Libros secretos en el mundo del vidrio

July 25, 2017 | Autor: E. JuÁrez Valero | Categoría: Intelligence and Espionage, Historia del Libro, Historia Medieval, Espionaje, Encription, Historia del Vidrio
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Descripción

Manuscritos

Libros secretos

en el mundo del vidrio

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ARQUEOLOGÍA, HISTORIA Y VIAJES SOBRE EL MUNDO MEDIEVAL

Hago constar que yo he escrito el capítulo de arriba y no lo he entendido y estoy seguro de que el primero que lo escribió antes que yo tampoco lo había entendido. Manuscrito Montpellier c.7v Dr. D. Eduardo Juárez Valero UNED

S

i algo caracterizó al mundo del vidrio a lo largo de su existencia fue indudablemente el secreto. En un mundo de competencia feroz, de lucha por lograr monopolios de producción, privilegios de fabricación, venta y distribución duraderos y que afectaran al mayor territorio posible, los artesanos vidrieros se afanaron en poner a buen recaudo sus conocimientos técnicos y principalmente químicos, de modo que la protección de esa información reservada les permitiera mantener su exclusividad. Ese uso del secreto fomentó la creación de estructuras gremiales fundamentadas en la protección de la información y concebidas para impedir que la preeminencia lograda por los descubrimientos técnicos y químicos pudiera ser adquirida por otros centros competidores. Sin embargo, la estructuración gremial con vistas a proteger la información técnica y química específica de los diferentes centros, no era más que una parte del proceso de protección de ese secreto inmemorial asociado al conocimiento técnico-profesional del vidrio. En ese sentido, obviando los diferentes canales de distribución y flujo de ese secreto profesional y del corpus legal asociado a la institucionalización de la protección del arte del vidrio, no cabe duda de que la tratadística generada reúne todas las características propias de los textos encriptados: escasez, necesidad y exclusividad. Entre los años 1110 y 1140 el presbítero Theophilus, en su obra Schedula diversarum artium, recopiló en el libro II una serie de fórmulas y recetas descriptivas del arte del vidrio que constituyeron el testimonio más antiguo del citado arte que existe hoy día. Es probable que hubiese recopilaciones anteriores en el tiempo, sin duda, pero ninguna nos ha llegado. El www.revistamedieval.com 55

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A partir del XVI la producción de vidrio suntuario se convirtió en una de las actividades económicas más lucrativas.

manuscrito de Theophilus supone el inicio de una ingente así como oculta y desconocida producción escrita, cuyo resultado fue la compilación de cuantas fórmulas, recetas y técnicas secretas existían en ese momento. Y se trata de un periplo documental con gran variedad tipológica: tratados, recetarios, formularios, quaderni di fornace, cartularios… Para encontrar el primer tratado del arte hay que avanzar hasta el año 1395, cuando el maestro italiano Antonio da Pisa recogió, en un breve manuscrito titulado Secreti per lavorar li vetri, un buen número de recetas y técnicas magistrales. Desde ese momento hasta el año 1612, fecha en que Antonio Neri editó el primer tratado del arte del vidrio propiamente dicho, los manuscritos con formulas, recetarios o tratados siguieron produciéndose, pero de un modo lento, espaciado y siempre relacionados unos manuscritos con otros, bien por la proximidad, autoría o identidad de las fórmulas. 56

Escritos entre 1110 y 1612, se conservan unos veintiún manuscritos relativos al arte del vidrio. Desde un punto de vista general, la tratadística del arte del vidrio ha basculado desde inicios del siglo XII hasta el siglo XVII entre el desconocimiento y el secretismo, muchas veces asociada a la alquimia y, otras, a las artes desconocidas y a las descripciones geográficas y etnológicas. Los tratados de Teofastro Paracelso y de Giambattista della Porta asociaban el arte del vidrio a la alquimia, quizás influidos por el ocultismo que de técnicas y fórmulas hacían gala los maestros vidrieros, amparados en las prácticas gremiales. En el otro lado están los trabajos de Pere Gil, Tomasso Gadoni y otros tantos, no incluidos en las referencias bibliográficas por no ser excesivamente significativos, dado que su principal interés es la descripción cultural de una nación y no el arte del vidrio en sí, sus técnicas, formularios o secretos diversos. La obra de Pere Gil es interesante, pues se trata de una de las pocas

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descripciones del arte del vidrio en Cataluña a finales del siglo XVI, justo cuando la maestría de los vidrieros catalanes empezaba a competir con los maestros muraneses. No obstante, se trata de una obra descriptiva de carácter general, donde se muestran las características culturales de un momento determinado, coincidiendo en ese punto con otras publicaciones de períodos anteriores y posteriores. Mas hay algo que hace resaltar la obra de Pere Gil: se trata de un manuscrito. La mayoría de las obras generales con descripciones del arte del vidrio, bien parciales bien englobadas en compendios genéricos, son trabajos impresos. Aunque es obvio que algunos compendios, anteriores a la invención de la imprenta, tienes que ser obligatoriamente manuscritos, la diferencia esencial entre manuscritos y formularios estriba en su condición impresa o no. Dicho de otro modo, los formularios del arte del vidrio son, general-

Detalle del Manuscrito de la Stella.

mente, manuscritos, mientras que las obras genéricas, compendios y descripciones, someras o no suelen ser obras impresas. Obviamente, toda obra anterior al XV era manuscrita, incluso muchas del XVI mantuvieron el formato. Sin embargo, hay diferentes puntualizaciones que añadir. De entre los escasos ejemplos de tratados y compendios relativos al vidrio se pueden señalar un grupo de éstos, importante, de carácter genérico, divulgativo, misceláneo, que adoptaban el formato de códice, quizás provocado por el lugar en que fueron creados y, por supuesto, la intención del autor de los mismos. Éstos, al aparecer la imprenta a mediados del XV, pasaron al formato impreso. Por el contrario, los quaderni di fornace, anteriores a la imprenta, creados bajo el formato de cartulario, después de la difusión del invento de Gutenberg, mantuvieron su formato manuscrito. El tratado de Antonio da Pisa y los

Tre Trattatelli del Archivio di Stato de Florencia, anteriores a la imprenta, constituyen cartularios manuscritos, lo mismo que los escritos de Teophilus Presbyter y otros tantos, manteniendo el formato de códice. Llegada la imprenta, los tratados mantuvieron la diversidad anunciada: los genéricos adoptaron la forma de libro impreso, como las obras de Vanoccio Biringuccio y Giorgio Agrícola, mientras que los quaderni di fornace retuvieron el formato de cartulario manuscrito incluso hasta los albores del siglo XVIII: el Ricettario Darduin data de 1644, el Manuscrito Danzica, de 1645; el Manuscrito de Juan Danis, 1676. Cabe señalar una excepción significativa entre los quaderni di fornace: L’arte vetraria distinta in libri sette de Antonio Neri. Concebido y en muchos aspectos estructurado como un quaderni di fornace, la obra de Antonio Neri cumplía con todas las premisas establecidas para ser considerado un tratado. Era una recopilación de

técnicas y fórmulas del arte del vidrio con la finalidad de ser puestas en práctica y, sin embargo, se debe considerar el primer tratado porque apareció firmado por su autor desde el primer momento y, sobre todo, por concebirse como una obra impresa de carácter divulgativo con la finalidad de ser transmitida. A pesar del principio y fin que para los tratados supuso la obra de Antonio Neri, los quaderni di fornace siguieron produciéndose, probablemente influidos por la omnipresencia del tratado de Neri, pero de un modo constante. A partir del XVI la producción de vidrio suntuario se convirtió en una de las actividades económicas más lucrativas. Para muchas entidades, esta explotación se convirtió en un factor estratégico de su economía y protegerlo era una prioridad. Quizás sea una de las causas por las que queden tan pocos quaderni di fornace posteriores a 1612. Otra causa pudo ser la necesidad constante y progresiva de proteger la información debido a la cada vez mayor y más agresiva competencia en el ámbito de vidrio. Sea de un modo u otro, sólo contamos con tres quaderni di fornace escritos después de 1612 y todos ellos con características muy especiales en su elaboración, casuística y finalidad. También hay que tener en cuenta que el secreto inherente a los quaderni di fornace pudo haberlos ocultado a nuestro conocimiento durante todos estos años -el caso del manuscrito della Stella es un buen ejemplo de ello- y nos estén esperando ocultos y olvidados entre los legajos de nuestros archivos históricos.

EL MANUSCRITO MONTPELLIER

Entre todos los tratados y quaderni di fornace existentes hoy día en los diferentes archivos de Europa, destaca sobremanera el conocido como Manuscrito Montpellier. Llamado así por encontrarse en la biblioteca de l’Ecole de Medicine de Montpellier, en realidad se trata de uno de los más interesantes quaderni di fornace. A primera vista, el Ms. H486 es un típico quaderno di fornace. Constituido por ciento cincuenta y dos fórmulas manuscritas, su estructura es la siguiente: www.revistamedieval.com 57

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TABLA 1: Estructura del Ms. Montpellier

Tratamiento de colorantes Vidrios transparentes Imitación de gemas Vidrio calcedonio Vidrio de mosaico Esmaltes Consejos técnicos Prescripciones diversas (vidrio, cerámica y orfebrería) Sin embargo, el estudio desveló determinadas evidencias sorprendentes al realizar un análisis comparativo de las fórmulas magistrales en él vertidas. Intentando descubrir un tronco común en el conocimiento del vidrio veneciano, una tradición ancestral transmitida por el medio que fuere, se comparó una a una las fórmulas presentes en el Ms. H486 con el tratado de Antonio Neri. Las conclusiones fueron sorprendentes: la coincidencia en dos fórmulas eran evidentes. Además, esas dos

21 24 17 17 25 26 6 16 recetas no funcionaban. No producían el efecto perseguido por el autor. No generaban vidrio. La consecuencia esencial de estas coincidencias era el origen común de ambos escritos. Era posible que Neri, como vidriero muranés que fue, tuviera acceso al Ms. H486 en alguna de las muchas versiones que indudablemente existieron de éste. Pudiera ser que esa coincidencia fuese un pequeño error en la maravillosa obra de Neri, quizá debido a que no probó esas fórmulas. Sin embargo, Antonio

Ejemplo de un trabajo en un vitral del rosetón de la Catedral de Chartres. 58

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Neri, en la presentación de su libro, aseguraba que no había fórmula alguna en su obra que fuera errónea y que no hubiera probado. Cualquier error final aplicando sus recetas se debía a la mala praxis y no a la incorrecta formulación. Indudablemente, la coincidencia exacta en formulación de vidrio no era algo común o, al menos, asumible como anecdótico. Por ello, el historiador Luigi Zecchin analizó otros quaderni di fornace asumiendo lo que empezaba a ser una evidencia. Así, encontró una coincidencia exacta en una fórmula menor del Ms. 165/240 CC, custodiado en la biblioteca de las RR. Canonici Regulari de San Salvatore, en Bolonia, conocido como Manuscrito Bolognese o Segreti per colori y datado a finales del XV. La fórmula coincidente, un procedimiento para producir vidrio dorado para mosaicos o mosaico d’oro, fue apareciendo en más quaderni di fornace. Además de en el Ms. Montpellier y el Ms. Bolognese, también estaba presente, aunque ligeramente retocada, en el más antiguo de los tratados florentinos, los Tre trattatelli dell’Arte per vetro de mosaico, manuscrito Ms.797 del Archivo Público de Florencia, datado a finales del XIV. Incluso la obra de Giorgio Vasari Delle vite de più eccelenti pittori, scultori ed architettori, de 1568, recoge la citada fórmula. A finales del XX, durante la investigación previa a la organización de la exposición del milenario del arte del vidrio muranés, desarrollada en 1982 en el Palacio Ducal y en el Museo Cívico Correr, Cesare Moretti encontró el Manuscrito della Stella, datado hacia 1560, en el Archivo Público de Venecia y llamado así por el sello en forma de estrella que abre el texto. En colaboración con Tullio Toninato, Cesare Moretti analizó las fórmulas presentes en el nuevo quaderno di fornace y sorprendentemente halló coincidencias con el resto de manuscritos señalados y conocidos hasta el año 2001. Esta suma de evidencias corroboradas por el hallazgo de Moretti y Toninato, llevó a éstos últimos a realizar un análisis pormenorizado, cotejando la información presente en los quaderni di fornace existentes.

TABLA 2: Quaderni di Fornace

Segreti per colori/ tratado florentino Ms. Montpellier Tratado de Antonio Neri Ms. Darduin Ms. Danzica Los recetarios comparados fueron el primer tratado florentino, el Ms. Montpellier, el Ms. Darduin, el tratado de Antonio Neri y el Ms. Danzica. Partiendo del último de los recetarios, el Ms. Danzica, se confirmó que éste tenía treinta y seis fórmulas compartidas con el Ms. Darduin, cincuenta fórmulas con el tratado de Antonio Neri, cincuenta y dos con el Ms. Montpellier y treinta y seis con el primer tratado florentino. De todas estas coincidencias, hallaron once coincidencias dobles y tan solo dos triples. La conclusión primera a la que se llegó fue que todos los quaderni di fornace bebían de un tronco común. Tanto Moretti y Toninato, como Zecchin, creían en la existencia de un único tronco común de conocimiento, un

S. XIV 1536 1612 1644 1645

primigenio libro de fábrica, copiado y compartido, conocido y practicado por el gremio del vidrio veneciano a lo largo de los siglos. Sin necesidad de tener forma escrita, tal tronco común, se había difundido durante el tiempo y era la causa de las coincidencias en los recetarios. Sin embargo, de cumplirse tal hipótesis, los quaderni di fornace, habrían sido todos iguales o habrían presentado coincidencias en todas sus fórmulas. De todas las conclusiones posibles, la más llamativa fue la plasmada por Zecchin en su estudio sobre el Ms. Montpellier: las coincidencias se debían al tráfico de los vendedores de secretos o trafficanti di segreti. Indudablemente, la explicación

más sencilla a la existencia de coincidencias literales en la redacción de los recetarios del vidrio era el tráfico de información, el fruto del espionaje industrial al que estaba permanentemente sometido el conocimiento técnico privilegiado del mundo del vidrio. Por tanto, si se admite que, dados los indicios, el conocimiento del vidrio estaba sometido a una severa protección que, a su vez, provocaba una inevitable lucha por su posesión, que implicaba que los textos donde se constataban las fórmulas magistrales, los quaderni di fornace, se mantuvieran en secreto, también se debe aceptar que tales documentos técnicos estarían sometidos a mecanismos de protección más allá de la simple ocultación. Parece, por tanto, obvio que la redacción de las fórmulas magistrales, de los procedimientos que conducían a la creación de vidrios excepcionales debió estar protegida por algún tipo de cifra que encriptara esos conocimientos. Desde ese punto de vista, el Ms. Montpellier, por sus características intrínsecas, se convirtió en un ejemplo perfecto para el estudio de este tipo de protección.

SECRETO Y CIFRADO COMO PROTECCIÓN

Detalle del Manuscrito Danzica.

La característica esencial del Ms. Montpellier, después de todo lo dicho, es la especial y sorprendente forma en que fue redactado. El texto presentaba aspectos discutibles y, hasta cierto punto, incomprensibles que lo diferenciaba del resto de quaderni di fornace. En primer lugar, el propio texto, en algunos puntos, carecía de sentido. Zecchin concluía, primeramente, que no eran más que errores de transcripción. Decía que los dos escribanos que realizaron la tarea de transcribir el Ms. Montpellier carecían de conocimientos de vidrio. Por ello, cometían errores de terminología y solían repetir conceptos. No obstante, uno de los amanuenses redactores del manuscrito dejó una nota impresa en el mismo, quejándose precisamente de eso: Io protesto que ho scritto questo capitolo di sopra e non l’ho inteso perche www.revistamedieval.com 59

Manuscritos res subyacían las fórmulas. Lo que Zecchin acababa de hacer era descifrar una forma de ocultar la verdadera información, protegida por un proceso de encriptación ciertamente complejo. El Ms. Montpellier mantenía en la forma un sistema esquemático: no se explicaban las dosis de cobre o de fundente, se omitían los procedimientos de mezclas, las inmersiones en agua de las composiciones. Nada de eso era necesario en un cartulario destinado a personal cualificado perteneciente al gremio de los vidrieros venecianos. Sin embargo, la sustitución del nombre de un compuesto por una derivación de éste, sí respondía a una intención clara de ocultación de un ingrediente capital en la composición: NITRATO POTÁSICO (Nombre Original)

Arriba: Grabado que representa el trabajso en el horno. Abajo: Detalle del Manuscrito Danzica. NITRATO

NITRO

En un mundo tan competitivo, una carga de tres crisoles inservible no habría podido ser asumida por la mayoría de los talleres.

colui che la prima scritto non l’ha inteso ancora lui . Es decir, el propio escribano no entendía lo que estaba escribiendo y lo hacía constatar, con total seguridad, para justificar la honestidad de su trabajo con la intención obvia de cobrar por ello, justificando de paso el trabajo de su antecesor, miembros ambos del mismo gremio. Si Zecchin hubiera estado en lo cierto y los errores de transcripción hubieran sido provocados por los amanuenses, jamás estos lo habrían reseñado y, lo que es más importante, en ningún caso habría prevalecido el manuscrito, que habría sido destruido sin más. Si el Ms. Montpellier sobrevivió a pesar de los supuestos errores citados 60

por Zecchin, no cabe duda de que no se trataban de tales. Por otra parte, si no eran errores de transcripción, sino un mecanismo de protección de la información en ellos vertida, debería haber aparecido en otros quaderni di fornace. El análisis realizado sobre el Manuscrito de la Stella reveló idénticas pautas en el texto. Sólo las primeras cincuenta y cuatro fórmulas eran plausibles, siendo el resto impracticables por los errores vertidos en la redacción del texto. En la misma línea, el Ms. Danzica, atribuido erróneamente al famoso vidriero veneciano Gasparo Brunoro, presentaba errores similares en la transcripción, achacándose al desconocimiento técnico de los ama-

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nuenses, ajenos por completo al mundo del vidrio. Probablemente intrigado por la perseverancia en los errores de transcripción, Zecchin trató de analizarlos, buscando encontrar una forma de entender esas fórmulas y recuperarlas para el mundo del vidrio. Descubrió que, con un poco de esfuerzo por su parte, podía llegar a una fórmula perfectamente redactada: Sistemando la punteggiatura e gli accenti, staccando le parole legate, radrizzando un periodo, eliminando il superfluo, ricorrendo a qualche lieve correzione ed a qualche piccola interpolazione (qui riportata in carattere tondo) la riceta divendra. En dos palabras, debajo de los erro-

ÁCIDO NÍTRICO

ÁCIDO (Nombre Cifrado)

No cabe duda de que si se empleaba un ácido en lugar de una sal ternaria como es el caso del nitrato potásico –KNO3−, el resultado producido no sería el deseado. Además, el desciframiento del nombre original sólo estaría al alcance de aquellos que estuvieran instruidos en la sustitución. www.revistamedieval.com 61

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Vitrales de la Catedral de Reims en Francia.

allume di roca trattato col procedimento seguito per ricavare il sale stesso: la miscela preparata col fondente così coretto, dara un vetro più chiaro, que non sputa (Versión descifrada). Desgraciadamente, Zecchin siempre achacó este probable cifrado del texto de los quaderni di fornace, como ya se ha señalado, a los problemas de los amanuenses para comprender la terminología propia del vidrio, a su desconocimiento en general del dialecto empleado por los muraneses y a la reiteración de la copia de un cartulario tras otro. En la misma sintonía se posicionaron todos aquellos que analizaron cartularios, recetarios y quaderni di fornace, como Cesare Moretti, Tullio Toninato, Rosa Barovier Mentasti, F. Savorgnan di Brazà, C. Salerno o S. Tommasi, quedando, por tanto, el estudio del cifrado de estos textos bajomedievales oculto bajo aquella capa. No cabe duda de que, para lograr un resultado óptimo en el descifrado de los quaderni di fornace se precisa de un profundo conocimiento del mundo del vidrio, de su terminología y del dialecto muranés como bien señalaron estos autores, aunque el análisis de estas técnicas de cifrado, más de medio milenio después de su empleo, está por hacer.

BIBLIOGRAFÍA:

Miniatura de un maestro consultando los manuscritos.

En esa línea se fue desentramando diferentes fórmulas ocultas bajo una capa de oscuridad: A far chorchoni tuò lamadura di cal et brusatala trida sotil et questa fa bon zalo (Versión cifrada) A far chrocum, tuol limadura di açal et brusala, et poi brusata la trida sutil; et questa fa bon zalo (Versión de descifrada). La sutil encriptación del texto del Ms. Montpellier demuestra que, si bien parece asequible llegar a la fórmula original, el empleo del sustituto 62

habría provocado una pérdida total de la composición. En un mundo competitivo hasta el punto de ajustar los recursos al máximo, una carga de tres crisoles inservible no habría podido ser asumida por la mayoría de los talleres. Por eso era tan importante contar con la fórmula correcta y precisa. Una vez comprendido el sistema de cifrado, basado esencialmente en cambiar el nombre de los componentes por sustantivos similares y emplear verbos sutilmente parecidos y que produjeran resultados nefastos en la

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composición, no resultó difícil desentrañar alguna de las fórmulas del Ms. Montpellier: Piglia lume di rocha et metilo a boglire et fane lisia et sal como se fa il cristalo, et acompagna de questo sal ben diece in un cento di sale di cristalo; et farà la sua partida secondo che comincia, et verà più bien cho et non spuderà (Versión cifrada). Perche il cristallo non facia fumo nè sputi soda, metti nel sale da cristallo, dieci per cento de

Juárez Valero, Eduardo (2010): «Protección de la información industrial: el gremio de los vidrieros venecianos». Velasco, Fernando (Ed.): La Inteligencia como disciplina científica. Actas del I Congreso Nacional de Inteligencia. Madrid: Plaza y Valdés Ed., pp.355-375. Zecchin, Luigi. (1986): Vetro e vetrai di Murano.Venecia: Arsenale editrice. Moretti, Cesare y Tullio Toninato (2001): Ricette vetrarie del Rinascimento da un manuscritto anonimo veneziano. Venecia: Ed. Mansilio.

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