Las ideas sobre el origen de la riqueza en dos poemas nórdicos: Arinbjarnarkviða y Hávamál

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Las ideas sobre el origen de la riqueza en dos poemas nórdicos: Arinbjarnarkviða y Hávamál Santiago Barreiro (CONICET) El famoso estudio de Adam Smith, An Inquiry into the Nature and Causes of the

Wealth of Nations, es reconocido como el texto fundacional de la ciencia económica. El filósofo escocés es además uno de los padres fundadores de la teoría del valor-trabajo característica de la economía clásica, de Petty a Marx, desfavorecida por los economistas modernos, quienes suelen adscribir a la teoría marginalista de la utilidad para resolver el problema del valor. Como es bien conocido por los medievalistas, Smith no fue el primero en reflexionar sobre la fuente del valor, puesto que tanto la escolástica como el pensamiento islámico se abocaron a discutir ese problema (Wood 2002; Murray 1991: 25-58). Sin embargo, las ideas de los hombres medievales menos sofisticados sobre las fuentes de la riqueza han recibido bastante menos atención. Por ejemplo, Walter de Henley, un tratadista agrario inglés del siglo XIII dista mucho de ser Tomás de Aquino o Ibn Jaldún, pero en su Le Dite de Hosebondrie dice:

Les bens ke deu vos preste sagement les gardet e despendet. “Los bienes que Dios te presta sabiamente cuídalos y gástalos” (LDH, 4) Esto sugiere una idea de riqueza derivada de una posesión temporaria cedida por la divinidad, que resulta extraña a ojos modernos, pero no sorprendería a un antropólogo. Por ejemplo, en su Au Fondement des Sociétés Humaines, Maurice Godelier resume la situación en la isla de Tikopia, diciendo que “Toutes les activités productrices essentielles à la vie des individus et des clans venaient de ce fait s’encastrer dans le cycle des rituels accomplis par les chefs pour œuvrer «avec» les dieux au succès de ces activités. Pour cette raison, le succès ou l’insuccès de leurs activités productrices leur paraissaient dépendre davantage de l’efficacité des rites, et donc de l’action conjointe des chefs, et des dieux, que de leur propre travail“ (Godelier 2007: 230). Si bien allí no es solamente lo divino que genera la riqueza, sino la combinación de dioses, jefes y trabajo, el principio de creación de valor incluye un componente sobrenatural, habitual en las explicaciones etnográficas. El ejemplo clásico, el hau maorí recuperado por Mauss como impulso místico del don, puede ser interpretado como una especie de “fuerza de producción“ (Sahlins 1974). Gurevich veía entre los “bárbaros“ medievales (incluyendo a los escandinavos) una interacción semejante, también ritualizada, entre trabajo y mundo sobrenatural a a la hora de definir los criterios de propiedad (Gurevich 1990: 262-263)

El objetivo de nuestro proyecto es explorar las ideas que pudieron tener los escandinavos medievales sobre el origen de la riqueza. El mundo nórdico no presenta textos específicamente dedicados a la temática dentro de su literatura vernácula, pero las alusiones son sorpresivamente abundantes. La literatura que versa sobre las concepciones económicas en el medioevo nórdico se ha enfocado generalmente en la ideología del intercambio, en el mejor de los casos para notar su especificidad histórica (por ejemplo, Gurevich 1992, Helgi Þorláksson 1992) y en los peores, para convertir a los vikingos y sus herederos en unos

entrepreneurs avant-la-lettre (desde Wax y Wax 1955 hasta Miller 2008). Un autor, incluso, les adjudicó “l’avenement, qui leur est du, d’une notion moderne du commerce et des echanges” (Boyer 2005: 7). Así, nuestro estudio se inserta en un debate más amplio sobre el lugar de la racionalidad económica medieval. En este trabajo nos enfocaremos en dos poemas presumiblemente compuestos cerca del cambio de milenio y que aluden a los problemas del origen del valor y la producción: El poema escáldico Arinbjarnarkviða, atribuido al escaldo Egill Skalla-Grímsson y un poema éddico anónimo, Hávamál. Comenzaré por presentar ambas fuentes:

Arinbjarnkarviða, 17 Preservado en un solo manuscrito, Möðruvallabók (c. 1350), adjunto tras Egils saga, que refiere al poema en su capítulo 78, donde lo ubican la editores modernos de la saga. Es un poema de 25 estrofas, en el que el poeta y granjero islandés, Egill homenajea a su amigo, el noble noruego Arinbjǫrn. Se alaba la generosidad, honestidad y coraje de Arinbjǫrn y se rememora el episodio de Hǫfuðlausn (“rescate por la cabeza”), en que la intervención del noruego logra salvar la vida de Egill ante sus enemigos, el rey Eiríkr hacha sagrienta y la reina Gunnhildr. Para nuestros fines, la decimoséptima estrofa es interesante pues habla del origen de la riqueza de Arinbjǫrn:

Þat allsheri / at undri gefsk,/ hvé hann urþjóð / auði gnœgir / en grjót-bjǫrn / of gœddan hefr / Freyr ok Njǫrðr / at féar [fjár] afli. “Todos están maravillados sobre como él suministra al pueblo con bienes, pero Freyr y Njǫrðr habían dotado al oso de piedra [Arinbjǫrn] con la fuerza de la riqueza” (Egils saga 78:264)

Es decir, Egill plantea que el origen de esa riqueza es un regalo de dos dioses paganos, ambos usualmente asociados en la mitologíacon la fertilidad y la prosperidad. Esta noción podría ser muy arcaica, puesto que el poema Arinbjarnarkviða fue probabemente compuesto por el Egill histórico en el siglo X. Los mismos versos están citados en la Edda de Snorri y en un tratado gramatical compuesto por Óláfr Þórðarson (sobrino de Snorri), ambos durante el siglo XIII. La noción de que las divinidades son los “donantes originales” (ver Sahlins 2004, Godelier 2002) está muy extendida y no habría sido extraña ni para un autor cristiano ni para un poeta pagano. Una versión cristianizada del mismo tema aparece en la Prestssaga Guðmundar góða (“Saga del sacerdote Guðmundr el bueno”), parte de la compilación Sturlunga, se cuenta que la sede episcopal había sido conservado más reservas en ese año que en años anteriores, pese a que había sido más generosa en la caridad y pese a la escasa largueza que demostraba el administrador de la sede, Kolbeinn, hacia el protagonista. Consultado por esta inusual riqueza, Guðmundr responde: “Þat er sýnt” segir Guðmundr “at Máriú þykkir betra þat, er veitt er, en

Kolbeini” (“Esto parece”, dice Guðmundr”, “que María piensa mejor de esto, de nuestra hospitalidad, que Kolbeinn”). Luego, cuando un granjero se maravilla por la abundancia de heno en ese año, el obispo responde casi lo mismo: “Hverr beit, nema Máriú þykki betra, er

veit er, en Kolbeini?” (“¿Quién sabe, excepto que María piense mejor, de nuestra hospitalidad, que Kolbeinn?” Sturlunga Saga, PGG 26: 154). Es decir: la tierra es generosa con hombres generosos, por voluntad de la Virgen. El paralelismo con el Arinbjarnarkviða es cercano: los dioses Freyr y Njǫrðr, dioses Vanir asociados con la fertilidad, proveen al generoso Arinbjǫrn con riquezas del mismo modo que María provee a Guðmundr. La idea de un origen sobrenatural de la riqueza aparece en otro poema éddico,

Grottasǫngr, (“La canción de Grotti”) que se preserva en los manuscritos de la Edda de Snorri, en particular el GKS 2367 4to, de principios del siglo XIV. Sin embargo, el poema es usualmente considerado relativamente temprano, aunque posterior a Hávamál (Jan de Vries lo ubicaba en el siglo XI, en los años de la conversión. Ver Fidjestøl 1999: 183). En él, el mítico rey danés Fróði adquiere dos esclavas de gran fuerza para que muelan con su molino mágico Grotti, sin saber que ellas no son humanas, sino gigantas de las montañas ( bergrisar). Aunque en un principio las cautivas operan el molino beneficiosamente, el rey las ofende al reducirlas a las servidumbre pese a que son grandes guerreras de linaje, por lo que ellas le muelen enemigos destructivos y destruyen el molino. La quinta estrofa dice:

"Auð mǫlom Fróða / mǫlom alsælan, / mǫlom fiolð fiár á feginslúðri! / siti hann á auði, sofi hann á dúni, / vaki hann at vilia! þá er vel malit.” (Grottasǫngr 5) “Riqueza molemos para Fróði / molemos felicidad, / molemos muchas propiedades en la piedra maravillosa / ¡siéntese él sobre la riqueza, / duerma él en un edredón, / despiértese él en felicidad! Entonces está bien molido” Fróði es una figura mítica asociada a la abundancia, de la que el poema da una explicación. La imagen de un molino, pieza central de la acumulación en una sociedad agraria cerealera (como la Dinamarca medieval), metonímicamente convierte a la harina en su efecto, la abundancia. Si bien Grottasǫngr funciona como un comentario sobre los riesgos de equivocar el juicio sobre el rango de las personas a través de un mito, resulta interesante remarcar que aunque asocia la riqueza a lo sobrenatural (asociando el mundo natural a las gigantas; Quinn 2013:178), a la vez la deriva del esfuerzo productivo, tema que reaparece en los versos que comentamos a continuación.

Hávamál, 59 Hávamál (“El discurso del alto”) es un poema anónimo, preservado en el llamado Codex Regius (c. 1270), códice principal de la poesía éddica, género caracterizado por sus textos de temática mitológica y heroica. La datación del poema es muy compleja, pero existe evidencia lingüística que sugiere que la primera parte del poema (a la que pertenece la estrofa aquí citada) es temprana (ver Fidjestøl 1999: 207-229. Ver también McKinnell 2007). Esta primera parte del poema es en gran medida de carácter gnómico, presentando una serie de consejos prácticos para el comportamiento cotidiano. Mauss refería a él en su ensayo sobre el don, debido a la riqueza de sus referencias sobre la reciprocidad obligatoria. Curiosamente, sus referencias a la producción han recibido menos atención. La estrofa 59 dice:

Ár scal rísa, sá er á yrkendr fá, / oc ganga síns verca a vit; / mart um dvelr, þann er un morgin sefr, / hálfr er auðr und hvǫtom “Temprano se debe levantar, quien pocos trabajadores tiene, e ir hacia su trabajo con criterio; mucho descuida quien duerme por la mañana, la mitad de la riqueza está en la diligencia.” (Hávamál, 59)

Estas palabras son puestas en boca de Hár (“el alto”), es decir, Óðinn, pero esto no parece de importancia en esta primera sección gnómica del poema. Como se ve, aquí se asocia explícitamente riqueza y esfuerzo. Esta misma asociación se encuentra en una lausavísa (“estrofa suelta”) presente en la Saga de Egill. Skalla-Grímr, padre del protagonista aparece caracterizado como un hombre muy activo y abocado constantemente a las tareas de la granja. Exige a sus peones que se levanten temprano para asistirlo en las tareas de forja. Ante las quejas de estos, responde: “Mjǫk ár verðr at rísa ísarns meiðr, sá er skal kveðja veðrseygjar váðir vidda bróður aura.

Læt ek sleggjur gjalla á heitu gulli geisla njóts, meðan vindfrekar hreggs hrœrikyt[j]ur þjóta.” Esto puede traducirse así: “Muy temprano, se levanta el árbol de hierro (=el herrero), el que demanda riquezas de las ropas que absorben viento del hermano del mar (=los fuelles. El “hermano del mar” es el viento, por lo que la kenning es redundante). Yo hago que el mazo grite sobre el oro caliente del que disfruta el rayo (“el que disfruta el rayo” parece ser el fuego, pero aquí la imagen se extiende al herrero. El “oro caliente del que disfruta el rayo” es, por lo tanto, el hierro siendo forjado), mientras aúllan las casuchas móviles de la tempestad avariciosas de viento (otra vez, =los fuelles)”

En síntesis, la estrofa dice: el herrero se levanta temprano para crear riquezas forjando. Es difícil saber si esta estrofa corresponde al Skalla-Grímr histórico del siglo IX o si está creada ad hoc por el autor de la saga de principios del siglo XIII. A diferencia de su hijo, Grímr no es un poeta afamado y se preservan solamente esta y otras dos estrofas. Estos ejemplos contrastan con la visión dominante en el continente, en que el trabajo era visto en términos morales y espirituales, por lo que la producción era considerada secundaria (Lis and Soly 2012: 141), excepto en algunos movimientos específicos, como los Humiliati, que veían el trabajo como un fin en si mismo (Lis and Soly 2012: 128-129). Sin embargo, tanto

Hávamál como el verso de Grímr insisten en asociar trabajo con enriquecimiento. Más aun, lo asocian específicamente con el tiempo de trabajo, propio o ajeno. En el poema éddico, la ausencia de tenentes motiva al destinatario a trabajar desde temprano si quiere enriquecerse; el padre de Egill ejemplifica a sus tenentes con exactamente el mismo mensaje. No hay aquí carácter moral o búsqueda de salvación.

Dioses, Tierra, Hombres: El origen de la riqueza en Landnámabók Los ejemplos mostrados entran entonces en dos categorías principales: aquellos en los que la riqueza deriva del favor divino y aquellos en que deriva del esfuerzo humano. Resulta interesante contrastar estos ejemplos con una de las fuentes más ricas del medioevo islandés, el

Landnámabók (“Libro de la colonización”), que describe el asentamiento de los primeros migrantes nórdicos a Islandia. Este libro (del que se preservan distintas versiones: seguimos aquí la más conocida, compuesta por Sturla Þórðarson en el siglo XIII) es particularmente importante, pues presenta una descripción (probablemente muy adaptada a los intereses políticos de la época de composición) de cómo se transforma un entorno virgen en una serie de espacios de producción de riqueza. La información es abundante: 1)

Se cuenta como un colono fervientemente cristiano, Ásólfr, hace que los

ríos abunden en peces, lo que le genera una reputación de santidad ( Landnámabók, S24: 62) 2)

Una mujer, Þuríðr, utiliza la brujería para el mismo fin en dos

ocasiones, y es apodada “llena-bahías” (sundafyllir. Landnámabók, S145: 186). 3)

Un hombre, Þorsteinn nariz-roja (rauðanefr), ayuda mágicamente a la

cría de ovejas. Es llamado un “gran sacrificador” (blótamaðr mikill) pues ofrenda todas las sobras a una catarata, frase que habitualmente designa a los paganos fervientes. Gracias a ello obtiene la clarividencia y puede prever que ovejas conviene faenar, por lo que posee veinte hunðruð (es decir, 2400). Þorsteinn predice su propia muerte, y tras morir él, una tormenta ahoga a sus ovejas en la catarata (Landnámabók, S355: 358). 4)

El ganado de un hombre, Hafr-Bjǫrn (Bjǫrn el del chivo) se multiplica

tras recibir y aceptar, en sueños, la ayuda de un bergbúi (un “habitante de la montaña” sobrenatural). La ayuda toma la forma de un chivo que hace que su rebaño de cabras se multiplique rápidamente y Bjǫrn se vuelva muy rico (vellauðig. Landnámabók, S329: 330). 5)

Se remarca la relación entre prosperidad y calidad de la tierra en la

cuaderna sur de la isla (Landnámabók, S336:338) 6)

Tres secciones hacen referencia a la multiplicación natural de los cerdos

con el paso del tiempo (Landnámabók, S116:158; S179:220; S218: 251)

En los primeros cuatro casos tenemos variantes de la idea de un origen extrahumano de la riqueza de diverso tipo: cristiano, pagano y mágico. Las otras referencias en cambio incluyen un nuevo elemento, la idea de una naturaleza generadora de riqueza. En cambio, no hemos hallado rastro claro en este texto de asociación directa entre trabajo y tierra como vimos en los poemas de Egils saga y en Hávamál. Quizás esto se relacione con la naturaleza de la fuente, pues se tradionalmente se supone que el Libro de la

Colonización buscaba remarcar la preeminencia innata de los primeros colonos, a fin de legitimar el poderío de algunos de sus descendientes (cf. Orri Vésteinsson y Adolf Friðriksson 2003). Quizás por ello la idea de una riqueza ganada, antes que proveniente de la providencia o el más allá resultara contraproducente. No hay aquí self-made men, como los que aparecen en Egils saga, tienen un lugar aquí. Es particularmente revelador el contraste en la presentación de Skalla-Grímr en ambas fuentes. Si Egils saga insiste frecuentemente, en verso y prosa, en su gran capacidad de trabajo, Landnámabók ignora ese aspecto pero refuerza su papel como colono y como distribuidor de tierras ( Landnámabók, S30:70-71), nombrándolo como uno de los colonos más nobles (gǫfgastir) de la cuaderna occidental (Landnámabók S170: 209).

Conclusiones Hemos contextualizado dos poemas nórdicos presumiblemente altomedievales que presentan trazos de las nociones sobre la riqueza en el mundo nórdico. Comparándolos con otros textos posteriores, notamos dos rasgos sobresalientes. El primero, una continuidad entre las nociones presentes en los poemas: de origen sobrenatural (en Arinbjarnarkviða) y derivado del trabajo (en Hávamál), que reaparecen en numerosas fuentes. Ambas nociones recuerdan más a las ideas “materialistas” de Hobbes y Petty que a las “utilitarias” del pensamiento aristotélico y escolástico (Dooley 2005: 23). En tercer lugar, que existe, al menos en una fuente de la edad media central nórdica, una asociación entre riqueza y el medio natural que no aparece en los poemas aquí trabajados. Queda para futuros trabajos analizar si esta idea puede trazarse en otros textos tempranos o es una innovación específica de la Edad Media central.

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