Lecciones de guerra en las variedades. El conocimiento de la Primera Guerra Mundial a través de las revistas Cromos y El Gráfico (1914-1918) (Inédito)

July 12, 2017 | Autor: J. Castaño Rodríguez | Categoría: Colombia, Historia, Revistas, Primera Guerra Mundial
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Lecciones de guerra en las variedades. El conocimiento de la Primera Guerra Mundial a través de las revistas Cromos y El Gráfico (1914-1918) Juan Carlos Castaño Rodríguez* Pontificia Universidad Javeriana Bogotá, Colombia RESUMEN Este artículo aborda el conocimiento de la Primera Guerra Mundial a partir de la revisión de dos revistas de variedades colombianas: Cromos y El Gráfico. Establecer una relación entre los conceptos de guerra y periodismo de guerra, igualmente el de variedades, sirve para analizar una serie de escritos a lo largo del contenido. Sobre la guerra, debemos entender sus antecedentes y consecuencias, luego tener claro un panorama sobre Colombia durante el conflicto y a partir de ahí, crear cinco lecciones de guerra que tienen como objetivo hacer un paralelo entre los hechos del conflicto y el contexto sociocultural colombiano. Finalmente, veremos el porqué del uso de revistas de variedades se convierte en fuente eficaz para el conocimiento de una guerra. Palabras clave: Guerra, periodismo de guerra, revistas de variedades, Primera Guerra Mundial, Europa, Colombia. ABSTRACT This article approaches the First World War’s knowledge from the review of two Colombian varietés magazines: Cromos and El Grafico. Establish a connection between war and war journalism, the same about varietés, is the best method for the analysis of a lot

of writings during the contents. About war, we must understand his precedents and consecuences, then have an outlook about Colombia context during the war years and then, the establishment of five war lessons that have the objective of make a parallel between war facts and the sociocultural Colombian context. Finally, there are the reasons why use varietés magazines as an effective source for war knowledge. Keywords: War, war journalism, varietés magazines, First World War, Europe, Colombia. RESUMO Este artigo discute o conhecimento da Primeira Guerra Mundial, começando a revisão de duas revistas de variedades colombianos: Cromos e El Gráfico. Deitar uma relação entre os conceitos de guerra e jornalismo de guerra, bem como a variedade, adequado para a análise de uma série de artigos sobre o conteúdo. Na guerra, devemos comprendeer seus antecedentes e consequências, em seguida, tem claro uma visão geral do contexto colombiano, durante os anos de guerra e, depois, deitar cinco lições da guerra que pretendem fazer um paralelo entre os fatos do conflito e contexto sociocultural colombiano. Por fim, as razões pelas quais o uso de revistas de variedades torna-se conhecimento efetivo de guerra. Palavras-chave: Guerra, jornalismo de guerra, revistas do variedades, I Guerra Mundial, na Europa, na Colômbia. * [email protected]

Introducción El presente artículo aborda el conocimiento de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) a través de las revistas Cromos y El Gráfico. Su importancia radica en la conmemoración de los cien años del inicio de la guerra y el uso de revistas como alternativa de divulgación sobre un conflicto a nivel internacional, especialmente desde Colombia. Hay un problema, evidente en el poco conocimiento que existe en nuestro contexto sobre el tema, siendo más notorio el conocimiento sobre la Segunda Guerra Mundial y sus abundantes publicaciones. Sobre la guerra y su conocimiento a través de medios escritos, se acudió a los conceptos de guerra, periodismo de guerra (periodismo bélico o crónica de guerra) y variedades. Establecer una relación entre los conceptos resulta complejo; mientras los dos primeros son abordados desde diferentes disciplinas e innumerables enfoques, el tercero es más complicado, pues su significado es aún más complejo al tratarse de medios escritos. Es posible un vínculo entre los conceptos, si se concreta una teoría existente sobre los mismos a través de distintas disciplinas. Al haber aportes sobre el conocimiento de una guerra desde la prensa, ¿por qué no existen estudios acerca de la divulgación de un conflicto a través de revistas? No significa que las revistas sean fuentes ineficientes. El propósito de este artículo es un aporte no solo para tener un mejor conocimiento sobre la escaramuza, sino también sobre una forma de divulgar un conflicto. Primero se dará a conocer teoría en cuanto a los conceptos de guerra y periodismo de guerra, y el de variedades en tanto medio escrito; luego se verá cómo inició la «Gran Guerra», para tener un panorama de cómo se encontraba Europa en el período previo al

conflicto; más adelante, se verá cómo estuvo Colombia durante la guerra, para dar paso a la divulgación del conocimiento del conflicto en Cromos y El Gráfico mediante distintas lecciones o enseñanzas: una primera lección enfocada en cómo ambas revistas muestran algunas visiones y temas de la guerra; una segunda lección sobre la relación entre la guerra y el contexto colombiano; una tercera lección sobre lo cultural en relación a la guerra; una cuarta lección que consiste en dar a conocer nombres y testimonios del voluntariado colombiano que estuvo presente durante el conflicto y finalmente, una lección sobre reflexiones de la guerra y la paz. La guerra, el periodismo de guerra y las variedades como medio escrito La Real Academia Española establece que guerra es «Desavenencia y rompimiento de la paz entre dos o más potencias. Lucha armada entre dos o más naciones o entre bandos de una misma nación. Pugna. Lucha o combate, aunque sea en sentido moral. Oposición de una cosa con otra.»1. Sobre sus implicaciones, de acuerdo a lo planteado por Federico Aznar Fernández-Montesinos, hay que tener en cuenta que la guerra no es estática y que sus límites son imprecisos en la medida en que los marca necesariamente la violencia2. La guerra abarca más que un estado de necesidad, y de acuerdo a Rafael Pardo Rueda, la guerra ocupa un papel preponderante en la historia humana y que ha sido determinante de tragedias y de cambios en el curso de la historia de civilizaciones enteras3. Esto conlleva a 1

2

Real Academia Española. «Guerra». Consultado en: http://lema.rae.es/drae/?val=guerra. Federico Aznar Fernández-Montesinos, Entender la guerra en el siglo XXI (Madrid: UCM Editorial

Complutense-Ministerio de Defensa, primera edición, enero de 2011) 26. 3

Rafael Pardo Rueda, La historia de las guerras (Bogotá, D. C.: Bolsillo ZETA, primera reimpresión, enero

de 2010) 19.

plantearse tres interrogantes como claves de interpretación de dicho concepto: «¿Es la guerra algo connatural al género humano o es un comportamiento anómalo? ¿Es una invención o un impulso biológico? ¿Es una necesidad o un producto social?»4 Hay una problemática de por medio sobre si la guerra es una actividad social o una conducta incorporada en el código genético, que aún no ha sido resuelta, según Pardo Rueda. Aparentemente, esto se debe a que actualmente, dicho concepto puede ser interpretado de muchas formas de acuerdo al contexto en que se vive, lo que implica que cada día surjan nuevos debates. En cuanto al «periodismo de guerra», es difícil contar con un sólido soporte teórico, pero no quiere decir que sus diversas visiones sean más o menos válidas; por el contrario, esto permite un conocimiento más adecuado.

4

Pardo Rueda, 19. Las tres interpretaciones propuestas por Pardo, consisten en lo siguiente. En primer lugar,

filósofos y antropólogos han sostenido que la naturaleza humana es pacífica y que la convivencia en sociedad es la que genera conductas agresivas de grupos sociales por largos períodos, lo que nos da a entender desde la visión de la antropóloga cultural estadounidense Margaret Mead, la guerra es una invención, pero no una necesidad biológica. Luego tenemos a la guerra como una forma de relación humana y que según la propuesta hecha por el general prusiano Carl von Clausewitz, no pertenece al campo de las artes o de las ciencias, sino al de la existencia social. Es un conflicto de grandes intereses que se resuelve mediante derramamiento de sangre, a diferencia de otros conflictos. En segundo lugar, la guerra es un instinto natural, donde se observa que la territorialidad y el mantenimiento de jerarquías en grupos animales y humanos conllevan al uso de la fuerza para preservarlas. Existen dos tipos de conducta que son: la agresividad individual y la conducta colectiva; la primera consiste en el instinto de defensa o el matar para comer, mientras que la segunda es una actividad bélica que puede definirse como guerrera. Finalmente, está la guerra como actividad social o código genético que, de acuerdo a Von Clausewitz, es un acto de fuerza para imponer nuestra voluntad al adversario, es decir, el medio para cumplir con un objetivo, que no es otro que el de desarmar al enemigo, según lo explicado por. Sobre esto, véase Pardo Rueda, 19-21.

Es fundamental el rol desempeñado por los medios de comunicación en un conflicto. Roberto Rodríguez Andrés y Teresa Sádaba Garraza dicen que La palabra conflicto nos trae a la mente enfrentamientos armados, ataques terroristas, golpes de estado. Pero, sin embargo, su naturaleza va mucho más allá. Hay conflictos bélicos, psicológicos, laborales, religiosos, deportivos… En cualquier ámbito pueden darse este tipo de situaciones. Y, en muchas de ellas, los medios de comunicación desempeñan un destacado protagonismo. Durante años, se ha preconizado la necesidad de que los medios de comunicación sean espejos de la realidad. Espejos que muestren la vida tal cual es, sin tomar partido. Sin embargo, hoy día cuesta asumir que los medios sean meros transmisores asépticos de lo que ocurre a su alrededor… si admitimos que los medios tienen un papel activo en las situaciones conflictivas de las que informan, eso significa que esos medios pueden ayudar a resolver esos conflictos o, por el contrario, contribuir a que se prolonguen5. Esto nos conduce al hecho de entender la guerra como noticia y al respecto, Pedro Lozano Bartolozzi dice que las guerras son los conflictos por antonomasia y también las noticias más relevantes, las informaciones con más impacto6. Esto significa que los despachos, imágenes y reportajes sobre guerras siempre han merecido un trato periodístico preferente.

5

Roberto Rodríguez Andrés y Teresa Sádaba Garraza (eds.), Periodistas ante conflictos. El papel de los

medios de comunicación en situaciones de crisis (Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, S. A., 1999) 11. 6

Pedro Lozano Bartolozzi, “Diplomacia y conflictividad en la sociedad de la información”, Rodríguez Andrés

y Sádaba Garraza, 74.

Es importante pensar en los efectos que generan los medios cuando se da una guerra. María Teresa La Porte dice lo siguiente: En una sociedad en la que el conocimiento de lo público se adquiere a través de la información de los medios de comunicación, importa tanto lo que las cosas son como el modo en que se presenten a través de éstos. Con mayor motivo importa en la apreciación de aquellas realidades que son distantes, en aquellos hechos a los que el ciudadano no tiene un acceso personal y directo, como es el caso de la mayor parte de los acontecimientos internacionales7. Las guerras deben su «existencia pública» a la atención de los medios, pues si no fuera por ellos, pasarían inadvertidas a la mayor parte de la comunidad internacional 8. Hay que tener en cuenta dentro del periodismo bélico la acción de los medios en la presentación de los conflictos. La Porte propone dos formas: cuándo es noticia un conflicto y cómo se publican los conflictos. Por un lado, la repercusión del conflicto, medida de acuerdo al número real de individuos afectados por el problema y si es mayor la población involucrada, mayores serán las probabilidades de publicación; de ahí la visibilidad del conflicto, es decir, el número de personas que se interesarían en su conocimiento, no solo por la entidad de los resultados, sino también por cómo se verían directamente afectados por él 9. Por otro lado, la elaboración de la información sobre conflictos, la cual está sometida a mayores presiones externas que otro tipo de noticias. Dichas presiones, tanto las que proceden de los actores 7

María Teresa La Porte, “Efectos de los medios en las controversias internacionales”, en Rodríguez Andrés y

Sádaba Garraza, 79. 8

La Porte, 79.

9

La Porte, 81.

políticos como las que proceden de los profesionales, generan exclusión de puntos de vista alternativos y la simplificación de problemas complejos10. Del lenguaje utilizado en el periodismo bélico, La Porte dice que «afecta de modo decisivo a la valoración y tratamiento de las noticias, y tiene un fuerte impacto en la opinión pública.»11 Las palabras pueden infundir pánico, legitimar una agresión, justificar una conducta deshumanizada; es el momento en que quien no presencia directamente la guerra, le importa más la violencia del lenguaje que la violencia del hecho mismo 12. Es importante aclarar que no existe una teoría sólida sobre el concepto de variedades, en cuanto a un medio escrito como las revistas. En vez de revistas de variedades, también puede hablarse de revistas culturales o ilustradas. Lo complejo a la hora de estudiar una o varias revistas, es evidente en lo explicado por Luz Merino Acosta: «Si algo resulta difícil es un estudio de las revistas. La tipología de estas publicaciones es variada, y una taxonomía de ellas realmente sería arriesgada pues el amplio diapasón hará siempre limitada cualquier clasificación»13. Las revistas de variedades, son aquellas publicaciones que contienen temas enfocados en arte, poesía, moda, política, economía, salud, guerra, literatura, viajes, entre otros.

10

La Porte, 83.

11

La Porte, 84.

12

La Porte, 84.

13

Luz

Merino

Acosta,

«Vista

de

(re)vistas»,

http://www.artesurmagazine.com/sites/default/files/field/pdf/luz_merino.pdf (consultado el 20 de julio de 2014).

Un conflicto anunciado: Antecedentes y causas de la Primera Guerra Mundial Los antecedentes de la Primera Guerra Mundial son catalogados como el «preludio de la guerra» por Martin Gilbert, quien explica que durante la primera década del siglo XX, escritores, filósofos, novelistas y políticos hablaban mucho de un conflicto entre las grandes potencias europeas, de donde se planteaba por qué habrá de temerse un conflicto bélico en Europa14. Bien fue el caso de Winston Churchill cuando era parlamentario de la Cámara de los Comunes en Gran Bretaña en 1901; escuchó llamamientos en Londres para formar un ejército capaz de luchar contra un enemigo europeo: «Con frecuencia me he quedado atónito al ver con qué compostura y con cuánta labia hablan de una guerra europea los parlamentarios y hasta los ministros… Las guerras de los pueblos serán más terribles que las de los reyes»15. Esta era una suerte de advertencia sobre un conflicto de grandes alcances, pero no sería la única16. ¿Acaso no hubo guerras entre las potencias europeas durante el período de expansión (1815-1914)? Geoffrey Bruun explica que para 1901, las potencias europeas habían estado en paz por casi 30 años, entonces no se produjo una guerra general en 85 años. Fue una época en que Rusia no estableció un gobierno parlamentario, como sí hicieron otros países europeos. En Alemania y el imperio de Austria-Hungría, el sistema parlamentario no siempre funcionó y

14

Martin Gilbert, La Primera Guerra Mundial (Madrid: La Esfera de los Libros, traducción de Alejandra

Devoto, primera edición en rústica, mayo de 2011) 25. 15

Véase en Gilbert, 27-28.

16

Es interesante el caso del premio Nobel por la paz de 1933, Norman Angell, quien sostuvo en su libro The

Great Illusion la idea de que una potencia bélica sufriría extraordinarias pérdidas económicas y financieras como consecuencia de una guerra. Véase más en Gilbert, 38-39.

los ministerios podían vetar a una mayoría de los representantes populares y continuar en el poder, a pesar de los votos de no-confianza que daba la Cámara Baja. La civilización europea estuvo amenazada por la disparidad creciente entre una «física fuerte y una débil sociología»17. Hablar de paz en Europa sería erróneo, ya que dicha visión nos remite a una mal llamada «belle époque»18. En respuesta a lo sostenido por Bruun sobre la paz europea, Eric Hobsbawm considera de que el siglo XX no puede concebirse disociado de la guerra, siempre presente incluso en los momentos en los que no se escuchó el sonido de las armas y las explosiones de las bombas. Sostiene que «paz» significaba «antes de 1914», y cuanto venía después de esa fecha no merecía ese nombre, entonces, era una actitud comprensible, ya que desde hacía un siglo no se registró alguna guerra que comprometiera a Europa19. Si 17

Geoffrey Bruun, La Europa del siglo XIX (1815-1914) (México, D. F.: Fondo de Cultura Económica,

Breviarios, No. 172, traducción de Francisco González Aramburo, duodécima reimpresión, 2005) 194-195. 18

Rafael Gómez Pérez explica que «en cierto sentido el siglo XIX se alarga hasta el estallido de la Primera

Guerra Mundial, aunque también es cierto que muchas cosas fundamentales empiezan a cambiar antes de 1900… Este tiempo intermedio es conocido como belle époque. No era bella para nada la época para millones de obreros, para gente marginada, para los pisoteados de la tierra… al menos, no hubo en este periodo guerras importantes entre países europeos, como si estuviera fermentando la que estallaría en 1914». Véase más en Rafael Gómez Pérez, Breve historia de la cultura europea (Madrid: Ediciones RIALP, S. A., 2005) 134-135. 19

Hobsbawm explica que para ese momento, los componentes principales del escenario internacional eran las

seis «grandes potencias» europeas, es decir, Gran Bretaña, Francia, Rusia, Austria-Hungría, Prusia (desde 1871 extendida a Alemania) y después de la unificación, Italia, Estados Unidos y Japón. Sí hubo conflictos desde luego, tales como la guerra de Crimea (1854-1856), que enfrentó a Rusia con Gran Bretaña y Francia. También se dieron la guerra civil de Estados Unidos (1861-1865), la guerra entre Prusia y Austria (1866), la guerra ruso-japonesa (1904-1905), la guerra entre Estados Unidos y México (1846-1848) y luego contra

muchos europeos vivían inmersos en una belle époque, mientras que por otro lado ya se respiraban aires de combate, ¿cuál fue la gota que rebosó la copa? El 28 de junio de 1914, en Sarajevo, Bosnia-Herzegovina, ocurrió un hecho que sería la raíz de un conflicto bélico a nivel de Europa. El heredero al trono de Austria-Hungría, Francisco Fernando, sobrino del emperador Francisco José, y su esposa, la archiduquesa Sofía Chotek, fueron asesinados por el bosnio Gavrilo Princip. Los asesinatos ocurrieron en el momento que el archiduque hacía una inspección en la ciudad y Princip recibió armas y respaldo de parte de la sociedad serbia «Unión o Muerte», conocida como Mano Negra 20.

España (1898). Estas guerras no tuvieron mayores alcances, entonces Hobsbawm sostiene que entre 1815 y 1914, ninguna gran potencia se enfrentó a otra más allá de su región de influencia inmediata, aunque es cierto que fueron frecuentes las expediciones agresivas de las potencias imperialistas, o de aquellos países que aspiraban a serlo, en contra de los enemigos más débiles de ultramar. Véase más en Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, 1914-1991 (Barcelona: Crítica-Grijalbo Mondadori, sexta reimpresión, mayo de 1998) 30-31. 20

Bruun, La Europa del siglo XIX, 238. Por su parte, Gilbert explica que «El asesinato del heredero de los

Habsburgo se produjo en el aniversario de la derrota de los serbios por los turcos en la batalla de Kosovo en 1389, un recuerdo colectivo humillante para todos los serbios. Denotaba bastante poco tacto realizar una visita de Estado a Sarajevo el 28 de junio de 1914, una fecha de recuerdos solemnes, que además coincidía con el día nacional de Serbia. Entre los que se congregaron para ver pasar en coche por la ciudad al archiduque y a su esposa, hasta la residencia del gobernador, había un serbio bosnio de diecinueve años, Gavrilo Princip, que llevaba una pistola. Era uno de los seis jóvenes conspiradores presentes en las calles ese día que soñaban con el momento en que Bosnia se liberaría del yugo austríaco y se incorporaría a Serbia. Esa mañana, uno de los cómplices de Princip había arrojado una bomba contra el coche del archiduque. La bomba rebotó sobre el lateral y estalló contra el coche que lo seguía, hiriendo a dos oficiales que estaban al servicio del archiduque… insistió en continuar su visita hasta el ayuntamiento… Gavrilo Princip… disparó dos veces… Princip y dos de sus cómplices habían sido entrenados en Serbia por miembros del grupo terrorista Mano

Antes de entender cómo estaba Colombia durante la contienda, ésta en su momento no tuvo precedentes y fue un suceso completamente novedoso. Fue el primer conflicto de las masas, tanto así que Antes de 1914 la guerra había sido un asunto de militares profesionales, pero en la nueva sociedad de masas y con el objetivo de lograr una victoria rápida los gobiernos emprendieron los planes de movilización de masas, cuyo resultado fue un nuevo tipo de conflicto bélico en el que el grueso de las tropas del frente no eran militares profesionales sino civiles movilizados 21. Es menester abordar cómo se encontraba Colombia al respecto del conflicto, qué gobiernos rigieron y los problemas que hubo en su momento. Colombia: Neutralidad y dificultades Aunque Colombia se mantuvo neutral durante la guerra, ésta repercutió en el país. Hay que tener en cuenta cómo era el panorama colombiano durante el conflicto, para tener como base contrastes entre la situación económica del país y la guerra. Colombia se encontraba en plena hegemonía conservadora; hubo tres gobiernos que fueron los de Carlos E. Restrepo, José Vicente Concha y Marco Fidel Suárez. Carlos Uribe Celis explica que el mandato de Concha coincidió con el conflicto, entonces, a la par con

Negra, una organización nacionalista violenta que hasta el propio gobierno serbio estaba intentando suprimir por ese entonces. El jefe de la Mano Negra, el coronel Dimitrievic (también conocido como Apis), acérrimo enemigo de Austria, había alentado a los conspiradores en su misión.». Véase más en Gilbert, 45-67. 21

HISTORIA, La Gran Guerra. La Primera Guerra Mundial al descubierto (Madrid: Plaza & Janés, primera

edición, noviembre de 2013) 301.

México, Colombia declaró su neutralidad, lo que implicó cierto enfrentamiento con Estados Unidos debido a las tensas relaciones que tenían a causa de la separación de Panamá22. La neutralidad se entiende en dos ámbitos: por un lado, en la correspondencia y los tratados oficiales que manejó el Ministerio de Relaciones Exteriores, y por otro lado, en los debates de la prensa diaria, en los que los intelectuales políticos participaron notoriamente23. La complejidad de la neutralidad no fue lo único característico del contexto colombiano durante la guerra. Entre otros hechos, el gobierno de Concha no aceptó empréstitos internacionales, entonces optó por valerse de vales del Tesoro Nacional para financiarse; disminuyó los gastos públicos y los salarios, por lo tanto hubo un aumento de los impuestos; redujo la fuerza pública y la burocracia civil. Por último, se dio el hecho de que en la ocasión que no había fronteras definidas totalmente, el Tratado Muñoz VernazaSuárez de 1916 regularizó la frontera con Ecuador24. Económicamente, las divisas fueron escasas y la situación financiera colombiana fue difícil. Esto se entiende mediante un retroceso a los intentos por establecer una base industrial colombiana, que según Álvaro Tirado Mejía, inició durante la Guerra de los Mil Días, cuando se emprendieron experimentos fabriles en Antioquia, especialmente en el ramo 22

Carlos Uribe Celis, «¿Regeneración o catástrofe? (1886-1930)», Historia de Colombia. Todo lo que hay

que saber, Luis Enrique Rodríguez Baquero (et al.) (Bogotá: Taurus, 2006) 251. 23

La neutralidad fue respaldada por Concha desde que comenzó el conflicto, pero en realidad produjo más

problemas que beneficios para la estabilidad política interna, tanto internamente como externamente, en el caso de Estados Unidos. Todos los asuntos relacionados con la inestabilidad de la posición neutral fueron asumidos por el ministro de Relaciones Exteriores, Marco Fidel Suárez. 24

Véanse Alberto Abello, «La República Conservadora», Credencial Historia. La alegre República

Conservadora, El Siglo XX Colombiano, 10, 82 (2005): 10 y Uribe Celis, 251.

textil25. En el gobierno de Rafael Reyes (1904-1909), fueron dictadas disposiciones proteccionistas para impulsar la industria nacional, entonces varias fábricas estuvieron beneficiadas por empréstitos a bajos intereses y largos plazos, y las disposiciones proteccionistas redujeron los aranceles para lo que se consideraba como materia prima, a la vez que fueron aumentados para la introducción de productos elaborados26. Comprender lo económico con la guerra, tiene que ver con el café como producto de exportación: Desde el momento en que el café se afianzó como producto de exportación, la balanza comercial colombiana se tornó casi siempre favorable. Puede observarse que casi permanentemente desde 1875 hasta 1930 dicha balanza arroja un superávit. Ello implicó una fuerte acumulación en el sector de los comerciantes exportadores27. Por primera vez en Colombia hubo una coyuntura favorable para un proceso industrial y el comercio exterior se encontró con grandes dificultades para su desarrollo. Los países beligerantes destinaron sus flotas a actividades militares y consecuentemente, el abastecimiento de productos manufacturados, especialmente los británicos, se complicó 28. Los obstáculos económicos mencionados están relacionados con la apreciación hecha por

25

Álvaro Tirado Mejía, Introducción a la historia económica de Colombia (Medellín: Editorial La Carreta,

undécima edición, 1979) 294. 26

Tirado Mejía, 294.

27

Tirado Mejía, 295.

28

Tirado Mejía, 295.

Leopoldina Londoño Guingue, quien explica que la guerra sí trajo complicaciones monetarias al país: La Primera Guerra Mundial trajo a Colombia graves dificultades económicas y financieras que no mejoraron con el advenimiento de la paz. Las perspectivas de las entidades bancarias durante las primeras décadas del siglo XX no eran halagüeñas por el desorden monetario existente: se emitía dinero sin control y las reservas de los bancos estaban dispersas; además, se carecía de un sistema formal de garantías y respaldo gubernamental para los bancos29. Al tener claro un panorama general sobre Colombia en tiempos de la guerra, daremos paso al conocimiento de la misma, transmitido en las revistas Cromos y El Gráfico, mediante la propuesta de lecciones de guerra, que también pretenden ser enseñanzas sobre el conflicto. Primera lección: Visiones y temas de la guerra Las revistas Cromos y El Gráfico, la primera fundada en 1916 por Miguel Santiago Valencia y Abelardo Arboleda, y la segunda, fundada en 1910 por Alberto Sánchez y Abrahán Cortés M. (dejó de publicarse en 1941), publicaron gran variedad de notas sobre la «Gran Guerra». Unas de autores colombianos y otras desde Europa; generalmente, varias notas del exterior eran traducidas al español. Algunos autores colombianos redactaron en distintas ocasiones desde Europa para brindar detalles del conflicto. El lenguaje utilizado en varios de los artículos que se verán a lo largo de este escrito, tiende a ser sencillo y de acuerdo a los años del conflicto, era modernista, es decir, de aquella corriente literaria que 29

Leopoldina Londoño Guingue, “Economía colombiana y política económica. Guía didáctica y módulo”,

Tesis de grado de Administración, Medellín: Fundación Universitaria Luis Amigó, 2008, 36.

surgió como la búsqueda del pensamiento independiente latinoamericano con respecto al europeo y recibió muchas influencias de la literatura y el pensamiento francés. Como manifestación literaria, evadía constantemente la realidad; trataba situaciones diferentes a las que ocurrían en el país. Esto cambió y por más que Colombia fuera neutral, la gente no podía evadir la realidad de un hecho que transformaría al mundo radicalmente. A continuación, se ofrecerán algunas visiones y temas sobre la guerra que fueron transmitidos por Cromos y El Gráfico. Los húsares de la muerte, en la antigua Prusia, fueron conocidos como el 5° Regimiento de Húsares de Von Prittwitz, creado en 1806 durante la campaña en que tuvieron lugar las batallas de Jena y Auderstädt. Estaba formado por ocho escuadrones en su momento y se caracterizaban por usar un uniforme negro, junto con una calavera como insignia del cuerpo en sus cascos, llamada Totenkopf. Pedro Moreno Garzón (1895-1976)30, en su nota «Los húsares de la muerte», publicada para Cromos en 1916, explica que la guerra que se vivía era una guerra moderna y científica, considerándola más como una lucha de cerebros que de brazos31. El soldado que combatía, dice Moreno, estaba enterrado en las trincheras32

30

Periodista y realizador de cine conocido por películas como Aura o las violetas y Como los muertos.

31

Pedro Moreno Garzón, «Los húsares de la muerte», Cromos. Revista Semanal Ilustrada, Vol. I, No. 5

(1916): 74. 32

«Las trincheras se emplearon como sistema defensivo con el que protegerse de la acción de la artillería y las

armas de repetición. Su uso había tenido precedentes en la guerra de Secesión norteamericana (1861-1865) y la ruso-japonesa (1904-1905), pero fue durante la contienda iniciada en 1914 cuando alcanzó su expresión culminante… Se trataba de un verdadero laberinto de zanjas de profundidad variable pero suficiente para ocultar a un hombre, reforzadas con madera y cemento, comunicadas entre sí por túneles subterráneos y protegidas por alambre de espino. Se construían en zigzag para evitar la propagación de la acción destructora

subterráneas y no conocía las luchas cuerpo a cuerpo; solo las conocía cuando se veía envuelto en los «negros crespones de la noche cuando ataca las posiciones enemigas» 33. Al referirse a los soldados, enfatiza en los húsares de la muerte, describiéndolos como una bizarra institución cuyos miembros debían «preferir la muerte en el campo de batalla a caer prisioneros en poder del enemigo»34. Aquí es evidente un favoritismo hacia los aliados, especialmente Francia, y la aberración hacia lo alemán; vale la pena aclarar que dentro del país también había germanófilos y no solo aliadófilos. Carlos Villafañe, «Tic-Tac» (1881-1959)35, publicó en 1916 para Cromos su artículo «Francia en la guerra», donde escribe acerca del teatro de la guerra, es decir, el teatro de los acontecimientos36. Dice que la guerra lo absorbe todo y de ella depende el resto de los acontecimientos. No era una guerra en que los ejércitos se movilizaban sobre las líneas de batalla para defender a los pueblos que había en las ciudades, en las aldeas y en los campos; era la guerra de «todo el mundo»; la guerra es el sentido individual. Consideraba a Francia como «la mente guiadora de los acontecimientos, el corazón que anima o desanima el pulso de la guerra»37. La francofilia no solo se hizo esperar de parte de los escritores; en la moda y las maneras de comportarse, también era evidente.

de las bombas y obstaculizar el avance de los enemigos en caso de que lograsen penetrar en ellas». Véase HISTORIA, 261-262. 33

Moreno Garzón, 74.

34

Moreno Garzón, 74.

35

Poeta y cronista, fue redactor de revistas como Cromos y El Gráfico.

36

Tic-Tac, «Francia en la guerra», Cromos. Revista Semanal Ilustrada, Vol. I, No. 20 (1916): 310-311.

37

Tic-Tac, 311.

Las revistas de variedades no solo ofrecían al lector visiones de la guerra y lo que implicaba. También brindaban temas relacionados al conflicto, como hizo el equipo de redacción de El Gráfico en 1915 con su artículo «La guerra en el mar», donde se explica en qué consistían las operaciones navales, que demostraron lo eficaces que eran los submarinos durante la guerra y que causaron destrozos especialmente en las armadas de los países aliados38. La nota dice que los submarinos alemanes iniciaron en bloqueo contra las costas francesas e inglesas y podían aniquilar cualquier acorazado. También se da cuenta sobra la indicación del almirantazgo británico (en su momento a cargo de Winston Churchill) de reformar la armada inglesa para sustituir acorazados por submarinos y destroyers39. Segunda lección: El impacto de la guerra en Colombia En este punto veremos la forma como la «Gran Guerra» influyó en territorio colombiano. Cromos y El Gráfico ofrecen varios artículos enfocados en las problemáticas que implicaba la guerra para Colombia, pasado por temas como el alarmismo, la neutralidad, cómo se vivió la guerra en un principio, etc. 38

«La guerra en el mar», El Gráfico, Serie XXIII, No. 224 (1915): 596. Gilbert explica que el submarino «…

era un arma nueva de la guerra, que presentaba la ventaja, con respecto a los barcos de superficie, de que podía atacar y retirarse sin ser visto. Los alemanes tenían la intención de utilizar su flota de submarinos para destruir las embarcaciones navales y mercantes de los aliados, obstaculizando la campaña y desmoralizando a los países cuyos barcos hundían. Había varias maneras de contrarrestarlos, como embestirlos, el ataque de superficie de otra embarcación, las cargas de profundidad, los campos de minas y hasta el ataque aéreo, para lo cual contaban con la lectura de los mensajes de radio de los alemanes y su desciframiento, ciencia en la cual los británicos llegaron a destacar». Véase Gilbert, 107-108. 39

«La guerra en el mar», 596.

Estar alerta ante cualquier situación que ocurra tanto dentro como fuera del país, es una costumbre que permanece. Al tratarse de un conflicto bélico, la gente no solo se impresiona por saber cuántos muertos ha dejado la misma, sino también por la forma en que repercuta en su contexto sociocultural. En el caso colombiano, es lo que se llamó «alarmismo guerrero». «Alarmismo guerrero» equivale a un artículo del mismo título que publicó «Tic-Tac» para Cromos en 1917. Consciente de la realidad que se vivía a nivel exterior y en el interior del país, el autor escribe acerca de una eventual guerra entre Alemania y Estados Unidos, y cómo la asimilaron los colombianos; dicha guerra tenía altos del suelo a los ciudadanos, con las caras largas y acontecidas, víctimas de una inverosímil exasperación del sistema nervioso. Haciendo un juicio de lo que se oía y balbuceaba en las calles, el autor explica que la alarma e inquietud colombianas, «alarmismo guerrero», eran más grandes que las experimentadas por los estadounidenses40. Era tal el grado de la situación que así lo describió: Nosotros somos muy dados a toda clase de lamentaciones jeremíacas. Ya los diarios están entonando elegías lamentales sobre nuestra próxima desesperada situación, y cada parroquiano que pisa el asfalto, ante las fantásticas noticias echadas al viento, pone una cara inconsolable. Que las aduanas van a quedar herméticamente cerradas. Que no vuelven buques a nuestras costas. Que el café se va a quedar amontonado y nos lo vamos a tener que tomar con leche. Que el gobierno va a quedar sin rentas. En una palabra: que nos va a llevar el mismísimo demonio y que se acerca el día del juicio y la hora tremenda del crujir de dientes 40

Tic-Tac, «Alarmismo guerrero», Cromos. Revista Semanal Ilustrada, Vol. III, No. 53 (1917): 52.

para todo hijo de vecino. Todo esto, naturalmente, dicho con una solemnidad que le infunde a uno ganas de enterrarse vivo 41. El «alarmismo guerrero» descrito desde el contexto sociocultural colombiano ante la guerra, es una muestra de la mentalidad colombiana de aquellos años y actualmente se mantiene, en la forma como nos llegan las noticias. Retomando la pugna germanoestadounidense, «Tic-Tac» explica que Alemania optó por intensificar el terrorismo en el mar y luego se pregunta qué tipo de guerra tendría con Estados Unidos; responde que no sería territorial ni aérea, sino una guerra marítima42.

41

Tic-Tac, 52.

42

Solo hasta 1917, Estados Unidos declaró la guerra a Alemania, proceso que duró casi tres meses: «El 16 de

enero de 1917 los británicos interceptaron una comunicación alemana que pudieron descifrar sin dificultad. Cuando leyeron la información del telegrama no daban crédito a lo que veían sus ojos. Arthur Zimmermann, ministro de Asuntos Exteriores del Imperio alemán, ordenaba al embajador en México, Heinrich von Eckart, que comenzase un acercamiento al gobierno mexicano con el fin de atraerle a una alianza militar. El objetivo: si Estados Unidos entraba finalmente en guerra con las potencias centrales, México debía declarar la guerra a su vecino del norte. Alemania prestaría la ayuda militar necesaria y en caso de victoria se devolverían a México los amplísimos territorios que se había visto obligado a ceder en el siglo anterior a Washington. Por el momento los británicos no comunicaron su contenido. Sabían que el alto mando alemán preparaba cambios en su estrategia global y se lo reservaron mientras quedaban a la expectativa… las autoridades militares alemanas decidieron apostarlo todo a devolver el golpe a Gran Bretaña por el mar… La decisión se tomó el 9 de enero, pero el embajador alemán en Washington no la comunicó hasta el 31, veinticuatro horas antes de que entrase en vigor. El presidente Wilson interrumpió de forma inmediata las relaciones con Alemania, pero no declaró todavía la guerra. Cuando los británicos informaron del Telegrama Zimmermann el día 24 de febrero la indignación pública en Estados Unidos fue unánime… el propio ministro alemán afirmó públicamente la autenticidad del documento; Alemania daba ya por seguro que Estados Unidos entraría en la

Sobre la neutralidad colombiana, José María Restrepo-Millán (1894-1955)43 en su artículo «La neutralidad de Colombia», publicado para Cromos en 1917, expone la posible actitud de Latinoamérica ante el conflicto y evidente en el interrogante que se hacían los latinoamericanos en general por el ingreso de Estados Unidos a la guerra. Para RestrepoMillán, Latinoamérica no era una denominación política y no designaba una confederación homogénea como la del país norteamericano. Era simplemente el nombre de familia de muchos pueblos asentados dentro de los límites de un mismo continente, cada cual con su propia constitución y sus peculiares condiciones políticas, económicas y sociales 44. Viene el problema de la neutralidad y el autor considera que ésta causa en los pueblos agitados, justa e injustamente por los sentimientos de la lucha, las ansiedades peculiares al estado de duda: Ante todo vamos probar distintamente que la neutralidad de Colombia no significa en absoluto que la causa que lleva a los Estados Unidos y sus aliados a la guerra sea indiferente para Colombia. La mejor prueba de esta aserción se puede encontrar en la respuesta que el gobierno de Colombia dio al anuncio oficial de

guerra como su enemigo… ya había comenzado la campaña submarina de hundimientos, y Wilson sólo tuvo que esperar algunos más para dar el paso adelante: la guerra fue declarada el 5 de abril. Pero una cosa era declarar la guerra y otra hacerse presente en los escenarios de combate con un ejército formado y preparado. Todos eran conscientes de que Estados Unidos tardaría meses en poder enviar efectivos a Europa…». Véase HISTORIA, La Gran Guerra, 144-145. 43

Filólogo, redactor de Cromos y autor del libro San Juan Crisóstomo.

44

José María Restrepo-Millán, «La neutralidad de Colombia», Cromos. Revista Semanal Ilustrada, Vol. IV,

No. 86 (1917): 196. Este artículo fue publicado originalmente en inglés en The South American de Nueva York y fue traducido por María Restrepo-Millán, hermana del autor.

Alemania de la nueva campaña submarina: “El gobierno de Colombia siente gran pena al saber hasta qué extremos ha caído la guerra moderna, con completo olvido de los principios civilizados que adopta la ley internacional, y se reserva el derecho de protestar cuando los intereses de Colombia o de alguno de sus ciudadanos sean ultrajados por la nueva campaña”45. Colombia carecía de fondos y recursos eficaces para la guerra. Su fuerza militar era insignificante y no tenía poderío naval. Al país se le acusaba de que había submarinos alemanes en Cartagena, debido a su decisión de no participar en la guerra, prejuicio hecho por Estados Unidos con el que le atribuía un encubrimiento parcial hacia Alemania. Dicha tensión se debió a la relación de Colombia con Estados Unidos y el hecho de ser vecino del canal de Panamá. El impacto de la guerra en Bogotá no se hizo esperar y resulta interesante saber cómo se vivía el conflicto al interior. El equipo de redacción de El Gráfico publicó en 1914 la nota «La Europa incendiada», donde se menciona la eterna rivalidad entre alemanes y eslavos, la lucha comercial entre Inglaterra y Alemania, y el odio entre este último país y Francia: De pronto se han ido a las manos Austria y Servia porque un estudiante servio acaba de matar al Archiduque Fernando y su esposa en plena calle. El pueblo cobra allí la puntería del estudiante servio, descuartizándolo. Ya resultó el motivo aparente que se necesitaba, ya que se encendió la mecha. ¡Guerra por todo lo alto en Europa!46

45

Restrepo-Millán, 196-197.

46

«La Europa incendiada», El Gráfico, Serie XIX, Nos. 197-198 (1914): 378-384.

Esta referencia evidencia el colapso comunicacional que había con los cables que llegaban de Europa y todo se supo tan rápido, que la información recibida no siempre era correcta; claramente Gavrilo Princip no fue descuartizado, sino que fue llevado a juicio por el crimen cometido. Los ciudadanos ya hacían cálculos sobre el significado y las consecuencias de la guerra, en un momento de caos y confusión; la ciudad parecía un campo de batalla: Tantas y graves son las unas noticias, que los lectores echan a tiritar y se cruzan miradas solemnes como si hubiera llegado el fin del mundo; ratos hay en que se respira un aire de tragedia y cada palabra es un miserere. Tan contradictorios e inverosímiles parecen otros cables, que la gente se reanima, y aventura un intermedio de chirigota. Lo primero es no creer nada y hacer que se crea mucho… Como el sexo fuerte por atender la guerra ya no abandona estas que llamamos arterias principales de la ciudad, cierto sexo débil anda por ahí también conflagrado, y horas hay en que hasta la más lujosa reserva sale a persecución del enemigo… Algunos caballeros reciben ultimatums a favor de zaguán y con dos minutos de término. Hasta el lenguaje de los filipichines se ha resentido de las terminologías internacional y militar: oye uno decir que tal hembra es una superdread-nought, que tal china es de tiro rápido, que el doctor A y la chica B están concluyendo en el cine un tratado de amistad, comercio y navegación, que doña Fulana es una vieja de gruesa artillería, que en el automóvil 65 iban los perencejos y las perencejas en entente cordiale, etcétera47. Teniendo presente un panorama de preocupación general, evidente en los círculos intelectuales y otros tantos del país, ahora se verá el problema de la cultura y la guerra. 47

«La Europa incendiada», 378-384.

Tercera lección: La cultura y la guerra Construir teoría sobre la relación entre los conceptos de cultura y guerra resulta compleja, pues van unidos dependiendo del contexto en que se desenvuelvan y está sometida a distintas exégesis. Es mejor establecer una tentativa relación entre dichas nociones, en cuanto a una determinada época que sea objeto de estudio, especialmente al tratarse de una guerra. Al inicio de la «Gran Guerra», Portugal se declaró neutral ante el conflicto, pero no tardaría mucho en incorporarse a la lucha como beligerante alrededor de 1916. Sus tropas no habían llegado todavía a la línea aliada en el frente occidental y resultó siendo una «potencia asociada», al igual que Bélgica y Rumania48. El interés hacia Portugal en este caso tiene que ver con el artículo «Portugal en la guerra», publicado por el equipo de redacción de Cromos en 1916. Resulta fundamental al momento de apreciar un antagonismo y un noantagonismo de parte de Portugal con Alemania. ¿Por qué un antagonismo? Históricamente, los malos gobiernos hicieron de Portugal un país económicamente tributario de Inglaterra, es decir, dependiente. Durante la guerra asumió una actitud en contra de Alemania debido a las presiones de los ingleses o por querer buscar un «enemigo común» que hiciera deponer su actitud a los monarquistas, quienes no terminaban de suspirar e incluso de planear obtener un cambio de régimen49. ¿Por qué un noantagonismo? Desde la redacción de Cromos, no estaban cercanos de imaginar que entre portugueses y alemanes existiera un antagonismo, pues en ciudades como Coímbra, Lisboa y Oporto, principales centros intelectuales del país, se seguía con marcada atención el 48

Gilbert, 404 y 732. Entiéndase «potencia asociada» como potencia aliada.

49

«Portugal en la guerra», Cromos. Revista Semanal Ilustrada, Vol. I, No. 10 (1916): 154.

movimiento literario alemán, lo que hace suponer que los escritores portugueses de algún modo estuvieran influenciados por las letras alemanas50. La relación entre cultura y guerra, aborda una problemática enfocada en el ingreso de los artistas a la lucha armada. ¿Qué rol deben asumir los artistas en la guerra? Es la pregunta que se hace José Francés (1883-1964)51 en un principio: «… surge la pregunta inevitable: ¿Deben ir a la guerra los artistas, los escritores, los hombres de ciencia, todos cuantos realizan trabajos de orden intelectual y representan la verdadera aristocracia de su patria?»52 A esto responde con el caso de Gabriele d’Annunzio, poeta italiano que siendo teniente de caballería, fue herido en combate. También menciona al escritor Anatole France y aboga por el hecho de que tanto artistas como escritores y científicos, nunca debieron vestir el uniforme militar y formar parte del conflicto bélico, pues son personas de difícil sustitución53.

50

«Portugal en la guerra», 154.

51

Periodista, escritor y crítico de arte español.

52

José Francés, «Los artistas y la guerra», El Gráfico, Serie XXVIII, No. 277 (1916): 214.

53

Francés, 214. Es importante aclarar que el autor se equivoca al decir que D’Annunzio era un teniente de

caballería. En realidad, el poeta italiano combatió como aviador en el bombardero Caproni Ca 3, uno de los primeros bombarderos de la guerra; su objetivo era atacar las líneas austro-húngaras del frente del río Isonzo. En una ocasión, en un vuelo de mil kilómetros, D’Annunzio voló en círculos durante media hora sobre Viena y arrojó doscientos mil panfletos, llamando a los ciudadanos para que se deshicieran de su «servidumbre prusiana». Véanse H. P. Willmott, La Primera Guerra Mundial (Barcelona: Inédita Editores SL, 2004) 88-89, 193 y 233-234, y Gilbert, 586-587. En cuanto a France, éste fue pacifista durante la guerra, pero sus escritos tuvieron una evidente connotación política.

La relación cultura-guerra se puede comprender a partir de una problemática relacionada con las influencias de un territorio hacia otro y cómo repercute en un territorio la pérdida de un representante cultural (escritor, científico, pintor, escultor, etc.), a la hora de pensar en una guerra. Cuarta lección: El voluntariado colombiano en la guerra. Personajes y testimonios Independientemente de la neutralidad colombiana, sí hubo voluntarios colombianos en la «Gran Guerra»; a esto es lo que se puede considerar como voluntariado colombiano en el conflicto y esto se abordará a partir de registros y testimonios. Cromos y El Gráfico registraron la presencia de voluntarios colombianos en la guerra, quienes en su mayoría iban a colaborar en Francia. Cromos posee pocos registros del voluntariado. Podemos apreciar los nombres de Luis Carlos Piñeros, bogotano y capitán combatiente en Francia; Víctor Groufay, soldado; Laura Merino y Uribe, enfermera de la Cruz Roja francesa, quien prestó sus servicios en ChâteauTierry; Luis María Convers, bogotano, médico auxiliar del ejército francés, quien era prisionero en Alemania; y finalmente, Alfredo Mahé, aviador en el frente de Salónica, quien prestó sus servicios a Francia54. El Gráfico tiene más registros sobre el voluntariado, incluyendo un testimonio presentado por un teniente, del cual se tratará más adelante. A lo largo de su sección «Notas Gráficas», figuran los siguientes nombres: Eloísa Gutiérrez de Ancízar, bogotana residente en Francia,

54

Véanse «Dos soldados colombianos en la gran guerra», Cromos. Revista Semanal Ilustrada, Vol. V, No.

110 (1918): 204, «Dos colombianos en la guerra europea», Cromos. Revista Semanal Ilustrada, Vol. VI, No. 131 (1918): 155 y «Alfredo Mahé», Cromos. Revista Semanal Ilustrada, Vol. VI, No. 134 (1918): 194.

quien ingresó como voluntaria de la Cruz Roja; Lisandro Leiva, médico profesional de la Universidad de Bogotá, quien fue voluntario de la Cruz Roja; Dolores Santamaría de Bougarel, enfermera bogotana, quien fue voluntaria de la Cruz Roja; los jóvenes Vaughan Álvarez, voluntarios que murieron durante los combates del frente occidental; Juan de Brettes, nacido en Riohacha en 1894, quien perteneció al cuerpo de aviadores y se distinguió por lanzar cohetes cortantes e incendiarios sobre los globos de observaciones alemanes; Eduardo Scloville, bogotano nacido en 1892, quien fue sargento en el 36° regimiento de infantería francesa y recibió la condecoración de la Cruz de Guerra; Lisandro Leyva Pereira, cirujano colombiano que desempeñaba su labor en la ambulancia americana de París e inventó un aparato para curar a los heridos en los brazos, el cual llamó la atención científica y fue aplicado en países como Francia, Rusia, Inglaterra e Italia; Alberto Coallas, soldado bogotano que luchó en los ejércitos franceses, pasó las primeras líneas alemanas en la batalla de Loos, combatió en el Somme y fue uno de los asaltantes de Ablain; y finalmente, Pedro Patiño Camargo, quien prestó servicio en la marina de guerra francesa y falleció en el hospital militar de Burdeos, a consecuencia de heridas recibidas55. El Gráfico nos ofrece un testimonio de guerra de parte del teniente de artillería Gabriel Bonnet, registrado por los redactores Roberto Liévano y Joaquín Güell. La entrevista tuvo lugar en el barrio San Diego de Bogotá, específicamente en una quinta y desde un principio

55

Véanse «Notas Gráficas», El Gráfico, Serie XXV, No. 244 (1915): 736, «Notas Gráficas», El Gráfico,

Serie XXVIII, No. 273 (1916): 180, «Notas Gráficas», El Gráfico, Serie XXX, No. 297 (1916): 372, «Notas Gráficas», El Gráfico, Serie XXXI, No. 309 (1916): 69, «Notas Gráficas», El Gráfico, Serie XXXII, No. 319 (1916): 147, «Notas Gráficas», El Gráfico, Serie XXXIII, No. 327 (1917): 213, «Notas Gráficas», El Gráfico, Serie XLIV, No. 406 (1918): 44 y «Notas Gráficas», El Gráfico, Serie XLIV, No. 439 (1918): 308.

es evidente su favoritismo hacia Francia. Ofrecemos un fragmento de la entrevista, ya que es un poco extensa: Al finalizar de julio del año catorce, me hallaba en veraneo en Aiguilles, pequeña población de la frontera italiana. Acababa de dejar la Escuela Central de Artes y Manufacturas de París y aprovechaba las vacaciones de la manera más alegre y posible. El 23 llegaron las primeras noticias. Eran las nubes tormentosas que comenzaban a ennegrecer el cielo de Europa para descargarse después en esta tempestad de sangre y de hierro. Mis nervios y los de mis compañeros se mantenían en una tensión constante: nuestro afán crecía con las horas lentísimas de aquella larga semana. Una tarde -era el 1° de agosto inolvidable- vimos que el cartero, con un despacho en la mano, atravesó la plaza, densamente pálido, en dirección al Ayuntamiento. Algo como el hálito de un presentimiento pasó por nuestros corazones: se hacían infinitos aquellos momentos de espera. De repente el golpe de un tambor dejóse oir desde uno de los balcones y el Alcalde apareció con un pliego en la mano. Parece que aún escucho sus palabras y la vibración de su voz: -¡Es la movilización! ¡Viva la Francia!... Imposible describir el espectáculo maravilloso de aquella tarde en que toda Francia se puso de pie, con impetuosa unanimidad, como parte de un mágico encantamiento. De las aldeas que íbamos encontrando al paso, de los senderos que en todas direcciones cruzaban la campiña, afluían los movilizados hacia las próximas estaciones, transfigurados de entusiasmo, con la embriaguez de anticipadas victorias… Del 1° al 7 de agosto tuvo lugar la fortificación de Nancy, en la cual presté mi concurso… ingresé al Estado Mayor del 20° cuerpo, con mi

grado de Teniente, para seguir a Luneville. El 20 de agosto, en Morhange, tuvo lugar mi bautizo de fuego…

56

¿Fueron éstos los únicos voluntarios de guerra colombianos? Los datos presentados en este apartado pueden ser un enigma e incluso fragmentarios, pues pudieron haber existido más voluntarios, pero ya sería una tarea extensa buscar un registro más amplio. ¿Qué nos queda decir sobre las reflexiones de la guerra y el problema que conlleva la paz? Quinta lección: Reflexiones sobre la guerra y el problema de la paz Cromos y El Gráfico ofrecen una variedad de escritos enfocados en las reflexiones de la guerra y el problema de la paz. Francisco Restrepo Gómez (1889-1924)57, en su artículo «La sangre corre», publicado para Cromos en 1916, escribe sobre el trueno que revienta formidable, que retumba con procelosa gravedad por todos los ámbitos y expande sus ecos potentes por todos los confines, hasta los más remotos y escondidos horizontes del mundo. Se pregunta qué significa dicho ruido siniestro y no es precisamente el trueno airado, pregonero del rayo y presagio de tempestad y tormentas, ese rugir estridente y pavórico que asorda los espacios distantes con el estruendo de los grandes aludes. Es la guerra y así la define: … es el estampido del cañón, es el estrépito fiero de la fusilería, es el reventar de las granadas incendiarias, es la explosión de la pólvora, es el estallido de las bombas de fuego, es el retumbo de la dinamita, es el tronar de la artillería, es el empuje brutal de la metralla, es el trotar desenfrenado de las caballerías, es el 56

Roberto Liévano, «Charlando con un “poilu”», El Gráfico, Serie XXXIII, Nos. 328-329 (1917): 222. Todos los soldados que combatieron en las tropas francesas, eran llamados les poilus, «los peludos». 57 Escritor, representante de la «Generación del Centenario» y redactor de Cromos.

derrumbamiento de las ciudades con grandeza secular de sus monumentos, es el choque de las bayonetas, el silbar de los obuses y el disparo de los morteros; es el rumor de la sangre humana que corre en desbordados torrentes; son las quejas de los heridos, los ayes lastimeros de los moribundos, los gritos de la soldadesca ebria de matanza, las maldiciones de los magnates, el llanto de las madres, el sollozar de los huérfanos y el gemir de las viudas… en una palabra: es la voz de la guerra, la voz maldita y monstruosa de la guerra…58 Luego, Restrepo Gómez escribe sobre el fluir de la sangre como un Orinoco de llanto; nótese que el autor fue representante de la «Generación del Centenario», de la que sus autores tenían un mayor sentido de lo nacional, en este caso en cuanto a lo hidrográfico: La sangre corre,… cálida, palpitante, acusadora, como pidiendo justicia, horrorosamente mezclada con fibras y músculos humanos… Cerca de ese inmenso y rojo Amazonas, corre también otro gran río, un río de hondas cristalinas, no menos caudaloso que aquél ni menos acusador y elocuente: un Orinoco de llanto, formado por las lágrimas de aquellas incontables legiones de viudas, de madres y de huérfanos inconsolables que lloran sin reposo y en desamparo abrumador la fuga eterna de los seres amados que cayeron heroicos al pie de la trinchera… 59 ¿Por qué la paz es un problema al finalizar la guerra? Teniendo en cuenta que el 11 de noviembre de 1918 se dio el armisticio, Austria se quedó sin imperio y Alemania sin emperador. En la nota «Alemania ha pedido la paz», publicada por Miguel Santiago Valencia (1885-1957) en 1918 para Cromos, el autor parte de la aplicación de la fórmula 58

F. Restrepo Gómez, «La sangre corre. Para Gustavo Arboleda R.», Cromos. Revista Semanal Ilustrada, Vol. II, No. 40 (1916): 246. 59 Restrepo Gómez, 248.

que condensaba una filosofía alemana, de parte de los aliados: Hay que ser duros. Consistía en ser duros con los alemanes: … la raza que se creyó de origen superior, con esa encarnación de una bárbara deidad teutona, con esa rubia e insolente aristocracia que pretendió imponer su ley al mundo y que a sangre y fuego quiso borrar de las conciencias toda la bondad que en ellas sembró una armoniosa civilización. Sí, hay que ser duros por un momento con los que se lanzaron al combate por orden de su dios… 60 La paz, según el autor, solo era posible si se arrancaba del corazón el superhombre que llevaban por dentro los alemanes. Explica que los vencedores serían todos los que viven en la trágica hora de revaluaciones bondadosas, incluida la vencida Alemania. Esta crítica que Valencia hace a Alemania, entra en contacto directo con su nota «El miedo del emperador», publicada para Cromos en 1918, donde se refiere al káiser Guillermo II como un falso Moisés y un Jehová Germano61. Había una teatralidad en cuanto a la persona del káiser, porque también fue considerado como Nerón y Polichinela al mismo tiempo, es decir, un héroe ridículo de tragicomedia. Tenía miedo porque «se halló desamparado en medio de los hombres por su padre celestial, y tuvo miedo, y tembló como un niño, y así se convirtió en el más cobarde de los mortales»62.

60

Miguel Santiago Valencia, «Alemania ha pedido la paz», Cromos. Revista Semanal Ilustrada, Vol. VI, No. 135 (1918): 211. 61 Miguel Santiago Valencia, «El miedo del emperador», Cromos. Revista Semanal Ilustrada, Vol. VI, No. 140 (1918): 289. 62

Valencia, 290.

Más compleja es la problemática de la paz propuesta por Armando Solano (1887-1953)63 en su artículo de 1918 para El Gráfico, «Con motivo de la paz». Expresa su opinión acerca de la paz y la solución del conflicto; trata la paz como una problemática, que no implica sino la cesación de hostilidades: Hé aquí mi concepto acerca del problema de la Paz, no menos inquietante a mi ver, que el gran problema bélico que acaba de solucionarse: En primer término, como todos los sucesos que pasan, como todas las cosas que vemos, parecerá un nuevo desencanto… De otra parte, las consecuencias de la paz, o hablando con más exactitud, las consecuencias de la guerra, no empezarán a ser apreciables, sino lentamente. Y ni en la esfera de los negocios ni en el campo de los ideales, habrá quien se declare hoy satisfecho. Hay alegría. Pero es una alegría oficial, falsa, como el patriotismo de los aniversarios o la tristeza de las visitas de duelo. Vendrá para los mercaderes una éra de prosperidad. Así lo creemos. Pero no es menos cierto que no se ha presentado con la paz, y que se demorará todavía mucho tiempo después de que los diplomáticos galoneados y solemnes hayan firmado un nuevo chiffon de papier. Llegará igualmente el reinado de la justicia. En eso sí tenemos inconmovible fe. Pero pasarán largos años aún, sin que esa deidad augusta reciba universalmente el homenaje que le es debido…64

63

Periodista que perteneció a la «Generación del Centenario».

64

Armando Solano, «Con motivo de la paz», El Gráfico, Serie XLV, Nos. 443-444 (1918): 346 y 348.

Conclusión Podemos decir que el rastreo de artículos enfocados en una guerra y publicados en revistas de variedades, es una herramienta eficaz para investigar un conflicto en una época determinada de la Historia, siempre comparando los diferentes contextos socioculturales. Es difícil establecer el tipo de lectores que tuvieron Cromos y El Gráfico durante la «Gran Guerra», ya que no existe un estudio profundo al respecto. Se puede suponer el contacto indirecto que tenían con el conflicto. Sobre esto, Gilbert nos dice que «El lector que se encontraba lejos de la zona bélica sólo podía entrever la realidad, llevarse determinada impresión, quedarse con un estado de ánimo o una imagen»65. En este artículo se pretendió no solo transmitir conocimientos sobre la Primera Guerra Mundial, sino también una forma distinta de poder entender un conflicto mediante el manejo de revistas de variedades en conjunto con fuentes enfocadas en lo bélico. Solo queda reflexionar desde nuestro presente si la guerra después de su culminación, nos legó lo que somos hoy por hoy. Más que un legado, somos esa transformación que se entiende en las secuelas de la beligerancia. Obras citadas I. Fuentes primarias Revistas Cromos. Revista Semanal Ilustrada (1916-1918).

65

Gilbert, 174-175.

El Gráfico (1914-1918). II. Fuentes secundarias Libros, artículos y tesis “Guerra”. http://lema.rae.es/drae/?val=guerra. Abello, Alberto. “La República Conservadora”. Credencial Historia. La alegre República Conservadora, El Siglo XX Colombiano, No. 10, Edición 182 (2005): 2-13. Aznar Fernández-Montesinos, Federico. Entender la guerra en el siglo XXI. Madrid: UCM Editorial Complutense-Ministerio de Defensa, primera edición, enero de 2011. Bruun, Geoffrey. La Europa del siglo XIX (1815-1914). México, D. F.: Fondo de Cultura Económica, «Breviarios», No. 172, traducción de Francisco González Aramburo, duodécima reimpresión, 2005. Gilbert, Martin. La Primera Guerra Mundial. Madrid: La Esfera de los Libros, traducción de Alejandra Devoto, primera edición en rústica, mayo de 2011. Gómez Pérez, Rafael. Breve historia de la cultura europea. Madrid: Ediciones RIALP, S. A., 2005. HISTORIA. La Gran Guerra. La Primera Guerra Mundial al descubierto. Madrid: Plaza & Janés, primera edición, noviembre de 2013. Hobsbawm, Eric. Historia del siglo XX, 1914-1991. Barcelona: Crítica-Grijalbo Mondadori, sexta reimpresión, mayo de 1998.

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