Las relaciones entre España y Argelia, 1786-2016

May 20, 2017 | Autor: Eloy Martín Corrales | Categoría: Historia Moderna De España, Comercio Internacional, Argelian History
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Descripción

ana

puentes en la historia

DJRECCJÓN

J erónimo Páez COORDINACJÓN

Ju an M anu el Cid DJSE.NO

Pepe Bautista Lalo Roj as COMPACJNACI ÓN r ?REIMPRESIÓN

Lalo Rojas LvIPRESJóN

ETC Ediciones TRADUCCJÓN

Michel Maurice Enrique Girón H alima Chaabane Ju an Manuel Cid M aría Marcos Cobaleda Andrés Arenas

D. L.: GR. 1281-2016

© OHL © Grupo Fertiberia

C ualquier forma de reprodu cción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede se r realizada con la a utori zación de sus titulares, salvo excep ción prevista por la ley.

Introducción

rgelia-España: puentes en la historia es un a justa evocación d e lo que significa la relación de amistad y d e colaboración que une a Argelia y Espa ña desde hace siglos. U na relación qu e ha tendido puentes en doble se ntido y con una naturaleza política, eco nómica y cul tural con cre tada en hechos funda mentales, en los que se ponen de ma nifies to algunos tintes épicos, y q ue form a n p arte de la histo ri a de ambos países. Ej emplo de ello es que el país vecino se co nfigurara como refugio y ase ntamiento definitivo de muchos de los españoles expulsado s en época d e los Reyes C a tólicos; que nu estro más ilustre literato, Miguel de C ervantes Saavedra, inmortalizara su experiencia en el país magrebí en su ob ra o qu e, ya en el siglo XX, Argelia volviera a ej erce r de p aís de acogida p a ra los esp añoles emigrad os co n mo tivo de la guer ra civil que se libró entre los años 1936 y 1939. En la actualidad , la amistad entre Espa ña y Argelia se concreta en fru ctíferas relaciones bilaterales, tambié n en el ámbito empresarial, que impulsan el progreso de ambos países y repercuten positivamente en el bienes tar de sus ciudada nos. Ce ntrados e n el vín cul o qu e un e al Grup o Villa r Mir y sus fili ales, OHL y Fertiberia, con nues tro país vecino, quiero destacar las ac tu aciones llevadas a cabo en las á reas de las infraes tru cturas, la industria y la agricultura, impulsando la ve rteb ración del territorio y el desarrollo econó mico a rgelino. Mues tra de ello es la ampliación de la terminal ma rí tima pa ra la línea Alicante-Orán realizada por OHL a principi os del siglo XXI, a la qu e se suman la construcción del segund o cinturón de Argel (D euxieme rocade sud d 'Alger), y la vía ferrovi aria entre las ciudad es de Annaba y R amda ne Dj amale, in tegrada en un proyecto es tra tégico de desarrollo y modernización de la red de ferrocarriles argelinos. La co nstructora OHL ha llevado también a cabo la ej ecución del Ce ntro de Co nve nciones de Orá n, inaugurado en 201 O y qu e sirvió de marco p a ra la celebración del G NL 16 qu e reunió a los 16 países m ás importa ntes en la produ cción de gases licuados del petróleo.

A

Asimism o, Grupo Villa r Mir ma ntiene un a importa nte y es trecha relación con Argelia a través del Grupo Fertiberia, el mayor grupo empresarial del sec tor de fertilizantes de toda la cuenca mediterrá nea y también de la Unión Europea. Nues tra presencia en este país se rem onta al año 2005, año en el que se adquirió la mayoría del capital de la sociedad argelina Fertial. Fertial es p ropie taria de dos fá bricas de am oniaco y fe rtilizantes situadas en Arzew y Annaba, y ha experimentado años de co ntinua mejoría industrial. Cabe des tacar que es ta compañía, en la que tambi én participa la emp resa p ública argelina Asmidal, se ha convertido en líder de su sector, en el norte de África.

Grupo Villar Mir también h a co ntribuido, a través de Fertial, a un mayor desarrollo d e la agricultura argelina a través de importantes ac tu aciones orientadas a un a más efi caz fertilización de sus suelos. Entre ellas quisi era des tacar la co nstru cció n de dos la bora torios agronómicos en Annaba y Arzew, capaces de realizar, gratuitam ente para el agricultor a rgelino, más de 10.000 a nálisis de tierras al a ño, la creación en sus fábricas de Centros de Formación para fomentar las m ejores prácticas agrícolas y de fertilización , y la transferencia de la últim a tecnología del Grupo en fertilización a través de los acue rdos de colaboraciónn firmado s co n los Institutos Agronómicos acionales, especialmente el "Institut National des Sols d e l'Irrigation et du Drainage" (INSID) que depende del Ministerio de Agricultura y D esarrollo Rural. M e llena de satisfacción habe r tenido la oportunidad de contribuir al reforzamiento de los lazos de amistad qu e un en a España y Argelia, y es un gran orgullo para mí apoya r la difu sión de este libro que acerca la historia en co mún de dos países de acusada personalidad y con profundas raíces en la historia mediterránea y co n un futuro, sin duda, prometedor. Juan-Miguel Villar Mir Presidente del Grupo Villar Mir

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IN DI CE

VII

XI

Introducción Juan-Miguel Villar Mir Presentación Alejandro Polanco

XIII

Presentación Taous Feroukhi

XV

Prefacio J erónimo Páez

1 Una historia común

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Argelia y España. Relaciones históricas en época preislámica Mauricio Pastor Muñoz

15 La relación de los rustamíes con el emirato omeya de al-Andalus Abdelkader Boubaya

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Almorávides y almohades: caminos entre al-Andalus y Argelia María Marcos Cobaleda y Dolores Villalba Sola

33 El reino de Tremecén y su relación con España en la época medieval J erónimo Páez

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Españoles y otomanos en Argelia Miguel Ángel de Bunes !barra

61

Los moriscos en Argelia Luis F. Bernabé Pons

75 Moriscos, mudijares y tagarinos en Argel (siglos XVI- XVII) Sakina Missoum

9 1 Las relaciones hispano-argelinas en el siglo XVIII Chakib Benafri

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f-\.rgella-tspana: puentes en Ja historia

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Las relaciones entre España y Argelia, 1786-2016 Eloy Martín Corrales

275 La expedición de Carlos V a Argel (15 41) Daniel Nordman

289

Hernán Cortés en Argel (1541) Daniel Nordman

299

Pedro Navarro en Argel Miguel Ángel de Bunes !barra

313

El Conde de Alcaudete, un aristócrata en las.fronteras delMagreb (1534-1558) José María Ruiz Povedano

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Antonio de Sosa: cautivo y cronista de Argel (1577-1581) María Antonia Garcés

Ciudades y monumentos

123 La mezquita de 1frmecén,joya de la arquitectura almorávide Antonio Almagro Gorbea

139 La arquitectura morisca en la Regencia de Argel: entre mito y realidad Samia Chergui

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Orán, la cercana desconocida J avier Galván Guijo

167

Orán y Ma;:,alquivir, una memoria española en Argelia Beatriz Alonso Acero

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Sidi Bumedián, un maestro siifí andalusí en Argelia Rafael Valencia

179

Hunain en los siglos XVy XVI Abderrahmane Khelifa

351

Textos institucionales

353 195

Bujía y su relación con al-Andalus y España desde el siglo XI al XVI Djamil Aissani

Fertial y el grupo Villar Mir, un modelo de asociación lzispano-aigelino

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OHL y su relación con Argelia

21 1 Protagonistas de la historia

363 Biografias de los autores

213

367 Créditos fotográficos

Miguel de Cervantes, antesy después de Argel Adriana Lassel

227 El cautiverio de Cervantes en Argel María Antonia Garcés

237 Cervantes en Argel: realidad, mito y literatura José Manuel Lucía Megías

253 Las guerras corsarias en el Mediterráneo occidental. Los hermanos Barbarrqja Barnaby Rogerso n

Las relaciones entre España y Argelia, 1786-2016 Eloy Martín Corrales

El resto de los 132 años restantes (de 1830 a 1962) la interlocutora fu e Francia, en su calidad de país colonizador. Una difícil herencia qu e co menzó a desactivarse a partir de 1962. Para faci litar la refl exió n sobre las citadas relaciones creo qu e es conveniente a establece r cinco períodos clarame nte diferenciados.

1786- 1792: R elaciones conflictivas entre ambos p aíses

l a bord ar la historia d e las r elaciones hisp a no- a rge lin as hay que tener en c uenta dos hechos d e sum a importancia. El primero, que fijando el punto de p artida en 15 16 (toma de Argel por los Barbarroj a) has ta 1786 (Tratado de Paz entre la monarquía española y la R egencia a rgelina), trascurrieron 27 0 a ños en los que las relaciones entre am bas p artes se caracterizaron por la hostilidad que supu so el mutuo enfre ntamiento corsario , con su secuela d e esclavos y cautivos. Aunque no faltaron los contactos

A

políticos y eco nómicos. El segundo, que de los 230 años transcurridos entre 1786 y la actualidad, los interlocutores argelinos solo tuvieron voz en unos 98 años (de 1786 a 1830 y de 1962 a 2016).

Con la firma del Tratado de Paz entre ambos países en 1786, se estableció un clima de co rdialidad que permitió el d espliegue de la red co nsular español a en la R ege ncia, el com ercio experime ntó un notable crecimi ento (básicamente salida de trigo hacia España a cambio de plata amon ed ada) y surgió la primera colonia española en la Rege ncia. Pero en estos años la plena norm alidad de las relaciones pacíficas fu e imposible por el hecho de la presencia española en Orá n y Mazalquivii~ bajo dominio español entre 1509-1708 y 17 32 -1792. El que los argelinos no renunciaran a la co nquista de la plaza impidió la completa p acificación y normalización de las relaciones entre los do s p aíses. Finalmente los espa ñoles abandonaron la plaza, que entregaron al d ey de Argel en 17 92.

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Argelia-Espafia: puen tes en la histori a

1792-1830: La difícil normalización de las relaciones

1830-1889: Entre el temor (del estado) y la esperanza (de los emigrantes)

Parecía que, tras el abandon o espa ñol de O rán y M azalquivir, las relaciones en trarían en un perí odo de completa normalización . Pero en realidad no fu e eso lo que sucedió, ya que los incidentes y las tensiones entre los dos países no cesaron.

El comienzo de la co nquista fra ncesa de Argelia fu e contemplada con inte rés, no exento de cierta complicidad. C uando se hizo evidente qu e Francia estaba dispues ta a ocupar permanentemente el territorio argelino, se desató el tem or en el gobierno español. El régimen liberal que se consolidaba trabajosamente, vivió como una amenaza el despliegue fra ncés por el litoral argelino. Se recordaba la invasión de los C ien Mil H ij os de Sa n Luis (básicamente tropas francesas) qu e en 1823 aplasta ron el trienio liberal en España es taba muy vivo. Ahora se temía que una Francia amenazante por el norte, también co ntrol a ra la frontera sur, por lo que España quedaría a merced del país vecino. La victoria francesa contra las tropas del sultá n de M a rruecos en Isly en 1844, confirmaba que nada detendría la expansión gala hacia el Atlántico.

El más importante, por los elevados capitales qu e movili zaba era el comercio de ce reales, el producto qu e mas interesaba a los comercia ntes españoles. El dey y otros altos dignatarios de la Rege ncia tenían p rácticamente el monopolio de su exportación. Los que aceptaban negocios con el dey y digna tarios necesita ba n disponer de elevadas sumas de pla ta en efectivo, lo qu e ocasionó alguna que otra quiebra. Aunqu e se trataba de deudas de particulares con el dey y sus altos dirige ntes de la Regencia, es tos exigía n que el Estado español pagara la deud a, lo que era considerado com o inacepta ble por parte hispa na. Y creaba un clima enra recido en las relaciones hispano-argelinas. N o olvidem os qu e por un problema de deuda, el dey propinó al có nsul fra ncés el famo so golpe de a ba nico que provocó la co nquista fra ncesa de Argel en 183 0. Sin emba rgo, y a pesar de lo expues to, el comercio hispano-argelino conoció uno de los m omentos más álgidos de su historia. La Revolución francesa y la posterior guerra contra la Francia napoleónica, favorecieron el acercamiento español a Argel en detrimento de la influencia gala. Pero también surgieron tensiones, dada la debilidad hispana en los convulsos a ños a comienzos del siglo XIX. La colonia española, muy localizada en los puertos a rgelinos, se limitaba a la red consular y a la actividad de algunos ma rinos, comerciantes y artesanos solicitados por el dey de Argel.

La respuesta española fue un relativo apoyo a la resistencia del Emir Abdelkader, el envío de observadores militares a Argelia en 1844 y, en especial, la ocupación en 1848 de las islas Chafarinas, frente a la dese mbocadura del Muluya, en una clara advertencia a Francia indicándole cuales eran los límites occidentales del M agreb que no debía pasar. En la misma línea, hay que situa r el hecho de que para el trazado ferroviario se eligiera un a ncho de vía distinto al europeo, para en tre otras razones, dificultar cualquier posible invasión del territorio español procedente del norte. En este contexto de creciente temor a la presión francesa es donde hay que situar la célebre frase de C ánovas del Castillo de que la seguridad de España descansaba en la cordillera del Atlas. Por el contrario, en tre las capas popula res más desfavorecidas del Levante espa ñol (Ba-

/,as rp/ariolll'S nilrr' Es/Jaiia y ArgP!ia, 1786-2016

leares, Valencia, Alicante, Murcia y Almería), la conquista fran cesa de Argelia despertó una enorm e expectación. En especial cuando fu e evidente qu e habían llegado para qu eda rse y comenzaron a poner en marcha los pla nes de colonización. La escasez de mano de obra para explotar las tierras arrebatadas co mo botín de guerra a las derrotadas trib us argelinas, favoreció la emigración espa ñola hacia la nueva colonia.

,Agosten 915. Museo 1 ia del ~de Agost.

Entre el inicio de la conquista francesa (1830) y el estallido de la I Guerra Mundial ( 19 14), la aportació n demográfica hispana a Argelia, en especial al Oranesado, fu e importantísima. En 184 1 se contabilizaban 9 .4 78 españoles y 11.322 fra nceses. En 188 1, 11 4.320 (de un total de 18 1.000 extranjeros), mientras qu e en 1889 asce ndí a n a 157.560. Los habitan tes de las Baleares (en especial, los de Menorca), Almería, Alicante, Valencia y Murcia fu ero n los que más se desplazaron hacia territorio argelino. Se asentaron especialmente en el Oranesado, que llegó a ser co nsiderado por viajeros y observadores como un a provincia de marcado carácter hispano, gracias al ma nteniendo de la lengua, prensa y teatro. La gran mayo ría de los españoles trabajaron como jornaleros en las labores agrícolas más duras: puesta en cultivos de tierras y en los a tocha res. Aunque al principio la emigración tuvo un carácter temporal, poco a poco se impuso el es tablecimiento definitivo en Argelia, al tiempo que se a mpliaba el abanico de las actividades económicas y profesionales qu e desempeñaban.

ente destilería s de Sig.

Como consecuencia de la dificil co nsolidación del régimen liberal en España, en pa rte debido a las guerras carlistas, se produjo un primer movimiento de exiliados políticos (carlistas, liberales, progresistas, republicanos, fe-

derales, canton alistas e internacion alistas) que buscaron refugio en Argelia. En paralelo, el co mercio español supo aprovechar, a unqu e co n limitaciones, las nu evas perspectivas mercantil es creadas por la ocupación francesa. E l creciente temor q ue despertaba la expa nsión gala en Argelia y la creciente importancia de la emigración espa ñola favorecieron un mayo r interés por ese país. Sirvan de ej emplo los relatos de algunos viajeros (Manuel M alo de Molina y Vicente Moreno de la Tejera) por Argelia entre 1852 y 1895.

1889-1954: De la ley de Naturaliz ación autmnática al comienzo de la guerra de Argelia Francia preocupad a por el elevado porcentaj e de población española, italiana y de otras nacionalidades, decidió blindar el carácter galo de la colonia. Se promulgó la Ley de Naturalización Automática (1889), qu e co ncedía la nacionalidad fran cesa a todos los extranj eros establecidos en Argelia. Aunque el compon ente cul tural, lingüístico o étnico de los españoles continuó teniendo una gran importancia, a partir de en tonces su influencia comenzó a decaer y buena parte de los miembros de la colonia hispana comenzaron a diluirse en el co njunto de los colonos franceses. Es posible que el cerrar filas co n ellos fu era facilitado por las continu as revueltas anticoloniales argelinas. Con motivo de la sublevación liderada por Bu H amama en 1881 , en Saida fu eron asesinados numerosos colonos españoles. Uno de los obj etivos de la Ley de Naturalización a utomá tica era impedir posibles reivindicacio nes españolas so bre Argelia ("el peligro español "). Pero lo cierto fu e que las malas relaciones fran co-españolas se intensificaron , lo que tuvo como co nsecuencia, j un-

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Argeli a-España: puentes en la historia

to a las dificultades creadas a raíz del es tallido de la I Guerra Mundial, que entre 1914 y 1919 varios miles de españoles regresaran a la península. El retroceso era evidente en 192 1, unos 15.000 menos que en 1889; pero su presencia co ntinu aba siendo importa nte: de los 524.248 argelinos de origen europeo, alrededor del 40% era n españoles. D e ahí las tensiones que continuó ge nerando el todavía importante co ntin ge nte "español" en Argelia. A co mienzos del siglo XX se reactivó el colonialismo fran cés en el Magreb. Al establecimiento del Protectorado fran cés de Túnez en 1881 , se unía la anexión a Argelia de buena parte del territorio sahariano. A partir de 1900 comenzó la conquista de la actual M a urita nia desde D akar. En ese co ntexto la pugna hispano-fra ncesa por M arruecos cobra toda su importa ncia. Las duras negociaciones que desembocaron en un repa rto de M a rru ecos en 1902, que finalmente no fu e firmado por la parte española, facilitó que en 1904 Francia firmara un acuerdo co n Ingla terra que a cambio de Egipto, dejaba M arru ecos al arbitrio de Francia. España y Francia alcanzaron un acuerdo en Cartagena y actuaron co njuntamente e n la Conferencia de Algeciras de 1906. Finalmente, en marzo de 1912, Francia impuso el Protectorado francé s de M a rrueco s. Posteriormente, cedió a España la franja litoral mediterrá nea de M a rruecos (salvo T ánger) y al sur la provincia de Cabo Juy, limí trofe con la colonia espa ñola del Sahara. En Argelia los franceses, además de la labor integradora o unificadora de la escuela y prensa, instaron a los esp añol es a qu e fu eran leales a las autoridades coloniales. Por parte española se respondió con numerosas publicaciones que, co n mayor o menor énfasis, m antenía n ence ndida la llama de las rei-

vindicaciones hispanas sobre el O ranesado. El interés en España por Argelia, casi únicamente ce ntrado en los argelinos de origen esp añol y casi nunca en los de religión musulmana, se detecta en numerosos relatos de viaje por esa época: Odón de Buen, Francisco Pons y Boigues. J osé María Servet, Francisco de Echagüe, Rodrigo Soriano, Federico Pita Espelosín, Plácido Langle, D avid Esteban y Francisco Cantó Blanco. Tras la vuelta al trono de los Borbones en 1874 y el inicio del régimen de la Restauración a umentó considerableme nte la presencia de exiliados españoles (anarquistas, socialistas, republicanos y, más tarde, co munistas) en Argelia. Consiguieron a través de una intensa actividad política (reunion es, mítines y creación de prensa ácrata y socialista) influen ciar cierto s secto res de la sociedad colonial y crear medios de comunicación críticos con los sucesivos gobiernos españoles. Al menos desde 1904 los socialistas celebraron en Argel el 1 de mayo. Las dificultades económicas de la España de los años veinte favorecieron que se mantuviera en niveles elevados la prese ncia hispana en Argelia (144.328 en 192 1 y 135. 032 en 1926). Pero la crisis provocada por el hundimiento en 1929 de la Bolsa de Nueva York, que afectó también a Francia y a su colonia a rgelina, explica que los esp añoles disminuyera n: 109.821 en 1931 y 92.290 en 1936. En es tos años continuaron publicándose relatos de viaje (R. Sala, R. Carreras y N. M. Rubió y Tudurí) y cró ni cas que tuvieron una gran repercusión en España, como fue el caso del llamado "doble crimen" de Arge l, que se atribuyó a instigaciones de Ju a n March. El fin de la Guerra Civil española alimentó un nuevo flujo migrato rio, esta vez de exi-

El Boulevard Cabra! en

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Argelia-España: puentes en la histori a

liados qu e, huye ndo de la represión del bando vencedor, enco ntraron refugio en Argelia. El número de exiliados en el norte de África no fu e tan numeroso como el que se dirigió hacia Fran cia y América, pero tuvo su importancia: e ntre 10.000 y 12. 000 exiliado s, aunq ue es posible qu e la cifra fu era superior. Una veintena de buques y numerosas embarcacion es menores llegaron a los puertos argelinos con refugiados. El buque inglés Stanbrook qu e zarpó de Alicante y llegó a Orán co n más de do s mil refugiados a bordo, suscitó una gran atención. Parte de los exiliados se qu edaron en Argelia, mientras que el resto continuó su viaj e rumbo a América, Francia y la U RSS. Al igual que sucedió en la metrópoli s, co n las autoridades francesas divididas ideológicamente y superadas por la avalancha de exili ados. La mayoría, en calidad de indésirables, fu eron trasladados a campos de internamiento o de co ncentración (Ain el Ourak, Ben Chicao, Boghar, Boghari, Bossuet, Carnot, Cherch e!, Colomb Béchar, Djebel Felten, Djelfa, Dj enien Bou Regz, Djorf Torba, El-Aricha, H adj erat MGuil, M échéria, Morand, Orleansville, Relizane y Suzzoni). Otros fu eron encarcelados en prisiones y p enales: Barbérousse, Bérrouaghia, Lambese y Maison Carrée. Una minoría (élites políticas, intelectu ales y profesionales, mLueres y niños) fue retenida en lugares de internami ento co n libertad, plena o limitada. Pero la gran mayoría de simples co mbatientes o militantes republicanos, socialistas, a narquistas y comunistas, fu eron tratados inhuma namente en auténticos campos de conce ntración (especialmente los que trabajaron en la co nstru cción del ferrocarril tran saharian o). También hubo exiliados qu e co nsiguieron trabajar en las ciudades argelinas, unos en libertad y otros clandes tinamente tras escapar de los campos. Contamos con

el tes timonio de muchos de ellos: Max Aub, José M ª Puyol, Arturo Esteve, Anto ni o Ros, Orlando Pelayo, José Muñoz Congost, Marcelino Camacho, C a rmen Romero, Antonio Va rgas Rivas, Antonio Bla nca, J aime Salinas Bonmatí, Rodolfo Llopis, CarlosJiménez Margalej o, José Alonso Sellé y Santiago Carrillo. Los refugiados fu ero n reci bidos con recelo por las autoridades del Frente Popula r y por las éli tes coloniales. Pero fu ero n peo r tratados cua ndo la coloni a se alineó co n el gobierno de Vichy, entre 1940 y 1942. Existió el temor de qu e el a umento de la prese ncia esp a ñola fuera utilizada co mo a rgumento por el régimen franquistas para reivindicar, e inclu so co nquistar p arte de Argelia, en especial el Oranesado. Sin embargo, los tes timonios de age ntes del franquismo en Argelia durante la Guerra Civil española, la II Guerra Mundial y el período poste rior, demuestran qu e es tuviero n más interesados en vigilar y neutralizar a los exiliados españoles que en las reivindicaciones territoriales. Ciertamente los exiliados esp a ñol es revitalizaron la actividad de las izqui erdas locales, que se movilizaro n en solidaridad co n ellos para evitar que fu eran ingresados e n los campos de interna miento. Pero en realidad, los republicanos no tuvie ron nin gún deseo de favorecer los deseos franqui stas sobre Argelia, aunque tampoco tuvieron excesivas simpa tías para co n las autoridades coloniales. Buena pa rte de ellos salieron del país en cua nto pudieron. U n importante número se alistó e n el ejé rcito fran cés, especialmente en la Legió n Extranj e ra, co n el qu e combatiero n co ntra los aleman es en la II Guerra Mundial. Los qu e per manecieron en Argelia tras la fin alización de la guerra, terminaron diluidos en el co njunto de la población; aunque la afinidad co n las organizaciones de iz-

Grabado de en '8

Las rp{acionPs mlrP EsjJaiía y Argelia, 1786-2016

quierdas favoreció que ma ntuvieran, aunque no siempre, relaciones de solidaridad co n los nacionalistas argeli nos musulma nes.

1954-62: Los españoles ante la guerra de Argelia

'na siguiente: 1 de noviembre Oran.

Entre 1954 y 1962 tuvo luga r la guerra d e Argelia que fin a li zó co n la procla m ación d e la república argelin a. En esos años la

rivalidad hisp a no-fra ncesa alcanzó un punto álgido en Marruecos. Los nacionalistas marroquíes qu e com ba tía n co n las armas el dominio francés tuvieron un refugio en el Protectorado español. Posteriormente, la declaración unilate ral d e la indep end encia d e M arruecos por parte de Fra ncia, obligó al régimen franqui sta, muy a p esar suyo, a co nceder la indep e nd encia en la zona bajo su dominio. Así es que, al menos hasta 1958 (co n la operació n co njunta Ecouvillon en

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Argelia-España: puentes en la historia

el Sabara co ntra el ELN marroquí) el gobierno español no prestó especial ayuda a Francia para co nte ne r la guerrill a a rgelina. Precisa mente, la hostilid ad con Francia explica e n bu e na parte el hecho de que la OAS se creara en España, por cuyo te rritorio deambul aron sin problemas los principales líderes de esa organización y dond e e nco ntraron refugio muchos d e ellos al finalizar el co nflicto. La tensión entre prestar apoyo a Francia, país colonialista co mo la propia España d el mom e nto , o d ecantarse por los independistas argelinos (en buena parte motivado por el resentimiento contra Francia) se d etecta e n las publicaciones d e la época, que oscilaban entre la crítica a la política francesa y el mostrar los argumentos d e los ind ep e nd e ntistas, aunque sie mpre temerosos d e un a futura Argeli a orientada hacia el bloque co munista. Poco sabemos d el co mportamie nto de los españoles, uno s 54.000 e n 1954, y d e los argelinos de origen hisp a no, en el conflicto. La m ayo ría , ta nto los es tablecidos desd e hacia tiempo e n Argelia, co mo bu e na p a rte de los exiliados, se alinearon contra los nacionalistas arge linos. Es posible que la encarnizada lucha entre los do s bandos enfrentados, dificultara el qu e pudieran formular un a toma d e po sición diferenci ada e n el conflicto y que, finalmente hubieran aceptado, con mayor o m e nor resignaci ó n, alinearse co n la mayoría de los argeli nos d e origen europ eo. Fue el caso d e numerosos vascos que, ind ep endiente me nte del arrepentimiento qu e mostraran años des pués, particip aro n activamente (incluso en las filas d e la O.A.S.) co ntra los indepe nd entistas argelinos. Lo mismo hici eron no pocos exiliados qu e se enrolaron en la Legión ex tranj era france sa y co mbatieron en es ta guerra.

1962-2016: Las relaciones con el nuevo estado argelino En 1962 las relaciones de España co n Argelia se reanudaron partiendo casi de ce ro , en se mej a nza con lo que había ocurrido en 1786. Pero surgieron algunas dificultades : el apoyo del gobierno español, por muy encubierta mente que fu ese, a la OAS; el desfase ideológico entre el régimen franqui sta y los radicalizados, al menos verbalmente, pri meros gobiernos argelinos y el Acuerdo Tripartito de Madrid de 1975 que entregaba el Sabara español a Marruecos y Mauritania, con la frontal oposición argelina. El dramático y masivo éxodo de la inmensa mayoría del aproximadamente un millón de pied-noirs de Argelia (sólo unos 50.000, los que habían apoyado la lucha independentista argelina, se quedaron; entre ellos había muy pocos españoles). Las tradicionales reivindicaciones territoriales que hay que entender fundam entalmente en clave a nti-francesa, desaparecieron al no tener ya sentido, con lo que dejaba de es tar presente uno de los temas que mantenían el interés por el país argelino. Los argelinos respondieron con el apoyo a los movimientos de oposición armada al régimen franquista , en especial a los independentistas cana rios del MPAIAC , liderados por Antonio Cubillo, refugiado en Argel desd e 1963, donde sufrió un atentado. Y a ETA. También encontraron algún tipo de ayuda los movimientos y organizaciones radicales de izquierda que surgi ero n en los sese nta. Otro factor importa nte que dificultó las relaciones bilaterales fu e la firma, en 197 5, de un co ntrato entre ENAGAS y la argelina SONATRACH para la compra duran te un periodo de veintitrés años de 4.5 00 millones de metros cúbicos anuales de gas licuado. La cifra excedía con mucho la capacidad de España

El Emir Abde

/,as ll'lario11es entre

para hacer efe ctiva las compras. En realidad era una repetición de lo qu e había sucedido co n las adquisiciones de trigo entre 1786 y 1808, también conflictivas cua ndo la caída del precio del trigo e n el Mediterráneo convertía en ruinoso cumplir las enormes compras de ce real acord adas co n el dey y otros notables de la Regencia. Sin emb argo, en la práctica las relaciones no fu e ron tan tensas co m o cabría esperar, lo

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)' Argl'lia, 1786-2016

qu e se explica, al menos parcialm e nte, por determinadas políticas de un a y otra pa rte. En 1963 España respondió negativa me nte a la petición marroquí para que le vendie ra a rmas en la llamada Guerra d e las Arenas que mantuvo co n Argelia. La ruptura con Francia, obligó en un primer mom ento, a las nuevas autoridades argelinas a dirigirse a diversos países con el objetivo ele qu e les facilita ra n la reco nstrucción del país, necesitado ele se r abastecido el e un núm e ro ingen te de productos , ele encontrar m e rcado s para sus exced entes y atraer profesional es. El objetivo e ra ali viar así la g ran dependencia ele la antigua metrópolis. Como co nsecuencia, tuvo lugar en este período un repunte d el interés por Argelia, tanto por parte ele las distintas instan cias gubernamentales como de sectores ele la oposición qu e veían con simpatía los logros de la llamad a revolu ción argelina. Con el gobierno de la UCD de Su á rez y los posteriores socialistas se co nsiguió normalizar las relaciones con Argelia, en esp ecial con el cambio ele la política del PSOE respecto al Sabara y las negociaciones sobre el contencioso del gas. Pero lo realmente importa nte fueron las consecuencias ele la entrad a ele Espa ña en la Comunidad Europea en 1986 y el co mienzo de la crisis argelina. Y fu e en estos años cuando se solucionó el contencioso del gas, m ediante la pues ta en fun cio namiento del gaseoducto Magreb-Europa qu e co nsolidó a Argelia como el principal productor ele gas natural en el M editerráneo y e n el su ministrador energé tico clave para la economía española. A partir de en tonces las relacion es hispa no-argelin as se reforzaron , tendencia que ha continuado hasta la actualidad. Aunque, corno es lógico por otra pa rte, quedan asuntos pendientes ele solucionar.

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