la explotación agrícola. Haçta ahora no se han practicado excavaciones siste¡náticas en e6te lugar, pero en el terreno afloran algunas estructuras, que se6uranente debieron pertènecer a la DaIs__Èu-s.tLca de la villa. Tanblén se han reallzado algunas prospecciones superflclales y pequeffos sondeos, de Ios que proceden Los naterlales de la colecclón de la Vega que aquí estudiamos. Las plezas carecen de contêxto y eI únlco dato cronológlco flable del que disponemos se desprende de los proplos naterlales. Las fornas catalogadas soû Ias siguientes: II de lnportaclón y ).oca1, IIIA, VB, XI, XiIa, XXIV,4; XIXIII, XXXIII/XTXV s1n engobe, XXXV sln engobe, XXXVI i,

la y

XXXVI I ,

Id.

La for¡na II por 6í sola no es denasiado slgulflcatlva, dado el arnplio arco cronol-ógico que abarca. En cualquler caso, pudlera tnd.lcar el funclonamiento de la vj.lla a lo largo del siglo I a.C., pues, sl se trata de uû estableclElento fundado ex_l¡!¡¿!I, no hay razón para

BÁRCELOXÂ

(ne inv. 1513-1643)

Los nateriales que he¡¡os catalogado se hallan deposltados en el

I'luÊêo

de Historia de 1a Cludad, y proceden de 6èndas excavaclones importante€, realtzadas en 1as plazas del Rey y de San lrflguel, Anbos espacios urbanos se encuentran en la zona donde estuvo situada 1â .:iudacl de Barcino.

1. Plaza del

Rey

Los trabaios en este lugar se lniciaron en L931 y contlnuaron hasta

1943 (descrlpción et: DURÂI 1943). Posteriornente fueron extendléndose a otros puntos cercanos, y en 1a actualidad el lfuseo de Historla todavía rèaIíza lnvêstlgacioùes en eI subsuelo de la catedral. Debldo al nétodo utllizado en la axcavâción, proplo de la época en que se realiz', las ceránicas carecen de contexto arqueolô6lco y las estudiare¡uos atendiendo só1o a sus caracteres tipológlcos.

Las fc¡rnas clasiffcadas son las siguientes: II local, XVII,3a; XVIII, XIï, XXXII,SJ; XXXi'II, T)tXiII/XXTV sln engobe, X)O(IV, XXXV,ld con

en6obe; XXXVI,1; XXXVII, th; IXXVII,1a; XXXVII, lb; XXXVIl,ld; XXTViIA,Sb; XXTVIIÁ,8f; XTXVIIA,SJ; XïXvIIIB,Sg; ILII,sd y LIV.

XXXVII, tc; XXXVIIA,Bp;

2. Plaza de San l{iguel Su excavaclón tuvo lugar durante los afio6 1968 y 1969, siendo parclalnente publlcada por su directo¡a (PALLÂRÉS 1969; ID. 19?S), a quien seguiroos en la descrlpclón. La estratl6rafía obtenlda perroltló

77

78

establëcer una seriè de fases históricas. La nás noderna corresponde a los restos del cenenterio de San lllguel, cuyo funclonamiento afectó a 1os estratos anterlores. A continuación, se locallzó uDa necrópolls,

fechable hacla el año 1000, tanblén relaclonada con 1a lgtesla deI

Ârcárr6e I

.

A partir de este horlzonte, se ldentiflcó Ìa reconstrucclón urbana del siglo V, realizada sobre las estructuras roll¡a:Ìas. Éstas denotaban la destrucción nasíva de edlficlos inperiales, acaecida a flnales deI siglo iII. Entre tales construcciones se distinguieron los restoc de unas terroas, las cuales habían sido obJeto de refornas en eI slglo II. LaE estructuras lIác antlguas que aparecj.eron estaban relacionadas con una cloaca, fecbable a prlnclplos del slglo L

Las cerá¡rlcas de paredes flnas presentan un conjunto de for¡¡as ilustrativo por su núnero y diversldad, En eI lnventarlo, Ias he¡nos recogido ate¡dlendo a su procedencla estratl6rád1ca, pêro, al no po.seer datos co¡cretos sobre la secuencia, que por ahora pernanece inédita, tendrernos que estudiarlas con las lln1taclones propias deI

caso.

las for¡nas recogidas son las slgulentes: Estr'âto c: Ii

local, IIIBa, X, XI, XVIII, XXIV, XXXIII/XXXV sln engobe, XXXIV, ïïïV,1a; XXXVII,1a; XXXVII, Id; XXXVIIA,SJ y Duncan J".

Se trata de un lote varloplnto, cuya forna rlás antlgua es Ia II, aunque ya heroos visto que ésta puede llegar a finales del s161o I a.C. (v.gr. Enpúries, SiIo SO foro). El naterial nás tardío podría fecharse en e1 últino terclo del siglo I de Ia Era, atendlendo a La presencla del tipo il(XVIIA,8J y, sobre todo, de la forr¡a Duncan 1 {DU$CÀtr 1964;

lD.

1965).

Estrato H4-H5: XVII,3a; XViIl, XIXIVC, XXXVII,Sd; XXXVIIÀ,8J; XLII,Bd y LiV. EËta piezas señalan un per'íodo nuy 61rû11ar al deL estrato

anterior. La forma XVII es augustea, La TVIIi y LIV pueden datarse descle flnaLes del siglo I a. C. hasta DêdladoG de 1a centuria siguiente. EI resto de los tlpo6 va dèsde Tlberlo a loc fLavlcs. Estrato H8: XXXVIiA,SJ; datable desde Claudlo ba6ta eI últlno terclo del slglo I Estrato I: XXXVIï,la Se fecha entre Claudio y ilerón.

Eetrato J:

anterl or.

XXXV, trA

y XXXVIi,la. Cronología serÞJantè aI estrato

El conJunto de naterlales, fuera de contexto, lndlca una actlvldad que abarca desde ftnales del s1glo I a.C. (la for¡a II del estrato G podría ser algo rnás antigua, pe¡o ès difícil aflrnarlo anallzándola por sl nisrna) hasta flnalêc del siglo I d.C. En deflnltlva, lo que era de esperar en una fundaclón augustea, que Do sufre crisls aparentes, por'1o quê se sabe, hasta e1 siglo III de la Era.

EsIÅBLECII'IEIT{] IEÈE.IËO T ElltAfO

Ínv.1644-1667)

tE D/lgBri' VILAffi9â I LÀ liELtBf;, Ë

{ao

Se encuentra en el casco urbano de Vilanova 1 ta Geltrú, localidad equidistante entre las ciudades de Barcelona y Tarragona, y cercana a Ia verti.ente nerldioual del nacizo del Garraf. 1.. La investigación

La6 notlcias 6obre eI yacÍníento se re¡nontan al siglo pasado, pero la prinera canpaäa de excavaclones la desarrolló eI prof, A. Arrlbas en

1956, prolongándose Los trabaJos durante eI año slgulente.

Los

reeultados obtenidos fueron publlcados seguldarnente, y refleJaban Ia existencia de una villa ronana, aunque taÐbiéD se hacía referencla al hallazgo de estructuras lbéricas (ARRiBAS 1956; ID. 1959). DeÉpuéß de e6tos prlneros sondeos, 1as lnvestlgacfones quedaron detenidas. Er L977 el yaciraiento voLvló a ser obJeto de atención, al pr'orlucirse el- arrasa¡nlento de algunos restos 1bérLcos durantê Ias remociones de tlerras previas a Ia construcclôn de un ediflclo. Este lecho detuvo las obras y ocasionó una lntervenclón arqueológica de urgencia. A consecuencia de la nisna, se consideraron 1a6 inportantes potencialldades del yaciniento, y desde 7979 la Diputacj.ón de

Barcelona l^ealiza excavaclones, cuya direcclón tenems (e.,tado de la cuestión en: LóPEZ 1986).

enconendada

2. Sínlecls histórica Los resultados de los últi¡nos trabajos han ayudado a perfllar Ia cronologia y evoluciôn de las ruinas que, a grandes rasgos, es Ia eiguiente: hacla príncipios de1 si6lo V a.C., o tal vez antes (en eI cercano promontorio de Sant Crlstòfol, que clerra la antlgua bahía de Vilanova por eI lado opuesto a Darró, henos descubierto rûateriales del slglo VI a.C.), se establecló un poblado lbérlco aL lado de un estuario o puerto natural, situado en La desenbocadura de un río. La zona estaba plagada de mrisnas, algunas de las cuales, nuy frecuentes en este sector del litoral, han subslstido nás al sur. Isbe priner asentaniento ocupó el pro¡Dontorlo que hoy 6e conoce cono turó de Sant Gervasl, desde donde se donluaba holgadanente ).a franJa costera lnrnedlata. Sln enbar6o, tanbién se construyeron casas en 1a llanura 1itoral, muy cerca del lugar de arrlbada de las enbarcaclones. Estas vivlendas aprovecharon algunas lslas o puntos elevados dentro de Ias ¡¡arisnas, pero, las nás de las vecee, fue nece6arlo desecar zonas pantanosas. Como verenos, e6tè proceso de desecaclón contlnuó durante buena parte de Ia vida del yaclnlento. La fase rnás antigua deI asentanlento, fechable entre nediarlos del s161o V y flnales del II a,C., se caracterlzó por 1a actlvldad agropecuarla, corûo en tantos otros asentaniento. [o obstante, Junto a e1la, cabe destacar la producción propÍa de ceráDlca, evldenclada por e1 hallazgo de nunerosos hornos. Entre las nanufacturas localizadas, descolLan las ibéricasr pero debe destacarse la exlstencia de un horno

que podría haber cocido ánforas del tipo PE 15 (su estrato de anortización se conpone exclusivanente de fra6nentos de esta forrna, r¡ezclados con restos de la estructura aêrea del ln6enio). Este hallazgo y Ia presencia. de nunerosos naterlales de lmportanclón taDbién lndlcan un activo conercio ultra¡narlno, tal vez baJo control cartaBl nés.

Hacia el prlner cuarto del sÍ61o iI 4.C., eI poblado sufrló una transfornación radicali Ia superflcle habltada crecló, a1 tlernpo que Ge abandonaban las antlguas vlvfendas. En una de las zonas neJor

conocldas de1 yaciniento, uD barrio dedicado a actlvidades artesanales, se estableció un trazado viario relatlvar¡ente evoluclonado, dotado de calles ortogonales y portlcadas que en clertos casoË poseyeron cloacas. Las casas, por su parte, se hlcieron nás anplias y su co¡ûpartÍnentaclôn se tornó roás conpllcada, De todos rnodos, pervivieron los nodos constructivos 1bérlcos, así coroo las costurubres Iocales, habiéndose Iocallzado varios enterranlentos infantlles baJo el pavinento de las habltaclones de esta época. En zonas perlférfcas a la descrlta, contlnuó la exlBtencla de vlvlendas unifarnlliarês sfmllares a Ias de 1a fase anterlor, aunquè algo nás evolucionadas y mucho rnås nunerosas,

1¡,¡ r:uitiz¡E in!r:,lEd¡¡ È-r r?i !=í¡ii,t Si'i y ri*;;l-¡-¡llÈd¡s ampllanente desde eI XVIIi. Sln erabargo, algunas reducidas áreas intactas lndican que podría situarse hacla el siglo VI. La evolución de Darró 6e hal1a lntiDaaente 116ada al proceso ronanizador. Creernos que su puerto natural, sj.tuado a nedlo canlno entre dos áreas inportantes, y escala ldónea para la nave6aclôn de cabotaje, hizo que el poblado pudiera convertlrse después de la conquista en un centro redistrlbuldor de1 coll¡erc1o connrcal (quizás continuando un papel que ya le correspondló baJo la órbita púnlca), beneficiándose de este papel durante practlcarnente todo el sl61o II. À principios del slglo I a. C., cuando se produjeron las enlgraclones de ltálicos, dêbido a las crlsis que azotaban Ia netrópoll, las ciudades rorrulnas, y segurarnente Tar¡'aco entre ellas, adqulrieron un prota¿tonisno en todos 1os órdenes que antès no tenían. Esta prlnacÍa de 1os centros urba¡os rorIanos, especialraente descollante e¡ el caso rle Ia capital de la provincla, produjo, a nueGtro entender, Ia quiebra del poblado, representante entonces de un modo de vida en f¡anca regresión y, sobre torlo, exento de una6 prerrogatlvas econó¡¡icas que fueron asurnidas por el que hasta entonces había sldo priruordialnente centro rnllltar y adninistrativo.

Hasta co¡oierrzos de1 siglo I a.C., Ia activldad en el asentaniento fue nuy intensa. A roodo de eJernplo, podenos decfr que una de las casas estudiadas sufrió hasta sels renodelaciones distlntas en eL transcurso de una centuria. llo obstante, la fecha citada 6eñala el princlplo del fln del poblado, que cornenzó a ser abandonado hacia eL año 70 a.C. De e6ta inactlvidad generalizada sólo se salvaron algunos sectores periféricos y, quizás, la zoÍLa de ì.a acrôpolis, q.ue todavía no conocenos en detalle, pero que poseyó seguraneDte un eantuarlo, cuyo funcionanlento está conprobado en época i.nperlal,

En la época de Au6usto, una vez que Ia costa Dediterránea de la Hispania Tarraconense se hallaba conpletanente inte6rada en el nuevo sistena econónlco y social, ya podenos hablar de ro¡¡anización definitlva, entendiendo por e11o la aslnllaclón coDpleta de los antiguos iberos. La vilÌa de Da¡ró es un exponente de este hecbo. Su naciroiento cabe entroncarlo con 1a producclóa vlnícola tarraconense, exportada con éxlto a las provlncias occldentales deI lruperlo.

A partlr de flnales del siglo I a.C., el yaciniento cobró nuevo vigor,

conocenos a tiavés de vestiBlos epiBráflcos localizados en

pero esta vez experinentando un canbio radical. EI antlguo poblado ibérico fue sustituido por una gjLLLa ro¡¡ana, construida ex novo, s1n tener en cuenta laç estructuras anterlores, totalnente abandonadas y en ¡nuchos ca6o6 ya ocultas. La villa, corûD tantas otras de época auguetea, êstuvo dedicada nayorltarlarente a la producclón vltlvinícola durante el siglo I (se ha¡ locallzado las estructuras correspondientes al. alfar que obró ánforas Dr.-Pascual lD, Dr. 7-Lf y otras de tlpología lnédita). Durante eI priroer cuarto del slglo I I, las activldades de la explotaclón se reconvlrtieron y diversiflcaron. AI nisrm tleDpo, se

reconstruyó Ia paÆ_--l¡¡ba¡a y se rèalizaron las últlrnas obras inportantee de desecación de las narlsua6. lal vez, este auge deba achacarse al cese de la activldad en algunas êxplotaclones Denores circundantes acaecldo a ffnales del slglo I a.C. La crisls deì. siglo III tanbién 1e afectó, ocasloaando el abandono de buena núnero de las instalaclones de la pals__¡-usllça y algún sector de Ia pa¡s urbana. A pesar de todo, durante todo el slglo IV y princtplos del V, todavía perruanecleron en uso bastantes estructuras. Respecto a La etapa flnal de la vlIla, todavía ¡Ìo poseenos evldencLa6 concretas, pues Ios estratos de anortlzación han desaparecido nayorltarianente a causa de

Soepechanos que 1a explotaclón se haÌlaba en el terrltorium de ]a¡¡_a-çc., a juzgar por la personalidad de uno de sus pf¡Ssesefe.Ê, que ê1

yaclniento, relacionados con un santuarlo que prfrÞro fue 1bérico, despuée pagano y al final cristlano, y que, 6ln duda, ocupó alBún purrto de la c1¡na del turó de Saû Gervasl, el prirûèr asèntanlento de Ios cossetanog de Darró. 3. La cerárnica de paredes fi¡as Lcls Dateriales que henos estudiar-lo pertenecen rayorltarlanente a 1a

fase nás pujante del poblado lbérlco, datada en eI slglo II a. de C. parte de e6tas'plezas se descubrleron en la denonlnada "casa nQ 3', que se ha excavado conpletauentê (canpafras 1980-1984). Esta estructura fue fundada hacia e1 priner cuarto del slglo II a. C. y se abandonó casi exactaneûte uD s1glo después. Concretauente, el estrato III de la habltación D puede sltuarse hacia flnales del slglo II a.C. En esta capa todas las plezas (nq iuv. 1662-1664) son de Ia forraa II, presuni.blenente de orlgen loca1. Una

Los cubiletes de la cloaca perteneclente a Ia "casa n9 1", descublerta en 7977, for'¡naban parte de uD coniunto bastante honogéneo, que pernlte aventurar una cronologia de hacia eI 80-70 a.C. ED este }ugar, se han catalo6ado las forr¡as Ia (nuy minorltaria, Dg lnv. !647> y II (Ia ¡¡ás

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abundante, nQ inv, 1644-1657, salvo fra8roentos deben ser producción Ioca1.

Ia cltada),

algunos de cuyos

EI si.lo ng 2, por su situaclón en un "canpo de siLos" y su norfología característica, perteace seguramente a 1a prlrnera fase del poblado (¡nedi.ados s. V- princlpios s.II a.C.). Sln enbargo, no fue a¡rcrtlzado hacta nucho ¡uás tarde, aL construirse unas dependenclas narglnales de la parç-rrtslisa de la villa. Su reLleno parece colocado de una sola vez y puede fecharse hacla el affo 60-70 de la Era. En èsta estructura han aparecido ¡nateríales de las for¡oae XViII y XVIIIA (ns inv. 16651667 )

.

Fiaalrnente, deben citarse las piezas de la esco¡¡brera (nq 1nv. 16581661), lógicanentè sin contexto, que coapreDden }as forr¡as II, IIIa y XVI I I.

Intre loe nateriales de paredes flnas dé Darró, pueden observarse tres grupos bien diferenciados. En priner Lugar, 1os cublletes republLcanos itállcos de la forna 1I. Junto a éstos se encuentran sus inltaciones 1oca1es, norfologlcauente senejantes pero dotadas de las pastas ibéricas caractérísticas de la cerámlca fina, de color grls, roJj.zo o beige. Tales plezas son un claro exponente de las r¡anufacturas "re6ionales" de este ttpo, bien conocldas en Empúries, pero que ta¡nbién apareceD con profuslón eD Ios asentanlentos 1bérlcos catalanes. En 1a a¡tlgua colonla grlega, naturalrnente, estas lnitaciones se realizaron en 1a Ilanada ceránica "6ris anpuritana" Õ en producciones oxidadas paralelas. En el resto del terrltorlo, Las dietintae facies de cerá¡oica gris/oxidada ta¡¡bién lncluyeron estas forr¡as en su repertorio. Xl tercer' grupo de ûateriales dlgno de nencfón, corresponde a otras producciones autóctonas. ìIos referi¡nos a 1a forna XVIII, que aquÍ aparece decorada a Ìa barbotlna con eecarD¿ìs de plña, cono es habitual, pero tambfén con un rostro hurnano. ACenás, es lnteresante tener en cuenta el terninus post que¡¡ que proporclona eI sllo n9 2, de hacia el pr'lncipado de Ner'ón, uno de los rnás avanzados que conocenos refereDtes al tlpo ïVI i I.

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TARRÂGOtrÀ

(na inv. 1668-1771)

En el l'luseu Naclonal ArqueolòBic de Tarra8ona y en su anexo de Ia necrópÕlis de 1a Tabacalera, se conservan sendos conJuntos de ceránicas de paredes finas que revisten un Sran intêrés, pues constltuyen una representación rnuy variada de esta clase de ¡naterlales, Sin enbargo' clebirlo a que son fruto de excavaclones anttguas, carecen s1n excePclón de context,o estratigráf1co y, ên la nayor Parte dê las ocaslones' eG !¡uy difícil eetablecer su procedencla concreta' lsta cituación nos ba llevado a analízar eI naterlal ÞeE--se, deJando de larlo c¡tras consideraciones. Pe6ê a todo, dlvldlrenos las plezas en do6 epígrafes: "Sin procedencia", qu€j abarca las ceránlcac del lfuseo, y "Necrópotis de la Tabacalera", para asruPar las encontradas en el área del ce¡¡enterio ronano.

1. Sin procedencia.

En este grupo se han catalogado las si6uLentes for¡nas: II local y de j.nportación, 11I, IlIA, IIIa, IIIB, IX, X,9bi XI'3a; XIA, XIV, XM, XVIA' XVIII, XIX, XXXIV, XXXV,lc coD en8obe, ÏXXV'1d sÍn engobe; XXXVIIB,SJ; XXXVIIIB,Bg; LIV

y

LVI.

Estos tipos abarcan la nayoría de los que son frecuentes en nuestros yar:lrnientos, y su presencia pone de relleve ciertos datos. ¡n prlner Lugar, un arco cronológlco que abarca desde eI siElo II a.C. hasta 1os últinoc años de la prûaera centurla dê la Era. En se8uD.do lu8ar' Ia cliversidad de los origenes de cada grupo de formas. El prlnero y nás inportante comprende 1os naterfales itállcos. Entre elloe se cuenta e1 tipo Il de irnportación, el nás antfguo de los lnventarlados, cuya fecha puede remontarse basta, por 1o menos, ¡nediados del s161o II a.C. A continuación, deben mencionarse las for¡nas augusteas IIIA, IIIa' IX, X'9b; XI,3a; IIV y TiVA, cuya precencla lóglcanente eG Dunerosa. Estas Plezas, qur: en la rnayor parte de 1as ocasiones pueden llegar aL Período tfberlano, enlazan directamente con el tipo TXXV, que aquí tenenos con enSobe o sln é1, ee declr ocupando los principados de Tlberlo y Claudio'

Las restantes cerámicas de este conJunto son hlspánlcas. Entre ellas destacaÐ al8unas for¡nas bétlcas, blen conocidas èn nuestros yacimlentos durante la segunda nitad del siglo I. Concretaûente la XXXVIIB y la XXXVIIIB, pero tarnbién êncontramos la XXXIV' fechable desde Tlberlo a Ierón. Aderoás,

y eeto no eé tan nornal, se reglstra la presencla de

algunas

rnanufacturas ebusitanas. lfos referlnos a las for¡¡as IIIB (en este caso quizás itá]lca), XIA y XVIA. Son vasos augusteo-tlberlanos muy frecuentes en fas Baleares, pero escasíslmos en la Penínsu1a. A nuectro entender, su hallazgo en Tarragona es fruto de contactos intencos y antlguos entre la

nltad nerldlonal de la costa catalana (supra, Darró) y la antigua colonla púnlca que, oorno puede versê, slguen docu¡lentåndose a comlenzos del inper io.

Por úItirno, deben rnenclonarse las rnanufacturas locales o "regionales". Aquí teneroos una representaciôn del tlpo II' frecuente en otros yacirnientos durante eI s181o I a.C., especialnente a 10 lar6o de su prlner ¡¡itad. Tanblén aparecen las formas XVIII y XIT, que gEassa--¡ado van de Âugusto a flnaLes de Cl-audio, Y, junto a ellas, el tipo LIV' propio de la época del Frincipado, y el LVI' rauy restrinSldo aL área tarraconense y quizâs producto estrictamente local o de1 hlnterland de la capital. 2. NecrópoLis de Ìa

Tabacalera

En los rnaterlales de1 área sepulcral el panorama tiPológlco es siniLar aÌ que acabarnos de ver. LaG fornas inventarladaç son: II de lnportaclón' III' IIIa, IiIB, IIiBa, XVIII, XXIV,4; XXfIII' XXXIII/XXXV con enSobe, XXXIV'

XXXIvA, ïXXV,ld sin en8obe; XXXVIi'1a con agas, XXTVII'ld; XXXVIIB'8J; XLII,Sd; LiV, LV y llarabinl LXViII. Entre ellas destaca la Presencia del tipo XXIV,4, de origen itállco, nuy fnecuente en nuestros yacimlèntos y feehable entre Augusto y Claudlo. Tanblétr aParecen el bol de la forna

TXXiII, típico de1 pêríodo augusteo-tlberlano' y Ia for¡oa XXXIIi/XXXV, similar Fero con decoración arenosa, cuya expausi.ón ocuPa básicanente el ¡rierno arco cronológico. Entre las for¡uas bétlcas, destaca la XLII' tanbién nuy corriente, pero que no se hallaba en e1 conJunto anterior.

Sin enbar'go, existen dos tlpo6 que nos lntèresa destacar. Por una parte los cuencos arenosos de 1a especie LV, rnuy característlco y' a nuestro Juici.o, producción local . Este conJunto de dataci.ones se sustenta sobre e1 análisls de uultftud de yaclnientos bien fechados, algunos de los cuales son 1os slgulentec:

-l{arsala (FROST 1972, p. 670, fig. 20, t97I/3I, slglo IIIi parece una fecha dernaslado alta). -Benditaccla, Laghetto (lfuseo de Cerveterl, tunba 432, s. IiI-iI). -Enpúries (sólo 6e citan las piezas publicadas con buena descripción de 1as pastas: ALüAGRO 1953, necrópolls de Les Corts, Inc. 4, p. 276-277, s. II -fecha del barnlz negro: SAI¡I{ARTf I978, I, p.179-; Inc. 27, p. 295-297, 395, 250-200 a. C. -SANIIARTf 1978, I, p. 757, prlrnera rnltad s. Ii-, Inc. 70, p. 327,395 hacla 200150 a.C., Inc. 79, p. 333, 395, 150-100 a.C.; SAtrllÀRTl 1982, p. 80, 150-125 a.C.; Cisteraas 11, ne inv. 957=L6PEZ 1986, p. 66, 175 a,C.). -Cosa (I'IARABIII 1973, forna IIi, p. 58-59, nediados s. II - nedlados .-. I). -Casti61ioncel1o (LAIBOGLiA 1954, p. 120-L22, flnales s. II, p. I23, s. II; XÅSSA I974, p,57-58, flg. 9,38, hacia prinera nitad s. Iï). -Italica (PELLICER, HURTADO, LA BAÍDERA 1982, p. 17, prinera nÍtad s. II, p, 15, s. I). -Colònia de Sant Jordi (CERDÀ 1980, p. 35, fig. 31, 125-75 a,C.). -Cabezo de La cuardla (ÀÎRI¡,tr, üARTf¡IEZ 1976, p. 86, 93, fig.22, s. Ii ). -Valencia (IüTA et alli 1980, p. 180, fiB. 21, 46-47, flnales s. II). -Volterra (CRISTOFAUI 1975, p, 35, fig. 10, 24, finales s. II-princlpj.os s. I). -Cerro llacareno (PELLICER 1982, p. 373, 1áx0. 8,2t, segunrla r¡itad s. iI; PELLICER, ESCACET{A, BEI{DALA 1983, fig. i8,5, 175-100 â.C,, ftgs, !7,L8t2O-2Lt desde ¡nedlados 6. II a priûciplos s. I). -Lec Andalouses (VUILLEI¡ÍOT 1965, t. CXXIV, p.395, na 2, s. 7I a. C. -?). -Ba¡la, Villarlcos (ÀLIifAcRO GORBEA, ì1..1. 1984, p.34,36, s. II a.C. ). -Cap del Vol (I¡IETO, FOERSTER 1980, p.176, f16. 13, nQ 2, finales deI s.II, princlplos del s.I a.C.). Spargi (PALLARÉS 1980, p. 180, 100 a. C). -Pollentla (ARRIBAS, TARRADELL, VOODS 1973, p.144, flg. 4?, núns. 7-11, 80-70 a.C., p.1.56, fiB. 52, hacia 50 a.C. , dec. 8c) . -Cavalière (CHARLIN, GASSEND, LEQUÉìÍEI{T 1978, fi6. 16, núrns.3-4, hacla el 70 a.C.). :La Alcudta de Elche (RAllOS FOLQUÉS 1970, p.31, 1á¡¡. TI D, prlnera ¡nltad s, I a.C.). -Âkral (PELÄGATTi 1970, p.480, Cé€ar). -l'lo¡tnåurln (FOUET 1958, p,f40, fiB. 20, hacla e1 50 a.C). -Vletlle-TouLouse (I'ÍITLLER 1978, p. 133, fig. 16, ae 155, segunda ¡nltad s, I a.C.). -Baelo (DOüERGUE 19?3, f16. 21, núns. 959,962, hacla 20-15 a.C., nún. 1014, hacla nedlados del s. I a. C. ). -Portorecanatl (CAPITAIi0 1974, p.356, t.219, s. I a. C. ). llontefiascone (GVZZA L970, ¡¡9 27 -61078-, s, I a.C. ). -Tarqulnia (HOLI¡ERDÀ 1936, p.56, ¡e 827, f1B. 19). -Sutr1 (DUtrCAil 19ô5, p.151, fi6. 6, forna 20, L 15-77, p.160, segunda ¡ltad s.Il-prlnclplos s.I).

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-Albenga (LÄI,IBOGLIA 1S45, IT, p.55, ffg.4, s.Ii ID. 1952, p.173, fig. 31, ns 24, 6.1 a.C.; ). -Bolsena (REA, LI, 1949, lán. 7, 6, 19, 707, deçde eI principlo de1 s.I). -Castel d'AsÊo (E.,c. COLOII{A 1970, 1árn. CCCCXVIII, nQ 3, nedlados s.lI a nerliados s.I). -l{a6es (PT 1978, p. 255, fig. 124, nQ 314, 30 a.C.-10 d.C.). -Stracusa (GENTILi 1951, p. 270-2'7L, Augusto). -HaItern (GOSE 1950, p.16, Iâm,L2, Augusto; LOESCIICKE, 1án. LI, ne 42). -Kourion (ilC. FADDEN 194û, p. 481, Ián. XLI1, na 75, prlncipios s. I d.C., 0-50 d.C. ).

Es neceearic; señalar que en Cata1uña coexisten 1os vasos inportadoe corr los de producción local, que son relatlvanente nunerosos (el ni€Eo fenónerio se da en Las áreas colindantes deI Levante meiiterráeno: nedlodía de Francla y Paíe Valenclano). Los prlroeros, sobre todo los raáe anti6uos, suelen distinguirce por su factura adocenada, dotados de !a6tae porosas con desgrasante vi6ible y superflcie rugosa, aunquê tambiérr exlste¡l eJenplarès de reJor calidad (v. gr. I,fârzabotto: DE }fAR1A, VITALI 1978)

Los productos locales se identificat por su buên acabado. ias pastas son depuradas, sin apenas desgrasante, blen cocidas y las superficles, si no pulirnentadas, son lisas, aunque en alguna ocaslón se advlertan ciertas lnclsiones de torneado en 1a pared externa (Ias rnarcas rle torno interiores son conunes a todos fos vasos de esta forna). En cuanto a las coloracione6, predonlnan los cublletes grj.ses, aunque tarnbién los hay roJ1206 o a¡¡ariallentos. En nuchos casos, La pasta es de sa¡_dEic,h, es decir, con êI núcelo oxidado y los lados reducldos. Tarnbj.é¡r existen ejenplareß bicolores.

Por lo que se refiere

al perfl1, los eJenplares fusifornes, -ei nos atenenos a 1o que ocurre con los nateriales de irnportación-, coexisten con los ovoides, aunque torlos ell.os suelen presentar una apâriencia Bråcl1. Otro aspêcto que debe tenÊrse en cuenta es la presencia de pseudoplé en clertos vasos. Este carácter no es eetricta¡nente local, pues tanblén 6e da en êJenplares 1iáIicos (p. e. : I,IAYET 1975 a, Iá¡n. Ii, 8-9, Ll-L2, l,fuseo de Vllla Giul ia, l'{.useo de Cerveteri ) , pero sobre todo en los natÊrlalês exnporitanos reçulta âbundânte.

supuestarnente nås antiguos

Itparte de estudiarlas corro imitaciones de paredes finas, Io proplo

Es indurlable que el tal1er (o talleres) enporftano es el rnás conocldÕ y mejor esturiiado. El lote procedente de las necrópolls es abundante, centrándose sobre torlo en el ce¡aenterlo de Les Corts (henos reallzado un lruevo anáLis1s de estas piezas, cÕnfirnando en la nayor parte de los casos, Io dicho por ALna6ro: el. capítulo correspondlente). Estos nateriales, junto con los procedentes de la ciudad, que henos visto

detallada¡¡ente (supra) resultan muy slgnlficatlvos.

Araneguj., que recoEe nuestras primeras hlpótesis sobre producclón enporltana de cubiletes deI tlpo II
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