\"Las tentaciones de Buda\" de Eduardo Chicharro

July 27, 2017 | Autor: A. Merino Martínez | Categoría: Arte contemporáneo, Budismo, Hinduísmo, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid
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Descripción

LAS TENTACIONES DE BUDA Eduardo Chicharro

AITOR MERINO MARTÍNEZ MUSEOLOGÍA Y MUSEOGRAFÍA 220 2014/2015

Aitor Merino Martínez - 220

Autor: Eduardo Chicharro Título: Las tentaciones de Buda Año de producción: 1916 – 1921 Dimensiones: 366 cm x 290 cm Número de Inventario: 1429 Soporte: Lienzo Técnica: Óleo

Aitor Merino Martínez - 220

Nos encontramos ante Las tentaciones de Buda, óleo sobre lienzo adquirido por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 2001 gracias a la herencia de Fernando Guitarte. Fue pintado originariamente entre 1916 y 1921, aunque debido al cariño que le tenía su autor, permaneció en el estudio durante un largo periodo de tiempo, razón por la que optaba en 1943 por autorretratarse frente a él (obra que cedería posteriormente a la Academia y se exhibe en la misma sala)1.

Según recogía el periódico ABC en su ejemplar del 17 de mayo de 1984, la obra fue subastada por la casa Sotheby’s alcanzando un precio de 4.000.000 de pesetas (4.400.000 a la hora de hacer efectiva la oferta), precio nada sorprendente, puesto que su autor obtuvo, gracia a él, la Medalla de Honor en la Exposición Nacional de 1922. En el año 2006, el gabinete de dibujo de la Academia adquirió 23 dibujos preparatorios que ayudan a comprender el proceso creativo de una obra de tales magnitudes (366 cm de largo x 290 cm de alto). La obra fue realiza en el periodo en el que Chicharro se convirtió en el director de la Academia de España en Roma (1912 – 1925), cuyo nombramiento había sido promovido por artistas de la talla de Sorolla, Tomás Bretón o Ramón Carrión.

El propio Chicharro, en su discurso de acceso a la Academia de 1922, Ciencia y arte del colorido, defiende que el “perfecto equilibrio” entre forma y color es el que construye el cuadro, “Que el color no destruya la forma; que la forma no apague la hermosa llama del color”, terminando su exposición con una frase sentenciosa que resumiría todo su discurso y sentaría las bases de su creación: “Embriaguémonos en la sensualidad del color; pero no olvidemos la forma, que es su arquitectura”. Se trata de una obra de un alto contenido simbólico. Observamos la figura central de Buda, siendo tentado por las Apsaras, consideradas hijas del mal, encargadas de personificar las tentaciones de la vida terrenal. Iconografía nada nueva, si nos detenemos a observar las representaciones de las Tentaciones de San Antonio (desde la visión de El Bosco hasta la de Dalí, pasando por Grünewald, Piero della Francesca o Cézanne) o incluso iconos bizantinos del siglo XII como La escalera al cielo de San Juan Clímaco. En este caso, el tentado se trata de Buda (Sidarta Gautama), un joven destinado a ser príncipe que abandonaría toda materialidad de la vida mundana para dedicarse por completo a la oración. Chicharro opta por representar a Buda sentado bajo un Ficus religioso, erguido y en plena oración, en busca de la calma y quietud que su figura transmite al cuadro. Su cuerpo está cubierto por un manto rojo que únicamente deja visibles las manos (en posición de Vitarka Mudra, símbolo de transmisión de conocimiento) y los pies, que los lleva descalzos como símbolo de pobreza y caridad. 1

Óleo sobre lienzo realizado en 1943. Nº Inventario 0788.

Aitor Merino Martínez - 220 El rostro sosegado, con largo lóbulos a causa del peso de los pendientes propios de la nobleza. Todo ello rodeado por una aureola que dota a su imagen de un carácter sagrado. Es en torno a su figura donde se organizan las Apsaras, hijas de Mara, deidad caracterizada por tratar de impedir que Siddharta alcanzara la verdadera iluminación. Pese a las numerosas interpretaciones que se le han dado, Mara suele ser entendida como la ignorancia que impide a los seres humanos alcanzar la sabiduría, el nirvana. Aquí, sus hijas, aparecen completamente desnudas tratando de impedir a Siddharta su meditación. En el lateral izquierdo el deseo, representado por el abrazo furtivo de 2 mujeres. En la zona inferior la concupiscencia representada con forma mitad mujer mitad pantera. Bajo ella la pereza, quien parece ocultarse bajo la anterior. La ternura a los pies de Siddharta, continuada por la Voluptuosidad, ambas recostadas en posición de abandono. Ya en el margen derecho, la Adulación y su hermana la Lisonja, realizando una reverencia a la figura de Buda. Junto a él, aparece presidiendo la escena la imagen femenina de Laksmí, sobre un elefante sagrado blanco. Se entiende a esta deidad como la diosa de la belleza y la buena suerte, homóloga de la Venus clásica. Posee 4 brazos, con los cuales se levanta el manto e intenta atraer a Siddharta. Su cortejo se forma por una intérprete de flauta, una intérprete de pandero y una bailarina que se sitúa en el margen opuesto del lienzo. En el margen inferior izquierdo, observamos a Yasodharā, esposa de Buda, cubierta por un manto negro con lunares de diversos colores, símbolo de la tentación suprema, pues parece suplicar a su amado que regrese junto a ella. No obstante, como recogía el catálogo de la Exposición Nacional, Buda reniega de todas estas tentaciones al grito de: “Mujeres, no sois más que sombras”.

Todas las imágenes femeninas que aparecen en la obra siguen el prototipo hindú, por lo que llevan manos y pies teñidos de rojo, portando toda clase de joyas basadas en modelos reales llevados al taller por el propio Chicharro, joyas que ya aparecen en sus dibujos preparatorios.

Dibujo Preparatorio obtenido del texto de Rosa Mª Recio Aguado

Del mismo modo, utilizó como modelo a una joven de la Sabina, con marcados rasgos etruscos, a la que obligaba a ayunar para conseguir el vientre hundido que poseen las Apsaras en su obra.

Según palabras del propio pintor al periódico Arriba de 1944, toda la pintura queda envuelta en un color verde que no deriva ni de una iluminación natural solar ni lunar, si no que ese color verde característico de la obra es una luz sobrenatural que dota al cuadro de un mayor misticismo.

Aitor Merino Martínez - 220 Este interés por la estética hindú le llevará al Museo Guimet de París, donde podrá analizar en primera persona las vestimentas y joyas que posteriormente llevará a su propio cuadro. Es tal el proceso de documentación seguido, que para la realización de su obra incluso adquirirá varias serpientes que mantendrá en su taller, junto a una rama de “ficus sagrado” conseguida en el Jardín Botánico de Palermo. Así, una obra claramente orientalizante, repleta de imágenes enigmáticas y sensuales, conseguirá el triunfo en la Exposición Nacional de 1922, suponiendo esto el empujón que necesitaba para convertirse finalmente en académico el 14 de mayo de ese mismo año.

Aitor Merino Martínez Grado en Historia del Arte (AUM) Grupo 220

Aitor Merino Martínez - 220

BIBLIOGRAFÍA BALLESTER, Jaime. “Cuatro millones por “La tentación de Buda” de Chicharro”, ABC [en línea], 17-V-1984, http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1984/06/17/113.html. [Consulta: 21 de febrero de 2015] BRIHUEGA, Jaime. Las vanguardias artísticas en España, 1909-1936, Madrid, Istmo, 1981. CHICHARRO, Eduardo. Ciencia y Arte del Colorido, Madrid, Mateu, 1922. FREDERICK BRANDON, Samuel George. Diccionario de religiones comparadas, Madrid, Ediciones Cristiandad, 1975. GONZÁLEZ DE AMEZÚA, Mercedes (coord.), “Real Academia de San Fernando, guía del museo”, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 2012, pp. 295 – 298. GUIJARRO ALONSO, José Luis. Cuidado con la pintura. Caricaturas del arte en tiempo de vanguardia, Madrid, Eutelequia, 2012. RECIO AGUADO, Rosa. “Eduardo Chicharro, artista de la Academia”, Crónica 2010, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, pp. 138 – 147.

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