Las primeras industrias en la Guadalajara del siglo XIX. Mex.

October 2, 2017 | Autor: B. Camacho Ornelas | Categoría: History of Guadalajara, historia de Guadalajara
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Descripción



Las primeras industrias en la Guadalajara del siglo XIX.
Bernardo Camacho Ornelas.

Constantes guerras para definir un tipo de sistema de gobierno imposibilitaron que México fuera partícipe de la Revolución Industrial que había iniciado en Europa en países como Inglaterra y Francia y en América en los Estados Unidos. Nuestro país vivió un gran auge económico y demográfico en los últimos años del periodo colonial, la salida de capitales "Golondrinos" que había producido la expulsión de los españoles y persistentes trastornos que la nación resistía, llevaron a una economía nacional casi tipo feudal.
Si Guadalajara se distinguió históricamente como una ciudad de comercio y servicios, a lo largo del siglo XX mostró nuevas especialidades económicas. Un siglo antes, la producción artesanal estuvo dispersa en minúsculos talleres en todas las pequeñas ciudades y en muchas haciendas del actual Jalisco. A falta de electricidad, de motores y máquinas, la rudimentaria tecnología desempeñaba un papel secundario ante la preeminencia de la destreza humana. En ese tiempo Guadalajara era mucho más importante por su comercio que por su incipiente industria.
La guerra de independencia (1810-1821) y la apertura del puerto de San Blas (1768) estimularon los intercambios mercantiles y la libre circulación de extranjeros en la región.
A pesar de todas las condiciones desfavorables, a mediados del siglo XIX se asentaron las primeras industrias textiles cerca de Guadalajara. La primera de ellas, la gran empresa textil ubicada en la hacienda de "La Magdalena" cerca de Guadalajara conocida como "La Escoba", creada en 1841 por el Vascofrancés Sr. Manuel Jesús Olasagarre y sus socios: Sotero Prieto, Manuel Escandón, Francisco Vallejo y Julio Moyssard en el municipio de Zapopan. Esta empresa era de amplio espacio con dos pisos que elaboraba todo tipo de mantas; en ella empleaban más de 300 mujeres. La producción mensual era de 9'572 kilos de manta, 1'596 kilos de hilaza y 798 kilos de pabilo;
Se crearon otras como la "Experiencia", también ubicada en el mismo sitio e iniciada por Olasagarre en 1851. Don José Palomar y Rueda sería otro de los pioneros al echar a andar la fábrica textil "La Prosperidad Jalisciense" (1843) llamada también "Atemajac" con una idea que hacía tres años antes venían siguiendo Esteban de Antuñano y Lucas Alamán. José Palomar junto con otros 30 socios, entre los más importantes el comerciante Francisco Martínez Negrete Ortiz y Manuel López Cotilla echaron a andar esta fábrica junto con la de papel "El Batán", abierta en 1843. Estás últimas tres empresas comprendían un conjunto industrial por su cercanía con capital invertido por empresarios extranjeros, especialmente Vascos y Franceses.
La fábrica de hilados y tejidos "Río Blanco" fue otro de los grandes proyectos fabriles de la época, se ubicó inicialmente en el Salto de Juanacatlán hacia 1860 aproximadamente con sus fundadores los Hermanos Loweree quienes la pierden y esta pasa a la Compañía Industrial de Jalisco, llevándola por motivos desconocidos hasta Zapopan cerca de Tesistán. La fábrica producía hilaza, pabilo y diversos tipos de rebozos. Su último dueño fue el empresario Francisco Martínez Negrete y Alba quien llega a la quiebra dando fin a la vida de este lugar.
Considerado el último gran proyecto textil, la fábrica "Río Grande" (1896) propiedad de la Compañía Industrial Manufacturera, con fábricas dentro del país y socios extranjeros fue edificado en la Hacienda de "El Castillo" de el Salto de Juanacatlán, a escasos kilómetros de Guadalajara en sitio fraccionado por su dueña Dolores Martínez Negrete y Alba de Bermejillo quien la vende a dicha empresa convirtiéndose en poco tiempo en la primera fábrica de Jalisco en producir 760,000 Kg. de producción anual; más que "La Experiencia" y "Río Blanco". Al igual que en el resto de las fábricas de su tipo alrededor de ella se formó una colonia obrera con casas para los trabajadores asentando un poder paternalista.
Triste fin ha dado el progreso de Guadalajara al ver cerradas todas las fábricas empresas y compañías que dieron luz abierta al futuro tapatío, y hoy no son más que un recuerdo casi obsoleto del que aún en vida conoció una parte de la historia de Jalisco.




Bibliografías:
Héléne Riviére d'Are, "La función comercial de Guadalajara", en Controversia, núm. 2, Guadalajara, Jalisco, pp. 90-101
Jean Meyer, "Barron Forbes y Cía. El cielo y sus primeros favoritos". En News, núm. 40, abril de 1981, pp. 27-35
Lizama Gladyz ,"Llamarse Martínez Negrete". Obra completa, 2013.







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