Lo que sucedió aquel domingo de mayo

Lo que sucedió aquel domingo de mayo Publicado en la Revista el Ciervo, Enero-Febrero 2014, pp. 11-12

Los movimientos ciudadanos son una realidad cotidiana en las sociedades democráticas. El 15 de mayo de 2011 tuve ocasión de asistir al nacimiento de uno de esos movimientos. Por aquel entonces, trabajaba en un grupo de investigación conformado por varios países europeos, cuyo objetivo era comprender mejor qué llevaba a la gente a participar en acciones de protesta. Esta investigación tenía como metodología de trabajo recopilar datos realizando encuestas a los manifestantes en diferentes ciudades europeas. La decisión de cubrir la manifestación del 15M comenzó en una charla distendida con mis amigos que, estando al tanto de mi trabajo, me comentaron que había un grupo en las redes sociales, muy activo, que se hacían llamar “Indignados”, y que junto con el movimiento “Democracia Real Ya” estaban llevando a cabo movilizaciones en lugares dispares de la geografía española cada vez con más éxito de participación. Su siguiente proyecto era una manifestación que tendría lugar el 15 de mayo en Madrid, a las 18h de la tarde. Tras leer el manifiesto de este grupo, donde reconocían ser apolíticos y englobaban a todos aquellos que se sintiesen asqueados de la corrupción y el mal funcionamiento del sistema, pensé que podría ser una oportunidad interesante para nuestro estudio. Así que contacté con ellos y les pedí que me explicaran un poco más pormenorizadamente lo que esperaban conseguir con aquel llamamiento. Lo cierto es que, por aquel entonces, ni ellos mismos eran capaces de prever el enorme éxito que tendrían en su convocatoria, pues como me aclararon en aquella entrevista previa no esperaban más de 5.000 personas. Pese a la baja expectativa de participación, nuestro grupo de investigación consideró interesante acudir a aquella movilización para observar qué era aquel nuevo movimiento que estaba causando furor en las redes sociales y cuáles eran los motivos que enarbolaban sus participantes para estar allí. ¿Qué fue lo que ocurrió? Lo que sucedió aquel domingo de mayo (ahora por todos conocido) tuvo un importante impacto a nivel global. Fue el nacimiento de un nuevo movimiento ciudadano que pasaría a denominarse 15M. Más de 50.000 personas se manifestaron en Madrid. Sus organizadores habían conseguido superar todas las expectativas viéndose desbordados por el éxito de su convocatoria. De forma consciente o no, y gracias a las respuestas de los propios participantes, comprobamos que los encargados de convocar aquella manifestación habían inculcado entre sus participantes una serie de elementos que

numerosos estudios en ciencia social han corroborado como necesarios para el éxito de un movimiento ciudadano.

Sin entrar en una definición académica demasiado técnica, sí me gustaría aprovechar este espacio para hacer llegar al lector lego en qué consisten esos elementos que parecen ser comunes a los movimientos ciudadanos exitosos, y que comprobamos estaban presentes en los participantes del 15M. El primer elemento presente entre aquellos que participaban era el sentimiento de eficacia. La gente no saldría a la calle a protestar si no creyeran que podían conseguir algo. Los manifestantes hacen un cálculo de costes-beneficios en torno a su participación en la protesta. La teoría nos dice que si los individuos tienen un pensamiento fatalista: “nada de lo que yo haga puede cambiar las cosas”, “no está en mi mano hacer nada”, no van a salir a la calle. Pero cuando creen que, a través del esfuerzo conjunto, el grupo será capaz de responder a los eventos relevantes, superar obstáculos intermedios y alcanzar metas colectivas, entonces tendrán razones para sumarse a la movilización. También encontramos fuertes sentimientos de identidad. Cuanto más se identifica el individuo con el grupo, más probable es que oriente su comportamiento a las propuestas colectivas. Si nos sentimos próximos a otros individuos, si compartimos con ellos las mismas situaciones, vamos construyendo una identidad diferenciada, un “nosotros” frente a un “ellos”. Los individuos lucharán colectivamente ante la percepción de desventaja que están sufriendo. Lo cual está muy relacionado con la siguiente cuestión a tener en cuenta. La percepción de injusticia. Cuando consideras que no estás siendo tratado como mereces, o que la situación que vives no es justa, entonces querrás hacer algo para cambiarla. Aunque bien es cierto que no siempre la situación tiene que ser objetivamente injusta, sino ser percibida de forma subjetiva como injusta. Es decir, si yo considero que soy pobre, pero justifico esta situación de pobreza y la acepto, entonces aunque objetivamente esté en una situación injusta, no la percibiré como tal y no haré nada para cambiarla. Los ciudadanos que se movilizan entienden que están siendo tratados injustamente y por eso han decidido que es el momento de actuar. En este cambio de mentalidad, jugaron un papel importante los agentes sociales que convocaron la manifestación aquel 15 de mayo; fueron capaces de dar forma al malestar de la población, sabiendo resaltar las razones o motivos para la movilización. También resultó fundamental el hecho de identificar a un enemigo común como responsable. Todo ello, mezclado y potenciado con los sentimientos de eficacia e identidad, consiguió movilizar a la gente. De forma intencionada o no, eso fue lo que lograron los organizadores del 15M. Y el éxito que lograron en aquella manifestación es indiscutible.

En mi opinión, la supervivencia de este movimiento ciudadano pasa por la concreción de los medios a utilizar y las acciones a desarrollar para alcanzar sus objetivos, ya que se han integrado en él una amalgama de grupos muy heterogéneos con enfoques y planteamientos muy distintos sobre los procedimientos a seguir. Porque, si bien ese amplio espectro social y político fue en su origen una ventaja en la formación del movimiento, a la larga podría convertirse en el motivo de su desaparición ya que la multiplicidad de ideas en su discurso podría dilapidar el amplio apoyo con el que contaron en sus inicios. Está por ver si el 15M será un recuerdo generacional, como el mayo del 68, o el inicio de una revolución que alumbró un nuevo sistema político.