Lawrence de Arabia: testigo del nacimiento de una nación

May 24, 2017 | Autor: Nieves Paradela | Categoría: D. H. Lawrence
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Descripción

Temas árabes

Lawrence de Arabia: testigo del nacimiento de una naci 6n Nmvns Pm¡.onut Aloxso T. E. LAVRENCE

Ias siete pibres

&b súiáyb

Tradueión, pÉlogo y notes de Msrís Cóndor 0rdu.ña

tende¡le y entender su obra antes, durante

y

después de

la campaña

sin

patriotas de la metrópoli han firma-

cam-

do,junto con franceses y nrsos, los

definición-avanzando

descanso de campamento en

p¡unento.

árabe en la que participó.

Libro de historia --{e la árabe y la britínica a la pa¡-, obra litera¡ia" ¡arrativa autobiográfica, Los siete

Euerga & Ficno, M¡&id, 199? 829 pá96. 3.üX) prae.

n¡ndente

conocidos acuerdos Sykes-Picot por

Conocidas y aceptadas en su

espí-

los que, en caso de victoria aliada, la

se sucet ----en sus prosirios y los iraquíes eran en su ótni- pias palabras-. ¿Por qué? De nueca mucho menos árabes que los vo nos equivocaríamos si diésemos ohos, y de los egipcios --{ue t¿m- una sola razón. Ni sus motivaciones bién participaron en la rebelién-i' fueron sencillas, ni sus reacciones llega a decir con rotundidad Que fácilmente entendibles. Seguramenera¡ un pueblo extranjero. No es te fue una mezcla de deseo de pro.

unificado (el 5 dejunio de 191ó comenzó la llamada Rebelión rirabe comandada por el jerife Husein de

hombre haciéndose en la historia.

ahora e! memento de discutir tales'

que muy frecuentemente no resulta ser demasiado gloriosa Así lo

apreciacione;, pero si de re.scrd¡tr- dad que él nunca negó-, afán de las c¡ando más adel¿nte, colnente- mando, lealtad a Feisal (su alma ge-

l,a Meca) $ por otro, la liquidación definitiva de aquel proyecto y de la

su autor:

mos e! sentirniento de tristeza

que en Ct ólo 5l años exactos -lo )cómputo histórico es un brevísi-

minantes en la mcderna historia del

pilares estúo a un üempo, sin queda¡ rcducido a una sola de tales categorfas. Y de seguro que en dicha mezrola¡u4 bien medida por l,awrcnce, pues fue un lib¡o de larga y

Oriente lvfedio. Porque en sóio me-

complicada gesroción, se esconde el

mo lapso de tiempo- separan dos de los acontecimie¡tos más deter-

dio siglo

ideología que lo nutría intelectualmcnte --+l panarabismo-, produ-

üce *No preendo ier impar-

cial. Yo combatía por nii cuenta y en mi propio malada¡. I ... / I-¿ his-

invade ai escritor tras la

toria que contienen estas páginas no es la del mov¡mie¡lto árabe, sino ia

bie

'

que

tagbnismo

-rasgo

mela en aquella aventura), creencia

vicloria-sd:- eiíla idea unitarista

Damascc.

de su personali-

y... posibilismo,

ya que sabía que, a pesa¡ de todo, un crlmulo de victorias iá¡abes sobre los turcos permitiría a los primeros

Penniti¡ al lector asoma¡se al pri-

Declaración de principios, ciiya posrerior constatacién en la lectura

$ir: embargo, la aracción de l¿wrence por ese mundc, árabe d6l des:erto üo tuvo sólo rasgos soña- obtener ciertas venlajas en la mesa dores y estéticos. La acción fue, de negociación con franceses y bridescie tempraao, otro de los moto- tánicos tras la guerra.

mero de estos dos hecbos, y hacerlo

nos permite ver a !-awrcn¿e como

res esenciale.s del personaje.

de mano de uno de sus

m¿ís desta-

un honrbre complejo. cún unos ras-

en ei prólogo de María Cóndor

oficial bri-

gos de penonalidad y una actuación

tánico T. E. I¿wrcnce, Iuego convcnida en cl mitificado Lawrence

que nos lo alejan de las imágenes simplisus gue se Ie hal ,yenido atri-

cida ras la Guerra de los Seis Días que se inic!ó otro.S de junio, el de

t967.

cados protagonistas

Arabia-, y

.

dios urbanos, bien en Estambul

nos muchas preguntas, de no fácil

mero y reflexión después

respuesta. ¿Cómo surge allí y entonces la idea nacionalista y/o uni-

pane de las asociaciones secretas citadinas Ahd y Fatat-, repres€nta la

allí concluye la aventura oriental de l¡wrence. El libro se cierra con otro de los frecuentes arranques de sinceridad y autoanálisis de su autor.

la liberación de los principales enclaves y ciudades orientales.

Feisal es quien, por educación pri-

-formó

, opina el profesor

tarista? ¿Qüén la provoca y/o alienta? ¿Cómo es posible que sea la gente del desieno

Los árabes conquistan Damasco, y

Es de noche, estií solo en su habitación y, escuchando la oración del almuédano, distingue una última frase: .

Y

después escribe: .

No resulta difícil entender las ra-

porque todos ellos son asuntos sometidos todavía a debate por parte

zones de ese senümiento de tristeza,

al que vuelve a referirse va¡ias veces más. Está en primer lug¿l¡ su re-

de los intelectuales árabes. EI jerife Husein era entonces un anciano de ó5 años que, por mu-

mordimiento por el engaño (que no

chas razones, encarnaba más el pa-

fraguó é1, pero que contribuyó a mantener), luego Ia lasirud del fin

sado que el futu¡o. ¿A qué aspiraba, pues? Son varios los estudiosos

del combate ---{¡na muy entendible

árabes que opinan que sólo a una sustitución en el puesto califal, es-

eso? Me atrevo a sugerir una terce-

frisleza post-victoriam-. ¿56lo ra razón, quiá no tan disparatada.

to es, a llegar a ser él ----o sus su-

Seguramente Lawrence ent¡evió en Damasco que el mundo rárabe que surgía de aquella guerra iba a ma¡-

cesores- quien detentase el poder político y religioso en nombre de los á¡abes. Un dest-acadísimo inrelectual á¡abe, el sirio Aziz el-Az-

bisagra enüe ambas ideas y ambos

meh, escribía así: .

el aher ego de l-awrcnce en aquella

p'renda de verdad la idea del arabis-

Sus hijos, ciertamente, recibieron

aventura) hacia la idea unitarista, y

mo. Porque sabe que ésa es una

su sueño, justo cuando el proyecto

otra educación, y al menos Feisal es

otras le niega toda visión de futuro al opinar que lo único que busca el

ideología urba¡a no del desieno, y también porque atisba ---en una de

esperanzado de constituir un nuevo

la idea de nación. l.eemos en el bro:
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