Loma Grande. Un barrio vivo

June 8, 2017 | Autor: Pablo Francisco Zs | Categoría: Gentrification, Antropología, Quito, Barrio, Loma Grande
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Descripción

Loma Grande, un barrio vivo Pablo Francisco Zúñiga [email protected] www.about.me/pfcozs

versión modificada para web La Loma Grande, Barrio Tradicional de la ciudad de Quito, es poseedor de patrimonios tangibles e intangibles. Ubicado en el sector sur oriental del centro histórico entre las calles: Sucre (norte), Pichincha (oriente), la calle Juan Dios Morales (conocida como la Ronda) (sur) y la Maldonado (occidente) constituye un espacio que conserva el espíritu de un barrio vivo, lleno de historia, tradiciones, de relaciones entre vecinos, que lo convierten en un lugar, reitero, vivo que se debate entre la supervivencia de toda esa riqueza cultural y la extinción de la misma. Todo esto debido a políticas contemporáneas tanto del estado, como del municipio, que pretenden convertir el espacio en un lugar mercantil en función del turismo formal, olvidando lo que es: un barrio vivo que se debe a y por su comunidad. Este barrio es un conjunto de elementos que lo constituyen como tal. Al tener una rica tradición e historia, aparte de su ubicación geográfica, lo convierten en un lugar atractivo para el visitante. El problema surge cuando estas actividades «turísticas» son invasivas con la comunidad, al ser un barrio vivo, no se puede permitir que se rompa el equilibrio entre el espacio de la comunidad, la historia, la tradición, el atractivo, lo patrimonial; no se puede permitir que se conviertan en no lugares, en museos fríos y muertos. Hay una fuerte demanda de un sector de la comunidad que exige acciones que eviten la expulsión de los moradores del barrio tras la llegada de actividades mercantiles derivadas de un turismo voraz. Como ya pasó en otros lugares de la ciudad, donde los moradores se vieron obligados a cambiar actividades propias del barrio. Vecinos de San Marcos, La Ronda son los ejemplos más claros. A

palabras de Marco Rubio, presidente del comité central del barrio de La Loma Grande, «no se quiere que la tienda de legumbres sea tomada por una cafetería de fin de semana, que las luces y ruidos estridentes perturben la paz de los vecinos, que lleguen empresas y recursos económicos ajenos al barrio a tomarse y sacar provecho del patrimonio intangible del sector». Es por eso que nos cuestionamos y generamos la duda de que hacer desde la antropología, en esta lucha que tiene, quizá uno de los últimos barrios del centro histórico. ¿Cómo podemos adelantarnos, como comunidad, a esas actividades netamente comerciales que tanto ponen en riesgo la vida del barrio Creemos que hay que generar empresas comunitarias que difundan y protejan el saber de los vecinos, proyectos que ayuden a apropiarse del espacio a través de programas de vivienda social a vecinos que desde generaciones han vivido arrendando. Generar conciencia en la gente joven, que conozca de donde viene, de dónde vienen sus padres. Y que los abuelos nos trasmitan la sabiduría del barrio. Para ejecutar lo antes mencionado, hemos trabajado con el comité barrial, en distintos aspectos. Como objetivo general, tenemos es el de Dar un documento sistematizado que recolecte toda la información que gire alredor de la memoria e historia del barrio, y que esta se convierta en herramienta sistematizada y auto gestionada de la comunidad, para enfrentar todos posibles intentos de convertir en no lugar al Barrio y enfrentar al turismo formal que proponen las instituciones del municipio y del estado. Como objetivos específicos tenemos la realización de actividades que rescaten la memoria y vida del barrio, además el recolectar todas estas historias y facilitar su difusión. Finalmente, nuestro objetivo principal es el de colaborar con la comunidad en este proceso de resistencia, continuando actividades previas que hemos realizado en este barrio. Para lograr el primer objetivo específico, se planificó junto con la delegada del comité central del barrio, Diana Lora y un grupo de monitores, realizar una actividad que permita la difusión de la historia de los vecinos en el barrio. La

época de vacaciones se escogió como la más óptima para la ejecución de esta actividad. Bajo el nombre de « Cuenta Cuentos», se presentó esta idea al comité para que forme parte de los talleres vacacionales. La actividad denominada «cuenta cuentos» pretende que en cada sector un vecino cuente un pedazo de historia de dicho lugar. Y que los niños que acudan al curso vacacional, conozcan el museo vivo de la Loma Grande. Se dividió al barrio en trece sectores y en cada sector se escogió una familia para que cuente una historia del mismo. Se conversó con algunos vecinos que se muestran favorables a esta idea, por ejemplo: el señor Luis Alvarado, quien vive en la calle Francia, sería el encargado de contar el transcurso de los años en este sector que limita con el ex-terminal de Cúmanda. Esta actividad es para las y los niños que habitan en el barrio. Para las personas adultas se preparó un conversatorio con personas que sepan historia del barrio, incluye vecinos, vecinas, y un grupo de «quitólogos» que han colaborado en actividades del barrio como el señor Rafael Racines, en una exposición fotográfica del barrio, en el mes cultural de la Loma. Quedaron estructuradas estas dos actividades a realizarse en el mes de agosto de la siguiente manera. Del 3 agosto hasta el 21 de agosto del 2015, cada jueves y martes, realizar la actividad «cuenta cuentos» con la colaboración de los vecinos y monitores del taller vacacional de niños y niñas de 6 a 12 años. Con el fin de que las y los infantes aprendan de las memorias del barrio, contadas por los vecinos y finalmente hagan una representación de lo aprendido en la clausura, que será el mismo día que la actividad de las personas adultas. Para este grupo se acordó realizarlo el día sábado 23 de agosto. Con el fin de crear un espacio de debate, y difusión de las memorias del barrio. Para el objetivo general, se realizó un taller con la comunidad, donde se recogió datos con relación al patrimonio del barrio. Con motivo del conversatorio, impulsado por la Universidad Salesiana,, se creó un documento con la lista de bienes patrimoniales tangibles e intangibles. Se realizó un documento con la ponencia del barrio titulado: « Barrio de la Loma Grande, una

galería a cielo abierto» que fue expuesta en la segunda mesa del conversatorio organizado por la Universidad Politécnica Salesiana y la carrera de antropología. Aquí, en palabras del expositor y presidente del comité del barrio, fue importante el acercamiento a ese diálogo impulsado por la academía, por que se dejó en claro la posición que se tiene respecto a las políticas de las instituciones estatales y municipales. Este trabajo estará dividido en el abordaje teórico de conceptos como barrio, cultura, patrimonio, y la función de quienes investigan, y el debate del turismo. Posterior a eso, se analizará el espacio donde se realizó la investigación, y finalmente se sacará conclusiones de este proyecto que seguirá trabajando con este barrio y para concluir se anexará dos fotos que fueron resultado de algunas visitas al barrio.

Marco Teórico En septiembre del 1978, Quito es declarado junto con Cracovia primer Patrimonio Cultural de la Humanidad. Esto ha permitido que se trabaje en la conservación de los tesoros tangibles e intangibles en especial de su centro histórico. Allí se ha hecho un gran despliegue para preservar, más que nada, las estructuras que conforman el conjunto patrimonial, trabajos que han sido visibilizados en mayor escala y que gracias a ellos podemos disfrutar de un centro histórico restaurado. El patrimonio inmaterial ha sido, quizá, el menos visible, sin embargo, el barrio de la Loma Grande vive conjuntamente con los dos tipos de patrimonio. Nos preguntamos ¿Qué es vivir en un barrio? ¿Cuáles son los elementos de un barrio? ¿Qué hay más allá de las historias y leyendas? ¿Cuál es el sentido de pertenencia de los vecinos con su barrio? ¿Cómo llegar a empoderar a los moradores con su sector? ¿Cómo seguir con la vida de barrio? ¿Qué es ser lomeño y lomeña? En definitiva: ¿por qué la Loma Grande lucha por conservar su esencia de barrio? «Vivir en un barrio es vivir en comunidad, residir en un territorio más o menos amplio con un grupo de vecinos, personas y personajes de quienes muchos no conocemos su nombre pero al menos conocemos que

viven en el barrio: los conocidos saludamos afectuosamente, nunca está demás la broma de la esquina y sobre todo el tratarnos de vecinos sin estar viviendo en la casa contigua, el hecho de vivir en la misma zona nos hace vecinos, este curioso termino es el que le da calidez y afectuosidad a los moradores al momento de intercambiar un saludo, esta es la diferencia abismal al comparar un barrio con un conjunto residencial, este último de menor área, con vecinos más cercanos por metro cuadrado, pero más aislados uno del otro.» (Rubio, 2015) Merlin y Choay, definen barrio como la «fracción del territorio de una cuidad, dotada de una fisionomía propia y caracterizada por las trazas distintivas que le confieren una cierta unidad y una individualidad. Dentro de ciertos casos, el nombre de barrio puede ser dado a una división administrativa, pero la mayoría de las veces, el barrio es independiente de todo límite administrativo.Se habla todavía de barrio para designar la comunidad de los habitantes de una parte de la ciudad» (2 & Faad, n.d). Respecto al concepto de barrio más enfocado a lo social, Edwin Haramoto, nos dice: «el vecindario (compuesto por los vecinos) corresponde a una escala menor de la sociedad, que está inscrita en el barrio (compuesto por la comunidad) (Poblete, 2005), Aldo Rossi apunta que para la conformación social, “el barrio es una unidad morfológica y estructural; está caracterizado por cierto paisaje urbano, cierto contenido social y una función propia; de donde un cambio de cada uno de estos elementos es suficiente para fijar el límite del barrio" Como podemos entender, el barrio es una construcción social, producto de la unión de módulos de menor escala, como dice Poblete a los vecindarios, y cada uno de estos micro espacios comunales, poblado por vecinos, tienen una identidad y memorias. Cada unidad en su unificación con otra unidad recrea una memoria colectiva. Creando así un patrimonio cultural, y como define Lorena Campo al mismo, «es la herencia material e intangible, colectiva, construcción sociocultural, que demuestra la capacidad creativa, espiritual, histórica y

política

de las organizaciones humanas, vinculando a las generaciones pasadas

con las presentes y trazando valores comunes futuros.» (Campo A. 2008: p 127) Y en este campo, donde la lucha se hace presente, y es el evitar la desaparición del patrimonio cultural de este barrio, histórico y tradicional. Memorias que se han ido olvidado como el caso de, personajes que asombran por sus hazañas como Armando Rubio (un basquetbolista que conserva un récord de mayor número de canastas en un solo cotejo), Paquito González (ejemplo de lucha y tenacidad para los jóvenes del barrio debido a que su discapacidad no le privó de jugar baloncesto y ser un líder deportivo), los “Locos Polo” (personajes con algún problema mental que mantenían en zozobra al barrio de los 70s hasta los 90s), lugares para comer las delicias gastronómicas de la ciudad, vecinos músicos, pintores, actores; y claro, también los habitantes de la noche: el estruchador, el consumidor conocido desde niño y hasta las llegadas de la Policía a la casa del terror. Son muchos los cuentos, travesuras que se escuchan en el barrio y que se van pasando hasta convertirse en historias y leyendas de la Loma Grande. (Rubio, 2015) Pero que es lo que alimenta a la pérdida de memoria, por un lado tenemos el conflicto del estar rodeados de barrios que se han convertido en no lugares (la Ronda y San Marcos), y por otro lado tenemos la voraz venida de la modernidad con políticas públicas que alimenta eso, desde el turismo extractivo. Como nos hace reflexionar Julio Enrique Carvajal, en la lectura compilada por Patricio Guerrero en su libro Antropología Aplicada, sobre el turismo.Y aquí yo podemos resumir un poco lo que reflexiona en ese capítulo, para debatirlo posteriormente. Reflexiona sobre el Enfoque formal del turismo que constituye la noción del desarrollo de un turismo desligado de los procesos socio-económicos y culturales. El cual propone un turismo mercantilista y ligado a las grandes empresas de la industria turística. Por otro lado, tenemos el enfoque sistémico, que posee un carácter holístico que conjuga a las coyunturas políticas, económicas, sociales, físicas, culturales etc. Además toma en cuenta los procesos socio-culturales y económicos del lugar donde se desarrolla la actividad turística.

El turismo visto desde este enfoque asume una postura en la cual es al mismo tiempo una variable del proceso económico y cultural y se halla afectando a esta. Y nuestro barrio se opone totalmente a la visión formal del turismo, se siente ofuscado por las experiencias de sus vecinos (San Marcos y La Ronda) Quiere una visión de la otredad, que tome en cuenta el folclore de su gente, en este concepto tenemos la definición del mismo Carvajal: Folclore “complejo cultural que tiene su manifestación en todos los aspectos de la vida popular...” (Carvajal en Guerrero 1997, p. 281) Y el barrio a su vez quiere, un turismo con el factor esotérico, que constituye la noción acerca de cómo los grupos piensan sobre sí mismo y como suponen que otros piensan de ellos. En el turismo este factor es frecuente en el tipo de encuentros interculturales, como en el caso del turismo cultural o comunitario. Hay que resaltar que desde el punto de vista antropológico el factor esotérico constituye una de las dinámicas más comunes en el choque cultural que enfrenta el investigador, y cómo asume la percepción de la comunidad hacia él. Partiendo de este punto hay consideraciones en el tipo de diálogo. La lucha gira en torno eso, en la resistencia al turismo formal, a la pérdida de su patrimonio cultural, a la geritrificación, a la conservación de sus valores e identidades como barrio.

Análisis dimensión espacial El barrio de la Loma Grande, ubicada entre las calles: al norte limita con la calle Sucre, al oriente con la Av. Pichincha, al sur con el antiguo terminal Cumadá, y al occidente con la Av. Maldonado. Ubicado en el sur oriente del centro histórico de Quito, limita con barrios como lo son: San Marco, Santo Domingo, San Sebastián, La Ronda, La Marín. Al considerar el barrio como un paisaje cultural, se observa sus cambios a lo largo del tiempo, como los primeros asentamientos urbanos. Este tipo de información es difundida en el barrio para la apropiación de los sectores y promover el sentido de pertenencia. La recopilación histórica realizada hasta el

momento no se ha quedado en la época de la colonia y la independencia, sino que también considera propuestas como la del Arq. Andrés Peñaherrera, que elaboró una maqueta, hoy ubicada en el museo del Colegio de Arquitectos en la calle Junín, en la cual el investigador plantea la idea del “Pukará Mayor”, puesto defensivo ubicado en lo que hoy conocemos como la Mama Cuchara, que acompañado del “Pukará Menor” de San Marcos, defenderían la gran cancha ceremonial de los kitus, lugar sagrado mucho más grande que San Francisco. Peñaherrera Mateus, Andrés. Arq. (2014). Relató junto a la maqueta que muestra una visión precolombina del centro de la ciudad, ubicada en el Museo del Colegio de Arquitectos. Actualmente el barrio cuenta varias actividades que desarrollan sus habitantes diariamente como son los pequeños comercios, negocios de preparación de alimentos y comercio en general. Según sus habitantes ya no hay un personaje u oficio que represente al barrio. Cuentan que el barrio se destacaba por tener varios trabajos artesanales, como técnicos radiofónicos y artesanos de hierro, etc. Los moradores del barrio cuentan que antes la mayoría de sus habitantes eran artesanos por ellos se destinó a la Loma como el primer barrio de Quito para artesanos, por ello uno de sus sectores se denomina “Barrio Obrero”. Actualmente no hay más artesanos dentro del barrio debido a dos razones: la primera: la mayoría de obreros han muerto y sus descendientes no han mantenido la tradición; el segundo motivo: la migración que debieron realizar en los años 90 cuando el municipio empezó a restaurar el centro histórico y cambió el uso del suelo y con ello obligo a muchos artesanos a trasladar su taller para poder ejercer sus oficios. Entre los obreros más recordados fueron nombrados el señor Efraín Cepeda, reconocido herrero. Existe una gran cantidad de artistas en la Loma Grande que no son conocidos pero su trabajo es de gran calidad. Varios de los programas realizados por el Comité fomentan y proyectan a estas figuras.De esta manera nace el concepto de hacer de

la Loma Grande una “Galería a Cielo Abierto” pero sin perder nuestra esencia de barrio, no convertirnos en un “No lugar” como ya ocurrió en otros sitios. Como parte de la vida cotidiana también nos informaron que ha existido inmigración de personas de provincias de la costa y de la sierra, por ello los negocios pequeños e informales han aumentado principalmente el negocio de alimentos que es la principal actividad que mantienen los habitantes del sector.

Análisis temporal Otro punto a destacar dentro del cambio de la vida de los habitantes fue el traslado del Terminal del Buses de Cumandá debido a obligo a cambiar significativamente su actividad laboral y comercial, actividades hoteleras, restaurantes debieron cerrar y ello obligo a sus habitantes a cerrar sus negocios y salir del barrio y a otros a cambiar de actividades.Otro punto que los moradores destacado durante toda el diagnóstico fue la problemática de la delincuencia que ahora marca la vida de sus habitantes debido al miedo y la preocupación que esto infunde en ellos pero que ha sido un motivo de cohesión y de organización de los habitantes del barrio en buscar una solución.

Dimensiones de sentido Pero, ¿cómo seguir con la vida de barrio? Difundiendo su historia, empoderándonos de los espacios olvidados, promoviendo el arte y cultura propia del barrio, recordando y haciendo conocer sus vecinos a sus vecinos, lograr una comunidad segura, evitando la gentrificación y mostrando a la comunidad fuera del barrio como es la vida comunitaria en La Loma Grande. Por otra parte, la Loma Grande ha tenido muchos logros que han visibilizado al barrio ante la comunidad fuera de él y que al mismo tiempo han servido para empoderarnos del barrio. Por ejemplo, se ha trabajado en murales realizados por estudiantes de artes de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, pinturas que fueron fruto de una investigación hecha por los jóvenes en la que recogieron anécdotas y lugares del barrio que los vecinos más recordaban. Los murales se plasmaron en paredes que estaban violentadas por grafitis, convertidas en

urinarios y basureros. Hoy por hoy esas mismas paredes son sitios de atracción turística, testimonio de las historias y leyendas del barrio. Otro ejemplo es la apropiación de sitios deportivos: la cancha de baloncesto del Barrio Obrero que no tenía nombre es bautizada por los mismos vecinos. Se hizo una votación preguntando qué nombre debería llevar el espacio deportivo y entre todas las opciones ganó el de “Armando Rubio”, vecino basquetbolista de los 70s. Esta actividad fue auto gestionado, los vecinos no esperaron que el municipio intervenga, sino que los mismos moradores y amigos del basquetbolista generaron los recursos para letreros y programa. En ese mismo aspecto y para no olvidar a otro de los personajes del barrio, se entregó un trofeo para el equipo ganador en el día de colocación del nombre a la cancha. Este trofeo lleva el nombre de Trofeo Francisco “Paco” González.

Conclusiones teóricas La Lucha de este barrio, está en no perder el espacio comunitario, es quizá este lugar, uno de los pocos barrios que existe en el centro histórico.El turismo formal que propone el estado, no concuerda con el turismo comunitario que el barrio pretende, para así evitar la migración de sus vecinos.Y evitar a la vez, la pérdida de su patrimonio cultural, tangible e intangible. Lugar lleno de casas patrimoniales, sitios simbólicos, no pueden desaparecer y convertirse en no lugares.La antropología aplicada, que hemos revisado este semestre, nos propone eso, una antropología comprometida con la vida, no con el capital. Una antropología que vele por las tradiciones, los símbolos, las memorias, las personas, por la subjetividad, la otredad. La lucha de este barrio, está ahí, en resistencia con el modelo propuesto de turismo que tiene la cuidad de Quito. Y desde mi posición, intento generar las herramientas para este espacio multicultural no sea absorbido por el gran capital.

Conclusiones metodológicas. Uno de los problemas que se tenía en la realización de las reuniones, era el poco interés que la comunidad tenía en temas de memorias, patrimonio,

gentrificación, creo que se debe a la inmediata preocupación por temas de mayor «interés» como son la seguridad, la basura. Sin embargo, la participación la gente fue óptima, permitiéndonos conocer y entrar en diálogo con la comunidad.Es también positivo el hecho que se trabajó con un colectivo que tiene cerca de dos años trabajando en la unificación del barrio. Contar con el apoyo del comité barrial, ayuda a entablar diálogos más cercanos.Estamos conscientes que nos falta mucho, hay temas como la migración que tiene barrio, que no lo hemos profundizado, sin embargo, nuestro propósito es el de integrar no solo al «lomeño» o «lomeña» si no también al nuevo y a la nueva integrante de este barrio, que conozca su historia, para que la quiera y la respete.

Conclusiones etnográficas. La Loma Grande quiere seguir conservando su esencia de barrio, mostrar sus actividades tradicionales, su vivir en vecindad, sus patrimonios tangibles e intangibles, quiere visibilizarse como un lugar de paz, tradicional y que sale adelante; pero no quiere morir como barrio, quiere evitar que la gentrificación ocurrida en otras zonas de Quito elimine esa hermandad que existe en el interior, que no sean expulsados los vecinos por futuros proyectos turísticos o por actividades propias del entretenimiento como ya le pasó a lo que alguna vez fue un barrio conocido como la Ronda, hoy una Mariscal chiquita. La Loma Grande quiere mantener y ofrecer esa esencia de barrio: que el zapatero siga arreglando los zapatos y no vendiendo suvenires; que la tienda de 40 años conserve esa magia y no sea un bar más; que la tienda de legumbres donde los vecinos adquieren sus productos no sea la cafetería que se abre los fines de semana; que los ritmos estridentes no contaminen los viernes y sábados el tranquilo descansar de los vecinos; que la casa rentera donde arriendan muchas familias no se convierta en talleres vitrina de lo que una vez fue Quito. En fin, La Loma Grande quiere ser barrio vivo, una “Galería a cielo Abierto” y no un NO LUGAR.Las propuestas además de las que ya se han puesto en marcha son: generar espacio para jóvenes, charlas sobre el tema gentrificación, información a los vecinos sobre el tema, proponer la creación de vivienda de interés social

(porque un barrio es para habitar no para negociar con su historia) ¿Por qué no generar vivienda para los vecinos? existen moradores que por generaciones rentan en el barrio, ¿por qué no darles la oportunidad de ser dueños de un pedacito de la Loma mediante proyectos habitacionales a los que puedan acceder los vecinos?

Bibliografía 2, C. U., & FAAD, U. (n.d.). udp | faad. Retrieved 24 July 2015, from http://urbanismo2.blogspot.com/2012/04/estudio-del-concepto-de-barrio.html Rubio, M. (2015). Barrio de la Loma, una galería a cielo abierto. In Primer Conversatorio sobre Patrimonio. Universidad Politécnica Salesiana, Quito. Poblete, C. (2005). El proceso habitacional. Mejoramiento del Parque Habitacional. Campo A., A. L. (2008). Diccionario Básico de Antropología (1era ed.). Quito, Ecuador: Ediciones Abya - Yala. Descamps, F. (1994). La Loma Grande y La Plaza de Santo Domingo. Quito: Ediciones Libri Mundi. Mateus, A. P. (2014). Pukará Mayor. Quito. Peñaherrera, A. (2014). Pukará Mayor. Quito. Quito, M. d. (2004). La Loma, Memoria Histórica y Cultural. Quito: Trama. (Recuento de palabras: 3994)

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