Las Pseudopreguntas en Carnap y características de la reducibilidad del pseudoconcepto Dios

June 15, 2017 | Autor: Oliver Carmona | Categoría: Rudolf Carnap, Filosofia Del Lenguaje, Filosofía, Filosofia Analitica
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Descripción

APORTE

Instituto Franciscano de Filosofía y Teología

Oliver Sigifredo Carmona Gallegos
Carnap R. De Dios y el alma. Pseudopreguntas en metafísica y teología. Suplemento núm. 11, vol. VI, 2004, pp. 147-161
De Dios y el alma. Pseudopreguntas en metafísica y teología
¿Por qué, según Carnap, algunas preguntas deberían ser consideradas como pseudopregúntas?
En esta pregunta es necesario tener en cuenta que, anteriormente la ciencia de la teología era considerada como la ciencia que con base en las Sagradas Escrituras y en la revelación daban respuestas convincentes de la existencia de los campos y deidades metafísicas, de Dios y de su intervención en la realidad, como causa detrás de todos los efectos, como el motor que mueve sin ser movido, que está detrás de todo el dinamismo de la realidad, pero esto funciono hasta el siglo pasado o un poco antes, esto por la relevancia de las actividades científicas y el desarrollo electrónico-científico que en el que nos encontramos que clama por explicaciones de una realidad basadas en modelos científicos que arrojen respuestas lógicas, matemáticas, claras y basadas en principios de las ciencias naturales, desde el marco de la ciencia y la técnica como bases desde, la lógica, matemática y la epistemología. Pues bien, con esto las preguntas que antes causaron infinidades de respuestas cargadas de reflexiones metafísicas de lo que se deducía como principios supremos o reflexiones inacabadas de seres infinitos jamás conocidos pasan a ser en la actualidad preguntas faltas de sentido lógico, de un lenguaje formal que sea entendido por una racionalidad humana que trata de comprender su realidad, es decir, las preguntas metafísicas pasan a ser, Pseudopreguntas para Carnap, pues considera a la metafísica como una reflexión inentendible e inservible, carente de sentido y significado que no arroja a ninguna praxis que ayude a entender y evolucionar nuestra realidad.
Es decir, si Carnap considera como pseudopreguntas aquellas cuestiones que mantuvieron la reflexión incesante de los más afamados intelectuales antiguos es porque encuentra que aquellas reflexiones nunca tuvieron un sentido lógico de las cosas, puesto que desde que son formuladas pasan a carecer de todo sentido propio de ser expresadas y por lo tanto de ser respondidas, puesto que la formulación desde antes no es significativa (¿A dónde va el alma del ser animado?), es decir lo que se formula como proposición para emanar una composición que exprese una pregunta resulta errónea, pues, el error más evidente que mantuvieron estas preguntas metafísicas es el error que consiste sólo en tomar como cosa algo que no es cosa, sino un estado (por ejemplo al preguntar qué es el sueño). No debemos olvidar que para Carnap aunque las pseudopreguntas son de tal tipo que no tienen sentido aunque cada palabra de las cuales se constituye la pregunta, tenga sentido. Se ponen juntas palabras a las cuales no les correspondería estarlo; por ejemplo, la palabra dónde, que pregunta por el lugar de una cosa, se pone junto a palabras que no refieren a cosas, palabras como dormir, ánimo, vida, alma. Y otro tipo de pseudopreguntas son aquellas que desde sus proposiciones cada palabra carece de sentido, como la palabra Dios que a lo largo de la historia ha tenido distinta significación en distintos pueblos con ciertas características culturales que hacen del sentido de la palabra una suposición de lo que puede significar.

¿Cómo se aplica el requerimiento de la reducibilidad al concepto de Dios, según Carnap?
Esta reducibilidad comenzada por Hume, el llamado requerimiento positivista obliga a la metafísica a retraerse de sus posibles conceptos justificados, pues no hay una realidad que los confronte un camino que empírico que de sensatez a lo que se está profiriendo o enunciando, esta reducibilidad al concepto de Dios se aplica en tres formas:
Cuando enunciamos la palabra Dios a una explicación conceptual que de razón de lo que quiero explicar con esto a manera de concepto es necesario entonces, ayudarnos de la reducción para la comprensión racional, a impresiones sensoriales, es decir, que ofrezcan una definición de la palabra Dios en la cual se mencionen rasgos perceptibles. Para poder entender dicho enunciado, si no hay algo perceptiblemente claro, es imposible entonces, dar significado a lo que estoy enunciando. Ahora bien, si se quiere dar una definición de Dios con base en acepciones de las ciencias naturales como "Dios la fuerza que dirige las estrellas en su órbita", este es un absurdo para la ciencia natural, pues se ubica muy bien lo que es la fuerza gravitacional, la gravitación, pero tiene que constatar que ella no es omnipotente de ninguna manera, sino que disminuye con el cuadrado de la distancia; por no hablar de su suma bondad. Simplemente queda inerte de significación por la ciencia natural, lo cual hace un concepto erróneo.

Otro requerimiento reducible que no satisface el concepto Dios en la teoría de Carnap, es la postura de los metafísicos y teólogos, al no dar un significado de la palabra Dios, pues si se hace esto, Dios es un apalabra sin contenido, por lo tanto, todas las afirmaciones que se hacen de dicho concepto y sus afirmaciones en cuanto a su existencia, quedan carentes de sentido, sin un camino sensible que date alguna característica empírica de realidad, así entonces, se considera un concepto erróneo, carente de todo sentido.

En este tercer momento reducible del concepto Dios primeramente se atenta contra un principio lógico fundamentalmente inquebrantable, el principio de ser y no ser a la vez, es decir, en este momento se profiere que el concepto de Dios es inexpresable, pero a la vez se puede expresar lo que quiere expresarse sin ser realmente lo que quiere proferirse, es decir, estamos enfrentados con tal pseudodefinición que si alguien dice que se entiende por Dios "el origen del mundo", "la idea absoluta", "el principio del bien" o "el ser necesario incondicionado". Se cree haber dado, con estas determinaciones, una definición. Pero no son definiciones; pues éstas no retrotraen a afirmaciones que se refieren a la percepción, sino sólo suplantan una palabra sin sentido por otras palabras sin sentido.

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