Las mujeres de América Latina y el Caribe frente a Donald Trump. Invitaciones del feminismo a la acción política transnacional

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Boletín DePolítica Número 216, 17 de febrero de 217 Boletín del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, dirigido a sus estudiantes, profesores y amigos

EDITORIAL Las mujeres de América Latina y el Caribe frente a Donald Trump. Invitaciones del feminismo a la acción política transnacional Por: Vivian A. Martínez Díaz ([email protected]) Desde que Donald Trump anunció la firma de órdenes anti-inmigración, centradas en restringir el acceso de personas con nacionalidad latinoamericana y caribeña, musulmanes, y refugiados al territorio norteamericano, las relaciones entre Estados Unidos y el mundo no podrían estar peor. A través de estas acciones e incluso antes, en el marco de su campaña presidencial, Trump ha mostrado su desprecio por personas, países y comunidades que desafían su versión del “credo americano”. Es decir, su propia visión sobre el tipo de persona que puede “portar” la identidad “americana” auténtica: hombre, blanco, heterosexual, angloparlante, trabajador arduo, y defensor de los valores de la libertad, la igualdad, el individualismo y el progreso. Entre el 25 y el 27 de enero el presidente de los Estados Unidos firmó dos órdenes anti-inmigración: una, la construcción del muro en la frontera con México, y dos, la suspensión temporal de la entrada de refugiados y ciudadanos de varios países con mayoría musulmana como Siria, Irán, Irak, Sudán, Libia, Somalia y Yemen. Con la primera orden, Trump pretende evitar el paso de inmigrantes latinoamericanos y caribeños indocumentados a los Estados Unidos (a los cuales les da el rótulo de “ilegales”). Con la segunda orden, la entrada de refugiados a los Estados Unidos queda suspendida por tres meses hasta que se hagan cambios sustanciales en las políticas migratorias, de tal manera que cualquier medida de acogida de refugiados no contradiga el “interés nacional”. En medio de una discusión sobre el racismo, el clasismo, la xenofobia, el machismo y la homofobia del actual Presidente de los Estados Unidos, y la contradicción entre sus posturas y la diversidad de valores que las y los ciudadanos estadounidenses consideran como “esenciales”, sigue acentuándose un gran malestar social. Al día de hoy, han surgido innumerables protestas en las que han participado académicas y académicos, colectivos, movimientos, y comunidades afronorteamericanas, hispanas, nativas, musulmanas y asiáticas que no ven con buenos ojos lo “políticamente incorrecto” del magnate. En estas protestas se expresa el desconcierto y el rechazo de una población frente al retroceso en el ejercicio de los derechos fundamentales que las y los norteamericanos, los diversos pueblos y nacionalidades que allí residen, han venido conquistando desde la segunda mitad del siglo XX. Todos estos hechos tienen implicaciones para América Latina y el Caribe, pero principalmente, para aquellos sectores populares de la región que llegan a los Estados Unidos en posiciones marginales. Asimismo, las medidas de Donald Trump tienen consecuencias para las comunidades latinoamericanas y caribeñas que han desarrollado sus propios procesos organizativos orientados a enfrentar el consenso neoliberal que ha dejado huellas de desigualdad, pobreza y violencia que no han podido borrarse. Lo anterior ha impactado grandemente a las mujeres, quienes no solamente han participado activamente en los flujos migratorios, sino que también han contribuido al cuidado y la reproducción cultural de las comunidades en Norteamérica. Incluso, participando dentro del mercado de servicios domésticos o de otro tipo, los derechos de las mujeres latinoamericanas y caribeñas en los Estados Unidos son continuamente violados por su condición de “inmigrantes indocumentadas” o de “inmigrantes” únicamente. Dicha condición ha sido aprovechada por terceros para obtener pagos por servidumbre de parte de ellas, y someterlas dentro

de redes de prostitución transnacionales donde sus cuerpos son vendidos, explotados y ultrajados. Además, las mujeres de la región que viven en el territorio estadounidense tienden a tener trabajos precarizados, con salarios bajos y sin el respaldo pleno de un sistema de seguridad social. Existen diferentes opiniones sobre lo que implicó el ascenso de Donald Trump. Ya se han analizado suficientemente los efectos de sus críticas a los acuerdos de libre comercio con otros países y regiones a nivel global, sus polémicas, y sus medidas anti-inmigrantes. También se han intentado hacer predicciones. Empero, en esta diversidad de posturas, la comunidad académica y los medios de comunicación han llegado a un consenso sobre lo que ha significado el presidente estadounidense para América Latina y el Caribe: incertidumbre. Aun así, lo cierto es que ante el estilo de “hacer política” del showman norteamericano, siempre perjudicial para cualquier democracia, la región necesita hacer ejercicios de reflexión, resistencia y acción política transnacional. Es esperable, entonces, que en dichos ejercicios surjan propuestas de replantear los modelos económicos vigentes; las formas de relacionamiento entre las personas, otros seres vivos y el entorno; el sentido de lo político, y la democracia tal y como la conocemos hoy. En todo esto aporta grandemente el feminismo. Las feministas latinoamericanas y caribeñas han identificado que en nuestra región y por fuera de ella abunda el desempleo, el sub-empleo y la informalidad, y que esto ha impactado negativamente a las mujeres. Afirman que los grandes capitales trasnacionales han saqueado los territorios ancestrales y los bienes de la naturaleza que pertenecen a los pueblos originarios y las comunidades campesinas, y cuestionan que en nuestros países se hayan implementado políticas de privatización de la educación, la vivienda y la salud, lo cual ha ido en detrimento del derecho a la igualdad y la dignidad de todas las personas. Las feministas también rechazan las políticas guerreristas y las intervenciones de las súperpotencias en los asuntos internos de los países de América Latina y el Caribe, y se preocupan por la afectación que tiene la injerencia de los Estados Unidos en la calidad de vida de las comunidades, y particularmente, la calidad de vida de millones de mujeres, niñas, adolescentes y jóvenes. “Por esta misma afectación, la resistencia de las mujeres resulta más aguerrida en la defensa de la vida”, han dicho las activistas Claudia Korol y Gloria Cristina Castro en un libro llamado “Feminismos Populares”. Es así como los feminismos latinoamericanos y caribeños se construyen a través de políticas de solidaridad, comprensión y afecto, que buscan combatir la violencia del capitalismo, el colonialismo y el patriarcado. Los feminismos también rechazan las guerras mediáticas de quienes intentan torpedear las revoluciones y las batallas ganadas de las comunidades. De igual forma, los feminismos situados en la región expresan su voluntad de apoyar, cuidar y transformar la realidad “desde abajo”. ¿Cómo afrontar los impactos de la implementación de las medidas de Donald Trump en América Latina y el Caribe desde un posicionamiento feminista? En este momento es importante construir alianzas transnacionales entre las activistas feministas, la academia y los movimientos de mujeres, que excedan las fronteras físicas y el concepto de Estado-nación. También es importante construir acciones políticas con grupos de trabajadoras y trabajadores, comunidades afrodescendientes y campesinas, pueblos indígenas y movimientos de la diversidad sexual, flexibilizando nuestros conceptos del espacio y el lugar. Para esto, las redes sociales e Internet son fundamentales. Finalmente, desde los feminismos, se hace una invitación a estar alerta a los perjuicios del endurecimiento de la política migratoria de los Estados Unidos, al futuro de las relaciones con Cuba, al diálogo político en Venezuela, y a rodear el proceso de paz entre el gobierno nacional de Colombia y las FARC, así como los esfuerzos de negociación con el ELN. Seguramente, el ascenso de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos será aprovechado por la derecha organizada de la región, la cual verá en él la posibilidad de seguir haciendo la vida de los sectores populares imposible.

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