López Castro, J.L. y Martínez Hahnmüller, V., “De la Baria fenicia a la Baria romana”, en B. Mora y G. Cruz Andreotti (coords.), La etapa neopúnica en Hispania y el Mediterráneo centro occidental: identidades compartidas, Universidad de Sevilla, 2012, pp. 331-360

June 29, 2017 | Autor: J. López Castro | Categoría: Iron Age Iberian Peninsula (Archaeology), Phoenician Punic Archaeology, Roman Archaeology
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Descripción

Synodicon Baeticum II. Constituciones Conciliares y Sinodales del Arzobispado de Sevilla (siglos XIX-XX) JOSÉ SÁNCHEZ HERRERO (DIRECTOR) El mundo árabe como inspiración FÁTIMA ROLDÁN CASTRO (EDITOR) Del municipio a la corte. La renovación de las élites romanas ANTONIO F. CABALLOS RUFINO (EDITOR) Realidades conflictivas. Andalucía y América en la España del Barroco MIGUEL LUIS LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ Y JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ (COORDINADORES)

Diferentes sustratos y adstratos se funden y confunden en los territorios hispanos y de buena parte del Occidente mediterráneo donde la antigua presencia fenicio-púnica había dejado una profunda huella, cuyo reconocimiento e interpretación está plagado de matices y, en muchos casos también, de posturas encontradas que no hacen otra cosa que enriquecer el debate científico.

Carmona Romana (Volumen I - II) ANTONIO F. CABALLOS RUFINO (EDITOR) Nueva Historia Social de Roma GÉZA ALFÖLDY JUAN MANUEL ABASCAL PALAZÓN (TRADUCTOR) Redescubriendo el Nuevo Mundo. Estudios americanistas en homenaje a Carmen Gómez SANDRA OLIVERO GUIDOBONO Y MARÍA SALUD ELVÁS INIESTA (COORDINADORAS) La confrontación católico-laicista en Andalucía durante la crisis de entreguerras JOSÉ LEONARDO RUIZ SÁNCHEZ (COORDINADOR) El barrio de La Laguna de Sevilla. Diseño urbano, razón y burguesía en el Siglo de las Luces FRANCISCO OLLERO LOBATO Frontera, Cautiverio y Devoción Mariana GERARDO FABIÁN RODRÍGUEZ Documentación e Itinerario de Alfonso X el Sabio MANUEL GONZÁLEZ JIMÉNEZ Y Mª ANTONIA CARMONA RUIZ Recuperación visual del patrimonio perdido. Conjuntos desaparecidos de la pintura sevillana de los Siglos de Oro ENRIQUE VALDIVIESO GONZÁLEZ Y GONZALO MARTÍNEZ DEL VALLE La arqueología romana de la provincia de Sevilla. Actualidad y perspectivas JOSÉ BELTRÁN FORTES Y SANDRA RODRÍGUEZ DE GUZMÁN SÁNCHEZ (COORDINADORES)

(coordinadores)

Felipe de Ureña. La difusión del estípite en Nueva España Mª ROSARIO FÁTIMA HALCÓN ÁLVAREZ-OSSORIO

El fenómeno de la romanización de Hispania y de buena parte del Mediterráneo centrooccidental ha sido interpretado hasta hace no demasiado tiempo con una excesiva rigidez y sin apenas matices, sobre todo si tenemos en cuenta el dilatado marco cronológico en el que se integra este proceso, entre los años finales del siglo III a.C. y la época flavia. No obstante, la atención prestada en los últimos años a aspectos tan modestos como interesantes de la vida cotidiana, de las costumbres religiosas, de los ritos funerarios, del mantenimiento de las lenguas vernáculas, especialmente la fenicia, que ponen de manifiesto los grafitos tardopúnicos sobre cerámicas itálicas, contrasta con las manifestaciones, muchas veces más aparentes que reales, de las aristocracias locales, cuyo interés por adoptar ciertas formas y modos de vida romanos es, en los primeros momentos de la presencia romana, fruto de un claro oportunismo político.

La etapa neopúnica en Hispania y el Mediterráneo centro occidental: identidades compartidas

Estudios de Historia Antigua en Homenaje al prof. Manuel Abilio Rabanal SANTIAGO CASTELLANOS GARCÍA, ANTONIO F. CABALLOS RUFINO, JUAN MANUEL ABASCAL PALAZÓN Y JUAN SANTOS YANGUAS (EDITORES)

BARTOLOMÉ MORA SERRANO GONZALO CRUZ ANDREOTTI

ÚLTIMOS TÍTULOS EDITADOS EN LA SERIE HISTORIA Y GEOGRAFÍA

La etapa neopúnica en Hispania y el Mediterráneo centro occidental: identidades compartidas

Listado de autores Manuel Bendala Galán Manuel Álvarez Martí-Aguilar Eduardo Ferrer Albelda Martín Almagro-Gorbea José Ángel Zamora López José Luis López Castro Juan A. Belmonte Marín Mercedes Oria Segura Estíbaliz Ortiz de Urbina Álava Joan Ramon Torres Antonio M. Sáez Romero José Juan Díaz Rodríguez Fernando Prados Martínez Ángel Muñoz Vicente

BARTOLOMÉ MORA SERRANO GONZALO CRUZ ANDREOTTI (coordinadores)

Iván García Jiménez Pierre Moret Víctor Martínez Hahnmüller Alejandro Pérez-Malumbres Landa Ana Arancibia Román Cristina Chacón Mohedano Bartolomé Mora Serrano Ana Margarida Arruda Lorenza-Ilia Manfredi Josephine Crawley Quinn

ISBN 978-84-472-1471-6

Centro de Estudios Fenicios y Púnicos

La etapa neopúnica en Hispania y el Mediterráneo centro occidental: identidades compartidas Bartolomé Mora Serrano Gonzalo Cruz Andreotti (coordinadores)

SEVILLA 2012

Serie: Historia y Geografía Núm.: 246 Comité editorial: Antonio Caballos Rufino (Director del Secretariado de Publicaciones) Carmen Barroso Castro Jaime Domínguez Abascal José Luis Escacena Carrasco Enrique Figueroa Clemente Mª Pilar Malet Maenner Inés Mª Martín Lacave Antonio Merchán Álvarez Carmen de Mora Valcárcel Mª del Carmen Osuna Fernández Juan José Sendra Salas

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito del Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla.

Esta edición ha contado con la colaboración financiera del Proyecto de Investigación “La construcción y evolución de las entidades étnicas en Andalucía en la Antigüedad (siglos VII a.C-II d.C.)” (HUM-03482), integrándose dentro de sus objetivos y difusión, de la Acción Complementaria del anterior Ministerio de Ciencia e Innovación (HAR2011-12353-E), y del Centro de Estudios Fenicios y Púnicos (CEFYP). Centro de Estudios Fenicios y Púnicos

Motivo de cubierta: Pebetero de Malaka © SECRETARIADO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA 2012 Porvenir, 27 - 41013 Sevilla. Tlfs.: 954 487 447; 954 487 451; Fax: 954 487 443 Correo electrónico: [email protected] Web: http://www.publius.us.es © BARTOLOMÉ MORA SERRANO y GONZALO CRUZ ANDREOTTI (coordinadores) 2012 © Por los textos, sus autores 2012 Impreso en papel ecológico Impreso en España-Printed in Spain ISBN: 978-84-472-1471-6 Depósito Legal: SE 4685-2012 Impresión: Ulzama Digital

ÍNDICE

PRESENTACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

7

ELEMENTOS CULTURALES NEOPÚNICOS EN LA HISPANIA ANTIGUA: HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DE UN ENCUENTRO . . . . . . . . . . . . . . . . . .

15

NEOPUNIC CULTURAL ELEMENTS IN ANCIENT HISPANIA: HISTORY AND HISTORIOGRAPHY OF AN ENCOUNTER

Manuel Bendala Galán

TURDETANIA FENICIA: PASADO Y PRESTIGIO EN EL OCCIDENTE ROMANO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

PHOENICIAN TURDETANIA: PAST AND PRESTIGE IN THE ROMAN WEST

35

Manuel Álvarez Martí-Aguilar

UN FENICIO APÓCRIFO DE ÉPOCA ROMANA: POMPONIO MELA . . . . . . .

AN APROCRYPHAL PHOENICIAN OF ROMAN TIMES: POMPONIUS MELA

59

Eduardo Ferrer Albelda

EL ‘CÍRCULO DE GADIR’ Y EL FINAL DE LA LITERATURA HISPANOFENICIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

THE ‘CIRCLE OF GADIR’ AND THE END OF THE HISPANOPHOENICIAN LITERATURE

75

Martín Almagro-Gorbea

LA ESCRITURA EN EL PERIODO PÚNICO TARDÍO: LA EPIGRAFÍA NEOPÚNICA COMO PRODUCTO HISTÓRICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

WRITING IN THE LATE-PUNIC PERIOD: THE NEOPUNIC EPIGRAPHY AS HISTORICAL PRODUCT

113

José Ángel Zamora López

PERVIVENCIAS DE LA ANTROPONIMIA FENICIA EN ÉPOCA ROMANA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

PERVIVENCES OF PHOENICIAN ANTHROPONYMY IN ROMAN TIMES IN THE IBERIAN PENINSULA

141

José L. López Castro y Juan A. Belmonte Marín

ELEMENTOS FENICIO-PÚNICOS EN LA RELIGIÓN ROMANA DE HISPANIA: UNA CUESTIÓN A DEBATE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

PHOENICIAN-PUNIC ELEMENTS IN THE ROMAN RELIGION OF HISPANIA: A MATTER OF DEBATE

Mercedes Oria Segura

165

LA EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LAS CIUDADES DE TRADICIÓN FENICIO-PÚNICA BAJO LA DOMINACIÓN ROMANA (II A.C.-I D.C.) . .

POLITICAL DEVELOPMENT IN THE CITIES OF PHOENICIAN-PUNIC TRADITION UNDER ROMAN RULE (II B.C.-I A.D.)

191

Estíbaliz Ortiz de Urbina Álava

PERDURACIONES Y CAMBIOS EN LAS PRODUCCIONES CERÁMICAS TARDOPÚNICAS EN EL EXTREMO OCCIDENTE MEDITERRÁNEO . . .

PERSISTENCE AND CHANGE IN THE LATE PUNIC POTTERY PRODUCTIONS OF THE MEDITERRANEAN FAR WEST

223

Joan Ramon Torres

ENTRE TIERRA Y MAR, ENTRE LO PÚNICO Y LO ROMANO. ADAPTACIONES ECONÓMICAS Y TERRITORIALES EN UN MEDIO CAMBIANTE: ALGUNAS NOTAS SOBRE PALEOGEOGRAFÍA Y SISTEMAS DE EXPLOTACIÓN DEL HINTERLAND INSULAR DE GADIR/GADES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

BETWEEN LAND AND SEA, BETWEEN PUNIC AND ROMAN.ECONOMIC AND TERRITORIAL ADAPTATIONS IN A CHANGING ENVIRONMENT: REMARKS ON PALEOGEOGRAPHY AND EXPLOITATION PATTERNS IN THE INSULAR HINTERLAND OF GADIR/GADES

259

Antonio M. Sáez Romero y José Juan Díaz Rodríguez

BAJAR AL MAR Y... ¿HACERSE ROMANO? DE LA SILLA DEL PAPA A BAELO CLAUDIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

COME DOWN TO THE SEA AND... BECOME A ROMAN? FROM THE SILLA DEL PAPA TO BAELO CLAUDIA

301

Fernando Prados Martínez, Ángel Muñoz Vicente, Iván García Jiménez y Pierre Moret

DE LA BARIA FENICIA A LA BARIA ROMANA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

FROM THE PHOENICIAN BARIA TO THE ROMAN BARIA

331

José Luis López Castro y Víctor Martínez Hahnmüller

CONTEXTOS COMERCIALES DE LA TRANSICIÓN DE LA MALAKA FENICIA A LA ROMANA EN LOS SOLARES DE CALLE GRANADA, 57-61 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

COMMERCIAL CONTEXTS OF THE TRANSITION FROM PUNIC TO ROMAN MALAKA IN GRANADA STREET , 57-61

361

Alejandro Pérez-Malumbres Landa

NUEVOS DATOS SOBRE LA PRODUCCIÓN ANFÓRICA TARDOPÚNICA EN MALACA: EL SECTOR ALFARERO DE LA MARGEN DERECHA DEL RÍO GUADALMEDINA (AVDA. JUAN XXIII) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

NEW DATA ABOUT THE LATE PUNIC POTTERY PRODUCTIONS IN MALACA: THE SECTOR OF THE RIGHT BANK OF THE RIVER GUADALMEDINA (AVENIDA JUAN XXIII)

Ana Arancibia Román, Cristina Chacón Mohedano y Bartolomé Mora Serrano

391

O ALGARVE NA ROTA ATLÂNTICA DO COMÉRCIO ROMANO . . . . . . . . . . .

THE ALGARVE AND THE ROMAN ATLANTIC ROUTE

413

Ana Margarida Arruda

NORD AFRICA E PENISOLA IBERICA: LE MONETAZIONI AUTONOME DAL III SEC. A.C. AL I SEC. D.C. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

NORTH AFRICA AND THE IBERIAN PENINSULA: THE AUTONOMOUS COINAGE FROM THE THIRD CENTURY A.D. TO THE FIRST CENTURY A.D.

425

L.-I.Manfredi

FENICIOS ILUSORIOS EN EL MEDITERRÁNEO CENTRAL . . . . . . . . . . . . . . . . .

PHANTOM PHOENICIANS IN THE CENTRAL MEDITERRANEAN

Josephine Crawley Quinn

449

DE LA BARIA FENICIA A LA BARIA ROMANA José Luis López Castro y Víctor Martínez Hahnmüller*

RESUMEN: Baria es uno de los casos en Hispania en que se conservan los restos de una ciudad a lo largo de casi 1500 años de historia, en sus emplazamientos fenicio, romano y tardorromano, con sus correspondientes necrópolis. En el artículo se ofrece una síntesis de nuestros conocimientos históricos y arqueológicos sobre la ciudad y su territorio desde su conquista por Escipión Africano en 209 a.C. hasta época tardoantigua. Se analizan los cambios en la topografía y el urbanismo de la Baria romana a lo largo de varios siglos, desde el establecimiento de una retícula de cardines y decumani hacia el cambio de era, hasta el desplazamiento de la ciudad hacia una colina elevada con motivo de la crisis tardoantigua. PALABRAS CLAVE: Baria, Ciudad fenicia, Ciudad romana, Topografía, Urbanismo, Territorio. FROM THE PHOENICIAN BARIA TO THE ROMAN BARIA ABSTRACT: Baria is one of the cases in Hispania in which are conserved the remains of the town along 1500 years of Phoenician, Roman and Late Roman history, including different necropolis. In the paper is presented a synthesis of our archaeological and historical knoledgment on the city and its territory from the conquest by Scipio Africanus in 209 BC until the Late Antiquity. Changes in ancient topography and town-planning of the roman Baria along several centuries area analyzed, from the establishment of a grid of cardines and decumani around the change of Christ era to the movement of the town to an high hill cause the Late Antiquity crisis. KEY WORDS: Baria, Phoenician town, Roman town, Topography, Town-planning, Territory.

INTRODUCCIÓN Atestiguada en las fuentes de la Antigüedad1 e identificadas sus ruinas por la epigrafía romana2, la ciudad de Baria es más conocida en la literatura científica del siglo XX por su pasado fenicio que por su larga historia romana, a pesar de que objetivamente tenemos tantos datos de esta época como de las fases fenicias entre los siglos VII y I a.C., en las que no vamos a detenernos en esta ocasión y a las que hemos dedicado algunos trabajos recientes3.

* [email protected]. Departamento de Historia, Geografía e Hª del Arte Universidad de Almería, 04120 Almería; [email protected]. Grupo de Investigación «El legado de la Antigüedad». Departamento de Historia, Geografía e Hª del Arte Universidad de Almería, 04120 Almería. El presente trabajo es resultado de la actividad del Grupo de Investigación PAI HUM-741, «El legado de la Antigüedad» (Universidad de Almería), así como del proyecto de investigación HAR2008-03806, «Los fenicios occidentales: sociedad, instituciones y relaciones políticas» financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. 1 TOVAR, A. (1989): 161-163; ROLDÁN, J.M. (2006): 136-137. 2 QUIRÓS, P. (1898); CIL II 5947. 3 LÓPEZ CASTRO, J.L. (2007a), (2007b) y (2009); LÓPEZ CASTRO, J.L. et al. (2011).

332

José Luis López Castro y Víctor Martínez Hahnmüller

Fig. 1. Situación de Baria en el sureste de la Península Ibérica

Enclavada sobre la antigua ensenada formada en la desembocadura del río Almanzora4, uno de los principales cursos de agua del sureste hispano, Baria gozaba de una excelente ubicación con respecto a las vías que comunicaban la costa con el interior de la Bastetania (Fig. 1) y a las rutas marítimas principales en dirección al Estrecho de Gibraltar, el norte de África o el levante peninsular, como única ciudad de importancia entre Carthago Nova y Abdera. Ello constituiría uno de los rasgos característicos de la ciudad fenicia occidental y uno de los pilares fundamentales de su actividad económica basada no sólo en el comercio, sino también en la explotación agrícola de las fértiles vegas fluviales y en el aprovechamiento de los recursos mineros de plomo, hierro y plata procedentes de las cercanas minas de Herrerías, Sierra Almagrera, Sierra del Aguilón y Sierra de Bédar5.

A pesar de las intensas destrucciones sufridas por las edificaciones y las obras públicas modernas, Baria contiene un enorme potencial arqueológico no sólo por cuanto falta por excavar, sino por cuanto hay de resultados de excavación no publicados. En el presente trabajo vamos a abordar una síntesis de los conocimientos de la Baria romana y tardoantigua: es uno de los casos en Hispania en que se conservan los restos de una ciudad a lo largo de casi 1500 años de historia en sus emplazamientos fenicio, romano y tardoantiguo, con sus correspondientes necrópolis (Fig. 2). Iniciamos nuestro estudio desde la conquista romana de Baria por Escipión, el futuro Africano, en 209 a.C., acontecimiento que desde el punto de vista político sitúa formalmente a Baria bajo el dominio de la Roma, pero que desde el punto de vista cultural inaugura el perio-

4 HOFFMAN, G. (1988): 37-39; ARTEAGA, O. et al., (1988): 118-119. 5 DOMERGUE, C. (1990): 64.

De la Baria fenicia a la Baria romana

333

Fig. 2. Topografía de la ciudad de Baria

do tardofenicio, coincidente cronológicamente con el periodo romano republicano. Nuestros conocimientos arqueológicos de la Baria de época imperial eran relativamente exiguos hasta una extensa excavación de urgencia efectuada en 2004, sobre la que nos detendremos más adelante, y se debían a las excavaciones efectuadas por Siret entre 1890 y 19066, además de algunas noticias aisladas de hallazgos romanos y de un corto número de inscripciones de época imperial. Siret excavó también numerosas tumbas romanas en la necrópolis de Villaricos pero, al igual que sus excavaciones en la ciudad, de las que no tenemos sino sintéticas alusiones7, no han sido objeto de publicación exhaustiva y sólo contamos con noticias preliminares de la necrópolis8. Una campaña de excavaciones efec6 7 8 9

tuada en 1984 en el área de factorías de salazones romanas permanece también inédita. La Baria tardoantigua, trasladada en el siglo V d.C. desde su emplazamiento a orillas del mar a una altura próxima, el Cerro de Montroy, fue también objeto de la curiosidad del ingeniero belga que la excavó intensivamente, así como de un proyecto de investigación moderno desarrollado entre 1983 y 1993: en ambos casos contamos también sólo con la publicación de datos preliminares9. El hecho que ha modificado sensiblemente nuestro conocimiento de la Baria romana ha sido la excavación de urgencia efectuada durante seis meses de 2004, como consecuencia de los desmontes mecánicos efectuados para edificar un edificio de apartamentos de lujo, con licen-

SIRET, L. (1908). Ibid.: 9-10. ASTRUC, M. (1951). OLMO, 1986, OLMO, L. y ROMÁN, C. (1986); MENASANCH, M. y OLMO, L. (1991); OLMO, L. y MENASANCH, M. (1993); MENASANCH, M. (2003) y (2007).

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José Luis López Castro y Víctor Martínez Hahnmüller

Fig. 3. Vista aérea de la intervención arqueológica en el Sector 8 de Villaricos (según Morales, 2007)

cia municipal, dentro de la Zona Arqueológica de Villaricos, declarada bien de interés cultural. La excavación se planteó en una extensión de 3350 m2 (Fig. 3) sobre una superficie de casi una hectárea, mediante 26 cortes dispuestos en damero de 10 por 10 metros de superficie, 16 de 5 por 10 metros, más algunos sondeos y fue financiada por la empresa promotora10. Los extraordinarios resultados arqueológicos confirmaron no sólo los datos de Luis Siret, sino también las lecturas topográficas y estratigráficas efectuadas años atrás con motivo de la redacción del Plan Especial de Villaricos11, que nunca llegó a aprobarse definitivamente por las administraciones local y autonómica. La contundencia de los resultados de la excavación, que exhumaron un amplio sector de la ciudad romana de Baria y

la presión ciudadana, encabezada por el colectivo local Unidos por Baria12 impidieron que se procediera a la edificación y consiguiente menoscabo de los restos arqueológicos, hasta obtener una protección plena por la administración autonómica. Del conjunto de los resultados de la excavación se han publicado un resumen13 y un estudio de conjunto sobre los materiales cerámicos14 que, a pesar de su carácter preliminar, contribuyen a ofrecer una visión diacrónica y general de la evolución de la Baria romana hasta entonces desconocida y a plantearnos numerosos interrogantes que habrán de ser respondidos mediante el estudio exhaustivo de esta extensa excavación. Por lo que respecta a los estudios sobre el territorio de Baria, contamos con abundante

10 MORALES, R. (2007): 47. 11 SALMERÓN, P., SALMERÓN, P. y LÓPEZ CASTRO, J.L. (1991) y (1995). 12 http://www.unidosporbaria.org. 13 MORALES, R. (2007). 14 CARA, L. (2007).

De la Baria fenicia a la Baria romana

información. La investigación arqueológica de los últimos treinta años ha hecho de la Depresión de Vera y la cuenca del Almanzora una de las áreas más investigadas por la arqueología española desde el punto de vista de la prospección arqueológica. Ello es consecuencia de la extraordinaria información reunida por Luis Siret en las excavaciones que realizó en asentamientos y necrópolis de la zona, lo cual invitaba a los modernos investigadores a la continuidad desde un punto de partida seguro. Aunque los intereses de la mayoría de los proyectos de prospección estaban dirigidos a periodos prehistóricos, en los trabajos de campo se registraron todos los yacimientos de época histórica, a partir de los cuales se han efectuado diferentes trabajos de síntesis, así como tesinas y tesis doctorales afortunadamente publicados15, sobre los que basamos la información territorial de la Baria tardofenicia y romana.

LA CONQUISTA DE BARIA POR ESCIPIÓN El lento y progresivo proceso de integración de la comunidad fenicia occidental de Baria en el estado romano se inició a finales del siglo III a.C. cuando, en el contexto de la fase final de la Segunda Guerra Romano-Cartaginesa en la Península Ibérica, la ciudad fue asediada y conquistada por el ejército romano al mando de Publio Cornelio Escipión. Este acontecimiento histórico nos ha llegado a través de tres autores alto-imperiales, Valerio Máximo16, Plutarco17 y Aulo Gelio18, y ha sido confirmado arqueológicamente en diferentes intervenciones en la ciudad. De lo dicho por las fuentes literarias sabe-

335

mos que Escipión asedió y tomó por la fuerza una ciudad en la Península Ibérica cuyo nombre los autores transmiten como Badia o Bacia. Esta ciudad contaba con murallas y una guarnición y, además, estaba bien abastecida de alimentos. Con un templo dedicado a Afrodita dominando la ciudad, que podía verse desde el propio campamento romano, ésta se presentaba como un lugar de difícil conquista. Al impartir justicia en el campamento romano, a quienes se acercaron a su tribunal les dijo que al día siguiente impartiría justicia en un templo situado tras las murallas de la ciudad. Tras al menos tres días de sitio, según recuerda Valerio Máximo, la ciudad sería tomada, con lo cual se confirmaban las expectativas del general romano. La diferencia entre el topónimo de Baria y Badia/Bacia se debería a un error de transmisión en los textos antiguos, mas tanto por su situación en Hispania como por su clara filiación al bando cartaginés, es la candidata idónea para ser la ciudad de la que hablan las fuentes. Situado espacialmente este suceso, faltaría ubicarlo cronológicamente, para lo cual nos fundamentamos en el propio desarrollo de los acontecimientos finales de la Segunda Guerra Romano-Cartaginesa lo que nos permite fijar este episodio militar entre el año 209 a.C., inmediatamente después de la conquista de Qart Hadasht, y principios de 208 a.C., antes de la célebre batalla de Baecula19. La mención por parte de Plutarco de un templo dedicado a Afrodita que dominaba la ciudad, al cual hace una vaga referencia también Valerio Máximo, nos llevó a identificarlo con el recinto templario propio de la divinidad tutelar de la ciudad fenicia, Astarté, que se situaría en

15 LÓPEZ CASTRO, J.L. (2000), (2007a), (2007b) y (2009); LÓPEZ CASTRO, J.L., MARTÍNEZ HAHNMÜLLER, V. y PARDO, C.A. (2010); CAMALICH, M.D. y MARTÍN, D. (1998); CHÁVEZ, M.E. et al., (2002); PARDO, C.A. (e.p.); MENASANCH, M. (2003) y (2007). 16 III 7, 1a. 17 Apophth. Scip. Mai. III. 18 VI 1. 8-11. 19 MARTÍNEZ HAHNMÜLLER, V. (2007).

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la colina denominada «acrópolis» por Siret de acuerdo con la interpretación de los datos arqueológicos aportados por el ingeniero belga20. La única información que, hasta el momento, carece de confirmación arqueológica es la presencia de un recinto amurallado. Sin embargo, la documentación obtenida, primero por Siret21 y posteriormente por López Castro22, de una trinchera en la cara noreste de la colina de la acrópolis y al sureste del asentamiento fenicio tardío ha sido interpretado como un posible foso, debido a sus importantes dimensiones con una anchura de cinco metros y una profundidad que oscila entre los dos metros y medio y los tres metros. Por su parte Siret23 ya había puesto en relación algunos hallazgos arqueológicos con este episodio histórico. Así, da cuenta de restos de incendio en las casas del área de la «acrópolis», así como de la localización de una fosa común en la zona de la necrópolis donde se hallaron restos óseos humanos de unos 35 individuos, entre los cuales había cráneos con heridas producidas por el filo de una espada. No obstante, fue la información obtenida en las intervenciones arqueológicas de urgencia realizadas en 1987, 1997, 200324 y 200625, la que nos ha permitido documentar una unidad estratigráfica que corresponde a la conquista romana de la ciudad fenicia occidental de Baria. Los rasgos más destacables de este estrato, denominado Unidad Estratigráfica 40, son que aparece completamente sellado tras una capa de escorias producida por la actividad minera desarrollada en los siglos XIX y XX, la existencia de cenizas que se deben asociar con los restos de incendios y, sobre todo, la inusual concentración de material cerámico de finales del siglo III a.C.

José Luis López Castro y Víctor Martínez Hahnmüller

Es precisamente este registro arqueológico el que nos permitirá definir a grandes rasgos las características socio-económicas de Baria en el momento de la conquista. La presencia militar cartaginesa en la Península Ibérica había provocado un aumento de producción sin precedentes con el fin de abastecer al ejército de conquista. Además, las ciudades aliadas con Cartago se beneficiaron de la apertura y protección de nuevas rutas comerciales que las comunicaban con el interior. Como resultado de todo ello, el comercio alcanzó grandes dimensiones cuantitativas y cualitativas26. En efecto, Baria se presenta a finales del siglo III a.C., como uno de los puertos comerciales más activos del sureste de Hispania (Fig. 4). Al igual que en otros centros fenicios occidentales las principales importaciones documentadas pertenecen al ámbito local y regional. Concretamente, se han registrado diversas ánforas del tipo 12 de Ramon producidas en los distintos alfares de las ciudades fenicias, incluida la propia Baria, numerosos recipientes anfóricos iberos y todo el repertorio anfórico producido por Gádir e Iboshim en los últimos años del siglo III a.C., acompañado de algunas de sus producciones de vajilla de mesa fina. Por su parte, el comercio a larga distancia estaba dominado por las importaciones cartaginesas, de las que se han documentado al menos un ejemplar de cada uno de los tipos que fueron producidos en época bárquida. El comercio con los centros fenicios de Sicilia y Cerdeña, a pesar de estar bajo órbita romana, siguió activo en este momento, aunque presenta un claro retroceso con respecto a fases precedentes. Las ánforas magno-greco siciliotas, que ya habían aparecido

20 SIRET, L. (1908): 74, lám II; LÓPEZ CASTRO, J.L. (2005): 11-23. 21 (1908): 8. 22 (2005): 37-38. 23 (1908): 9, 27 y 35. 24 LÓPEZ CASTRO, J.L. y ALCARAZ, F. (2001); LÓPEZ CASTRO, J.L. et al. (2009) y (2011): 81-97. 25 VALERO, E. y MARTÍNEZ HAHNMÜLLER, V. (2011). 26 MARTÍNEZ HAHNMÜLLER, V. (e.p.).

De la Baria fenicia a la Baria romana

337

Fig. 4. Ánforas de la U.E. 40 (según Martínez Hahnmüller, 2007)

en el registro arqueológico de los siglos anteriores, se erigen como las segundas en importancia numérica en el comercio a larga distancia y se presentan en compañía de un repertorio de vajilla de mesa fina itálica relativamente variado y numeroso. El panorama comercial de Baria se completa con la presencia de un ánfora massaliota, seguramente resultado de la común práctica en el Mediterráneo del comercio redistribuidor27. Todo ello vino aparejado de una intensificación y extensión de la explotación de los recursos territoriales de los que disponía la ciudad para aprovechar la beneficiosa coyuntura econó-

mica que supuso la presencia de los contingentes armados cartagineses. En efecto, siguiendo una tendencia iniciada en el siglo IV a.C.28, se establecen nuevos asentamientos rurales de pequeño tamaño en las mejores tierras de cultivo, explotando de manera intensiva los fértiles valles del Almanzora, el Antas y el Aguas. Como resultado de estos cambios económicos y de la presencia cartaginesa en la Península Ibérica, la ciudad fenicia occidental intentó consolidar su economía monetaria por medio de la acuñación de una serie de monedas de bronce por primera y única vez en su historia: se trata

27 MARTÍNEZ HAHNMÜLLER, V. (e.p.). 28 PARDO, C. (e.p.); LÓPEZ CASTRO, J.L. (2000): 108-109, y (2007c): 114.

338

de unas acuñaciones con unidades de en torno a los 10 g y diversos divisores con una iconografía en la que aparecía una palmera con frutos en el anverso y con reversos en los que se documentaban el rostro de una divinidad femenina, Astarté, y el de Melqart29. Desgraciadamente, este auge comercial y productivo no ha podido ser documentado a nivel arquitectónico en la ciudad, como resultado de las circunstancias que han caracterizado la investigación, es decir, su subordinación al proceso de crecimiento urbanístico de Villaricos por medio de excavaciones de urgencia. Las escasas estructuras constructivas de esta fase que se han podido documentar hasta la fecha30 no permiten establecer qué pautas marcaron la evolución arquitectónica y urbanística de Baria en época bárquida: aún no podemos saber si mantuvo las características urbanísticas de las fases anteriores o si, por el contrario, tal como se ha constatado en otros centros urbanos de Iberia31, se produjo un proceso de monumentalización propiciado por los cartagineses.

LA BARIA TARDOFENICIA BAJO LA REPÚBLICA ROMANA (SS. II-I A.C.) La victoria romana y la retirada cartaginesa de Iberia inauguraban una nueva etapa en la que Roma inició la explotación de los recursos por medio de una estructura tributaria que se apropiaba de los excedentes productivos de los territorios conquistados. Tras ser tomada por la fuerza, Baria debió ser una de las numerosas civitates stipendiariae que estaban obligadas a hacer frente a las imposiciones tributarias romanas. Una de las consecuencias económicas directas de su nueva situación política sería, seguramente, la

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confiscación por parte del Estado romano de las minas de gran riqueza metalífera que disponía en su territorio, uno de los recursos más lucrativos que disponía la ciudad fenicia, al tiempo que la ciudad dejó de acuñar moneda propia32. En el ámbito rural, se atestigua un proceso de ocupación y explotación de nuevas tierras tras la conquista romana. En el territorio de Baria se ha documentado una gran intensificación de la explotación agrícola como demuestra la fundación de tres nuevos asentamientos rurales y la reocupación de uno que había sido abandonado en la fase precedente (Fig. 5). En total se conocen 8 asentamientos de pequeño tamaño, que se disponen junto a los cursos fluviales: en las riberas del río Aguas tenemos La Islica, Hoya del Pozo del Taray 4, 6 y 11, todos ellos de nueva fundación, y continúa Marina Torre en el litoral. En la desembocadura del río Antas se establece un nuevo asentamiento, El Coto-2, al tiempo que en las riberas del río Almanzora continúa el de Montroy, próximo a Villaricos y los de Cabecico de Parra y Las Rozas. Asimismo, se localizan nuevas explotaciones mineras en las estribaciones montañosas de Herrerías y Sierra Almagrera33. En el registro paleobotánico, los análisis carpológicos muestran en esta fase el cultivo de cereales con la presencia de diversos tipos de Hordeum, así como Triticum, continuando el cultivo de leguminosas como la Vicia faba y el de la Vitis vinifera. Por su parte los datos antracológicos ponen de relieve la continuidad en el cultivo de Olea, el aprovechamiento de la vegetación de ribera (Tamarix) y sobre todo de las laderas bajas de matorral (Pistacia), destacando como novedad el aumento proporcional de la presencia de Pinus y Quercus respecto de los pe-

29 VIDAL BARDÁN, J.M. (1978), (1981) y (1982); ALFARO, C. (2000): 101 y 107; LÓPEZ CASTRO, J.L. (2005): 18-19. 30 LÓPEZ CASTRO, J.L. (2007a): 33-34. 31 BENDALA, M. (2003): 23-26. 32 LÓPEZ CASTRO, J.L. (1995): 114-115. 33 LÓPEZ CASTRO, J.L. (2000): 109, y (2007c): 114; PARDO, C. (e.p.).

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Fig. 5. Poblamiento del territorio de Baria durante los siglos II y I a.C. (según Pardo, e.p.)

riodos anteriores, posiblemente en relación con el incremento de la explotación de metales tras la conquista romana34. Las transformaciones políticas y económicas se manifiestan claramente en los traumáticos cambios que se produjeron en el urbanismo de la ciudad fenicia. Tras la conquista de la ciudad, el núcleo urbano se traslada a occidente (Fig. 6) de la antigua ciudad, mientras que la zona de hábitat tradicional fenicio es utilizada como cantera de materiales de construcción, actividades metalúrgicas o vertedero35. Sin embargo, como muestran las excavaciones del «sector 8», no sería hasta finales del siglo I a.C.36 cuando se diseñó un entramado urbano romano siguiendo probablemente las teorías urbanísticas romanas. 34 LÓPEZ CASTRO, J.L. (2003): 99. 35 LÓPEZ CASTRO, J.L. et al. (2011): 127-128. 36 MORALES, R. (2007): 68-71. 37 LÓPEZ CASTRO, J.L. (1995): 240-245. 38 Ad Att. XVI IV, 2.

El estatus político de la ciudad de Baria dentro del Estado romano seguramente se mantendría estable como civitas stipendaria hasta la promoción de la ciudad en época altoimperial, como veremos más adelante. La única información literaria que disponemos de la ciudad de Baria durante esta fase corresponde a la Guerra Civil que enfrentó a César y Pompeyo, en la que la oligarquía de la ciudad optaría por alinearse en el bando cesariano, al igual que sucedió en otras ciudades fenicias como Gadir, Malaka o Sexs37. En efecto, Cicerón afirma en una carta38, que le habían llegado noticias sobre la toma del oppidum Baream con una sola legión por parte de Sexto Pompeyo en el año 44 a.C., partiendo desde Carthago Nova. La influencia que aún tenía la antigua colonia

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fenicia en las poblaciones autóctonas se manifiesta en que tras la toma de la ciudad, muchas ciudades de la zona se pasaron momentáneamente al bando pompeyano.

LA BARIA ALTOIMPERIAL Topografía y morfología urbana de la ciudad romana Desde el punto de vista topográfico, la Baria romana se extendió hacia el suroeste y hacia el sur-sureste del emplazamiento original fenicio, buscando áreas de llanura entre la ribera del río Almanzora y el límite formado por la línea costera. En este desplazamiento se ocupó la parte de la ciudad fenicia que seguía la línea costera, superponiendo los edificios nuevos sobre los preexistentes fenicios, que se documentan en esta zona occidental en las excavaciones de urgencia desde comienzos del siglo IV a.C. en adelante39. Esto se ha visto corroborado por las excavaciones de 2004 al documentarse plenamente el arrasamiento de construcciones fenicias de los siglos VII a II a.C. por edificaciones de los siglos I a.C. y posteriores40. Por el contrario, el área oriental de la ciudad fenicia, la más antigua, donde se localizan los testimonios de la destrucción efectuada por el ejército de Escipión en 209 a.C., quedó abandonada como área urbana, aunque fue ocupada esporádicamente durante los siglos II y I a.C. por usos secundarios como actividades metalúrgicas, según evidencian el horno y los restos de escorias documentados en la excavación de la calle La Central, estratificados en el nivel superficial del yacimiento, sellado bajo una capa de escorias 39 LÓPEZ CASTRO, J.L. (2009): 469. 40 MORALES, R. (2007): 68; CARA, L. (2007): 91-93. 41 LÓPEZ CASTRO, J.L. y ALCARAZ, F.M. (2001): 16. 42 MADOZ, P. (1848): 270. 43 QUIRÓS, P. (1898). 44 LÁZARO, R. (1980): IRAL 31. 45 MORALES, R. (2007); CARA, L. (2007).

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mineras del siglo XIX y situado sobre el estrato correspondiente a la conquista romana de la ciudad41. Asimismo los abundantes fragmentos de cerámicas romanas del estrato superficial, o contenidos en profundas fosas que rompen la estratificación fenicia, testimonian la frecuentación de las ruinas y las rebuscas de piedra y materiales constructivos durante los siglos romanos de la ciudad, sin que se hayan localizado estructuras romanas en esa zona. Los datos recogidos por Siret y algunos eruditos locales de los siglos XIX y XX sobre diferentes hallazgos efectuados con motivo de la construcción de la Fundición Carmelita en el área de Los Conteros, en Villaricos, desde 184042, nos permiten aventurar una hipótesis sobre la localización del área pública de Baria al noroeste del hornabeque o torre artillada del siglo XVIII que domina el litoral (Fig. 2). Fragmentos de esculturas e inscripciones procedentes de esa área43 podrían tal vez proceder del área pública, formada posiblemente por el foro, templos y otros edificios públicos que debió albergar la ciudad. Una inscripción nos informa de la erección de un templo por un individuo y de su mantenimiento póstumo ordenado por un legado testamentario a sus deudos44. Las excavaciones de urgencia efectuadas en 2003-2004 en el denominado «sector 8» de Villaricos aportan los primeros datos modernos sobre la ciudad romana de Baria en un extensa área de la misma, desde las primeras construcciones hasta época tardoantigua, mostrando elementos urbanísticos y constructivos de gran interés de los que conocemos las primeras aportaciones preliminares sobre las sucesivas fases constructivas y los materiales cerámicos45.

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Fig. 6. Fase de ocupación de los siglos II y I a.C. del Sector 8 (según Morales, 2007)

Esta extensa zona queda situada al sureste del emplazamiento de la Fundición Carmelita y sobre el borde litoral; corresponde a un barrio excéntrico de la ciudad destinado durante época altoimperial a la producción de salazones de 46 (1908): 10.

pescado, almacenes y otras actividades económicas, como apuntaban ya los restos de una factoría de salazones excavada en 1984 por Ripoll o los restos de cetariae situados en la playa y documentados por Siret46. La necrópolis principal en

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época imperial se situaba al norte de la ciudad, coincidiendo en parte con el área de la necrópolis fenicia y en parte contigua a ésta. El trazado de los ejes que articularon el espacio urbano bariense parece remontarse a un momento avanzado del siglo I a.C., periodo en el cual se documenta al menos un cardo, el cardo I, que perduraría durante el Alto Imperio, estructurando una orientación oeste-este de edificios y muros que se conserva durante todo el periodo a partir de otros tres cardines paralelos, los II, III y IV y tres decumani perpendiculares, denominados A, B y C, con orientación aproximadamente norte-sur, que se documentan en construcciones datadas a partir del siglo I d.C.47 (Fig. 7). El trazado del nuevo viario de la ciudad romana y los inicios de su construcción en el siglo I a.C. vienen a coincidir con el abandono del templo de la Astarté de Baria situado posiblemente en el siglo IV a.C. en una colina situada al noroeste de la ciudad, junto a la necrópolis, que Siret denominó «acrópolis». El estudio de los materiales arqueológicos depositados en una cisterna del santuario nos permitió establecer su amortización como consecuencia del posible abandono del templo hacia finales del siglo I a.C.48 El nuevo trazado de la ciudad romana en Baria parece ser también contemporáneo a una serie de programas urbanísticos desarrollados en ciudades de fundación fenicia, como la Nova Urbs gaditana, con el teatro de Balbo, la construcción del teatro de Malaka o el complejo urbanístico de Sexs49 que remiten a finales del siglo I a.C. o en todo caso a época augustea. Las vías documentadas en Baria no estuvieron pavimentadas, sino que eran de tierra batida, en ocasiones con cal, con una anchura de 47 MORALES, R. (2007): 71. 48 LÓPEZ CASTRO, J.L. (2005): 18. 49 ID. (1995): 192-195. 50 MORALES, R. (2007): 51. 51 Ibid.: figs. 8 y 16 52 Ibid.: figs. 2, 8 y 16.

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tres metros. En muchas de las vías, en concreto en los cardines II, III y IV, y en el decumanus C se disponían conducciones de agua construidas con piedra y enlucidas, destinadas a la evacuación de aguas, mientras que otras conducciones de menor tamaño salían de las edificaciones con el mismo propósito. La red viaria delimitaba insulae de dimensiones variables, debido posiblemente a la naturaleza de las actividades desarrolladas y a la funcionalidad de los edificios. Los desniveles resultantes se resolvieron mediante un sistema de aterrazamiento de la ladera, testimoniado por gruesos muros en los cardines I, II y IV50. Tan sólo en un caso es posible definir la superficie de una insula, en concreto la delimitada por el cardo I y el cardo II y por dos estrechos callejones, de unos 0,60 m de anchura, paralelos y con la misma orientación que el decumanus A. La superficie de la insula es de unos 20,70 x 10,35 metros, medida con poca precisión en los planos publicados51, lo que equivale aproximadamente a 70 x 35 pies romanos de 0,295 m, con una superficie toral de 214,24 m2. Desgraciadamente, dado que sólo se conoce una insula casi completa, partida además en cuatro cortes de la excavación (cortes 4000, 5000, 10000, 11000)52, y puesto que no se han publicado en detalle plantas a escala, es difícil aventurar el módulo empleado en el trazado de la ciudad. Al norte del cardo II se extiende el área urbana en dirección a la hipotética área de edificios públicos, articulada por los decumani A y B que unían el área urbana con las áreas bajas donde se radicaban instalaciones industriales. Además de la insula mencionada, esta área se caracteriza por la existencia de viviendas, de las que no sabemos casi nada, así como por algunos edificios y

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Fig. 7. Fase de ocupación del período altoimperial del Sector 8 (según Morales, 2007)

elementos urbanos singulares que conformaban una pequeña área de servicios. Nos detendremos primero en unas termas de pequeñas dimensiones situadas entre los decumani A y B que han sido datadas hacia el siglo 53 Ibid.: 62.

II d.C., de las que se excavó el caldarium, y que estuvieron en funcionamiento hasta el siglo III d.C.53 (Fig. 8). En las proximidades se construyó contemporáneamente una cisterna con cubierta abovedada de medio cañón, también parcial-

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Fig. 8. Vista de las termas (fotografía de los autores)

Fig. 9. Detalle de la taberna (según Morales, 2007)

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Fig. 10. Detalle de las factorías de salazón (según Morales, 2007)

mente excavada y de pequeñas dimensiones, que quizás debió dar servicio a las termas. Muy cerca también se ubicó un conjunto de tabernae en el que se reconocen al menos las entradas de dos de ellas y posiblemente existiera una tercera; estuvieron en uso hasta un momento avanzado del siglo II d.C.54 (Fig. 9). Al suroeste del sector exhumado y lindando con el mar se construyeron desde el cardo IV las factorías de salazones, de las que se han documentado parcialmente al menos seis, que podemos identificar con las officinae caetariorum mencionadas en las fuentes55. Su estructura es similar a las que conocemos en otras ciudades del litoral meridional hispano, formada por un espacio rectangular delimitado por muros perimetrales en cuyo interior se colocaban las piletas o cetariae, en número variable y a veces de distin54 Ibid.: 60. 55 Col., RR, VIII, XVII, 12. 56 MORALES, R. (2007): 58. 57 Ibid.: 65.

to tamaño. En ocasiones se disponen alrededor de un patio central y podían presentar dependencias de almacenaje anexas56 (Fig. 10). En torno a las factorías de salazones se desarrolló un barrio artesanal, en el que se han documentado edificios con estructuras circulares identificadas para la sustentación de molinos de tracción animal y un horno, así como zonas de almacenamiento. Otros espacios del barrio industrial han sido interpretados como viviendas formadas por una o dos estancias alargadas, sin patios interiores, en las que se han reconocido restos de estructuras de combustión identificadas como hogares domésticos. Las paredes, en ocasiones erigidas con adobes, estaban revestidas de estuco de factura tosca57. Sin embargo, entre las viviendas destaca por su tamaño y por sus elementos decorati-

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Fig. 11. Mosaico geométrico (según Morales, 2007)

vos una domus del siglo I d.C. que se sitúa en una insula entre el cardo II y el cardo III, más próxima al área propiamente urbana. Excavada parcialmente, el área residencial de esta domus se estructura en torno a un patio central pavimentado de opus latericium de unos 30 m2, que da acceso al norte a una estancia identificada como tablinium y a una letrina con desagüe a la calle. La estancia noble estaba pavimentada por un mosaico con motivos geométricos (Fig. 11) y las paredes estucadas estaban decoradas con motivos figurativos enmarcados en casetones de tamaño mediano, de los que se han conservado fragmentos de dos, uno con una representación de Dionisos (Fig. 12) y otro con representación de espigas, que por sus características estilísticas pueden fecharse en la segunda mitad del siglo I d.C. La casa experimentó sucesivas remodelaciones, como el cambio de 58 Ibid. 59 Ibid.: 75, 78, fig. 17.

uso del patio para albergar un molino y un dolium, y permaneció en funcionamiento hasta el primer cuarto del siglo IV d.C.58 A lo largo del siglo II, y ya en el III d.C. se produjeron remodelaciones y reestructuraciones en el barrio industrial, como la desaparición de algunas officinae de producción de salazones, o el cierre del callejón situado en el corte 12000, que daba acceso al cardo II mediante la construcción de un muro. En este periodo se registran otros espacios productivos como los destinados actividades de fundición de mineral, una fragua o un almacén que contenía dolia, área 1200059. Instituciones y sociedad en Baria romana Nuestro conocimiento de la sociedad bariense y sus instituciones es exiguo y se fundamenta en el repertorio epigráfico disponible,

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Fig. 12. Decoración parietal (según Morales, t2007)

en el que predominan las inscripciones funerarias. Con anterioridad hemos propuesto que la ciudad obtendría el estatuto municipal de derecho latino en época flavia, al igual que Abdera y Malaka, entre otras ciudades de fundación fenicia60. La única mención a una magistratura municipal se documenta en un fragmento de inscripción, que fue recogido por Pierre Paris en un paseo por el yacimiento de Villaricos, tras visitar a Luis Siret en su casa de Herrerías, y que se llevó consigo a Burdeos, donde actualmente permanece depositado61. El fragmento, datado a finales del siglo I d.C. hace referencia a un individuo cuyo nombre no se ha conservado, que ejerció los cargos de duunvir y flamen, presumiblemente en Baria, y que desempeñó puestos del cursus ecuestre como tribunus militum en dos unidades militares que desconocemos y praefectus fabrum.

-----[flami]ni [tr(ibuno) mil(itum) leg(ionis) - - i]tem · tr(ibuni ?) m[il(itum) leg(ionis) - - -] IIvir(o) · p[raef(ecto) fabr(um) (...) h(ic)] s(itus) · s(it) [t(ibi) t(erra) l(evis)]

La magistratura de duunvir podría considerarse una prueba inequívoca del estatuto municipal de la ciudad, si admitimos que pudo desempeñarlo en Baria. Por la fecha atribuida a la inscripción podemos proponer el origen flavio del municipio. Asimismo el pequeño fragmento testimonia la existencia de una oligarquía municipal en la que había familias de rango ecuestre. Otras inscripciones atestiguan ciudadanos con los tria nomina, posiblemente pertenecientes a la elite local, pues ellos o sus antepasados habrían alcanzado la ciudadanía tras desempeñar las magistraturas municipales. Es el caso de in-

60 LÓPEZ CASTRO, J.L. (1995): 259-260. 61 DUBOIS, Ch. (1901); CURCHIN, L.A. (1982) y (1983).

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dividuos como L. Cornelius Clarinus, Q. Postumius Verecundus y M. Cornelius Laetinus, casado con Cornelia Hispana62. El cognomen Hispanus ha sido atribuido a las aristocracias locales hispanas63 y también está representado en Abdera, donde se documenta un C. Annius Hispanus64. Hay también documentados individuos libres, sin ciudadanía romana, como Faustus, hijo de Astlumus, casado con Quarta Cassia, hija de Medugenus65. Las inscripciones barienses mencionan libertos como Felicius, liberto de Caesianus66, Iunia, liberta de Marcus Campanus y esclavos como Arescusa, Certus o Rufius67. El repertorio epigráfico bariense, a pesar del corto número de inscripciones conservado, es de una gran riqueza y nos da idea de una sociedad similar a la que conocemos en los municipia hispanos: está atestiguada una élite municipal, que desempeñó magistraturas como el duunvirato, así como el sacerdocio en el culto imperial. Se documentan individuos libres no ciudadanos de origen hispano, como denotan los nombres personales Astlumus o Medugenus, nombre de ascendencia itálica, como Campanus, libertos y esclavos. Durante el Alto Imperio Baria, a pesar de su posición geográfica, estuvo administrativamente vinculada a la provincia Baetica en lugar de a la Hispania Tarraconensis. Según nos informa Plinio68 Baria era un oppidum adscriptum a la Baetica. La razón podría estribar en su afinidad de origen con las demás ciudades de fundación fenicia que se situaban en la antigua provincia Ulterior y luego en la Baetica, quizá con el objetivo de facilitar su administración a los gobernadores romanos, cuando la mayoría de las ciu62 LÁZARO, R. (1980): IRAL 32. 63 CRESPO, S. (1991). 64 CIL II 1981. 65 DUBOIS, Ch. (1901): 218. 66 LÁZARO, R. (1980): IRAL 31. 67 Ibid.: IRAL 34, 51, 60, 63. 68 nat. 3. 19. 69 LÓPEZ CASTRO, J.L. (1995): 255. 70 SIRET, L. (1908): 6; CHÁVEZ, M.E. et al. (2002): 120. 71 EAD.: 120-121. 72 EAD.: 120-121.

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dades, bajo la República, tenían el estatuto de civitates stipendiariae69. El territorio y la economía Durante el Alto Imperio, en el territorio que atribuimos a Baria se produjeron algunos cambios en el poblamiento, como son el aumento significativo de asentamientos rurales y la aparición de las villae con lo que ello implicaría en cuanto a modelo de explotación, que si bien pudo haberse introducido con anterioridad, es en estos siglos cuando se consolida y extiende (Fig. 13). Salvo la villa de El Roceipón, ya excavada por Siret y objeto de nuevas campañas en los años 80 que permanecen inéditas70; no se ha excavado ninguna otra y han sido identificadas como villae debido a la extensión en la que se localizan restos constructivos y se recogen materiales arqueológicos en superficie, superior a una hectárea. Además de El Roceipón, en la Depresión de Vera se han reconocido otras dos villae: el Cortijo del Sevillano y Cañada Qurénima 1-2, mientras que en la cuenca del Río Aguas se han localizado hasta 5 villae: Alfaix 1, El Castillico, Las Pilas, Loma de Cortijo Palmeral, y Cadímar 3, y otras dos en el área de Guazamara-Pulpí: Cortijo de las Gachas y El Oficio71, sumando un total de 10 villae, un número que no parece desproporcionado para la extensa área en que se distribuyen. Con superficie inferior a una hectárea hay 25 asentamientos romanos con cerámicas altoimperiales en las áreas próximas a Baria72. De

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Fig. 13. Poblamiento del territorio de Baria en época altoimperial (a partir de Chávez et al., 2002)

ellos sólo se ha excavado uno, Cabecico de Parra, o Cabezo de las Brujas, inicialmente conocido y posiblemente excavado por Siret73. Fue objeto de una excavación de urgencia en 1987 que exhumó parcialmente áreas de habitación y almacenaje, así como una conducción de agua74. Estos asentamientos, de los que un ejemplo sería Cabecico de Parra, estarían destinados en su mayoría a la agricultura, según se desprende de su situación respecto a suelos fértiles y relieve, mientras que otros estarían relacionados con diferentes actividades de explotación del territorio: es el caso de canteras de piedra como el Cerro de las Coscojas o el Pajarraco de Vera, de sitios relacionados con el tratamiento de minerales metálicos como El Boliche o Palomares y de asentamientos costeros relacionados con el

comercio, como Marina de la Torre, Terreros75 o La Rumina, donde además se han excavado hornos de producción cerámica76. Los cambios de poblamiento durante el Alto Imperio en el área de Baria han sido explicados como resultado de la inmigración itálica entre los siglos I y III d.C.77, lo cual nos parece excesivo como única causa, en parte porque hay continuidad de poblamiento en algunos yacimientos y áreas muy concretas desde época fenicia colonial, o en lugares muy próximos entre sí, lo que indicaría cambios de emplazamiento; en parte porque existen posibilidades de explicación alternativas, como el crecimiento de la población existente en la zona, o por la mayor ocupación del ager una vez que la ciudad obtuvo el estatuto municipal y sus élites accedieron a la ciudadanía

73 (1908): 73. 74 LÓPEZ CASTRO, J.L., SAN MARTÍN, C. y ESCORIZA, T. (1987) y (1992). 75 CARA, L. y ORTIZ, D. (1987) y (2007). 76 GALLARDO, J. et al. (2004). 77 CHÁVEZ, M.E. et al. (2002): 119.

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romana, sin descartar la inmigración itálica, sobre todo en un distrito minero. Los análisis todavía inéditos de muestras antracológicas y carpológicas procedentes de estratos altoimperiales de Cabecico de Parra y Villaricos78 pueden aportarnos algunos datos generales sobre los cultivos de este periodo. Se identificaron semillas de cereales como cebada y trigo, con predominio de la primera y un gran incremento en la presencia de semillas de vitis vinifera y de higos entre los frutales. En el capítulo de las especies vegetales empleadas como madera destaca la de olea, que sería en parte procedente de olivos cultivados, así como el tamarix. Aunque son muestras reducidas y es arriesgado efectuar lecturas históricas sin contar con una evidencia más contundente, si relacionamos estos datos con los que conocemos sobre el territorio aportados por las prospecciones arqueológicas, podemos proponer como hipótesis que la consolidación del modelo de explotación que supone la villa esclavista podría reflejarse en el incremento de productos agrícolas destinados al comercio, como la vid para la exportación de vino. Bien es cierto que faltaría por identificar la producción anfórica bariense, una más de las numerosas lagunas en nuestro conocimiento de la Baria romana. Sin desdeñar la importancia de la producción agrícola, es imprescindible hacer hincapié en los demás pilares de la economía bariense: la minería, la producción de salazones y el comercio, de los que disponemos de abundantes datos aunque no han sido objeto de una investigación exhaustiva. La eclosión de la minería del hierro y del plomo en Sierra Almagrera, Sierra del Aguilón y Las Herrerías en el siglo XIX79 dio lugar

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al hallazgo de materiales arqueológicos y restos de las explotaciones de la Antigüedad, sobre todo romanas, recogidas en la prensa y obras de la época80, así como por el propio Luis Siret81 y en diversos estudios modernos que apuntan a la explotación del hierro, el plomo y el plomo argentífero en el área de Baria desde época fenicia y sobre todo en época romana82. Por su parte, la producción de salazones de pescado es conocida en Baria al menos desde el siglo IV a.C.83 y ya hemos aludido a la existencia de varias factorías de salazones en el barrio situado en el frente litoral de la ciudad altoimperial, aunque está todo por investigar. La posición costera de Baria y su proyección al interior de la Bastetania (Fig. 1) ha sido subrayada para época fenicia84 y seguramente debió seguir ejerciendo ese papel de puerto comercial en época romana. Aunque faltan por completo estudios en profundidad sobre el comercio de Baria en este periodo, podemos esbozar algunas líneas a partir de los estudios cerámicos publicados de la excavación de 2004 y del reducido conjunto de cerámicas romanas de las excavaciones de 1987 (Fig. 14). Además de algunas ánforas itálicas Dr. 2-4, la mayor parte de las documentadas son ánforas hispanas de aceite, como las Dr. 20 en sus distintas variantes, de vino como la Haltern 70 y ánforas salazoneras Dr. 7-11, Dr. 14 y Beltrán IA y IIA. Las importaciones de cerámica fina proceden sobre todo de Galia y África, como son la terra sigillata sudgálica y la terra sigilllata africana A, mientras que las importaciones de sigillata itálica más antiguas son muy escasas, al igual que las producciones de sigillata hispana85.

78 Los análisis se efectuaron en el marco del proyecto de la Unión Europea Arcaheomedes EV5V-0021, y fueron efectuados por M.K. Jones, M. Tenas y R. Gale. 79 SÁNCHEZ PICÓN, A. (1983). 80 MADOZ, P. (1846): 50-52; MORALES, R. (2007): 43-44. 81 (1908): 41-47. 82 DOMERGUE, C. (1990): 63-64, 74, 130 y 168; CHÁVEZ, M.E. et al. (2002): 122; CARPINTERO, S. (2011). 83 LÓPEZ CASTRO, J.L. et al. (2007). 84 LÓPEZ CASTRO, J.L. y ADROHER, A. (2008). 85 CARA, L. (2007): 104-107; LÓPEZ CASTRO, J.L. et al. (2011): 115-121.

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Fig. 14. Piezas de época altoimperial de Villaricos en el Museo de Almería (fotografías Museo de Almería). Ánfora Dressel 25. Ungüentario. Ungüentario de vidrio. Plato de Terra Sigillata sudgálica. Cubilete de paredes finas

LA BARIA BAJOIMPERIAL Durante el Bajo Imperio, y sobre todo a partir de finales del siglo III y en el IV d.C. se produjo una paulatina transformación de la ciudad que perdió el trazado original a causa de la desaparición del viario (Fig. 15). Las calles fueron ocupadas por casas, mientras que en otros casos fueron cerradas por remodelaciones en los edificios y las conducciones de agua quedaron amortizadas. Se construyó una gran casa ocupando por completo una insula, dando fachada a tres calles. En el área industrial se asiste al abandono de algunas factorías altoimperiales, como las factorías I y III, mientras que se construyeron nuevas instalaciones con piletas en el siglo III d.C. Aprovechando las edificaciones anteriores se levantaron viviendas de pequeño tamaño, en ocasiones mediante la compartimentación de

espacios anteriores mediante muros de escasa entidad86. La regresión que se observa en la ciudad discurre pareja a las transformaciones en el poblamiento rural como síntomas de una misma crisis. La población rural se reagrupa en apenas dos decenas de asentamientos bajoimperiales (Fig. 16), algunos de gran tamaño, que pudieron ser villae, como Cañada Qurénima 1, Pie Cerro de María, Roceipón, El Coto-1, Cañada Hinojar, Pago de San Antón, Cortijo Cadímar-3 o Las Pilas, al tiempo que se abandonan loa asentamientos vinculados a la explotación minera y se pueblan nuevos asentamientos en cerros elevados por sus mejores condiciones defensivas, de los que el más importante es el Cabezo María, ocupado ya en el siglo V87. Los escasos estudios sobre el registro material muestran unas importantes relaciones de

86 MORALES, R. (2007): 79-81, figs.18-19. 87 CHÁVEZ, M.E. et al. (2002): 126-128; MENASANCH, M. (2003): 179-181.

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Fig. 15. Fase de ocupación del período bajoimperial del Sector 8 (según Morales, 2007)

intercambio con el norte de África, de donde proceden las importaciones de ánforas y cerámicas finas, como las ánforas tipo Tripolitana II 4 C/D, o los vasos de terra sigillata Africana tipo A tardía, A/D, D o African red slip, am-

pliamente documentadas en las excavaciones del sector 8 y en los niveles superficiales de la ciudad fenicia88 (Fig. 17). Como suele suceder en este periodo, el número de inscripciones es sensiblemente menor

88 CARA, L. (2007): 107; LÓPEZ CASTRO, J.L. et al. (2011): 115-121.

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Fig. 16. Poblamiento del territorio de Baria en época bajoimperial (a partir de Menasanch, 2003)

Fig. 17. Cerámicas procedentes de Villaricos en el Museo de Almería (fotografías Museo de Almería). Ánfora tardorromana Keay XVI. Lucerna tardorromana

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Im(peratori) · Caes(ari) · / M(arco) Iulio · Phili[p]/po · Pio · Felici / Augusto · Pont(ifici) / Max(imo) · trib(unicia) · pot(estate) · / II · co(n) s(uli) · p(atri) · p(atriae) · / Res · publica · / Bariensium / devota numi/ni maiestati/que eius ·

Poco más ofrecen las fuentes escritas: en las actas del Concilio de Elvira de 300/302 se recoge la asistencia al mismo de Emeritus, presbítero de Baria91, lo cual testimonia la existencia de una comunidad cristiana en Baria a comienzos del siglo IV.

LA BARIA TARDOANTIGUA

Fig. 18. Inscripción honorífica de Baria al Emperador Filipo I (CIL II 5947) (fotografía Museo de Almería)

que las del Alto Imperio, por lo que nuestro conocimiento de la sociedad bariense bajoimperial es aún menor que la del periodo precedente. Aún así, la única dedicación pública de Baria es un epígrafe del siglo III d.C.89 erigido por la respublica Bariense en honor del numen divino del emperador Filipo I (Fig. 18). Puede datarse en 245 de la era y atestigua que en esa fecha las instituciones municipales existían y funcionaban y que quizá también estaba activo el culto al emperador90.

En el territorio de la Depresión de Vera el siglo V culmina un proceso de reorganización de la población que se había iniciado en el IV (Fig. 19), como resultado de una creciente despoblación, en la que el número de villae se reducen a 7: Cadímar 3, Las Pilas, Pie del Cerro María, Roceipón, Cortijo la Terrera, El Coto 1, y Cabecico de Parra. En algunos casos como Cadímar o Cabecico de Parra se han documentado sus necrópolis. El poblamiento se retira del área costera y se concentra en poblados de altura, como Cerro Montroy, cercano a Villaricos, Cabezo María, Los Orives y Sierra Cabrera, al tiempo que permanecen algunos pequeños asentamientos en las ramblas y principales cursos de agua92. En los primeros decenios del siglo V parte de la población de Baria se trasladó, seguramente buscando protección, al vecino Cerro de Montroy (Fig. 20), situado un kilómetro al interior, sobre el río Almanzora y más fácil de defender por su altitud. En esta etapa final de la ciudad en su emplazamiento original, durante los siglos V y VI d.C., se ha documentado una ocupación dispersa y secundaria en una ciudad que estaba

89 CIL II 5947. 90 ÉTIENNE, R. (1974): 312. 91 SOTOMAYOR, M. y BERDUGO, T. (2005): 13; SOTOMAYOR, M. (2005): 155. 92 CHÁVEZ, M.E. et al. (2002): 132-135; MENASANCH, M. (2003): 198-199.

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Fig. 19. Poblamiento del territorio de Baria en época tardoantigua (a partir de Menasanch, 2003)

en estado ruinoso. Las excavaciones han descubierto la construcción de un horno de fundición de plomo cuyas escorias se depositaron sobre los restos de casas derruidas. El antiguo espacio urbano se utilizaba ocasionalmente como cementerio y como cantera para extraer materiales de construcción, según testimonian las numerosas fosas encontradas93. El Cerro de Montroy tiene una altitud de 76 metros y está formado por dos laderas coronadas por una cresta más llana, con una vaguada central que alberga en su parte media una pequeña extensión húmeda. De acuerdo con estudios edafológicos ésta se debe a un manantial de agua que debió aflorar en la Antigüedad94, lo

que añadiría un factor de vital importancia para el traslado de la población bariense. La revisión de los datos publicados por Siret de sus excavaciones y de las efectuadas por Lauro Olmo y Monserrat Menasanch nos ofrecen una aproximación inicial al conocimiento de la Baria tardoantigua95. Siret excavó y reconoció unas 24 casas dispersas en ambas laderas, protegidas por una muralla que se dispone en forma de herradura en las laderas altas del Cerro de Montroy con cerámicas de los siglo V y VI, principalmente African Red Slip decorada96. Las modernas excavaciones han establecido el inicio de la ocupación en la primera mitad del siglo V, en la que no existiría la muralla, en una

93 MORALES, R. (2007): 85. 94 El estudio, inédito, fue efectuado por D. Carlos Gil de Carrasco, profesor titular de Edafología de la Universidad de Almería e incluido en la documentación del Plan Especial de Protección de Villaricos (SALMERÓN, P., SALMERÓN, F. y LÓPEZ CASTRO, J.L. [1991]). 95 MENASANCH, M. (2003): 156-169, y (2007). 96 SIRET, L. (1908): láms. XXVIII-XXIX; CABALLERO, L. (1974); CASTELO, R. (1988) y (1989); MENASANCH, M. (2003): 167.

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Fig. 20. Fase de ocupación tardoantigua en el Cerro de Montroy (Menasanch, 2003)

fase, Montroy I, que se prolongaría en el siglo V. La fase Montroy II muestra la continuidad del asentamiento en el siglo VI, que se amplia ocupando la parte alta del cerro y, avanzado el siglo, con la construcción de la muralla, completada con una torre en la zona central de la misma. El 97 ID. (2007): 141-142, 152-153.

asentamiento continuaría habitado posteriormente en época emiral, en los siglos VII y VIII, tras lo cual fue abandonado hasta época almohade y nazarí97. Las casas eran de planta aproximadamente rectangular y estaban hechas a partir de zóca-

De la Baria fenicia a la Baria romana

los de piedras, en ocasiones sillares reutilizados de la ciudad baja abandonada, sobre los que se levantaban paredes de barro y techumbres posiblemente planas, ante la ausencia de tegulae. Estaban pavimentadas de tierra con fragmentos cerámicos en su mayoría y el análisis de los hallazgos efectuados en su interior indica que se trataría de espacios domésticos98. Además de los objetos muebles relacionados con la producción y el consumo, los análisis carpológicos efectuados documentan la presencia en las casas de semillas de cereales, como cebada y trigo y algo de escanda, leguminosas como las habas y la uva. La muralla se construyó en mampostería de piedra, con una anchura máxima de 1,64 m y cerraba perimetralmente el habitat excepto por el sur; en la parte central y más alta se dispone una torre con una pequeña poterna lateral. Dos de

98 Ibid.: 145-147. 99 RODÁ, I. (1988).

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las necrópolis excavadas por Siret se han puesto en relación con esta fase tardoantigua: una situada al norte de la ciudad romana, en Los Conteros, y otra situada al noreste de la ciudad baja, en el litoral. Las importaciones africanas y orientales registradas en el siglo VI, tanto en el Cerro de Montroy como en la ciudad baja, y el valor estratégico de Baria, puesto de manifiesto con su amurallamiento, entre otros factores, han sugerido la posibilidad de que se encuadrase dentro del territorio dominado por Bizancio en el sur y sureste de la Península Ibérica. En este sentido, el hallazgo en Villaricos de una inscripción funeraria griega99, efectuada sobre una tegula con el texto Aquí yace Eutyches, griego, hijo de Sambatius testimonia la presencia de población de este origen en Baria y podría reforzar la hipótesis.

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Synodicon Baeticum II. Constituciones Conciliares y Sinodales del Arzobispado de Sevilla (siglos XIX-XX) JOSÉ SÁNCHEZ HERRERO (DIRECTOR) El mundo árabe como inspiración FÁTIMA ROLDÁN CASTRO (EDITOR) Del municipio a la corte. La renovación de las élites romanas ANTONIO F. CABALLOS RUFINO (EDITOR) Realidades conflictivas. Andalucía y América en la España del Barroco MIGUEL LUIS LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ Y JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ (COORDINADORES)

Diferentes sustratos y adstratos se funden y confunden en los territorios hispanos y de buena parte del Occidente mediterráneo donde la antigua presencia fenicio-púnica había dejado una profunda huella, cuyo reconocimiento e interpretación está plagado de matices y, en muchos casos también, de posturas encontradas que no hacen otra cosa que enriquecer el debate científico.

Carmona Romana (Volumen I - II) ANTONIO F. CABALLOS RUFINO (EDITOR) Nueva Historia Social de Roma GÉZA ALFÖLDY JUAN MANUEL ABASCAL PALAZÓN (TRADUCTOR) Redescubriendo el Nuevo Mundo. Estudios americanistas en homenaje a Carmen Gómez SANDRA OLIVERO GUIDOBONO Y MARÍA SALUD ELVÁS INIESTA (COORDINADORAS) La confrontación católico-laicista en Andalucía durante la crisis de entreguerras JOSÉ LEONARDO RUIZ SÁNCHEZ (COORDINADOR) El barrio de La Laguna de Sevilla. Diseño urbano, razón y burguesía en el Siglo de las Luces FRANCISCO OLLERO LOBATO Frontera, Cautiverio y Devoción Mariana GERARDO FABIÁN RODRÍGUEZ Documentación e Itinerario de Alfonso X el Sabio MANUEL GONZÁLEZ JIMÉNEZ Y Mª ANTONIA CARMONA RUIZ Recuperación visual del patrimonio perdido. Conjuntos desaparecidos de la pintura sevillana de los Siglos de Oro ENRIQUE VALDIVIESO GONZÁLEZ Y GONZALO MARTÍNEZ DEL VALLE La arqueología romana de la provincia de Sevilla. Actualidad y perspectivas JOSÉ BELTRÁN FORTES Y SANDRA RODRÍGUEZ DE GUZMÁN SÁNCHEZ (COORDINADORES)

(coordinadores)

Felipe de Ureña. La difusión del estípite en Nueva España Mª ROSARIO FÁTIMA HALCÓN ÁLVAREZ-OSSORIO

El fenómeno de la romanización de Hispania y de buena parte del Mediterráneo centrooccidental ha sido interpretado hasta hace no demasiado tiempo con una excesiva rigidez y sin apenas matices, sobre todo si tenemos en cuenta el dilatado marco cronológico en el que se integra este proceso, entre los años finales del siglo III a.C. y la época flavia. No obstante, la atención prestada en los últimos años a aspectos tan modestos como interesantes de la vida cotidiana, de las costumbres religiosas, de los ritos funerarios, del mantenimiento de las lenguas vernáculas, especialmente la fenicia, que ponen de manifiesto los grafitos tardopúnicos sobre cerámicas itálicas, contrasta con las manifestaciones, muchas veces más aparentes que reales, de las aristocracias locales, cuyo interés por adoptar ciertas formas y modos de vida romanos es, en los primeros momentos de la presencia romana, fruto de un claro oportunismo político.

La etapa neopúnica en Hispania y el Mediterráneo centro occidental: identidades compartidas

Estudios de Historia Antigua en Homenaje al prof. Manuel Abilio Rabanal SANTIAGO CASTELLANOS GARCÍA, ANTONIO F. CABALLOS RUFINO, JUAN MANUEL ABASCAL PALAZÓN Y JUAN SANTOS YANGUAS (EDITORES)

BARTOLOMÉ MORA SERRANO GONZALO CRUZ ANDREOTTI

ÚLTIMOS TÍTULOS EDITADOS EN LA SERIE HISTORIA Y GEOGRAFÍA

La etapa neopúnica en Hispania y el Mediterráneo centro occidental: identidades compartidas

Listado de autores Manuel Bendala Galán Manuel Álvarez Martí-Aguilar Eduardo Ferrer Albelda Martín Almagro-Gorbea José Ángel Zamora López José Luis López Castro Juan A. Belmonte Marín Mercedes Oria Segura Estíbaliz Ortiz de Urbina Álava Joan Ramon Torres Antonio M. Sáez Romero José Juan Díaz Rodríguez Fernando Prados Martínez Ángel Muñoz Vicente

BARTOLOMÉ MORA SERRANO GONZALO CRUZ ANDREOTTI (coordinadores)

Iván García Jiménez Pierre Moret Víctor Martínez Hahnmüller Alejandro Pérez-Malumbres Landa Ana Arancibia Román Cristina Chacón Mohedano Bartolomé Mora Serrano Ana Margarida Arruda Lorenza-Ilia Manfredi Josephine Crawley Quinn

ISBN 978-84-472-1471-6

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