Las sociedades clasistas iniciales en la Bahía y campiña litoral de Cádiz en el III-II milenios ane
Descripción
Gadir y el Círculo del Estrecho revisados
Propuestas de la arqueología desde un enfoque social
Juan Carlos Domínguez Pérez (Ed. Cient.)
Cádiz 2011
Esta obra ha sido coeditada por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía, según Resolución de la Secretaría General de Universidades, Investigación y Tecnología por la que se conceden incentivos a actividades de carácter científico y técnico individuales de las universidades y organismos de investigación de Andalucía, en su Convocatoria 2/2009.
Gadir y el Círculo del Estrecho revisados
Propuestas de la arqueología desde un enfoque social Juan Carlos Domínguez Pérez (Ed. Cient.)
Con la participación de: Ana ARANCIBIA ROMÁN, Alicia ARÉVALO GONZÁLEZ, Pablo ATOCHE PEÑA, Juan Jesús CANTILLO DUARTE, M. Esther CHÁVEZ ÁLVAREZ, Salvador DOMÍNGUEZ‐BELLA, Juan Carlos DOMÍNGUEZ PÉREZ, Miguel DUMAS PEÑUELAS, Lorenzo GALINDO SAN JOSÉ, J. María GENER BASALLOTE, Mar JUZGADO NAVARRO, Pedro LÓPEZ ALDANA, Ramiro J. MARCH, Javier MARTÍNEZ, Bartolomé MORA SERRANO, Elena MORÁN HERNÁNDEZ, Elena MORENO PULIDO, Ana PAJUELO PANDO, Rui PARREIRA, Manuela PÉREZ RODRÍGUEZ, José RAMOS MUÑOZ, M. Ángeles RAMÍREZ RODRÍGUEZ, Vicente M. SÁNCHEZ SÁNCHEZ‐MORENO, Joao Carlos de SENNA MARTINEZ, Milagrosa C. SORIGUER ESCOFET, Antonio TEJERA GASPAR y Eduardo VIJANDE VILA
Cádiz 2011
Índice
Índice Índice
V‐VI
Relación alfabética de autores
VII‐VIII
Gadir, el Círculo del Estrecho y los primeros estados del Extremo Occidente atlántico. A modo de prefacio
IX‐XL
I. Historiografía El estatus de Gadir y el Círculo del Estrecho en la historiografía reciente (Juan Carlos Domínguez Pérez)
3‐30
II. La región natural Reconstrucción del marco geológico de la Bahía de Cádiz: recursos líticos y materias primas (Salvador Domínguez‐Bella)
33‐51
Los recursos marinos en la región natural del Círculo del Estrecho (Juan Jesús Cantillo, José Ramos y Milagrosa C.‐Soriguer)
53‐74
III. La región histórica Las sociedades clasistas iniciales en la Bahía y campiña litoral de Cádiz en el IIIII milenios a.n.e. (José Ramos Muñoz, Manuela Pérez Rodríguez, Eduardo Vijande Vila y Salvador Domínguez‐Bella)
77‐101
Las primeras sociedades estatales del Bajo Guadalquivir (Pedro López 103‐112 Aldana y Ana Pajuelo Pando) Poblamiento histórico en la Bahía de Lagos del V al I milenio a.n.e.: las primeras sociedades de clases y las navegaciones mediterráneas 113‐129 tempranas (Elena Morán y Rui Parreira) La dialéctica fenicio/tartésicoturdetana aplicada al modelo productivo 131‐167 postcolonial (Juan Carlos Domínguez Pérez)
Gadir y el Círculo del Estrecho revisados. Propuestas de la arqueología desde un enfoque social Juan Carlos Domínguez Pérez (Ed. Cient.)
V
Índice
VI
IV. El mundo fenicio occidental del I milenio a.n.e. Malaka, de enclave colonial en las puertas del Estrecho a polis fenicia occidental en el sur de Iberia (Ana Arancibia Román y Bartolomé Mora 171‐184 Serrano) La desembocadura del Guadalhorce en los siglos IX y VIII a. C. y su relación con el Mediterráneo (Vicente M. Sánchez Sánchez‐Moreno, 185‐200 Lorenzo Galindo San José, Mar Juzgado Navarro y Miguel Dumas Peñuelas) El mundo fenicio occidental en el litoral norteafricano: inferencias de los 201‐233 primeros estados (Juan Carlos Domínguez Pérez) El archipiélago canario en el horizonte feniciopúnico y romano del Círculo del Estrecho (circa siglo X a.n.e. al siglo IV d.n.e.) (Pablo Atoche 235‐268 Peña y Ma. Ángeles Ramírez Rodríguez) Fenicios y púnicos en las Islas Canarias. Un problema histórico y 269‐283 arqueológico (Antonio Tejera Gaspar y Ma. Esther Chávez Álvarez) La “conexión lusitana”: contactos orientalizantes y búsqueda de estaño y 285‐296 oro en el CentroNorte portugués (João Carlos de Senna‐Martinez) `Hippoi´ en los confines del mundo: los límites noratlánticos de la 297‐322 talasocracia de Gadir (Juan Carlos Domínguez Pérez) V. Imagen y memoria del poder en el Extremo Occidente atlántico Análisis de restos orgánicos de la tumba púnica de la Casa del Obispo, Cádiz. Reconstruyendo la memoria fenicia en el Occidente del 325‐338 Mediterráneo (S. Domínguez‐Bella, R. J. March, J.M. Gener y J. Martínez) La imagen proyectada de Gadir a través de sus monedas (Alicia Arévalo 339‐373 González y Elena Moreno Pulido)
Gadir y el Círculo del Estrecho revisados. Propuestas de la arqueología desde un enfoque social Juan Carlos Domínguez Pérez (Ed. Cient.)
Gadir y el Círculo del Estrecho revisados. Propuestas de la arqueología desde un enfoque social Juan Carlos Domínguez Pérez (Ed. Cient.)
Las sociedades clasistas iniciales en la Bahía y campiña litoral de Cádiz en el IIIII milenios a.n.e.
José Ramos Muñoz1, Manuela Pérez Rodríguez2, Eduardo Vijande Vila3 y Salvador DomínguezBella4 1Departamento de Historia, Geografía y Filosofía. Universidad de Cádiz 2Investigadora colaboradora CSIC Institutció Milá i Fontanals, Barcelona 3Becario Averroes. Universidad de Cádiz y Universidad Abdelmalek Esaadi 4Departamento de Ciencias de la Tierra. Universidad de Cádiz
RESUMEN Se presenta el estado actual de conocimiento de las ocupaciones de Bahía y banda atlántica de Cádiz en sus ocupaciones del IIIº y IIº milenios a.n.e. Se reflexiona sobre la problemática histórica del origen del estado y se contrasta con los registros documentados. Se plantea que la jerarquización alcanzada por las sociedades documentadas en esta región histórica alcanzarían categorías asimilables a las de estados prístinos
1. Introducción
El análisis de las sociedades clasistas iniciales está directamente relacionado con el estudio de los estados prístinos. Historiográficamente se ha aceptado la concepción de ciudad‐estado en Grecia en el IIº milenio a.n.e. (González et al., 1992: 158 y ss.). Para el registro arqueológico del
Página
2. Las sociedades clasistas iniciales
77
La realización del Proyecto de investigación titulado La ocupación prehistórica de la campiña litoral y banda atlántica de Cádiz, desarrollado con autorización y subvención de la Junta de Andalucía y con la responsabilidad en la dirección de José Ramos nos ha permitido documentar 185 yacimientos arqueológicos en la Bahía de Cádiz y campiña litoral, entre San Fernando y Tarifa. Se trata de ocupaciones de sociedades cazadoras‐recolectoras‐pescadoras paleolíticas, tribales comunitarias neolíticas ‐VIº‐IVº milenios a.n.e.‐ y clasistas iniciales ‐IIIº‐IIº milenios a.n.e.‐ (Ramos y Pérez, 2003; 2008; Ramos et al., 2004‐2005; Ramos et al., 2006; Ramos, Coord., 2008). Ha quedado demostrada la intensa ocupación del medio desde etapas del Pleistoceno con continuidad durante el Holoceno. Un factor importante comprobado ha sido el estudio de las relaciones de la sociedad con el medio y la problemática geoarqueológica de los procesos erosivos en paralelo al aumento de la contradicción social (Ramos y Pérez, 2008). En este trabajo queremos presentar un balance de las ocupaciones del IIIº‐IIº milenios a.n.e., mostrando la continuidad con poblamientos previos y al mismo tiempo indicar que en etapas históricas anteriores a la ocupación fenicia, la Bahía de Cádiz y sus campiñas inmediatas tuvieron un interesante proceso histórico de ocupación.
Página
78
Las sociedades clasistas iniciales en la Bahía y campiña litoral de Cádiz en el IIIII milenios a.n.e. José Ramos Muñoz, Manuela Pérez Rodríguez, Eduardo Vijande Vila y Salvador Domínguez‐Bella
occidente europeo han predominado propuestas procesualistas que plantean la jerarquización social, desde el ámbito de las jefaturas o modelos de tipo big men, valorando sobre todo los procesos de intensificación de la producción (Renfrew, 1973; Kristiansen, 1998; Chapman, 1990; García Sanjuán y Hurtado, 1997; Hurtado, 1999). Las razones a esto habría que buscarlas en los enfoques etnocéntricos, en la propia historia de la investigación ‐en los procesos coloniales y postcoloniales‐ y en la problemática básica del “origen de la civilización” realizada desde el pretendido primer mundo en su dominación imperialista (Childe, 1936; 1951; Arteaga, 1995). Esto último es importante destacarlo en este libro sobre la ciudad de Gadir, dado que en el entorno y en varios milenios previos a esta etapa histórica se habían producido procesos de jerarquización social de alcance, antes de la “Edad del Hierro” de los modelos normativos. Y frente a la noción de ciudad trimilenaria, con lo que conllevaría en el ámbito de la economía política, existen en la zona procesos de contradicción social que se vislumbran desde los conjuntos dolménicos de Alberite (Ramos y Giles, Coord., 1996) (Fig. 1). Por tanto se plantea un diferente modo de paso a la civilización, al que ha sido expuesto por la historiografía tradicional. El tema del origen del estado está directamente relacionado con un paso decisivo en la Historia de la Humanidad, que muestra los diversos procesos de cambio desde sociedades tribales comunitarias hacia sociedades clasistas en las que se realiza un ejercicio de poder despótico por parte de grupos privilegiados, sobre una mayoría explotada. Este proceso suele ir acompañado de un desarrollo de las prácticas económicas agropecuarias y de nuevos vínculos entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción. En este nuevo contexto histórico, la relación entre las clases sociales con el acceso a los medios de producción y a su propiedad, conlleva contradicciones en el marco de las relaciones sociales (Bate, 1984: 59). El acceso a la propiedad regula así el marco de las relaciones clasistas y el propio sistema de relaciones de producción. El control sobre la distribución de los productos y su consumo se intensifica y se amplía a todos los grupos sociales. Además existe un marco ideológico que da forma justificativa e institucional a dicha estructura económica. En las sociedades clasistas iniciales se oculta una explotación real consistente en el uso de la fuerza de trabajo de los grupos sometidos, pero además hay una auténtica extorsión ideológica que legaliza el derecho a la explotación. Todo ello surge como proceso histórico desde las contradicciones parentales, latentes ya en las sociedades tribales. Los diversos registros de los enterramientos afirman y exponen estas contradicciones (Arteaga, 1992; 2001; 2002; Lull y Estévez, 1986; Lull y Picazo, 1989; González et al., 1992; Cámara, 2002). Se genera así una tendencia progresiva en la que la clase dominante asume actitudes de trabajo intelectual, con la integración de las actividades relacionadas con prácticas guerreras, y que se apropia de la fuerza de trabajo y los excedentes. Es el momento en que hacen su aparición los tributos (Bate, 1984). Estos procesos se comprueban desde la consolidación de la tribalización. Se relacionan con la nueva estructura de la propiedad, con el acceso al trabajo y con la intensificación de la distribución y cambio de productos (Vargas, 1987). Estos cambios se manifiestan en el territorio como espacio socializado. Los lugares de residencia campesina serán para esto decisivos (Nocete, 1994; 2001). Venimos trabajando desde hace varios años en la hipótesis de una vinculación del territorio de la Bahía de Cádiz y campiñas inmediatas, en los milenios IIIº y IIº a.n.e. como territorios de
Gadir y el Círculo del Estrecho revisados. Propuestas de la arqueología desde un enfoque social Juan Carlos Domínguez Pérez (Ed. Cient.)
explotación y producción agrícola, en el marco de un proceso de jerarquización de los espacios sociales (Ramos, Coord., 2008). Los procesos históricos referidos a esta época en la Baja Andalucía generan un control socio‐económico ejercido a escala territorial, como una política de estado emergente (Arteaga y Hoffmann, 1999: 68; Nocete, 2001; Arteaga et al., 2008).
Figura 1. Proceso de excavación del dolmen de Alberite 1 (Villamartín, Cádiz) (Ramos y Giles, Coord., 1996)
Página
79
Los registros arqueológicos confirman que la agricultura cerealista ayuda a comprender el modo de producción, con importante uso de los terrenos de secano. La división del trabajo social se aprecia también con la aparición de un artesanado en lo alfarero y en los trabajos de extracción y producción del sílex y de rocas básicas. En este marco se aprecian procesos de distribución y de redistribución de productos exóticos que se localizan en los centros de poder que acumulan excedentes (Ramos et al., 2006). Además de la sociedad clasista inicial se infiere una clara jerarquización clasista manifestada en la estructura y distribución de los poblados, en la propia jerarquización y amurallamiento de éstos, como lugares en muchos casos especializados en la coerción (Arteaga, 1992; 2002; Arteaga et al., 2008; Nocete, 1994, 2001). El territorio de la Bahía de Cádiz y campiñas inmediatas se articula como territorio productivo agrícola y ganadero, ordenado desde centros nucleares locales (Ramos y Pérez, 2008), pero vinculados a un área nuclear de mayor peso político situada en torno al gran núcleo ubicado en la dípolis que se ubicaba en torno a Valencina y Gandul, en las proximidades de Sevilla, al menos a partir del IIIer. milenio a.n.e. (Arteaga y Cruz‐Auñón, 1995; Arteaga et al., 1995; 2008; Arteaga, 2002).
Las sociedades clasistas iniciales en la Bahía y campiña litoral de Cádiz en el IIIII milenios a.n.e. José Ramos Muñoz, Manuela Pérez Rodríguez, Eduardo Vijande Vila y Salvador Domínguez‐Bella
Página
80
3. Recursos potenciales de estas sociedades en relación a procesos de transformación del medio En relación con la ocupación de la campiña y litoral de Cádiz a partir del IIIer milenio a.n.e. se inicia una transformación del medio, que es consecuencia del proceso de consolidación jerarquizada de la sociedad y de la intensificación de las prácticas económicas de la agricultura y la ganadería (Arteaga et al., 2008; Arteaga y Hoffmann, 1999). Se trata de un fenómeno general que acompaña a la progresiva instalación de la agricultura intensiva de cereal y de ganadería mixta (OvisCapraBos) (Ramos et al., 1993). En paralelo a ello es posible observar una relación entre la acentuación de la morfogénesis eólica y de la arroyada, y la intensificación de los procesos de deforestación y de la implantación del modo de producción con base agropecuaria (Ramos et al., 1993). Hay una clara relación entre los procesos indicados y la implantación de poblados con silos, con las prácticas de almacenaje de cereal. Esto se confirma también en el desarrollo de una tecnología lítica tallada vinculada a prácticas agrícolas (hojas con lustre, elementos de hoz, ‐truncaduras, muescas, como instrumentos en proceso de elaboración de hoces‐), que se iniciaron en el IVº milenio a.n.e. A ello hay que unir una tecnología de instrumentos pulimentados (hachas, azuelas, molinos, moletas...) asociados a prácticas productivas agrícolas y de transformación de productos alimenticios (Pérez, 1997; 1998; Pérez et al., 1998). Para generar estos procesos se requiere madera que a la larga conllevará las primeras prácticas de deforestación en los entornos de los poblados. Se ha comprobado por la estratigrafía geoarqueológica de algunos asentamientos como Cantarranas y El Estanquillo‐Fase II (Borja y Ramos, 1993; 1994) que existen transformaciones del medio que pueden estar vinculadas a la propia actividad socioeconómica. La presencia de depósitos coluvio‐aluviales y/o dunas indicarían ciertos repuntes de aridez y se han vinculado al Subboreal (2500 BC – 700 BC). Es significativo en el caso de Cantarranas donde el depósito dunar está encima del nivel de ocupación del poblado (Ruiz y Ruiz, 1987; 1989). Los estudios polínicos de Pocito Chico evidencian lo indicado para la fase denominada Calcolítica por sus excavadores. La transformación del medio se sugiere por el alto porcentaje de leguminosas, asociada a cultivos de regadío en los entornos riparios. Igualmente se constata polen de cereal (López y López, 2001). Para la transición Calcolítico‐Bronce hay una mayor representación de taxones riparios, así como de formas forestales (Juniperus) –sabina, propia de zonas dunares‐, Pinus pinea ‐pino piñonero‐ y costeros, asociados a dunas fijas (Pinus mediterráneos t.). Se aprecia también un aumento de alcornoques, encinares y coscojares. Según los responsables del estudio polínico, habría en estos momentos mayor sequedad ambiental debido a un desarrollo de la agricultura cerealista, con una disminución del porcentaje de leguminosas, y por tanto, de cultivos de regadío (López y López, 2001: 235). En Pocito Chico se han aportado datos relativos a la fauna terrestre, en una estructura del IIIer milenio a.n.e., con presencia de Equus caballus, Bos taurus, Ovis aries/Capra hircus y Sus domesticus. Esta última especie es la más representada entre la fauna domesticada. Además hay evidencias de 4 especies cazadas: Cervus elaphus, Oryctolagus cuniculus, Lepus granatensis y Felis sylvestris (Riquelme, 2001). En el medio litoral, en la Isla de San Fernando, en El Estanquillo‐Fase II se comprueba también una evidente presencia agropecuaria. Se ha consumido Bos taurus, Sus scrofa y Ovis aries o/y Capra hircus (Bernáldez, 1994: 206). Las prácticas de marisqueo siguen teniendo un papel significativo (Theba pisana, Ensis sp., Tapes (Ruditapes) decussatus, Glycymeris glycimeris, Ostreidae,
Gadir y el Círculo del Estrecho revisados. Propuestas de la arqueología desde un enfoque social Juan Carlos Domínguez Pérez (Ed. Cient.)
Cerithium vulgatum, Monodonta sp...) (Menez, 1994: 193; Ramos y Cantillo, 2009; Cantillo, 2009. Se profundiza en ellas en otro capítulo de esta monografía). Hay que recordar también el potencial de los suelos sobre los que se asentarán los poblados, que se ubican sobre suelos calizos rendsiniformes, tierras negras andaluzas, suelos margosos del Trías, suelos rojos mediterráneos y suelos de lehm margoso bético. Además de enclaves próximos a suelos de vega aluvial y de terrazas diluviales (Guerra et al., 1963). Los recursos indicados, utilizados por las sociedades clasistas iniciales a partir del IIIer milenio a.n.e., muestran el potencial agropecuario de la zona. Por otro lado, el estudio de los recursos líticos, silíceos y de rocas básicas en este territorio ayuda a comprender las actividades económicas y la propia diversidad de los poblados (Domínguez‐Bella et al., 2002; Ramos et al., 1998; 2002; 2006). Se han documentado también procesos de producción, distribución y consumo enmarcados en la propia estructura económica de dicha sociedad. 4. Procesos de producción, distribución y consumo de grandes láminas en el territorio atlántico de Cádiz
Página
81
El estudio geológico de procedencia de las materias primas líticas documentadas en los yacimientos arqueológicos localizados en el territorio atlántico de Cádiz indica que los sitios de producción de las grandes láminas de sílex son alóctonos (Domínguez‐Bella, 2002; 2008), vinculados con las zonas de producción del Subbético, entre las sierras de Cádiz, Málaga y Granada. Los registros arqueológicos asociados a sociedades tribales neolíticas y clasistas iniciales de IIIº‐IIº milenios a.n.e. en la zona de Cádiz muestran dos procesos relacionados con la estructura social y económica. Se documentan procesos de circulación de productos líticos en las sociedades neolíticas y otros de redistribución desde centros nucleares, en las sociedades clasistas iniciales. Las grandes láminas de sílex estratificadas se han documentado hasta el presente: en poblados como La Esparragosa ‐IVº milenio a.n.e.‐ (Pérez et al., 2005; Clemente y García, 2008; Vijande, 2006; Ramos et al., 2008b); La Mesa ‐IIIer milenio a.n.e.‐ (Ramos et al., 1999) o El Jadramil ‐ IIIº y IIº milenios a.n.e.‐ (Domínguez‐Bella, 2003; Lazarich, 2003; Domínguez‐Bella, 2003); así como en poblados nucleares como Los Charcones ‐IIIº‐IIº milenios a.n.e., todavía sin excavar‐ (Ramos et al., 2008a); en necrópolis, caso del Dolmen de Alberite ‐Vº‐IVº milenios a.n.e.‐(Ramos y Giles, Coords., 1996), Campo de Hockey ‐Vº‐IVº milenio a.n.e.‐ (Vijande, 2009; Vijande y Cantillo, 2008) y Paraje de Monte Bajo ‐IIIer milenio a.n.e.‐ (Lazarich, 2007; Lazarich et al., 2009). Ante la ausencia de afloramientos destacados de sílex en las zonas de la campiña y litoral de Cádiz, trabajamos con la hipótesis de que estos productos laminares deben haber sido elaborados en los lugares de producción del Subbético, donde se han registrado áreas de extracción y producción de productos líticos silíceos, en los sitios conocidos historiográficamente como talleres líticos. Se han documentado en las sierras del Subbético de Cádiz‐Ronda (Vallespí y Cabrero, 1980‐1981; Aguayo et al., 1990; Martínez et al., 1991), de Málaga, sobre todo en las zonas de Ardales‐El Burgo (Ramos, Espejo y Cantalejo, 1986) y Axarquía (Ramos, 1988; 1997) o Granada, en la zona de Loja (Martínez et al., 1991; 2006). Desde estos centros de producción, en etapas históricas vinculadas a las sociedades clasistas iniciales, se han generado procesos de distribución de productos, que posteriormente se han documentado en la zona nuclear de la Baja Andalucía, caso de Valencina de la Concepción (Nocete, 2001). Este centro ha debido redistribuir los productos hacia los poblados nucleares de su territorio, tanto en la zona de Huelva (Nocete, 2004), como en la de Cádiz (Ramos, Coord., 2008).
Página
82
Las sociedades clasistas iniciales en la Bahía y campiña litoral de Cádiz en el IIIII milenios a.n.e. José Ramos Muñoz, Manuela Pérez Rodríguez, Eduardo Vijande Vila y Salvador Domínguez‐Bella
Las materias primas son sílex y radiolaritas de procedencia jurásica y cretácica, de origen en las sierras Subbéticas. En la zona de la campiña litoral se han documentado afloramientos silíceos más limitados como en Realillo‐Loma de Enmedio (Dominguez‐Bella et al., e.p.). Los procesos tecnológicos de elaboración de estos productos son muy semejantes. Proceden de BN1G‐para hojas, correspondientes a BP‐láminas de talla a presión. El estudio de los procesos de distribución conlleva interesante información sobre el control social del territorio y sobre las relaciones sociales y productivas entre áreas de captación y consumo. Los datos funcionales han comenzado a dar notable información sobre el trabajo con pescado, como los ejemplares de La Esparragosa (Clemente y García, 2008). El componente ideológico es manifiesto en los lugares de necrópolis, pero aún no cuentan con estudios de funcionalidad. En el momento actual de la investigación se señalan las diferencias entre las sociedades tribales y las clasistas iniciales, como clara expresión de los procesos de centralización ejercidos desde los poblados nucleares, que actúan como redistribuidores de productos a partir del IIIer milenio a.n.e. Hemos estudiado también los instrumentos de trabajo realizados con productos pulimentados con relación a las áreas de captación de materias primas. Se han analizado como medios de producción, vinculados a la transformación para el consumo y se ha incidido en los procesos de distribución de productos (Pérez, 1997; 1998). Son instrumentos que marcan una actividad destacada sobre el medio y la incidencia de prácticas agrícolas. Además muestran una explotación de recursos básicos en el territorio. El contexto geológico del entorno de la campiña litoral explica la propia presencia de materias primas. Por un lado los materiales del Subbético Medio, en especial arcillas y yesos del Trías Sudibérico (Trías de facies Keuper) en los entornos de Medina Sidonia y Chiclana de la Frontera, donde es frecuente la presencia de doleritas (Morata, 1993). Y por otro lado, las Unidades del Campo de Gibraltar, constituidas principalmente por areniscas del Aljibe. La documentación de muestras significativas de los diferentes litotipos para su estudio por Microscopía Óptica de luz transmitida, obteniendo láminas delgadas de productos arqueológicos y de diferentes rocas del entorno geográfico, nos han ofrecido varios tipos litológicos (Domínguez‐ Bella, 2008; Domínguez‐Bella y Pérez, 2008): rocas ígneas ‐doleritas‐ que aparecen en bloques aislados en materiales arcilloso‐yesíferos del Trías Subbético. Hay rocas metamórficas ‐cuarcitas, micaesquistos y ortogneis. Se han documentado también azuelas elaboradas en sillimanita (variedad fibrolita) y rocas sedimentarias detríticas ‐lutitas, areniscas y conglomerados‐ y carbonatadas ‐calizas y calcarenitas numulíticas‐. Además se han documentado fragmentos de jaspe. Los recursos silíceos tienen también una gran variedad de registros en la zona, en forma de cantos y guijarros y proceden fundamentalmente de las Cordilleras Béticas y han llegado a los entornos de la Bahía de Cádiz por arrastres de los ríos, sobre todo del Guadalete. Hay una clara relación entre las distintas litologías de las materias primas usadas en los yacimientos y las litologías locales. Observamos dos zonas definidas: los entornos de Medina‐ Sidonia y Chiclana de la Frontera (por extensión Bahía de Cádiz) y por otro lado, la zona de La Janda. El 90 % de los recursos analizados empleados para confeccionar productos líticos pulimentados en la zona de estudio son locales. Se han encontrado afloramientos de doleritas en entornos de Medina‐ Sidonia y Chiclana de la Frontera y un pequeño afloramiento en San Fernando (zonas del Trías). Los procesos de producción serían fáciles. En los afloramientos de doleritas aparecen bloques de piedra
Gadir y el Círculo del Estrecho revisados. Propuestas de la arqueología desde un enfoque social Juan Carlos Domínguez Pérez (Ed. Cient.)
separados por causas naturales (diaclasado y disyunción esferoidal o formación de “bolos”). Hay un predominio de litologías de resistencia al desgaste y buen comportamiento mecánico (baja fragilidad, dureza alta o media‐alta, buen pulido). En la zona de La Janda se documentan básicamente areniscas que proceden de las Unidades del Campo de Gibraltar. Otras litologías inexistentes en la zona, como sillimanitas y jaspes se han utilizado en productos de pequeño tamaño y buen acabado, que proceden de otras zonas geográficas. La presencia de instrumentos fabricados en materias primas alóctonas al área de estudio, en un ámbito periférico como es la banda atlántica de Cádiz, en el IIIer milenio a.n.e., se debe enmarcar en un fenómeno de redistribución (Manzanilla, 1983) de productos, consistente en un auténtico movimiento de bienes, hacia un centro (Arteaga, 1992; Nocete, 1994; Pérez, 1998) que queda delimitado en la organización nuclear conformada por los poblados. El control de excedentes agrícolas en poblados como La Mesa y Los Charcones, en los que se han localizado un mayor número de materiales alóctonos, permite obtener por la vía de la redistribución ciertos bienes de prestigio e instrumentos de trabajo que legitiman el control territorial y social. El contraste de la información aportada por el registro petrológico, con la presencia‐ausencia en los poblados nucleares y en los pequeños asentamientos permite apuntar hipótesis que se vinculan directamente con la organización socioeconómica centralizada ejercida desde algunos poblados, sobre todo La Mesa y Los Charcones (Ramos et al., 1998). 5. De los poblados con silos a los centros nucleares
Página
83
En el IVº milenio a.n.e. se han documentado en el territorio atlántico de Cádiz evidencias de poblados y asentamientos de sociedades tribales de modo de vida aldeano (Ramos, 2004). Estas aldeas presentan zonas de hábitat, zonas de almacenaje con campos de silos, zonas y lugares de producción para la elaboración de las herramientas líticas. Se conocen algunos casos muy destacados como Cantarranas‐La Viña en El Puerto de Santa María (Ruiz y Ruiz, 1987; 1989; Valverde, 1993; Ruiz y Ruiz Mata, 1999), La Mesa (Ramos et al., 1993‐1994; Ramos et al., Eds., 1999) y La Esparragosa en Chiclana de la Frontera (Pérez et al., 2005; Vijande, 2006; Ramos et al., 2008b), El Trobal (González Rodríguez, 1986; González Rodríguez y Ruiz Mata, 1999) en las campiñas de Jerez o El Jadramil en Arcos de la Frontera (Lazarich, 2003). En el IIIer milenio a.n.e. se documenta una organización nueva del territorio (Fig. 2). Los poblados están en auténticos centros nucleares y controlan otros asentamientos donde se desarrollan prácticas agrícolas, ganaderas y diversas actividades socioeconómicas. Hay un evidente proceso de intensificación económica ‐lo cual no quiere decir que la jerarquización sea producto de ésta‐. La jerarquización social vendrá relacionada con el acceso a la propiedad, a los medios de producción ‐básicamente la tierra‐, así como al control de los excedentes de la producción y de las redes de distribución de productos exóticos y de prestigio, que curiosamente sólo están documentados en centros nucleares y nunca en asentamientos relacionados con una especialización en prácticas productivas. Todo este proceso de transformación socioeconómica se produce en el seno de las sociedades tribales, de ahí el gran interés que ofrecen poblados y asentamientos como El Trobal
Las sociedades clasistas iniciales en la Bahía y campiña litoral de Cádiz en el IIIII milenios a.n.e. José Ramos Muñoz, Manuela Pérez Rodríguez, Eduardo Vijande Vila y Salvador Domínguez‐Bella
(González Rodríguez, 1986; González Rodríguez y Ruiz Mata, 1999), La Esparragosa (Pérez et al., 2005; Vijande, 2006; Ramos, et al., 2008a) o Cantarranas‐La Viña (Ruiz y Ruiz Mata, 1999). A partir del IIIer milenio a.n.e los centros nucleares serán así producto de una sociedad desigual. El territorio marcará arqueológicamente las diferencias, en relación a la estructura de los poblados, su rango‐tamaño y el control de excedentes de producción y de objetos de prestigio en los procesos de redistribución indicados. La hipótesis de considerar un centro nuclear y una organización económica‐política de tipo centro‐periferia en los grandes poblados del Valle del Guadalquivir la valoramos con interés para explicar la ordenación del territorio productivo y la organización de los asentamientos en las campiñas de Cádiz.
Figura 2. Poblados que organizan el territorio en el IIIº y IIº milenios a.n.e. en la campiña litoral de Cádiz
Página
84
Este proceso de intensificación económica, producto de una organización social desigual, sitúa a los poblados de la campiña de Cádiz, que controlan este territorio en una relación de tipo político centro‐periferia respecto a los grandes poblados nucleares del Valle del Guadalquivir en el IIIº y IIº milenios a.n.e.
Gadir y el Círculo del Estrecho revisados. Propuestas de la arqueología desde un enfoque social Juan Carlos Domínguez Pérez (Ed. Cient.)
El entorno de Valencina‐Gandul (Arteaga et al., 1995, 2008; Arteaga y Cruz‐Auñón, 1995; Arteaga, 2002) se articula como área nuclear de un modelo socioeconómico de “estado prístino”, como centro de producción, redistribución y consumo. 6. El registro arqueológico. Poblados, asentamientos y enterramientos del IIIer milenios a.n.e. en las campiñas litorales de Cádiz
Página
85
La organización del territorio a partir del IIIer milenio a.n.e. en la Bahía y banda atlántica de Cádiz muestra una gran transformación respecto a los asentamientos previos del IVº milenio a.n.e. Se produce por un lado la consolidación del modo de producción con bases económicas agrícolas y ganaderas. Se desarrollan importantes cambios sociales y de patrones de asentamiento, y al mismo tiempo se producirán transformaciones en el medio, consecuencia de las actividades económicas que conllevan los modos de vida que acontecen con la sociedad clasista inicial. Los nuevos patrones de asentamiento marcan un proceso de concentración poblacional, manifestado en una clara organización nuclear con los poblados más importantes situados en zonas inmediatas a tierras fértiles. Destacan los poblados localizados en plataformas amesetadas (Fig. 3), con indicios en La Mesa (Ramos et al., 1993‐1994; Ramos et al., Eds., 1999) de evidencias de fortificación y de organización funcional diferenciada que ha revelado un estudio de geofísica (Barba et al., 2006). Estos asentamientos están situados sobre suelos de buena calidad, en especial suelos de margas abigarradas y litosuelos del Trías y suelos de lehm margoso bético. Además, están en las inmediaciones del medio típico de tierra parda forestal, favorable para la ganadería, controlando puntos de agua, próximos a vegas para la complementación de cultivos. La realidad que caracteriza a estos poblados es la buena productividad de sus tierras, las facilidades defensivas, y una buena ubicación respecto a comunicaciones. Los poblados nucleares están situados en las inmediaciones de ríos en la campiña de Cádiz. De este modo La Mesa está situada junto al río Iro, en una zona de clara conexión con el entorno de Medida‐Sidonia; Loma de Puerto Hierro, junto al Salado de Conil; o Los Charcones, junto al río Almodóvar. Y en la zona de El Puerto de Santa María, Pocito Chico en la Laguna del Gallo e inmediato al Arroyo Salado de Rota (Ruiz y López, 2001: 26). Además en todos ellos se encuentran pozos de agua dulce. Los ríos conforman así vías de comunicación entre la costa y el interior. Los poblados (Fig. 4) se sitúan en Medina Sidonia (Escacena y De Frutos, 1981‐1982; 1985; 1986), La Mesa (Ramos et al., 1993‐1994; Ramos et al., Eds., 1999), Loma de Puerto Hierro (Ramos, Coord., 2008), Los Charcones (Ramos et al., 1995; Montañés et al., 1999), Base Naval‐La Viña (Ruiz y Ruiz Mata, 1999: 227), Pocito Chico (Ruiz y López, 2001) y La Dehesa (Ruiz Mata, 1994a; 1994b). Las dimensiones de estos poblados nucleares, que organizan el territorio superan los 200 x 200 m, en lugares que controlan visualmente el entorno circundante. Esto es consecuencia de una clara jerarquización socioeconómica. En ellos se debe producir el control de los procesos de producción y transformación de la tierra, del territorio y de la centralización poblacional. En el entorno inmediato de los poblados‐residencia se localiza un destacado y diverso número de asentamientos, que deben corresponder a lugares de producción agrícola, de extracción de sílex, junto a afloramientos de ofitas ‐en la zona de Medina‐Sidonia‐ pequeñas aldeas rurales de producción y transformación agropecuarias, aldeas de pescadores y pequeños asentamientos
Las sociedades clasistas iniciales en la Bahía y campiña litoral de Cádiz en el IIIII milenios a.n.e. José Ramos Muñoz, Manuela Pérez Rodríguez, Eduardo Vijande Vila y Salvador Domínguez‐Bella
costeros vinculados a la pesca. Corresponden a pequeñas aldeas cuyas dimensiones son inferiores a 50 x 50 m (Quintero, 1917; Lazarich, 2003; Ramos y Pérez, 2008: 191 y ss.).
Página
86
Figura 3. Vistas del poblado de La Mesa (Chiclana de la Frontera) (Abajo, foto aérea de J.M. Carrascal)
Gadir y el Círculo del Estrecho revisados. Propuestas de la arqueología desde un enfoque social Juan Carlos Domínguez Pérez (Ed. Cient.)
La dispersión de pequeños enclaves indicada debe entenderse en el marco de unidades sociales centradas en la producción agropecuaria, que se encuentran en el radio de influencia de los poblados nucleares y tienen una dependencia social y económica de los pobladores de éstos.
Figura 4. Mapa actual de la banda atlántica de Cádiz con situación de yacimientos de sociedades clasistas iniciales (IIIer milenio a.n.e.)
Página
87
El registro arqueológico es muy diferente, según la envergadura de los poblados. En los de gran tamaño hay mucha mayor diversidad de productos cerámicos y líticos. Poblados como Pocito Chico, La Mesa, Loma de Puerto Hierro y Los Charcones, cuentan con cerámicas muy variadas y típicas del IIIer milenio a.n.e., caso de formas destinadas para el consumo, como fuentes y platos de borde engrosado y borde vuelto; junto a gran variedad de cuencos. Hay también formas destinadas para almacenar productos, ollas y orzas. Los cuadros tipológicos cerámicos documentados sugieren procesos diacrónicos a lo largo del IIIer milenio a.n.e. La industria lítica tallada refleja ahora una destacada presencia de productos vinculados con la actividad agrícola, como BN2G‐elementos de hoz, y las herramientas relacionadas a su fabricación, caso de BN2G‐denticulados, muescas y truncaduras‐ (Ramos, Coord., 2008). En los poblados se han documentado también instrumentos pulimentados (Domínguez‐Bella y Pérez, 2008; Pérez, 1997; 1998; Pérez et al., 1998): ‐ Instrumentos de producción asociados a la explotación y el acondicionamiento de la tierra ‐hachas‐; así como para el trabajo de la madera; elaboradas básicamente en doleritas.
Las sociedades clasistas iniciales en la Bahía y campiña litoral de Cádiz en el IIIII milenios a.n.e. José Ramos Muñoz, Manuela Pérez Rodríguez, Eduardo Vijande Vila y Salvador Domínguez‐Bella
‐ Instrumentos de producción utilizados en la transformación de productos alimenticios ‐instrumental de molienda: moletas y molinos‐; elaborados en cantos de arenisca o bolos de dolerita. ‐ Instrumentos de producción utilizados en la obtención de bienes no alimenticios, como producción artesanal: vestidos, ornamentos. Tienen un buen pulido ‐azuelas, cinceles, cantos con perforación, alisadores‐. Las azuelas están elaboradas en sillimanita de procedencia alóctona; y los cinceles sobre doleritas, jaspes y metapelitas de origen alóctono. ‐ Productos con un valor estético o de prestigio ‐brazaletes de arquero‐ en micaesquisto; ‐fragmentos de pulsera‐ en yeso alabastro y marmol. Los poblados como Pocito Chico, Base Naval‐La Viña, La Mesa, Los Charcones, Loma de Puerto Hierro y Medina Sidonia parecen reflejar un aumento de la producción agrícola y hay indicios de documentación de excedentes. En el marco de las sociedades tribales se había producido ya un proceso de concentración del trabajo acumulado en la producción, que llegaba a ser un bien colectivo y básico para el mantenimiento del grupo social. En el proceso de desarrollo del modo de producción durante el IIIer milenio a.n.e. se generará la contradicción por la que sectores y grupos dentro de la base tribal se apropiarán de los beneficios obtenidos por el trabajo colectivo y comunitario. Esto se aprecia en enterramientos vinculados al concepto normativo Calcolítico en Base Naval‐La Viña (Ruiz Mata, 1994a; 1994b: 285; Ruiz y Ruiz Mata, 1999: 227). Hay evidencias de la documentación de productos exóticos y/o de prestigio, caso de ídolos cilíndricos en Medina Sidonia, La Mesa (Montañés, 1998; Montañés et al., 1999), o Pocito Chico (Ruiz y López, 2001: 87). Con dicho marco ideológico debe vincularse la estela 1 y la estatua‐menhir de Pocito Chico (Ruiz y López, 2001: 99). Estos registros se vinculan con los procesos de contradicción entre el trabajo colectivo y la coerción ideológica generada en el marco de la sociedad tribal. Las bases comunitarias se rompen cuando se pasa del modelo de propiedad colectiva a las diferencias y desigualdades manifestadas en los enterramientos. También deben vincularse respecto a la ideología y a los sistemas de comunicación y de conciencia social, los abrigos con arte situados en los rebordes montañosos de la Laguna de la Janda y Sierra Momia (Cabré y Hernández‐ Pacheco, 1914; Breuil y Burkitt, 1929; Mas et al., 1995; Mas, 2000; Bergmann, 2000; Bergmann et al., 1997; 2006). Aparte de muchas atribuciones neolíticas, deben haber registros del IIIer milenio a.n.e. La realidad es la cercanía del poblado de Los Charcones a dicho núcleo (Ramos et al., 1995); así como a los enterramientos dolménicos de la zona de La Janda (Breuil y Verner, 1917; Mergelina, 1924; Montañés y García, 1999; Jenkins, 2009).
Página
88
7. El registro arqueológico. Poblados, asentamientos y enterramientos del IIº milenio a.n.e. en las campiñas litorales de Cádiz En momentos ya avanzados del IIIer milenio a.n.e. y en la transición al IIº milenio a.n.e. nos encontramos con un territorio que siendo periférico respecto al área nuclear indicada del Bajo Guadalquivir (Arteaga y Cruz‐Auñón, 1995) queda organizado en torno a grandes poblados desde donde se controla el territorio básicamente de la producción agrícola (Ramos, Coord., 2008; Ramos y Pérez, 2008). Esto se vincula en la consolidación de la sociedad clasista inicial con un nuevo sistema de relaciones sociales de producción, que conlleva un conocimiento especializado, caso de la metalurgia. Se acentúan las diferencias sociales. La base económica es agrícola y ganadera,
Gadir y el Círculo del Estrecho revisados. Propuestas de la arqueología desde un enfoque social Juan Carlos Domínguez Pérez (Ed. Cient.)
produciéndose una articulación política del territorio, pues algunos asentamientos ejercen una función de preeminencia/control sobre los de los alrededores. Los registros controlados del tránsito al IIº milenio a.n.e. (Fig. 5) indican una concentración poblacional en Campín Bajo (Gutierrez, Ruiz y López, 1993a; 1993b), La Mesa (Montañés et al., 1999), Medina‐Sidonia (Ramos, Coord., 2008), El Berrueco (Escacena y De Frutos, 1982‐1983; 1985; 1986), Loma de Puerto Hierro (Ramos, Coord., 2008), Los Charcones (Ramos et al., 1995), con aparición de núcleos poblacionales, también de producción directamente relacionados con ellos, caso de Jardinillo (García et al., 1998) o Los Algarrobillos (Ramos, Coord., 1998). Están situados en zonas altas amesetadas, con gran visibilidad, desde donde se controlaría el territorio, así como las vías de comunicación terrestres (Cañada de Algeciras, Camino de los Marchantes, Camino de los Quintos) y fluviales (ríos Salado de Rota, Iro, Salado de Conil).
Figura 5. Mapa actual con situación de yacimientos de sociedades clasistas iniciales en la banda atlántica de Cádiz (IIº milenio a.n.e.)
Página
89
Los registros de productos vinculados con circulación de elementos exóticos, caso de cerámicas campaniformes (Lazarich, 2000), puntas de palmela y objetos en rocas alóctonas, nos aproximan a la documentación de auténticas redes de circulación que llegan a los poblados nucleares. Los productos que se documentan ya entrado el IIº milenio a.n.e. de necrópolis de cuevas artificiales, caso de Las Cumbres (Ruiz Mata, 1994b: 288) o las situadas en la campiña litoral, como Loma del Puerco (Giles et al., 1993‐1994: 46‐47; Benitez et al., 1995), Buenavista (Negueruela,
Página
90
Las sociedades clasistas iniciales en la Bahía y campiña litoral de Cádiz en el IIIII milenios a.n.e. José Ramos Muñoz, Manuela Pérez Rodríguez, Eduardo Vijande Vila y Salvador Domínguez‐Bella
1981‐1982), Los Algarbes (Posac, 1975) o Paraje de Monte Bajo (Lazarich, 2007; Lazarich et al., 2009 ‐con dilatada e interesantes dataciones cronológicas‐), expresan dichas contradicciones y la apropiación por ciertos sectores sociales de los mencionados bienes de prestigio. Se agudiza la articulación militarista del territorio, con asentamientos que ejercen funciones del control directo sobre el territorio inmediato y aparecen enclaves con productos metálicos (Rovira y Montero, 1994) que explican la coerción ideológica y militar. Todo ello debe entenderse con relación al mencionado proceso de descentralización y fijación de nuevos modelos de estado territorial, que reafirman la tributación y la explotación más directa desde los núcleos locales, ahora reforzados y militarizados. La base de la sociedad clasista inicial será así el conflicto social, regulado en el desigual acceso a la propiedad de la tierra, generando destacadas diferencias de clase entre explotadores, frente a una mayoría de explotados. Ello se refleja también en la diversidad de enterramientos, con tendencia al abandono de las formas colectivas y a la instauración de los enterramientos individuales, como en El Berrueco (Escacena y De Frutos, 1985) o El Estanquillo‐Fase II (Ramos, 1993; Ramos et al., 1993; Castañeda, 1997). A estos momentos del IIº milenio a.n.e. deben vincularse algunas de las tumbas en cistas documentadas en el entorno de la laguna de La Janda (Breuil y Verner, 1917; Mergelina, 1924; Jenkins, 2009). Se mantienen las diferencias entre los enclaves costeros que dependen de los sitios del interior que ejercen de centro nuclear. Es significativa la continuidad del poblamiento en el casco urbano de Cádiz (Corzo, 1980: 7; 1984: 29; Perdigones et al., 1988: 41; Bueno, 2001; Lazarich, 2003: 94). En San Fernando se documentaron 9 pequeños enclaves del IIº milenio a.n.e. Corresponden a un asentamiento disperso de diferentes áreas de actividad, cabañas (La Marquina B), silos (La Marquina A), talleres líticos (La Marquina C, Huerta de Suraña B) y lugares de hábitat con función estratégica (Camposoto). De hecho todos se ubican en un área inferior a 2.500 m, en sentido N.‐S. y a 1000 m, en sentido E.‐O., en limitadas áreas de dispersión (Ramos et al., Coords., 1994; Castañeda, 1997). Nuevos registros se han documentado en Campo de Hockey (Vijande, 2009). En el asentamiento de El Estanquillo‐Fase II se pudieron comprobar evidencias de las actividades desarrolladas por la comunidad del IIº milenio a.n.e. Los procesos coluviales han aportado material desde las inmediatas laderas del Cerro de los Mártires, lo que ha permitido una colmatación rápida del nivel de hábitat (Borja y Ramos, 1994). Por ello hemos podido documentar diferentes estructuras y áreas de actividad: un área de producción con molino con cazoletas, un pequeño taller de sílex y una hoz in situ. Se registró también un área de consumo con dos estructuras de hogares y restos de comida, básicamente de bóvido y caprino y un área de enterramiento de un individuo situado en una fosa delimitada por una estructura de piedras ovaladas. El enterramiento estaba en posición longitudinal, orientado al este, con piernas extendidas y tronco desviado a la derecha con brazos encogidos, el derecho junto a la boca y el izquierdo sobre el pecho (Ramos, 1993: 43). El área de enterramiento se encontraba bajo el nivel de ocupación. Las cerámicas eran las características del IIº milenio a.n.e. del Occidente de Andalucía con diversos tipos de cuencos ‐de casquete esférico, semiesférico, de borde entrante, parabólicos, cazuelas‐, ollas globulares, vasos carenados, vasos bicónicos, vasos groseros con perfil en “S”, de paredes verticales, orzas y queseras. Esta tecnología cerámica se ha asociado con criterios funcionales relacionados con las actividades socioeconómicas desarrolladas en el asentamiento.
Gadir y el Círculo del Estrecho revisados. Propuestas de la arqueología desde un enfoque social Juan Carlos Domínguez Pérez (Ed. Cient.)
Básicamente son formas orientadas al consumo, para la producción de alimentos, almacenaje. También se evidencian fusayolas relacionadas con actividades textiles (Ramos et al., 1993). La tecnología lítica nos ha aportado una idea clara de las actividades económicas. Se han registrado BN2G‐perforadores, cuchillos de dorso, lascas internas y levallois, cantos tallados en cuarcita, relacionados con actividades para el consumo de moluscos. Por otro lado, hay una serie destacada de elementos de hoz, truncaduras, denticulados; que junto a un molino con cazoletas perforadas y moletas documentan las prácticas agrícolas. Los depósitos coluvio‐aluviales han sido explicados vinculados a la propia actividad económica agropecuaria desarrollada en las laderas del Cerro de los Mártires (Borja y Ramos, 1993; 1994). Respecto a la fauna se documentó la presencia de Bos taurus, Sus scrofa y Ovis aries o/y Capra hircus (Bernáldez, 1994: 206). La malacofauna ha sido muy significativa tanto en El Estanquillo‐Fase II‐, como en La Marquina A, demostrando que las prácticas de marisqueo siguen teniendo un papel significativo (Theba pisana, Ensis sp., Tapes (Ruditapes) decussatus, Glycymeris glycimeris, Ostreidae, Cerithium vulgatum, Monodonta sp...) (Menez, 1994: 193; Cantillo, 2009). Ha sido interesante el registro en Zahora de abundante malacofauna (Ostraea edulis, Glycymeris glycymeris, Acantocardia, Patella, Pecten, Clamys, Charonia, Balanus, Erosaria, Thais, Monodonta) y fauna (Bos taurus, Sus domesticus, y Caprinos) estudiadas por Eloisa Bernáldez (Bernabé, 1995: 179; Cantillo, 2009). Los yacimientos del IIº milenio a.n.e. analizados en el actual San Fernando han permitido comprobar que teniendo unas formas económicas agrícolas y ganaderas, la explotación de los recursos marinos forman parte significativa de sus modos de vida. Los asentamientos costeros tienen una dependencia social y política respecto a los poblados situados en el interior. El estudio arqueológico desarrollado en la banda atlántica de Cádiz demuestra el registro de cerámicas características de tipo Cogotas que permiten documentar la presencia de yacimientos vinculados con el concepto normativo de Bronce Tardío, como Campín Bajo (Gutiérrez, Ruiz y López, 1993a; 1993b), Sierra de San Cristóbal (Ruiz Mata, 1994a: 28), Berrueco‐Estrato III (Escacena y De Frutos, 1985) o La Marquina B (Ramos et al., 1993; Ramos et al., Coords., 1994; Gutiérrez, 1994), en el desarrollo del IIº milenio a.n.e., todavía por definir y precisar cronológicamente.
8. Conclusiones
Página
91
Se ha valorado el proceso de jerarquización social desarrollado desde las sociedades tribales en la Bahía de Cádiz y campiñas litorales entre el IVº‐IIº milenios a.n.e., considerando el tiempo cronológico (Fig. 6) y el tiempo social. Se ha mostrado un balance del registro de las ocupaciones prehistóricas en la Bahía de Cádiz y campiñas y litoral inmediatos prestando especial atención a la propia composición social de las comunidades y a su incidencia en el territorio, como transformación del medio. Se ha comprobado que la propia estructura de la sociedad clasista inicial conlleva una intensificación económica, que genera unos efectos sobre el medio. La llamada “acción antrópica” está relacionada con la propia composición socioeconómica de la sociedad concreta. La agricultura y la ganadería conllevan directamente la transformación del
Las sociedades clasistas iniciales en la Bahía y campiña litoral de Cádiz en el IIIII milenios a.n.e. José Ramos Muñoz, Manuela Pérez Rodríguez, Eduardo Vijande Vila y Salvador Domínguez‐Bella
Página
92
medio. Se observa directamente en procesos de deforestación, que ocasionan arroyadas y fenómenos erosivos. Nombre del yacimiento
Contexto
Datación BP
Datación A.N.E. (1σ)
Datación A.N.E. (2σ)
Labor. de Referencia
Referencias bibliográficas
El Retamar
Asentamiento con concheros
7400±100
5992-5780 cal. B.C. 5756-5754 cal. B.C.
6069-6037 cal. B.C. 6033-5715 cal. B.C.
Sac-1676
Ramos, 2004b: 78-79 Ramos et al., 2005: 515
El Retamar
Asentamiento con concheros
7280±60
5784-5673 cal. B.C.
5937-5913 cal. B.C. 5874-5599 cal. B.C.
Sac-1525
Ramos, 2004b: 78-79 Ramos et al, 2005: 515
El Retamar
Asentamiento con concheros
6780±80
5140-4915 cal. B.C.
5225-4810 cal. B.C.
Beta-90122
Ramos y Lazarich, Eds., 2002 a: 172
Alberite
Enterramiento
5020±70
3940-3845 cal. B.C. 3830-3715 cal. B.C.
3970-3660 cal. B.C.
Beta-80598
Ramos y Giles, Eds., 1996: 186
Alberite
Enterramiento
5110±140
4030-3760 cal. B.C.
4245-3640 cal. B.C.
Beta-80600
Ramos y Giles, Eds., 1996: 185
Alberite
Enterramiento
5320±90
4255-4000 cal. B.C.
4345-3960 cal. B.C.
Beta-80602
Ramos y Giles, Eds., 1996: 184
Campo de Hockey
Enterramiento doble en fosa simple
5020±50
3938-3860 cal. B.C.
3948-3708 cal. B.C.
CNA360
Vijande, 2009: 273
Campo de Hockey
Enterramiento doble en fosa cubierta por túmulo
5650±40
4166-4036 cal. B.C.
4221-3990 cal. B.C.
CNA664
Vijande, 2009: 274
CantarranasLa Viña
Asentamiento con silos
4950±60
3480-3130 cal. B.C.
UGRA-370
Ramos et al., 1991: 3233 Giles et al., 1993-1994: 46-47
Paraje de Monte Bajo
Enterram. colectivo de corredor con cámara oval. E-2
4480+40
3350-3020 cal. B.C.
Beta-233951
Lazarich et al., 2009: 318
Paraje de Monte Bajo
Enterram. colectivo de corredor con cámara oval. E-2
4450+40
2990-2930 cal. B.C.
Beta-233952
Lazarich et al., 2009: 318
Paraje de Monte Bajo
Enterram. colectivo Sepulcro de corredor. E-4
4210+ 40
2900-2840 cal. B.C. 2810-2670 cal. B.C.
Beta-233955
Lazarich et al., 2009: 319
Paraje de Monte Bajo
Enterram. colectivo Sepulcro de corredor. E-4
4220+ 40
2900-2850 cal. B.C. 2810-2740 cal. B.C.
Beta-233956
Lazarich et al., 2009: 318
Pocito Chico
Enterramiento en pequeña cueva
3830±100
2281 cal. B.C.
2563-1972 cal. B.C.
UGRA-552
Ruiz y López, 2001: 101
Pocito Chico
Enterramiento en pequeña cueva
4100±110
2178 cal. B.C.
2469-1880 cal. B.C.
UGRA-553
Ruiz y López, 2001: 101
Loma del Puerco
Enterramiento en pequeña cueva
2940±90
1380-1340 cal. B.C.
1320-920 cal. B.C.
UBAR-346
Giles et al., 1993-1994: 46-47
3369-3293 cal. B.C.
Figura 6. Tabla de dataciones absolutas de asentamientos y enterramientos vinculados a sociedades tribales y clasistas iniciales de la zona de Cádiz
Gadir y el Círculo del Estrecho revisados. Propuestas de la arqueología desde un enfoque social Juan Carlos Domínguez Pérez (Ed. Cient.)
El territorio organizado de forma centralizada desde centros nucleares conlleva unas determinadas formas de propiedad de la tierra y del control de los excedentes agropecuarios de la producción. También se han debido controlar desde este tipo de sitios los productos exóticos y de prestigio que circulaban, como expresión ideológica de la misma jerarquización social y de los modos de vida. A partir del IIIer milenio a.n.e con la fijación de nuevas estructuras políticas cada vez más complejas, vinculadas a la formación social clasista inicial observamos una centralización territorial y el desarrollo de una tecnología que proyectada sobre formas económicas basadas en la agricultura y la ganadería van a incidir directamente en una mayor transformación del medio natural. Lo que sí parece evidente es que la “civilización, la jerarquización social y el estado” no llegan con los fenicios y que en estos territorios vinculados a la tradicionalmente considerada “Europa bárbara” se producen y desarrollan contradicciones latentes desde las sociedades tribales neolíticas que se agudizan en el IVº milenio a.n.e. y llegan a procesos de concentración y contradicción social con el IIIer y IIº milenios a.n.e., alcanzando formas políticas de estado. Bibliografía
Página
93
AGUAYO, P., MARTÍNEZ, G. y MORENO, F. (1990): “Articulación de los sistemas de hábitat neolítico y eneolítico en función de la explotación de recursos naturales en la Depresión de Ronda”. Cuadernos de Prehistoria de la Universidad de Granada 14‐15: 67‐84. ARTEAGA, O. (1992): “Tribalización, jerarquización y estado en el territorio de El Argar”. Spal 1:179‐ 208. ARTEAGA, O. (1995): “Paradigmas historicistas de la civilización occidental. Los fenicios en las costas mediterráneas de Andalucía”. Spal 4: 131‐171. ARTEAGA, O. (2001): “El proceso histórico en el territorio de Fuente Álamo. La ruptura del paradigma del Sudeste desde la perspectiva atlántica‐mediterránea del Extremo Occidente”, en H. Schubart, V. Pingel y O. Arteaga (Eds.), Fuente Álamo. Las excavaciones arqueológicas 19771991 en el poblado de la Edad del Bronce. Junta de Andalucía. Sevilla: 117‐143. ARTEAGA, O. (2002): “Las teorías explicativas de los ‘cambios culturales’ durante la Prehistoria en Andalucía: Nuevas alternativas de investigación”, en Actas del III Congreso de Historia de Andalucía (Córdoba, 2001). Publicaciones Obra Social y Cultural Cajasur. Córdoba: 247‐311. ARTEAGA, O. y CRUZ‐AUÑÓN, R. (1995): “Acerca de un campo de silos y un foso de cierre prehistóricos ubicados en ‘La Estacada Larga’ (Valenciana de la Concepción, Sevilla)”. Anuario Arqueológico de Andalucía 1995, III: 600‐607. ARTEAGA, O. y HOFFMANN, G. (1999): “Dialéctica del proceso natural y sociohistórico en las costas mediterráneas de Andalucía”. Revista AtlánticaMediterránea de Prehistoria y Arqueología Social II: 13‐121. ARTEAGA, O., SCHULZ, H. D. y ROOS, A. M. (1995): “El problema del ‘Lacus Ligustinus’. Investigaciones geoarqueológicas en torno a las marismas del Bajo Guadalquivir”, en Tartessos 25 años después 19681993 (Jerez de la Frontera, octubre 1993). Biblioteca Urbanismo y Cultura. Jerez de la Frontera: 93‐135. ARTEAGA, O., SCHULZ, H. D. y ROOS, A. M. (2008): “Geoarqueología dialéctica en la Bahía de Cádiz”, en O. Arteaga y H. D. Schulz, (Eds.), Geoarqueología y proceso histórico en la Bahía de Cádiz. Revista AtlánticaMediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 10: 21‐116.
Página
94
Las sociedades clasistas iniciales en la Bahía y campiña litoral de Cádiz en el IIIII milenios a.n.e. José Ramos Muñoz, Manuela Pérez Rodríguez, Eduardo Vijande Vila y Salvador Domínguez‐Bella
ARTEAGA, O., KÖLLING, A., KÖLLING, M., ROOS, A.M., SCHULZ, H. Y SCHULZ, H. D. (2001): “El Puerto de Gadir. Investigación geoarqueológica en el casco antiguo de Cádiz”. Revista Atlántica Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social IV: 345‐415. BARBA, L., DOMÍNGUEZ‐BELLA, S., RAMOS, J., CASTAÑEDA, V., PÉREZ, M. y SÁNCHEZ, M. (2006): “Geophysics and Archaeology at La Mesa site, Chiclana de la Frontera, Cádiz (Spain)”, en 34th Internacional Symposium on Archaeometry (Zaragoza, 3 al 7 de Mayo de 2004). Diputación de Zaragoza. Zaragoza: 15‐19. BATE, L. F. (1984): “Hipótesis sobre la sociedad clasista inicial”. Boletín de Antropología Americana 9: 47‐86. BENÍTEZ, R., MATA, E. y GONZÁLEZ, B. (1995): “Intervención arqueológica de urgencia en la Loma del Puerco, Chiclana de la Frontera (Cádiz)”. Anuario Arqueológico de Andalucía 1992, III: 90‐ 96. BERGMANN, L. (2000): Arte Sureño. Asociación Gaditana para el Estudio y la Defensa del Patrimonio Arqueológico. Versión 6.01. Libro electrónico. BERGMANN, L., GOMAR, A., CARRERAS, A. M. y RUIZ, A. (2006): “Arte Sureño: Nuevos descubrimientos y situación actual del arte rupestre del extremo sur de la Península Ibérica”. Almoraima 33: 117‐124. BERGMANN, L., CASADO, A., MARISCAL, D., PIÑATEL, F., SÁNCHEZ, F. y SEVILLA, L. (1997): “Arte rupestre del Campo de Gibraltar: Nuevos descubrimientos”. Almoraima 17: 45‐58. BERNABÉ, A. (1995): “Zahora: un enclave prehistórico”, en E. Ripoll y M. F. Ladero (Eds.), Actas del II Congreso Internacional ‘El Estrecho de Gibraltar’ (Ceuta, 19 al 22 de Noviembre de 1990), vol. I, UNED. Madrid: 163‐177. BERNÁLDEZ, E. (1994): “Inferencias paleoecológicas y paleoeconómicas del estudio taxonómico del yacimiento de El Estanquillo en San Fernando, Cádiz”, en J. Ramos, A. Sáez, V. Castañeda y M. Pérez (Coords.), Aproximación a la Prehistoria de San Fernando. Fundación Municipal de Cultura. San Fernando: 203‐230. BORJA, F. y RAMOS, J. (1993): “Las costas Atlánticas de Cádiz durante los últimos 30.000 años. Paleoclimas e impacto antrópico”. Cuadernos de Geografía de la Universidad de Cádiz 4: 13‐29. BORJA, F. y RAMOS, J. (1994): "Holoceno Medio y Reciente (
Lihat lebih banyak...
Comentarios