Las primeras acuñaciones griegas e ibéricas de la Península Ibérica: formalización del uso de la plata a peso. Emporion y Arse

July 24, 2017 | Autor: P. Ripollès Alegre | Categoría: Ancient numismatics (Archaeology), Ancient Greek Numismatics, Ancient Roman Numismatics
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LAS PRIMERAS ACUÑACIONES GRIEGAS E IBÉRICAS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA: FORMALIZACIÓN DEL USO DE LA PLATA A PESO. EMPORION Y ARSE PERE PAU RIPOLLÈS Universitat de València We might imagine that coinage does not so much stand at the headwaters of the use of silver, as it is a tributary feeding on to a much wider flow of silver which in turn fed into the wider Mediterranean economy 1

RESUMEN: Este trabajo se propone reflexionar sobre las circunstancias en las que se produjo la monetización en las ciudades de Emporion y Arse, tanto en lo que se refiere a los antecedentes que pudieron allanar el camino para la introducción de la moneda, como a los sectores de la población susceptibles de participar en una economía monetizada. Sobre la primera cuestión parece que una parte de los bienes, servicios y deberes privados y públicos se estaban valorando en términos de plata a peso desde los siglos V-IV a.C. De las características de las primeras monedas se desprende que una amplia franja de población fue potencialmente usuaria. ABSTRACT: The purpose of this work is to think about the circumstances the coinage was born in the cities of Emporion and Arse: the previous steps for the introduction of the coin, as well as the population prepared to assimilate a monetarist economy. About the first question, it seems that one part of the goods, services and private and public duties are being valued on silver on weight from the V-IV B.C. From the characteristics of the first coins, we can see that an important part of the population was able to use them. 1

Las cuestiones relacionadas con las primeras acuñaciones griegas han suscitado un vivo interés en los últimos años, publicándose trabajos sobre su origen, propósito, composición, impacto social, ámbitos de uso, segmentos de la población implicados y cronología de la monetización de la economía 2. Algunos de ellos

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Kim (2001) 19. Nos referimos a los estudios que han publicado recientemente: Martin (1996) 257-283; Kim (2001) 7-21; Idem (2002) 44-51; Kroll (1998) 225-232; Idem (2001) 77-91; Balmuth y Thompson (2000) 2

utilizan en su argumentación, 3a la hora de valorar estas cuestiones, las nuevas evidencias de hallazgos monetarios, de los cuales se derivan importantes cambios, que revitalizan parte de las antiguas explicaciones de carácter económico de las primeras monedas 3. Otros, en 159-169; Kurke (1999); von Reden (1997) 154-176; Descat (2001) 69-81; Le Rider (2001) y Callataÿ (2001) 83-93. Casi toda la bibliografía anterior ha sido recopilada por Arévalo (1999) 12-13. 3 Schaps (1997) 91-104; Callataÿ (2001) 92; Kroll (2001) 77-91; Kim (2001) y (2002), quien admite ((2001) 20) que los condicionantes económicos no pueden explicar totalmente la invención de la moneda,

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cambio, exploran la vertiente antropológica de la moneda, dedicándose a examinar el papel que desarrolló el concepto de dinero y las primeras acuñaciones en el contexto social de la polis 4. En las últimas décadas se ha producido un cambio sustancial en el panorama de las denominaciones que se emitieron en los comienzos de la acuñación de moneda. Hasta hace pocos años se desconocía la existencia de una gran variedad de fracciones y se ignoraba que en muchos lugares se fabricaron en un importante volumen. Por consiguiente, la percepción que se tenía de las primeras monedas, la que proyectaban los tesoros recuperados, era que se trataba mayoritariamente de piezas grandes (didracmas o tetradracmas), que por su peso (8-18 g) se pensó que en un principio tuvieron un propósito y unos usuarios limitados 5; desde estas premisas se defendió que el verdadero desarrollo de la monetización de la economía se produjo más de una centuria después de que hicieran aparición las primeras monedas, cuando se pensaba que las ciudades habían emitido una cantidad notable de fracciones. Este punto de partida se ha demostrado que es erróneo y tuvo, como es lógico, implicaciones en muchas hipótesis planteadas sobre las primeras monedas, tales como el origen, su propósito o los ámbitos de uso. En la actualidad, el mayor celo de los arqueólogos y el uso (normalmente ilícito) de los detectores de metales han variado radicalmente el panorama sobre la composición de las primeras acuñaciones en todo el Mediterráneo. Por un lado, se ha producido un giro sustancial en la valoración de la antigüedad y volumen de los primeros divisores, desbaratando hipótesis que vinculaban la aparición de la moneda con actividades de cierta envergadura, como comerciales, pago de mercenarios,

ya que otras sociedades mediterráneas no respondieron de igual modo a estímulos similares. 4 De entre ellos destacan los de von Reden (1995 y 1997), donde realiza un análisis eminentemente social, y Kurke (1991) y (1999), con una focalización hacia el análisis político; ambos enfatizan el carácter simbólico de la moneda. Estos trabajos, aunque son plenamente válidos para mostrar la especificidad del concepto griego de dinero, como afirma Kim (2001) 20 y (2002) 45, es probable que los testimonios que manejan no reflejen más que las actividades de una parte de la sociedad y que la visión que proporcionan no sea completa. También Callataÿ (2001) 83-93, los juzga como poco satisfactorios desde el punto de vista numismático. Por su parte, Martin (1996) 257-283, defiende la necesidad de monedas por la emergente costumbre de la contribución económica de ricos ciudadanos en la financiación de actividades diversas en beneficio de la comunidad, esto es, el sistema de liturgias. 5 Kraay (1964) 89; Rutter (1981) 5; von Reden (1997) 156-157; véase sobre este tema Kim (2001) 11-13.

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botines o multas de elevada cuantía, debido a que las fracciones, contrariamente a lo que se había supuesto, se acuñaron desde los comienzos en cantidades importantes 6. Por otro lado, ha comenzado a detectarse mejor el uso habitual de la plata a peso, como una forma de dinero, casi monetal, en fechas anteriores a la invención de la moneda, tanto en el Próximo Oriente 7 como en la propia Grecia 8, lo cual supone un argumento importante para explicar en alguna medida el nacimiento de la moneda desde una perspectiva económica 9. La conjunción de evidencias literarias y arqueológicas ha llevado a Kim a construir un modelo para explicar en qué circunstancias se produjo el inicio de la acuñación de moneda en el mundo griego, desde una perspectiva global y alejada de los particularismos que pueden reflejar el uso exclusivo de los testimonios literarios. De acuerdo con su análisis ha propuesto que (1) el uso de la plata y del dinero estaba bastante avanzado en la época en la que se inventó la acuñación, es decir, el terreno estaba preparado 10, y que (2) la variedad de 6

Una muestra de las sorpresas que podía deparar una mayor atención hacia las fracciones la encontramos en la rica recopilación publicada por Waggoner (1983). También las monedas heráldicas de Atenas incluyeron fracciones de hasta 1/4 de óbolo, por lo que servían para el comercio al por menor mejor que para cualquier otro uso, cf.: Schaps (1997) 97. No menos interesante es el tesoro de fracciones hallado en Jonia y fechado en ca. 525-500 a.C. que Kim (2001) 15-17, vuelve a estudiar, pues atestigua una fuerte necesidad de fracciones para un uso local. También apoya esta idea las fracciones de Tebas, Bérend (1984) 7-30. Como es normal no todas las ciudades acuñaron fracciones desde los inicios, ya que, por ejemplo, Siracusa y Quíos lo hicieron a partir el siglo V a.C.; por el contrario, otras basaron la mayor parte de su producción en fracciones, como Massalia, Eion, Mileto (Kim (2002) 47). En el mismo sentido Howgego (1995) 7. 7 Numerosos testimonios ponen de manifiesto que el uso de la plata sin acuñar, ejerciendo las mismas funciones que posteriormente desarrollará la moneda, fue una realidad en un momento anterior a la introducción de la moneda y continuó en uso bastante tiempo después de que éstas hubiesen comenzado a circular, véase Yeivin (1990) 43-60; Balmuth y Thompson (2000) 161-169; Reade (1986) 79-89; Arnold-Biucchi et alii (1988) 1-35; Stern (2001) 19-26; Gitin y Golani (2001) 27-48, con una relación de los hallazgos de tesoros de Hacksilber, datados en el siglo VII a.C. Además de los trabajos citados en la nota 8, también se ocupan de esta cuestión, aunque de forma más genérica, Howgego (1995) 9 y 13; Kim (2001) 15; Kroll (2001) 11-15. 8 Kroll y Waggoner (1984) 325-340; Kroll (1998); Descat (2001) 77; Schaps (2001) 93-103, por el contrario, niega la existencia de una fase económica de uso de la plata en bruto anterior a la acuñación, proponiendo que la moneda fue otro tipo de objeto utilizado para comerciar y atesorar riqueza. 9 Kim (2001) 19. 10 Kim (2001) 15; Descat (2001) 74; Kroll (2001) 77-91; también von Reden (1997) 160, 167-168, defiende la idea de que la moneda supuso

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fracciones y su volumen de acuñación sugieren que, cuando comenzaron a acuñarse las primeras monedas, éstas tuvieron una amplia base de usuarios. Este panorama, que en su análisis se circunscribe al mundo griego es perfectamente parangonable con la situación que día a día se va desvelando en algunos lugares de la península Ibérica y que, en parte, ya ha sido puesto de manifiesto por nosotros para la zona de Arse 11. Como es lógico, existen diferencias entre el mundo griego del Mediterráneo central y oriental y los asentamientos de la parte occidental, entre otras causas, debido al hecho de que las primeras acuñaciones de Emporion se produjeron un siglo y medio más tarde y las de Arse dos y medio después; no obstante los datos revelan, a nivel general, similitudes notables en el proceso evolutivo. En el litoral mediterráneo del cuadrante nororiental, existen evidencias que lo atestiguan, algunas todavía escasas en cantidad y consistencia; se trata del hallazgo de fragmentos de plata y de la acuñación de una importante cantidad de monedas fraccionarias12.

LOS TESTIMONIOS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA 1. Los hallazgos de fragmentos de plata Cada día son más abundantes los hallazgos de fragmentos de plata y sólo ahora se les comienza a prestar una cierta atención. La sofisticación de las nuevas técnicas de detección ha sido la responsable de la recuperación de diminutos fragmentos de plata recortados. De ellos conocemos muy pocos contextos arqueológicos; no obstante, algunas evidencias y la existencia de modelos contrastados en otras partes del Mediterráneo permiten suponer su uso en fechas tempranas e incluso anteriores a la acuñación de moneda. Fragmentos de plata en contextos que pueden ser datados en el siglo IV a.C. los encontramos en los tesoros de Pont de Molins 13 y de Montgó 14 y en hallazgos esporádicos en el yacimiento arqueológico de la Bastida un continuum dentro del desarrollo del concepto de dinero en el contexto de los intercambios sociales, aunque circunscribe el desarrollo de la moneda a las instituciones. 11 Gozalbes y Ripollès (2002) 217-223. 12 No es seguro que una parte de las cantidades de dinero referidas en el plomo de Pech Maho se hicieran efectivas en plata acuñada, ya que tembién podrían corresponder a plata sin acuñar. Sobre este plomo véase Lejeune, Pouilloux y Solier (1988-90) 19-59; Chadwick (1990) 161-166; Decourt (2000) 111-124. 13 Pujol y Camps, en Delgado (1876) 176. 14 Chabás (1891) 59-64; IGCH 2312.

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de Moixent (Valencia). En apoyo de un contexto antiguo para fragmentos de plata hay que considerar, además, el creciente número de hallazgos de monedas de los siglos VI y V a.C., algunas de ellas fragmentadas intencionadamente (las publicadas y las inéditas) 15. El hecho de que muchas de estas piezas apenas tengan diseños reconocibles y que las más grandes fueran cizalladas avala la idea de que se utilizaron simple y llanamente como plata en bruto. El uso de estas monedas como dinero resultaba sencillo, ya que se equiparaban y mezclaban fácilmente con los fragmentos de plata troceada que se estaban utilizando. En lo que respecta a los tesoros compuestos por fragmentos de plata sin acuñar, no conocemos ninguno en la zona que nos ocupa 16; no obstante, los tesoros, los hallazgos de fragmentos, como los de Mas Castellar (Pontós) 17, y las monedas recortadas evidencian que, por lo menos, desde los inicios del siglo IV y a lo largo del siglo III esta práctica estuvo vigente. Puede objetarse, para negar el uso de la plata a peso en época premonetal, que no se han documentado tesoros de plata sin acuñar, sin embargo ello no implica necesariamente que no se diera su uso, ya que una situación similar la encontramos en Grecia, donde no se tiene noticia de ellos y en cambio testimonios literarios y epigráficos atestiguan su existencia 18 El uso de la plata a peso se mantuvo en la península Ibérica durante bastante tiempo, ya que los tesoros que contienen una mayor cantidad de plata troceada corresponden a momentos posteriores, los siglos III-I a.C., disminuyendo su presencia en la zona de la costa Mediterránea y aumentando en el interior conforme avanza el tiempo 19. Ellos muestran, sin duda, que la plata, 15

Gozalbes y Ripollès (2002) 217-228 El tesoro del Puig de la Nau, de principios del siglo IV, contenía joyas de oro y de plata y una fraccionaria ampuritana, Oliver (1999) 44-45. 17 Véase en este mismo volumen la comunicación de M. Campo, “Dinero de metal y moneda en territorio indigete: el testimonio de Mas Castellar (siglo V-III a.C.)”. 18 Tal es el caso de las leyes de Solón, en las que bastantes pagos se cuantifican en plata a peso, en dracmas de su sistema ponderal, cf.: Kroll (1998) 229-230; también en la epigrafía de Eretria se mencionan pagos en plata en bruto, cf.: Kim (2001) 13-15 y 17; y en los textos poéticos, cf.: Kurke (1995). En contra de esta idea: Schaps (2001) 93-103. 19 Estrabón III, 3, 7 señala que en el interior de Hispania los nativos practicaban el intercambio de especies o entregaban pequeñas láminas de plata recortada en lugar de moneda; los hechos se fechan, aproximadamente a fines del siglo I a.C. También en Grecia, después de la aparición de la moneda continuaron usándose los anteriores objetos de intercambio, como los calderos o las dobles hachas, cf.: Descat (2001) 75 y 77. Sobre los tesoros con plata, troceada o no, 16

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fragmentada o no, constituía una forma de dinero, susceptible de ser utilizada en los intercambios, y circulaba por el valor que le confería su peso 20, lo cual implica la existencia de sistemas ponderales. En el Mediterráneo oriental existen ejemplos que muestran que los intercambios en los que estaba involucrada la plata troceada, no se realizaron siguiendo un solo sistema de peso, sino que existieron varios y que en ningún momento fueron un obstáculo 21. Nosotros hemos defendido que en la zona de Arse 22 se debió desarrollar un modelo de uso de plata a peso, similar al que se ha propuesto para el Próximo Oriente y Grecia, en una época premonetal y durante bastante tiempo después de que se hubiera introducido la moneda, como una forma de dinero con la que de modo habitual se podían realizar intercambios y pagos, muchos de ellos de escasa consideración, a juzgar por el tamaño de los recortes y fragmentos recuperados. También hemos señalado que no creemos que se trate de una situación única de Arse, sino que pensamos que debió estar más extendida y que una mayor atención hacia este tipo de materiales permitirá ampliar en el tiempo y en el espacio el conocimiento del uso de este tipo de dinero 23. El estudio de los fragmentos de plata recuperados en el territorio de Arse ha permitido hacer una serie de consideraciones interesantes de las que se derivan sugerencias muy clarificadoras sobre cuestiones relacionadas con el uso de la plata a peso como dinero, la importancia de los intercambios, pagos y servicios que podían satisfacerse con ellos y los segmentos de la sociedad que participaban en esta práctica (fig. 1). La muestra de fragmentos de plata documentados, procedentes del territorio de Arse 24, pone de manifiesto la circulación de pequeños recortes, sin menoscabo de los grandes, y una tendencia a concentrarse en torno a pesos que se relacionan con el sistema metrológico aparecidos en la península Ibérica entre los siglos III-I a.C., véase Raddatz (1969), especialmente interesantes son el de Driebes, Valeria, Moixent y Salvacañete; para los de Andalucía véase Chaves (1996); de similares características, aunque más modesto, es el de Jalance, cf.: Gozalbes y Escrivá (1995) 35-45. 20 Es lógico creer que los objetos manufacturados y funcionales tuvieron una estimación superior a la de su peso. En la península Ibérica, desde la edad del Bronce Final se atestiguan diversas acumulaciones de metal que funcionaron como una forma de dinero y como objetos de rango y de prestigio social, véase Galán y Ruiz-Galvez (1996) 151-165; Prieto (1996) 195-223; García-Bellido (1999) 363-385. 21 Balmuth y Thompson (2000) 164. 22 Gozalbes y Ripollès (2002) 217-223. 23 Como es el caso de la comunicación de M. Campo, en este mismo volumen, sobre los fragmentos hallados en Mas Castellar (Pontós). 24 Gozalbes y Ripollès (2002) 217-223 y 549.

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monetal que utilizará la ciudad en sus primeras acuñaciones (una dracma de 2,9-3 g) (fig. 2). De los 329 fragmentos de plata recortada que han sido estudiados, 46 piezas se encuentran dentro del intervalo 0,149-0,258 g; 31 piezas entre 0,347-0,477 g; 22 fragmentos entre 0,695-0,804 g; 25 piezas entre 1,131-1,350 g; 11 fragmentos entre 1,568-1,677 g y 5 piezas entre 2,877-2,986 g. De estos datos llama la atención el reducido peso que muestra una cantidad sustancial de fragmentos, lo cual revela una situación poco o nada atestiguada hasta ahora. Del conjunto de estas evidencias materiales podemos deducir, por supuesto, la existencia del concepto de dinero y del uso de plata a peso para el pago de bienes y servicios. Entendemos que los pagos e intercambios debieron ser tanto de orden privado como institucional, aunque esto no es posible demostrarlo. Pero el panorama que refleja la recopilación de fragmentos de plata revela también otras características interesantes, tales como la disponibilidad de sistemas ponderales, cuya existencia ya se conocía a través de los ponderales hallados en varios yacimientos (e.g. La Bastida u Orleyl) 25, pero en este caso se deduce que fueron extremadamente precisos, ya que, con toda probabilidad, serían capaces de diferenciar décimas de gramo 26. A partir del reducido peso de los fragmentos todavía es posible hacer otras consideraciones que juzgamos de importancia. En primer lugar, en relación con el nivel económico de los intercambios, pues su diminuto tamaño posibilita realizar con ellos una amplia gama de intercambios cotidianos de muy reducido valor, entre los que se incluyen los que se califican como al por menor. En segundo lugar, en lo que concierne a los segmentos sociales que pudieron manejar este tipo de dinero, ya que el escaso valor que tuvieron algunos de los fragmentos deja entrever la existencia de una amplia base de usuarios. El uso de la plata a peso puede remontarse en Arse a los inicios del siglo IV, aunque es muy probable que en el V ya se empleara. Las monedas partidas y recortadas ofrecen una base para ello. Las más antiguas de cecas foráneas se acuñaron a fines del siglo VI a.C. y las más recientes en el último tercio del siglo III a.C. La circulación de estas piezas y de otras sin recortar (Massalia, Etruria, ...) todavía más antiguas sugiere que la plata en bruto debió estar en uso ya en el V a.C. 27 25

Fletcher y Mata (1981) 165-175. Una precisión similar o incluso mayor la encontramos en Asia Menor, en las fracciones de principios del siglo VI, ya que se acuñaron divisores de hasta 1/96 de estátera (= 0,15 g), cf.: Howgego (1995) 7. 27 Gozalbes y Ripollès (2002) 217-223. 26

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Figura1.— Fragmentos de plata hallados en el territorio de Arse (Sagunto, Valencia). Pesos: 1: 0,81 g; 2: 1,72 g; 3: 2,71 g; 4: 3,31 g; 5: 7,16 g; 6: 12,70 g; 7: 11,78 g; 8: 19,08 g (1-5 y 7-8: MPCV; 6: col. privada)

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Figura 2.— Histograma de pesos de fragmentos de plata hallados en el territorio de Arse (Sagunto, Valencia). Tomado de Ripollès y Llorens (2002) 221.

Por lo que respecta al territorio de los indigetes, M. Campo ha puesto de manifiesto que el uso de la plata a peso fue una práctica conocida entre sus habitantes; y propone, además, una mayor antigüedad que la que se desprende del hallazo de Pont de Molins (siglo IV a.C.) 28. Nosotros estamos de acuerdo con este planteamiento, no sólo porque los hallazgos de plata troceada nuevos y antiguos que ella presenta así lo avalan, sino porque el tipo de moneda que se acuñó en Emporion también lo sugiere 29.

2. Las emisiones de moneda fraccionaria El modelo de acuñación que se documenta en Emporion, y posteriormente en Arse (con ciertas modificaciones), se inició y se basó en fracciones de peso muy reducido, las cuales se acuñaron en un importante volumen (fig. 3). Esta particularidad debe ser bien examinada 28 Véase el artículo de M. Campo, “Dinero de metal y moneda en territorio indigete: el testimonio de Mas Castellar (siglos V-III a.C.)”, en este mismo volumen. 29 Villaronga (1997).

a la hora de valorar el inicio de la acuñación de la colonia. En los últimos meses se ha ampliado sustancialmente el patrimonio numismático que acuñó Emporion 30 y revela que la monetización de la economía se debió producir desde el primer momento en que se comenzó a fabricar moneda, alcanzando en poco tiempo una intensidad insospechada. Tal y como Kim ha puesto de manifiesto para la globalidad del mundo griego, esta situación no se debió producir de la noche a la mañana, sino que sugiere que algunas formas de dinero precedieron a la acuñación. Entre estas formas de dinero (definido comúnmente como depósito de valor, medio de cambio, medio de pago y medida de valor), la plata a peso es la que mejor explica la irrupción de la moneda, como presumiblemente fue el caso de los emporitanos, puesto que las acuñaciones no hicieron más que encajar dentro de un sistema dinerario de plata que estaba bien establecido, aportando una mejora sustancial 31. La opción de Emporion de acuñar fracciones debe explicarse en buena medida por motivaciones 30 31

Subasta Aúreo 27/2/2002. Kim (2001) 13.

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económicas de carácter muy local y ello no tiene nada de extraño, pues se trata de una fundación focense y se encuentra integrada en el mundo cultural griego. La colonia de Massalia, también focense y estrechamente vinculada con Emporion, articuló su monetización sobre la base de las fracciones 32. De todas las monedas ampuritanas o que estuvieron en circulación en el arco mediterráneo peninsular, la de cabeza de carnero y cruz de puntos 33 es probablemente la que mejor ilustra la fase inicial de la acuñación. De este tipo de monedas se conoce en la actualidad un número importante de piezas, pues a las publicadas por Villaronga 34 se añaden las que recientemente han sido subastadas por Aureo 35. Con ellas se han establecido dos grupos, las que miran a la izquierda y las que lo hacen a la derecha, pero ambos forman parte de una misma población. Lo más destacable de estas monedas es que muestran una dispersión de pesos muy grande 36, hasta el punto que Villaronga observó que no se trataba de una acuñación que siguiera una talla determinada, sugiriendo que las monedas se valorarían como piezas individuales, sin dar importancia al peso 37. Nosotros, sin embargo, pensamos lo contrario. Estas monedas son precisamente el eslabón que une el uso de la plata a peso con la moneda, pues su gran variabilidad de pesos indica que en ningún caso pudieron ser valoradas de forma nominal, pues no estaban representando ningún tipo de denominación particular, por lo que se estimaría su valor en función de su peso. Difícilmente se puede admitir que tuvieran el mismo valor las piezas que pesan 0,03 g y las de 0,77 g. En este caso, la acuñación sólo garantizaría la calidad del metal e identificaría la autoridad emisora, en una fase en la que debía de estar desarrollándose un proceso de estabilización del valor de la plata que estaba en circulación en la ciudad 38. Este panorama de acuñación exclusiva de fracciones es comprensible en el caso de Emporion, por lo que se ha dicho anteriormente, pero no lo es tanto en lo que se refiere a Arse. Sin embargo, poco a poco los nuevos datos clarifican el panorama monetario de esta ciudad 32

Furtwängler (1978), Idem (1993) 431-448. Cada día que pasa son más abundantes los hallazgos de estas monedas en la zona de Cataluna y el País Valenciano, lo cual respalda el que se acuñaran en la península Ibérica, presumiblemente en Emporion, aunque no existe una total seguridad de ello. 34 Villaronga (1997). 35 27/2/2002, nº 182-217. 36 Los cálculos de Villaronga establecen un coeficiente de variación del 66, 76 y 73 %. 37 Villaronga (1997) 44-47. 38 Wallace (1987) 395. 33

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indígena. La constatación de que los arsetanos, como hicieron los ampuritanos y los indigetes, también utilizaron la plata a peso, que también iniciaron sus acuñaciones con fracciones (óbolos: ca. 0,50 g), como los ampuritanos, y que en emisiones posteriores éstas (óbolos y hemióbolos) se acuñaron con frecuencia, revelan que la moneda vino a normativizar el uso de la plata como medio de cambio (fig. 4). Cabe suponer, pues, que en Arse las dracmas, hemidracmas, óbolos, hemióbolos y divisores de bronce sustituyeron lenta y progresivamente la circulación habitual de plata en bruto, dado que era un medio de cambio mucho más eficiente y seguro y cuya autoridad emisora garantizaba su retorno al tesoro cívico o lo que es lo mismo su redimibilidad institucional. Estando así las cosas, pensamos, como han hecho recientemente algunos investigadores 39, que la introducción de la acuñación de moneda no debió ser un acontecimiento revolucionario y radical. No parece que la plata acuñada hiciera posible ningún tipo de intercambio o de pago que no hubiese sido posible antes o que se hubiese introducido algún cambio trascendental en el pensamiento o en el comportamiento económico y político; no obstante, parece lógico pensar que debió entrañar algún tipo de modificación o ajuste respecto a la forma tradicional de uso de la plata sin acuñar. Las prestaciones del medio de cambio que representaba la plata a peso o acuñada debieron mantenerse inalteradas, por lo que todo parece indicar que la introducción de la moneda constituyó una etapa con escasa incidencia en la vida económica cotidiana. No hizo más que formalizar y normativizar una realidad ampliamente extendida, como hicieron otras ciudades anteriormente, con las que se relacionaba comercialmente. En el caso de las primeras acuñaciones de la península Ibérica, la moneda fue un peldaño más en el uso de la plata para propósitos cada vez más cotidianos dentro de un sistema dineral metálico y sobre la base de su escala ponderal. Como se ha propuesto para las poleis griegas, el desarrollo de la moneda en Arse también debe entenderse como un aspecto más dentro de una tendencia más global a definir valores y a codificar diversos aspectos de su vida cívica 40. Es precisamente en el siglo IV a.C. (posiblemente a mediados), momento en el que nosotros proponemos datar las primeras acuñaciones, cuando, de acuerdo con algunos testimonios arqueológicos, 39

Kroll (1998) 230; Kim (2001); von Reden (1997); Descat (2001) 69. 40 Howgego (1995) 16.

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Fig. 3. Fracciones de plata acuñados en Emporion. 1-7: Aureo 27/2/2002, nº 201 (0,25 g), 161 (1,03 g), 176 (0,21 g), 165 (0,84 g), 169 (0,58 g), 155 (0,98 g), 158 (1,03 g); 8: Villaronga (1997) nº 263 (0,74 g), procede del tesoro del Penedès.

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Fig. 4. Primeras acuñaciones de Arse, de plata, ca. 350-218 a.C. 1-13: Ripollès y Llorens (2002). 1: cat. nº 3a (0,63 g, óbolo); 2: 8a (2,95 g, dracma); 3: 8Aa (0,60 g, óbolo); 4: 8Ba (0,20 g, hemióbolo); 5: 9a (3,38 g, dracma); 6: 25l (3,1 g, dracma); 7: 29b (1,45 g, hemidracma); 8: 30a (0,40 g, óbolo); 9: 31g (0,19 g, hemióbolo); 10: 32c (0,18 g, hemióbolo); 11: 39a (0,22 g, hemióbolo); 12: 41c (0,20 g, hemióbolo); 13: 55a (0,26 g, hemióbolo).

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tales como la existencia de una imponente muralla con torres y una extensión de la ciudad de ocho hectáreas 41, es posible suponer que Arse estuviera inmersa en un proceso de normativización constitucional de sus relaciones cívicas, en el que cada vez fuera perdiendo más peso el patronazgo aristocrático en favor del cuerpo cívico. Es quizás esta evolución político-social y las particularidades económicas de Arse las que explicarían la acuñación de la moneda en ella, y precisamente en estos momentos, y su ausencia en Edeta, donde su modelo espacial centrípeto sugiere un fuerte dominio aristocrático.

MONEDA PARA USO LOCAL Y PARA CUBRIR NECESIDADES INTERNAS De la consideración de que la moneda en Emporion, y años más tarde en Arse, se acuñó para sustituir a la plata en bruto, que se utilizaba como una forma de dinero, y de su carácter fraccionario se desprende que pensamos que estas emisiones se realizaron con el propósito inicial de utilizarse localmente y para cubrir necesidades internas. La dispersión de las fracciones ratifica este planteamiento, ya que demuestra que se utilizaron preferentemente en las proximidades de la ciudad de origen. En el caso de Emporion, su mayor volumen de emisión y la movilidad de sus gentes lograron dispersar sus monedas en un radio mayor 42, pero en lo que concierne a las fracciones de Arse, éstas apenas rebasaron su propio territorio o el de su influencia más directa 43. Para ambas ciudades descartamos que sus primeras monedas tuvieran relación con la financiación militar o con el gran comercio, pues las denominaciones acuñadas no dan pie para ello, al no ser las más convenientes. Hace años propusimos que las monedas de Emporion se acuñaron para desarrollar actividades comerciales y que sus denominaciones favorecieron las pequeñas transacciones 44. Esta idea de carácter económico derivaba, en buena medida, del propósito que Furtwängler atribuyó a las primeras emisiones de Massalia, pues ambas muestran un modelo de acuñación similar basado exclusivamente en fracciones. Furtwangler 45 propuso 41

Rouillard (1979); Aranegui (1994). Además, el puerto de Arse (Grau Vell) atestigua actividad desde, por lo menos, ca. 525 a.C. Aranegui (1982) e información oral sobre los resultados de la última campaña de excavación. 42 Campo (1995) 78-79. 43 Gozalbes y Ripollès (2002) 240-241. 44 Ripollès (1989) 315. 45 Furtwängler (1978) 306.

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que se emitieron para comerciar con el hinterland de Massalia, como respuesta a las necesidades que éste imponía al estar en él mal organizado el comercio. En su opinión, este modelo monetario lejos de ser un reflejo de debilidad del régimen económico, constituyó un inteligente sistema de penetración comercial perfectamente adaptado a las condiciones del medio, con posibilidad de ser utilizadas tanto por poblaciones de elevado nivel de vida como por aquellos más modestos de núcleos rurales 46. En estos momentos queremos matizar esta posición, en el sentido de que las actividades comerciales de carácter local pudieron ser las que contribuyeron a desarrollar inicialmente la acuñación de la moneda. En un contexto en el que circulaba la plata a peso y se usaba para las transacciones al por menor, creemos probable que, tanto en Emporion como posteriormente en Arse, la acuñación se produjo para canalizar y normativizar pagos, en este caso de carácter cívico, ya que esta premisa, es decir, efectuar pagos en el sentido más amplio, es necesaria para poner en circulación las monedas 47. Además, el beneficio económico que obtenía la ciudad al convertir parte de sus reservas de plata en moneda es una cuestión reconocida. La mejora económica que supuso la moneda hizo que se desarrollara con facilidad y que se integrara dentro de las distintas formas de dinero que había en circulación. Para Emporion y Arse desconocemos para qué tipo de pagos cívicos e intercambios se utilizó la plata a peso y las monedas (en Emporion desde el siglo V y en Arse desde el IV a.C.), pero sus actividades portuarias, comerciales, religiosas y políticas, sugieren un uso potencial en las relaciones privadas de las personas y con las instituciones políticas y religiosas; por consiguiente, es probable que la moneda fuera puesta en circulación por la ciudad para el pago de salarios, para inversiones en infraestructuras y servicios e incluso para demandarla en pago de impuestos y tasas, tanto a sus ciudadanos como a los comerciantes y navegantes que operaban en la ciudad 48 y su puerto. 46

Furtwängler (1978) 47 y 306. Price (1983) 7, tanto por parte del estado, el rey o los particulares; también Callataÿ (2001) 89, sólo señala la posibilidad estatal, ya que considera la ausencia de una acuñación libre por parte de las personas. 48 Como testimonio del uso de la moneda en fechas tempranas se pueden mencionar unos recintos situados en el ágora de Atenas; uno de ellos se propone que sea una tienda de un alfarero de venta al por menor, con actividad desde fines del período de Pisístrato hasta la destrucción persa de 480 a.C. (Schaps (1997) 97). De acuerdo con este autor (p. 98), parece que la acuñación, el ágora y el comercio al detall se han desarrollado simultáneamente (desde mediados del 47

Las primeras acuñaciones griegas e ibéricas de la península Ibérica: formalización del uso de la plata a peso. Emporion y Arse

En consecuencia, parece probable que una parte de los bienes, servicios y deberes privados e institucionales se estaban valorando en términos de plata a peso desde el siglo VI en Emporion y del IV o antes en Arse. El cuadro cuantitativo (peso y volumen de emisión de las fracciones) sugiere que hubo un cierto grado de intensidad en el uso de las monedas y que éstas se introdujeron con facilidad en las formas preexistentes de intercambio. De las características de las monedas se desprende, además, que un amplio espectro de la

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población fueron usuarios de ellas desde su inicio, sin que la moneda fuera una forma de dinero limitada a una serie de actividades ni a las elites. Los nuevos hallazgos de fracciones acuñadas en Emporion y en Arse dan una nueva percepción de las primeras acuñaciones de la península Ibérica y ponen de manifiesto cuán amplia pudo llegar a ser, en las propias ciudades y en su entorno, la franja social de sus potenciales usuarios y cuán temprana la fecha del inicio de la monetización de su economía.

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