Las primeras investigaciones sobre el santuario celtibérico de Peñalba de Villastar (Teruel)

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Descripción

§§mssM&k y&tu@eg&ecü@

ew

Victoria Cabrera Valdés y Mariano Ayarzagüena Sanz (editores)

La representación gráfica de la Antigüedad clásica emeritense durante la Ilustración

La Arqueología hispanorromana del noroeste peninsular: el impulso científico de García y Bellido

Victoria Cabrera In ntemoriant

E1 papel desempeñado

por las

falsificaciones en la constitución de la Ciencia prehistórica

Algunos promotores de Ia investigación prehistórica hispana a principios del siglo XX

INDICE PRESENIACIÓN. Mer¡aNo AyanzecüeNe SaNz.

7

NECROLOCÍE »g LA DOCTORA VICTORIA CABRERA VALDÉS

8

I. ESTADO DE LA CUESTIÓN, TEORÍA Y MÉTODo DE HISToRIA DE LAARQT]EoLoGÍA

tigaciínen Historiogr afía de la Arqueología: últimas tendencias. Glonre Mone 2.- Historiografía de los estudios de género en la culturaibénca. Superando el complejo 1

.- La inves

"Peter Pan". ANroNm GancÍ,t Luer¡e y CenueN RÍsqr,,rz CurNCA............... 3.- El archivo Gómez-Moreno y elproyectoAREA. JueNP. BBu.óN,AnnrnoRuzyAmsn-

ro SÁNcmz 4. Historia y deformación historiográfica: un estudio cílttco a través de la interpretación del conflicto patricio-plebeyo desde la Roma Republicana. JueN Cenros DoN,rñcuez pÉn82......... 5.- LaBpigtafíade Hispania y su Histori ografíaen la Red: los proyectos del Centro CIL [. Á. CasrelrANo HpnNÁlruez; H. GnvmNo Pescu¡r; M. RaMÍnsz SÁNcunz; V. SarevlaNeuÉs pÉnpz y A. U. Srylox,

tr. HrsToRrA DE LAARQUEOLOGÍA

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32 4T

50

CmNrÍnce

6.- LaArqueología hispanorromana del noroeste peninsular: el impulso científico de García y Bellido. Cm¡mN Fen¡Al,oez Ocuo¿. y ÁNcer- Moru_lo CeRDÁN...... 7.- As ruínas de Tróia (Portugal) e o despertar da Arqueologia Clássica no Portugal de oitocentos. ANa Cnrsrn¡a Menrnrs.....

65

8.- La representación gráficade laAntigüedad clásica emeritense durante la Ilustración. ejemplo del reatro Romano. Jesús seres Ár-vanrz yArrcn LBóN Gór'rsz-.................

86

55

El

9. Una relación en tomo a Ilici: Juan de Dios de la Rada y Aureliano Ibarra. CoNcepcróNr PepÍ Roors. 10.- Los pioneros de la arqueología española en Mamrecos (1880-1921). ENruquB Goze¡-ses

t04

Cnevroro

110

III. EL NACIMIENTO DE LA CIENCIA PREHISTÓRICA 11.- El papel desempeñado por las falsificaciones en la constitución de la Ciencia prehistórica. MenraNo AyenzecúeNe SeNz..

118

12.- Sobre una carta de Casiano de Prado enviada aFernándezde Castro en mayo de 1865 desde París, donde se destaca la importancia de los estudios prehistóricos. MrcuBr- GoNzñ-ez

Fanru; Maru¡¡.roAyARZAGüENA S¡Nz y Ocrevro pucne Rranr

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13.-

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El nacimiento de la arqueología prehistórica en Canarias. A.

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Fannure

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-:.- \'lédicos y naturalistas en el desarrollo de la ciencia prehistórica española. La labor de G.¡nzález de Velasco y Manuel Antón y Ferrándiz a través de las sociedades científicas.

-

rerL Ponnes Gu_1o........ - -< - Sobre una carta de Antonio Machado a Mariano de laPaz Graells, donde se dan noti-: c¡:iano de Prado. Mrcupl GoNzÁrEzFesRE v ocr¡vro pucss RIenr.......... -' - Fernando Fulgosio y la evolución de los estudios prehistóricos en la segunda mitad =.- \lX. VÍcron M. RENenoARRreas... - Teoría y metodología en la arqueología decimonónica canaria. A. JosÉ FeRnule »p le

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- El árbol de la ciencia. Escuelas de la Arqueología prehistórica y protohistórica espa- -:':.]re el primer tercio del siglo XX. JosÉ M¡.Nuer- euEsaoa Lópr2......... .- - Salr'ador Vilaseca y sus primeros trabajos de investigación prehistórica

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- Las primeras investigaciones sobre el santuario celtibérico de peñalba de Villastar

-l --: S--,', -r-\lrryÉVr11e.......

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en la Cataluña

-. r.:- 1919- 1938). Jeutrs Massó CeReAU_Do - - La investigación del Paleolítico Inferior en Catalunya: 30 años después de su recono" : - :ientífico. MAnc,cnDt GsNena r MoNpr_r_s.. - - \lsunos promotores de la investigación prehistórica hispana a principios del siglo XX: - ' -- - H¡rnández-Pacheco Esteban, Conde de Ia Vega del Sella, Marqués de Cerralbo, Juan - - --:-t1ó r'Amalio Gimeno Cabañas. Manco ¡s le Resue Vrvns y Devm SaNreu¿.RÍe :

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--: - \\ illou-shby verner y la Laguna de la Janda. MenrÍ M^s conNelr-A............... --: - Los rnicios de la investigación sobre el Mesolítico en el Cantábrico occidental: la '- ---- n de Hu-eo Obermaier. MrcuBr-A. FeNo MtnrÍNsz.

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CTONALTZACIóN OB LA ARQUEOLOGÍA

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- EI Departamento de Protohistoria y Colonizaciones del Museo Arqueológico Nacio-:-:crón con el concepto ,prerromano,. MecoeLsNe Be«Rn.. -: - Ltrs orígenes de la arqueología universitaria en Galicia. XosÉ-Lors Am¿toe prre........ - - L-na mirada historiográfi ca ala arqueología burgalesa a través de sus instituciones y . - -. :! I 8+.1 - 1958). JueN MoNrBno GuuÉnRE2............. -'-- - Los programas y didáctica de la Arqueología presentados en las oposiciones a cáte-: :ir ersidad (1900-1940). GancÍe SaNros....... - - - \rqueología, Prehistoria e Historia Antigua en el mundo escolar: de Isabel II al siglo

: - Las Comisiones Provinciales de Monumentos en Aragón: El caso de la Comisión de , - - ?.:Ro Ro¡nÍcusz SuóN......... " . - Epítome de la crisis y agonía de las Comisiones de Monumentos en _,:

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la Baja Extremadura.

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ARCbAle,.

Revlsr.a. óe La socreOaO español-a óe l2rsroRra Oe La angueo-Loqra

N'

3-5. Año 2003-2005

COMITÉ CIENTÍFICO

CONSEJO DE REDACCIóN

Presidenta del Comité Vicroria Cabrera Valdés (t)

Coordinación Técnica Juan Grima Cervantes

Miembros del Comité Emiliano Aguirre ICSIC)

Vocales

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¿le

Madrid)

M" del Mar Gabaldón Martínez (SEHA) José Antonio Jiménez Díaz (Lrniver.sidad politécnic¿t) Helena Gimeno Pascual (tJniver,sitlarl de Alcalá cle Henare.;) Jaume Massó Carballido (Mtt"ser¡ tle ReLts Sal,-aclor Vilaseca)

Edita: Sociedad Española de Historia de la Arqueología

Luis N4ontiel Llorente (Ltni.ersidatl ComphÍense de Madrirt) Gloria N,fora /L,¡¡rn,e r.sidutl Autónomn tle Maclrirl) Ana Neira Campos (Ltniversidarl cle León) Carios Ortiz de Urbina (SEHA) Conce pcitin Papí Rodes (MLrseo Artlueológit:o Nttcional) Enrique Pérez-Campoamor Miraved SEHA) Isabel Poras GalTo (unít,ersidad de Ca.ttillct_La Mancha)

Las Alparatas, s/n

Eduard Riu-B arrera ( S e rv e i cl e I p at r imo n i Arcl u i te c r onic Gonzalo Ruiz Zapatero ( {Jnit,ersidatl Complutense

04.638 Moj ácar (Almería) Tlfno y fax: 950 - 479428 E mail: editorial@ anaezeditores.com Web: arrae ze dito re s. c om

)

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Jesús Salas Álvarez ( SEHA)

Felipe Gabriel Tostón Menéndez (SEHA) Valiente Canovas (Escuela Superior

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Restrutración)

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Dibujos: Federico Moldenhauer Laia Patiño Gispert

M'del Mar

gazseha@ arrakis.es

Anáez Editores, S.L.

Octavio Puche Riart ( Universitlatl politéc:nica) Víctor Manuel Renero Arribas (SEHA)

Santia-So

(s.E.H.A.) IES Juan Carlos I. C/ San Francisco, s/n 28.350 CIEMPOZUELOS (Madrid) Telfno:91 - 8930158. Fax:91 - 8933080

Producción editorial:

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Mariano §arzagüena Sanz Felipe Díaz pardo Máximo Antonio García González, Jesús Fernando López Cidad Antonio Lucas Varela Enrique P ér ez-Campoamor Miraved Felipe Gabriel Tostón Menéndez

I.S.B.N.: 84-89606-97-8 Depósito legal: GR-

Ródenas

Tirada:

Impresión: Gráfi cas La Madr aza (Granada)

1

8

06/2005

1000 ejemplares

Fecha edición: diciembre 2005

6

Alc.cbAr¿,

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Año 2003-2005

M. EL NACIMIENTO DE LA CIENCIA PREHISTÓNICE

LAS PRIMERAS II{VESTIGACIONES SOBRE EL SANTUARIO CELTIBÉRICO DE PEÑALBA DE VILLASTAR (TERUEL)' Srlvm Arp¿vÉ

Vllr¿

Area de Histori,a Antigua, (Jnitersi,dad de Zaragoza e-mail: [email protected]

I santuario celtibérico

de Peñalba de Villas tar fue descubierto por Juan Cabré en el

i

RESUMEN

transcurso de las prospecciones arqueológicas que estaba realizando con motivo de la elaboración del Catdlogo Monumental de la provincia de Teruel, obra que le había sido encargada por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes en el año 19082. Se trata de un imponente farallón rocoso de más de 2 km de extensión situado junto al río Turia, a unos 10 km de Teruel (fig. 1), en cuyas paredes se grabaron, a finales del siglo I a.C. y principios del siglo siguiente, una treintena de inscripciones celtibéricas, ibéricas y latinas, algunas de las cuales atestiguan una frecuentación religiosa de la montaña en esa época vinculada al culto de deidades indígenas como Cornuto Cordono o Lugus3.

A principios del siglo XX, en el transcurso de Ias prospecciones arqueológica s que J. Cabré estaba realizando en el iirea turolense con motivo de la elaboración del «Catálogo Monumental cle Teruel-. de Peñalba de Villastar, un impresionante farallón rocoso en el que se habían grabado inscripciones pelohispánicas y latinas -algunas de ellas de indu-

el aragonés descubría el santuario rupestre

dable caracter votivo-, y motivos figurados y

geométricos de cronología diversa. Cabré daba a conocer su hallazgo en 1910 mediante su oublicapublicación en el "Boletín de la Real Academia de la Historia», convifiéndose en Ia obra de referencia para Ios investigadores que con posterioridad han abordado el estudio de ese lugar sagrado. y no sólo porque se trata del único trabajo global réalizado hista el momento, sino también porque muchos tle los

I

epígraf'es y grabados que Cabré documenta se han

I

perdido iremisiblemente a causa de las extraccio-

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nes de Ios mismos. de la propia erosión natural. y de los daflos causados por sucesivas visitas.

Este trabajo se inscribe en el proyecto de investigación ..Religión, escritura y sociedad en la Hispania céltica: El santuario de peñatba de Villastar (Teruel)", financiado por la Diputación General de Aragón (241-82), en el que venimos participando activamente los siguientes miembros del Grupo Consolidado de lnvestigación .'Hiberus,,, de la Universidad de Zangoza.. Francisco Marco, Francisco Beltrán, Francisco Pina Carlos Jordán, Bot'a Díaz y la propia autora. euiero dm las gracias a todos ellos por las intensas jomadas de trabajo compartidas en Peñalba ya que sin duda han effiquecido mi visión sobre este santua_ rio. También quiero mostrar mi agradecimiento a los alumnos y licenciados de la Universidad de Zaragoza que nos han acompañado en las

El propósito de esta comunicación es dar a conocer otras trabajos sobre este santuario celtibérico realizados en el primer cuarro del siglo XX, que han permanecido inéditos hasta la fecha -o que han sido escasarnente valorados por la historiogiafía-. y que aportan interesantes y valiosos datos sobre cómo era la montaña de Peñalba cuando Cabré Ia descubre.

Palabras clave: s. XX, Peñalba de Villastar. Juan Cabré, arte rupestre.

diversas üsitas a la montaña; se trata de Alfonso Berge, Javier Cereza, Daniel Ibáñez, Patricia Pérez, Ignacio piedrafita, pedro Rodríguez, Ana

Rubio, Mónica Ruiz y Paula Uribe.

t

Sobre eI Catálogo Monumental de Teruel, depositado en el

La bibliografía sobre peñalba de Villastar es muy extensa, especialmente en 1o que atañe al estudio de las inscripciones antiguas. Un calácter general poseen los trabajos de Cabré (1910), Marco (1986), Burillo (1997), Alfayé (20O4b: 652-729), y Marco yAlfayé (en prensa). Sobre los epígrafes paleohispánicos y latinos véanse,

lnstituto Diego Velázquez del C.S.I.C., véase Mariné (2004:310_ 329). Hasta la fecha, únicamente se han publicado del volumen I de esta obra las páginas dedicadas al poblado ibérico de San Antonio de Caiaceite (Burillo, 1984: 9-49); a las inscripciones rupestres ibé_ ricas de Concud (Alfayé, 2003b: 15-16, frg. l2); y a los materiales arqueológicos hallados en el paraje de "La Escondilla', en las proxi_ li li il

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entre otros, los trabajos de Gómez Moreno (1948: 69-73, y 1949: 207-209, 309, 326-330), Lejeune (1955, 8-37, 108-110), Tovar ( 1959), Untermann (197 7, y 1997 : 618-642), Siles ( 1985: 39, 4 1 42,102,159), Navarro (1994: 139-t58), Beltrán (1996: 303-306), Pérez Vilatela (1996b), Jordán (2005:375-393), y Marco, Beltrán y

midades de Peñalba de Villastar (Alfayé, 2004), permaneciendo el resto inédito. Tengo que agradecer a AmeliaLópezyarto el haber_ me facilitado la consulta de esta obra. para cuya publicación cuento con la autorización del I.P.H.E.

Jordrán (en prensa).

275

\"---- ¡ Asimismo, también se documentan en Peñalba inscripciones de diversa temática que presentan una amplia cronología qtue alcanza hasta el presente, y numerosos grabados, entre los que se identifican

ciervos, aves, caballos (fig. 2), figuras humanas con grandes manos extendidas, "tableros de juego", esirellas de cinco puntas, abundantes cruces de tipología variada, ballestas, calvarios, cuchillos, batcos, mátivos geométricos, etc., cuya adscripción cultural - que abarcaríadesde la época antigua hasta la actuaiidad- no está exenta de problemasa ' Todo ello

evidencia una intensa y prolongada frecuentación de la montaña de Peñalba a 1o largo de un dilatado periodo de tiempo, y no parece arriesgado suponer que ta consideración sagrada de la que gozó ese lugar en época celtíbero-romana debió pervivir -aunque con otras creencias y otros ritos- hasta bien entrado el Medievo. Lamentablemente, sólo conocemos la existencia de muchos de estos epígrafes y grabados gracias a la documentación aportada por varios investigadores de comienzos del siglo XX , ya que el farallón ha sido sometido a un intenso proceso de degradación

antrópica que comenzó en el momento en que el propio Cabré decidió affancar los epígrafes más in-

teresantes para garantizar su conservación, llevado por la misma convicción con la que dos años antes' en 1907, habíajustificado la extracción de las pinturas levantinas delbarranco turolense de Calapatá' Es

por ello que resulta esencial para el estudio de la montaña de Peñalba la documentación recogida por Cabréen su inédito Catálogo Monumental deTeruel y en el artículo publicado en 1910, ya que aporta información sobre manifestaciones rupestres que hoy están irremisiblemente perdidas, ya sea debido a su o

Centrada en el estudio de las inscripciones antiguas del faralos innumerables 11ón, la historiografía apenas ha prestado atención a que grabados existentes en las paredes de Peñalba' De hecho' desde investigalos pocos son existencia, su conocer óabré (1910) diera a dores que se han interesado por el estudio de estas manifestaciones los rupestres, no existiendo hasta la fecha ningún estudio global sobre Marco Así' parciales' estudios publicado han se mismos, aunque sí (1986:749-751) identifica dos de los grabados antropomorfos publicados por Cabré como posibles representaciones antiguas del dios

extracción y posterior desaparición' ; sión natural o a los daños generado:

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nuos visitantes, que no dudan en raspsr lll ' '. antiguos para obtener una superficie pu-,:.' que dejar constancia de su presencia en 1' Afortunadamente, no sólo contamos Coll i>'; información, sino también con 1a recogici"

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bertini (lgl}) y, en menor medida' ptrr F := \': (s.f.); y con la publicada más tardíamente : : nuel Gómez Moreno ( 19a8 y 1949) ¡ Anlt'r - ' nutre de Ia

-

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¿

( 1959), que sustancialmente tación recopilada por Cabré. La revisión de : ' ' -- =:: ir; bajos permite hacernos una idea de cómo -' -* ba cuando la vio Cabré por primera \¡ez' \. srr .:' ;reconstrucción resulta indispensable para la la' do originario de la montaña antes de que ' -' '' rondan ': - -que actualmente vas extracciones :'": C'rl y grabados rentena- se llevaran epígrafes --' pritrler' artículo se pretende dar a conocer esos bajos sobre Peñalba y, sobre esa base' plante': -- propuesta de restitución de algunas de la: ir''-. :' iior"t y figuras arrancadas a 1o largo del sigi" \i'

se

El artículo del Boletín de la Real Academia dc la Historia 1.

El mismo año de su descubrimiento, Cabré ¿- conocer el hallazgo de Peñalba en una conferer'- impartida el 12 de Noviembre de 1909 en 1a R:' Acidemia de la Historia, publicando poco despu'' un extenso artículo enel Boletín de esa misma in'::tución titulado "La montaña escrita de Peñaiba ¿¡

Villastar" (Cabré,1 9 I 0), trabajo que se iba a conr ¡:tir en la obra de referencia para los investigadore' posteriores. Dividido en dos partes claramente dii¡ienciadas (Gimeno, 1984:163-164), Cabré ofrece e:. la primera una descripción de inscripciones y grabr-

dos -comenzando por los situados en el noroeste-' que va acompaña de calcos y fotografías de alguno: áe ellos (Cabré, lglO:241-258); mientras que en 1' segunda parte propone la interpretación de la montaroña como un santuario interétnico frecuentado por

manos, iberos y celtíberos, en el que rindió culto a Hércules, cuyo ciclo mitológico habría sido repre-

Lugas, exégesis que no compalto dado que, en mi opinión' la cronología de estos grabados posiblemente sea modema (Alfayé' 2003a: 86-88). Además, Pérez Vilatela (1995 y 1996) ha puhlicado varios (2002: trabajos sobre los cruciformes de Peñalba; y Royo y Gómez crono143-145) han dado a conocer los calcos de varios grabados de proyecparte del y como la actualidad, En logía medieval y modema. porel Grupo de investigación sobre PeñalbadeVillastar desarrollado

sentado en los grabados (Cabré, 1910: 258-280)'

t

Para la eclición y el estudio crítico de

1a

documentación dedi-

r'éase Alfa)'é cada a Peñalba e n el Catálogo Monumental de T¿ra¿l' publicación de este material formará parte de (2004b:

to

652-'706).La

de un de Investigación "Hiber-us", estoy ffabajando en la elaboración mofutura una parte de que formará grabados los corpus general de

está la monografía sobre el santuario de Peñalba que actualmente ' preparando el Grupo de Investigación"Hiberus"

nografía sobre este santuario.

276

l,as

pzurr¿sn¿s TNvESTTGACToNESSoBRE gr-Ser.m-leruo

CgmeÉRICoDE

Pnñ¡LeaosVllusran (TEnurI.)

Fig. 1. La montaña de Peñalba fotografiada por Cabré en 1909, en la que se indica la localización de los conjuntos de grabados e inscripciones (Cabré, L909-19L0: lám. 83a, fig. 109).

a

Las páginas dedicadas a Peñalba en el Catálo-

ción

grt

llonumental de Teruels

que ha resultado de gran utilidad a la hora de

-- --: .n realidad : -

ffi

,'.,-'r

La comparación de estas páginas con la publicación del Boletín de la Real Academia de la Historia -sobre todo en 1o que atañe a su primera parte-, permite reconocer la existencia de párrafos e ilustraciones idénticas, aunque también se detectan alteraciones y correcciones, e incluso erores tipográficos que pueden parecer insignificantes pero que, en algunos casos, han tenido gran repercusión historiográfrca, como sucede con el supuesto córvido grabado bajo la"gran inscripción", identificado tradicionalmente como la representación aviar del dios céltico Lugus al que se alude en el epígrafe pese a que en realidad esta figura no ha existido nunca, tratándose del grabado de un "cieryo" (Cabré, 1909-1910: lám. 96), equivocadamente denominado "cuervo" en el artículo de Boletín de la RealAcademia de la Historia (Cabré, I9l0: 255)6. Pero, sobre todo, lo que se

literal del y al material gráfico, del que el

es una reproducción casi

t.n&nuSCrito-,

- :itr Cabré (1910: 248) reconoce que sólo publica

-

-.

.

.

>¡lección.

Redactados entre 1909 y 1910, se trata de siete . on los únicos datos conocidos sobre esos - - :i \ grabados (fig. 2). Asimismo, en varias oca: Irece referencias topográficas sobre su ubica-

'

"en la esquina", "en alto", 'Junto al suelo"-, lo

identificar sobre el terrero cada hueco con su extracción originaria (Alfayé, 2004b: 67 0-7 06).

El estudio de las páginas dedicadas al santuario -: Peñalba en el inédito volumen IdelCatálogo Mo,i'i€tttal de Teruel (Alfayé, 2004b: 652-706') evi-;:r;ia hasta qué punto esta obra es Ia fuente de la - -i :e nutre el estudio sobre la montaña publicado :: ¿l Bolefírt de la Real Acctdemia de la Historia, i.:3.ia1mente en 1o que se refiere a su primera parte ,l'lt

-

-

u

A1 supuesto cuervo grabado bajo 1a "gran inscripción" han aludido, entre otros investigadores, Salinas (1983: 308), Marco (1986: 749 y 7 51) y Burillo (1997:232), identificando todos ellos esa figura como una posible representación ornitomorfa del dios Zagas. En cambio Tovar (1959: 353), que utiliza la información inédita de Cabré a 1a que había tenido acceso por medio de Gómez Moreno-, y no únicamente el artículo publicado en 1910, corrige la errata y recoge las palabras originales del arqueólogo al señalar, en relación con el epígrafe celtibérico, que "sabemos que esta inscripción se hallaba sobre un ciervo corriendo, junto al nivel del suelo".

-

-

"gran inscripción" puede verse una completa síntpsis ofrecido en Jordán (2005: 375-390), quien además realiza una interesante y verosímilcrticaa Ia interpretación tradicional de Luguei como el dativo del teónimo Sobre

1a

de las diferentes interpretaciones que se han

-

277

SrrvnArp¡yÉVrn r iaitatrl::1,rii:l'..t,::aii:iaia

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Fig. 2. Calcos de los zoomorfos grabados en diferentes trarnos del farallón de Peñalba (Cabré, 1909-1910: lám.85, fig. ill).

aprecia es que ambos estudios poseen un tono muy diferenciado, ya que si el Catdlogo Monumental de

nes poéticas, realtzando continuamente una sobre-

interpretación literaria de los restos arqueológicos que alcanza su clímax en la poética y excesiva recreación del "Drunemeton" y "la piedra de sacrificio s " de A rc ob r i g a (Alfayé e t alii, 2001 -2002; Alf a-

Teruel mtestra una exposición ordenada y sistemática de los paneles, el artículo del Boletín adolece de

un carácter más literario y menos preciso. Curiosamente, esta contrastada dualidad también la encontramos reflejada en los trabajos de su amigo y mentor, E. Aguilera y Gamboa, quien frente al rigor científico y expositivo -siempre de acuerdo con los parámeffos metodológicos de la época- que muestra en su voluminosa e inédita obra Páginas de la Historia P atri a

3. El manuscrito inédito de Fidel Fita sobre las inscripciones de Peñalba

En ninguno de sus dos trabajos Cabré lleva a cabo un análisis epigráfico de las inscripciones porque, como é1 mismo señala, ese estudio iba a realizarlo Fidel Fita, reconocido historiador y epigrafista a quien Cabré había cedido cuanta documentación gráfica le pudiera ser necesariapara la elaboración de ese trabajo (Cabré, 1909-1910: lám.87, n.1; y l9l0: 243-24$. Ésta es la razón por la que el arqueólogo aragonés se limita a señalar el carácter ibérico o latino de las inscripciones, sin aventurarse a

gún mi s e xc ay ac ion e s arque ol ó g i c as,redacel contrario, en su publicación de Jalón (1909) darienda suelta a sus aspiracio-

se

tada en

ElAlto

yé,2004b:83-96).

l9ll1,por

Lugus, planfeando que en realidad pudiera tratarse del dativo de un nominativo LVGVS, al que considerá un nombre verbal de un tema en*u delaraiz célttca*leugh, 'Jurar', traduciéndolo como ',eljuramento", "el voto".

'Agradezco a la Directora y al personal del Museo Cerralbo, en Madrid, la amabilidad con la que me facilitaron la consulta de esta obra inédita del Marqués.

ofrecer una lectura de ellas, ni profundizar en su aná-

278

I¿s

pRlrr¿En¿s rN\ESTTGACToNES soBREEL

Smrn-nruo CnI-rsÉzuco os Prñalee»pVlmsran (TEnuer-)

lisis e interpretación. Sin embargo, y pese a lo que había previsto, Fita nunca llegó a publicar ese estudio en el Boletín de la ReaL Academia de la Histo-

2t. ,/d¿r*-.

lirnitándose únicamente a redactar un boceto del rlismo, que se conserva inédito en los archivos de esa institución con el número de legajo 91158114(1), I del que estoy preparando su edición completa. Encabezado por el título "Inscripciones de Villastar en Peñalba (provincia de Teruel)", se trata de unos treinta lolios manuscritos sin paginar en los que Fita escribió diversos boradores inconclusos de su artículo * del qLre ofrece varias versiones, conservándose hasta cinco inicios distintos-, que, como señala Juan Manuei Abascal (1999: 92,n" 66). debieron redactarse entre l910, fecha en la que se datan algunas de las pLrblicaciones mencionadas por Fita en el texto, y 1918. año de su muerte. La lectura y el análisis de los folios revelan que la redacción se encontraba en una f'ase muy inicial; de hecho, de las 32 inscripciones peñalbinas recogidas en su estudio, Fita plantea

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:uperficialmente la lectura filológico-epigráfica de ;lpenas un par de ellas (fig. 3), sugiriendo transcripciones e intetpretaciones que, en general, no coinciden con las ofrecidas con posteriondad por otros inr estigadores. En cambio, sí ofrece calcos de todas 1as inscripciones, aunque estos calcos no son sino su propia versión de las fotografías y dibujos que Cabré le había cedido, ya que él nunca se desplazó hasta Peña1ba pararealizar directamente la autopsia de las

rnscripciones. Sin embargo, todo ese material gráfi.-o no acompaña al manuscrito ni fbrma parte del legajo de Fita conservado en la Real Academia de la IJistoria: en realidad. a la muerte del reverendo todo :11o pasó a manos de Gómez Moreno, quien, como .jl mismo reconoce, utilizó esas ilustraciones como base para la elaboración de sus propios calcos y lecturas de los epígrafes peñalbinos publicados en 1 948 r l9¿198. A su vez, sabemos que este historiador pernritió a su discípulo Antonio Tovar que consultara :se documentación, e incluso que publicara en 1959 .,1sunas de las ilustraciones de Cabré que hasta ese :nr¡rnento habían permanecido inéditas (Tovar, 1959: :19-353, 364). Se desconoce el paradero actual de .\sí lo reconoce el propio Gómez Moreno (1948: 72) cuando :-:r.r que "tengo a mi alcance todaladocumentaciónoriginal suya -: C:bré=. ¡.. a1go más conservado por el Padre Fita". Y añade que . '. .l¡:¡Lrbierto, fbtografiado y dibujado todo ello por Cabré, -, rrhrrrí campesino, él mismo lo publicó, brindando ai P -

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por el clescubridor; ¡nás adefbtografías" (Gómez

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Fig. 3. Uno de los folios manuscritos del estudio inconcluso de F. Fita sobre las inscripciones de Peñalba de Villastar, donde plantea la interPretación de la inscripción celtibérica Calains,

toda esa documentación gráftca, aunque es posible que se encuentre entre los fondos del Archivo Gómez Moreno que alberga la granadina Fundación Rodríguez Acosta, actualmente en proceso de cata' logación. Pero además de incluir calcos y sucintas interpretaciones de los epígrafes del santuario rupestre -en las que cabe reconocerle el mérito de haber identificado antropónimos célticos (fig. 3) cuarenta años antes de

que Michel Lejeune (1955: 7-37) y Tovar (19551956) defendieran, por vez primera, que la lengua empleada en algunas de las inscripciones de Peñalba era el celtibérico-, Fita también alude en estos

folios

a otras inscripciones ibéricas turolenses, como las rupestres de Concud, o las de Calaceite y La Iglesuela del Cid, y realiza amplias digresiones sobre la lengua ibérica y la etimolo gía de algunas leyendas monetales indígenas, excursos que poco tienen

los epígrafespeñalbinos y que no aportan nada al estudío de los mt'smos, como tampoco las dos verciones de un poema dedicado a un amigo suyo que se había resfriado que se incluyen en esque vercon

Sru,raAlparT Vrlr¿ queológico del santuario, y proceden de Cabré, quien ofrece en st Catálogo Monumental de Teruel la descripción y la fotografía de materiales procedentes de "La Escondilla", un pequeño valle situado al otro lado del Turia, a unos 2 km de Peñalba y visible desde allí (Cabré, 1909-1910: lám. 105, fig. 132).Del estudio de estas piezas me he encargado en otra publicación (Alfayé, 2004a), por 1o que únicamente señalaré que se tratade un "pasador en T", pieza que se ha venido fechando en época ibérica pero que recientes estudios inducen a datar en la Baja Edad Media; un recipiente cerámico medieval; una escápula con una inscripción árabe de contenido religioso, cuya cronología oscila entre los siglos X-XII d.C.; y una pieza tubular de barro que es la bocina teriomorfa de una trompa celtibérica que, sobre la base de paralelos peninsulares, podría fecharse en el siglo I a.C. En mi opinión, este hallazgo permite suponer la existencia en el entorno del santuario rupestre de un asentamiento celtibérico contemporáneo a la fecha de realización de las inscripciones, posibilidad que, hasta el momento, había sido minusvalorada por la historiografía (A1fayé,2004a: 169-17l).

tos folios. En realidad puede afirmarse, sin temor a caer en la injusticia, que el trabajo de Fita no está a la altura de las expectativas creadas por Cabré, siendo sus aportaciones muy modestas, aunque ciertamente el manuscrito no deje de tener importancia historiográfica en tanto que se trata del primer estudio epigráfico de las inscripciones de Peñalba de

Villastar. 4. Las aportaciones de E. Albertini en el Bulletin Hispanique Por las mismas fechas en las que Fita redactaba su inacabado artículo, E. Albertini publicaba en el Bulletin Hispanique del año l9I2tnabreve pero interesante descripción de su visita a la montaña de Peñalba, visita en la que estuvo acompañado por Salvador Gisbert, un pintor muy amigo de Cabré que en ese momento era además secretario de la "Comisión de Monumentos de Teruel" (Lomba et alii,1997). Sorprendentemente, este trabajo ha sido ignorado por la historiografía posterior, y ello pese a que contiene interesantes aportaciones de primera mano, ya que Albertini no sólo recorrió el farallón de Peñalba, sino que también se desplazó a Villel y a Calaceite con el propósito de estudiar las extracciones allí conservadas. Como ejemplo del valor científico de su trabajo en relación con Peñalba, me parece necesario resaltar el hecho de que este investigador (Albertint,l9l2: 201) fue el primero en identificar una de las inscripciones latinas grabadas en la pared rocosa como el verso 268 del libro II de la Eneida, más de treinta años antes de que Gómez Moreno (1949:207-208) lo publicara como un descubrimiento propio.

5. La restitución de las extracciones sobre la base de la documentacién antigua

Aunque Cabré (1909-1910 y 1910) es la fuente esencial para el estudio y restitución de 1as extracciones de Peñalba, resultan también útiles ciertos datos recogidos porAlbertini (1912), Fita (s.f.), Gómez Moreno (1948 y I9a9) y Tovar (1959), quienes aluden brevemente a los epígrafes y grabados ¿rrancados de la montaña

Además, gracias a Albertini (1912: 198-199) sabemos que en la montaña se encontró un trozo de cerámica medieval que él identifica como árabe, dafo que puede parecer nimio si se desconoce que, con la

Así, Albertini (1912: 198) señala de que «/es pierres les plus intéressantes avaient été sciées et détachées de la roche, pour étre mises en lieu sfrr : une vingtaine avaient été emportées par M. Cabré it Calaceite ; deux pieres, avec de petites inscriptions étaient chez M. Gisbert, que me les montra; cinq ou six étaient conservées auvillage de Villel, d

excepción de fragmentos de cerámica a mano y de un cuchillo de sflex de sección triangular recogidos a mediados de los años 80 por José María Gimeno "en las cercanías del abrigo existente hacia mediodía" (Gimeno, 1984:165), y de un inédito fragmento cerámico pintado con bandas de color roio vinoso, descubierto en la prospección que realizó en el año

quelques kilométres de Peñalba>>. Igualmente en re-

lación con las extracciones, Fita (s.f.) informa en su artículo inconcluso de que
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