Las relaciones Honduras-Estados Unidos en la década de 1980: una historia de contradicciones para el pueblo hondureño y centroamericano.

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Descripción

X Congreso Centroamericano de Historia 12 al 15 de Julio del 2010 Managua, Nicaragua Las relaciones Honduras-Estados Unidos en la década de 1980: una historia de contradicciones para el pueblo hondureño y centroamericano. Antonio R. Vallejo C1. Resumen Durante todo el siglo XX Honduras se convirtió en un Estado cliente de los Estados Unidos, sirviendo como un importante centro geoestratégico en Centroamérica. Para la época de estudio -la década de los años 1980- las administraciones Carter y especialmente la administración Reagan junto a las autoridades civiles y militares hondureñas, mantuvieron estrechos lazos de cooperación militar para reforzar la contra en Nicaragua y las fuerzas armadas salvadoreñas, manteniendo su política de dominación en el área y convirtiendo al país centroamericano en un Estado civil pero controlado por militares. Esto dejó como consecuencia la implementación de una política de control, persecución y castigo hacia la población civil hondureña; dejando un saldo de personas desaparecidas a quienes todavía hoy en día no se les ha hecho justicia. Palabras clave: Ayuda Económica, Centroamérica, Cooperación militar, Doctrina de Seguridad Nacional, Estados Unidos, Geopolítica, Honduras.

Cuando nos detenemos a estudiar los acontecimientos políticos recientes de los últimos treinta años en Centroamérica, logramos observar una serie de factores y dinámicas sociales que han repercutido en el accionar de dichas sociedades hasta nuestros días. Una serie de eventos suscitados a lo largo del istmo centroamericano tales como la revolución sandinista en Nicaragua, la guerra civil en El Salvador y el accionar revolucionario de los movimientos populares en Guatemala, demostraron para la década de 1980 que era imperativo un cambio urgente en torno a las políticas de Estado respecto a las necesidades que la población requería para una mayor justicia social. Honduras, como parte de esa realidad que comparte con sus demás hermanos centroamericanos, no podía ser ajena frente a todos los acontecimientos que se desarrollaban en la década de 1980, época conocida en el imaginario colectivo como una                                                                                                                           1

Licenciado en Ciencias Sociales, estudiante de la Maestría Centroamericana en Historia de la Universidad de Costa Rica y docente de la Universidad Pedagógica Nacional “Francisco Morazán” 1

 

década perdida, caracterizada por ser una etapa en la historia de Centroamérica en donde la persecución, la tortura, la manipulación y el terrorismo de Estado fueron factores que evidentemente a diario se observaban; protagonizada -una vez más- por las fuerzas militares, y patrocinada por los Estados Unidos y con la anuencia servilista de los gobiernos civiles. Honduras pues, jugaría un papel clave en estos eventos. Muy bien es conocido que Honduras se convirtió en una pieza clave dentro de la política estadounidense, ya que era el centro geoestratégico en donde se preparó y entrenó a las fuerzas contrarrevolucionarias nicaragüenses –mejor conocidos como los contras- así como del ejército salvadoreño que luchaba en contra el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN). Pero muy poco se ha analizado desde la historiografía las condiciones internas político-sociales que afrontaba el país, así como las causas y las consecuencias que conllevaron a Honduras a convertirse en una especie de teatro de operaciones o taller del imperialismo norteamericano y las terribles consecuencias en el territorio centroamericano. La ofensiva estadounidense en Centroamérica en los años ochenta. A finales de la administración Carter, Estados Unidos ya había empezado a mostrar su “preocupación” ante los acontecimientos suscitados en Centroamérica. El 11 de Septiembre de 1979, se presentó ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, el Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Interamericanos Viron Vaky, presentando un informe sobre la situación prevaleciente en la región centroamericana. Dicho informe –mejor conocido como el Informe Vaky- contenía un análisis sobre la realidad regional en donde proponía un conjunto de medidas y líneas de acción para reorientar la política norteamericana en el área. En su informe, Vaky expone la importancia geopolítica que representa Honduras para la región: “…También es un hecho manifiesto que su ubicación geográfica le da a Honduras un cometido clave en evitar que haya conflictos, incursiones y posibles infiltraciones regionales, tanto en una dirección como en otra, entre la Nicaragua revolucionaria y sus países vecinos del norte, que son conservadores…Así pues, Honduras en un país medular para el proceso de “levantar puentes” que esperamos que surja en Centroamérica. Alentaremos a Honduras a que desempeñe ese cometido, y alentaremos tanto a El Salvador como a Honduras para que zanjen sin tardanza su disputa de fronteras. Al gobierno le proporcionaremos cooperación y asistencia, a fin de ayudarlo a que alcance sus aspiraciones2…” (La negrita es mía)

                                                                                                                          2

Informe de Viron Vaky ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Diario La Nación, Costa Rica, 17-18 de Septiembre de 1979. 2

 

Es notable observar y analizar el discurso de este funcionario norteamericano, en donde, aparte de tener un conocimiento real de la situación interna de cada país, menciona y hace énfasis en mediar rápidamente en el conflicto fronterizo entre Honduras y El Salvador para “unirlos” en una causa y conducirlos hacia una aspiración ¿A qué causa y a que aspiración se refiere cuando dichos países habían mantenido un distanciamiento – especialmente militar- desde 1969? La respuesta está en la nueva estrategia para Centroamérica: retomar en Honduras procesos electorales desplazando en teoría a la institución castrense, creando de esta manera una falsa idea de democracia, pero que en la realidad, serán las fuerzas armadas quienes seguirán ostentando el poder, controlando las instituciones del Estado bajo el amparo de la embajada estadounidense en Honduras. La cooperación entre los gobiernos de Honduras y Estados Unidos en los primeros años de la década de 1980 se elevó sustancialmente, -situación que nunca se había manifestado desde el principio de la ayuda que este país le prestaba a Honduras que data desde finales de la Segunda Guerra Mundial-. Este tipo de “ayuda” iría por medio de dos formas: la económica y la militar. El 25 de Marzo de 1980, el secretario adjunto para Asuntos Interamericanos, John Bushnell demandó al Congreso norteamericano la aprobación de 3.9 millones de dólares con carácter de ayuda militar a Honduras. Bushnell explicó que su pedido especial no había sido incluido en el presupuesto fiscal para 19801981 dado que cuando este se elaboró, en palabras de Bushnell: “…era evidente que el país no lo necesitaba, pero que ante la realidad actual salvadoreña y dada la cercanía geográfica de ambas naciones está clara esa necesidad, puesto que Honduras se ha convertido en la llave geopolítica del proceso que Estados Unidos espera que surja en América Central3…” Las declaraciones de Bushnell no pueden ser más claras y evidentes ante la pregunta anterior. De igual manera, para poner en marcha su plan estratégico, a los Estados Unidos no le convenía que siguieran existiendo regímenes militares en Honduras, por lo que la visita del señor Bowdler y los constantes viajes del presidente de facto, el general Policarpo Paz García hacia los Estados Unidos dieron como resultado realizar elecciones y devolver la silla presidencial a los civiles, a cambio de que el ejército hondureño fuera capacitado por las fuerzas militares estadounidenses ante posibles conflictos con los países vecinos4. En otras palabras, para mediados de 1980 la lógica del gobierno de los Estados Unidos –y en especial la administración Carter y en consecuencia la administración Reagan- era la siguiente: fomentar el retorno a la “democracia” por medio del retorno a las elecciones,                                                                                                                           3

Selser, Gregorio “Honduras: República alquilada” editorial MEX-SUR, México, 1986. Pág. 70 Torres Rivas, Edelberto “La piel de Centroamérica: una visión epidérmica de setenta y cinco años de su historia”  FLACSO, San José, 2003. Pág. 141

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fortalecer a los militares hondureños y cauterizar el tipo de conflicto que tantos problemas había causado a Nicaragua y El Salvador5. Así, Honduras empezaría a desempeñar un papel clave para los Estados Unidos en la “estabilización” de la región. Erick Weaver comenta que mientras la administración Carter aumentó la ayuda económica y militar, hasta alcanzar cantidades sin precedentes, la administración Reagan puso mayor énfasis en la ayuda militar6. Durante el año fiscal de 1981 se rebajó la ayuda económica en un 50%, mientras que se aumentó la militar en un 300%, incluyendo el envío de asesores. A finales de 1985 la ayuda norteamericana para la defensa destinada a Honduras alcanzó un total de 137 millones de dólares. (Véase el cuadro No.1) Por su parte, desde la estrategia militar el subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos Willian Bowdler hacía una gira por Centroamérica para reunirse con los jefes de Estado de Guatemala, El Salvador y Honduras. El 22 de Enero de 1980 en una visita plasmada de hermetismo llega a Honduras7. Bowdler había sido embajador de los Estados Unidos en Guatemala y en Nicaragua cuando ocurrió la revolución sandinista en 1979. Así, también el 11 de Febrero de 1981 llega a Honduras el teniente general del comando sur de los Estados Unidos Wallace H. Nutting en una reunión con todos los mandos militares hondureños8. Al asumir Ronald Reagan la presidencia de los Estados Unidos, su gobierno movilizó su cuerpo diplomático y militar. Reuniones entre el Secretario de Estado Alexander Haigh y el canciller hondureño Elvir Sierra en Washington, denotan un seguimiento de la política de Carter –o del imperialismo norteamericano podríamos decirhacia Honduras y Centroamérica. Un cable del Departamento de Estado, informando a su embajada en Tegucigalpa sobre dicha reunión dice: “El Secretario Haigh dijo que quería informar a Elvir, sobre ciertos cambios en la política de los Estados Unidos hacia América Central que él esperaba para los próximos años…El Secretario dijo que nosotros ahora tenemos evidencia absoluta y firme de una masiva intervención cubana en El Salvador vía Nicaragua. Expresó agradecimiento a los esfuerzos hondureños para movilizarse rápidamente a combatir dicha intervención cubana vía Honduras…Elvir respondió que Honduras compartía la preocupación…Dijo que la autoridades hondureñas recientemente habían descubierto una gran cantidad de armas transitando clandestinamente de Honduras a El Salvador…Enfatizando que el factor                                                                                                                           5

Rosenberg, Mark B. “El indicador hondureño: militares y demócratas en la América Central” en: Honduras: pieza clave de la política de Estados Unidos en Centroamérica. Tercera edición, CEDOH, Tegucigalpa, 1990. Pág.89 6 Weaver, Erick “La diplomacia del banano: el desarrollo de las relaciones entre los Estados Unidos y Honduras” en: Honduras: pieza clave de la política de Estados Unidos en Centroamérica. Tercera edición, CEDOH, Tegucigalpa, 1990. Pág.77 7 Diario La Tribuna, Honduras, 23 de Enero de 1980, Pág. 3 8 Diario El Tiempo, Honduras, 11 de Febrero de 1981, Pág. 44 4

 

tiempo era importante, Elvir dijo que Honduras estaba lista para cooperar en cualquier programa de acción que los Estados Unidos puedan tomar para confrontar este problema9” El consentimiento otorgado por el gobierno hondureño hacia el norteamericano es también una pieza clave para entender los acontecimientos que se suscitaron en el marco de la política norteamericana en Honduras. Este tipo de consensos y “preocupaciones” por la región, sería también evidente en las administraciones de Suazo Córdova y Azcona Hoyo en 1982 y 1986 respectivamente. Es decir, que si bien existió un plan geoestratégico para Centroamérica de parte de los Estados Unidos –y en este caso para Honduras- las autoridades locales de la época –militar y civil- no mostraron mayor oposición, es más, vieron como necesaria e importante la intervención estadounidense. Pero ¿ante qué intereses internos de clase? Cuadro No.1 Ayuda de los Estados Unidos a Honduras 1980-1985 (Millones de dólares) Año fiscal 1980

Año fiscal 1981  

Año fiscal 1982  

Año fiscal 1983  

Año fiscal 1984  

Año fiscal 1985  

Ayuda para la Defensa

3.9

8.9

68.8

90.3

81

137.5

Ayuda Económica

127.6

77.3

82

35.1

32

45

Total de la Ayuda

131.5

86.2

150.8

125.4

113

182.5

Fuente: Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), “Presentación al Congreso: América Latina y el Caribe, Años fiscales 1980/1981, 1981/1982, 1982/1983, 1983/1984, 1984/1985; Anexo III. Mayo de 1984.

Nótese el creciente aumento del gasto militar en Honduras a partir del año 1982; año en el que los hondureños vuelven después de muchos años a un proceso electoral y tienen un presidente civil: Roberto Suazo Córdova. En años subsiguientes, el gasto militar en Honduras superaría las ayudas económicas, lo que hace creer en las tesis planteadas por varios autores, de que en Honduras el regreso a los procesos de elección popular solamente vino a crear un gobierno bicéfalo, por un lado los civiles –con poca o nula incidencia en los                                                                                                                           9

Cable del Departamento de Estado a la embajada de los Estados Unidos en Tegucigalpa. Tema: conversación de Haigh con el Ministro de Relaciones Exteriores Elvir el 3 de febrero de 1981 (NSA 1266) 5

 

destinos de la nación- y por el otro lado los militares quienes verdaderamente controlaban el país10. (Obsérvese gráfico No.1) Gráfico No.1 Ayuda de los Estados Unidos a Honduras 1980-1985 (En millones de dólares)

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), “Presentación al Congreso: América Latina y el Caribe, Años fiscales 1980/1981, 1981/1982, 1982/1983, 1983/1984, 1984/1985; Anexo III. Mayo de 1984.

Para afianzar más esta nueva posición guerrerista de los Estados Unidos en Centroamérica, el 4 de diciembre de 1982 llega a Honduras el presidente Ronald Reagan, como parte de una visita a cuatro países latinoamericanos (Brasil, Colombia, Costa Rica y Honduras11). En dicha reunión asistió también el presidente de Guatemala Efraín Ríos Montt. El objetivo de la visita era convencer a los gobernantes que era necesario impulsar una política de fuerza en Centroamérica para derrotar el sandinismo en Nicaragua y a la guerrilla en El Salvador. Aunque no fue necesario convencer a ninguno de los gobernantes de esta postura –y en este caso al mandatario hondureño- ya que el presidente Suazo Córdova tenía un pliego de peticiones entre ellos: 1) Asistencia militar para convertir al ejército en una fuerza disuasiva y moderna. 2) Cooperación económica inmediata.

                                                                                                                          10

Marvin Barahona, Longino Becerra, Mark Rosenberg, entre otros autores, plantean que el poder en Honduras a principios de los años ochenta estaba estructurado de la siguiente manera: Suazo Córdova presidía el país, pero el general Gustavo Álvarez Martínez mandaba al presidente y John Dimitri Negroponte embajador de Estados Unidos en Honduras mandaba a Álvarez. Véase también un artículo en la revista Newsweek titulado: “La guerra secreta contra Nicaragua” del 8 de noviembre de 1982. Pág. 45-46. 11 Diario La Tribuna, Honduras, 5 de Diciembre de 1982, Pág. 2-3 6

 

3) Concretar acciones a fin de detener la expansión marxista, el patrocinio y apoyo a las acciones subversivas y terroristas del comunismo internacional12. Entre tanto, el presidente Reagan declara y afirmaba en Honduras: “Estamos de acuerdo en que debemos trabajar juntos para oponernos a los que buscan obstaculizar la promesa del progreso económico y de la estabilidad política que es el legado de la paz en América. Mi gobierno está convencido de que mediante la cooperación y la solidaridad, nuestros gobiernos pueden proteger nuestras instituciones democráticas y los sistemas económicos del mercado libre de los falsos revolucionarios, quienes procuran destrozar el crecimiento e imponer el totalitarismo a los pueblos libres13(La cursiva en negrita es mía) ¿A qué tipo de asistencia económica inmediata se refiere el presidente Suazo Córdova? ¿Mediante que mecanismos y en qué términos la cooperación y la solidaridad iba a incrementar entre Honduras y Estados Unidos si queda evidenciado que la asistencia económica disminuyó precisamente de 1982 en adelante? Las bases militares como centros de “cooperación” entre Honduras y los Estados Unidos. A comienzos de 1983 al presidente Suazo Córdova se le preguntó en Guatemala si desde Honduras habría una invasión en conjunto con los Estados Unidos hacia Nicaragua, a lo que él respondió: “…Los Estados Unidos es un amigo de Honduras, pero nunca le ha hecho ofrecimientos, ni siquiera insinuaciones para que le sirvamos como base de operaciones en el área y si llegaran a hacerlo esas proposiciones serán rechazadas de inmediato con toda firmeza14…” (La cursiva en negrita es mía) Sin embargo, desde el 6 de Octubre de 1981 al 28 de Febrero de 1987 en Honduras se registra que se realizaron alrededor de 52 actividades militares, 18 de las cuales fueron realizadas cerca de la frontera con Nicaragua15. Las operaciones militares se ejecutarían bajo la cubierta de “ejercicios militares conjuntos” o “juegos de guerra”, entre los ejércitos de Honduras y los Estados Unidos. ¿Se podría llegar a la paz en Centroamérica con insinuaciones de guerra como las evidenciadas? Este tipo de entrenamiento militar dio lugar a la creación del Centro Regional de Entrenamiento Militar (CREM) en Puerto Castilla, Trujillo en 1983. Lo revelador de este hecho es que dicho Centro de Entrenamiento militar inició sus operaciones desde antes de                                                                                                                           12

Diario La Tribuna, Honduras, 6 de Diciembre de 1982. Diario El Tiempo, Honduras, 5 de Diciembre de 1982, Pág. 42 14 Diario La Tribuna, Honduras, 13 de Enero de 1983. 15 Para obtener una lista completa de las actividades militares conjuntas entre Honduras y los Estados Unidos véase el Boletín informativo del CEDOH, No. 70, Febrero, 1987. 7 13

 

ser aprobado por el Congreso Nacional, ya que la Constitución de la República -recién creada- en el artículo 16 exige que todos los tratados internacionales deben ser aprobados por el Congreso Nacional antes de su ratificación en el poder ejecutivo, y es causa de delito que el territorio se preste a celebrar concesiones que lesionen la integridad territorial, la soberanía y la independencia de la República (Art. 19) Las negociaciones para esta base de maniobras militares las hizo el general Gustavo Álvarez Martínez en Washington el 11 de Mayo de 1983 sin consultar y ser aprobado por el poder legislativo. El CREM empezó sus operaciones el 14 de Junio de 1983, y llegaron a la base 120 especialistas norteamericanos en antiguerrillas. Es hasta el 17 de Junio de ese mismo año que Álvarez informa al Congreso Nacional sobre las actividades que ahí estaban realizando. En su informe dice textualmente: “…Los salvadoreños próximos a llegar a Honduras no son militares sino estudiantes, por lo cual resultan infundadas las alarmas que existen a ese respecto16…” Satisfecho el Congreso ante los “argumentos” del general, el 18 de Junio de 1983, aprueban la creación del CREM. De una manera consecuente, el reciente gobierno de Roberto Suazo Córdova permite el acceso y la ampliación de pistas de aterrizajes en Honduras a petición del gobierno norteamericano en 1982, por lo que al año siguiente, el gobierno de Estados Unidos desembolsó 13 millones de dólares para la ampliación de las pistas en Palmerola (Comayagua), Golosón, (La Ceiba) y La Mesa en San Pedro Sula17. Las secuelas de la cooperación Honduras-EUA en Honduras Producto de estas actividades militares, la sociedad hondureña experimentaría una nueva etapa de represión por medio de la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional, teniendo una efecto decisivo –y negativo- en la política interna de Honduras. Los métodos de represión utilizados para garantizar la seguridad interna fueron la vigilancia, persecución, captura, secuestro, desapariciones forzadas y asesinatos de miembros de organizaciones revolucionarias, los sospechosos de pertenecer a estas y los colaboradores de la insurgencia salvadoreña. Estas acciones se iniciaron en el periodo conocido como el de la “transición a la democracia” entre 1980 a 1981, y aumentaron su intensidad durante el gobierno civil de Roberto Suazo Córdova (1982-1985) Margarita Oseguera de Ochoa nos presenta una descripción de los métodos represivos utilizados durante el período de la investigación:

                                                                                                                          16

Becerra, Longino “Evolución histórica de Honduras” editorial Baktun, Tegucigalpa, 1997. Pág. 229. Para obtener información sobre las negociaciones de bases militares norteamericanas en Honduras véase el Boletín informativo del CEDOH, Junio, 1983. 8

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“Las detenciones las realizaban hombres fuertemente armados, vestidos de civil, en carros sin placas, con vidrios polarizados. Las autoridades negaban generalmente las detenciones, convirtiéndose virtualmente, la víctima en desaparecido18” La aplicación de tales procedimientos fue legitimada por el Congreso Nacional mediante el decreto No.33 promulgada en Mayo de 1982, mejor conocido como Ley Antiterrorista cuya finalidad principal era ejercer control sobre la población y suprimir la beligerancia de organizaciones revolucionarias y de movimientos populares19. El decreto transformaba en ilegales las medidas de presión utilizadas por el movimiento popular organizado hasta el momento: tomas de tierras, carreteras, centros de trabajo, centros de enseñanza, huelgas, entre otros. Siguiendo la misma tónica de la Seguridad Nacional, otras de las medidas adoptadas por el gobierno bajo la tutela de las fuerzas armadas como medios de control sobre la población hondureña fueron: a) Organización de los Comités de Defensa Civil, bajo la dirección de la Secretaría de Gobernación y Justicia, para vigilar y controlar presuntas actividades subversivas. b) Modificación del código penal vigente, introduciendo sanciones de tipo legal a las acciones tipificadas como “terroristas”. c) Creación del Centro de Información y Emergencia (CIE), una especie de central de telecomunicaciones destinada a recibir denuncias sobre actividades insurgentes, en condiciones de anonimato para el informante. d) Funcionamiento del Consejo Nacional de Seguridad, máximo organismo en materia de seguridad. Lo conforman 6 militares y 4 civiles. (Asegurando la hegemonía militar sobre los funcionarios civiles) e) Control de la población al permitir a las fuerzas armadas obtener toda la información del Registro Nacional de las Personas20 (RNP). Conclusión Para la década de 1980 Honduras, sin duda, formó parte de un plan geoestratégico de los Estados Unidos hacia Centroamérica con el único propósito de afianzar su dominación en la región. Esta nueva estrategia es conocida como la “guerra de baja intensidad” en donde diversos actores en instituciones nacionales (civiles y militares) en claro entreguismo a los intereses del gobierno de los Estados Unidos, permitieron que se realizaran diversas acciones de orden represivo, perjudicando no solo a la población                                                                                                                           18

Oseguera de Ochoa, Margarita “Honduras hoy: sociedad y crisis política” segunda edición, CEDOH, Tegucigalpa, 1990. 19 Barahona, Marvin. “Honduras en el siglo XX: una síntesis histórica” Pág. 242 20 Oseguera de Ochoa, Margarita. Opus cit. Pág.59 9

 

hondureña sino también incidiendo en la vida cotidiana de muchos centroamericanos que trataban de vivir en paz. (Irónicamente es en esa década donde se buscan los acuerdos para dicha acción) En nombre de la libertad, la democracia y la autodeterminación de los pueblos – típica alocución del imperialismo- y con intenciones y acciones diferentes a ese discurso, el gobierno norteamericano durante esta década patrocinó desde Honduras acciones bélicas bajo la creación de centros de entrenamiento militar bajo el apelativo de relaciones de apoyo y ayuda a un recién gobierno conformado por civiles –con grandes expectativas en la población después de largos años de dictaduras militares- dejando a un lado y reduciendo drásticamente las ayudas de orden social (Si es que existe o existió un interés social en dichas ayudas) por un aumento excesivo de ayuda militar. Se suponía que con la llegada de los gobiernos civiles al poder, la población hondureña superaría las épocas de dictaduras militares y por consiguiente las épocas de represión y control de parte de las autoridades militares; no obstante estamos frente a una etapa en donde la represión aumentará y la década de 1980 será sinónima de injerencia extranjera, –violando completamente la recién formada Constitución de la República- de persecución y desaparición de personas, producto de la legalización del control social de parte de las autoridades civiles y militares, conociéndose esta etapa en Honduras como la “década perdida”. Las relaciones Honduras-Estados Unidos irónicamente se complementarán para realizar acciones en Centroamérica y no en Honduras afectando en consecuencia el resto de la región centroamericana y sus sociedades. Es por ello necesario que podamos seguir ahondando en estos temas para poder reconstruir y explicar la historia que nos es común a muchos centroamericanos. Con todo lo anteriormente demostrado, surgen diversas interrogantes que el pueblo hondureño y en general el pueblo centroamericano necesita responder para reflexionar más sobre lo que hemos hecho y lo que la “democracia” impuesta ha dejado. Por ejemplo ¿Qué nivel de autodeterminación o intenciones tenía el recién gobierno civil frente los militares antes las evidentes acciones de estos últimos en el irrespeto a la reciente constitución de la República? ¿Por qué la asistencia económica disminuyó sustancialmente frente a la militar a partir de 1982? La creación de bases militares como el CREM ¿no evidencia una grave lesión a la integridad y soberanía de la República? ¿Acaso no estamos frente a una contradicción histórico-política en donde dichas acciones presentadas demuestran la falencia de los gobiernos impuestos bajo el pretexto de “democráticos”? y sobre todo la pregunta más importante ¿habrá paz promoviendo la guerra y la lucha entre hermanos por intereses ajenos y mezquinos ante la autonomía de los pueblos?

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Un reflejo claro de la debilidad con la que nació el sistema político de Honduras es el reciente golpe de Estado del 2009. Nuevamente observamos como Honduras vuelve a ser un centro de operaciones, en donde la clase política junto a los militares mediante la represión y bajo el discurso de la democracia y la paz, buscaron formas de legitimar su poder. Es evidente que ciertos matices de la historia de hace 30 años en Centroamérica se repiten, pero de algo estamos seguros: para que nuestras sociedades vivan en paz es necesario reflexionar sobre nuestro pasado, y sobre todo forjar nuestro futuro buscando nuestra identidad sin necesidad de bases militares ni apoyo bélico. El único apoyo que precisamos es el de nuestra necesidad de un mejor nivel de desarrollo en nuestras sociedades. Bibliografía Barahona, Marvin “Honduras en el siglo XX: una síntesis histórica” primera edición, editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 2005. Becerra, Longino “Evolución histórica de Honduras” editorial Baktun, Tegucigalpa, 1997. Oseguera de Ochoa, Margarita “Honduras hoy: sociedad y crisis política” segunda edición, CEDOH, Tegucigalpa, 1990. Rosenberg, Mark B. “El indicador hondureño: militares y demócratas en la América Central” en: Honduras: pieza clave de la política de Estados Unidos en Centroamérica. Tercera edición, CEDOH, Tegucigalpa, 1990. Pág.89 Selser, Gregorio “Honduras: República alquilada” editorial MEX-SUR, México, 1986. Pág. 70 Torres Rivas, Edelberto “La piel de Centroamérica: una visión epidérmica de setenta y cinco años de su historia”  FLACSO, San José, 2003. Pág. 141 Weaver, Erick “La diplomacia del banano: el desarrollo de las relaciones entre los Estados Unidos y Honduras” en: Honduras: pieza clave de la política de Estados Unidos en Centroamérica. Tercera edición, CEDOH, Tegucigalpa, 1990. Pág.77 Diarios: Diario La Nación, Costa Rica, 17-18 de Septiembre de 1979. Diario La Tribuna, Honduras, 23 de Enero de 1980. Diario El Tiempo, Honduras, 11 de Febrero de 1981. Diario La Tribuna, Honduras, 5 de Diciembre de 1982. 11

 

Diario El Tiempo, Honduras, 5 de Diciembre de 1982. Diario La Tribuna, Honduras, 6 de Diciembre de 1982. Diario La Tribuna, Honduras, 13 de Enero de 1983. Revistas: Revista Newsweek titulado: “La guerra secreta contra Nicaragua” del 8 de noviembre de 1982. Pág. 45-46 Otros: Boletín informativo del CEDOH, No.26, Junio, 1983. Boletín informativo del CEDOH, No. 70, Febrero, 1987

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