\"Las inquietudes de Shanti Andía\" de Pío Baroja y \"Les pomes d\'or\" de Baltasar Porcel

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Descripción

LAS INQUIETUDES DE SHANTI ANDÍA, DE PÍO BAROJA

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LES POMES D’OR, DE BALTASAR PORCEL

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Ten siempre a Ítaca en la memoria. Llegar allí es tu meta. Mas no apresures el viaje. Mejor que se extienda largos años; y en tu vejez arribes a la isla con cuanto hayas ganado en el camino, sin esperar que Ítaca te enriquezca. Ítaca te regaló un hermoso viaje. Sin ella el camino no hubieras emprendido. Mas ninguna otra cosa puede darte. Aunque pobre la encuentres, no te engañará Ítaca. Rico en saber y vida, como has vuelto, comprendes ya qué significan las Ítacas. Constantino KAVAFIS

Soplaba un levante suave que movía las banderas de los barcos amarrados y los gallardetes en los palangres de los pesqueros. Era un puerto del sur y ellos dos, abuelo y nieto, estaban junto a uno de los norays de hierro oxidado, con el agua chapaleando al pie del muelle. Cerca había redes secándose al sol, y trozos de madera, y cabos, y jubilados que miraban el mar; y se respiraba ese olor a sal y a mar viejo, denso, de puertos que han visto ir y venir muchos barcos, y muchas vidas. Me gustan los puertos viejos y sabios, tal vez porque nací en uno de ellos. Arturo PÉREZ-REVERTE

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ÍNDICE

A manera de prólogo 1. Introducción 2. Breve presentación de los autores: vida y obra

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Pío Baroja. Biografía Obras de Pío Baroja Las inquietudes de Shanti Andía Baltasar Porcel. Biografía La obra narrativa de Baltasar Porcel Les pomes d’or Comparación de los dos autores 3. Análisis comparativo: Las inquietudes de Shanti Andía y Les pomes d’or Ideas filosóficas. Moralidad y amoralidad Las inquietudes de Shanti Andía Les pomes d’or Parte comparativa El mar y su simbología. La nostalgia Las inquietudes de Shanti Andía Les pomes d’or Parte comparativa El impulso vitalista y el espíritu acomodaticio Las inquietudes de Shanti Andía Les pomes d’or Parte comparativa El tiempo y la experiencia Las inquietudes de Shanti Andía Les pomes d’or Parte comparativa 4. Conclusiones 5. Bibliografía / Webgrafía

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A manera de prólogo

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1. Introducción Las inquietudes de Shanti Andía (1911) es una novela del mar y de los marinos. «El haber nacido junto al mar me gusta; me ha parecido siempre como un augurio de libertad y de cambio», dirá Baroja al comienzo de sus memorias. El autor, en diversos pasajes de esta novela, echa en falta el mar, de manera expresa y con una épica agónica, el mar de antaño, el mar de la aventura, el mar de los veleros y de los capitanes de altura, el de las carreras de ultramar, a cuyas postrimerías asistió de niño cuando vivía en San Sebastián y desde una casa familiar contemplaba los aparejos de los veleros, los barcos atracados en el puerto y veía cómo por el muelle paseaban gentes que habían vivido aquella vida. “Pío Baroja, en sus memorias, dice haber sentido la vocación de escritor en su época de estudiante en la Facultad de Medicina de Madrid”.1 Baroja fue un aventurero pasivo, más que un mero sedentario, alguien fascinado por las gentes arriesgadas que ponían su vida al tablero con humor más o menos vagabundo, o mayor o menor suerte: personajes como Shanti Andía, Zalacaín o el mismo Aviraneta pueden ser los más llamativos, pero no son los únicos. Fue un nostálgico de la aventura como forma de vida. Desde muy niño vivió de esas lecturas que le llevaban a islas desiertas, a mares lejanos. Él se vio como marino de altura, como aventurero y como guerrillero, se vio a bordo de goletas y de fragatas, a caballo en las partidas (carlistas o liberales) de los montes de su país, pensaba que el mundo que le tocaba vivir iba a acabar con todo ello, que se iba a hacer gris sin remedio, que cada vez quedaba menos espacio para la verdadera aventura. Baroja tiene rasgos de melancólico. Su personaje también lo es, disfruta del presente, pero añora el pasado, añora la intensidad de la vida que llama fuerte, la de acción, la de la búsqueda de la ventura que para él es algo más que una cuestión de paga, un sueño de plenitud.

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Pío Baroja. Eduardo Mendoza. Ediciones Omega, Madrid, 2001.

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Les pomes d’or (1980), de Baltasar Porcel, incorpora una buena parte de las ideas que se manifiestan en la narrativa de postguerra, especialmente a través de un acusado individualismo de los personajes y de una tendencia al memorialismo. Porcel nos muestra en su obra el desarrollo de estas técnicas bajo la apariencia supuestamente sencilla de una novela de aventuras. El libro respira una gran dosis de individualismo, que va ligado a la conciencia de los personajes de que están solos en el mundo, aunque este individualismo se resuelve con una moral marcadamente vitalista. De esta manera, se halla conectado al tema de la libertad. Por otro lado, el narrador-protagonista desarrolla entre otros el papel de investigador de la propia psicología y de la de los demás. Todos los personajes de la obra, excepto contados casos, evolucionan más o menos. Esta evolución es reflejada por el narrador con pequeñas reflexiones que se apartan del hilo argumental de la novela. El grado de focalización del análisis sicológico es evidente: el narrador explica lo que piensan los demás especialmente desde el punto de vista de los demás aunque también desde el suyo propio. Finalmente, el carácter memorialista lo proporciona la misma estructura narrativa de la obra, proporcionada por el protagonista sobre él mismo, además de la correspondiente a todos los personajes implicados mediante diversas focalizaciones. Porque, ¿qué es la novela sino la memoria del narrador?

2. Breve presentación de los autores: vida y obra Pío Baroja. Biografía Pío Baroja, nació en San Sebastián en 1872, como tercer y último varón en el seno de una familia de antigua estirpe vasca. Su abuelo paterno fue un librero que componía un periódico liberal en su librería, y su padre, ingeniero de minas, con reputación de algo bohemio, había sido también voluntario liberal durante la segunda guerra carlista. En 1879, el padre de Pío Baroja fue trasladado al Instituto Geográfico y Estadístico de Madrid, ciudad donde se desarrolla la trama de algunas de las obras del escritor como La busca o las aventuras de Paradox.

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Tras un paréntesis en el que el padre fue trasladado a Pamplona la familia vuelve a Madrid, donde Pío empieza los estudios preparatorios de la carrera de medicina; en El árbol de la ciencia narra, como es sabido, las experiencias de aquellos años. Cinco años más tarde, en 1891, la familia de Baroja se marcha a Valencia, donde el padre había aceptado el puesto de ingeniero jefe. El joven Baroja se doctora por fin en 1894 y, para dar a su existencia seguridad económica se marcha a Cestona como médico de pueblo. Sus observaciones sobre la vida entre los mineros y los campesinos están reflejadas en sus primeros cuentos y en algunos capítulos de El árbol de la ciencia. En 1896, el joven Baroja decide abandonar su puesto de médico y volver a Madrid para dirigir la panadería de una tía de su madre. Y es esta experiencia la que quizás más afectó al rumbo que iba a tomar su vida, y que sin duda le sirvió para agudizar su visión del mundo social en que vivía. Son sus experiencias como pequeño industrial las que llevan a Baroja a formular las ideas de sus ensayos de 1902 sobre la “burguesía socialista”; allí opina que la audacia y la inteligencia de pequeño industrial se encontraban sin fuerza contra los obreros organizados, mientras que estos no podían hacer ningún daño al industrial grande. Es evidente que hacia principios de siglo Baroja había asumido una conciencia de clase derivada directamente de sus experiencias de frustración, durante una época en que la realidad socioeconómica fue cambiante. Baroja se encontró ante el dilema entre la teoría y la praxis en el capitalismo democrático: el individuo es libre ante la ley, pero la realización de esta libertad en la práctica no es fácil. Este es el típico punto de partida ideológico de la novela del siglo XIX: los problemas de un personaje que sólo es libre en teoría. Baroja es uno de los primeros novelistas en hacer hincapié en las contradicciones y ambigüedades de la sociedad y sus personajes son un fiel reflejo de dicha sociedad. “En conjunto, la idea del mundo en la novela barojiana es amarga, sus personajes son todos un poco desequilibrados:

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aventureros, vagabundos, cínicos y tímidos se mueven sin saber bien por qué”.2

Obras de Pío Baroja Pío Baroja, doctor en Medicina sin ejercer, escribió sus millares de páginas en un sueño de viajes y acción. Con un vago respeto a la ciencia, Baroja muestra verdadera devoción por la acción pura, por la aventura, los enredos y los peligros –todo ello, sin duda, como fantaseo compensatorio de su calma de paseante solterón. Así se ve en los veintidós volúmenes de las Memorias de un hombre de acción (1913-1935), centradas en las aventuras de Aviraneta, un antepasado de Baroja que, en el siglo XIX, intervino en toda clase de guerras civiles e intrigas conspiratorias. La tendencia de Baroja es acumular hechos e intrigas, a gran velocidad, a menudo con enredos truculentos y con episodios que no se conectan con la línea principal. Así, El mayorazgo de Labraz (1903) o La feria de los discretos (1905) se van haciendo catálogos gratuitos de hechos atribuidos a personajes que no tienen por qué interesarnos. Lo positivo en Baroja es su olor de mar y su verdor de campo, aunque apenas descritos en su apresuramiento; algunas veces, también, algún vislumbre de ciudades apenas esbozadas –llueve mucho en la Córdoba de La feria de los discretos y en el Nápoles de El laberinto de las sirenas. En Camino de perfección, en cambio, Toledo da una mayor sensación de ciudad, como fondo del sombrío y desesperado vagar del protagonista. En Zalacaín el aventurero la acumulación de guerras y peligros en aquel personaje a la vez cínico e indolente se justifica por la sensación agreste de montes y caminos. Un caso curioso es el de El mundo es ansí (1912), ambientado entre rusos en Suiza. Baroja fluctúa entre una especie de malhumor y tristeza cósmicos en su trilogía La lucha por la vida (1904-1905) y en novelas como César o nada (1910) o El árbol de la ciencia (1911) y el toque de humor irreverente y saludable que impregna las Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre 2

Historia de la literatura española. Ángel del Río. Holt, Rinehart and Winston, Nueva York, 1963.

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Paradox (1901), seguramente la más poética y optimista de las obras de Pío Baroja.”El elemento pesimista se compensa siempre por su humorismo sentimental y por una aspiración, latente en el fondo de sus exabruptos, a una humanidad mejor y a una España más feliz.”3

Las inquietudes de Shanti Andía Se trata de una novela de acción y aventuras, primera de la tetralogía “El mar” publicada en 1911. Forman también la serie El laberinto de las sirenas, Los pilotos de altura y La estrella del capitán Chimista. Santiago Andía, ya retirado, hombre ponderado y equilibrado y prototipo de marino vasco, escribe sus memorias. Durante las sesenta primeras páginas ocurren muy pocas cosas. Son una serie de pequeños acontecimientos de su infancia en el País Vasco: su niñez en Lúzaro y su formación naval en San Fernando. Juan de Aguirre, tío del narrador y aventurero de raza, cobra importancia poco a poco hasta que la trama llega a estar ocupada esencialmente por el misterio de su vida, mientras que Shanti pasa a ser un mero narrador interesado en las aventuras de su tío, al que no cree muerto a pesar del funeral que realizan por él en Lúzaro. Shanti va realizando poco a poco descubrimientos sobre ellos e informando de ellos al lector. Después de un período de navegación legal, Juan de Aguirre entra accidentalmente en el barco negrero que capitanea Zaldumbide y cambia su nombre por el de Tristán de Ugarte. Las condiciones de vida son terribles y, tras un motín, Aguirre es nombrado capitán. Tras el naufragio del barco y el posterior enterramiento del tesoro de Zaldumbide en la costa africana los supervivientes son apresados por los ingleses y condenados a vivir en un pontón penitenciario. Tras su fuga, Aguirre se casa, tiene una hija y enviuda, todo en muy poco tiempo. En vista de lo ocurrido, el protagonista real de la novela, Aguirre, vuelve a España y se instala con su hija en una casa, cercana a Lúzaro, sin que nadie excepto su madre sepa de su existencia.

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Historia de la literatura española. Ángel del Río. Holt, Rinehart and Winston, Nueva York, 1963.

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A punto de morir, Juan de Aguirre revela su identidad a su sobrino Shanti y fallece tras encomendar a su hija Mary a su cuidado. Shanti tiene un enemigo, Machín, también enamorado de Mary, que atenta varias veces contra la vida de Shanti hasta que se entera de que en realidad es hermano de Mary. El suspense se centra en Juan de Aguirre, un auténtico aventurero de vida intrigante y cautivadora, repleta de anécdotas que unas veces son históricas, otras fantásticas, e incluso a veces folletinescas: comercio de esclavos, sublevaciones de la tripulación, piratería marítima, el tesoro de Zaldumbide, huida de la prisión, etc. Al final de la obra, un Shanti viejo y acomodado, estimado como el hombre de letras de Lúzaro, acude a la taberna como cualquier abuelo que se precie a charlar y beber, a la espera de la inevitable muerte

Baltasar Porcel. Biografía Baltasar Porcel nació en Andratx (Mallorca) en 1937, en el seno de una familia de pequeños propietarios rurales y marineros. Realizó estudios de comercio que no acabó pero ya desde muy joven se sintió atraído por la literatura. En el año 1952 ya colaboraba con el semanario “Andratx” y mantenía una sección en el “Diario de Mallorca”, que firmaba con el seudónimo de Odín. En 1959 consiguió el premio Ciutat de Palma de teatro por la obra Els condemnats y en 1961 el mismo premio, esta vez de novela, por Solnegre. En 1960 se traslada a Barcelona donde, después de probar en diversos trabajos, se dedicó fundamentalmente al periodismo; sus crónicas de viajes y sus entrevistas en “Serra d’Or”, “La Vanguardia” y “Destino” obtuvieron un gran éxito y fueron recogidas en Grans catalans d’ara (1972), Los encuentros (1969) y Personajes excitantes (1978). Entre 1959 y 1965 escribió sobre todo teatro con un estilo entre existencialista y brechtiano en una versión muy personal. Después de recoger toda su obra dramática en el libro Teatre (1969) sólo ha publicado Els dolços murmuris del la mar (1981). Porcel escribió también libros de viajes y sobre temas de actualidad: Viatge literari a Mallorca (1967), Els xuetes (1969) y Desintegraciones capitalistas (1977) entre otras obras.

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Baltasar Porcel obtuvo, entre otros premios, el Premi d’Honor de les Lletres Catalanes en 2007. Falleció en 2009.

La obra narrativa de Baltasar Porcel Junto a su labor periodística, seguramente es la obra narrativa la que resulta más característica de Porcel. De entre esta obra conviene destacar Els argonautes (1968), situada en Andratx; Difunts sota els ametllers en flor (Premio Josep Pla 1970), donde el autor evoca la vida de un pueblo a través de diferentes historias de sus habitantes y Crònica d’atabalades navegacions (1971), que es un conjunto de cuentos. En estas narraciones, Porcel avanza en lo que podríamos denominar “mito de Andratx”, que culmina con Cavalls cap a la fosca (Premio Prudenci Bertrana 1975). En sus dos libros posteriores, los cuentos de Reivindicació de la vídua Txing (1979) y Les pomes d’or (1980), aunque Porcel no rompe del todo con el mundo de Andratx, introduce una temática más sofisticada y cosmopolita. En el caso de la última obra el autor consigue un ambiente lleno de fuerza, violencia y barroquismo en el que, a través de una primera persona narrativa nos introduce de lleno en un mundo donde predominan el bien y el mal. En Les primaveres i les tardors (1986) los protagonistas son los miembros de una saga familiar en el microcosmos insular. Le seguirán Lola i els peixos morts (1994), crónica de un fracaso existencial, Ulisses a alta mar (1997), El cor del senglar (2000), Olympia a mitjanit (2004) y Cada Castell i totes les ombres (2008), entre otras obras. Les pomes d’or A través de violentos flashes hacia atrás y hacia adelante Baltasar Porcel nos narra en esta obra la historia de diversos personajes que tienen como punto común su ambición desmedida y su gran falta de moralidad. Tobías, un joven vascofrancés marginado y condenado a una vida gris decide huir de su pueblo. Se convierte en marino de un barco negrero cuyo propietario posee un gran tesoro, que había sido propiedad de Herodes el Grande. Porcel realiza diversos saltos temporales para narrar el final de la vida de Herodes, su ambición insaciable y la de los que le rodeaban. La destrucción

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de Masada por los romanos y el advenimiento del Imperio Turco son pinceladas históricas que sirven de fondo a la novela. Ya a finales del siglo XIX un bajá turco castra a dos jóvenes montenegrinos a los que utiliza como cómplices en el asesinato de un estudioso inglés que había descubierto el rastro del tesoro de Herodes. Los jóvenes consiguen escapar a duras penas, acusados de dicho asesinato y, con el tiempo, unos de ellos se queda en Jerusalén vigilando al bajá mientras que el otro, ahora ya señor Ulano, fleta un barco negrero. Cuando la ocasión es propicia Ulano, ayudado por dos jóvenes, Tobías y Bernabé, consigue arrebatar el tesoro al bajá, que es salvajemente asesinado. A punto de ser traicionados por su patrón, los jóvenes consiguen hacerse con el tesoro y uno de ellos, Bernabé intenta a su vez asesinar al otro. Este, Tobías, sobrevive pero queda manco y su energía desaparece con el brazo. El hijo de Tobías, protagonista real de la novela, sigue los pasos de Bernabé desde Grand Bassam, en Costa de Marfil hasta Djerba, en el Mediterráneo, atravesando una buena parte de África. Al final, con el fin de hacerse con el tesoro, no duda en traicionar a su compañera, a la que cede cual simple objeto. La historia empieza y acaba en la Mallorca tan apreciada por Baltasar Porcel. El protagonista, que ya ha vuelto de sus viajes, disfruta de una paz y una tranquilidad a los que la riqueza contribuye sobremanera y recupera su antiguo amor de adolescente. “Sense abandonar el referent dels seus orígens, a partir dels anys vuianta iniciarà una nova tendencia que podríem designar com el ‘cicle d’Andratx al món’, on els escenaris exòtics (Àsia Menor, Àfrica Central, el Magrib…) coneguts gràcies als seus afanys viatgers, prendran carta de naturalesa a Le pomes d’or (1980)”4

Comparación de los dos autores Pío Baroja fue un doctor en Medicina que prácticamente no llegó a ejercer la profesión para la que había estudiado. Escritor de un acentuado

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Amb tinta blava. Josep Camps et alii. Ed. Proa, Barcelona, 2001.

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pesimismo, casi anarquista, expresa en sus obras una gran admiración por la aventura y la acción que llenaban su fantasía pero no su vida. Baroja sitúa a sus protagonistas en diversos escenarios: a Shanti Andía en el mar, a Martín Zalacaín en el campo o al antihéroe de La busca en un Madrid deprimente, sucio y decimonónico que nos recuerda en parte al Londres de Charles Dickens. Pío Baroja, con una obra directa sin rodeos retóricos y sin pretensiones supuso un soplo de aire fresco en la prosa de principios del pasado siglo. Sin embargo, la impresión del lector cuando acaba de leer alguna de sus novelas es de una cierta decepción por la desesperanza que las impregna. Baltasar Porcel, escritor básicamente autodidacta, no llegó a acabar sus estudios de comercio. Su paso por el periodismo, por sus crónicas de viajes (de las Islas Baleares hasta China) y por la elaboración de entrevistas a personajes famosos supuso un trampolín que lo catapultó al mundo literario desde muy joven. El mundo insular de Porcel, su Andratx natal, refleja el lugar al que el viajero, cual reposo del guerrero, acaba volviendo y al que no renuncia por nada. Durante la mayor parte de su vida Porcel vivió a caballo entre Mallorca y Barcelona: de sus orígenes al ambiente cosmopolita de la gran ciudad que le dio premios, fama y reconocimiento. El éxito de Baltasar Porcel se centra en una especie de mitificación de Andratx y de exaltación del Mar Mediterráneo como centro de la cultura occidental y camino de caminos.

3. Análisis comparativo: Las inquietudes de Shanti Andía y Les pomes d’or Ideas filosóficas y morales. Moralidad y amoralidad Las inquietudes de Shanti Andía En esta novela, el protagonista Shanti Andía siente un amor y una atracción muy grandes por Lúzaro: el pueblo que lo vio nacer y en el que espera morir. En sus viajes por el mundo, a los que Shanti da muy poca importancia, da la impresión de que el único lugar importante para él es su localidad natal. Desde San Fernando, lugar al que se ve obligado a ir a estudiar para conseguir

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su título de piloto, hasta las Filipinas o Inglaterra nuestro protagonista no encuentra su lugar: se siente un extranjero allí a donde va. El ejemplo más claro se da cuando, enamorado de Mary, renuncia a sus viajes a Filipinas como capitán y acepta un puesto de menor prestigio para poder estar más tiempo en su pueblo y más cerca de su amada. Esa dependencia de un lugar en el que “es alguien” le obliga a mantener su nombre y su honor impolutos. Incluso su tío, Juan de Aguirre, muda su nombre por el de Tristán de Ugarte para que el tráfico de esclavos al que se dedica no empañe su apellido y su fama.”Cada cual se llamaba como le parecía; yo mismo cambié mi nombre; no quería que, si me llegaban a ahorcar, el apellido de mi padre saliera a la vergüenza pública”.5 Lúzaro, pues, obliga a Shanti a vivir con una moralidad que ahora nos parece anticuada pero que en la época era perfectamente comprensible. Las acciones de nuestro protagonista, por tanto, deben ser “comme il faut”. Les pomes d’or Se trata de una novela de un dinamismo inquietante, plagada de exaltación sexual, de crueldad y ambición. Les pomes d’or nos devuelve a un mundo lleno de aventuras sin fin y reflexiones existenciales, aunque estas reflexiones no son más que la manifestación de una violenta amoralidad. “(…)i així també Porcel amb les seves creacions bullicioses i vitals, plenes de veus i d’aventures que ens permeten eixamplar l’horitzó de la vida més enllà de l’ofuscada petitesa d’un jo insuficient (...)”6 Homo homini lupus, parafraseando a Plauto en su Asinaria. Aquí todo vale con el fin de llegar el primero en una carrera desenfrenada. La meta es el poder, la posesión de la mujer más bella y, al más puro estilo de los tópicos aventureros, del tesoro que aquí sí da la felicidad. En esta novela no hay honor que mantener. No hay amor sino puro sexo animal. La esposa del obispo protestante le engaña con el marinero que un día entra en su casa por casualidad. El obispo se suicida y los amantes, ahora sin 5

Las inquietudes de Shanti Andía. Pío Baroja. Eds. Anaya. Madrid, 1967, p. 225.

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Escriptures contemporànies: Baltasar Porcel i la seva obra. DDAA. Publicacions de l’Abadia de Montserrat. Barcelona, 2009. p. 155

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obstáculos, dan rienda suelta a su pasión. Cuando el amante, Tobías, queda manco, será Bernabé, el causante de su desgracia, quien ocupará la cama de Katharina. Años más tarde, muerto ya Bernabé, el hijo de Tobías encuentra a una Katharina vieja y sin apenas rastros de su antigua hermosura. Nuestro protagonista no dudará en acostarse con la antigua amante de su padre, sin hacerle excesivos ascos, con el fin de obtener informaciones que le permitan acercarse al tesoro. “Sí, us ho diré. Però, tu, xicot,has de pasar aquesta nit amb mi. Esser per mi. Ja fa un segle que no he pogut posar la mà a sobre un home jove, ben plantat. Blanc! Europeu! 7 Antes de eso, el protagonista no ha dudado en tener relaciones íntimas con la hija de Bernabé, Hélène y con su nieta, Simone, a la que abandona en una situación de práctica esclavitud al final de la historia.

Parte comparativa Con las inevitables excepciones, podemos encontrar en Las inquietudes de Shanti Andía abundantes ejemplos de moralidad a la antigua usanza mientras que Les pomes d’or es el epítome de la más absoluta moralidad, aquí sin excepciones. En Las inquietudes… el comportamiento de Tristán de Ugarte casi que es excepcional y se acerca más al del mundo salvaje de los piratas orientales. Incluso Zaldumbide, el capitán al que no le tiembla el timón cuando de ir a buscar esclavos a África se trata, posee una ética que le acerca más a Juan de Aguirre y al irlandés Allen que a Tristán. En esta obra impera la palabra y el honor es importante para la mayoría de sus personajes: el mismo Machín, al enterarse de sus orígenes se echa a llorar y se vuelve generoso. “Estaba ahí sentado, donde tú estás. –le cuenta el viejo médico a Shanti- Al principio me oía irónicamente, con aquella sonrisa dolorosa que le caracteriza; pero cuando le conté lo que te voy a contar a ti se transformó. Lloraba como un chico. No creía que tuviera el corazón tan blando. Yo mismo me conmoví”.8

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Les pomes d’or. Baltasar Porcel. Avui, Barcelona, 1980 p. 183

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Las inquietudes de Shanti Andía. Pío Baroja. Eds. Anaya. Madrid, 1967, p. 293.

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A diferencia de esta novela, en Les pomes d’or lo difícil es encontrar a un personaje moralmente sano y honorable. Todos luchan contra todos para alcanzar su meta: el dinero. Los ejemplos más brutales de falta de moralidad se centran, sobre todo, en los capitanes de los respectivos barcos: Zaldumbide en Las inquietudes de Shanti Andía y el señor Ulano en Les pomes d’or. Ambos patronos no dudan en comerciar con esclavos e incluso, en el caso de Ulano, en llegar al asesinato para aumentar su patrimonio. Aún así hay diferencias entre Zaldumbide y Ulano y aquél nos resulta más humano: llega incluso a diseñar un barco donde los esclavos viajan de un manera más cómoda de lo habitual en esos casos. “No les alimentaba con mijo y manteca de palma, como los demás negreros, sino que eles daba pescado ahumado, habichuelas y miel. Los alimentaba mejor que a los marineros. No había sublevaciones; al revés, había negro que, salido de la prisión, al verse en el barco con cierta libertad y sin ser golpeado, consideraba al capitán como un bienhechor”.9

El mar y su simbología. La nostalgia Las inquietudes de Shanti Andía Todo lo que en esta obra son correrías de chico, pequeñas aventuras en playas, cuevas e islotes costeros, pueden considerarse como “notas autobiográficas” y recuerdos del San Sebastián donde Pío Baroja vivió de niño. Recuerdos en los que destacan algunos elementos de la mitología vasca como la Egansuguía o las canciones de taberna que a Shanti le encanta ir a escuchar a pesar del disgusto de su madre. Pero es en el libro segundo del primer capítulo, “El mar antiguo”, donde Baroja, por boca de Shanti, da rienda suelta a su nostalgia por el antiguo oficio de marino y las posibilidades que este brindaba, en franco contraste con un presente plano y sin interés. Se trata de una exaltación del mundo romántico y heroico de los marinos, impregnada de nostalgia por un tipo de navegación ya desaparecido. “Antes, el barco de vela era una creación divina, como una religión o como un poema; hoy, el barco de vapor es algo continuamente cambiante como la ciencia (…) Antes, el mar era nuestra divinidad, era la reina 9

Las inquietudes de Shanti Andía. Pío Baroja. Eds. Anaya. Madrid, 1967, p. 293.

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endiosada y caprichosa, altiva y cruel; hoy es la mujer a quien hemos hechos nuestra esclava (…) el mar entonces no era tan bueno como hoy, ni tan pacífico; pero sí más hermoso, más pintoresco, un poco más joven”. 10 Shanti se acomoda a su nueva existencia de burgués retirado, pero aún así sigue añorando ese pasado. Al final del libro, en el epílogo, asegura “¡Oh, gallardas arboladuras! ¡Velas blancas, muy blancas!(…) ¡Qué pena me da el pensar que vais a desaparecer, que ya no os volveré a ver más! (…), yo me alegro de que mis hijos no quieran ser marinos…, y, sin embargo…11 Les pomes d’or Ya Jean Paul Sartre identificaba el mundo con un inmenso desierto sin caminos prefijados. Un desierto en el que los humanos por medio de opciones y de decisiones constantes, trazamos nuestro camino. “(…) l’homme est condamné à être libre. Condamné, parce qu’il ne s’est pas créé lui-même, et par ailleurs cependant libre, parce qu’une fois jeté dans le monde, il est responsable de tout ce qu’il fait”12. El hombre está solo en el mundo y su vida es única e irrepetible. “L’homme n’est rien d’autre que ce qu’il se fait”13. Somos nuestra experiencia y no hay ética que prescriba un comportamiento determinado. En Les pomes d’or el desierto se ha convertido en un mar simbólico donde el hombre puede trazar su rumbo. Un rumbo, influido por los vientos, que supone una decisión personal y que cada vez lleva a un lugar diferente. El marino no puede pretender conocer el mar desde el principio sino que lo hace conforme lo va recorriendo, conforme traza su camino. El mar, como la vida, es incertidumbre sobre el final y supone adversidades continuas contra las que hay que luchar. Míster Macaulay, el primer patrón de nuestro protagonista, asegura:

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Las inquietudes de Shanti Andía. Pío Baroja. Eds. Anaya. Madrid, 1967, p. 35

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Las inquietudes de Shanti Andía. Pío Baroja. Eds. Anaya. Madrid, 1967, p. 364

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L’Existentialisme, Jean-Paul Sartre. Les Éditions Nagel. Suisse, 1965. p. 37

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L’Existentialisme, Jean-Paul Sartre. Les Éditions Nagel. Suisse, 1965. p. 22

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“El vent és un aliat de la mar i la mar és el més poderós i despietat dels elements. Per lluitar contra els dos, és imprescindible la racionalitat de l’home. Aquest vaixell va amb màquina, i mai no hissarem el velam, per evitar la traïció.(…) El mar és un misteri, una constant perfídia”.14 El marino no puede pretender conocer el mar desde el principio sino que lo hace conforme lo va recorriendo, conforme traza su camino. El mar, como la vida, es incertidumbre sobre el final y supone adversidades continuas contra las que hay que luchar.

Parte comparativa El mundo de Shanti es un mundo pequeño, de ida y vuelta. Da la impresión de que el planeta Tierra se ha hecho diminuto y se centra el Lúzaro. El resto del mundo es un mero decorado que no hace otra cosa que destacar la importancia del pueblecito vasco. “Roda el món i torna al Born” nos dice el antiguo adagio catalán. El mundo de los protagonistas de Les pomes d’or es, en cambio, el de los viajes sin fin en busca de una especie de El Dorado: desde los antiguos pueblos de las montañas españolas hasta el Próximo Oriente, África Occidental, el Mediterráneo de Venecia a Djerba. El tiempo es también secundario y fluctúa entre los primeros años del cristianismo, época necesaria para explicar el origen del tesoro de Herodes y el siglo XX, culminación de la historia. En Las inquietudes… Shanti siente el orgullo de pertenecer a la familia de los Aguirre y bucea en el libro de la historia familiar en busca de acontecimientos que refuercen ese orgullo. La nostalgia impregna sus viajes en el espacio y en el tiempo y es la causante del retorno definitivo a sus orígenes. El mar ha supuesto un camino circular, que sólo es útil porque permite a nuestro protagonista valorar lo que deja atrás. En Les pomes d’or el protagonista vuelve a su pueblo pero da la impresión de que, aunque es importante para él, se mantiene alejado del resto de lugareños. La casa es su refugio y no hay tertulias, ni tabernas, ni batallitas contadas junto a la chimenea común. En este caso apenas hay nostalgia y el 14

Les pomes d’or. Baltasar Porcel. Avui, Barcelona, 1980. P. 69

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mar no es el pretexto sino, al más puro estilo Kavafis, la razón real de la existencia: el mar como camino es el mundo en que los protagonistas habitan.

El impulso vitalista y el espíritu acomodaticio Las inquietudes de Shanti Andía En esta obra, la comparación entre Shanti y su tío Juan no deja lugar a dudas: Juan de Aguirre mantiene vivo el espíritu de aquel Lope de Aguirre, antepasado ilustre al que no se le importaba un ardite nada, ni España, ni su rey ni sus hombres, y que no vaciló en matar a su propia hija para que no fuera criada de nadie. Ambos lo dan todo por perdido y, por lo tanto, van hacia delante sin parar. Su camino es su hogar y no saben –tampoco les importa demasiado- qué encontrarán al final. Shanti, en cambio, vive una vida aparentemente vulgar y acomodada. Incluso aquellos viajes que le podrían proporcionar algo de aventura (la ruta de ida y vuelta a Filipinas, de dos años de duración) son despreciados a favor de rutas más cortas (viaje de ida y vuelta a Inglaterra) para poder estar más cerca del hogar. Al final de la obra, que coincide también con los últimos años de la vida de nuestro protagonista Shanti Andía, aunque este tiene vagas reminiscencias de tiempos pasados más aventureros y valora la vida de su tío Juan, considera que la vida sedentaria que ha llevado y lleva es la menos mala que existe. Shanti acepta sin envidias ni rencores que su tío es el prototipo de aventurero a la antigua usanza. Sabe que él nunca será como Juan de Aguirre y no le importa demasiado.”Yo cada día me siento más indolente y distraído. Muchas mañanas, con el buen tiempo, me levanto muy temprano y sigo el camino abandonado, escuchando el rumor de los campos”.15 Una vez leída la obra, nos quedamos con la impresión de que las únicas aventuras que Shanti ha vivido realmente fueron las de su niñez, como la visita al encallado Stella Maris y la consiguiente vuelta a través de una cueva que había alimentado las fantasías de los lugareños durante generaciones.” Baroja (…) exalta el anhelo de libertad anárquica en muchos de sus personajes y

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Las inquietudes de Shanti Andía. Pío Baroja. Eds. Anaya. Madrid, 1967, p.

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pugna, al mismo tiempo, por afirmar su fe en una vida organizada y culta, incompatible de hecho con esa libertad”.16 Ya al final de la novela le proponen a Shanti la búsqueda del tesoro de Zaldumbide, enterrado en la costa africana. Shanti proporciona todas las indicaciones que posee pero se niega a acompañar a la expedición, tal es su poco espíritu de aventuras. Después de muchas peripecias el tesoro es hallado y sus buscadores le envían un par de hermosas perlas a Shanti, para que se las regale a su esposa. El gesto de Shanti es sintomático de lo que él opina de la aventura: las lanza a las aguas porque no quiere nada que le recuerde a aquel que él nunca llegó a ser. Les pomes d’or Podríamos decir que Les pomes d’or es una novela vitalista, porque está llena de vida, y de aventuras como símbolo de vida, de que seguimos vivos. En esta obra nos encontramos con dos maneras de vivir la vida y, por añadidura, con dos tipos de personajes que los representan plenamente. Por un lado encontramos a los perdedores como Ulano, Tobías, Katharina o incluso la misma Simone. Pertenecen tanto a la generación anterior como a la del mismo protagonista principal y acaban sucumbiendo a su desidia o a su falta de visión de futuro. Por otro lado está Bernabé des Moines, la bestia negra de Tobías, que vive la vida al límite. Hombre brutal, que no duda en violar a su propia hija en la noche en la que ha fallecido su yerno de peste, y de una absoluta falta de ética, consigue el tesoro por el que han sido asesinadas tantas personas pero muere antes de poderlo disfrutar. En el mismo lado de los triunfadores está el protagonista sin nombre de nuestra historia. Hijo de Tobías, no ha heredado su indolencia y su falta de moralidad corre pareja a la de Bernabé. Al final consigue disfrutar del tesoro, de les pomes d’or , dejando por el camino –ironías del destino- a todas aquellas personas que habían contribuido a la desgracia de su padre: Katharina,

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Historia de la literatura española. Ángel del Río. Holt, Rinehart and Winston, Nueva York, 1963.

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Bernabé y a la hija e hija-nieta de éste. En cierta manera, Tobías acaba vengándose, años más tarde de su muerte, a través de su hijo.

Parte comparativa Ambos impulsos, el vitalista y el acomodaticio, se encuentran fielmente reflejados en las dos novelas que ocupan este trabajo, aunque en cantidades y en número de personajes diferentes. En Las inquietudes… da la impresión de que la indolencia campa por sus fueros y que la aventura se centra sólo en Juan de Aguirre, como una excepción que confirma la regla. El terruño atrae y, al mismo tiempo, pudre cualquier impulso vitalista y viajero. Los marinos viajan por obligación y da la impresión de que su vuelta y su estancia en el hogar son más importantes que la vida que han vivido afuera. La vuelta con vida a su casa se convierte en la real aventura y en el triunfo de sus vidas. Incluso Juan de Aguirre vuelve a pasar sus últimos días –de incógnito porque se le supone muerto- al pueblo que le vio nacer. El espíritu acomodaticio se impone. En Les pomes d’or, por el contrario, no hay pueblo al que volver. Todos huyen de su lugar de nacimiento y la obra es un continuo caminar hacia delante, sin vuelta atrás. En este caso es el protagonista, triunfador real de la historia, el que decide instalarse en Mallorca –que tampoco es su Vallvidrera natal- para descansar, al final de la obra, y reencontrar un antiguo amor. Los lugares de origen de los protagonistas no tienen nada bueno que ofrecerles, sólo recuerdos de miseria y marginación. Acomodarse allí es imposible y el vitalismo, sinónimo de nomadismo, se impone.

El tiempo y la experiencia Las inquietudes de Shanti Andía Pío Baroja no utiliza el tiempo como formador de caracteres. El libro que recoge la historia de la familia Aguirre es como un conjunto de viñetas que dan alas a la imaginación desbocada de su tía, que vive en ellas una vida muy alejada del insulso devenir de la suya y que le sirve para ilustrar la infancia de Shanti. En este caso, la vida aventurera de una buena parte de los antepasados de Shanti Andía no despierta en éste más que vagos deseos de aventuras

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infantiles. La vida se irá encargando de borrar los afanes aventureros de nuestro

protagonista

y

la

experiencia

de

sus

antepasados

también

desaparecerá, con la única excepción de la de su tío Juan. “Allí, desde el principio se presenta a un personaje que lee sus recuerdos y que se pregunta si ahora, mirándolo todo a distancia, va a seguir. Los saltos cronológicos de la narración no consiguen dar la impresión de sincronismo, sino que más bien recalcan la distancia”.17 Un claro ejemplo de la desidia que invade a la familia es el de la desaparición, con los años, del libro que contiene la historia familiar, probablemente para ayudar a encender la chimenea de los marineros que alquilan la casona familiar, una vez muerta la abuela. Les pomes d’or En esta obra el narrador protagonista decide escribir una especie de autobiografía cuyos principales protagonistas serían su padre Tobías y él mismo. El resto de personajes suponen un telón de fondo que contribuye a amplificar los caracteres muy marcados de ambos protagonistas. Tobías y su hijo nunca coinciden en la obra. Es más, Tobías es para su hijo casi un perfecto desconocido y este se irá acercando a su padre, en la distancia, a través de las historias y las vivencias que obtendrá a través de las personas que o conocieron en su momento. En esta obra de Porcel el hombre es una especie de ser temporal cuyo marco se desarrolla sólo en este mundo. No hay salvación ni retribución fuera de esta vida y ello impulsa a nuestros protagonistas a buscar su paraíso en la Tierra. Todos los tópicos de la poesía clásica –Collige, virgo rosas, Carpe diem y Tempus fugit- se dan cita en una novela en la que el tiempo es muy importante y la experiencia vital obtenida, a través de la propia vida y a través de la de los demás, es básica. Esa experiencia, vivida a través de los relatos sobre su padre Tobías, le vale al protagonista de Les pomes d’or para tener muy claro qué debe y qué no debe hacer si quiere triunfar: al final la vida de Tobías sirve de claro ejemplo a su hijo 17

Modernismo y 98. José-Carlos Mainer. Editorial Crítica. Barcelona, 1980. p. 360.

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Parte comparativa Mientras que en Les pomes d’or el tiempo es lineal (viaje sólo de ida en la mayor parte de los casos), en Las inquietudes de Shanti Andía es plenamente circular (viaje de ida y vuelta en todos los casos, incluso en el de Juan de Aguirre). Shanti Andía bebe de las fuentes aventureras y de la experiencia de la familia pero esa información sólo deja un pequeño poso, apenas visible, que no modifica prácticamente nada su vida. Es más, parece que le reafirma en ese espíritu acomodaticio del que hablábamos con anterioridad. El protagonista de Les pomes d’or, por el contrario, aprovecha todas y cada una de las experiencias que llega a conocer, buenas y malas, para obrar con destino a un fin primario: el dinero. El tiempo representa un enorme problema sobre todo para los personajes femeninos de la obra de Porcel. Hélène y Katherina ven marchitar su belleza y su juventud de una manera imparable. Simone, en cambio desaparece joven (¡qué terrible vida de esclava le espera!).

4. Conclusiones A la vista de las lecturas realizadas y de la bibliografía que hemos consultado, podemos concluir que Las inquietudes de Shanti Andía es una novela de aventuras y, al mismo tiempo, una obra que reflexiona sobre la imposibilidad de que haya aventuras. “Las inquietudes de Shanti Andía se ofrece (…) como una autobiografía de composición fragmentaria y episódica a favor de la suspensión de una intriga repleta de anécdotas históricas o fantásticas, algunas de carácter folletinesco”.18 Hace ya la friolera de 100 años Pío Baroja opinaba que la aventura, como los barcos a vela, había de dejado de existir en un mundo excesivamente desarrollado donde las máquinas movían las vidas de las personas. Ello explicaría por qué la gente se acomoda y, en todo caso sólo llega a sentir una ligera nostalgia –pronto eliminada por el cómodo sillón- de los tiempos pasados. La conciencia y los límites morales se imponen. La pequeña sociedad 18

Baroja o la novela en libertad. Ángel Basanta. Anaya, Madrid, 1993. p. 52.

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de Lúzaro manda sobre las conciencias y si el protagonista quiere ser alguien sabe que deberá pasar por el aro de lo que es correcto Baltasar Porcel, en Les pomes d’or, opina de manera diametralmente opuesta. Coincide con Pío Baroja en la importancia de recuperar el pasado aunque, en este caso sin nostalgias. Les pomes d’or es una auténtica novela de aventuras y evasión a la vieja usanza. Con un ritmo trepidante, sin dejar al lector apenas tiempo para respirar, la novela nos lleva a tiempos pasados y a lugares lejanos para que podamos entender por qué los protagonistas actúan como lo hacen. A Bernabé des Moines y todos sus compañeros, incluida la siguiente generación, no les tientan los cantos de sirena de la moral decimonónica que impregna Las inquietudes de Shanti Andía. Lo único que les importan son las experiencias vividas a menudo al filo de la muerte, con el único fin de obtener una remuneración en vida. Aquí no hay remordimientos de conciencia ni límites religiosos o morales. Al más puro estilo existencialista, el hombre es una isla que aumenta su territorio cada día con la experiencia que obtiene de la vida y de los que le rodean. El espíritu de supervivencia invade la obra de principio a fin. Los protagonistas de Les pomes d’or tienen mucho menos que perder que los protagonistas de la novela de Pío Baroja y, por lo tanto, actúan en consecuencia. A pesar de todo, el mundo de la acción une a ambos autores de manera indisoluble, aunque tratada de diferente manera en sus dos obras.”L’acció, oposada a la reflexió, sol caracteritzar la majoria dels personatges de les seves novel·les (de Porcel), la qual cosa coincideix amb la seva preferència envers els personatges i les accions de la novel·lística de Pío Baroja.” 19

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Escriptures contemporànies: Baltasar Porcel i la seva obra. Ed. A cura de Margalida Pons et alii. Publicacions de l’Abadia de Montserrat. Barcelona, 2009. p. 223.

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5. Bibliografía

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