Las mates, desde bien temprano

Aula 233-234 | Julio-Agosto 2014 | pp. 9-10

Las mates, desde bien temprano

Àngel Alsina Profesor de Didáctica de las Matemáticas. Universidad de Girona

Todas las orientaciones contemporáneas sobre educación matemática señalan la necesidad de favorecer la adquisición de conocimientos matemáticos desde edades bien tempranas, ya que quien comprenda y pueda utilizar eficazmente las matemáticas tendrá cada vez más oportunidades y opciones para determinar su futuro. Así, por ejemplo, en la declaración conjunta de posición sobre las matemáticas en la educación infantil de la Asociación Nacional para la Educación Infantil y el Consejo Nacional de Profesores de Matemáticas de los Estados

Unidos, se expone que para que la competencia matemática de la ciudadanía continúe mejorando hay que dar mucha más importancia a las primeras experiencias matemáticas, ya que la investigación acumulada sobre las capacidades y el aprendizaje de los niños y las niñas confirma que las experiencias de los primeros años de vida tienen resultados consistentes. La competencia matemática, indican, abre las puertas a un futuro productivo, mientras que su ausencia las mantiene cerradas. Desde este marco, se insiste en que todas los niños y niñas deberían tener la oportunidad y el apoyo necesario para aprender progresivamente conocimientos matemáticos importantes con profundidad y comprensión. Así pues, es indiscutible que una educación de alta calidad, estimulante y accesible durante los dos ciclos de la educación infantil (0-3 y 3-6), constituye el principal pilar para el futuro aprendizaje de las matemáticas más formales.

FORO

Nada más serio que los libros infantiles

Rosa Tabernero Profesora titular de Literatura infantil y educación literaria. Universidad de Zaragoza

Hace no mucho tiempo Vicente Ferrer, editor de Media Vaca, decía que los niños se merecen los mejores libros y podemos añadir, con Arianna Squilloni, editora de A buen paso, que el libro infantil se encuentra entre las pocas cosas que hay que tomar en serio en la vida. En ocasiones, cuando miramos un libro infantil, solo vemos en él un instrumento con el que desarrollar la competencia lectora. Sin duda, es un error. No se trata de aprender a leer o de ejercitar la lectura a través de ellos, se trata más bien de aprender a ser, de

construir(se). En este sentido, Pedro Salinas, cuando explicaba la necesidad de la lectura literaria en El defensor, entendía que «aprender a caminar a derechas por el mundo imaginario enseña a no andar a siniestras por el mundo real»; del mismo modo se expresaba Jerome Bruner cuando se refería a los relatos como moldeadores de las estructuras cognitivas y afectivas del ser humano. A través de la lectura de álbumes, cuentos, poemas y obras de teatro, el niño va conociendo otras formas de ser y aprende a ponerse imaginativamente en el «lugar del otro», enseñanza primordial en nuestros días. Por lo que acabamos de exponer, entre otras razones, el libro infantil debe ocupar el centro de nuestra educación. Sin duda, cuando hablamos de libros con nuestros alumnos y alumnas, cuando les leemos en voz alta sin pedir nada a cambio, estamos sentando las bases de una formación de ciudadanos libres y reflexivos. Y es que nada hay más serio que los libros infantiles. 9

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EN LÍNE@

¿Cómo dirigimos los propios procesos de aprendizaje? Hemos compartido en el foro de la web el artículo de Antoni Portell con el título que encabeza esta sección. En él nos invita a reflexionar sobre la formación permanente y el aprendizaje autónomo. Entre otras, lanza las preguntas siguientes: ¿Hasta qué punto consideramos que dirigimos, controlamos, regulamos o evaluamos nuestro recorrido formativo? ¿De qué manera cada centro posibilita que este aprendizaje autónomo contribuya a la construcción de unos significados compartidos? Aquí tenéis algunas de vuestras aportaciones.

Alba Reñé Profesora de secundaria

Estoy totalmente convencida de que la formación del profesorado es clave para conseguir un mejor ejercicio profesional; este pasa, inevitablemente, por alcanzar e interiorizar los contenidos de los cursos por parte del docente. También pienso que hay que hacer una buena selección de los formadores, porque no basta con que dominen la materia que imparten, también han de ser buenos comunicadores, como debemos serlo todos los docentes. El debate continúa en la web. ¡Participa en los foros! http://aula.grao.com

la calidad del servicio que se ofrecía; ahora bien, actualmente, el aprendizaje continuado es una necesidad imperiosa. Como muy bien se comenta en el artículo, la sociedad está cambiando muy de prisa; pero, además, el cambio no es únicamente cuantitativo, sino cualitativo, y exige una nueva respuesta de la escuela a una nueva sociedad. No podemos continuar formando alumnos y alumnas para una sociedad de tipo industrial, cuando estamos en una sociedad de la información. Perdonad si me he extendido demasiado. Hasta pronto.

Josep Segura Psicólogo, atención a la diversidad EI,

Eulalia

EP y ESO

Maestra tutora de primer ciclo

Saludos a todos: quizá hace un tiempo el reciclaje del profesorado era una manera de mejorar

No me había planteado nunca evaluar mi propio proceso for-

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mativo. Y, francamente, me ha asustado un poco hacerlo. La formación continua que he hecho tiene más que ver con mis carencias como profesional, que con la construcción de un itinerario pedagógico pensado en clave de interés colectivo. ¡Gracias por esta reflexión! Isabel Guerrero Creo que todos compartimos que la formación continua es esencial en nuestra profesión. Muchas cosas de las que aprendí en la universidad hace 15 años hoy serían obsoletas. La sociedad avanza hacia un nuevo paradigma, más complejo, más cooperativo, más sistémico. La escuela debe ser parte de ese nuevo paradigma, como agente activo del cambio, y la

formación continua es un buen motor para promover el cambio que necesitamos. Maestra sustituta Hace tres años que estoy en listas, y voy haciendo sustituciones cada año. En estos tres años, no he realizado ninguna formación que me interesara por motivos económicos. La precariedad en la que trabajamos los maestros y maestras sustitutos hace difícil que nos quede dinero y energías (y también ganas) para hacer formación. Desde que era muy pequeña he querido ser maestra, jugaba a hacer de maestra. Ahora, en tres años de estar en la escuela, hay momentos en que lo pongo en duda.