Lisandro Caicedo un empresario territorial Caucano

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Descripción

Empresas y empresarios en la historia de Colombia. Siglos XIX-XX. Una colección de estudios recientes

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GRUPO EDITORIAL n o rm a

Facultad de Administración

Ediciones Uniandes Grupo Editorial Norma

http://www.norma.com Bogotá, Barcelona, Buenos Aires, Caracas, Guatemala, Lima, México, Panamá, Quito, San José, San Juan, San Salvador, Santiago de Chile, Santo Domingo.

Empresas y empresarios en la historia de Colombia. Siglos xix-xx. Una colección de estudios recientes / Carlos Dávila Ladrón de Guevara, compilador. — Bogotá : Editorial Norma, Ediciones Uniandes, Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, 2003. 766 p. ; 23 cm. — (Colección vitral) ISBN 958-04-7162-2 1. Empresas - Historia - Colombia - Siglo xix-xx 2. Empresarios industriales - Historia - Colombia - Siglo xix -x x 1. Dávila Ladrón de Guevara, Carlos, 1943- , comp. 11. Serie 338.09861 cd 19 ed. AHN7119 CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis-Angel Arango

© De los autores, 2002 © Editorial Norma S.A. y Ediciones Uniandes, 2003 Primera edición: abril de 2003 Apartado 53550, Bogotá Derechos reservados para todo el mundo © Las fotos de las portadillas (1, 2,5,7,8,9,19, 20, 29,30,36) han sido tomadas del Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la República Comité editorial internacional: Francisco Comín Comín Pablo Martín Aceña

Universidad de Alcalá Fundación Empresa Pública (Madrid) Carlos Dávila L. de Guevara

Diseño: Camilo Umaña Diagramación y armada: Luz Jazmine Güechá Sabogal Edición: Patricia Miranda Impreso por Cargraphics S. A. Impreso en Colombia-Printed in Colombia c c 22237 ISBN 958-04-7163-0 VOL-l ISBN 958-O4-7I62-2 OBRA GENERAL Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin permiso escrito de la Editorial.

Universidad de los Andes Este libro se compuso en caracteres Adobe Minion

Lisandro Caicedo: un em presario territorial caucano Jaim e Eduardo Londoño M otta U niversidad d el Valle (Sede Palm ira)

Jaime Eduardo Londoño Motta Es profesor de la Universidad del Valle, sede regional Palmira. Obtuvo la maestría en historia en la Universidad Industrial de Santander; especialista en la historia de América Latina, Universidad Pablo de Olavide (España) y licenciado en historia de la Universidad del Valle.

Introducción1

E l l poblamiento de los departamentos de Risaralda y Quindío, y de las estribacio­ nes de las cordilleras Central y Occidental en el departamento del Valle del Cauca, es asociado por la historiografía colombiana a la colonización antioqueña. Este plan­ teamiento proviene del modelo de colonización propuesto por James Parsons en su obra La colonización antioqueña en el occidente de Colom bia2. Este modelo, que tiene hasta la fecha un carácter hegemónico, ha sido y es utilizado como fuente de primera mano por diversos investigadores, y ha guiado y guía los estudios de historiadores regionales y locales, quienes han orientado sus esfuerzos a completar los vacíos deja­ dos por este geógrafo norteamericano3respecto a las rutas de ocupación de los terrenos baldíos, la fundación de los poblados y los conflictos por el control de la tierra. La única controversia a la obra de Parsons es la discusión en torno a la hipótesis que resalta el carácter igualitario de la colonización antioqueña, planteamiento que origina la versión rosa de este proceso de poblamiento: la conformación de una socie­ dad democrática de pequeños y medianos propietarios. Esta tesis es rechazada por diversos investigadores, quienes con base en los juicios por la propiedad de terrenos baldíos, en el análisis de los registros de adjudicación de tierras públicas y en el estudio de las compañías colonizadoras, han demostrado la concentración de la tierra en pocas manos4.

1 Una versión preliminar de este artículo fue publicada en Región (Revista del Centro de Estudios Históricos Regionales del Suroccidente Colombiano, No. 10) con el título “Un em ­ presario territorial caucano: Lisandro Caicedo”. 2 La obra de Parsons fue publicada originalmente en 1949por la Universidad de California, con el título The Antioqueño Colonization in Western Colombia. En Colombia, el libro fue tra­ ducido en 1949 por Emilio Robledo y editado en 1950, con el auspicio de la Dirección Depar­ tamental de Educación de Antioquia. Hasta la fecha, el texto ha sido reeditado en cuatro oca­ siones. La tesis que ubica la colonización de los departamentos de Caldas, Q uindío, Risaralda y Valle del Cauca en la ruta colonizadora seguida por los antioqueños hacia el sur está plan­ teada en el primer capítulo de la obra, “El Pueblo”, pp. 21,22y 28, de la cuarta edición realiza­ da por el Banco de la República y el Áncora Editores en 1997. 3 C om o ejemplo de los investigadores que aceptan los planteamientos de Parsons pode­ m os citar: Jaramillo ( 1991), pp. 194- 199; Tovar Pinzón ( 1995), pp. 98- 104; Valencia ( 1994), PP229- 309; Rojas y Castillo ( 1991), pp. 47-49 y 85- 99; Almario ( 1994), pp. 128- 143; Aprile ( 1992), PP- 313- 355; Atehortúa ( 1995), pp. 21- 75; Betancourt y García. ( 1990), pp.23- 55; Betancourt y García ( 1994), pp. 121- 149; Campo ( 1980), pp. 17- 54. 4 Palacio ( 1983); L ópez Toro ( 1970); M achado ( 1988). C hristie ( 1986), p. 36, discute la hi­ pótesis de Parsons sobre la co lo n iza ció n an tioq u eñ a, pero considera q u e sus planteam ientos n o son una refutación radical de la tesis de la frontera igualitaria.

Jaim e Eduardo Londoño Motta

Recientemente, la preponderancia de los antioqueños en los procesos de coloniza­ ción de Risaralda, Quindío y el Valle del Cauca empezó a cuestionarse en estudios de corte regional y local. Sin embargo, esta literatura, que podemos calificar de revi­ sionista, tiene un carácter ambiguo y marginal5, figura en libros y revistas de circula­ ción restringida que no han logrado hacer mella en las grandes explicaciones de la historiografía colombiana. Estos autores han identificado la presencia de colonos de diferentes regiones del país -Tolima, Huila, Nariño, Cundinamarca, Boyacá, Santan­ der, Antioquia, etc.- y destacan los proyectos de colonización estatal y empresarial liderados por las elites del Gran Cauca. De igual forma, las críticas a la supremacía antioqueña empezaron a efectuarse en el plano nacional, varias investigaciones han demostrado que la colonización antioqueña: [... ] fue un episodio más bien excepcional en un proceso mucho más vasto del desarrollo de la frontera, que tuvo lugar en las tierras templadas y cálidas a finales del siglo xix y comienzos del xx. Al pasarlo por alto, los historiadores han malentendido fundamentalmente el carácter de expansión de la frontera en Colombia6. La hegemonía del modelo de colonización propuesto por Parsons es producto de su recepción pasiva y de su aplicación mecánica por parte de los historiadores colom­ bianos. Estos autores han dejado al margen de sus investigaciones la noción que es­ tructura el trabajo de este geógrafo norteamericano: el concepto de frontera; este no es explícito en el texto, figura entre líneas y remite al artículo de Frederick Jackson Turner The Significance o f the Frontier in Am erican History7. El desconocimiento de este concepto y del álgido debate en torno a sus implicaciones limitó y limita la dis­ cusión de esta obra a aspectos parciales y orientó y orienta las nuevas investigaciones hacia la consecución de información -datos empíricos- que no permiten el plantea­ miento de nuevos problemas y el debate de sus correspondientes hipótesis. El concepto de frontera que fue planteado por Turner -lo leyó ante la asociación Histórica Americana- estableció la diferencia entre límite y frontera. El primero de estos conceptos designa la línea divisoria entre dos estados; el segundo, es “el limite de las tierras abiertas a la expansión [... ] incluyendo al país habitado por los indios y el margen externo del ‘área colonizada’”. En un artículo posterior, “La primera fron-

5 Londoño Motta ( 1996), pp. 137- 141; Cadena ( 1988); Cadena y Pérez ( 1996), pp. Zambrano ( 1991), pp. 151- 157; Valencia ( 1993), pp. 51- 91. 6 Legrand ( 1988), p. 17. 7 Turner ( 1987), pp. 23- 60. [410]

19;

Lisandro Caicedo: un empresario territorialcaucano

tera oficial de la bahía de Massachussets”, preciso mejor su noción, definiendo la fron­ tera como “una línea móvil que señala el límite de la colonización con la naturaleza salvaje, sin conquistar”8. No obstante, Turner utilizó el concepto con diferentes senti­ dos; la razón de esta flexibilidad conceptual reside en el objetivo que guía su trabajo intelectual: explicar el significado del desplazamiento hacia el oeste en la construc­ ción de la democracia norteamericana9. Al utilizar el modelo de Turner -en lo referente a la forma como se desarrollo el desplazamiento hacia el oeste y en el significado de este proceso-, Parsons, interesa­ do en estudiar la ocupación de nuevas tierras por parte de los habitantes de Antioquia, olvido u omitió matizarlo para el caso antioqueño. Inconveniente que se refleja en el resultado final del trabajo, una descripción de las rutas seguidas por los colonizado­ res antioqueños, que se diluye en datos aislados a medida que el flujo colonizador se aleja de los núcleos iniciales, y una tesis sobre el carácter igualitario de este proceso, que no es sustentada con amplitud. La historiografía colombiana, al aceptar pasivamente y aplicar mecánicamente la propuesta de Parsons, subyacentemente admitió el modelo de Turner y convalidó la idea de un proceso hegemónico, donde los antioqueños fueron y son señalados como los únicos colonizadores de los actuales territorios de los departamentos de Risaralda, Quindío y Valle del Cauca. La única alternativa para superar esta hipótesis, y de paso comenzar a derruir el mito de la “colonización antioqueña”, es abordar el estudio de estos procesos desde los nuevos conceptos de frontera. El desarrollo de la teoría de frontera se inició con el debate a la tesis de Turner sobre el igualitarismo. El resultado de esta discusión ha posibilitado la elaboración de nue­ vos conceptos y tipologías de frontera; asimismo, las investigaciones han abordado procesos acaecidos en América Latina, África, Australia10. Las nuevas nociones se dis­ tancian de la concepción que define la frontera como un espacio marginal que se in­ corpora y hacen énfasis en los procesos de interacción social acontecidos en zonas o áreas geográficas ubicadas al margen de los antiguos poblamientos, donde una, dos o más culturas se apropian de un espacio, construyen territorio y estructuran nuevas sociedades. Este cambio de perspectiva exige el planteamiento de nuevos problemas, pues los viejos interrogantes relacionados con las formas de ocupación e incorpora­ ción de territorios marginales pierden prioridad ante una serie de preguntas que in­ dagan por los actores sociales que participan en estos procesos".

8 Turner ( 1987), pp. 25y 63. 9 Turner ( 1987), pp. 52y 60; H ofstadter ( 1970), p. 124. 10 Rausch ( 1994), pp. 407- 452; Vargas ( 1993), p. 39; W eber y R ausch ( 1994), pp. x iv , xv. " W eber ( 1991), p. 84; W eber y R ausch ( 1994), p. x iv . [411]

Jaim e Eduardo Londoño Motta

En este sentido, el debate y la refutación de la tesis de Parsons y de sus seguidores pasan por el estudio de los actores sociales: el Estado, los colonos y los empresarios territoriales que participaron en los procesos de frontera acontecidos en las zonas que tradicionalmente son asociadas por la historiografía colombiana a la colonización antioqueña. El presente artículo se inscribe en esta perspectiva y pretende desmitificar el papel de los antioqueños como los únicos promotores de la colonización en el Quin­ dío y en el norte del Valle del Cauca, actuales municipios de Sevilla y Caicedonia. Para ello analiza las actividades de Lisandro Caicedo con los terrenos de la hacienda de La Paila, específicamente con la fundación en 1873 de la Compañía de Fomento de La Paila, con la celebración de un contrato de administración de dicha hacienda, efec­ tuado en 1877 con Tomás Uribe Toro y su hijo Julián y con la creación en 1884 de la empresa Burila12. Las actividades de Lisandro Caicedo son examinadas con base en el concepto de empresario territorial, pues esta noción permite responder los siguientes interrogan­ tes: ¿cómo las elites del Gran Cauca -en este caso mediante el estudio de un repre­ sentante de unas de las familias de mayor raigambre durante el periodo colonialenfrentaron y respondieron a la coyuntura abierta por la Independencia y sus subsi­ guientes consecuencias, la construcción de un Estado y la estructuración de una eco­ nomía regida por principios liberales? ¿Qué causas motivaron la vinculación de las elites del Gran Cauca a los procesos de colonización que ocurrían en las tierras bal­ días de la región? ¿Cómo se vincularon las elites del Gran Cauca a estos procesos de poblamiento? Las fuentes utilizadas son protocolos notariales de Cali, Popayán, Palmira, Buga, Tuluá y Manizales y, en menor medida, algunos números de periódi­ cos regionales. La segunda parte del escrito está dedicada a definir qué es un empresario territo­ rial. La respuesta se articula a partir de una reseña de los diferentes conceptos de empresario, utilizados por la historiografía colombiana para describir y explicar las actividades empresariales del siglo xix, en el relato se resalta la importancia de la no­ ción propuesta por Catherine Legrand en su libro Colonización y protesta campesina en Colom bia, pero se complementa con la concepción de “nuevas combinaciones” de Joseph Schumpeter. En la tercera parte se analizan las actividades empresariales de Lisandro Caicedo con la hacienda de La Paila. El trabajo incluye dos anexos: el primero

12 Además de estas empresas, don Lisandro aparece comprando varias parcelas de la ha­ cienda Cañasgordas y el derecho testamentario de madre, hipotecando a Primitivo Valencia las 3/4 partes de las tierras de Burila y administrando la aduana de Buenaventura durante los años 1887,1888y 1889. [412]

Lisandio Caicedo: un empresario territorialcaucano

es una semblanza histórica de la hacienda de La Paila; el segundo, un listado de los accionistas fundadores de la empresa Burila, en el que se incluye el número de acciones.

Los empresarios territoriales Como la mayoría de las historias sectoriales en Colombia, la empresarial aún se encuentra en ciernes, hecho que no ha impedido el planteamiento de diversas pro­ puestas para abordar el análisis de los empresarios colombianos en diferentes perio­ dos históricos13. Lisandro Caicedo no se ciñe a las nociones expuestas para estudiar el empresariado del siglo xix. No puede calificarse de productor-especulador de acuerdo al modelo de José Antonio Ocampo, pues sus operaciones económicas con la hacienda La Paila no están encauzadas hacia el mercado mundial. En este contexto, no pretendió apropiarse de los rendimientos extraordinarios asociados a la escasez de un produc­ to agrícola o de extracción, con la intención de “hacer ganancias fáciles bajo condi­ ciones en las cuales prácticamente cualquier tipo de producción sería rentable”, sino realizar una reinversión de estos beneficios en el desarrollo de la capacidad producti­ va de dicha hacienda'4. La categoría de negociantes propuesta por Carlos Dávila se acomoda parcialmen­ te a las actividades de Lisandro Caicedo. Este personaje responde fragmentariamente a las características generales estipuladas por este autor para el análisis de un grupo de empresarios de Bogotá y del Valle del Cauca, pero se distancia de los aspectos es­ pecíficos. El propósito de Caicedo era acumular capital, “hacer plata”, y sus negocios estuvieron enmarcados en su grupo familiar, figurando como líder del mismo. No obstante, no hubo diversificación: el centro de actividades empresariales de Lisandro Caicedo fue la hacienda La Paila. Con esta unidad productiva no realizó operaciones de carácter multifacético, que variaban “desde la usura hasta la fundación de indus­ trias manufactureras”; además, sus quehaceres políticos, en el ámbito regional y na­ cional, son desconocidos15. Los conceptos esbozados por Keith Christie -comerciante-terrateniente y latifun­ dista que invierte en propiedad inmueble- para explicar el comportamiento empre­ sarial en las zonas de la colonización antioqueña y en el Quindío no responden ante las actividades de Lisandro Caicedo. Caicedo no puede calificarse de comerciante rico que explota tierras de frontera y que pide adjudicación de terrenos baldíos para ven­ der a eventuales colonos. Asimismo, la caracterización que realiza este autor de la

13 Dávila ( 1996), pp. 87- 90. 14 Ocampo ( 1984), pp. 61- 64. 15 Dávila ( 1986a), pp. 340, 341. [413]

Jaim e Eduardo Londoño Motta

compañía Burila y de sus antecedentes es muy general y deja al margen una serie de datos que posibilitan una explicación diferente de esta empresa y del comportamiento empresarial de nuestro personaje'6. El único concepto que se aproxima a las actividades empresariales de Lisandro Caicedo es el de empresario territorial. Fue propuesto por Catherine Legrand, quien define a estos personajes como integrantes de los estratos medio y alto de la sociedad colombiana de mediados del siglo xix, principalmente abogados, comerciantes y te­ rratenientes; muchos provenientes de familias prominentes desde la época colonial, otros individuos en ascenso y, en algunos casos simples, caciques, tenderos o presta­ mistas locales de los pueblos de frontera. Todos con recursos económicos, conexio­ nes políticas y un solo objetivo: aprovechar las oportunidades abiertas por el desarrollo de la economía agro-exportadora. Para ello intentaban concentrar la mayor cantidad de tierras públicas -baldías- posibles y posteriormente venderlas o explotar los pro­ ductos naturales rentables en la economía mundial'7. El planteamiento realizado por Legrand es demasiado general, no establece dife­ rencia alguna con los comerciantes y especuladores con tierras públicas o baldías. Por este motivo debe matizarse y complementarse con la concepción de nuevas combi­ naciones -innovación-, desarrollada por de Joseph A. Schumpeter'8. El concepto de empresario territorial incluye, además de las personas que pretendían el control de terrenos baldíos para sacar provecho de la economía agro-exportadora, a actores so­ ciales que querían lucrarse con la compra y con la venta de tierras derivadas de los procesos de colonización en esferas regionales y locales, y a grandes propietarios que se vincularon a los mercados de tierras abiertos por los procesos de frontera conti­ guos a sus propiedades o que modernizaron sus unidades productivas, fomentando procesos de poblamiento en su interior. Sin excepción alguna, estos actores deben responder, de acuerdo con la propuesta de Schumpeter'9, a un requisito adicional para ser considerados empresarios territo­ riales: su forma de vinculación al mercado de terrenos baldíos o, en su defecto, a la modernización de las unidades productivas tiene que ser “innovadora”, comparada con los antiguos modos de comercializar la tierra y de administrar y explotar las ha­ ciendas.

16 Christie ( 1986), pp. 24-37. 17 Legrand ( 1988), pp. 61-65 18 Schumpeter ( 1997), caps. 11y iv. ’9 Ibidem, p. 88. “Solamente se es empresario cuando se ‘llevan efectivamente a la práctica nuevas combinaciones’, y se pierde el carácter cuando se ha puesto en marcha el negocio; cuan­ do se empieza a explotar igual que los demás explotan el suyo”. [414]

Lisandro Caicedo: un empresario territorialcaucano

Lisandro Caicedo responde a estas características, es el gran propietario que mo­ derniza e innova en los procesos de administración y explotación de la hacienda La Paila. Para ello propicia un mercado de tierras en las zonas marginales de esta unidad productiva. Posteriormente, debido al presunto fracaso de estas iniciativas, se vincula al comercio de tierras abierto por los procesos de poblamiento que ocurrían conti­ guos a su propiedad, logrando con la compañía Burila, uno de “los experimentos de colonización empresarial más importantes de la historia colombiana, importancia que radicó no solo en el volumen de tierra que incorporó sino también por la cantidad de conflictos que generó”20.

Las empresas de Lisandro Caicedo El carácter innovador de las actividades empresariales de Lisandro Caicedo sola­ mente es comprensible y explicable si se compara con el modelo de explotación impe­ rante en las haciendas del Gran Cauca -Gobernación de Popayán- en el siglo xvm; o si se analiza la forma cómo la familia Caicedo respondió a la coyuntura abierta por la Independencia y sus subsiguientes consecuencias, la construcción de un Estado y la estructuración de una economía regida por principios liberales. Durante el periodo colonial, específicamente en el segundo ciclo del oro: 1680-1820, la economía domi­ nante en la Gobernación de Popayán fue de carácter minero y agrícola, particulari­ dad que posibilitó establecer circuitos complementarios entre las haciendas ubicadas en el valle geográfico del río Cauca y las minas emplazadas en la costa pacífica2'. Las haciendas surtían a las zonas mineras de los alimentos necesarios para la explotación aurífera; acontecimiento que configuró un propietario que combinaba tres activida­ des: terrateniente, minero y comerciante22. La crisis de esta estructura económica comenzó a insinuarse a finales del siglo xvm y las guerras de independencia propulsaron su colapso definitivo, pues la virulencia del conflicto destruyó o redujo a la mínima expresión los circuitos de intercambio entre las haciendas del valle del Cauca y los yacimientos auríferos de la costa pacífica23. De igual forma, el orden que estructuraba la sociedad esclavista y de castas de la Gober­

20 Valencia ( 1993), p. 62. 21 Estas unidades productivas fueron explotadas con

m ano de obra esclava.Afinales del siglo x v m , los terratenientes realizaron algunos esfuerzos por vincular a las haciendas, por m edio de sistemas de arrendamiento, a los libres de todos los colores que habitaban en la re­ gión. 22 Colmenares ( 1983), caps. 11y v; Mejía ( 1993), pp. 41-78. 23 Colmenares ( 1986), pp. 149- 150; Díaz ( 1983), pp. 11, 79-80 y 89. [415]

Jaim e Eduardo Londoño Motta

nación de Popayán fue resquebrajado profundamente24. Bajo esta coyuntura, el siglo XIX fue testigo de los esfuerzos de las elites del Gran Cauca por constituir un nuevo orden social y por reestructurar la explotación de las unidades productivas, tareas enmarcadas en lo que José Antonio Ocampo ha denominado “una larga y penosa tran­ sición al capitalismo”, que tiene en la articulación al mercado mundial, mediante un producto agrícola o de extracción, el motor básico del desarrollo económico25. La transición hacia el capitalismo en el Gran Cauca fue un proceso plagado de vici­ situdes. A la destrucción de las unidades productivas debemos agregarle las reformas de medio siglo, especialmente la abolición de la esclavitud y la desamortización de bienes de manos muertas. La libertad de los esclavos obligó a los grandes propieta­ rios a implementar otras formas de sujeción de la mano de obra. La alternativa más viable fue el sistema de arrendamiento, que se había comenzado a establecer desde la segunda mitad del siglo xvm y en la nueva coyuntura se volvió imprescindible. La expropiación de los bienes custodiados por la Iglesia desplazó a esta institución del papel de entidad crediticia que había tenido durante el periodo colonial, liberó gran­ des propiedades de gravámenes e hipotecas y forzó a los miembros de la elite caucana a buscar otros medios de crédito para la consecución de capital. La primera opción fue recurrir a los prestamistas de Popayán y Antioquia, y a los empresarios extranje­ ros, pero la alta tasa de interés, el 24% anual, comparada con el 5% de la Iglesia, impi­ dió que se consolidara esta posibilidad26. La economía caucana en el siglo xix, principalmente en la segunda mitad, no lo­ gró una vinculación estable con el mercado mundial. Su articulación fue fluctuante, irregularidad asociada a la inestabilidad política reinante en la región que tiene en las guerras civiles su máxima expresión, por la ausencia de un producto permanente de exportación, por la destrucción de las unidades productivas -fruto del constante paso de ejércitos en contienda- y por la falta de vías de comunicación, que se traduce.en el embotellamiento secular que experimentó el Gran Cauca hasta las primeras décadas del siglo xx. Estos inconvenientes no impidieron que algunos hacendados vendieran parte de sus propiedades, otros alquilaran porciones de tierra a arrendatarios o a per­ sonas ligadas con el comercio y algunos se refugiaran en sus redes familiares para constituir alternativas económicas. De igual forma, las difíciles condiciones econó­ micas no fueron obstáculo para la puesta en circulación de algunos capitales que se invirtieron en el desarrollo de las haciendas y en el comercio, tanto exterior como

24 Pacheco ( 1992); Mejía ( 1993), pp. 115- 137. 25 Ocampo ( 1984), pp. 21- 24. 26 Preston ( 1983), pp. 190- 204. [416]

Lisandro Caicedo: un empresario territorialcaucano

interior. Asimismo, el Estado y empresarios particulares, algunos de ellos extranjeros, financiaron la apertura de caminos y la construcción de obras públicas27. En estas circunstancias, Lisandro Caicedo, después de la muerte de su padre, José María Caicedo y Zorrilla, acaecida en i845lS, asume la dirección de los negocios de su familia. Su objetivo era no perder las posiciones de privilegio ganadas durante el pe­ riodo colonial, adecuando su linaje a las nuevas realidades socio-económicas del Gran Cauca. Consciente de la crisis definitiva de la economía minera y agrícola, decide re­ estructurar las formas de explotación y de administración de la hacienda La Paila, tarea que desarrolla amparado en sus redes familiares. La magnitud del trabajo que asu­ mió Lisandro Caicedo se refleja en la descripción realizada por Isaac F. Holton, viaje­ ro extranjero, del estado de la hacienda La Paila hacia 1850: Durante los buenos tiempos, cuando la prosperidad era la suerte de los ricos y el trabajo incesante el destino de los pobres, se dice que la hacienda llegó a tener 36.000 cabezas de ganado vacuno y 800 yeguas. Hoy estas son muy pocas y el número de ganado no es ni la décima parte de lo que fue [... ] la propiedad está abandonada, las vacas andan sueltas, los arrendatarios hacen lo que les viene en gana y si no fuera por dos circunstancias favorables, la familia [Caicedo] se habría arruinado29. La primera tarea que debió emprender Lisandro Caicedo fue la consecución de capital, recurso que debido a las coyunturas políticas experimentadas por la socie­ dad del Gran Cauca en la primera mitad del siglo xix era escaso y, además, impres­ cindible para reactivar la explotación de las unidades productivas. Subsiguientemente, la explotación de la hacienda La Paila debía orientarse hacia un producto agrícola o de extracción que tuviera demanda en el mercado mundial o, en su defecto, limitarse a los circuitos económicos imperantes en el plano local y regional. No obstante, las condiciones socioeconómicas y políticas imperantes en el Gran Cauca después de mediados de siglo obstaculizaron la puesta en marcha de estas opciones, y la única salida era buscar otras alternativas de explotación, que pasaban por la venta y el po­ blamiento de los terrenos de esta propiedad. La búsqueda, el diseño y la puesta en práctica de estas disyuntivas convierten a Caicedo en empresario territorial. Las operaciones de Lisandro Caicedo con la hacienda La Paila se inician en 1857, con la venta de algunos lotes, negocios realizados a nombre propio y como apodera­ do de su madre y de sus hermanas. Estas transacciones le permiten adquirir capital,

27 Valencia ( 1993), caps, v y vi. 28 Para una versión más detallada del origen de la hacienda de La Paila y de la forma com o la familia Caicedo adquirió esta propiedad, véase Anexo 14. 1, “La hacienda de La Paila. Una semblanza histórica”. 29 H olton ( 1981), pp.

441-442y 444. [417]

Jaim e Eduardo Londoño Motta

ejercer presencia en las zonas marginales de la hacienda -en este caso a orillas del río Cauca- e identificar un área potencial para futuros negocios30. Así, en dos años, entre 1857 y 1859, logró vender 106,5 cuadras por un valor de $693 (véase mapa 1 y cuadro 14.1). Posteriormente, concentró sus esfuerzos en una serie de diligencias para proto­ colizar la mortuoria de su padre y comenzar en firme la explotación de esta propie­ dad. Sus actividades en calidad de empresario territorial empezaron con el diseño y fundación de la Compañía de Fomento de La Paila en 1873.

Cuadro 14.1. Ventas de tierras realizadas por Lisandro Caicedo y su familia de la hacienda de La Paila Fecha

Comprador

Tamaño

Ubicación

Valor

Junio 30 de

1857

Juan A. Mondragón

10,5cuadras

Zambrano

120

Junio 30 de

1857

Vicente Álvarez

20 cuadras

Zambrano

-

José de la Torre

20 cuadras 19 cuadras

Hacienda La Paila

100

Guare

Julio 4 de

1858

Septiembre 4 de

1859

Francisco Urríago Isidro Patino Isidro Cruz

Septiembre 5 de Septiembre

1859

14de 1859

3 de 1876 Octubre 9 de 1878 Octubre 28 de 1878 Julio 30 de 1884 Abril

'

Luciano Rada

7cuadras

Guare

89

Manuel M. Varela, repartidas así: José A. Paredes Dionicio Lazo Laurencia Rada Vicente Urriago

30 cuadras

Guare

384

Zambrano

200

Hacienda La Paila

488 320 400

Jonás Ibáñez Fulgencio Moreno Manuel E. Caicedo José M. Domínguez

11.5cuadras 6.5 cuadras 9 cuadras 3 cuadras 12 cuadras 60 fanegadas 40 fanegadas 100 fanegadas

Hacienda La Paila Hacienda La Paila

FUENTE: Archivo del Ingenio Manuelita "Guavito". Información cedida por Eduardo Mejía.

La Compañía de Fomento de La Paila La venta de lotes a orillas del río Cauca puede considerarse de actividad innovadora si es comparada con el casi inexistente mercado de tierras del periodo colonial, pero este comercio es coyuntural pues su objetivo parece que estuvo encaminado a la con­ secución de capitales. La fundación de la Compañía de Fomento de La Paila, el 4 de marzo de 1873, revela un proyecto diferente. Los propósitos de esta empresa eran ex­ plotar y comercializar los terrenos de la hacienda La Paila; objetivos, que aunados al Mejía y Moncayo (1 9 8 7 ),pp. 6 0 ,8 4 ,8 5 y ss.;Holton (1981 ),pp. 4 4 1 -4 8 3 . [418]

Lisandro Caicedo: un empresario territorialcaucano

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de Caicedo y a sus hijds Emilia Coleado i Manuela Caicedo de Triona

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Lot» adjudicado a D. Crlítábol Coleado

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Jaim e Eduaido Londoño Motta

papel de los miembros de su familia como socios de accionistas, representan una innovación respecto a los desaparecidos circuitos mineros entre las haciendas del valle del Cauca y los yacimientos auríferos de la costa pacífica. Lisandro Caicedo, en representación de los miembros de su familia -María Ignacia Delgado de Caicedo, Manuela Caicedo de Triana, Emilia y Belisario Caicedo-, expidió un contrato de compra-venta y sociedad a favor de David R. Smith, presidente de la Compañía Minera y Constructora del Valle del Cauca registrada en Peoria (Illinois), por el cual vendía la mitad de los terrenos de la hacienda de la Paila y aportaba la mitad restante a la constitución de una sociedad denominada Compañía de Fomento de La Paila3'. La hacienda fue valorada en $60.000, las secciones que integraban esta propie­ dad fueron tasadas de la siguiente manera: Burila $20.000, el Medio $14.000 y la Paila $26.000. La mitad de estos terrenos fueron vendidos a Smith en $30.000, pagaderos en un contado de $2.000, los $28.000 restantes se cancelarían en anualidades de $2.ooo32. Realizadas estas transacciones, se constituyó la Compañía de Fomento de La Paila con un capital social de $60.000. El propósito de esta empresa era comercializar las tierras de la hacienda para conseguir el objetivo los socios decidieron estatuir dos ti­ pos de operaciones: [...] Primero. Fomento. Para este efecto, se procura fondos, por medio de empréstitos, sobre hipoteca, o venta de posesión de terrenos, o cederán, si fuere preciso porciones a título gratuito, en la forma más conducente a aumentar el valor de lo restante, con el fin se destina hasta la tercera parte de dichos terre­ nos, ad valoren, y segundo. Ventas. Cuando estas hayan de efectuarse sobre las dos terceras partes restantes su precio mínimo se fija así: terrenos ocupados por arrendatarios fanegada diez y seis pesos. $16. Terrenos en (ilegible) id. ocho pesos. = 0,8. Terrenos bajos montuosos de cultivo id. seis pesos. = 0,6. Terre­ nos inundables que se pueden secar id. dos pesos 0,2. Terrenos altos de monta­ ña inclusive la hoya de la Vieja, fanegada treinta centavos 0,03o33. Con la fundación de la Compañía de Fomento de La Paila, Lisandro Caicedo, amparado en lainmunidad que tenían las propiedades de los extranjeros, protegió la hacienda de una posible confiscación en una de las constantes guerras civiles. Igual-

31 Notaría Primera de Cali ( n p c ) (1873), Libro de Protocolos, escritura 65, sin número de folio; Preston (1983), pp. 210 y 211. 32 n p c ( 1873), p p . 210 y 211. 33 Ibidem.El capital social estaba representado por el valor de la totalidad de los terrenos de la hacienda de La Paila. [420 ]

Lisandro Caicedo: un empresario territorial caucano

mente, abriólaposibilidadde comercializarlatotalidadde losterrenosde La Pailay comenzó a realizartrabajos de adecuación y mejoramiento, que necesariamente de­ bían efectuarse en laszonas periféricas,iniciando potencialmente laexplotación de lazona de Burila.Hasta lafecha de lafundación de estaempresa, laúnica parte con compradores“potenciales”eralaorilladelríoCauca (véasecuadro 14.1),eláreamon­ tañosao deBurilapermanecía incultaydifícilmentealguienseaventuraríaaocuparla. Lavinculación en calidadde accionistasde losmiembros de su familialeconfirió a Lisandro Caicedo elcontrolaccionario de lacompañía, hecho que setradujo en la potestad de trazarlaspolíticasde direccióny en delegarlaadministración de laem­ presaaDavid Smith,quien fuenombrado representantede lasociedad en calidad de socio-gerente,sinque existieranlimitacionespara susfunciones,pero Caicedo sere­ servó elderecho de fiscalizarcuando loestimase conveniente.Este manejo lepermi­ tiótransferirtodo elpeso deltrabajoalempresario norteamericano ypermanecer al margen de losposibles conflictos,limitándose apercibirlasutilidades34. Lasactividadeseconómicas delacompañía corríanporpartesigualesenlorelativo a pérdidas y ganancias. Los socios decretaron en elartículo 8,prerrogativas para las señoras Emilia Caicedo y Manuela Caicedo de Triana, quienes tenían lapotestad de exigirlaentrega de porciones de tierra,alpreciomínimo fijado,como parteo por el valortotalde susacciones.En estecaso,elcapitalseconsiderabaproporcionalmente amortizado como sise tratara de una venta. Esta operación solamente seefectuaría una vez sedeterminaran loslotespara su ventay loslugares destinados para pobla­ ciones35.Un año más tarde,el12de mayo de 1874,Smith y Lisandro Caicedo celebra­ ron un nuevo contrato, adicionaly reformatorio de reconstitución de lacompañía, estableciendo una duración de 25 años para lamisma36. De lamitad de losterrenosde La Pailaque secomprometía acomprar, Smith sólo figuraadquiriendo ellotedelGuabito pertenecientea BelisarioCaicedo y ellotedel menor de edad CristóbalCaicedo37.La compañía sedisolvióel5de mayo de 1876 sin 34 N p c ( 1 8 7 3 ) , p p . 2 1 0 y 211. 35 A c e r c a d e e s t a b l e c e r p o b l a c i o n e s n o e x i s t e m a y o r i n f o r m a c i ó n . L a c o p i a d e l a e s c r i t u r a d e c o n s ti tu c i ó n d e la c o m p a ñ ía se e n c u e n t r a in c o m p le ta y e l L ib r o d e P r o to c o lo s d e 1873 n o a p a r e c e e n la N o t a r í a P r i m e r a d e C a l i, n i t a m p o c o e n e l A r c h i v o H i s t ó r i c o d e la c i u d a d . E n e s ta ú ltim a d e p e n d e n c ia , s ó lo fig u ra n u n o s p o c o s p r o to c o lo s d e d ic h o a ñ o , p e r o s a lta n d e l 1 al 31 d e m a r z o , i g u a l s u c e d e c o n e l í n d i c e q u e a p a r e c e a l f i n a l d e l o s d o c u m e n t o s . 36 A l i g u a l q u e e n e l c a s o a n t e r i o r , e l L i b r o d e P r o t o c o l o s d o n d e e s t á a s e n t a d a l a e s c r i t u r a n o a p a r e c e e n la n o t a r í a n i e n e l A r c h iv o H i s t ó r i c o d e C a li. E l f a l ta n t e d e lo s li b r o s d e p r o t o ­ c o lo s c o m p r e n d e m á s o m e n o s 2 0 a ñ o s , d e 1870 a 1890.

37 n p c ( 1 9 8 4 ) , L i b r o d e P r o t o c o l o s , e s c r i t u r a 7 1 y 7 2 ; N o t a r í a S e g u n d a d e P a l m i r a (nsp) ( 1 8 8 2 ) , L i b r o d e P r o t o c o l o s , e s c r i t u r a 17.

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Jaim e Eduardo Londoño M otta

dejardatos sobre elbalance de sus actividades. Los socios de común acuerdo anula­ ron losdocumentos públicosrelacionadoscon laspocas diligenciasefectuadasporla empresa. Lisandro Caicedo se comprometió a firmar un pagaré a favor de su socio por $2.000,pagaderosen diezmeses;yelnorteamericano quedó obligadoadevolver elplano de lahacienda de La Pailaen un plazo no mayor de tresmeses38. £1 contrato de administración con los Uribe Los resultados de la Compañía de Fomento de La Paila, lejos de desanimar a Lisandro Caicedo,loobligaron areestructurarsu políticaempresarialy acambiar de estrategia,sinperderelejeque articulabatodasuactividad:poblaryvenderlosterre­ nos periféricosde lahacienda de La Paila.Esta modificaciónesun ejemplo de lafor­ ma como Caicedo, con base en laexperiencia acumulada, perfeccionó su proyecto, evento que permite seguircalificándolode empresario territorial,pues lanueva for­ ma de explotación de lahaciendasiguiósiendo innovadora respectoalperiodo colo­ nialy a losobjetivos de lasociedad con David Smith. En esta oportunidad, Lisandro Caicedo continuo con la idea global que guió la relación con David Smith, pero moldeándola yprecisándola mucho mejor.No esta­ blecióuna compañía,por elcontrario,mediante un contrato de administracióndela hacienda de La Pailafirmado con Tomás Uribe Toro ysuhijoJulián-el24de octubre de 1877-,con una duración de cuatro años,decidió asumir “directamente”laexplo­ tación de estapropiedad y sus esfuerzos seconcentraron en mejorar su productivi­ dad yen poblarsuszonas periféricas.Paraalcanzarestepropósitodecidiódesarrollar políticasdiferentes.En elprimer caso,antelaimposibilidadde producirparaelmer­ cado mundial y losmercados regionales,reestructuróelcobro de rentascon elobje­ tivode superarlaescasezde capital;en elsegundo,desarrollóiniciativasdistintaspara ocupar yvender laparte baja a orillasdel ríoCauca y laparte altao área montañosa de Burila. Los Uribe secomprometieron a:cobrarelvalorde losarrendamientosvencidosy elserviciodepastaje,incrementarelvalordeestasrentascontactandoaotraspersonas interesadasen gozarde susprivilegios,vincularcultivadoresalazona montañosa y a lapartebajaaorillasdelríoCauca ybuscarposiblescompradores paralastierrasperi­ féricasdelahacienda.Elvalorde losarrendamientos secobraríaporaño vencido,des­ deel1dejuliode 1877hastalafinalizacióndelcontrato.Adicionalmente,Tomás Uribe y su hijo seresponsabilizaron de recaudar por elmismo rubro,losaños vencidos de 1874a1877y otrosanteriores.En contraprestación,Lisandro Caicedo lesreconocíael 38 N o t a r í a P r i m e r a d e P a l m i r a (npp) ( 1 8 7 6 ) , L i b r o d e P r o t o c o l o s , t o m o ú n i c o , e s c r i t u r a 1 2 4 , ff. 3 0 2 V -3 0 3 V .

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Lisandro Caicedo: un empresario territorial caucano

20% deltotalcolectado,una vezselepresentaralalistade todoslosarrendatarioscon elimporte canceladoyun mapa con eláreaocupada en esemomento. Eltotalapagar por cada arrendatario sedeterminaba con base en elúltimo recibo de pago y con la extensión del terreno que había cercado para su usufructo. Por cada fanegada debía cancelar $2.Sielocupante senegaba a cancelar elmonto de losaños 1876 y 1877,no cobrado por causa de laguerra civilque azotó alGran Cauca, elcanon seelevaríaa $4 por fanegada39. Elserviciodepastajefueuna nueva rentacobradapor LisandroCaicedo.Los Uribe teníanlamisión decomunicaralospropietariosdeganadoenlospotrerosdelGuabito, La Paila,y elMedio laimplantación de dicha renta. Estas personas debían cancelar en anualidades adelantadas,computadas a partir del primero de julio,cuatro reales por cabezavacuna, caballaro mular. Siuno de losbeneficiados no alcanzaba apagar en dinero,selerecibíaen especiecon lapromesa de valorarsusanimales ajustopre­ cio.Elmonto eracalculadocon baseenladeclaraciónde cadabeneficiario,quien debía informar de buena feeltotalde cabezas de ganado de su propiedad. Siseverificaba que estas excedían alnúmero testificado inicialmente, la cantidad total a pagar se cuadriplicabade inmediato. Porestaslabores,Tomás y JuliánUribe percibíanel25% de todo locolectadoy elderecho apastarsinningún costo300 cabezas de ganado,de estacantidaden adelante quedarían sujetosalpago estipulado para losotrosbenefi­ ciados40. El incremento de esta renta estaba sujeto alasgestionesefectuadas por losUribe para conseguir otros beneficiarios, quienes debían cancelar de acuerdo a lastarifas establecidas.Tomas y JuliánUribe teníanlaobligaciónde destinarel25% de locolec­ tado a labores de limpieza y mejoramiento de potreros. El cercado de futuros lotes para este fincorría por cuenta de su propio peculio,esta faena debían realizarseen lospredios de Murillo y de lasCañas41. La reestructuración de laspolíticasde poblamiento de lastierrasa orillasdel río Cauca pasó por definir con mayor claridad ellugar para laventa de loslotesy por ofrecermayores facilidadespara lainstalaciónde nuevos arrendatarios.Las áreas de venta quedaron comprendidas entreelríoCauca y elzanjón Mulato (véasemapa 1). Los Uribedebían demarcar dichosterrenostrazandolíneasparalelasdelríoalzanjón, dejando por elcentro o por laorilla del Mulato un callejón con laentrada de cada lote.Elpreciodecada fanegada setasóen $16paraloslotescercadosyen $10 paralos 39 A c a d e m i a d e H i s t o r i a L e o n a r d o T a s c ó n (ahlt) ( 1 8 7 7 ) , N o t a r i a l e s , L i b r o d e P r o t o c o l o s , e s c r i t u r a 2 8 1 , ff. 4 1 5 y 415V . 40 I b i d e m , f f . 4 1 7 V y 4 1 8 . 41 I b i d e m .

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Jaim e Eduardo Londoño M otta

no çercados. Elpago seefectuaba cancelando de contado el30 o 40% delvalortotal, elsaldorestante“en seisyseismeses”contados desde lafechadeventa.Siun compra­ dor solicitabaun plazo mayor, seleaceptaba con lacondición de pagarel1% de inte­ résmensual. Por laconsecución de compradores, Juliány Tomás Uribe percibían el 15% de comisión del totalrecaudado42. Los arrendatarios conseguidos por losUribe eran ubicados en lastierrasbajasde laPaila,gozaban de tresaños de gracia por losterrenos ocupados y por elpastajede losanimales delabranza,siempre ycuando su número no superaralosdiez.Cumpli­ do este tiempo, quedarían sujetos alpago de lastarifasestablecidas.Además de los privilegiosreseñados en cada caso,Lisandro Caicedo revalidóalosUribe lapromesa de ceder gratuitamente la mitad de lapropiedad de los terrenos inundados perma­ nentemente,siemprey cuando,lograransecarlosutilizandosuspropios recursos,re­ servándose elderecho de precisarlaveracidad de laoperación43. La políticaempresarialcon losterrenosdelazona montañosa o deBurila,todavía incultos, fue diferente. Su comercialización y explotación dependía de procesos de poblamiento dirigidos.Por estemotivo decidió crearun núcleo de colonización,ce­ diendo tierras en pequeños lotes alternos e impulsando laexplotación de minas y salinas.Para lograreste propósito, Lisandro Caicedo destinó 10.000 fanegadas para otorgar,sincosto alguno, lotescon una extensión máxima de 25 fanegadas,siun co­ lono queríaun áreamayor secomprometía avenderleelterrenoapreciojusto.Igual­ mente,autorizabalaexplotaciónde minasysalinasdescubiertas,dividiendopormitad, previoarreglo,elproducto de estas.Porlaconsecución de losnuevos arrendatariosy colonizadores de laparte montañosa, Tomás y Julián Uribe gozaban de los mismos privilegios de los recién llegados,además disponían de lotes,ubicados en lasorillas del ríoCauca y lazona montañosa, para cubrir posibles créditos. Lisandro Caicedo exceptuaba de todo compromiso elsalado de Burila,con un radio de 30 cuadras ala redonda44. De igual forma que en laCompañía de Fomento de La Paila,en elcontrato con Tomás Uribe Toro y su hijo Julián, elprimero de los citados quedó revestido con amplios poderesjudicialesyextrajudicialesparacumplir con laadministraciónde la hacienda. En ambos casos,laúnica intervención de Lisandro Caicedo eralade fisca­ lizarloslibrosdecuentaseinspeccionareldesarrollodelostrabajos,siempreycuando loestimase pertinente45.El resultado de lagestión administrativa de losUribe no ha 42 A H L T (1877),N o t a r i a l e s , 43 I b i d e m , f f . 4 1 0 , 4 1 8

44 I b i d e m , f f . 4 1 8 V y 4 1 9 . 45 I b i d e m ,

ff.417Vy419V. [4M ]

L ib ro d e P ro to c o lo s , e s c r itu r a

y4 1 8 V .

281f f . 415V-417.

Lisandro Caicedo: un empresario territorial caucano

sidoevaluado;sinembargo, ladinámica alcanzadapor lacolonización de lahoya del Quindío desbordó elproyectode Caicedo,quien debió reestructurarnuevamente sus actividadesempresariales. La compañía Burila La frontera del Quindío se inicia con un proyecto de poblamiento estatal.Rápi­ damente elflujode inmigrantesoriginó un proceso de colonizaciónespontáneo,que en elmomento de efectuarse el contrato con los Uribe, se encontraba bajando de Salentohacialosvallesformados por losríosBarragán ylavieja (véase mapa 2)46.La dinámica alcanzadapor esteproceso cortócualquierposibilidadde éxitoalasinicia­ tivasempresariales de Lisandro Caicedo, pues ninguna persona estaba dispuesta a pagar un arrendamiento, comprar un lote o establecerse en una parcela delimitada deantemano,antelaperspectivadeobtenerun pedazo detierrasincostoalguno,cuyo tamaño dependía desucapacidadde trabajo.Laventade tierrasaorillasdelríoCauca solamente serealizóesporádicamente,característicaque permite calificarestaactivi­ dad de pírrica.Entre 1876 y 1878 sevendieron solamente 12cuadras y 100 fanegadas por un valorde $1.008,en 1884sevendieron otras100 fanegadaspor $400.No existen datossobrelosmontos recaudados por elconcepto de arrendamientos,sinembargo, esposible sugerirque estarentano ofreciólosréditosesperados (véasecuadro 14.1). Esta eventualidad exigió a Lisandro Caicedo un nuevo cambio en sus políticas empresariales.Sus actividadesdebieron enfocarsehacialacolonizacióndelQuindío. Peroestadecisiónestabamediada por una circunstanciadesfavorable:lahaciendade La Pailano abarcabalazona donde, en eseinstante,loscolonizadoresllegadosde di­ ferentes regiones del país desbrozaban laselva.Este inconveniente lo obligó a dejar de lado susproyectoscon laparteplana.Elpoblamientoylaventadelastierrasde las orillasdelríoCaucayelcobro de losarrendamientoslocompele aconcentrarseen la parte montañosa o de Burila, terrenos que eran de su propiedad, según ladivisión realizadade común acuerdo con losmiembros de su familiaen 1868. Eldesplazamiento hacialazona montañosa eralaúnica alternativaque lequeda­ ba aLisandro Caicedo parasacaradelante susproyectosempresariales.Sinembargo, estecambio solamenteteníasentidosilograbavincularsealmercado de tierrasabierto por los procesos de poblamiento del Quindío. Conocedor de que su propiedad no abarcaba laszonas donde seencontraban losnúcleos de colonización,Caicedo esta­ bleció,en 1884,un juiciodedeslindedelahaciendadeLa Paila,diligenciaquelepermi­ tió jugar hábilmente con los linderos de este predio y correr el límite occidental

46 Sánchez ( 1982), pp. 52- 67; Cadena ( 1988), pp. 15- 20. [425]

Lisandro Caicedo: un empresario territorial caucano

-correspondiente a lazona montañosa o de Burila de lacadena de orden, conocida con elnombre de “sierrade losPijaos”- hasta lacima de laCordillera Central. Esta maniobra leposibilitó incorporar casilatotalidad de lahoya del Quindío a sus do­ minios47. Lasdiligenciasde deslindefueroncomplementadas con dosiniciativasadicionales. La solicitudalgobierno nacionalde un derecho paraconstruirun camino que comu­ nicaraalTolima con elCauca porAnaime yeldiseño y lafundación de lacompañía Burila.El único dato que seconoce sobrelaapertura de estavíaeselque figuraen la escritura de constitución de laempresa Burila.Al parecer lasolicitud no prosperó, pero esun claroejemplo de lavisiónque teníaLisandro Caicedo sobrelaposibilidad de sacarprovecho de lacolonización delQuindío48. Consciente de losconflictosque propiciaríaeldeslindede su propiedad, motiva­ dos por laapropiación indebida de terrenos baldíos, y sabedor de lamagnitud del proyectoque pretendíainiciar,LisandroCaicedo diseñóun tipodesociedadque fuera suficientementeatractivaparalaelitecaucanay manizalita.El25de noviembre de 1884 constituyó en Manizales lacompañía Burila, sus socios eran un grupo de empresa­ riosliberalesyconservadores,en sugran mayoría caucanos,pertenecientesalaselites de Popayán, Cali,Buga y Tulúa,unos pocos de Manizalesy algunos extranjeros.Mu­ chos desempeñaron importantes cargos políticosadministrativosyvariosde ellosfi­ guraron en elproyecto regenerador de Núñez49.La vinculación de los caucanos le garantizaba ladefensa de sus intereses mediante elpoder de sus cargos políticos y, como siestofuerapoco,elpoder utilizarlaexperienciade sussociosde Manizales en asuntosdecolonización,puesestosteníanlaresponsabilidaddeenfrentardirectamen­ tealoscolonos perjudicados por lasactividadesde lacompañía (véase cuadro 14.2). Con lafundación de lacompañía Burila,Lisandro Caicedo seconsolidó definiti­ vamente en calidadde empresario territorial.Eldiseño y lafundación de esta socie­ dad representó un cambio radical, innovador, respecto a las formas de explotación de lasunidades productivas en elperiodo colonialy alaspropuestas que había efec­ tuado con lacompañía de Fomento de La Pailay con elcontrato de administración realizadocon Tomás Uribe Toro y suhijoJulián.Esteproyecto fueun nuevo esfuerzo en labúsqueda de estructuraralternativas productivas para lahacienda de La Paila. Eldeseo de vincularsealcomercio de tierrasabiertopor lacolonizacióndelQuindío

47 L o n d o ñ o M o t t a ( 1 9 9 3 ) , p p . 3 3 - 5 0 . U n a v e r s i ó n d i f e r e n t e d e e s t e p r o c e s o s e e n c u e n t r a e n la s o b r a s c i t a d a s d e C h r i s t i e , P a la c io s , P a r s o n s , C a d e n a , V a le n c ia y T o v a r P i n z ó n . V é a s e m a p a 3. 48 N o t a r í a P r i m e r a d e M a n i z a l e s ( n p m ) ( 1 8 8 4 ) , L i b r o d e P r o t o c o l o s , t o m o 11, e s c r i t u r a 6 9 3 , f. 1 0 3 3 . 49 C a d e n a ( 1 9 8 8 ) , p . 2 0 ; C h r i s t i e ( 1 9 8 6 ) , p p . 3 3 y 3 4 .

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Jaim e Eduardo Londoño M otta

locompelió auna modificación de suspolíticasempresarialesyleexigióeldiseñode una propuesta ambiciosa, variación que no ocultaba hilos de continuidad con los proyectos anteriores.Caicedo conservó laprotección de sus redesfamiliaresy elob­ jetivo de establecer negocios con laventa de tierras,pero estableció para la nueva compañía un amplio y atractivo campo de operaciones que lepermitía vincular y fusionar un gran número de accionistasen ladefensa de sus intereses.

Cuadro 14.2. Accionistas de la compañía Burila (1884) Nombre del accionista

Ciudad Popayán

General Eliseo Payán, general Ezequiel Hurtado, Federico Restrepo, Ignacio Martínez, Manuel María Castro, Primitivo Valencia, Joaquín de Caicedo, Luis J. Uricochea, Juan de Dios Ulloa, Eduardo Holguín, Rafael Reyes, Diego Caicedo, Eladio Valencia, Vicente Romero, Banco del Estado del Cauca.

Cali

Lisandro Caicedo, Belisario Caicedo, Ramón Sinisterra, Eustaquio Palacios, Jaime Otero, Belisario Zamorano, Julio Bertín, Belisario Buenaventura, Manuel Carvajal, Luis J. Lozano, Gregorio Velázquez, C. H. Simmonds, Ellas Reyes, Leopoldo Triana, Virginia C. de Buenaventura, Emilia Caicedo, Manuela Caicedo de Triana, José María Payán, Manuel Buenaventura

Buga

Fortunato Cabal, José María Cabal H, José María Rivera G., Francisco Sinisterra, José María Domínguez E., Francisco Sinisterra M., Juan de Dios Borrero, Narciso Cabal C., Pedro V. Martínez 0., Manuel Antonio Sandemente, Lucio Antonio Pombo, Manuel María Sandemente, Liborio Quintero

Tuluá

Francisco Felipe Martínez, José María Buenaventura, Luis María Marmolejo, Genaro Cruz, Luis González, Próspero Roldán, Jonás María Wallens

Santa Rosa de Cabal Manizales Ciudad desconocida

Presbítero Juan Nepomuceno Parra, Pedro Antonio Montoya Víctor Cordovés, Manuel María Grisales, David A. Ceballos, Salomón Ceballos, Marcelino Arango Simón López, Félix Bianco

FUENTE: NPM (1884), Libro de Protocolos, tomo II, escritura 693, ff. 1029-1036. Valencia Llano (1994), pp. 362-365.

La empresa Burilafuecreadacomo una sociedadanónima, con una duración ini­ cialde 25 años y un objetivo muy claro: [...]laexplotación de lastierrasde Burila,cuyos linderosseexpresarán en laescriturade asociación,laexplotación de minas, salinas,y carboneras exis­ tentes en dichos terrenos, de loscuales lasociedad se reserva lapropiedad, y

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Lisandro Caicedo: un empresario territorial caucano

MAPA

Ns 3

C R O Q U I S H A C I E N D A DE LA P A I L A

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cualesquieraotrasespeculacionesque determineelconcejodirectivoo laasam­ bleageneral50. Estepropósitoescomplementado con variasdisposiciones,tendientesaldesarro­ lloy fomento de lacolonización, con elfinde atraerhacia losterrenos de Burila la mayor cantidad de colonizadores posibles: [...]En ellugar más adecuado de los terrenos y allá donde se crea que pueden empatarselastresvías,ladelTolima porAnaime,ladelValledelCauca por laPaila,ylade Antioquia por Circacia,lomás cercaposiblede losríosBa­ rragányQuindío,quejuntos forman elcaudaldelaVieja,consultandolasme­ jores condiciones de salubridad, clima, y topografía, reserva lacompañía un gran lote de 4.000 fanegadas [2.560 hectáreas] de forma regular.Artículo 41. En elcentro de ese globo de tierrase demarcará elárea para una ciudad con una extensión de cuatrocientas fanegadas [...]lo demás delgran lote alrede­ dor de esaárea seadjudicará atítulogratuito,alosnuevos pobladores,sean o no accionistas,con lotescuadradosdeveinticincofanegadas [16 hectáreas] por familiacon lacondición de ocuparla con cultivosy de que pierden lapropie­ dad con elhecho de abandonarla.Estosmismos pobladores tendrán derechoa un solarde laciudad a títulogratuito,con talque edifiquen en él51. El capital inicialde laempresa fue de $100.000, precio de las200.000 fanegadas -128.000 hectáreas-que Lisandro y Belisario Caicedo vendieron a lacompañía para su constitución. Este capital fue dividido en 1.000 acciones, cada una equivalente a 200 fanegadas y tasadaen $100. Por lacompra de cada acción,elsocio obtenía dere­ cho exclusivosobreun lotede 100fanegadasygozaba delasfacilidadesofrecidaspara sucancelación.Del totaldelpaquete accionario,loshermanos Caicedo sereservaron 400 como parte del pago del terreno vendido, los 600 restantes se dejaron para los otrossocios,quienesadquirieron 163,yparacancelaralosCaicedo $20.000 que seles adeudaba por laventa a lasociedad de losterrenosde Burila”. Como todasociedadanónima, lacompañía Burilateníaun capitalreal-latierrayun capitalficticio-lasacciones-.Lasaccionessevalorizabanen losmismos estatutos de fundación:

N P M ( 1 8 8 4 ) , L i b r o d e P r o t o c o l o s , t o m o 11, e s c r i t u r a 51 N P M ( 1 8 8 4 ) , L i b r o d e P r o t o c o l o s , t o m o 11, e s c r i t u r a 52 I b i d e m ,

ff. 1029, 1029V y 1030 .

[430]

693,f f . 1029V. 693,f f . 1029V,1032Vy 1033.

Lisandro Caicedo: un empresario territorial caucano

A cada una de las mil acciones se le asigna un lote de terreno de cien fanegadas con dominio exclusivo, cuando la acción representaba doscientas fanegadas por cada acción vendida. Sisuponemos laventa total de lasaccio­ nes,lacompañía no soloteníaloscien mil pesos del capital [...]sinotambién cien mil fanegadas como fondo de fomento, que en lapráctica constituye la ganancia de losfundadores y promotores53. EstaparticularidadconvirtióaBurilaen una opciónatractivaparalaelitecaucana, que aladquirir sus acciones se vinculaban almercado de tierras de lacolonización del Quindío y diversificaban sus actividades económicas, en un momento en elque lanecesidadde concentrarcapitalesesuna prioridad inaplazable.Elcomportamien­ tode laelitede Manizales fue diferente: inicialmente,apenas sicompraron acciones y,con elpaso del tiempo, comprendieron lasbondades del proyecto y participaron activamente en él,logrando Daniel GutiérrezyArango elcontrolde estaempresa en lasprimeras décadas delsigloxx54. Paralograrelcontroladministrativo,debidoalaltonúmero de sociosfundadores de lacompañía Burila,LisandroCaicedo desarrollóuna estrategiadiferenterespecto a sus proyectos anteriores: sereservó,junto a su hermano Belisario,el40% deltotal delpaqueteaccionario,factorque lepermitíacontrolarlaasambleageneraly,portanto, dictar las medidas administrativas más convenientes para sus intereses, como por ejemplo,designargerente.Laasambleageneralcontemplabados tiposdesesiones,una ordinariay otra extraordinaria: laprimera deliberaba el24 de febrero de cada año, con elnúmero de accionistasque concurriera;lasegunda debíacitarseporelconcejo administrativo o por un número de accionistaspor lomenos con ladécima partedel capital social de lacompañía en su poder y la mitad más una del total de acciones suscritas.La votación seefectuaba de acuerdo alnúmero de acciones de cada socio: de una acción hastacuatro seteníaderecho a un voto;de estacifraen adelante,cada cuatro acciones representaban un voto.Ningún accionista podía obtener más de 50 votosy lasfracciones de voto no secontabilizaban”. Losantecedentesdelaempresa Burila,eldiseñodelamisma realizadoporLisandro Caicedo -fruto de laexperienciaen susanterioresproyectos-,lacomposición accio­ nariaenelmomento desufundaciónyenelinformeelevadoalaasambleaen 1890-en los que sobresalen las elites del Gran Cauca- y la actitud ambivalente de la elite

53 C a d e n a ( 1 9 8 8 ) , p p . 2 4 y 2 5 . 54 I b i d e m , p p . 2 3 y 2 4 .

55 NPM (1884),o p . c i t . , f. 1030Vy 1031.L i s a n d r o

c o n ta b a c o n

50v o t o s ,

f u e r a d e lo s a p o r t a ­

d o s p o r lo s m i e m b r o s d e s u f a m ili a , lo q u e le p e r m i t í a c o n t r o l a r a m p l i a m e n t e la c o m p a ñ í a .

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manizalitarespectoasuparticipaciónen estasociedad,refutanelmodelo de coloni­ zación propuesto por James Parsons.En 1884,loscaucanoscontrolabanel95,56% del totaldeacciones.De esteporcentaje,Lisandroysuhermano Belisarioteníanun 40%, sincontarlasaccionesde losotrosmiembros de lafamilia,cifraque de acuerdo alos estatutos,en lo tocante a lavotación en laasamblea general, lespermitía controlar administrativamente lacompañía (véase cuadro 14.3). Cuadro 14.3. Accionista de la compañfa Burila en 1884 y 1890 Accionistas 1884 Ciudad

Popayán Cali Buga Tuluá Manizales Santa Rosa Otras ciudades Total

Accionistas 15 18 13 7 5 2 2 63

Acciones 48 455 23 13 18 4 3 564

Accionistas 1890 Ciudad

Manizales Palmira Cali Bogotá Buga Tuluá Aranzazu Zarzal Circacia Santa Rosa Salento Toro Popayán Total

Accionistas 27 16 7 5 3 3 2 1 1 1 1 1 1 69

Acciones 83 20 488 9 12 4 2 1 1 1 1 1 1 624

FUENTE: NPM (1884), Libro de Protocolos, tomo II, escritura 693. "Informe que el Gerente de la Empresa Burila dirige a la Junta General de Accionistas en el año de 1890", publicado en La Voz del Sur, No. 18, abril 27 de 1890. Documento cedido por Olga Cadena Corrales.

A favor de Parsons debemos argüir que su trabajo estáenfocado hacialosproce­ sos de colonización espontánea, con un objetivo muy claro: estudiar la“ocupación

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Lisandro Caicedo: un empresario territorial caucano

de lasnuevas tierras”por parte de loscolonos antioqueños;loscolonizadores proce­ dentes de otrasregionesdelpaísno figuranen lospropósitos de laobra.Comentario similarpodemos realizarparalascompañías colonizadoras,que aparecenen elrelato sin un análisissólido y profundo de sus actividades.En elcaso de Burila,solamente hay una reseñasuperficialy sincontexto de su origeny de losconflictosque sostiene con loscolonizadores de laregión.Igualacontece con lacolonización estatal,moda­ lidadque no esauscultada por esteinvestigadorextranjero. Estasacotacionesrevelanlaaceptaciónpasivaylaaplicaciónmecánicaporlahisto­ riografíacolombiana del modelo de colonización propuesto por James Parsons.Los antecedentes delaempresa Burilaylaparticipaciónde loscaucanos demuestran que losempresarios y loscomerciantes antioqueños no fueron los únicos colonizadores delQuindío.Asimismo, alaregiónllegaronhombres ymujeres procedentes de dife­ rentesregionesdelpaís,que no pasaron desapercibidosparalasautoridadesdelGran Cauca yque no pueden serdesconocidosporloshistoriadorescolombianos.La única forma de incorporarlosalahistoriaesmediante laconstrucción de modelos de colo­ nización alternativosalplanteado por James Parsons. Con lacompañía Burila,Lisandro Caicedo desarrollóuna estrategiaque no había adoptado con laSociedad de Fomento de La Pailay en elcontrato con losUribe:uti­ lizarlaprensa para difundirsus objetivose identificarlosagentes que larepresenta­ ban en diferentespueblos de Antioquia, Tolima y elCauca (véase cuadro 14.4).Este recursoesun factormás que debe tenerseen cuenta en elmomento de evaluarelca­ rácterinnovador de lapropuesta de Caicedo. En elperiódico El Aviso, en asocio con VíctorCordovésyMarcelinoArango,publicóun anunciotitulado“Buen negociopara todos”,en elque aclarabalasparticularidades de laempresa: Como aún hay personas que por faltade datos ó de estudio no sehan penetrado delaimportanciadelaEmpresa deFomento yexplotaciónde“Burila”-esencialmente compleja- vamos a publicar lo que creemos conducente á dar luz en elasunto, y a persuadir de que elnegocio seráuna realidadde resultadossatisfatórios. Elvalorde cada acción esde $100 de Ley,que sepagará así:$20 alsuscribirse,$20 un mes después de que seotorgue laescriturade asociación,y elresto,$60,en men­ sualidades de $5.El terreno seconsidera dividido para su ocupación en lotesde 400 fanegadas,lo que equivale próximamente á una milla cuadrada, resultando en todo elterreno 500 lotesó sean 200.000 fanegadas. Los suscritorespor menos de 4 accio­ nes sólo tomaran lotesalternos de 100 fanegadas,y losde más de 4 acciones podrán tomar lotesde 400 fanegadas, ó de 100,a su voluntad. Estos lotes serán numerados, y la Sociedad se reserva los números impares. Los paresson ocupables.Cuando alosinteresesdelaSociedad convenga,elConsejo ofre-

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ceráálaventa,en todo ó parte,lasaccionesde fomento alprecio de lacotización,así como elseñor doctor Caycedo ofrecerá lassuyas cuando y como leconviniere56. En lamisma edición pero en una página diferente,losanunciantes resaltaban la importanciadelosprocesosdecolonizaciónqueacaecíanysedesarrollaríanenlazona donde seencontraban sus tierrasy tendían un puente a loscolonizadores afectados por laempresa. Elobjetivoeravincularestaspersonasen calidaddeaccionistas,para asíevitar conflictos que colocaran en entredicho lapropiedad reclamada por Burila sobre estos territorios.De esta manera, selegitimaban lasoperaciones de lacompa­ ñíayseiniciabauna segunda fase,lamás importante:vender tierrasalospequeños y medianos colonizadores que se habían instalado desde años atrás en la región del Quindío eimpulsarlallegadadenuevos colonos,que necesariamentecompraríanlotes para erigirsus parcelas: Medítese un poco en losalcances de estaEmpresa, y secomprenderá que estáen víade apoderarse de lasmejores tierrasy de todas lasriquezas de nuestros descono­ cidosyno exploradosAndes centrales,ensusdosflancos,quesedilatanalsurdeBurila y de lanueva y floreciente población de Anaime, en elTolima. No faltarán colonos que avanzen en lasexploraciones estimulando por propio interés, sabiendo que la Sociedad vá detráscon medios suficientesensachando más y más susexplotaciones. Los pobladores que ya tienen ocupados terrenos como baldíos,sepondrán en buen predicamento siendoaccionistas.Lasdificultadesque pueden ocurriren laocupación deloslotes,lasresolveráalláen elterrenoun agentede ella,quien deberá serpersona de toda confianza y entendida. Cuatro individuos que representen una acción cada uno, pueden tomar un lote de 400 fanegadasy distribuírselo.Sino pueden juntarse,puede uno sólotomar en el loteque eligierede lospares sus 100 fanegadas en un cuarto de esecuadrado. Como sevé,lomás conveniente seríatomar cuatro accionespor lomenos. No estálejanoel díaen que un accionistavenda latierraque ocupe ó pueda ocupar, por elquintuple de lo que hoy vale; independientemente de sus acciones, cuyo valor puede elevarse indefinidamente. La circunstancia de que lacorriente de inmigración antioqueña avanza hacia el Sur por lacordilleray pisaya esosterrenos,nos hace presumir que laocasiónespro­ picia para elestablecimiento de esta sociedad colonizadora, que va á franquear ese vastoterritorioágentesquebuscan tierrafértil,trabajoyconsiguientebienestar.Pron­ tohabrá pobladores en gran número, y desaparecerá eseinmenso desierto,enseñan-

56 E l A v i s o ( 1 8 8 4 ) , M a n i z a l e s , a ñ o 1, N o . 1, s e p t i e m b r e 1 0 , p . 5 .

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Lisandro Caicedo: un empresario territorial caucano

do alosojosatónitos delavisado colono lostesorosque guardan susselvas.Ellector no necesitaestar dotado de gran penetración para comprender que laSociedad, en no lejanotiempo,tendrábeneficiosde no poca entidad,derivadosantesque de otros, de estos incidentes.Los títulosde propiedad han sido estudiados en estaciudad por abogados competentes y declarados irrefragables,y eldeslinde practicado en toda forma de derecho57. Un anuncio similaralpublicado en El Aviso fueeditado en Calien elperiódico El Ferrocarril. Elcontenido resaltabalasoportunidades que ofrecíalacompañía Burila aloshombres emprendedores delGran Caucayaaquellaspersonasque buscan mejo­ rarsusuertepor medio deltrabajo58.La difusiónen losperiódicosde losnombresde los representantes de la empresa en los diferentes pueblos del Cauca, Antioquia, QuindíoyTolima,además delcarácterinnovadorrespectoaotrassociedadessimilares y alosproyectosanteriores,ilustraelintentode Lisandro Caicedo de tenerpresencia permanente de laempresa Burilaen toda lazona de colonización,susáreasaledañas yloscentrosde decisiónpolíticay económica delGran Cauca. De estamanera, agili­ zaba laventa de accionesy de tierrasy asumía lasdemandas interpuestas por eldes­ linde realizado en 1884. Los conflictos por eldeslinde de lastierrasde Burila y por laspretensiones de la compañía comenzaron casiparalelamente con eldeslinde de lahacienda de La Paila en 1884.Los fallosjurídicos favorablesasus interesesotorgaron vía libreasusactivi­ dades, hecho que seapreciaen lavinculación de nuevos accionistas.La acogida que tienelaempresa Burilaylasperspectivaseconómicas abiertaspor lacolonizacióndel Quindío llevanaLisandro Caicedo aseguirlaapropiación indebida de tierraspúbli­ casy privadas. En 1886 establece un nuevo juicio de deslinde para lalínea sur de la zona montañosa de lahacienda de La Paila,cuyo derecho había salvaguardado en la delimitación de 1884.Desgraciadamente,lamuerte losorprendió en Manizales,el26 dejuliode 1891,y sus herederos no continuaron con ellitigio59. Elbalancefinaldelasactividadesde Buriladurantelaadministración deLisandro Caicedo esdesconocido.Elinformepresentadopor elgerenteen 1890 no esmuy hala­ güeño. Solamente debemos destacarlallegadade nuevos socios,que no alteraron el balances de poder de lacompañía. La empresa siguiócontroladapor losCaicedo y la elitecaucana hastalaprimera década delsigloxx (véasecuadro 14.3). La mortuoria de Lisandro Caicedo, registrada en Palmira en 1921, no arroja un balance positivo de sus actividades empresariales con Burila y con los terrenos res57 I b i d e m , p . 6 . 58 E l F e r r o c a r r i l ( 1 8 8 4 ) , C a l i , N o . 2 6 3 , o c t u b r e 3 , p . 1 0 4 9 . 59 L o n d o ñ o M o t t a ( 1 9 9 3 ) , p p . 4 7 - 5 0 .

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Cuadro 14.4. Agentes de la compañía Burila Agentes en Antioquia, Quindfo y Tolima PUEBLO Manizales María San Francisco Santa Rosa Pereira Finlandia Salento Nelra Aranzazu Filadélfia Salamina Pácora Aguádas Pensilvania Soledad Villahermosa Líbano Anaime Agentes en el Cauca PUEBLO Popayán Santander de Quilichao Cali Palmira Buga Tuluá Roldanlllo Zarzal y La Paila La Victoria El Naranjo Cartago Supla

AGENTE Víctor Cordovés, Marcelino Arango, Pedro González Juan Mejía Teodoro Jaramillo Luis Arango Enrique Posada Eleuterio Trujillo, Eufrasio Jaramillo Rafael Ocampo, Isidoro Flórez , Eleazar Gómez José Marla Osorio Pedro Jaramillo Alfonso Macfas Genaro Mejía Domingo Hincapié Ezequiel Gavina Julio Echeverri Antonio Zoluanga Isidro Parra Emiliano Botero AGENTE Ignacio Martínez Ricardo Gutiérrez Belisario Buenaventura Santiago M. Eder Francisco Sinisterra J. M. Buenaventura José M Piedrahita Víctor Triana Miguel Dávila Gonzalo Echeverri Jesús M., Vallejo Bartolomé Chávez

FUENTE: El Aviso (1884), Manizales, año 1, No. 1, septiembre 10, p. 6. El Ferrocarril (1884), Cali, No. 263, octubre 3, p. 1049.

tantesdelahaciendade La Paila.Susbienesfueron tasadosen $3.000ysuspasivosen la misma cantidad. En este documento figura como poseedor de 250 acciones de la compañía Burila,valoradas por losperitosa $3,20,cantidad muy inferiorsilacom­ paramos con los $100 que costaban en 1884, año de fundación de la mencionada empresa60.Sin embargo, es prematuro calificarlo como empresario fracasado, aun 611 NPS ( s .

f .) , L i b r o d e P r o t o c o l o s , e s c r i t u r a 4 9 .

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Lisandro Caicedo: un empresario territorial caucano

faltanestudios de caso para tener una visión de conjunto de sus actividades empre­ sarialescon lahacienda de La Paila. Al margen de suséxitoso fracasoscomo empresario territorial,lapartedestacable de lasactividadesde Lisandro Caicedo fuesu capacidad de diseñary desarrollarpro­ yectos empresariales con las tierras de La Paila.Estas actividades pueden calificarse de innovadorascomparadas conlasformasdeexplotacióndelasunidadesproductivas en elGran Cauca durante lossiglosxvin y xix,y con laforma como con base en la experiencia acumulada en cada proyecto reestructura su políticaempresarial, hasta diseñar lacompañía Burila. Los antecedentes de esta empresa y laparticipación de laselitescaucanasen calidaddeaccionistassirvenparadesmitificaralosempresarios y comerciantesantioqueños como losúnicoscolonizadores delactualdepartamento delQuindío yde lasestribacionesde lascordillerasCentraly Occidental en eldepar­ tamento delValledelCauca. Anexo 14.1

La hacienda de la Paila, una semblanza histórica El origen de lastierrasde lahacienda de laPaila se remonta alsigloxvi, cuando los terrenos comprendidos entre elrío Cauca aloccidente, lasierrade los Pijaos al oriente,elríoBugalagrande alsury elzanjón delosLimones alnorte;fueron adjudi­ cados por lacorona española,en calidad de mercedes de tierras,a varios conquista­ dores por los servicios prestados, especialmente por su lucha contra los indígenas pijaos. Estas concesiones originaron estancias de pan coger, dedicadas alcultivo de maíz, plátano y caña de azúcar, y para ganados, especializadas en la cría,levante y engordede resesdestinadasalsurtirlosdistritosmineros ylosmercados locales.Pos­ teriormente,por herencias,ventasy pleitosjudiciales,estosterrenos pasan a manos de los hermanos Juan Francisco y Juan Jacinto Palomino, quienes conformaron la hacienda de La Paila.Al morir elprimero de loscitados,lastierrasquedaron en ma­ nos de su hermano, Juan Jacinto Palomino6'. Juan Jacinto Palomino fue vecino y encomendero de Toro, alcanzó elgrado de maestro de campo por su lucha contra losindios noamades y chocoes.Además de la hacienda de La Paila,eradueño de lahacienda ElDovio en elVallede Cajamarca,de lamina de SantaAna y de losterrenosdelHato de Lemos o San Juan de Las Palmas. Almoriry antelafaltade herederos,susbienespasaronamanos de laIglesia,en cali­ dad debienesde manos muertas,pertenecientesalasBenditasAlmas delPurgatorio62.

61 G o n z á l e z L l a n o s ( 1 9 5 9 ) , p p . 4 0 - 4 4 ; N o t a r í a P r i m e r a d e T u l ú a ( n p t ) ( 1 8 8 6 ) , J u i c i o d e d e s ­ li n d e d e la s ti e r r a s d e B u r ila . D o c u m e n to c e d id o p o r A r m a n d o B a e n a . 62 C o l m e n a r e s ( 1 9 8 3 ) , p p . 8 4 y 8 5 .

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Jaim e Eduardo Londoño M otta

Como albacea con derecho de administración de estos bienes, fue designado el regidorde Cali,Juan de Caicedo,hijode un antiguocompañero de armas de Juan Ja­ cintoPalomino.Caicedo secomprometía afundaruna memoria de misasparaelbien delasalmas delpurgatorioyaerigircapellaníassucesivasdestinadasasostenerlaedu­ cación de un aspirante a sacerdote,quien seguía gozando de este privilegio una vez ordenado63.Estasfunciones seestipulaban por medio de un contrato,con una dura­ ción de 5a 10 años, renovable cada vez que eladministrador rendía cuentas ante el representante eclesiásticoen Popayán y sedeterminaba elmonto de larenta para el nuevo período. La familia Caicedo administró estos bienes hasta 1840, año en que José María. Caicedo y Zorrilla,padre de Lisandro,analizólascláusulas44 y 45 deltestamento de Palomino y argumentó que éste no tenía la intención de realizar una fundación amayorazgada, sino de efectuar una fundación piadosa de misas en sufragio de las BenditasAlmas del Purgatorio.Amparado en elartículo2de laLeydel10dejuliode 1824,que permitía enajenar todoslosbienes de lasfundaciones de vínculos o mayo­ razgosmediante censosredimibleso dinerode contado,decidiócomprar dichaspro­ piedades64. LosbienesdejadosporJuanJacintoPalomino fuerontasadosenlasuma de$59.598. La compra sérealizómediante un censo redimible,con un reconocimiento-interésde un 3%. El valor de las haciendas y de la mina quedó asegurado por las cinco capellanías que debían fundarse como respaldo de ladeuda. Como capellán princi­ pal fue nombrado Crisanto Delgado, asignándosele $13.722;a lascuatro capellanías restantes se les fijólasuma de $11.469. En calidad de capellanes fueron designados Lisandro, Cristóbal, Modesto y JoséA. Caicedo, respectivamente. Ninguno de ellos podía disfrutar de dos capellanías y en caso de la muerte de José María Caicedo y Zorrilla,lasucesión delpatronato recaeríaen su hijo Belisario65. Amparados por laLey 28 del Estado Soberano delCauca, que permitía repartiry dividirlospatronatoslaicales,vinculacionesy fundacionesentrelosmiembros deuna familia que losdisfrutaba por herencia,losCaicedo decidieron,en 1864,repartiren­ treelloslosbienes dejados por su padre, muerto en 1845. Un año más tarde (1865), Belisario Caicedo, con baseen lacitada Ley,canceló en Popayán laescritura de fun­ dación de lascapellanías. La división fue registrada en laciudad de Calien 1868.En esteprotocolo notarial,losmiembros de lafamiliaCaicedo secomprometían a redi-

63 C o l m e n a r e s ( 1 9 8 3 ) , p . 8 5 . 64 A r c h i v o C e n t r a l d e l C a u c a (acc) ( 1 8 4 0 ) , N o t a r i a l e s , t o m o

65 Ibidem, ff.51,52Vy57-59V. [438]

92,e s c r i t u r a

40,

ff.5 0 v y 5 i .

Lisandro Caicedo: un empresario territorial caucano

mir altesoro nacional elgravamen que lescorrespondía, fruto de ladeuda cobijada por cada capellanía. En este acuerdo, los terrenos de lahacienda de La Paila queda­ ron repartidos de lasiguiente manera: lahacienda delMedio correspondió a lasse­ ñoras María Ignacia Delgado de Caicedo, Emilia y María Manuela Caicedo; lastres cuartaspartesdelastierrasmontañosas,conocidas también con elnombre de Burila, fueron adjudicadas a Lisandro Caicedo, y lacuarta parte restante a Belisario su her­ mano (véasemapa i)66. De igual forma, lastierras comprendidas entre elrío La Paila,alnorte,y laque­ brada de Murillo, alsur, fueron divididas en treslotesde igual extensión -trazando líneas paralelas de oriente a occidente-, conocidos con los nombres de La Paila, El GuavitoyMurillo,que fueronadjudicadosaJoséMaría,BelisarioyCristóbalCaicedo respectivamente.En 1883,elsegundo deloscitadosvendió eláreaquelecorrespondía a Santiago María Eder por un valor de $5.ooo67.Realizada ladivisión,Lisandro Cai­ cedo emprendió susactividadesempresariales con losterrenosque seleadjudicaron y con lastierrasasignadas alosotros miembros de su familia.

“ A cc ( 1865),N o t a r i a l e s , t o m o 115,e s c r i t u r a 8,ff.27-40;N o t a r í a S e g u n d a d e C a l i (nsc) (1865),L i b r o d e P r o t o c o l o s , t o m o 11,e s c r i t u r a 127,ff.351V-353V,354y354V. 67 nsc (1865),o p . c i t . , ff.354Vy355;nsp (1883),L i b r o d e P r o t o c o l o s , t o m o 11,e s c r i t u r a 275, ff.707-712.

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Jaim e Eduardo Londoño Motta

Anexo 14.2 Accionistas y numero de acciones de los fundadores de Burila, 1884 Ciudad Popayán

Accionista General Elíseo Payán General Ezequlel Hurtado Federico Restrepo Ignacio Martínez Manuel María Castro Primitivo Valencia Joaquín de Caicedo Luis J. Uricochea Juan de Dios Ulloa Eduardo Holguín Rafael Reyes Diego Caicedo Eladio Valencia Vicente Romero Banco del Estado del Cauca Lisandro Caicedo y Belisario Caicedo Ramón Sinisterra Eustaquio Palacios Jaime Otero Belisario Zamorano Julio Bertín Belisario Buenaventura Manuel Carvajal Luis J. Lozano Gregorio Velázquez C. H. Simmonds Elias Reyes Leopoldo Triana Virginia C. de Buenaventura Emilia Caicedo Manuela Caicedo de Triana José María Payán Manuel Buenaventura Fortunato Cabal José María Cabal H. José María Rivera G. Francisco Sinisterra José María Domínguez E. Francisco Sinisterra M. Juan de Dios Borrero Narciso Cabal C. Pedro V. Martínez 0. Manuel Antonio Sanclemente Lucio Antonio Pombo Manuel María Sanclemente Liborio Quintero

Cali

Buga

[440]

Acciones 3 3 4 3 1 2 1 1 1 4 2 1 1 1 20 400 1 1 1 2 1 1 1 1 1 1 1 1 1 10 10 20 1 6 1 1 2 1 4 1 2 1 1 1 1 1

Lisandro Caicedo: un empresario territorial caucano

Tuluá

Santa Rosa de Cabal Manizales

Ciudad desconocida

4 1 2 2 1 1 2 2 2 2 4 1 1 10 2 1

Francisco Felipe Martfnez José María Buenaventura Luis Maria Marmolejo Genaro Cruz Luis González Próspero Roldán Jonás María Wallens Presbítero Juan Nepomuceno Parra Pedro Antonio Montoya Víctor Cordovés Manuel María Grisales David A. Ceballos Salomón Ceballos Marcelino Aranqo Simón López Félix Bianco

Fuentes Academia de Historia Leonardo Tascón (1877): Buga, Notariales, Libro de Protoco­ los,escritura281. Archivo Central delCauca (1840):Notariales,tomo 92,escritura40. ______ (1865):Notariales,tomo 115,escritura8. Archivo delIngenio Manuelita “Guavito”. El Aviso (1884):Manizales,año 1,No. 1,septiembre 10. El Ferrocarril (1884):Cali,No. 263,octubre3. La Voz del Sur (1890):“Informe que elGerente de laEmpresa Burila dirigealaJunta General de Accionistasen elaño de 1890”,s.1.,No. 18,abril27. Notaría Primera de Cali (1873):Libro de Protocolos,escritura65. ______ (1874):Libro de Protocolos,escrituras71y 72. Notaría Primera de Manizales (1884):Libro de Protocolos, tomo 11,escritura693. Notaría Primera de Palmira (1876):Libro de Protocolos, tomo único,escritura124. Notaría Primera deTulúa (1886):Juiciode Deslinde de lasTierras de Burila. Notaría Segunda de Cali (1865):Libro de Protocolos, tomo 11,escritura127. Notaría Segunda de Palmira (1882):Libro de Protocolos,escritura17. ______ (1883):Libro de Protocolos,tomo 11,escritura275.

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