Leócrates contra Atenas. Memoria del conflicto y carestía en Atenas entre 338 y 330 a.C. [Aevum 2016, in print]

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Aevum, 90 (2016), fasc. 1

BORJA ANTELA-BERNA´RDEZ ´ CRATES CONTRA ATENAS. LEO MEMORIA DEL CONFLICTO Y CARESTI´A EN ATENAS ENTRE 338 Y 330 A.C.*

q 2016 Vita e Pensiero / Pubblicazioni dell’Universita` Cattolica del Sacro Cuore

SUMMARY: Lycurgus’ speech Against Leocrates is a difficult source for the history of Athens in the times of Alexander. In fact, the flight of Leocrates after Chaeroneia in 338 and his business and stay in Megara can be linked with the Macedonian domination, at the light of the close ties between Leocrates and some Macedonians, like Amintas, or the coincidence of Leocrates with Harpalos, Alexander’s collaborator, in Megara during the grain distribution recorded by a famous stele of Cyrene (SEG XI, 2). Finally, a review of the date of the speech can connect the words of Lycurgus with the situation in Athens and the Aegean in the end of the 30’s of the IVth Century BC.

El discurso de Licurgo de Butadas contra su compatriota ateniense Leo´crates es uno de los ma´s intensos ejemplos de persecucio´n delictiva de cuantos nos ha legado la reto´rica griega cla´sica. En efecto, el juicio iniciado por el propio Licurgo estaba motivado por la fuga de Leo´crates de la ciudad de Atenas en su hora ma´s oscura, cuando tras la durı´sima derrota, militar, polı´tica y anı´mica, sufrida ante las fuerzas del eje´rcito macedonio en Queronea, los atenienses esperaban las represalias por la enconada oposicio´n a Filipo II 1. El relato que Licurgo compone * Orcid 0000-0002-3118-3300. Investigacio´n desarrollada dentro del proyecto HAR201457096 El Impacto de la conquista de Alejandro (338-279 a.C.), financiado por el Ministerio de Economı´a y Competitividad, y dirigido por B. Antela-Berna´rdez y J. Vidal Palomino, y del Grup de Recerca Emergent Histo`ria del Conflicte a l’Antiguitat (2014SGR1111), reconocido y financiado por la Generalitat de Catalunya. Agradezco a Laura Sancho y A.I. Molina sus amables consejos y observaciones. Este trabajo esta´ dedicado a mi amigo Jordi Vidal, con gran afecto. 1 Para una aproximacio´n general de Atenas en el siglo IV a.C. y el mundo posterior a Alejandro, vid. M. FERGUSON, Hellenistic Athens: an historical essay, Chicago 1911, 1-14; C. MOSSE´, Athens in Decline: 404-86 BC, London 1973; C. HABICHT, Athens from Alexander to Anthony, London 1997, y el ma´s reciente, aunque con un perfil ma´s divulgativo que acade´mico, de M. SCOTT, From Democrats to Kings: The Downfall of Athens to the Epic Rise of Alexander the Great, London 2010. Por otra parte, para el periodo de Alejandro en Atenas, vid. F.W. MITCHELL, Athens in the age of Alexander, «G&R», 12 (1965), 189-204; C.J. SCHWENK, Athens in the Age of Alexander. The dated laws and decrees of the ‘Lykourgan Era’ 338-322 B.C., Chicago 1985; M. FARAGUNA, Atene nell’eta` di Alessandro. Problemi politici, economici, finanziari, Roma 1992; F. LANDUCCI GATTINONI, I mercenari nella politica ateniese nell’eta` di Alessandro, I, Soldati e ufficiali mercenari ateniesi al servizio della Persia, «AncSoc», 25 (1994), 33-61; F.

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de los hechos que se sucedieron aquella noche del 9 de agosto del 338 a.C., cuando las noticias de la derrota llegaron a la ciudad, resulta extremadamente aterrador: mujeres 2 entre las penumbras del ocaso saliendo a las puertas de sus casas, presas de la desesperacio´n, interrogando a cuantos pasaban por la suerte de sus maridos, hijos o hermanos, y a los ancianos que, frente al rigor de la noche, se armaban para pasar la vigilia en atencio´n a las murallas 3, erigidos en u´ltima defensa de una ciudad a la espera de un tra´gico destino, y los esclavos liberados 4 para poder auxiliar en la resistencia contra lo que se preveı´a serı´a un duro asedio por parte de Filipo. La noche, sin embargo, se hizo dı´a, y el eje´rcito que se presento´ a las murallas de Atenas no buscaba finalmente la toma de la ciudad, sino la devolucio´n de sus muertos, por medio de una embajada fu´nebre bajo el mando de Antı´patro y el entonces joven prı´ncipe, Alejandro de Macedonia 5. La persecucio´n judicial de Leo´crates parece enmarcarse perfectamente dentro de las actividades judiciales que marcaron parte de la actividad pu´blica de Licurgo, a saber, los procesos contra aquellos que habı´an huido o no habı´an participado en la defensa de la ciudad en los momentos posteriores a Queronea 6. De hecho, al caso de Leo´crates debemos an˜adir los emprendidos contra Lisicles y contra Auto´lico, siendo el primero uno de los estrategas responsables del eje´rcito ateniense en Queronea y el segundo un miembro del Areo´pago que quiso poner a salvo a su familia ante la noticia de la derrota. Tanto estos como el de Leo´crates fueron procesos relacionados con la eisangelia 7. El caso de Leo´crates resulta, sin embargo, ma´s problema´tico 8, puesto que si bien el suceso al que hace referencia el proceso iniciado por LANDUCCI GATTINONI, I mercenari nella politica ateniese, II, Il ritorno in patria dei mercenari, «AncSoc», 33 (1995), 59-91; B. ANTELA-BERNA´RDEZ, Alexandre e Atenas. Historia de Grecia 338-323 a.C., Santiago de Compostela 2005. Para una valoracio´n del significado polı´tico de Queronea, con bibliografı´a actualizada, vid. B. ANTELA-BERNA´RDEZ, El dı´a despue´s de Queronea, in Grecia ante los imperios, ed. J.M. CORTE´S COPETE - E. MUN˜IZ - R. GORDILLO, Sevilla 2011, 187-95. 2 Sobre la imagen de la mujer en los oradores a´ticos, vid. F. CORTE´S GABAUDAN, La mujer ateniense vista desde la oratoria, in Estudios sobre la mujer griega en la cultura griega y latina, a.c. di J.Ma NIETO IBA´N˜EZ, Leo´n 2005, 39-62. 3 Lyc. Leocr. 16, 37-41. Asimismo, resulta curioso el probable recurso al patetismo por Licurgo, al describir a estos ancianos envueltos en sus dobles mantos ante el frı´o de la noche, pese a que probablemente, en pleno agosto, las temperaturas nocturnas en Atenas no habrı´an sido quiza´s tan bajas como el orador parece querer indicar. Sin duda, el pasaje esta´ cargado de intencio´n, intentando conmover intensamente al auditorio. 4 Lyc. Leocr. 37. 5 L.A. TRITLE, Leocrates: Athenian Businessman and Macedonian Agent? in Ancient Macedonia VI, Tesalo´nica 1999, 1227-33: 1227 n. 1, ha reunido todas las fuentes relativas a los hechos relacionados con la batalla de Queronea y los acontecimientos subsiguientes en Atenas, incluyendo adema´s parte de la bibliografı´a cla´sica sobre la cuestio´n. 6 Para un analisis del desarrollo histo´rico de Atenas tras Queronea, vid. FARAGUNA, Atene, 251-55. 7 TRITLE, Leocrates, 1228 define eisangelia como «a type of suit usually preserved for traitors and those others who were guilty of betraying the community». 8 Quiza´s una de las grandes diferencias entre Leo´crates y los otros dos procesados, Lisicles y Auto´lico, sea el resultado de los mismos, pues si bien e´stos fueron declarados culpables, y por tanto, ejecutados, sabemos por Esquines (3, 252) que Leo´crates obtuvo un empate en los votos, con lo que se empleo´ el llamado ‘‘voto de Atenea’’ (CH.D. ADAMS, The Speeches of Aeschines, Loeb Classical Library, London 1968, loc. cit.), que fallaba en favor del acusado, en recuerdo

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Licurgo tiene lugar en la noche del dı´a de la derrota, la acusacio´n se desarrolla unos ocho an˜os despue´s, tal y como nos informa el propio Licurgo 9, cuando Leo´crates vuelve a Atenas, no sabemos bien con que´ motivo 10. En primer lugar, deberı´amos abordar la cuestio´n de la datacio´n del discurso. Habitualmente, se ha datado el proceso en 331/0 aproximadamente, durante el segundo an˜o de la 112a Olimpiada (= 331/0). Del mismo modo, el discurso se ha datado tradicionalmente un an˜o antes del Sobre la Corona de Demo´stenes, a raı´z de una referencia realizada en el Contra Ctesifonte por Esquines 11. No obstante, este argumento no resulta, a nuestro juicio, en modo alguno definitivo para concretar especı´ficamente la fecha del Contra Leo´crates, pues obvia la fecha misma apuntada por el propio Licurgo, es decir, ocho an˜os despue´s de Queronea, esto es, 330 como mı´nimo 12. Asimismo, la acusacio´n de eisangelia aparece aquı´ un tanto fuera de contexto, teniendo en cuenta que solı´a aplicarse a magistrados en relacio´n con la gestio´n de sus cargos, como podrı´amos advertir en los casos de Lisicles o Auto´lico, y no en relacio´n con ciudadanos particulares, como era Leo´crates 13. En cierto modo, y en te´rminos de legalidad actuales, casi podrı´amos decir que cuando Licurgo decide proceder en contra de Leo´crates, el delito ya habrı´a prescrito. No es este el caso de la justicia ateniense. Pese a ello, sorprende la obstinacio´n de Licurgo, en especial en un caso para el que, tal y como suelen afirmar los comentaristas del discurso, no existe un delito especı´fico que Leo´crates haya cometi-

del juicio a Orestes. Sin embargo, J. SULLIVAN, ‘Second’ Thoughts on Aiskhines 3.252, «G&R», 49 (2002), 1-7, ha planteado diversos interrogantes sobre este resultado, sobre el valor del voto y sobre el final de Leo´crates. Resulta interesante, adema´s, sen˜alar las apreciaciones de SULLIVAN, ‘Second’, 1-3, en relacio´n con la excepcionalidad de un caso de eisangelia presentado ante la Ekklesia, y no ante la Boule´ o los tribunales, como era el procedimiento habitual, lo que de nuevo nos devuelve a la excepcionalidad del proceso. 9 Lyc. Leocr. 45. 10 Aunque teniendo en cuenta las fechas de todo ello, y el retorno de Harpalo a la corte de Alejandro a finales del 332 o principios del 331 (Cf. B.M. KINGSLEY, Harpalos in the Megarid (333-331 B.C.) and the Grain Shipments from Cyrene (S.E.G. IX 2 + = Tod, Greek Hist. Inscr. II no. 196), «ZPE», 66 [1986], 165-77: 175), es posible que, como veremos, el retorno de Leo´crates a Atenas tenga que ver con el final de la presencia (y misio´n) de Harpalo en Grecia en este perı´odo, es decir, 331/0. 11 Aesch. 3, 252: LYCURGUE, Contre Le´ocrate; Fragments, ed. F. DURRBACH, col. Bude´, Paris 1956, 25; Aeschines, ed. C. CAREY, col. The Oratory of Classical Greece 3, Austin 2000, 248-49 n. 285. 12 De hecho, ya S. HUMPHREYS, Lycurgus of Butadae: An Athenian Aristocrat, in The Craft of the Ancient Historian: Essays in Honor of Chester G. Starr, ed. by J.W. EADIE - J. OBER, Lanham 1985, 199-252, por ejemplo, fecha el discurso en 330, y del mismo modo se manifiesta, de una forma ta´cita, LANDUCCI GATTINONI, Mercenari, II, 61: «nella orazione Contro Leocrate di Licurgo e in quella Sulla Corona di Demostene, pronunciate nel 330, a distanza di pochi mesi l’una dall’altra». 13 TRITLE, Leocrates, 1229; HUMPHREYS, Lycurgus, 218: «However, the espectacle of an influential politician prosecuting on behalf of the State with all the skills developed by a century and a half of adversarial court pleading, and with a firm conviction that he is educating his fellow citizens by bringing the suit, is one which modern readers may well find disqueting. Hyperides found it objectionable too and protested sharply against Lycurgus’ use of eisangelia, hitherto reserved for serious political charges».

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do, ni una ley que se haya infringido realmente 14. Por ello, pese a la inquina que parece mostrar Licurgo en la acritud de su tono y a lo habitual de los procesos que el orador habı´a iniciado en relacio´n con la derrota de Queronea, nuestra hipo´tesis de trabajo se basa, en primer lugar, en la cuestio´n cronolo´gica, pues no deja de resultar un tanto extran˜o que el juicio recupere unos hechos que, en cierto modo, debieron avivar la memoria histo´rica de los atenienses en un momento bien alejado de aquel 338 15, como era el 331, cuando Atenas, como el resto de la He´lade, se encontraba inmersa en un proceso histo´rico marcadamente diferente. En este sentido, creemos que una parte de la intencio´n del discurso, y de hecho, de la persecucio´n a Leo´crates puede tener una lectura bien relacionada con dicho contexto contempora´neo al momento del proceso, y no al pasado que relata y que, en cierto modo, recuerda y recupera, como veremos. En cierto modo, si bien el tema central del discurso es, evidentemente, la responsabilidad de Leo´crates con la ciudad en un momento tan comprometido para su supervivencia como el que ya hemos comentado, lo cierto es que debemos sen˜alar otros objetivos principales en el texto, tal y como aparecen a la luz de los usos y referencias, ası´ como por el tono, que se suceden a lo largo del discurso. De este modo, el ma´s claro de estos objetivos secundarios es claramente el de sen˜alar una intencionalidad ejemplarizante. En efecto, a lo largo del discurso Licurgo exhibe la necesidad de aplicar a Leo´crates un castigo que sirva de ejemplo al resto de los ciudadanos, y a los griegos en general, y a los jo´venes y generaciones futuras en particular 16. Sin duda, la traicio´n, que aparece descrita con detalle, y sobre todo de forma harto recurrente a lo largo del discurso, se describe aquı´ como con un cara´cter total: al abandonar la ciudad a su suerte, Leo´crates ha traicionado la patria 17, la

14 F. DURRBACH, L’orateur Lycurgue, Paris 1890, 27; Minor Attic Orators, ed. J.O. BURTT, London 1962, 10. 15 TRITLE, Leocrates, 1228: «The question that emerges from these events is why Lycurgus would seek to prosecute this long absent businessman who would seem, on the face of it, not worth the bother. After all, Chaeronea was in the past: many citizens had evidently fled the city, why should Lycurgus now dredge up all this and open old wounds? It would appear that there is more than meets the eye here». 16 Lyc. Leocr. 7 («el proceso ahora entablado... dejara´ en pos de sı´ un juicio inolvidable para la posteridad»), 9 («ejemplo para la posteridad»), 10 («incitare´is a todos los jo´venes a la virtud»), 14 («lo que decida´is sobre Leo´crates sera´ tema de conversacio´n entre todos los griegos»), 27 («¿no le dare´is muerte y hare´is de e´l un escarmiento para los dema´s?»), 110 («si lo condena´is a muerte, mostrare´is a todos los griegos que tambie´n vosotros detesta´is semejantes delitos»), 142, 150 (escarmiento). Cf. Oradores menores. Discursos y fragmentos, ed. J.M. GARCI´A RUIZ, col. Cla´sica Gredos, Madrid 2000. Asimismo, HUMPHREYS, Lycurgus, 104, 120. Frente a Leo´crates y su comportamiento despreciable, a juicio de Licurgo, el orador opone la ciudad de Atenas, su pasado y los ciudadanos que, antepasados de los atenienses de tiempos del proceso, en e´pocas anteriores habı´an construido con sus hechos gloriosos la imagen de la ciudad, modelo de nobles empresas para los atenienses y el resto de los griegos ante los difı´ciles momentos coeta´neos a Leo´crates y Licurgo: 83, 88, 100, 104-105, 110, 114, 116, 121, 123, 124, 126 etc. 17 D. ALLEN, Changing the Autoritative Voice: Lycurgus Against Leocrates, «Classical Antiquity», 19 (2000), 5-33: 6: «Patris appears 81 times in the speech of 150 paragraphs, as opposed to 39 times in the 322 paragraphs of Dem. 18 (On the Crown), the 24 instances in the 195 paragraphs of Aeschines’ Against Timarchus and the 10 instances in the 80 paragraphs of Lysias’ Funeral Oration. These three speeches have the most instances of patria after the Lycurgus speech». Asimismo, tambie´n vale la pena recoger aquı´ la afirmacio´n, gene´rica aunque no

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memoria de los padres 18, a todos los conciudadanos (con especial incidencia contra los caı´dos en Queronea, en tanto que he´roes de la ciudad frente a la cobardı´a del acusado 19), e incluso a los dioses, hasta el punto que el traidor no deberı´a merecer seguir viviendo 20. La traicio´n, en tanto adquiere incluso un cara´cter de corrupcio´n religiosa 21, de contaminacio´n, en tanto que contagia incluso a aquellos que pretendan defender a Leo´crates, siendo ellos mismos tildados tambie´n de traidores merecedores de la misma suerte que Licurgo solicita para el fugitivo 22. Sin duda, es gracias a procesos como e´ste que en relacio´n con Licurgo se hizo popular la expresio´n de que ‘‘componı´a sus discursos contra los malvados, no con tinta sino untando el ca´lamo en la muerte’’ 23. El problema, sin embargo, de interpretar las intenciones polı´ticas del discurso surge si tratamos de observar su contenido a la luz del contexto griego en 331/0 24. En primer lugar, desde 333 tenemos noticia de una contraofensiva persa al avance de Alejandro de Macedonia en Asia 25, en especial despue´s de la toma de Halicarna-

por ello menos exacta, de BURTT, Minor Attic Orators, 10: «Instead of a bitter attack on the private life of the defendant we are given what has been described as a sermon on patriotism». 18 Vale la pena sen˜alar el interesante binomio patria-padres, fundamental en la mentalidad griega: Cf. J. FILONIK, Athenian impiety trials: a reappraisal, «Dike´», 16 (2013), 11-96: 12: «A common opposition was made between ajsevbeia and eujsevbeia, a broad term which comprised showing reverence in accordance with tradition towards the gods, one’s parents, the dead, or even the fatherland». Asimismo, M. MARI, Macedonians and pro-Macedonians in early Hellenistic Athens: reflections on ajsevbeia, in The Macedonians in Athens, 322-229 BC, ed. by S.V. TRACY - O. PALAGIA, Oxford 2003, 82-90: 83: «By summarizing the charges at the end of the speech, Lycurgus characteristically places side by side, and almost identifies, treason, conspiracy to overthrown the democracy and impiety (37.147)». 19 Lyc. Leocr. 46-51. 20 La idea del sacrilegio contra los dioses como consecuencia de la huida por Leo´crates aparece de forma recurrente a lo largo del discurso: Lyc. Leocr. 17 («y no tuvo horror de mirar y de traicionar la Acro´polis y el Templo de Zeus Salvador y de Atenea Salvadora...»), 25 (dioses paternos), 76 («impiedad ante la divinidad»), 91 («creo que algu´n dios lo ha conducido precisamente al castigo»), 97 («ha privado a los dioses de los cultos tradicionales...»), 146 (responsabilidad de los miembros del jurado ante los dioses), 147 (impiedad) etc. Cf. GARCIA RUIZ, Oradores, loc. cit. 21 R. PARKER, Athenian Religion. A History, Oxford 1996, 252. Cf. MARI, Macedonians, 83: «Lycurgus discreetly and yet clearly applies to the new rulers of Greece the topos of the ‘impious enemy’ traditionally reserved for the Persians because of their destroying and pillaging Greek holy places: those very offences which Alexander successfully, avenging according to a propaganda depicting (at least at the beginning) the Asiatic campaign as a ‘sacred war’». Asimismo, sobre la cuestio´n de la polı´tica religiosa de Alejandro y en especial el uso del recuerdo de las Guerras Me´dicas y de la impiedad persa como justificante de la campan˜a macedonia, vid. G.G. SQUILLACE, Consensus Strategies under Philip and Alexander. The Revenge Theme, in Philip II and Alexander the Great. Father and Son, lives and afterlives, ed. by D. OGDEN - E. CARNEY, Oxford 2010, 69-80: 76-80. 22 Lyc. Leocr. 135, 138; B. ANTELA-BERNA´RDEZ, Divino Alejandro. Para´metros religiosos de la campan˜a asia´tica, in Religio´n en la guerra de la antigu¨edad, ed. J. VIDAL - B. ANTELA-BER´ RDEZ, Zaragoza 2015, 41-52: 41-44. NA 23 Ps. Plu. Lyk. 10-11. GARCI´A RUIZ, Oradores. 24 De hecho, los vı´nculos entre el contexto de los an˜os 331/0 y el caso de Licurgo contra Leo´crates, ası´ como el trasfondo de la revuelta de Agis, parecen claros en E.M. HARRIS, Aeschines and Athenian Politics, Oxford 1995, 173. 25 R.A. BURN, Notes on Alexander’s campaigns, 332-330, «JHS», 72 (1952), 81-91: 81-84.

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so en 334 26. El licenciamiento de la flota griega por Alejandro favorecio´ el e´xito de las operaciones navales iniciadas bajo la direccio´n de Memno´n de Rodas en el Egeo. A estas circunstancias debemos an˜adir, en 332, los diversos movimientos polı´ticos de Agis III en la procura de financiacio´n persa para iniciar una revuelta contra Macedonia en Grecia en 331. Por su parte, Alejandro habrı´a pasado buena parte del an˜o 332 en un mismo emplazamiento, algo sorprendente en su fulgurante campan˜a, ocupado en el problema´tico asedio de Tiro hasta aproximadamente el mes de Agosto 27, tras el cual pasara´ el invierno en Egipto, para en 331 abandonaba Egipto para encarar el enfrentamiento final contra Dario, que tendrı´a lugar en septiembre de ese an˜o en Gaugamela. Sabemos adema´s para 332 de una misio´n de reclutamiento de efectivos en Macedonia bajo el mando de Cleandro 28 y de la presencia de Anfo´tero en Cos para recapturar la ciudad, que habrı´a caı´do en manos de los persas 29. A esta situacio´n debemos an˜adir diversos detalles. El primero de ellos tiene que ver con la situacio´n de los ciudadanos atenienses prisioneros en Macedonia desde la victoria de Alejandro en Gra´nico, donde habı´an sido capturados, y que despue´s de diversos intentos diploma´ticos, la embajada ateniense a Alejandro durante el asedio de Tiro, en 332 30, habrı´a conseguido su liberacio´n. No obstante, seguramente esta liberacio´n no fue inmediata, y es muy probable que los atenienses no hubiesen conseguido volver a su patria desde Macedonia antes de finales del 332, o quiza´s incluso principios del 331. A buen seguro esta medida de gracia de Alejandro estaba relacionada de algu´n modo con el posicionamiento neutral de Atenas en la revuelta de Agis. Como ha sen˜alado F. Landucci Gattinoni, resulta curioso el silencio de los oradores ‘‘antimacedonios’’ alrededor de esta cuestio´n 31. Un segundo detalle no es otro que la informacio´n que a trave´s de Licurgo conocemos sobre Leo´crates. Probablemente era hijo de Leo´cares, hijo de Leo´crates de Pallini, responsable de ciertas reformas en el templo de Zeus Soter hacia mediados de los 60 del siglo IV a.C. (366/5) 32. Es posible que tales reformas tuviesen que ver con un taller de bronce que aparece como actividad productiva de Leo´crates

26 B. ANTELA-BERNA´RDEZ, Alejandro Magno, Poliorcetes, in Fortificaciones y Guerra de Asedio en el Mundo Antiguo, ed. J. VIDAL - B. ANTELA-BERNA´RDEZ, Zaragoza 2012, 95-105, con bibliografı´a. 27 Diod. XVII 47, 4. J.P. ROMANE, Alexander’s siege of Tyre, «AW», 16 (1987), 79-90: 80; ANTELA-BERNA´RDEZ, Alejandro, 105-22. 28 Sobre Cleandro, vid. H. BERVE, Das Alexanderreich auf prosopographischer Grundlage, II, Munich 1926, 204; W. HECKEL, Cleander [1], in The Marshals of Alexander’s Empire, London 2006, 85-86. 29 Arr. II 20, 5; Curt. IV 3, 11. Vid. H. HAUBEN, The Command Structure in Alexander’s Mediterranean Fleets, «AncSoc», 3 (1972), 79-105; A.B. BOSWORTH, The Mission of Amphoterus and the Outbreak of Agis’ War, «Phoenix», 29 (1975), 27-43: 29; H. HAUBEN, The Expansion of Macedonian Sea-Power under Alexander the Great, «AncSoc», 7 (1976), 79-105: 82-87; HECKEL, Marshals, 107-08 n. 231. 30 LANDUCCI GATTINONI, Mercenari, I, 35. 31 LANDUCCI GATTINONI, Mercenari, I, 38. 32 IG II2 1609, 54 y 93-94; J.K. DAVIES, Athenian Propertied Families, 600-300 B.C., Oxford 1971, 344; S. HUMPHREY, The Strangeness of Gods. Historical perspectives on the interpretation of Athenian Religion, Oxford 2004, 94 n. 40.

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hasta su fuga de Atenas, la cual parece haber provocado un cambio de actividad econo´mica. En primer lugar, sabemos que, con motivo de su huida en 338 33, Leo´crates habrı´a cargado un barco con todas sus posesiones, y hacie´ndose acompan˜ar de su hetaira Ire´nide, se hizo a la mar en direccio´n a Rodas. El destino parece del todo comprensible, a la luz de las rutas marı´timas que condicionaban la navegacio´n de la e´poca. Por otra parte, una vez llegado a Rodas, Leo´crates da noticia de la situacio´n de Atenas 34, y Licurgo le acusa de haber difundido la noticia de que Atenas estaba siendo asaltada y el Pireo bajo asedio, lo que motivo´ que los comerciantes que tenı´an intencio´n de transportar grano a Atenas viesen su carga vaciada. Este proceder de Leo´crates debio´ tener, efectivamente, consecuencias de gravedad para Atenas, pues los barcos dejaron de proveer a la ciudad de grano durante al menos unos dı´as, provocando lo que probablemente podrı´amos considerar de algu´n modo una fase de carestı´a y una probable crisis alimenticia que, aunque temporal 35, habrı´a de resultar en un encarecimiento puntual de los precios del grano, en un momento que, como decı´amos, resultaba extremadamente grave y delicado para Atenas, y aunque la situacio´n se resolvio´ probablemente con cierta brevedad, el grano que habı´a de provenir de Rodas en direccio´n a Atenas quiza´s habrı´a sido colocado ya por los rodios en otros mercados, por lo que no podemos descartar que la situacio´n inicial hubiese podido agravarse ma´s de lo que podemos llegar a contemplar. No obstante, si bien el comercio desde Rodas debı´a [de] ser importante 36, lo cierto es que durante la de´cada de los 30, como en tiempos anteriores y, en fin, durante buena ´ tica habrı´a sido el Bo´sfoparte del siglo IV, el mayor proveedor de trigo para el A 37 ro , por lo que es posible que el resultado de esta crisis del 338 hubiese estado ma´s bien motivada por un encarecimiento del grano que por una aute´ntica escasez del mismo 38. La cuestio´n de la carestı´a de grano, que aquı´ recupera Licurgo en su recuerdo intencionado del 338 debı´a de ser un tema de actualidad en Atenas en 332, a juzgar por los datos que tenemos. En primer lugar, sabemos que una de las finalidades de la campan˜a de Anfo´tero 39 en el Egeo en 332 no es otra que hacer frente a la ame33 J. BOUSQUET, La fuite de Leocrate, «Revue Arche´ologique», 10 (1937), 118-120, para los detalles de la fuga. 34 Lyc. Leoc. 18. 35 Pues a la vista de barcos sanos y salvos llegando desde el Pireo dı´as despue´s de la llegada de Leo´crates a Rodas se hizo evidente que lo relatado por Leo´crates era falso, con lo que se ´ tica: Lyc. Leoc. 21. reactivo´ nuevamente el comercio con el A 36 Tal vez vinculado a la ruta del trigo egipcio: D. 56, 5-10. Otro posible origen del grano capturado por los rodios podrı´a ser Sicilia: P. GARNSEY, Famine and Food Supply in the Graeco-Roman world: Responses to risk and crisis, Cambridge 1989, 153-54. 37 P. GARNSEY, Grain for Athens, in Cities, peasants and food in Classical Antiquity. Essays in Social and Economic History, ed. by P. GARNSEY, Cambridge 1998, 183-200: 151. 38 Sobre los problemas de grano de Atenas en e´poca cla´sica en general, vid. L. GERNET, L’approvisionnement d’Athe`nes en ble´ au Ve et au IVe sie`cle, Paris 1909. Asimismo, GARNSEY, Grain; M. WHITBY, The Grain Trade of Athens in the Fourth Century, in Trade, Traders and the Ancient city, ed. by H. PARKINS - C. SMITH, London 1998, 102-128, D. BRAUND, Black Sea Grain for Athens? From Herodotus to Demosthenes, in The Black Sea in Antiquity: Regional and Interregional Economic Exchanges, ed. by V. GABRIELSEN - J. LUND, Copenhagen 2007, 39-68. 39 BERVE, Alexanderreich, II, 32-33; W. HECKEL, Who is Who in the Age of Alexander, Malden 2006, 23.

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naza de los piratas 40. La posibilidad de vincular a estos piratas en la regio´n pro´xima a Creta y el Egeo en 332 con aquellos contra los que habı´a luchado Diotimo en 335/4 41 resulta suficientemente pro´xima como para no pasarla por alto. Desgraciadamente, resulta muy complicado establecer una imagen de conjunto sobre el feno´meno pira´tico en la e´poca, aunque tenemos diversas noticias de ello 42. La misio´n del ateniense Diotimo 43, hijo de Dio´pides, de Euominea, parece haber sido u´nicamente la de hacer frente a los piratas 44. Sabemos que Diotimo recibio´ honores y reconocimiento pu´blico, promovidos por el propio Licurgo, durante el arcontado de Ctesicles, es decir, en el 334/3 45, lo que significa que la campan˜a naval que le valio´ tal reconocimiento debio´ de tener lugar en fecha anterior al decreto honorı´fico, y bien podrı´a tratarse del periodo inmediatamente anterior, es decir, al an˜o 335 46, con lo que la actividad pira´tica a la que hace referencia bien podrı´a estar relacionada de algu´n modo con la destruccio´n de Tebas y las consecuencias de ello para Atenas 47. No sabemos cua´ndo se habrı´an iniciado estas acciones de piraterı´a, y si bien durante el 335 48, cuando Diotimo se encuentra operando, debı´an de seguir en activo, es posible que el problema se remontase algunos an˜os atra´s. Sea como fuere, la campan˜a de Diotimo pone de manifiesto una serie de datos de gran intere´s 49, como la inseguridad en los mares en el momento de inicio de la campan˜a asia´tica por Alejandro, con lo que ello debı´a de suponer para la seguridad tanto de su sistema logı´stico como de la retaguardia y de la estabilidad en Grecia 50. De especial 40 Curt. IV 8, 15. Asimismo, [Dem.] 17, 26-28, parece hacer referencia a los conflictos en el mar, y a algunas de las medidas puestas en juego por Alejandro: vid. E. CULASSO, Sul Trattato con Alessandro. Polis, monarchia e memoria demostenica, Padova 1984, 93-98. 41 IG II2 1623; EM 7177; cf. SCHWENK, Athens, 134-36, con referencia completa a la bibliografı´a de la inscripcio´n. Asimismo, cf. DURRBACH, Orateur, 73-74. 42 Dem. 18, 145; 19, 145. Los dos casos anteriores se parecen demasiado a lo relatado en Dem. 19, 20 como para no ponerlo en relacio´n, pese a que en este u´ltimo caso no se mencione directamente la piraterı´a. 43 BERVE, Alexanderreich, II, 146; HECKEL, Who, 114-5. 44 [Plut.] Lycurg. 52. Asimismo, Dem. 58, 53-56: cf. DURRBACH, Orateur, 74 n. 2; FARAGUNA, Atene, 238-39. 45 EM 7177; cf. SCHWENK, Athens, 134-36, con referencia completa a la bibliografı´a de la inscripcio´n. 46 IG II2 1623. 47 Quiza´s, como sen˜ala el texto del Contra Formio´n, la toma de Tebas por Alejandro produjo en Atenas algu´n tipo de carestı´a, o encarecimiento de precios: Dem. 34, 38. Asimismo, sobre el asedio de Tebas, vid. ANTELA-BERNA´RDEZ, Alejandro, 82-90; B. ANTELA-BERNA´RDEZ, Furious Wrath. Alexander the Great’s destruction of Thebes and Perdiccas’ false retreat, in Ancient Warfare: Introducing Current Research, I, ed. G. LEE - H. WHITTAKER - G. WRIGHTSON, Cambridge 2015, 94-106. 48 DURRBACH, Orateur, 73: Ol. 111, 2 (= 335/4). 49 Que analizamos en detalle en una investigacio´n pro´xima, ahora en curso. 50 La campan˜a de Diotimo demuestra tambie´n la existencia de actuaciones militares fuera de la capacidad reguladora de la Liga de Corinto, pues dicha campan˜a parece haber sido responsabilidad u´nica de Atenas, y resulta difı´cil considerar que un hombre del cariz polı´tico de Licurgo, abiertamente antimacedonio, hubiese promovido reconocimiento pu´blico y honores en relacio´n con una campan˜a vinculada en algu´n modo con el dominio macedonio sobre Atenas y el resto de Grecia. En este sentido, la ausencia de referencias que puedan vincular en modo alguno la autoridad de los macedonios con las actividades de Diotimo ponen de manifiesto una posible cuestio´n de reflexio´n sobre la naturaleza misma de la Liga de Corinto y la capacidad e independencia militar de sus miembros.

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relevancia parece, pues, el hecho de que la campan˜a haya tenido lugar en un a´rea tan pro´xima al conflicto con Persia, y las implicaciones que el e´xito de la misma podrı´a haber tenido para los intereses macedonios en la regio´n. A su vez, la victoria sobre los piratas por Diotimo debio´ de garantizar una seguridad marı´tima y una circulacio´n de bienes que hubieron de tener un valor muy positivo para el conjunto general de la He´lade 51. No es e´sta la primera mencio´n de piratas en relacio´n con los conflictos en el Egeo involucrando Atenas y Macedonia, pues ya con anterioridad Filipo y Atenas habı´an tenido problemas con estas gentes, que habı´an provocado en las ocasiones que pueden documentarse 52 bloqueos de puertos 53. Sin embargo, para el caso concreto del an˜o 332, la presencia de estos piratas debio´ sin duda de sumarse a la extensio´n del conflicto entre Alejandro y Persia al Mediterra´neo oriental, a la campan˜a inicialmente dirigida por Memno´n, y en consecuencia, a la incidencia que esta situacio´n tuvo en la normal circulacio´n y comercio de grano. No podemos pasar por alto la destacada incidencia que la importacio´n de grano habı´a tenido tradicionalmente para Atenas. En este sentido, cualquier alteracio´n en el orden normal de la circulacio´n de grano debı´a de tener sin duda importantes consecuencias para la ciudad. Y en cierto modo, es esta cuestio´n del grano la que quiza´s subyace bajo una parte del texto de Licurgo. En efecto, sorprende, como sen˜ala el mismo Licurgo 54, que a la vuelta a Grecia desde Rodas, Leo´crates no elija volver a Atenas, sino a Me´gara. Sin duda, una buena razo´n para no volver queda patente en la acusacio´n por traicio´n que recibe, tantos an˜os ma´s tarde, pese al paso del tiempo. Sin embargo, Licurgo no olvida. Pero adema´s, en Me´gara, no parece que Leo´crates se dedique ya a los negocios del bronce, sino al comercio y/o distribucio´n de grano. Ası´ parece inferirse de la informacio´n que Licurgo nos da en relacio´n con la participacio´n de Leo´crates en repartos de grano a Cleopatra 55, esposa de Alejandro del E´piro y regente en la ausencia de e´ste, adema´s de hermana del mismo Alejandro. Este no es, en modo alguno, un hecho aislado, sino que nos ayuda a conectar el proceso judicial iniciado por Licurgo con la polı´tica de distribucio´n de grano desarrollada por Alejandro y, siguiendo a Kingsley 56, gestionada por Harpalo desde Me´gara. Difı´cilmente, si Licurgo acusa a Leo´crates de participar en un reparto de grano a Cleopatra, este reparto puede ser diferente del recogido por la Estela de cereales de Cirene 57, famosa inscripcio´n que recoge una serie de datos

51 Lo que, con ma´s razo´n, motiva la necesidad de cuestionar, como sen˜ala´bamos en la nota anterior, los para´metros reguladores de la alianza establecida bajo la hegemonı´a macedonia por la Liga de Corinto. 52 Dem. 18, 145; 19, 315. 53 En situaciones que quiza´s pudieron resultar similares a la provocada por Leo´crates a su llegada a Rodas. No obstante, DURRBACH, Orateur, 74 afirma, con acierto, que estos barcos macedonios enviados por Filipo para combatir la amenaza pirata servı´an tambie´n para oponerse a Atenas. 54 Lyc. Leoc. 21, 23, 25, 26, 55, 56 etc. 55 Lyc. Leoc. 22-24. 56 KINGSLEY, Harpalos, 165-69. 57 SEG IX 2; C. ZARAGOZA`, Macedonian Royal Women according to the texts: Olympias and Cleopatra (4th century B.C.), forthcoming, con bibliografı´a actualizada.

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sobre distribucio´n a diversas ciudades de cantidades de grano en 332, y ma´s cuando sabemos de la presencia de Harpalo en Me´gara en este mismo an˜o, con la ma´s que probable misio´n de dirigir la distribucio´n de este grano. Por otra parte, atendiendo al hecho de que la distribucio´n, segu´n Kingsley, habrı´a respondido a una polı´tica defensiva para evitar la desercio´n de ciudades griegas al bando persa 58, en el contexto del conflicto de Persia con Macedonia en el Egeo, evitando que la potencial carestı´a producida por el conflicto y por los subsiguientes problemas logı´sticos para el comercio del grano pudiesen servir al fin estrate´gico de los persas de provocar levantamientos y hostilidades antimacedonias entre los griegos. Un conocido texto falsamente atribuido a Demo´stenes parece indicar, por ejemplo, que existieron factores como las necesidades de guerra que implicaron el requisamiento de grano por parte de los macedonios 59, y probablemente los persas debieron de actuar, presumiblemente, de modo similar, ya fuese por necesidad, como medida de presio´n o para asegurar alianzas. La cuestio´n de las polı´ticas antimacedonias ha sido ya advertida en relacio´n con el trasfondo del Contra Leo´crates 60, pero dicha hipo´tesis ha sido a su vez fuertemente cuestionada, en especial por la supuesta falta de elementos en el discurso de Licurgo en relacio´n con Macedonia. Lo cierto, sin embargo, es que podemos advertir algunos datos que admiten cierta reflexio´n. El primero de ellos es el ana´lisis de una oscura figura, mencionada por Licurgo, como serı´a Amintas 61, el marido de la hermana de Leo´crates, quien a la vuelta de e´ste desde Rodas a Grecia, compro´ sus bienes en Atenas de forma que Leo´crates podı´a definitivamente afincarse en Me´gara. El hecho de que este personaje este´ relacionado con la presencia de Leo´crates en Me´gara resulta sen˜alable, pues sabemos, como hemos indicado, que en Me´gara Leo´crates pudo perfectamente colaborar con Harpalo en repartos de grano organizados por la corona macedonia en relacio´n con la contraofensiva persa a la invasio´n de Asia por Alejandro. Al fin y al cabo, el propio Licurgo resulta explı´cito en esto al considerar que el aute´ntico delito de Leo´crates, ma´s alla´ de los vericuetos por los que circula su oratoria, no es otro que el de haber puesto en riesgo el suministro alimenticio de Atenas 62. No podemos pasar por alto que, si bien Licurgo sen˜ala en cada personaje que menciona de Atenas su demo, en el caso de Amintas lo omite, un hecho claramente significativo. Asimismo, tanto la prosopografı´a a´tica como el 58

KINGSLEY, Harpalos, 174-75. [Dem.] 17, 20. Asimismo, la informacio´n debe completarse con los magnı´ficos comentarios de CULASSO, Trattato, 77-86, que amplı´an las posibilidades interpretativas del pa´rrafo demoste´nico. 60 Ası´ lo ha sen˜alado E.M. BURKE, Contra Leocratem and De Corona: Political Collaboration?, «Phoenix», 31 (1977), 330-40; HARRIS, Aeschines, 176-77. Por otra parte, TRITLE, Leocrates, 1232, ha sen˜alado la posibilidad de que la fuga de Leo´crates se deba a que el cara´cter promacedonio de e´ste, en un momento tan delicado como la noche despue´s de Queronea, hubiese sido la aute´ntica razo´n de su huida, motivada por el riesgo para su vida en una situacio´n que a buen seguro debı´a ser extremadamente delicada. En este sentido, vale la pena recordar las crı´ticas de los supuestos agentes promacedonios en Atenas recogida por [Dem.] 17, 13. Lamentablemente, CULASSO, Trattato, 62-63. 61 Lyc. Leoc. 26. 62 Lyc. Leocr. 53: «¿que´ pena debe sufrir quien, siendo adulto, no pago´ a su patria el favor del alimento?». Cf. GARCIA RUIZ, Oradores, loc. cit. 59

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Lexicon de nombres atenienses ponen de manifiesto la rareza de un nombre como el de Amintas en la ciudad de Atenas en este periodo 63, siendo este Amintas, cun˜ado de Leo´crates, el primer habitante de Atenas documentado con dicho nombre. En cambio, como es bien sabido, el nombre de Amintas es frecuente entre los macedonios, incluso en el entorno de la familia real. La carencia de demo y su cara´cter de primer portador conocido de dicho nombre en Atenas permite proponer para e´l un origen macedonio, que explicarı´a el porque´ de su vinculacio´n con Harpalo y el grano de distribucio´n macedonia en Me´gara, y ma´s au´n, sen˜aları´a con mayor intere´s el trasfondo antimacedonio y contextual (no ya del pasado recordado de 338, sino del presente acuciante de 330) de las palabras de Licurgo. No obstante, muchos son todavı´a los interrogantes alrededor de este personaje, en modo alguno identificable con los personajes del mismo nombre conocidos alrededor de la corte de Alejandro 64. Por otra parte, resulta difı´cil pensar que un macedonio pudiese comprar propiedades en Atenas, en especial si nos atenemos, por ejemplo, a otros casos conocidos de tipo similar, como el de Aristo´teles 65. Pese a ello, el Amintas mencionado por Licurgo parece, de algu´n modo, haber sido un personaje conocido de los atenienses de su tiempo, teniendo en cuenta los pocos detalles por medio de los cuales Licurgo le referencia. Lo ma´s probable, en este sentido, es que se trate de alguien que en el pasado habrı´a obtenido, de algu´n modo, una proxenı´a en Atenas, aunque tambie´n podrı´a ser que, en calidad de tutor de su hermana, la esposa de Leo´crates, tuviese la potestad de gestionar los asuntos de e´sta, relativos a la hacienda de Leo´crates. En todo ello, por u´ltimo, no deja de llamar la atencio´n el hecho de que Leo´crates hubiese preferido huir con su hetaira Irenide antes que con su esposa, supuestamente macedonia. Todo ello merece, en efecto, mayor atencio´n 66. A partir de aquı´, la lectura del intenso ataque judicial de Licurgo a Leo´crates adquiere un cariz diferente del de la simple persecucio´n de responsabilidades por causa de los sucesos relacionados con Queronea. De este modo, deberı´amos observar las referencias a Marato´n y Termo´pilas, de Salamina o del castigo al espartano Pausanias podrı´an entenderse tambie´n en el contexto del conflicto entre griegos y persas motivado por la campan˜a de Alejandro, por la contraofensiva persa y por el preludio de la guerra de Agis 67 (y la posicio´n de neutralidad ateniense en la mis-

63 J. KIRCHNER, Prosopographia Attica, I, Berlin 1901, 56, nº 746; Greek Personal Names. Their value as evidence, ed. by S. HORNBLOWER - E. MATTHEWS, Oxford 2001, 102: «names of Greek origin (etymology) which remained typically Macedonian, such as Aeropos, Alkimos, Alketas, Amyntas, Kleitos, Krateuas, Limnaios, Machatas, Perdikkas, and Peritas». Ası´ lo ha sen˜alado tambie´n TRITLE, Leocrates, 1232. 64 HECKEL, Who, 23-27. Asimismo, HECKEL, Who, 24, sen˜ala afirmativamente la alta frecuencia del nombre en Macedonia, lo que dificulta su identificacio´n. Por otra parte, H. POPE, Foreigners in Attic Inscriptions, Roma 1947, 105-06, menciona diversos Amintas entre las inscripciones atenienses, pero ninguno de ellos parece coincidir con la fecha o la persona mencionada por Licurgo. 65 Vid. A.H. CHROUST, Aristotle’s Flight from Athens in the year 323 BC, «Historia», 15 (1966), 185-92, con detalles y bibliografı´a sobre la situacio´n de Aristo´teles en Atenas como meteco. 66 Vid. B. ANTELA-BERNA´RDEZ, The Third Man: Leocrates, Harpalus and the dark Amyntas, forthcoming. 67 E. BADIAN, Agis III, «Hermes», 95 (1967), 170-92; G.L. CAWKWELL, The Crowning of De-

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ma), que quiza´s podrı´an entenderse como instrumentalizacio´n de la memoria ateniense 68 y a la recuperacio´n de la gloria del pasado en relacio´n con la conquista de Asia, que en cierto modo les debı´a de dar a los atenienses el derecho a reclamar una parte de los beneficios de la misma, quiza´s en forma de repartos de grano, aunque estas cuestiones, y las muchas otras relacionadas con esta perspectiva, merecerı´an una atencio´n pormenorizada en un lugar diferente al de este artı´culo.

mosthenes, «CQ», 19 (1969), 163-180: 170-73; R. LOCK, The Date of Agis III’s War in Greece, «Antichthon», 6 (1972), 10-27; G.E.M. DE ST. CROIX, Appendix XXX: The Revolt of Agis III, in ID., The Origins of the Peloponnesian War, London 1972, 376-78; BOSWORTH, Mission; E.I. MCQUEEN, Some notes on the Anti-Macedonian Movement in the Peloponnese in 331 BC., «Historia», 27 (1978), 40-64; E. BADIAN, Agis III: Revisions and Reflections, in Ventures into Greek History, ed. I. WORTHINGTON, Oxford 1994, 258-92; B. ANTELA-BERNA´RDEZ, Alexandre e Atenas. Historia de Grecia 338-323 a.C., Santiago de Compostela 2005, 118-20. 68 ALLEN, Changing, 10-11.

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