Levinas, el nazismo y Heidegger

July 25, 2017 | Autor: F. Loyola Berguño | Categoría: Émmanuel Lévinas, Martin Heidegger
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Descripción

Levinas, el nazismo y Heidegger.

Francisco Javier Loyola Berguño [email protected]

Introducción. El tema de nuestra investigación es ver la relación entre Levinas, nazismo y Heidegger. Es por ello que vamos a ahondar en temas de la vida del propio Levinas, y su destino ligado de forma forzosa al nazismo, y también a Heidegger tras ir a estudiar con el maestro de este. Tres acontecimientos que se unen en una misma persona, que es Levinas. Es por ello que debemos partir por el hecho que más puede tener significación al pensador lituano, que es el horror vivido bajo el régimen nazi, ya que es desde ahí donde se puede interpretar todo el dolor que lo aqueja frente a los horrores sobre su ser y sobre la humanidad entera. Por lo mismo, Levinas nunca podrá perdonar a Heidegger su adherencia al partido de Hitler. Otro de los temas a tratar es que Emmanuel Levinas piensa sobre el hitlerismo incluso antes de que la fortuna de su pueblo se vea en manos del nazismo, ya que incluso pudo ver la manifestación que se da frente al pensar del hitlerismo, pensar que se materializo con su pueblo judío y con él mismo, el de ver al alma encadena en el cuerpo y su relación con la

sangre, y la raza del pueblo alemán. Trataremos de ver cómo se va configurando todo este aparataje en la vida de Levinas, su ida a Alemania, su formación con Husserl, su encuentro con Heidegger y su Libro Ser y Tiempo. Como también todo su pensar de la figura de Heidegger en la posteridad de su cautiverio y su tensión frente al pensador de la Selva Negra. Sin duda queremos mostrar como se gesta esto, aquella tensión que se da en el hecho biográfico de Levinas, fuente central, el nazismo, uno que vivió los horrores, otros que era el beneficiado. Pero sin desligar de Levinas la veneración del pensamiento de Martin Heidegger. Admiración por el pensar, aberración del militante del partido nazi.

Levinas, el nazismo y Heidegger. De primera manera vamos ahondar sobre la más estrecha relación que tiene Levinas con el nacionalsocialismo, ya que una cosa es ser observador de los horrores por parte del régimen nazi y otra distinta es vivir en carne propia dichos acontecimientos. Acontecimientos que se pueden ver dentro de la significación de que nos da vuelta al mundo, nos cambia una cara completamente vivida en un tiempo anterior. Levinas vivió en carne propia el cautiverio. Cómo no poder cambiar la mirada frente a este hecho de la vida, sin duda que en Levinas hay una mirada distinta después de lo vivido, Salomon Malka dice algo al respecto. “la prisión y la barbarie van a convertirse en partes no dichas, pero vividas como tales, de su filosofía”1 palabras no dichas, ya que Levinas no se refirió mucho a lo vivido en cautiverio, pero de cierta manera se refirió en su pensar. Levinas era un suboficial de reserva en Francia, será capturado después de ir a la batalla de Somme y obligado a rendirse, él y su tropa el 18 de junio de 1940. Fue confinado a un stalag, donde sólo había prisioneros de guerra. Fue llevado junto a un montón de soldados en trenes a aquél lugar. En total había más de un millón seiscientos mil prisioneros de guerra franceses en Alemania. Levinas fue destinado al campo de Fallingsbotel, que estaba situado entre Bremen y Hannover. Se les identificaba con un número y se les hacía perder de esta manera el nombre. Se les veía e identificaba a cada uno por su “matricula”, ya no eran poseedores de nombre, sino sólo dígitos. Se les despojaba de sus ropas, les rapaban el pelo, las axilas y los 1

Salomon Malka; Emmanuel Levinas. La vida y la huella; Pág. 64

duchaban. Estos fueron los primeros momentos en cautiverio y su relación con el horror nazi. Toda la atmosfera era de una prisión, ya que se les hacía dormir en piezas de más de treinta compañeros, un soldado alemán permanecía custodiándolos de forma permanente. Esta era una prisión. El lugar estaba cercado de alambrado, con torres de observación y centinelas armados que rodeaban el campo. Se les destinaba a trabajar en labores del campo, donde eran repartidos a los lugareños. Si bien tuvo una suerte distinta a sus pares judíos, no dejo de ser terrible para él, ya que había sin duda rastros de antisemitismo en el stalag. Eran confinados y apartados en lugares distintos los judíos, eran unos setenta judíos los apartados, entre ellos Levinas. Bajo este panorama se encontró el filósofo, bajo unas circunstancias de rutina y precariedad, donde se tenía que manejar en el día a día, claro está, no era bajo ninguna libertad, sino bajo la imposición, dominación de parte del otro, de la alteridad. Pero dentro de su cautiverio Levinas nutría su pensamiento. Cuando en la entrevista hecha por Francois Poiré, este le pregunta de cómo pasó durante su detención, Levinas contesta. “Tenía una vida de lectura, para poder arrancar de la situación. Los libros llegaban, no se sabía de dónde. Se leía a Anatole France, a Proust, Hegel, Diderot y a Rousseau”2 aun dentro del estado de prisionero y todo lo que implicaba esto, Levinas seguía una lectura, seguía en la senda del pensar. Pero algo que le causó sensación a Levinas era como los miraban los lugareños, ya que como dijimos más arriba, todos los presos eran destinados a las labores del pueblo donde estaba el stalag. Los habitantes no los injuriaban ni tampoco les hacían daño, pero sus miradas decían mucho “Eramos condenados o contaminados, portadores de gérmenes”3 bajo este contexto salen figuras como la de un perro que le llamarón Bobby. Levinas dirá que en ese rincón donde los lugareños les miraban como juden, el perro los miraba como hombres. También una figura importante para todos los cautivos y para Levinas, fue el Abbé Pierre. Era un cristiano que los reconfortaba, que siempre era grato su conversación. Él hacía de una especie de interlocutor entre los alemanes y los prisioneros, nunca conocieron el nombre de pila “hombre dotado de corazón, dotado de un sólido temperamento, sabía plantar cara a las alemanes”4 poco después fue odiado por lo alemanes, y lo transfirieron a otro lugar. Lo llamaban también en un comienzo “Deustch Fresser”, el devorador de alemanes. Pero no 2

Francois Poiré; Ensayos y conversaciones; Pág. 70. Ibíd. Pág. 70. 4 Ibíd. Pág. 69. 3

es el único lazo que lo tuvo unido con el cristianismo, dentro de su estado de prisionero se recibían cartas, que tenían noticias de su familia. Ellos le contaban que tenían la ayuda de un monasterio de San Vicente de Paul, donde prestaron ayuda a su hija y a su esposa. También tuvo ayuda del filósofo Maurice Blanchot, ya que Raissa, su mujer habían pasado un tiempo en un apartamento de él. Levinas era un judío que practicaba la religión, era un asiduo lector del Talmud, como también de la Biblia. Según lo que cuentan, en los stalag se les dio ocasión de que los prisioneros pudieran meditar y profundizar su vida espiritual y religiosa. Esto se hacía manifiesto para los católicos y los protestantes, pero para los judíos su práctica religiosa estaba totalmente prohibida por los nazis. Para los católicos se les aceptaba que se hicieran misas, pero para los judíos estaba estrictamente prohibido como se dijo más arriba de sus prácticas y oraciones. ¿Cómo habrá tocado esto a Lévinas? René Guttman, un rabino de Estrasburgo, cuanta que su padre estuvo en cautiverio junto a Levinas, el conservaba aún una carta de su padre, y un día se la envió a Levinas con nota al margen que decía la final “¿era el rostro del mal?”. La respuesta del filósofo fue. “el mal no tiene rostro”. Levinas, también tuvo momentos para dedicarse a su vida espiritual y religiosa, estudiaba algunos pasajes del Talmud. Pero todo esto bajo un estricto secreto, ya que a los judíos no se les era permitido estás prácticas dentro del stalag. En el plano de la convivencia con sus otros compañeros de cautiverio, siempre lo encontraron reservado, callado, algunas veces andaba con un cuadernillo que anotaba una que otra nota, otras veces les leía algunos pasajes del cual no comprendían del todo. Es aquí donde se empieza a gestar su libro “De la existencia al existente” Pero lo que sin duda marcó a Levinas fue el horror que cometieron con sus familiares, ya que estos fueron asesinados por los nazis. La familia de origen del filósofo, Sus padres, y sus dos hermanos fueron ejecutados por las metralletas de Kaunas. Levinas nunca hablará de ello, pero se puede leer en su libro “De otro modo que ser, o más allá de la esencia”: “En memoria de los más próximos entre los seis millones de asesinados por los nacionalsocialistas, al lado de los millones y millones de hombres de odas la confesiones y de todas las naciones, víctimas del mismo odio hacia el otro hombre, del mismo antisemitismo”. Con lo anterior podemos ver el desgarro que tuvo la guerra para la vida de

Levinas, ya que aparte de su privación de libertad, de la coartación de su judaísmo y los malos tratos sobre su ser, tuvo que vivir la perdida de sus seres más próximos. La guerra no sólo se había llevado una parte de su vida, sino que también a las otras vidas que él más quería, aparte de la lejanía de su esposa y su hija, como también el horror que se estaba cometiendo frente a su pueblo. Esto sin duda ha sido determinante para su vida, lo debe haber marcado, una marca dolorosa, que por el mismo dolor que siempre está ahí, trató de no sacarlo a la luz, debido a quizás el recuerdo doliente frente a la memoria. Pero todo esto se inscribe dentro de los años 40, en plena segunda guerra mundial, pero Levinas tuvo una especie de visión, ya que en el año 1934 se dejaba ver ya el advenimiento de Hitler dentro de Europa y nos mostraba la cara del nazismo. Es por ello que en ese año Levinas escribe “Algunas reflexiones sobre la filosofía del hitlerismo”. Giorgio Agamben escribe que ha sido uno de los pocos comentarios que ha intentado arreglar cuentas con el acontecimiento político decisivo con referencia al nazismo. Para Levinas el arribo del nazismo es fundamental para la comprensión política del siglo pasado. Es una reflexión y una crítica al nazismo. En ella podemos encontrar frases como: “[...] el hitlerismo es un despertar de sentimientos elementales [...] estos sentimientos entrañan una filosofía”5 es por aquello que el hitlerismo se puede pensar como filosofía, pero es una filosofía primaria “La filosofía de Hitler es Primaria”6 porque despierta sentimientos elementales, y esto entrañan una filosofía. Es más que un contagio o una locura, es por esto que muchos tienden a pensar que el hitlerismo debido a su barbarie es algo irracional, en el sentido que algunos catalogan a la filosofía como algo racional. Por lo tanto, dentro de la barbaridad que después tomara con el curso de la historia, es el mismo Lévinas que dice que se vuelve el hitlerismo terriblemente peligroso, pero también interesante en términos filosóficos. Pero los sentimiento elementales, expresarían como dice Levinas “la actitud primera de un alma frente al conjunto de lo real y a su propio destino”7 pero también unas líneas más arriba especifica que se despiertan la nostalgia secreta del alma alemana, el hitlerismo implica una exacerbación del cuerpo, de la raza, del suelo. Esto se sitúa dentro de la nostalgia de lo perdido, lo que han perdido los alemanes como nación, y todo esto con 5

Emmanuel Levinas; Algunas reflexiones sobre la filosofía del hitlerismo; pág. 7 Ibíd. Pág. 7 7 Ibíd. Pág. 7 6

relación a la primera guerra mundial y a su larga tradición Germana de un pueblo excelso. Con lo cual lleva al hombre a estar encadenado con su sangre y su raza. Es un temple de ánimo colectivo que ha ido ligado a su destino como nación-una. Como se dijo más arriba la filosofía del hitlerismo da una nueva comprensión del hombre, y rompe con algunas concepciones que se tenía del hombre cuerpo-alma “La filosofía del hitlerismo que aquí es descubierta, propone una nueva concepción del hombre que remueve los cimientos de toda la civilización europea, esto es así porque se desarrolla en oposición a las articulaciones entre cuerpo y espíritu heredadas de la tradición judeocristiana, del liberalismo y del marxismo”8 Entonces dirá que lo más propio del hombre residiría en esta especie de encadenamiento. Según el cual el alma coincide con el cuerpo, la esencia del alma humana es estar encadenada con su cuerpo. También se muestra la idea de libertad, el espíritu de libertad absoluta implica para la civilización europea una concepción del destino de la humanidad. El tiempo también es importante, ya que el tiempo es condición de lo irreparable, de lo que ya paso y no se puede volver atrás. Pero precisamente el hitlerismo rompe con las tradiciones que hablan sobre la libertad y lo reparable del tiempo. Es por ello, que tanto el cristianismo, el judaísmo y el liberalismo dan una salida a la condición del tiempo, que se toma como lo irreparable. El cristianismo busca la libertad mediante la elección libre que tiene el hombre, se trata de una renovación constante que se tiene con referencia a su concepción del alma. Ya que el alma es siempre digna desde su creación, es por ello que el hombre puede elegir su salvación, puede recuperarse y plantear la huida de lo irreparable para un nuevo recomenzar. Es mediante la Eucaristía que el hombre cristiano puede recomenzar, ya que está impera sobre el tiempo. También la figura de la cruz, ya que la cruz símbolo del crucificado que es Cristo que nos libera, por lo tanto, la cruz libera, y mediante el recibimiento del cuerpo y la sangre de Cristo, el hombre puede recomenzar la vida y borrar el pasado que lo atormenta, se libera de lo que lo aqueja y esto lo puede hacer todos los días que comulgue, es Cristo el que expía los pecados. El judaísmo anuncia el arrepentimiento como la única forma de reparar lo irreparable. El perdón que busca el hombre encuentra en su presente un haz de salvación o de recuperación para modificar su pasado. Levinas dirá que es un magnifico mensaje el que entrega el judaísmo, ya que es el remordimiento el que nos libera, y repara lo irreparable “anuncia (el judaísmo) el 8

Nadine Faure; cuerpo y afectividad en el primer Emmanuel Levinas, pág 7

arrepentimiento generador del perdón que repara”9 por lo tanto, el hombre cuando se arrepiente, puede borrar la huella del pasado, se libera del tiempo que ha sido y de lo que lo puede aquejar en sus decisiones y su futuro o destino “ Se postra nervioso a los pies del hombre como un animal herido. Y lo libera”10. El liberalismo toma del cristianismo la posibilidad del recomienzo pero este comienzo está supeditado a la liberación soberana de la razón. Conserva de él un elemento esencial bajo la forma de la libertar soberana de la razón. Los planteamientos filosófico y políticos de la modernidad, ponen al alma por encima de todo lo real, pero se cava un abismo entre el hombre el cuerpo. Esto es propio de los idealistas, ya que se bañado de la razón y sometido a la razón. Por lo tanto, es la razón la que libera al hombre de lo irreparable, y de lo irracional “La luz de la razón basta para ahuyentar las sombras de lo irracional”11. Pero es el marxismo quien impugna por primera vez esta concepción del hombre. El espíritu humano, ya no se presenta como libertad para el hombre, como el alma que se eleva por encima de toda atadura, ya sea corporal y de lo irreparable. El hombre soberano y racional se ve preso de sus necesidades materiales, en un mundo escindido, controlado por las fuerzas capitalistas y ya no por la razón. Su existencia esta acorralada en una lucha facciosa entre la burguesía y el proletariado, y su salvación radica en que la conciencia determine al ser y no su ser a la conciencia. Es por eso que el marxismo va en contra del cristianismo y de todo liberalismo idealista “De ahí que el marxismo marche a contrapelo de la cultura europea o que, el menos, quiebre la curva armoniosa de su desarrollo”12. Pero es el cuerpo el que está en juego, ya que según las tradiciones judeocristianas y el liberalismo, el cuerpo es un obstáculo que se debe sobrellevar, un peso con el que hay que cargar. El cuerpo si bien constituye lo más cercano a nosotros, es el elemento constitutivo de nuestra identidad. Inclusive cuando se está enfermo es el cuerpo el que siente dolor. El cuerpo es primario en el sentir antes que el yo, como cuando uno en sus primeros días no tiene conciencia del yo, sino que de su corporalidad. El cuerpo para Levinas no es algo accidental. Es por ello que el hitlerismo apela al cuerpo, ya que sirve como vector a los

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Emmanuel Levinas; Algunas reflexiones sobre la filosofía del hitlerismo; Pág. 9. Ibíd. Pág. 9. 11 Ibíd. Pág. 11 12 Ibíd. Pág. 13. 10

imperativos de la herencia, el pasado, la sangre. Es por ello que la esencia del hitlerismo no sería la libertad, sino una especie de en-cadenación al cuerpo. Es en este momento donde aparece el hitlerismo. Se fundamenta en la identidad absoluta de la unión entre el cuerpo y el espíritu “El hitlerismo surge de esta experiencia del hombre trágica e infranqueable de ser un ente único, indivisible y compacto”13es el espíritu el que esta encadena al cuerpo, el espíritu no puede ser libre. Entonces, para el hitlerismo el espíritu del hombre es este encadenamiento eterno del cuerpo. Se estructura un nuevo paradigma del cuerpo, y una nueva estructura. Se constituye una nueva matriz en la conquista y la expansión, en la idea de las diferencias jerárquicas, subordinaciones, propagación de fuerzas distintas contrapuestas que conforman un mundo sobre la base de la tensión entre amos y esclavos. La atadura a los lazos biológicos, el aprisionamiento que estructuró un nuevo modo de pensar la universalidad fue el germen que propagó su mayor amenaza. En otras palabras, “el nazismo no se opone a tal o cual punto particular de la cultura cristiana y liberal […] lo que está en juego es la humanidad del hombre”. Pero el tema de nuestro trabajo es la ligadura de Levinas, el nacionalsocialismo y Heidegger. Ya hemos hablado del su primer lazo, un lazo del destino y no con un querer propio del filósofo. Pero también es un lazo que une a los tres temas en cuestión, ya que Martín Heidegger fue un militante del partido alemán, llego a ser rector de la universidad de Friburgo en el advenimiento del régimen e inclusive su esposa fue una ferviente admiradora de Hitler. Es ahí donde se nos une nuestro tema, ya que Levinas fue un gran admirador de Heidegger, lo conoció cuando fue a estudiar la fenomenología al final de los años 20. Pero la admiración sólo debe tomarse en el pensar Heideggeriano, en especial en su obra Ser y Tiempo, pero no para el militante. Es por ello que ahora veremos en qué momento se cruzan sus vidas, como adquiere esta gran admiración por el pensador de la selva negra, pero también este acto imperdonable por parte de Lévinas de su adherencia al Nazismo. Levinas era un joven que parte desde Estrasburgo, ciudad donde estudiaba a Alemania, esto sucedió en el año 1928. Se hospedará entre el verano de 1928 y el invierno de 1929. Fue a estudiar con el creador de la fenomenología Edmund Husserl, pero a través de esta 13

Ibíd. Pág. 13.

búsqueda encontrará la figura de Heidegger. Con frecuencia él solía decir “fui al encuentro de Husserl y encontré a Heidegger”, este encuentro no dista de ser menor, ya que se convertirá para él en alguien controversial en su vida, vida que como ya hemos visto será plasmada por los acontecimientos del nazismo y marcará su relación con el pensador de Messkirch. Levinas se encuentra en un punto clave de la filosofía del siglo XX y porque no decir, clave en nuestra era. En este momento de nuestra historia, son pocos los destinos que cruzan en un mismo momento tres figuras que han marcada a la filosofía del siglo pasado. Levinas llega para preparar su tesis doctoral a Friburgo, que dicta sobre la “Teoría de la intuición en la fenomenología de Edmund Husserl”. En Francia ya había oído hablar del fenomenólogo, por medio de una joven llamada Gabriel Peiffer, que era una conocida de la facultad de filosofía de la Universidad de Estrasburgo. El primer texto que lee es “las investigaciones lógicas”. También un profesor de Teología llamado Jean Hering pública en 1925 “Fenomenología y filosofía religiosa” por lo tanto, Levinas tenía pleno conocimiento de Edmund Husserl y se pensar. Pero también al encontrarse con Edmund Husserl, se encuentra con Heidegger, ya que el profesor de teología aludido entrega a Levinas un ejemplar de Ser y Tiempo a lo cual Levinas dice: “¡Pero no hay Husserl ahí dentro!” y Hering responde: “va más lejos que Husserl”. Es con esta primera impresión que se encuentra Levinas con Heidegger, encuentro que se da en el pensar, pero después se hará en concreto. Heidegger va en carrera ascendente, Husserl esta por jubilarse, bajo ese contexto se encuentra Levinas en Alemania. Levinas va recomendado por Hering a Husserl, incluso el fenomenólogo le envía después una misiva donde expresa que le ha mandado un buen alumno. Levinas es recibido con frecuencia en la casa de la familia Husserl, incluso le enseña francés a la esposa. Es tal el acercamiento que tiene Levinas con Husserl, que el mismo filósofo alemán le encarga la traducción de las “meditaciones cartesianas”, donde incluso da a luz primero en Francia que en Alemania. Levinas es quien entra a Francia la fenomenología. El filósofo lituano dirá: “Me ha dado ojos” con referencia a su maestro Husserl. En el periodo que llega a Friburgo Lévinas, hay una transición por parte de dos de los más grandes pensadores del siglo XX. Por una parte llega Heidegger de Marburgo para sustituir

al maestro. Las clases del pensador de la selva negra se llenan, y no hay más cabida en lo aularios en que se dictan. Siempre habrá que reservar con tiempo el puesto para escuchar las lecciones de Heidegger. Es bajo este ambiente que Lévinas cae en una especia de shock, frente al pensamiento de Heidegger “Ser y Tiempo es, para él, un monumento y hacer filosofía pasa en adelante hacer una obra. Nunca negará de ese primer entusiasmo. Incluso tras el descubrimiento del compromiso nazi posterior del filósofo de Todnauberg, incluso en los momentos más intensos de la polémica sobre el compromiso.”14 Esto se nos deja ver en todos los escritos en que Lévinas habla sobre la figura de Heidegger, ya que siempre dirá que el pensamiento de Heidegger es admirador, lo único que no le puede perdonar es su adherencia al nacionalsocialismo. La misma admiración se puede ver en Davos, coloquio que se celebró entre el 17 de marzo hasta el 6 de abril de 1929. El tema era ¿qué es el hombre? El punto más álgido fue la pugna que se dio entre Heidegger y Cassirer. Pero la actitud de Levinas en el coloquio fue más bien austera, lo único que se puede decir es que es ahí donde muestra la profunda admiración que tiene de Ser y Tiempo “el grupo de franceses se reunió en torno a Emmanuel Lévinas, que les conto sobre su descubrimiento de Ser y Tiempo. Gandillac ha descrito la escena en un libro de recuerdos: “¿Cómo olvidar la hermosa tarde en que traduce y comenta para algunos franceses varias páginas de Ser y Tiempo? El sol hace que poco a poco se funda el montón de nieve sobre el que se ha sentado Emmanuel Lévinas, con traje de calle, calzado con escarpines y chanclos de caucho. Cuando se pone de pie, constatamos que, al igual que el Job Bíblico, pero sin tener motivos en aquella época para interpelar a su Dios, acababa de hablarnos del ‘Ser ahí’ (Dasein) y de la cura (sorge) sobre un montón de estiércol”15 . Recordemos que hasta ahí Levinas era un joven que todavía no había vivido los horrores del nazismo, aún Heidegger no era adherente del partido de Hitler, se podría decir que no había una tensión entre ellos, incluso nunca la hubo, ya que Levinas nunca se sintió un discípulo de Heidegger. Si bien habla de él con admiración todavía no se depositaba la desconfianza que se suscitará en la posteridad, nunca mezclo el pensamiento heideggeriano con sus actos políticos, una cosa era la Heidegger filósofo y otro era el Heidegger militante. Pero después con la adscripción de Heidegger al partido nazi, su puesto en el rectorado y el horror vivido

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Salomon Malka; Emmanuel Levinas. La vida y la huella; Pág. 47. Ibíd. pág. 52.

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por Levinas, al parecer su pensamiento sobre la figura del pensador de la selva negra cambia. Como hemos dicho, Levinas nunca fue discípulo de Heidegger. Tampoco asistió, ni nunca fue invitado a los seminarios de Le Thor en 1968-1969. Pero se puede desprender dentro de una declaración de cómo veía Levinas a Heidegger, después de la guerra, muchos después de los años de Friburgo. Jaques Rolland recuerda haber oído a Levinas decir un día: “Si me lo hubiese encontrado justo después de la guerra no le hubiese dado la mano”16 Ricoeur habla de una relación de “polémica permanente”. Admiración y abominación juntas, extrema proximidad y divorcio absoluto. Entonces se nos deja ver la puerta de este amor y odio, amor por sus obras, pero odio por si figura y adhesión al nazismo. Cuando salió el polémico libro del chileno Víctor Farías, Levinas dijo que no encontraba nada de novedoso. Pero es entonces donde pensamos que Levinas ya antes de su cautiverio, tenía un juicio o una opinión de Heidegger. Levinas siempre dijo que era alguien parco, rígido, de no mucha empatía. En una pregunta que le hace Francois Poirié dice que “ me parecía muy autoritario, al tener un discurso muy escuchado, saber que siempre será escuchado, no muy dogmático, es cierto, pero enunciando su verdad muy fuerte; ¡ tanto volcaba!, pero siempre volcaba algo. No muy alto de estatura y siempre caminando como esquiador”17 también manifestó que había conocido y adivinado el compromiso pro-nazi de Heidegger, quizás incluso antes de 1933. Incluso en un encuentro con Giorgio Agamben Levinas deja ver lo que pensaba de Heidegger post segunda guerra mundial. Levinas pregunta al filósofo Italiano “Pero, a fin de cuentas, señor Agamben, usted asistió al seminario de Le Thor, a finales de los años sesenta, ¿cómo era?” Agamben contesto: “sólo puedo decir lo que vi; vi a un hombre dulce”. Y Levinas: “Yo, sabe usted, le conocí en 1928-1929 y conocí a un hombre duro. Debo creerle, porque usted me lo dice, pero no logro persuadirme de que ese hombre haya podido ser dulce”18 es entonces que en Levinas habría un antes y un después, ya que al finalizar la guerra y e inclusive después de su arribo al rectorado, como también por la

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Ibíd. Pág. 136. Francois Poiré; Ensayos y conversaciones; Pág. 64. 18 Salomon Malka; Emmanuel Levinas. La vida y la huella; Pág. 137. 17

vivencia y horrores que pasó él y el pueblo judío, no podía concebir que el pensador de la selva negra estuviera adherido al nazismo, esto Levinas nunca se lo perdonará. Otro de los relatos que podemos comentar es la del profesor Richardson. El profesor de la Universidad de Boston cuenta que él debía defender su tesis para la habilitación del doctorado. En dicha defensa postulaba a un cargo en la Universidad católica de Lovaina y debía defender ante un jurado internacional. Dentro de los candidatos como jurado estaba Levinas. Richardson va a Francia y habla con Levinas, le entrega su texto para que sea previamente leído. Levinas fue muy cortes, y por lo tanto acepto formar parte del jurado, sin antes decir que no siendo a fin con Heidegger, se reservaba el derecho de hablar libremente. Una vez en la ocasión de la defensa del escrito, Levinas se notaba muy amable, aun cuando todo el mundo esperaba un dura ataque. Pero sólo hubo críticas muy escolares, de ámbito pedagógico, del texto en cuestión. Pero al final Levinas añadió de por qué razón un cristiano creyente podía “¡pasarse tanto tiempo leyendo a Heidegger! Al concluir la defensa, se hizo una celebración en la residencia del presidente de la Universidad. Entonces, Richardson iba a cada uno de los invitados a estrecharles la mano, pero de repente alguien por atrás de su espalda le dio una palmada. Richardson se dio vuelta y era Levinas y este al igual que a los otros comensales le estrecho la mano, pero Levinas ignorando la mano tendida, lo miro directamente a los ojos y le dijo: “precisamente hablaba de su libro con unos viejos amigos, haciéndoles reír. He creído que usted estaría interesado en saber el por qué nos reíamos. ¿Recuerda el momento de su libro en el que dice: 1943 fue un año muy prolífico?”. “¡Sí lo recuerdo!”, respondió Richardson. Es aquí donde vienen unas palabras muy duras por parte de Levinas, que nos dan cuenta del dolor aun no extinguido. “Pues bien, en 1943 mis padres estaban en un campo de concentración(al final serían asesinados)19y yo en otro. ¡Era un año realmente prolífico!” Luego, tras decir eso, Lévinas giró los talones y desapareció.

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Estas fueron unas duras

palabras y se nos deja ver el dolor del cautiverio para Lévinas, el horror nazi frente a los suyos, pero también mientras el padecía esto, Heidegger vivía años buenos entorno a su

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Lo entre paréntesis es mío. Ibíd. Pág. 138

filosofía, y lo que es aún peor el régimen nazi estaba cumpliendo su cometido de buena manera. Frente a todo esto, no podemos negar que Levinas era un fiel lector de Ser y Tiempo es por esto que Poirié hace la siguiente pregunta: ¿diría usted que era discípulo de Heidegger? Levinas contesta que no lo cree, ni siquiera tiene el derecho de decir eso, pero lo que no puede negar es del asombro que le produce leer algún texto de Heidegger, y por sobre todo cuando relee el Libro Ser y Tiempo. En esto se nos vuelve a mostrar el asombro hacia el pensador, pero el rechazo a la vez del militante. Conclusión Dentro de esta investigación, hemos querido mostrar cómo se fue configurando esta tensión entre Levinas y Heidegger. Tensión que se ha manifestado dentro del ámbito del hombre, pero no de la obra del hombre. Esto es muy problemático, ya que si bien Levinas no condena en ningún momento el pensar de Heidegger, llegando incluso a alabar el tratado Ser y Tiempo, no deja de pensar uno cuanto del nazismo hay allí, no sólo en Ser y Tiempo, sino en todo su pensar. Al parecer esto a Levinas no le compete en demasía, como a otros autores sí. Pero lo principal en nuestra investigación es como el destino va configurando el ser de Levinas, es por ello que hemos partido por el acontecimiento del cautiverio, ya que es un punto clave en que se abre el conflicto entre Heidegger y Levinas, pero en cierta forma aunque no lo haya vivido Levinas esto en carne propia, creo que tendría la misma impresión en este fatídico acto de Heidegger y su adherencia al partido nazi. Esto se puede manifestar cuando Levinas dice que el mal no tiene rostro, por lo tanto, podemos interpretar esto como que el que recibe el mal tampoco lo tiene. Sin duda que el asesinato de sus familiares es algo importante en la vida de todo hombre, y lo tuvo que haber sido para Levinas. Es por ello que en su filosofía se puede ver la importancia del otro, la responsabilidad con el otro. Que al parecer es la condenatoria de Heidegger, que se le ha tratado al Dasein con un encapsulamiento en sí mismo. Pero lo fundamental es ver la mirada de Levinas frente al nazismo, ya que según su interpretación antes del cautiverio, la filosofía del hitlerismo es una especia de filosofía que despierta sentimientos elementales, que van ligados a la raza, la sangre y a la tierra. Es conocido que muchos de los libros de Heidegger ligados a la técnica, tiene que ver mucho con esto, con la tierra, con su región de

Suaba, con el Rhin, con que sólo se puede hacer filosofía en la lengua alemana y griega, que se tiene que devolver el espíritu germano de la gran nación. Dará esto para interpretar que el pensamiento de Heidegger esta permeado del Nazismo, eso queda en duda. Para Levinas no era tan así, el sólo criticaba al Heidegger militante, pero no al pensador. Es por ello que es sus últimos años podía hacer una crítica de Heidegger frente al nazismo, crítica que nace del horror vivido por él y por su pueblo, crítica que es fundada por la existencia, por el vivir que tanto habla Heidegger en Ser y Tiempo, algo que por esencia tiene el hombre, el Dasein. Sin duda que esto afectó a Levinas, y sigue afectando a muchos hombres, el que Heidegger fuera partidario del régimen nazi. Esto es un tema que siempre vuelve a estar en la palestra, que se sumerge y después renace. Es por ello que creemos que el Nazismo de Heidegger es como el ser del que tanto ha hablado en su pensar. El ser es tanto des-ocultar como también ocultamiento, es alétheia y es lethe. Al parecer es lo mismo en el Heidegger nazi.

Bibliografía. Malka, Salomon; Emmanuel Lévinas, La vida y la huella, Editorial Trotta, Madrid, 2006.

Francois Poirié; Ensayos y conversaciones, Arena libros, Madrid, 2009.

Levinas, Emmanuel; Algunas reflexiones sobre el hitlerismo, Fondo de cultura económica, Buenos Aires, 2002.

Agamben, Giorgio; La potencia del pensamiento, Adriana Hidalgo Editores, Buenos Aires, 2007

Faure, Nadine; Cuerpo y afectividad en el pensamiento del primer Emmanuel Lévinas, Santiago, 2012.

Rodríguez, Romina; La fenomenología Levinasiana del encadenamiento como experiencia antropológica. Se encuentra en el siguiente sitio web:

http://www.lacavernadeplaton.com/articulosbis/levinas1112.htm

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