Límites de la ciencia reduccionista en el contexto de las investigaciones de Albert Kinsey

Este ensayo explora las interrelaciones entre las metodologías científicas y los conflictos morales, éticos y sociales sustentados por el paradigma de la objetividad que emergieron en Estados Unidos en 1948 cuando Albert Kinsey sacudió a la conservadora sociedad americana al lanzar su nuevo libro, “Sexual Behavior in the Human Male”. Los resultados del informe de Kinsey influenciaron directamente los comportamientos de la sociedad que él estudiaba. Su análisis de un elemento absolutamente transversal de la especie humana, la sexualidad cotidiana de un pueblo, provocó una oleada de interés y disparó una irrupción de reflexiones que afectó no solo a la comunidad científica, sino también a los ciudadanos comunes y sus principales instituciones. Este movimiento originó una intensa reacción por parte de la comunidad científica con esfuerzos focalizados en descalificar las investigaciones de Kinsey a través de la invalidación de sus métodos.  La desconfianza metodológica originada por la investigación de Kinsey vino cargada de un abordaje reduccionista que se propagó por una resistencia moral a las conclusiones de su trabajo. Lo más interesante es identificar cómo es que se relacionan estas dos dimensiones de forma sistémica y, más que eso, cómo se confunden en un mismo ámbito. A medida que la ciencia asume un discurso de neutralidad, al ocultar el observador que construye la propia realidad que distingue, surge el paradigma de la objetividad y de la universidad científica. En este contexto, se torna imposible realizar una reflexión ampliada acerca de las investigaciones de Kinsey, sus impactos sociales y desdoblamientos científicos, ya que sería de gran importancia contar con una ciencia compleja apoyada en nuevos paradigmas para tal desafío. Como resultado, la sociedad se polarizó alrededor del tema y, de cierta forma, todavía continua de esa manera.