LAS LÁGRIMAS DEL PRÍNCIPE

June 11, 2017 | Autor: Gabriel Colome | Categoría: Political Parties, Political Science, Political communication
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Descripción

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LAS LÁGRIMAS DEL PRÍNCIPE Gabriel Colomé

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“Y cuando tengamos dudas y escuchemos a algunos decir que no podemos, contestaremos con este credo eterno que resume el espíritu de un pueblo: sí, podemos” Barack Obama (Chicago 2008)

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INDEX Prólogo Introducción: Una aproximación teórica 1. Transition team 2. Examen público 3. 100 días 4. Sindrome de la Moncloa 5. Minorías 6. “Shadow cabinet” 7. Partido-gobierno o viceversa 8. Lobbies 9. Seguridad vs libertad 10. Estrategia comunicativa 11. Portavoz 12. Teoría del fusible 13. Televisión pública 14. Democracia y libertad: el espacio del debate público 15. El relevo 16. Plural es federal 17. Valores 18. Liderazgo 19. Parlamento de papel 20. El plus del gobierno 21. Bandwagon-Underdog 22. Preparar los debates 23. Debates televisivos 24. Perfiles de comportamiento 25. ¿Votar es un derecho y un deber? 26. El 9 de marzo de 2008 en Cataluña

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27. Consecuencias políticas del voto dual negativo en Cataluña 28. Perfiles y actitudes de los electores catalanes 29. Renovarse o morir 30. Obama ‘08 31.La Europa de las ciudades 32. Alcalde 33. ¿Hay vida después de la política? Epílogo: España, 2- Europa, 0 Bibliografía Enlaces

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PRÓLOGO

El tercer Príncipe está ya en las manos de los lectores. Sigue las mismas pautas de los dos anteriores pero con una mirada diferente. Estar o no en el gobierno, estar o no en la oposición son visiones diversas y poliédricas de un mismo tema: la política. Al ritmo de elecciones presidenciales norteamericanas van fluyendo las líneas de los diferentes Príncipes. Si el cuadeno de notas de la campaña Bush versus Gore vio nacer El Príncipe Mediático, el Bush versus Kerry dio lugar a El Príncipe en campaña, finalmente, el Obama versus McCain ha tomado forma en este tercer volúmen Las Lágrimas del Príncipe que hará compañía a sus hermanos mayores. El título es una referencia a una cita de un libro escrito por Yasmina Reza sobre la campaña de Nicolas Sarkozy. En la parte final cuando la autora decide dar por finalizado el proyecto, tras la victoria electoral del líder conservador, recibe, de parte de un amigo, un comentario que enmarca la relación entre los políticos, sus asesores y sus equipos. Le dice su amigo que “todo aquel que ha visto llorar al Príncipe, acaba en las minas de sal cuando se convierte en Rey”. Ver las lágrimas del Príncipe no es siempre un símtoma de intimidad sino de alejamiento tras conseguir el anhleado objetivo de vencer y asumir el poder o el gobierno. ¿Quién no ha visto llorar al Príncipe y ha sobrevivido? El primer borrador de este libro fue escrito durante unas vacaciones en Lanzarote, una buena excusa para no intentar descubrir playas imposibles. Una vez pasado por el filtro crítico del crítico de guardia de siempre, el borrador reposó, como los vinos, dos años, para volver a la superficie y ser reescrito y ampliado hasta su versión defintiva. El viaje a Washington,DC y Nueva York para presenciar el supermartes de las elecciones primarias de 2008, gracias a una invitación del Departamento de Estado de los Estados Unidos, fue el colofón defintivo. Que las Lágrimas del Príncipe sea el prólogo de otra aventura, lejos de las minas de sal, camino de otro Príncipe.

Lanzarote, 2006- Barcelona, 2010

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INTRODUCCIÓN: una aproximación teórica

El tema de estudio que queremos analizar son las relaciones entre los medios de comunicación y la política, primando los aspectos politológicos, sobre los aspectos más teóricos de la comunicación. Por lo tanto, la temática que nos interesa desarrollar son las relaciones e influencias de estos medios de comunicación en diferentes ámbitos, analizando dos de manera más específica, las campañas electorales y los partidos políticos. Acotando la materia a este nivel, no se analizará otros elementos de la comunicación política como las comunicaciones interadministrativas, comunicación entre los ciudadanos y la Administración, es decir, una serie de flujos comunicativos entre el sistema político y el sistema societal.

Si entendemos la política como la movilización de voluntades ajenas, este proceso de movilización requiere dos elementos básicos: comunicación y seguimiento. El mayor pluralismo de emisores y el crecimiento del volumen de receptores (ciudadanos) conducen a dar más importancia a los canales más generales e inespecíficos.

La Escuela de Chicago, en los años veinte y treinta, en el marco que se denominó “revolución behaviorista”, se dedicó a estudiar la importancia de la psicología, en su versión conductista, en la participación política. Richard Jensen (1969) describe el encuentro entre los politólogos y los psicólogos de la siguiente manera: "El largo camino recorrido por Merriam desde el progresismo hasta el estudio del comportamiento psicológico fue parejo al avance de los politólogos en conjunto. La segunda conferencia sobre 'ciencia de la política' se celebró en Chicago, adonde llevaron a varios de los más brillantes psicólogos de la época especialmente Thurstone de Chicago y Floyd AlIport de Siracusa. Thurstone y Allport aprovecharon la oportunidad y, en cinco días de septiembre de 1924, revolucionaron la ciencia de la política al conseguir que prácticamente todos los dirigentes de la profesión aceptaran el punto de vista de la persuasión conductista". El movimiento behaviorista “comenzó a explorar seriamente el comportamiento concreto que integra las actividades consideradas en sentido amplio como estructuras legales y como grupos no institucionalizados. Tomó en consideración al individuo, sus actitudes, motivaciones, valores y cogniciones” (Easton, 1974).

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Eulau (1961) definió el concepto de comportamiento político en función de "aquellos componentes de la percepción, la motivación y la actitud que elaboran las identificaciones políticas del hombre, sus exigencias, sus esperanzas y todos sus sistemas de creencias políticas, entidades y objetivos". Son los procesos, y no las estructuras ni las instituciones, los que constituyen las líneas directrices de la investigación política. La óptica varió del estudio de las instituciones y sus estructuras hacia el análisis del comportamiento del individuo como persona y en grupo.

La revolución behaviorista que tuvo su eclosión a partir de los años cuarenta y cincuenta, y que marcó la transición entre una fase precientífica de la disciplina y la fase propiamente científica, se incubaba desde hacía tiempo. Graham Wallis (1908) tomó en consideración las motivaciones políticas como dimensión nueva e importante, no institucional, para la comprensión de la vida política. La introducción de las técnicas cuantitativas se remonta a Stuart Rice y a Harold Gosnell, y muchas premisas habían sido planteadas por Bentley, Merriam y Laswell durante esta etapa. Walter Lippman (1922) señaló la importancia de las opiniones estereotipadas para la conformación del comportamiento individual. LasweIl (1930) introdujo el psicoanálisis como método para estudiar las motivaciones latentes en la actividad individual. Además, la victoria de la Revolución de Octubre, el ascenso del fascismo y del nazismo y el New Deal de Roosevelt, marcarán de manera decisiva la dirección que tomará la ciencia política como disciplina autónoma durante este periodo. El exilio de una parte fundamental de pensadores y politólogos alemanes y austríacos influirá en la ciencia política norteamericana. El New Deal comportará que un número importante de politólogos trabaje para la administración federal en la puesta a punto de programas de actuación en diversas arcas (política internacional, sistema de defensa, entre otros). Uno de los ámbitos de investigación se centrará en la comunicación política, entendida como la relación entre la comunicación y sus efectos sobre la política. Este enfoque fue iniciado por Merriam y Gosnell (1924) con su estudio sobre la opinión pública, las campañas electorales, la propaganda política. La comunicación política puede definirse como "el tipo particular de mensajes -y de informaciones - que circulan dentro del sistema político y que son indispensables para su funcionamiento, ya que condicionan toda su actividad, desde la formación de las demandas hasta los procesos de conversión, y las respuestas del mismo

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sistema" (Panebianco, 1982). Esta definición nos remite al concepto de sistema de Talcott Parsons que lo define como la organización de los intereses, actividades y vinculaciones humanas que vincula el sistema de acción humana con la cultura y el individuo, considerado a la vez como personalidad y como organismo. Pero también nos remite al concepto de sistema político de Easton y de Deutsch.

1.- Sistemas de comunicación como instrumentos, no propagandísticos, sino organizativos de la actividad política y administrativa. Para Moragas (1979), “la comunicación política está compuesta por distintas facetas y niveles:

Habermas critica, de la Teoría de los Sistemas, a través de la polémica que mantuvo con Luhmann, la reducción del concepto de sociedad a la dimensión sistémica. Para el autor alemán, la repolitización del marco institucional en las sociedades capitalistas avanzadas desbanca a la política de una orientación hacia la solución de problemas morales, que sólo son susceptibles de tratamiento mediante la racionalidad comunicativa o simbólica. Si las tareas del poder político se convierten en tareas técnicas, un control verdaderamente democrático de ese poder, a través de una opinión pública que discuta sus decisiones desde un punto de vista moral, se hace imposible: la solución de tareas técnicas no puede ser objeto de discusión pública. Por ello, el poder político tiende a crear y mantener una despolitización de la opinión pública, una despolitización de las masas. Ahora bien, el marco institucional de la sociedad sigue estando asentado en la dimensión comunicativa y regido por normas morales.

2.- Utilización política de la industria cultural, es decir, uso y fines políticos de la cultura de masas.

3.- Comunicación masiva y su papel en orden a mantener una conducta adecuada al 'statu quo' político y económico.

4.- Recursos comunicativos como sistema de oposición al poder establecido (contrainformación, comunicación de resistencia, comunicación alternativa).

5.- Procesos concretos de persuasión política (referéndums, elecciones, campañas

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de sensibilización, etc.)”.

Harold D. LasweIl fue el primero en delimitar el campo de estudio, en 1948, cuando propuso el siguiente paradigma "quién dice qué, a través de qué canal, a quién y con qué efecto". Este paradigma se interconecta con el que formuló en 1936 para la ciencia política: "Who gets what, when, how" -quién obtiene qué, cuándo y cómo -. Estos dos paradigmas de Laswell, el primero aplicado a la comunicación y el segundo a la ciencia política, recuerdan de manera inequívoca a la teoría de la información.

Norbert Wiener (1948) fue el impulsor de la cibernética al formular una definición que abriría el terreno de análisis a esta ciencia. Wiener afirma que "el campo total de la teoría del control y de la comunicación tanto de las máquinas como de los animales se puede denominar cibernética. Esta definición de Wiener tuvo una difusión fundamental para otras disciplinas que desdibujaron el término inicial, variándolo y adaptándolo a las nuevas exigencias de la disciplina. Las consecuencias de los escritos de Wiener fueron importantes ya que señaló que los problemas de la psicología del comportamiento, la fisiología del sistema nervioso y la psicopatología de los desórdenes mentales se podía describir mediante el lenguaje del proceso y el control de la información.

El segundo impulso de la cibernética va unido al concepto de información, a raíz de la publicación en 1948, del trabajo de Shannon. En este estudio Shannon exponía una teoría que explicaba de manera cuantitativa una medida de la cantidad de información transmitida por los mensajes. La teoría de Shannon indicaba como determinar la capacidad de un canal de comunicación. Este concepto de comunicación y de información dio un impulso importante a la llamada Teoría de la información, cuya génesis se remonta a los trabajos de Hartley (1928).

Hartley demostró que para transmitir una determinada cantidad de información un canal de comunicación debe someterse a un intercambio entre su duración y el ancho de banda o límite de frecuencia. Con un límite de frecuencia más estrecho para transmitir una cantidad de información dada, el canal de comunicación debe de estar disponible durante un periodo más largo. La información se identificó con una selección arbitraria de símbolos procedentes de un conjunto de símbolos definidos. La medida de la información fue definida para la comunicación. La idea esencial es que la información se mide en términos de lo que podría haberse comunicado de

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acuerdo con un conjunto definido de circunstancias, en lugar de términos de lo que realmente se comunica en un momento determinado.Las aportaciones de Wiener y Shannon fueron, sin duda, las que determinaron la importancia de esta disciplina, ya que formularon de la manera más completa la teoría. La introducción del concepto de código por Shannon fue básica porque permitía determinar la eficacia de un código. Indicaba, asimismo, la manera de combatir los efectos destructivos del "ruido" semántico, que es la perturbación que se introduce naturalmente entre la fuente y el transmisor, mediante la introducción de la redundancia en los esquemas de codificación.

Una teoría matemática de la comunicación de Shannon no sólo explicaba los conceptos clave sino que demostraba de manera sorprendente relaciones matemáticas entre "ruido", redundancia, capacidad de canal y transmisión de mensajes sin error. Ello quedaba formulado en el ya famoso esquema de Shannon:

1.- Una fuente de información produce un mensaje o una secuencia de mensajes que van a comunicar al terminal receptor.

2.- Un transmisor que actúa de alguna forma sobre el mensaje para producir una señal susceptible de ser transmitida por el canal

3.- El canal es simplemente el medio usado para transmitir la señal desde el transmisor al receptor.

4.- El receptor efectúa generalmente la operación inversa a la realizada por el transmisor, descodificando la señal para reconstruir el mensaje.

La calidad de los medios de comunicación, el tipo de mensajes transmitidos y la frecuencia de los mismos son determinantes para la formación de las actitudes de la opinión pública. Para MacLuhan (1962) lo importante no es el contenido del mensaje sino la manera en que éste es transmitido. En un sentido más amplio, significa que el modo de transmisión de una cultura influye sobre esta cultura y la caracteriza. En otras palabras, implica que los medios de comunicación lejos de ser perfectamente neutrales, determinan las formas de pensar, de actuar y de sentir de la sociedad.

Leo Bogart (1956) había subrayado la creciente uniformización de las sociedades

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industrializadas: la expansión de la televisión, de las sociedades industriales y de una cultura "media" le parecían conjugar sus esfuerzos para hacer desaparecer las culturas "particulares".

La escuela funcionalista, si bien renovó muy poco el estudio de las funciones de conversión política, bastante analizada por el análisis sistémico, aportó, sin embargo, una notable contribución al estudio de las funciones de mantenimiento y de adaptación del sistema político, sobre todo como factor básico de legitimación. Para mantenerse un sistema social debe formar a su personal y suministrar los papeles sociales que lo componen. Debe inculcar los valores, las actitudes y las orientaciones que les permitirán "jugar" su papel político.

La comunicación es una creadora de un espacio político, a la vez que la política se convierte en productora de símbolos y signos legitimadores. La cultura cívica (Almond-Verba, 1963) da más competencia política a los individuos. En este sentido, la cultura política es la pauta generadora de la posibilidad de comprensión del cúmulo de símbolos y signos políticos producidos. La cultura política permite entender estos símbolos, hablar en el lenguaje específico y poder intervenir en la creación, producción y difusión de signos. El nivel educativo permite una mayor capacidad de comprensión del lenguaje comunicativo de la política y captar los estímulos provenientes de la red de comunicación política. Para Bon (1985) “Ia acción política parece tener por objeto la producción de lenguajes y de símbolos: textos jurídicos, circulares ministeriales, órdenes, discursos, programas y ceremonias. Los símbolos a los cuales recurre la vida política pueden ser muy variados: las imágenes, la música, los objetos, el uniforme, la arquitectura... Todos los productos de la actividad humana pueden ser tomados y valorados para la acción política”.

Otros niveles de la simbología política pueden referirse a los signos que determinan por sí solos la identificación del nombre de la organización, de su ideología y de dónde se sitúa en el espectro político; por ejemplo, escudos, banderas, colores, himnos...

La política es productora de símbolos y de lenguas básicamente legitimadores. Sin olvidar que el papel esencial y fundamental que caracteriza a la política es su papel coercitivo, lo represente o no simbólicamente.

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En los regímenes democráticos, la comunicación tiende a ser continua entre la elite y la opinión pública. Los mensajes parten de la elite a las masas con el objeto de solicitar el apoyo y por ende la legitimación, como de las masas a la elite, aunque con mayor dificultad. En los regímenes autoritarios, el flujo de comunicación es continuo entre las elites y los círculos gobernantes. Y es igualmente continuo entre la elite y la masa de ciudadanos, en tanto que son escasos los canales que transmiten los mensajes en dirección opuesta. En los regímenes totalitarios, la característica principal consiste en la compacta cantidad de comunicación que fluye desde la elite hasta la masa (Fagen, 1966). "Todos los aparatos humanos y tecnológicos controlados por los líderes se emplean para obtener el máximo de apoyo popular y la máxima eficiencia. El esfuerzo es continuo,

coherente

y eficaz.

Naturalmente hay otros flujos importantes:

verticalmente (desde la base hasta el vértice) bajo la forma de informaciones y críticas moderadas y, horizontalmente, entre la elite y los centros de decisión en la forma típica de todos los sistemas burocráticos complejos. Pero el flujo dominante es el descendente" (Panebianco, 1982).

Lazarsfeld-Merton (1948) y Klapper (1948) sugieren que el monopolio de la propaganda que practican los gobiernos totalitarios y esa especie de monopolio inconsciente con el que en las democracias se favorece a ciertos valores culturales constituyen en sí mismos procedimientos persuasivos muy eficaces. El monopolio de la propaganda refuerza continuamente las actitudes que protege, a la vez que dificulta el nacimiento y difusión de las ideas contrarias. En este sentido se afirma que “los medios de comunicación modernos han venido a añadir a las antiguas complejidades al menos una doble y nueva problemática: todo utilizador de los medios de comunicación es en nuestros días un emisor privilegiado, y todo mensaje difundido por los medios de comunicación tiene -se quiera o no - un efecto de propaganda. El riesgo de realizar, aunque sea de manera involuntaria, la manipulación o la persuasión oculta es inherente a toda utilización contemporánea de la comunicación mediatizada (no respondiendo, por lo tanto, a la “reciprocidad simultánea” del diálogo interpersonal)” (Pasquali, 1985).

Refiriéndose al Estado, Pasquali añade que "es el Estado quién padece más esta situación, ya que se le exige, y con toda justicia, un paradigma de objectividad, de la misma manera que se le niega el derecho de convertir al público en una masa

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controlada. A pesar de estas trabas, más fuertes que las que pesan sobre las industrias

culturales,

el

Estado

moderno

no

puede

sustraerse

de

sus

responsabilidades como comunicador. Por lo tanto, sin un Estado que pueda garantizar verdaderos servicios públicos para la difusión de las diferentes opiniones, pero también sin un Estado que informe de manera objetiva y permanente, sobre todo en la toma de decisiones, no podría existir una verdadera opinión pública, y por lo tanto, una verdadera democracia". Gramsci afirma que el Estado "gobierna con el consentimiento de los gobernados, pero con el consentimiento organizado, no genérico y vago como se afirma en el momento de las elecciones. El Estado tiene y pide el consentimiento pero también lo 'educa' igualmente por organismos privados...

El consentimiento 'espontáneo' es dado por las grandes masas de la población a la orientación emprendida de la vida social por el grupo dominante fundamental, consentimiento que nace 'históricamente' del prestigio (y, por lo tanto, de la confianza) que el grupo dominante obtiene de su posición y de su función en el mundo de la producción".

Los estudios de Lazarsfeld realizados en los años 40 sobre las elecciones presidenciales norteamericanas, permanecen como el prototipo sobre el cual se ha edificado la investigación de la influencia de los medios de comunicación sobre los electores. La conclusión más célebre de estos trabajos concierne a la determinación social de la decisión electoral: la existencia de una homogeneidad de grupo social en la intención de voto y la formulación de la "hipótesis del refuerzo", los medios de comunicación no cambian la opinión, sólo la refuerzan.

Los medios de comunicación, más que provocar conversiones y cambios, para Lazarsfeld, Berelson y McPhee (1954), lo que hacen es cristalizar y reforzar las El resultado más importante del grupo de Lazarsfeld afirma que el efecto de los medios de comunicación sobre el cambio de opinión está limitado por el mecanismo de protección de la percepción selectiva. Esta ley permaneció durante mucho tiempo sin su complementaria: cuantas menos posibilidades tenga la percepción selectiva, mayor será el efecto de los medios de comunicación sobre la opinión.

Los medios de comunicación apenas intervienen en la decisión electoral, su influencia es mínima y en todo caso, los cambios en la decisión de voto se equilibran entre sí.

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Esta influencia de los medios de comunicación de manera directa o indirecta, según Katz y Lazarsfeld (1955), se ejerce según un modelo llamado "Two-step flow of communication" -el flujo de la comunicación en dos niveles -. Según este modelo existen algunas personas que están más "expuestas" a las influencias de los medios de comunicación, las cuales, una vez filtradas y seleccionadas las noticias, las transmiten cara a cara al grupo. Estas personas son los llamados "líderes de opinión". Representan el enlace obligatorio entre los medios de comunicación y el conjunto de sus audiencias. Esta premisa había sido esbozada por Lazarsfeld y su grupo en The People's Choice, al comprobar que existen individuos que ejercen su influencia personal sobre otros y que los votantes se ajustaban en su decisión al ambiente social más que a los medios de comunicación.

La premisa, admitida anteriormente en todos los estudios sobre influencia de los medios de comunicación, de que las opiniones son fruto de la elite social y se retransmiten hacia abajo a través de los distintos estratos sociales, quedaba destruida a la vez que se demostraba la existencia de un liderazgo horizontal de la opinión (Pérez Prieto, 1979).

El líder de opinión es producto de la estructura de la red de comunicaciones del grupo, ya que interpreta y transmite los mensajes de los medios de comunicación hacia el grupo. El líder de opinión podría asemejarse al “gatekeeper” descrito por Kurt Lewin que realizaría la tarea de enlace entre los sistemas de comunicación intergrupal y el mundo exterior.

Joseph T. Klapper (1960) en su estudio clásico sobre los efectos en las comunicaciones de masas, afirma que “las comunicaciones de masas de tipo persuasivo tienden en general más a reforzar las opiniones existentes en el público que a cambiar tales opiniones”. El hecho de que las comunicaciones de masas de tipo persuasivo actúen con más frecuencia como agentes de refuerzo que de conversión parece deberse, al menos en parte, a la mediación de ciertos factores y condiciones ajenas a la comunicación:

a) Predisposiciones y procesos derivados de exposición, percepción y retención selectivas. b) Grupos y normas del grupo al que pertenecen los miembros del público. c) Difusión interpersonal del contenido de la comunicación.

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d) Liderazgo de opinión.

Se tiene también constancia que la comunicación interpersonal juega un papel importante en el proceso de recolecta de información en el votante durante la campaña. Un nuevo análisis de los datos de Kinsey sugiere que algunos de los votantes deciden tarde el voto y pueden buscar información, primero en canales interpersonales, probablemente informales, que los lleva a buscar información a través de los medios de comunicación quizá para confirmar los hechos básicos. Para López Guerra (1976), “las precisiones de Lazarsfeld, en el sentido de que la radio no influye directamente, sino a través de líderes de opinión, no viene a disminuir la importancia del hecho ( ... ), los medios de comunicación alcanzan indiscriminadamente a líderes y seguidores, y al político le es igual que su charla influya directa o indirectamente en el elector, siempre que efectivamente influya”. En contraposición a esta afirmación, Rokkan (1970) afirma que “los dirigentes de los partidos podían estar sobrestimando exageradamente la capacidad de los medios de comunicación para transmitir los mensajes políticos. En pocas ocasiones los mensajes ejercerán una influencia amplia a no ser que sean retransmitidos y reforzados en el seno de innumerables grupos de personas de cada comunidad”.

De todos modos, los datos y las teorías en que se basaban los investigadores se centraban en una época limitada fundamentalmente en la prensa y la radio. El impacto de la televisión como el más revolucionario de todos los medios de comunicación aún no había dejado su huella que se hace visible.

1) en el cambio aparecido en el tratamiento audiovisual de las campañas y propaganda electorales, por una parte, y

2) por la transformación de los partidos políticos y sus líderes, por la otra. Las elecciones se han convertido en la confrontación audiovisual de las imágenes de los líderes que personifican el partido y sus ideales. Por lo tanto, debemos preguntarnos de qué manera influye el tipo de campaña electoral en el sistema de partidos. Josep M. Vallés (1981) afirma que “las circunstancias citadas -falta de definición programática, escasa crítica recíproca llevan también -juntamente con los condicionantes de la moderna publicidad a una personalización de las opciones. La elección, de hecho, se convierte en "presidencial", en lugar de parlamentaria, y son

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las figuras de los líderes las que prácticamente concentran la atención”.

Las

evidencias

recogidas

durante

la

última

década

han

hecho

revisar

sustancialmente lo que la gente hace con las campanas y cómo las campañas les afectan.

Estas revisiones están en parte producidas por los cambios en la naturaleza del electorado y los cambios en el rol de los procesos de comunicación. El electorado es menos previsible electoralmente que en las décadas anteriores, como lo atestigua el declive de la afiliación y de la influencia de los partidos políticos, el aumento del voto independiente, la volatilidad del electorado y una tendencia más acentuada hacia la abstención (Nie, Verba y Petrocik, 1976; Barber, 1978).

Junto a estos cambios se ha producido el crecimiento de los medios de comunicación, especialmente la televisión, como agentes de información e influencia política, suplantando parcialmente los canales de información más informales en las organizaciones de partido.

No debe extrañarnos que los hallazgos de los estudios clásicos sobre las campañas en los años 40 y 50 tengan una aplicabilidad seriamente limitada en ofrecer una comprensión de las campañas actuales y sus efectos. Mucho más arriesgado es deducir que

a) abrumando a cantidad de electores, éstos hacen decisiones firmes sobre candidatos, basadas en afiliaciones a partidos, al principio de la campaña;

b) los medios de comunicación son utilizados exclusivamente para reforzar estas decisiones;

c) los escasos electores que se deciden a finales de la campaña, estando políticamente menos implicados, utilizan escasamente los media;

d) cuando existe la persuasión al elector es mucho más fácil que sea a causa de la comunicación interpersonal que debido a los mass media.

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El rol de los medios de comunicación en las campañas políticas ha cambiado en los últimos 20 años y de manera sustancial la potencialidad de los efectos de los medios de comunicación es ahora mayor. Menos aparente es el alcance de la influencia que ejercen los media sobre el electorado, los procesos a través del cual esto sucede, y las ramificaciones de los efectos de los media para el sistema político.

Los efectos de las campañas sobre los votantes son vistos como derivados principalmente de las interacciones basadas entre las necesidades y disposiciones previas de los votantes y las formas cómo los medios de comunicación y los otros agentes de comunicación los utilizan. Esta perspectiva se puede encontrar en el enfoque sobre usos y gratificaciones (BlumIer y Katz, 1974) y en varias perspectivas transaccionales (Kraus y Davis, 1976).

Cayrol (1986) afirma que "la comunicación política moderna refuerza el papel de las personalidades. Tiende a confiar a la institución-televisión un papel autónomo en la selección -de los problemas alrededor de los cuales debe desarrollarse el debate político, en la elección de los temas a debatir en la comunicación entre gobernantes y gobernados. Añadiría: tiende a operar un desplazamiento del lugar de la política”.

Es interesante analizar el seguimiento de las campañas electorales a través de diferentes medios. En primer lugar, el porcentaje más elevado de la población se informa a través de la televisión sobre los políticos. En cambio, los porcentajes de la televisión son menores en los tres elementos siguientes: rememorar el programa del partido, ayudar a escoger en el momento de la votación y disponer de argumentos para discutir de los temas de la campaña. En segundo lugar, debemos destacar que elementos clásicos de comunicación de la campaña, como el mitin, los carteles, las octavillas, se han ido diluyendo, debido al impacto audiovisual de las campañas electorales. “Se produce, durante un periodo electoral, una casi-coincidencia entre el sistema político y el sistema de televisión: es en la televisión que el acontecimiento político se desarrolla. La televisión da el tono de la campaña, le asegura su ritmo, y pone el énfasis en los grandes momentos. Las grandes emisiones, los grandes debates televisados constituyen en adelante los 'momentos álgidos' de las campañas electorales”.

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La televisión es, en el sentido estricto del término, un medio de comunicación de masas a la disposición de los candidatos y de los partidos. A partir de este punto, el objetivo de los candidatos y de los partidos que salen en televisión consistirá, evidentemente, en conseguir que sus votantes habituales les reconozcan, pero también consistirá en recuperar unos electores moderados, esos ciudadanos dubitativos que podrían muy bien inclinarse a su favor si los otros candidatos parecen menos seductores (Cayrol, 1977).

El problema de la televisión no es el de su influencia objetiva sobre los electores, ya que según Katz (1971) la propaganda está en su mayor parte tergiversada, y a veces queda anulada por la resistencia de los individuos, de los grupos primarios y de los grupos sociales. La verdadera eficacia política de la televisión, según Cayrol (1977), consiste en esa neutralización, esa uniformización del discurso político. Los medios de comunicación de masas, y la televisión sobre todo, tienden a borrar los contenidos, a pacificar la vida política, a hacemos vivir en un mundo en el que la alternancia se convierte en uno de los elementos del sistema.

En este sentido, José Ramón Montero (1981) afirma que "se trata de la masiva utilización de la imagen pública de los dirigentes como un recurso político, electoral y propagandístico de importancia fundamental,

y cuya incidencia en la

desvalorización del papel de los afiliados en no pocos ámbitos de la vida interna del partido resulta obvia. Un recurso que es tanto más efectivo cuando tiende a aumentar la personalización de la política y de los partidos españoles, hasta llegar a esa relación directa entre los dirigentes (personificando a los partidos y a sus formulaciones políticas) y la opinión pública".

Para Oberneuter (1987), "actualmente, el diputado no se dirige a un grupo, sino a millares de electores. Seguramente, esta comunicación puede ser reducida, a través de los canales específicos, a reuniones de partido, reuniones electorales y coloquios ciudadanos. Pero de esta manera no alcanza a todo el espacio electoral, sino tan sólo a fragmentos de éste. En el peor de los casos, el diputado tiene la sensación de estar profundamente enraizado desde el punto de vista de la comunicación, pero la realidad es que no llega nunca a la totalidad del electorado; es necesario recurrir a la comunicación indirecta y pasar por los medios de comunicación. Según esto, este tipo de comunicación lo único que puede es aproximarse, sin nunca llegar a alcanzarla, a la situación ideal donde hay una continuidad y unidad entre diputados

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y electores, en tanto que partes constitutivas de un solo y mismo público. Este es un problema estructural, inherente a la democracia de masas, del que no se puede escapar.

La democracia de masas no nos ofrece ninguna otra alternativa: pasando por el diputado, como importante punto de intersección, el sistema político consigue constituir una red política, un contexto global que le une a la vida cotidiana, muy alejada de la política, de la mayoría de la población".

La opinión pública, y más concretamente los electores, perciben la política como una pugna, no tanto de unos programas de los partidos, como la visualización de la imagen pública de los líderes que representan al partido y sus ideas, a través de los medios de comunicación, básicamente la televisión. Sani (1986) incide en este punto al afirmar que “los dirigentes de los partidos políticos poseen una enorme visibilidad pública y llegan a simbolizar, para muchos electores, al partido y su política. Existen razones para creer que las imágenes proyectadas por los líderes de partidos y, aún más, la valorización comparativa que los votantes realizan de los más destacados de entre ellos constituyen otro aspecto de la composición política de los votantes”. Bartolini (1980) señala que “no cabe duda alguna de que los medios de La Comunicación y los medios de comunicación, sobre todo la televisión, han transformado, en gran medida, los clásicos partidos políticos hacia otro tipo de estructuración interna denominado "catch-all party" por Otto Kirchheimer (1965), es decir un partido de electores o partido, traduciendo literalmente, "acaparador". Las características de este nuevo tipo de partido son el posponer de modo radical los componentes ideológicos del partido, fortalecer a los políticos situados en la cumbre del partido, rechazar un electorado de base confesional o clasista, que se sustituye por una propaganda electoral encaminada a abarcar a toda la población y desvalorizar la función clásica del afiliado en una función menor y menos básica para este nuevo tipo de partido.

El

tipo

de

campañas

electorales

y

de

propaganda

electoral,

basados

fundamentalmente en los medios de comunicación, comportan plantearse dos problemáticas como son a) el acceso de los partidos y candidatos a los medios públicos de comunicación y su regulación; y b) la financiación de los partidos en el momento álgido que supone una campaña. La realización y planificación de una campaña electoral, por parte de un partido, es contratar una serie de servicios, que

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no son substituibles por la acción de los militantes.

Boy, Dupoirier y Meynaud (1984) hacen referencia al marketing político, afirmando que "cualquier candidato a un cargo electivo hace, lo quiera o no, marketing político: debe conocer su circunscripción, evaluar el peso de los diferentes intereses sociales y profesionales, estar atento a las necesidades, saber dónde se hallan sus partidarios, sus adversarios y su electorado potencial, crear y desarrollar su red militante, adaptar su discurso, ver su personalidad sobre el terreno electoral. El marketing político es un conjunto de técnicas que tienen por objetivo favorecer la adecuación de un candidato a su electorado potencial, de hacer que se le conozca por el mayor número posible de electores y por cada uno de entre ellos, crear la diferencia con los adversarios y, con un mínimo de medios, optimizar el número de votos que se necesitan ganar durante la campaña”. Grossi (1987) afirma que “la mayoría de análisis sobre el papel y la función de los medios de comunicación ha demostrado que su poder se manifiesta más influyendo en las orientaciones cognitivas que en los comportamientos electorales. Además, en las sociedades modernas, el lazo entre una toma de posición y el voto queda aún por descubrir. En segundo lugar, se observa en todas partes que la televisión, bien que importante y central, no es más que un segmento de un universo multimedia que es muy variado. En fin, se ha afirmado que la política en tanto que espectáculo produce espectadores antes que producir electores, que se interesa más en los contrastes entre las personalidades que en los conflictos políticos o ideológicos, que inspira adhesiones emocionales o simpatías temporales y fugaces, que ocasiona éxitos irresistibles pero también fracasos, que puede transformar la fuerza en ‘ruido’.

El caso español es particularmente interesante en este sentido ya que la construcción de la democracia, del sistema político y de partidos en la España postfranquista se ha construido después que la televisión conquistase su preeminencia dentro del mercado de la comunicación, a diferencia de otros países.

Puhle (1986) incide en este tema, "hay que tener en cuenta que la España postfranquista constituye uno de los primeros casos (por lo menos en el "primer mundo") en el cual el sistema de partidos se ha establecido después de que la televisión conquiste el predominio del mercado de los medios de comunicación masiva, por lo que ha podido conformar los nuevos mecanismos de la propaganda política y de las campañas electorales". Según sabemos, los instrumentos y

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vehículos más tradicionales de la agitación política no han tenido un impacto decisivo en la movilización y la decisión de los electores, y muchas veces se han contentado con funciones distributivas”.

Se debe analizar teórica y empíricamente la relación entre los efectos de los medios de comunicación y el comportamiento electoral. La línea actual de investigación se basa en la observación de que el incremento de la volatilidad se ha dado conjuntamente una dependencia más grande de la televisión como fuente de información política y presumiblemente de influencia política. Otros autores (Chaffee (ed), 1975) argumentan que para bastantes electores los medios de comunicación tienen una función de integración política al incrementar la confianza en las instituciones y los procesos políticos.

El caso español, como posible modelo, podría ser comparado con países que han pasado de un sistema comunicativo estatalizado o controlado férreamente hacia una sistema comunicativo democrático, por ejemplo los países del Este o los países sudamericanos. No se debe olvidar que los cambios en los países de Europa del Este se iniciaron con un concepto básico de la perestroika de la época de Gorbachov, como es

la "glasnot", es decir información abierta y libre. La

comparación es factible con todas las matizaciones posibles sobre un caso como el español que puede servirnos de modelo.

1/ TRANSITION TEAM (INTERREGNO)

Tener pensado, tener previsto y tener formado el denominado equipo de transición (transition team) es clave para asegurar un aterrizaje suave en la futura administración después de la victoria electoral. El papel que juega este equipo es muy importante porque es el encargado de saber antes del desembarco con qué se va a encontrar el nuevo gobierno.

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Si el interregno es pacífico, lo correcto y caballeroso es que el equipo saliente se ponga a disposición del equipo entrante. En la realidad, no siempre este ideal maxweberiano se cumple. El humor del saliente es proporcional al nivel de la derrota electoral y de sus expectativas de revalidar en un futuro próximo su retorno al gobierno. Un ejemplo de mal perder tuvo lugar en Francia en 1981 con la victoria presidencial del candidato socialista François Mitterrand. De entrada, el presidente saliente Valéry Giscard d’Estaing compareció en directo ante las cámaras de televisión para anunciar la llegada del apocalipsis. El momento más sorprendente fue el final de su intervención cuando se levantó y se fue, dejando su silla vacía ante las cámaras, símbolo del vacío de poder que se avecinaba. De salida, fue la constatción, por parte del equipo de Mitterrand, de comprobar que no había ni un solo papel del antiguo inquilino de l’Elysée. De igual manera, la llegada a Matignon del primer ministro Pierre Mauroy fue la constatación de la limpieza de papeles y, por lo tanto, de la memoria gubernamental no escrita en el Diario Oficial. Es de suponer que si hubiesen existido los ordenadores, los discos duros hubiesen sido borrados. En cambio, el modelo de interregno presidencial en Estados Unidos está perfectamente pautado. De noviembre, día de las elecciones, a enero, día de la toma de posesión del cargo,el presidente electo nombra alrededor de tres mil altos funcionarios para su futura administración, de los cuales unos 600 deben de ser ratificados por el Congreso tras pasar el correspondiente examen público, los famosos “hearings”.

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No hay destrucción de papeles, básicamente porque es un delito federal. El mal perder o el fair play en la transición es un elemento para entender algunas actuaciones posteriores de la oposición y del gobierno, pero no tener un equipo de transición puede acarrear bastantes de dolores de cabeza en los primeros 100 días, los días cruciales del nuevo gobierno.

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2/ EXAMEN PÚBLICO

La práctica de los “hearings”, examen público de los comités del Congreso a los candidatos propuestos por el Presidente, pieza angular del sistema político norteamericano, es un ejemplo a seguir. Es el control del legislativo sobre ejecutivo sobre los nombramientos claves de la administración presidencial. La separación de poderes en el sistema presidencial es estricta y el control que ejerce el Congreso sobre los nombramientos es un elemento fundamenal del equilibrio institucional, los famosos pesos y contrapesos de la Constitución. El candidato debe someterse a las preguntas del comité correspondiente y éste debe aprobar su

idoneidad para el cargo para que el

Presidente pueda nombrarlo. El candidato, en ese período de tiempo, se somete a una radiografía política de su trayectoria casi vital. El juego parlamentario de mayorías bipartidista puede favorecer los nombramientos, pero la crítica de la minoría de la opinión pública pueden conseguir la retirada presidencial del candidato. Como diría Alexis de Tocqueville la fiesta de la democracia en acción. En Europa, la larga tradición y la cultura del sistema parlamentario dónde la división de poderes pensada por Montesquieu, pero no plasmada como tal, no contempla, en ningún caso, que los futuros altos funcionarios que sean nombrados por el Gobierno correspondiente se sometan a un examen parlamentario para demostrar si realmente saben sobre los temas que serán de su responsabilidad. Someter a los altos cargos a exemen parlamentario en sesión pública tiene dos efectos positivos para el propio sistema.

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En primer lugar, evitar los nombramientos con base política pero sin fundamento temático. En segundo lugar, el examen público parlamentario tiene un efecto balsámico sobre la opinión pública y, por ende, en el electorado al convertir en transparente el nombramiento. Aproxima la clase política a la sociedad civil. Saber que los altos cargos estan cualificados para ejercer sus responsabilidades bajo el conocimiento público legítimo del Parlamento quita, de entrada, hierro al viejo tópico tan anarcofranquista de “todos los políticos son iguales...” Los detractores al examen público siempre podran argüir que es un método no pensado para el sistema parlamentario ya que este examen se puede convertir en puro teatro al aplicarse el rodillo de la mayoría. Pero,¿alguién se atrevería a enviar a un candidato ignorante en la materia en que va a ser examinado? Publicidad, transparencia, comisión parlamentaria, examen público, capacidades y cualidades del candidato antes de ser nombrado deberían ser comportamiento de un cambio profundo de la cultura gubernamental.

las pautas de

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3/ 100 DÍAS

David Gergen, director de comunicación de cuatro presidentes estadounidenses, explica que la imagen de una presidencia se fija en los primeros 100 días de mandato. Esos primeros 100 días de estado de gracia en que ni los medios de comunicación ni la oposición, en principio, van a actuar para dejar que el nuevo inquilino ejerza su nueva función y pueda ser evaluado y analizado a posteriori. Si esos primeros tres meses van a marcar la pauta y fijar la imagen de una presidencia, lo lógico sería que se planifique con detalle lo que se va a realizar en esos 100 días. No improvisar es el mejor antídoto a las críticas que genera todo poder establecido. El ejemplo casi paradigmático de los 100 días más frenéticos en política fueron, sin lugar a dudas, los meses iniciales de la presidencia de Roosevelt, en 1933, que cimentó la política del “New Deal” a partir de un impulso legislativo nunca antes visto. Ese frenesí legislativo fijó la imagen de una presidencia dinàmica que recuperó a un país de la catástrofe. Otra imagen, más cercana, es la llegada a la presidencia del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en el 2004. La victoria del PSOE en marzo de 2004, después de los atentados terroristas de Madrid y la pésima gestión de la comunicación de crisis por parte del gobierno Aznar, catapultó a Zapatero hacia el Palacio de la Moncloa.

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Una promesa, formulada durante la campaña, la de retornar las tropas españolas desplegadas en Irak si el PSOE ganaba las elecciones, producía cierto escepticismo en el electorado de izquierdas, en general, y en el socialista, en particular. Las dudas de los electores de izquierdas se fundamentaban en el recuerdo de una promesa socialista anterior que tuvo un final bastante diferente de lo previsto en un principio. El PSOE, entre 1981 y 1982, realizó una campaña contra el ingreso de España en la OTAN con un lema que decía: “De entrada, NO”. Una vez en el gobierno, Felipe González, como presidente se dio cuenta que la realidad del poder es muy distinta cuando se tiene o cuándo se está en la oposición. Finalmente, convocó el referendum prometido pero el PSOE se quedó solo haciendo campaña para permanecer en la Alianza Atlàntica. El lema de la campaña no fue “De salida, tampoco”, pero hubiese sido coherente. Aquel referendum de 1986 fue el final del idilio entre una parte del electorado y Felipe González y el PSOE. Nada sería igual desde aquella fecha. “De entrada, no” y “de salida, tampoco” estaban, en parte, en el recuerdo del electorado en marzo del 2004. Las encuestas indicaban que más del 70% de la opinión pública era favorable a la salida de las tropas de Irak. Si ahora preguntásemos, ¿cuál era la imagen de los 100 primeros días del gobierno Zapatero? Todos, sin ninguna duda, contestarían que la imagen en directo del Presidente Zapatero, un domingo por la tarde, dos días después de haber sido investido, anunciando la salida de las tropas españolas de Irak.

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De pie, bandera, fondo azul: una imagen para el imaginario colectivo. Una buena imagen en una mala escenografía pierde todo su impacto. La escenografía de Zapatero aquel domingo fue la adecuada, casi perfecta. Esa política le dio el crédito a su política posterior. Una imagen simbólica, esa imagen y cuatro años para gestionarla.

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4/ EL SINDROME DE LA MONCLOA

Cuando Adolfo Suárez se instaló en el Palacio de la Moncloa como Presidente del gobierno, nadie podía imaginarse que el recinto presidencial de la democracia restaurada sería un símbolo del aíslamiento político del presidente de la UCD. El distanciamiento entre el político en el poder y la llamada sociedad civil fue un elemento fundamental en las críticas que sufrió hasta su dimisión. A veces, se confunde la sociedad civil con la opinión publicada y el círculo de intereses que ejercen presión sobre el poder instituido, lejos de la realidad de la mayoría de los ciudadanos. Pero, ya se sabe que la opinión publicada es la portavoz de una realidad virtual que no es ni representa la realidad social. El aíslamiento político, la pérdida de contacto con la realidad, viajar en coche oficial y saludar a la gente como un acto de relaciones públicas forman parte del denominado Síndrome de la Moncloa. Trabajar, trabajar, trabajar. No salir del despacho. Leer informes, escuchar la opinión de los círculos más próximos. Pensar que este actuar es por el bien del país basado en el interés general. Olvidarse que un político es, ante todo, un político y no un técnico. Un político que debe interpretar las necesidades de la realidad social y no la realidad virtual. El político en el poder debería salir del despacho, bajar del coche oficial, tener un baño de realidad y escuchar para actuar. Este Síndrome que afecta a los inquilinos monclovitas, en particular, síndrome aplicable a los políticos, en general.

es un

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5/ MINORÍAS

Alexis de Toqueville arguía que la democracia puede convertirse en la tiranía de la mayoría sobre la minoría. Proteger a la minoría de la tiranía es el fundamento del sistema democrático que no siempre se cumple. El gobierno se sustenta sobre la base parlamentaria de la mayoría. Mayoría que la permita alcanzar sus objetivos legislativos programáticos. Lo fundamental en el sistema es reconocer el papel de la minoría representada en la oposición en las tareas legislativas del gobierno. En primer lugar, reconociendo el rol institucional de la figura del jefe de la oposición. En segundo lugar, buscando el consenso en los grandes temas políticos de la acción gubernamental. Y, en tercer lugar, que los políticos estén imbuidos de sentido de Estado. Una cosa es el debate del día a día y otra, muy diferente, es el debate y la participación en las grandes líneas que conforman el Estado, no en el presente, sino en el futuro. Es cierto que, en función del propio sistema, sea mayoritario y bipartidista o consociativo y pluripartidista, las pautas de comportamiento del ejecutivo y el legislativo son diferentes en la aplicación de los mecanismos de relaciones entre mayoría y minoría. La política entendida como un juego de blanco o negro, de información, de imposición de la mayoría, sólo lleva a la irritación y a la frustración de la minoría, de la oposición.

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La política entendida como un acto inclusivo de todas las partes tiende a un equilibrio en la propia sociedad. Bien es cierto que la minoría puede adoptar la posición más dura, es decir, el bloqueo de todo tipo de participación del consenso. Puede, adoptar, además, la estrategia del acoso y derribo del gobierno. En este caso, la mayoría actúa como mayoría y la minoría se aísla. La batalla entre ambas, mayoría y minoría, se traslada a los medios de comunicación. La tribuna del parlamento se convierte en una ventana mediática abierta y los parlamentarios se transforman en jaleadores de las

frases más

revelantes de sus líderes. La política se convierte en un programa de “reality show” malo, en un tipo de política mediática parlamentaria donde quién es más esperpéntico se convierte en noticia. A este estilo de hacer política, le falta sentido de Estado y le sobra histrionismo.

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6/ “SHADOW CABINET”

El sistema parlamentario británico, base del parlamentarismo moderno, tiene un reconocimiento explícito al papel que juega la oposición. En un sistema bipartidista, el reconocimiento de la figura del jefe de la oposición es el reconocimiento de la alternativa institucionalizada del gobierno. La oposición, para demostrar su predisposición y su preparación para tomar las riendas gubernamentales, constituye un gobierno en la sombra (shadow cabinet), un gobierno alternativo. Los diputados que forman parte de este gobierno en la sombra son los antagonistas simétricos de los miembros del gobierno. Ejercen la oposición desde la posición y especialidad que ostentan y debaten con su homónimo gubernamental sobre las materias, ofreciendo propuestas, aparte de la crítica, y el control del trabajo que realiza el gobierno. Esta institución parlamentaria británica no ha cruzado el canal de la Mancha para convertirse en referencia de los sitemas parlamentarios europeos. Una experiencia similar fue la que se realizó en el Parlamento catalán de 1999 a 2003 con la fórmula de gobierno alternativo de Pasqual Maragall. Como es obvio, el gobierno de CiU en aquel momento se dedicó a desacreditar la idea. Pero, ¿era una fórmula descabellada? En absoluto, ya que existía una simetría en el control del gobierno, departamento por departamento, en lugar de primar únicamente la figura del líder y del portavoz parlamentario. Seguramente se prefiere otras fórmulas menos transparentes que saber quién es quién en el grupo parlamentario.

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Pero, en todo caso, el propio Maragall, ya en el gobierno como Presidente, instituyó la figura del Jefe de la oposición con rango de Consejero, protocolo y retribución incluída. La generosidad política, a veces, se interpreta de muchas maneras. Pero normalizar la vida

parlamentaria catalana fue también una tarea pendiente que Maragall

asumió. Reconocerlo e institucionalizarlo muestra el talante de cada cual.

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7/ PARTIDO-GOBIERNO O VICEVERSA

En un sistema parlamentario, todo gobierno se sustenta sobre una mayoría parlamentaria de partido, sobre todo si es un gobierno monocolor. Las coaliciones gubernamentales son otra historia, como diría Billy Wilder. El Presidente del gobierno es investido después de ganar las elecciones a través de su partido político convertido en maquina electoral. Previamente el futuro presidente ha sido designado candidato. Si además es el líder del partido ha negociado y ha impuesto las listas electorales a través de su brazo organizativo. El partido se siente copartícipe de la campaña victoriosa y lleva en volandas a su candidato hasta las puertas del palacio presidencial. El debate se inicia cuando el candidato, convertido en Presidente, cruza el umbral del palacio. Mientras exista sintonía entre el Presidente y su partido sobre las líneas generales programáticas, no habrá problemas. La crisis se inicia en el momento que existen divergencias estratégicas entre el Presidente del gobierno y su partido. El caso más claro se produjo en la década de los 90 con la ruptura entre Felipe González, presidente del gobierno y secretario general del partido, y Alfonso Guerra, vicesecretario general del PSOE. Felipe González propugnaba una renovación a fondo del programa y de la estructura organizativa del partido que comportaba un cambio de la cúpula dirigente para que estuviera en sintonía con la política del gobierno. Los medios de

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comunicación bautizaron este pulso entre las dos familias como los “renovadores” versus los “guerristas”. González declaró que la política del gobierno se hace desde la Moncloa (sede del gobierno) y no desde Ferraz (sede del PSOE). Los postulados renovadores encabezados por Carlos Solchaga fueron derrotados en Congreso del partido y la renovación sólo llegó con la derrota socialista en 1996 y la renuncia a la secretaría general de González en 1997. El PSOE tardó ocho años en volver al gobierno cruzando el desierto de la oposición. El dilema es saber quién es quién en el espacio político: ¿Qué es más importante: la marca o el líder? el líder político, electoral y social o el partido que lo sustenta, lo proteje y lo blinda. Viejo dilema tan antiguo como la existencia misma de los partidos políticos, estén o no en el poder.

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8/ LOBBIES

¿El gobierno está al servicio de los ciudadanos o de los lobbies? Sin ninguna duda, todo gobierno está al servicio de los mciudadanos. ¿Seguro? Veamos el ejemplo más descarnado que es el caso estadounidense. La regulación de los lobbies permite saber quién paga a quién y cuanto. Transparencia y regulación fiscal. Un ejemplo divertido es comprobar que en función del color del presidente, demócrata o republicano, en plena guerra fría, los soviéticos o los chinos bebían una clase u otra de soda famosa. Si este ejemplo es una anécdota, lo es menos que los congreistas están sometidos a los lobbies de sus estados respectivos que financian en parte o en su totalidad las campañas electorales. Serán defensores de su districto electoral y de las empresas que los financian. Nada que decir si es público y los electores saben qué eligen. El problema está en el viejo continente donde la práctica de los lobbies existe pero sin regulación. ¿Quién regula la sanidad? ¿El gobierno o la industria farmacéutica? ¿El gobierno o los médicos? ¿Quién regula la política agraria? ¿El gobierno o los empresarios agrícocolas? Se piensa realmente en el ciudadano cuando se diseñan las políticas o, en cambio, el diseño original, a veces utópico, acaba siendo negociado por los interlocutores sociales que no son otros que los lobbies en las formas y aspectos que se quieran. Se podría llegar a la conclusión que el gobierno gobierna para los lobbies que son la sociedad civil que permite que un país evolucione y se modernice, pero ¿los ciudadanos de a pie dónde están? En su casa viendo la televisión.

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La solución no es la democracia participativa y asamblearia, la solución pasa por la regulación de los lobbies y que la democracia representativa amplíe su espacio de actuación y se plantee que la democracia tambien debe de ser económica, social y parrticipativa. Responsabilizar a los ciudadanos para que sepan qué votan y a quién votan.

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9/ SEGURIDAD VERSUS LIBERTAD

El 11 de setiembre de 2001 cambió el mundo y también nuestras mentalidades. La alianza contra los talibanes de Afganistán y su derrota militar fue el inicio de la aplicación de unos viejos principios de las relaciones internacionales: la guerra entre Estados para resolver de manera definitiva y última el

fracaso de la

diplomacia. Viejas teorías, ya que no se lucha contra una organización terrorista internacional basada en la franquicia de la marca, como se demostró en Madrid, Londres o en Balí. El discurso presidencial de GW Bush fijando el enemigo a batir en el Eje del Mal es una demostración palpable de estos viejos esquemas aplicados a Irak. El primer error de la guerra de Irak y sus consecuencias nefastas y negativas de ser un espacio destinado a alimentar a los futuros suicidas. La estrategia de pensar en lógica Estado contra Estado no tiene sentido cuando una parte, aunque sea diminuta, de la población está dispuesta inmolarse. El segundo error fue el planteamiento de implantar el sistema democrático en una sociedad sin ninguna tradición democràtica y con una cultura diferente a la occidental. Imponer la democracia es un error clásico de las potencias occidentales del siglo XXI. Flaco favor a la idea de democracia se le hace al convertirla en un referente. La democracia no es ni debe ser el nuevo evangelio de los poderes conservadores. El concepto es demasiado importante para dejarlo en manos de los “iluminados”

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neocons. Pero lo cierto es que la nueva situación internacional ha tenido como consecuencia un retraímiento en el debate sobre las libertades de los ciudadanos. El caso más flagrante, por ejempol, es el “Patriot Act” aprobada por el Congreso bajo el impacto del ataque terrorista del 11-S, pero aunque el resto de democracias y sus sistemas políticos han soslayado el debate, han aplicado medidas restrictivas a las libertades. El debate que no se ha producido pero, en cambio, se ha aplicado ha sido: ¿Usted como ciudadano, prefiere más seguridad o más libertad? A más seguridad, menos libertad. El sistema y las instituciones deberían ser lo suficientemente fuertes para permitir que los conceptos seguridad y libertad no sean antagónicos. Las libertades de los ciudadanos y su protección constituyen el control básico a la aplicación arbitraria de la seguridad. El recorte de las libertades en aras a la seguridad es, en el fondo, la victoria de los liberticidas.

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10/ ESTRATEGIA COMUNICATIVA

Según CJ Cregg, cuando se trabaja en el Ala Oeste de la Casa Blanca hay unas pautas de comportamiento básico en la política mediática de un gobierno. Veamos cuáles son. El grupo de estrategia comunicativa es un equipo de personas que prepara los “argumentarios” para cualquiera de los objetivos citados a continuación. No se trata de estrategia política, sino comunicativa, por eso, el equipo tiene que funcionar paralelo al grupo de estrategia política. De hecho, tiene que estar orgánicamente por debajo de éste, aunque tienen que trabajar juntos y coordinados. El equipo de comunicación tiene que recibir instrucciones del comité de estrategia política, que es quien, entre otras competencias, tiene que establecer los objetivos políticos. El grupo de estrategia comunicativa sencillamente se encarga de ejecutar los objetivos. Así pues, tiene que aplanar el camino para poder aplicar las estrategias futuras y evitar crear descoordinación (que será aprovechada por la oposición política). Además, tiene que ayudar al equipo de estrategia política a evaluar la magnitud mediática de las decisiones políticas. En los libros de George Stephanopoulos, M. José Canel y Lourdes Martin Salgado se encuentran los ejemplos que han servido para estructurar los ejemplos de este capítulo. Estos gabinetes de estrategia comunicativa funcionan en los sistemas democráticos desde hace décadas, sobre todo en gobiernos de coalición.

Los objetivos de una estrategia comunicativa son los siguientes:

1/ crear argumentos políticos inminentes para detener, contrarrestar y atacar a los titulares de los mass media.

2/ evitar problemas de comunicación entre los diferentes miembros del gobierno. Así como entre socios del Gobierno y los principales portavoces de cada socio.

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3/

preparar

salidas

mediáticas

inminentes

(argumentarios)

para

los

"comunicadores".

4/ encontrar argumentos mediáticos para ganar las batallas políticas, o para maquillar las derrotas políticas.

5/ trabajar temas a medio plazo para poder enfrentarse a la oposición política.

6/ encontrar respuestas a todo tipo de posibles preguntas que podrían hacerse a los líderes del gobierno en cualquier comparecencia pública.

7/ etablecer todos los escenarios mediáticos posibles y encontrar las salidas para cada uno de ellos.

8/ preparar y ejecutar cortinas de humo mediáticas para derivar la opinión pública hacia otras temáticas.

9/ coordinarse con los equipos de configuración de los discursos oficiales para no provocar malentendidos.

Los temas mediáticos se establecen mayoritariamente a través de la prensa escrita y ésta siempre establece el "tempo" de una noticia.

Antes de empezar a trabajar se tiene que preparar documentación diversa. (Eso comporta como mínimo un mes de trabajo previo.)

Se tienen que priorizar los portavoces en función de los medio al que van. Los mensajes se les tiene que hacer llegar de forma inminente, y después a los gabinetes de prensa de cada departamento y que éste los reparta como si fuera sede.

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Si se aplica una estrategia comunicativa, se minimizan los riesgos y se controla la agenda política. No hacerlo es convertir la improvisación en paradigma de la comunicación y subirse a una atracción de feria.

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11/ PORTAVOZ

Si la política es comunicación, la comunicación del gobierno es fundamental. La pregunta que se ha planteado en términos de comunicación es si el portavoz del gobierno debe ser un político o un profesional de la comunicación. Es posible que este debate sea menos trascendente pero no menos importante que otros sobre cómo estructurar la comunicación gubernamental. La tradición histórica, la cultura política y el propio sistema, sea presidencial, semipresisencial o parlamentario fijan, en principio, la lógica de la portavocía. No hay que confundir el gabinete de comunicación con la figura del portavoz. Después del presidente, el portavoz es la figura que más visibilidad tiene a efectos de opinión pública. Es la imagen del gobierno. En España, desde la restauración de la democracia, hemos tenido los dos modelos de portavoz: 1/ Un profesional de la comunicación que asumía la tarea de la portavocía: Eduardo Sotillos (PSOE-1982) y Miguel Angel Rodríguez (PP-1996). 2/ Un ministro-portavoz que asumía la tarea, no desde la profesión, sino como espacio político. Sin lugar a dudas, me inclino por el portavoz como un profesional de la comunicación, no un político. El político no domina las técnicas de la comunicación,

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en cambio, un profesional de la comunicación pone sus conocimientos al servicio del gobierno. Además, un portavoz político conlleva una batalla política interna para ocupar un espacio gubernamental de caràcter político. Pero no es evidente que el político sepa comunicar. Otro elemento favorable al profesional es que sirve de fusible para el gobierno. Sus comentarios se situan en el espacio de la comunicación y pueden adquirir niveles de tensión sin llegar a provocar crisis políticas internas en el gobierno. Un fusible es recambiable sin crisis de gobierno, un portavoz político que se cambia significa un cambio de gobierno. Aparte del concepto de fusible, el político que ejerce de portvavoz debe practicar las técnicas de comunicación, mientras el profesional no necesita este aprendizaje, es su trabajo. ¿Profesional o político? Desde este punto de vista es evidente que es mejor el profesional pero en nuestro sistema seguiremos apostando por el político, porque el político nunca dejará este espacio de poder en manos de otros.

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12/ TEORÍA DEL FUSIBLE

No hace falta explicar qué es un fusible, nuestra salvaguarda para evitar un incendio en caso de subida de la tensión. En política, ¿cuándo se utiliza el fusible para evitar daños mayores? Alastair Campbell, asesor de comunicación del primer ministro británico, Tony Blair, puso en práctica la teoría del fusible en la gestión de la comunicación de crisis de la guerra contra la ex-Yugoslavia y los ataques de la OTAN. La planificación estratégica de la comunicación se cimentó en apartar a los políticos de la primera línea y encargar a un profesional de la comunicación como portavoz de la OTAN para informar día tras día del desarrollo de los ataques. Era el fusible. Podía ser cambiado sin ningún coste político. Si comparamos la gestión de la comunicación de crisis en los atentados terroristas de Madrid y Londres las diferencias son notables. Es cierto que el contexto era muy diferente. El atentado de Madrid se produce 4 días antes de las elecciones generales, mientras que el atentado de Londres se produce el día de la celebración de la concesión de los Juegos Olímpicos y de la reunión del G-8. Pero siendo el contexto muy importante, lo que interesa es cómo los dos gobiernos informaron y cómo lo hicieron. En el caso del atentado de Madrid, el gobierno dividió su voz en tres protagonistas: el presidente del gobierno, el ministro-portavoz y el ministro del interior, siendo este último quien informó de la evolución de las investigaciones.

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Ninguno de los tres es un fusible. Y, además, el ministro del interior, responsable de la seguridad del Estado, no habría tenido que ser el único en informar. En ningún momento, el ministro-portavoz ejerció sus funciones. Seguramente, las ruedas de prensa hubieran tenido que haber sido con los dos ministros informando en un espacio adecuado, con la escenografía correcta. No como se hizo: con un ministro de pie contra una pared donde colgaba un tapiz como fondo. No es el mejor escenario. Pero, al no tenerr un fusible, la información difundida por el ministro de l interior adquirió envergadura política. El ministro se convirtió en la imagen de la crisis. En Londres asistimos a la apliación de la teoría del fusible de Campbell. En primer lugar, Tony Blair hizo una delcaración institucional, no una rueda de prensa. En segundo lugar, todo el peso de la información recayó sobre los investigaores, no sobre los políticos. Desde el primer instante se aplicó el concepto de fusible: quién informa es un profesional, no un político. El político hace una declaración y, después, ya tendrá tiempo de explicarse ante el Parlamento. Dos historias dramáticas, dos ejemplos de comunicación, una sin fusible, la otra, con. Una sin control, la otra bajo un relativo control.

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13/ TELEVISIÓN PÚBLICA

El “eterno” debate sobre los medios de comunicación de titularidad pública es bastante distinto desde la óptica de la oposición y desde la del gobierno. Los partidos en la oposición son los grandes partidarios de unos medios de comunicación públicos, en general, y la televisión en particular, lo más independientes, lo más profesional es y, sobretodo, libres de cualquier tipo de ingerencia política. El modelo es la BBC y la gestión e independencia que tiene con relación con el gobierno.Pero, una vez ese partido en la oposición llega al gobierno todas las promesas electorales y democráticas pasan a ser unas declaraciones de intenciones y los medios públicos se convierten en la caja de resonancia del partido en el gobierno y en la desaparición mediática de la oposición. La tentación es demasiado fuerte y el partido en el gobierno reconoce que es débil para poder resistirse. En todo caso, no confundamos independencia y profesionalidad con neutralidad. Elisabeth Noëlle-Neuman ya mostró los efectos del doble clima de opinión. Si las estrategias políticas gubernamentales están planificadas en lógica comunicativa no se puede olvidar ni obviar que los intermediarios, los medios de comunicación, transmiten una información desde el punto de vista del emisor. La opinión pública será informada a través de la opinión publicada. Los medios de comunicación son independientes y profesionales pero, no son neutrales. Todos ellos tienen su “corazoncito”. Si el primer debate se hace sobre el control o no de los medios

públicos de

comunicación, y si debe existir o no un organismo de supervisión y control del

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espacio audiovisual. El segundo debate gira en cómo se consigue la representación política plural en los medios públicos. El tercer debate trata de la definición del modelo de medios públicos de comunicación y la función básica de servicio público. ¿Debe la TV pública competir para ser la primera en cuota de pantalla? ¿Debe existir una TV pública o debería privatizarse y liberar los costes al erario público? ¿Debe financiarse a través de la publicidad, si su presupuesto, además, se nutre de los ingresos de todos? ¿Debe plantearse un TV de calidad o competir con las TV privadas con unas propuestas que no son precisamente la base de la cultura política de un país? En el mundo existen modelos variados. Sin renunciar a una TV de entretenimiento ¿debe competir en programas poco dignos de una TV pública? Es cierto que la sociedad se ha alejado de su interés por la política pero

si

analizamos la información cada vez se parece más a ecos de sociedad y a sucesos que no a una información de tipo político. Además, se confunde el espacio político como un “reality show”, dónde no hay debate de ideas sino sólo ruido. La imagen es muy poco edificante. ¿Qué significa público? ¿Y qué consecuencias se derivan de este concepto? Este debate es primordial ya que la revolución tecnológica y la implantación de la TDT cambiarán nuestra concepción de la TV del futuro.

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En 10 años, la fragmentación de canales especializados y temáticos, por una parte, y la interactividad, por la otra, convertirán la actual TV en una lógica de grupo de canales. La TV del futuro será como la radio: muchos canales y el dial en nuestra mano para decidir. Si no tenemos claro cuál es el modelo de medios de comunicación públicos, éstos seguirán siendo una caja de resonancia, pero sin eco.

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14/ Democracia y libertad: el espacio del debate público.

El espacio del debate público se ha trasladado de la arena política clásica, es decir el parlamento, donde se enfrenta gobierno y oposición, como a base del edificio de la democracia representativa, cabe a una democracia de opinión donde la relación gobierno-oposición se realiza a través de los medios de comunicación. Es cierto que el "ciudadano Kane" podía influir en las decisiones políticas, en el viejo sistema sin embargo, también es cierto que ningún Kane consiguió ser nunca un político electo hasta que apareció Silvio Berlusconi paradigma del nuevo sistema. La clave del cambio hace falta buscarla en la aparición de la televisión. La evolución de los partidos, de los políticos, de las campañas electorales y de los propios medios de comunicación han comportado el cambio del propio perfil del liderazgo pasando de un político-educador a un político-seductor, pasante del mitin multitudinario al mitin plató de televisión, del discurso elaborado al mensaje de 30 segundos, de la complejidad a la simplicidad. La transformación de la política como la batalla de las ideas a la política entendida como batalla mediática. Decía Walter Lippmann que quién no está presente en los medios, no existe, ya que en política la percepción es la realidad. La democracia representativa se ha encaminado de manera natural, hacia una democracia de partidos y después ha utilizado el camino de la democracia de opinión. En este sentido, Pascal Perrineau afirma que "La démocratie des partis risque de s’étioler devant la démocratie d’opinion, cette démocratie ou les citoyens transformés en “public” réagissent aux termes qui leur sont exposés et proposés sur la scène publique par des professionnels de la politique, des experts en communication, des journalistes et des sondeurs”. ¿Sin embargo, la pregunta que nos tenemos que formular es si realmente los políticos, los expertos en comunicación, periodistas y encuestadores, en parte como opinión publicada, son los que construyen la Opinión pública, los que fijan la agenda política y, por lo tanto, son los responsables del debate político en el espacio público?

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A primera vista podríamos afirmar que nuestra percepción es la correcta, pero si cambiamos la perspectiva de nuestro análisis los miembros de este club selecto sólo son los figurantes de una obra, más mayores y globales. La política se ha convertido en un espacio mediático que forma parte de una oferta de ocio que compete al mismo nivel que otras capsulas de entretenimiento. La política no se sitúa, como en el viejo sistema, por encima de la oferta de ocio, sino que se encuentra al mismo nivel. La política es una oferta más dentro de las diferentes ofertas mediáticas. Los valores tradicionales forman parte de los anuncios de publicidad. La libertad va asociada al teléfono móvil. La solidaridad en un coche. Si lo entendemos así podremos comprender cómo la política mediática como oferta se convierte en un Reality Show donde los políticos actúan como si fueran estrellas televisivas: debates, programas como "59 segundos", tertulias radiofónicas. Convertir la complejidad en un titular. La lógica de ocio es la que primará sobre cualquier otra idea. De aquí el concepto de "infotainment", informar y entretener. En esta línea, la política forma parte de un conglomerado más importante. Si en el siglo XX, las grandes agencias de noticias fijaban qué era importante en el mundo, ahora en el siglo XXI lo hace a la inmediatez: "lo estás viendo, está pasando". Volamos la información casi en tiempo real. Las tecnologías han permitido esta inmediatez, de aquí el concepto de "inmediatic". En el fondo, es alimentar la nueva cultura del ahora y aquí. Sin embargo, la reflexión nos tendría que llevar hacia el análisis de la concentración de la información, las multinacionales del ocio audiovisual como: AOL-Time-Warner, Vivendi-Universal, el imperio de Murdoch con la cadena Fox al frente o la Sony. La lógica de grupo es concentrar diarios, radios, televisiones, editoriales, internet, productoras, estudios de cine. Las alianzas y las guerras para controlar los grupos son batallas que prefiguran como sea el futuro de la democracia y de la libertad. Aquí está donde entra en escena Silvio Berlusconi que fue capaz de ganar unas elecciones en 1994 sin partido pero con los medios de comunicación propios. Después del fracaso de Collor de Melo, presidente del Brasil, gracias al grupo O Globo, Berlusconi se ha convertido en el paradigma del populismo mediático.

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La batalla digital en España entre Canal+ y Vía Digital, la ganó el primero porque sus alianzas estratégicas eran mejores que las de Vía Digital. La derrota de uno y la victoria del otro era sólo una cuestión de tiempo y de dinero. ¿La concentración en grandes grupos mediáticos nos lleva a plantearnos la segunda pregunta, a quien decide qué es noticia? La política informativa de los medios de comunicación viene fijada sobre dos conceptos: independencia más objectivitat igual a profesionalidad. ¿Sin embargo, es cierta esta idea? ¿son realmente neutrales? La respuesta es no. Los medios de comunicación toman partido en el conflicto. Algunos ejemplos: España-Catalunya/ anti-USA/

pro-israelí o pro-palestino

¿Las imágenes del niño o niña destrozado, nos mueve a la compasión, pero tenemos mecanismos para conocer la realidad? La guerra de Vietnam enseñó que la guerra no se gana en el campo de batalla, sino en la opinión pública. Ergo, las guerras sufren del bloqueo de información por parte de los militares que no quieren perder la batalla de la opinión: OTAN, Afganistán, Irak I-II. La batalla mediática sobre la tragedia del 11-M visualizó el problema entre grupos mediáticos y partidos políticos. Los medios de comunicación se han convertido, más que nunca, en actores políticos. Han dejado de ser el simbólico Cuarto Poder de control de los otros tres para intentar jugar en el mismo terreno de juego. La experiencia española de 1993 a 1996 es muy clara: "parlamento de papel versus sindicato del crimen". ¿La tercera pregunta, es qué pasa cuando hay contradicción entre noticia y poder económico (business)? Gana el business. Algunos ejemplos para ilustrar la respuesta a la pregunta. ¿Alguien ha leído alguna vez conflictos laborales en las grandes multinacionales, bancos...? ¿Cuál es el volumen de gasto de los gigantes económicos privados en publicidad en los medios? Por ejemplo, la CNN vendida AOL-Time-Warne que deja de informar sobre Estados Unidos, debido a los nuevos propietarios, y se convierte en una cadena de noticias internacionales

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O Warren Christopher (secretario de Estado de Clinton) cuando afirmaba que dónde informa la CNN, la noticia se convierte en un problema para los Estados Unidos. En su caso Somalia. El cuarto tema es la distancia entre política y sociedad como tema recurrente, distancia entre políticos y ciudadanos, distancia entre país real y país virtual, distancia entre opinión publicada y opinión pública. Los medios de comunicación han adoptado el Modelo USA Today, es decir poca política, más sociedad y más éxitos. La parte humana de la noticia. La confusión entre el periodista y el literato. El periodista se convierte en parte, no, en observador. Objetivo-subjetivo. Si la política se convierte en un espectáculo hará espectadores, no ciudadanos Finalmente, el último punto es la fractura digital entre generaciones: a partir de ahora habrá analfabetos y analfabetos digitales. Las tecnologías de la información: Internet, mundo digital, TDT nos tienen que facilitar un futuro más interactivo, sin embargo, la televisión del futuro será una televisión fórmula (como la radio). Habrá más saturación de programas y menos información. ¿La pregunta es como se cree y se forme la futura opinión pública? A mayor sobredosis de información, más ignorantes nos volveremos.

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15/ EL RELEVO

El Relevo del periodista Gonzalo López Alba, debería de ser un libro de lectura obligatoria para los interesados en la política y en las disciplinas del ramo para seguir como modelo de periodismo de investigación. Es un libro ameno, escrito desde la objetividad de los datos. Unos datos que son utilizados para la comprensión de un período convulso de la historia del PSOE y a partir de los cuales el lector forma su opinión, sin que la opinión del escritor nos sea impuesta. El Relevo es la crónica del cambio generacional en la dirección del PSOE, pero no es, tan sólo, la crónica de un Congreso, sino que en él Gonzalo López Alba busca las raíces en las cuales se hallan las pautas de explicación que darán lugar a ese cambio que representa José Luis Rodríguez Zapatero. Es, además, la historia y los intentos de renovación después de la derrota de marzo de 1996. Estos cinco años representan un terremoto interno de dimensiones considerables: la dimisión de Felipe González, la llegada de Joaquín Almunia, la victoria de Josep Borrell en las primarias, la mayoría absoluta del PP en el 2000, la dimisión de Almunia la misma noche electoral y la subsiguiente crisis en el partido. Si en 1993, Felipe González había entendido el mensaje, las dos derrotas electorales abrían una grieta que podía ser de proporciones incalculables y cerrarla de una u otra manera definiría el futuro del PSOE. Siguiendo una cita del autor (pag.104): “los ciudadanos reclamaban hechos y actitudes, no palabras. El PSOE, por primera vez desde 1974, afrontaba la celebración de un Congreso sin líder ni proyecto”.- En este contexto se debe

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releer la carta que dirigió Felipe González a los miembros del Comité Federal con un título muy explícito: “Renovarse o perecer”. ¿Se puede ganar un Congreso con un discurso? Sí y no. En todo caso, el discurso de Zapatero, fue un discurso de esperanza y de futuro. Aquel inicio de “no estamos tan mal...” Este discurso que se encuentra en el apéndice del libro fija las pautas de comportamiento del futuro secretario general. La llamada oposición tranquila empieza allí. Pero la lección de la victoria de Zapatero es que los delegados entraron a un Congreso de un partido de oposición, que había sido de gobierno, para salir siendo miembros de un partido, el PSOE, de futuro gobierno. Como muy bien se dice en el libro en palabras de Zapatero: “Hemos hecho lo imposible, ahora empieza lo difícil”. No quisiera finalizar sin citar el frontispicio del libro. Gonzalo López ha escogido una cita de El Arte de la Guerra de Sun Tsu que da las pautas de lectura de este magnífico libro: “Las victorias de los buenos guerreros no destacan por su inteligencia o su bravura. Las victorias que se ganan en batalla no son debidas a la suerte. Sus victorias no son casualidades, sino que son debidas a haberse situado previamente en posición de poder ganar con seguridad, imponiéndose sobre los que ya han perdido de antemano”.El segundo Suresnes estaba servido.

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16/ PLURAL ES FEDERAL

"Creo que el Federalismo se hará presente con fuerza en nuestro continente a principios del siglo XXI. Y lo será tanto por razones de principio, como sobre todo, porque la construcción de una Europa más unida, la coexistencia entre naciones y culturas diferentes y la necesidad de desconcentrar el poder público en los Estados nacionales para hacerlo más eficaz y más activo en la lucha contra las desigualdades de las personas, nos llevarán a aceptar la necesidad del principio federal" (Isidre Molas, El socialismo de la libertad, Barcelona (Ed 62),1992).

1. - Los antecedentes

La Constitución española de 1978, hija del consenso y de los pactos de la transición, dejó abierta las puertas de la construcción del futuro Sido de las Autonomías y de su interpretación. Los Padres fundadores no osaron poner el nombre que, seguramente hubiera sido más adecuado, Estado Federal. La sombra de los poderes fácticos de la época era demasiado poderosa para utilizar esta palabra con connotaciones, por un sector de la derecha conservadora, demasiado negativa. La Constitución intentaba dar salida a unos problemas históricos de reivindicación de autogobierno por parte de los pueblos de España, en general, pero, sobre todo, de Cataluña y Euskadi, en particular. El Título VIII, el artículo 151, la introducción del concepto nacionalidad son elementos que intentaban dar contenido constitucional al encaje de estos territorios en España. Veintisiete años después el Estado de las Autonomías es un hecho. El traspaso de competencias desde un Estado unitario a un Estado autonómico es una realidad. Pero se tiene que destacar que, después de un cuarto de siglo, Euskadi y Cataluña, continúan buscando la manera de sentirse cómodas con España. Las nuevas autonomías son las más satisfechas con el modelo construido, pero hay que avanzar en la profundización del modelo dibujado para llegar a un nuevo estadio de relaciones España-Catalunya, España-Euskadi. No desde la lógica bilateral de

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Estado en Estado, sino desde la lógica de la confianza constitucional. Es desde esta confianza que se pudo construir el Estado de las Autonomías y es desde esta confianza que se tiene que ir más allá, ya que, en el fondo, la democracia española está basada en el principio federal. Después de concepciones unitaristas y neocentralistas de anteriores gobiernos, ahora es la hora de dar contenido en la España plural. Plural quiere decir que España está formada por pueblos diversos y diferentes, diversidad y diferencia en la lengua, la cultura, las tradiciones pero con un proyecto común de vivir juntos. Plural es sinónimo de federal. No hay ninguna duda. El origen de la palabra federal es "foedus" que significa pacto. La base del federalismo es el pacto, el consenso, y por lo tanto, el diálogo. El federalismo es una técnica político-jurídica, pero también representa unos valores de civismo y convivencia. Como afirma Isidre Molas (1992), "El principio federal comporta un sistema político federal que se concreta en técnicas federales. La adopción de técnicas federales puede producirse sin aceptar los otros dos niveles, pero su lógica de actuación coherente nos lleva hacia ahí../...Se trata de un Estado compuesto, no uniforme, donde todos “marchan al mismo paso' y donde no se castigan quienes llevan el paso cambiado.../...El Federalismo suministra una actitud, una sensibilidad, una problemática de la coexitència en libertad."

2. - Una agenda para la reforma federal.

El cambio político en Cataluña comporta el compromiso de llevar adelante la apuesta para hacer avanzar el autogobierno y participar en la articulación de una España plural. El proyecto del gobierno de la Generalitat se articula sobre la base de las experiencias históricas de donde se extrae una correlación positiva entre el autogobierno de Cataluña y la democracia a España. Democracia y autogobierno han ido siempre de la mano en las tierras comunes de Ibèria. La agenda de las reformas que permitan el encaje de Cataluña a España tienen que contemplar:

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1/ La reforma de los Estatutos 2/La revisión del sistema de financiación autonómico y local 3/ La devolución de competencias en los municipios 4/ La reforma Constitucional 5/ La reforma de las Leyes Orgánicas correspondientes

La clave de bóveda es, sin ningún tipo de dudas, la reforma del Estatuto de Cataluña. No hay que entrar en el debate si se ha o no de reformar el Estatuto de Sau de 1979. La fecha de 1979 ya es lo bastante indicativa de la necesidad de adecuar el texto autonómico a la realidad de la sociedad catalana del siglo XXI. A diferencia de aquella época ahora una nueva generación, nacida en democracia, tiene que revalidar el pacto que sus padres realizaron en el momento de la construcción del sistema político y de partidos de Cataluña. Decía Thomas Jefferson que las constituciones se tienen que reformar cada 25 o 30 años para incorporar las nuevas generaciones en el pacto constitucional. Esta visión federal del pacto es la que se se habrá de someter a debate de manera bilateral entre Cataluña y España, entre el gobierno español y el gobierno de Cataluña. El nuevo Estatuto tiene que ser una renovación del pacto de solidaridad de Cataluña con todos los pueblos de España. El Estatuto es un compromiso de participar en la gran familia diversa que es España. En otras palabras y como muy bien definía la "cosa", Anselmo Carretero, España, Nación de Naciones. El Estatuto es una declaración de interdependencia, no de independencia, ya que una Europa unida, en un mundo globalizado, nos hace más interdependientes. Pero no obstante Cataluña quiere una España plural, es decir, federal, que considere realmente las partes de autogobierno que la conforman en nacionalidades y regiones como Estado, con un Senado que represente y exprese la pluralidad institucional de la federación.

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3. - El Senado

La reforma del Senado es indispensable para la profundización del autogobierno y para la transformación federal de España. El Senado se tiene que convertir en la Cámara de las Comunidades Autónomas, para que éstas acuerden cuestiones entre ellas, entre ellas y el Gobierno español, y entre ellas y el Congreso de Diputados, desarrollando así una función decisiva en la distribución territorial del poder del Estado y abandonando el papel de Cámara de segunda lectura en la cual se encuentra en la actualidad. El Senado, bajo esta óptica federal, tendría que garantizar la defensa de la plurinacionalidad, la pluriculturalidad y el plurilingüismo de España y podría asegurar la participación de las Comunidades Autónomas en:

1/ La elaboración de la legislación del Estado, especialmente cuando afecte a la distribución territorial del poder político. 2/ La formación de la voluntad del Estado en la Unión Europea. 3/ La designación de miembros de órganos constitucionales. 4/ La decisión sobre las cuestiones relativas a la financiación autonómica. 5/ La decisión sobre las cuestiones relativas a las inversiones del Estado en los territorios autonómicos. El debate queda abierto sobre el modelo de Cámara senatorial. Qué modelo escoger: ¿el Modelo alemán de representación de los gobiernos autonómicos o el Modelo norteamericano de elección directa de los senadores, igual número, en representación de los Estados de la Unión? ¿O un modelo mixto de representación de los gobiernos, una parte, y elección directa de senadores, de la otra, para formar un Senado que combina los dos modelos? En todo caso, sea cuál sea el modelo, la reforma del Senado es una necesidad por avanzar en la construcción de la estructura federal del Estado.

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4. - Las bases del nuevo Estatuto.

La reforma del estatuto tiene que suponer la renovación del pacto de convivencia entre los ciudadanos de Cataluña. En el Estatuto ha de quedado plasmado un compromiso colectivo para convivir de manera pacífica y democrática, y, por lo tanto, quedará reflejado las reglas de juego para resolver de manera civilizada las diferencias propias de una sociedad abierta y plural. El Estatuto es un compromiso colectivo para convivir de forma pacífica y democrática. Son las reglas del juego que un pueblo, que una nación se mujer a sí misma para resolver de manera pacífica sus diferencias. Son las normas de 1979. Estas normas han permitido el predominio de un clima de aparente tranquilidad democrática, alabado por unos con un exceso de cofoïsme y criticado por otros con un exceso de rebentisme. Probablemente, el balance se encuentra en uno en medio. Pero la experiencia nos demuestra que las reglas de juego, las reglas de autogobierno, las instituciones, pueden y tienen que mejorar mucho. Especialmente, con respecto a la descentralización, la aproximación de las instituciones a la ciudadanía, el rendimiento de cuentas de los poderes públicos, la administración de justicia. Cataluña plantea la reforma del Estatuto de autonomía por cuatro grandes motivos. En primer lugar, para mejorar el bienestar y la igualdad de los ciudadanos. En segundo lugar, para renovar el pacto de convivencia, en tercer lugar, para mejorar la calidad democrática de las instituciones de autogobierno, y finalmente, para contribuir en la configuración institucional de la España plural. Estos motivos para la reforma se concretan en cinco cuestiones en la agenda política sobre las que se tiene que construir el nuevo Estatuto reformado.

1/ La consideración de la Generalitat como Estado 2/ La redefinición del ámbito competencial 3/ La presencia de la Generalitat en Europa

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4/ La colaboración de la Generalitat con los entes locales 5/ La financiación autonómica

Se tienen que extremar las posibilidades, dentro de la Constitución, de plantear soluciones a temas que han ido surgiendo desde 1979, como la posibilidad de incluir a los jóvenes de 16 a 18 años y los inmigrantes con residencia legal en los esquemas de consulta y representación en unidades administrativas de tamaño reducido, como los distritos de las grandes ciudades. El Estatuto tiene que afrontar la nueva organización territorial de Cataluña, evitando toda huida de estudio estrictamente verbal y sin efectos como la que se ha alimentado durante años entorno a la provincia única y que se ha demostrado estéril. ¿De qué ha servido la ficción de la provincia única? ¿Dónde está la provincia única? El Estatuto creará las siete veguerías o demarcaciones en una nueva organización territorial de Cataluña. El Estatuto tiene que afrontar la representación parlamentaria ya que el mandato de la transitoria cuarta del Estatuto de 1979 ha estado incumplida hasta hoy. Cataluña es la única Comunidad sin ley electoral. El Parlamento del 2003 representa en la población de 1976. Esta anomalía sólo favorece una coalición electoral que obtiene 4 diputados de ventaja antes de empezar el partido. Para empatar, el otro partido mayoritario necesita gana por una diferencia de 150 mil votos y para ganar de un diputado necesita incrementar la diferencia en 50 mil votos más. La futura norma electoral tiene que ser proporcional en la población sin despreciar la población. El Parlamento es la representación de los ciudadanos y no sólo de los territorios.

5. - Un nuevo horizonte.

El debate que abre las reformas constitucionales y estatutarias es un debate que fijará las normas de convivencia de la siguiente generación. Debate entre catalanes de origen o no. Debate entre catalanes y españoles. Debate entre españoles. Debate entre gobiernos español y catalán. Sociedad y política tienen que debatir el horizonte del modelo de Estado que se quiere legar a la generación que tomará el relevo. Unitario o Federal. Centralista o Autonomista. Simétrico o Asimétrico. Nacional o Regional. Ahora es la hora de dar contenido al Modelo.

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"...Porque ese es el secreto: el problema catalán no es otro que el problema español. Entendámonos: lo que hemos señalado -casi hasta la saciedad- como "problema", podríamos pasar en considerarlo simplemente "cuestión", "objetivo", "propósito" o, como les anunciaba entonces y vengo en contarles hoy, "propuesta". La propuesta catalana de España. La España que queremos. Mejor, insisto: la España que proponemos..." Presidente Pascual Maragall (Conferencia Club Siglo XXI, Madrid, mayo 2004).

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17/ VALORES

La tendencia de los políticos de convertir la política en una batalla mediática del “todo vale” tiene efectos devastadores sobre los ciudadanos, cada día más alejados de la “res publica”, cada día más escépticos de la política. Los ciudadanos son cada día más cínicos en materia política por espejo y reflejo de unos políticos más cínicos. Max Weber dibujó un pilar sustancial del quehacer político y de la política como profesión: la ética de la responsabilidad. Ética y valores, dos conceptos que han pasado al nivel de lo virtual. La globalización es la homogeneización de lo político bajo la dictadura de lo económico. No existe diferencia entre izquierda y derecha. No existe entre los programas políticos. Para el común de los mortales, todos los políticos son iguales. Estereotipo “anarcofranquista” donde los haya. Recuperar los valores que conforman y dan sentido a los partidos y a los políticos para que los ciudadanos sepan quién es quién. La estrategia electoral no ha de convertirse en la confusión ideológica para pescar en los espacios políticos más revueltos. La ética de la responsabilidad consiste volver a creer en los grandes principios y conceptos que han dado sentido al debate de las ideas: liberté, egalité, fraternité y la búsqueda de la felicidad.

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18/ LIDERAZGO

Dice Joe Klein en Lost Polítics, que de tanto hablar de políticas públicas al final nos olvidamos de hablar de los políticos y de política. La opinión pública tiene sus preocupaciones y en las encuestas quedan perfectamente reflejadas: vivienda, paro, inseguridad, terrorismo, inmigración, igual que sus anhelos: salud, bienestar, educación. Los programas de los partidos y los gobiernos aplican las medidas que creen más oportunas para dar respuesta a las preocupaciones y a los anhelos de la sociedad. Pero si se analizan con detalle los datos de las encuestas, lo que se percibe en ellos es que la sociedad demanda de los políticos, no tan solo un lenguaje técnico, sino también un lenguaje político: un liderazgo. Un líder político es también un líder social y electoral. Es la locomotora que da el plus de electores para vencer y que interpreta el viento social y político. Fija un rumbo y levanta una bandera. Decía François Mitterrand: “Soy el último de los grandes presidentes. Después de mi vendrán los contables y los funcionarios” Todo presidente o alcalde que se precie, cumple los tres requisitos: político, social, electoral. Ello se sintetiza en un discurso propio y determinado que debe expresar los valores del político. Este liderazgo es básico para poder afrontar las tareas del gobierno y constituye la base desde dónde se construye el andamio de las próximas elecciones: candidatomensaje-partido unido.

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19/ PARLAMENTO DE PAPEL

Si la política es imagen y, sobre todo, comunicación, los intermediarios naturales entre los políticos y sus electores

o la opinión pública son los medios de

comunicación de masas. Los medios de comunicación se han convertido en el referente inequívoco de la política y de la estrategia comunicativa de los políticos y de los partidos. Los medios de comunicación, donde se dirimen los debates políticos. Son el espacio donde se lucha para fijar la agenda política del gobierno o de la oposición. Pero, también es cierto, que los medios pueden convertirse en los agentes que marquen la agenda política. En este momento, se traslada el debate de la arena política natural del parlamento a un nuevo espacio que es el “Parlamento de Papel”. La agenda política se planifica en función de su impacto mediático y del impacto que tendrá en la opinión pública. Ello sería un caso clásico de manual de planificación de la comunicación. El tema de debate es cuando los medios y la opinión publicada se arrogan el rol reservado al parlamento y se convierten en pieza fundamental del sistema político sin tener la legitimidad democrática otorgada al poder ejecutivo y legislativo por los ciudadanos. Los medios ejercen una función de control del poder, pero, en ningún caso, pueden sustituir ni dictar la política del gobierno o la de la oposición. Si los medios quieren ocupar ese espacio, no sólo de control, sino de fijación de la agenda política, deberían ser más transparentes y, sobretodo, tener la legitimidad que sólo tiene el poder político. ¿En qué sentido? En mostrar a la opinión pública y a sus lectores que, siendo independientes, no son neutrales, y significarse, en período electoral,

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con qué partido-candidato y programa político son partidarios. La independencia no está reñida con la transparencia. The Independent o The Times no dejan de ser independientes por decir de manera pública con qué opción política su línea editorial es favorable. Hacerlo es una muestra de transparencia democrática. Los medios de comunicación también deberían entrar en la era democràtica. No se puede ser y ejercer de Cuarto Poder, intentando ser el Primero, sin que se sepa el color que lo tiñe.

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20/ EL PLUS DEL GOBIERNO

Cuando se analizan las encuestas y se presta mucha atención a la intención de voto, se tiende a olvidar algunos factores que amplifican o reducen los resultados y sus interpretaciones. Se ha dicho, y es cierto, que los electorados y la opinión pública son muy estables, salvo cataclismos, y que empiezan a moverse, es decir a posicionars, unos tres meses antes de las elecciones. Los analistas políticos y perodísticos inician la rueda de cábalas interpretativas encuesta tras encuesta, resultado tras resultado. Intentan crear los climas de opinión más favorables a sus opciones. ¿Qué efectos se aplicarán a la elección que se analiza? ¿El efecto del carro ganador (bandwagon) o el efecto de simpatía hacia el que pierde (underdog)? ¿Se contrarrestan los dos efectos o no? En Estados Unidos, sería el plus del “incumbent”, aquel que detenta el cargo, contra el “challenger”, el retador, aquel que se le enfrenta para desbancarlo. Pero, la pregunta que se deben plantear los analsitas es ¿por cuantos puntos de diferencia debe ganar el partido de la oposición para vencer realmente? o ¿cuantos puntos se amplificará la victoria del partido en el gobierno? Esta pregunta tiene una respuesta relativamente sencilla. Me refiero a lo que se denomina como “el plus del gobierno”. Es el apoyo que recibe el gobierno la última semana de campaña de una parte del electorado que, pase lo que pase, apoya al gobierno. Este apoyo electoral gubernamental se sitúa entre 2 y 3 puntos electorales.

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Teniendo en cuenta que la última semana de campaña no se publican encuestas, los analistas deberían hacer sus cálculos sabiendo que el gobierno recibirá un apoyo extra en el último minuto. Las dos últimas elecciones de Felipe González son un buen ejemplo que ilustra “el plus del gobierno”. En 1993, le dio la vuelta al resultado y en 1996, evitó la mayoría absoluta del PP. Interpretar el resultado de la encuesta teniendo en cuenta el margen de error, por un lado, y el plus del gobierno, por el otro, es clave para poder interpretar las pautas del comportamiento electoral. La ciencia es la base de las encuestas, pero la magia de Harry Potter es el instrumento de análisis que nos permite interpretarlas. No hacerlo puede dar más de un dolor de cabeza.

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21/ BANDWAGON-UNDERDOG

Dos efectos clásicos de las encuestas sobre la opinión pública en campaña son el efecto del “carro ganador” (bandwagon) y el efecto de “simpatía hacia el perdedor” (underdog). Estos efectos no son mesurables, a priori, pero son constatables una vez finalizada la elección. No es una excusa pero, no hay otra explicación. El efecto Bandwagon tiene efectos devastadores para el resto de contrincantes ya que son literalment arrasados. Los votantes se apuntan al candidato ganador lo que provoca el efecto avalancha. El resto de electores de los otros candidatos se retraen y no votan. Franklyn D. Roosevelt en 1936 o Ronald Reagan en 1980 son dos ejemplos de carro ganador. En cambio, el efecto Underdog es exactamente el contrario del anterior. Un candidato en una posición de desventaja, gracias a su campaña, conecta una corriente de simpatía con el electorado que se moviliza para prestarle apoyo y hacerle ganar las elecciones “in extremis”. El caso más fasmoso de Underdog es la elección presidencial de 1948. El presidente Harry Truman perdía en todas las encuestas por una diferencia muy elevada frente al candidato republicano Dewey. Era tan clara la victoria y tan evidente la derrota del presidente Truman que no se realizaron más encuestas en las dos últimas semanas de campaña. Nadie pudo detectar cómo se movía el electorado a favor del presidente demócrata. La noche electoral, Harry Truman se fue a dormir como derrotado para levantarse al día siguiente como presidente reelecto.

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La portada de la primera edición del Chicago Tribune ha pasado a la historia con sus grandes letras “DEWEY DEFEAT TRUMAN”. Muchas veces se intenta analizar los resultados de las encuestas de la manera más fría y científica posible, pero, a veces, no siempre, nos olvidamos que los que responden las encuestas son personas-ciudadanos y no números estadísiticos, y por lo tanto tienen sentimientos y es muy difícil interpretar los sentimientos.

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22/ PREPARAR LOS DEBATES

El debate político en televisión se ha convertido en el referente de la comunicación, como si sus efectos sobre el político y la opinión pública tuvieran efectos balsámicos. Mitificar los debates televisivos sin tener en cuenta la preparación ingente que existe para llegar al resultado deseado es no entender la importancia política que realmente tienen. Si un debate no se prepara a conciencia los resultados pueden ser catastróficos. Un ejemplo de manual es el primer debate electoral televisado en España en 1993 entre Felipe González y José Mª. Aznar que ante la sorpresa generalizada le dio un baño y un repaso al candidato socialista. Aznar se había preparado el debate y González, no:1-0. Un debate televisivo tiene tres fases y las tres son fundamentales: a) Pre-debate b) Debate c) Post-debate

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a. Pre-debate

De entrada, los estrategas y los políticos deben decidir si el debate será a dos (cara a cara) o coral (todos los candidatos). Si la lógica es bipartidista se impone el cara a cara, pero si es pluripartidista, el que ostenta el poder decide como lo quiere. Jordi Pujol, en 23 años de gobierno, siempre se negó al cara a cara ya que es una forma de reconocer en público la alternativa. Su preferencia se decantó por los debates corales. Todos los candidatos presentes y nadie como alternativa. La preparación del debate, los temas a tratar y el espacio adecuado para que el candidato estudie y se prepare es básico. Una norma que no se puede romper es que el día del debate, la agenda del político debe de estar vacía y blindada. Como si fuera un partido de fútbol decisivo. Concentración. Mientras, los equipos habrán pactado todo lo pactable: de pie o sentados, las luces, encuadres, tiempos de instrucción, temas, posición de los cañones, control de realización… b. Debate

El debate en TV no es un diálogo. El político se dirige a su electorado, no a sus adversarios, es un monólogo consecutivo: A-B. A-B. La característica de este tipo de debates es que es presidencialista y personalizado.

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En TV te ven pero no te escuchan. Se retiene sólo el 7% del discurso. El 38% tiene que ver con el lenguaje, tono de voz, sintonía y retórica; y el 55 % restante con la imagen y el lenguaje no verbal. Según Martín Serrano, 1. “Debe ponerse más atención en el “cómo se dice” (por ejemplo tono de voz, orientación de la mirada) que en el “qué se dice”. 2. Es más rentable esforzarse en que el votante se identifique afectivamente con el personaje que empeñarse en conseguir la identificación con el ideario que el personaje representa. 3. La televisión no sirve para convencer ni a los oponentes ni a los indecisos, pero es eficaz para captar a los indiferentes o ignorantes en temas políticos. 4. Como consecuencia de la anterior observación, se recomienda a los líderes políticos que cuando se asomen a la pequeña pantalla eludan el empleo de argumentos técnicos. Se afirma que el mensaje político debe apelar preferentemente a los grandes principios generales del bienestar individual y público.”

Pero el debate no se gana en la TV, si se ha hecho bien el trabajo, lo normal es que se empate. ¿Dónde se gana el debate?

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c. Post-debate

El debate se gana en los días posteriores. La opinión publicada va a dictar sentencia. Es el llamado “efecto agenda”. Los medios, desde su independencia, son los que van a dictar el veredicto. Los equipos deben preparar y prever el “efecto agenda”. El ejemplo más comprensible es el referido al fútbol. Un aficionado va al estadio, ve el partido. Tiene una opinión formada sobre lo que ha visto. Cuando llega a casa, lo primero que hace es sintonizar el programa deportivo para ver el resumen del partido que ha visto y escuchar las opiniones de les expertos. Al día siguiente, compra el periódico y lee la crónica del partido. ¿Qué está haciendo? Busca referentes de autoridad para contrastar su opinión y reforzarla con los opinadores de referencia. Es el “efecto agenda” en acción. Planificar, preparar y prever el debate de TV evita muchas sorpresas porque no siempre todo sucede como se había previsto.

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23/ DEBATES TELEVISIVOS

En España, desde el 1993 no se volvió a repetir ningún debate cara a cara como los dos míticos entre Felipe González y José M. Aznar. Los mantenidos entre Josep Borrell y Jaime Mayor Oreja no tuvieron nada que ver con la campaña electoral europea. Ninguno de los debates televisivos de los dos candidatos tuvieron ninguna influencia sobre el resultado final. En cambio, es interesante analizar los debates televisivos de las elecciones presidenciales norteamericanas porque pueden dar la pauta de un tipo de comportamiento electoral que aún no ha traspasado el Atlántico. En primer lugar, a diferencia de la vieja Europa, las campañas made in USA son fundamentalmente campañas pensadas y diseñadas para el medio televisivo. La información más importante que obtiene un elector es a través de la televisión: anuncios, noticias, entrevistas y debates son los cuatro pilares de una campaña presidencial. En segundo lugar, los debates televisivos tienen una gran importancia porque sireven para dar a conocer al candidato. La percepción que tiene el elector de un candidato puede ser cambiada o reafirmada, positivamente o negativamente. Por ejemplo, en la campaña presidencial de 2000, los debates entre Al Gore y George Bush tuvieron un efecto devastador para Gore y un efecto benéfico para Bush. Mientras el demócrata aparecía como un candidato frío, distante, demasiado intelectual, nada próximo al elector, Bush dio la sorpresa de mantener el tipo y mostrar un rostro afable, cálido, próximo, con el que el elector podía identificarse. Bush llegó a los debates con 8 puntos por debajo de Gore y salió del tercer debate con 11 puntos de ventaja. En tercer lugar, un elemento de novedad en los debates de la campaña 2004 fue la aplicación de la nuevas tecnologías, hecho que levantó la famosa polémica sobre si el presidente Bush, en el primer debate, llevaba o no pinganillo en la oreja para recibir la información pertinente de su máximo asesor, Karl Rove. Lo importante no es si lo llevaba o no. La cuestión es que, a partir de ahora, los debates han perdido

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inocencia. Los medios de comunicación y los asesores de campaña deberán estar atentos a que un candidato no haga trampas. Es cierto que no siempre el que gana los debates gana las elecciones, las estadísticas muestran que los debates sólo sirven para destruir candidatos. Nadie en un debate va a convencer a su rival, lo importante es consolidar el electorado e intentar atraer a los indecisos. Recordemos que el debate en televisión no es un diálogo. El político se dirige a su electorado, no a sus adversarios, es un monólogo consecutivo: A-B, A-B. La característica de este tipo de debates es que es presidencialista y personalizado. En televisión, te ven pero no te escuchan. Se retiene sólo el 7% del discurso. El 38% tiene que ver con el lenguaje, tono de voz, sintonía y retórica; y el 55 % restante con la imagen y el lenguaje no verbal. Así pues, el mensaje tiene que ser repetitivo y los elementos que constituyen el lenguaje no verbal se tienen que cuidar mucho (imagen, gesticulación, estilismo, actitud del político frente a las cámaras,…) ya que son de vital importancia en los debates televisivos.

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24/ PERFILES DE COMPORTAMIENTO

Los analistas, los políticos y los periodistas han vuelto a abrir el eterno debate sobre la participación ciudadana en el último referéndum sobre el Estatuto de autonomía de Cataluña.¿Es tolerable que gane el partido de la abstención? ¿Por qué la gente no participa? Pero la respuesta podría ser mucho más sencilla de lo que parece. De entrada, nunca se ha presentado el partido de la abstención y recurrir a él para explicar los resultados y apropiarse de sus símbolos no es correcto, porque todos los partidos, sin excepción, llamaron a sus electores a votar. La legitimidad en el sistema democrático viene dada por la voluntad de los ciudadanos, de los ciudadanos que participan y votan, escogen y deciden. Los otros, los abstencionistas, dan su consentimiento pasivo. Las elecciones son la fiesta de la democracia, pero ante los comicios, la ciudadanía tiende a comportarse de manera muy distinta. Estas diferencias permiten a los politólogos establecer una serie de categorías para agrupar aquellos que desarrollan actitudes parecidas ante la llamada a las urnas. Entre los catalanes que tienen derecho a votar, se pueden distinguir 3 perfiles de comportamiento. El primero, mayoritario con aproximadamente un 40% de los ciudadanos, lo conforman los votantes habituales, los fieles a las urnas, aquellos que lo votan todo por civismo. Lo que se podría denominar el núcleo duro del electorado, la roca dónde se construye el sistema político. El segundo grupo es el opuesto al primero. Hay alrededor de un 25% de catalanes que nunca ejerce su derecho a voto, los abstencionistas estructurales, cuyo porcentaje suele congregar a aquellos que declaran no tener ningún interés por la política. Nunca votan ni votarán.

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Y, finalmente, entre los primeros y los segundos se encuentran los que votan a veces si y a veces no en función de la naturaleza de la elección y de la situación política que consta en el momento de su celebración. Estos electores se movilizan cuando tienen la percepción de que el resultado es muy importante, o creen que les afecta directamente o, sobretodo, cuando hay tensión política y

el sistema se

encuentra en crisis o en peligro. Por ejemplo, las elecciones del 2004, celebradas tres días después de los atentados de Madrid, movilizó a gran parte de este grupo de votantes lo que implicó un alto índice de participación en comparación con el conseguido en otras elecciones generales. Lo mismo ocurrió en las elecciones generales del 1982, posteriores al intento de golpe de estado de Tejero, en febrero de 1981. Es en situaciones de esta índole, cuando este 35% de la población decide acudir a las urnas. “Aux urnes, citoyens”. En cambio, los referenda destacan por el bajo índice de participación y no se trata de un caso exclusivo de Catalunya ya que sucede lo mismo tanto en el resto de España como en Europa, incluso cuando se trata de los de reforma constitucional. A partir de esta premisa, podríamos decir que el porcentaje de participación que se consiguió en el referéndum del Estatuto catalán fue normal. En otras palabras, de normalidad democrática, de sistema político consolidado. Ahora, los analistas, los políticos y los periodistas deberían preguntarse ¿Por qué el 25% de los catalanes no votan nunca o casi nunca? Una sociedad democrática no debe conformarse nunca con que una parte de sus ciudadanos, por motivos varios, no se sientan identificados con el sistema. Implicarles es una obligación. Se trata de participar, no de consentir. Ser ciudadanos activos, en definitiva.

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25/ ¿VOTAR ES UN DERECHO Y UN DEBER?

El domingo se despejaron unas cuantas incógnitas de las que se habían planteado ante la cita electoral municipal. La primera era comprobar si la celebración, por primera vez en nuestra historia reciente, de las elecciones municipales después de las autonómicas tendría los mismos efectos o no en la participación y en el comportamiento electoral. Los electores

mantuvieron

la

lógica

iniciada

en

1979

(municipales)

y

1980

(autonómicas), por lo tanto, el orden de los factores no alteró el resultado previsible y previsto. La segunda incógnita despejada es la participación electoral: 53,8%. Visto al revés el 46,2% no fueron a votar. Alguien podría sacar a colación el famoso 85% de participación de las 79ltima selecciones presidenciales francesas. Sí, es cierto, pero siempre olvidamos matizar que ese famoso 85% es el porcentaje de participación en base a los inscritos, no sobre el censo electoral que es como lo calculamos en este país. Sobre censo electoral, la participación francesa fue del 71%, cinco puntos menos que en las elecciones generales del 2004. En Francia, 44 millones de los 49 que componen el censo francés se inscribieron para retirar su carnet de voto y así poder participar en las elecciones. Con este gesto cívico renuevan su compromiso con la República. El voto es un derecho pero también un deber. La tercera incógnita es analizar el perfil de los abstencionistas. Hemos de matizar y distinguir entre el abstencionista o participativo coyuntural, el que vota o no en función del tipo de elección, y el abstencionista estructural, aquel que nunca vota. El coyuntural se moviliza más en las elecciones generales que en las autonómicas o municipales, ya que da más importancia a unas que a otras. El abstencionista estructural responde a un perfil standard. Según los estudios realizados hasta ahora, se caracterizan por los siguientes rasgos: no pertenece a ningún tipo de asociación, acostumbra

a no votar nunca, desvinculado de la política,

desinteresado por la política, no cree ni en la política ni en los partidos políticos, suele ser hijo de padres nacidos fuera de Cataluña y con un bajo nivel de estudios.

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Cataluña no es, de momento, un cantón suizo. En Suiza, la satisfacción hacia el sistema democrático produce una baja participación, por lo tanto, se convierte en un indicador de bienestar. Hoy en día, la sociedad catalana que esen cierta medida, de ética protestante del trabajo, es muy ortodoxa en su comportamiento electoral. Cuanta más renta, más información, más interés por la política, más participativos y a la inversa. Lo contrario del modelo suizo. El orden de importancia de las elecciones y los niveles de participación se deben de analizar en función, también, de la importancia de la política en el espacio cotidiano de los ciudadanos y cómo se conforma la cultura política en cada ámbito de relación social. Otro elemento a tener en cuenta es cómo está conformado el espacio mediático en Cataluña. Es un espacio plural dónde cada uno puede elegir cómo informarse y en qué lengua. El espacio mediático determina, en parte, el comportamiento electoral por el mero hecho de cuales son los acontecimientos de importancia que percibe. Y, además, determina el grado de importancia del tipo de elección: generales, autonómicas o municipales. ¿La baja participación se debe al sistema electoral? Es cierto que las campañas electorales tienden a la personalización de los candidatos como si fuera una elección de tipo presidencial y directa. La realidad es muy diferente. Los votantes no eligen al alcalde, ni al President de la Generalitat, ni al Presidente del Gobierno. El sistema parlamentario se caracteriza por ser representativo y de elección por voto de investidura. El vencedor de la noche electoral no es elegido directamente por los electores. El vencedor es aquel que tiene la capacidad de conformar una mayoría de gobierno. Gana el que gobierna. Otro factor explicativo radica en la distancia entre política y sociedad, entre políticos y electores. La distancia entre unos y otros podría deberse a cómo evoluciona la política, más como un reality show, cada vez más simplificada, para acabar convertida en titulares y participar en la lucha diaria para ocupar espacio mediático. Si la política se convierte en un espectáculo a la larga tendremos espectadores y no ciudadanos. Pasaremos de la democracia parlamentaria a la democracia de opinión. La solución que se propone es cambiar el sistema electoral: voto obligatorio, listas abiertas, primar la lista ganadora con la mayoría absoluta, elección directa del alcalde, sistema mixto: elección por lista combinado por elección unipersonal. Estos temas están encima de la mesa, pero no es sencillo cambiar una pieza del sistema, en Italia lo hicieron cambiaron y hundieron la República.

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El ciclo participativo en Cataluña se caracteriza por ser diferente en función del tipo de elección: alto en las elecciones generales, medio-bajo en las elecciones autonómicas y municipales. Plantearse las preguntas pertinentes para encontrar las repuestas adecuadas es el fundamento de las sociedades democráticas: votar es un derecho y un deber.

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26/ EL 9 DE MARZ0 DE 2008 EN CATALUÑA

Todos los indicios apuntaban que el resultado de Catalunya sería la clave de las elecciones generales, tanto por el contexto político que había generado el debate del “Estatut de Autonomia”, como las incertidumbres que generaba la posible movilización o no del electorado.

1. La participación

La duda más importante de las elecciones era qué nivel participativo se obtendría el domingo 9 de marzo. La duda era razonable ya que, desde las últimas generales, se había producido un ciclo participativo bastante bajo. Un 48% del electorado votó en el Referendum del Estatut, un 56% lo hizo en las elecciones autonómicas y un 53% en las elecciones municipales. Finalmente, la participación fue del 71.19%, 4.77 puntos por de bajo de 2004 i 4.13 puntos menos que la media española. Así, la abstención ha aumentado en 225.163 personas en cuatro años. La circunscripción más participativa fue la de Barcelona (71.57%) y la menos participativa la de Girona (69.44%).

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Evolució dedelalaparticipació Evolución participación a enles las eleccions elecciones Generales Generals 90 80

83,14

70

75,92

80,82

71,19

67,62 68,95

60

75,96

76,52

64,01

67,62

50 40 1977

1979

1982

1986

1989

1993

1996

2000

2004

2008

2. Visión de conjunto del resultado electoral



Victoria espectacular del PSC, con 1.672.777 votos (la cifra absoluta más alta de toda su historia electoral), que supone un 45.33% de los votantes y un 32.1% de los electores, y con 25 diputados (igualando la representación obtenida en 1982). El PSC ha ganado 86.029 votos (+5.42%) y 4 escaños. De esta manera ha contribuido decisivamente a la victoria socialista al incrementar en 3 escaños la diferencia respecto al PP de Catalunya.



CiU mantiene su posición anterior, con un total de 774.317 votos (3.05% de votantes y 2.29% de electores) y 10 escaños. Pierde 61.154 votos (7.32%). Desde las elecciones del 2000, CiU ha perdido unos 200 mil votos.



El PP de Catalunya recupera la tercera plaza en unas elecciones generales, con 604.964 vots (16.39% de los votantes y 11.61% de los electores) y 7 escaños. Pierde 21.143 votos (-3.38%), pero gana 1 escaño en la circuscripción de Lleida. El PP vuelve a su espacio anterior de 1996, después que en el 2000 se situara con 12 diputados, para bajar a 6 en el 2004.

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ERC sufre una severa derrota al ser desplazada por el PP a la cuarta posición. Obtiene un total de 289.927 votos (7.86% de los votantes y 5.56% de los electores) y 3 escaños. Pierde más de la mitad de los votos de 2004, 348.975 (-54.62%), y 5 diputados. Recordemos que el resultado de ERC es el segundo mejor de su historia electoral en unas generales.



ICV-EUiA también sufre un importante retroceso. Suma 181.753 votos (4.93% de los votantes y 3.19% de los electores) y sólo obtiene 1 escaño. Pierde 53.037 votos y 1 escaño respecto al 2004.

Evolución dela voto a partidos 1977-2008 Evolució del vot partits 1977-2008 50,00% 45,83%

45,00%

45,10% 41,00%

40,00%

39,36%

39,47%

35,59% 35,00%

34,87% 32,00%

30,00% 25,00% 20,00% 15,00%

29,67%

32,68%

16,88%

29,61% 22,79%

22,48% 16,38%

17,96%

14,66% 11,40%

4,72% 5,00% 3,55% 1977

4,18% 3,65% 1979

20,78%

20,90%

17,04%

17,38%

10,00%

0,00%

28,79%

28,56% 18,31%

34,13%

31,82%

4,61%

2,67% 1986 psc

1989 ciu

7,64% 5,64%

5,10% 1993

pp

16,30%

15,89% 7,46%

7,33% 2,68%

4,02% 1982

3,91%

10,64%

15,58%

4,18% 1996

erc

3,54% 2000

5,84%

4,70% 4,00%

2004

2008

icv-euia

Obviamente, el sistema político catalán queda muy alejado del sistema bipolar español. El PSC y el PP suman el 61.7% de los votos y el 70% de los escaños

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de Catalunya, lejos del 83.8% de los votos y del 92% de los escaños del conjunto español. Estas elecciones representan un retroceso importante del voto nacionalista. Los votos sumados de CiU y ERC retroceden en 410.129 (-27.82%), pasando del 36.7% al 28.8% de los votos y de 18 a 14 escaños. La representación nacionalista catalana en el Congreso se sitúa en el nivel anterior a 1986. El tripartito, en su conjunto, mantiene la disciplina de voto de sus electores al no variar su resultado respecto al 2004 si comparamos la suma de los votos de PSC, ERC i ICV al Congreso con el resultado de la Entesa en el Senado. Catalunya fue clave para decidir la victoria del PSOE y certificar la derrota del PP. La diferencia en escaños fue de 17 (25 a 8) aumentando en 2 el diferencial del 2004 (21 a 6). La polarización entre las dos opciones se hizo evidente en Catalunya y tuvo los efectos y los resultados analizados.

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27/ CONSECUENCIAS POLÍTICAS DEL VOTO DUAL NEGATIVO EN CATALUÑA

El sistema catalán de partidos tiene unas características propias que lo diferencian del sistema español. El sistema catalán se define como un multipartidismo moderado y limitado, con una competencia centrípeta y multidimensional y con una segmentación electoral marcada por la existencia de una divisoria ideológica y una divisoria nacional; y con dos partidos destacados, PSC y CiU, que son predominantes. Hasta las elecciones autonómicas de 1999, el sistema se había comportado siempre de la misma manera: los socialistas ganaban las elecciones generales y CiU ganaba las elecciones autonómicas.

La pregunta que entonces se formulaba era: ¿por qué el partido socialista vence en las elecciones generales y pierde en las autonómicas? La respuesta era que el comportamiento electoral socialista era selectivo según el tipo de elección, afirmación que va unida a las tasas de abstención en cada elección. Las tasas más elevadas de abstención se encuentran en las elecciones autonómicas y las derrotas socialistas se producían en este tipo de elección. También se podría formular desde un punto de vista positivo, es decir, cuanta más participación electoral, más probabilidades existían que el PSC ganase las elecciones. Por otra parte, el electorado socialista es uno de los más fluctuantes, cambiando de opción política, el denominado “voto dual” –voto socialista en las elecciones generales y voto CiU en las elecciones autonómicas– o absteniéndose, es lo que se la denomina como “abstención diferencial” –voto socialista en las generales y abstención en las autonómicas–. De 1980 hasta 1995, la cuestión básica que se le planteaba al PSC era como movilizar esta franja abstencionista que, en gran medida, era la responsable de su derrota en las elecciones al Parlamento de Cataluña.

Las elecciones autonómicas de 1999 cambiaron en cierta medida esta foto fija. Por primera vez, los socialistas ganan en voto popular las elecciones al Parlamento de Cataluña, rompiendo lo que había sido hasta entonces una constante desde 1977,

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pero manteniendo como pauta de conducta electoral la baja tasa de participación.

a.- Introducción

Por voto dual hemos venido entendiendo un tipo de voto que ya empezó a producirse en el ciclo electoral conformado por las elecciones legislativas y autonómicas de los años 1979 y 1980 y que, de manera un tanto esquemática, se caracterizaba por transferencias de voto al PSC y al PP cuando las elecciones convocadas eran para el Congreso de los Diputados y, contrariamente, ser la coalición CiU y ERC los principales receptores de voto cuando las elecciones en juego eran las autonómicas catalanas.

Basándonos en datos más recientes, en las líneas que siguen actualizaremos y complementaremos el punto de partida destacado.

b.- Fluctuaciones y estrategias que siguen las transferencias de voto

Tras tres décadas de elecciones no debería haber ningún tipo de duda en relación a la existencia de dos ejes de competencia política en el sistema de partidos de Cataluña. Por una parte, el eje ideológico izquierda-derecha y, por la otra, el eje nacionalista. En las elecciones autonómicas, el eje primordial de competencia es el de sentimiento de pertenencia, mientras que cuando las elecciones convocadas lo son al Congreso de Diputados en las preferencias del votante primaría el eje ideológico.

La información que nos aportan los dos gráficos siguientes abundaría en dicho razonamiento.

Gráfico 1. Fidelidad de voto entre autonómicas 2006 y legislativas 2008, en Cataluña. (Fuente: Centre d’Estudis d’Opinió)

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Destacaremos, en primer lugar, que el partido que mantiene un porcentaje más alto de electores fieles es el PSC. Contrariamente, el que mantiene una cuota de fidelidad más baja es el PP. Entre ambos partidos, y de mayor a menor cuota de fidelidad, se situarían CiU, ERC y ICV. La información que sigue hace referencia al ciclo electoral anterior.

Gráfico 2. Fidelidad de voto entre autonómicas 2003 y legislativas 2004, en Cataluña. (Fuente: CEO)

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Si comparamos los dos gráficos anteriores, en los que obtenemos información sobre los dos más recientes ciclos electorales de autonómicas y legislativas, el conjunto de información a destacar diría: PSC: de un ciclo electoral a otro el porcentaje de electores fieles varía de forma poco significativa. También el de los no fieles, tanto si las elecciones son autonómicas como legislativas.

PP: en líneas generales, estaríamos ante un comportamiento similar al del PSC.

CiU: más que el porcentaje de electores fieles entre ciclos electorales, de la coalición nacionalista destacaría la pérdida de electores no fieles tanto si las elecciones son autonómicas como si son legislativas.

ERC: en el partido independentista lo primero que cabe destacar es el significativo descenso en el porcentaje de electores fieles y el menos significativo, pero relevante, descenso de electores no fieles cuando las elecciones son generales. Por contra, cuando las elecciones son autonómicas el porcentaje de electores no fieles captados aumenta de forma espectacular.

ICV: a destacar el descenso significativo del electorado fiel paralelo a un incremento significativo del electorado no fiel en elecciones generales.

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Los datos de la tabla 1 y el gráfico 3 nos informan sobre esta nueva modalidad de voto dual. Tratándose las elecciones del pasado 9M de unas elecciones legislativas, la lógica del voto hasta hoy conocida lógicamente se mantiene: tanto el PSC como el PP son los principales receptores de las transferencias de voto. O, lo que es lo mismo, el eje ideológico siempre es el más contemplado por el electorado cuando las elecciones son de carácter legislativo. Llaman la atención las cifras destacadas en color rojo en la tabla 1: un 29,7 % de los votos que obtuvo el PP en Cataluña lo fueron para ir en contra del PSOE. Complementariamente, cifra aún más destacada, el 27,6 % de los votos que obtuvo el PSX el 9 M en Cataluña lo fueron para ir en contra del PP.

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Tabla 2. Hábitos de voto declarados según elección. (Fuente CEO) Cuando se pide a los encuestados que explícitamente declaren sus hábitos de voto entre elecciones (tabla 2) observamos que en torno al 60% reconoce ser votante habitual de un partido, el 14% se declara votante dual “puro” (vota sistemáticamente partidos distintos en función del tipo de elección), y el 20% admite ser ocasionalmente dual. Si unimos estas dos últimas categorías, definimos una franja de voto no-fiel entre elecciones del 34%. ¿Cómo se distribuyen estas opciones según el voto en las últimas elecciones legislativas? La tabla 3 nos confirma que un alto porcentaje de los votantes del PP y del PSOE no votan al mismo partido cuando se trata de elecciones autonómicas (en torno al 40%). Los porcentajes de votantes sistemáticamente duales en estos electorados son los más altos con respecto al resto (23% en el PP y 16%). Y si tenemos en cuenta los ocasionalmente duales, entre los que podría abundar el “voto negativo”, las cifras aun son más evidentes.

Tabla 3. Hábitos de voto declarados según elecciones de los votantes de los distintos partidos en las legislativas de 2008. (Fuente CEO)

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28/ Perfiles y actitudes de los electores catalanes

El comportamiento electoral en Cataluña sigue unas pautas diferentes en función del tipo de elección. Participación elevada en las elecciones generales y baja participación en las elecciones autonómicas, municipales y europeas. Mientras que en las elecciones generales la participación se sitúa en un porcentaje relativamente elevado, 70% de promedio, en cambio, en el resto de elecciones la tasa de participación es baja por los fenómenos explicados del voto dual y de la abstención diferencial. Las preguntas que se podrían formular son las siguientes: ¿Es tolerable que gane el partido de la abstención? ¿Por qué la gente no participa? Y así, se podría seguir con otras muchas más preguntas. Pero la respuesta podría ser mucho más sencilla de lo que parece. De entrada, nunca se ha presentado el partido de la abstención y recurrir a él para explicar los resultados y apropiarse de sus símbolos no es correcto. Incorrecto porque todos los partidos, sin excepción, llaman a sus electores a votar. La legitimidad en el sistema democrático viene dada por la voluntad de los ciudadanos, de los ciudadanos que participan y votan y escogen y deciden. Los otros, los abstencionistas, dan su consentimiento pasivo. Las elecciones son la fiesta de la democracia, pero ante los comicios, la ciudadanía tiende a comportarse de manera muy distinta. Estas diferencias permiten a los politólogos establecer una serie de categorías para agrupar aquellos que desarrollan actitudes parecidas ante la llamada a las urnas. Entre los catalanes que tienen derecho a votar, se pueden distinguir 3 perfiles de comportamiento. El primero, mayoritario con aproximadamente un 40% de los ciudadanos, lo conforman los votantes habituales, los fieles a las urnas, aquellos que lo votan todo por civismo. Lo que se podría denominar el núcleo duro del electorado, la roca dónde se construye el sistema político.

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El segundo grupo es el opuesto al primero. Hay alrededor de un 25% de catalanes que nunca ejerce su derecho a voto, los abstencionistas estructurales, y que el porcentaje de los mismos suele congregar a aquellos que declaran no tener ningún interés por la política. Nunca votarán. Y, finalmente, entre los primeros y los segundos se encuentran los que votan a veces si y a veces no y cuyo comportamiento está ligado a la naturaleza de la elección y a la situación política que haya en el momento de su celebración. Estos electores se movilizan cuando tienen la percepción de que el resultado es muy importante, o creen que les afecta directamente o, sobretodo, cuando hay tensión política y el sistema se encuentra en crisis o en peligro. Por ejemplo, las elecciones del 2004, celebradas tres días después de los atentados de Madrid, movilizó a gran parte de este grupo de votantes lo que implicó un alto índice de participación en comparación con los conseguidos en otras elecciones generales. Lo mismo ocurrió en las elecciones generales del 1982, posteriores al intento de golpe de estado de Tejero, en febrero de 1981. Es en situaciones de esta índole cuando este 35% de la población decide acudir a las urnas. “Aux urnes, citoyens”. En cambio, los referenda destacan por el bajo índice de participación y no se trata de un caso exclusivo de Catalunya ya que sucede lo mismo tanto en el resto de España como de Europa, incluso los de reforma constitucional. A partir de esta premisa, podríamos decir que el porcentaje de participación que se consiguió en el referéndum del Estatuto catalán fue normal. En otras palabras, de normalidad democrática, de sistema político consolidado. Ahora, deberíamos preguntarnos ¿Por qué el 25% de los catalanes no votan nunca o casi nunca? Una sociedad democrática no debe conformarse nunca con que una parte de sus ciudadanos, por motivos varios, no se sientan identificados con el sistema. Implicarles es una obligación. Se trata de participar, no de consentir. Ser ciudadanos activos, en definitiva.

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29/ RENOVARSE O MORIR

El Partido Socialista francés se encuentra en una encrucijada que puede determinar su futuro, pero no sólo el futuro del partido, sino también la marca socialista en Europa. Los resultados de las últimas elecciones europeas han dejado un panorama desolador para los partidos socialistas de los 27 países de la Unión. Algunos de ellos en el gobierno van a dejar de serlo, posiblemente, en sus respectivas elecciones nacionales, Gran Bretaña, Hungría o Portugal. La derrota de los socialistas franceses la noche del 7 de junio abrió la caja de los truenos ya que, además, empataron con la coalición ecologista, liderada por Daniel Cohn-Bendit, con un 16%. El declive había tocado fondo. Pero los orígenes del desastre tienen fecha, nombre y apellido. Primera vuelta de la elección presidencial de 2002, Lionel Jospin, primer ministro socialista de la cohabitación con el presidente conservador saliente Jacques Chirac, se presenta como favorito para conseguir llegar a la Presidencia de la República. La estrategia de su equipo es presentar a Jospin como el candidato de la segunda vuelta. Declara ”Yo no soy el candidato socialista, sino el candidato de toda la izquierda”. Error. En una elección a dos vueltas, la lógica interna de la elección es implacable. En la primera vuelta, se vota con el corazón (cada cual a su partido) y en la segunda, con la razón (cada cual según su ideología, izquierda o derecha). Jospin pierde una parte de su electorado aquel domingo de mayo y no accede a la segunda vuelta, dejando el paso franco a Jean Marie Le Pen. Esa misma noche dimite como responsable máximo del partido y deja huérfano a su partido ante la segunda vuelta presidencial y, sobretodo, ante las posteriores legislativas que el PS perderá de manera estrepitosa. François Hollande se convierte en el referente orgánico del PS pero la convivencia con los barones y las familias socialistas seguirá siendo muy complicada y compleja: Los Fabius, Strauss-Kahn, Aubry, Delanoë van a prepararse para asaltar la nominación a la candidatura presidencial. Los errores de Chirac van a darle un respiro a los socialistas que van a ganar la mayoría de las regiones y ciudades de Francia, pero será un espejismo, ya que la siguiente fractura interna se producirá con la posición a adoptar ante el referéndum sobre el Tratado de Lisboa. El PS se romperá a favor y en contra del Tratado. El Tratado no será ratificado, abriendo una crisis profunda en la propia Unión Europea.

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Las primarias internas entre, una novedad como Ségolène Royale, Laurent Fabius y Dominique Strauss-Kahn, con debate televisivo incluído, va a tener un final mediático interesante: la democracia participativa mediatizada por la democracia de opinión. La victoria de Royale, con un 60% de votos de los afiliados, no se va a sustentar sobre su discurso, es más sólido el de DSK, sino en los sondeos y en el apoyo de los medios de comunicación. Ségolène Royale vence entre los afiliados porque los medios están de su parte y, sobretodo, porque según los sondeos es la mejor candidata para vencer a Nicolas Sarkozy. Opinión publicada y opinión pública están a favor de la novedad, de la candidata diferente, la que supera los espacios electorales socialistas. Es una candidata que sigue la estela de las nuevas campañas: imagen, diferente, próxima, cálida. Pero será derrotada por un candidato de la derecha que utilizará las mismas armas. La confrontación entre los dos candidatos dará lugar al reconocimiento de un liderazgo presidencial de Sarkozy basado en el populismo mediático, fagocitando partes de la vieja elite socialista en el gobierno. En cambio, Royale intentará conquistar el partido desde la derrota. Ella que, como candidata, había jugado en los márgenes del PS será derrotada por el aparato del partido. La elección del secretario general será la constatación de la fractura interna y de la profunda división entre las familias y la concepción de cada cual sobre el futuro del PS. Los candidatos que se postulan a la secretaría general lo hacen con la idea última de ser el candidato presidencial, aplicando una lectura clásica de quién controla el partido, es, a la vez, candidato. Esta teoría era válida en la época de Mitterrand pero los tiempos han cambiado. Nadie tiene el liderazgo suficiente para ser un émulo de Mitterrand. La guerra interna que se abre va tener consecuencias nefastas para el PS. Martine Aubry y Ségolène Royale van a luchar para obtener la secretaría general. Royale no reconocerá jamás su derrota por un margen muy ajustado y con acusaciones de fraude. La legitimidad de la nueva secretaria general, Martine Aubry, sigue en cuestión pero tiene el apoyo de los barones. La vieja guardia sigue preservando las viejas esencias. La rebelión de la nueva generación no tarda mucho en hacerse evidente. Manuel Valls se convierte en el referente de los “rebeldes”. Valls propone la refundación del PS,una marca que los electores ya no compran. La experiencia histórica del declive y decadencia del gran partido de la izquierda francesa, el Partido Comunista, es un ejemplo para los socialistas. Otras opciones pueden convertirse en más atractivas que un partido anquilosado. La presión por parte de Sarkozy sobre el PS de quitarle dirigentes, ideas y políticas no favorece en nada el mantenimiento de la actual situación interna.

98

Los gobiernos conservadores han mantenido políticas sociales impulsadas por la izquierda, quitándole a ésta sus referentes diferenciadores. Mientras Royale sigue en su guerra particular para convertirse en la candidata presidencial, la propuesta de Valls se parece bastante a la misma historia del socialismo francés. En 1969, tras la dimisión de Charles de Gaulle, de la Presidencia de la República, la SFIO presenta como candidato a Gaston Deferre, alcalde de Marsella y dirigente histórico socialista, pero obtiene tan solo un 5% de los votos. George Pompidou sería el nuevo presidente. La derrota socialista tendrá como consecuencia la fundación del PS, a partir de los diferentes mimbres sociales y socialistas, y François Mitterrand se convertirá en su dirigente. El partido se toma desde la izquierda pero se gobierna desde el centro. Diez años más tarde accedía a la Presidencia de la República. El problema del PS y de sus dirigentes es no haber sabido interpretar las claves de la Vª República. La clave de la estructura institucional republicana es la Presidencia. No olvidemos que el fundador de la República, el general De Gaulle, era muy poco partidario de los partidos políticos, él apostaba por la figura presidencial. Un presidente que esté por encima de los partidos y dirija el país desde el Palacio del Elysée. La Constitución de 1958 construye una monarquía republicana. Esa Constitución que fue combatida por Mitterrand y la izquierda pero que no pudo evitar una ley electoral posterior diseñada para impedir precisamente el acceso de la izquierda al poder. Los socialistas aplican un análisis casi clásico en tiempos de crisis, gestionar los niveles regional y local y dejar pasar el tiempo a la espera de que lleguen nuevos tiempos mejores. Pero si no llegas a la Presidencia de la República, el resto sólo sirve para no desaparecer. La Vª República se basa en la Presidencia, pero los socialistas franceses han olvidado que la clave es la figura del Presidente. En cuanto a la gestión de la crisis interna, los socialistas aplican también un criterio muy común de la izquierda encerrarse en sí mismo y radicalizarse para marcar su territorio ante los otros espacios de la izquierda. Prima la marca partido ante todo. En tiempos de crisis no son tiempos de mudanza. El PS ha radicalizado su discurso para preservar un electorado desencantado y que mira a Olivier Besancenot, el cartero, líder de la Liga Comunista Revolucionaria, o a Cohn-Bendit como posibles referentes. En tiempos de crisis, el PS prefiere gestionar sus cuotas de poder y esperar nuevos tiempos mejores, pero la travesía del desierto está siendo cada vez más larga y muestra su desorientación. ¿El instrumento partido es lo más importante o las ideas son las que deben preservarse?

99

Cuarenta años más tarde de Gaston Deferre, la derrota electoral en las elecciones presidencial y legislativas, y el desastre en las europeas, pueden convertir el fiasco en una oportunidad. 1969-2009 puede ser un inicio en lugar de un epitafio.

100

30/ OBAMA ’08

La victoria de Barack Obama a la presidencia de los Estados Unidos tiene connotaciones históricas. En primer lugar, es el primer afroamericano al ganar la primera magistratura, igual que John F. Kennedy lo hizo como católico. En segundo lugar, es el primer senador, desde 1960, que accede en la Casa Blanca. Y, en tercer lugar, después de 45 años del discurso de Martin Luther King Jr. y de 43 años de la entrada en vigor de la enmienda constitucional sobre la igualdad de derechos, el color de la piel ya no es una barrera en el país de la libertad y de la búsqueda de la felicidad.

1. Apuntes previos

La República democrática más antigua no elige directamente su máxima magistratura sino que mantiene, aún hoy en día, un sistema electoral que muchos consideran arcaico. La razón hace falta buscarla en la fundación de la República en el siglo XVIII: el siglo de las Luces, de la Ilustración, del origen de los grandes cambios en la humanidad. La rebelión de los colonos británicos, alemanes y holandeses contra la metrópolis británica dará lugar a una serie de actos de gran trascendencia para Europa. Los conceptos que habían formado parte del debate político y filosófico se pondrán en práctica en el nuevo mundo. "Todos los hombres han sido creados iguales (...) tienen unos derechos inalienables: la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad", estos principios que forman parte del frontispicio de la Declaración de Independencia, redactada por Thomas Jefferson, serán la base del viento revolucionario que llevará a Europa a una nueva era. La Constitución de 1787 pondrá por escrito la nueva arquitectura del sistema republicano: división estricta de los tres poderes -cada uno de ellos es garante y

101 vigilante de los otros; una estructura federal, donde el debate hasta hoy se centrará en la repartición del poder entre los estados-miembros y la federación; y, una corte suprema que realizará la interpretación de la Constitución. Es la vieja fórmula clásica que el poder contrarreste el poder. Los Padres fundadores, en un país de 3 millones de habitantes, son republicanos que quieren construir una República de las leyes a partir de los valores de la Res Publica. Entre Roma y Atenas, son más romanos que atenienses, son más representativos que participativos. Para evitar que el populismo y la demagogia puedan destruir la República, los Padres fundadores crearán un sistema electoral de filtros para evitar precisamente la futura destrucción del sistema. Son más republicanos que demócratas. Por este motivo, las elecciones del Presidente y el Vicepresidente se realizan en dos fases. En la primera, los electores eligen una lista de grandes electores que formarán el Colegio Electoral que será quien vote definitivamente a los candidatos. Cada estado aporta al Colegio la suma de los votos de sus miembros en el Congreso. El Congreso tiene dos cámaras legislativas: la Cámara de Representantes y el Senado. El Congreso es quien dirige la política interna de la Federación, mientras el Presidente tiene encomendada la política externa. El tiempo le ha puesto muchos matices a la interpretación inicial de la Constitución. La Cámara de Representantes se renueva cada dos años y el Senado, cada seis años. Las elecciones se celebran el primer martes después del primer lunes del mes de noviembre. Los electores con derecho a voto se tienen que registrar para poder ejercerlo. La prioridad de los partidos y de los candidatos es que se registre el máximo número de electores. La concepción del registro electoral también es un requisito en Francia, tiene una lógica muy republicana: es la renovación del contrato entre el ciudadanoelector y la República. Así pues, es un acto cívico. Si bien el ciudadano no elige directamente al Presidente, sí que elige el resto de cargos y vota multitud de propuestas referendarias. El sistema es muy democrático en su base y con la diversidad que representa un país que tiene tres cambios horarios y una extensión que va de Lisboa a Moscú; es decir, de Nueva York en San Francisco.

102

2. Checks and balances

La teoría de los pesos y contrapesos de los tres poderes se formaliza de manera muy diferente del que estamos acostumbrados en los sistemas parlamentarios europeos. El Presidente no puede disolver al Congreso y éste no puede presentarle una moción de censura. Los secretarios que forman el gabinete presidencial no son ministros, son secretarios del Presidente, quién tiene siempre la última palabra. El jefe de gabinete del Presidente (personal chief staff) es el coordinador del gobierno y tiene las funciones de un primer ministro. El Presidente nombra aproximadamente unos seis mil cargos, de los cuales unos quinientos tienen que pasar obligatoriamente por audiciones públicas del Congreso. El examen del Congreso a los candidatos es un mecanismo de máxima transparencia. Pesos y contrapesos. Toda la política exterior del Presidente está sometida al control del Senado. Por ejemplo, Woodrow Wilson fue el Padre de la Sociedad de Naciones, pero el Senado decidió no formar parte. Pesos y contrapesos. Recordamos que el Vicepresidente es el presidente del Senado y que sólo puede votar en caso de empate ya que su figura, sin competencias constitucionales, es ser el recambio del Presidente. El mecanismo de elección de los candidatos también es muy diferente al europeo. Los partidos políticos tienen una estructura más horizontal, más flexible, menos rígida y jerarquizada que los partidos de la vieja Europa. Las elecciones primarias para seleccionar candidatos son una práctica habitual desde 1972, cuando el sistema se generaliza. Estos tipos de elecciones pueden ser abiertas, cerradas o asamblearias (caucus). En las primarias abiertas, pueden votar a todos los electores de un estado. A las elecciones cerradas sólo votan a los electores registrados en uno de los dos partidos, y, a las elecciones de caucus, votan en asambleas los presentes registrados del partido correspondiente. El coste de las campañas y la legislación federal sobre su financiación abren una práctica común en la política norteamericana como es la presencia de los grupos de

103 interés y de presión, los llamados lobbies. A diferencia de Europa, los lobbies están regulados, son públicos y transparentes. También es cierto que muchas de las políticas internas y externas, tanto de la presidencia como del Congreso, tienen mucho que ver con los grupos mencionados. Recordamos que los candidatos tienen que recaudar el dinero para sus campañas ya que el partido sólo los ayudará cuando el candidato sea oficial, y no antes. La campaña de Barack Obama ha costado 700 millones de dólares sólo en publicidad en la televisión. ¿Por qué tanto gasto? Pues porque la televisión juega un papel muy importante en las campañas electorales norteamericanas. En definitiva, el político tiene que ser un seductor pero también un recaudador.

3. La campaña primaria

En el bando republicano, John McCain consiguió su nombramiento casi sin rivales aunque, desde un comienzo, ni analistas ni bancos apostaron por su candidatura. Tuvo que hipotecar una casa para obtener un crédito bancario para pagarse el inicio de la campaña de las elecciones primarias. La carrera hacia la presidencia se ha convertido en la campaña más larga de la historia electoral: 21 meses entre las elecciones primarias y las presidenciales. A diferencia del bando republicano, la auténtica carrera electoral de los demócratas se vivió a las elecciones primarias. Aquí es dónde Obama llevó a cabo la verdadera campaña. Hillary Clinton era la gran favorita. Discurso, experiencia y senadora senior eran sus argumentos. Era la candidata inevitable. Enfrente, un Barack Obama sin experiencia y senador junior, pero con dos palabras que se convertirán en mágicas para movilizar a los jóvenes: cambio y esperanza. Cinco meses de campaña, 40 millones de votantes demócratas movilizados, 30 debates televisivos y un resultado muy ajustado (empate a 19 millones) fueron lo más destacable de una de las campañas más intensas de las últimas décadas. Obama obtuvo más delegados, hecho que lo llevó a ser el candidato de la esperanza a la Convención de Denver. El problema para el equipo ganador eran las incógnitas de futuro que se planteaban a la salida de la Convención: Obama no había ganado ningún gran Estado, no tenía

104 entrada entre los segmentos clintonianos de las mujeres, los hispanos, las clases medias y trabajadoras. Dudas serias para poder ganar la campaña presidencial.

4. Los vicepresidentes

La elección de los candidatos a vicepresidente no es una cuestión azarosa. El vicepresidente tiene que complementar al presidente de manera que conformen un reclamo para cohesionar el electorado propio e independiente. El candidato a la vicepresidencia demócrata, Joe Biden, católico, de origen irlandés y de extracción obrera, aportaba una gran experiencia en el Senado y en asuntos internacionales. Es decir, representaba la clásica figura de los demócratas forjada en los años 30 de la era Roosevelt. La candidata a la vicepresidencia republicana, Sarah Palin, mujer, joven, creacionista, miembro de la Asociación del Rifle y antiabortista, gobernadora de Alaska, tiene un perfil que conecta con la base conservadora de los republicanos construida, piedra en piedra, por Ronald Reagan.

5. La campaña presidencial

El final de las convenciones supuso una renta de casi 6 puntos para la candidatura republicana por dos motivos: primero, por el efecto Palin; segundo, por el desconcierto demócrata al no haber salido de la convención como un partido unido. La candidatura de Sarah Palin intentaba abrir una rendija en el espacio de las mujeres decepcionadas por la derrota de Hillary Clinton. Con todo, la crisis financiera y el crack económico se convirtieron en la piedra de toque de la campaña y el punto de inflexión con el fin de determinar el nombre del futuro presidente. McCain cometió un error que le costaría la presidencia: suspender la campaña, afirmar que no asistiría al primer debate de televisión y, pocos días después, asistir al cara a cara. El cambio de opinión disminuyó la imagen de liderazgo que quería transmitir. Además, el efecto Palin se desinfló.

105

Los tres debates de televisión significaron tres victorias para Obama. Con respecto al primer debate (25-IX), la encuesta posterior de la CNN dio ganador a Obama por un 52% contra el 37% de McCain. Este debate tuvo una audiencia de 90 millones de telespectadores. Desde el mítico primer debate Kennedy-Nixon, no se recordaba una audiencia de esta magnitud. A priori, el tema del primer debate, la política exterior, era un tema que tenía que favorecer en McCain. Sin embargo, después de los primeros 40 minutos dedicados a la crisis, Obama supo sacar provecho. Este primer debate tuvo también unos efectos paralelos de mucha importancia: fijó la tendencia a las encuestas y creó la percepción al imaginario de los electores que McCain era un candidato del siglo XX, mientras que Obama significaba el futuro, el cambio, la entrada definitiva en el siglo XXI. En cuanto al segundo debate (7-X), lo más destacable es que la encuesta posterior realizada por la CNN dio ganador a Obama con un 54% contra un 30% de McCain. La diferencia entre los dos candidatos, por lo tanto, se ampliaba. Finalmente, llegó el tercero (15-X) y último de los debates. En esta ocasión, la CNN dio ganador a Obama con un 58% contra un 33% de McCain. La diferencia se seguía ampliando. Aunque la frase más brillante de este debate, fue dicha por McCain ("Sr. Obama, yo no soy el presidente Bush. Si quería competir contra Bush, tendría que haberse presentado a las elecciones hace 4 años"), fue pronunciada demasiado tarde. La novedad de la campaña de Obama, que ha cambiado la concepción de las campañas, es la utilización de las nuevas tecnologías, en general y de internet, en particular. Si en 1960 se abrió la era de la televisión en las campañas, el año 2008 ha sido la puerta de entrada en la era de internet. Obama ha movilizado un millón y medio de voluntarios, ha recaudado más dinero que nadie en pequeñas aportaciones (casi mil millones $) y, en el ciberespacio, ha movilizado un segmento de la población de entre 18 y 30 años que hasta ahora no había despertado ningún interés por la política. El tiempo del cinismo inaugurado con la presidencia de Nixon ha dejado paso a un nuevo tiempo de esperanza.

106 6. Los resultados

La batalla electoral y publicitaria en los estados clavos (swing states) fue ganada por los demócratas gracias a la fuerte inversión en spots de televisión. Hay que recordar que las campañas en Estados Unidos son fundamentalmente televisivas. La victoria demócrata en los feudos republicanos ha representado un total de 105 votos electorales.

Nevada (5 electores) Encuesta

Publicidad TV

Ganador

Obama

49,6%

4,9 millones$



McCain

46,6%

3,6

-

"

2004

Bush

Colorado (9 electores) Encuesta

Publicidad TV

Ganador

Obama

49,3%

5,7 millones$



McCain

45,3%

5,6

-

"

2004

Bush

Nuevo México (5 electores) Encuesta

Publicidad TV

Ganador

Obama

49,8%

2,4 millones$



McCain

42,5%

2,0

-

"

2004

Bush

107 Indiana (11 electores) Encuesta

Publicidad TV

Ganador

Obama

46,0%

7,8 millones$



McCain

48,5%

0,0

-

"

2004

Bush

Ohio (20 electores) Encuesta

Publicidad TV

Ganador

Obama

48,9%

14 millones $



McCain

44,9%

9,4

-

"

2004

Bush

Pennsylvania (21 electores) Encuesta

Publicidad TV

Ganador

2004

Obama

51,6%

24,3 millones$



Kerry

McCain

39,2%

14,6

-

"

Michigan (17 electores) Encuesta

Publicidad TV

Ganador

2004

Obama

49,1%

7,8 millones$



Kerry

McCain

42,1%

8,9

-

"

Virginia (13 electores) Encuesta

Publicidad TV

Obama

49,9%

11,9 millones$



McCain

45,1%

5,4

-

"

Ganador

2004

Bush

108

Carolina del Nord (15 electores) Encuesta

Publicidad TV

Ganador

Obama

48,2%

7,4 millones$



McCain

47,6%

0,6

-

"

2004

Bush

Florida (27 electores) Encuesta

Publicidad TV

Obama

48,3%

16,4 millones$



McCain

45,3%

5,3

-

"

Ganador

2004

Bush

7. El perfil de los votantes

La participación fue una de las más elevadas de la historia electoral de los Estados Unidos de América, con el 66%. ¿Qué características tienen los votantes de los dos candidatos?

Hombres %

Mujeres %

Obama

49

56

McCain

48

43

109 Edad %

Obama

McCain

18-29

66

32

30-44

52

46

45-64

49

49

Más 65

45

53

Obama

McCain

Blancos

43

55

Negros

95

04

Latín

66

32

Obama

McCain

Sin título universitario %

52

46

Con título universitario %

53

45

Nuevos votantes % Obama

68

McCain

31

110 Religión %

Obama

McCain

Protestante

45

53

Católico

54

45

Judío

78

21

Otra

73

22

Cabeza

75

23

Obama

McCain

Liberal

88

10

Moderado

60

39

Conservador

20

78

Obama

McCain

Urbana

63

35

Suburbana

50

48

Rural

45

53

Ideología %

Zona de residencia %

El perfil de los votantes de los dos partidos tiene las características clásicas de las grandes alianzas forjadas por Roosevelt en los años 30 y para Ronald Reagan en los años 80. La clave de la victoria de Obama se encuentra en los nuevos votantes (68%31%), aquéllos que se han registrado por primera vez. Si relacionamos esta cantidad con el segmento joven de votantes (entre 18 y 29 años), vemos que las proporciones son, casi, las mismas (66%-32%). El resto de los indicadores no presentan grandes sorpresas.

111

8. ¿Final?

El Partido Republicano se ha quedado huérfano de influencia y de poder: ha perdido la Presidencia y el Congreso. Ahora se abrirá el debate sobre quien tiene que liderar el partido cara las elecciones del año 2010, y qué candidato es el que se perfila para el 2012. Sarah Palin se ha convertido en una figura nacional: es joven y gobernadora. Como gobernadora puede cohesionar la base electoral de los republicanos. El resultado final ha sido digno si tenemos en cuenta que ha aguantado el impulso demócrata. McCain tuvo la presidencia a tocar aunque nunca pudo deshacerse de la etiqueta de ser la continuidad de Bush. Sus asesores lo llevaron demasiado al extremo de un electorado centrista. Durante la campaña se habló del efecto Bradley; es decir, el voto oculto demócrata anti-Obama no reflejado en las encuestas. Al final se produjo el fenómeno inverso, el efecto Warren Buffet: el voto oculto republicano pro Obama y anti-Bush. Barack Obama ha obtenido 374 votos electorales de un total de 538 y ha ganado en 28 Estados de la Unión con un apoyo popular de casi 66 millones de votos. Además, el Partido Demócrata ha obtenido la mayoría en las dos Cámaras del Congreso. Hay que destacar que desde la presidencia de Bill Clinton el año 1992, Presidencia y Congreso no eran del mismo partido. El futuro presidente tendrá que batallar con un Congreso del mismo color que él, azul intenso, pero que sea del mismo color no le asegura una vida legislativa fácil. La división de poderes en el sistema norteamericano es estricta y muy practicada.

Cámara Representantes

Senado

Demócratas

255

58

Republicanos

174

40

112 A pesar de su éxito, no se puede afirmar, como se ha hecho, que la campaña de Obama haya sido una campaña perfecta. Ha sido, eso sí, una campaña sin errores. Si analizamos el contexto, Obama no ha obtenido los réditos electorales y políticos que había que prever. No ha aprovechado el desencanto provocado por los ocho años de presidencia Bush, con unas cuotas de popularidad de las más bajas de la historia norteamericana. No ha sabido sacar rendimiento de un país con dos guerras activas. La crisis económica y la propuesta de los neo-conservadores de nacionalizar la banca han sido factores determinantes a la hora de cuantificar el alcance de la victoria demócrata. Aún así, no se puede afirmar que el voto anti-Bush haya provocado un alud electoral de costa en costa. La diferencia en votos (7 puntos) y estados (7) tampoco se puede considerar histórica. La elección de Obama como nuevo Presidente de los Estados Unidos de América, sí; sin embargo, no el resultado que lo ha llevado a la presidencia. La campaña del futuro Presidente de los Estados Unidos se resume en las últimas palabras de su discurso de la victoria pronunciado en Chicago: "Y cuando tengamos dudas y escuchemos a algunos decir que no podemos, contestaremos con este credo eterno que resume el espíritu de un pueblo: sí, podemos".

113

31/ LA EUROPA DE LAS CIUDADES

El mundo local es el escenario ideal para hacer posible el binomio públicoprivado, el liderazgo público de la acción transformadora de una sociedad. La "stakeholder city" tiene que ser el modelo que permita que todos los actores, ciudadanos, empresas y sociedad civil se comprometan en un proyecto de ciudad y de sociedad asumiendo sus obligaciones. Las ciudades deben de

convertirse en los agentes de una política de

proximidad que revitalice la democracia a nivel local. Los gobiernos locales deben aplicar políticas sociales ambiciosas e integradoras desde los ayuntamientos, porque son éstos los más próximos a la realidad ciudadana y son los que mejor pueden resolver los problemas sociales. La proximidad promueve

una mayor participación de los ciudadanos en la definición y

aplicación de la política de manera que no sólo se fomentan los mecanismos democráticos, sino que se puede recuperar un cierto sentido de comunidad en torno al proyecto de ciudad. Las ciudades en Europa se pueden convertir en núcleos de desarrollo del concepto de ciudadanía europea. La Unión Europea tiene que permitir, a partir de

la aplicación del principio de subsidiariedad, que las ciudades puedan

ejercer más competencias. Muchas políticas europeas de cohesión pueden ser aplicadas directamente por las ciudades. Finalmente, las ciudades, en tanto que ciudades cosmopolitas, se pueden convertir en impulsoras de una nueva democracia cosmopolita que desde el nivel local trabaje por la transformación del nivel global. Las ciudades tienen

114

que ser la punta de lanza de la nueva política de la globalización, de una nueva política que permita reinventar la comunidad política a todos los niveles para que la globalización se pueda regular sobre los principios del imperio de la ley, la igualdad política, la justicia social, la democracia, la proximidad y la eficiencia económica y administrativa. Las ciudades, como agentes globalizadores, se tienen que convertir en agentes de cambio en la política global y los gobiernos tienen que saber aprovechar las oportunidades a nivel local para construir un proyecto propio de reforma de la economía global y del sistema político internacional. Europa se construye desde las ciudades.

115

32/ ALCALDE

El PSOE propuso en 1998, en un informe elaborado por la Secretaría de Política Municipal, dos modelos de elección directa del alcalde. Estos modelos eran el sistema francés (elección no directa) y el sistema italiano. Los elementos comunes de los dos sistemas era la prima para el alcalde de obtener la mayoría absoluta de concejales. Sin entrar en detalles técnicos, los dos modelos propuestos son bastante diferentes.En primer lugar, en el caso francés pasan a la segunda vuelta a cualquier candidato que obtenga más del 15% de votos, mientras que en el italiano sólo pasan a la siguiente vuelta los dos más votados. En segundo lugar, los elementos comunes de los dos sistemas es la prima al alcalde

de

la

mayoría

absoluta

de

concejales.

En tercer lugar, en Italia, se aplica el sistema a partir de municipios de más de 15 mil habitantes. Las noticias que se tienen sobre el proyecto del gobierno sobre el nuevo mecanismo de la elección del alcalde es a través de los medios de comunicación. El 28 de septiembre 2004 en las páginas de El Pais, Carlos Cué escribía lo siguiente: “La idea que baraja ahora el ministerio, que podría modificarse durante el largo debate, consiste en una elección a doble vuelta. El ciudadano votaría dos listas: una para la composición de la corporación y otra entre los candidatos a

116

alcalde. De estos últimos, si nadie supera el 50%, se haría una segunda vuelta con los dos más votados”. A diferencia del Congreso de Diputados donde queda explicitado que la fórmula electoral será proporcional, en el caso del ámbito local, la Constitución dice que el alcalde será elegido por los ciudadanos o los concejales, pero, en ningún caso, dice con qué formula electoral. Por lo tanto, puede ser en sistema mayoritario la elección del alcalde y en sistema proporcional los concejales o en sistema mayoritario tanto el alcalde como los concejales. En estos momentos, los tres sistemas de elección (generales, autonómicas y locales) son iguales: fórmula proporcional de Hondt, lista cerrada y bloqueada. El ciudadano, después de 25 años, ya ha asumido en su cultura política los mecanismos de elección. Ahora se pasaría a un sistema mayoritario a dos vueltas para elegir al alcalde.

Los tres sistemas son asamblearios-directoriales, es decir, la elección del presidente o alcalde se produce a través de un voto de investidura. Es una elección de segundo grado. Mientras que la propuesta PSOE pasa a ser una elección con lógica presidencial. ¿Dónde se encuentra la fuente de legitimidad: en el ciudadano, en la elección y en el parlamento para elegir el presidente o el alcalde? La elección directa del alcalde sitúa la legitimidad directamente sobre el alcalde, la cual bloquea la figura de la moción de censura. ¿Quién censura a un alcalde elegido directamente? La elección directa del alcalde comportaría el plus de la mayoría absoluta, se

117

puede encontrar con problemas de gobernabilidad. El debate sobre estabilidadgobernabilidad versus representación tiene que hacerse. La lógica de la política francesa e italiana es una lógica política de bloques y coaliciones izquierda-derecha. En Cataluña, con cinco partidos grandes y todos los partidos menores, pero importantes a nivel local, crea graves problemas para entrar en esta lógica, ya que no funciona la lógica de bloques. En España, con PSOE-IU versus PP puede funcionar la estrategia bipolar, pero no en Cataluña. La importancia en la cultura política, en

Francia e Italia, es de pactos en

coaliciones bipolares y el seguimiento de los electores en cumplir el pacto. En España, en cambio, no es evidente que se siga la consigna de voto. Un problema grave puede ser la elección de los concejales a través de una fórmula proporcional en una segunda urna diferente del alcalde y en la primera vuelta, ya que con la composición actual de los municipios, se podría dar el caso de mayorías variables. Eso obliga al pacto de gobierno después de la primera vuelta, pero ya se ha visto que las alianzas pueden ser de todo tipo y contra naturaleza para obtener la alcaldía. La prima de la mayoría absoluta al ganador de las elecciones, sin urna de concejales en la primera vuelta, por lo tanto, permite, una vez visto el resultado, confeccionar la lista con el pacto hecho y con urna de concejales a la segunda vuelta. Los quince países de la Unión Europea presentan una gran diversidad municipal, hecho que dificulta su comparación. A esta diversidad territorial, hay que añadir la existencia de dos modelos organizativos basados en los diferentes

conceptos

de

municipio.

De

todo

eso,

se

deriva

una

118

conceptualización diversa de los tipos de alcalde en los países de la Unión Europea. Dejando de lado el sistema de elección, en la tabla siguiente se hace una recopilación de la diversidad en la duración del mandato de los alcaldes y la limitación (o no) a su reelección:

Duración (años)

Limitación de mandatos

Alemaña

entre 5 y 8

No

Austria

entre 5 y 6

No

Belgica

6

No

Dinamarca

4

No

España

4

No

Finlandia

4

No

Francia

6

Sí, 2 mandatos

Gran Bretaña 4

No

Grecia

4

No

Holanda

6



Irlanda

1

No

119

Italia

5

Sí, 2 mandatos

Luxemburgo 6

No

Portugal

4

No

Suecia

4

No

Con relación a la duración de los mandatos, tal como se puede observar, oscilan entre los 4 años de los países nórdicos (Finlandia, Suecia y Dinamarca), España, Portugal y Grecia, y los 6 años de Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, siendo de 5 los de Italia. En los casos de Alemania y Austria, en tanto que son los Länders los qué tienen la competencia sobre la legislación local, la duración del mandato de los alcaldes varía entre los 5 y los 8 años. Finalmente, hay que destacar los casos de Gran Bretaña y de Irlanda en los cuales el Mayor y el Cathaoirleach, respectivamente, son elegidos anualmente por los miembros de los consejo municipal. En cuanto a la limitación de mandatos de los alcaldes ,según la legislación sólo se permite la reelección en tres casos. En el resto, o bien queda explícitamente permitida la reelección o bien no se especifica si es posible, por lo que se ha interpretado que no existe ningún tipo de limitación. Los tres casos en que está limitada la reelección del alcalde son Francia, Italia y Holanda, con ciertos matices. En el caso de Francia, queda limitada

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la reelección del alcalde a dos mandatos, excepto los municipios de menos de 20.000 habitantes en los cuales no existe ningún tipo de limitación. Una situación similar se da en Italia. En los municipios italianos, la elección del alcalde se limita a dos mandatos consecutivos, aunque existe la posibilidad de un tercer mandato si cualquiera de los dos anteriores ha acabado antes de haber transcurrido dos años, seis meses y un día. Finalmente, el caso de Holanda es el caso más ambiguo ya que en a la legislación vigente se especifica que el alcalde puede ser elegido por un periodo de seis años más, pero no queda claro si puede ser elegido sólo por otro periodo de seis años o si existe la posibilidad de reelegirlo sin limitación. Hasta aquí la visión europea del estado de la cuestión. El debate está planteado en términos comparativos, pero la pregunta que debería abrir un nuevo debate es: ¿son necesarios tantos municipios?

121

33/ ¿HAY VIDA DESPUÉS DE LA POLÍTICA?

El papel que las elites políticas desempeñan en el proceso democrático ha sido ampliamente estudiado desde la ciencia política. A pesar de ello, estos estudios han estado siempre enfocados desde la perspectiva de la representatividad de las élites frente a la sociedad. Así, existen aspectos que no han sido tratados con mucho detenimiento. Éste es el caso de las motivaciones y los incentivos para dedicarse a la política. Pero, “¿existe vida después de la muerte parlamentaria?” y ¿cómo es ésta? Es decir, ¿cuál es el camino profesional que toman los ex miembros de las Cortes españolas una vez abandonan el escaño, cómo se sintieron al hacerlo y por qué tomaron esa decisión (en caso de que la tomaran ellos mismos)? Existen dos reacciones contrarias frente al hecho de finalizar la carrera parlamentaria en las Cortes. Por un lado, existen ex parlamentarios que perciben su experiencia como tal globalmente de forma positiva, frente a otros que destacan aspectos más negativos de su paso por el Parlamento. Al estudiar cuáles fueron las causas por las que los ex parlamentarios dejaron el acta como diputado o senador, una de las razones esgrimidas es la de que pasaron a ocupar otro cargo, ya sea electo (parlamentos autonómicos, Parlamento Europeo...), de designación política o, incluso, algún cargo en el interior del partido. Los diputados que salen de esta manera de Las Cortes deberían ser considerados dentro de otra categoría, ya que, si bien es cierto que ya no ocupan el escaño de senador o diputado, no han abandonado la vida política pública.

122

En segundo lugar, encontramos a aquellos ex diputados o ex senadores que, después de la experiencia en las Cortes, pasaron a ocupar un cargo de responsabilidad en el interior del partido. Así, observamos que los exparlamentarios que se decantan por esta opción lo hacen siguiendo la misma tendencia que aquellos que ocuparon un cargo electo con posterioridad. Es decir, después de su paso por las Cortes, ocupan cargos en el partido mayoritariamente a nivel regional y local. Por último, los que al abandonar el acta de diputado o senador obtuvieron algún cargo de designación política. Así vemos que esta opción es realmente minoritaria y que el tipo de cargos de designación política nos damos cuenta de que son de muy diversa índole. Podemos concluir que existe vida después de las Cortes. Existe vida política después de abandonar el escaño para desempeñar otras tareas en el seno del partido, o de otros niveles del “cursus honorum”. Para el resto, existe vida civil después de abandonar la actividad política. Volver a la situación previa al paso por las Cortes no siempre es fácil. Es una cuestión abierta ya que en nuestro sistema democrático no se da el reconocimiento del papel de la política como profesión. Dignificar esta profesión para ser capaces de volver a los orígenes sin problemas.

123

EPÍLOGO

ESPAÑA, 2-EUROPA, 0

Si las transiciones sirven para hacer soñar a los internacionalistas, también nos permiten saber hasta qué punto la política exterior de los estados está condicionada por todo un conjunto de factores que van más allá del sistema político del momento. No todos los Estados tienen los mismos intereses. Una medalla olímpica o ganar un campeonato internacional, por poner dos ejemplos, no tiene el mismo valor para un Estado pequeño que para uno grande. Por eso, la utilización del deporte por parte de los Estados puede tener vertientes diferentes y, por lo tanto, hay que saber qué rol, qué papel quiere, y puede, jugar un Estado determinado para ver qué modelo de explotación deportiva le va a la medida. Este periodo de entreguerras es fundamental para comprender la evolución del nacionalismo y la utilización que va a adoptar respecto al mundo del deporte. El ascenso del fascismo en Italia en 1923 va tener unas consecuencias para el deporte que perviven hasta nuestros días. El régimen de Mussolini descubrirá los efectos propagandísticos del deporte en las diferentes competiciones, en los Juegos Olímpicos y, sobre todo, en los Mundiales de fútbol. La selección se convertirá en la selección nacional, elemento básico de cohesión de una sociedad diversa y plural como la italiana. El cambio obligado del vocabulario inglés a su traducción al italiano será una de las medidas que sobrevivieron al propio régimen fascista: el calcio sustituyó al foot-ball. Las democracias, a partir de los Juegos Olímpicos de París, respondieron al envite italiano con los mismos argumentos de orgullo patrio por las hazañas de sus atletas: King and Country.

124

Desde ese momento la parte se convierte en el todo. Por ejemplo, la selección española se convierte en España que se enfrenta no a otra selección sino a otro Estado-Nación. La guerra se traslada a los campos deportivos. No es un deporte quién gana sino un país, una nación, un Estado. El nacionalismo deportivo había nacido como elemento simbólico. Pero las fechas que debemos retener en nuestra mente para fijar el nuevo rumbo que tomará el deporte bajo los auspicios nacionalistas serán las dos victorias mundialistas de Italia en 1934 y 1938 y los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. La victoria italiana en el Mundial de Francia en 1938 fue acogida por la prensa transalpina con un titular significativo: “La nueva Italia vence en el país de la Revolución”. No hace falta recordar el empeño que puso el propio Duce en conseguir que los “Azzuri” fuesen campeones del mundo. Las anécdotas y los famosos telegramas intimidatorios han pasado a los anales del surrealismo deportivo. Berlín 1936 es el paradigma del modelo nacionalista llevado hasta el extremo. El único legado que se ha mantenido de esos Juegos es la práctica pagana del fuego olímpico y la antorcha que lo prende. El fuego símbolo del nacionalsocialismo. La utilización del deporte por parte de las dictaduras se ha convertido en un clásico. El Mundial de Argentina en 1978 bajo la represión feroz de la dictadura militar es un ejemplo relativamente cercano. Pero, para los españoles no hace falta viajar al otro lado del océano. La dictadura franquista nos ha dado, durante casi 40 años, ejemplos de todo tipo. La utilización de la victoria de España contra Inglaterra en el Mundial de Brasil, mítico gol de Zarra (“la pérfida Albion derrotada”) o el gol de la victoria de Marcelino en la final de la Copa de Europa de Naciones contra la Unión Soviética (el comunismo volvía a ser derrotado) son ejemplos del nacionalismo español. Igual que el caso Di Stefano en 1953 documentado de manera exhaustiva por Xavier García Luque y Jordi Finestres (2006) donde se puede comprobar las presiones de todo tipo que sufrió el Presidente del FC Barcelona, Martí Carreto, para renunciar al astro argentino.

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El diario falangista Arriba celebraba la llegada de Di Stefano al Real Madrid con el siguiente titular: “Con la mayor alegría” y seguía: “una vez más, la Delegación Nacional de Deportes ha sabido interpretar luminosamente el sentido unánime de todos los españoles amantes del deporte” (Gª Luque-Finestres, pag. 203). Finalmente, otro ejemplo fue convertir las gestas del Real Madrid en la Copa de Europa como un elemento de casi política exterior del propio gobierno en una época de salida del período más oscuro de la dictadura. Hay unos límites en la importancia del deporte en la política, pero estos límites paradójicamente la hacen más importante en el mundo de las relaciones internacionales. En cualquier caso, el deporte sería un sustituto de la guerra considerada como deporte. Este sentimiento de “aldea global” se hace patente cuando hay un equipo o un deportista que gusta al público, entonces, quedan olvidadas todas las preferencias originarias. Así El Sol dice, refiriéndose al partido Italia-España de la Copa del Mundo de 1934: "Fue bien significativa la admiración final del público italiano al despedir a los españoles esta tarde con una clamorosa ovación cuando vencidos se retiraban al vestuario". (El Sol, 3-6-34, pago 8). Finalmente, otros problemas se refieren a la falta de indicadores que nos permitan valorar de una manera objetiva los acontecimientos deportivos. Esta carencia tiene muchas explicaciones. Una de ellas podría ser la falta de confianza con la que se ven los estudios sobre la relación entre política y deporte. Desde el campo de los profesionales del deporte encontramos quejas por la mezcla de los dos ámbitos. Naturalmente la queja muestra una tendencia política bien concreta. Así, por ejemplo, un artículo en la revista deportiva El Sport en su número de 24 de abril de 1922, titulado La política y el foot-ball (pag. 6) en el cual se dicen, entre otras cosas: "Seguramente que este título sorprenderá al lector, que curioso se preguntará ¿qué tiene que ver el foot-ball con la política? Realmente no debería guardar relación estas dos manifestaciones activas del hombre, al contrario deberían ser antagónicas ya que el sport es la exteriorización de la fuerza y de la nobleza y la política es la forma hábil de que todas las suciedades y artimañas puedan cristalizar en la realidad. Por el sport el hombre se hace fuerte y se

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habitúa al sacrificio y por la política se corrompe y se acostumbra a la maldad. Por esto deberían ser antagónicos estos dos puntos y sin embargo no es así. Los sportsman sin darse cuenta y por conformarse demasiado han dejado entrar en sus sociedades a los vividores de la política, quienes con habilidosas artimañas han sabido imponerse y hacerse los "amos"... La evolución de la apropiación nacionalista del deporte por parte del Estado tiene dos vertientes: 1) Cuanta más importancia se da al deporte más se preocupa el gobierno por crear estructuras a nivel estatal para regularlo. 2) El deporte puede servir como uno de los sustitutos cohesionadores del nacionalismo estatal. En España, el nacionalismo sería un factor de cohesión y de modernización del Estado, un Estado que no fue creado por la voluntad de elites nacionalistas, como fue el caso de las reunificaciones italianas o alemanas, o por revoluciones, como la francesa, sino por un proceso más largo. El Estado español nació como un complejo institucional burocrático y centralista bajo la dirección de un conjunto de fuerzas encabezado por aquello que los historiadores han denominado la nueva oligarquía. La cohesión social se había conseguido tradicionalmente mediante la identificación emotiva de la población con el hecho religioso. El nacimiento de los Estados modernos europeos hizo que la identificación pasara al monarca. Pero la revolución francesa y la americana rompieron este “patriotismo” religioso o dinástico. Hacían falta justificaciones para pedir la lealtad al Estado. Uno de los teóricos de este nuevo nacionalismo de Estado, Manuel Azaña creía que los causantes precisamente de la desnacionalización de España habían sido la monarquía y la Iglesia, dos instituciones que formaban la base de las teorías nacionalistas conservadoras. Este nacionalismo español intentará cambiar la percepción que tenia el centro de los nacionalistas periféricos. Si para los autores conservadores todo lo que olía a separatismo era consecuencia de las influencias extranjeras dispuestas a acabar con la unidad “nacional” española, para los nacionalistas reformistas lo que importaba era el futuro, un proyecto en común al que no le podrían dar miedo los nacionalistas no estatales, demasiado preocupados por el pasado.

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Esta doble interpretación del nacionalismo podría servir de base de estudio para formular hipótesis relacionadas con la evolución del deporte en España y la intensa vida deportiva en Cataluña y Euskadi de principios de siglo. El nacionalismo español ha utilizado el deporte como exponente de su ideología. Loar las victorias o derrotas como hazañas bélicas ha sido un componente fundamental en el intento de cohesionar la sociedad española, diversa, plural y plurinacional, bajo los colores rojos de los equipos representativos del conjunto de España. Pero, la incomprensión, es decir, no querer entender, que esta práctica de defensa del concepto de España desde un punto de vista nacionalista tiene, a su vez otra parte del espejo: el nacionalismo periférico. La reclamación de ser nación ante la nación española. Considerar a unos nacionalistas y a los otros no, es obviar el problema. El ejemplo a seguir para los nacionalismos periféricos es el modelo británico: Reino Unido en cuatro naciones: Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del norte. Todas ellas con sus selecciones nacionales salvo en los juegos olímpicos. La lógica del Estado-Nación español es negar la evidencia de la existencia de otras naciones que conforman el Estado común. El nacionalismo español alimenta el nacionalismo periférico aunque los nacionalistas españoles nieguen que lo sean. José Antonio Mingolarra en “Deporte e identidad cultural: el caso vasco” (1990) afirma que “el fútbol situado en el conjunto intersección de otros conjuntos como el político, el económico, el social, actúa como un referente simbólico de identificación de todo colectivo, más allá de los únicamente socios del club de fútbol señalado en cada caso. En una sociedad como la muestra de profundas diferencias, el fútbol se convierte “casi” en el único elemento de identificación común del colectivo”. Recordemos aquella famosa definición de Manuel Vázquez Montalbán (2005) referida al FC Barcelona como: “el desarmado ejército simbólico de una memoria desarmada”. Una anécdota que ilustra la visión, no periférica, sino desde el centro es el titular de portada de un medio de comunicación madrileño, tras la victoria del Barcelona en la final de la Champions League en la primavera del 2006: “España 2-Europa 0” (referencia a las victorias del Sevilla, UEFA, y Barcelona, Champions).

128

Si 1714 significa la unidad forzada bajo una concepción unitarista de la Monarquía borbónica, el retorno a una concepción hasburguesa de reconocimiento de la diversidad en la unidad es el paso de un concepto de sistema unitario a un sistema plurinacional, lo que Anselmo Carretero definió como una Nación de Naciones: E pluribus unum. Mientras unos y otros se retroalimenten, seguiremos con el problema centroperiferia en clave política y deportiva, siendo la deportiva una de las válvulas de escape de la tensión entre dos conceptos de España. “The times, they are changing” dice el poeta, pero no en el deporte.

129

“La minoría sólo es capaz de controlar a la mayoría a través de la opinión”

David Hume

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