Las mujeres y los pequeños negocios en el Valle de San Joaquín, California

June 14, 2017 | Autor: M. Barros Nock | Categoría: International Migration, Ethnic Entrepreneurship, California, Gender and Migration
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Descripción

LAS MUJERES Y LOS PEQUEÑOS NEGOCIOS EN EL VALLE DE SAN JOAQUÍN, CALIFORNIA1 Magdalena Barros Nock CIESAS D.F.

Barros Nock, Magdalena, “Las mujeres y los pequeños negocios en el Valle de San Joaquín, California” Castro Domingo, Pablo (Coord.) Dilemas de la migración en la sociedad postindustrial, Miguel Ángel Porrúa/UAEM/UAM-I/CONACYT. Pp 201-239 ISBN 978-970-819-082-4, 2008

Cualquiera que haya viajado por las ciudades y barrios donde habitan mexicanos en los Estados Unidos ha podido percatarse de los numerosos pequeños y medianos negocios de mexicanos que han florecido en las últimas décadas de una manera sorprendente. Conforme se ha incrementado la población de origen mexicana2, han crecido el número de negocios dedicados a abastecer sus necesidades. Encontramos todo tipo de negocios tales como restaurantes de comida mexicana, tiendas de ropa para ocasiones especiales como fiestas de quince años, confirmaciones, bautizos y otras ceremonias religiosas, música y videos mexicanos, tiendas de botas y cinturones exóticos, artículos religiosos. También podemos encontrar vendedores ambulantes por las calles y en las esquinas de los caminos rurales vendiendo tamales, helados la Michoacana, churros y elotes. El número de remates3 o tianguis también ha crecido así como los vendedores de origen mexicano a su interior, en los cuales se ofrecen todo tipo de productos usados y nuevos: ropa usada para el trabajo, cosas para la casa, comida como chiles, frutas y verduras, hierbas medicinales, implementos para la cocina, herramientas de trabajo, ropa nueva, música y videos, hasta muebles y venta de coches usados. Donde sea que van los mexicanos aparecen negocios para satisfacer sus necesidades. La mayoría de los estudios realizados sobre la economía étnica se han llevado a cabo en contextos urbanos. Es incuestionable la importancia que los negocios étnicos tienen en las economías urbanas de los Estados Unidos (Light & Rosenstein 1995, Portes & Stepick 1993). La mayoría de los estudios hechos sobre empresarios mexicanos se han realizado en contextos 1

Los resultados presentados aquí son parte de una investigación en curso que forma parte de un proyecto colectivo titulado “Construcción de comunidades de Mexicanos en California” entre CIESAS y UCSB financiado por CONACYT y UC-MEXUS. Los resultados presentados aquí son responsabilidad del autor. 2 La cual casi se ha duplicado yendo de alrededor de 21 millones en 1990 a más de 35 millones en el 2000(US Census Bureau 1990, 2000). 3 Los remates son parecidos a los tianguis de México. En el Valle Central abren todos los días en diferentes ciudades. Venden cosas usadas y nuevas (ver Barros 1997).

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urbanos (Tienda & Raijman 2000, Barros 2007); sin embargo casi no se ha hecho ningún estudio sobre los inmigrantes mexicanos empresarios en las zonas rurales y se ha puesto poca atención al papel que juegan las mujeres en el desarrollo de los negocios mexicanos. Aun y cuando la mayoría de los investigadores reconocen la importancia del trabajo familiar y sobre todo el uso y necesidad del trabajo familiar no pagado para empezar y mantener competitivos los negocios, el papel de las mujeres mexicanas en los negocios y las relaciones de género aun necesitan ser analizadas. La creciente sedentarización de la población migrante en el valle central debido tanto a los cambios en la agricultura californiana como a la amnistía de 1986, han creado un mercado importante para el desarrollo de negocios dedicados a servir a la creciente población de mexicanos y latinos en general. En las últimas décadas hemos visto un incremento en el número de mujeres mexicanas que han emigrado a los Estados Unidos, siguiendo a sus maridos o sus padres, o recientemente solas en busca de mejores oportunidades en la vida. Me interesa analizar en este artículo las estrategias y negociaciones que implementan las mujeres de origen mexicano y sus familias que migraron al valle central para dejar el trabajo en la agricultura y su agroindustria y poder abrir sus propios negocios. Analizo cómo algunas mujeres han podido convertirse en pequeñas empresarias, cuáles han sido las estrategias tanto individuales como familiares que han implementado para lograr abrir sus negocios y que éstos sean competitivos. Este artículo tiene dos objetivos interrelacionados: El primero es discutir el papel que las mujeres han jugado en el desarrollo de los pequeños negocios mexicanos. Me centro en el comercio4, desde vendedores ambulantes hasta dueños de tiendas donde ofrecen diversas mercancías. El segundo objetivo es discutir si la participación de las mujeres en los negocios ha llevado a cambios en las relaciones de género en el país de destino. Presento casos de mujeres mexicanas americanas y mujeres mexicanas inmigrantes que emigraron al sur del valle central de California, donde la mayoría inicio su vida laboral trabajando en la agricultura y poco a poco fueron probando sus posibilidades en el comercio, primero informalmente vendiendo comida en las escuelas, vendiendo toda clase de mercancías de casa en casa, como vendedores ambulantes en las ciudades y caminos rurales, como vendedoras en los remates o tianguis, hasta poder abrir un negocio en alguna pequeña ciudad solas o con sus maridos y familias. Analizo cómo empiezan, sus principales estrategias, cómo organizan sus negocios y los problemas y conflictos que enfrentan. Hago especial referencia al uso que hacen del capital humano, financiero y social al que tienen acceso.

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Las estrategias seguidas por los dueños de restaurants son diferentes, por lo que en este articulo me centro en los comerciantes.

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Para poder entender las vidas de estas mujeres y sus familias y sus posibilidades de movilidad socioeconómica en Estados Unidos, es necesario tomar en cuenta factores que están relacionados con cuestiones de clase social, de etnicidad y relaciones de género. El análisis presentado se basa en información recabada durante cuatro meses de trabajo de campo (enero a abril 2005) en el valle de San Joaquín, California. Durante estos meses visité regularmente 15 remates localizados en los condados de Kern, Tulare y Kings donde entreviste a vendedores y consumidores. Así mismo entreviste a mujeres y hombres dueños de tiendas en las ciudades donde se ponían los remates. Realice 47 entrevistas a profundidad a negocios de comerciante: de los cuales 34 eran vendedores en los remates: en 19 trabajaba la pareja junta, en 10 la mujer era la dueña del negocio, y en 4 el hombre era el dueño del puesto. 13 dueños de tiendas localizadas en la calle principal de las ciudades donde se ponían los remates: 8 trabajaban las parejas juntas, y 5 las dueñas eran mujeres. La información recabada es cualitativa. Realice historias de vida de vendedores y dueños de negocios seleccionados. Hice genealogías. Esta información fue complementada con entrevistas a informantes clave: presidentes de las cámaras de comercio, alcaldes y concejales de varias ciudades donde se ponen los remates, gerentes de los remates, etc. Mi intención fue escuchar a las mujeres y hombres, oír sus historias, sus estrategias, sus percepciones de la realidad en que viven, sus necesidades y sus expectativas para el futuro; localizar a los actores en sus mundos de vida y describir la manera en que diferentes actores manejan e interpretan nuevos elementos y cambios en su vida cotidiana. La observación me permitió investigar cómo el poder se negociaba y ejercía, el conocimiento se adquiría y las diferentes estrategias se empleaban.

Mujeres Empresarias y Género La participación de las mujeres en la migración internacional se ha incrementado en las últimas décadas. De acuerdo con Zlotnik (1998) la participación de las mujeres en la migración internacional se ha incrementado en un 63 por ciento entre 1965 y 1990 (es decir, fue de 35 millones a 57 millones). Este incremento ha atraído la atención de muchos investigadores. En los Estados Unidos la participación de la mujer en empleos pagados se ha incrementado rápidamente, en 1980 sólo 20% de las mujeres adultas trabajaban por un salario, esta cifra se incremento a un 58% para 1992 (Light and Gold 2000:135). Esta tendencia es especialmente evidente entre mujeres que pertenecen a minorías étnicas ya que los grupos étnicos se encuentran generalmente en desventaja en los mercados de trabajo y la contribución económica de las mujeres y otros miembros de la familia son vitales para la sobrevivencia de la familia. Así mismo las mujeres contribuyen con una cantidad considerable de trabajo no pagado que contribuye a la manutención familiar, al cuidado de los niños y en general contribuye al desarrollo de la vida comunitaria (Light y Gold 2000:135; Jones-Correa 1998). Las mujeres que 3

pertenecen a minorías étnicas también juegan un papel crucial en el desarrollo de los negocios étnicos y son activas en empresas con base en la casa. Especialmente las mujeres que tienen hijos se ven en la necesidad de ganar dinero, usualmente en la economía informal, para complementar los ingresos de sus maridos. Investigadores han demostrado que un número creciente de mujeres pertenecientes a minorías étnicas son empleadas en el sector informal, limpiando casas, cuidando niños, enfermos y gente de la tercera edad (Gabaccia, 1994:31; Hondagneu-Sotelo 1994). Existe una discusión entre investigadores en cuanto a si la migración internacional provee a las mujeres con oportunidades que lleven a cambios significativos en las relaciones de género en los países de origen y de destino o si los roles de subordinación son perpetuados en los países de destino o incluso si las mujeres enfrentan nuevas formas de subordinación y discriminación en las sociedades de destino. Se pueden discernir, entre otras, dos posturas sobre si las relaciones de género cambian o no con la migración (ver Kelson & DeLaet 1999). Están aquellos que opinan que los negocios étnicos explotan a las mujeres. Las mujeres no reciben pago por su trabajo, trabajan largas horas y no tienen acceso a las ganancias del negocio. No tienen poder y no participación en los procesos de toma de decisiones (ver Gilbertson 1995, Phizacklea 1988). Otros investigadores argumentan que tendencias recientes señalan hacia resultados diferentes. Por ejemplo Light y Gold nos muestran que los negocios que son propiedad de mujeres pertenecientes a una minoría étnica (y mujeres en general) están creciendo mucho más rápido que el resto de los negocios. “Ya que las mujeres son dueñas de casi el 40% de los negocios pertenecientes a minorías en Estados Unidos, asumimos que una fracción grande de mujeres involucradas en la economía étnica han podido evadir roles de ayudantes explotadas y en cambio han podido controlar bienes y tomar decisiones relacionadas al negocio” (Traducción propia. 2000:147) En relación con las economías étnicas, el género ha sido estudiado en relación a las características de la familia de los diferentes grupos étnicos, las cuales son consideradas como básicas para determinar las oportunidades económicas de un grupo étnico determinado. Para Light y Gold en el estudio del género y la familia, tres aspectos interrelacionados deben de ser considerados: “Las obligaciones, los derechos y deberes específicos para hombres y mujeres; las familias como unidades de acción colectiva, socialización, consumo y producción; y la dimensión intergeneracional de la familia (en términos de la división del trabajo y recompensa, continuidad y la transferencia de conocimiento y recursos…” (Traducción propia Light & Gold 2000:132-33). Para estos autores, las relaciones de género, la clase social, la etnicidad y el tipo de familia intervienen en el desarrollo económico y el destino de los diferentes grupos étnicos. Los casos presentados en este artículo muestran cómo las oportunidades económicas presentadas en los países de destino pueden abrir posibilidades de cambio en las relaciones de género para las 4

mujeres empresarias. Sin embargo como veremos más adelante, este es un proceso, que tiene varias etapas, no es un proceso lineal que lleva a una relación igualitaria entre géneros. Es un proceso de negociación de poder que cambia con el tiempo y que se ve afectado por diversos factores relacionados con la situación socioeconómica, migratoria y a la identidad étnica de las mujeres y hombres involucrados en el país de destino. Las mujeres pasan por diferentes etapas en el desarrollo de sus negocios durante las cuales se llevan a cabo procesos de negociación de poder que en ocasiones lleva a conflictos con su pareja y con la familia entera.

El contexto: la agricultura californiana y la inmigración mexicana La agricultura de California ha atraído mano de obra de México por décadas. Los mexicanos han migrado masivamente desde 1942 en que se inicio el Programa Bracero, donde más de 5 millones de hombres fueron contratados. El fin del Programa Bracero en 1964 no freno el flujo de inmigrantes, lo canalizó hacia nuevas direcciones. Después de 1960 la migración se incremento constantemente. En los sesentas algunos migrantes empezaron a tener relaciones más estables con sus empleadores y decidieron con el tiempo traer a sus esposas e hijos con ellos a Estados Unidos. En total, de finales del Programa Bracero a 1985, alrededor de 1.4 millones de mexicanos fueron admitidos a Estados Unidos como inmigrantes legales (US INS 1988). Por lo menos 1.5 millones más entraron sin documentos (Warren &Passel 1987, Passel & Woodrow 1987). Juan Vicente Palerm nos muestra cómo a partir de los años setentas, con la crisis energética y el incremento en la inflación se produjeron en la agricultura de California un serie de cambios que llevó a los productores a buscar nuevas alternativas y adaptaciones: la producción extensiva y mecanizada fue substituida por la producción de frutas, verduras y nueces de alta calidad; en los ochentas y noventas se extendió la producción de productos orgánicos, todos productos que necesitan grandes cantidades de mano de obra. Así mismo se incremento la producción de vino: en el valle central se producen viñedos para uva de mesa y en la costa central se introdujeron viñedos para producir vinos de calidad. Las nuevas tecnologías incrementaron la resistencia de los cultivos a los cambios en el ambiento, la producción agrícola sufrió un proceso de intensificación. La producción agrícola y sus agroindustrias ofrecen en la actualidad trabajo durante casi todo el año a un creciente número de trabajadores lo cual ha dado lugar a un creciente asentamiento de la población de origen mexicano y recientemente latinoamericana. Más de 150 ciudades de menos de 20,000 habitantes pueden ser encontradas en los valles agrícolas de California donde más del 70% de la población son de origen mexicano (Palerm 1999, 2000). Los estudios de Leo Chávez nos hablan de cómo un trabajo estable y los ingresos recibidos influyen en las decisiones de la población inmigrante para permanecer en Estados Unidos (Chávez 1992, 1994) 5

En este proceso de intensificación de la agricultura y asentamiento de la mano de obra mexicana encontramos un incremento en el número de mujeres que inmigran y se establecen con sus familias. La mano de obra en la producción agrícola californiana se encuentra bajo un proceso de feminización, atrayendo a mujeres a sus campos y agroindustrias. En los setentas el 33 por ciento de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos eran mujeres y el 77 por ciento eran hombres. Estas cifras están cambiando. Para 1995, tenemos que 44.8 por ciento son mujeres y 55.2 por ciento son hombres. Para 2001, el porcentaje de mujeres subió a 46.1 por ciento y el de hombres bajo a un 53.9 por ciento ( US Census Bureau 1970, 1995, 2001). Otro factor que contribuyó al proceso de asentamiento fue la Amnistía de 1986 que dio documentos legales a mas de 2.3 millones de mexicanos, muchos de los cuales decidieron establecerse en Estados Unidos. Los subsecuentes programas de reunificación familiar incrementaron las posibilidades para que familiares pudieran reunirse con sus seres queridos en Estados Unidos. La maduración de las redes migratorias trasnacionales han jugado un papel importante tanto en el incremento de la migración como en el asentamiento de familias (ver Cornelius 1992). El poder tener permiso para trabajar y residir y eventualmente la ciudadanía produjo cambios en las perspectivas a futuro de la población migrante. Algunas personas que con anterioridad veían a los Estados Unidos como un país para trabajar por unos años y regresar a México, ahora ven las posibilidades de vivir permanentemente. Este cambio en percepciones trajo cambios en los proyectos individuales motivando a algunos individuos y sus familias a dejar a sus patrones y convertirse en auto-empleados, una manera ha sido abriendo sus propios negocios y ser sus propios jefes. Luisa comenta: Cuando mi marido y yo recibimos nuestros papeles en la amnistía nuestra vida cambio. Entonces decidimos que valía la pena invertir nuestros ahorros aquí, comprar una casa y eventualmente abrimos esta tiendita que usted ve. Valía más ser nuestros propios patrones, aunque ganáramos igual, que seguir trabajando para otros. No ha sido fácil, ha llevado muchos años de trabajo y sacrifico de toda la familia tanto aquí como en México ya que la familia de mi marido empezó a recibir menos dinero y eso ha traído conflictos (Entrevista con Virginia, Handford CA 2005)

Como vemos con este testimonio, para algunos migrantes el tener papeles cambio sus expectativas y oportunidades en el país de destino, motivando a un número creciente de mexicanos a abrir sus propios negocios (ver Barros 1989). Programas como la operación “Gatekeeper” en California que ha llevado a una creciente militarización de la frontera, cuyo objetico ha sido reducir la entrada de inmigrantes indocumentados y sólo ha dificultado cada vez más el cruce y lo ha hecho cada vez más caro al tener que recurrir a la ayuda de coyotes. Para aquellos migrantes que únicamente estaban interesados en trabajar por un periodo de tiempo, por ejemplo durante la temporada agrícola y luego regresar a sus hogares en México, ahora se quedan cada vez por periodos más largos 6

debido a los peligros en la frontera (ver Massey, Durand y Malone 2002). En la actualidad, aun y cuando para muchos cruzar la frontera puede significar perder la vida, ya que se ven forzados a cruzar por zonas cada vez más peligrosas, esto no ha parado significativamente el cruce de indocumentados (ver Cornelius & Lewis 2007). Sin embargo si ha promovido que los migrantes obtén por quedarse por periodos más largos en los Estados Unidos antes de regresar a México y que a la larga un número creciente de inmigrantes llegue a establecer en ese país. Angelina me comenta en una entrevista: Yo quería venir por un año. Mi hermana me había invitado y quería probar lo que era vivir en Estados Unidos y ganar un poco de dinero. Mi cuñado me arregló que pasara con un coyote que nos llevó corriendo por el desierto, pasamos tres días corriendo por el desierto sin descansar, casi sin comer, sólo llevábamos un poco de agua. Yo tuve mucho miedo. Dos veces por poco y nos agarran. Y luego me entero que tengo que trabajar para pagar la deuda del coyote. Entonces necesitaba mucho más que un año para salir de mis deudas. Y pensándolo bien quien quiere irse y tener que regresar y sufrir lo que sufrí en ese desierto. En ese entonces pensé: mejor me quedo aquí y así me fui quedando, luego me case y aquí sigo (Entrevista con Angelina, Handford, CA, 2005).

Este testimonio nos muestra lo difícil que es cruzar la frontera y los riesgos que implica. Una mujer que hubiera venido por sólo un año a trabajar, ahorrado dinero y se hubiera regresado con su familia en México, acabó quedándose a vivir en California. El miedo de cruzar la frontera y la deuda con el coyote, la llevó a ir alargando su estancia en los Estados Unidos. En las décadas de los setentas y ochentas se presentó el fenómeno llamado “white flight” en que la población blanca no hispana migró a ciudades grandes, dejando en las pequeñas y medianas ciudades espacios libres en la economía y política para ser ocupados por la población local. Los dueños de la mayoría de los negocios eran blancos, quienes al migrar a las grandes ciudades dejaron espacios vacios que los mexicanos emprendedores con el tiempo ocuparían. Aun hoy en día se encuentran ciudades con múltiples locales comerciales y restaurantes vacios. Sin embargo conforme se fueron asentando los mexicanos en las ciudades fueron apropiándose de estos espacios económicos y políticos, ayudando a la revitalización de la economía local de estas ciudades. Con el tiempo el tipo de negocios mexicanos han ido cambiando. Los primeros mexicanos que se aventuraron a abrir sus propios negocios en estas pequeñas ciudades rurales por lo general abrieron restaurantes, cantinas y billares en los cuarentas para servir a la población de braceros, hombres solos que necesitaban un lugar donde comer comidas corridas, obtener entretenimiento y compañía. Sin embargo conforme fueron llegando las mujeres y niños fueron cambiando los negocios para satisfacer las necesidades de la nueva población: los restaurantes cambiaron a restaurantes familiares y delis (pequeñas cafeterías) donde se podía comprar comida para llevar a casa, hubo mexicanos que se aventuraron a abrir supermercados y tiendas de abarrotes donde ofrecían ingredientes para la comida mexicana, se abrieron tiendas con artículos para la familia 7

mexicana, como por ejemplo vestidos para 15 años, primeras comuniones, botas y cinturones de piel serpiente y armadillo, música mexicana, etc. Los remates y los vendedores de origen mexicano dentro de éstos se han incrementado en las últimas décadas. En tiempos de los braceros, Pedro comenta: “mi patrón nos llevaba a veces en domingo a comprar ropa de trabajo, la vendían re barata, también comprábamos algunas cosas para cocinar, algún sartén, alguna olla, aunque casi no sabíamos cocinar. Casi era puro gabacho vendiendo en ese entonces en los remates” (Entrevista con Pepe, Tulare, Febrero 2005). A partir de los setentas un número creciente de mexicanos empezaron a probar su suerte en los remates y vender toda clase de productos, primero vendiendo usado como ropa, utensilios para la casa, juguetes, videos y después cosas nuevas como ropa, muebles, todo para la cocina, frutas y verduras, etc. (ver Barros 2007). El 90 por ciento de los vendedores entrevistados en los remates, primero trabajaron en los campos agrícolas y con el tiempo, siguiendo diferentes estrategias, pudieron dejar la agricultura y dedicarse al comercio. ¿Cómo se iniciaron estos negocios? ¿Qué motivo a estas mujeres y hombres a dejar el trabajo agrícola e iniciar su propio negocio?5 ¿Cómo se llevaron a cabo estos procesos? Estos son algunos de los puntos que trataré en el siguiente apartado.

Los primeros pasos en el comercio María6 un día en que no estaba su marido en la tienda me platicó su historia: Yo llegue a principios de los ochentas. Me había casado dos años antes. La tercera navidad que fue mi Miguel al pueblo le dije o me llevas o te quedas sin esposa. Yo no quería seguir sola en el pueblo viviendo con mis suegros. Miguel llevaba años trabajando aquí, él ya conocía bien el valle. Arregló para que un coyote me cruzara. Primero tratamos por Tijuana pero me cacharon, entonces me llevaron por el desierto y tardamos varios días corriendo por la arena. Yo me cansé mucho. Por fin llegué. Mi Miguel me fue a recoger a Los Ángeles. El primero año no me dejó trabajar por miedo a que la migra me regresara pero yo creo que más bien Miguel no quería que trabajara porque siempre fue celoso. Pero empezaron a nacer los niños y necesitábamos más dinero y pues ni modo. La necesidad pudo más que los celos. Empecé trabajando en el campo. Miguel me consiguió trabajo en su cuadrilla. Cortábamos lechuga juntos, hasta eso que hacíamos buen equipo! Empezaron a llegar más mexicanos al pueblo y empecé a sentirme con más confianza de salir y conocer gente. Sólo tenía trabajo unos meses al año y el resto pues no nos alcanzaba con lo 5

En este articulo me centro en aquellos empresarios que llegaron a los valles de California a trabajar como jornaleros agrícolas y que después de varios años de trabajo lograron abrir sus propios negocios. Existe otro tipo de empresarios en la zona, están aquellos que vienen de Los Ángeles y otras ciudades cercanas en busca de extender sus negocios y que iniciaron sus vidas de migrantes no como jornaleros sino en alguno otro trabajo urbano. También encontré sobre todo en la última década a un número creciente de mexicanos que vienen a invertir a Estados Unidos, vender sus productos, expandir sus negocios hacia el norte. Este tipo de empresarios nos son el tema de este artículo y serán tratados en otra ocasión. 6 Todos los nombres han sido cambiados para proteger la privacidad de las personas.

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de Miguel por lo que me puse a vender comida en la esquina de la escuela de mis hijos, a la salida y en la iglesia después de misa. Luego una vez que fuimos a comprar ropa a Los Ángeles traje pare vender 200.00 dólares de ropa pare niños que vendí a mis cuñadas y amigas a plazos y la vendí en un fin de semana y así es como empecé mi negocio. (Entrevista con María, Farmersville febrero 2005).

Como María, el 80 por ciento de las mujeres entrevistadas, cuando llegaron a Estados Unidos, su primer trabajo fue en la agricultura. Este trabajo lo obtuvieron utilizando las redes sociales que sus maridos o sus padres ya habían establecido en Estados Unidos. Sin embargo la mayoría sólo conseguía obtener trabajo por unos meses al año. La necesidad de complementar el salario de sus maridos o padres es una de las razones principales que lleva a las mujeres a buscar actividades económicas alternativas a la agricultura. Cuando el trabajo agrícola empieza a escasear por lo general son las mujeres las primeras en quedar sin trabajo. Las mujeres y en especial las madres, al establecerse en Estados Unidos empiezan a crear sus propias redes sociales en las comunidades donde viven (ver Cruz 2005). Las primeras redes que las mujeres forman en el país de destino son entre parientes, entre la familia y cuando los niños tienen edad de entrar a la escuela, empiezan a interactuar con otros padres de familia a través de sus hijos, en las juntas escolares y así sus redes en la comunidad crecen. Otra arena de interacción son las iglesias. Mientras que las redes de los hombres se fortalecen hacia sus trabajos relacionados con la agricultura y su agroindustria, las redes sociales de las mujeres crecen hacia la comunidad. Las mujeres utilizan estos contactos para vender sus productos e iniciar sus negocios en un primer momento informales. Pronto las mujeres logran crear su propio capital social con sus propias redes sociales dentro de la comunidad en las ciudades donde viven, que no tenían cuando llegaron a los Estados Unidos, el cual es diferente al de sus maridos. La mayoría de las mujeres entrevistadas iniciaron sus negocios utilizando este capital social, es decir, a través de sus contactos en la comunidad vendieron sus productos, consiguieron información, utilizaron sus redes familiares para poner centros de cuidado de niños donde pronto los amigos y vecinos traerían también a sus hijos; utilizaron sus redes en las escuelas y en la iglesia para vender comida después de clases, en los festivales y después de las misas. Como mencionan Light y Gold: “Las redes y los negocios que comprenden las economías étnicas con frecuencia son basadas en la familia. En muchos casos también están orientadas alrededor de un sólo grupo de género y enraizadas sobre la sociabilidad, confianza y redes enraizadas en relaciones de género y relaciones familiares” (traducción propia 2000:137). María decía: Empecé vendiéndoles a mis cuñadas la ropita de niños. Se las di a plazos, así se les hizo más fácil comprármela. Pronto empecé a venderles a las mamás de los compañeritos de mis hijos en la escuela. No tarde en tener mucha clientela, pues como les daba facilidades de pago y la traía más barata de la que vendían aquí, pues les convenía. Pronto tuve mi clientela. Para lo que mi marido me ayudaba era para ir a comprar la ropa a Los Ángeles y luego me acompañaba a ir a cobrar de casa en casa. (Entrevistas con María, Farmersville, febrero 2005) 9

Todas las mujeres entrevistadas tenían experiencia en actividades comerciales en sus comunidades de origen. De niñas o jóvenes habían ayudado a sus familias en la venta de productos de casa en casa, habían sido vendedoras ambulantes o sus familias tenían algún negocio familiar, como una tienda de abarrotes en el pueblo donde nacieron. Por lo tanto se puede decir que, como capital humano, contaban con un conocimiento básico sobre el comercio y su funcionamiento en México más no en Estados Unidos, esto es algo que todas han estado dispuestas a aprender con tal de mejorar su nivel de vida en Estados Unidos. En los negocios estudiados son las mujeres las que tienen un mejor conocimiento del inglés, ya sea porque llegaron más chicas que sus parejas y lograron cursar algunos años en la escuela o porque han hecho un esfuerzo deliberado de tomar clases para adultos y aprender el idioma para poder progresar en sus negocios. El 80 por ciento de los hombres entrevistados en los negocios se mostraron más reticentes a aprender el idioma y no veían la necesidad de hacerlo ya que vendían sus productos a la población latina, en español y por tanto no tenían necesidad del idioma y de necesitarlo recurrían a los hijos nacidos en Estados Unidos, quienes al haber estudiado en ese país, hablaban inglés y fungían como interpretes. Tenemos el caso de Inés, quien está estudiando inglés por las noches pero en lo que aprende, su hijo adolescente es quien le traduce cuando es necesario: Yo tengo un negocio de limpieza de casas, cuando las desocupan y las van a rentar me llaman a mí para que las limpie y si, pierdo a muchos clientes porque no se hablar inglés. Por eso mi hijo Juan, me está ayudando en lo que yo aprendo. El tiene mi celular y recibe los pedidos por mí, lo lleva a todos lados, es como mi secretario (Entrevista a Inés, Visalia CA 2005).

El vender informalmente de casa en casa, en las esquinas, en las escuelas, de vez en cuando en los remates, es una práctica común de muchas familias en las zonas rurales. Es una estrategia utilizada para complementar los bajos ingresos obtenidos en el trabajo agrícola. Algunas de estas prácticas comerciales llegan a requerir de licencias y permisos especiales para poder crecer y por lo tanto del pago de impuestos. Por ejemplo las mujeres que deciden vender productos para compañías mayores como Avon, Herbal Life, productos de topper ware, ollas, o las que venden dentro de esquemas de pirámide requieren de licencia y por tanto pagan impuestos. De hecho en California todos pagamos impuestos al consumir. En esta primera etapa, cuando las mujeres son empleadas por cuenta propia, vendiendo de casa en casa, como vendedoras ambulantes, son las mujeres las que deciden qué mercancía quieren vender, dónde y cuándo la quieren vender. La única decisión que toman en conjunto con sus maridos es cuantos ahorros invierten en comprar mercancía. Todas las mujeres entrevistadas declararon que la situación con su pareja cambió cuando empezaron a tener un ingreso propio. Tener una actividad económica les dio mayor espacio de maniobra en la casa en lo concerniente a las decisiones del hogar y los niños, ya que la mayor 10

parte de los ingresos provenientes de las ganancias de las mujeres son utilizados para financiar los gastos diarios tales como comida, gastos relacionados a los niños, doctores, etc. El salario del marido es usado para pagar gastos fijos como la renta o hipoteca de la casa, pagos del coche, etc. Sin embargo en esta primera etapa en que los ingresos económicos de la mujer aun son menores a los del marido la división del trabajo dentro de la unidad doméstica continúa sin cambios. Todas las mujeres mencionaron que incluso si ellas trabajan igual número de horas que sus maridos en sus negocios, ellos no las ayudan con el trabajo doméstico o los hijos. Únicamente ayudan con trabajos tradicionalmente considerados de los hombres como cortar el pasto si tienen jardín, lavar el coche, pero no ayudan a cuidar a los niños, limpiar la casa, cocinar, etc. Sin embargo las mujeres entrevistadas estuvieron de acuerdo en que sus hombres estaban menos demandantes. Investigaciones hechas sobre mujeres de otros grupos étnicos muestran los mismos resultados, por ejemplo estudios hechos a esposas trabajadoras coreanas inmigrantes muestran cómo la participación de los maridos en el trabajo doméstico, por ejemplo para cocinar, limpiar, cuidar a los hijos no ha aumentado o cambiado, creando una presión y tensión extra común dentro de los negocios étnicos (ver Light & Gold 2000:145; Lesser 1991). Algunas mujeres también tenían animales y pequeñas huertas. Únicamente tres mujeres comentaron que sus maridos no querían que trabajaran fuera de su casa. El resto no tuvo oposición de sus maridos por encontrar trabajo o formas de incrementar su ingreso, la necesidad de incrementar el ingreso familiar pesa más que muchas de las ideas patriarcales tradicionales de la sociedad mexicana de que la mejor debe quedarse en casa. En esta primera etapa, las mujeres tienen mayor libertad y flexibilidad en cuanto al uso de su tiempo, es decir ellas deciden cuándo ven a sus clientes, cuándo van a casas de vecinos a hacer demostraciones, y cuándo atienden a sus hijos. Los remates y las mujeres vendedoras La decisión de crecer en el negocio y establecerse como comerciante requiere de una serie de pasos y trámites legales así como de decisiones a tomar entre la pareja sobre el uso de sus ahorros y trabajo. No todas las mujeres que venden informalmente para complementar sus ingresos deciden crecer en los negocios. Muchas venden cuando necesitan dinero, pero no tienen el impulso o la vena empresarial para seguir creciendo o las condiciones para hacerlo, como es el tener el apoyo de tu pareja y de la familia, ahorros, o tal vez el negocio no tuvo éxito y la mercancía que seleccionaron no se vendió y tuvieron que cerrar el negocio. La decisión de expandirse en el negocio, usualmente es tomada por la pareja. Sin embargo dentro del grupo de comerciantes entrevistados, el 70% fueron las mujeres quienes declararon haber tenido la iniciativa y ser ellas las que constantemente estaban tratando de motivar a sus maridos para intentar algo nuevo diferente al trabajo en el campo. Arturo, el dueño de un restaurante, una vez me dijo: 11

Mi mujer me decía y decía que abriera un restaurante de tacos, pero yo trabajaba en el campo, llevaba años trabajando en el campo. Ahora que abrimos el restaurante no entiendo cómo desperdiciamos tantos años trabajando en el campo, si sólo hubiese sabido que existen tantas oportunidades fuera de los files (Entrevista con Arturo febrero 2005).

Una estrategia común para aquellos interesados en poner un negocio es poner un puesto en los remates. En los remates encontramos tanto personas que vienen sólo a vender de vez en cuando cosas usadas como vendedores con negocios de más de un millón de dólares (ver Barros 2007). Primero prueban poniendo un puesto los fines de semana y manteniendo su trabajo durante la semana y sólo si logran que el negocio tenga éxito, lo cual generalmente ocurre después de seis meses o un año, se animan a dejar sus trabajos asalariados y se dedican de tiempo completo al comercio. Quisiera introducir algunas de las características de los remates ya que juegan un papel muy importante en el desarrollo de los mexicanos como empresarios en el sur del valle central. Los remates tienen una larga tradición en California. Empezaron como “flea markets” o mercados de pulgas donde la gente se juntaba a vender cosas usadas, algunas podían considerarse como antigüedades, pero la mayoría sólo eran baratijas usadas como ropa, cosas para la casa, todo lo que la familia ya no usaba lo llevaba a vender a los remates. Con el tiempo los remates empezaron a cambiar, entraron nuevos vendedores con nuevas mercancías, por ejemplo en los setentas vendedores de origen asiático pusieron sus puestos con mercancías nuevas donde vendían calcetines, camisetas, zapatos, ropa interior y posteriormente productos de 99 centavos. Los granjeros comenzaron a vender sus frutas y verduras en los remates. Conforme la población de mexicanos empezó a asentarse en el valle se incrementaron los vendedores de origen mexicano así como las mercancías dirigidas a esta población: chiles, churros, puestos de pancita y pozole, ropa para el trabajo, ropa nueva para fiestas de quince años, todo lo necesario para primeras comuniones, confirmaciones, imágenes de la virgen de Guadalupe en cobijas, toallas, camisetas, etc., música y películas mexicanas, muebles nuevos y usados, coches usados, en fin todo lo que la familia pueda necesitar. Los remates juegan un papel muy importante en las vidas de la población de latinos en valle central de California, ya sean consumidores o vendedores. Juegan un papel tanto económico como cultural para la población. Se asemejan al tianguis de México donde todo tipo de mercancías son vendidas. La familia viene a comprar sus necesidades diarias, a desayunar un menudo, a oír mariachis, comer unos churros, a revivir un poco de casa. Pero se ha convertido en mucho más, son también espacios donde la América corporativa busca a la población mexicana: los agentes de bienes raíces vienen a vender casas, las compañías de seguros promueven sus planes, las compañías de celulares y cable mandan a sus representantes, SAM’S, COSCO mandan representantes a buscar nuevos socios.

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Los vendedores provienen de diversos grupos étnicos, encontramos blancos no hispanos, asiáticos, africano – americanos, mexicano – americanos, mexicanos inmigrantes y latinos en general. Sin embargo la mayoría de los vendedores en los remates estudiados son de origen mexicano. Los remates se localizan principalmente en auto-cinemas, mercados de ganado, estacionamientos, terrenos de la ciudad y propiedad privada. La mayoría está cerca de las carreteras para tener acceso fácil a ellos. Algunos abren durante la mañana y otros por las tardes. En el valle central encontramos uno o dos remates abiertos en diferentes ciudades todos los días de la semana. El número de consumidores que visitan los remates varía dependiendo del remate, la estación, el día de la semana y el clima. Hay remates donde sólo hay 10 vendedores y remates con más de 600 vendedores. El remate Cherry, que es uno de los más grandes en el sur del valle central, en la temporada agrícola alta cuando hay más trabajadores agrícolas en el valle, llega a tener hasta 20,000 visitantes en un sábado. La organización interna de los negocios cambia a través del tiempo y está relacionada con el ciclo familiar. Los vendedores generalmente ponen un puesto como pareja, ya sea recién casados, como pareja joven o cuando se retiran. Para poner un negocio se necesita el trabajo de equipo. Es la única manera de poder hacer frente al stress y duro trabajo que representa el tener que ir de una ciudad a otra y todos los días desempacar las mercancía, poner el puesto, lidiar con los consumidores; al final del día volver a empacar todo, levantar el puesto y volver a manejar ya sea a casa o a la siguiente ciudad. Es un trabajo que necesita el esfuerzo de un equipo. Conforme los hijos crecen la pareja fomenta que los ayuden por las tardes, fines de semana y durante las vacaciones. De esta manera los adolescentes adquieren experiencia y aprenden sobre el negocio. Conforme la pareja madura o si alguno muere o se separan, se ven forzados a contratar ayuda. No es difícil encontrar jóvenes ofreciendo su ayuda por unos dólares en cada remate. De los vendedores entrevistas 20% eran mujeres solas que contrataban jóvenes que las ayudaban en el negocio. Algunas habían comenzado solas, sus hijos las habían ayudado durante la adolescencia, pero una vez que habían crecido habían abierto sus propios negocios. Este es el caso de Matilde: Ella nació en 1943 en Michoacán. Es la mayor de una familia de 13. Su familia la mando a vivir con la hermana de su mamá. Llegó al valle central muy joven. Su primer trabajo fue en los files. Se casó muy joven con un hombre que conocía de su pueblo. Tuvo un hijo y tres hijas. Su marido la abandonó cuando sus hijos eran todavía niños y ella tuvo que criarlos sola. Después de muchos años de trabajar en los campos encontré trabajo en una empacadora. En los ochentas pude comprar una casita. Pero tuve que dejar de trabajar en la empacadora porque entre los químicos y el frio se me empezaron a torcer los huesos de las manos. Una amiga me dijo que porque no ponía un puesto y vendía cosas en el remate. Empecé a comprar flores y ropa en las ventas de garaje. Las lavaba y remendaba 13

y ya que tuve bastantes cosas me anime a poner un puesto los fines de semana. Después de un año de vender los fines de semana y trabajar en la empacadora entre semana me anime a dejar la empacadora y dedicarme al remate. Los primeros años mis hijos me ayudaban. Su papá me dejo con los niños chicos y yo tuve que mantenerlos sola. Pero ya cuando crecieron no les intereso el remate y se dedicaron a otras cosas. Desde entonces yo tengo que contratar gente que me ayude a poner mi puesto todas las mañanas y quitarlos por las tardes. Es muy pesado, me canso ya mucho (Entrevista con Matilde, Tulare, 2005).

Matilde vende los jueves en el remate de Visalia, el sábado en Potersville, en domingo en Tulare. Los lunes va por mercancía a Los Ángeles, martes y miércoles vende en una esquina de un camino rural. Su puesto es muy atractivo para adolescente ya que vende bolsas y accesorios para jóvenes. Antes del 11 de septiembre solía vender maletas pero cayeron mucho las ventas, por lo que cambio a cobijas. En 2003 trato de poner un puesto en un remate cerrado o tienda de descuento, estos remates abren todos los días y los comerciantes pueden dejar sus mercancías en la tienda, es menos pesado que ir de ciudad en ciudad. Pero pagaba 500 dólares de renta la cual no pudo sostener ya que las ventas no eran muy buenas, no había mucha clientela. Los remates cerrados o tiendas de descuento no atraen tanta clientela como los remates abiertos. Después de tres meses cerró y volvió a los remates. Quería encontrar un lugar donde vender sus cobijas y bolsas pero sin tener que pagar tanta renta. Después de meses de buscar encontró la perfecta esquina para ella en un camino rural. Esta a un lado de una tienda. Los dueños no le cobran por ponerse dos días a la semana, al contrario le compran mercancía. Matilde es un ejemplo de una rematera y vendedora ambulante de medio tiempo. Ha combinado las dos actividades de una manera que se acomodan a sus necesidades y posibilidades. Sus ganancias son bajas, llega a ganar alrededor de 1000 dólares al mes y no tiene seguro medico. Su vida como mujer comerciante ha sido dura, ha tratado de dejar el remate y asentarse en un negocio más estable y menos demandante sobre todo para una persona sola, pero no lo ha logrado. Ya se cansa de ir de remate en remate, todos los días levantarse a las 5 de la mañana, manejar hasta la siguiente ciudad, desempacar su camioneta, poner su puesto, atender todo la mañana a sus clientes y para las dos de la tarde empezar a guardar toda la mercancía de nuevo para las 3 o 3:30 reiniciar el viaje a su casa. Es también difícil ir todas las semanas a comprar mercancía ya sea a Los Ángeles o a Sacramento, lidiar con los comerciantes mayoristas, cargar la camioneta. Aun y cuando sus hijas y su hijo la ayudan de vez en cuando no es lo mismo cuando trabaja la pareja en equipo y se apoyan día a día. Para una mujer sola el trabajo es mucho más pesado, el trabajo se duplica. La han asaltado varias veces saliendo del remate y su camioneta fue robada en su casa estando cargada con mercancía. La cantidad de dinero que se necesita para poner un puesto en los remates depende de la mercancía que se seleccione. Por ejemplo si quieres vender alhajas de oro, cada caja cuesta aproximadamente 1000.00 dólares y necesitas por lo menos 3 para poner en una mesa, más el 14

costo de la mesa, la lona y la camioneta.7 En el caso de vendedores de joyas de oro, las cuales son muy populares entre la población mexicana, necesitaran 3000.00 dólares para las joyas, 3000.00 dólares para comprarse una camioneta usada, 500.00 dólares para la mesa y lona, lo que nos da 6,500.00 dólares. Matilde no gasto más de 200 dólares en su primer puesto de ropa usada, llevo la mesa de su casa, cuando empezó no tenia lona y ya tenía su coche usado. Ella empezó con 200 dólares más la gasolina y la renta del espacio en el remate. Como vemos el capital inicial es relativamente pequeño, sin embargo mantener un puesto abierto durante todo el año, mantener clientela en varias ciudades y mantener a una familia de las ganancias es otra cosa. Las ventas fluctúan a lo largo del año, las ventas suben cuando se incrementa aumenta el trabajo en la agricultura y su agroindustria, y bajan durante el invierno y en los días lluviosos. Encontrar una mercancía que se venda bien durante todo el año y sea competitiva es difícil, usualmente los vendedores pasan por una gran variedad de mercancías antes de encontrar aquella que mejor les acomode y produzca ganancias. Algunos cambian mercancías constantemente. Veamos el caso de Ana y Juan: Ana y Juan son de Michoacán y llevan muchos años viviendo en California. Juan trabajó toda su vida en los campos agrícolas del valle central. Ana trabajó unos años en el campo y con el tiempo logró obtener un trabajo en la escuela de su ciudad como afanadora. Por años fueron a las remates a comprar parte de lo que la familia necesitaba para su consumo y también como forma de diversión para la familia ya que en el valle central no hay muchos lugares donde los mexicanos puedan ir en sus días libres. En el remate podían ir a desayunar un buen menudo, a pasear, escuchar música, ver amigos y comprar algunas cosas para la semana. Los niños se divierten viendo los juguetes y a veces hay juegos para ellos. Ana se lastimó y no pudo seguir trabajando en el campo. Ella comenta: Mis amigas me decían: porque no te animas a vender en el remate, así sacas un poco de dinero. Dije pues, porque no. Mi hijo me llevó a Los Ángeles y con 260.00 dólares compré ropa para bebé. Me traje dos cajas, pero no me animaba a ir al remate yo sola y mi marido no quería ir conmigo. Un día nos invitaron a un baby shower y le dije a mi marido, pues qué tal si hacemos nuestro debut en este baby shower y llevamos las cajas de ropita. Pues ¿qué crees? Todo lo vendí de fiado. Así empecé, volví a Los Ángeles y traje más mercancía. Me invitaban a las fiestas a vender (Entrevista con Ana, MacFarland 2005).

En 1988 por fin convenció a su marido de poner un puesto los fines de semana en dos remates. Llevan 7 años vendiendo en las remates. Las ventas han estado tan buenas que ya decidieron abrir una tienda en su ciudad de ropa de bebé. Siguen vendiendo en el remate durante los fines de semana y tienen su tienda en la ciudad. Con anterioridad habían tratado de abrir una tienda en la 7

Tener transporte es crucial para poner un puesto en los remates. Generalmente inician con un coche o camioneta y van creciendo y comprando camionetas y trocas mas grandes dependiendo del tipo de producto que vendan y el número de puestos que pongan en cada remate

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ciudad pero las autoridades no los habían dejado, no les habían dado permiso. Según Alex los políticos locales no dejaban que los mexicanos pusieran sus negocios, pero esto cambio cuando un mexicano-americano fue electo alcalde de la ciudad. 8 Los sujetos en que se basa este estudio, son hombres y mujeres que llegaron a Estados Unidos sin recursos y fueron creando su capital en ese país. Las principales fuentes de capital con que empezaron sus negocios son: -

Utilizan sus ahorros para empezar un negocio. La mayoría de los vendedores y dueños de negocios empezaron trabajando en los campos y en las agroindustrias. La mayoría como hemos visto iniciaron sus negocios con muy poco capital, y fueron ahorrando hasta que tuvieron suficiente dinero para poner un puesto en los remates y/o abrir una tienda o un restaurante. Una forma es empezar en el sector informal, vendiendo de casa en casa, como vendedores ambulantes y ya que se tiene un ahorro, abrir un negocio en el sector formal

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Crédito familiar dado tanto en efectivo como en mercancía para poder abrir un negocio. Es común que los padres ayuden a sus hijos a abrir sus propios negocios o que los hermanos se ayuden mutuamente.

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El trabajo agrícola es un trabajo duro, donde se sufren accidentes constantemente. Los trabajadores que llegan a recibir indemnizaciones las utilizan para abrir un negocio o poner un puesto en algún remate. Los negocios son una alternativa para aquellos que tiene discapacidades que no les permiten continuar con el trabajo en los campos.

Entre las personas entrevistadas no encontré a ningún vendedor o dueño de negocios que hubiese iniciado su negocio con un crédito bancario. La falta de información sobre las posibilidades existentes es una de las razones9.

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Las políticas locales influyen en el desarrollo de los negocios y del acceso que los grupos étnicos tienen a ellos. Las políticas de la ciudad tienen mucho que ver en el impulso que se les pueda dar a los comercios o en los obstáculos que se les pueda poner. Por ejemplo en el condado de Kern, en entrevistas hechas en 2005 a representantes de las cámaras de comercio y en los ayuntamientos a los administradores de las ciudades, me comentaron que los vendedores ambulantes estaban prohibidos y los permisos para abrir remates en las ciudades eran muy restringidos. Prueba de ello era que en ese entonces sólo había 3 remates en el condado de Kern. En el condado de Tulare tenían una política más relajada hacia los remates, había 8 remates y uno podía encontrar vendedores ambulantes en los cruces de las carreteras rurales por todo el condado. En entrevistas con los presidentes de las cámaras de comercio y los administradores de las ciudades estos decían que los remates atraían consumidores a las ciudades lo cual beneficiaba al resto de los comercios. En Kern pensaban que era competencia para

los comercios establecidos. Así vemos como las políticas públicas locales y los grupos de poder dentro de ellos afectan el desarrollo de los negocios y los grupos étnicos que pueden tener acceso a ellos. Este tema necesita mayor estudio.

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Otro obstáculo para obtener créditos es la falta de información sobre la necesidad de ir creando un historial crediticio. Aun y cuando existen agencias que dan cursos sobre cómo hacer un plan de negocios y dónde conseguir

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En la segunda etapa, cuando la pareja decide entrar de tiempo completo a vender a los remates y el marido deja su trabajo asalariado para participar de tiempo completo en el comercio o deciden abrir una tienda en alguna ciudad hay un cambio importante en el negocio. Los hombres quieren participar más activamente en las decisiones sobre qué comprar, a qué consumidores dirigirse, dónde y cuándo vender. Por lo general las mujeres se encargan de la contabilidad de los negocios y los hombres se encargan de comprar la mercancía y atender a los clientes. Aquí un proceso de negociación y en ocasiones conflicto se inicia. Uno de los puntos de negociaciones es el tipo de mercancía a vender. Hay una constante negociación en cuanto a qué producto vender. La mayoría de las mujeres piensan que ellas saben mejor que producto vender, que es lo que la gente necesita y quiere, que está de moda, que le gusta a la gente joven, a menos que sea una tienda o puesto de productos eléctricos o para coches o muebles. Delia me comentaba: Al principio, cuando sólo vendíamos ropa en los remates, los dos íbamos a Los Ángeles y escogíamos la ropa juntos. Siempre podía influenciar a mi marido en que comprar, yo sé mejor lo que la gente quiere y necesita, él es un hombre! Pero cuando abrimos la tienda mi marido quería que yo me quedara en la tienda y el ir solo a Los Ángeles a comprar la mercancía. Tuvimos muchos problemas porque no sabía qué comprar y la ropa que traía no se vendía y empezó a apilarse, no podíamos venderla a nadie les gustaba. Le tomo tiempo aceptarlo, lo cual llevo en muchas ocasiones a peleas entre nosotros. (Entrevista con Delia Tulare, 2005)

La participación de las mujeres en los negocios dista de ser armónica y sin conflictos. Es un proceso en que los hombres aprenden a respetar la opinión y conocimiento de las mujeres. Es común que las mujeres hablen inglés, o lo entiendan mejor que sus parejas, tengan un mejor conocimiento de los trámites administrativos a seguir por los comerciantes, es decir el tipo de licencias que hay que comprar, dónde conseguirlas, etc. En 80 por ciento de los negocios las mujeres se encargan de la contabilidad, el saber cuánto dinero entra y sale les da mayor poder de negociación sobre el uso que debe dársele a los ingresos provenientes del negocio. Como Ana mencionó: Cuando mi marido trabajaba en los files yo no sabía cuánto ganaba, unas semanas venia con tanto y otras con otro tanto, decía que dependía de cuantas cajas habían llenado y del equipo y quien sabe que tantas escusas, pero a veces yo sospechaba que él y sus amigos se iban a la cantina a tomar. Desde que ponemos un puesto en los remates, yo llevo las cuentas y sé exactamente cuánto dinero hacemos; ¡ahora tiene que pedirme dinero para sus cervezas! Decidimos juntos cómo utilizar el dinero.

recursos, a la hora de ir a pedir los créditos la mayoría son rechazados porque no tienen un historial de crédito hecha en Estados Unidos (entrevista con gerente de crédito para pequeños negocios, Santa María 2007).

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Este no es el caso para todas las mujeres, sin embargo estos casos muestran que tener tu propio negocio les da a las mujeres acceso a información y que existe una tendencia a un cambio en las relaciones de poder. Las tiendas en las calles principales Existen varias estrategias que los migrantes han seguido para expandir sus negocios. Algunas, una vez que han abierto un puesto en varios remates complementan su ingreso vendiendo en las esquinas o en las lecherías a la salida del trabajo en los días de paga, o hacen demostraciones de sus productos en las casa, usando de esta manera el comercio informal para expandir su negocio. Otra estrategia es rentar otros espacios en los mismos remates y expandirse dentro de los remates con el mismo producto o introduciendo nuevos productos: el esposo vende en un puesto y la esposa en otro, o los hijos toman uno y los padres otro. O van a diferentes remates el mismo día. Generalmente tomar el siguiente paso es abrir una tienda en la ciudad donde viven o en alguna de las ciudades donde más clientela tienen, o en ciudades donde hay pocas tiendas y un gran número de familias mexicanas o latinas. En los casos estudiados esta es una decisión donde el 87 por ciento de los dueños de los negocios comentaron haberla tomado en pareja. Este es el caso de Cristina y Marco: Cristina nació en Colima en 1965. Estudio hasta la secundaria. Desde muy joven ayudaba a su mamá a vender topper ware de casa en casa. Se caso con Marco en Colima aun joven y siguió vendiendo de casa en casa ya casada. Marco estudió hasta la preparatoria. Tenía un trabajo en una fábrica en Colima hasta que él y otros 100 trabajadores fueron despedidos. Para entonces tenían dos hijas pequeñas. Una de las hermanas de Cristina vivía en Visalia en el Valle Central, quien ya los había invitado a emigrar a los Estados Unidos y probar su suerte. En 1989 decidieron contratar un coyote en Tijuana que los ayudara a cruzar la frontera. Su primer trabajo fue cuidando niños y Marco trabajó en el campo. Uno de sus primos tenía un puesto en los remates y ella lo ayudaba los fines de semana, de esta manera empezó a aprender sobre el negocio y cómo se hacían las cosas en Estados Unidos. Su primo le dio toda la información necesaria sobre qué licencias necesitaba, dónde comprar la mercancía, en qué remates se vende mejor, etc. Después de unos años Cristina y Marco consiguieron trabajo en una fábrica de burritos, pero tenían el turno de la noche. Cristina no estaba contenta trabajando el turno de la noche y veía mucho potencial en los remates. Convenció a Marcos de que pusieron un pequeño puesto en uno o dos remates durante sus días libres. Empezaron con 200 dólares de accesorios para mujeres. Una pequeña mesa y algo de mercancía era todo lo que necesitaban. Poco a poco el puesto fue creciendo y pronto empezaron a vender en más remates durante la semana. Por tres años trabajaron el turno de noche en la fábrica y vendían durante el día en los remates. Tuvieron una tercera hija nacida en los Estados Unidos. Recuerdan estos años como muy difíciles. 18

No fue sino hasta 1995 que nos aventuramos a dejar el trabajo en la fábrica y dedicarnos al remate. En ese entonces recorríamos todos los remates de por aquí. En el fin de semana íbamos a un remate en la mañana y a otro en la noche, aunque esto significaba manejar por horas. A veces dormíamos en el camión, para estar temprano en el siguiente remate. En ocasiones mi viejo se iba a un remate y yo otro para vender más. Todas las semanas íbamos a Los Ángeles por mercancía. Fueron años muy difíciles. Mis hijos sufrieron mucho. Probamos varias mercancías hasta que escogimos la ropa interior para mujeres, esa siempre se vende, siempre se necesita. Ahora ya la podemos pedir por catalogo y nos la mandan por mensajería, ya no tenemos que ir tan seguido a Los Ángeles (Entrevista con Cristina, Handford marzo 2005).

Cristina y Marco trabajan juntos, hace unos años llegaron a tener tres puestos en el mercado, cada uno cuidaba de uno y sus hijas cuidaban del tercero. Pero Cristina quiere tener más y desde 2002 se decidieron a abrir una tienda. Buscaron en las ciudades del sur del valle central, querían una ciudad pequeña donde no tuvieran que competir con las grandes tiendas y centros comerciales y donde las rentas no fueran muy altas y la mayoría de la población fuera de origen mexicano. En la tienda venden ropa interior y ropa para niños. Contratan a una empleada para que se encargue de la tienda. Sin embargo las mayores ganancias siguen llegando de las ventas en el remate. Este es un ejemplo de los muchos negocios familiares que la población de origen mexicano ha desarrollado en el las zonas de estudio, donde diferentes formas de trabajo y retribución son implementadas y donde las mujeres juegan un papel crucial. Cristina y Marco han sido vendedores por más de 15 años; han pasado de jornaleros agrícolas a obreros a comerciantes. No todos los dueños de tiendas tienen puestos en los remates. Sin embargo en el estudio realizado el 75 por ciento de los pequeños empresarios entrevistados que tenían una tienda tenían en la actualidad un puesto en uno o varios remates o habían tenido un puesto en los remates en el pasado. La importancia que tienen los remates y el apoyo que dan a los pequeños empresarios en su desarrollo como empresarios es evidente. Así mismo el aumento en el número de los remates y en el número de tiendas en el sur del valle central ha revitalizado las pequeñas ciudades después del white flight de los setentas y ochentas. Para expandir sus negocios encontré básicamente tres formas de obtener capital: -

A través de tandas. Las tandas aunque fueron muy frecuentes en los setentas y ochentas cada vez son menos utilizadas. Sobre todo en las temporadas en que las ventas bajan, los comerciantes las usan para pagar gastos del negocio y rehacerse de mercancía.

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Refinanciamiento de las casas. El refinanciamiento de las casa/habitación es una práctica común reciente para la población mexicana y requiere de una explicación detallada. Aquí sólo mencionare que en los últimos años en que el valor de las casas subió aquellos que tenían casa propia podían refinanciar su casa, al subir el valor de sus casas el banco les 19

presta el incremento en el valor de sus casas. El uso que se hace de este dinero es variado, encontré familias que los usaron para poner el enganche para otra casa o para reparar la que tenían. En el caso de los negocios, algunos abrieron otro negocio, o compraron una camioneta para el negocio, o compraron más mercancía. El uso del dinero proveniente del refinanciamiento de casa y el impacto que ha tenido la caída del mercado de las casas en estas familias es un tema que requiere de mayor estudio. -

A través de ahorros familiares y préstamos familiares.

Las mujeres empresarias Es evidente que hay diferentes tipos de comerciantes, tenemos aquellos que se conforman con abrir su puesto en el remate y/o una pequeña tienda y en realidad no tienen mayores expectativas de crecer como empresarios. Viven día a día con lo que ganan, no tienen interés de crecer. Por otro lado tenemos aquellos que constantemente están buscando la manera de crecer y conquistar nuevos mercados. Por lo general los primeros buscan el resguardo de la economía étnica, buscan venderles a sus paisanos, abren tiendas para mexicanos con productos mexicanos. Los segundos quieren ampliar sus negocios y en muchos casos esto significa penetrar y apropiarse de espacios en la economía mayor y dirigirse a todo tipo de consumidores. Esto implica aprender ingles, conocer bien el mercado americano, empezar a utilizar estrategias más elaboradas de publicidad, introducir un sistema de contabilidad adecuado para el crecimiento de su negocio, tomar cursos, pedir créditos, tomar riesgos. Dentro de las zonas de estudio encontré estos dos tipos de sujetos: mujeres y hombres con diferentes aspiraciones, sueños y visiones. En el 70 por ciento de los negocios estudiados las mujeres jugaban un papel muy importante, habían iniciado las actividades comerciales que llevarían eventualmente a que la pareja se dedicara al comercio y dejara el trabajo agrícola. Del total de comerciantes entrevistados 38 por ciento eran mujeres dueñas del negocio, es decir ellas eran las dueñas de la tienda o el puesto en el remate y de éstas sólo el 20 por ciento eran mujeres solas el resto recibía ayuda de sus maridos y familia quienes habían aceptado que las que llevaban las riendas del negocio eran sus esposas. Un ejemplo de estos negocios son las tiendas de ropa de noche para bodas y fiestas de quince años. Veamos el caso de Adela: Adela es de Colima, nació en 1950. Fue la más chica de la familia y cuando se vino California su mamá ya estaba en Avenal trabajando en el campo. Trabajo por muchos años en el campo. Empezó a comprar ropa usada en el remate y cuando iba a México la vendía. Siguió trabajando como jornalera agrícola y decidió poner un puesto en el remate los fines de semana. Adela aprendió a coser gracias a una tía que le enseño en México antes de venirse a Estados Unidos con quien se quedo cuando sus papás se vinieron a trabajar. Lo primero que hizo con sus ahorros fue comprar un coche. Después de 10 años de tener sus puestos en el remate de Porterville y Tulare y 20

trabajar en la semana como jornalera, había ahorrado suficiente para abrir una pequeña tienda de vestidos de boda en la calle Main. También se compró su casa. Pero las ventas no eran suficientes para dejar su trabajo en el campo por lo que contrato a una chica que estuviera en la tienda y ella siguió trabajando en el campo. Así mismo siguió vendiendo en los remates el fin de semana. Con el primer refinanciamiento de su casa puso un segundo puesto en el remate de Porterville. En 2001 pudo dejar de trabajar en los files y dedicarse a su tienda. Vende ropa para bodas, quince años, confirmaciones, bautizos, también arregla los salones de fiestas y últimamente esta vendiendo los vestidos para las fiestas de fin de año de la preparatoria, los famosos “proms”. En 2003 con un segundo refinanciamiento de su casa y un préstamo de una amiga pudo poner el primer pago para comprar el local donde tiene su tienda ya que dice que las rentas son las que ahogan a los comerciantes. Ella está a cargo del negocio y su marido la ayuda en la decoración de los salones de fiesta. Su marido trabaja en el campo. Adela me comenta: Ha sido difícil, porque Armando al principio no le importó que trabajara pero cuando empecé a ganar más que él, fue difícil, primero no quería nada que ver con mi negocio, pero por fin lo convencí que era para los dos y que podía sacar buen dinero, pero no ha sido fácil, a los hombre no les gusta que la mujer gane más dinero que ellos. Ahora ya me ayuda, incluso me ayuda con el trabajo en la casa. Hasta cocina y me trae de comer cuando no me da tiempo de ir a la casa a comer porque llegan clientes (Entrevista con Adela Tulare CA 2005).

Como vemos hay mujeres que han podido poner sus propios negocios y conforme se incrementa el ingreso de la mujer así también su posibilidades de negociación con su pareja. Otros estudios han demostrado cómo cuando las mujeres ganan un ingreso independiente, su poder de negociación dentro de la familia se incrementa (ver Lesser Blumberg 1991). Conforme se reduce la diferencia de ingresos entre la pareja, el hombre se encuentra más dispuesto a contribuir al trabajo doméstico (Pessar 2003:27). Sin embargo no en todos los casos la transición se hace pacifica, existe el caso de parejas que el éxito de los negocios de sus mujeres ha llevado a la pareja a constantes conflictos y pleitos. Algunas mujeres deciden dejar el negocio antes de tener más problemas con sus maridos pero hay otras que ven la necesidad de un mejor ingreso para su familia aunque esto significa estar en constante conflicto con sus parejas. El éxito que pueda tener el negocio de la mujer afecta las relaciones de género, por ejemplo, hemos visto que si las ganancias de la mujer crecen e incluso si sus ingresos son más altos que los del hombre, esto puede provocar cambios en las relaciones de género que se manifiestan en una participan más activa de los hombres en las actividades domesticas, en una mayor participación de la mujer en la toma de decisiones, todo lo cual puede llevar a un cambio en las relaciones de poder.

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Como hemos visto al abrir un negocio hay que tomar decisiones importantes sobre los ahorros de la familia y sobre el uso de los ingresos, parte de los cuales con frecuencia eran enviados a México tanto para ayudar a las familias como para invertir en los pueblos de origen. El invertir en negocios en Estados Unidos significa un cambio en el proyecto de vida. Es común encontrar que son los hombres los que prefieren invertir su dinero en los pueblos de origen, sobre todo en el caso de mujeres exitosas en sus negocios. Los hombres sienten que en Estados Unidos no son valorados, que en su trabajo en el campo están siendo explotados y abusados y sin embargo en sus pueblos son respetados y ven su regreso a casa como un sueño para el futuro donde volverán a ser los jefes de la casa y volverán a ser los que mandan. En Estados Unidos por otro lado dentro del hogar la mujer cada vez más toma sus propias decisiones y ellos se ven teniendo que negociar el poder que antes sentían controlar en México. Sobre todo cuando las mujeres logran tener éxito y ganar tanto como ellos o más, las mujeres ya no quieren regresar a México, sus hijos por lo general son ciudadanos americanos, sus negocios están en Estados Unidos, ellas se quieren quedar donde tienen más oportunidades y donde está su familia nuclear. Ana comentaba: Yo he tenido muchos problemas con mi marido desde que abrimos la tienda. Tuvimos primero que invertirle 25,000 dólares, que él quería invertir en nuestro pueblo para comprar unos terrenos que su papá quería que comprara. Se imagina ¿Para qué? ¿Quién los va a trabajar? Ni agua tienen y ni le iban a dar los papeles. Desde entonces está con que quiere comprar tierra en el pueblo y que quiere construir en la casa de sus papás y no para. Pero necesitamos crecer en la tienda. Y bueno él se la pasa escondiendo el dinero y yo encontrándolo. Y no sabe la de pleitos que esto ha sido (Entrevista con Ana, Tulare 2005).

La historia de Ana es común, aun cuando la pareja logra trabajar en equipo y el hombre apoya a su mujer y logran hacerse de un patrimonio en Estados Unidos, comprando casas, ampliando su negocio, etc. Los maridos por lo general son los que insisten en comprar tierra y construir casas en los pueblos de donde vienen con el sueño de regresar a México (Hondageneu – Sotelo 1994). Las mujeres abiertamente, algunas riéndose otras nerviosas, declaran que ellas sólo van de vacaciones, pero que su vida está en Estados Unidos.

La nueva generación de mujeres empresarias Hasta ahora hemos visto el caso de mujeres que migraron al sur del Valle Central, la mayoría jornales agrícolas, que lograron por medio de diversas estrategias y negociaciones, abrirse camino como mujeres de negocios en sus ciudades y en los remates. En este apartado quisiera hablar un poco sobre la segunda generación de mujeres de negocios, las hijas de las remateras, aquellas niñas que crecieron ayudando por las tardes a sus madres en los puestos de los remates, o en las tiendas durante las vacaciones de verano; que desde pequeñas empezaron a conocer los secretos del comercio. ¿Cuáles son sus sueños? ¿Qué proyectos tienen para sus vidas? 22

Invariablemente si uno pregunta a los padres migrantes si quieren que sus hijos continúen sus pasos en los negocios, éstos contestan que no. El sueño de la mayoría de los mexicanos es que sus hijos estudien y hagan algo mejor de sus vidas de lo que ellos han logrado. Todos los padres que yo he entrevistado querían que sus hijos fueran a la universidad: Yo quiero que mis hijas vayan a la universidad. Tener una puesto es una friega, es esclavizante, esta uno aquí todo el tiempo. Hago esto por mis hijos, me vine a Estados Unidos para darle una vida mejor a mis hijos y eso es a través de los estudios y yo lo que quiero es que se vayan a la universidad y se superen (Entrevista con Elvira, Porterville 2005)

Matilde logro darles educación a sus dos hijas y a su hijo. Sus tres hijos la ayudaron en sus puestos a lo largo de su infancia y adolescencia. Una de sus hijas estudio para ser maestra y trabaja en una de las secundarias de la ciudad y la otra estudio para ser contadora y entre semana trabaja en un despacho pero en el fin de semana decidió poner su puesto. Su mamá la ayudo, le dio toda la mercancía necesaria para ponerlo. Jane con su salario se compró su coche y la mesa y lona necesaria. Durante la semana trabaja en el despacho de impuestos y el fin de semana pone su puesto en dos ciudades. Como Jane encontré varios casos de jovencitas que ponían sus puestos junto a sus padres. Por lo general los habían empezado durante su época de estudiantes, para ayudarse a pagar sus estudios y ahora los continuaban para complementar sus salarios. De cinco mujeres jóvenes que entreviste en los remates hijas de remateros, cuatro habían nacido en Estados Unidos y tenían la ciudadanía. De estas cuatro dos habían ido a la universidad y tres al city college. Tenían trabajos diversos durante la semana y sus puestos en los remates los fines de semana, de los cuales sacaban de 800 a 1000 dólares libres al mes. Las cuatro tenían como proyecto poner una tienda en algún centro comercial. Ellas no querían poner una tienda pequeña como la mayoría de los mexicanos ponían en las calles principales, donde poca gente iba y las ventas eran bajas. Ellas querían poner tiendas de moda dirigidas no sólo a los mexicanos. Estaban trabajando en hacer sus proyectos de negocios y buscando el mejor lugar y productos para vender. La quinta mujer joven entrevistada había llegado a los Estados Unidos de chica con sus padres y no tenia papeles, es indocumentada, por lo tanto no había podido ir a la universidad. Sus expectativas de vida eran distintas, no tenía la seguridad de las otras, sentía que el hecho de no tener papeles la limitaba mucho aunque había vivido toda su vida en el valle. El no haber podido ir a la universidad la había frustrado mucho. Para ella su futuro era tener un puesto en el remate donde se sentía segura que la migra no la molestaría demasiado. La hija de Adela, Susan también abrió su propia tienda en la ciudad con la ayuda de su mamá. A Susan no le gusta vender en los remates por lo que se dedica a su tienda. Su marido tiene un trabajo fijo en una fábrica cercana y la ayuda de vez en cuando los fines 23

de semana. Pero de quien más ayuda ha recibido ha sido de su mamá quien tiene mucha experiencia en el negocio. Susan no continúo sus estudios. Este es el caso de la mayoría de los hijos. De hecho son pocos los que llegan a la universidad. La mayoría de los padres entrevistados se quejaron de que sus hijos no querían seguir estudiando después de la preparatoria.

Conclusiones En este artículo presente el caso de mujeres mexicanas que llegaron al valle central y en un intento por mejorar el ingreso recibido del trabajo agrícola buscaron actividades económicas alternativas convirtiéndose de esta manera en comerciantes. Vemos como las mujeres han jugado un papel muy importante en el desarrollo de los negocios de origen mexicanos en estas pequeñas ciudades. Las mujeres no sólo apoyaron a sus maridos en la creación y desarrollo de los negocios, sino que son actores con gran iniciativa, innovadoras y con gran imaginación para hacer pequeños negocios que las han ayudado a mejorar sus oportunidades de vida en Estados Unidos. En la mayoría de los negocios estudiados, fueron las mujeres las que tuvieron la iniciativa y las que han puesto la mayor parte de su trabajo e ingenio en el desarrollo de los negocios. Las mujeres desarrollan un capital social distinto al de los hombres en el país de destino y utilizan las nuevas redes sociales y familiares construidas en la comunidad, especialmente a través de contactos hechos a través de la familia, en las escuelas y las iglesias, para desarrollar sus negocios y convertirse en auto empleadas. Con el tiempo, algunas pueden crecer. Una manera es poniendo un puesto en el remate, otra es abriendo una tienda. Si tienen éxito el marido deja su trabajo y entra de tiempo completo al negocio del comercio con su esposa. La mayoría de los negocios estudiados son manejadas por parejas. Estos cambios en el negocio por lo general conllevan cambios en las relaciones de género. En una primera fase la mujer goza de mayor libertad al tener un ingreso y mayor flexibilidad en cuanto a su horario y tipo de negocio. Sin embargo al poner un puesto en el remate con su esposo o abrir una tienda el trabajo se vuelve muy duro, teniendo que invertirle todo sus tiempo y las negociaciones entre las parejas se vuelven más intensas. Trabajar como pareja y como socios trae las mayores ganancias. La mujer por lo general se encarga de la contabilidad del negocio. Conforme crecen los ingresos crece también las posibilidades de cambios en las relaciones de género donde los maridos tienen mayor disposición de ayudar en las labores domésticas.

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