Las relaciones entre filosofía y retórica en el pensamiento de Cicerón (resumen tesis licenciatura)

Marco Tulio Cicerón (106-43 a. n. e.) es uno de los pocos pensadores de la antigüedad cuya imagen ha cambiado radicalmente en los últimos años. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, Cicerón era considerado como un pensador poco profundo y poco original. Se le acusaba, además, de haber malinterpretado y tergiversado las doctrinas de los filósofos griegos. Sus obras y sus planteamientos filosóficos no eran estudiados ni tenidos en cuenta por las Historias de la Filosofía, salvo en aquellas ocasiones en las que se le imputaba su falta de originalidad y profundidad. No obstante, esta tendencia de valorar negativamente la figura de Cicerón empezó a decaer progresivamente a partir de la década de los años 60, periodo en el que empezó a revalorizarse la obra y el pensamiento ciceroniano. Esta tendencia revitalizadora llegó a su cúspide en la década de los años 90, periodo en el que comenzaron a proliferar una multiplicidad de estudios, serios y rigurosos, dedicados a tratar diversos aspectos y problemas en torno de la filosofía de Cicerón. Mi trabajo de monografía se inscribió en esta tendencia revitalizadora de la filosofía ciceroniana, trayendo a discusión dos problemas que se han suscitado alrededor de la misma: 1) el primer problema consiste en tratar de determinar cuál es el estatus filosófico de Cicerón. En este problema se trata de responder los siguientes interrogantes: ¿fue Cicerón un filósofo?, ¿fue un filósofo ecléctico, como usualmente han dicho los estudiosos, o perteneció acaso a alguna escuela filosófica determinada –llámese estoicismo, platonismo, epicureísmo?, ¿fue Cicerón un pensador original y, si lo fue, cuáles fueron sus innovaciones? Este primer problema fue el tema central y el objeto de discusión del segundo capítulo de mi monografía. 2) el segundo problema consiste en tratar de determinar cuáles eran las relaciones que había entre la filosofía y la retórica en el pensamiento de Cicerón. En este problema se trata de responder, desde la óptica ciceroniana, las siguientes preguntas: ¿es necesaria la filosofía para los oradores y, si lo es, de qué modo y en qué medida?, ¿es la retórica importante para los filósofos y, si les, de qué modo y en qué medida?, ¿hay entre el filósofo y el orador una relación de oposición o de armonía? Este segundo problema fue el objeto de discusión del tercer y último capítulo de mi monografía.