Las lozas populares del siglo XVIII

July 23, 2017 | Autor: Sandrine Delaporte | Categoría: Ceramica postmedievale
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Descripción

1 LA ARQUEOLOGÍA DE LA PLAÇA MAJOR DE VILA-REAL

La arqueología de la Plaza Mayor de Vila-real. Perspectiva histórica y análisis de la cultura material. Autores: Josep Benedito Nuez Mónica Claramonte Chiva Sandrine Delaporte Carmela Falomir Ventura Fernando López Bravo José Manuel Melchor Monserrat Javier Nácher Martí Edita: Ajuntament de Vila-real Delegación de Alcadia © De los textos: Los autores © De las imágenes y fotografías: Los autores © Del diseño y maquetación: Pasku.com © De la presente edición: Ayuntamiento de Vila-real Imprime: Sichet, Vila-real ISBN:: 978-84-96483-02-8 Depósito Legal: CS-131-2007

2

LA ARQUEOLOGÍA DE LA PLAÇA MAJOR DE VILA-REAL

LA ARQUEOLOGÍA DE LA PLAÇA MAJOR DE VILA-REAL PERSPECTIVA HISTÓRICA Y ANÁLISIS DE LA CULTURA MATERIAL

3 LA ARQUEOLOGÍA DE LA PLAÇA MAJOR DE VILA-REAL

4 LA ARQUEOLOGÍA DE LA PLAÇA MAJOR DE VILA-REAL

ÍNDICE

Presentación

7

Capítulo 1: La excavación arqueológica de la plaça Major de Vila-real

9

Josep Benedito; Mónica Claramonte; Sandrine Delaporte; José Manuel Melchor

37

Capítulo 2: La colección de azulejos de serie Josep Benedito

Capítulo 3: Las lozas populares del siglo XVIII

51

José Manuel Melchor; Josep Benedito; Mónica Claramonte; Sandrine Delaporte

Capítulo 4: Los hallazgos monetarios de la excavación

79

Fernando López; Sandrine Delaporte

105

Capítulo 5: Estudio de los fragmentos de vidrio Carmela Falomir

Capítulo 6: Miniatura sobre marfil, juguetes de cerámica y otras piezas singulares procedentes de la excavación

119

Mónica Claramonte; Josep Benedito; Sandrine Delaporte

Capítulo 7: Las yeserías de la iglesia del Convento del Corpus Christi

139

Javier Nácher

5 LA ARQUEOLOGÍA DE LA PLAÇA MAJOR DE VILA-REAL

LAS LOZAS POPULARES DEL SIGLO XVIII

3

51 LAS LOZAS POPULARES DEL SIGLO XVIII

52 LAS LOZAS POPULARES DEL SIGLO XVIII

INTRODUCCIÓN

E

l conjunto de cerámica que estudiamos procede sobre todo del interior de los silos pertenecientes al almudín de la vila, los cuales se hallaban localizados como es sabido en el interior de la plaza porticada y a lo largo del carrer Major. El resto de material apareció entre el nivel de relleno que se formó en el solar como consecuencia del arrasamiento del convento de las Dominicas el año 1957. Los materiales registrados en el interior de los depósitos cerealísticos (fragmentos cerámicos, fragmentos de vidrio, hueso y metal, etc.) nos indican la fecha de colmatación y abandono definitivo de los mismos a partir de la segunda mitad del siglo XVIII. Es destacable por su homogeneidad, tratándose casi siempre de cerámica fechada entre el primer y último tercio del siglo XVIII. Más residual es la cerámica fechada en el siglo XIX. La loza corresponde a unas formas muy concretas y casi toda ella es datable genéricamente en el siglo XVIII. Apenas hay algunas piezas más tardías a esta fecha, lo que indica el cerramiento del depósito en este momento. Respecto al estudio de la cerámica, predomina la loza realizada mediante la técnica de pincel-peine. Las series conocidas de la loza popular del siglo XVIII que registramos durante los trabajos de excavación arqueológica se reducen a la loza dorada, la loza azul cobalto, la loza decorada con óxido de manganeso, la azul y manganeso, la azul y verde, y por último la loza policroma. Los grandes centros de producción de este tipo de cerámica son Manises y l’Alcora. En el caso de Manises destaca sobre todo la producción de azulejos, cabe recordar su esplendor azulejero medieval, y en especial, el apelativo genérico que se daba por esta tradición al azulejo decorado o “maniseta”. Cavanilles en su “Historia Natural, Geografía, Agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia”, publicada en 1795 indica

53 LAS LOZAS POPULARES DEL SIGLO XVIII

que “(…) Manises hacía loza a partir del barro rojo del pla de Quart y del blanco, (quizá terra de canter), mezclándolo en proporción 2/9 (…)”. Indica además que “(…) de 260 vecinos, la mitad son alfareros, que trabajan en 34 fábricas de las que cuatro, las principales, producen loza similar a la de Alcora, bien que aún no ha podido lograrse igual perfección(…)”. Los trabajos de investigación llevados a cabo por Inocencio V. Pérez Guillén apuntan que la industria azulejera valenciana del siglo XVIII radicaba principalmente en Valencia. Sin embargo, en l’Alcora los alfareros de aquella época mencionan siempre en sus reglamentos su producción dorada o blanca y azul, con lo cual queda claro que l’Alcora no fabricaba azulejos como parte destacada de su producción habitual. Llama la atención la perduración de la terminología medieval hasta el siglo XVII con denominaciones como los “plats de polla” o de “mitja polla”, “escudillas de Partera”, “escudillas de Galatí” y “platos talle de Argent”, situación que no se observa en siglo XVIII. En este siglo es cuando se fabrican dos clases de vidriado, y con ellos hacían platos grandes, platos de Talavera, platos perdigueros, barreños, bacías, jofainas grandes, medianas y pequeñas, orzas de 4, 3 y 2 libras, bacinillas, platos y escudillas pequeñas, jarros grandes y pequeños, pilicas, saleros de perricos, salvillicaso, etc. A partir de la documentación existente interpreta Pérez Camps que con vidriado ordinario se fabricaba loza en blanco, azul y azul/morada; mientras la loza dorada se definía como “vidriado del fino”(J. Coll, 2006).

54 LAS LOZAS POPULARES DEL SIGLO XVIII

LA LOZA DORADA

La producción de loza dorada se realiza siguiendo los procedimientos del siglo XVII, utilizando las pastas ligeramente ferruginosas que se cuecen con un golpe de fuego en el bizcochado, de forma que la superficie de las piezas quedan de color ocre pálido. En los primeros años el vidriado incorpora escaso o ningún estaño por las carestías de metales que se sucedieron hasta mediados de siglo (Pérez Camps, 1996), por lo que en realidad es una cubierta de plomo traslúcida. La loza dorada en un principio era de fabricación exclusiva de Manises como las “(…) olles, cassoles y demés obra de terra de Alaquas, plats, escudelles y demés obra dita de Manises, y així mateix plats, escudelles y demés obra que es fa en la present Ciutat de Valencia de blau, blanch y demés colors (...)”, pero su prestigio hizo que a mediados del siglo XVIII se introdujera en la Real Fábrica de l’Alcora (J. Coll, 2006). La importación de la porcelana china y de las lozas policromas relegó a un segundo plano la loza dorada, pero ésta siguió siendo un producto que conservó la aceptación del público, como por ejemplo entre las órdenes religiosas que continuaron encargando vajillas heráldicas, especialmente los mercedarios y los dominicos, de la misma forma que en casas nobles y en actividades religiosas, como en las piezas de cristianar o de extremaunción. La técnica de fabricación de la loza dorada había variado poco en el siglo XVIII, la tierra parece poseer más porcentaje de barro calcáreo y el conformado utilizaba la rueda, aunque en ocasiones se descubre el uso de moldes de apretón como en las placas y pilicas (Pérez Camps, 1996), en Manises se sigue cociendo con separadores de atifle hasta la introducción de los estilos alcoreños. En relación con los motivos decorativos en las lozas doradas y en las azules y mora55 LAS LOZAS POPULARES DEL SIGLO XVIII

das, estas presentan casi siempre los mismos temas (flores de adormidera, clavellinas, etc.). Las guerras que afectaron a España a lo largo del siglo XVIII ocasionaron una crisis en el suministro de estaño que originó prácticamente el abandono de su uso. La técnica pictórica cambia respecto a momentos previos, ahora tenemos la aplicación del cobalto sobre cubierta y el uso de pinceles de menor calidad o el abandono de la torneta, aspecto que se nota en el discontinuo fileteado de las cenefas (Pérez Camps, 1996). La fórmula del reflejo no parece diferir de la medieval, por lo que la variación de color hacia tonos achocolatados que ofrecen los dorados de Manises del siglo XVIII debería ser explicada por otras razones, quizás por la ausencia de estaño, por su cocción con métodos algo diferentes, o quizá se trate de un efecto óptico. En general, las lozas doradas maniseras del siglo XVIII presentan un dibujo de trazo delicado y pincel fino y una cocción de reflejo más uniforme a pesar de la menor calidad del vidriado de base (J. CoIl, 1998; Peiruza, 2002b). Las decoraciones incorporarán pequeñas cenefas imitando las orlas Bérain de l’Alcora. A final de siglo se incorporan las guirnaldas florales naturalistas alcoreñas y los pequeños paisajes y arquitecturas del género Álvaro, lo que ha llevado incluso a confundir productos maniseros dorados con obra alcoreña. Muchas de las decoraciones de la loza dorada del siglo XVII perduran hasta el primer tercio del siglo siguiente, entre los que perduran encontramos las “hojas rayadas”, las “hojas desflecadas”, las “hojas macizas” y los “pardalots”. Los temas propios del siglo XVIII son las “sartas de riñones”, las “clavellinas” y las “adormideras”. Existe además un grupo de piezas con fondo azul que no es encuadrable en ninguna de las grandes series dieciochescas definidas tradicionalmente. Siguiendo con la codificación propuesta para la loza dorada de periodos precedentes nos encontramos en el siglo XVIII las siguientes decoraciones (J. Coll, 2006): series de fondo azul, estilo de las “sartas de riñones”, sartas de riñones sobre fondo punteado, sartas de riñones sobre fondo liso, estilo de los ramilletes de claveles o clavellinas, orlas de semicírculos colgantes, orlas de encajes complejos de reminiscencia alcoreña, estilo de la adormidera y otros temas florales, adormidera y ramilletes complejos. A principios del siglo XVIII en las decoraciones de los reversos de las piezas encontramos espirales ovaladas o “g” achatadas del siglo XVII que desaparecen hacia la 56 LAS LOZAS POPULARES DEL SIGLO XVIII

segunda mitad del siglo XVIII, momento en que encontramos de forma generalizada los fondos lisos. Menos comunes son los reversos con imbricaciones o escamas de hojas desflecadas, que también aparecen en el siglo XVII y perduran a lo largo del siglo XVIII. Los reversos pintados se documentan en general sobre lebrillos, zafas barberas y platos acuencados, siendo muy raros sobre platos. Bastante frecuentes son los temas parecidos a los riñones o las sartas de puntos gruesos y espirales. En algún caso éstas se encuentran en disposición diagonal y en otros sólo vemos una especie de ramos con zarcillos espirales que en ocasiones combinan con frutos triangulares.

LA LOZA DECORADA CON MANGANESO Además de la loza dorada se documenta en la excavación otros productos estanníferos de menor calidad y por tanto menor precio, al no realizar la cocción reductora necesaria en la loza dorada. Es conocida en la bibliografía como la serie de loza de “vidriado ordinario”. De esta serie podemos destacar la loza decorada con óxido de manganeso. Presentan bandas o líneas realizadas con violeta de manganeso sobre fondo estannífero blanco. Se registran tarros así como escudillas, formas cocidas en bicocción.

LA LOZA AZUL COBALTO Otro tipo cerámico muy representativo en la excavación es la loza azul que ya antes del siglo XVIII se fabricaba al menos en lugares como Carcer, Valencia, Manises y Elche. Para el caso de Manises, Pérez Camps señala que las decoraciones son más variadas que en las lozas doradas especialmente en la gran variación de las cenefas, con más de quince modelos entre las que predominan las formadas por tres filetes concéntricos o las que muestran una línea ondulada con puntos similar a las orlas catalanas de la puntilla “de Poblet” de tipo neoclásico. Seguramente se fabricaban en bicocción por los numerosos hallazgos de bizcochos comercializados, algunos conservando tesorillos de monedas que facilitan su datación (J. Coll, 2006). En los motivos centrales encontramos clavellinas, adormideras, ramos con capullos

57 LAS LOZAS POPULARES DEL SIGLO XVIII

achatados, y en algunas se copian composiciones de piezas italianas, talaveranas o aragonesas, intentando imitar el claroscuro por primera vez en la loza valenciana, como indica Pérez Camps (1996). Respecto a la variedad de loza azul y morada presenta decoraciones similares a las lozas azules con la diferencia de combinar ambos pigmentos, en algunas, los elementos principales se inspiran de forma muy concreta en la loza dorada.

LA LOZA DECORADA EN AZUL Y VERDE La loza decorada en azul y verde documentada en Onda en el siglo anterior seguramente se fabricó hasta entrado el siglo XVIII, como se constata también en Teruel, Zamora, Inca y Palma de Mallorca consistiendo en series similares entre sí con un amplio periodo de producción. Se trata de loza de baja calidad que sería muy económica y con una clara influencia de las lozas de Teruel.

LA LOZA POLICROMA La loza policroma, de influencia alcoreña, introdujo un nuevo modelo de producción seriada, realizada por moldeado y no por torneado, e incorporando la policromía.

58 LAS LOZAS POPULARES DEL SIGLO XVIII

ANÁLISIS DEL REPERTORIO DE FORMAS

El siglo XVIII representa una disminución en la variedad tipológica de las producciones, los perfiles típicos del siglo XVIII no suelen presentar repié anular, así los platos y los lebrillos troncocónicos son casi exclusivamente de base plana. Sin embargo, la base de anillo perdura en los lebrillos semiesféricos, en las zafas barberas y en los cuencos o cuencos-tapadera. Respecto a las principales formas representadas en la excavación de la plaça Major de Vila-real, son las siguientes: Cuenco Se documentan piezas de perfil semiesférico y unos 14-16 cm. de diámetro o algo menores, generalmente de paredes algo bajas y base con pié de anillo, que parecen extenderse hasta mediados del siglo XVIII. Escudillas Suelen tener perfil troncocónico con paredes rectas y borde exvasado, base plana y labios redondeados y algo gruesos del que arrancan dos orejetas polilobuladas. Fuente con ala Peiruza las denomina “safes planes”, y considera que el tipo aparece a finales del siglo XVII, con un diámetro superior a los 30 cm. y una altura de aproximadamente 10 cm. Su reverso no suele decorarse. Estas piezas o los platos grandes se llamaban también palangana. Jarrito o jarrita Destaca el grupo de piezas en forma de cantarilla con una asa vertical, entre las que se han conservado.

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Jarro, o “pitxer” Este grupo presenta un cuerpo ovoide, cuello recto y boca trilobulada con un asa vertical. Jarro florero Dentro de este grupo englobamos piezas de tamaño pequeño, con cuerpo cilíndrico, largo cuello y dos asas. Lebrillo Se dan dos morfologías, la troncocónica de base plana y la semiesférica, con base de anillo y que parece más moderna. Meleros o confiteros “de riñones” Son vasos de perfil ahusado y largo que aparecen representados en el emblema los confiteros según la asociación que destacó Miguel González Martí. Orzas Se dan varios tamaños aunque no es una forma frecuente. Encontramos orzas ovoides grandes y orzas bajas. Platos Se fabrican en varios diámetros, siendo los mayores y más raros del siglo XVII de 37 a 40 cm., y los habituales de 33 a 35 cm. A final del siglo XVII y en el XVIII los perfiles se vuelven cóncavos y más profundos, desapareciendo los umbos (Peiruza, 2002a). Los platos pequeños miden de 20 a 22 cm. de diámetro y los hay bajos de perfil sinuoso y continuo o más profundos con el ala cóncava. Corresponden al grupo más numeroso de la excavación. Los reversos son lisos y de base plana. Suelen llevar un acanalado circular externo que delimita la base. Tarros de farmacia No son muy frecuentes y los hay de varios tamaños en altura, desde 10-12 cm. a cerca de 20 cm. Zafas Los platos hondos o fuentes cóncavas, similares a las fuentes en el perfil, son llamados “safes fondes” por Peiruza (2002b). Su diámetro es menor (unos 33 cm) y su altura mayor (15 cm). Su reverso se decora.

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Sin embargo, el repertorio de formas para la época objeto de estudio es mucho mayor (Jaume Coll, 2006): Albahaquero, vigente en el siglo XVII por ejemplares como los blasonados, en los inventarios del siglo XVIII ya no aparecen mencionados. Bacia barbera, en forma de fuente con ala a la que se practica un recorte semicircular, suelen poseer pie anular. Botija en forma de tonel, A. Cirici denomina a esta forma “refredador”, Soler (1989) considera que debieron contener vinos o licores. Candelero con jinete, son bien conocidos algunos ejemplares de la colección Godia y del Museo de Cerámica de Barcelona que podemos fechar en el siglo XVII. Sin embargo, el Museo Nacional de Cerámica conserva un fragmento de otro con temas derivados de la flor de adormidera (J. Coll, 2006). Hueveras o platos con jícara, la mayoría presentan decoraciones del siglo XVII de hojas desflecadas o ramos macizos. Jícaras, en forma de pequeño vaso de torneado delicado, con labios finos y exvasados y base anular. Mancerina, podemos reconocer esta forma en la descripción de la tarifa de 1711 “salvillicas con asiento de jícara”. Placas benditeras, a semejanza de los modelos de plata, presentan una placa recortada con relieves de los elementos decorativos, en general la Virgen en advocaciones locales. Placas de Ave Maria o marianas, con cabezas de querubín en relieve en las cenefas de contorno, se conservan varias que parecen proceder del mismo molde aunque llevan decoraciones de varios tipos, desde ramos macizos a clavellinas. Salero, se mencionan en 1711 en loza dorada ordinaria. Los hay del siglo XVII de boca lobulada, decorados con hojas desfIecadas, que tal vez llegaron al siglo XVIII. Parece que en el siglo XVIII eran piezas semiesféricas pequeñas. Salero de perricos, esta denominación aparece en la tarifa de 1711 y se refiere a un salerito semiesférico sostenido por tres perritos y con tapa de casquete. Los más antiguos presentan decoración de hojas rayadas y Soler (1989) indica que la forma parece derivar de modelos italianos. Salvilla, se fabrican bandejas con pié que en el inventario de Felipe Albert Vidal parece que se mencionan con el apelativo “fruitera”.

61 LAS LOZAS POPULARES DEL SIGLO XVIII

BIBLIOGRAFÍA

CIRICI, A.; MANENT, R. (1977); Cerámica catalana, Ed. Destino, Barcelona. COLL CONESA, J. (1998); “Les importacions ceràmiques valencianes (segles XVI-XIX). Produccions i cronología de la pisa i ceràmica comuna”. En Padilla, J. I; Villa, J. Ceràmica Medieval i postmedieval. Circuits productius i seqüències culturals. Barcelona. COLL CONESA, J. (2006); “La cerámica valenciana”. Asociación de Cerámica Valenciana. Valencia. MARTÍNEZ CAVIRO, B. (1983); “La loza dorada. Artes del Tiempo y del espacio”. Editora Nacional. Madrid. MONTAGUT, R. (1996); “El reflex de Manises. Ceràmica hispanomorisca del Museu de Cluny de París”. Valencia. NICOLAU BAUZA, J. (1987); “Páginas de la Historia de Manises (siglos XIV a XVIII)”. Manises. PEIRUZA, M. (2002); “La pisa daurada de Manises desde 1630-1640 fins a primeria del segle XIX. 1ª part”, Butlletí Informatiu de Ceramica, n° 73-74. Valencia. PEIRUZA, M. (2002a) “La pisa daurada de Manises desde 1630-1640 fins a primeria del segle XIX. 2ª part”, Butlletí Informatiu de Ceràmica, n° 75-76. Valencia. PÉREZ CAMPS, J. (1996) “La cerámica de Manises antes y después de la fundación de la fábrica de Alcora”, en Visión global y acción local, actas del IV Simposio Intemacional de Investigación Cerámica y Alfarera, Agost. PINEDO, C; VIZCAÍNO, W. y Eugenia, C. (1977); “La cerámica de Manises en la historia”. Everest. SOLER FERRER, M. P. (1989); “Historia de la cerámica valenciana”, vol. 3. Vicent García, Valencia. SOLER FERRER, M. P. (1984); “Loza valenciana de los siglos XVII y XVIII”, Faenza LXX, fasc. V-VI. 62 LAS LOZAS POPULARES DEL SIGLO XVIII

Ø = 15 cm

Lámina 3.1: loza dorada. Fig. 1 a 4 unidad 2001; Fig. 5 a 9 unidad 1185 1

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Ø = 15 cm

Ø = 14 cm

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Ø = 12 cm

Ø = 17 cm

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5 cm

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Ø = 18 cm

Ø = 14 cm

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Ø = 18 cm

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5 cm

Ø = 26 cm

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Lámina 3.2: loza dorada. Fig. 10 a 15 unidad 1186; Fig. 16 y 17 unidad 1183

Ø = 22 cm

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17

Lámina 3.3: loza dorada. Fig. 18 a 25 unidad 2003

Ø = 20 cm

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Ø = 18 cm

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5 cm

Ø = 18 cm

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Ø = 18 cm

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Ø = 14 cm

Ø = 15,5 cm

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Ø = 14 cm

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Lámina 3.4: loza dorada. Fig. 26 a 30 unidad 2003; Fig. 31 unidad 2007; Fig. 32 unidad 2001

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31

5 cm

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Lámina 3.5: loza dorada. Fig. 33, 35 unidad 2007; Fig. 34 unidad 2005; Fig. 36, 37 unidad 1002; Fig. 38, 39 unidad 2001

Ø = 18 cm

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5 cm

Ø = 13 cm 35

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Ø = 16 cm

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Ø = 12 cm

Ø = 18 cm 39 38

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Ø = 18 cm 41

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Ø = 18 cm

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0

5 cm

Ø = 24 cm

Lámina 3.6: loza verde y manganeso y loza verde, manganeso y azul Fig. 41 a 43 unidad 2001; Fig. 44 unidad 1185; Fig. 45 y 46 unidad 2009; Fig. 47 unidad 1183; Fig. 48 a 50 unidad 1186.

47

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Ø = 16 cm

49

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50

Lámina 3.7: loza verde y manganeso. Fig. 116 unidad 1002; Fig. 117, 118 unidad 2001; Loza verde, manganeso y azul. Fig. 119 a 122 unidad 2001.

Ø = 13 cm

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Ø = 12 cm

Ø = 12 cm

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Ø = 17 cm

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Ø = 16 cm

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Ø = 17 cm 0

5 cm

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Ø = 20 cm

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0

5 cm

Ø = 17 cm

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Lámina 3.8: loza verde y manganeso y loza policroma. Fig. 51, 53, 54 y 55 unidad 2014; Fig. 52 unidad 2010; Fig. 56 unidad 1002.

70 LAS LOZAS POPULARES DEL SIGLO XVIII

Ø = 18 cm

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56

Lámina 3.9: loza azul. Fig. 57 a 59 unidad 2001; Fig. 60 a 64 unidad 2009. Ø = 20 cm

57

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Ø = 20 cm

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5 cm

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Ø = 10 cm

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Ø = 28 cm

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5 cm

Ø = 15 cm

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Ø = 20 cm 70

Lámina 3.10: loza azul. Fig. 65 y 66 unidad 1002; Fig. 67 unidad 1179; Fig. 68 a 70 unidad 1183; Fig. 71 a 74 unidad 1185.

72 LAS LOZAS POPULARES DEL SIGLO XVIII

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Lámina 3.11: loza azul. Fig. 75 y 76 unidad 1186; Fig. 77 a 84 unidad 2003. 75

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Ø = 18 cm

Ø = 11 cm 77

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5 cm

Ø = 20 cm

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Ø = 18 cm

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Ø = 34 cm

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5 cm

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Lámina 3.12: loza azul. Fig. 85 a 93 unidad 2003.

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92

93

Lámina 3.13: loza azul. Fig. 94, 97, 100 unidad 2007; Fig. 95, 98, 99 unidad 2001; Fig. 96 unidad 1002.

Ø = 27 cm

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Ø = 20 cm

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5 cm

Ø = 18 cm

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Ø = 16 cm

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Ø = 20 cm

Lámina 3.14: Lámina 14: loza azul. Fig. 101 a 108 unidad 2001.

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Lámina 3.15: loza dorada y azul. Fig. 109 a 111 unidad 1002; loza dorada Fig. 112 a 115 unidad 2001. Ø = 12 cm

Ø = 14 cm

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Ø = 12 cm

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Ø = 15 cm

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Ø = 14 cm

Ø = 13 cm

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Ø = 18 cm

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