Lenguaje, verdad y substancia en Leibniz

July 14, 2017 | Autor: Alonso Reategui | Categoría: Gottfried Wilhelm Leibniz, Leibniz, Epistemología, Lenguaje, Verdad
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Descripción

Lenguaje, verdad y substancia

Lima, 2009

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Índice Capítulo I..........................................................................................................3 

Definición……………………………………………………………....................................3



Mónadas………………………………………………………………………………………………..4



Tipos de substancias………………………………………….……………………………………6

Capítulo II..........................................................................................................9 

Lenguaje…………………………………………………………………………………………………9



Esencias y definiciones…………………………………………………………………………..11

Capítulo III.........................................................................................................13 

Substancia…………...……………………...............................................................13



Verdad……………………………………………………………………………………………………16



Conocimiento humano y divino……………………………………………………………...19

Conclusiones......................................................................................................23 Bibliografía........................................................................................................25

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Capítulo I Las substancias 1. Definición En el §8 del Discurso de Metafísica, Leibniz, ensaya una definición de lo que es substancia: “es muy cierto que cuando varios predicados se atribuyen a un mismo sujeto, y este sujeto no se atribuye a ningún otro, se lo llama substancia individual”1. De la misma manera en los Nuevos ensayos se da la siguiente idea: “puesto que lo concebimos en principio son varios predicados de un mismo sujeto, y esas palabras metafóricas de sostén o substratum no significan más que eso”2 y más adelante: “Al distinguir dos cosas en la sustancia, a saber, los atributos o predicados y el sujeto común de dichos predicados, no hay que extrañarse de que no podamos concebir nada particular sobre dicho sujeto. Así tiene que ser, puesto que de antemano ya se han separado todos los atributos, mediante los cuales se podría captar algún detalle” 3.

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LEIBNIZ, G,W. Tres textos metafísicos - A propósito de Gottfried W. Leibniz y su obra, Barcelona/Buenos Aires/Caracas, et al: Grupo Editorial Norma, 1992. Discurso de Metafísica. 2

LEIBNIZ, G,W. Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano. Madrid, Alianza Editorial, 1992 Libro II, cap. XXIII, parágrafo 2 3

Idem.

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Hasta aquí se han revisado los conceptos de substancia simple que Leibniz maneja, es importante señalar que todavía usa el concepto desarrollado por la tradición escolástico-aristotélica. Esta es simplemente la aclaración primera acerca del pensamiento de Leibniz respecto al concepto de substancia, más adelante (y como extensión de la definición dada en el Discurso) se darán unas anotaciones muy pertinentes que pueden mostrar cómo no se circunscribe puramente la definición de substancia simple a una denominación nominal (como sostén de atributos), sino que se extiende más allá de sus posibilidades y relaciones.

2. Mónadas La idea con que inmediatamente se tropieza al pensar la idea de substancia es aquella acerca de la mónada. Como es conocido la mónada es substancia simple y simple significa sin partes. La necesidad de la existencia de substancias simples tiene a su vez dos respuestas : a)a posteriori, en la medida en que son los elementos constitutivos de los agreggatta, b) a priori, la misma existencia de algo o su posibilidad de existir depende de la existencia de Dios, substancia simplísima. Cabe aclarar que para Leibniz las mónadas no son materia pues no tienen partes, ni extensión, ni figura, ni divisibilidad posible, pero ¿por qué no pueden ser materiales? Bennett argumenta al respecto: “[Because] Whatever is material is extended, and thus has parts, an thus is a an ontological result of the existence and natures and interrelations of its parts, and so is not a basic or ontologically independent thing, and so is not a substance” 4, es decir, cualquier cosa material no puede ser ontológicamente independiente; por ende, la mónada al no ser material tiene la capacidad de serlo. Siendo los elementos de las cosas, las mónadas no pueden perecer, ni pueden ser creadas por combinación de nada, solo pueden crearse por fulguraciones divinas y perecer por aniquilación. Una característica importante es que es imposible que una mónda sea alterada por un movimiento externo, “Leibniz holds that no created substance could possibly act causally upon any other: there is no transeunt (=going-across) causation in which 4

BENNETT, JONATHAN. Learning from six philosophers. Descartes, Spinoza, Leibniz, Locke, Berkeley, Hume. Volume I. Oxford, Clarendo press-oxford, 2001. P.225

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causal influence passes between substances but only immanent (=staying-inside) causation in which a single substance causes changes of state in itself” 5. Es por esto que Leibniz argumenta que las mónadas no tienen ventanas por las que algo puede entrar o salir, es interesante la idea que Bennett propone en la que se dice que Leibniz no creía en la alteración externa puesto que ella implicaría transferencia de accidentes individuales en la mónada, lo cual sería imposible efectivamente pues ella tendría la posibilidad de tener alguna cualidad in-esencial. No obstante, lo que Leibniz sí admite es que “es necesario que las mónadas tengan algunas propiedades, pues de lo contrario, ni siquiera serían seres y si las substancias simples no se diferenciaran por sus propiedades, no habría modo de apercibirse ningún cambio en las cosas; pues lo que se encuentra en el compuesto solo puede provenir de los ingredientes simples, y las mónadas, si carecieran de propiedades, serían indistinguibles unas de otras”6 Es incluso necesario para Leibniz que cada mónada existente sea distinta de cualquier otra mónada, no solo porque no hay nada perfectamente idéntico, sino porque no pueden haber dos perspectivas exactamente iguales del universo, pues cada mónada presenta un perspectiva especial. Es en este tenor en que Leibniz habla de los dos principios de las mónadas, a saber, la percepción y la apetencia. La percepción es el estado pasajero que abarca y representa una multitud en la unidad, es aquella que permita la captación delo múltiple en la unidad. El autor se refiere al ámbito de las pequeñas percepciones y de cómo ellas afectan a las mónadas, es por ello que también dice que hay que distinguir la percepción a secas de la apercepción o de la conciencia. Leibniz fuertemente argumenta acerca de cómo los cartesianos han olvidado las pequeñas percepciones, y que tan importantes son para la comprensión del mundo. En los Nuevos ensayos dice respecto a estas percepciones : “hay signos a millares que hacen pensar que en todo momento existen en nosotros infinidad de percepciones pero sin apercepción y sin reflexión, es decir, cambios en el alma misma desde los cuales no nos damos cuenta, porque las impresiones son o demasiado pequeñas a la par que excesivas en número , o están demasiado juntas, de manera que no tienen 5

BENNETT, JONATHAN. Learning from six philosophers. Descartes, Spinoza, Leibniz, Locke, Berkeley, Hume. Volume I. Oxford, Clarendo press-oxford, 2001. P.240 6

LEIBNIZ, G,W. Tres textos metafísicos - A propósito de Gottfried W. Leibniz y su obra, Barcelona/Buenos Aires/Caracas, et al: Grupo Editorial Norma, 1992. Discurso de Metafísica§8

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nada que permita distinguirlas por separado pero aunque estén unidas a las otras no por ello dejan de producir efecto y de hacerse notar en el conjunto, aunque sea confusamente”7 El papel de las pequeñas percepciones es fundamental para la filosofía de Leibniz y ciertamente lo adelanta a todos los procesos acerca del inconsciente que se desarrollarán a finales del siglo XIX y comienzos del XX. No obstante, esta no es la única característica que el filósofo asigna como esencial a la mónada, Leibniz dice: “la acción del principio interno que produce el cambio el paso de una percepción a otra que se la puede llamar apetencia”8. Es la apetencia la que lleva a las mónadas a tratar de conseguir siempre nuevas percepciones, a intentar de llevarla. La idea de que cada mónada contiene una perspectiva del universo se da gracias a la combinación de la percepción y la apetencia que conforman los dos principios por los cuales las mónadas conocen el Universo y son llevadas siempre a nuevas perspectivas del universo.

3. Tipos de substancias Habiendo establecido de qué forma es la mónada es ahora pertinente hablar de qué tipo de substancias existen y de sus grados de perfección. 1. Dios En tanto que es necesario que exista una razón suficiente fuera de las series de contingentes, se puede pensar que esta razón última es Dios. Dios es substancia necesaria, es la razón última de las cosas, en donde la razón de los cambios y de la verda está en modo eminente. Dios en tanto razón suficiente es él el que liga a toda la realidad, es único, además de ser necesario y universal. No puede existir nada fuera de él, pero en tanto él comprende toda la realidad positiva es perfecto también. Dios además no tiene límites. Es también fuente tanto de la existencias como de las esencias en cuanto es el creador de lo que hay real en la posibilidad. Dios no alberga 7

LEIBNIZ, G,W. Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano. Madrid, Alianza Editorial,1992. Prefacio, p. 46 8 LEIBNIZ, G,W. Tres textos metafísicos - A propósito de Gottfried W. Leibniz y su obra, Barcelona/Buenos Aires/Caracas, et al: Grupo Editorial Norma, 1992. Discurso de Metafísica §15

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en sí mismo ninguna contradicción, y, en tanto es posible, es necesario que exista. En Dios, para concluir, está la potencia que es la fuente de todo, el conocimiento que contiene las ideas verdaderas acerca de todo y la voluntad infinita que realiza los cambios o producciones según el principio de lo mejor. 2. Espíritu Lo que diferencia a las simples almas de las almas racionales es que ellas poseen el conocimiento de las verdades necesarias y eternas, lo que los hace poseedores de la razón y de las ciencias, elevándolos al conocimiento de ellos mismos y de Dios, y a esto se le llama alma racional o espíritu. Por el conocimiento de las verdades necesarias es que se llega a actos reflexivos que llevan a pensar en el yo, en Dios, la substancia, el compuesto, el ser, el espíritu. Los actos reflexivos provocan los objetos principales de los razonamientos. 3. Almas Leibniz dice además que lo sucedido en el alma se representa en lo que sucede en los órganos. Esto se sigue también de la idea leibniziana de que no existen mónadas sin cuerpo. El autor habla de la memoria como la facultad de la concentración de impresiones que invita a la razón pero distinta. Leibniz iguala a los animales y hombres pues el segundo actúa tres cuartas partes del tiempo como el primero en tanto se basa en el principio de la memoria. 4. Entelequias Las substancias simples en tanto ellas contienen en sí cierta perfección y suficiencia que las convierte en fuente de sus acciones internas son denominadas entelequias. Asimismo, todas las substancias simples tienen percepciones y apetitos y todas ellas pueden ser llamadas entelequias, mientras que alma se les dice a aquellas que tienen percepción más distinta y con memoria.

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Capítulo II El lenguaje 1. Lenguaje El lenguaje para Leibniz tiene varios usos, uno de ellos es que sirve como herramienta para la cohesión social, además para representar y explicar ideas, él dice ”también [el lenguaje] le sirve al hombre para razonar por sí mismo, tanto por la oportunidad que le dan las palabras para acordarse de los pensamientos abstractos como por la utilidad que tiene para razonar el servirse de caracteres y pensamientos sordos, pues si hiciese falta explicarlo todo y substituir siempre cada término por su definición necesitaríamos demasiado tiempo”9. Es así que para que no se caiga en la infinitud del lenguaje, puesto que si se diera de cada término su completa definición esto llegaría a una infinidad de definiciones y no podría haber ideas fijas o claras, y en sentido estricto no podría haber lenguaje, es que el hombre ser¡ sirve de términos generales; el mismo Leibniz admite que ellos son imprescindibles para la constitución esencial del lenguaje. Estos términos generales posibilitan la utilización del lenguaje y evitan problemas que se prologarían al infinito. El filósofo incluso no deja de lado la idea de cómo llegan a tener las palabras aquel sentido particular o aquel otro, generalmente piensa que todos los apelativos provienen de términos generales, y esto a su vez de características generales; él, también, está plenamente consciente del nominalismo reinante en las escuelas de sus días: “Ya sé que entre las escuelas y en otro muchos lugares se tiene la costumbre de decir que las significaciones de las palabras son arbitrarias (ex instituto), 9

LEIBNIZ, G,W. Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano. Libro III, cap. 1, parágrafo 2

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y es verdad que no vienen determinadas por una necesidad natural, mas, sin embargo, no dejan de estarlo por razones naturales, en las que el azar tiene su parte, o morales en las que interviene la elección” 10. Aquí ya se va vislumbrando aquello que es altamente importante interesante en Leibniz, que es, por un lado, la crítica al nominalismo puro haciendo que el lenguaje natural tenga justamente razones naturales para esclarecer palabras definidas sobre ciertas cosas; y , por otro lado, siempre pone en vistas el componente aleatorio y provisional moral del lenguaje. Para Leibniz, el lenguaje, así como el mundo, presentan dos caras distintas y complementarias, composibles, que pertenecen al ámbito de lo claro para nosotros, y por otro lado de lo claro para Dios, y oscuro para el hombre. Un aspecto también digno de resaltar es el interesante análisis filológico que el filósofo aplica sobre las palabras. Él cree que las lenguas podrían provenir de un solo lenguaje, un lenguaje tronco, y divino (que obviamente estaría cercanísimo a un tipo de esencialismo puro, a una relación de necesidad entre la palabra y el objeto),es más, el mismo Leibniz presenta muchas palabras que tiene similitudes morfológicas, e incluso deja sospechar que no es únicamente la conexión natural objeto-palabra una mera relación formal, sino que en el ámbito material también podría existir esta relación, él explica: “Y si la letra R significa naturalmente un movimiento violento, la letra L alude a uno más suave […] Dicho movimientos se muestra en leben (vivir) lieben (amar) [etc.] Es por no mencionar otra infinidad de apelativos similares los cuales demuestran que en el origen de las palabras existe algo natural, algo que establece una relación entre las cosas y los sonidos y movimientos de los órganos de la 11 voz”

Así, para resumir, el lenguaje es polivalente , por un lado sirve como herramienta para la cohesión social, esto en un modo fuertemente político; en un terreno gnoseológico sirve para expresar los conceptos y retenerlos ; en el modo formal del lenguaje, éste tiene un origen doble, uno en una conexión con la realidad, o si se quiere relación de conexión directa palabra-objeto, y por otro lado la forma de aleatoriedad y elección en 10 11

Ibid. Libro III, cap. 2, parágrafo 1 Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano. Libro III, cap. 2, parágrafo 1

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el lenguaje, además del propio movimiento del lenguaje y su combinación con otras lenguas. En Leibniz aparece un lenguaje de origen doble, pero composible, que está en relación con el conocimiento divino de aquello oscuro para los hombres, y de los tipos de verdades12.

2. Esencias y definiciones La definición de esencia es la siguiente para Leibniz: “la esencia no es otra cosa que la posibilidad de aquello que se propone” 13 Es decir, la esencia solo expresa la posibilidad, pero, ¿en qué lugar entra la definición?, Leibniz aclara: “Lo que viene supuesto como posible se expresa en la definición; pero dicha definición solo es nominal, al menos cuando no expresa simultáneamente la posibilidad de lo definido, pues en tal caso podemos dudar acerca de que esa definición exprese algo real, es decir, posible, hasta que la experiencia venga en nuestro auxilio para permitirnos conocer a posteriori dicha realidad, cuando la cosa efectivamente está en el mundo; esto solo puede bastar a falta de razón, la cual nos permitiría conocer su realidad a priori exponiendo la causa o la generación posible de la cosa definida”14.

Esta idea es muy importante, pues muestra cómo en Leibniz hay dos formas para expresar la existencia real de lo que la definición dice acerca de la esencia, es decir, por un lado está efectivamente la comprobación empírica de aquello que dice la definición y, por otro lado, está la basada en principio que simplemente debe mostrar el principio o las generación de éste, cabe decir que este tema se tocará más adelante con mayor quietud. Otra aclaración importante es esta: “para distinguir mejor la esencia de la definición hay que considerar que de la cosa no existe más que una esencia, y , sin embargo, hay varias definiciones que expresan una misma esencia, al modo en que una misma estructura o una misma ciudad pueden ser representadas por diferentes escenografías, según los diferentes lados desde los cuales se la mire”15. Una interesante diferenciación que hace efectivamente Leibniz, es aquella entre : a) 12

Este tema se desarrollará más adelante. Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano. Libro III, cap. 3, parágrafo 15 14 Idem 15 Idem 13

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definición nominal, que expresa aquello que constituye la esencia y sus cualidades sensible, es decir aquella que permiten reconocerlo; y b) definición real y causal, que es aquella explica la contextura o constitución interna de la esencia. Leibniz aclara: “en mi opinión dicha diferencia [entre los tipos de definicones] consiste en que la real nos permite ver la posibilidad de lo definido, y la nominal no”16. Una importante discusión es la referida acerca de los géneros y las especies, y de cómo en ellos se relacionan con las substancias, así existen tipo o especies a los cuales cierto tipo definido de substancia no pueden dejar de permanecer, a pesar de que varían en sus accidentes, esto se da por ejemplo en lo referido a las substancias creadas padezcan, que los espíritus piensen o que los cuerpo posean extensión y movimiento. Mientras que hay otras especies que son puramente accidentales. Un ejemplo de esto es la definición de hombre, Leibniz dice: “en el caso del hombre tenemos una definición real y nominal al mismo tiempo. Nada puede serle más interior al hombre que la razón, y de ordinario se hace reconocer con claridad. Frente a ella, la barba y la cola apenas si tienen importancia.” 17 De esta forma, existen en las definiciones, partes substanciales, y otras a pesar que importantes y aclaratorias, no son necesarias.

16 17

Ibid, parágrafo 18. Ibid, Libro III, cap. VI, parágrafo 22.

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Capítulo III Lenguaje, verdad y substancia 1. Substancia En el primer capítulo ya se ha señalado qué significa substancia par Leibniz. Sin embargo, ella era todavía una definición escueta de lo que substancia significa en su totalidad, en el §8 del Discurso, Leibniz dice lo que sigue:

“Es muy cierto que cuando varios predicados se atribuyen a un mismo sujeto, y este sujeto no se atribuye a ningún otro, se lo llama substancia individual. Pero esto no es suficiente, y tal explicación es solo nominal. Hay que considerar entonces en qué consiste ser atribuido verdaderamente a cierto sujeto. Ahora bien, es innegable que toda predicación verdadera tiene algún fundamento en la naturaleza de las cosas, y cuando una proposición no es idéntica, es decir, cuando el predicado no está comprendido expresamente en el sujeto, es necesario que esté comprendido virtualmente en él. Y es esto lo que los filósofos llaman in esse, cuando dicen que el predicado está en el sujeto. Así, pues, se requiere que el término del sujeto, contenga siempre el del predicado, de suerte que quien entienda perfectamente la noción del sujeto, juzgue también que el predicado le pertenece. Siendo esto así, podemos decir que la naturaleza consiste en tener una noción tan acabada que sea suficiente y hacer deducir de ella todos los predicados del sujeto a que es atribuida esta noción”18

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LEIBNIZ, G,W. Tres textos metafísicos - A propósito de Gottfried W. Leibniz y su obra, Barcelona/Buenos Aires/Caracas, et al: Grupo Editorial Norma, 1992. Discurso de Metafísica§8

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Esta idea completa es importante y reveladora en especial, hay 3 ideas muy interesantes para analizar: (1) Es innegable que toda predicación verdadera tiene algún fundamento en la naturaleza de las cosas, y cuando una proposición no es idéntica, es decir, cuando el predicado no está comprendido expresamente en el sujeto, es necesario que esté comprendido virtualmente en él. Esta primera idea es interesante, ella quiere decir que cualquier predicación que vaya atada a la definición en tanto en cuanto sea verdadera está contenida en la misma definición, sea como identidad o sea virtualmente. Esta concepción ya está expuesta en los nuevos ensayos cuando Leibniz explica: “Pese a todo, por muchas que sean las reglamentaciones que los hombres establezcan en función de las denominaciones y de los derechos atribuidos a los nombres, siempre tendrá un fundamento real, con tal que dicha reglamentación sea continua, ligada e inteligible, y nunca podrá llegar a imaginarse especie que la naturaleza, la cual comprende incluso las posibilidades, no haya hecho o distinguido ya antes de ellas”19, también fue dicho en el capítulo 2 donde se habla de la ambivalencia formal del lenguaje. El lado aleatorio y el lado natural de la definición se muestran claramente en esta idea. El contenido de cualquier proposición, también esa idea presenta esto, sea analítica o sintética si se refiere a la realidad, es un contenido ya dado en la definición, esta in esse en ella. Es extraña, la palabra virtualmente, cabe decir, pues es antes usada en referencia las ideas innatas en nuestra mente aun no actualizadas por las percepciones, eso da ecos de sospecha acerca de la idea de virtual en la filosofía leibniziana y su importancia.

(2) Así, pues, se requiere que el término del sujeto, contenga siempre el del predicado, de suerte que quien entienda perfectamente la noción del sujeto, juzgue también que el predicado le pertenece.

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Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano. Libro III, cap. 4, parágrafo 14

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¿A quién se refiere Leibniz cuando menciona a aquel que puede entender “perfectamente” la noción del sujeto? Por necesidad, cualquier cocimiento perfecto, y por ende completo, es siempre el perteneciente

al acto cognoscitivo de Dios.

Entonces solo sería él quien podría asignar el verdadero predicado a cierta definición, obviamente, no obstante, este conocimiento no se limita a él, sino que también puede referirse al sujeto racional o alma racional, a pesar de conocimiento imperfecto. Esta posibilidad del alma racional, solo se da por medio de la actuación de la gracia divina sobre las mónadas racionales. Esta idea, también, se hace importante puesto que el conocimiento de Dios es a su vez el conocimiento de toda la posibilidad positiva de existencia en el mundo y todos los juicios referidos a él, es decir, todas las perspectivas del mundo posible. De esta forma, Dios conocería todas las perspectivas del mundo, que por ser perspectivas no son partes totales de su comprensión del mundo, pero partes que conforman la realidad y que a su vez tiene parte de verdad en ellas. En este sentido cuando Leibniz dice: “Pero en las substancias simples no hay más que una influencia ideal de una mónada sobre otra, que sólo puede tener su efecto por intervención de Dios, en tanto que en las ideas de Dios una mónada requiere con razón que Dios las tenga en cuenta, al regular las demás desde el comienzo de las cosas”20, se muestra que Dios se vuelve fundamental para la adquisición del conocimiento, en tanto intersubjetivo, y del lenguaje en general; y es él verdaderamente quien permite cualquier idea acerca de la realidad.

(3) Siendo esto así, podemos decir que la naturaleza consiste en tener una noción tan acabada que sea suficiente y hacer deducir de ella todos los predicados del sujeto a que es atribuida esta noción.

La noción verdaderamente acabada solo podría provenir de Dios y su gracia divina (en el lenguaje → como definición, en la realidad→como diferencias, especies o géneros de la naturaleza misma) Pues esta noción acabada y total, si se viese o se pudiese leer 20

Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano. Libro III,cap. 4, parágrafo 14

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de frente en la substancia misma, en ese momento se podrían ver todos los predicados posibles, presentes pasados y futuros que la afectaron. Esto es muy interesante puesto que en la Monadología Leibniz habla de las fuerzas físicas y de un determinada holismo y también presenta un argumento parecido. O como dice Woolhouse también sobre la Monadología y el concepto de substancia: “When Leibniz says that it is in the nature of an individual substance to have a complete concept which involves all its past, present, and future predicates, he has in mind that the predicates which become true of a substance do so by virtue of its substantial form or nature” 21. Hasta aquí se comprende que es solo Dios quien puede acceder a este tipo de conocimiento directamente, siquiera en sentido eminente. Pero ¿qué sucede con el hombre? ¿Si lo puede saber por afección divina directa, también puede percibir el pasado, presente y futuro de X cosa por su definición? La respuesta la da Leibniz en los Nuevos ensayos cuando dice: “que todo cuanto distinguimos con verdad también la naturaleza lo distingue

o lo hace convenir, aún cuando ella disponga de distinciones y

comparaciones que ignoremos que pueden ser mejores que las nuestras”22 El hombre pesar de que necesita a Dios para la formación de conceptos en tanto es criatura de él, no lo necesita directamente para la formación de distinciones. Esto se da pues, aunque las distinciones hechas por el hombre puedan ser verdaderas, nunca llegan al ámbito total de la naturaleza, la acción de Dios es agente de cocimiento en tanto provee existencia y en tanto influencia de su gracia y es condición de posibilidad de conocimiento, mas la mónada racional podría hacer diferenciación que concuerden con los de la naturaleza aunque no sean completas. Y es realmente imposible que lo sean, pues simplemente él se encuentra en la región fenoménica del mundo.

2. Verdad Los razonamientos para Leibniz se fundan en dos principios básicos: a) el de contradicción y b) el de razón suficiente. Esto es importante pues son condiciones de 21

WOOLHOUSE, R.S. Descartes, Spinoza, Leibniz. The concept of substance ins seventeenth century metaphysics. New York, Routledge, 2002 pp.67-68 22 Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano. Libro III,cap. 4, parágrafo 14

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posibilidad de nuestro conocimiento, son provistos por Dios. Para Leibniz, existen además dos tipos de verdades: a)las de razón y b) las de hecho. “Las verdades de razón son necesarias y su opuesto es imposible y las de hecho son contingentes y su opuesto es posible”23. Esta es una diferencia clara entre las dos especies de verdad. Que han llegado a hasta estos días por la clásica diferenciación kantiana de juicios analíticos y juicios sintético. Cabe resaltar que Leibniz explica que las verdades necesarias pueden encontrar su razón en sí mismas por medio del análisis hasta llegar a las ideas simples que serían irreductibles o principios primitivos, los cuales no pueden ser demostrados puesto que son enunciados idénticos cuyo opuesto contiene una contradicción expresa(no es necesario aclarar que va en contra del principio de no-contradicción) Lo que el filósofo también aclara es que “la razón suficiente también se debe encontrar en las verdades contingentes o de hecho” 24 Y es necesario que sea así pues sería imposible que algo no se dé gracias al principio de razón suficiente. El tema de la verdad contingente es el que nos ocupa aquí, pues como dice Pap: “Leibniz no parece haber considerado la cuestión de si su criterio de verdad necesaria era aplicable a proposiciones de este tipo, que en la teoría de Leibniz no pueden ser contingentes, dado que todas las proposiciones contingentes, conforme a esa teoría, afirman existencia”25 Las proposiciones contingentes afirman efectivamente la existencia, la afirmación de forma actual pero no necesariamente de forma pasada o futura, es por ello que causa problemas, puesto que la definición debería estar de acuerdo con la esencia y ésta es eterna. Es decir, si se afirma una proposición o una definición X de un objeto Z, está ésta podría ser verdadera en tanto se refiere a la actualidad del objeto y su estado presente podría ser verdadera o falsa, pero la comprobación de aquella verdad sería solamente actual y la definición dada en determinado momento solo podría referirse al objeto en el momento en que fue dada la definición, sería provisional al extremo. Pap por esto argumenta:

23

LEIBNIZ, G,W. Tres textos metafísicos - A propósito de Gottfried W. Leibniz y su obra, Barcelona/Buenos Aires/Caracas, et al: Grupo Editorial Norma, 1992. Monadología §33 24 Ibid. §36 25 PAP, Arthur. Semántica y verdad necesaria. México, FCE, 1970. P. 31

17

“Dado que para Leibniz las proposiciones contingentes, y solo las contingentes, aseveran existencia, la coherencia le exigía sostener que las proposiciones singulares son contingentes, pues ellas implican la existencia de una sustancia determinada. Que ellas implican tal existencia se sigue de las siguientes premisas: 1) un enunciado cuyo sujeto gramatical es una descripción definida, no puede ser verdadero a menos que exista un objeto denotado por la descripción; 2) todo 26 nombre propio es sinónimo de una descripción definida” .

Una idea interesante al respecto, es decir, acerca de la verificación, es la Heinz Holz, quien dice: “la vinculación de la verdad con la relación en cuanto la verdad es la determinación de la relación entre el contenido y el objeto de la percepción ilumina también el sentido de la distinción leibniziana entre (verites eternelles) y verdades de hecho (verites de fait). Las verdades de hecho valen solo las realidades

cuya

facticidad

se

comprueba

empíricamente;

justamente

esta

comprobación puede coincidir (= ser verdadero) o no (= ser falso )con la realidad, lo mismo en cuanto al contenido que en cuanto a la extensión. La verificación de las verdades no pueden realizarse, por principio a priori.”27 No obstante esto causa ciertos problemas pues como dice Couturat: “contingent truths are analytic, as are all thruths; only the analysis of their terms is infinite, so that we cannot demonstrate them by reducing the to propositions of identity”28, esta ideas es fundamental, pues rescata a Leibniz de algún tipo de nominalismo vacío y de verificación nula, ayudándolo a satisfacer ciertos requisitos epistemológicos acerca de la comprobación de las definiciones. Lo que sucede, y como se recuerda, la esencia es para Leibniz: pura posibilidad, por eso el mismo Couturat dice: “For Leibniz, existence is nothing more than l’exigence de l’essence and can be deduce from it by simple analysis. I t is wrong, said Leibniz, to think of existence as having nothing in common with essence; there is something more in the concept of what does not exist. And in fact existence consists, by definition, in taking part in the most perfect order of things;

PAP, Arthur. Semántica y verdad necesaria. México, FCE, 1970. P.34 HEINZ HOLZ, HANS. Leibniz. Madrid, Tecnos, 1970 p. 129 FRANKFURT, Harry (ed.) Leibniz A collection of critical essays. University of Notre Dame, 1976. On Leibniz’s Metaphysics. Louis COUTURAT P. 25 26 27 28

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that is to say, in the system of compossibles wich contains the most essence”29 El orden más perfecto de cosas es justamente el brindado por Dios y su elección de lo mejor. Así para Leibniz: “la definición real par Leibniz es aquella que hace evidente la posibilidad de las cosas, siendo posibilidad pensabilidad o ausencia de incoherencia” 30 La ausencia de incoherencia es la referida al principio de razón suficiente que brinda Dios. Se vuelve necesario el estudio del conocimiento de Dios y el hombre.

3. Conocimiento humano y divino Las substancias individuales y sus definiciones o proposiciones referida a ellas son para Dios simplemente verdades de Razón, esto se demuestra por principio, pues siendo Dios necesario, él no tiene participación cognoscitiva en la contingencia. Es así que Salas Ortueta explica: “Para Leibniz, la verdad de Razón, tal como es conocida por Dios, tiene más radicalidad ontológica que las sustancias individuales” 31. Para Dios no existen verdades contingentes, a pesar de que él mismo sea

la condición de

posibilidad de ellos al contiene en él al principio de razón suficiente. Su conocimiento es intuitivo y directo, es por esto cuando Bennett admite: “When Leibniz says that it is in the nature of an individual substance to have a complete concept which involves all its past, present, and future predicates, he has in mind that the predicates which become true of a substance do so by virtue of its substantial form or nature” 32. Ese conocimiento del pasado, presente y futuro de la substancia individual, o mónada, solo puede ser divino, no humano (siquiera en su totalidad). Para esto trae problemas a la posibilidad del conocimiento humano, es decir, como es siquiera posible éste. Pues nuevamente

Dios juega un rol importantísimo. “El principio de razón suficiente

expresa a la vez, en conformidad con el paralelismo cartesiano, una relación dinámica 29

FRANKFURT, Harry (ed.) Leibniz A collection of critical essays. University of Notre Dame, 1976. On Leibniz’s Metaphysics. Louis COUTURAT P. 29 30 SALAS ORTUETA de, Jaime. EL conocimiento del mundo externo y el problema crítico en Leibniz y en Hume. España, Universidad de Granada, 1968 pp.19-20 31

SALAS ORTUETA de, Jaime. EL conocimiento del mundo externo y el problema crítico en Leibniz y en Hume. España, Universidad de Granada, 1968 p. 19 32 WOOLHOUSE, R.S. Descartes, Spinoza, Leibniz. The concept of substance ins seventeenth century metaphysics. New York, Routledge, 2002 pp.67-68

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de las cosas y un dinamismo lógico del espíritu. Nuestro espíritu, apoyándose en la huella conceptual del los objetos descubre en sí, puede trascender, por así decirlo, su contenido actual y concluir la existencia de condiciones de plena inteligibilidad que no se encuentran actualmente representadas.”33 Esa trascendencia que se menciona es aquel acto reflexivo, que permite la posibilidad de conocer las esencias, y de su eterna posibilidad, y el conocimiento del mundo externo solo puede ser adecuado con el Dios en la medida en que él ha puesto las substancias creadas todas las ideas innatas que él mismo posee. Así, “the monad is the logical subject elevated to the status of substance; its attributes become the accidents “inherent” in the essence of the substance. It contains in itself the entire sequence of its states (and hence the principle or law of their succession), because its essence includes all its past, present, and future accidents”34. La mónada, el alma racional del hombre, contiene en sus ideas mismas toda mismas toda una perspectiva total del universo, y de sus estados precedentes y post-cedentes. De esta manera, lo hombres entienden “el que lo verdadero de los fenómenos sea el conjunto de leyes que se dan en y con ellos, y que éstos son válidos en la medida en que se apoyan en verdades de Razón, significa que el mundo físico que constituye nuestro entorno no tiene realidad propia, sino solo que la recibe por participar de un mundo ideal que los trasciende” 35 y al mismo tiempo que: “las son los correlatos de las , es decir, están referidas a la estructura ontológica de la conciencia y se fundan en ellas ; son, por tanto, o precisamente porque , por el modo de ser la conciencia como espejo de ser, están fijadas de una vez por todas. Pues también en el ente hay leyes fundamentales, duraderas, que constituyen el orden ontológico del ser y son .Dado que aquí encontramos dos tipos de verdades, uno de los cuales (las verites de fait) esta ordenado a las representaciones individuales en el sistema monádico del mundo, mientras que el otro (las verites eternelles) tiene como contenido determinadas reglas de relación mentalmente necesarias, se plantea ahora la cuestión de cuál sea la conexión 33

MARECHAL, Joseph. El punto de partida de la metafísica. Vol II. Madrid, Gredos, 1958 p.159

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FRANKFURT, Harry (ed.) Leibniz A collection of critical essays. University of Notre Dame, 1976. On Leibniz’s Metaphysics. Louis COUTURAT P. 23 35 SALAS ORTUETA de, Jaime. EL conocimiento del mundo externo y el problema crítico en Leibniz y en Hume. España, Universidad de Granada, 1968 p. 21

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existente entre estos dos tipos de verdad . No es una relación dialéctica, es decir, ninguno de ellos envuelve al otro”36.

Un punto importante para señalar es que a diferencia de lo que se puede piensa, la idea de verdad en Leibniz no es una simple adequatio rei et intellectus, sino que presenta todo un ámbito mayor, pues el conocimiento humano, en tanto proveniente de verdades divinas, tiene tanto el terreno referido a la adecuación del espíritu a la realidad mediante las ideas innatas, como un terreno menos claro, pero igual de importante y que hace posible conocer al primero, que es el ámbito de las pequeñas percepciones.

Para concluir es importante rescatar lo que dice Salas Ortueta: “la importancia de la noción de expresión en la teoría leibniziana del conocimiento, se debe en parte a que la relación entre fenómenos y verdades de razón es precisamente una relación sinbólica, es decir, que el mundo contingente expresa las verdades eternas. En este sentido, la teoría de la experiencia sensible se encuentra asimilada a la teoría de la expresión”37, la teoría de la expresión, es vital para cualquier gnoseología y tiene una especial relevancia en el conocimiento humano para Leibniz, pues muestra la relación directa gnoseológica entre Dios y el hombre. Este hombre, hace divisiones en la naturaleza que siguen a las hechas por el mismo Dios, de forma oscura en la sensación peor de forma clara en el entendimiento, es por eso que “el partir y dividir se comprende eo ipso desde aquí como un proceder no sólo subjetivo. Allí donde en principio es posible (pensable), es también ontológicamente justificado. Y a la inversa, la orientación de la ontología de Leibniz no es otra cosa que esta justificación de la operación de dividir en partes allí done tal cosa sea simplemente posible. La división como tal no divide nunca lo que ontológicamente es uno. En las sustancias simples la división no puede ejercerse, lo que no es sino el reverso de que lo simple se define como lo (para nosotros) indivisible. Es lo que sustrae el poder o a la libertad del entendimiento. De manera que el problema de la división sólo subjetiva, no justificada por la cosa misma, no puede en realidad ni plantearse.”38 Finalmente la posibilidad 36HEINZ

HOLZ, HANS. Leibniz. Madrid, Tecnos, 1970 p .130

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SALAS ORTUETA de, Jaime. EL conocimiento del mundo externo y el problema crítico en Leibniz y en Hume. España, Universidad de Granada, 1968 pp. 115-116 38

SIMON, Josef. La verdad como libertad. El desarrollo del problema d ela verdad en la filosofía moderna. Salamanca, Ed. Sígueme, 1983.

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pensada de divisibilidad posible es la libertad, la libertad asignada por Dios a los hombres. “Lo compuesto es objetividad producida, “poética”, que simboliza la verdad a su manera determinada y monódica, de una determinada forma que como ser determinado es as u vez momento de la verdad absoluta. La ordenación que muestra el símbolo en cada caso, su forma interior, como su modo particular de representar el todo, es también a su vez momento del todo. La mónada individual es reflejo del todo por el modo individual (perspectiva) cómo se forma y tiene que formarse sus representaciones, porque no posee inmediatamente un concepto del todo.” 39 La perspectiva, la imposibilidad del entendimiento, es el acceso del hombre al ámbito divino al terreno claro de las ideas y verdades innatas, y solo es posible gracias a su libertad y al rol de Dios.

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SIMON, Josef. La verdad como libertad. El desarrollo del problema d ela verdad en la filosofía moderna. Salamanca, Ed. Sígueme, 1983.v p.191

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Conclusiones

 Se concluye que la presentación de Leibniz acerca del concepto de verdad es bivalente, ya que presenta tanto un tipo de origen material y formal de tipo necesario, y otro de tipo aleatorio. Leibniz está plenamente consciente de ambos tipos de conocimiento, los cuales se pueden observar en forma análoga con su idea de los sentidos y la razón, un terreno oscuro, que sería la aleatoriedad del lenguaje y su acción plenamente humana, y un sentido claro, que está más ligada al tipo de conocimiento divino, y su acercamiento e influencia sobre el humano.  Las divisiones que hace la naturaleza, son análogas a las hechas por el lenguaje humano o la mente humana, siquiera la posibilidad de hacer categorías, especies o géneros en el lenguaje, se da gracias al mismo lenguaje, y por la pensabilidad que Dios ha asignado a la naturaleza. En esta categorización se muestran los dos mundos que se encuentran en Leibniz, el claro y el oscuro, el de verdades eternas y contingentes, y que solo son posibles de ser comprendidos por el hombre gracias a la similitud de su mónada con la mónada divina, y esto por medio del acto reflexivo.  Las verdades contingentes, son las que verdaderamente expresan y la casualidad en el tiempo, esto solo en el ámbito humano, son definiciones nominales, aunque en sentido estricto, no existen verdades contingentes, como plantea Couturat, pues todas ellas, son conocidoa y no hay nada casual en el universo. Huelga decir que para Dios, solo existen verdades de Razón en tanto el tiene conocimiento absoluto.  En el ámbito epistemológico, la teoría de la definición de Leibniz expresa la acción de Dios como fuente de conocimiento en tanto el hombre es su criatura, no obstante, él por sí solo puede llegar a conocer(en sentido débil siquiera). El 23

lenguaje perfecto, solo le está permitido a Dios, mas existen analogías cuando se predica verdaderamente en el espacio humano. A su vez esta posibilidad, es también gracias a Dios y su creación de las criaturas con ideas innatas.  Leibniz hace clara muestra en su teoría de la definición de los dos mundos que siempre tiene en mira, uno claro y distinto, otro oscuro y confuso, pero que gracias a la capacidad cognoscitiva del hombre puede llegar a ver claramente, a pesar de que nunca lo pueda hacer en su totalidad.

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Bibliografía Bibliografía primaria  LEIBNIZ, G,W. Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano. Madrid, Alianza Editorial, 1992  LEIBNIZ, G,W. Tres textos metafísicos - A propósito de Gottfried W. Leibniz y su obra, Barcelona/Buenos Aires/Caracas, et al: Grupo Editorial Norma, 1992. Bibliografía secundaria

 HEINZ HOLZ, HANS. Leibniz. Madrid, Tecnos, 1970  SIMON, Josef. La verdad como libertad. El desarrollo del problema d ela verdad en la filosofía moderna. Salamanca, Ed. Sígueme, 1983.  ECHEVARRÍA, Javier. Leibniz. Madrid, Barcanova, 1981.  WOOLHOUSE, R.S. Descartes, Spinoza, Leibniz. The concept of substance ins seventeenth century metaphysics. New York, Routledge, 2002  SALAS ORTUETA de, Jaime. EL conocimiento del mundo externo y el problema crítico en Leibniz y en Hume. España, Universidad de Granada, 1968.  BENNETT, JONATHAN. Learning from six philosophers. Descartes, Spinoza, Leibniz, Locke, Berkeley, Hume. Volume I. Oxford, Clarendo press-oxford, 2001.  PAP, Arthur. Semántica y verdad necesaria. México, FCE, 1970.  FOLLETTI, Roberto. Manuel Kant. Estudio sobre los fundamentos de la filosofía crítica. B.A., Editorial Charcas, 1980.  LOCKE, John. Ensayo sobre el entendimiento. Mexico, FCE, 1999. 25

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