Lawrence de Arabia: testigo del nacimiento de una nación
Descripción
Temas árabes
Lawrence de Arabia: testigo del nacimiento de una naci 6n Nmvns Pm¡.onut Aloxso T. E. LAVRENCE
Ias siete pibres
&b súiáyb
Tradueión, pÉlogo y notes de Msrís Cóndor 0rdu.ña
tende¡le y entender su obra antes, durante
y
después de
la campaña
sin
patriotas de la metrópoli han firma-
cam-
do,junto con franceses y nrsos, los
definición-avanzando
descanso de campamento en
p¡unento.
árabe en la que participó.
Libro de historia --{e la árabe y la britínica a la pa¡-, obra litera¡ia" ¡arrativa autobiográfica, Los siete
Euerga & Ficno, M¡&id, 199? 829 pá96. 3.üX) prae.
n¡ndente
conocidos acuerdos Sykes-Picot por
Conocidas y aceptadas en su
espí-
los que, en caso de victoria aliada, la
se sucet ----en sus prosirios y los iraquíes eran en su ótni- pias palabras-. ¿Por qué? De nueca mucho menos árabes que los vo nos equivocaríamos si diésemos ohos, y de los egipcios --{ue t¿m- una sola razón. Ni sus motivaciones bién participaron en la rebelién-i' fueron sencillas, ni sus reacciones llega a decir con rotundidad Que fácilmente entendibles. Seguramenera¡ un pueblo extranjero. No es te fue una mezcla de deseo de pro.
unificado (el 5 dejunio de 191ó comenzó la llamada Rebelión rirabe comandada por el jerife Husein de
hombre haciéndose en la historia.
ahora e! memento de discutir tales'
que muy frecuentemente no resulta ser demasiado gloriosa Así lo
apreciacione;, pero si de re.scrd¡tr- dad que él nunca negó-, afán de las c¡ando más adel¿nte, colnente- mando, lealtad a Feisal (su alma ge-
l,a Meca) $ por otro, la liquidación definitiva de aquel proyecto y de la
su autor:
mos e! sentirniento de tristeza
que en Ct ólo 5l años exactos -lo )cómputo histórico es un brevísi-
minantes en la mcderna historia del
pilares estúo a un üempo, sin queda¡ rcducido a una sola de tales categorfas. Y de seguro que en dicha mezrola¡u4 bien medida por l,awrcnce, pues fue un lib¡o de larga y
Oriente lvfedio. Porque en sóio me-
complicada gesroción, se esconde el
mo lapso de tiempo- separan dos de los acontecimie¡tos más deter-
dio siglo
ideología que lo nutría intelectualmcnte --+l panarabismo-, produ-
üce *No preendo ier impar-
cial. Yo combatía por nii cuenta y en mi propio malada¡. I ... / I-¿ his-
invade ai escritor tras la
toria que contienen estas páginas no es la del mov¡mie¡lto árabe, sino ia
bie
'
que
tagbnismo
-rasgo
mela en aquella aventura), creencia
vicloria-sd:- eiíla idea unitarista
Damascc.
de su personali-
y... posibilismo,
ya que sabía que, a pesa¡ de todo, un crlmulo de victorias iá¡abes sobre los turcos permitiría a los primeros
Penniti¡ al lector asoma¡se al pri-
Declaración de principios, ciiya posrerior constatacién en la lectura
$ir: embargo, la aracción de l¿wrence por ese mundc, árabe d6l des:erto üo tuvo sólo rasgos soña- obtener ciertas venlajas en la mesa dores y estéticos. La acción fue, de negociación con franceses y bridescie tempraao, otro de los moto- tánicos tras la guerra.
mero de estos dos hecbos, y hacerlo
nos permite ver a !-awrcn¿e como
res esenciale.s del personaje.
de mano de uno de sus
m¿ís desta-
un honrbre complejo. cún unos ras-
en ei prólogo de María Cóndor
oficial bri-
gos de penonalidad y una actuación
tánico T. E. I¿wrcnce, Iuego convcnida en cl mitificado Lawrence
que nos lo alejan de las imágenes simplisus gue se Ie hal ,yenido atri-
cida ras la Guerra de los Seis Días que se inic!ó otro.S de junio, el de
t967.
cados protagonistas
Arabia-, y
.
dios urbanos, bien en Estambul
nos muchas preguntas, de no fácil
mero y reflexión después
respuesta. ¿Cómo surge allí y entonces la idea nacionalista y/o uni-
pane de las asociaciones secretas citadinas Ahd y Fatat-, repres€nta la
allí concluye la aventura oriental de l¡wrence. El libro se cierra con otro de los frecuentes arranques de sinceridad y autoanálisis de su autor.
la liberación de los principales enclaves y ciudades orientales.
Feisal es quien, por educación pri-
-formó
, opina el profesor
tarista? ¿Qüén la provoca y/o alienta? ¿Cómo es posible que sea la gente del desieno
Los árabes conquistan Damasco, y
Es de noche, estií solo en su habitación y, escuchando la oración del almuédano, distingue una última frase: .
Y
después escribe: .
No resulta difícil entender las ra-
porque todos ellos son asuntos sometidos todavía a debate por parte
zones de ese senümiento de tristeza,
al que vuelve a referirse va¡ias veces más. Está en primer lug¿l¡ su re-
de los intelectuales árabes. EI jerife Husein era entonces un anciano de ó5 años que, por mu-
mordimiento por el engaño (que no
chas razones, encarnaba más el pa-
fraguó é1, pero que contribuyó a mantener), luego Ia lasirud del fin
sado que el futu¡o. ¿A qué aspiraba, pues? Son varios los estudiosos
del combate ---{¡na muy entendible
árabes que opinan que sólo a una sustitución en el puesto califal, es-
eso? Me atrevo a sugerir una terce-
frisleza post-victoriam-. ¿56lo ra razón, quiá no tan disparatada.
to es, a llegar a ser él ----o sus su-
Seguramente Lawrence ent¡evió en Damasco que el mundo rárabe que surgía de aquella guerra iba a ma¡-
cesores- quien detentase el poder político y religioso en nombre de los á¡abes. Un dest-acadísimo inrelectual á¡abe, el sirio Aziz el-Az-
bisagra enüe ambas ideas y ambos
meh, escribía así: .
el aher ego de l-awrcnce en aquella
p'renda de verdad la idea del arabis-
Sus hijos, ciertamente, recibieron
aventura) hacia la idea unitarista, y
mo. Porque sabe que ésa es una
su sueño, justo cuando el proyecto
otra educación, y al menos Feisal es
otras le niega toda visión de futuro al opinar que lo único que busca el
ideología urba¡a no del desieno, y también porque atisba ---en una de
esperanzado de constituir un nuevo
la idea de nación. l.eemos en el bro:
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