Libertad, tradición y Consenso la reconciliación en las discusiones sobre la Reforma en José María Vigil y Niceto de Zamacois

Share Embed


Descripción

ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA EHISTORIA

"Libertad, tradición, consenso: la reconciliación en las discusiones sobre La Reforma en Niqeto de Zamacois y José María Vi~il"

l

TESIS PARA OPTAR POR EL GRADO DE:

MAESTRO EN HISTORIA-ETNOHISTORIA Presenta: Arturo Luis Alonzo Padilla

Director de Tesis Dr. José Antonio Ibarra Romero

MEXICO, D.F.

;

..._

--- ---

JUNIO 2001

Para Daniela Ixchel y Eva Marina por esperar el libro, aquél por el que preguntaron tanto.

índice. JNTRODUCCIÓN .............. .,....,...,.....,.........................................."'''""""'""'"" 1 ~AlÍfUW 1 ORI~INAIJllAD Y CIENCIA. LA LECTURA DE NICETO DE MARIA VIGILEN LA ACTUALIDAD.............·-···-··..........,.1

ZMfACOIS Y j()

A) NICETO DE ZAMACOIS ENLA OBRA HISToRIOGRAFíA MEXICANA DEL DH-UNAM.....l B) UN ANÁLISISIDSTORIOGRÁFICO Y JOSÉ MARíA VIGIL..,,,_,,_,_,,,,,..,,.,,.......,.5

e )OBSERVACIONES A LA VISIÓN HISTORIOGRÁFICA. ,,,..,,..,,._,,,,.,,,"'"""""""'"'"'8 o) PROBLEMA METODOLÓGICO...............,

...., .........,,..,,,,,,......,...., ••

H ....................

10

A) PRODUCCIÓN DE HisTORIA: EL PRESENTE Y EL PASAD0-.......,,..,,,,..,,..,,,,,,,23 B }METAHISI'ORIA, LA IMAGINACIÓN mSTóRICA DEL SIGLO XIX,,,,,..,..,,,,,,,,,,..,,49

e)

EL AMBIENI"E »E LEcrURA-·····-··-·--·-··--··-···-···········-·······-··-····-·······-···-·····'1

~APÍTUW m NICETO DE ZAMACOIS Y JOSÉ MARÍA VIGH.., DOS HISTORIADORES QUE EVALÚAN LA REFORMA DE 1857................................. 68

1 1t i

¡

A )JosE MARiA VIGR. Y SU m.IACIÓN AL BANDO LlBERAL.............................................. 69 B) NICETO DE ZAMACOIS, LA CONCILIACIÓN DESDE EL CONSERVADURISMO.,.............. 70 e) Los PRINCIPALES PROBLEMAS DE CONTEXTO DEL SIGLO XIX PARA LA LECTURA DE ESTOS DOS AUI'ORES.............................................................,,...., .................................. 75

CAPÍTULO IV LA HISTORIA DE LA REFORMA Y SU LECTURA. ................... 106

¡

A) Jost MARíA VIGIL Y MÉXICO A TRAVÉS DE LOS SIGLOS ...............,,,.,,..,,,,.......... 106 B) NICETO DE ZAMACOIS Y LA RESPUESTA DEL CONSENS0...,,,,.,,,.,..,,.,..,,,..,,,,,..125 C) LADISCUSIÓNBISTORIOGRÁFICAENLASPROFUNDIDADESDELDISCURSO••, .......... l4l CONCLUSIONES.......w

....................................................., .......................................

151

BffiUOGRAfÍA: ....................................................................n:...................,.............. 167

!

!

l

Introducción Hoy la discusión en tomo al dilema de si las leyes deben ser creadas por consenso en la población o si las deben decidir los mejores, los que tienen el estandarte del progreso, los entendidos, es un debate nacional que enfrenta a los más diversos actores de los partidos políticos y que entretiene a más. de un analista La elección de una persona no garantiza hoy que el programa por el que se comprometió y ganó el apoyo popular sea cumplido. Se habla de plebiscito y referéndum popular, para suplir la imperfección de la consulta a la población. La nación está integrada por un tipo determinado de personas, los ciudadanos,

respetar la voluntad de las personas, respetar la tradición o avanzar hacia algo que se considera mejor ¿no pasa por la continua consulta de los organismos sociales representativos en una época determinada?. Esta discusión que se plantó ante mi precisamente cuando terminaba este trabajo que se había prolongado muchos años, cuando los neo zapatistas del EZLN lo decían en el recinto del Congreso, vino a esclarecerme que era un tema muy importante que debe ser debatido y que al finalizar esta tesis llegó a la conclusión de que es el tema central que se encuentra en las entrañas del sangriento enfrentamiento del México decimonónico. En términos de Ley los zapatistas no podían. como dijeron los panistas, hablar ante la representación nacional a la que no fueron electos; pero evidentemente, la necesidad de resolver la problemática del México diverso y profundo, en el concepto de Bonfíl, requería la sensibilidad de un dialogo, cara a la nación.

1

-

·--·------~--------

ii

Ubertad individuai - consenso, facultad para decidir de los individuos o facultad de decidir por parte de las comunidades, comunidades o individuos, ¿decisiones contrapuestas? ¿La tolerancia está en el respeto a la libertad individual o los individuos tienen el derecho de colectivizar sus decisiones? Estos no son problemas nuevos, son preocupaciones que se encuentran en las dos ideologías que se enfrentaron durante la Reforma. En la construcción de dos obras monumentales para exponer la historia patria, la historia nacional. Sólo con los instrumentos de la lingüistica era posible acercarse al corazón de los planteamientos. La lectura literal o comparativa, arroja simplemente las referencias correctas o incorrectas de un devenir histórico, sin embargo, el lenguaje mismo, el planteamiento discursivo de la historia es asf mismo un devenir, que no sólo parte de la correspondencia mecánica a una realidad, sino que expresa los sentimientos internos, los deseos, las pasiones, la vida de quienes los hacen. La realidad es un todo concreto que es complejo, no es un solitario sin vida sino una sucesión de resultados vivos, el saber la cosa en sí es la construcción misma de la verdad. Y es que la vida, esa premisa básica de la obra hegeliana, el absoluto que en la

1

lectura de Labardier, no es otra cosa que la realidad en devenir y por realidad no

1

puede entenderse sino las figuras que devienen como un todo, sólo entendiendo la

1

¡

realidad como una sucesión de resultados, se puede entender o comprender que la certeza sensible no está en el sujeto sino en la relación Sujeto - Objeto.

üi ,;

Partiendo precisamente de que al comunicarse, los individuos ponen en juego actos de habla en los que se superponen muchos rasgos como el tema, el fin, el plan, marcos normativos específicos, nociones de tiempo y espacio y elementos de contexto. Se ponen en juego los contenidos proposicionales, sus fuerzas elocusionarias y los sujetos mismos. Cuando un individuo expresa en un discurso histórico su punto de vista y lo defiende, no sólo pone en juego empíricamente verdades documentadas o basadas a la manera positivista. Pone en juego argumentaciones que pretenden validez y una reacción por parte de aquellos a los que va dirigido, los lectores y los que escuchan a su alrededor. Los argumentos, las razones, que ahora pueden ser vistas desde el horizonte amplio de lo que ha sucedido después, desplazan ahora el tema hasta nuestros y días y constituyen nuestro saber actual. Comprender a nuestros autores, pasa por interpretar sus razones, por reconstruir sus argumentos a la luz de una lectura y permitir un potencial critico hada nuestro entendimiento. Sus razones no han desaparecido, sino siguen vivas entre nosotros. Leer la historia que nos presentan no es comprender sólo los sucesos que nos relatan y su interpretación, es también traer a discusión si las democracias modernas están lo suficientemente legitimadas sólo por el ejercicio de la representación popular,

1 J

aunque la sociedad civil, al margen de ellas se manifieste en contra de sus decisiones. O es respetar la decisión popular aún en detrimento de los individuos,

iv

de su libertad de conciencia, de la decisión en libertad de no optar por lo que la mayoría dice. No me parece una decisión fácil en el siglo XIX y mucho menos ahora. No he querido darle una solución, sino corresponde a una sociedad que debe de manera muy importante practicar la tolerancia, el respeto, las reglas que se ha dado aún a sí misma. Y mi escepticismo interno, lo más íntimo de interior aún me grita ¿y se podrá esto hacer en la sociedad del valor, en el criterio de la ganancia y el dinero? En todo caso, el movimiento social es quien lo plantea a quienes vivimos en este

país.

La presente tesis es la búsqueda por tratar de encontrar un estilo diferente en el tratamiento de las obras historiográficas. No seguir sólo poniendo los datos del autor, destacando como lo hacen los biógrafos aquél pasaje de su vida que es muy significativo y que define de una manera contundente, predestinada, lo que se concretizaría en él como adulto y como autor. Para luego pasar a entender las grandes influencias intelectuales que han pesado en él, los paradigmas a los que se ha acogido, las aportaciones que tiene a la luz de las estaturas intelectuales de todos los tiempos. Enlazar con una precisión cronométrica las influencias causales del contexto en el autor. El presente trabajo

busca algo mucho más modesto que todas estas

reconstrucciones respetables. Esto es tratar de abrir los oídos, por la lectura los ojos, para escuchar con atención lo que el autor nos dice, y lo que nos dice en torno

1

V

al problema de la manera que se legisló, por ejemplo, para crear la Ley de tolerancia de cultos y la Ley de desamortización de los bienes eclesiásticos que la acompaña Escuchar su lenguaje superficial y aplicar análisis para encontrar el lenguaje profundo en sus estructuras. Era necesario apuntalar, por lo tanto, para que merezca el nombre de tesis, la fórmula clásica entre doxa y epistéme, para desentrañar la lectura superficial y entrar en sus profundidades, pues la realidad, bien lo sabemos, no esta dada inmediatamente al pensamiento o para decirlo más poéticamente, a la manera de Antoine de Saint Exupery: La verdad es invisible a nuestros ojos. Para ello se buscaron teorias que permitiesen la interpretación de los textos, como la hermenéutica de Paul Ricouer o la propuesta de Gadamer. Se nos atravesó en el camino, por así decirlo, el planteamiento de Hayden White y finalmente la comprensión general de lo que es La teorúl de la acción comunicativa de Jürguen Habermas. En un principio se buscaba saber lo que pasaría si utilizamos cada uno de estos métodos y escogimos tres: la hermeneútica, la semiótica y la metahistoria. En los ejercicios realizados, a riesgo de cometer una herejía, encontramos que los métodos en su aplicación y sobre todo en sus resultados no se contraponen entre sí, que en general obtienen cosas muy diferentes e incluso poco comparables y que vistas en conjunto son muy complementarias entre sí.

vi

La aplicación se dificulta, sin embargo, porque cada una de estas propuestas son en sí mismas especializaciones que requieren la dedicación de muchos años y cuyos parámetros sólo pueden resolver personas que se han formado en la lingüística. Al principio la lectura se centró en Niceto Zamacois, sobre quien recaería el trabajo totalmente, pero al leerlo y profundizarlo, surgió de inmediato una gran cantidad de dudas. Es como si un miembro de un partido contara lo que sucedió y expresara sus razones, las que pesarían puramenie en relación a la fuerza unilateral de sus argumentos. Así que surgió la pregunta ¿quién puede dar otra versión que permita comparar la primera? Desde luego México a través de los siglos obra coordinada por Vicente Riva Palacio, era en términos de significación el polo liberal que podría contrastar una obra conservadora, era la obra de historia nacional cuya importancia en el siglo XIX y dimensión historiográfica podría ofrecernos la otra versión del debate. Al leerla encontramos los conceptos que nos darían el otro ángulo que se necesitaban para entender el debate. La Reforma, en el tomo V, fue escrita precisamente por José María Vigil que tiene la estatura intelectual para encarar un debate de este tipo. Así que procedimos a aplicar el mismo tratamiento a los textos de Vigil con resultados que me sorprendieron, pues no sólo existían ideas muy contrastantes, sino que las bases y la argumentación diferían del primero de nuestros autores. La magia de este descubrimiento es lo que siguió motivando el trabajo.

vii

Es importante, pues, no sólo mostrar las conclusiones ya que produce siempre el efecto de quitar su brillo, pues se desconocen los términos en que fue basado. Frente al estilo de realizar monumentales revisiones, conectar biografías intelectuales y contextos, propios quizás de un trabajo de doctorado, presentar el resultado de una lectura profunda parecería pues irrelevante. Además el peligro de toda exposición así,

genera tantas dudas, que llueven toda clase de

descalificaciones; las que por fortuna llovieron cuando en eventos o mesas redondas nos las lanzaron a la hora de exponerlas. Debemos agradecer estos comentarios muy críticos pues lejos de debilitar la razón profunda que contiene la lectura, remitieron a explicar cuestiones. En primer lugar , se tuvo que argumentar problemáticas como el autor, la obra histórica, su escritura, la lectura, la institucionalidad y la metodología que se exigía eran un tanto anacrónicos si se revisaba el contexto del siglo XIX. Además que hoy en día estas cuestiones estan en un debate que difícilmente se ha resuelto. Es centralmente a lo que se dedica el capítulo l. Así mismo, se trataba de presentar el debate que viene desde la tercera generación de la Escuela de los Anuales, en los términos de cómo se producía la historia y cuál era la relación de ésta con la problemática de la narración histórica. Terna que cuando yo lo estudié estaba muy de moda y que por cierto centralmente basó la formación en el Taller de Historiografía de Siglos XVI-XX de la maestría de

vili

Historia-Etnohistoria en la ENAH, bajo la conducción del Dr. Guillermo Zermeño Padilla y el Mtro. Jesús Alfonso Mendiola Mejía. El resultado es a grandes rasgos una toma de distancia con la historia positivista y la reflexión historiográfica, de la historiografía de Michel De Certau, que define a la historia no como la duplicación de la realidad en el discurso, sino en la construcción reflexiva de la realidad a través de la estructura de la narración y sus profundidades. Ofrezco aqui disculpas a mis maestros por no haber seguido ortodoxamente esta formación y haber enlazado la rama de la semiótica y la semiótica de la cultura, pero esto es culpa sobre todo de la influencia que tuvo este trabajo de los cursos del Dr. Roberto Flores y del Mtro. Abilio Vergara quienes me mostraron que hablar de lenguaje es realmente compenetrarse con el texto. Había una parte que finalmente salió del trabajo y es la teorización del problema de la Lectura, que trabaje fundamentalmente en los textos de Roger Chartier. La razón es que era necesario entrar a la lectura de los autores y que mejor oportunidad que enlazar el problema de la lectura en el siglo XIX que con ellos mismos. El Dr. Antonio lbarra es quien empujó el final y de hecho es quien lo logró por la siguiente razón. No se puede hablar del siglo XIX, si por lo menos nos se tiene en mente sus problemas centrales. Los tropiezos de quien elabora el presente trabajo, nunca se hubiesen destrabado sin su ayuda.

ix

El capítulo primero, es entonces el que se dedica a tratar el problema de la escritura de historia en el siglo XIX, como base de una lectura que se pretende. La problemática de la producción historiográfica como un concepto que propuso Michel De Certeau en los años 70 y que ha influenciado el quehacer historiográfico de la Historia que se produce en la ENAH. El discurso histórico como

medio de discusión y combate político, que era

producido como propuesta que se pretendía poner en práctica y que era debatido en un ambiente donde la oralidad y la lectura en voz alta, provocaron e invitaron a la respuesta, a la reflexión, al debate... El paso de esa historia como Magistra vitae a una historia inmersa en la noción del progreso y de la prueba del proceder político. Allí se sitúa la lógica de la historia mexicana del siglo XIX en la exposición de

varios de los más importantes autores y los rasgos en los que se puede situar la Reforma como fenómeno histórico y práctica social. Lo que dos individuos dicen puede ser su opinión, pero bajo premisas dialécticas, lo que los individuos dicen y piensan no es sino el resultado de su devenir social, lo singular está en lo total y lo total en lo singular, cuando estos individuos participan en dos de las principales obras historiográficas del siglo XIX,

compilando, reflexionando y construyendo una historiográfica no es cuestión de sólo opinar, sino que son expresión en singular de las profundidades de lo que ha acaecido en el momento histórico.

1 1

1

X

Encontrar sus afirmaciones, analizarlas en profundidad (su discurso implícito), contrastando sus dichos y las bases de ellos, sus pretensiones de validez, para encontrar la valoración interna de esos ángulos y reflexionarlas, nos permite un acercamiento importante, en un vector distinto que puede ser complementario a los trabajos de construcción de la historiografía que se ha hecho hasta hoy. En ello se realiza en el capítulo ll, una reflexión sobre problemáticas como la originalidad y la construcción de una historia que no era una disciplina institucional, sino que representaba un quehacer cercano a la política, un capital cultura que servía para la argumentación. Sobre la base de los presupuestos lanzados en los capítulos uno y dos, el tercero aborda a los historiadores elegidos, sus perfiles y sus lugares de producción historiográfica; así como los principales problemas de contexto del siglo XIX en los que se inserta la discusión que construyen, sobre todo a su objeto referido. A partir del cuarto, se analizan los textos y fragmentos de la obra en los que se dan con profundidad propuestas. Se aplica el análisis técnico e historiográfico que nos lleva a la reflexión de estos problemas. Así en el capítulo quinto se hace una recapitulación para encontrar las principales

conclusiones de este trabajo. Leer con atención, tolerancia, apertura intelectual, permite hacer un aná1isis profundo del texto nos lleva a evitar diluir argumentos minimizándolos y luego declarando que no eran tantas las diferencias entre conservadores o liberales. Si se

xi

enfrentaron, si murieron, si tuvieron la fuerza de la intolerancia, existen razones que debemos encontrar en profundidad. Esas razones las podemos reflexionar hoy para nosotros y comprenderlas en eJlos, establecer ese puente es creo yo uno de los objetivos de los historiadores.

***

Es necesario aquí dejar plasmadas las observaciones que se hicieron en el curso de los votos aprobatorios de la presente tesis y darles una respuesta temprana independientemente de las que podría dar en el examen de grado. Son observaciones importantes pues en ellas se da razón y fuerza al contenido . ;,

expresado en la tesis.

El presente trabajo sostiene el siguiente hilo argumental. Inicia en una lectura de los textos más relevantes que se han escrito sobre José María Vigil y Niceto de Zamacois, para entender el tratamiento y la valoración que Jos estudios historiográficos han hecho de ambos autores. Nos encontramos con un vacío enorme en el caso de Niceto de Zamacois pues los únicos trabajos que pudimos conocer en nuestra exhaustiva búsqueda son una tesis de licenciatura y un ensayo en la obra Historiografía mexicana de la UNAM, pudiese existir algo más, pero ni la analista de Zamacois, ni ninguna otra publicación consultada nos dio la referenria. A pesar de haber trabajado la tesis de Licenciatura de Judith de la Torre, basamos la síntesis de la lectura de Zamacois en su ensayo "Niceto de Zamacois" aparecido

xii

en el tomo N del libro Historiografia mexicana. Esto con el objetivo de presentar lo mejor y más reciente de las lecturas historiográficas sobre el autor. En el caso de José María Vigil, por las características de su obra intelectual, los textos en tomo a él se dispersan en estudios sobre su obra filológica, de bibliotecología, sus obras literarias y desde luego su Historia. En torno a su obra Histórica encontramos tres textos que lo estudian. Un ensayo de José Ortega y Medina

de los m1os 50, los Cuadernos de Trabajo de Florescano sobre la

historiografía del siglo XIX en el INAH y recientemente la tesis de licenciatura de Maricela Aguilar Villaseñor. Los liberales y los conservadores en la obra La reforma de

fosé Maria Vigil : un análisis historiográfico. También de la ENEP Acatlán. Obra que por el tiempo de salida del presente trabajo no se vio a fondo. Así que escogimos a José Ortega y Medina quien en su análisis de Vigil, logra encontrar los conceptos profundos de esta obra historiográfica, y sobre todo en su pertinencia. Pueden existir más ensayos, esa es una constante de la vida de los historiadores, se han buscado pero no se han encontrado al menos en las bibliotecas más importantes de la Ciudad de México. Pero en todo caso, al ser este trabajo un intento de lectura de los autores y sus obras, difícilmente otras lecturas podrían descartar lo que aquí se lee en los textos originales. Ello no quiere decir que no existan divergencias válidas, pero en la medida en que la retlexión y !a objetividad no están supeditadas al documento como en la historiografía positivista, sino a la construcción de una lectura profunda y comprensiva del texto original, se duda de

xiü

que encontrar un libro más pueda modificar lo que es una comprensión en construcción de nuestro objeto de estudio. En todo caso, será una aportación más muy digna de ser conocida. Una vez situada la lectura de quienes han leído en profundidad las obras de nuestros autores, se hace una reflexión teórica sobre el problema de la construcción del texto histórico que busca encontrar un camino diferente al de la reconstrucción minuciosa, biográfica, de compendio que busca comparativamente nominar los

j

aspectos importantes del autor y la obra para posteriormente en un método

1

comparativo, enlazar los aspectos significativos de vida y obra, presentando las

1

conclusiones de la observación entre ambas. Si hiciera esto, sería inconsecuente con

1•

lo que he planteado en la reflexión del capítulo ll, pues sería innecesario mostrar la producción del discurso histórico en autores como Michel de Certeau, Hayden White, Danto y otros. La complejidad de problemas que tienen que ver con el discurso histórico, los análisis que se han intentado resultarían pues inútiles para nuestros propósitos. En todo caso el análisis de este tipo esta ya en Judith de la Torre y en Maricela Aguilar, quienes lo han hecho puntal y eficientemente. Por n1otivos de exposición, para introducir al lector a los autores que tratamos, referimos de manera general sus biografías, las circunstancias de los autores como datos monográficos que no son fundamentales para la lectura que realizamos, pues por contexto no entendemos aqui sino el contexto de construcción lingüístico y cultural que propone la práctica hermeneútica. La solidez del presente trabajo,

l

xiv

deviene más que de la exposición exhaustiva de datos, del intento real de comprensión y búsqueda de la sustancia del texto en sus contextos de escritura. Por ello, fundir la exposición de los historiadores que han elaborado historiografías, las observaciones a la construcción historiográfica, y las cuestiones de método (Capítulo 1) con los datos de los autores tratados (Vigil y Zarnacois) con el contexto, entendido a la manera de la nueva reconstrucción historiográfica, es desarticular el trabajo en un sentido que no se intenta aquí y que para nuestros objetivos resulta irrelevante. El trabajo puede ordenarse de varias formas para exponerse y hacer más comprensible al lector mismo, los puntos que se quieren resaltar. El orden de la exposición cambió varias veces a sugerencia del director de tesis, pues en un inicio los capítulos se descomponían en 3, el problema de la originalidad, luego la escritura, la lectura y la interpretación del texto. La segunda versión arrancó con el contexto del siglo XIX y con las biografías de los autores, la teoría sobre la lectura y la escritura, luego este problema en el siglo XIX para arribar a la interpretación de los textos. Si bien como algunas sugerencias que se hacen, el trabajo pudiese exponerse en tomo a temas y puntos, la reorganización en tal sentido llevaría mucho tiempo y probablemente rompería la panorámica del proceso de reinterpretación del siglo XIX por la historiografía contemporánea. Existe además un riesgo, que al caer en definiciones sobre cuestiones como libertad, o libertad política entraríamos en el

XV

tempestuoso debate en torno a él, que han ocupado a pensadores tan importantes como Croce, Hegel, Kant o Spinoza. Seguimos en tal sentido el criterio de Sartori que dice que la libertad no se ajusta necesariamente a definiciones denotativas, como lo plantea en su Teoría de la democracia (p. 366). En este sentido y como se verá en el texto, el análisis fino de cuestiones como la lucha contra el corporativismo o la desamortización se articulan en el momento en que se encuentra la interpretación de los textos trabajados. Esta es la modificación que es más pertinente y el señalamiento coadyuva a fortalecer la argumentación del texto. Sin retomar las afirmaciones de conservadores y Hbera!es para rehacer un cuadro de debate, lo que sería motivo de otro trabajo, el presente trabajo si resalta la importancia de los puntos del debate que va proponiendo Zamacois y Vigil, por lo que estos puntos en particular fueron finalmente enlazados entre el capítulo lli y el capítulo N del presente trabajo de tesis. Así de esta forma seguimos los propósitos que durante meses trabajamos el director de la tesis y un servidor. ***

Todo trabajo tiene una historia particular, el presente estuvo a punto de ser abandonado definitivamente hace poco menos de un año, cuando muy decidido penetré en la oficina de la Jefe ijefa] de Postgrado de la ENAH y le dije que me inscribiera en la maestría de Antropología Social, para cursar de nuevo toda la maestría. Gracias a ios sabios consejos de laDra Marganta Nolasco Armas este trabajo no fue abandonado y encontré un director que fue definitivo para que yo lo

1

l

xvi

terminara. A Margarita Nolasco, a Catharine Good, la ex jefe del programa integral de maestría doctorado de historia y etnohistoria, y al Dr. José Antonio Ibarra Romero irían mis primeros agradecimientos, sin su ayuda este trabajo nunca hubiese sido concluido. Quiero agradecer también a Marina Llanos Hernández y a Juan Hernández López por haberme ayudado a sostener el ritmo de trabajo y lecturas que requería el presente para su finalización. A los profesores Dr. Roberto Flores y al Mtro. Abilio Vergara por haber sido fuente de inspiración, formación y apoyo. Al Mtro. Jesús Alfonso Mendiola quien me aconsejó, me escuchó pacientemente, todas la veces que yo le pedí platicar sobre el trabajo. Y me acompañó como profesor a lo largo de los cursos entre 1992-1994. Aunque el trabajo contiene sólo fragmentos del las obras trabajadas, la lectura se extendió mucha más allá en la consulta de las principales obras de Niceto de Zarnacois y José María Vigil en la Biblioteca Nacional, así como los periódicos en que escribieron en el siglo XIX nuestros autores y que están resguardados en el Fondo Reservado de esa institución. Allí siempre hubo gran atención en las largas horas que pasé en la lectura.

La Escuela Nacional de Antropología e Historia ha sido generosa en términos de darme soporte y asiento. Me lastima mucho la forma en que hoy se arremete contra ella con objetivos mezquinos, intereses individuales o facciosos; por lo que no me

1

1

xvii

queda sino esperar a que el diálogo, la academia, la tolerancia y el amor por ella prevalezcan. Espero prepararme más y poder dar por ella lo que ella necesita. El presente trabajo no contó con el apoyo financiero de CONACYr a pesar de que se encontraba la maestría, en aquél entonces admitida en el padrón de excelencia, esto se debió al criterio de que una maestría que ingresa sólo les da beca a la siguiente generación. Así que el financiamiento que la hizo posible, salió enteramente de las arcas familiares, gracias a toda mi familia por su apoyo, su paciencia, su resistencia en momentos claves y por darse el lujo de apoyar un trabajo de postgrado como si fuesen responsables instituciones de nuestro país, para mi esta institución es la más valiosa. A aquellos que leyeron comentaron el trabajo y me dieron consejos, mis agradecimientos, espero que les haya sido agradable lo que humildemente trabajó un servidor de manera lenta y durante años. Así mismo agradezco a todos aquellos que han creído en mi, me han acompañado y han dado palabras de aliento,

1

¡ 1

1

destacando su gran solidaridad en momentos difíciles. Cuicuilco DF, vera.11o de 2001.

1

Capítulo 1 ORIGINALIDAD Y OENCIA. La Lectura de Niceto de Zamacois y José María Vigilen la Actualidad.

E

l presente trabajo pretende abordar el tema de la reflexión y la lectura de dos historiadores de posturas encontradas en el siglo XIX, en torno a la

significación de La Reforma como proceso clave en las transformaciones

que el país sufrió en la segunda mitad del periodo decimonónico. Si bien,

hoy en día se tienden a hacer relativas las diferencias conceptuales entre conservadores y liberales, el tono de los escritores refleja el lamento de quienes vivieron una guerra fratricida y decidieron realizar una obra que presentara conclusiones racionales de esta etapa histórica tan crucial para México. La lectura y el Estudio de los autores que trabajamos en la presente investigación se encuentra actualizada en la obra coordinada por Juan A. Ortega y Medina, titulada Historiografia mexicana

1,

trabajo financiado y editado por el Instituto de

Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Este trabajo es un esfuerzo importante por establecer los ejes centrales de la historiografía mexicana del siglo XIX. Los autores que estudiaremos en la presente tesis se encuentran situados en

Historiografía mexicana, de la siguiente forma: •

La obra de Zamacois es situada en el volumen IV titulado "En busca de un discurso integrador de la nación", coordinado por Antonia Pi-Suñer Llorens. Y el artículo corre a cargo de Judith de la Torre Rendón.

"

La obra de José María Vigil esta situ.ado en el volumen V con el títu.lo: "La etapa fundacional de la escuela histórica mexicana" coordinado por Gloria Villegas. 2

¡ 1

_l_

1 2

Ortega y Medina Juan A. Rosa Camelo (coord.). Historiografia mexicana, México UNAM 1997 Tomo que hasta la fec..;,a_ no ha sido editado y par lo tanto no se encuentra a disposición.

2

Tornarnos esta obra porque es uno de los trabajos más recientes, además de que fue elaborado por una de las instituciones más respetables e influyentes de Ja comunidad histórica mexicana. En él se refleja en muy buena medida el nivel alcanzado por el análisis historiográfico en México. Así exploramos los comentarios que existen en tono a los autores que ocupan nuestra elaboración. A) Niceto de Zamacois en la obra Historiografía mexicana de/1/H-UNAM.

Hasta hoy ha existido un casi total abandono de la obra de Niceto de Zamacois, al grado de que se han escrito sólo dos textos de análisis historiográfico por un solo autor, Judith de la Torre Rendón del Colegio de México. Su primer trabajo fue su tesis de Licenciatura en la ENEP-Acatlán y el segundo es su trabajo reciente en la obra Historiografía mexicana y que es el que retomamos centralmente para el presente trabajo. 3 En tomo a la obra de Zamacois dice que es muy difícil ubicarla en una corriente historiográfica, debido a que se acogió a la influencia de varias corrientes interpretativas, sin que

5'2

digan cuáles

son. 4

Se ocupa de tratar de situar la concepción histórica del escritor vizcaíno y las razones de su filiación conservadora. Esta concepción se estudio sobre todo en el análisis biográfico y en los pasajes significativos de su vida que motivaron su posición, esta se debe,

concluye, a su circunstancia. 3

Cf. Torre Rendón de la, Judith. "Niceto de Zamacois" en Juan A. Ortega y Medina (coordinador)

Historiografía mexicana, México, UNAM, 1996. Volumen IV "En busca de un discurso integrador de !"nación 1848-1884" ~ Ver: Ibídem p.564

3

Bajo el principio de conservar es progreso, alaba los periodos de paz como aquellos que son necesarios para el florecimiento de las naciones. Esta concepción, como veremos, no sólo es de él, sino del espíritu liberal que horrorizado por la inestabilidad social de las revoluciones, se acogen a un esquema más conservador. En México la influencia de Benjamín Constant en Mora, nos indica que estos sentimientos distan de estar aislados en un Zamacois.5 Frente a la crítica historiográfica que se le practica al historiador vasco, la opinión de la investigadora de la Torre en materia literaria se convierte en un alud de elogios, presentándolo más capacitadamente como literato, que como un historiador de calidad. Así el autor es presentado como un autodidacta que se" ... se encuentra bastante apartado de ser (... ] consistente, riguroso y sistemático en la aplicación de un método histórico." 6 En la obra Historia de Méjico, nos refiere el estudio de la UNAM, no obstante que se pretenden utilizar fuentes primarias y secundarias, y que trató de profundizar en el estado del arte de los temas, a pesar de tener en cuenta a autores mexicanos y extranjeros que hablan de los temas " ... es claro, que no los leyó y que únicamente tuvo noticias de sus interpretaciones gracias al registro que hicieron otros rustoriográfos" 7 Así la obra del español en buena parte está basado en el material hemerográfico que el mismo compiló, y que se encontraba convencido de que era la forma de aproximarse al conocimiento exacto de las ideas que animaban a la sociedad. Sobre todo, nos dice, en la parte de la obra donde aborda el II Imperio. La autora del estudio más acabado sobre Zamacois, nos consigna que su importancia radica en haber sido testigo de muchos de los acontecinüentos que narra, aunque:

5

Ver: Capítulo Il, inciso e de la presente tesis.

6

Ibídem. Ibídem.

7

4

" ... tuvo limitantes, ya que en muchas ocasiones recurrió al recuerdo, el cual se nutrió de toda una serie de fantasías procesadas en su mente romántica"s. No obstante que se podría encontrar en el autor vasco, el intento de criticar con severidad sus fuentes, tratando de identificar a los autores en tiempo, espacio e ideología, ese ejercicio fue en realidad " ...esporádico y poco riguroso". 9 Existió crítica de fuentes y conciencia de las limitaciones de reconstrucción del conocimiento histórico, tratando incluso de comparar las fuentes de información con el propósito de esclarecer la verdad histórica. El autor, dice de la Torre, no sigue al pie de la letra a los historiadores de más alta reputación y se atreve a refutarlos en su obra, tales como Lucas Alamán o Arrangois. En general la obra es calificada como un trabajo sin profundidad ni agudeza en el análisis de la interpretación de los hechos, repitiendo constantemente sus explicaciones, por lo que su Historia, " ...se abocó a enlazar cronológicamente, describir y narrar una cadena de acontecimientos."1° En cuanto a la narración, se nos dice, que esta estuvo sembrada de citas textuales en las que se consignó ocasionalmente al autor y otras donde si bien se entrecomilla, se omiten en las notas a pie de página, las citas bibliográfica. A pesar de ello, en la obra se " ... supo darle un uso adecuado al aparato critico de su obrá'. 11 La exposición de la Historia de Méjico se ubica por

" ... su sencillez y claridad, y porque la estructura de las oraciones es muy simple, lo que no significa que no estuviera exent3 de graves errores de sintaxis. Como resultado de la vocación literaria aflora su placer por

Ibídem. !bídem. p. 365 10 Ibídem 11 Ibídem. p. 366

8

9

S

describir paisajes y la fisonomía de lo que considera principales protagonistas de la historia de México. Es evidente que las descripciones de la naturaleza le sirvieron para desarrollar el escenario en el que se ambientaron los hechos. Por su parte, los retratos que hizo de los personajes están cargados de adjetivos que proyectan no sólo rasgos físicos sino también las virtudes y los defectos, pretendiendo despertar en el lector sentimientos de simpatía o desprecio hacia ellos. [... ] En suma, el estilo en que Niceto de Zamacois redactó su magna obra da cuenta de su formación de novelista y dramaturgo, y más aún, eHo viene a confirmar que la corriente romántica encauzó los haceres y decires de su fructífera existencia". 12 De la Torre concluye en su artículo que Zamacois buscaba unificar la intención de Conservadores y Liberales por materializar su idea de nación. En tal sentido, se distancia de la idea de que unos son héroes, mientras los otros son traidores, diluyendo por lo tanto el enfrentamiento de los bandos. El episodio de Maximiliano apoyado por los conservadores no es una acto de traición pues se perseguía la estabilización del país y la aspiración a entrar a una " ...era de ventura, de prosperidad y de grandeza" 13 En torno al concepto de la historia que subyace en la obra estudiada, de la Torre nos sintetiza en dos palabras el concepto político e histórico de Zamacois: "conservar es progreso", que lo situaba en una tradición de escepticismo frente a los cambios revolucionarios violentos.l 4 B) Un análisis historiográfico y José María Vigil. Los estudios de Vigil son escasos al menos en la biblioteca del Instituto de

Investigaciones Históricas de la UNAM y en la Biblioteca Nacional de la misma

Ibídem. Zamacois, Niceto. Historia de Méjico ... t. X\IH p. 187. Citado por Judith de la torre. Op. Cit. p. 571 14 Ver: De la Torre, Judith. Ibídem. p., 561

12 13

6

institución. Tenemos en efecto sus obras y algunos textos dedicados a su obra que se remonta a los años 20. Existe curiosamente un escrito de 1970, de Juan Ortega y Medina, el mismo coordinador de la obra Historiografía mexicana, que con el título "Un olvidado ensayo histórico de José María Vigil" aborda el ensayo del jaliciense que se llama "Necesidad y conveniencia de estudiar la historia patria." 15 Además de reflexionar sobre el ensayo del historiador decimonónico, Ortega y Medina se dedica a subrayar la importancia de la obra de Vigil, sus caracteristicas y su lugar en la historiografía mexicana de una forma sintética y breve.

La importancia de José María Vigil, de acuerdo al análisis, radicaría en que en su visión de historia patria, dotó al devenir mexicano de un carácter mestizo. Historia hispánica e historia indígenas no son sino dos polos opuestos, históricos y políticos de nuestro ser nacional. Así se afirma: "El mérito de Vigil consiste en haber sido a caso el primero en definir la conciencia nacional en términos de comprensión mestiza." 1 6 En torno a su relevancia nos dice: " ... se plantea el estudio de la historia nacional como instancia de salvación de lo esencial y propio. Vigil fue uno de los primeros y de los pocos mexicanos de aquél entonces que en su formación humanista clásica sumaba unos fundamentos filosóficos y unos conocimientos lingüísticos modernos (Alemán, inglés, francés e italiano) de primer orden excepcionales"17

1s FR UNAM: Ortega y Medina Juan. "Un olvidado ensayo histórico de José Maria Vigif' en Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México Vol. m, México 1970. R/082.1MIS.l94. 16 Ortega y Medina, Juan. Un olvidado ensayo ... p.67 17 Ibídem. p. 69-70

7

La visión histórica de nuestro autor, encajaría en la postura de la historia como rnagistra vitae, pues de acuerdo a la opinión de Ortega y Medina: "Los pueblos, nos dice Vigil, y esta en lo cierto, no pueden prescindir de su pasado puesto que este es la única base segura para conocer el presente y preparar el porvenir." 18 También se señalan diferencias entre el positivismo y el colaborador de México a

través de los siglos: "En lugar del camino enajenante emprendido por el positivismo barrediano, él propone el único que hará posible salvar el desnivel cultural que separa México de los Estados Unidos y de la Europa avanzada. La instrucción útil en general y en particular la instrucción histórica inutópica"19

En torno a la tendencia política a la cual se adscribe, se apunta: "Observa además las dos tendencias o escuelas históricas, de carácter destructivo que se combaten en México infructuosamente con resultados negativos: la española (negadora del pasado indígena) y la mexicana (condenadora del pasado español). Con esta adjetivación caracteriza a Vigil la posición histórica existente entre la escuela preservadora y la liberal o progresista. Vigil actúa dentro de la corriente liberal moderada, evolucionista, y por lo tanto posee una comprensión de la historia que es ajena, si no es que adversa a la concepción liberal antitradicional." 20

1~ 19

JbídiW.

p.72

lbídem. w Ibídem. p.72-73

8

En el contexto de su contribución a la obra coordinada por Vicente Riva Palacio nos dice:

"La contribución de Vigil al México a través de los siglos, así como sus prólogos y otros trabajos históricos nos indican que él consecuente con su programa asentaba sobre sólidas bases históricas el desarrollo de la nación. El tiempo ha venido a darle la razón a Vigil, una vez que el forzoso necesario despertar revolucionario nos ha permitido una interpretadón dialéctica de nuestra historia, en donde las dos posibilidades irreductibles y polarizantes son subsumidas."21 Otro lugar donde se dedican comentarios a la obra del autor que nos ocupa, es el Trabajo de Enrique Florescano22, donde se dedica a reseñar el trayecto de la historiografía mexicana. Coincide con Orozco y Berra en el intento de Vigil por equilibrar el conflicto entre una historiografía que niega el pasado colonial y repudiaba las antiguas civilizaciones, y el otro extremo que trataba de negar el pasado colonial. En general se reconoce el esfuerzo por intentar recuperar el pasado mexicano, haciendo énfasis en que esta recuperación daría identidad nacional y conduciría a afrontar el sentimiento de inferioridad del pueblo mexicano. Es de estacar que el mencionado escrito de Florescano no incluye a la obra de Niceto de Zamacois, mientras que a José María Vi gil le dedica un lugar importante en su escrito. C)Observaciones a la visión historiográfica.

En la investigadón sobre Niceto de Zamacois prevalece e14 el comentario implícito de que el valor de su obra es menor, en términos historiográficos, porque "no es

rigurosa'' y porque en gran medida, se ie acusa, de prácticamente no haber referido

n Toídem p. 73 Depar+.amento de Investigaciones históricas. Cuadernos de traba}o # 5. INi\H 1977

22

9

adecuadamente a los autores que leyó, lo que implica lecturas inadecuadas de los autores en que se basa de la Torre. 23 Enrique Florescano lo ignora simplemente, dedicando un lugar muy importante a la obra coordinada por Riva Palacio. Las críticas en Historiografía mexicana también se centran en la desproporcionalidad

de la obra, en el hecho de que haya dedicado un sólo tomo al México prehispánico, tres a la conquista, dos a la colonia, cinco al movimiento de la independencia y nueve al México independiente (cuatro de los cuales son a La reforma), porque

trabajó más donde tuvo mayores documentos. Porque le faltó la lectura de historiadores de su momento y porque se permitió fantasear dentro de la historia, sin tener "rigor metodológico". El presente trabajo partirá la consideración, de que en la lectura de un texto, si bien es importante la epistemología que se empleó para descubrir verdades, también el escritor es del siglo XIX, expresa no sólo los resultados de sus datos, sino una lectura de los acontecimientos que se enlaza y funciona como parte del discurso político que será utilizado en una contienda política viva. En torno a la exigencia de aparato crítico, crítica de fuentes, constatación de los hechos, verdad o fantasía; ello es una lectura de ese autor del XIX mediado por las exigencias actuales, por nuestras nociones científicas de lo que debe ser un trabajo fundamentado. Pero, centrar el trabajo sólo en la metodología, deja de lado el intento de análisis de la construcción narrativa e intencional de una historia, cuya lectura profunda, nos revela más del contexto histórico y cultural del autor, que lo que probablemente refiere la historia que se encuentra en sus textos, pues nos remite a funcionamientos culturales, al intE'nto de pretensiones de validez de un discurso que se expresa comunitariamente en colectivos de liberales.

23

De la Torre RendónJudith (1996) p. 264.

10

Los comentarios a la obra de Vigil lo premian, pues le consideran innovador al introducir una propuesta de cultura mestiza, por vincular una noción filosófica humanista contrapuesta al positivismo de Barreda y por utilizar la lingüística, con más precisión, la filología, al terreno de la investigación histórica. Es por una parte la metodología y por otra parte las condiciones de validez que le darían a su propuesta originalidad. Aquí tenemos que si bien estos comentarios son válidos, la lectura de la propuesta de Vigil, no pone en juego su confrontación de ideas con el bando conservador. Sólo en su oposición literal al hispanismo exacerbado.

D) Problema metodológico. Al exigir una metodología con rigor a los autores del siglo XIX, no se toma en cuenta que esos textos son producciones de Lugar que nos revelan prácticas, sentidos culturales y morales que significan y nos descubren el funcionamiento de otras épocas. 24 "¿Qué fabrica el historiador cuando 'hace historia' ? ¿En qué trabaja ? ¿Qué produce? Interrumpiendo su deambulación erudita por las salas de los Archivos, se aleja un momento del estudio monumental que lo clasificará entre sus pares, y saliendo a la calle, se pregunta: ¿ De que se trata en este oficio ? Me hago preguntas sobre la relación enigmática que mantengo con la sociedad presente y con la muerte a través de actividades técnicas. Gertamente, no hay consideraciones, por generales que sean, ni lecturas por más lejos que queramos extenderlas, que sean capaces de borrar la

particularidad deJ lugar desde donde hablo y del dominio donde prosigo mi investigación. Esta marca es indeleble."25 Cualquier investigación histórica, agregaría de primera o segunda calidad, mantiene un estrecho ví.'lculo con el lugar de producción donde vio la luz. Ese 24 25

Ver. "La operación historiográfica" de Michel De Certeau. En La escritura de la Historia, Op.cit. Ibídem. p 71

11

lugar de producción y el producto mismo nos revela lo que el propio De Certeau menciona como "una topografía de intereses" que elabora un discurso, escoge los documentos, prescinde de los "no importanles" 26 y resaltan los que tienen "descubrimientos" y "trascendencia", actos de valoración de las fuentes que se circunscriben a prácticas convencionales que varían según las épocas. En el siglo XIX los historiadores mexicanos no ejercían académicamente la escritura de la historia_ Por lo regular, vivian de otros oficios, escribían en periódicos artículos en los que estaban involucrados políticamente, incursionaban en la literatura y en algunos casos alternaban esta vida especial y poco rentable con puestos públicos. 27 Si recorremos las trayectorias de historiadores como Lucas Alamán, Carlos María de Bustarnante o Joaquín García Icazbalceta, sus biografías nos muestran formaciones académicas que nada tenían que ver con la historia como la química o mineralogía, la filosofía o incluso el haber sido autodidacta. Vicente Riva Palacio por ejemplo fue abogado de profesión. Otros autores como José María Vigil, Juan de Dios Arias, Alfredo Chavero y Julio Zárate fueron seleccionados por Vicente Riva Palacio, en el siglo XIX, para que escribiesen la magna obra de Historia, México a través de los siglos. En ausencia de una tradición académica, la pregunta en términos epistemológicos, que surge es si los historiadores del siglo XIX tenían un método unificado o sus trabajos eran un conjunto de investigaciones en las cuales se seguía un heterogéneo repertorio de métodos y técnicas de investigación. Lo que observamos es que a pesar de que la preocupación de los compiladores y eruditos es el encontrar nociones objetivas del método, aparece una heterogeneidad de procedimientos y

26 Cada época tiene una valoración diferente de las fuentes, dependiendo de las preguntas desde donde parten_ el avance de formas de revelar tópicos nuevos y el propio funcionamiento social n La actividad de escribir textos fue en el siglo XIX, si no poco rentable, una actividad totalmente riesgosa donde el autor por lo regular salía perdiendo más de lo que ganaba. Esto lo llustra perfectamente el diario del siglo XIX Ver: El Renacimiento Tomo H, 23 de enero de 1869 México.

12

fonnas de concentrar un elemento central que es el documento. Ello revela que comienza una cultura de búsqueda y tratamiento de los documentos que dista de ser incorporada en un método. Por lo menos lo que encontramos en una vista general es una heterogeneidad de propuestas en la investigación, formas diferentes de conceptuar el quehacer historiográfico, propuestas de Método y valoración de fuentes diferentes. Así por ejemplo, un historiador tan prestigiado como Lucas Alamán tiene un concepto de la historia como genealogía de las naciones en donde se intercalan Jos grandes acontecimientos y los grandes hombres que cambian el destino de las naciones. Su método consiste en consultar todo lo escrito en torno a los hechos que estudia, haciendo una revisión crítica de fuentes buscando a quienes vivieron y tratando de mostrar que los documentos son fidedignos. Se preocupa por citar con exactitud los documentos. Sus fuentes son documentos, crónicas y hasta la literatura. 28 En cambio Carlos María de Bustamante recupera la historia como un patrimonio y una memoria importante. Trabaja documentos que considera originales y testimonios, así como obras que le ayuden a situar la veracidad de los hechos referidos. 29 Un García Icazbalceta tiene pretensiones de reconstruir la verdad y los hechos tal y como fueron. Descubrir el pasado a través de los documentos en una óptica rankeana para determinar su procedencia, autenticidad y veracidad, empleando el

Ver: Plasencia de la Parra Enrique. "Lucas Alamán" en Ortega y Medina, Juan A. Historíograf.a mexicana. México UNAM, 1997 Volumen lli. El surgimiento de la historiografía nacional pp. 307?.S

349. 29 Ver: Oaps, María Eugenia. "Carlos María de Bustamante" en Ortega y Medina, Juan. Op. Cit. pp. 109-128

13

método comparativo. Su rrabajo fue de compilación de documentos, traductor de obras y editor de las mismas. 30 Esta diversidad de formas y estrategias de trabajo son sólo una muestra de la diversidad de criterios. Las historias mexicanas en el siglo XIX y sus "autores" fueron procesos que se gestaron en el impulso de la tradición cultural europea; y en la constante preocupación por reflexionar el tiempo histórico, una reflexión que así mismo se alteraba como la propia noción quP fue constituida por la tradición de la modernidad. 31 México era además, desde el punto de vista mundial en el siglo XIX, un país "provincial'' sujeto a las influencias y los parámetros que la cultura europea irradiaba.32 Era a la vez, como país "provincial", un lugar donde el ambiente cultural mantenía más del pasado y la tradición que la adopción de nuevas fuentes de reflexión. De ahí, quizás, la exasperación de un reducido círculo de alfabetos que convivía con una tradición basada en la cultura oral de una aplastante mayoría analfabeta, más apegada a los usos y a los funcionamientos coloniales que a las ideas de cambio que fueron impulsadas mediante el proceso de secularización. Desde un punto de vista meramente empírico, la exigencia de originalidad de un autor no se encuentra reflejado en las normas de los siglos anteriores. La cual seria muy vulnerable a las formas actuales de plagio intelectual de las obras. 33

30

Ver: Montoya Rivero, Patricia. uuJoaquín García Izcabalceta" en Ortega y Medina, Juan A.

Histariografia mexicana. México UNAM, 1997 Volumen rv. En busca de un discurso integrador de la nación. pp. 387-406 Al respecto el texto de Reinh>"72 La explicación de Danto parte del hecho de que los historiadores tratan no sólo de

elaborar enunciados verdaderos del pasado, cosa que si bien pueden no conseguirlo hasta el límite, desde la perspectiva de Danto logran hacerlo, al menos, en sus afirmaciones. Esos enunciados además de construirse, intentan mantener una relación lo más detallada posible sobre los acontecimientos. "A veces se arguye que el propósito de los historiadores no sólo es el de hacer enunciados verdaderos acerca del pasado sino proporcionar idealmente el enunciado lo más detallado posible acerca del pasado. Y la cuestión que me ocupará es la de si pueden, al menos en principio, tener éxito en este extremo del rango, teniendo en cuenta que teníamos razón al concluir que pueden tener éxito con los enunciados del otro extrerno." 73

72

Birulés Fina "Donde no hay narrador no hay historia" dentro de la "Introducdón" en Danto Arthur C., Op. Cit. pp. 22-23 73 Danto Arthur. Historia y Narración p. 54

40

SI problema central_ en el que Danto nos sitúa, es el propio objetivo de lo que él

''

., •'·

denomina es el intento por alcanzar el conocimiento perfecto: una visión Baconiana

y platónica de los historiadores. "Si tenemos dificultades para decir lo que significamos con la expresión «conocimiento perfecto» de objetos que nos son contemporáneos, la queja de que no tengamos un conocimiento perfecto del pasado no resulta muy sorprendente. Porque el problema no tiene que ver con el carácter de pasado o de presente, sino con la noción de conocer perfectamente algo."74 : El máximo detalle posible se dificulta porque la historia como actualidad se basa

en la existencia de un stock de historia como registro (vestigios, documentos, etc.). Aunque se persigue el ideal de obtener lo máximo posible de historia-comoregistro, la historia dista de tener un conocimiento histórico perfecto del pasado pues los documentos se reducen a lo que los historiadores mantienen como la información a su alcance. Alcance que puede verse limitado por grandes vacíos.

El planteamiento de Danto, entonces se centra en la cuestión de que si pudiésemos alcanzar el ideal del historiador, la totalidad de los datos, el conocimiento perfecto

sobre los hechos del pasado, como definiríamos ese "modelo ideal", podríamos planteamos entonces los problemas correctos de la definición de esa utopía del historiador empírico. "Lo que Beard no consigue comprender es que, incluso si pudiéramos contemplar la totalidad del pasado, cualquier relación que diéramos de él supondría una selección, una insistencia, una eliminación, y presupondría criterios de relevancia, por lo que nuestra relación no podría incluir todo a menos que quisiera fracasar teniendo éxito. Por supuesto que existen huecos en el registro, cuestiones sobre las que nos gustaría tener respuestas, que no

74

Ibídem pp. 55-56

41

tenemos, porque nos faltan datos. Pero este hecho incontrovertible lo único que hace es cubrir la queja auténtica de Beard. De igual modo, un hombre puede desear desesperadamente pintar, pero no puede hacerlo porque llueva o porque esté cerrada la tienda de pinturas. Sin embargo sería prácticamente irrelevante mencionar esos hechos en relación a un artista que concibe la pintura como la duplicación real de sus objetos. Sus limitaciones son lógicas y no contingentes, porque no quiere hacer arte, quiere ser Dios."75 La noción de que la historia es la reconstrucción del pasado, una duplicación lo

más perfecta posible de lo sucedido conlleva un problema profundo de concepción teórica sobre el conocimiento mismo. Si a ella le agregamos que el historiador no sólo hace crónica, sino que se distingue por una interpretación lo más cercana posible a los hechos, tenemos ya un doble problema. Si partiésemos del presente y exigiésemos a un autor del XIX la construcción de un Estado de la cuestión y un estado del arte, que el historiador del s. XIX hubiese leido toda la historiografía importante de su tiempo, hubiese consultado todos los documentos de todos los archivos o si incluso no se le hubiera escapado ningún detalle de su objeto de estudio en el siglo XIX, ¿cómo podría haberle dado sentido a los acontecimientos? El problema de una critica de este tipo, en sentido de la necesidad de tener una visión abarcadora contiene ya el problema mismo de una noción de historia que no puede" ... darse cuenta de que la historia, como imitación o duplicado del pasado es irnposible." 76

Por otra parte, si todos los historiadores del XIX hubiesen perdido la mayoría de los documentos reduciéndose estos a 50, de los cuales 30 sólo tienen calidad clave y 20 75

76

SOil

de relleno, e! hecho de que un historiador taviese, pcr ejelT'. plo, acceso a 20

Ibídem p. 57 Ibídem p. 58

42

de los clave y 10 de los de relleno ¿ invalida su obra ? ¿ cuál sería el criterio de eficiencia histórica de la investigación ? ¿ no estarían aquí descalificados todos por no tener acceso a los más de 2 mil que se hubiesen perdido ? De hecho las historias

se realizan con los vestigios que sobrevivieron o bien con la que se tuvo acceso. Los niveles de información y capacidad para explicar las informaciones son para Danto las diferencias cuantitativas que dan calidad a la Historia y a la Crónica. Sin introducirse a la problemática de estudiar la diferencia entre crónica e historia, a la cual Danto dedica una buena parte de su libro, resumiremos una de sus conclusiones importantes para el interés que nos ocupa. El historiador a pesar de basarse en sus fuentes para elaborar la historia, traslada la información (evidencias empíricas) y sus conocimientos disciplinarios (evidencias conceptuales) a la construcción de una narración que articula su historia. Ello imprime un proceso distinto a las evidencias referenciales en las que se basa. "En mi opinión, estamos autorizados a suponer que una teoría es lógicamente distinta a los datos en que se basa. Y entonces podríamos decir también que una narración es lógicamente distinta de los datos en los que se basa; las notas a pie de página no son parte propia de un relato, sino más bien fundamentan el relato mediante datos. Es cierto que los historiadores dudarían en publicar una narración que son incapaces de fundamentar en todos sus puntos. Los historiadores podrían decir, en un cierto punto, que hacen uso de conjeturas; pero esto supondría una ruptura en los pies de página y no en la narración. En modo alguno una narración es un resumen de su propio aparato critico. En vez de ello funciona como una hipótesis, que podría sugerir un apoyo en favor de sí misma, no disponible en un principio~

[.... ] .. .la relación entre una Ilarración y el material que !a sustenta

es abductiva, en un sentido que resultará familiar a los estudiosos de Peirce. Y en cierto sentido, que es importante no podemos dar sentido a

43

cualesquiera fragmentos o piezas que poseamos de «historia como registro» hasta que hayamos encontrado una narración a la que fundamente. En realidad hasta que no dispongamos de una narración a la que puedan servir de base, denominarlas evidencias resultaría equivocado".77 La narración en la obra de un historiador del siglo XIX, como la del siglo XX, tiene

una base de evidencias, pero se construye sobre una estructura. Para Danto las evidencias empíricas son necesarias para ia historización de las explicaciones. De lo contrario las narraciones estarían encerradas en una comprensión eternamente presente, es decir ahistórica. El autor lo refiere de la siguiente forma: " .. .la importancia final de la historia-como-registro. Sin ella viviríamos por completo en el presente y no se nos ocurriría que el pasado hubiera sido, o podría haber sido diferente. Y esto conecta con nuestro provincianismo también con respecto al futuro. Porque nuestra evidencia conceptual ha de ser modificada a la luz de la evidencia documental, o más bien, las narraciones que se basan en la primera precisan ser modificadas a la luz de esta clase de evidencia, cuando se puede encontrar." 78 Si se partiese del supuesto de que las fuentes del historiador son falsas, que su investigación no existió y que sólo se basó en conjeturas de otros y en sus propias observaciones, tendríamos que su narración de los hechos de La Reforma o el II Imperio estarían atrapadas en su presente, según lo que podemos inferir de la obra de Danto. Ello significa poco quizás para un sujeto de nuestra época, si no partiésemos del hecho de que Zamacois o Vigil son testigos del siglo XIX, que vivieron al mismo tiempo que los hechos que relatan. Sus evidencias conceptuales nos remiten al lugar de funcionamiento de su época y por lo tanto representan una narración válida en tanto se encuentra sumergida en su momento y habla de su

77 78

Ibídem pp. 68-69 Ibídem p. 77

~

'

44

'

t . Jl!Omento. No sólo sería sólo una historiografía, sino que sería una fuente válida.

: !

!

·. LOS autores que abordamos en la presente tesis, sin embargo se basaron en fuentes d()CU1llentales y en las historiografías que pudo leer en su momento.

para Danto: " ... una narración es una estructura que impone a los argumentos agrupándolos y prescindiendo de otros como irrelevantes. Por lo que no puede haber una característica de una clase de narración que haga tal clase de narración. Si se quiere formular de forma trivial, se puede decir que una narración sólo menciona los acontecimientos significativos: pero, en cuanto a esto, cualquier narración está interesada en el hallazgo de significación de los acontecimientos, idealmente cualquier narración quisiera incluir sólo las cosas relevantes con respecto a otros acontecimientos, o significativas en cuanto a ellos. Difícilmente podríamos dividir las narraciones en clases, con este criterio, quizás, en malas y buenas, siendo las malas las que no contienen detalles significativos."79 La significación,

finalmente,

es

dividida

por

Danto

en varias clases:

Consecuencialista, teórica, pragmática y reveladora_llO Ya vimos como la escritura y la historia encuentran significados y estos no permanecen al margen del propio lugar desde donde se escribe. El acto de representar la realidad, como ya vimos, está mediado por la construcción de una estructura narrativa que dota de significación a la obra. El modelo propuesto por Danto en torno a la Crónica Ideal nos muestra que la elaboración de la Historia es la construcción de oraciones narrativas en las cuales el suceso posterior significa al suceso anterior. La crónica ideal fracasa en la medida

79 80

Ibídem pp. 83-84 Ver Danto Arthur. Ob.Cit. pp. 85-89

45

en que no puede otorgar significación a los sucesos, puesto que la significación de JOS sucesos se explican en los actos posteriores.

flídalgo es el "padre de la patria11 en la medida en que un historiador en su perspectiva y a la luz de las acciones durante la vidn del héroe, marca su persona

corno el iniciador de la Nación. Esta significación es imposible por los datos de su nacimiento o por las excelentes calificaciones que obtuvo en la escuela. El acto de significar es un acto propio de la historiografía. Esta significación proviene de ia

construcción de estas oraciones narrativas, de la construcción de un relato que secuencia o periodiza la realidad e impone fronteras textuales con un inicio y un final.

La construcción del texto no es por lo tanto la reproducción fiel o más cercana de la realidad, sino la valoración significativa de los hechos a partir de consecuencias o resultados en los que desemboca el escritor sus percepciones y conforme a la disciplina con la que se formó. La formación de oraciones narrativas es entonces el acto de construcción de la

escritura que distingue a la obra histórica en el siglo XIX. El historiador traduce el tiempo humano en una narración, este acto es muy importante según Paul Rocoeur: " ... entre la actividad de narrar una historia y el carácter temporal de la existencia humana existe una correlación que no es puramente accidental, sino que presenta la forma de una necesidad transcultural. Con otras palabras: el tiempo se hace humano en la medida en que se articula en modo narrativo, y la narración alcanza su plena significación cuando se convierte en una condición de existencia temporal."81

31

Paul Rocoeur. Tiempo y narradón.[ Trd. Agustín Neira], Siglo XXI, México, 1995 p. 113

46

!

a acto

de la escritura de la historia, la producción historiográfica no es la

duplicación de la realidad en la escritura, es la mimesis del tiempo humano en la narración, la elaboración de narración implica la formación de oraciones narrativas que se encadenan en una trama hasta configurar un discurso del pasado.

Al iniciar su obra, tanto José María Vigil como Niceto de Zamacois tenían una precomprensión del mundo de la acción. Eran habitantes de estructuras inteligibles, conocían los recursos simbólicos y estaban conscientes de su carácter temporal. Su práctica en la escritura los había llevado por el manejo del lenguaje y

en el caso del propio Zamacois, incluso había incursionado en el mundo literario. Soportados por una red conceptual de su hábitat cultural, estos autores habían emprendido la acción de la escritura, colocando agentes, personajes, acciones de la trama con motivos determinados. Los resultados de estas acciones condujeron siempre a los personajes a la felicidad o a la desgracia Los autores están obligados a seguir las reglas propias de la estructura de la narrativa, aunque no las conozcan, de la misma forma en que un ciudadano común que desconoce la gramática sigue sus reglas.s2 Al retomar del orden paradigmático de la acción y pasar al orden sintagmático de la narración, el escritor transfiere los términos de la acción integrándolos de nuevo

y por lo tanto actualizándolos. Los pasa de un orden en que poseían una significación virtual y reciben otra significación a partir de la articulación de una trama narrativa. Este nuevo orden imprime nuevas finalidades, articula agentes, motivos y circunstancias diferentes refuncionalizándolos para la nueva cultura.

82 Para Paul Ricoeur la relación entre el conocimiento de la red conceptual y las reglas de la composición narrativa están relacionadas con la articulación del orden sintagmático (relacionado con la narración) y el orden paradigmático (relacionado con la acción). El orden paradigmático se vincula con el orden sincrónico del discurso, mientras que el orden paradigmático con el orden diacrónico del mismo. Por lo tanto " ...comprender lo que es la narración es dominar las reglas que rigen su orden sintagmático" PaulRicoeur. Loe. Cit. p.l19

47

. por Jo tanto, una escritura como la de Zamacois no sólo nos habla de su referente

siJtO también de la forma de funcionamiento social del historiador. En palabras de }Ucoeur: "Comprender una historia es comprender a la vez el lenguaje del 'hacer' y la tradición cultural de la que procede la tipología de las tramas."83

Esta tradición cultural, lo que aquí definimos como el hábitat cultural del autor,

nos lleva a descubrir que las formas propuestas en los textos no se derivan sólo del campo de observación del autor, sus evidencias documentales por ejemplo, sino de laS formas simbólicas del funcionamiento cultural (que operan de forma lógica),

formas que constituyen parte de las evidencias conceptuales.

Estas formas simbólicas tienen un precedente clave anterior al acto de la escritura. Los símbolos culturales tienen un carácter público y determinan en gran parte la

acción de los seres humanos. Esto quiere decir que antes de escribir su obra, Vigil se encontró sumergido en una sociedad que poseía claves simbólicas y culturales

en su acción, que influyeron o determinaron el propio acto de ia escritura. Al desconocer los principios del " ... conjunto de convenciones, creencias e instituciones que forman la red simbólica de la cultura." 84 la historiografía contemporánea intenta la lectura literal que violenta el espacio de significación de símbolos culturales pasados. Pasan inadvertidos detalles que fueron producidos para un espacio cultural diferente al nuestro, que tienen una acción muy distinta y que comprendieron los lectores que habitaron ese hábitat culturaL La antropología, en este sentido pude mostrar una actitud más crítica al recomendar la observación y la distancia para tratar de entender esos funcionamientos.

El problema de no hacerlo es el mismo del antropólogo que se inserta en la aldea y comienza por calificar las prácticas rituales con elementos del contexto cultural del que proviene. Los gestos, nos dice Oiford Geertz, pueden tener significados muy distintos en una tribu que en nuestra sociedad, incluso puede existir polisemia, 83

Paul Ricoeur. Op. Cit. p. 119 Ver: Ibídem p. 121 y el Texto de Clifford Geertz. La interpretación de las culturas. [Tr. Alberto L. Bixio]. Gedisa, Barcelona, 1992

84

48

un guiño puede ser una clave secreta, un "no te preocupes", un coqueteo 0 un mentira". La convención funciona entre quienes lo efectúan y pueden dejar

La significación de la acción a través de los comportamientos rituales y los

súnbolos culturales son prácticas que se debe tener en cuenta para la interpretación

teXtUal- Estos símbolos culturales son codificaciones que no sólo nos hablan de contextos y funcionamientos rituales, sino que pueden explicarnos los motivos profundos de la conducta humana en los hábitats culturales que estudiamos. Por ello un texto de historia del XIX no sólo es una escritura que refiere hechos de tiem.pos pasados, muestra también los funcionamientos culturales de su presente y quizás los muestra mejor que su propia representación narrativa del pasado. Dicho en otras palabras, la obra de Riva Palacio no es hoy una "buena" página de historia comparada con los análisis estructurales de autores contemporáneos. Es

más bien una buena muestra de las preocupaciones y funcionamientos culturales del siglo XIX. La historia es además de una narrativa, la ordenación de una estructura o

construcción de representación, en la que el uso del lenguaje puede ser ingenua, pero que expresa una forma que no es para nada neutral. La construcción de un personaje histórico, su descripción, el relato de los sucesos, la articulación de adjetivos, sustantivos y la forma de tramar la historia, construyen una representación de la misma. Los elementos centrales de la trama están allí, pero la forma de presentarlas o representarlas contienen la carga del autor en términos de su posición, su opinión y sus intenciones concientes e inconscientes. Para un director de teatro la puesta en escena de una misma historia puede presentar variantes, cambios parciales, arreglos que dotan de un estilo diferente a la obra o al guión de un autor, siendo induso textualmente el mismo. ¿No sucede io mismo con las referencias culturales, simbólicas o rituales que en su funcionar nos

49

formas simbólicas son procesos culturales que

LaS formas rituales nos remiten a los motivos de la conducta. Este elemento es profundamente cambiante. Los códigos de conducta y cultura de las sociedades catnbian, ello motiva la preocupación histórica. Se puede decir que las historias pasadas no se reconocen en los funcionamientos culturales actuales y por ello algunas tienen menor éxito. Aquellas que se recodifican al tiempo moderno o que tienen elementos que podría suponer esa relectura moderna tienen mejor aceptación. La historia del siglo XIX retrata en cierto sentido sus códigos culturales y éticos, nos explican las normas de conductas, los criterios de aceptación y las

formas de valoración, nos introduce a la mentalidad de ese hábitat cultural. Al

intentar imitar la realidad, al traducirla a la narración de una obra histórica el historiador produce una escritura que representa a su tiempo. B)Metahistoria, la imaginación histórica del siglo XIX.

En este contexto, la publicación del citado libro de Hayden White y posteriormente, con su libro El contenido de la forma se viene a alimentar la reflexión historiográfica a partir del análisis de la estructura narrativa del texto histórico.

En este primer texto, Hayden White, investigador británico de la lengua, busca familiaridades del discurso histórico occidental o sólo como mero producto de Occidente85; estas familiaridades que aparecen, según White, en distintos autores o concepciones que elaboran obras históricas, desde los ilustrados hasta Hegel, Herder, Michelet, Marx, etcétera, los historiadores y filósofos más importantes del siglo XIX. Por esto, sostiene White, es posíble reunir a historiadores como Michelet, Ranke, Tocqueville y Buckhadt o filósofos como Hegel, Marx, Nietzche y Croce. Esta

as " ...es posible ver la conciencia histórica como un prejuicio específicamente occidental por medio del cual se puede fundamentar en forma retroactiva la presunta superioridad de la sociedad industrial moderna." nos dice Hayden \'\!hite. Op. Cit. p.14

50

que la forma de representar la imagen de los acontecimientos históricos, no depende de la precisión del "dato histórico", o del marco conceptual o teórico utilizado para explicar las generalizaciones elaboradas; sino por el contrario, dependen más bien del producto final construido, el texto, que posee coherencia, consistencia y la fuerza esclarecedora que imprime el relato a sus respectivas visiones en tomo al campo histórico.

En consecuencia, por las distintas formas en que se construye el relato, es inútil refutarlas o impugnar sus generalizaciones sobre la base de acumular mayor información empírica o por medio de la construcción de nuevas teorías de interpretación de los datos. El camino es, entonces, encontrar la naturaleza preconceptual y, específicamente, de poética; es decir, analizar, con base a la construcción narrativa del texto, la forma en que se imprime la conciencia histórica, y para lo cual es menester utilizar los elementos del análisis literario. Es aquí, donde White, siguiendo la tradición lingüística, establece dos niveles de análisis: la estructura superficial -llamada por algunos lingüistas como el nivel

explídto del discurso - y la estructura profunda - a la que llaman el nivel implídto o contenido en sus estructuras - Así, su objetivo es el de describir los elementos comunes que se encuentran en las principales obras del siglo XIX, para lo cual es necesaria la elaboración de una teoría sobre la obra histórica cuyo propósito sea esclarecer la forma como se produce la conciencia histórica occidental. Si la conciencia histórica es el reflejo de estructuras profundas que tienen que ver con la propia estructura de la lengua, la propuesta de White resulta novedosa, y no es fortuito que algunos analistas de historiografía mexicana busquen este enfoque como modelo de análisis historiográfico.

51

teoría sobre la obra histórica comienza cuando conceptualiza en ella varios ~es:

la crónica, el relato, el modo de tramar, el modo de argumentar y el modo

de ünplicación ideológica. Crónica y relato son elementos de materia prima para la . narración histórica, por ende la obra histórica "[...]representa un intento de mediar entre lo que [llama] el campo histórico, el registro histórico sin pulir, otras

narraciones históricas y un público"86

Las narraciones primitivas se transforman por selección y discriminación, se codifican los acontecimientos imprimiéndoles motivos y se elabora una estructura diacrónica de sucesos que pueden ser vistos como si fuesen una estructura sincrónica. De esta forma, los relatos históricos aparecen como secuencias de sucesos que parten de inauguraciones y arriban a terminaciones, momentáneas o no.

Esta forma emparenta a la literatura con la historia, pues ambas formas narrativas

se construyen con los mismos principios del lenguaje.87 Lo que separa a las primeras de las segundas es que la historia, aparentemente, postula como verdadero el hecho que relata, mientras que la literatura aparece como ficción creativa no necesariamente apegada al acontecimiento. Este punto toca la vieja discusión pendular del siglo XIX en la cual se ha movido la historia, pues a la verdad objetiva propuesta sobre todo por el positivismo comtiano, el historicisrno le ha propuesto siempre la mediación siempre incómoda que la imaginación o invención también desempeña en la obra histórica. El historiador una vez que ha recogido su material debe ordenarlo para después explicarlo con una forma narrativa determinada. Este elemento es insoslayable, en el texto, nos dice White.BB 16

Ibídem, p. 16 Esta misma posición la mantiene Paul Ricoeur en su texto Tiempo y Narración. La diferencia entra la Historia y la Literatura es la u dimensión referencial" de la narración en la Historia, pero la tu

estructura narrativa mantiene rasgos totalmente comunes. 18 Al respecto, el propio White parece revisar su afirmación: u[ ... ] consideraré la obra histórica como la más manifiestamente que es, es decir, una estructura verbal en forma de discurso de prosa

52

r.os estilos historiográficos occidentales del siglo XIX se ven condicionados por el tipo de preguntas y respuestas que el historiador debe hacerse en el curso de la construcción narrativa de su obra. Ello determina, de acuerdo con White, las "tácticas" narrativas, es decir los estilos. Estos pueden ser hallados en el análisis de la explicación, por la forma de argumentar y la de implicar una ideología. La trama histórica se encuadra en las formas estilísticas de la literatura como el

romance, la sátira, la comedia y la tragedia. White parece proponer moldes duales

y opuestos, aunque no descarta la posibilidad de encontrar moldes heterogéneos. Lo importante aquí es destacar que toda historia debe ser tramada de alguna

manera. Una vez concluida la investigación, el historiador debe ordenar sus datos e imponerle una trama determinada. La forma de tramar una historia bajo la forma de romance -donde los héroes se

imponen sobre el mundo- parece contraponerse a la sátira -donde el mundo termina imponiéndose sobre los actores o personajes- De la misma forma, la comedia -donde los personajes se reconcilian con el mundo- parece enfrentarse con la tragedia -donde existe una imposibilidad marcada por el destino-.

La elección no es tan fortuita sino que refleja la forma profunda con la cual el

escritor proyecta su concepción del mundo y nos permite "[... ] caracterizar los distintos efectos explicativos que un historiador puede esforzarse por alcanzar en el nivel de la trama narrativa." 89 Sus nociones se reflejan en la trama; por ejemplo, en una historia trazada bajo la forma de romance lo que puede estar atrás es la

narrativa ."[Subrayado nuestro] Afirma en su texto El contenido de la forma: los historiadores no tienen que relatar sus verdades sobre el mundo real en forma narrativa. Pueden optar por otras formas de representación no narrativas e incluso antinarrativas, como la meditación, la anatomía o el epítome. Tocquevile, Burckardt, Huizinga y BraudeL por citar sólo a maestros más señalados de la historiografía mcdenn, recha:c.1íOn . en alg-unas de sus obras historiográficas, p:r€smibl~nttnte a partir de la suposición de que el significado de los acontecimientos que debe relatar no era suceptible de representación del modo narrativo", Véas H.White, El contmido de la formo, Narrativa, discurso y representación histórica. [Trd. Jorge Vigil Rubio], Colección Paidos Básica # 58, Paidos, Barcelona, 1992 p.18 89 White, La ll1etahistoria ... p .21

53

de inmovilidad o transformación, mientras que en la tragedia puede estar la de inmovilidad o continuidad. , /.este nivel de elección, inconsciente en el caso de los historiadores, se implica en

laS "operaciones cognoscitivas" desde las cuales el historiador busca "explicar'' lo que sucede en la "realidad". Implicar significa aquí, con toda probabilidad, que existe cierto nivel de determinación entre esta noción inconsciente de tramar y el

acto consciente de lo que -White opina- es una operación nomológica-deductiva. es decir, operaciones lógicas y "silogismos".

Estos marcos argumentativos lógicos o nomológicos-deductivos se encuentran sumamente determinados por la situación de la historia como una protocienda que no ha logrado obtener el estatuto propio de las ciencias naturales. Este terreno poco consolidado y movedizo de la historia lo hace moverse entre dos campos: el del

arte y el de la ciencia A partir de los estudios de Stephen C Pepper, White intenta hacer la misma operación que en el caso de los estilos: encuadrarlos en grandes rubros. Estos grandes bloques o modelos de explicación son; el modo formista, el modo mecanicista, el modo organicista o el modo contextualista. El modo formista puede identificarse más con el método "objetivista" o "empirista" de basar los datos en la realidad ajustándose a bases objetivas, propio de las escuelas nacionalistas o positivistas del siglo XIX -Niebuhr, Mommsen y Treyvelan-. Este movimiento sumamente detallista de los hechos históricos nos lleva necesariamente a la elaboración de historias dispersas en los datos y poco integradas en sus resultados. Los románticos y los historiadores prefieren este modo de argumentar sus historias. El modo organicista, por el contrario, resulta ser más integrativo sin llegar a ser sintético. Las particularidades que recogen resultan ser más vinculadas a los procesos que resumen en sus totalidades, pero en las cuales las particularidades resultan como suma.

S4

El interés por el dato que los formistas tienen emerge en contraposición al interés de la vinculación de lo particular con lo general. Los organicistas, de acuerdo con Wbite, no buscan las leyes de los procesos, entendidas dentro del marco natural, sino más bien detectan principios o ideas que nos permiten explicar el terreno de las particularidades y su inserción en superficies más generales. Estas ideas no se comportan como agentes causales, sino como términos de explicación. Esta es la distinción entre estos y los mecanicistas, quienes reconocen agentes causales en los procesos. El modo mecanicista es integrativo, pero su tendencia es reductiva en vez de sintética.

Tienden

a

ver

agentes

causales

-manifestación

de

agencias

extrahistóricas- insertos en un escenario determinados como los actores en los que se desenvuelven en su narración. "La teoría mecanicista de la explicación gira en tomo a la búsqueda de leyes causales que determinan los desenlaces de procesos descubiertos en el campo histórico. Los objetos que piensan habitan en el campo histórico son construidos como existiendo en la modalidad de relaciones de parte a parte, cuyas configuraciones específicas son determinadas por las leyes que se presumen gobiernan sus interacciones. 90 Finalmente, tenemos el modo contextualista de explicación que se aplica cuando se ligan los elementos particulares con el contexto, porque, según la noción, dichos elementos particulares sólo pueden explicarse en su contexto. Proceden por lo tanto con: " ... algún (en realidad cualquier) elemento del campo histórico como sujeto de estudio, ya sea un elemento tan grande como la 'revolución francesa' o tan pequeño como un día en la vida de una persona específica. A continuación procede a recoger los 'hilos' que unen el suceso para explicar con diferentes áreas del contexto. Los hilos son identificados y seguidos 90

Ibídem, p. 27

55

hacia afuera, hacia el espacio natural y social circundante dentro de los cuales el suceso ocurrió, tanto hacia atrás en el tiempo, a fin de determinar su "efecto" e "insuficiencia" en los sucesos 'subsiguientes'"

EstoS modelos, según White, son formas de explicación formal utilizados en las obras históricas. Mecanicistas y organicistas no han gozado de tan buena aceptación entre los historiadores que entienden más al formismo y al contextualismo. Esto se fundamenta en la propia situación protocinetífica de la historia. La decisión sobre las formas de tramar y explicar se encuentran correlacionadas o

precondicionadas por los criterios, que el autor tiene, en torno a la manera como producen las ciencias del hombre y la sociedad. Esta forma, a su vez, se adopta en virtUd de criterios y opiniones de carácter ético, que White equivale a razones ideológicas. Los principios elegidos sobre como debe actuarse en sociedad se transfieren a la narración de los textos. Así por ejemplo, a un "radical" le interesa la transformación social y busca leyes que se adapten a dicho interés, mientras que, por el contrario, lo que le interesa al conservador es resaltar las leyes que marcan la continuidad. La elaboración de las leyes de esta forma le parece sospechosa a White. Procede a operar con la ideología de la misma forma que con los otros niveles. Establece un marco conceptual basado en la revisión de Karl Mannheim: anarquista, radical, conservadora y liberal. Dentro de la opción radical encuadra a las ideologías socialista y comunista. De esta forma, se establece un cuadro de modos de implicar ideológicamente que

varían segú-n su propósito social de cambio y la intensidad de cómo éste se exige. Los radicales y anarquistas buscan un cambio estructural "cataclísmico", mientras que los liberales y conservadores ansian un perfeccionamiento estructural. Por otro lado, los conservadores, si acaso, desean que el cambio sea paulatino, los liberales

56

que sea por la vía democrática y parlamentaria, y los anarquistas y radicales lo qt~ieren

violento.

una vez establecidos estos niveles de trama, argumento e ideología, White parece haber completado su teoría de analisis de los discursos históricos y procede a

recorrer la obra de cada uno de los autores propuestos. Estos niveles establecen el estilo narrativo y argumental del historiador. Estos parecen_ también, tener una estructura de correspondencia o afinidad en Jos niveles. Así, por ejemplo, u_na forma de tramar cómica no puede ser compatible con una argumentación mecanicista; por lo que se propone el siguiente esquema de afinidades: '""Modo de Tr.unar Romántico

Formista

Implicación ideológica 1\narquista

Trágico

Mecanicista

Radical

Cómico

Organicista

1

Argumentación

Conservador '

Estas afinidades, aclara White, " ... no deben tomarse como consideraciones necesarias de los modos de un historiador determinado. Por el contrario, la tensión dialéctica que caracteriza la obra de todo historiador importante surge generalmente del esfuerzo de casar un modo de tramar con un modo de argumentación o de implicación ideológica que no es consonante con él". 91 Sin embargo, esta tensión se encuentra delimitada por las afinidades que dotan al autor de la fuerza, coherencia y consistencia, que se encuentran en una naturaleza poética, propiamente lingüística. Para exponer sus argumentos, e! lüstoriador prefigura el campo en que lo constituirá conceptualmente. Esto lo determina en los terrenos poético y lingüístico. Por esta razón la operación que se propone White es distinguir entre el terreno del léxico, el gramatical y el sintáctico. Estas caracterizaciones

91

V\lhite. Op. Cit. p.39

51

prefigurativas se proyectan en una forma que se pueden caracterizar en las cuatro figuras tropológicas básicas.

¡,as estrategias argumentativas no son infinitas, nos dice White y se pueden encerrar en esos tropos básicos de ]a poética: metáfora, metonimia, sinécdoque e jronía. basado en las propuestas de Jakobson y sus implicaciones psicológicas vinculadas al análisis de Lacan, el tropo sería es proyección áel inconsciente sobre la forma argumentativa del autor, los recursos indirectos y figurativos de los cuales

se echa mano para la elaboración de una obra. La metáfora es la figura tropológica en la cual se sustituye analógicamente una

cosa por otra: mujer por "pétalo de rosa", lágrima por "rocío de la mañaná', etcétera. Como metonimia se considera la relación causal en la cual el todo se puede representar con una parte "cincuenta velas" por "cincuenta barcos", "ruge P:

la noche" por "existen truenos en la noche". La sinécdoque es la representación de la suma de las partes en un todo; por ejemplo, la expresión "es todo corazón" que sustituye a tiene "bondad y buenos sentimientos". Aquí el corazón implica la totalidad de la persona. Metáfora, metonimia y sinécdoque son tropos ingenuos para White, porque sólo captan la naturaleza de las cosas a través de nociones figurativas mientras que la ironía es un tropos más consciente porque es esencialmente dialéctico y autoconsciente, que establece la negación de lo que se supone es la afirmación; por ejemplo, la alusión a un perezoso como el individuo más trabajador de la ciudad.

El lenguaje no directo utilizado en la obra de historia puede analizarse en una teoría tropológica o de la figura. White emparienta los cuatro tropos con las formas de argumentar de la siguiente manera: metáfora - formismo, metonimia mecanicismo,

sinécdoque

organicismo,

ironía

pensamiento

autocrítico(contextualisia). Aunque se advierte que ia ironia perecería ser transideológica y, por lo tanto, utilizable por cualquier ideología.

para White, esta nociones figurativas aparecen en el seno de un curso histórico. El proyecto ilustrado, representado por Gibbon, Voltaire, Hume, Kant y Robertson, veían la historia en términos irónicos. Esta corriente fue enfrentada por los ilustrados

prerománticos

(Rosseau,

M6ser

y

Burke)

con

una

historia

deliberadamente ingenua, es decir metafórica. Ello marco una crisis - según White con respecto al pensamiento histórico. A pri_ncipios del siglo XIX, Augusto Comte inauguró la forma mecanicista de ver la historia y, con ella, el tropos metonímico. Esta primera fase del siglo XIX es caracterizada por White como inmadura en contrapartida a la segunda fase, que considera más madura y con historiadores y filósofos de la historia más importantes. El eje de la producción histórica se encuentra en la constitución de tres

formas de construir una historia desde el punto de vista realista (metafórico,

metonímico y sinecdótico). La recaída del pensamiento histórico a finales del siglo XIX está marcado por el regreso a la forma irónica. Estas propuestas de Hayden White bien pueden pensarse para los historiadores mexicanos, en el marco de elaboración de la historiografía mexicana del siglo XIX. En términos generales la obra de Zamacois, podría ser clasificada sin mucha dificultad en un género Cómico. Durante toda la exposición, sobre todo en La Reforma, intenta la reconciliación de las partes, reflexionando siempre sobre la posibilidad de un mundo tolerante. 92 Esta percepción de la obra, al parecer, es compartida por Judith De la Torre Rendón_ quien tituló sugestivamente su tesis de Licenciatura: Niceto de Zamacois y la búsqueda de la remnciliación

de la sociedad

mexicana. 93

Niceto de Zamacois. Historia de México desde sus tiempos más remotos hasta nuestros días, escrita en rtisla de lodo lo irrecusable han dado á luz los ú5 caracterizados historiudores, y en virtud de documentos auténticos, no publicados todavía, tomados del Archivo Nacional de Méjico, de las bibliotecas públicas, y de los preciosos manuscritos que, hasta hace poco, existían en los conventos de aquel país. Barcelona, J.F. PARRES Y COMP." EDITORES, 1880. Ver en especial tomo XIV. 93 Ver. Judith de la Torre Rendón Niceto de Zamacois y la búsqueda de la reconciliación de la sociedad mexicana, Tesis UNAM, ENEP-Acatlán, México 1990 92

59

Quiere decir que sus personajes históricos se mueven siempre en una trama de conflictos y desacuerdos donde siempre resalta la posibilidad de Hegar a entenderse y formar una nación con mayor armonía.

su

método de argumentar es organicista, siempre está integrando los sucesos

particulares que va mezclando para reflexionar y explicar los procesos de la totalidad social. Son los individuos, sus actitudes, sus gestos, sus incapacidades los que impiden que la reconciliación se produzca. Sus incapacidades que se derivan del protagonismo individual, de su ambición y de su falta de apertura para entender a los otros y de respetar sus deseos. 94 Existe sin embargo, la esperanza de que siempre se pueda recapacitar y encontrar en el hecho de que los mexicanos son hermanos, lo mismo que los españoles, la búsqueda de una marcha unificada y noble para el país. Esta forma de argumentar se empata desde luego con el tropos de la sinécdoque. Para ser totalmente coherente su modo de tramar y su forma de argumentación, de acuerdo al modelo teórico de White, Zamacois tendría una ideología conservadora. Los trabajos de De la Torre parecen coincidir en esto también situándolo más cerca de los conservadores y con la actitud de conservar, que la de emprender grandes cambios. Enmarcarlo en una ideología conservadora es hoy en día, movemos aún por el terreno arenoso y accidentado de la división cada vez menos clara entre conservadores y liberales en el siglo XIX95• Al menos por la forma en que presenta ,f.,

su narración y a los propósitos que busca, su intención era la de conservar.

94 La preocupación por las ambiciones de los políticos, de su obsesión por vivir del erario público y de su corrupción se encuentra sistemáticamente argumentada en su ensayo Testamento del gallo

pitagórico. 95

Ver. Jorge Adame Godd.ard. El pertSatnicnto político y social de los católicos ;nexicanos 1867-1914. México, UNM1, 1981. En la página 7: "Durante la primera mitad del siglo XIX algunos católicos mexicanos sostuvieron un pensamiento político calificado como 'conservador' en tanto que procuraba la subsistencia del orden social y polftico antiguo, inspirado en los principios doctrir.ales de la Iglesia católica (por lo que sería más correcto calificar a ese pensamiento de 'tradicionalista', y se oponía a las reformas intentadas por el h"beralismo. Al grupo de católicos que pensaba así, se le

60

este hecho, nos marca ya la importancia de su lectura, por representar una de )as formas del sentido que se presentó en el siglo XIX, bajo la forma de

Historia de

}Aéjico.% El poco aprecio a la obra histórica de Zamacois97, también puede bien responder,

en el plano de la narrativa, a la afirmación de White en el sentido de que las obras de carácter organicista y mecanicistas son despreciadas en general, porque se acogen más bien a las formas contextualista y formista de argumentar. Si los historiadores retoman inconscientemente sus formas narrativas de estructuras preexistentes, y si esa elección revela más bien el sentido profundo de la conciencia histórica occidental; Entonces en el juicio valorativo de las historias, ¿no estaremos proponiendo una forma de narración por encima de los caracteres y

las personalidades que derivan las otras?, ¿no será esta una forma de intolerancia académica? ¿Por qué un método formista, se juzga, es el auténticamente histórico?

Esta ha sido una pregunta que constantemente emerge de la lectura de White y que fue parte de la polémica que hemos reseñado con Chartier.

denominó: 'partido conservador', la historia de este partido, según la historiografía mexicana terminó con los fusilamientos de Maximiliano, Miramón y Mejía en el Cerro de las Campanas, el mes de junio de 1867." Al respecto, como bien a probado la obra de F. X. Guerra, más que partidos había una existencia traillcional en la sociedad mexicana. Ver. F. Xavier Guerra. México del antiguo régiw.en a la revolución. Tome I Capítulo I'/. #Pueblo ~1odcmo y sociedad tradicional." 96 Sello totalmente conservador e hispanista pues aquí se encuentra la discusión de si México se escribe con 'T o con "x", formalidad que va separando precisamente las dos posiciones encontradas. eo

universal. Acompañan a sus obras algunas novelas como El mendigo de San Ángel, El capitán

Rossi y el Jarabe. Tiene ensayos como El testamento del ''gallo pitagórico" y hasta zarzuelas como La muerte del barbero, las que por cierto le dieron prestigio entre el público de la época. Un historiador que dedica 18 tomos a la historia de un país, que no es el suyo, contenidos en 20 volúmenes, abarcando desde la antigüedad mesoamericana hasta la penúltima década del siglo XIX, es un hombre comprometido y preocupado por la historia del país; el hecho de que su obra no sea muy conocida por el público en general sino por coleccionistas le hace ya de por si interesante y atractivo. Se ausentó de México, sin olvidarlo, le dedicó artículos en periódicos españoles que

le valieron el reconocimiento de la embajada mexicana. De regreso a México durante el Imperio de Maximiliano, dirigió algunos periódicos conservadores como El cronista y La sociedad mercantil. Su obra olvidada hoy por el público general y solamente en algunos casos publicada en antologías

mutilando sus escritos que reseñan higiénicas

descripciones del México deci.--nonónico Niceto de Zamacois llama la atención porque, al menos en el papeL escribió una obra mucho más extensa que México a través de los siglos de Vicente Riva Palacio, y

71

cuYa importancia lo coloca entre la intentos realizados por Riva Palacio y desde

Juego Justo Sierra. Su obra Historia de Méjico no fue producto de un equipo de autores, sino que fue

escrita en su totalidad

por él mismo. Posteriormente fue actualizada por Francisco

G. Cosmes añadiendo a la obra una parte de actualización "Contemporánea" . .zamacois fue un autor cuya obra permaneció en las bibliotecas no sólo de los políticos del siglo XIX, sino también en las de los comerciantes y hombres de empresa de la época. Su Historia no fue reeditada como México a través de los siglos; quizás porque tras la Historia de Méjico no estaba el apoyo de un gobierno porfirista 0

porque tal vez traía el estigma de la ideología liberal-conservadora de su autor, y

porque los autores no centraron en México a través de los siglos, como un sueño utópico, la reconciliación de los dos bandos que lucharon hasta la muerte en el periodo de la Reforma del México decimonónico. Zamacois fue leído en su época como lo consignan los estudios especializados: "Es innegable que un sinnúmero de familias de aquél entonces adquirió y leyó la obra. En el caso de los historiógrafos de ese momento tenemos que el controvertido Francisco Bulnes la consideró fuente importante de consulta, pero nunca bajó a su autor de monarquista. Por su parte, en 1884, el filósofo Agustín Rivera y Sanromán, en su obra Principios críticos sobre el virreinato de la Nueva

España y sobre la revolución de independencia, arremetió contra el discurso apologético de la conquista de Zamacois. Si embargo, Rivera no encontró eco en una sociedad tendiente a la reconciliación. En cuanto a la importancia de la obra en tiempos de la Revolución Mexicana, sabemos que Francisco Villa aprendió a leer con ella y que Venustiano Carranza la estimó entre sus clásicos historiográficos. En nuestros días, la mayoría de los investigadores se apoya en la obra,

72

sobre todo en los tomos correspondientes al imperio de Maximiliano, por la riqueza informativa que registra."113 para Judith de la Torre Rendón114, nuestra especialista nacional de Zamacois, como vúnOS

en el capítulo anterior , el historiador vizcaíno realmente realizó una

investigación en la que profundizó en fuentes primarias y secundarias. Ello no obstante que este autor no explotó todos los textos de historia existentes en su momento y en muchos casos los refirió a través de terceros autores. Sin embargo se sumergió en documentos y en un vasto materia hemerográfico al que él personalmente le confirió una singular importancia de análisis.

La lectura de la obra nos brinda la sensación de estar viendo algunos de los acontecimientos narrados, como por nuestros propios ojos. Este efecto que si bien

es plasmado en la escritura, procede en muchos casos de su carácter testimoniaL Para Judith de la Torre: " ...esta característica de testigo ocular le otorga a la obra un inmenso valor, no debemos olvidar que tuvo sus limitantes, ya que en muchas ocasiones recurrió al recuerdo, el cual se nutrió de una serie de fantasías procesadas en su mente romántica."ns La lectura de una historiografía tradicional incide aquí de manera particular, pues

la veracidad es exigida por un método comparativo, sin detenerse en la problemática de la lectura y la representación del texto, de la capacidad literaria del mismo que no parece estar desligada en el siglo XIX Lectura y representación, las alegorías como recurso ¿ son meras fantasías ? ¿ O son aigo que el texto interpone como algo central en el discurso ?

Así como algunos imponen derechos de autor del siglo XX, los estudiosos norman la verdad de un texto a partir de su comparación. Quizás la obra histórica, como la 113 Judith 114 115

de la Torre Rendón. "Niceto de Zatrulcois" ... p. 572 Ibídem. pp.549-572. Ibídem. p. 564

73

literaria contiene su lectura particular, sus propias leyes y su propia verdad.

En ello nos detendremos a lo largo del presente trabajo. por otra parte, la práctica de buscar la verdad sólo a partir de lo testimoniado o afjrnlado en el texto parece omitir que: "... cuando la historia toma en consideración el'hacer' ('hacer historia'), encuentra al mismo tiempo sus raíces en la acción que 'hace la historia'. Como el discurso no puede desolidarizarse hoy en día de su producción, tampoco lo puede de la praxis política, económica o religiosa que cambia las sociedades y que, en un momento dado, vuelve posible tal o cual tipo de comprensión científica."1 1 6 La comprensión en el presente de las obras del siglo XIX parece estar mediada por el efecto producido por la historiografía liberal y la forma como sepultaron a los conservadores tras el triunfo de la República y la derrota de la Intervención francesa. En ese sentido los conservadores son el discurso reaccionario y vencido, sin buscar desde luego la coherencia interna que pudiera tener un conjunto de individuos que compartieron convicciones llevadas al extremo. Para autores como Habermas, el lenguaje implica en sí una pragmática de la acción, los actos del habla comprenden una serie de conexiones con sujetos, mundos de vida y pretensiones de validez. Analizar los actos del lenguaje y sus pretensiones de validez es sumergirnos en el mlmdo de los debates, las posiciones y las sociedades que los están generando, en un sentido de búsqueda de la verdad. No fue sino hasta finales de la década de los 80 que Judith de la Torre se dedicó al análisis de la obra desde un punto de vista historiográfico. Es muy importante por cuanto explora conocimientos en torno a un autor no trabajado y su obra. Son las

116 De

Certeau Michel La escritura de la historia... p.47

74

características de este autor las que impulsan a tratar de analizarlo desde un enfoque diferente, acorde a los propios avances de la historiografía moderna, z¡unacois es un escritor que reúne las características generales de un intelectual conservador del siglo XIX. Historiador, a la vez que conocedor del lenguaje literario es una excelente muestra de la conciencia del lenguaje en el siglo XIX como lo subraya Hayden White. Zamacois es además por su estilo un narrador de las costumbres del siglo XIX, lo que le permite ser una fuente valiosa para el siglo y un invaluable medio de análisis.1 17

La extensión de su obra presenta, sin embargo, una enorme dificultad para algunos

métodos de análisis por lo que sólo el trabajo preliminar de Judith De la Torre le consumió mucho tiempo para situarlo en términos generales. Un análisis historiográfico debe tener en cuenta a este autor y la dimensión de su obra para abordarlo en un estudio colectivo en el que podrían participar varios investigadores. Intentaremos, pues aportar nuestro grano de arena, por el momento. Cuando Zamacois culmina sus tomos en 1880, se encuentra reflexionando desde la perspectiva de un porfirlato triunfante y de la derrota de un partido conservador que ya es

irreversible.

Escribiendo

desde la

República

Restaurada y

complementando sus notas en el contexto del triunfo de la revolución de Tuxtepec, ya tiene una visión de conjunto de lo que pasó. No defiende sus comentarios con la perspectiva de empujar el triunfo de un partido que ha sido derrotado, sino en la perspectiva de hacer reflexionar a una elite política dividida y enfrentada, en donde los derrotados han sido excluidos de las decisiones. No busca un puesto en el gobierno, puesto que sus biógrafos señalan claramente que le fue ofrecida la

nacionalidad mexicana y puestos públicos, y ambos íueron rechazados. Se quedó

117 White, Hayden. Metahistoria. La imaginación histórica en la Europa del siglo XIX Fondo De Cultura Económica México DF, 1992.

¡

1

---------------- !

75

. ~ente en ese México que amaba hasta 1885, momento en el que muere en la

JoSé María Vigil, por su parte entrega "La Reforma, la intervención y el Imperio" para México a través de los siglos en 1889, 9 años más joven que Zamacois, concluye JOS trabajos a la misma edad que concluyó los suyos. La dictadura de Díaz ya es un f¡eCho y Vigil será en distintos momentos un funcionario porfirista. Elegimos primero La Reforma desde la revolución de Ayutla hasta el fusilamiento de Maximiliano en el Cerro de las campanas. En Vigil esto representa todo el tomo

y de la obra, más de 700 páginas, mientras que en Zamacois son 4 tomos son cerca de 2000 páginas.

Esta delimitación era inadecuada para el trabajo de análisis historiográfico, pues nos entrampaba en una cantidad enorme de sucesos, temas y conceptos. Se hizo por esto una segunda delimitación para determinar problemas que se exponen en

el interior del texto y que son fundamentales. De esta forma precisamos tres núcleos de problemas: La libertad de cultos y la desamortización de los bienes de la Iglesia, lo que nos llevó colateralmente a profundizar el concepto de la libertad de conciencia. Estos núcleos exigían la elaboración de un estado de la cuestión sobre el liberalismo en el siglo XIX que nos permitiesen encontrar el sentido más aproximado de los conceptos que trabajaríamos en el debate, para proceder después a una exposición de los puntos principales de la obra de nuestros autores a estudiar y pasar finalmente al problema de la interpretación de su lectura en ambos. C) Los principales problemas de contexto dei sigio XIX para ia lectura de estos dos autores.

La lectura de José María Vigil y de Niceto de Zamacois contemplan una serie de problemáticas complejas que tienen que ver con la comprensión de los cambios que se vienen produciendo en los siglos XVIII-XIX, con el desarrollo intelectual de

76

··¡05 liberales mexicanos en el mismo periodo, que dan sentido y profundidad a los

conceptos que se encuentran a debate y que marcan la dimensión real de sus diferencias de matiz y de fondo. En las últimas décadas del siglo XX, los estudios sobre el siglo XIX vinieron coincidiendo en la construcción del concepto de Antiguo Régimen para caracterizar los problemas que se presentaron a los primeros liberales mexicanos en la construcción del Estado nacional moderno, la intención de lograr finalmente ¡0 radicalmente nuevo que:

" ... es la creación de una escena pública cuando este nuevo sistema de referencias deja los círculos privados en los que hasta entonces había estado recluido, para irrumpir en plena luz. Triunfa entonces una nueva legitimidad -la de la nación o la del pueblo soberanos-, una nueva política con actores de una clase nueva que, por primera vez, pueden ser llamados políticos, en tanto que se constituyen precisamente para conquistar esa nueva legitimidad. "118 Del liberalismo se desprenden algunos más particulares como son los procesos de secularización, el constitucionalismo, el choque real o ficticio en las concepciones liberales y conservadoras, la formación de espacios públicos dentro de la secularización119, el dominio del espacio territorial y la formación de las redes administrativas del Estado y muchas otras más. A estos temas se suma el interés por comprender la naturaleza del Antiguo Régimen y su fortaleza frente a los intentos de reforma de los liberales después de la independencia; comprender los factores que llevaron a los grupos liberales a formarse una conciencia de los

Guerra Fran>independencia de una manera tan heróica. El congreso sabe muy bien que en >>aquellos primeros años de nuestra vida política, hubo en Europa, no un deseo, no »Ufl cálculo, sino un verdadero delirio en favor de la colonizacion de Méjico, y es . »seguro que á la fecha se habría duplicado nuestra población, si nuestros errores »no hubieran formado una barrera invencible entre éste y el antiguo continente. >>Las revoluciones que han agitado a la Europa habrían fomentado la emigración, si »la paz y el progreso hubieran sido los gajes que hubiéramos ofrecido á los »extranjeros, y si la concordia interior nos hubiera presentado como a un pueblo »que trabajaba para hacerse merecedor de los altos destinos á que »incuestionablemente está llamada ésta parte, la mas valiosa del mundo de Colon. »Varias han sido las causas que mas inmediatas y directamente se han opuesto a la »colonizacion; aisladas la hubieran retardado; reunidas, la han nulificado. La in[328] »tolerancia religiosa, que segun algunos, han sido la mas eficaz, por s¡ sola no »podía impedir la colonizacion; porque únicamente puede haber servido de »obstáculo á los que no profesan el culto católico; mas no á muchos alemanes y »americanos, ni á los españoles, franceses, 1856 »italianos e irlandeses; de suerte que bien se pudo poblar una gran parte del »territorio, si no hubieran concurrido otras razones mas graves sin duda. El estado »incesante de revolucion en que hemos vivido, y que ha hecho de todo punto »ilusorias las garantías individuales unido al disgusto con que generalmente al »principio y después en algunas partes se ha visto a los extranjeros, es á mi juicio »el verdadero y mas poderoso obstáculo que se ha opuesto a la colonización. Cómo »en verdad podrían los habitantes del antiguo continente decidirse á emprender »una expedicion tan dilatada y expuesta, para venir á un país conmovido >>diariamente por las revueltas politicas, donde durante largos períodos no ha »habido seguridad ninguna en los caminos, donde se ha dado el espectáculo »aterrador de es pulsar á innumerables familias de extranjeros y donde, por último »el comercio sufre de mil maneras, ya con los préstamos forzosos, ya con las »alcabalas, ya con las prohibiciones ? ·· Cómo podían resolverse á abandonar la »patria de sus padres, para venir á poblar un desierto que el dia menos pensado es »invadido por uno de nuestros jefes militares que tan frecuentemente se convierten >>en salvadores de la república ? La inestabilidad de las instituciones, el rápido »cambio del personal del gobierno, los atentados en del ejército y la falta de buenas »leyes secundarias, han sido seguramente

5 [329] 1

1.

»las barreras que han contenido la inmigración y que nos han expuesto a las »usurpaciones de nuestros vecinos y a las incursiones de los bárbaros. »Es por tanto de inmensa importancia, de absoluta y urgente necesidad, que >>el soberano congreso se ocupe en el arreglo definitivo de la colonización; porque »la seguridad de nuestras fronteras, y por consiguiente la integridad de nuestro »territorio, la paz, los progresos de la agricultura, de la industria y del comercio »dependen de ella. Despues de algunas observaciones respecto de los diversos »cultos y su tolerancia que habia manifestado siendo ministro de relaciones en la »memoria que presentó al congreso en 1846, seguia diciendo. Esto dije hace diez »años; y como en ese período no ha cambiado la faz de la república en los puntos »que entonces sirvieron de apoyo á mi opinion, creo que las razones que alegué, »pueden muy bien aplicarse en el presente caso. No nos hagamos ilusion, señores: »la falta de colonización no consiste en la intolerancia, sino en que no tenemos »buenos caminos, en que no hay seguridad, en que nuestras incesantes revueltas »hacen poco grata la perspectiva para los extranjeros y mientras estas causas »subsistan, a pesar del artículo 15, y veinte artículos de esta clase, la inmigración »será muy corta en número y no de la mejor caJidad. Es cierto que si se quita »alguna de las trabas habrá alguna menos dificultad; pero como la que hoy se »quiere quitar no es la esencial, muy poco ganaremos; al mismo tiempo que nos »exponemos á todos los males de que antes he hablado. »El congreso ha visto los bienes y los males que la adop-

[330] »cion del artículo puede producir, y pasándolos en la balanza de la justicia, >>decidirá esta grave cuestion. Yo la he examinado con lealtad: habré cometido »errores, habré incurrido en equivocaciones; pero siguiendo la inspiración de mi »conciencia he manifestado mi opinión con la franqueza que debe hacerlo un »representante del pueblo.» 1856 El orador continuaba manifestando otros varios defectos de que adolecía el artículo en cuestión, haciendo juiciosas reflexiones, y en seguida decía: «Contra el »artículo se han hecho valer otros argumentos que se han considerado de poca »importancia, y en mi concepto es de suma gravedad, sino en el órden religioso, sí >>en el órden social. EJ artículo dice: que ninguna ley ni órden de autoridad »prohibirá ni impedirá el ejercicio de ningun culto religioso. Y como tan culto »religioso es el cristiano como el judío, como el de Mahoma y el de Huitzilopochtli, »de los términos absolutos y generales del artículo resulta, que bien pueden »establecerse en una esquina de Méjico un templo luterano, en otra una mezqtúta, .. >>en otra una sinagoga, en otra una pagoda y en Santiago Tlatelolco un teocalli. } »Convengo en que lo último no es muy probable, y por lo mismo me abstendré de »presentar el cuadro horrible que ofrecería en nuestra época el restablecimiento del »culto de Jos antiguos mexicanos; pero como el hecho es posible, el argumento

6 >>tiene toda la fuerza que le dá la generalidad del artículo dentro del cual cabe indudablemente el caso que supongo. »Pero no lo consideremos bajo el aspecto puramente religioso sino bajo el social. [331] »Parle de nuestros indios, de buena f, o por ignorancia, creerá que puede ejercer el »CUlto antiguo; pero no será esa la idea que domine. Los enemigos de la reforma »adoptando como medio eficaz de destruirla este pretexto, y los directores de los >>pueblos que teniendo una instruccion superficial, se creen sabios y no se ocupan >>mas que en especular á costa de los indios, explotarán sin duda alguna la >>credulidad, el fanatismo y el sentimiento de origen de éstos, para hacerles >>entender, no que se han tolerado los cultos por razones de alta política, sino que á >>ellos se les ha devuelto su religión. Este pensamiento, vestido con el ropaje de la »Supersticion y adornado por el interés, se formulará en un raciocinio funesto; y de >>induccion en induccion los indios que creen que se les ha devuelto su culto, ,. »querrán que se les devuelvan sus bienes, y llegarán á pensar en el trono de · >>Guatimotzin. Esto no es novela, señores; es un peligro y no infundado, porque »hace años que la república está amagada por la guerra de castas. No se levantará >>el trono antiguo; pero sí tendremos una lucha antisocial, que no hunda en un »abismo de males. ¿Han olvidado los señores diputados la suerte de Yucatan, »devorada hace años por una guerra fratricida ? ¿ Han olvidado lo que consistió la »sublevación de la Sierra en los años de 849 y 850 ? ¿ Ignoran lo que está pasando >>en muchos pueblos del sur de Méjico y Michoacan y muy especialmente en >>Cuautla y Cuemavaca ? Hoy mismo es sabido, aunque de un modo oficial que en »Matamoros Izúcar ha habido un motin, no por causas políticas, sino por tierras, del cual han resultado varias muertes. [332] >>Esto prueba, señores, que la clase indígena está agitada y es por lo mismo muy »peligroso arrojar en estos momentos un nuevo elemento que será exagerado hasta »un punto increíble por los enemigos de la reforma para envolvemos en una >>anarquía verdaderamente espantosa. >> Al lado de los bellos discursos que se pronunciaron en pro y en contra de la libertad de cultos, no faltó por desgracia, algun orador entre los primeros que, olvidandose de la gravedad de! asunto, pronunciase frases en exceso vulgares y aún en contradiccion con esa galantería que distingue á los mejicanos y á toda la raza española cu~do se trata del bello sexo. Ese orador, poco galante, fué 1856 el señor García Granados. En un discurso, salpicado de anécdotas escasas de gracia y de oportunidad, dijo que él no comprendía una república con monjas y : frailes profesos á la vez que se declaraba celoso defensor de la indisolubilidad del ma~monio; (risas) y si l~s mu~~ que ha_bían firmado ~as rep~ntacio~~ contra ~ la libertad de cultos, hab1an rectbtdo permtso de sus mandos. (Risas) El nurustro de " D. Ezquiel Montes presentándose el último día en que se debía votar el articulo 15, ~ dijo en tLn excelente discurso: que interpelado elwinistro de relaciones para que el

¡ ~

7 gobierno manifestase su opinión en aquella grave y delicada cuestion, ofreció que lo harta cuando llegase ésta á su término: que el gobierno en aquel momento por su conducto con toda lealtad y franqueza iba manifestar su opinion: que tres ideas capitales encerraba el artículo: primero, á en un pueblo esencialmente católico conviene y puede introducirse la liber-

[333] tad de cultos ? que le había cabido el honor de manifestar las ideas del Estado, porque la opinion de siete individuos que formaban el gobierno, no valían nada al lado de la voz general: que cuando alguno de los señores diputados había interpelado al gobierno, fué porque deseaba conocer algo mas, porque deseaba saber qué criterio había formado la nacion entera: que por multitud de datos y documentos podía asegurar al congreso (los cuales de ninguna manera podían ser sospechosos, porque habían tomado las armas en favor del gobierno existente) que la aprobacion conmovería hasta los cimientos á la sociedad: que el gobierno contaba con el dato de que en la mesa del soberano congreso se habían presentado multitud de representaciones, entre las cuales Méjico, Puebla, Guanajuato, y otros Estados habían hecho oir su respetable voz en contra: que el gobierno no queria fomentar la discordia: que desde el anciano Hidalgo hasta el padre de la independencia Iturbide, el pensamiento católico se había proclamado: que el gobierno deseaba la inmigración y que la había fomentado de mil maneras; pero que esta no seria el resultado del principio que proclamaba la comisión: que bastaba recordar que Yucatan, en Marzo de 1841 procuró la inmigración; y sin embargo de que ese Estado toleraba el ejercicio libre de los cultos ·· cuántos extranjeros fueron á fijar allá su residencia ? Que no se podria decir que no lo verificaron porque no babia paz, puesto que en 18 meses permaneció en sosiego el Estado: citó lo ocurrido en 1821 diciendo que iba la inmigración por falta de órden, de garantías indviduales y de seguridad entre los mejicanos, de paz, la cual no podía asirse para [334] hacerla permanecer entre los mejicanos: que al año de 1828, despues del triunfo de la revolucion, los españoles que fueron espulsados no volvieron al seno de sus padres, porque en su patria babia guerra: que esta era la verdadera causa, no la prohibicion del culto externo; que se recordase la historia de Tejas: esa colonia en 1819, en que el país obedecía al gobierno español, no tenia tolerancia de cultos, ni la tuvo despues del tiempo de la república, y sin embargo, en 1836 tenia cien mil habitantes; y ·· cu 1 fu, el pretexto para que esa colonia colonia se sublevase ? ·· La falta de tolerancia de cultos? No; la abolición de la constitución de 1824 en la cual se consignaba que la religión católica, apostólica, romana, era la exclusiva del país; y sin embargo, aquellos colonos se sublevaron porque se derogó: que esto probaba que la tolerancia no había de ser el remedio de los males de Méjico: que el gobierno deseaba la colonización; pero que la queria como resultados de sus propios esfuerzos, mas no como inmigracion casual, porque esto no se realizaria como no

8 se realizó en Yucatan; que el clero tendria pecados; pero que ¿quien no los tiene? que todos habian cometido aberraciones; y terminó diciendo que el gobierno había cumplido con la interpelacion que se le habia hecho, manifestando con toda dignidad los inconvenientes que la intolerancia de cultos produciría. 1856. Como el público tenia noticia de que el dia 5 de Agosto debía votarse el art¡culo, se llenaron las galerias de un gentío inmenso, entre el cual se veían no pocas señoras que habían acudido, impacientes de saber el resultado del debate. Nadie, sin embargo, dudaba de que [325] el triunfo seria de los opositores á la tolerancia de cultos; y anhelando la multitud manifestarles su aprecio, fué provista de coronas de flores, para arrojarlas sobre ellos la hora de la votación. Declarado suficientemente discutido el articulo 15, se pidió que la votación fuese nominal, y así se acordó. Se procedió en seguida á la votación, y se declaró sin lugar á votar por 65 contra 44, en la forma siguiente: Señores que estuvieron por la afirmativa: Anaya Hermosillo, Arias, Arriaga, Auza, Blanco, Buenrostro (D. Miguel), Castellanos (D. Matias), Castillo Velasco, Cendejas, Cerqueda, Degollado (Don Santos), Del Rio, Diaz Barriga, Gamboa, Garda Anaya, Garcta de Arellano, García Conde, García Granados, Gómez (Don Manuel), Gómez Parias (D.Benito), González Paez, Guzmán, Herrera (Don José Ignacio), Herrera (Don Julián), Iniestra, Irigoyen, Jaquez, Langlois, Lazo Estrada, Mata, Moreno, Paez (D.Esteban), Pairó, Peña y Barragan, Peña y Ramírez, Perez Gallardo, Quintero, Ramirez (Don Ignacio), Romero (D. Felix), Romero Rubio, Soto (Don Manuel Fernando), Villalobos, Zarco, y Zetina (Don Jos,). SeJores que estuvieron por la negativa: Aguado, Alcaráz, Alvarez (Don José Justo), Aranda (Don Albino), Arizcorreta, Arrioja, Balcárcel, Baranda, Barbachano, Barragan (D.Juan), Barrera (D.Eulogio), Barros, Buenrostro (D. Manuel), Camarena, Castañares, Castañeda, Cortés Esparza, Degollado (D. Joaquín), De la Rosa, Díaz González, Echaiz, Emparan, Escudero (Don Antonio), Escudero y Echanove, Femández (D. Justino), [336]

Fernández Alfaro, Fuente, Gómez Tagle, Goytia, Guerrero, Ibarra (Don Juan N.), Lafragua, Larrazabal, Lemus, López (D.Vicente), López de Nava, Mariscal, Morales, Ayala, Muñoz (D. José Eligio), Muñoz Campuzano, Navarro (D. Juan), Noriega (D. José), Ochoa Sánchez,. Olvera, Ortega, Parras, Prieto, Quijano, Quintana, Ramírez (Don Manuel), Revilla, Robles, Rojas, (Don Jesús), Rojas (D. Nicoiás), Romero Díaz, Rosas, Ruiz, Sierra (D. Ignacio), Teliez, Valiarta, Vargas, Velásquez, Villagrán, Yañez y Zavala. El resultado produjo en las galerías un regocijo que excede á toda ponderación. Hubo repetidos vivas á la religion católica y á los diputados que declararon sin

·,,,..,, ·"·. .

..



9 lugar á votar el art 15 como contrario á la voluntad nacional, cayendo sobre ellos una lluvia de flores y de coronas. El haber desechado el art. 15, dió motivo á que la parte de la prensa que se habia declarado por la libertad de cultos, dirigiese con mas vehemencia sus ataques al clero. decian sus redactores que los sacerdotes habian influido en que las poblaciones hubieran elevado las representaciones declarandose contra la tolerancia religiosa, y les presentaba como azuzadores del descontento que por las anteriores disposiciones del gobierno se notaba contra este. No fueron menos fuertes los ataques de la prensa conservadora que, á su vez, contestaba con vehemencia y sarcasmo. Sensibles eran estas luchas periodísticas que mantenian vivo el antagonismo entre los dos partidos; y se hacian aun mas sensibles, por la circunstancia de que, creyendo la prensa liberal que en conservadora escri(337] 1856 bian algunos españoles, dirigiendo duras expresiones contra estos, nacionalizando la cuestion, cosa nunca menos conveniente que entonces, en que ambos países tenian pendiente el asunto de la convencion. Los periódicos conservadores contestaron en defensa del derecho que todo extranjero tenia para emitir su opinion, mientras se estuviera en los límites prescritos por la ley de imprenta, y presentaron como prueba al Trait d'Union, periódico francés, que atacaba de una manera virolenta al partido conservador, mereciendo elogios de la prensa liberal. «El Omnibus» decía con este motivo, que los periódicos liberales seguían molestando a los escritores españoles porque emitían su opinion en materias politicas; y agregaban despues: «¡Qué modo tan lamentable de comprender la libertad tienen algunos escritores! Piden tolerancia de cultos y no saben siquiera tolerar las ideas politicas de sus contrarios. » El periódico intitulado El pensamiento, de ideas tambien conservadoras, cuyos redactores eran aludidos por la prensa liberal decían á su vez estas palabras: «Hace dias que los periódicos »que se llaman liberales, están dirigiendo continuas indirectas á El Pensamiento, »sobre si escriben o no en el algunos españoles. Nosotros nos hemos reído á >>grandes carcajadas de los dislates que con ese motivo han dicho, y nos pareció no »merecía la pena que nos entretuviéramos en contestarles, cuando saben ellos »perfectamente que tanto el Sr. Fernandez como el Sr. Rodriguez y el Sr. Perez son >>mejicanos. Si alguno de ellos lo dudare, puede servirse a pasar á esta redacción y »les enseñaremos sus fées de bautismo. Pero la cosa la han empezado á tomar á lo [338] »serio El Siglo y El Monitor, y siquiera por no afllgir diariamente a nuestros >>lectores con la pintura de los males presentes y de la dificultad de su remedio, >>mientras no adopten una política franca y elevada sobre los mezquinos intereses >>de los partidos de los hombres que nos gobiernan, apartaremos los ojos de la >>política y uno de estos dias por lujo de discusión dedicaremos nuestro editorial, á >>decir alguna cosita, que quiera Dios no vaya a irritar la bilis de nuestros iracibles

10 »Colegas, sobre si los extranjeros tiene 6 no derecho de emitir libremente sus »ideas, con sujecion, se entiende, a las leyes del pafs en que residan. » Pero estas contestaciones y aquellos ataques no hadan mas que indisponer el ánimo, no del país, que siempre ha manifestado su aprecio a los españoles, sino de algunos revoltosos contra los peninsulares pacificos entregados al comercio y la agricultura Hasta El Heraldo periódico liberal, redactado por un hijo de NuevaGranada, olvidandose de que él era tan extranjero como los españoles, se creyó con el derecho para amonestarles á que no se mezclasen en la política del país, presentandoles como fuertes columnas de los que se oponian en Puebla á la ley de desamortización. ¿Qué resultado debía esperarse de todas esas acusaciones de la prensa? Que se repitiese lo que había acontecido pocos días antes, la noche del 23 de Junio en Puebla, en que algunos adictos al gobernador Traconis, que se habían propuesto obsequiarle con una demostracion democrática, recorrieron las calles con música, dando mueras á España, á los españoles y al partido conservador. Cierto es que nínguna persona de la [339] ciudad les seguía, pues iban «Sin acompañamiento de gente, » como decia una carta e!)frita en aquella ciudad y publicada en algún periódico; pero no por esto debia ser lisonjera para los aludidos. Tambien en Méjico, en los primeros días de Julio, no obstante haberse marchado la escuadrilla española, aparecieron varios pasquines, puestos por algunos exaltados liberales, con estas palabras: «¡Mueran los españoles!» No era esta, no, la expresion del pueblo mejicano, siempre deferente y hospitalario; no era tampoco la idea del gobierno que mandó quitar inmediatamente los pasquines; era sí. únicamente la malquerencia de unos cuantos de unos cuantos que juzgaban hacerse populares de aquella manera, fingiendo un mal entendido patriotismo que les elevara. Sin embargo, aquel era un mal que preparaba otros, y que la prensa en vez de evitarlos, los precipitaba con sus escritos. Solicitaban la libertad de cultos como medio eficaz, decian, para llevar la inmigracion, y azuzaban los enconos y la ira contra los españoles establecidos en el país, que tenian familias mejicanas y que amaban el país casi de la manera misma que su propia patria. No era esto último ciertamente el medio mas á propósito para despertar en los individuos de extranjeros países el deseo de emigrar. Los escritores españoles Don Cipriano de las Cajigas y Don Federico Bello, á quienes se les atribuían los artículos que se publicaban en un periódico conservador, salieron desterrados del país, y ambos murieron á poco en la Habana, víctimas del vómito. El segundo era un joven de vasta instrucción, de preclaro talento, de excelente juicio, y de privilegiado estro: era un literato en to[340] da la extensión de la palabra, y uno de los escritores mas distinguidos que han marchado á aquél país.

1 -~

11

1856 Pero aunque los enemigos del gobierno miraban como arbitrarios aquellos destierros en escritores de principios conservadores, á quienes se les hacia salir del país como extranjeros perniciosos, cuando se pemútia y se elogiaba á los redactores del Trait d'Union, periódico francés que escribiesen en contra de las creencias religiosas del país, no obstante estar prohibido por la ley de imprenta; aunque causó en el partido contrario disgusto aquella providencia, no afectó sino muy ligeramente. Las cuestiones religiosas que se agitaban tenia preocupado por completo al público católico, que se encontraba atacado en sus mas arraigadas creencias. El Espíritu religioso de las poblaciones se sublevaba contra los actos del gobierno, y pronto empezaron a probarse los efectos de aquel disgusto. En el pueblo de Ameca, en Maravatio, en Chalchicomula y en otros muchos puntos se efectuaron alarmantes motines por motivo de la ley de desamortizacion, motines que se atribuían por la prensa liberal á los sacerdotes católicos, como se les atribuía todas las conspiraciones que se tramaban en las grandes ciudades, por mas que las acusaciones se viesen de continuo desmentidas. La ley de desamortizacion tenia inquietas las conciencias; y como ni el clero tenia facultades para arreglar por s¡ aquel delicado asunto con el gobierno sin consultar al Papa, ni la mayoría de los mejicanos quería hacer nada al respecto de las fincas del clero sin pemúso de la autoridad eclesiástica, resultaba una oposidon abierta á todo lo que los hombres hallaban en el poder [341]

habían dispuesto. Unicamente algunos extranjeros, no católicos se lanzaron á realizar grandes negocios en la desamortizacion, hallando en esta grandes tesoros y riquezas que nunca habian imaginado alcanzar. Si el gobierno hubiera enviado, como debia haberlo hecho, una persona respetable á la corte pontificia, para arreglar con el sumo pontífice todas las cuestiones eclesiásticas, celebrando un concordato, las conciencias hubieran quedado tranquilas, los mejicanos hubieran entrado sin obstáculo en la compra de las fincas del clero, éste no hubiera tenido nada que oponer á la resolucion del Vicario de Cristo, y los enemigos políticos del gobierno no hubieran encontrado pretexto alguno para sublevarse. Pero nada de esto se hizo, por desgracia; pues aunque el gobierno conociendo las dificultades con las que tropezaría sino mediaba un concordato, nombró en los primeros días del mes de Mayo, ministro plenipotenciario de Méjico cerca de la Santa Sede D. Pedro Escudero y Ecbanove, en quien concurrían las cualidades necesarias para arreglar aquel delicado asunto, no llegó a verificarse su marcha, quedando en consecuencia, los asuntos religiosos en el revuelto estado en que se encontraban. Que la falta de arreglo con el Papa fu, causa de graves males para el país, está manifestado por varios escritores que se ocuparon en aquellos días del asunto a que me refiero. Entre estos escritores, adictos verdaderamente a la persona de

12 Comonfort, se encuentra uno altamente juicioso y de recto criterio, que se expresa en una de sus obras en estos términos. 3 «Fué una desgracia para el [342] »gobierno de Comonfort, el que Escudero no se encaminara inmediatamente á su »destino; y acaso fué este el primer error 6 la primera falta que cometió aquel »gobierno. En todas parte será considerado como el gobierno desenfrenada »demagogia, que tenia el propósito de saquear los templos y demoler los altares: >>los católicos de todo el mundo compadecían á la Iglesia mejicana, á la cual se »pintaba gimiendo bajo la persecusion de una turba de impíos..... El representante »mejicano habría dicho la verdad en la capital del mundo católico, y habría evitado >>que mas tarde saliera de los labios del Sumo Pontífice, palabras que fueron como »una sentencia e muerte para la causa liberal, y un germen de vida para sus »enemigos. Apenas se puede disculpar esta falta con las penurias financieras que »afligían al gobierno, y que tal vez fueron la causa de no tener un representante en »Roma cuando mas lo necesitaba. El asunto era de tal importancia y trascendencia, >>que bien merecía cualquier sacrificio, por costoso que fuera cuando tantos otros »hacia la administracion por cubrir sus mas urgentes atenciones. » 1856 A los obstáculos que le oponía la cuestión religiosa, y á la escasez de recursos en que se encontraba la hacienda, se agregaba en aquellos momentos la actitud hostil que se presentaba Don Santiago Vidaurri. Este gobernador de Nuevo-Leon. despreciando las órdenes del gobierno para que entregase el mando al señor Dávila... Análisis del texto por el método de segmentación. SEGMENTAOON. Centro de la polémica. PARTIOON Y COMPONENTES. El fragmento abarca de la página 322 a la 342 del tomo XIV, como no pudo fotocopiarse por la profundidad del cosido de la encuadernación y el grosor del tomo, se tuvo que transcribir. a) Fronteras externas. Las fronteras se delimitan con las marcas narrativas de cambio de espacio. De una explicación sobre la posición del gobernador de Nuevo León Santiago Vidaurri se

3

Gobierno del General Comonfort. Por D. Anselmo de la Portilla

r 1

... ···.·.·_.:--~,. ._.. _

13

..,

pasa a la discusión de la libertad de cultos, para posteriormente regresar a la

~

posición del gobernador Vidaurri. Ello marca el cambio de espacio en la narración.

1

La frontera del texto inicia en; "... a las leyes publicadas sobre bienes eclesiásticos se

' i

agregó la cuestión de la libertad de cultos ... " [Página 322, Cap. VI, t XN] y culmina con una cita de la obra de Comonfort [Página 342, Cap. VI, t XIV], pues a continuación inicia la marca de otro texto y que dice textualmente: "1856 A

los

obstáculos que le oponía la cuestión religiosa y á la escasez de recursos en que se encontraba la hacienda, se agregaba en aquellos momentos la actitud hostil que presentaba Don Santiago Vidaurri." b) Componentes generales. La parte donde narra la discusión en tomo a la libertad de cultos tiene a su vez tres

partes que podríamos definir como: - Discusión legislativa en tomo a la libertad de cultos. - Debate en la Prensa tras el rechazo. -La falta de relación del gobierno mexicano con el Vaticano.

La discusión legislativa en torno a la libertad de cultos se inicia en la página 322 con la frase "... a las leyes publicadas sobre bienes eclesiásticos" y culmina en la pági..'la 336 con la frase "... cayendo sobre ellos una lluvia de flores y coronas."

, Í'

14 El debate en la prensa tras el rechazo de la libertad de cultos inicia en la propia página 336 con el texto "El haber desechado el articulo 15... " y temúna en la página 340 con la frase .. .las acusaciones se viesen de continuo desmentidas." La falta de relación del gobierno mexicano con el Vaticano inicia con: "La ley de

desamortización tenia inquietas las conciencias ... " en la página 340 y culmina con "... cubrir sus mas urgentes atenciones" en la página 342. Siguiendo el criterio de establecer las marcas narrativas del texto como demarcadores de espacios narrativos, tiempo y actores se siguió con la partición de cada una de las partes llegando a lo siguiente. Cada una de ías partes pudo partirse a su vez en varias partes quedando 3 más para la primera parte (Discusión Legislativa en tomo a la libertad de cultos), las cuales a su vez se pudieron partir 3 veces más la primera, 7 veces más la segunda y 2 veces más la tercera. Por lo anterior, el presente trabajo subdividirá su objeto sólo al análisis de la discusión legislativa en tomo a la libertad de cultos, abandonando temporalmente, para la continuación de la investigación las otras partes.

e) Componentes particulares. La discusión legislativa en torno a la libertad de cultos se pudo dividir a su vez en

tres partes:

' •

15

"f•

c.l) Sesión del Congreso del 2 de agosto de 1856. Que inicia en la página 323 donde dice; "En la sesión del congreso del 2 de agosto... " y culmina en la misma página donde dice: "... no hubo una sola persona que se manifestase por ella." Esta se puede dividir en 3 partes más: c.l.l) Inicia donde se dice: "Se leyó una representación del vecindario de México ... " y termina donde dice "... contra el artículo 15 del proyecto de constitución." c.1.2) Donde dice: "La discusión en las cámaras respecto al artículo expresado... " terminando en "...manifestaba contra la libertad de cultos." c.1.3) Comienza donde dice:"Un periódico dijo... " y finaliza donde dice:" ... no hubo una sola persona que se manifestase por ella". c.2) La discusión en la Cámara. Esta división inicia en la página 323 donde dice "La discusión en las Cámaras con respecto al artículo expresado ... " y termina en la página 324 donde dice: ".. .lucieron su talento y sus dotes oratóricas". Esta parte a su vez puede dividirse en 7 partes: c.2.1) La parte donde dice: "La discusión en las cámaras con respecto al artículo expresado ... " hasta donde dice "... sus dotes oratorias." c.2.2) La parte donde dice: "EI Diputado D. Marcelino Castañeda manifestó... " hasta donde dice« Viva la Religión Católica!»".

16 c.2.3) La parte donde dice: "En favor de la libertad de cultos hablaron... " hasta donde dice" ... sus dotes oratorias". c.2.4) La parte donde dice: "En aquella época, aún los más exaltados liberales ... " hasta donde dice "...en medio de convulsiones políticas."

c.2.5) La parte donde dice: "D. Francisco Zarco redactor en jefe de
Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.