Las Tres Marías entre los tehuelches y los mapuches

May 20, 2017 | Autor: David Williams | Categoría: Anthropology, Mitology, Astronomy
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Descripción

Las Tres Marías entre los tehuelches y los mapuches

Por David Williams
Publicado por primera vez en Tela de Rayón, diario Jornada, Trelew, Chubut,
26 de septiembre de 2008

En nuestro artículo anterior creemos haber demostrado cómo Chéljelon, el
nombre de la constelación del Orión para los aónikenk, significaba
"mariposa", y hemos visto que, en efecto, la agrupación de estrellas adopta
la forma de dicho insecto.
Concentrémonos ahora en las Tres Marías, el cuerpo de la mariposa. Algunos
autores nos dejan la idea de que eran interpretadas, no como tal, sino como
boleadoras del tipo de las de tres cabezas, las guanaqueras, es decir, las
que en aóniken áish o tehuelche meridional austral se llamaban iachico y
variantes –las de dos cabezas o avestruceras eran llamadas shume y
variantes (Lehmann- Nitsche, 1914: 259). Entre dichos autores se halla
D'Orbigny (1999, II: 319), que escribe que, en el idioma que actualmente
sabemos que era téushen o tehuelche meridional boreal, las Tres Marías eran
tapolec=boleadoras, arrojadas al ilhui=avestruz. Además, Lista (1998, 2:
139) menciona a "Las Boleadoras" entre las constelaciones tehuelches, pero
no las identifica. En versiones más modernas, incluso se identifica al
Orión o a las Tres Marías con un tirador o rastra (Lehmann-Nitsche, 1922 en
Casamiquela, 1993, IV: 75)(De Moesbach en Coña, 1984: 92, nota
3)(Casamiquela, 1993, IV: 75)(Gianpalmo de Alonso, 2007: 35). Ya lo
veremos.
En cambio, otros autores e informantes han interpretado que las Tres Marías
eran la huella del avestruz, en alusión a los tres dedos de su pata, entre
ellos De Augusta, Erize y Coña (todos en Casamiquela, 1993, IV: 64, aunque
el último no aclara que son Las Tres Marías: la aclaración viene en nota al
pie del padre De Moesbach en Coña, 1984: 92). Consignemos que todos ellos
se referían a ideas de los araucanos, y no de los tehuelches. Casamiquela
interpreta con cierta lógica que se puede tratarse una transferencia del
nombre de una constelación a otra realizada por dichos araucanos, que en
Chile no conocían al gran ave de nuestras pampas y mesetas. En cambio,
claramente, la "huella del avestruz" era para los tehuelches la Cruz del
Sur. Esto es materia conocida entre los investigadores, y no nos
explayaremos sobre el tema, por el momento, aunque prometemos estudiarlo
más adelante.
Sin embargo, Claraz (1988: 87) dice que –al menos para los gününa a kënë o
tehuelches septentrionales australes- las boleadoras eran sólo dos
estrellas, correspondientes a las patas del Centauro, y que se hallaban
cerca de la Cruz del Sur. Posiblemente se trataba de α –centauro o Toliman
y β-centauro, que en las noches claras se ven al norte o derecha de la
Cruz.


Detalles de imágenes tomadas de Wikipedia. Toliman y в- Centauro
–aparentemente la "boleadora de dos cabezas"- son las dos estrellas a la
izquierda de la Cruz del Sur en el dibujo de la izquierda, y a la derecha
de la misma en el de la derecha (las imágenes están invertidas, en espejo)

La constelación se llamaba Talakh ketec taschgelen, y el propio Claraz lo
traduce como "están tiradas las boleadoras", de talakh= boleadoras de
avestruz, keten= están –en realidad sería el gerundio "estando", que
podemos leer en la gramática de Casamiquela (1983: 59)- y namteschgelenn=
tiradas. Y resulta lógico, no sólo por la cercanía al avestruz, sino
porque, como dijimos, las boleadoras de dos cabezas eran las avestruceras.
El último término, namteschgelenn, ofrece cierta dificultad, y, con
referencia a otra constelación –la veremos próximamente- Casamiquela (1993,
IV: 72) acepta que pueda significar "tiradas", pero lo asume más bien en el
sentido de "estáticas, quietas". Nosotros creemos que pueda relacionarse
con la palabra iam'tëtrrë/iamtatrrë= tirar, arrojar (Casamiquela, 1983:
156), y ser un participio, en este caso con función adjetiva. Tal vez la
forma correcta fuera algo así como iamtëtrrgëlën, asumiendo que el sufijo
ën corresponda al "participio en ën" de Casamiquela (1983: 65), y en tal
caso lo traduciríamos efectivamente como "tiradas". El todo sería "estando
tiradas (las) boleadoras".
Claraz rescata además un hermoso mito para explicar la presencia de estas
boleadoras allí: "Al principio del mundo, un indio cazó un avestruz y tiró
las boleadoras, pero erró. Por eso, los indios todavía yerran a veces hoy
en día. Si hubiese alcanzado al avestruz, los indios no errarían nunca.
Esto fue anotado en el cielo, para que los indios lo recuerden siempre".
Echeverría Baleta (2003: 54) atribuye un mito semejante a los tehuelches
meridionales. El relato de que las boleadoras fueron arrojadas
específicamente a un avestruz apoya la idea de que se trataba de las
avestruceras, es decir, de aquellas de dos cabezas o shume, por lo que mal
podían ser Las Tres Marías. Además, ciertamente dichos tres cuerpos
celestes se encuentran muy lejos de la Cruz del sur o "Rastro de Avestruz",
mientras que α-Centauro o Toliman y в-Centauro están muy cerca, al menos
para quien observa desde la Tierra.
Por otro lado, uno de los nombres tehuelches septentrionales de las Tres
Marías o del Orión nada tiene que ver con boleadoras: Getzenn, que Claraz
(1988: 155) hace derivar de getsch= 3. En efecto, "tres" se dice gech
(Hunziker, 1864: en Outes, 1928: 277 y siguientes), getsch (Claraz, 1988:
147), gutrr (Milanesio, 1915 en Molina, 1967: 143), gëtrr (Casamiquela,
1983: 157) en gününa iájich, de donde deducimos que el nombre correcto ha
de haber sido Gëtrrenn. Y tres es el número de las estrellas que forman la
constelación. La tentación de recomponer el término como gëtrr shen = tres
fuentes o manantiales de luz es grande, y apoyaría la idea ya esbozada en
trabajos previos (Williams D: 2004 y artículos sobre los ríos Shehuen,
Senguer y Chalía, en Tela de Rayón, 5 y 12 de septiembre de 2008) de que
shen y variantes significaría "mana, brota, surge la luz o el agua, fuente
de luz o de agua, etc" no sólo en los idiomas onas y tehuelches
meridionales, sino también en los septentrionales, o cuando menos en su
precursor común, al que hasta ahora denominábamos prototehuelche, pero que
preferimos comenzar a denominar protochal[1].
Para D'Orbigny (1999, II: 319), los araucanos denominaban kèlukitra a "los
tres reyes", es decir, a las mismas Tres Marías. En dicho idioma colü=
rojo, quitral= fuego – es decir cütral (De Moesbach, 1984: 53 y 223), dando
el todo colü cütral = fuego rojo, que no parece una descripción adecuada
para la constelación. Más bien creemos que podría ser quillá= tres- cütral=
fuego, es decir, quillá- cütral = tres fuegos. O bien, mejor, quillá- cütra
= tres cachimbas, tres pipas. Cualquiera de amabas sería una traducción
casi exacta de lo que en günühna a iájich o tehuelche septentrional austral
sería kehlu= blanco, luz, brillo + gëtrr = tres. El todo Kelü a gëtrr =
tres luces, concuerda con la descripción de la constelación, y es, a su
vez, muy semejante al nombre araucano, lo que habría facilitado la adopción
por éstos de un nombre que puede haber sido originalmente gününa.
Por su parte, Barbará (1999: 95) les da en el araucano de las pampas
argentinas un nombre semejante: guelú-culá. Si es araucano, se nos ocurre
que está muy deformado. La solución nos la da la versión que de este nombre
nos deja De Augusta (1916): welu witrau, constelación que dicho autor
identificaba con el Orión. Lehmann-Nitsche (1922, en Casamiquela, 1993, IV:
75) la llama hueluhuitrau. Los informantes de Casamiquela confirman dicho
nombre como weluwitrau, nombre que el autor entiende que se aplica a todo
el Orión, y que traduce el nombre como "tira uno con el otro","tiran en
sentidos contrarios", pues la palabra witran encerraría la idea de "tirar",
y aún "pararse, enderezarse"-nosotros hallamos witraun= pararse, witral=
urdiembre, telar y witraln/witralün=urdir, extender la urdiembre; y otras
acepciones bastante aproximadas.
Pero... desde luego, dicha versión, welu witrau y variantes, se asemeja
tanto al Këlu a gëtrr tehuelche septentrional como al kèlukitra/quillá-
cütra/quillá-cütral mapuche. Hay lugar, entonces, para creer que
kèlukitra/welu witra/guelú-culá era la araucanización del nombre kehlü a
gëtrr= tres luces del gününa a iájich, y que la etimología popular, ayudada
por la forma de la línea de estrellas, terminó por asociarlo a la idea del
tirador o rastra-muy afín, por otro lado, a la idea europea del "cinturón
de Orión". Así, suponemos que los araucanos cisandinos adoptaron ambas
versiones: welu witrau y variantes, araucanización directa de la forma
tehuelche; y la traducción al mapudzungun, quillá-cütrá = tres cachimbas,
o quilla- cütral= tres fuegos. Además, esto apoya la traducción de Getzenn
como "tres luces", y la idea de que el nombre welu witrau se aplicó sólo a
las Tres Marías y no a todo el Orión.
Así, tenemos documentadas tres versiones para las Tres Marías entre los
aborígenes patagónicos: los téushen y los mapuches las veían como
boleadoras, los mapuches también como una rastra o tirador; pero para los
aónikenk eran el cuerpo de Chélkhelon, la mariposa. Por otro lado, los
gününa a küne le daban un nombre que incluía la palabra "tres",
probablemente "tres luces". Confirmando la idea, los araucanos las llamaron
"tres fuegos" o "tres cachimbas". Por lo demás, hemos visto que había otra
constelación interpretada como boleadoras, las dos patas delanteras del
Centauro: eran boleadoras ñanduceras, y son las que explican el mito que
hemos leído.
Es todo por hoy. En un próximo artículo esperamos referirnos a la
constelación que para los aborígenes patagónicos era el Guanaco. Hasta
pronto.


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[1] En el artículo s4W£»¼½ø 3 < ¥ÑÙ

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B*[3]CJU^J[4]phÿj 3ƒLhÃn-CJUV^J[5]hÃn-B*[6]CJ^J[7]phÿ
jhÃn-B*[8]CJU^J[9]phÿ+jobre Choele Choel (Tela de Rayón, 18 y 25 de
abril de 2008) sugeríamos la denominación de la lengua como "protehuelche".
No fue una idea muy feliz: hace que se olvide que, creemos, de este idioma
descienden no sólo los idiomas tehuelches sino también los onas. Inspirados
en el término "protochon", nombre de la lengua precursora de las lenguas
tehuelches del sur y onas, que lleva un término común a todos, chon=
hombre; y de las lenguas indoeuropeas, divididas en satem y centum, que
significan "cien" (Lehman, 1969: 43), proponemos llamarlo "protochal", de
chal= luz, brillo, agua, etc.", común al günün a iájich (ej. Chal a Chula =
Río Negro, wetchal= manantial, chale= pescado, iamtrrakchalë= brillo),
aóniken áish (ltopónimos Chalía y Choele Choel), téushen (chalua= pescado),
shelknam (chalün= lluvia, chalët= llama de fuego, chaluetelin= llamarada) y
háush (ej. kalue= lluvia). Ya demostraremos el parentezco de estas lenguas
en nuestro libro en preparación.

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в- Centauro

Toliman
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