Lo numinoso y lo sublime. El Romanticismo de Schleiermacher: su visión de lo sagrado y la estética numinosa.

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Descripción

0. ÍNDICE 1.Lo numinoso…………………………………………………………...…3 1.1 Lo numinoso, lo sacro. El sentimiento religioso…..................................3 -Fenomenología de la Religión 1.2 Sentimiento y hombre ..………………………………………………...3 -Lo santo, de Rudolph Otto y otros intentos de describir lo numinoso -Evolución de y en el pensamiento humano -El Romanticismo 2.Schleiermacher…………………………………………..…………..…..8 2.1 La realidad religiosa………………..……….……………..……………8 -Schleiermacher: filósofo de la religión 2.2 La obra de Schleiermacher: ideas principales……………….………….8 -¿Qué es la Religión? -El sentimiento religioso -Dios -El Yo y el Todo 3. Estética……………………………………………………………...….13 3.1. Inspiración y expresión………………………………………….…....13 -Arte 3.2. Las disciplinas artísticas y su expresión numinosa…………..…..…...13 -La arquitectura -La escultura -La pintura-El grabado -La mímica -La danza -La literatura: prosa y poesía -El teatro -La música y el canto 4.Conclusiones y valoración personal…………………………….……......23 5. Bibliografía…………………………………………………….…….…..24 6. Apéndice de imágenes…………..…………………………………….....25

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0.DECLARACIÓN DE INTENCIONES Nunca antes me había detenido en el pensamiento de que el sentimiento religioso existe realmente. Las creencias las había entendido siempre desde el punto de vista racional, como una lógica que se perdía al tratar lo infinito, por lo cual no para todo había respuestas, en lugar de pensar que lo Infinito existía en efecto, y nublaba la mente. Sin embargo sí entendía el sentimiento por encima de la razón. Quizás por ser algo que sí sentía dentro de mí, aunque nunca había pensado en la fe como uno más. Que el sentimiento religioso existe me quedó claro en cuanto se me planteó la cuestión misma. Aunque es algo difícil de comprender sin sentirlo, considero que sí es posible su entendimiento, hasta cierto punto, como lo son otros muchos estudios de características externas. Pero como materia de estudio es, así como su objeto, inabarcable. En cuanto a la Estética, otro tanto de lo mismo. Pero fue la plasmación del sentimiento religioso lo que me atrajo a la posibilidad de realizar este trabajo, pues nada más hablar de la experiencia religiosa me vino a la mente el romántico contemplando la montaña que se comen las nubes. La idea me rondaba por la cabeza desde mucho antes, pero sólo la asociaba al sentimiento de pequeñez, de criatura-ahora por fin sé cómo denominarlo-, al concepto de sublime y a la pintura, y traspasarlo al campo de lo religioso, lo numinoso y las demás artes ha sido toda una experiencia: un trabajo arduo que finalmente por extensión y tiempo físico se ha visto muy reducido, pero que sin duda continuaré por cuenta propia, en el campo del estudio y en el de las propias artes en las que me muevo.

Pietro Viktor Carracedo Ahumada-2014

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1. LO NUMINOSO: 1.1.Lo numinoso, lo sacro. El sentimiento religioso. FENOMENOLOGÍA DE LA RELIGIÓN El sentimiento religioso existe en el hombre, en todos los hombres. Sin embargo, eso no quiere decir que todos los seres humanos, sin excepción, lo identifiquen, lo manifiesten, o les sea necesaria la consciencia de su existencia. Sin embargo, existe. El historiador de las religiones Mircea Eliade insiste en que lo sagrado se manifiesta, y no como muchos dicen, por la ignorancia del hombre primitivo; sino porque, de ser de otro modo, el hombre no habría entrado nunca en su conocimiento 1. Asimismo puede decirse que lo que en la actualidad se relaciona con lo fisiológico y lo psicológico antiguamente tenía valor sacramental y no por eso deja de tener su base científica, pero tampoco se alcanza la comprensión completa del por qué se llegó a una conclusión de carácter sagrado. Ciertamente es difícil establecer las diferencias que la ciencia pretende de manera tan tajante, puesto que lo sagrado siempre se ha manifestado a través de lo natural y los objetos profanos. La conclusión a la que se pretende llegar es que se interpretó que lo sagrado es en cierto modo la potencia, el cambio. Sería acertado si lo sagrado sólo se manifestara en los elementos de la naturaleza cambiante, lo que no es así, sino que también se manifiesta en objetos y elementos estáticos (piedras, objetos cotidianos...) Empíricamente, sin embargo, la experiencia religiosa debe ser aceptada y verificada, en base a que, si se tiene conocimiento de ella, es porque es posible reconocerla a través de nuestra razón, pese a que su naturaleza sea otra muy distinta. Surge aquí la enorme duda de si el término “religioso” es correcto para este fenómeno. La verdad es que “religioso” da lugar a múltiples confusiones por las concepciones modernas, pero no hay necesidad de alterar esta etiqueta si nos ceñimos a lo que el término evoca en primera estancia, a esa idea-sentimiento de algo que va más allá de la mente y naturaleza humanas. Es algo que desencadena acciones humanas con medios y fines a menudo no-humanos. 1.2 Sentimiento y hombre LO SANTO, DE RUDOLPH OTTO, Y OTROS INTENTOS DE DESCRIBIR LO NUMINOSO Rudolph Otto cambió radicalmente la visión que se tiene del hombre frente a la presencia de lo sagrado haciendo acopio de experiencias y situaciones en que se percibe lo sagrado en su libro, Das Heilige (1917) Si bien es tal vez algo escéptico al afirmar que quien no haya experimentando la presencia religiosa no podrá comprenderla- en su opinión, sólo el que realmente se encuentra en situación de percibirlo y esté predispuesto lo hará-, los análisis que a continuación realiza son bastante bien 1

Así de rotundo se muestra Eliade en la introducción de su librito: Lo sagrado y lo profano, al referir el, a sus ojos, magnífico trabajo de Rudolph Otto respecto a esta realidad.

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explicados y definidos sin llegar a límites místicos. Lo numinoso encuentra la mayor dificultad a la hora de entenderse porque no es algo que pueda explicarse y mucho menos enseñarse: Es muy complejo describir este proceso y Otto confiesa que es prácticamente imposible de analizar “desde fuera”, ya que sólo lo evidente y material es posible y visible, mientras que lo “invisible” nos es inconcebible desde el punto de vista de la razón. Más aún, incluso siendo abiertos percibiríamos tan sólo una décima parte del sentimiento que inunda al que ha encontrado lo santo. A la busca de una descripción de este sentimiento, se hace acopio de todos los otros 2 que parecen conformarlo. Así Otto enumera el temor, el horror, el sobrecogimiento, a la par que la tranquilidad, alegría, la exaltación. Todos estas experiencias se hallan dentro del sentimiento numinoso, que no está conformado por éstas en perfecto equilibrio de opuestos, sino que el totum revolutum que forman es algo que pudiera acercarse a lo que siente el invadido de lo numinoso, si bien cada experiencia es personal y distinta. La comparación en la que Otto se basa principalmente en el capítulo octavo de su estudio: Lo santo, es en la del Amor, para analizar sus semejanzas a nivel personal de cada uno con el sentimiento numinoso. Pues bien, él lo llama Eros para establecer asimismo, una relación entre el sentimiento, llámese puro, del Amor, y su interrelación física, en el Deseo. Expone ejemplos variados de lo que nosotros llamaríamos tipos de amor 3 para mostrar cómo lo numinoso no es el único sentimiento que se muestra incomprensible, en cierta manera, ni de manera diferente en cada cual, o en diferentes grados, y el modo en que un sentimiento puede mover a otros- llanto, miedo, felicidad... Sin embargo, establece que los sentimientos no cambian, sino que es el hombre el que cede paso a uno u otro. En el caso de lo religioso, el sentimiento es en sí mismo y altera al hombre. Antes de que Rudolph Otto expresara en su obra Lo santo la sensación numinosa, ya hubo defensores de la realidad del sentimiento religioso. William James en su libro Las variedades de la experiencia religiosa (1902) hizo también acopio de situaciones y ejemplos: establece las diferencias entre el terror y el horror, y expone la melancolía como uno de los sentimientos más extraordinarios, que hacen desear y rechazar la vida al mismo tiempo 4. Dentro del libro, en su Conferencia III; la realidad de lo no visible, el psicólogo hace especial ahínco en el valor que tiene para el hombre la fe. La fe se muestra para el ser humano como una vía de escape en ocasiones y como vía de encuentro al mismo tiempo. La fuerza del que posee lo que se considera una fe verdadera es asombrosa en cuanto a los resultados que puede llegar a producir en la realidad, no sólo en la mente del hombre, incluso físicamente. En su Conferencia IV atenderá a este hecho de que el ser humano pueda tener algo no humano “dentro de sí” y cómo es posible un “yo dividido” que sin embargo no muestre 2

Siempre “inferiores”. Paterno filial, de amantes… no cambia el grado de sentimiento, el sentimiento, auqnue enmarcado en el amor, es diferente. 4 La idea de que lo numinoso mueve a este deseo es constante en toda la historia religiosa-mística. Basta recordad versos como los de Sta. Teresa de Jesús: muero porque no muero. 3

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contradicciones sino todo lo contrario, una unidad bien firme. Friedrich D.E. Schleiermacher profundizó aún más en este aspecto reuniendo información extraído de su propia experiencia en Discursos sobre la Religión (1799) 5. Finalmente, pues, Otto no nos describe lo numinoso, sino lo que ello provoca en el ser humano, ni pudieron hacerlo los anteriores. Los estudiosos llegan pues a la conclusión de que lo numinoso no puede estar ni ser estudiado por separado del ser humano, con lo cual, toda concepción de sagrado depende de él. Una prueba más que se da de la existencia de la manifestación de lo religioso es su pervivencia. Aún si quisiéramos dejarnos llevar por los que afirman que tan sólo se trata de una interpretación casual de los primitivos ante el desconocimiento de ciertos cambios naturales, lo cierto es que lo religioso pervive y el sentimiento religioso sigue percibiéndose. William James hace también alusión a esto: algo que pervive es algo que ha existido y existe hoy día. Será algo diferente el hecho de que no lo percibamos o no parezca que tengamos esa necesidad. EVOLUCIÓN DE Y EN EL PENSAMIENTO HUMANO Este mismo hecho provoca una evolución en el pensamiento humano que no siempre se tiene en cuenta, pese a la insistencia de muchos estudiosos. Y es que la creencia particular en tal o cual divinidad o realidad no implica que todo lo religioso, siguiendo la definición antes establecida, sea producto de un análisis deteriorado por el ser humano de una experiencia natural incomprendida. Así pues las ideas sobre la realidad también se alteraron en parte tras la percepción de lo numinoso. Es el caso de la concepción del mundo que habita el hombre como centro universal y espacio sagrado: se empieza con un pequeño lugar donde se percibe la presencia divina, se continúa por una ciudad, una etnia, el mundo entero, y, en resumen, el hombre mismo, como creación y criatura predilecta de lo Divino. Asimismo, ese “sentimiento de criatura”, como Otto lo denomina, dará paso a la percepción del ser humano como uno más en la naturaleza, perteneciente al mundo, y por otra parte, los verdaderos inicios de un antropocentrismo religioso, en calidad de creación “especial” y entrega del mundo al hombre, para su cuidado o aprovechamiento. Otra evolución en el pensamiento es la idea de dos realidades 6, tan común, pero en cuyo origen pocas veces se indaga. Y helo aquí, en la idea de que hay algo más que el mundo sensible, frente a la presencia de algo intangible, comprensible sólo en parte. En la actualidad la concepción del universo (universo en el sentido lato) es homogénea, neutra, podría decirse, mientras que para el hombre primitivo y toda la filosofía y ciencia posterior casi hasta el S.XIX era clara la existencia de dos realidades, llámese a la Otra como se quiera: divina, espiritual, etc. También se establecerá en el pensamiento la diferenciación de sus partes racionales e irracionales, a veces en relación con su parte 5

Hay una sección del trabajo dedicada a él, por lo que no se trata aquí. La denominación de Eliade, sagrado y profano, es más amplia de lo que aparenta y sobre el asunto se ha expuesto.

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natural sencillamente, otras, haciendo alusión a lo incontrolable, a eso que puede llamarse “divino”. Contrariamente a lo que se podía esperar, influye también en el alejamiento de lo religioso, entendido de manera general. Con la conciencia clara de dos realidades, separan de manera más radical lo cognoscible de lo que no, lo racional de lo irracional, lo humano de lo divino. Por el mismo procedimiento se iniciará el intento de comprender el mundo en su totalidad mediante las capacidades humanas, si bien lo que se obtiene es la ya antes mencionada fusión de ambas realidades, para la mejor comprensión de la (única) realidad del ser humano. El Yo humano, como antes se dijo, asimismo se entenderá dividido en estas dos facetas. Además, el hombre, en su idea de ser predilecto ante la divinidad, por ser su creación o por entender que se ha manifestado ante él y que él puede responder, obtiene una visión antropocéntrica que, lejos de humillar la figura humana la exalta, dentro de los límites de su conocimiento racional -pero superior al resto de las criaturas- y que finalmente se libera de las cadenas más pesadas del deber religioso en pro de un deber moral, ético, propiamente humano en la idea no tan novedosa de que el hombre ha recibido, en su inteligencia, la libertad. EL ROMANTICISMO Llegados a este punto, resulta inevitable realizar un análisis de la época “humana” en que este sentimiento numinoso alcanzó su “esplendor”, dentro del conocimiento racional del mismo –no intervendré en el mundo primitivo del que se desconoce más que se sabe. Lo numinoso ha estado siempre presente, y a un tiempo en pugna con el conocimiento racional, como supra se ha indicado. Sin embargo, los movimientos de índole racionalista acabaron desplazando a los religiosos por “ilógicos”, desechando así a la vez la esencia del ser humano por excelencia, que son los sentimientos. Contra esta tendencia, o mejor dicho, complementándola, surge el denominado movimiento romántico, que se desarrolló a lo largo del S.XIX. Socialmente el ambiente era de búsqueda científica 7, pero la religión no perdía importancia, si bien en los círculos intelectuales se criticaba la influencia en la moral natural de las normas impuestas por los organismos religiosos. En este punto se confunden lo religioso y lo eclesiástico, y se inicia un proceso de racionalización de lo religioso desvirtuando a esto último, achacándolo a pura invención humana primitiva, lejana a la verdadera ciencia y por tanto al conocimiento. La reivindicación, por así decirlo, del sentimiento como parte no sólo necesaria sino también cognitiva del ser humano no tardaría en hacerse oír. El movimiento romántico señala su máximo exponente en el Yo, la individualidad de cada ser humano. Precisamente por eso no puede atarse ni tan siquiera a las normas morales y éticas que parecen confluir en todo el pensamiento racional-humano, es 7

Una búsqueda constante, innovadora… lejos de los patrones ilustrados, muy clasicistas y cerrados.

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diferente y piensa a su manera. El sentimiento es la fuerza más poderosa que arrastra al hombre en sus acciones, muy por encima de la razón. El sentimiento es algo muy profundo que sobrepasa a la razón como forma de reconocimiento de la realidad. La realidad se percibe mediante impresiones sobre las que después se razona, y no a la inversa. Hay algo aún más grande que completa al Yo, y que lo hace formar parte de él: el Infinito. Se entra pues no sólo en el plano de lo sobrenatural sino en el de la trascendencia. El Yo romántico no busca exclusivamente el valor de su individualidad, asimismo busca el añadido de la pervivencia y la comunión con el mundo al que le unen sus sentimientos. Predomina un sentimiento de “estar incompleto”, de pertenencia al mundo, al universo, al Todo, y al mismo tiempo conservar la individualidad: una idea confusa que va cobrando sentido al aplicarse a los campos de la religiosidad y el arte, con el que está muy ligado (inspiración, expresión…) Pero hay cosas que por mucho que se razonen no pueden comprenderse bien. Estas impresiones reciben el nombre romántico de “sublimes”. Ya para los antiguos lo sublime hacía referencia a todo aquello que sobrepasaba los límites, que se encontraba cerca de la perfección; sublime se relacionará ahora también con toda aquella impresión indescriptible, incomprensible, que llegue incluso a conmover y atemorizar. De esta manera será aplicable a la naturaleza y a las artes como imitación de ésta, o bien, como medio de expresión del sentimiento, incompleta mas cercana. Dentro de todos estas impresiones, nos atañe hablar de lo numinoso. Lo numinoso se comprende como el sentimiento o impresión que invade al hombre y que otorga a este un sentido de la vida y una estructuración de la misma, que luego deriva en la religión (religión como conjunto de creencias y normas, no como entidad). Pero si bien los sentimientos son comunes a todo ser humano, éste en particular cuenta con un predisposición interior que puede o no manifestarse, y como es indescriptible, sólo los que lo sienten pueden verdaderamente hacer acopio de impresiones y entender el alcance de esta impresión, mientras que los que no lo sienten sólo pueden observar las acciones y no las razones. Este será el mayor reto al que se enfrentarán filósofos y religiosos (no en sentido necesariamente eclesiástico) de la época, en un ambiente cultural dominado hasta el momento por la alabanza a la Razón de la Ilustración.

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2. Schleiermacher 2.1.La realidad religiosa SCHLEIERMACHER: FILÓSOFO DE LA RELIGIÓN El máximo filósofo-religioso para tratar este tema dentro de la época romántica es Friedrich David Ernst Schleiermacher. Schleiermacher se crió en un ambiente de carácter religioso y él mismo era pastor. Sin embargo, se vio obligado a abandonar su comunidad al chocar en ciertas ideas y creencias. No obstante, su experiencia en temas de religión, y su propia creencia por sí mismo mil veces puesta en duda hacen de nuestro autor un hombre admirable que sabe perfectamente distinguir entre el conocimiento racional e irracional y cómo ambos pueden interactuar, cómo la impresión numinosa no tiene que ser del todo separada radicalmente de cualquier otra y cómo ésta influye en la vida del que la experimenta. Se consideraba filósofo de pensamiento y religioso de sentimiento. El teólogo fue profesor largo tiempo, primero mentor particular y luego universitario en diferentes lugares: siempre crítico, también sobre sus propias postulaciones, siempre desde el punto de vista del que posee una verdad: sin embargo, no busca imponerla, sino dar a entender cómo unos y otros pueden entenderla de diferentes maneras, cómo unos experimentan a través de cierta predisposición y cómo a otros se les cierran las puertas, voluntariamente o no. Evolucionaba en su pensamiento con una idea clara: Mi filosofía, por tanto, y mi Dogmática están contradecirse.(Schleiermacher als Mensch, pp. 273-274)

muy

decididas

a

no

2.2 La obra de Schleiermacher: ideas principales Dentro de su compendio de obras, trataremos Sobre la religión: discursos a sus menospreciadores cultivados. (1779) Es la obra por excelencia en que hace apología del sentimiento religioso, a menudo confundido con meras actuaciones de los organismos religioso, que para Schleiermacher se alejan de la verdadera religión muy a menudo. Como se dijo anteriormente, hará uso de sus propias experiencias y crisis de fe y sus conocimientos. Él mismo asegura que el sentimiento religioso le impedía dejar de creer. Podían fallar los pilares humanos, pero algo no humano sostenía toda la estructura. Dicho así puede parecer una especie de confesión, pero nada más lejos de la realidad: es un completo estudio-ensayo sobre cómo el fenómeno religioso no debe ser menospreciado ni tomado por invención, y mucho menos por los que se hacen llamar “cultivados”, “filósofos” y “estudiosos”, no sólo por el hecho de serlo, sino por rechazar algo que, deben reconocer, es patente. Dentro de esta obra caben destacar dos capítulos: el segundo, Sobre la esencia de la Religión, y el quinto, Sobre las Religiones. ¿QUÉ ES LA RELIGIÓN? 8

En el segundo discurso realiza un análisis de la manifestación de lo sacro, de la experiencia religiosa y el sentimiento que provoca. Mediante una retórica exquisita, invita a sus lectores a adentrarse en el misterioso tema de buena gana, con ansias de conocer, aprender y aprehender de su experiencia y de lo que incluso ellos mismos pueden haber experimentado sin tener conciencia de ello. No pretende dogmatizar a sus lectores: más bien pretende “bautizarlos” en una nueva forma de pensar, lejos de la crítica desconocedora del objeto al que castiga, y predispuesta a abrir las puertas de su humanidad a lo no-racional. Al principio de este capítulo, él mismo plantea la pregunta: ¿qué es la religión? A la que no da respuesta en toda la obra. No es su misión definir algo tan complejo, tan diferente para cada individuo, tan cercano para unos y para otros tan alejado. Pero efectúa un análisis filosófico, científico sobre el tema, estableciendo las pruebas de la existencia, las experiencias mismas; realiza una comparación entre lo que se considera religión y lo que realmente es, y entre la filosofía metafísica y la religión, como dos formas de conocimiento, parecidas pero no iguales, que actúan en diferentes campos de acción pese a tener un objetivo común, que es el ser humano en el Mundo. Situaos en el punto de vista más elevado de la metafísica y de la moral; constataréis que ambas poseen el mismo objeto que la religión, a saber, el Universo y la relación del hombre con él. Esta igualdad ha sido desde hace tiempo la causa de múltiples confusiones; de ahí que la metafísica y la moral hayan penetrado masivamente en la religión y que mucho de lo que pertenece a la religión se haya ocultado, bajo una forma inapropiada, en la metafísica y la moral. Pero, ¿creeréis por ello que la religión se viene a identificar con una de las otras dos? (…) si ella ha de ofrecer un perfil diferente, debe, a pesar de la misma materia, oponérseles de alguna manera. Es preciso que ella aborde esta materia de una forma completamente diferente, que exprese o elabore otro tipo de relación del hombre con la misma o que posea otra meta; pues sólo de esta forma puede ser investido de una naturaleza particular y de una existencia peculiar aquello que, en lo concerniente a la materia, es igual a otra cosa. Yo os pregunto, por tanto: ¿qué cometido desempeña vuestra metafísica o –si no queréis saber nada del nombre obsoleto, que os resulta demasiado histórico- vuestra filosofía trascendental? Ella clasifica el Universo y lo divide en tales y cuales seres, investiga las causas de lo que existe y deduce la necesidad de lo real, ella extrae de sí misma la realidad del mundo y sus leyes. La religión no debe, por tanto, aventurarse en esta región; ella ha de rechazar las tendencias a establecer seres y a determinar naturalezas, a perderse en un infinidad de razones y deducciones, a investigar las últimas causas y a formular verdades eternas. ¿Y qué cometido desempeña vuestra moral? Ella desarrolla a partir de la naturaleza del hombre y de su relación con el mundo un sistema de deberes, ella prescribe y prohíbe acciones con un poder ilimitado. Por consiguiente, la religión tampoco ha de intentar esto; no debe servirse del Universo para deducir deberes, ella no debe contener ningún código de leyes. (…) La religión, para tomar posesión de su propiedad, renuncia a toda 9

pretensión sobre todo lo que les pertenezca a aquéllas y devuelve todo lo que le ha sido impuesto por la fuerza. Ella no pretende, como la metafísica, explicar y determinar el Universo de acuerdo con su naturaleza; ella no pretende perfeccionarlo y consumarlo, como la moral, a partir de la fuerza de la libertad y el arbitrio divino del hombre. Su esencia no es el pensamiento ni la acción, sino intuición y sentimiento (…)La metafísica y la moral no ven en todo el Universo más que al hombre como punto central de todas las relaciones, como condición de todo ser y causa de todo devenir; la religión quiere ver en el hombre, no menos que en otro ser particular y finito, lo Infinito, su impronta, su manifestación. (Sobre la Religión: Discursos a sus menospreciadores cultivados. Tecnos.Segundo Discurso: Sobre la esencia de la Religión.pp. 29-35) Así pues, no deben confundirse ambas disciplinas. La de la religión, entendida como la impronta divina en la vida humana y su entorno, abarca mucho más de lo que puede parecer en primera instancia, es más compleja que una serie de rituales de carácter mágico mal avenidos: une lo racional y lo irracional, lo finito y lo infinito, lo profano y lo sagrado, todo en el mismo continente, que es el ser humano. Cuando éste es consciente de ello, obtiene una dimensión nueva de sí mismo, que a un tiempo se halla unido al Todo, no necesariamente homogéneo. No se trata, por tanto, de una sencilla pertenencia al mundo (que dentro de la idea romántica sí se contempla), es más bien una participación del mismo y en el mismo del ser humano. EL SENTIMIENTO RELIGIOSO Para Schleiermacher negar el sentimiento religioso es muestra de descuido por el estudio, ya que su existencia es patente incluso en la actualidad. El problema al que se han enfrentado todos los autores, y Schleiermacher no es una excepción, es a cómo un ser humano llega al conocimiento de algo sacro, fuera de sus círculos y límites: pues lo que no es humano, no puede obtenerse por la razón. Así, según Schleiermacher, tampoco puede pretenderse instruir ni enseñar este sentimiento- cosa absurda que se hace a menudo 8. Si se pretende que todo hombre, desde su condición de hombre, alcance este conocimiento de lo sagrado, lo máximo que puede hacerse es predisponerlo, abrir su mente a entender cosas que no se descubren ni rigen por razón ninguna. La manifestación de lo sagrado puede darse por muchas vías, incluso la humana- mas no por pura enseñanza o práctica- al descubrirse a uno mismo en la humanidad: la idea de Individuo y Totalidad aparece de nuevo. Para este caso, Schleiermacher expone un ejemplo que él extrae de la Biblia: El universo se refleja en la vida interior y sólo mediante lo interior resulta comprensible lo exterior. Pero también el ánimo debe, si ha de producir la religión y nutrirla, ser intuido en un mundo. Permitidme descubriros un secreto que yace oculto en uno de los documentos más antiguos de la poesía y la religión. Mientras que el 8

Schleiermacher realiza un análisis sobre ello mucho más crítico en el Tercer Discurso: sobre la formación con vistas a la religión.

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primer hombre se encontraba sólo consigo y con la naturaleza, la Divinidad imperaba ciertamente sobre él, ella el interpelaba de diferentes maneras, pero el hombre no la comprendía, pues éste no le contestaba; su paraíso era hermoso y desde un bello cielo descendía hasta él el brillo de los astros, mas no llegó a poseer el sentido para el mundo; tampoco se desarrolló dicho sentido desde el interior de su alma; pero su espíritu era espoleado por la nostalgia de un mundo, y de este modo congregó ante sí a la creación animal, mirando si acaso se podría formar uno a partir de ella. Entonces reconoció la Divinidad que su mundo no es nada mientras el hombre estuviera solo, le creó la compañera, y sólo en ese momento se hicieron sentir en él acentos vivos e ingeniosos, sólo en ese momento se abrió el mundo ante sus ojos. En la carne de su carne y el hueso de sus huesos descubrió la humanidad, y en la humanidad, el mundo; a partir de este instante fue capaz de oír la voz de la Divinidad y de responderle, y la transgresión más nefanda de sus leyes ya no lo excluyó nunca, a partir de ahora, del trato con el Ser Eterno. La historia de todos nosotros está narrada en esta sagrada leyenda. Inútilmente está ahí presente todo eso para aquél que se plantea la vida de una forma solitaria, pues, para intuir el mundo y para poseer religión, el hombre debe haber encontrado primero a la humanidad. (Sobre la Religión: Discursos a sus menospreciadores cultivados. Tecnos. Segundo Discurso: Sobre la esencia de la Religión. pp. 58-59) El sentimiento religioso no niega la humanidad, sino que la redescubre. El poseedor de religión no es mejor ni peor que el que no la posee, pero sí más noble en cuanto a la comprensión de la dimensión del hombre. No se trata de una teoría antropocéntrica, más bien de comunión de lo humano con la realidad, que es mucho más compleja. DIOS Schleiermacher estudia el fenómeno religioso centrándose principalmente en el cristianismo. Sin embargo, para nuestro autor la idea de divino no va unida a una personalidad divinidad independiente, un dios (sea demiurgo, benefactor, etc.) La idea de un ser superior en cierto modo confunde al sentimiento religioso. Además, una vez se personifica, se le empiezan a tribuir características que no tiene por qué tener. Si bien, por ejemplo, la idea de Bien Supremo no tendría por qué contradecir lo que se entiende por divino, también le está aplicando una concepción humana de esa idea de Bien. La religión “verdadera” es la que une al hombre y al universo, la que da al hombre idea de su verdadera magnitud y le hace llevar su vida acorde a esta nueva idea de su entorno. Tener religión significa intuir el Universo, y sobre el modo en que lo intuís, sobre el principio que encontráis en la base de sus acciones, reposa el valor de vuestra religión. Ahora bien, si no podéis negar que la idea de Dios es compatible con cualquier otra intuición del Universo, debéis conceder también que una religión sin Dios puede ser mejor que otra con Dios.

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(Sobre la Religión: Discursos a sus menospreciadores cultivados. Tecnos. Segundo Discurso: Sobre la esencia de la Religión. pp. 82) EL YO Y EL TODO El discurso quinto (Sobre las religiones) es el colofón de la obra, presentada como un continuum. Schleiermacher ha hecho defensa del filósofo creyente; ha hablado sobre la experiencia religiosa, su manifestación; sobre la forma de ayudar y predisponer al hombre a entender el mundo que se extiende más allá de la mera razón, y de la razón como forma incompleta de conocimiento; sobre las comunidades religiosas y el ennoblecimiento del hombre que comprende el mundo como un todo del que participa. Llegados a este punto, habremos percibido que las ideas de Uno y Todo son una de las más extendidas en el pensamiento de nuestro autor, si no la que abraza todo él. Si bien esta idea se aferra al homo religiosus, que comprende su individualidad y su conexión con el Universo, también puede extenderse a la idea de lo sagrado. Las experiencias religiosas son siempre particulares y diferentes, algunas nacen del hombre y otras son manifestaciones externas, nunca son iguales – de ahí la posibilidad de describir las experiencias y la imposibilidad de instruir en ellas. Precisamente partiendo de esta idea hay diversas formas de intuir el universo y ninguna tiene por qué ser errónea, como se indicó en el texto anterior. La propia realidad es interpretable y divisible de mil formas. ¿Qué habría de extraño en la interpretación humana en que la divinidad o lo sagrado sea entendido de diversas maneras? Las diferentes religiones y creencias, las diferentes divinidades, no sólo son plenamente lícitas, sino verdaderas, reales en cuanto a su interpretación de la presencia numinosa. Todos ven con facilidad que nadie puede poseer íntegramente la religión: pues el hombre es finito y la religión, infinita; pero a vosotros tampoco puede resultaros extraño que ella no pueda ser fragmentada entre los hombres, aun cuando fuera sólo parcialmente, según el modo que cada cual sea capaz de aprehenderla, sino que debe organizarse en manifestaciones que difieren más entre sí (…) Por tanto, con la multiplicidad de la religiones ocurre algo completamente distinto de lo que sucede con la de las Iglesias. Éstas, ciertamente, en su mayoría no son más que fragmentos de una única realidad individual, que ante el entendimiento aparece completamente determinada como única y sólo es inaccesible en su unicidad a la representación sensible; y lo que impulsó a estos distintos fragmentos a considerarse como formaciones individuales particulares fue siempre un simple malentendido, que sólo podía reposar sobre la acción de un principio extraño: pero la religión , según su concepto y esencia, es también para el entendimiento algo infinito e inconmensurable; ella debe poseer en sí, por tanto, un principio de individualización, porque de lo contrario no podría existir ni ser aprehendida. (Sobre la Religión: Discursos a sus menospreciadores cultivados. Tecnos. Quinto Discurso: Sobre las religiones. pp. 156-157)

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3. Estética 3.1 Inspiración y expresión EL ARTE El arte es una idea bastante abstracta en nuestros días. Ya no está unida a la estética, entendida como los patrones de lo bello, sino a la pura invención e inspiración Tampoco está unida a la imitación y estudio de la naturaleza, como siempre se ha entendido el arte –en particular la pintura. Pese a ello, al arte conserva hoy día de numinoso la manifestación de la idea o el sentimiento de manera abrupta, misteriosa, incomprensible para todos excepto para el autor, que ha vivido la experiencia inspiradora. La inspiración puede venir, por tanto, de una idea producto de la mente humana, o de la realidad exterior, manifestada ante el sujeto y que influye en éste. Es el motivo por el cual el hombre marcha a la acción, y en el caso del arte, a su expresión. Ésta es el medio y el fin por el cual el artista plasma lo experimentado o lo que ha surgido en su menteel fin en cuanto a manifestar asimismo lo que se les ha presentado, y en ocasiones darlo a conocer. En su Estética, Schleiermacher afirma que hasta cierto punto, demostrar el sentimiento a través de las diversas artes es un deber 9. Para Rudolph Otto, el arte es una necesidad del hombre, por eso se manifiesta de manera tan temprana, junto con lo numinoso, íntegramente relacionados 10. A través de estos dos autores analizaremos brevemente el sentimiento religioso en el arte, su influencia y su plasmación. 3.2 Las disciplinas artísticas y su expresión numinosa. LA ARQUITECTURA Para Otto, el gótico es la máxima expresión de religiosidad dentro del campo de la arquitectura (europea). No sólo se enmarca en una época de gran religiosidad, sino que entiende que sus características son de inspiración casi divina: para empezar, cosas tan evidentes como la altura y la intención de “alcanzar el cielo” en sus construcciones; la complejidad de sus formas y la abundancia de símbolos; la sumisión que provoca en el hombre ante la enormidad del Dios. Schleiermacher analiza este estilo desde los puntos de vista estéticos antes mencionados pero da un paso más en la interpretación religiosa: unidos encontramos la comprensión del hombre ante sus propios límites como ser humano, ante la contemplación de la grandeza de lo divino. Y sobre todo, por la impresión que causan sus altísimas torres y las recargadas fachadas, que aluden a lo que en el interior se encuentra, Algo a lo que el hombre está invitado a participar, pero que le sobrepasa por completo. El teólogo hace 9

Casi una obligación moral, para mostrar la experiencia religiosa personal al resto, y encontrar puntos en común. Un paso más para la comprensión y la apertura universal. 10 Para Otto, están relacionados en algunos aspectos pero son plenamente distintos.

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aún otra apreciación más: si bien, dentro de la idea romántica, la Creación, la naturaleza la completa es un espacio divino, aquí el espacio sagrado se siente y concentra más. 11 LA ESCULTURA Schleiermacher en su Estética hace ciertas consideraciones sobre arte. La escultura simboliza para él un intento de nueva Creación, o una imitación de la misma. Pero se aleja de lo numinoso en cuanto a que siempre es una representación física y una copia imperfecta de la realidad que, se supone, se percibe. Los románticos, entre los que nuestro autor se incluye, tenían por modelo más cercano estéticamente a lo numinoso la escultura helenística de Laocoonte y sus hijos, donde el dramatismo exagerado e une magistralmente con la proporción y realismo del cuerpo humano, la unión cuasi perfecta de sentimiento y arte medido 12. El material en ocasiones aporta un valor religioso especial a la escultura, si se trata de un elemento que está impregnado o es en sí mismo sacro. Para terminar, la escultura busca naturalidad, realismo, pero lo más sagrado-natural que hay para el hombre es la potencia, el movimiento, y “dar la vida” es algo vetado al hombre. LA PINTURA La pintura es una de las primeras artes rápidamente implicadas en la religión. Va desde las primeras representaciones prehistóricas hasta el día de hoy, donde la pintura se considera un acto y ser en sí mismo, libre, superior; va desde la representación perfecta y múltiple de las divinidades hasta la imposibilidad y prohibición de plasmar su imagen divina. En cualquier caso, la pintura siempre se ha relacionado con una imitación de lo natural, pese a no ser una copia fidedigna, o ser una obra original 13, siempre basada en lo natural y real. En el romanticismo, pese al valor numinoso que ofrece la naturaleza en su grandeza inabarcable, no insistirá más en esa búsqueda imitativa, sino en lo que esas visiones terribles hacen sentir al hombre: se plasmarán los sentimientos, y el paisaje será un arma recurrente para la defensa de la experiencia religiosa. No quiere decir esto que todas las obras paisajísticas sean producto de una experiencia religiosa ni mucho menos, pero sí que la naturaleza se convierte en el objetivo del artista por todos sus valores y simbolismos, por su potencia. La naturaleza se asocia con la Creación del mundo, que le pertenece a la divinidad. El ser humano es una pieza importante en el Mundo, cada uno en sí mismo y por separado tiene un valor especial. Hay conciencia de la pertenencia a algo más grande, pero se exalta la humanidad- de nuevo el Yo y el Todo. La figura humana o al menos su impronta será necesaria en las representaciones sublimes de esta época para resaltar su valor numinoso, pues el hombre es el receptor de la manifestación sagrado.

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Por las impresiones que causan las características antes mencionadas en el ánimo humano. Véase apéndice de imágenes. 13 Sin modelo real. 12

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Hay algo todavía más importante que la manifestación de lo sagrado en la naturaleza. Si bien asociábamos hasta hace poco el movimiento con la divinidad, aquí la representación inmóvil cobra un valor religioso importante que va más allá de una recreación pictórica de un lugar o el sentimiento abstracto: es la permanencia del mismo. Hay conciencia de la necesidad de pervivencia de esa sensación, al igual que el lugar permanece, como toda la naturaleza, como toda la Creación, como prueba de la fuerza divina que mantiene el Mundo. Pese a que nunca habrá lienzo lo suficientemente grande, el cuadro se convierte a su vez en algo de valor sacro. Un ejemplo claro de este tipo de pintura es la obra de Caspar David Friedrich, cuyos paisajes 14 aún hoy día imponen e impresionan, mantienen su sublimidad, y donde la magnificencia de la naturaleza es palpable, junto con la minúscula figura humana que también forma parte de ella. -EL GRABADO Merece mención el grabado, pese a que Schleiermacher lo rechace como medio positivo de expresión religiosa por su carencia de color 15. Sería enmarcable en un área como el de la pintura en cuanto a su representación de la experiencia numinosa. Siguiendo a Otto en un posible episodio de percepción de lo numinoso en la Divina Comedia, cuando Dante al fin alcanza la presencia de Dios, al final de la obra, expondré el ejemplo de Gustav Doré, artista también del romanticismo, al representar este momento: En la profunda y clara subsistencia/de la alta luz tres círculos veía/de una misma medida y tres colores (…)¡Cuán corto es el hablar, y cuán mezquino/a mi concepto! Y éste a lo que vi/lo es tanto que no basta el decir “poco”. (Dante. Divina Comedia. Paraíso. Canto XXXIII VV. 115-117 y 121-123) En su complejísimo grabado “La contemplación de la Gloria” 16, Doré es capaz de mostrar miríadas de ángeles, el Cielo mismo… pero ante la figura de Dios, queda igualmente anegado, y sólo osa situar en su lugar un resplandor que deja adivinar al Dios entronizado. LA MÍMICA La mímica, enmarcable en otras muchas artes, merece una mención por separado. La mímica se entiende como el análisis y conocimiento de uno mismo, física y mentalmente. A partir de ahí se desarrolla también por comparación el conocimiento del prójimo, y la necesidad de comunicarse mediante un lenguaje común, de voz y gestos, que debe ser entendida por ambas partes. Se produce también la imitación, copia de lo que se expresa. El éxito de la mímica como arte radica en la perfección de la imitación. El silencio cobra un valor especial, y también se lo da a los gestos. 14

Véase apéndice de imágenes. Y por tanto, de realismo al representar. 16 Véase apéndice de imágenes. 15

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LA DANZA El movimiento es algo natural y se relaciona, como ya se ha dicho múltiples veces a lo largo de este escrito, con la potencia divina. Los movimientos rituales tienen muchísima importancia: deben ser exactos, o la divinidad no atenderá lo que se le pide o entrega. El movimiento correcto es algo positivo para la divinidad: a veces se trata de lo predispuesto por la divinidad según las diversas culturas, como el andar erguido del hombre: Mientras los demás animales están naturalmente inclinados mirando a la tierra, (la divinidad) dio al hombre un rostro levantado disponiendo que mirase al cielo y que llevase el semblante erguido hacia las estrellas. (Ovidio. Metamorphosis. Liber I vv. 84-86) El movimiento a veces no es pura imitación de las manifestaciones sagradas o sus mandatos En ocasiones va más allá, y es el dios el que hace moverse al hombre. El Desenfreno y la “Locura divina” son habituales en los contextos religiosos, así como la posesión divina. La recreación o búsqueda de la misma ayuda a la comunión religiosa. Además, señala Schleiermacher, cuando una comunidad ejecuta los mismos movimientos, reverencia al dios demostrando su unidad, la composición de una totalidad a partir de varias criaturas con un mismo fin y principio. La coreografía evoca perfección, unidad de una multiplicidad. LITERATURA: PROSA Y POESÍA La palabra es el medio máximo y más perfeccionado de expresión y comunicación del ser humano. Pero la voz es algo efímero. La escritura, en ocasiones revelada por la divinidad, es un buen medio de mantener viva la voz, la Revelación, o los sencillos asuntos humanos. La humanidad tiene dos medios de expresarse, mediante la prosa y la poesía. La primera es más narrativa y la segunda más rebuscada en sus formas, misteriosa en ocasiones en sus sentidos. ¿Por cuál de las dos se manifestará mejor lo numinoso? Cuando se habla de algo religioso narrándolo en prosa, cosa extrañísima, un texto o expresión de carácter religioso no tiene el mismo efecto que dicho en prosa, sin embargo nos es más cercano por ser más propio de la lengua hablada, y nos resulta una fuente más fiable lo prosaico que lo versificado. Pero a la hora de expresar un hombre lo numinoso a los hombres, qué camino usar se vuelve una cuestión de capital importancia. En la época que tratamos, la poesía goza de este valor especial en cuanto a la interpretación y llegada personal del mensaje, y por otra parte a la manifestación del sentimiento individual de manera compleja y oscura. Schleiermacher se decanta por lo último, la poesía precisamente por esto último, en la línea de sus ideas del Yo comunitario. Para Rudolph Otto, el medio de expresión es indiferente, y lo importante es el contenido, en una visión quizá más moderna de este aspecto. Expone el caso del texto 16

de Isaías VI, cuya transmisión es en una prosa poética muy cuidada; mas no es eso lo que importa, sino el valor numinoso que guarda la escena. 1 En el año que murió el rey Uzzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas henchían el templo. 2 Y encima de él estaban serafines: cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, y con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos: toda la tierra está llena de su gloria.4 Y los quiciales de las puestas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se hinchió de humo.5Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas: 7 Y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién nos irá? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame á mí.9Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.10Engruesa el corazón de aqueste pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos; porque no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.11 Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas, y sin morador, ni hombre en las casas, y la tierra sea tornada en desierto;12 Hasta que Jehová hubiere echado lejos los hombres, y multiplicare en medio de la tierra la desamparada.13 Pues aun quedará en ella una décima parte, y volverá, bien que habrá sido asolada: como el olmo y como el alcornoque, de los cuales en la tala queda el tronco, así será el tronco de ella la simiente santa.(Isaías VI) La respuesta de Isaías a Dios supone el súmmum de lo numinoso, pues no sólo el hombre contempla, sino que responde, se ofrece y acepta lo que la Divinidad dispone. Dios además hace ahínco en la incomprensibilidad primera del mensaje. Para la poesía se mostrará ahora un ejemplo poco conocido del romanticismo. Lejos de grandísimos pensadores y artistas, que preparan sus obras con cuidado sumo, conscientes de su repercusión, hay autores que verdaderamente expresan lo numinoso y su experiencia religiosa con sencillez y sinceridad. Es el caso de Mihail Eminescu: un poeta moldavo (1856-1889).Vivió una de las épocas más trascendentales de su tierra: la unificación política, económica, cultural y lingüística, y la propia independencia en 1877 de Rumanía. De salud débil desde niño, llegaba a estar veinte días encamado por enfriamientos. Desde joven mostró siempre más interés por la historia y la literatura, y rechazó las formas de enseñanza de la religión. No terminó sus estudios en la escuela, sino tiempo después a distancia. Escapó con un grupo de teatro para viajar y traducir al rumano las obras europeas. Cada viaje implicaba una nueva enfermedad que estaba dispuesto a padecer. Se enamoró de 17

Verónica Micle, poeta, mujer casada con la que hubo de comunicarse en secreto largo tiempo hasta la muerte del marido. En sus diversos trabajos tradujo numerosas Doinas 17 y transmite la cultura rumana por Centroeuropa. Publicó en vida dos libros de poesía. Nunca dejó de escribir: cuando escribía poesía, él consideraba volcar también ahí su propia enfermedad, y sanaba al menos espiritualmente. Debido al diagnóstico de enfermedad mental que le valieron sus largos encierros en soledad enfermo, ingresó en un sanatorio de Bucarest. Murió a los treinta y tres años, y Verónica murió mes y medio después… Entre cumbres Entre cumbres cruza la luna, El suave bosque bate sus hojas, Entre las ramas del aliso, Suena melancólico el cuerno. Y más lejos, siempre más lejos, Más suave, cada vez más suave, A mi alma desconsolada Endulza con deseos de muerte. ¿Por qué callas, cuando hechizado Mi corazón hacia ti vuelvo? Mi dulce cuerno, ¿sonarás Alguna otra vez para mí?

Hay larga discusión sobre a qué hace referencia exactamente el cuerno del que habla. ¿Es una sinécdoque para hablar de un animal? ¿Es una alusión a sus antepasados dacios? ¿Es sencillamente el viento que sopla entre las montañas? En cualquier caso, es una llamada desconocida, natural y superior, a la que pretende responder. Sin embargo, el momento fue efímero y ahora lo busca con desesperación, “con deseos de muerte” porque es lo que más puede aproximársele, porque le conduce a esos límites.

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Canciones populares-folklóricas rumanas.

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Sólo un deseo me queda… Sólo un deseo me queda,

Que la luna resbale

Que en la paz del ocaso

entre cumbres de abetos.

Me permitáis morir

Que penetre el cencerro

a orillas del mar;

Al viento del ocaso,

Sea mi sueño tranquilo

sobre mí el santo tilo

Y sea el bosque cercano

Que agite sus ramas.

Que sobre inmensas aguas

Y como no iré errante

Tenga un cielo sereno.

A partir de entonces,

No preciso banderas

Me caerán cariñoso

ni un rico ataúd,

Encima los recuerdos.

Mas tejedme una cama

Los luceros que surgen

hecha de tiernas ramas.

desde enramadas sombras,

Que nadie tras de mí

Siendo mis compañeros,

Llore ante mi cabeza,

Me sonreirán de nuevo.

Que sólo el otoño

Gemirá con pasión, recio,

Haga sonar las hojas secas. Mientras ruidosos caen

El canto del mar… Mas sólo seré tierra,

Sin parar los arroyos,

Aquí en mi soledad.

El amor a la tierra es bastante común en los poetas del Este de Europa. La peculiaridad de este poema es su redacción: este mismo poema posee al menos cuatro variantes conocidas, en las que el autor iba modificando el contenido- aunque no el mensaje- en un intento de ser más claro. Sin embargo, no lo conseguía, sino que se volvía cada vez más oscuro; a esto ayudaba su enfermedad, que le hacía ir cambiando de perspectiva frente a la muerte, cada vez más cercana, como puede apreciarse en los títulos siguientes: Si me duermo; No deseo rica tumba; Y cuando yo sea tierra… Habla de una pervivencia más allá de la muerte, perteneciendo verdaderamente al mundo, y pese a todo manteniendo su individualidad, pues siempre quedan los recuerdos. Y los astros le sonríen ‘de nuevo’, no como gesto de buena fortuna, sino de reconocimiento tras la

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vida “humana” y distante de ellos que ha llevado. La soledad no es negativa, cuando se pasa a pertenecer al Universo. En el Romanticismo renace una idea que parecía perdida desde la Antigüedad, pero que siempre ha permanecido en la mente de los autores, que es la idea de obtener la inmortalidad a través de sus obras. Transmitir lo inmortal en lo inmortal convierte las obras románticas en sublimes. TEATRO Es una unión de la voz, el texto, la mímica y la danza, pero se torna en algo más complejo. Es un estudio de las habilidades humanas en casi todas sus posibilidades de imitación. El problemas de la imitación, si lo tomamos desde el punto de vista de lo numinoso, dirá Schleiermacher, radica en que no es posible adivinar más que por el contexto si el actor es un buen imitador o si sus actos son algo natural, sentido, que es lo que le otorga ese valor especial. Por tanto, en el teatro lo importante para llegar a ser un arte sublime-numinoso en su estética es la asimilación por parte del actor y la verosimilitud y credibilidad de lo representado para el espectador. Recuerda también, en parte, a la visión catártica que de este arte tenía Aristóteles, pero tal vez, más que purificadora, ayudando a la comprensión y predisposición de lo numinoso. Asimismo la interpretación individual que cada uno puede hacer de la representación, o los propios actores y directores, escenógrafos, etc. respecto del texto da ese valor individual a algo que de primeras puede parecer una sola cosa. LA MÚSICA Y EL CANTO La música, dentro de las artes, es el medio de expresión que más se puede acercar a lo divino Siguiendo a Schleiermacher, la base de la música es el sonido, y la emisión de sonidos es algo natural… en esta línea, es la expresión natural e involuntaria en el momento de la excitación y la sorpresa. El canto es un sonido apartado de los cuatro principales, siguiendo a Schleiermacher: llanto, risa, habla e interjección, pero del que todos participan. La búsqueda de tonos más agudos y más graves del sonido natural supone un examen de las propias capacidades. De graves y agudos nace la melodía, de la simultaneidad de sonidos la armonía… La búsqueda de la perfecta comunión entre ambas, lo individual y el resultado común. Luego de aplicarse estas normas a los sonidos producidos también por instrumentos artificiales, se establecen los ritmos básicos- relacionados con los estados de ánimo- la música nace del propósito de una nueva forma de expresión, que derivará por mil caminos. Uno de estos será la expresión religiosa, relacionada con el sentimiento religioso y el deseo de sacar éste afuera. La magia de la música radica en su capacidad de conmover, de alterar el ánimo. Así es al menos como Schleiermacher y Otto lo entienden, y donde captan el poder numinoso que la música desprende, con sus subidas y bajadas, modificando unos sonidos consiguen modificar el ánimo del hombre. La música también tiene mucho de ritual, pero cuando así se es se busca más la perfección por 20

patrones imitativos que por estética. Si a este “poder” , por así llamarlo, de la música añadimos su característica mágica por excelencia, su invisibilidad, su inmaterialidad, obtenemos una apreciación mayor de lo numinoso en cuanto a que no se ciñe al mundo humano, si bien es éste el que ha encontrado la vía para comunicarse con la divinidad y a la vez con los suyos. Otto hace referencia a ciertas composiciones que a su ver se aproximan a lo numinoso. Se exponen a continuación: La música misal de J.S. Bach: el Sanctus es inmortal en su concepción, triunfal, maravilloso, inabarcable en sus múltiples voces, suprime la escena y hace abandonarse al sentimiento, numinoso o no. No puede invocarse a la mente imagen alguna escuchando esta música que no guarde estas características. ¿Quién podría imaginar con esta vocal prodigiosa algún hecho mal acaecido, si no está este cargado a la vez de un sentimiento puro, fuerte, divino? Y sin embargo, nos sobrecoge, nos corta la respiración y a un tiempo nos alienta, y a las almas sensibles las conduce a un llanto contenido que no pueden relacionar con ningún sentimiento conocido: ni alegría ni pena, ni paz ni miedo. Es la magia de la música como expresión del sentimiento, y quizás una de las mejores formas de expresión pues es inmaterial, como el mismo. Pese a que la música y el gusto musical, y el propio “Sentimiento” no son comunes en el ser humano, Otto se arriesga a afirmar que esta composición no alcanza el valor de lo numinoso como esta otra, el Incarnatus. ¿Qué tiene éste, que, en opinión de Otto, no es numinoso, santo? Según nuestro autor, lo numinoso no es algo descriptible. Y anteriormente, el Sanctus lo hemos cargado de adjetivos y calificaciones, con palabras cuyo significado ciertamente nos es imposible abarcar, mas el Sanctus es una alabanza a la idea divina, a la contemplación de la Gloria de un Dios entronizado. Es esta imagen, sin embargo, producto humano y extrapolado. Lo numinoso es siempre algo mucho más hundido en el alma y el sentimiento humano. El Incarnatus, ya por su propia búsqueda, evoca algo que no podemos explicar, como es la encarnación de la divinidad en el seno de una virgen. Lo numinoso está acompañado de la duda, del temor y del temor religioso, de la incomprensión. Las voces en fuga y canon, las ascensiones inesperadas, los silencios súbitos, consiguen el efecto deseado de sensación de estar inacabado, de no terminar de entenderse, aprehenderse. Las notas nacen y mueren, y la presencia de lo numinoso, o para el creyente, de la divinidad, pervive. En Mendelssohn, Otto sí contempla la cabida de lo numinoso, su presencia. Las composiciones de carácter religioso de Mendelssohn se hallan inundadas de patetismo e interpretación: la alegría, el miedo, el regocijo, el temor de Dios, la alabanza angelical… en cierto modo, todo es reconocible en su música. Tal vez para él la comunicación divina-humana sea aquí más clara, aunque no es precisamente esa una característica de la conexión del hombre con la divinidad. Me atrevería a decir que aquí Otto se traiciona a sí mismo al afirmar que la relación y el entendimiento con la divinidad es tan directo, cognoscible y comprensible. La música de Mendelssohn es en verdad de carácter divino y numinoso, pero se convierte en algo, por una parte, 21

unilateral, pues es una creación humana muy medida la que consigue el efecto numinoso y no el sentimiento; y por otra, bilateral, en el sentido de que se entabla prácticamente una conversación con lo divino, una poesía invisible, pero humana, al fin y al cabo… tal vez la creación de algo santo por el hombre no le parezca tan imposible si se trata del arte. Tomas Luis de Victoria consigue el efecto deseado y buscado por Otto para la expresión religiosa. Este no es un coro voces elevadas y pasión, es un coro múltiple, que responde por toda la humanidad a la llamada de lo numinoso. Es tranquilo, apaciguado, constante. Es un reflejo terrenal de los coros celestiales que conviven, igual que los hombres, con el sentimiento religioso y la Divinidad. El mundo está inundado de la divinidad y se manifiesta a través del hombre. En ese sentido, Tomas Luis y Otto no van tan detrás del sentimiento numinoso como de la piedad religiosa, en el sentido más abstracto y puro. La piedad religiosa debe cumplir con constancia, amor de criatura, humillación ante la presencia de lo Divino. Por eso no se trata de elevar la voz para hacerse oír por la Divinidad, sino susurrar, como los ángeles en los Salmos, y demostrar a lo Divino nuestra presencia reconociendo la suya, en cierto modo demostrar sometimiento y súplica por nuestro conocimiento parcial e imperfecto. La respuesta en griego primero y latín después, más tarde amontonadas pero respetándose son una fusión de las lenguas “sagradas” que al mismo tiempo relacionan a todos los pueblos: Agios Théos; agios íschyros; agios athánatos – Sanctus Deus; sanctus fortis; sanctus inmortalis. Lo Santo prevalece, y posteriormente se aplica al Dios; a la fuerza, no tanto física como “verdadera” , creadora, pura potencia; y a la inmortalidad, equiparada con lo eterno, con el tiempo sagrado, si se me permite usar la expresión popularizada por Mircea Eliade.

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4. Conclusiones y valoración personal. La visión de Schleiermacher me sorprendió gratamente y creo que muchas cosas de su pensamiento serían fácilmente aplicables a la época actual. Me extrañó (y a la vez no) que sea un autor del que nada supe hasta el máster. En especial el valor que da a la Individualidad y la Comunidad podrían enmarcarse en tantos sectores de la sociedad… pero centrándonos en el valor de su defensa de lo religioso, admiré el respeto que muestra hacia la no-creencia a pesar de exponer el valor de la religiosidad, sin buscar dogmatizar. Respecto de Otto, su visión en ocasiones me resulta un tanto mística y algo más alejada de la realidad. Su pensamiento es producto de una larga reflexión y sin embargo me parece de resultado muy personal, mientras que el tratado de Schleiermacher, nacido de un análisis de la propia experiencia, más sincero, tiene aires de universalidad, resulta menos puntual. La Estética es un tema de plena actualidad, pero nunca lo había analizado desde el punto de vista de la expresión de una experiencia religiosa. Lo cierto es que, a lo sumo, lo hubiera relacionado con representaciones de carácter religioso, y no aplicado al sentimiento, expresado de manera pura y diferente, según la experiencia propia, individual, en la cual nunca había reparado. En cuanto al concepto de religión, para mí desde luego pasa a ser la misma experiencia religiosa, y los cambios que produce en la vida de quien la experimenta. Las características son otra historia. Las etiquetas para definir cada cual, imposibles de separar a estas alturas. Pero si hay algo universal es la Individualidad. Por lo cual, nunca habrá tesis definitivas. Lo que le da ese toque mágico-numinoso a la disciplina del estudio.

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5. Bibliografía GENERAL Eliade, Mircea, Tratado de historia de las religiones: morfología y dialéctica de lo sagrado. Cristiandad, Madrid 2011 Lo sagrado y lo profano. Paidós Orientalia, Barcelona 2011 James, William Las variedades de la experiencia religiosa. Península, Barcelona, 1986 Martín Velasco, Juan Introducción a la fenomenología de la religión. Trotta, Madrid 2006 Otto ,Rudolph, Lo santo. Alianza Editorial, Madrid 2009 Schleiermacher, Friedrich Sobre la religión: discursos a sus menospreciadores cultivados. Tecnos, Madrid 1990 RELIGIÓN Y ROMANTICISMO Eliade, Mircea Mito y realidad. Labor, Barcelona 1992 Flamarique, Lourdes, Schleiermacher: la filosofía frente al enigma del hombre. Eunsa, Navarra 1999 Fubini, Enrico, El romanticismo: entre música y filosofía. Publicaciones Universitát de Valencia, 2007 Schleiermacher, Friedrich, Estética. Verbum, Madrid 2004 LECTURAS EN RELACIÓN Biblia. Herder, 1976 Eminescu, Mihail Poesías. Cátedra, Madrid 2004

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