Lectura digital y educación 2.0

July 24, 2017 | Autor: Guillermo da Costa | Categoría: Libros Electrónicos, Lectura Digital, Educación 2.0, educación, TIC, web 2.0
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Descripción

Didáctica

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ae >> Número 81

Lectura digital y educación 2.0 [Guillermo da Costa Palacios · 70.934.161-E]

Introito Con razón se ha escrito que entre los fundamentos básicos de la “educación tecnológica” (aquella que, frente a cierto inmovilismo, asume el hecho de la disrupción por las TIC en educación) figura la comprensión lectora o entender lo que se lee. Por supuesto, dicha comprensión no es un propósito nuevo; lo nuevo es que ahora se afronte desde la utilización de recursos y artefactos que sí son novedosos. Por ejemplo, los dispositivos de lectura electrónica, o ereaders. (Valga una aclaración para neófitos: una cosa es el dispositivo, el continente, y otra el contenido, el archivo digital en formato ePub, mobipocket o el que fuere. La sola expresión “libro electrónico” genera equívocos, y por eso aquí nos referimos a lectores o dispositivos electrónicos de lectura). El autor cree que la innovación que introducen las TIC, en el sentido de los cambios en las formas y lógicas de enseñar y aprender son de gran envergadura, y que no se trata solo de que los medios digitales signifiquen más y mejores recursos pedagógicos, sino que a los nuevos artefactos les es propia una “racionalidad tecnológica” (Martín-Barbero, J.). Incorporar dichos artefactos acertadamente a la educación no es posible, a nuestro juicio, si se trata de un mero acoplamiento instrumental. Los nuevos dispositivos de lectura (lectores electrónicos y tabletas, principalmente) entrañan lo que, dicho sea filosóficamente, llamaríamos nueva dimensión ontológica de la lectura... Así pues, asumida la existencia de una transformación radical de la enseñanza, de un cambio de metabolismo cualitativo en el organismo de la educación, analizamos aquí en qué sentido pueden los dispositivos de lectura electrónica y tabletas redefinir el aula y la labor docente. En una de sus letras, los músicos del grupo Aviador Dro entonaban: “Entran a la clase, desconectan de Internet. Adios a Wikipedia, Twitter y Google Earth. Tizas, pizarra y clases tradicionales. Enseñanza basada en lastres fantasmales”. Frente a esto, la Educación 2.0 formula la necesidad de conexión a Internet en las aulas y de profesores-guía que estimulen la investigación y búsqueda de información fiable y contrastada en los nuevos medios de comunicación y difusión. ¿Qué aporta un gadget como el lector electrónico o la tableta a este panorama?

Para empezar, una tableta puede funcionar como plataforma de trabajo general tanto del estudiante como del docente (y existen experiencias piloto que así lo avalan); por su parte, el lector-e podría ser una especie de artefacto más cabal y preferible para algunas lecturas, dado lo propicio de la tinta electrónica a leer en ella textos largos, frente a la retroiluminación de las pantallas de las tabletas. En este sentido, si bien las tabletas también son útiles para leer, la lectura en tinta electrónica es más confortable y descansada para la vista. Por lo demás, se trata de dispositivos complementarios. Brevísimo estudio de caso No teman la gadgetización de la lectura. Es un hecho que muchos leemos ya más en pantalla que en papel. Y que leemos más. Supongamos la clase de un centro de enseñanza secundaria cualquiera. El profesorguía propone a sus educandos un ejercicio de lecto-escritura; leer, subrayar y comentar “socialmente” un libro. Todos los alumnos tienen un libro-e con pantalla táctil. En dicho dispositivo cada cual subrayará y anotará, en el transcurso de su lectura, lo que le resulte relevante y provechoso. Simultáneamente, a través de blogs, foros o redes sociales (tutorizados por el profesor-guía), enriquecen y comparten lo que leen. Ciberlectura y educación Estoy convencido de que leer en pantalla también puede fomentar y despertar el gusto por la lectura. La lectura electrónica o digital tiene sus ventajas y beneficios, entre otros -según el especialista en bibliotecas escolares y lectura, Kepa Osoro Iturbe: -El ciber-lector adquiere el poder de desestructurar y re-estructurar los textos originales. -Tiene acceso a casi infinitas posibilidades para leer. -E-reading brinda la posibilidad de poder combinar texto, imagen y sonido. En relación con la educación, la lectura digital (texto electrónico, cibertexto, hipertexto, hipermedia) exige nuevos procesos y tipos de pensamiento y conocimiento. En definitiva, también nuevos modos de enseñar. Como escribe Osoro Iturbe, “[…] el profesorado debe dejar de transmitir conocimientos -que siempre serán infinitamente incompletos y subjetivos- para habilitar ante sus estudiantes una miríada de estrategias que ellos mismos puedan desplegar para hallar lo que necesitan

saber, en el momento exacto de su necesidad y sintiéndose plenamente comprometidos en la resolución de su problema informacional”. Como se advierte, el quid reside en el concepto de formar en estrategias en lugar de contenidos. Leer amuebla la mente. Leer en dispositivo electrónico, también. La lectura, los soportes, los contenidos han cambiado mucho desde los clásicos. Hay muchas formas de ser lector. ¿Por qué no habría de educar la lectura digital en la comprensión del significado, la descodificación, el uso de los textos y la lectura crítica? Eso sí, como dice Isabel Solé: “Estamos ante una nueva forma de leer que implica una nueva actitud ante el conocimiento, una nueva forma de aprender en la que lo meramente reproductivo, lo estrictamente interpretativo, da paso a una actitud epistémica en la que el lector busca racionalmente un significado plausible para el texto, entre otras posibles significaciones”. Aprender a ciberleer No ignoramos las objeciones a la lectura digital. En junio de 2011, el diario El País titulaba un artículo así: “A los alumnos españoles se les atraganta la lectura digital”. Según evaluación del Informe PISA, los alumnos de 15 años son tan incompetentes para “acceder, manejar, integrar y evaluar información; construir nuevos conocimientos a partir de textos electrónicos” como con la lectura de textos impresos... Precisamente, el Programa Escuela 2.0 que se puso en marcha en 2009 pretende mejorar las competencias digitales. Desde luego, la culpa de que los alumnos no se manejen con la lectura digital no la tienen los dispositivos de lectura electrónica. Queda mucho camino por recorrer en la alfabetización digital. Algunos investigadores sospechan -y hasta confirman- que la lectura en pantalla es menos comprensiva que en papel, y que induce a más errores de discernimiento. Me pregunto si no hay un prejuicio y una especie de petitio principii en este tipo de argumentaciones... En cualquier caso, parece claro que es preciso formar lectores activos, capaces de comprender y analizar lo que leen; y que la ciberlectura exige competencias que trascienden las habilidades lectoras previas a nuestro tiempo. Alfabetizar y promover el hábito lector es condición sine qua non para una lectura intrínseca a la lucidez intelectual activa deseable en las sociedades democráticas.

Didáctica33 Número 81
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