Lo que quedó del sueño de vapor. Arqueología de una utopía en Sinaloa. Estudio de caso

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Descripción

III lo que quedó del sueño de vaPor. arqueoloGía de una utoPía en sInaloa, méxIco. estudIo de caso

del siglo XIX. Con base en diversas fuentes de información, de archivo, fotografía y materiales arqueológicos, se busca esclarecer si esta comunidad conformó un nicho de evasión al modo de producción capitalista y conocer los patrones de consumo que permitan de asentamientos recientes en una región poco abordada del noroccidente mexicano, recurriendo a nociones de la teoría arqueológica y antropológica. Abstract: This essay presents the results of a study of a late-nineteenth century utopian community in Sinaloa, Mexico. First-hand documents, photographic and archaeological materials, as well as the application of archaeological and anthropological theory, enabled us to characterize consumer patterns of this utopia and to discuss whether or not this settlement constituted a niche of evasion from the capitalist mode of production. The data presented intend to demonstrate the potential that historical archaeology has in reconstructing the recent past of this particular region of northwestern Mexico.

Este ensayo se aboca al análisis de algunos aspectos de la cultura material de una colonia norteamericana socialista

Bajo este tenor y con el propósito de integrar un corpus conceptual que guiara esta investigación, recurrimos a los estudios antes mencionados y a nociones teóricas aportadas por la antropología (Turner 1974, 1988), la sociología (Weber 1981, 1993, 1999; Wilson 1979) y la arqueología (ver supra).

norte de Sinaloa en el valle del río Fuerte, conocida como la Crédit Foncier Company, CFCO (Figura 1). Los datos presentados a continuación derivan de los proyectos “Arqueología Norte de Sinaloa” (Álvarez y Villalpando 1978) y “Arqueología Histórica en Topolobampo y valle del río Fuerte, Sinaloa” (Velasquez y Carpenter 2007).

El

tipo

de

utopía

que

nos

interesa

estudiar

como: “aquella relacionada con experimentos comunales o comunitarios para el establecimiento de sociedades ideales organizadas por individuos visionarios, en el mundo occidental moderno temprano”. Dichas comunidades se

La inquietud por abordar este tema se debe por un lado, a la escasez de estudios arqueológicos que existen en esa región de México, impactada por políticas de colonización durante el período Independiente, y por otro, al interés por incrementar nuestro conocimiento de la arqueología histórica de esta área.

incluyeron a una docena o a cientos de individuos. Esta investigación busca penetrar en la vida cotidiana de la utopía, abordando aspectos relacionados con su organización social, patrones de consumo y el grado de interacción que mantuvieron los colonos en el mundo a

El estudio de esta colonia ha recibido la atención de académicos y estudiosos en el campo de la historia y relato testimonial desde principios del siglo pasado (Hampl s/f a, s/f b; Katscher 1906; Robertson 2003; Quintero 1978; Villaseñor Atwood 2001; Gill 2003; Ortega Noriega 2003a, 2003b). Si bien existen diversos trabajos enfocados a la utopía en general, son pocos los que la abordan desde una perspectiva arqueológica (Preucel 2006; Starbuck 2004; Tarlow 2003).

aspectos de la cultura material que permitan caracterizar esta sociedad utópica, además en establecer posibles indicadores arqueológicos para conocer aspectos de resistencia al sistema dominante (innovación tecnológica) 37

             

 

 

y, por último en el grado de comunalismo y/o interacción con el mundo exterior de quienes fueron copartícipes de ese grupo humano.

en un primer momento por el gobierno del General Grant, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica y por comercio entre ambas naciones y con otros continentes. La segunda fase se orientó a proyectar una empresa colonizadora, interesada en desarrollar la agricultura del valle del Fuerte, y el establecimiento de una comunidad perfecta y armónica, denominada “ciudad de la Paz”, la cual fue concebida por su líder como la materialización del “cielo en la tierra”. Los principios de esta empresa mercantil se basaron en las ideas desarrolladas por el propio Owen, un sistema conocido como “cooperación integral” (Owen s/f).

La integración de datos provenientes del análisis de los materiales arqueológicos, de los documentos de primera mano -planos para la construcción de la idílica ciudad de la Paz, censos poblacionales, propaganda, entre otros-, y del edu), permitió entender la manera en que surgió esta comunidad y su inevitable disolución, a la vez que esbozó la posibilidad de sugerir que existieron dos utopías: la imaginada y la real.

Los preceptos fundamentales sobre los cuales Owen constituyó la empresa, y que a la postre veremos, desatarían disputas entre los colonos por detentar su control o concesión, fueron la tierra, el agua, los medios de comunicación y el intercambio de productos. Este proyecto fue singular en su género ya que a pesar de tener similitudes con otras sociedades mercantiles del siglo XIX dedicadas a la colonización, urbanización y promoción

La fundación de la colonia y políticas nacionales Esta historia inicia con el sueño de un ingeniero, un idealista y líder carismático llamado Albert K. Owen, quien diseñó la construcción de una red ferroviaria que comunicaría a Norteamérica con la costa noroccidental mexicana y con el oriente. Esta primera etapa del proyecto fue auspiciada 38

         

 

   

Lo que quedó del sueño de vapor de asentamientos agrícolas, la CFCO fue concebida por las ideas sociales y económicas desarrolladas por Owen, ciudadano inconforme de su tiempo y opositor del sistema económico y político de Norteamérica, circunstancias que

por fachadas con elementos moriscos (Owen s/f b), la cual nunca se construyó conforme al plano original. de Owen para construir esta colonia agrícola se sitúa

transformarlo a través de su proyecto colonizador (Ortega Noriega 2003a, 80-81).

en el período que abarca de 1870 hasta 1910, al impulsar políticas que promovieran la inmigración de extranjeros a México (Herrera 2006).

Owen consideró que el egoísmo de los ciudadanos norteamericanos fue un elemento detonante que resultó en un país inseguro para el hogar y la familia así como para aquellas personas que deseaban alcanzar una vida honesta, de tal suerte que el remedio a dicha situación radicaba en su proyecto de corte cooperativista (Owen s/f a).

El siglo XIX en México, se caracterizó por las profundas transformaciones en el campo y la necesidad imperante que tenía el régimen porfiriano para proteger y consecuentemente poblar el territorio norteño, política que inició desde el gobierno de Benito Juárez. El resultado de ello fue el establecimiento de colonias agrícolas y militares, fundadas por extranjeros, a quienes se les otorgaron facilidades para adquirir propiedades rurales. En aquel tiempo, las elites políticas mexicanas sentían la necesidad de incrementar la población del país y “el número de brazos que apoyarían una nación poderosa”. De esta manera, para la segunda mitad del siglo XIX, las políticas de poblamiento y colonización iban de la mano: “poblar el territorio nacional, suponía colonizarlo es decir, establecer control sobre él y dominarlo”. Este discurso, ligaba a la población con la tierra y a la tierra con la propiedad, promoviendo intereses privados para que los públicos dominaran el territorio y así mantener la integridad nacional frente a las amenazas extranjeras (Illades 1993, 135-147).

Para que el proyecto original ferroviario se materializara, el General Grant encargó a Owen la misión de buscar un puerto en el occidente de México, que tuviera el potencial para desarrollar el comercio internacional entre ambas naciones y con el oriente. En 1873 descubrió la bahía de Ohuira de Topolobampo, donde tuvo un sueño revelador, perfecta. Pronto se hicieron los arreglos para realizar la labor de medición y el primer mapa de los terrenos, cuya publicación dio a conocer el valor comercial del puerto y su potencial para construir un ferrocarril, que fomentaría las relaciones entre ambos países (Hampl s/f). La bahía ofrecía un enorme potencial desde el punto de vista comercial ya que, además de la extraordinaria belleza que caracterizaba esta región rural, el suelo poseía una peculiar productividad y riqueza mineralógica. Esto sin duda constituyó el argumento central en el experimento owenista para fundar una ciudad en aquel sitio. Por su parte, el gobierno mexicano ofreció extensos territorios para el establecimiento de la colonia, algunos de bajo costo, además del subsidio para iniciar las obras ferroviarias del Mexican Western Railway, el cual se extendería casi mil millas, desde Topolobampo hasta Texas, del Océano

El decreto emitido por el gobierno mexicano sobre la colonización europea cuidó que los inmigrantes pertenecieran a la religión Católica Apostólica Romana, condición que no siempre se cumplió ya que en 1867, por ejemplo, se establecieron diversas colonias en Sonora y a sus integrantes se les garantizó el libre ejercicio religioso. El decreto también otorgaría apoyo a quienes lo necesitaran y cedería tierras a individuos solos y familias que pretendieran dedicarse a la agricultura. Sin embargo, en 1880 el número de personas extranjeras no fue tan alto como se esperaba, ya que hasta aquel momento el país

Pero tanto el proyecto ferroviario como el del establecimiento de la colonia (originalmente planeada en Topolobampo) pronto se abandonaron y la Tesorería del Presidente Díaz se declaró impotente para continuar con el pago al contado de los subsidios estipulados (Hampl s/f).

seguros, ni mercados (Illades 1993, 135). Las tierras de Topolobampo y la región aledaña poseían para albergar quinientas personas y hasta una nación de seiscientas mil, unidas de manera “inteligente, consistente

No obstante este desalentador panorama, Owen continuó con los planes para establecer la colonia que incorporaría la fuerza y labor de mujeres y hombres para limpiar las tierras de Los Mochis, trabajar el campo, la hortaliza, el jardín y el viñedo; construirían diques laterales, erigirían cercos y se conduciría el agua desde el río Fuerte hasta la Ciudad

hogar, “cómodo, atractivo, sano, seguro y en evolución”. Para Owen, “el hogar era la salvaguarda de la vida civilizada y por ende, una ciudad debía componerse de muchos hogares”. La Ciudad de la Paz se diseñó para ser controlada por un organismo corporativizado, la compañía Crédit Foncier, basada en principios de una comunidad cooperativa de granjas, fábricas y comercio. Cada colono sería socio dentro de la compañía y el intercambio de

de construir la primera sección del ferrocarril y comenzar la vida en hogares permanentes, en una ciudad con áreas

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Actividades representadas en la colonia

18%

1% 32% Oficios Subsistencia Profesionistas

49%

Religión

Figura 2.- Actividades representadas en la colonia. Elaboración propia a partir de The Crédit Foncier Company 1892-18931

servicios se realizaría con base en un sistema perfecto de cuentas de créditos y débitos, inscritos en los libros de la compañía por el Departamento de Préstamos y Depósitos, a la usanza del banco veneciano del siglo XVIII. Los libros de crédito, liberarían a los colonos del dinero metálico y papel moneda, dejándolos en manos de la compañía para el establecimiento de saldos en los intercambios con el mundo exterior. Se implementaría la exención de impuestos, el otorgamiento de seguros médicos, los productos cultivados y elaborados por los colonos se recibirían bajo prestación para alentar y recompensar la individualidad, el trabajo y el talento. Como en toda utopía, había normas estrictas sobre la conducta y la vida de los colonos, de tal manera que en la CFCO, los miembros debían ser “sanos corporalmente, sobrios, morales y trabajadores.” (Owen en Ortega Noriega 2003b, 30-40).

a cargo de la organización de ciencias en la colonia y a

A partir de la llegada del primer contingente en 1886 hasta el año de 1894, la utopía albergó al menos a 1189 colonos provenientes de Chicago, California, Colorado, Arizona, Kansas y Wisconsin, así como otros más de Inglaterra, Francia, Austria, Dinamarca, Rusia, Prusia, Suiza y Noruega1. En la colonia convivieron mujeres, hombres y niños; hubo matrimonios, nacimientos y decesos, algunos

La estructura social de la utopía y las actividades que desempeñaron sus congregantes, corresponden a un marco

cólera, según reportan censos de 1892 y 1893, realizados por la compañía2.

la cooperación integral, actividades que asegurarían la subsistencia de los colonos en este lugar idílico. Buscó especialistas en la crianza de cerdos y sus productos, molineros, algodoneros, criadores de aves, cabras, ovejas y becerros, pescadores, cocineros, ladrilleros, arquitectos y topógrafos. Hizo un llamado a mujeres y hombres especialistas, para que se integraran en esta organización y se incorporaran en distintas líneas laborales, acordes con la utilidad y felicidad del hogar; se les pagaría tres dólares, en créditos expedidos a manera de cheques de la compañía conforme a la labor realizada. Se invitó a los miembros a

hecho de cactos de pithaya-, mecánicos, impresores, poetas, contadores públicos, molineros y conferencistas (Robertson 2003, 161-178). Las actividades reportadas por la compañía en el mismo censo de 18933, nos permiten agruparlas en cuatro categorías: en primer lugar se sitúan las de subsistencia, grupo integrado por el mayor número de individuos dedicados a la agricultura, crianza de pollos y obtención de miel, por ejemplo. En segundo término, entre otros. El tercer grupo lo conforman los profesionistas: contadores, médicos, dentistas, editores, maestros, taquígrafos. El último grupo, el religioso, estuvo integrado por una mujer, ministro unitario (Figura 2).

que él consideró como “puros” e “impuros” (Figura 3), y basados en una ética protestante, acorde a la noción de “profesión” o “llamado” (Weber 1981, 48-49).

Los habitantes de la colonia pertenecían a sectores sociales distintos: aristócratas, empresarios, molineros, ex miembros del Congreso de Estados Unidos de Norteamérica, ministros -como el Coronel Edward Daniela, naturalista, ingeniero y corresponsal del Instituto Smithsoniano, quien estuvo Mandeville Special Collection Library, University of California, San Diego. MSS0106, Box 2, Folder 31. Mandeville Special Collection Library, University of California, San Diego. MSS0106, Box 2, Folder 30.

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Mandeville Special Collection Library, University of California, San Diego. MSS0106, Box 2, Folder 31.

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Lo que quedó del sueño de vapor

Puro La familia Perros, gatos, animales domésticos Entretenimiento y actividades al aire libre. Domingo día de descanso Cooperativismo Créditos por el trabajo Salud, higiene Provisiones inspeccionadas Agricultores, carpinteros, ingenieros, contadores, zapateros, inventores, periodistas

Impuro Vida licenciosa Vacas, cerdos, caballos Juegos de azar, consumo de alcohol Competencia Dinero metálico Enfermedad, suciedad Provisiones adulteradas, licor Abogados, médicos

Figura 3.- Conceptos de pureza y suciedad. Elaboración propia a partir de Owen en Ortega Noriega 2003a

practicar la honestidad y practicidad de la vida, y dejar de lado aquellos predicamentos que no cumplieran con estos principios (Owen s/f):

asentamientos y en particular la CFCO, constituye un “nicho de evasión” del modo de producción capitalista (Leone que usualmente no escapan del capitalismo, o bien no se mantienen fuera de éste por mucho tiempo”. En algunos momentos, estas comunidades son capaces de evadir este modo de producción dominante e ideológico a través de la piratería, el robo o el trueque. Las unidades domésticas, comunidades y grupos sociales, ponen en práctica una serie

Cosa rara no es el hombre que sabe qué es correcto, sino el hombre que realmente, con todo el poder sobre él, con su más profundo ser, se propone a hacer lo que es correcto, sin importar cuán doloroso o molesto sea para él. Ese hombre y sólo ese, es un

éxito, que operan en los intersticios del capitalismo. Si bien una parte importante de quienes apoyaban la causa de la compañía y suscriptores del periódico Crédit Foncier Sinaloa, pertenecía a la clase trabajadora, tal parece que la presencia de cada uno de sus miembros en Sinaloa no fue al azar, sino que fueron elegidos como parte del “llamado” de Owen para asegurar el éxito de la colonia.

Con base en esta propuesta, dado que los asentamientos utópicos constituyen alternativas al capitalismo, la colonia socialista utópica de Sinaloa quizás constituyó un nicho de evasión. Sin embargo, no pudo permanecer fuera de surgido de él.

Conceptos de relevancia Para aproximarnos al estudio de esta comunidad, también recurrimos en primer término a la teoría denominada “economía política antropológica”, la cual se basa en la aserción que hace Wolf (1982) sobre la importancia que tiene la historia escrita en una escala global y las transformaciones mayores estructurales de la historia del mundo. Plantea la relevancia de rastrear las conexiones entre comunidades, regiones, personas y naciones discernibles, que los antropólogos han separado como entidades discretas, para poder “recapturar el espíritu de una antropología más vieja que intentó retomar los procesos civilizatorios”. El trabajo de Wolf, coloca a la cultura dentro de la historia y en el estudio de las comunidades desde el inicio del capitalismo, posterior al siglo XVIII (Roseberry 1989, 125-127). La economía política antropológica nace como “historia cultural” en la década de los años cuarenta, propuesta por Wolf y Mintz, para distinguir esta corriente de pensamiento de la ecología cultural de Steward. Esta aproximación se interesó por “los efectos de la penetración capitalista en las comunidades, donde la formación de las mismas (al menos en el caso puertorriqueño), estaba conectada directamente, “con una larga historia de colonialismo, construcción de imperios, intercambio

Para que el mensaje de salvación oweniano tuviera discípulos, recurrió a la publicación periódica del Crédit Foncier Sinaloa (1892), editado originalmente en Nueva Jersey y posteriormente en Topolobampo. Este documento fue el portavoz del líder y sus adeptos, vehículo a través del cual mostró el éxito de la colonia y realizó la invitación a otros prospectos para abandonar todo y establecerse en Sinaloa. En este sentido, la CFCO construyó una “comunidad imaginada” en la cual tanto los lectores de este periódico como los pioneros en México crearon “lenguajes de poder” en el contexto capitalista y tecnológico, que permitió su pronta edición y circulación a diferentes regiones. Esto propició la unión de grupos disidentes, activistas y marginados, con un lenguaje y una causa comunes (Anderson 2006, 37-46). El surgimiento de sociedades utópicas, que pueden considerarse como alter hegemónicas o contraculturales, tiene lugar en un contexto histórico, económico y político particular: el capitalismo. Consideramos que esta clase de Mandeville Special Collection Library, University of California, San Diego. MSS0106, Box 2, Folder 30. 1

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internacional y formación estatal”. Esta propuesta es histórica, en el sentido que intenta ver a las comunidades locales, en términos globales, como el producto de siglos de procesos sociales, políticos, económicos y culturales. El objetivo principal de la investigación histórica es entender la formación de los sujetos antropológicos en la intersección de historias locales y globales con profundas raíces, surgidas a partir de largos procesos (Roseberry 1988, 162-164).

éstos, con una membresía mayor a cien mil personas, mujeres, hombres e infantes, se establecieron en aquel país. Algunos experimentos poseían cualidades sectarias y otros más revolucionarias, los cuales se distinguieron de los movimientos democráticos obreros, en que los primeros intentaron desasociarse completamente de la sociedad estas comunidades es una con múltiples fracasos, donde sólo tres o cuatro de ellas lograron sobrevivir por más de cien años; el pensamiento utópico proveyó a sus adeptos de “alucinaciones fantásticas” (Holloway 1966, 17-19).

Sobre el socialismo utópico La ideología que originó el establecimiento de comunidades utópicas se inserta al margen del modo de producción capitalista, como una propuesta alternativa a la cultura dominante es decir, como una subcultura del capitalismo.

Uno de los elementos observables en las comunidades utópicas del siglo XIX, es su insatisfacción con aspectos 1999 en Tarlow 2003) que estos autores llaman resistencia, considerada también anticapitalismo.

Las ideas concebidas por pensadores utopistas británicos y franceses, trascendieron a través de líderes carismáticos que fundaron comunidades experimentales en todo el mundo, particularmente en América del Norte, donde existieron un gran número de utopías en el siglo XIX (Holloway 1966). El pensamiento utópico en el mundo occidental se caracterizó por la búsqueda de la perfección de la estructura social, donde debía reinar la armonía y convivencia comunal

Entendemos el concepto de resistencia en arqueología histórica como la decisión consciente para oponerse a la dominación de otro grupo o cultura. “La resistencia intenta representar una serie de acciones sociales que pueden variar en tiempo y forma” (Orser 2004, 476). En el campo de la cultura material las acciones de resistencia se evidencian, como en el caso de la CFCO, en innovación tecnológica, característica de los nichos de evasión y un mayor consumo de productos manufacturados localmente en comparación con aquellos producidos por el mercado dominante.

…todos los miembros actúan coordinadamente… se proporciona con generosidad todo lo necesario para satisfacer las necesidades materiales y no materiales del hombre. Una vez alcanzado este

Otras nociones sociológicas y antropológicas que nos permitieron abordar el estudio de esta colonia son “comunidad religiosa”, “profeta” y “carisma” (Weber 1993; 1999). La obsesión de Owen por crear una comunidad ideal, basada en preceptos religiosos cuáqueros (Ortega Noriega 2003a, 41), la cual enseñaría al mundo a través del ejemplo, colocan a este líder en posición de profeta. Esta noción

Casi ningún socialista utópico se limitó a escribir novelas, como lo hizo Etiénne Cabet, sino que realizaron proyectos y abordaron la “causa del desorden establecido en la sociedad”; postularon ideas sobre una sociedad alternativa “constituida sobre bases diferentes, indicando caminos precisos para su realización y muchas veces participaron personalmente en los intentos respectivos”. Muchos de ellos fueron partícipes de los movimientos obreros y fundadores de escuelas basadas en sus ideas (Krotz 1988, 75-78).

virtud de su misión, proclama una doctrina religiosa o comanda divina, aunque éste no provenga de una clase sacerdotal. La autoridad que ejerce el profeta se basa en una revelación personal pero, sobre todo, en el carisma. Este término teológico alude al don de la gracia y a todas las formas de autoridad que se basan en la atribución sobrenatural que otorgan los seguidores a su líder. El carisma que poseía Owen, y su posición como profeta, se atestigua por las opiniones que mantuvieron sus adeptos al considerarlo el “constructor de sueños”, como “un hombre de corazón intrépido, un hombre con poderes divinos que llegará cuando más nos haga falta, vendrá en la hora de la necesidad” (Robertson 2003, 44).

La utopía fue concebida como el lugar correcto, sistematizado y estático, un cielo secular. En el siglo XVIII, las poblaciones europeas oprimidas por los “ricos y poderosos” lucharon por su libertad e igualdad, es decir, buscaron un cielo en la tierra. El siglo XIX presenció el establecimiento de pequeñas comunidades de naturaleza “comunista”, consideradas pequeñas sectas heréticas. Alejados del contexto industrial británico y europeo, los socialistas utópicos intentaron resolver los problemas sociales mediante la implementación de “sociedades modelo” en América del Norte. Este momento puede considerarse como el “siglo de oro” de los experimentos comunitarios, donde más de cien de

En el proceso de renunciar al mundo, un ascetismo de acción en el mundo, que surge como protesta al capitalismo, la CFCO formó una estructura de tipo communitas (Turner 1974). Esta noción nos permite contextualizar la conformación de esta comunidad, en donde sus integrantes, habitaron en un estado liminal, transitorio hacia una vida perfecta, donde intentaron crear y mantener valores y 42

         

 

Lo que quedó del sueño de vapor Esta nueva forma de organización social en comunidad o en comunión, carece de estructura y es “relativamente indiferenciada socialmente” (Turner 1988, 103), de ahí la igualdad entre los miembros de la CFCO, quienes compartieron una meta y posición comunes dentro de la colonia.

normas distinguibles de los anteriores y donde se enfatizó la camaradería y la igualdad. Se interpusieron nuevas formas familiares, de estatus de la mujer, nuevos sistemas de trabajo. Se resaltaron los conceptos de homogeneidad, igualdad, anonimato, ausencia de propiedad individual y se dio particular énfasis a la posesión comunal de bienes. Esta actitud coincide con la visión propia de estas comunidades, donde la posesión y derechos de propiedad están relacionados con distinciones verticales y horizontales dentro de una estructura y, por ello, en la liminalidad, se insiste en la igualdad de estatus. En una communitas se pueden tomar medidas radicales en cuanto a los principios organizacionales, por ejemplo la vestimenta debe ser igual, uniforme, hay censura o apertura en torno a la sexualidad

Dado que estas comunidades buscaban una transformación radical, estaban preocupadas por todos los aspectos de la vida, el hogar y la familia. Intentaron normar las características de la vivienda, la ropa que sus congregantes debían utilizar, lo que debían comer y a qué hora. En algunos casos, esto llegaba incluso a aspectos relacionados con el espacio que debía mantener una persona con respecto a otra, sus prácticas sexuales y ropa interior por ejemplo. Por lo general, los habitantes de la utopía -como en el caso de la CFCO-, han hecho una decisión voluntaria y consciente para “separarse de la sociedad que les rodea”, la vida comunal es altamente organizada, y son vehementes creyentes, en su capacidad innata para vivir de manera armónica (Tarlow 2002, 303-304). En la CFCO, estos rasgos son observables en los planos arquitectónicos que Owen diseñó con espacios comunales y simétricos, casas con chimeneas y la vestimenta de las mujeres. La comunidad

y la familia y, por ende, los “derechos y obligaciones del parentesco”, promoviendo así un sentimiento fraternal que hace olvidar todo vínculo con el pasado; igualdad o minimización de diferencias en el rol de género de los individuos, énfasis en la humildad y detrimento del egoísmo. Se promueve la total obediencia al líder, al profeta y al mandato sagrado, “locura sagrada, aceptación del dolor y sufrimiento, en ocasiones, hasta el punto del martirio” (Turner 1988, 117-118).

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trapiches de la región, propiedad de un hacendado de chimenea de ladrillo de 20 metros de altura (Figura 5). Este sitio, aunado a la construcción del canal de Los Tastes de 11 km de longitud, que llevó agua desde el río Fuerte hasta las tierras de Los Mochis y Topolobampo, es evidencia de las innovaciones tecnológicas que realizó la colonia, pero utopía al enfrentar a dos grupos antagónicos, quienes se envolvieron en una trifulca sempiterna por el agua. La Logia Debido a su tamaño y la cantidad de colonos que albergó, funcionó como el centro principal de la colonia. Con una extensión de 190 Ha, este sitio se localiza a 5 km al oeste de la villa de Ahome, entre este poblado e Higuera de Zaragoza sobre la margen izquierda del río Fuerte. También conocido por los colonos como The Lodge (Ortega Noriega 2003a, 120), aún conserva este nombre entre los rancheros de la localidad. Durante la ocupación de la CFCO, este sitio (Robertson 2003, 99-100) y hasta la actualidad es posible constatar la prosperidad de sus suelos de aluvión, en los cuales se practica la agricultura extensiva de maíz, jitomate, calabaza, col, cebollas y mangos. 2008

La ocupación del sitio se remonta hacia 1886 y para 1890 ya se había abandonado. Presenta una baja densidad de materiales arqueológicos, revelado así por los trabajos de

fue concebida como un jardín, como una imagen del edén terrenal, armónico y perfecto (Hayden 1981, 9-17).

sin duda contribuyeron en los procesos de formación del sitio (Shiffer 1987, 7; 9; 296-297), situación que puede ser explicada en parte debido a varias inundaciones del río Fuerte que arrasaron con casas, gente y animales, según testimonios recabados a partir de la tradición oral (Gabriel Cota, comunicación personal, 2008) y de las fotografías de Ira Kneeland. Los restos recuperados indican la presencia de actividades vinculadas con el ámbito doméstico, evidenciadas por los restos de construcciones de ladrillo y pisos de tierra; artefactos relacionados con el servicio de comida, como son la Loza Fina Blanca y porcelanas europeas, y con la costura, indicado así por el hallazgo de una aguja.

El mundo material de la utopía Los materiales arqueológicos y estructuras analizadas que se presentan a continuación, provienen de cinco sitios arqueológicos: La Logia, localizado al oeste de la villa de Ahome, Laguna, Campito Tortuga, Saqueado, estos tres ubicados en el área denominada Sitio de la Ciudad y La Constancia, en el valle de El Fuerte (Figura 4). Los datos obtenidos nos permitieron conocer aspectos relacionados con el consumo de productos locales y foráneos, de aquellos prohibidos por las normas comunitarias y así poder caracterizar un segmento del mundo material de los colonos.

Laguna

No obstante que existen variaciones en cuanto al patrón de consumo de productos en los sitios, podemos decir que

Se trata de un sitio doméstico ocupado posterior a 1890, donde se encontró una predominancia de cerámicas de tradición indígena mayo-cahita (Fournier y Santos 2007), concretamente ollas y cuencos utilizados para almacenar y preparar alimentos (Figura 6).

Campito Tortuga y Saqueado, indican que operaron como asentamientos domésticos y en el caso de Laguna y fundición de cobre.

En este grupo funcional también se integran un fragmento de botella de Stoneware, botellas de vino, cerveza, malta, sodas y condimentos, fechadas desde 1885 hasta 1910. El grupo funcional de servicio de comida está representado

La Constancia por su parte corresponde a un sitio industrial, donde los colonos construyeron uno de los primeros

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    Lo que quedó del sueño de vapor

Figura 6.- Cerámica de tradición indígena mayo-cahita. Dibujó Sandra Damián, 2008

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por una baja presencia de platos de Loza Fina Blanca, con decoración en bandas y por el método de impresión personal utilizados en la vestimenta, como una hebilla de sombrero, botones de cobre, una moneda mexicana fechada para 1910 y el peine de una harmónica; botellas de medicina de patente y del tipo OIL para ungüentos y un dedal para niña y fragmentos de una botellita de aceite para máquina de coser. El dedal está hecho a partir de una aleación de cobre y tiene 5 cm de diámetro es decir, una restos de adobe y alambre de púas, posible evidencia de una estructura arquitectónica y los restos de una fundición de cobre.

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  Lo que quedó del sueño de vapor En Campito Tortuga existe una pequeña diferencia en cuanto a la cantidad de lozas mayo-cahita y aquellas de

Campito Tortuga y Saqueado En estos sitios, contemporáneos de Laguna, existe una predominancia de Loza Fina Blanca y porcelanas tanto europeas como orientales sobre cerámicas indígenas, así como la presencia del tipo Vidriado Americano, ausente en La Logia y Laguna, en este último caso representado por tazones y tarros (Figura 7). Otro grupo funcional es el de preparación y almacenamiento de alimentos, con botellas de vino de manufactura anterior a 1885, además de las usadas para cerveza, licorm soda y condimentos así como frascos para conservas.

orientales constituyen el mayor porcentaje (Figura 11). La cerámica mayo-cahita constituye un bajo porcentaje de la muestra de Saqueado, en comparación con las lozas de lujo como la porcelana europea y oriental y la Loza Fina Blanca (Figura 11). Cabe señalar que existe una gran variedad en cuanto a los motivos decorativos y vajillas representadas en los sitios. Por ejemplo, los 13 tiestos decorados por método de transferencia de Saqueado corresponden a 11 vajillas distintas y lo mismo sucede con los platos y tazas de porcelana europea y oriental al igual que la Loza Fina Blanca en el sitio de Campito Tortuga. La función que cumplía el servicio de alimentos o de mesa en Europa o Norteamérica, donde las tazas se utilizaban para beber

personal, vinculados con actividades de costura, al igual que en Laguna, un dedal para niña y una botellita de aceite para máquina de coser. En Saqueado por ejemplo, se botellitas para ungüentos o pócimas, entre otros.

por los colonos en Sinaloa, sustituyendo estas bebidas por derivados de maíz, caso de atoles. Los diseños que se observan en estos recipientes corresponden a motivos góticos, paisajes campiranos en azul oscuro o lila por

alcohólicas, dato que resulta sugerente puesto que sabemos que el consumo de esta sustancia era prohibido o al menos restringido para los colonos. La técnica de manufactura de envases recuperados en los campamentos ocupados por la CFCO, permite fechar algunos de ellos anteriores a 1885, es decir que son de un período previo al arribo de los colonos a Sinaloa, lo cual permite suponer que hubiera un “uso secundario” de los mismos (Schiffer 1987, 31). Otros más se sitúan cronológicamente en un período posterior a 1886, lo cual indica la posibilidad del consumo de este producto al interior de la utopía (Figura 8), aunque podrían representar un momento de cambio en la estructura social,

a mano y aplicados con calcomanías, típicos del espíritu de la época, contexto en el cual se originó el “culto a la domesticidad” (Spencer- Wood 1999, 162-189; Wall 1990, 69-81). El uso de calcomanías en la porcelana europea permite fechar estos ejemplares, importados a Norteamérica, posteriores a 1890. Henry (1996, 245-246) señala que en siglo XIX, entre 1895 y 1897, las tazas, platos y tazones decorados mediante esta técnica eran costosos, un artículo de lujo y de difícil acceso para muchos sectores de la población.

entre los congregantes. En Laguna y Campito Tortuga por ejemplo, existe una predominancia de botellas para bebidas alcohólicas, principalmente vino, cerveza y licor, sobre aquellas para soda, condimentos y conservas (Figuras 9 y 10).

No obstante que la diversidad de vajillas representadas en los sitios podría considerarse como un indicador de clase social baja (Shepard 1987, 163-195), esta escala no es aplicable al caso de la utopía. Sabemos que los colonos trajeron consigo sus ajuares domésticos, y a ojos de los

Un dato interesante a señalar, es el hecho de que el consumo de estos productos y de los embotellados en general, se incrementa considerablemente en los sitios hacia 1890,

menesteres domésticos de los colonos eran “deplorables” (Quintero 1978). Sabemos que por lo menos algunos de los objetos fueron solicitados por Albert K. Owen (1887) a sus adeptos, en una larga lista de artículos de uso cotidiano, entre los que destaca el servicio de mesa, que debían traer consigo a México; otros más quizás fueron enviados por los simpatizantes de la causa de la CFCO, desde Nueva York, Ottawa, San Francisco, Denver, San Diego y Fresno (Owen, 1888) a través del puerto de Mazatlán y tierra adentro de Ocoroni a El Fuerte e Higuera de Zaragoza, ruta controlada

cuando algunos de ellos, conocidos como los Kickers, desistieron del ideal cooperativista y pugnaron por la propiedad privada. En cuanto a la cerámica, existe una diferencia en los patrones de consumo de este material en cada sitio. En Laguna por ejemplo, es notable la predominancia de lozas de manufactura local indígena sobre aquellas foráneas (Figura 11). Esto quizás indique que los habitantes de estrategias de resistencia al capitalismo y quizás, podríamos aventurarnos a decir, que este sitio estuvo ocupado por los Saints salvación, a la cooperación integral.

(Román Alarcón 1998, 100-101). La diversidad de servicios de mesa representados en 47

         

 

Figura 9.- Porcentaje de clase de envases

Figura 10.- Porcentaje de clase de envases

48

         

 

  Lo que quedó del sueño de vapor

Figura 11.- Productos locales y foráneos

la muestra de los sitios, podría indicar que en ellos se practicaron actividades comunitarias ya que sabemos por Robertson (2003), antiguo colono, que el consumo de alimentos era una de las actividades comunales más importantes en la colonia. Otra posibilidad sería que algunas de las familias o grupos domésticos tuvieron un acceso diferencial a productos de distintas calidades y precios en el mercado, lo cual implica una organización social con jerarquías marcadas.

los colonos en Sinaloa resulta casi indistinguible de aquella encontrada en el “mundo exterior” al cual se oponían, donde porcelanas tanto europeas como orientales, medicinas de patente, productos comestibles embotellados, entre otros, lo cual forma parte de una tendencia para adaptarse a nuevas necesidades. Esto además complica nuestra tarea para caracterizar la cultura material de un asentamiento utópico y parámetros

Existen algunos rasgos que comparten las comunidades contraculturales, evidenciados a partir de la cultura material. En estos términos, deseamos destacar algunas similitudes encontradas entre la CFCO y la comunidad religiosa de Canterbury (Starbuck 2004). En esta comunidad Shaker por ejemplo, al igual que en la colonia de Sinaloa, la arqueología arroja datos relacionados con el consumo de sustancias no permitidas por sus normas pero que en

espaciales y culturales de comunidades ascéticas, por lo la nueva territorialidad. En este sentido, existe un rito de separación del territorio originario a uno neutral, y en este pasaje se dejan objetos, símbolos en el lugar que se abandona y se colocan otros para demarcar la nueva ocupación. Esto puede denominarse “rito de paso directo”,

con lo cual sus habitantes lograron una mayor apertura hacia tendencias de consumo distintas, como en el caso de bebidas alcohólicas. El trabajo de Starbuck es relevante para entender este tipo de sociedades como dinámicas y sujetas a cambios a través del tiempo.

deja atrás su propio mundo para incorporarse a uno nuevo (Van Gennep 1960, 19). Cabe preguntarse qué nos expresa esta tarea. Sin duda estos colonos, intentaron asentarse de comunidad imaginada construyeron una arquitectura simbólica nombrando al paisaje para referirse a la nueva territorialidad. Por ejemplo, el Cerro de la Memoria

Al igual que en el sitio de Canterbury, la cultura material de 49

       

 

 

como su referencia fundacional, el campamento Catwood como un símbolo de prosperidad y muerte en tanto que aquí habitaron los constructores del canal de los Tastes, obra cumbre de la irrigación, así como al lugar que fue más próspero y símbolo de la vida feliz, al que llamaron La Logia. En suma, este nombrar expresa la comunidad imaginada objetivada en toponimia.

un “nicho de evasión” al modo de producción capitalista al inicio de su historia, evidenciado por las innovaciones tecnológicas que realizaron estos pioneros; por ejemplo, podemos citar la incorporación de ladrillo en las viviendas, lo cual puede considerarse como un rasgo identitario, bombas de agua, canales de riego, fundición de cobre, construcción de molinos de viento (Ira Kneeland) y del trapiche de La Constancia. Algunas de las estrategias de resistencia, pueden inferirse al menos en el sitio Laguna, dada la predominancia de productos cerámicos locales sobre aquellos de manufactura foránea.

Un ejemplo de cambio en la estructura,es el incremento en el consumo de productos embotellados y porcelanas hacia 1890, momento que coincide con la fundación de nuevos campamentos para la construcción del canal, del ferrocarril y con la ruptura entre los colonos, contexto que supuso estrategias de adaptación a un nuevo entorno social, económico y cultural. Esto sin duda se opone al ideal utópico de construir una comunidad “estática”, perfecta, ascética y permanente, donde en la realidad debieron reintegrarse a la estructura o quizás nunca pudieron mantenerse fuera de ésta, después de todo.

Con los materiales arqueológicos con que contamos hasta el momento, podemos inferir que la communitas de Sinaloa no pudo mantenerse en la liminalidad por mucho tiempo, ya que existe evidencia material de que ésta se reintegró de vuelta a la estructura hacia 1890. Esto además denota y la posible existencia de jerarquías internas, opuesta a las normas igualitarias que rigieron el ideal comunitario.

Con estos datos es posible conocer algunos elementos que rodearon el sueño utópico, los asentamientos del principio

Tal parece que en Sinaloa, existieron dos utopías: la imaginada, la que quiso ser, idealizada por un líder carismático y sus adeptos y aquella que fue, evidenciada en la cultura material. La utopía imaginada que construyeron estos pioneros se expresa en la copla de una canción de los colonos, escrita por Cyrus M. Stanley en 1886:

preservar los ideales cooperativistas y otros, disidentes, optaron por integrarse de nuevo al capitalismo. La evidencia de consumo de productos del mundo exterior al igual que aquellos prohibidos, quizás indique demarcaciones territoriales, la ideología que normaba la vida de los habitantes de distintos campamentos: cooperativistas o Saints y “desertores” o Kickers, a la vez que momentos

En el país maravilloso de mi sueño, se encuentra un palacio y una ciudad resplandecientes. ¡Es una visión profética! Para mí esta mística ciudad existe

necesidades adaptativas. Perspectivas a futuro que derivan de lo logrado

Sin duda este trabajo deja muchas líneas de investigación abiertas. La tarea de señalar las inconsistencias que existen entre lo ideal y las prácticas que sus habitantes desarrollaron en el mundo real, es sin duda complicada a la vez que nos permite entrever los claroscuros de la utopía y colocarla en un espacio dinámico, siempre cambiante.

El estudio de comunidades alternativas o contraculturales, nos permite conocer la manera en que algunos grupos sociales responden a procesos de mayor alcance como son las políticas de colonización y al capitalismo. Bajo este tenor, Little (1996, 42-43) señala que la arqueología histórica es aquella que se enfoca tanto a las personas “con historia”, como aquellas que han sido excluidas de esas historias. Considera importantes los factores como la colonización y el desarrollo del moderno sistema mundo y busca incluir a estos pueblos sin historia, como un punto crucial para construir una arqueología europea y americana más completa y así sumar muchas más voces a nuestra percepción del pasado. Las comunidades utópicas se han convertido en años recientes, en un área de investigación de sumo interés para explicar la relación entre creencias religiosas, ideales comunales y cultura material (Orser 2002, 557; Tarlow 2002, 313-314).

un juguetón sueño diurno, una antigua profecía, un tratado escrito, una revuelta ritual, una comunidad contracultural, un movimiento revolucionario. Es un objeto de anhelos, tema de sueños y se puede encontrar en todas las épocas y todas las culturas…no sólo en acontecimientos extraños, sino también en las trivialidades de la cotidianidad (Krotz 2002). La utopía no es necesariamente un lugar, sino que es quizás un tiempo por llegar. A los colonos les faltó el tiempo para materializar este edén rural, del cual sólo quedó el sueño de construir un mundo mejor y el vapor que años más tarde recorrería este territorio inmarcesible.

A partir de los trabajos realizados en campo y el análisis de los materiales arqueológicos así como de las imágenes

Agradecimientos podemos concluir de manera preeliminar que la colonia socialista utópica de Sinaloa, conformó una communitas y

En primer término quiero agradecer al Dr. Juan García 50

       

 

    Lo que quedó del sueño de vapor Targa,por la invitación a participar en esta obra. Así mismo, a la Dra. Patricia Fournier, quien ha sido mi profesora en el campo de la arqueología histórica y a quien debo gran parte de esta investigación. También al Dr. John P. Carpenter Slavens, quien sugirió este tema de investigación. Al Dr. Alejandro González Villarruel, por los comentarios realizados a este trabajo, mismos que ayudaron a enriquecerlo. Al Mtro. Daniel Juárez, por dedicar tiempo a revisar y sugerir mejoras al texto. Además, al personal que trabaja en el archivo de colecciones especiales de la biblioteca Mandeville, Universidad de California, San Diego, quienes amablemente me auxiliaron en la búsqueda de documentos. A los sinaloenses y en particular a mi familia, por haber conocido a través de ellos una región extraordinaria.

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