López Castro, J.L., Belmonte Marín, J.A., “Pervivencias de la antroponimia fenicia en época romana en la Península Ibérica”, en B. Mora y G. Cruz Andreotti (coords.), La etapa neopúnica en Hispania y el Mediterráneo centro occidental: identidades compartidas, Universidad de Sevilla, 2012, pp.141-164

June 29, 2017 | Autor: J. López Castro | Categoría: Phoenicians, Iron Age Iberian Peninsula (Archaeology), Phoenician Punic Archaeology
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Descripción

Synodicon Baeticum II. Constituciones Conciliares y Sinodales del Arzobispado de Sevilla (siglos XIX-XX) JOSÉ SÁNCHEZ HERRERO (DIRECTOR) El mundo árabe como inspiración FÁTIMA ROLDÁN CASTRO (EDITOR) Del municipio a la corte. La renovación de las élites romanas ANTONIO F. CABALLOS RUFINO (EDITOR) Realidades conflictivas. Andalucía y América en la España del Barroco MIGUEL LUIS LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ Y JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ (COORDINADORES)

Diferentes sustratos y adstratos se funden y confunden en los territorios hispanos y de buena parte del Occidente mediterráneo donde la antigua presencia fenicio-púnica había dejado una profunda huella, cuyo reconocimiento e interpretación está plagado de matices y, en muchos casos también, de posturas encontradas que no hacen otra cosa que enriquecer el debate científico.

Carmona Romana (Volumen I - II) ANTONIO F. CABALLOS RUFINO (EDITOR) Nueva Historia Social de Roma GÉZA ALFÖLDY JUAN MANUEL ABASCAL PALAZÓN (TRADUCTOR) Redescubriendo el Nuevo Mundo. Estudios americanistas en homenaje a Carmen Gómez SANDRA OLIVERO GUIDOBONO Y MARÍA SALUD ELVÁS INIESTA (COORDINADORAS) La confrontación católico-laicista en Andalucía durante la crisis de entreguerras JOSÉ LEONARDO RUIZ SÁNCHEZ (COORDINADOR) El barrio de La Laguna de Sevilla. Diseño urbano, razón y burguesía en el Siglo de las Luces FRANCISCO OLLERO LOBATO Frontera, Cautiverio y Devoción Mariana GERARDO FABIÁN RODRÍGUEZ Documentación e Itinerario de Alfonso X el Sabio MANUEL GONZÁLEZ JIMÉNEZ Y Mª ANTONIA CARMONA RUIZ Recuperación visual del patrimonio perdido. Conjuntos desaparecidos de la pintura sevillana de los Siglos de Oro ENRIQUE VALDIVIESO GONZÁLEZ Y GONZALO MARTÍNEZ DEL VALLE La arqueología romana de la provincia de Sevilla. Actualidad y perspectivas JOSÉ BELTRÁN FORTES Y SANDRA RODRÍGUEZ DE GUZMÁN SÁNCHEZ (COORDINADORES)

(coordinadores)

Felipe de Ureña. La difusión del estípite en Nueva España Mª ROSARIO FÁTIMA HALCÓN ÁLVAREZ-OSSORIO

El fenómeno de la romanización de Hispania y de buena parte del Mediterráneo centrooccidental ha sido interpretado hasta hace no demasiado tiempo con una excesiva rigidez y sin apenas matices, sobre todo si tenemos en cuenta el dilatado marco cronológico en el que se integra este proceso, entre los años finales del siglo III a.C. y la época flavia. No obstante, la atención prestada en los últimos años a aspectos tan modestos como interesantes de la vida cotidiana, de las costumbres religiosas, de los ritos funerarios, del mantenimiento de las lenguas vernáculas, especialmente la fenicia, que ponen de manifiesto los grafitos tardopúnicos sobre cerámicas itálicas, contrasta con las manifestaciones, muchas veces más aparentes que reales, de las aristocracias locales, cuyo interés por adoptar ciertas formas y modos de vida romanos es, en los primeros momentos de la presencia romana, fruto de un claro oportunismo político.

La etapa neopúnica en Hispania y el Mediterráneo centro occidental: identidades compartidas

Estudios de Historia Antigua en Homenaje al prof. Manuel Abilio Rabanal SANTIAGO CASTELLANOS GARCÍA, ANTONIO F. CABALLOS RUFINO, JUAN MANUEL ABASCAL PALAZÓN Y JUAN SANTOS YANGUAS (EDITORES)

BARTOLOMÉ MORA SERRANO GONZALO CRUZ ANDREOTTI

ÚLTIMOS TÍTULOS EDITADOS EN LA SERIE HISTORIA Y GEOGRAFÍA

La etapa neopúnica en Hispania y el Mediterráneo centro occidental: identidades compartidas

Listado de autores Manuel Bendala Galán Manuel Álvarez Martí-Aguilar Eduardo Ferrer Albelda Martín Almagro-Gorbea José Ángel Zamora López José Luis López Castro Juan A. Belmonte Marín Mercedes Oria Segura Estíbaliz Ortiz de Urbina Álava Joan Ramon Torres Antonio M. Sáez Romero José Juan Díaz Rodríguez Fernando Prados Martínez Ángel Muñoz Vicente

BARTOLOMÉ MORA SERRANO GONZALO CRUZ ANDREOTTI (coordinadores)

Iván García Jiménez Pierre Moret Víctor Martínez Hahnmüller Alejandro Pérez-Malumbres Landa Ana Arancibia Román Cristina Chacón Mohedano Bartolomé Mora Serrano Ana Margarida Arruda Lorenza-Ilia Manfredi Josephine Crawley Quinn

ISBN 978-84-472-1471-6

Centro de Estudios Fenicios y Púnicos

La etapa neopúnica en Hispania y el Mediterráneo centro occidental: identidades compartidas Bartolomé Mora Serrano Gonzalo Cruz Andreotti (coordinadores)

SEVILLA 2012

Serie: Historia y Geografía Núm.: 246 Comité editorial: Antonio Caballos Rufino (Director del Secretariado de Publicaciones) Carmen Barroso Castro Jaime Domínguez Abascal José Luis Escacena Carrasco Enrique Figueroa Clemente Mª Pilar Malet Maenner Inés Mª Martín Lacave Antonio Merchán Álvarez Carmen de Mora Valcárcel Mª del Carmen Osuna Fernández Juan José Sendra Salas

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito del Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla.

Esta edición ha contado con la colaboración financiera del Proyecto de Investigación “La construcción y evolución de las entidades étnicas en Andalucía en la Antigüedad (siglos VII a.C-II d.C.)” (HUM-03482), integrándose dentro de sus objetivos y difusión, de la Acción Complementaria del anterior Ministerio de Ciencia e Innovación (HAR2011-12353-E), y del Centro de Estudios Fenicios y Púnicos (CEFYP). Centro de Estudios Fenicios y Púnicos

Motivo de cubierta: Pebetero de Malaka © SECRETARIADO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA 2012 Porvenir, 27 - 41013 Sevilla. Tlfs.: 954 487 447; 954 487 451; Fax: 954 487 443 Correo electrónico: [email protected] Web: http://www.publius.us.es © BARTOLOMÉ MORA SERRANO y GONZALO CRUZ ANDREOTTI (coordinadores) 2012 © Por los textos, sus autores 2012 Impreso en papel ecológico Impreso en España-Printed in Spain ISBN: 978-84-472-1471-6 Depósito Legal: SE 4685-2012 Impresión: Ulzama Digital

ÍNDICE

PRESENTACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

7

ELEMENTOS CULTURALES NEOPÚNICOS EN LA HISPANIA ANTIGUA: HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DE UN ENCUENTRO . . . . . . . . . . . . . . . . . .

15

NEOPUNIC CULTURAL ELEMENTS IN ANCIENT HISPANIA: HISTORY AND HISTORIOGRAPHY OF AN ENCOUNTER

Manuel Bendala Galán

TURDETANIA FENICIA: PASADO Y PRESTIGIO EN EL OCCIDENTE ROMANO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

PHOENICIAN TURDETANIA: PAST AND PRESTIGE IN THE ROMAN WEST

35

Manuel Álvarez Martí-Aguilar

UN FENICIO APÓCRIFO DE ÉPOCA ROMANA: POMPONIO MELA . . . . . . .

AN APROCRYPHAL PHOENICIAN OF ROMAN TIMES: POMPONIUS MELA

59

Eduardo Ferrer Albelda

EL ‘CÍRCULO DE GADIR’ Y EL FINAL DE LA LITERATURA HISPANOFENICIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

THE ‘CIRCLE OF GADIR’ AND THE END OF THE HISPANOPHOENICIAN LITERATURE

75

Martín Almagro-Gorbea

LA ESCRITURA EN EL PERIODO PÚNICO TARDÍO: LA EPIGRAFÍA NEOPÚNICA COMO PRODUCTO HISTÓRICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

WRITING IN THE LATE-PUNIC PERIOD: THE NEOPUNIC EPIGRAPHY AS HISTORICAL PRODUCT

113

José Ángel Zamora López

PERVIVENCIAS DE LA ANTROPONIMIA FENICIA EN ÉPOCA ROMANA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

PERVIVENCES OF PHOENICIAN ANTHROPONYMY IN ROMAN TIMES IN THE IBERIAN PENINSULA

141

José L. López Castro y Juan A. Belmonte Marín

ELEMENTOS FENICIO-PÚNICOS EN LA RELIGIÓN ROMANA DE HISPANIA: UNA CUESTIÓN A DEBATE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

PHOENICIAN-PUNIC ELEMENTS IN THE ROMAN RELIGION OF HISPANIA: A MATTER OF DEBATE

Mercedes Oria Segura

165

LA EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LAS CIUDADES DE TRADICIÓN FENICIO-PÚNICA BAJO LA DOMINACIÓN ROMANA (II A.C.-I D.C.) . .

POLITICAL DEVELOPMENT IN THE CITIES OF PHOENICIAN-PUNIC TRADITION UNDER ROMAN RULE (II B.C.-I A.D.)

191

Estíbaliz Ortiz de Urbina Álava

PERDURACIONES Y CAMBIOS EN LAS PRODUCCIONES CERÁMICAS TARDOPÚNICAS EN EL EXTREMO OCCIDENTE MEDITERRÁNEO . . .

PERSISTENCE AND CHANGE IN THE LATE PUNIC POTTERY PRODUCTIONS OF THE MEDITERRANEAN FAR WEST

223

Joan Ramon Torres

ENTRE TIERRA Y MAR, ENTRE LO PÚNICO Y LO ROMANO. ADAPTACIONES ECONÓMICAS Y TERRITORIALES EN UN MEDIO CAMBIANTE: ALGUNAS NOTAS SOBRE PALEOGEOGRAFÍA Y SISTEMAS DE EXPLOTACIÓN DEL HINTERLAND INSULAR DE GADIR/GADES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

BETWEEN LAND AND SEA, BETWEEN PUNIC AND ROMAN.ECONOMIC AND TERRITORIAL ADAPTATIONS IN A CHANGING ENVIRONMENT: REMARKS ON PALEOGEOGRAPHY AND EXPLOITATION PATTERNS IN THE INSULAR HINTERLAND OF GADIR/GADES

259

Antonio M. Sáez Romero y José Juan Díaz Rodríguez

BAJAR AL MAR Y... ¿HACERSE ROMANO? DE LA SILLA DEL PAPA A BAELO CLAUDIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

COME DOWN TO THE SEA AND... BECOME A ROMAN? FROM THE SILLA DEL PAPA TO BAELO CLAUDIA

301

Fernando Prados Martínez, Ángel Muñoz Vicente, Iván García Jiménez y Pierre Moret

DE LA BARIA FENICIA A LA BARIA ROMANA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

FROM THE PHOENICIAN BARIA TO THE ROMAN BARIA

331

José Luis López Castro y Víctor Martínez Hahnmüller

CONTEXTOS COMERCIALES DE LA TRANSICIÓN DE LA MALAKA FENICIA A LA ROMANA EN LOS SOLARES DE CALLE GRANADA, 57-61 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

COMMERCIAL CONTEXTS OF THE TRANSITION FROM PUNIC TO ROMAN MALAKA IN GRANADA STREET , 57-61

361

Alejandro Pérez-Malumbres Landa

NUEVOS DATOS SOBRE LA PRODUCCIÓN ANFÓRICA TARDOPÚNICA EN MALACA: EL SECTOR ALFARERO DE LA MARGEN DERECHA DEL RÍO GUADALMEDINA (AVDA. JUAN XXIII) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

NEW DATA ABOUT THE LATE PUNIC POTTERY PRODUCTIONS IN MALACA: THE SECTOR OF THE RIGHT BANK OF THE RIVER GUADALMEDINA (AVENIDA JUAN XXIII)

Ana Arancibia Román, Cristina Chacón Mohedano y Bartolomé Mora Serrano

391

O ALGARVE NA ROTA ATLÂNTICA DO COMÉRCIO ROMANO . . . . . . . . . . .

THE ALGARVE AND THE ROMAN ATLANTIC ROUTE

413

Ana Margarida Arruda

NORD AFRICA E PENISOLA IBERICA: LE MONETAZIONI AUTONOME DAL III SEC. A.C. AL I SEC. D.C. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

NORTH AFRICA AND THE IBERIAN PENINSULA: THE AUTONOMOUS COINAGE FROM THE THIRD CENTURY A.D. TO THE FIRST CENTURY A.D.

425

L.-I.Manfredi

FENICIOS ILUSORIOS EN EL MEDITERRÁNEO CENTRAL . . . . . . . . . . . . . . . . .

PHANTOM PHOENICIANS IN THE CENTRAL MEDITERRANEAN

Josephine Crawley Quinn

449

PERVIVENCIAS DE LA ANTROPONIMIA FENICIA EN ÉPOCA ROMANA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA José L. López Castro y Juan A. Belmonte Marín*

RESUMEN: Es posible distinguir pervivencias fenicias y cartaginesas en los nombres personales conservados en la epigrafía romana imperial de Hispania, sobre todo en las áreas geográficas donde históricamente hubo presencia semita. En el artículo se revisa la historiografía sobre el tema y se efectúan algunas propuestas metodológicas, así como se presentan algunos ejemplos de nombres fenicios transcritos al latín y nombres traducidos del fenicio al latín. PALABRAS CLAVE: Nombres personales fenicios, Hispania romana, Metodología, Historiografía. PERVIVENCES OF PHOENICIAN ANTHROPONYMY IN ROMAN TIMES IN THE IBERIAN PENINSULA ABSTRACT: It is possible to distinguish Phoenician and Carthaginian survivals in personal names conserved in the Roman imperial epigraphy of Hispania, above all in geographical areas where historically there was Semitic presence. In the paper the historiography on this topic is revised and some methodological proposals are made, as well as are presented some examples of Phoenician names transcribed or translated into Latin language. KEY WORDS: Phoenician personal names, Roman Hispania, Methodology, Historiography.

INTRODUCCIÓN La conservación en época romana de nombres personales de origen semita en las distintas áreas del Mediterráneo Occidental, originariamente habitadas por fenicios y cartagineses, está indisolublemente ligada a la pervivencia, tras la conquista romana, de la lengua y muchos de los rasgos materiales, sociales, religiosos e institucionales de estas poblaciones tras la destrucción de Cartago1. La pervivencia de la lengua que hablaron fenicios y cartagineses en el Occidente mediterráneo es un aspecto que ha llamado la atención de numerosos investigadores desde distintos puntos de vista. Los pasajes de Apuleyo (Apol, 68) y sobre todo de Agustín de Hipona (Quaest. in Hep. VII, 16; Ep. 209, 3; Sermo 111,6; In Rom. inch. exp. 13; Ep. 66, 2: Ep. 108, 4) o de Procopio (De bello Vandalico II, 10), así como otros textos menos conocidos de Jerónimo (Ep. 130, 5) o Severo de Menorca (Ep. Severi, 2, 5), en los que se menciona el uso de la lengua púnica en una época tan tardía como los siglos

* [email protected]. Departamento de Historia, Geografía e Historia del Arte. Universidad de Almería. Crta. Sacramento s/n 04120 La Cañada-Almería; [email protected]. Departamento de Historia. Universidad de CastillaLa Mancha. Campus de Albacete 02071-Albacete. Este trabajo es resultado del proyecto HAR2008-03806: Los fenicios occidentales: sociedad, instituciones y relaciones políticas financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. 1 Sobre estos aspectos vid. ACQUARO, E. (1986); BONDÌ, S.F. (1990); VISMARA, P. (1990).

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IV a VI d.C., han sido posiblemente los textos que más comentarios y debates han suscitado entre los estudiosos2.

HISTORIOGRAFÍA DE LAS PERVIVENCIAS FENICIAS Y CARTAGINESAS Las aproximaciones teórico-metodológicas al problema de las pervivencias fenicias y cartaginesas han sido sustentadas principalmente por estudiosos de la historia provincial romana: desde el planteamiento de la pervivencia de rasgos semitas como resistencia activa a la «romanización»3, pasando por posturas que abogan por el confinamiento de unos rasgos semitas, tolerados en todo caso por Roma, a las áreas rurales y los ámbitos periféricos del norte de África4, hasta posiciones que defienden un resurgimiento de la lengua púnica frente al latín desde la época de Septimio Severo como expresión de las elites provinciales africanas, que continuaría favorecida por la difusión en el norte de África del cristianismo5. Esta última tendencia ha encontrado continuadores entre los estudiosos del fenómeno de las pervivencias semitas en el mundo tardoantiguo y abre desde luego sugestivos caminos de investigación6. La cuestión de fondo, como han propuesto algunos, está situada en si el mantenimiento de

José L. López Castro y Juan A. Belmonte Marín

dichos rasgos constituían para esas poblaciones africanas o sardas un elemento nítido de diferenciación, autoconciencia y cohesión social como grupos sociales respecto a la identidad romana, pero en todo caso dentro del Imperio romano, o si por el contrario se trataba de una pervivencia local y adicional o accidental7. La onomástica semita en época romana ha sido indagada a partir de la rica documentación norteafricana desde el punto de vista de los semitistas, mientras que no lo ha sido tanto desde la posición metodológica de los estudiosos del África romana o de la historia de Roma. Así por ejemplo, las inscripciones y testimonios literarios de época romana han sido profusamente rastreadas para recopilar ejemplos de antroponimia semita8, mientras que los trabajos de onomástica romana no siempre suelen analizar o tener en cuenta de forma explícita los componentes semitas de los nombres de las inscripciones romanas9. Por lo que respecta a la Península Ibérica, el estudio de los antropónimos semitas en la onomástica hispana de época romana ha sido objeto de algunas aproximaciones preliminares desde finales de los años 50. La primera aportación se debe a A. García y Bellido, quien en 1959 indicaba la existencia en la epigrafía romana de Hispania de cognomina iguales a los antropónimos africanos de origen cartaginés traducidos al latín, tan frecuentes en la epigrafía romana de África10.

2 Vid. al respecto MILLAR, F. (1968); RÖLLIG, W. (1980); FERNÁNDEZ ARDANAZ, S. (1991); FERNÁNDEZ ARDANAZ, S. (1994). 3 BÉNABOU, M. (1975); sobre el debate historiográfico de la dicotomía romanización versus resistencia vid. MATTINGLY, D. J y. HITCHNER, R. B (1995): 169-170. 4 GARNSEY, P. D. A. (1978). 5 MACMULLEN, R. (1966). 6 FERNÁNDEZ ARDANAZ, S. (1991): 159 ss. 7 VÁRHELYI, Z. (1998): 392. 8 HALFF, G. (1963-64); VATTIONI, F. (1979a), (1979b), (1980) y (1982); JONGELING, K. (1984) y (1994). Recientemente conviene tener presente el diccionario de Ch. R. Krahmalkov (vid. p. ej. KRAHMALKOV, Ch. R. [2000]: 35 «’DNBcL (…). Transcriptions: Αννιβας; Idnibal, Iddibal» y 37 «’DRBcL (…). Transcriptions: Αδερβαλ, Αδερβαλος; Aderbal, Adherbal, Adarbal») o los trabajos de K. Jongeling y R. M. Kerr (Vid. p. ej. Lepcis Magna N 17 [ JONGELING, K. y KERR, R. M. (2005): 19s.]: bdmlqrt bn mtnbcl (neopúnico) ~ Boncarth Mvthvmbalis filivs (latín); IRT 873 [Gasr Doga], 1-3 [KERR, R. M. (2010): 196]: mynyfth / ymu fel bibi / mythunilim… «Estela funeraria que hizo Bibi Mitunilim…»). 9 PFLAUM, H. G. et al. (1961); EUZENNAT, M. y MARION, J. (1982); BEN ABDALLAH, Z. y LADJIMI SEBAI, L. (1983); LABORY, N. (2003). 10 GARCÍA Y BELLIDO, A. (1959): 141 ss.

Pervivencias de la antroponimia fenicia...

Estos antropónimos fueron explicados principalmente como testimonios de inmigrantes africanos en Hispania, en una tendencia interpretativa seguida por J. M. Blázquez11. La aportación algo más sistemática de J. M. Solá-Solé analizó los antropónimos de posible origen semita reunidos en el CIL II, a partir de paralelos y precedentes cananeos, fenicios y cartagineses y utilizando criterios puramente filológicos12, en una aportación que marcaba otras vías metodológicas, pues los estudios sobre onomástica prerromana de la época apuntaban más a la componente celta e indoeuropea en los nombres hispanos, de manera que las posibles influencias semitas quedaban totalmente marginadas en el paradigma paleolingüístico de la época13. M. Koch en 1974 abordó de una manera moderna la cuestión de las pervivencias semitas en la Hispania romana. Concebía un fuerte arraigo de estos rasgos en un fenómeno quizá más extenso de lo que las fuentes clásicas dejaban entrever, proponiendo vías metodológicas en el estudio de la antroponimia semita: junto a los antropónimos fenicios y cartagineses transcritos al latín, de los que había algunos ejemplos en la epigrafía hispana como habían puesto de manifiesto los trabajos precedentes, habría que indagar en los apelativos y, sobre todo, en las traducciones de nombres semitas al latín para conocer desde los cambios antroponímicos aspectos de la asimilación romana de las gentes de origen fenicio y cartaginés14. No obstante, a pesar de estas aportaciones las posteriores ediciones de inscripciones roma-

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nas y los trabajos sobre onomástica en la epigrafía romana hispana no solían plantearse siquiera la posible existencia de un sustrato antroponímico semita15. Sólo desde el ámbito de la filología semítica se han hecho algunas revisiones de lo ya conocido desde perspectivas más modernas, pero con alcance selectivo, de los antropónimos semitas de época romana en Hispania16. También desde la investigación histórica y arqueológica se ha llamado la atención sobre indicios de pervivencias fenicias en Hispania17, así como del proceso de integración en el estado romano de los fenicios occidentales y de los cambios lingüísticos experimentados a lo largo del mismo en la documentación existente18. Algunos autores al abordar la onomástica romana de Gades llamaron la atención sobre la existencia de un 28% de nombres semitas respecto del total de las inscripciones gaditanas registradas en el Corpus Inscriptionum Latinarum19. Existen pues, a priori, indicios para sostener la pervivencia de rasgos semitas en la antroponimia de época romana de las antiguas fundaciones coloniales fenicias en Hispania, pero al mismo tiempo llama poderosamente la atención el hecho de que, a diferencia de otras áreas del Mediterráneo Occidental antes mencionadas, no se haya registrado aquí una perduración de la lengua semita tan explícita como en el norte de África o Cerdeña20. En los últimos años, la anterior tendencia a obviar la existencia de un sustrato antroponímico semita en los diferentes conjuntos epigráficos latinos de la Península Ibérica está siendo cues-

11 BLÁZQUEZ, J. M. (1969). Vid. igualmente LEFEBVRE, S. (2006). 12 SOLÁ-SOLÉ, J. M. (1967). 13 Vid. ALBERTOS FIRMAT, M. L. (1966), donde apenas hay mención de antropónimos fenicio-púnicos. 14 KOCH, M. (1976): 191-199. 15 Vid. p. ej. ABASCAL PALAZÓN, J. M. (1994), donde no se plantea la existencia de antropónimos semitas. Y, en otros casos, a lo más nombrar algún ejemplo «peculiar»: JUAN CASTELLÓ, J. (1988): 91, n.º 27, Apollonius; ABASCAL PALAZÓN, J. M. y RAMALLO ASENSIO, S. F. (1997): 275, n.º 89, Malcio. 16 SANMARTÍN, J. (1994). 17 BENDALA GALÁN, M. (1982). 18 LÓPEZ CASTRO, J. L. (1995). 19 FEAR, A. T. (1996): 234. 20 AMADASI GUZZO, M. G. (1967); LEVI DELLA VIDA, G. y AMADASI GUZZO (1987): n.os 42-44.

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tionada. En sendas obras colectivas21, hallamos aportaciones novedosas sobre «integración y pervivencias [fenicio-púnicas] durante el Alto Imperio»22 y con relación a «identidad[es] en la Andalucía prerromana a través de la lengua y la epigrafía»23. De igual manera, una reciente aportación sobre la actividad comercial del puerto de Carthago Nova destaca que su «diversidad y complejidad cultural se refleja en los antropónimos, donde conviven nombres de posible origen púnico [nota 42: «... cognomina de origen semita Mart(h)a, y de origen púnico, Sambarul(la), Samalo, Maura, Sufun»], con otros griegos [nota 43: «Nicephor, Stratonice, Philoxenus,...], ibéricos y, por supuesto latinos»24.

EL POBLAMIENTO HISTÓRICO FENICIO Y CARTAGINÉS COMO SUSTRATO DE PERVIVENCIA Nuestra hipótesis consiste en que una parte de la población semita existente a finales del siglo I a.C. en la franja costera del sur peninsular y en otras áreas como Baleares, debió mantener durante cierto tiempo una unidad lingüística cuyas manifestaciones son difíciles de encontrar a simple vista. En estas zonas es presumible que la lengua, la religión y otros aspectos sociales de las poblaciones fenicias occidentales se conservaran hasta el Alto Imperio, al igual que sucede en otras áreas mediterráneas.

José L. López Castro y Juan A. Belmonte Marín

La administración provincial romana pareció reconocer esta realidad étnica y lingüística mediante la configuración del Conventus Gaditanum dentro de la Bética25. Es significativo en este sentido el juicio de M. Vipsanio Agripa, a finales del siglo I a.C., sobre el origen «púnico» de los habitantes de la costa de la Bética (Plin. III, 7-8) y conviene recordar que en época de Augusto, salvo Carteia, Gadir y Sexs, que tenían estatutos jurídicos privilegiados, o Malaka que era federada, las demás ciudades de fundación fenicia seguían siendo en este periodo civitates stipendiariae hasta adquirir estatutos municipales en época flavia26. El principal criterio histórico que utilizamos para seleccionar las áreas objeto de estudio ha sido el de considerar las inscripciones romanas de núcleos urbanos de fundación prerromana, que a lo largo de su historia, o en un momento significativo de la misma estuvieron habitados por población fenicia o cartaginesa. Lugares en los que la diversa documentación histórica y arqueológica disponible sustente con seguridad la presencia de esa población, sobre la cual pudieran cimentarse los posibles rasgos de pervivencia lingüística y antroponímica en época romana. Podemos distinguir dos grandes grupos de ciudades: las antiguas fundaciones fenicias y las fundaciones coloniales cartaginesas. Desde el punto de vista del registro epigráfico, el grupo más significativo es el constituido por las antiguas ciudades de fundación fenicia Gadir, Malaka, Sexs, Abdera, Baria e Iboshim, a las que

21 La 3ª Reunión del Grupo de Investigación Arqueología e Historia de la Hispania meridional en época romana y visigoda de la Universidad de Granada titulada: Las ciudades romanas de la Bética (1998) y un Seminario realizado por el Grupo de Estudios Historiográficos de la Universidad de Málaga titulado: Identidades, culturas y territorios en la Andalucía prerromana (2006). 22 Vid. especialmente LÓPEZ CASTRO, J. L. (2002): 254-262 [apartado: La pervivencia de la Antroponimia de origen semita en las ciudades de origen fenicio]. 23 Vid. CORREA, J. A. (2008): 275 «larga continuidad en el tiempo como en el espacio en el uso del fenopúnico, es seguro que esta lengua dejó paulatinamente de ser una lengua colonial y se convirtió en una más de la región, perdurando, según parece, hasta la época imperial». Cf. también Ibid.: 275, 284 n. 63 y 287, donde se citan antropónimos que pueden ser púnicos. 24 RAMALLO, S. F. y MARTÍNEZ ANDREU, M. (2010): 155. 25 MARÍN, N. y PRIETO, A. (1977): 82-85; LÓPEZ CASTRO, J. L. (1995): 218, 254-255, 257-258; FEAR, A. T. (1996): 248-249. 26 LÓPEZ CASTRO, J. L. (1995): 259 ss.

Pervivencias de la antroponimia fenicia...

hay que añadir otros núcleos al oeste de Gadir como Salacia o Balsa, y al Este Baesippo, Carteia, Barbesula, Salduba, Suel, o Cartima27. El segundo gran grupo de lugares a tener en cuenta en nuestra encuesta es el constituido por las fundaciones cartaginesas efectuadas durante el periodo bárquida: es el caso de Carthago Nova, la antigua capital de los bárquidas en Hispania, o Sagunto tras su conquista por Aníbal. Un grupo que igualmente merece nuestra atención es el formado por las ciudades que en los siglos II y I a.C. acuñaron monedas con tipos e iconografía fenicias y cartaginesas con leyendas escritas en el alfabeto de influencia neo-púnica que la historiografía española ha denominado «libiofenicio», como Asido, Lascuta, Bailo, Oba, Turris Regina o Iptuci28, y ciudades con acuñaciones en neo-púnico como Alba y Tagilit29. Entre ellas destaca por la información epigráfica aportada Bailo, la posterior Baelo Claudia30. A ellas hay que sumar Mago, en la isla de Menorca, fundada por el comandante cartaginés Magón en 206 a.C31. Finalmente, incluimos también el caso de la importante ciudad de Carmo, situada en el valle del Guadalquivir, que ha sido vinculada por la reciente investigación con la presencia fenicia en el interior desde época colonial32.

ANTROPONIMIA FENICIA Al margen de las zonas donde se puede rastrear el poblamiento fenicio es posible localizar antropónimos semitas como resultado de la in-

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migración interior o más probablemente de la inmigración mediterránea o africana de época imperial a Hispania, sin descartar la influencia que desde las áreas de población fenicia pudiera haberse ejercido en la definición de nombres personales. Hay que tener en cuenta que no todos los nombres de origen semita registrados en Hispania pueden explicarse por la pervivencia de la onomástica fenicia occidental, sino que en determinados casos corresponderían a inmigrados africanos o descendientes suyos, del mismo modo que tampoco todos los antropónimos habrían de explicarse por la inmigración africana. Al analizar las inscripciones romanas debemos tratar de distinguir inicialmente los nombres semitas de los antropónimos correspondientes a individuos de origen no semita. Según propuso I. Kajanto, la etimología de un cognomen es un criterio diferenciador para el origen de un individuo. Inicialmente los cognomina latinos se distinguen bien de los no latinos, que no se integran completamente desde el punto de vista lingüístico durante el Alto Imperio. Las razones habría que buscarlas en los orígenes étnicos y sociales de los individuos y de hecho sostiene que la escasez de cognomina alóctonos en un grupo social de ingenuii sugiere una pequeña influencia alóctona, y viceversa33. Morfología de los nombres personales fenicios Como rasgo general predominante, los nombres en lengua fenicia están dominados por los

27 Sobre estas ciudades vid. en general LÓPEZ CASTRO, J. L. (ed.) (2007). Además del CIL, para las inscripciones de estas ciudades vid. GONZÁLEZ, J. (1982a); LÓPEZ DE LA ORDEN, M. J. y RUIZ CASTELLANOS, A. (1995); SERRANO RAMOS, E. y ATENCIA PÉREZ, R. (1981); PASTOR MUÑOZ, M. y MENDOZA EGUARAS, A. (1987); LÁZARO PÉREZ, R. (1980). 28 SOLÁ-SOLÉ, J. M. (1980); GARCÍA-BELLIDO, M. P. (1987). Sobre estas ciudades vid. TOVAR, A. (1974): 5556, 58-59, 66-67, 150-151. 29 TOVAR, A. (1989): 146-148, 159-160. Para las leyendas de sus acuñaciones, vid. ALFARO ASINS, C. (1991): 142-143; (1993a) y (1993b); GARCÍA-BELLIDO, M. P. y BLÁZQUEZ CERRATO, C. (2001): s.v.; MORA SERRANO, B. (2007): 432. 30 BONNEVILLE, J. N., DARDAINE, S. y LE ROUX, P. (1988). 31 TOVAR, A. (1989): 277; GARCÍA RIAZA, E. y SÁNCHEZ LEÓN, M. L. (2000): 139 ss. 32 BENDALA GALÁN, M. (1976): 39 ss. y (1982); BELÉN, M. et al. (1997). 33 KAJANTO, I. (1968): 534.

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teóforos, hasta el punto que pueden dividirse entre nombres profanos y nombres teóforos34, si bien otros muchos se construyen con sustantivos y verbos a veces sobreentendidos35. Más concretamente los nombres fenicios presentan una serie de características que permiten clasificarlos, siguiendo a F. L. Benz, en seis tipos, subdivididos a su vez, en algunos casos, en varios subtipos36: Grupo (1): Verbal Sentence Names37. Este grupo está constituido por los nombres personales formados a partir de una oración verbal, quienes contienen un verbo (en sus diferentes aspectos: perfecto, imperfecto o imperativo) que actúa como predicado. Este verbo está acompañado de un sujeto que suele ser el nombre de una divinidad o un derivado suyo (Vid. por ejemplo CIL I 2407: Balsamo, fen. Bclšmc «Baal escuchó»). Grupo (2): Nominal Sentence Names38. Aquí nos encontramos ante los antropónimos formados a partir de una oración nominal o sustantiva, compuesta por dos sustantivos, de los que uno es un nombre de divinidad o un elemento teóforo que actúa como sujeto de la oración (Vid. por ejemplo Salustio X, 8: Adherbal, fen. ’drbcl «Baal es poderoso»). Grupo (3): Construct-Phrase Names39. Nombres personales formados por un sintagma constituido por sustantivos con dependencia de genitivo: el primero (nombre común) actúa de regente (nomen regens) y el segundo (nombre de divinidad) es el regido (nomen rectum). (Vid. por ejemplo CIL VIII 16921: Amotbal, fen. *’amot-Bacl «Sierva del dios Baal»).

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Grupo (4): Hipocorísticos40. Nombres de persona de los grupos anteriores modificados a partir de omisiones de partes o adiciones de sufijos. (Vid. por ejemplo en las monedas de Lascuta41: Bodo, fen. Bd’ «Devoto (de tal divinidad)» [literalmente: «En la mano (de tal divinidad)»]). Grupo (5): Antropónimos abreviados42, que constan sólo de una a cuatro letras. (Vid. por ejemplo un resello de Lascuta43: Gisco, *Gsk > Grskn «Protegido/fiel de Sakkōn»). Grupo (6): Nombres personales constituidos por una sola palabra44. Aquí encontramos gentilicios y toponímicos, nombres de animales, nombres de oficio, peculiaridades y defectos físicos, etc. (Vid. por ejemplo CIL VIII 26701: Agbor, fen. ckbr «ratón» o CIL II 1129: Raius, fen. rc «amigo», «compañero», «pastor»). Paralelos en la onomástica latina norteafricana En esta tarea de identificación, selección y catalogación, los trabajos efectuados sobre la antroponimia norteafricana, mucho más abundante y mejor estudiada, son muy importantes para ofrecernos algunas pautas y referentes al analizar los casos hispanos. En sus estudios de onomástica romana, I. Kajanto ya distinguía en la onomástica africana de época romana una serie de nombres y tendencias que atribuyó a la influencia de la lengua púnica y a la existencia de un sustrato cartaginés45. Mediante el estudio de casos concretos y sin tener aparentemente en cuenta ninguna

34 ISRAEL, F. (1995). 35 CUNCHILLOS, J. L. y ZAMORA, J. Á. (1997): 83; FUENTES, M. J. (1997): 59. 36 BENZ, F. (1972): 199-254. 37 Ibid.: 206-217. 38 Ibid.: 217-224. 39 Ibid.: 225-232. 40 Ibid.: 232-235. 41 GARCÍA-BELLIDO, M. P. y BLÁZQUEZ, C. (2001): 50. 42 BENZ, F. (1972): 235-237. 43 GARCÍA-BELLIDO, M. P. y BLÁZQUEZ, C. (2001): 51. 44 BENZ, F. (1972): 238-240. 45 KAJANTO, I. (1964): 310-312.

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documentación sobre lengua púnica, este autor puso de manifiesto la conservación en época romana de muchos de los tipos de nombres semitas transformados en nombres romanos equivalentes, tras su traducción del púnico al latín. Así, en primer lugar, se percató que los nombres de buen presagio como Felix, Fortunatus o Faustus eran particularmente abundantes en la epigrafía romana norteafricana. Siendo en una alta proporción respecto a la frecuencia con que aparecen en el resto de la epigrafía romana de todo el Imperio: 1240 ocasiones sobre 2300 casos totales para el primero de los nombres mencionados, y 815 de 1130 y 230 de 1000, para segundo y tercero. Un segundo tipo de antropónimos de origen semita distinguidos por I. Kajanto son los derivados de participios pasados que designan al individuo como un don recibido de la divinidad. Su presencia en el norte de África es también particularmente abundante y su proporción respecto del total de casos en el conjunto del Imperio romano es también muy elevada: Datus (95 individuos en África frente a 16 en el resto del Imperio), Donatus (470 frente a 360), Rogatus (650 frente a 65) y Optatus (190 frente a 620). Ambos tipos de antropónimos podrían ser el resultado de traducciones al latín de nombres semitas del grupo (3): Construct-Phrase Names que han perdido la parte correspondiente originalmente al nombre de la divinidad, así como a la traducción de hipocorísticos (4), siguiendo la clasificación de F. Benz anteriormente expuesta. El tercer tipo identificado por I. Kajanto corresponde a los nombres personales teóforos, también abundantes aunque no especialmente significativos al existir tanto en latín como en griego: Mars, Saturnus y Venus y sus derivados son los más frecuentes. El nombre Saturninus es particularmente llamativo al registrarse en 1160 46 LASSÈRRE, J. M. (1977): 451 ss. 47 BIRLEY, A. R. (1988). 48 HERZOG, R. (1897): 34.

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casos en el norte de África frente a 1450 individuos en el conjunto del Imperio, y su relación con la tradición religiosa cartaginesa es evidente al registrarse un Saturbalius en Argelia, equivalente a Saturno + Baal. En este caso son antropónimos formados a partir de la traducción al latín de nombres en lengua púnica de cualquiera de los tipos formados a partir de teóforos: nombres formados por oraciones verbales o sustantivas (1) y (2), por Construct-Phrase Names (3) e hipocorísticos (4), según la clasificación de F. Benz. En su estudio sobre el sustrato africano en África romana, J. M. Lasèrre advirtió la pervivencia de nombres personales autóctonos, tanto africanos como en particular los provenientes de la lengua púnica, conservados en los cognomina. Habitualmente los nombres originales eran traducidos al latín, sobre todo los teóforos y los nombres formados a partir de formas de participios pasados que experimentan ideas de éxito, buena fortuna o de superioridad, proponiendo una larga lista de antropónimos cuya justificación para relacionarlos con la lengua púnica es a veces dudosa, pero en general acertada46. Una aportación también a tener en cuenta es el trabajo de A. R. Birley sobre las inscripciones romanas de Tripolitania, particularmente las de Leptis Magna47. Este autor sigue las indicaciones de R. Herzog para identificar las vías que siguen los cambios onomásticos cuando los individuos de una sociedad se integran en otra48. Estas posibilidades son básicamente tres: 1) el abandono completo del nombre original y la adopción de uno nuevo de la nueva sociedad, 2) la adaptación del nombre original a otro de fonética similar de la otra sociedad o 3) la traducción del nombre de la lengua original a la nueva. El estudio de la epigrafía de Leptis conduce al establecimiento de una serie de pautas de comportamiento onomástico durante el Alto Impe-

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rio. El valor documental de la epigrafía lepcitana se refuerza por la existencia de datos de diversos miembros de familias en las inscripciones, lo que permite seguir la evolución onomástica de unas generaciones a otras. Igualmente, la existencia de inscripciones bilingües o la transcripción de nombres latinos en la lengua púnica ayuda a entender mejor algunos fenómenos. Así, una primera pauta detectada es la adopción de los nombres de la familia imperial dominante o miembros de la aristocracia senatorial romana, con motivo de la obtención de la ciudadanía romana49. Esta práctica, conocida también en Hispania, no permite rastrear la pervivencia de rasgos antroponímicos semitas, toda vez que los oculta, aunque combinada con otras pautas de adopción o transformación de nombres originales, podría permitir alguna identificación del origen de determinados individuos. En segundo lugar, el citado autor reconoce posibles adopciones de nombres romanos por homofonía con los nombres originales en lengua púnica o líbica, como por ejemplo Himilis a Aemilius, o Amilcar por Amicus50. También detecta algunos casos, no muy numerosos en África, pero significativos, de la adopción de nombres personales en lengua semita como cognomina al adoptar la ciudadanía romana, como el lepcitano M. Valerius Muttunes. La traducción de nombres en lengua púnica al griego y sobre todo al latín, es otra pauta bien atestiguada en Leptis y en general, en el norte de África, con casos como Diodorus por Muttunbal (fen. Mtnbcl) o Commodus por Balitho (fen. Bclytn)51. De finales del siglo pasado tenemos el importante trabajo de K. Jongeling, en el que recoge la onomástica de origen semita y libio en las inscripciones romanas norteafricanas52, ofreciendo un elemento de referencia fundamental

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para nuestros propósitos, en el que sin embargo, se tratan sólo los nombres fácilmente identificables como no clásicos y se excluyen expresamente los nombres traducidos al latín de los recogidos por I. Kajanto y mencionados líneas arriba.

ANTROPÓNIMOS FENICIOS EN LA EPIGRAFÍA LATINA DE HISPANIA Al manejar una cierta cantidad de inscripciones surgen por supuesto ciertas dudas sobre la seguridad de que los individuos con nombres personales catalogados sean todos ellos descendientes de fenicios o cartagineses, o de que pudieran interpretarse siempre como claras pervivencias antroponímicas. Tenemos catalogados unos 350 nombres personales53 que están siendo divididos según tres grupos: A) Nombres personales fenicio-púnicos transcritos al latín con mayor o menor exactitud respecto a la pronunciación original (unos 100 individuos de los cuales diferenciamos unos 35 antropónimos). B) Nombres personales que nos han llegado a través de formas helenizadas e «iberizantes» (unos 30 individuos de los cuales se pueden diferenciar diez antropónimos). C) Antropónimos formados a partir de teóforos y toponomásticos fenicio-púnicos traducidos al latín (unos 120 individuos donde encontramos una treintena de nombres personales distintos). Pautas de análisis lingüístico El principal problema con el que nos hemos encontrado al tratar de identificar los nombres

49 BIRLEY, A. R. (1988): 2. 50 Ibid.: 4-5. 51 Ibid.: ibid. 52 JONGELING, K. (1994): v-vi. 53 Catálogo que sustenta nuestra futura monografía: Antroponimia fenicio-púnica en la Hispania romana.

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personales en las inscripciones latinas que se ajusten los rasgos morfológicos anteriormente expuestos es la mediación lingüística latina al transcribir, transliterar, traducir o reinterpretar los nombres tradicionales. Por ello, la prudencia es obligada, si bien nuestro análisis contempla un método sólido que procura combinar los siguientes criterios54: a) Vigencia lexemática (el resultado debe ser lexicográficamente controlable). b) Corrección morfosintáctica (los componentes de los antropónimos –en cualquiera de los seis tipos de F. L. Benz– tienen que ajustarse a «formaciones» claramente fenicio-púnicas, con especial atención al estadio evolutivo de la lengua fenicia denominado «púnico tardío»55). c) Plausibilidad pragmática (el contexto histórico-cultural debe estar siempre presente56 y los criterios de probabilidad que seguidamente pasamos a exponer). Criterios de probabilidad Es bastante probable que la inmensa mayoría de las inscripciones halladas en una ciudad correspondan a personas oriundas de la misma cuando no se indica expresamente el origo. También es bastante probable que los habitantes de una ciudad sean, en su mayoría, descendientes de moradores anteriores de la misma. Por lo que respecta a los antropónimos catalogados, aunque su origen semítico pudiera estar perfectamente justificado, no tenemos seguridad absoluta de que fueran portados por individuos de origen fenicio o cartaginés, excepto para la mayor parte de los nombres semitas transcritos

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al latín. Esta reflexión es particularmente aplicable a los nombres traducidos al latín: en algunos casos, estos nombres son muy comunes en la antroponimia hispana y podrían ser adoptados por individuos de todos los orígenes, repartiéndose por amplias regiones de la geografía hispana. Éste es el caso de nombres personales como Rufus, Baebius, Annius, etc. Es evidente que sería exagerado atribuir a todos los individuos que portan estos nombres un origen semítico de forma indiscriminada, pero es muy probable que sí lo tuvieran muchos o casi todos los individuos documentados en ciudades de fundación fenicia o cartaginesa, particularmente cuando existen notorios paralelos norteafricanos. Por ello, cuando incluimos estos individuos existe una gran probabilidad de que sus nombres traducidos sean de origen semita por encontrarse en áreas de tradición fenicio-púnica o haber sido fundaciones cartaginesas. En este sentido, la asociación de dos nombres personales semitas o de origen semítico en un mismo individuo como praenomen y nomen o como nomen y cognomen, aumentaría esa probabilidad. Por último, los antropónimos que se someten a ciertas normas o siguen ciertas pautas de transliteración, transcripción o traducción al latín teniendo en cuenta la naturaleza de los nombres equivalentes originales en lengua fenicia o púnica, aumentan también la probabilidad de su origen semítico. Nombres personales fenicio-púnicos transcritos al latín Son reconocibles por su raíz semita más o menos latinizada y por la existencia de antecedentes y paralelos en la antroponimia en lengua fenicia y

54 SANMARTÍN, J. (1994): 230. 55 FRIEDRICH, J., RÖLLIG, W. y AMADASI, M. G. (1999): 4 «Etwa seir dem Ende des 3. Jh.s v. Chr. bestimmen diese Elemente [die traditionelle Orthographie] eine neue Phase des Punischen, die man “spätpunisch” nennt». Vid. también JONGELING, K. (2008): passim; cf. igualmente ZAMORA, J. Á. (2012). 56 Vid. igualmente supra: El poblamiento histórico fenicio y cartaginés como sustrato de pervivencia y Paralelos en la onomástica latina norteafricana.

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púnica, o bien en la antroponimia norteafricana de época romana que incorpora un gran catálogo de nombres transcritos al latín con distintas vocalizaciones. Veamos algunos ejemplos: Adherbal. Registrado en la epigrafía de Baelo Claudia, la antigua Bailo, en una inscripción fragmentada, datable a finales del siglo I o comienzos del II de la era, en la que se ha identificado un individuo llamado [...]ius […]rbal57. El antropónimo podría ser [Adhe]rbal, que en este caso se ha utilizado como cognomen, correspondería a /addīr-Bácl/, fen. ’drbcl «Baal es poderoso»58. Antropónimo muy común en la epigrafía fenicia y cartaginesa, así como en la latina norteafricana: Adarb, Adarbal, Aderbalo y Atarbio59, y nombre de varios personajes cartagineses citados en las fuentes clásicas escritas: Aderbal, rival de Agatocles de Siracusa; un estratego cartaginés de época de la 1ª Guerra Púnica; un oficial de Magón durante la 2ª Guerra Púnica; Adherbalem (var. Atherbalem), uno de los tres hijos de Micipsa, hijo y sucesor del rey de Numidia: Massinisa; etc.60 Ammonus/nius. Este nombre personal podría identificarse como resultado de proponer la restitución Amm[onus/onius]? en lugar de Amm[is] (IRPC n.º 452), en la edición de la inscripción gaditana61. En este caso, estaríamos ante un antropónimo hipocorístico que contenía el elemento Ḥmn, «[Baal] Ḥammon (Satur-

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no africano)»62. Este elemento no muy usual en la epigrafía fenicio-púnica es relativamente abundante en las inscripciones romanas de África, donde aparece bajo las siguientes formas63: Ammon, Amon, Hammon, Ammoni, Ammonis, Ammonius (cf. fen. ’mnywš y gr. Αμμωνιος)64, etc. En la epigrafía latina de Hispania65, hallamos un Amonus en Elche (EE VIII 24 = CIL II 4970)66; Ammonik[a] Maura y Ammonicus Maurus en Mérida (CIL II 514); Ammonicus en Baños de Montemayor (Cáceres); Ammonis en Clunia; Ammonus en Villamanta (Madrid); etc. Hanno(n). Este antropónimo, que procede de una inscripción de Baena-Torreparedones, Córdoba (CIL II 1594 = CIL II2/5 418: Siseanba Han / nonis f.)67, es claramente de origen semita (de la raíz fenicia ḤNN «manifestar favor, piedad, gracia» y con significado de «favor, gracia, piedad» [+ divinidad]68). Nos encontramos aquí ante una forma semítica adaptada a la gramática latina con terminación en –(n)is (genitivo de la tercera declinación tras palabras con tema nasal –n), con paralelos en la epigrafía latina norteafricana, bajo diferentes grafías: Hanno y Anno, Annonis, Anonis, Annonius…69, y en fuentes grecolatinas: Hanno, Hannon, Hannone (abl.), Hannonem (acus.), Hannoni (dat.) y Hannonis (gen.)70. Annius/Annia/Annianus/Anniola. Antropónimos a relacionar con el anterior, bien documentados en Hispania71 y en bastantes nú-

57 BONNEVILLE, J.-N., DARDAINE, S. y LE ROUX, P. (1988): 34; PRADOS, F. (2011): 203. 58 FRIEDRICH, J., RÖLLIG, W. y AMADASI, M. G. (1999): 136 § 199. 59 BENZ, F. L. (1972): 60; JONGELING. K. (1984): 22s. y 148; VATTIONI, F. (1979a): 160 n.º 13. 60 JONGELING, K. (1994): 5-6. 61 GONZÁLEZ, J. (1982a). 62 BENZ, F. L. (1972): 312s. 63 PFLAUM, H. G. (1961): 175; BEN ABDALLAH, Z. y LADJIMI SEBAI, L. (1983): 10 y 24; JONGELING. K. (1984): 8. 64 Ibid.: 150; SANMARTÍN, J. (1994): 245. 65 ABASCAL, J. M. (1994): 76 y 272s. 66 SOLÁ-SOLÉ, J. M. (1967): 310; SANMARTÍN, J. (1994): 245. 67 CORREA, J. A. (2008): 284 nn. 62 y 63; DE HOZ, J. (2010): 461. 68 BENZ, F. L. (1972): 313-315; JONGELING, K. (1984): 38; y (1994): viii. 69 VATTIONI, F. (1979a): 164 n.º 41. 70 JONGELING, K. (1994): 9 y 57. 71 ABASCAL, J. M. (1994): 76-78 y 276s.

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cleos históricos fenicio-púnicos: Abdera (CIL II 1981: C. Annio Hispano, CIL II 1984: [x. An] nius F[…] y CIL II 1985: Anniola), Asido (CIL II 1316: L. Annius Charito), Baelo (L. Annius Plautinus72), Carthago Nova ([…A]nnius Silvester y Annia Salvia73), Carteia (CIL II 1929: Q. Cornelius Senecio Annianus74 y C. Annius Senicius75), Ebusus (C. Anneius76 y A. nnius Crescens sacerdos Aesculepi Ebusitani77), Sexs (C. Annius [… sacerdos] Iunonis, L. An[nio] Senecio, M. Annio Ruf[us sacerdos] Herculis y Sex. Annio […]78) Turris Regina (L. Annius Chius79); pero sobre todo en Gades (Annia […], Annia Firmina, Annia Luc[ana], Annia Patruina, Annia Saturia, [x. A]nnius […]gi[…], C. Annius Felix, L. Annius Inge[nuus], L. Annius La[…], C. Annius [Maxi]m[i]nus, L. Annius Moderatus, L. Annius Lucanus, L. Valerio Annius Valerianus y C. Cercius Annianus80. Este nombre podría ser muy posiblemente la adaptación al latín de un antropónimo hipocorístico fenicio-púnico: Ḥn /Ḥanni/81, de la raíz fenicia Ḥnn (vid. supra). En la epigrafía romana norteafricana se presenta bajo las formas Annius, Annio, Anno, Anno-

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nius, etc.82. Un paralelo de los Annii gaditanos83 en cuanto al proceso de adaptación a la lengua latina podemos encontrarlo en los Septimii de Leptis Magna según ha sido propuesto por A. R. Birley. Para este autor, Septimii sería la adaptación de špṭm (plural de špṭ), nombre personal y a la vez sufes o sufete84. De hecho, L. Septimius Severus, fue el primer duunvir de la colonia Leptis Magna85 y antecesor del emperador Septimio Severo y su dinastía86. La abundancia de Annii en sus diferentes grafías en el norte de África87 y su distribución en el poblamiento histórico fenicio-cartaginés de Hispania avalan nuestra hipótesis de identificación. Asdrubal. Este nombre se documenta en un personaje gaditano mencionado por Cicerón (Cic. Pro Balbo, 51), aunque no presente en la epigrafía de época romana. Es un nombre teóforo: czrbcl, cuyo significado es «Baal ha ayudado» o «Baal ha socorrido»88, bastante difundido en la epigrafía fenicio-púnica. Ampliamente documentado en inscripciones romanas del norte de África bajo las formas Asdrubal, Hasdrubal, Azrubal, así como en fuentes literarias89.

72 GONZÁLEZ, J. (1982a): n.º 51. 73 ABASCAL, J. M. y RAMALLO, S. F. (1997): nos 177 y 72. 74 Según NAVARRO, F. J. (1999): 181 n. 48 y 188 sacerdos Herculi en Carteia, antes de ser cónsul sufecto. 75 GONZÁLEZ, J. (1982a): n.º 93. Cf. CORELL, J. (1999): 63-67 n.º 12: 5 C(aius) · Annius · C(ai) f(ilius) Gal(eria tribu) Seneca Icosi (decuria proveniente de Elche) 76 JUAN CASTELLÓN, J. (1988): n.º 12. 77 STYLOW, A. U. y MAYER, M. (1996): 371-379 n.º II/4, 6-8 (inscripción proveniente de Cueva Negra, FortunaMurcia). 78 PASTOR MUÑOZ, M. y MENDOZA EGUARAS, A. (1987): n.º 30. Cf. igualmente DELGADO DELGADO, J. A. (1998): 24s. 79 GONZÁLEZ, J. (1982a): n.º 544. 80 Ibid.: 397, 355, 153, 154, 155, 395, 156; LÓPEZ DE LA ORDEN M. J. y RUIZ CASTELLANOS, A. (1995): 230 y 230; GONZÁLEZ, J. (1982a): 158, 247, 157, 184 y 85. 81 HARRIS, Z. S. (1936): 103; HALFF, G. (1963-1964): 111s; BENZ, F. L. (1972): 117-122 y 313ss; JONGELING, K. (1984): 38; y (1994): 9. 82 ID. (1984): 226 y 234. Cf. igualmente un personaje llamado Annius Dionysodorus Syrophoenix documentado en Volubilis: vid. LABORY, N. (2003): n.º 899, 2s. 83 Sobre estos Annii vid. LÓPEZ CASTRO, J. L. (1995): 279-282. 84 BIRLEY, A. R. (1988): 9. 85 Ibid.: 16. 86 La hermana de Septimio Severo apenas hablaba latín a su llegada a Roma; aunque él, excepción de la familia, debió ser: latinis graecisque litteris ... eruditissimus, cf. Pseudo Aur. Victor, Epist. 20, 8. 87 PFLAUM, H. G. et al. (1961): 185; EUZENNAT, M. y J. MARION. J. (1982): n.º 435; BEN ABDALLAH, Z. y LADJIMI SEBAI, L. (1983): 10 y 24. 88 HALFF, G. (1963-1964): 134; BENZ, F. L. (1972): 167 y 375 s; JONGELING, K. (1984): 23. 89 ID. (1994): 12, 14 y 57; BEN ABDALLAH, Z. y LADJIMI SEBAI, L. (1983): 24.

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Babis. Documentado en una inscripción gaditana: Apaphroditus(!) Babis90, este antropónimo ha sido identificado con un nombre personal griego91, a nuestro juicio estamos ante un antropónimo que posiblemente derive del término semítico Bby, «chico, niño»92 o que esté con relación al epíteto del dios Ṣid: B’by93. Nombre personal documentado en inscripciones de Cartago como Bby94 y en inscripciones púnico-numídicas95. Documentado abundantemente en el norte de África bajo las formas Baebius, Bebius y sus femeninos Baebia, Bebia96. Otras de las correspondencias que se le han atribuido para este antropónimo son Babius97 y Bibi/Bibba98. Baebius. Los Baebii fueron una familia muy importante en Sagunto (parece que de origen umbro) a comienzos de la época imperial99. Si bien los primeros testimonios de esta gens en Hispania podrían estar con relación a Aulus Baebius, eques romanus de Hasta Regia en 45 a.C. (Bellum Hispaniense 26, 2). Nombre personal ampliamente documentado en Hispania100. No obstante, sólo tenemos una mayor probabi-

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lidad de que su origen sea semita (posiblemente derive del término semítico anteriormente analizado, vid. Babis) en las ciudades de fundación fenicia y cartaginesa. De esta gens, importante en Gades y la bahía de Cádiz101, tenemos los siguientes individuos documentados: a) Baebia Callista, Baebia Cinamilla, Baebia Crestilla, Baebia Fortunata, B(aebia?) Gamice, Baebia Ingenua, Baebia Nicostratis, Bebia S[y]mbolis, [Bae]bia [Tha]lusa, Baebia Veneria102; b) L. B[a]ebius Cansaus, A. Baebius Optatinus, P. Baebius Optatus, M. Bae[bius] […]r[…], L. Baebius Hermes y Baebius Veneriosus103. Igualmente en Hasta Regia: […] Baebi[us ...] (CIL II 5405); M. Baebi Clarici y L. Baebi Anthi104; Baebia Cosmetia y M. Baebius Hilarus105; Igualmente en Epora (A. Baebius Rufus106) y Sexs (G. Babius Macianus107); y una muy buena representación en Carthago Nova108: L. Baebius, A. Baebius Antioc(h)us, M. B[a]eb[ius] Corint[hus], P. Baebius Pollio (duunvir quinquennalis en 42/23 a.C.), L. Baebius Saturio Rana y [Bae]bi(us) Sp(uri) [f(ilius)]109.

90 GONZÁLEZ, J. (1982b): 166. 91 LOZANO, A. (1998): 43. 92 Cf. OPPENHEIM, A. L. et al. (1956ss): vol. B p. 27a. Bien documentado como antropónimo en acadio: Bi-bi-ya (STAMM, J. K. [1939]: 242), en ugarítico: Bb (WATSON, W. G. E. [1993]: 214), en hebreo bíblico: Bby (Esdras, 2:11 y 8:11) y quizás también en bereber: Bbc ( JONGELING, K. [1984]: 153). 93 AMADASI, M. G. (1990): n.º 17 (inscripción de Antas en Cerdeña): l’dn lṢd ’dr B’by... «Al Señor, a Ṣid, poderoso, B’by;...» (a comparar con la dedicatoria latina: Sardo Patri Bab[…], vid. AMADASI, M. G. (1990): 50). 94 BENZ, F. L. (1972): 74; HALFF, G. (1963-1964): 93. 95 DONNER, H. y RÖLLIG, W. (1971-1973): n.º 100, 10: w Ppy. bn. Bby «Pepi, hijo de Bby». 96 PFLAUM, H. G. et al. (1961): 177; BEN ABDALLAH, Z. y LADJIMI SEBAI, L. (1983): 11. 97 HALFF, G. (1963-1964): 93; VATTIONI, F. (1979b): 55; EUZENNAT, M. y MARION. J. (1982): n.º 285; JONGELING, K. (1984): 153 y 229s. 98 Ibid.: 153. Vid. supra nota 8. 99 ALFÖLDY, G. (1977): passim; HURTADO, J. (2005): 237 n. 28; DÍAZ ARIÑO, B. (2008): 199 n. 42. 100 ABASCAL, J. M. (1994): 93 ss. 101 LÓPEZ CASTRO, J. L. (1995): 276; DÍAZ ARIÑO, B. (2008): 199 n. 42. 102 GONZÁLEZ, J. (1982a): 172; LÓPEZ DE LA ORDEN, M. J. y RUIZ CASTELLANOS, A. (1995): 203; GONZÁLEZ, J. (1982a): 337, 338 y 415; HEp 2, 1990, 261; GONZÁLEZ, J. (1982a): 437 y 173; LÓPEZ DE LA ORDEN, M. D. (2001): n.º 19; GONZÁLEZ, J. (1982a): 139. 103 Ibid.: 173, 174 y 175; LÓPEZ DE LA ORDEN, M. D. (2001): n.º 28; GONZÁLEZ, J. (1982a): 129 y 139. 104 FERREIRO LÓPEZ, M. (1983): passim; LAGÓSTENA BARRIOS, L. (2002-2003): 231. 105 GONZÁLEZ, J. (1982a): 114. 106 Ibid.: 132. 107 PASTOR MUÑOZ, M. (2002): 171. 108 ABASCAL, J. M. y RAMALLO, S. F. (1997): 158s. 109 ABASCAL, J. M. y RAMALLO, S. F. (1997): nos 34, 123, 109; BURNETT, A., AMANDRY, M. y RIPOLLÉS, A. P. (1992): 157 [= ABASCAL, J. M. y RAMALLO, S. F. (1997): 61]; ABASCAL, J. M. y RAMALLO, S. F. (1997): nos 124 y 125.

Pervivencias de la antroponimia fenicia...

Interesante podría resultar la posible conexión entre esta gens y el nombre de la famosa mina Baebelo (PLIN. nat. 33. 96-97)110, que convendría destacar a la luz de la aparición de compañías de publicanos trabajando en las minas hispanas (con toda seguridad a partir de 195 a.C.)111. Y donde los lingotes de plomo hallados en los cotos mineros de Carthago Nova son un claro testimonio de la actividad desarrollada112. Banno. Este nombre se documenta en una inscripción gaditana113 (Marcia Bannoi) y ha sido interpretado como el resultado de la abreviación del teóforo Bclḥn’ /Bácl-ḥannō/ «Baal le ha favorecido»114, o bien aceptando que está con relación a la raíz BNY/W, «construir, edificar, crear»115, aunque esta última interpretación quizá sea menos aceptable. Este antropónimo encuentra paralelos en la epigrafía latina norteafricana como Banno, Bannonis, Bannonius, etc.116. Hallazgos de marcas anfóricas del siglo I a.C. en Marineo y Lilibeo, Sicilia, registran el antropónimo respectivamente bajo las grafías de Bahanno, Bahano y Banno, atestiguando una pronunciación evolucionada con pérdida de la lamed y la gutural117.

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Barsamis. Aparece en una inscripción de Saelices, Cuenca (CIL II 3130: Cae. Barsamis), por lo que se trate de un caso que podría explicarse por inmigración. Según J. Sanmartín118 este antropónimo debería interpretarse como Bclšmc «Baal escuchó», nombre bien documentado en la antroponimia fenicio-púnica, presentando en el norte de África las formas Balsamo, Balsamius, Balsamonius, Balsamen, Baalsamen, Balsamia, Balsamonis119. Nombres personales semitas a través de formas helenizadas e «iberizadas» Aenibel. A este antropónimo, localizado en una inscripción de Saetabis (CIL II 3621: Q. Iunio Aenibeli), se le había propuesto un origen indoeuropeo120. Sin embargo, también ha sido identificado como una transmisión, a través de un filtro ibero121, del nombre cartaginés Aníbal: Ḥnbcl, /Ḥanni-Bácl/ «Baal ha favorecido»122. Hay problemas para explicar la formación de este nombre personal siguiendo esta construcción ibérica123: aen- (1er formante) + -i- (funtor) + -beleś (2º formante)124. El formante –beleś, bien conocido en ibérico, nunca pierde la sibi-

110 CONDE, E. (2003): 169 «¿Diminutivo o, mejor, hipocorístico de alguno de sus libertos/clientes integrantes o bien supervisores de las societates que detentaban en ese momento la explotación?». 111 BLÁZQUEZ, J. M. (1996): 183. 112 RAMALLO, S. F. y MARTÍNEZ ANDREU, M. (2010): 142 fig. 2, uno de ellos contiene un cognomen de claro origen semita: M. Diri(us) Malchionis. 113 GONZÁLEZ, J. (1982a) 359. 114 HALFF, G. (1963-1964): 99; VATTIONI, F. (1979a): 167 n.º 65; FRIEDRICH, J., RÖLLIG, W. y AMADASI, M. G. (1996): 104ss §§ 164s; LÓPEZ CASTRO, J. L. (2002): 257. 115 BENZ, F. L. (1972): 288; VATTIONI, F. (1979a): 167 n.º 65. 116 VATTIONI, F. (1979a): 167 n.º 65; BEN ABDALLAH, Z. y LADJIMI SEBAI, L. (1983): 11; JONGELING, K. (1984): 18; RÖLLIG, W. y AMADASI, M. G. (1996): §§ 51a y 98. 117 DE SIMONE, R. (1999): 213. 118 SANMARTÍN, J. (1988): 92 n.º 5. 119 BENZ, F. L. (1972): 100; JONGELING, K. (1984): 158; y (1994): 15 y17; VATTIONI, F. (1979a): 167; BEN ABDALLAH, Z. y LADJIMI SEBAI, L. (1983): 25. 120 ALBERTOS, M. L. (1966): 9s. 121 DIEHL, E. (1900ss): I 985; SANMARTÍN, J. (1988): 92 y 96 (n.º 33); y (1994): 247. 122 BENZ, F. L. (1972): 313s; JONGELING, K. (1984): 233s; FRIEDRICH, J., RÖLLIG, W. y AMADASI, M. G. (1996): 53 § 96bis. 123 RODRÍGUEZ RAMOS, J. (2002): 253 (los formantes ain- y air- son poco claros en ibérico). 124 Si bien todavía se sigue manteniendo posturas fijadas anteriormente. Cf. ALBERTOS, M. L. (1960): 289; VALLEJO, J. M. (2005): 106; CORELL, J. y GÓMEZ FONT, X. (2006): 51 sin contemplar esta última explicación.

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lante ś125 en antropónimos ibéricos latinizados (todo lo contrario a lo sucedido en nuestro ejemplo, que se encuentra en dativo). Véase también los paralelos norteafricanos: Annbal, Annibal, Annibalis (gen.) y Annibalem (acus.); Annobal y Annobalis (gen.); Anobal y Anobalis (gen.)126. Carchedonius/ia. Antropónimo que se documenta en dos inscripciones hispanas127: una joven de 24 años de Murgi (El Ejido, Almería), Carchedonia, y un padre e hija del ager valentinus (Buñol), L. Sentio Carchedonio y Sentia Carchedonia. Todos ellos son la transcripción al latín de la forma griega καρχηδονιοι, es decir «cartaginés». A relacionar con el étnico fenicio qrtḥdšty (CIS I 86B, 6), aunque en ese caso estamos ante un «cartaginés» de la Cartago chipriota128. En inscripciones norteafricanas se presenta bajo la forma Kalchedonia129. Stratonice. Tenemos cuatro inscripciones hispanas con este nombre provenientes de Gades (Accia Stratonice130), Abdera (CIL II 1989: Marcia Stratonice), Carthago Nova (Aquina Stratonic[e]131) y Tarraco (CIL II 4385: Didia Stratonice). Normalmente se considera que estamos ante un antropónimo griego132, pero es significativo el hecho de que en Hispania apa-

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rezca principalmente en ciudades de fundación fenicia o cartaginesa y sólo se registre un caso fuera de ellas. Los paralelos en fuentes latinas y en la epigrafía latina norteafricana: Stratonem, Stratonice y Stratoniam han sido interpretados como antropónimos transcritos del teóforo: c štrtytn /cAštart-yatón/, «Aštarté ha dado»133. Por lo que sería más correcto considerar que es una forma helenizada del mencionado nombre en lengua púnica134. Antropónimos formados a partir de teóforos y toponomásticos fenicio-púnicos traducidos al latín Albus/Albanius/Albinus/... Del latín albus, -a «blanco,a; de piel clara» (variantes: Albanus «como el blanco», Albinus/a135,…), pero según J. Lassère relacionado con el púnico Lbnt «Blanca»136. Hay ejemplos norteafricanos con variantes como Albiniana, Alba137. En Hispania tenemos unos 80 documentados en las diferentes variantes138, destacando Gades con seis individuos (L. Albus Quintillus (CIL II 1754), Albania Martilla139, [A]lbanius [He]rculeanus140, [Alba]niu[s] […] [….] [Marti]al[is]141,

125 RODRÍGUEZ RAMOS, J. (2002): 257 (véanse los ejemplos de la tabla allí expuestos). 126 JONGELING, K. (1994): 9. 127 DUBOIS, Ch. (1901): 221-222 n.º 28 «M. · Ped(anio) · Mo[schio]/ni · et · Carche[doni]/ae · f(iliae) · an(norum) · XXIIII» y CIL II 6007 (= CIL II2/14, 107 = CORELL, J. (1996): n.º 91) «L. Sentio Carchedonio / Sentiae Thaliae / Sentia Carchedonia / filia». 128 Sobre las diferentes «cartagos» del Mediterráneo antiguo vid. SANMARTÍN, J. (1986): 71 ss. 129 PFLAUM, H. G. et al. (1961): 176. 130 GONZÁLEZ, J. (1982a): n.º 140. 131 ABASCAL, J. M. y RAMALLO, S. F. (1997): n.º 118. 132 LOZANO, A. (1998): 182; ABASCAL, J. M. y RAMALLO, S. F. (1997): 319 n. 848. 133 BENZ, F. L (1972): 386s; VATTIONI, F. (1979a): 188 n.º 254; BEN ABDALLAH, Z. y LADJIMI SEBAI, L. (1983): 45; JONGELING, K. (1994): 136; LÓPEZ CASTRO, J. L. (2002): 257 134 FRIEDRICH, J., RÖLLIG, W. y AMADASI, M. G. (1999): 56 §98. 135 Según I. Kajanto, estamos ante un antropónimo latino relacionado con el color del cabello (KAJANTO, I. 1982: 227). 136 J. LASSÈRE, J. (1977): 451. Vid. también HALFF, G. (1963-64): 119. 137 EUZENNAT, M. y MARION, J. (1982): 645; BEN ABDALLAH, Z. y LADJIMI SEBAI, L. (1983): 24. 138 ABASCAL, J. M. (1994): 73s (Nomina [x 12]: 7: Albania/us y 5: Albia/us) y 264 s. (Cognomina y nombres personales [x 67]: Alba 1, Albanianus 1, Albanius 1, Albanus 14, Albina 5, Albinianus 1, Albinilla 1, Albinus 38, Albus 4, Albula 1). 139 GONZÁLEZ, J. (1982a): 410. 140 LÓPEZ DE LA ORDEN, M. D. y RUIZ CASTELLANOS, A. (1995) 66. 141 Ibid.:107.

Pervivencias de la antroponimia fenicia...

[Al]ban[ius] Opta[tus]142 y Verania Albula143) y cuatro en Carthago Nova y su entorno minero (N. Vineio Albano (CIL II 5940144), Albanus (CIL II 3525-3527)145, Albinus (duunvir quinquennalis en 47/6 a.C.)146 y M. Postum(ius) Albin(us) (duunvir quinquennalis en época julio-claudia)147. Concessus. Este nombre está presente en un epígrafe funerario de Abdera bajo la forma femenina Concessa (CIL II 1987: Concessa Reburr(i f.)) y se podría encuadrar en los casos con sufijo en –sus/sa propio de los antropónimos de tradición semita del norte de África, donde también es conocido en distintas inscripciones148. Del latín concēdō, -ere «conceder, permitir», J. Lassère lo relaciona con los siguientes nombres personales149: Bclpgc, «Baal ha rescatado»150 y Mgrbcl, «Baal ha acordado»151. Concordia. Antropónimo recogido en una inscripción de Baesippo (CIL II 5122: Concor[dia …]). En las inscripciones de Hispania152, hallamos un nomen masculino en Tarraco y otros dos nombres personales provenientes de Ilerda y Barrillos de Curueño, León. Del latín concordia, -ae 142 143 144 145 146 147 148 149 150 151 152 153 154 155 156 157 158 159

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«acuerdo, concordia, paz», para J. Lassère153 debe ponerse con relación a Mgrbcl, «Baal ha acordado»154, documentándose en el norte de África también su masculino Concordius155. Donata. Nombre derivado del latín dō, dare «dar, entregar, confiar». En la epigrafía romana hispana no es muy abundante156, pero entre las ciudades de fundación fenicia y cartaginesa lo encontramos documentado en un caso en un individuo de Gades: Gavia Donata157. Este antropónimo es la traducción al latín en la epigrafía neopúnica norteafricana del nombre Mtnbcl, /Muttun-Bácl/ «Don de Baal», del que conocemos diferentes ejemplos latinizados: Mitthunbal, Muthunbal, Mutunbalis, etc.158. En la epigrafía romana africana se documentan muy abundantemente las formas Donatus, Donata, Donatula, Donatilla, Donatianus, Donatianilla, etc159. Faustus/Faustinus/Faustillus. Nombre personal derivado del latín faveō, -ēre «ser favorable; ayudar, proteger, etc.», presente en Abdera (CIL II 1980: Faustus), Balsa (CIL II 4990: T. Manlius Faustinus y Manlia Faustina), Baria

Ibid.: 142. GONZÁLEZ, J. (1982a): 307. ABASCAL, J. M. y RAMALLO, S. F. (1997): n.º 227. NOGUERA CELDRÁN, J. M. (2001-2002): 396 s (dispensator, administrador de la societas minera). BURNETT, A., AMANDRY, M. y RIPOLLÉS, A. P. (1992): 149; ABASCAL, J. M. y RAMALLO, S. F. (1997): 63. BURNETT, A., AMANDRY, M. y RIPOLLÉS, A. P. (1992): 170-171 y 174-178; ABASCAL, J. M. y RAMALLO, S. F. (1997): 62. Vid. también PEREA, S. (2005): 81 ss. PFLAUM, H. G. et al. (1961): 177; KAJANTO, J. (1964): 312; BEN ABDALLAH, Z. y LADJIMI SEBAI, L. (1983): 28. LASSÈRE, J. (1977): 452. Sobre el verbo PGc, vid. HARRIS, Z. S. (1936): 136; HALFF, G (1963-64): 101; HOFTIJZER, J. y JONGELING, K. (1995): 901s.; FRIEDRICH, J., RÖLLIG, W. y AMADASI, M. G. (1999): §143. Cf. HALFF, G. (1963-64): 120, quien lo relaciona con el acadio: magāru «consentir, aprobar», vid. VON SODEN, W. (1965-1981): 575 s.v. (sobre otras posibilidades, vid. BENZ, F. L. [972]: 339s). ABASCAL, J. M. (1994): 116 y 334. LASSÈRE, J. (1977): 452. Vid. también nota 151. EUZENNAT, M. y MARION, J. (1982): n.º 419. ABASCAL, J. M. (1994): 346 s (15 ejemplos). GONZÁLEZ, J. (1982a): n.º 361a. BENZ, F. L. (1972): 356s; VATTIONI, F. (1979a): 181, n.º 170; JONGELING, K. (1984): 38; JONGELING, K. (1994): 102; J. SANMARTÍN, J. (1994): 244; FRIEDRICH, J., RÖLLIG, W. y AMADASI, M. G. (1999): 54 §96bis c; LÓPEZ CASTRO, J. L. (2002): 258. PFLAUM, H. G. et al. (1961): 178; EUZENNAT, M. y MARION, J. (1982): n.º 509, 519; BEN ABDALLAH, Z. y LADJIMI SEBAI, L. (1983): 29.

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(Cornelius Faustus160), Carmo (Faustinus161), Carthago Nova (C. Germinius Faustus, M. Laetilius Fast[us / inus] y Argentaria Faustil(la))162, Gades y su ager (Lucius Mevius Faustus y Porcius Mevius Faustus163 (negotiatores salsarii); [G.] Ataci[nus F]austi[nus]164, [… Fau]stinus165, Clodia Fausta166, M. Faustillus Faustillus, Faustilla Gaditana, Faustina y Faust[inul]a167) y Hasta Regia (Mamullia Fausta168). Estos mismos antropónimos, además de las variantes Faustinianus y Faustianilla, están muy extendidos en la epigrafía romana del norte de África169. J. Lassère170 ha propuesto relacionarlos con el hipocorístico Ḥn’ derivado de la raíz fenicia ḤNN (véase supra Hanno(n) y Annius/Annia). Felix/Felicia/Felicius. Así se registran en ciudades hispanas de fundación fenicia o cartaginesa una serie de individuos: Bailo (Felicula171), Baria (Felicius172), Carthago Nova (P. Di[d]ius Felix, Cn. Maticius Felix y C. Valerius Felix173), 160 161 162 163 164 165 166 167 168 169 170 171 172 173 174 175 176 177 178 179 180 181 182 183

Carteia (A. Felicia174) y Gades (Felix, Po(mpeius) Felix, C. Annius Felix, A. Valeri(us) Felix, Ammia Felicia y Publicia Felicia175). Este nombre personal derivado del latín fēlīx, felicis «fecundo, fértil; feliz» –que J. Lassère176 ha relacionado con Namphamo, Ncmpcm «buen pie»177– es otro de los nombres atribuidos a traducciones de nombres semitas muy abundantes en el norte de África con numerosas variantes y diminutivos tales como Felicianus, Felicio, Felicissima, Felicitas, Felicula, Felis, Felicior, etc.178. Fortunatus. Del latín fortūnātus, -a «afortunado; rico», para F. Vattioni podríamos estar ante una traducción de una serie de nombres: Cududus/a, Giddenis/Giddenem (= fen. Gdnc m/Gdncmt179), Gududus/a, Gududus, etc.180, bien documentados en las inscripciones del norte de África181, posiblemente derivados de la base semítica GD «fortuna»182 (además de otras posibilidades183). A pesar de ser Fortuna-

LÁZARO, R. (1980): n.º 31. GONZÁLEZ, J. (1991): n.º 859. ABASCAL, J. M. y RAMALLO, S. F. (1997): n.os 141, 78 y 102. LAGÓSTENA, L. (2001): 158 y 292. GONZÁLEZ, J. (1991): n.º 401. LÓPEZ DE LA ORDEN, M. D. y RUIZ CASTELLANOS, A. (1995): 229. GONZÁLEZ, J. (1982a): n.º 409. Ibid.: n.os 451, 457, 207 y 339. SÁEZ, P. (1991): 278-281. PFLAUM, H. G. et al. (1961): 179; EUZENNAT, M. y MARION, J. (1982): n.º 299, 7, 418; BEN ABDALLAH, Z. y LADJIMI SEBAI, L. (1983): 31. LASSÈRRE, J. (1977): 452. Vid. igualmente LÓPEZ CASTRO, J. L. (2002) : 258 n. 61. GONZÁLEZ, J. (1982a): n.º 46. LÁZARO, R. (1980): n.º 31. ABASCAL, J. M. y RAMALLO, S. F. (1997): n.os 133, 152 y 39. GONZÁLEZ, J. (1982a): n.º 96a. Ibid.: n.os 208, 204, 156, 537, 152 y 266. J. LASSÈRE, J. (1977): 453. VATTIONI, F. (1979a): 183 n.º 188. Vid. igualmente Agustín de Hipona, Ep. 17,2 «Namphamo quid aliud significat quam boni piedis hominem». PFLAUM, H. G. et al. (1961): 179; EUZENNAT, M. y MARION, J. (1982): 444; BEN ABDALLAH, Z. y LADJIMI SEBAI, L. (1983): 31s. VATTIONI, F. (1979b): 75; KRAHMALKOV, Ch. R. (2000): 136 «May my luck be good!». Cf. igualmente BENZ, F. L. (1972): 295 (cf. igualmente Génesis 30 11: «Dijo Lía: –¡Que suerte (b-gd)! Y lo llamó Gad (Gd)»). VATTIONI, F. (1979a): 175 n.º 115. Bajo las formas Fortuna, Fortunas, Fortunata, Fortunatus, Fortunatianus, Fortunatiana, Fortunius, etc. (PFLAUM, H. G. et al. [1961]: 179-80; EUZENNAT, M. y MARION, J. [1982]: 444; BEN ABDALLAH, Z. y LADJIMI SEBAI, L. [1983]: 32). BENZ, F. (1972): 294s; HOFTIJZER, J. y JONGELING, K. (1995): 212s; KRAHMALKOV, Ch. R. (2000): 136; LÓPEZ CASTRO, J. L. (2002): 260. Si bien F. Vattioni encontraba dificultades para establecer la formación nominal de estos antropónimos, éstos cabría ponerlos también con relación a una forma qutul que nos ha dado los siguientes ejemplos: Buruct

Pervivencias de la antroponimia fenicia...

tus un antropónimo relativamente extendido en la antroponimia hispana184, suman un número significativo de casos los ejemplos provenientes de las ciudades de fundación fenicia o cartaginesa: Asido ([…] Valerius Fortunatus185), Gades (Licinius Fortunatus186, Me[mmius] Fortunatus187, M. Valerius Fortunatus, Baebia Fortunata, Cornelia Fortunata [x 2], Publicia Fortunata, [Val]eria Fortunata, […] Fortunata y Fortunata188) y Malaka (CIL II 1974: Q. Caecilius Fortunatianus y CIL II2/5, 863: Calpur[nia For]tuna[ta]), sobre todo en el elemento femenino. Gaditanus/a. Aparece casi exclusivamente en Gades (L. Cornelius Gaditanus, Argentilia Gaditana, Faustilla gaditana y [… G]aditana189), además de un único caso fuera de la ciudad localizado en Corduba (CIL II2/7, 467: Gaditana), predominando también el género femenino. Es posible que estemos ante la traducción al latín de un gentilicio original en lengua semita (véase supra Carchedonia), del mismo tipo que otros ejemplos conocidos tanto por la antroponimia en lengua fenicia y púnica190 como los documentados en la epigrafía latina: Tironius «tirio» (fen. Ṣry191) o Sidonius «sidonio». En el posible antropónimo que

184 185 186 187 188 189 190 191 192 193 194 195 196 197 198 199

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nos ocupa no conocemos su versión en lengua fenicia, aunque muy posiblemente se encuentre con relación a la base semítica GDR, de donde proviene las leyendas monetales hgdr y ’gdr (con artículo), a vocalizar de la siguiente manera: /Gádirā/ > /Gádir/192. Saturninus. En el norte de África este antropónimo es una traducción al latín de nombres teóforos en lengua fenicio-púnica formados a partir de la divinidad Baal Ḥammon, fen Bcl Ḥmn193 (véase supra Ammonus/nius). Esta divinidad fue interpretada por los romanos como Saturno Africano194, por lo que el nombre de Saturninus podría considerarse, en determinados casos, como una traducción al latín de nombres personales púnicos derivados de la raíz BcL195. En el norte de África el antropónimo es especialmente abundante con numerosas variantes: Saturinus, Saturnines, Saturnia, Satur, Saturus, Satura, etc.196 Saturninus/a, Saturius/a…, son nombres muy abundantes en la epigrafía romana hispana197, estando también bastante extendido en las ciudades de fundación fenicia o cartaginesa. Donde se han registrado bastantes casos en Abdera (CIL II 1992: Mummia Saturnina), Bailo (Flavius Saturninus y M. Sempronius Saturninus198; Saturninus199),

/ Boroct (fem.) ~ Benedicta (de la raíz BRK, «bendecir», F. VATTIONI, F. [1979a]: 167s. n. os 66-68); Chubud,Chubudis / Chubudit ~ Honoratus / Honorata (de la raíz KBD, «poderío, fuerza, abundancia» (Ibid.: 171 n.º 94; Gudul, Gudulus / Gudulla ~ Magnus / Magna (de la raíz GDL, «ser grande» (Ibid.: 175 n.º 116); etc. ABASCAL, J. M. (1994): 371-372. GONZÁLEZ, J. (1982a): n.º 1. Ibid.: n.º 236. LÓPEZ DE LA ORDEN, M. D. y RUIZ CASTELLANOS, A. (1995): 266. GONZÁLEZ, J. (1982a): n.os 298, 338, 193, 419, 267, 288, 400 y 210. Ibid.: n.os 393, 457, 414 y 392. BENZ, F. L. (1972): 238 s.; FRIEDRICH, J., RÖLLIG, W. y AMADASI, M. G. (1999): 139 § 204b. BENZ, F. L. (1972): 178 y 403; KRAHMALKOV, Ch. R. (2000): 421. HARRIS, Z. S (1936): 93 s; ALFARO, C. (1991): 115 s; SANMARTÍN, J. (1994): 234 s; MANFREDI, L. I. (1995): 130 ss n.os 217-222; LÓPEZ CASTRO, J. L. (2002): 260. BENZ, F. L. (1972): 288-290; JONGELING, K. (1984): 156-158. LEGLAY, M. (1966). SANMARTÍN, J. (1994): 244. PFLAUM, H. G. et al. (1961): 187; EUZENNAT, M. y MARION, J. (1982): 447; BEN ABDALLAH, Z. y LADJIMI SEBAI, L. (1983): 43. ABASCAL, J. M. (1994): 213 y 496 s. BONNEVILLE, J. N., DARDAINE, S. y LE ROUX, P. (1988): 24 y 26. Sobre los últimos hallazgos vid. PRADOS, F. (2011): 203 «varios grafitos sobre terra sigillata que aluden a Saturninus o a Saturnus» y MORET, P. y PRADOS, F. (2012).

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Carmo (Antonia Saturnina200), Carthago Nova (L. Baebius Saturio Rana y C. Saturi(us) Popularis201), Cartima (CIL II 1957: L. Porcius Saturninus), Gades ([A]emi(lius) Saturninus, Q. Valerius Saturninus, M. Valerius Saturninus, L. Gavi(us) Saturninus, Q. Iunius Saturninus, Saturnina, Annia Saturia, Iunia Saturia, Valeria Saturnina [x 2], […] Iulius Satur, L. Iunius Saturius, […] [S]atu[rninus …] )202 y Mago (CIL II 3709: L. Cornelius Sa[tur…]).

CONSIDERACIONES FINALES Hasta aquí hemos ofrecido un elenco de antropónimos fruto del resultado de nuestra encuesta, cuyo catálogo se encuentra en proceso de concreción. Con los ejemplos aquí analizados y estudiados hemos pretendido mostrar nuestra propuesta metodológica, que pivota sobre tres pautas básicas: identificación de la morfología semita de los nombres (siguiendo unos criterios puramente filológicos), búsqueda de referentes norteafricanos y rigor en los criterios de probabilidad (especialmente para los antropónimos fenicio-púnicos traducidos al latín). De los grupos A (antropónimos fenicios transcritos al latín) y B (formas helenizadas e «iberizadas») de nuestro catálogo anteriormente expuestos tenemos testimoniados cinco de los tipos de nombres personales según la división de F. L. Benz (1972): Aenibel, Asdrubal, Barsamis y Stratonice (Grupo 1); Adherbal

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(Grupo 2); Ammonus, Hanno y Annius (y variantes) (Grupo 4); Banno (Grupo 5); Babis, Baebius, Carchedonius (Grupo 6). Desde el punto de vista lingüístico de la «vigencia lexemática» y la «corrección morfosintáctica», la correlación Hanno ~ Anneius/ Annius es segura a tenor de los datos provenientes de Maktar (Túnez)203, donde el antropónimo Anneius es escrito en fenicio cn’y’ (donde c n’ ~ fen. ḥn’204 + y’ ~ lat. -ius). Sobre la «plausibilidad pragmática» para los Annii de nuestro catálogo, formado por unos treinta individuos (un 20% del total de los documentados en Hispania, vid. fig. 1), donde cuatro de ellos fueron sacerdotes de divinidades de clara pervivencia fenicia: A. nnius Crescens (Aesculapius ~ fen. Ešmun de Ebusus); C. Annius […] (Iuno ~ fen. Aštart de Sexs); M. Annio Rufus y Q. Cornelius Senecio Annianus (Hercules ~ Melqart de Sexs y de Carteia)205. Sobre el Grupo C (traducidos al latín), ya indicábamos en los criterios de probabilidad que «la asociación de dos nombres personales de origen semítico en un mismo individuo praenomen y nomen o nomen y cognomen» aumentaría la posibilidad de estar ante individuos de origen fenicio o cartaginés. Con relación a ello, cabría destacar estos ejemplos: 1) M. Annius Ruf[us ] (√ḤNN «manifestar favor, piedad, gracia» + √RP’ «curar, sanar»206) (> Sexs) y A. Baebius Rufus (BBY

200 GONZÁLEZ, J. (1991): 853. 201 ABASCAL, J. M. y RAMALLO, S. F. (1997): n.os 124 y 229. 202 GONZÁLEZ, J. (1982a): n.os 147, 304, 347, 394 y 500; LÓPEZ DE LA ORDEN, M. D. (2001): n.º 14; GONZÁLEZ, J. (1982a): n.º 155; LÓPEZ DE LA ORDEN, M. D. (2001): n.º 13; GONZÁLEZ, J. (1982a): n.º 294; LÓPEZ DE LA ORDEN, M. D. y RUIZ CASTELLANOS, A. (1995): n.º 161; LÓPEZ DE LA ORDEN, M. D. y RUIZ CASTELLANOS, A. (1995): n.º 217; LÓPEZ DE LA ORDEN, M. D. (1997); LÓPEZ DE LA ORDEN, M. D. y RUIZ CASTELLANOS, A. (1995): n.º 54. 203 DE SIMEONI, R. (2000): 130-131. 204 Vid. la variante de Bclḥn’: Bclcn’ (sobre el uso de la letra cayin en lugar de la ḥēt, FRIEDRICH, J., RÖLLIG, W. y AMADASI, M. G. (1999): 18 §35 «‫ ע‬für ‫ח‬, z. B. ‫ עמש‬KAI 112,3f. für ‫« חמש‬fünf», ‫ בעל עמן‬KAI 108,1. EH 46, 1 u.ö. für ‫ בעל חמן‬usw»). 205 Vid. nota 74. Sobre la interpretatio romana vid. LÓPEZ CASTRO, J. L. (2002): 251ss y 259. 206 BENZ, F. L. (1972): 410s; HOFTIJZER, J. y JONGELING, K. (1995): 1081; KRAHMALKOV, Ch. R. (2000): 446.

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«chico, niño» + √RP’) (> Epora), donde nomen y cognomen tienen explicación a través del fenicio. 2) Annia Salvia (√ḤNN + √ŠLK «salvar»207) (> Carthago Nova); Annia Saturia (√ḤNN + BcL «Baal; Saturno Africano»208) (> Gades); A. Annius Crescens (√ḤNN + √GDL «ser/hacer grande»209 (> Ebusus); C. Annius Felix (√ḤNN + Ncmpcm «buen pie») (> Gades); Baebia Fortunata (BBY + GD «fortuna») (> Gades); Baebia Veneria (BBY + CŠTRT «Aštarté») (> Gades); A. Baebius Optatinus y P. Baebius Optatus (BBY + √’RŠ «desear»210) (> Gades); Baebius Veneriosus (BBY + CŠTRT) (< Gades); L. Baebius Saturio (BBY + BcL) (> Carthago Nova), aquí los dua nomina (masculino y femenino) y tria nomina presentan nomina de origen semita y cognomina formados a partir de la traducción al latín de nombres púnicos (Grupo C). A comparar con

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Iulius Saturbalius211, individuo proveniente las inscripciones latinas de Argelia (ILAl I 2534). 3) Apaphroditus Babis (CŠTRT + BBY) (> Gades), estructura onomástica en dua nomina con primer componente del Grupo B y segundo del Grupo A. 4) Faustilla Gaditana (√ḤNN + *gdrt) (> Gades), estructura onomástica en dua nomina con ambos componentes del Grupo C. Otros datos a tener presentes son los relativos a la comparativa entre las frecuencias de aparición de nomina y cognomina en las inscripciones norteafricanas (según los datos de I. Kajanto) y las obtenidas del catálogo de antropónimos de J. M. Abascal (vid. fig. 2). Datos provisionales que serán más concluyentes cuando acabemos nuestro catálogo y podamos emitir opiniones que puedan precisar más lo expuesto por A. T. Fear para Gades (vid. nota 19).

207 Para la correspondencia púnica šlk de los cognomina Salvus/Salvius/Salvianus, vid. LASSÈRE, J. (1977): 454. En cuanto al significado del verbo fenicio šlk, vid. BENZ, F. (1972): 416s; HOFTIJZER, J. y JONGELING, K. (1995): 1144; KRAHMALKOV, Ch. R. (2000): 462. 208 KAJANTO, I. (1964): 311; LASÈRRE, J. (1977): 454; SANMARTÍN, J. (1994): 244. 209 Vid. LASÈRRE, J. (1977): 452 «Crescens: Cognomen de bon augure, impliquant la notion, familière au monde méditerranéen et à l’Orient, d’un développement favorable». Sobre el significado del verbo gdl, vid. VATTIONI, F. (1979a): 175 n.º 116 «Gudul/Gudula/… essere grande»; HOFTIJZER, J. y JONGELING, K. (1995): 214; KRAHMALKOV, Ch. R. (2000): 137. Vid. el nombre hebreo Godolías (Jer. 38,1), KOEHLER, L. y BAUMGARTNER, W. (1967-1996): 172s «J(ahwe) hat Grosses getan»). 210 Para LASSÈRE, J. (1977): 153 Saturno genitor, pero quizás mejor relacionado con el verbo 'rš (BENZ, F. L. [1972]: 276; JONGELING, K. [1984]: 35s; KONGELING, K. [1994]: 10ss) más acorde con la traducción latina. 211 KAJANTO, I. (1964): 311 «(…) the name Saturbalius. This is clearly a hybrid form, derived from the Latin Saturn and the Punic Baal»; VATTIONI, F. (1979): 187 n.º 233; JONGELING, K. (1994): 130.

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Nombre/Análisis fil.

Paralelos norteafricanos

Annius

P. Aelius Annius Secundus (CIL VIII 20253), C. Iulio Annio (CIL VIII 21222),…

/Ḥanni/ > √ḤNN «Ha favorecido»

Variantes Anneius Annia Annianus Annius

Baebius fen. Bby o B’by «Chico, niño»

Baebia (CIL VIII 24360) / Bebia (CIL VIII 19876) Baebius (CIL VIII 17643) / Bebius (CIL VIII 2528)

Anniola Baebia Baebius

Procedencia Ebusus Carthago Nova (1) Gades (5) Carteia (1) Gades (1) Abdera (2), Asido (1), Bailo (1), Carthago Nova (1), Carteia (1), Ebusus (1), Gades (7), Sexs (4) y Turris Regina (1) Abdera (1) Ager gaditanus (1) Gades (11) Carthago Nova (5), Epora (1), Gades (5), Hasta Regia (3) y Sexs (1)

Fig. 1. Ejemplos del grupo A del Catálogo (vid. nota 53)

Nombre

Procedencia

Porcentaje según KAJANTO (1964)

Frecuencias a partir de ABASCAL (1994)

Faustus/…

Abdera (1), Balsa (2), Baria (1), Carmo (1), Carthago Nova (3), Gades (8) y Hasta Regia (1)

Imperio: 1000 N. de África: 230 (23 %)

Hispania: ± 100 Catálogo: 17 (± 17 %)

Felix/…

Bailo (1), Baria (1), Carthago Nova (3), Carteia (1) y Gades (6)

Imperio: 2300 N. de África: 1240 (53 %)

Hispania: ± 130 Catálogo: 12 (± 9 %)

Fortunatus/…

Asido (1), Gades (10) y Malaka (2)

Imperio: 1130 N. de África: 815 (72 %)

Hispania: 77 Catálogo: 13 (± 17 %)

Saturninus/…

Abdera (1), Bailo (2), Carmo (1) Carthago Nova (3), Cartima (1), Gades (13) y Mago (1)

Imperio: 1450 N. de África: 1160 (80 %)

Hispania: 130 Catálogo: 22 (± 17 %)

Fig. 2. Ejemplos del grupo C del Catálogo (vid. nota 53)

Pervivencias de la antroponimia fenicia...

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Pervivencias de la antroponimia fenicia...

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Synodicon Baeticum II. Constituciones Conciliares y Sinodales del Arzobispado de Sevilla (siglos XIX-XX) JOSÉ SÁNCHEZ HERRERO (DIRECTOR) El mundo árabe como inspiración FÁTIMA ROLDÁN CASTRO (EDITOR) Del municipio a la corte. La renovación de las élites romanas ANTONIO F. CABALLOS RUFINO (EDITOR) Realidades conflictivas. Andalucía y América en la España del Barroco MIGUEL LUIS LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ Y JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ (COORDINADORES)

Diferentes sustratos y adstratos se funden y confunden en los territorios hispanos y de buena parte del Occidente mediterráneo donde la antigua presencia fenicio-púnica había dejado una profunda huella, cuyo reconocimiento e interpretación está plagado de matices y, en muchos casos también, de posturas encontradas que no hacen otra cosa que enriquecer el debate científico.

Carmona Romana (Volumen I - II) ANTONIO F. CABALLOS RUFINO (EDITOR) Nueva Historia Social de Roma GÉZA ALFÖLDY JUAN MANUEL ABASCAL PALAZÓN (TRADUCTOR) Redescubriendo el Nuevo Mundo. Estudios americanistas en homenaje a Carmen Gómez SANDRA OLIVERO GUIDOBONO Y MARÍA SALUD ELVÁS INIESTA (COORDINADORAS) La confrontación católico-laicista en Andalucía durante la crisis de entreguerras JOSÉ LEONARDO RUIZ SÁNCHEZ (COORDINADOR) El barrio de La Laguna de Sevilla. Diseño urbano, razón y burguesía en el Siglo de las Luces FRANCISCO OLLERO LOBATO Frontera, Cautiverio y Devoción Mariana GERARDO FABIÁN RODRÍGUEZ Documentación e Itinerario de Alfonso X el Sabio MANUEL GONZÁLEZ JIMÉNEZ Y Mª ANTONIA CARMONA RUIZ Recuperación visual del patrimonio perdido. Conjuntos desaparecidos de la pintura sevillana de los Siglos de Oro ENRIQUE VALDIVIESO GONZÁLEZ Y GONZALO MARTÍNEZ DEL VALLE La arqueología romana de la provincia de Sevilla. Actualidad y perspectivas JOSÉ BELTRÁN FORTES Y SANDRA RODRÍGUEZ DE GUZMÁN SÁNCHEZ (COORDINADORES)

(coordinadores)

Felipe de Ureña. La difusión del estípite en Nueva España Mª ROSARIO FÁTIMA HALCÓN ÁLVAREZ-OSSORIO

El fenómeno de la romanización de Hispania y de buena parte del Mediterráneo centrooccidental ha sido interpretado hasta hace no demasiado tiempo con una excesiva rigidez y sin apenas matices, sobre todo si tenemos en cuenta el dilatado marco cronológico en el que se integra este proceso, entre los años finales del siglo III a.C. y la época flavia. No obstante, la atención prestada en los últimos años a aspectos tan modestos como interesantes de la vida cotidiana, de las costumbres religiosas, de los ritos funerarios, del mantenimiento de las lenguas vernáculas, especialmente la fenicia, que ponen de manifiesto los grafitos tardopúnicos sobre cerámicas itálicas, contrasta con las manifestaciones, muchas veces más aparentes que reales, de las aristocracias locales, cuyo interés por adoptar ciertas formas y modos de vida romanos es, en los primeros momentos de la presencia romana, fruto de un claro oportunismo político.

La etapa neopúnica en Hispania y el Mediterráneo centro occidental: identidades compartidas

Estudios de Historia Antigua en Homenaje al prof. Manuel Abilio Rabanal SANTIAGO CASTELLANOS GARCÍA, ANTONIO F. CABALLOS RUFINO, JUAN MANUEL ABASCAL PALAZÓN Y JUAN SANTOS YANGUAS (EDITORES)

BARTOLOMÉ MORA SERRANO GONZALO CRUZ ANDREOTTI

ÚLTIMOS TÍTULOS EDITADOS EN LA SERIE HISTORIA Y GEOGRAFÍA

La etapa neopúnica en Hispania y el Mediterráneo centro occidental: identidades compartidas

Listado de autores Manuel Bendala Galán Manuel Álvarez Martí-Aguilar Eduardo Ferrer Albelda Martín Almagro-Gorbea José Ángel Zamora López José Luis López Castro Juan A. Belmonte Marín Mercedes Oria Segura Estíbaliz Ortiz de Urbina Álava Joan Ramon Torres Antonio M. Sáez Romero José Juan Díaz Rodríguez Fernando Prados Martínez Ángel Muñoz Vicente

BARTOLOMÉ MORA SERRANO GONZALO CRUZ ANDREOTTI (coordinadores)

Iván García Jiménez Pierre Moret Víctor Martínez Hahnmüller Alejandro Pérez-Malumbres Landa Ana Arancibia Román Cristina Chacón Mohedano Bartolomé Mora Serrano Ana Margarida Arruda Lorenza-Ilia Manfredi Josephine Crawley Quinn

ISBN 978-84-472-1471-6

Centro de Estudios Fenicios y Púnicos

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