Las hojas de coca entre el gusto, la costumbre y la utilidad. Apuntes sobre sus usos sociales en Salta.

June 15, 2017 | Autor: MEugenia Flores | Categoría: Social Practice
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Descripción

Revista KALLAWAYA entrega dedicada a la Coca
Autora: Eugenia Flores[1]
Universidad Nacional de Salta
[email protected]

Las hojas de coca entre el gusto, la costumbre y la utilidad. Apuntes sobre
sus usos sociales en Salta.
"
"La aceptación de la hoja de coca en el norte de la
Argentina se asienta en un tejido
de creencias y percepciones compartidas,
y se expresa en formas de sociabilidad
intercultural de amplia difusión"
S R Cusicanqui[2]

En este trabajo pretendemos hacer una descripción de los diferentes
usos sociales que tiene la coca en escenarios multifacéticos, discontinuos,
polisémicos y de interacción urbana, como la ciudad de Salta, develando el
carácter identificatorio de la misma. Este panorama se aleja mucho de la
visión estigmatizante que reduce las hojas de coca al plano de las
"toxicomanías", pues a nuestro entender en estos usos prevalecen las
creencias y devociones que tienen que ver con la historia oral, las
memorias familiares, las tradiciones inventadas y préstamos y asimilaciones
culturales. Como práctica social histórica fue representada por diversos
esquemas de percepción, apreciación y acción, que le asignaron un valor
simbólico basado en el reconocimiento de las virtudes de la planta o huaca
"mamacoca".
Si bien en el noroeste argentino encontramos una adhesión a lo que se
ha denominado "lo andino", esta asimilación de las poblaciones de la puna,
valles y quebradas tiene larga data, por lo menos desde la expansión de
Tiahuanaco (400 al 1000 dC), y toma sus particularidades de acuerdo a los
grupos y a los contextos en los que se desenvuelven en su vida cotidiana y
ritual. De manera que se nos hace necesario incursionar por lo que se ha
llamado la "cultura andina" o "cosmovisión andina" para entender el valor
simbólico que representan las hojas de coca. Muchos autores peruanos toman
los Andes Centrales como la fuente de un país pluricultural debido a su
condición de pluriecológico. Por otro lado la relación hombre naturaleza
dio lugar a diversas expresiones culturales históricamente constituidas,
que fueron también tipificadas como "cultura andina", "el hombre y la
cultura andina", "el mundo andino", "cosmovisión andina", entre otros. Lo
que une a estas diversas poblaciones, incluidas las del noroeste argentino,
es que comparten una misma creencia acerca de la vida y la reproducción,
pues muchas de ellas basadas en la agricultura o el pastoreo, o en ambas
actividades, tienen como premisa considerar una relación de reciprocidad
con la "Pacha", que no solamente significa tierra, sino que representa para
estos pobladores el tiempo y el espacio donde transcurre la vida.
De manera que "lo andino" se nos presenta como una categoría que tiene
muchos significados, que se utiliza para referirse simultáneamente por un
lado a la ubicación geográfica, dada por la cordillera de los Andes, y por
otro lado por su tradición cultural, es decir que todas las culturas que se
han desarrollado a lo largo de este espacio geográfico han compartido
principios, valores culturales que han permitido construir un sistema
clasificatorio compartido, que incluyó prestamos y asimilaciones
culturales.
Pretendemos describir cuales son los principios orientadores de los
usos de la coca dentro de esta gran cultura andina y como va tomando formas
variadas de acuerdo a los contextos históricos y a los agentes sociales,
que la exponen y la dejan sujeta a ser usada en actos consagrados, ya sean
individuales o colectivos. Por ejemplo en la ciudad de Salta estos usos se
diferencian del consumo indígena al que las políticas internacionales
consideran arcaico, dándose de forma diferenciada de acuerdo a los grupos
sociales, en actos consagrados por los mismos. Ya sea en las guardias de
los hospitales, como en las sesiones del Palacio Legislativo, como en las
obras de construcción, la coca es usada y valorada por estos distintos
agentes en sus diferentes actividades intelectuales y físicas, por otro
lado es también usada de forma recreativa en los bares, peñas folclóricas,
reuniones y en las canchas de futbol.
Nos animamos a hablar de la "cultura local de la coca", que no se está
acabando sino que se reinventa y reaparece bajo nuevas modalidades que
tienen como acto constituyente el encuentro del ser humano (de cualquier
género, edad, cultura o nación) con una planta de uso milenario; mientras
que las políticas públicas de nuestro país la catalogan como un
estupefaciente[3].


Los usos polisémicos de la coca
El valor simbólico que se le atribuye a la coca dentro de los esquemas
de percepción y apreciación, que comparten algunas poblaciones dentro de la
cordillera de los Andes y zonas de influencia como valles y quebradas, se
relaciona a nuestro entender directamente con las cualidades alimenticias y
curanderiles o medicinales de la misma. Propiedades estas que fueron
conocidas por las poblaciones tanto de la área andina y de la selva, lo
interesante y por donde comienza esta particularidad simbólica para las
poblaciones andinas es que éstas bajaron a la selva para aprovisionarse de
coca para sus pobladores, puesto que ésta no crece en la sierra sino que su
zona de cultivo son las tierras bajas o yungas selváticas, es decir que la
población andina ha bajado para poder cultivar su propia coca. Existió un
deseo subjetivo, que podemos remontar a 4100 años de antigüedad[4],
concomitante a un complejo y largo proceso de sedentarización, división del
trabajo y agricultura combinada con pastoreo, lo que hizo posible este
deseo de usarla en las distintas actividades donde eran valoradas sus
cualidades.
No podemos tener una visión ingenua acerca del uso de esta planta,
pues sabemos que sus propiedades se absorben dentro de los organismos de
los usuarios. La hoja de coca produce efectos energizantes y
vitalizadores, mediante el coqueo la introducción del jugo de las hojas es
largo y plano, tal como lo metaforiza Anthony Henman, como el paisaje de la
puna, es suave y se mantiene, mientras que con la ingesta del clorhidrato
la absorción es rápida, vertiginosa, produciendo también la dependencia
toxica (Henman 1992) .
Cualquier uso que se haga de la coca transfiere las fronteras
étnicas, por lo menos en la ciudad de Salta, y al interior de la misma.
Decimos esto porque vimos que su utilización por ejemplo en prácticas
mágicas como las adivinatorias no solo se presenta en sociedades o grupos
aymaras o quechuas sino que tiene también un uso urbano. Lo que nos lleva a
reflexionar acerca de los procesos migratorios desde las zonas rurales a la
ciudad y a la urbe, y como en el cambio de escenario se re representan los
imaginarios con respecto a la coca. De igual manera en los rituales
propiciatorios de la agricultura y el pastoreo como los dedicados a la
Pachamama, son resignificados y re representados en ámbitos urbanos.
Particularmente en el noroeste y en especial en la provincia de Salta,
el uso tradicional de la coca se asocia a las poblaciones originarias, que
fueron los indios y mas tarde los gauchos[5], quienes descubren las dos
grandes propiedades que tiene la coca, la medicinal y alimenticia,
mediante una asimilación cultural. Esto ha permitido que estas poblaciones
puedan dar un valor agregado a la coca, en el sentido de asignarle un valor
consagrado en circunstancias y escenarios particulares.
Localmente, y hablando un poco en general en las provincias de Salta y
Jujuy, la memoria juega un papel importante en la construcción de la
tradición, y sobre todo de las prácticas que se construyen como
tradicionales, dejando al descubierto las relaciones de poder que se ponen
en juego en esta inventiva. Encontramos interesante hacer referencia a la
actualización de la memoria a través de la tradición en escenarios urbanos,
poniendo de manifiesto distintas formas de practicar la etnicidad por parte
de los agentes sociales, pues la coca (erythroxylum coca) en sus distintos
usos expresa una asimilación étnica.
Nos interesa esta práctica de construir representaciones y símbolos
sagrados, resignificados desde épocas prehispánicas, pero cargada de
significación con la tradición católica cristiana. Y nos referimos a la
asociación de la coca (erythroxylum coca) con la Virgen mariana
(representación que hemos encontrado generalizada en los Valles Calchaquies
y en la Cuesta del Obispo). Por otro lado encontramos una fuerte asociación
de la coca con los lazos de parentesco y reciprocidad, al igual que las
poblaciones alpaqueras de Perú y Bolivia, donde la coca también es
"sagrada" para las relaciones sociales, e inclusive es "mágica" y ayuda a
la organización familiar.
En ámbitos urbanos encontramos una clara diferencia en lo que hemos
llamado un uso ritual y no ritual de hojas de coca (erythroxylum coca).
Pues encontramos que mucha gente usa la coca para consumirla personalmente,
pero muchas otras solo la usan en circunstancias rituales como ofrenda,
representándose como interlocutora, pues se escucha el mensaje de la coca,
e intermediaria pues se la lee considerándose como un vehículo de
comunicación con lo sagrado en los rituales a la Pachamama, en las
señaladas[6], y se la consulta con un yatiri[7].
Teniendo en cuenta que actualmente nuestra provincia y en especial
nuestra ciudad ha crecido tanto urbanísticamente como poblacionalmente,
cada vez son más los lugares donde encontramos gente que usa la coca
(erythroxylum coca) de diferentes maneras y circunstancias variadas. Estos
usos no solo son sociales, sino que son relacionales a los espacios[8] y a
los usuarios. Revelar todas estas instancias y escenarios de gran densidad
simbólica nos permitirá correlacionar los símbolos identitarios que se
ponen en juego. El consumo, según los bienes y los que los consumen, supone
un trabajo de apropiación (Bourdieu 1988: 136). Las hojas de coca, son
asiduamente apropiadas de diferentes maneras, lo que va a depender de quien
y en que circunstancia las use.
La metodología con la que hemos realizado este análisis consistió en
la preselección de diferentes escenarios y circunstancias de alta
significación antropológica para modelizar estos encuentros de producción
de sentido, de producción de subjetividades singulares y originales, que
constituyen un escenario de reapropiación .
Definimos uso ritual de la coca al que se da en contextos rituales de
alto contenido simbólico para la población salteña, donde la coca acompaña
a otras prácticas sociales. Hemos tomado a los Fogones de Güemes, la
peregrinación en la Fiesta del Milagro y los ritos a la Pachamama, todos
contextos alta densidad simbólica, de interacción social masiva, en los que
encontramos diferentes formas y estilos de consumir coca (erythroxylum
coca) estrechamente vinculado a cada uno de estos escenarios.
Por otro lado para la descripción de los usos no rituales
seleccionamos diferentes escenarios de interacción de la vida cotidiana:
trabajo, estudio y vida social o encuentros, en bares, peñas, canchas de
fútbol, en las sesiones de debate en la legislatura Salteña, etc.
Intercalado con la descripción de estos escenarios y los usos que
encontramos de la coca, iremos describiendo la parafernalia asociada a los
mismos. Nos referimos a las bolsitas de cuero, de vejiga de toro adaptadas
para el mantenimiento de las hojas; a los biqueros[9] de asta, de plata,
alpaca, y demás accesorios para el coqueo; por otro lado también veremos
el mercado actual de las distintas variedades de coca (erythroxylum coca)
que se conocen localmente: "comunes", "seleccionadas" y "despalilladas".


Usos de la coca en escenarios rituales
Hemos elegido hablar del uso ritual de hojas de coca (erythroxylum coca)
pues la coca ha sido, desde hace por lo menos 4000 años, utilizada en las
culturas de los Andes como un elemento ritual. Actualmente este uso sigue
vigente en esta región, aunque con algunas diferencias y matices y cobrando
otros significados.
Estos rituales urbanos a los que haremos referencia, de alto contenido
simbólico en organización del calendario salteño, tienen como protagonista
a las deidades de los salteños, entre ellos las imágenes del Señor y la
Virgen del Milagro, el héroe gaucho Martín Miguel de Güemes y la
Pachamama. Éstos rituales expresan sentidos de pertenencia entre sus
participantes, estos sentidos construidos socialmente nos muestran un
trasfondo ideológico que se hace presente en los mismos. Nuestro interés es
visualizar los procesos por los que un uso milenario indígena de la
naturaleza, como el manejo de la coca, se traslada del campo a la ciudad
modelizando formas de relación social. De manera que para nosotros el
significado de la coca es relacional, pues tiene que ver con el contexto,
con una situación particular.




Los Fogones de Güemes

Este ritual se realiza en honor a Martín Miguel de Güemes, actualmente
considerado héroe nacional por su colaboración en la guerra de la
independencia. Actualmente "lo gaucho" es un símbolo característico y no
discutido de la identidad salteña, pues refleja los rasgos de su pasado
(Caro Figueroa 1997). En éste se reflejan la vida tradicional, patriarcal,
rural, el manejo de la arriería, la destreza con las armas blancas
(cuchillos, facones, lanzas), las boleadoras, y toda actividad relacionada
con lo pastoril y ganadero, surgido en un medio geográfico particular y
producto de un mestizaje también singular. Nuestro héroe en esta
oportunidad ilustra estas características del gaucho local. Según Caro
Figueroa a éstos se los pueden considerar como "hijos de la tierra", es
decir hijo de español e india, pero que en sus rasgos hidalgos o de
comportamiento civilizado, se acercaban más a lo español que a lo indígena
(Caro Figueroa 1997).
El ritual consiste en que todos los años, el 17 de junio se realiza el
desfile en el monumento a Güemes, en conmemoración de su muerte. La noche
anterior se realizan los fogones en el monumento que está emplazado en las
primeras estribaciones del Cerro San Bernardo, desde donde se puede ver
toda la ciudad. Esta noche que se conoce como la "guardia bajo las
estrellas", en ella diferentes agrupaciones tradicionalistas gauchescas se
reúnen junto al monumento y alrededor de una fogata tocan música
folklórica, bailan, toman vino o fernet y coquean.
A los denominados "fogones" de la noche del 16 de junio de todos los
años (nominación de este rito) asiste mucha gente de la ciudad. Participan
personas de todas las edades, en su gran mayoría hombres, algunos se juntan
en agrupaciones[10] formando diferentes fogones, otros caminan mirando y
participando también del espectáculo. La participación masiva incluye una
fuerte participación de los centros gauchos del interior, que llegan en sus
caballos vestidos con los atuendos tradicionales. Estas agrupaciones
tradicionalistas que vienen de toda la provincia, tiene cada una asignado
un espacio dentro de este predio para exponerse socialmente con los
escudos de las instituciones, su comida grupal (asado o locro), su banda de
músicos, con su propia bebida, algunas damajuanas de vino de cinco litros
para que todos puedan beber esa noche, los cigarrillos en las manos y las
bolsitas de hoja de coca, todo lo que constituye un signo de distinción. La
presencia de adolescentes, algunos vestidos con vestimenta de gaucho y
otros no, es también marcada, pues en esta oportunidad la noche de los
fogones se convierte en el escenario de socialización de estos jóvenes,
quienes también asisten y solo participan como algo natural porque así lo
hacían sus padres o porque así lo hacen los amigos. Los jóvenes son los que
mejor manifiestan este estado de ánimo. Según los entrevistados solo les
importa estar presente allí esa noche haciendo lo que todos los hombres
adultos hacen ese día: tomar vino, fumar, cantar y coquear. La mayoría de
ellos directamente no se viste ni con poncho ni sombrero.
Con respecto a la parafernalia encontramos a mucha gente utilizando sus
accesorios para el coqueo, como el empleo de los biqueros, algunos hechos
de asta, otros de alpaca, en donde colocan su bicarbonato y de rato en rato
se adosan en la boca sobre las hojas que tienen en la mejilla. También
bolsas de cuero estilizadas y vejigas de toro, en donde se guarda la coca.
Hemos identificado algunos elementos que hacen a este ritual: el
fuego, la bebida alcohólica, la música y el coqueo. Considero que en este
escenario, y a modo de ensayo analítico, el fuego de los fogones alrededor
del monumento representa la guerra, lo guerrero, la santificación del
espíritu guerrero del héroe. Encender el fuego es parte de una celebración,
una comunión. Son los gauchos los que tienen esa imagen de si mismos, de un
espíritu conectado a la tierra, son los "hijos de la tierra".
La música llamada folklórica es otro elemento importante dentro de
este ritual, puesto que le da un ambiente particular a esta noche, con sus
zambas, chacareras y bagualas. La música representa el espíritu libertario
del hombre, alegoría del estado de ánimo de las personas que participan con
la música en este ritual. Alrededor de las fogatas se reúnen muchos hombres
a tocar sus instrumentos: guitarras, violines, cajas, bombos. Algunos
fortines[11] tienen sus propios músicos y bailarines que danzan al compás.
La bebida se manifiesta en la toma de alcohol como una manera de compartir
el momento. La circunstancia es una celebración, representa un convite
entre estos hombres. Tomar bebidas alcohólicas es parte de la imagen del
hombre/ macho salteño, que en esta y otras circunstancias puede beber
mucho alcohol.
La coca (erythroxylum coca) representa la tierra. En los andes se la
relaciona con la pachamama, la divinidad andina femenina. Podríamos decir
que en este ritual a través de ella el gaucho se relaciona con la tierra.
Esa noche un 80 % estaba coqueando, hablamos de hombres jóvenes, ancianos y
algunas mujeres.
En estas circunstancias de jolgorio la coca desempeña un papel
importante en la continuidad de esta fiesta, pues sus propiedades permiten
a estos hombres "no caerse"[12] y poder seguir bebiendo y fumando hasta el
otro día. Luego de esta guardia los gauchos esperan la mañana para
participar del desfile que pone fin al ritual. La coca (erythroxylum coca)
acompaña, es como una condición en este escenario, como el alcohol, o la
música, o el fuego. Seria parte de lo "no dicho", manifestado en las
practicas de los agentes que se constituyen en un reconocimiento en torno a
la imagen del otro semejante.
Los vendedores de hojas de coca "seleccionada" también se hacen presentes
esa noche. Mientras caminan alrededor del los fogones y en medio de la
gente, ofrecen su coca a los concurrentes. La que se vendían era la
seleccionada en paquetes individuales de 10 gramos, la que cobraban dos
pesos[13].

Muchos de nuestros interlocutores a la pregunta de porque usan la
coca esta noche nos han afirmado que la coca les permite minimizar los
efectos del alcohol. Algunos de ellos la usan diariamente, otros en
ocasiones especiales como esta, otros imitan su uso en el grupo de amigos.
Sin embargo en el imaginario la coca (erythroxylum coca) constituye algo
"tradicional", sobre todo este tipo de uso, el coqueo del gaucho.





La Fiesta del Milagro

La fiesta del Milagro es otro de los acontecimientos de gran
envergadura para el calendario religioso salteño. Para poder hablar del
consumo particular de coca que encontramos en este espacio social debemos,
al igual que lo hicimos para el de Güemes, hacer una descripción del ritual
a estos santos católicos.
Para el cristianismo católico local, las imágenes de Cristo y la
virgen María constituyen en el mito fundador, a mi entender, como los
"padres tutelares" de los "hijos de esta tierra", como dicen las voces
nativas. A los cuales la "comunidad salteña" les rinde culto. Las
actividades realizadas en este espacio- tiempo (desde mediados de agosto
hasta fines de setiembre), tienen el objetivo de renovar el "pacto de fe"
del pueblo católico de Salta con las imágenes.
En la procesión que se realiza el 15 de setiembre de cada año, los
santos son sacados de la catedral para ser cargados por la ciudad
custodiados por organismos de seguridad, por gauchos y acompañados por
autoridades tanto políticas como eclesiásticas, y más atrás por la
población.
El señor del milagro representa por los avatares de la imagen, el hijo
de Dios sacrificado. En cuanto a la Virgen María, la creencia en el
carácter maternal y protector de ésta legitima la comparación que se hace
de ella con la divinidad andina de la Pachamama.
Existe un pacto de fidelidad que se renueva cada septiembre
contrayendo así un lazo que une a los fieles y a las imágenes en un acuerdo
de mutua posesión.
Lo que nos interesa rescatar de este ritual es la participación de los
peregrinos, que al igual que algunos de los gauchos, llegan y ocupan los
espacios de las elites urbanas, el centro, la plaza para renovar su pacto
de fe. Al llegar son atendidos por las distintas comisiones organizadores
de este gran evento
El día de la procesión, la ciudad entera se pone en movimiento, es
cuando irrumpen en la ciudad los peregrinos provenientes desde distintos
puntos del interior de Salta, quienes no solo participan de la misma sino
que luego de finalizada invierten su dinero en la solución de otros
problemas cotidianos, también es la oportunidad de muchos de ellos de
conocer la capital de la provincia en este viaje de carácter promesante y
religioso. Nuestra etnografía ha consistido en el acompañamiento,
observación y entrevistas informales a los peregrinos procedentes de las
localidades de los Valles Calchaquíes, que demoraron aproximadamente tres
días y tres noches en llegar a la capital salteña.
Los peregrinos sugieren dentro de este ritual la dramatización del
sufrimiento, pues lo actúan, lo que está muy vinculado a la liturgia sobre
todo entendida como sacrificio, ante el cual otros se identifican (los no
peregrinos). Es decir representan una imagen idealizada para los que no son
peregrinos.
En nuestro trabajo de campo, hemos corroborado que esta peregrinación
tiene su origen en los "misachicos", palabra quechua con la que se designa
a la pequeña procesión que la gente realiza llevando en andas imágenes
católicas como la de la virgen o el niño Dios o el santo del lugar, también
los migrantes de origen boliviano hacen en la ciudad, y también son comunes
en los barrios mas humildes (Caro Figueroa 1997).
¿Porque decimos que los peregrinos denotan una situación de sacrificio
voluntario? Por el gasto físico que supone esta larga peregrinación,
asociada al dolor y a la petición de clemencia, que llega a ser tan fuerte
que a algunos de los peregrinos les sangran sus pies. Las promesas, la fe,
la devoción son algunas de las motivaciones de los peregrinos para llevar
adelante este sacrificio (Zabala 2002). La peregrinación encierra en sí los
motivos que movilizan a estos creyentes, en ella se ponen en juego la
pertenencia de los grupos a lo que podríamos denominar la "espiritualidad
criolla salteña". El significado está marcado por toda una tradición oral
que es muy fuerte en estos lugares y que se entrecruzan en los preparativos
y en la cotidianeidad de los vallistos.
Los grupos salen organizados de sus lugares de origen, en nuestra
experiencia vimos que la organización demando meses de trabajo, pues los
peregrinos vienen acompañados por los miembros de las instituciones de los
pueblos, camionetas y camiones puestos por las municipalidades, ambulancias
de los hospitales, junto con enfermeros, policías y no falta la presencia
de la iglesia católica. En el caso de los peregrinos de Cachi venían
acompañados por el "cura del pueblo"[14].
Algunos de los peregrinos sangraban sus pies durante la peregrinación
después de largas jornadas de caminata. Las ampollas que los enfermeros
iban drenando, se convertían en llagas que sangraban mientras mas se
acercaban a la capital, donde los esperaban sus divinidades.
En este ritual la coca (erythroxylum coca) se combina con otras
prácticas sociales. Durante la caminata el setenta por ciento de los
peregrinos venía coqueando, no solamente hombres, sino también niños y
mujeres de todas las edades. También vimos que se usó la coca en infusiones
que algunas personas pedían cuando servían el mate.
Las poblaciones rurales que habitan la parte andina de la provincia
saben que el coqueo representa una actividad altamente valorizada por su
grupo de pertenencia, está naturalizado de una manera particular, que
difiere de lo que podríamos encontrar en el escenario de Güemes, pues la
coca (erythroxylum coca) en los valles es usada con mayor frecuencia por
las mujeres de edad avanzada.
Del análisis de las entrevistas pudimos concluir que la coca es un
elemento infaltable en la peregrinación por los beneficios físicos que
proporciona su consumo en contextos de esfuerzo. En general la coca se
comparte y se sugiere su utilización para la travesía hasta Salta.
En el imaginario de estos agentes que se trasladan
circunstancialmente desde zonas rurales a la ciudad, el coqueo constituye
una costumbre antigua en la zona, una costumbre que va persistiendo en el
tiempo. Además de ser considerado una costumbre, el coqueo es también
reconocido como un hábito de las personas que viven allí, en los cerros, y
practican el coqueo por estar "muy acostumbradas". Este imaginario
representa la coca (erythroxylum coca) como un elemento ritual "sagrado",
que a nivel de producción de subjetividades se convierte en imprescindible
para la continuación de la vida para estos agentes sociales. Para algunos
de los entrevistados en la peregrinación, la coca es algo sagrado que ayuda
a quitar las penas, a solucionar problemas que tengan que ver con el
espíritu, ayuda a olvidar todo lo malo que le sucede a una persona en su
vida diaria, dándoles "valor para seguir adelante".
"los mayores nos dicen: que llevate coca, que llevate alcohol, porque eso
es bueno; pero los mayores aquí son más las mujeres, porque como ellas son
nuestras madres, nos dicen que tenemos que coquear" [15]
La religiosidad de los campesinos de los Valles se basa en el culto a
la Pachamama, y en menor medida a los cerros, ocupando un papel central
como núcleo estructurador del catolicismo popular y la formación
sociocultural campesina. La coca (erythroxylum coca), al ser un bien de
lujo, llegó a constituirse en indispensable en la vida social y
ceremonial, y regalo de alta estima. El coqueo compartido estimula una
corriente afectiva, dentro de un contexto ritual confiere un carácter
solemne, sacralizado. En los challacos[16], rituales dedicados a la
Pachamama, las hojas de coca constituyen la ofrenda central (Rabey 1989).
La sacralidad que se le adjudica a la coca (erythroxylum coca) tiene
que ver sobre todo con la historia oral y los testimonios de las personas
mayores. Estas personas que vivieron toda su vida en estos lugares y que en
algún sentido son los descendientes de los pobladores del Collasuyu[17].
Para ellos, resultado de procesos de préstamos y asimilaciones culturales,
la coca viene de la Virgen:
"Mi mamá coqueaba, ella me contaba por qué coqueaba ella, y ella me
decía que la coca es sagrada y que es lo que nos da fuerza, nos quita las
penas, nos quita el hambre. Ella se iba al campo, donde teníamo la hacienda
y ella decía que sin la coca no pasaba, y bueno... ella nos decía también
que... y nos hablaba de la Virgen, nos decía que la virgen, ella, coqueaba,
y que por eso ella, este..., que no es malo, que es algo que la virgen
hacía. ...cómo sabría ser, no?, nos decía que la coca es de la virgen; ella
no sé si había alzado tres hojitas, creo que cuando ella estaba embarazada,
la virgen, y que había alzado tres hojitas de coca"[18]
Se toma a la Virgen como la principal referente para una
redefinición, a partir de la memoria y la historia oral, de la práctica del
coqueo asociado a la imagen mariana. Este discurso argumenta en contra de
la estigmatización de su uso, pues "no es malo" ya que la virgen lo hacía.
Otro relato de Doña María abona esta creencia acerca del origen del uso de
coca (erythroxylum coca) como una recomendación de la Virgen María a sus
hijos quechuas:
"la virgencita coqueaba igual que nosotros, ella se iba caminando,
cargaba su guagüita[19] en la espalda, al niñito Dios, iba lejos...ya
estaba cansadita y ha visto unas plantitas y agarro y ha dicho: esta va a
ser el alimento de mis hijos quechuas, para darle valor, para que tengan
valor para andar, y por eso nosotros mascamos hojitas de coca" [20]
Es necesario rescatar que esta representación religiosa con
características propias del mundo andino, que le dan un carácter étnico, es
adjudicada por los entrevistados a las personas mayores de la zona, quienes
creen en ella. El coqueo está generalizado en mayor medida entre las
mujeres mayores, también en este sentido (de género) resalta en el relato
oral la presencia de la virgen María (lo femenino y lo maternal). Esto
generó la costumbre, por parte de las madres de aconsejar a sus hijos el
consumo de coca, más en circunstancias de esfuerzo físico como la
peregrinación y en la resistencia "para andar".
Relacionar a la Virgen con la coca (erythroxylum coca) es crear un
vinculo de pertenencia y apropiación al mismo tiempo, pues en el uso se
reactualiza la memoria y la tradición oral.


Los Rituales a la Pachamama en el mes de agosto

Actualmente encontramos que los rituales del ciclo agrícola andino son
reactualizados en ámbitos urbanos, ya no constituyen patrimonio de los
llamados pueblos originarios, ubicados geográficamente en la región de los
Andes, como se suele imaginar y proyectar. Sino que fueron paulatinamente
apropiados, primero en escenarios urbanos y luego por diferentes grupos y
agentes sociales. A diferencia de los santos católicos, la gente no pacta
con la Pachamama, sino que se establece con ella una relación, un vínculo
de reciprocidad. Esta ya antigua creencia de convidar, ofrendar, servir a
la tierra es reinterpretada actualmente por los imaginarios de la ecología.
Lo que queremos decir es que Pachamama es imaginada de diversas formas,
esta diversidad esta expresada en los cuerpos, en los aparatos cognitivos,
en las formas concretas de representación. Para algunos ofrendar a la
Pachamama tiene que ver directamente con la reproducción de la vida ya sea
en el campo como en la ciudad.
Podemos en primer lugar hacer referencia al ritual "tradicional" a la
Pachamama, practicado dentro de las comunidades de origen aymara y quechua,
pero en segundo lugar nos quedarían los espacios multifacéticos de la
ciudad donde se llevan a cabo también este tipo de ritual a la "madre
tierra". Si bien para las comunidades la Pachamama se toma como
representativa de cierta herencia cultural adquirida de generaciones
anteriores, creemos que además de la atribución de significados históricos,
aquellos que son trasmitidos y heredados, el significado actual, en
emergencia, de Pachamama genera un nuevo universo de sentidos entre los
actores sociales involucrados en este nuevo culto. Sobre todo si pensamos
en la influencia de los medios de comunicación que hacen que este ritual
íntimo y de naturaleza comunitaria, trascienda los límites del grupo en el
que han adquirido un cierto significado y un valor de pertenencia, y sean
resignificados en otros escenarios De manera que el valor social que
adquiere, por la significación que construye, es apropiada en el uso que
hacen de ella los diferentes actores sociales (Bialogorski 2003).
Dentro de la cosmovisión andina el término pacha, como vocablo de los
idiomas de los pueblos andinos, denota la totalidad del tiempo y espacio
universal que expresa y significa la totalidad de la existencia de la vida.
El término mama denota y significa el sentido de ser madre. Pachamama
significaría madre universal de toda la existencia vital y universal,
expresándose por medio de la tierra. La tierra se convierte en la
pachamama en su identidad.
El ritual fundamental que se hace a la Pachamama es la
challada/challaco o corpachada, que consiste en una rogativa que incluye la
ofrenda. Las challadas andinas de agosto representan para los campesinos
andinos una función central al: a) afirmar el derecho de posesión por parte
de cada familia con respecto a sus territorios de pastoreo; b) organizar el
uso de las reservas de pastos que los rebaños utilizan en la época mas fría
y seca del año; y c) actuar como válvula de regulación en el sistema que
controla el consumo de carne en función de la disponibilidad de recursos a
lo largo del año, especialmente durante la estación seca (Rabey,1989:47).
Este culto generalizado a la Pachamama, al igual que en Bolivia y
Perú, también está vinculada a las prácticas religiosas del catolicismo,
donde la Pachamama está fuertemente ligada a la Virgen María. Esta
representación la hemos tomado de algunos relatos y mitos que circulan por
la región de la Puna y de los Valles Calchaquíes, donde la Pachamama es
invocada a través de la Virgen María. Lo femenino, por lo tanto lo sensible
y lo maternal se asocia a ambas diosas tutelares con la capacidad de
concebir y dar a luz. También es asociada a la imagen de mujer
particularmente a través del ritual agrícola, donde como dispensadora de
alimentos tanto para los hombres como para los animales, la tierra fue
configurada como inherentemente maternal. En el noroeste argentino esta
registrado ya por algunos trabajos antropológicos y arqueológicos que estos
rituales eran prescindidos por mujeres ancianas que representaban a la
Pachamama, de manera que su imagen mítica se desdobla en la de diversas
"madres" de las plantas cultivadas o los animales criados y por supuesto en
la madre de Jesucristo.
Muchas familias son simultáneamente cristianas y pachamamistas, en
nuestras entrevistas informales nos han contado que generalmente las
personas que practican la religión evangelista dejaron de practicar el
culto a la tierra porque no lo tienen "permitido", en cambio el
pachamamismo se configura de manera práctica con el cristianismo católico,
en donde la Virgen representa un desdoblamiento de la Pachamama[21]
Según la tradición aymará, durante el mes de agosto, la tierra se
encuentra con la boca abierta porque tiene hambre, por lo que es común
también que se ofrenden algunos alimentos. Esta época, según nuestros
interlocutores, esta relacionada con la actividad agrícola, pues es en este
mes de agosto que se prepara la tierra para el tiempo de siembra, y es
preciso agradecer a la tierra por lo obtenido el año anterior. Al mismo
tiempo que el tiempo ritual de estas comunidades es cíclico, es
simultáneamente agrario. El challaco es la manera de cumplir con este
calendario, funcionando también como cohesionador tanto de la familia
nuclear, como de la extensa. A través de los rituales se trata de crear una
sensación de seguridad ante eventuales problemas, como una mala cosecha o
un mal año para los animales.
En las ciudades de Salta y Jujuy, junto con la ofrenda a la pachamama
se ha dispuesto de manera tácita el uso de sahumerios para la challada de
las casas, pues esta práctica rural se ha trasladado desde los lugares con
influencia andina del interior hacia la urbe.
Para los no campesinos, es decir para los que se mueven en ámbitos
urbanos, este ritual representa una forma de apropiación de ese pasado
indígena pero en escenarios de modernidad. Para la urbe este ritual se
actualiza en un escenario de tradiciones inventadas, pues estos rituales a
la pachamama que hemos encontrado en la actualidad y en el contexto de
nuestra ciudad, son el resultado de una apropiación de un pasado indígena a
través de la reconstrucción de la memoria, en donde el consumo de coca es
reinterpretado y reapropiado en estos escenarios.
Según Rivera Cusicanqui[22] en la década de los ´70 estos ritos a la
Pachamama no estaban tan difundidos ni se hacían en público, sino que se
han extendido y difundido a partir de la apropiación de prácticas
indígenas, como el challado; los mineros y los zafreros contratados por
empresas agroindustriales de la región, tuvieron su parte en la
introducción de la ritualidad andina y la ceremonia de la challa al estilo
boliviano. Durante los últimos treinta años el rito de la challada se ha
extendido y difundido a diversos contextos tanto rurales como urbanos,
estos últimos haciendo público alarde de su apego a la tradición (Rivera,
2003:152).
Esta festividad dejó de ser exclusiva del mundo privado, y de la
población indígena campesina, y se convirtió en un asunto público en
escenarios de multiculturalidad. En Salta, todos los 1° de agosto, se
queman sahumerios y se hacen algunos rituales de ofrenda a la tierra en
algunos puntos de la ciudad. En vísperas de esta fecha se encuentran
vendedores de bolsitas de sahumerios que se traen de Bolivia y vienen
preparadas, contienen, entre otras pequeñas simbologías, hojas de coca.
En nuestra etnografía hemos rescatado algunos escenarios donde se
llevaron a cabo estos rituales a la pachamama. En éstos encontramos otras
formas y estilos de consumir las hojas de coca diferentes de los escenarios
rituales de Güemes y en los peregrinos. Acá la coca (erythroxylum coca) es
reutilizada como símbolo andino, motivo por el cual es parte de las
ofrendas.
Uno de estos rituales fue organizado por el Consulado de Bolivia y
llevado a cabo por un shaman de origen orureño, en la punta del cerro San
Bernardo. Se preparó la "mesa dulce"[23] al estilo boliviano aymará, con
todos los símbolos hechos de cera[24] (misterios), con los que se pide a la
Pachamama: dinero, protección, buena salud; los cuales posteriormente se
queman en el fuego, acompañado por las peticiones a la madre tierra para
este año andino que se inicia. Aunque ya no tenga nada que ver con el
tiempo agrícola, este ritual fue llevado a cabo como una puesta en escena
de los principios de ofrenda a la tierra: la mesa sagrada que se quema en
el fuego o se entierra, y luego se challa con alcohol, tabaco y hojas de
coca (erythroxylum coca). En este caso la ofrenda a la pachamama se quema,
no se entierra como en otros casos. Se armó una fogata y allí se quemó la
mesa dulce, luego fue challada con alcohol (etílico y cerveza) y hojas de
coca, las cuales también fueron arrojadas al fuego.
Esta adaptación urbana de un ciclo ritual agrícola fue llevado a cabo
en un lugar turístico como el cerro San Bernardo, en esta ocasión
estuvieron presentes muchos turistas, que al ver la iniciativa de los
organizadores se acercaron a participar, al igual que algunos salteños que
estaban en ese momento y quienes sabían que se trataba de este rito. A
todas estas personas se les repartió coca y cerveza para que pudieran
participar activamente, ofrendando a la pachamama la coca "sagrada" y
alcohol.
El propio oficiante ritual, con poncho y sombrero, estaba coqueando y
tenía un vaso de cerveza en la mano. Vemos en este escenario la
maleabilidad de articulación de las hojas de coca (erythroxylum coca) con
otras prácticas, como la de brindar y beber alcohol y fumar cigarrillos de
tabaco. Al igual que en otras ocasiones, acá la coca es un requisito, es
decir es un elemento infaltable.
Otra adaptación urbana se realizo en el Museo de Antropología de
Salta[25], en donde encontramos una ofrenda a la tierra. Luego de algunas
peticiones y agradecimientos a la Pachamama, cerraron la ceremonia con el
convite de hojas de coca a los presentes. En esta oportunidad la presencia
de turistas fue notable pero en menor medida, mientras que los empleados y
artesanos que concurren al museo estaban allí presentes participando de la
ceremonia. Un niño de unos catorce años fue el encargado de repartir coca a
los presentes, la mayoría de ellos comenzaron a realizar lo que podríamos
llamar una coqueada en grupo.
"somos tierra que camina, somos pachamama....la mama coca es una
planta sagrada, nos ha dado siempre lo natural, para liberarnos...esto es
medicina (se refiere a la coca y agarra una hoja y se la mete en la boca)
para los pueblos originarios"[26].
Al concederle un carácter sagrado, el sentido de echarle u ofrecérsela
a la tierra es el de agradecer por la misma hoja sagrada.
Este mismo día en la Feria de la calle Balcarce, lugar en que se
exhiben los trabajos de los artesanos y que funciona como lugar de
encuentro social, se celebró un homenaje a la madre tierra con números
artísticos, bailes folklóricos y auspiciantes.
En este ritual se encontró toda una ostentación y al mismo tiempo una
apropiación de elementos andinos, en donde el rito a la Pachamama se
constituye como práctica propia. Entre los elementos presentes en esta
ocasión están las hojas de coca, además del alcohol y el tabaco, pero
también estaba presente la costumbre de enterrar la comida[27]. Esta
cultura local urbana nos muestra la apropiación que la sociedad salteña
hace de estos elementos rituales andinos. En este montaje también se
ofrendaron alimentos: papas, cebollas, oca, runas, mazorcas de maíz. En
este caso la boca de la tierra que se abrió para la corpachada, es decir
para enterrar las ofrendas, fue realmente grande, al ser un espectáculo
público y al haber tanta concurrencia se hizo un gran agujero en la tierra
y allí de forma glotona se vaciaban las ollas de locro, bandejas de
empanadas, gaseosas enteras, vinos, cervezas, pochoclos, verduras, frutas y
por supuesto unos cuantos kilos de hojas de coca (erythroxylum coca). La
gente se acercaba al pozo, a la representación de la boca de la tierra,
para echarle su ofrenda. Los dueños de los bares, los artesanos, los
vecinos, los turistas, las promotoras de cerveza Salta, todos participaron
del ritual.
En este sentido es que coincidimos con Rivera Cusicanqui (2003) sobre
la "...vitalidad de una cultura andina que se injerta y revive en los más
diversos contextos, inyectando nuevos significados a las interacciones
sociales y a las prácticas identitarias de vastos conglomerados de
poblaciones mestizas, multiétnicas y de diverso origen nacional" [28]
Ciertamente estos rituales a la pacha gozan de consenso y convocatoria
para congregar diversos sectores de la población local, de citadinos y
turistas. Notamos en nuestras observaciones que este culto se ha convertido
en algo "vivido" y "sentido" como propio por habitantes de la ciudad y del
país. Por otro lado es reconocido como "tradicional" denotando un esfuerzo
por tratar de construir un "nosotros" anclado en la ancestralidad, en las
tierras y en la identidad.
Esta revalorización redefine las relaciones sociales que permiten
que esta práctica ritual doméstica ingrese en los nuevos circuitos de
intercambio. La creencia en "el beneficio para todos" que trae aparejado
cualquier relación con el turismo, hace que este ritual se convierta en un
señalamiento ostensivo, indicativo de exotismo. Así se valora y se proyecta
al mundo.



Uso de la coca en escenarios no rituales

Haremos algunas referencias a los usos de las hojas de coca
(erythroxylum coca) en contextos de trabajo, esparcimiento y
entretenimiento. Básicamente hemos hecho nuestra etnografía en contextos de
socialización urbanos, como algunos bares, peñas, canchas de fútbol,
algunas reuniones y lugares de trabajo, en donde se consumía coca. Los
usuarios urbanos que encontramos en los diferentes escenarios de la ciudad
son conocedores de este arte del coqueo, pues saben reconocer las hojas que
están malas, saben que no se tienen que tragar la hoja ni masticarla, sino
mantenerla en la mejilla todo el tiempo posible, luego cambiar de acuso o
acuyico[29] con hojas nuevas.
El uso de la coca en escenarios no rituales también hace a la
"cultura del coqueo" que tratamos de describir con nuestra etnografía. En
él también se encuentra el uso de la parafernalia asociada a esta práctica,
desde los biqueros hasta las bolsas de cuero, que se usan en contextos
cotidianos. Con respecto a estos utensilios o implementos para el coqueo
presentamos una descripción de los mismos incluyendo el precio en el
mercado.
En Bolivia y Perú se utilizan las chuspas[30] y los taris[31] para
guardar la coca que se va a consumir, en Salta y en general en las
provincias del noroeste del país los coqueros guardan la coca (erythroxylum
coca) en bolsas tipo sobre de cuero recubierta en el interior para
mantener la hoja fresca. En nuestra ciudad, el precio de estas coqueras
varía según el tamaño y la calidad del cuero, encontramos desde diez a
veinticinco pesos. Sin dudas esta variedad de precios nos muestra una
variedad de consumidores, que encuentran en el uso de estas coqueras una
forma de medir el estatus que poseen, no importa mucho que la coquera sea
pequeña sino que importa tener una de ellas para guardar la coca.
Lo mismo sucede con los biqueros, encontramos de diferentes materiales
y tamaños por lo que el precio de los mismos varía también. Algunos son
hechos de plástico, otros de asta, de alpaca y algunos mas sofisticados de
plata. Ciertamente los de plástico son los más económicos y son de uso mas
cotidiano y popular, su precio es de dos pesos; los otros tienen un trabajo
artesanal incorporado en el precio por ejemplo los de asta cuestan seis o
siete pesos, los de alpaca entre quince y dieciocho pesos y los de plata
entre veinte y veinticinco pesos o mas. Generalmente se lo usa para guardar
bicarbonato, de ahí el nombre de "biquero".
El consumo de bicarbonato es mas habitual en la ciudad, se lo puede
comprar suelto en el mercado local o en bolsitas de veinte gramos en los
tantos kioscos que anuncian la venta de "coca y bica" [32]. De manera
sutil muchos kioscos ofrecen a los consumidores coca (erythroxylum coca) de
diferente calidad y precio, la mayoría de la cual es traída de La Quiaca,
esta coca es la preferida por los consumidores locales.
Existe en la ciudad un lugar particular, en el cruce de los caminos que van
a la zona este de la ciudad, concretamente la avenida Independencia camino
a Villa Mitre, en el que se vende coca, cigarrillos, fósforos, bicarbonato
y una variedad de yistas. La particularidad consiste en que los puestos
que venden estos productos son atendidos por mujeres, lo que sugiere un
vínculo con Bolivia con respecto al trabajo de la mujer y la coca
(erythroxylum coca) en la cosmovisión andina, pues recordemos que son las
mujeres las que la recogen de las plantas, y luego son ellas las
encargadas de venderlas, se les llama cocanis. Ellas nos contaron en varias
ocasiones que hemos concurrido al lugar, que habitualmente llega
gendarmería o el departamento de narcóticos y les quitan las bolsas de coca
que tienen allí a la vista de todos para la venta, el argumento de esta
persecución es la situación de contrabando por la que llegan a territorio
argentino. Aparte de los productos que tienen para la venta, tienen el
servicio de la balanza, cuyo propósito es brindar al consumidor confianza
en el momento de la transacción.
Ellas venden a clientes fijos, albañiles, camioneros[33], abogados,
médicos. Es decir que tienen una variada clientela, pues su coca está a
mejor precio y se vende al por mayor. Sin dudas los kioscos sacan mayor
ganancia que estas señoras que se pasan de doce a catorce horas por día
vendiendo coca al por mayor, y a quienes la gendarmería persigue.

El coqueo en algunos escenarios de trabajo

En la Legislatura[34] salteña encontramos a muchos diputados y
senadores que tienen esta práctica incorporada. En escenarios como este,
que representa un escenario de la democracia moderno, el coqueo tiene una
particularidad. Éste es acompañado en la mayoría de los casos por café,
cigarrillos y bicarbonato. En las bancas del Palacio Legislativo algunos
representantes de los pueblos del interior de la provincia tienen su bolsa
de coca y su acullico[35] en las mejillas. Sin necesidad de esconder o
reprimir esta práctica, estos agentes de forma sutil coquean en las
sesiones tanto de la Cámara de Diputados como de Senadores. Algunos de
manera discreta sacan de los bolsillos las hojas de coca (erythroxylum
coca) y ponen en la banca un poco de bicarbonato, de manera que sea más
cómoda la sopada de "bica" al acuyico.
Los legisladores salteños, hablamos de abogados, médicos, periodistas
y otros profesionales acudieron al nombre de Juan Carlos Castiella para
hablar del "capo" en el tema de la coca, y sin mas sacaban de su billetera
una tarjeta con la ley 23.737 y su artículo 15 en donde se despenaliza el
consumo y tenencia de hojas de coca (erythroxylum coca) para consumo
tradicional. Esta recurrencia nos esta hablando de la importancia que tuvo
el acontecimiento de la despenalización en el contexto provincial
legislativo. El Dr. Juan Carlos Castiella, uno de los hombres mas
respetados por los legisladores, porque fue él quien en su mandato como
diputado nacional, logró la despenalización del consumo de coca. Para la
mayoría de los legisladores entrevistados, Castiella, es algo así como un
héroe.
Uno de nuestros interlocutores nos contaba que los legisladores sin
ningún tipo de escrúpulo o impedimento utilizan la coca mientras trabajan.
Hay una suerte de reconocimiento y aceptación de su uso en este contexto,
donde el coquear es algo bastante individual, puesto que cada uno de los
que coquea en su lugar de trabajo lo hace personalmente. A diferencia del
consumo que encontramos en el consumo ritual, donde en la mayoría de los
casos la coca es algo que se comparte. A la pregunta del porque de la
práctica del coqueo, estos legisladores en su mayoría respondieron que ni
ellos sabían porque coqueaban, algunos afirmaron que era por costumbre,
otros por tradición, otros simplemente porque si. Evidentemente estos
usuarios no se preguntan el porqué de su práctica porque está mas
naturalizado, les importa mas el cómo, es decir en combinación con otros
hábitos como el consumo de bicarbonato, café y cigarrillos. En este
contexto el coqueo es algo así como un "break", al igual que el café. A
decir verdad cumple la misma función de una costumbre muy moderna como la
de masticar chicle (o goma de mascar), es decir tienen la misma función de
entretenimiento.
Si bien no hemos visto mujeres diputadas o senadoras en las oportunidades
de nuestro trabajo de campo, algunos de los entrevistados nos han contado
que hubo un tiempo en que algunas de ellas, en especial dos mujeres, que se
las conoce por ser bastantes transgresoras a nivel político local, fueron
los únicos casos de mujeres que han coqueado en sus bancas. Éstas tienen
sus raíces en sectores populares, ambas ex diputadas provinciales son
actualmente personajes públicos.
Ninguno de los interlocutores ha mencionado el coqueo como un vicio. Lo que
es importante rescatar ya que, en este contexto donde la ley prima no
podría ser acaparado por el vicio de un "estupefaciente" pues sería
intrínsecamente contradictorio. Sino que al contrarioes una costumbre y una
tradición de la que ninguno de estos hombres y mujeres se avergüenza, sino
que al contrario la practican con naturalidad y la usan para realizar sus
tareas de lucidez. Otra cuestión es que este uso tan moderno también puede
darnos cuenta de la valoración positiva de las propiedades de la coca
(erythroxylum coca), sobre todo de sus propiedades estimulantes y
curativas, pues de nuestros interlocutores en este contexto noshan marcado
como iniciación de su practicar de usar la coca algunos problemas de salud,
relacionados sobre todo con el aparato digestivo.
También hemos encontrado que en algunas obras de construcción, en especial
aquellas de grandes dimensiones, los obreros consumen coca (erythroxylum
coca) mientras trabajan en las arduas faenas. En una de estas obras vimos
que este consumo es muy notable ya que en los sanitarios de los obreros
había un cartel que decía "Prohibido tirar la coca en los inodoros". Para
algunos albañiles la coca no solo es usada por ellos como complemento
estimulante para el trabajo físico que requiere esta labor, sino que
también permite a estas personas adquirir una cierta paciencia y
concentración a la hora de resolver algún problema o cálculo de
construcción. La mayoría de ellos en las circunstancias de trabajo consume
la coca sola, o sea sin bicarbonato o yista, solo mantienen en la boca y
renuevan las hojas de manera de sacarle los alcaloides.
Generalmente la coca (erythroxylum coca) es usada también por los taxistas,
los choferes de colectivo tanto urbanos como de larga distancia, por los
camioneros, los panaderos, los serenos, los policías, médicos de guardia, y
otros, quienes la utilizan para la realización de sus diversas tareas. En
este sentido podemos decir que los alcaloides que posee son altamente
valorados para lograr este objetivo, pues introducido su jugo de manera
sutil en el cuerpo se logra un estado de alta estimulación que posibilita
una mayor concentración y una mayor energía física, quitando el sueño y el
hambre mientras se coquea. Nos inclinamos a pensar que la costumbre y el
gusto se une a esta utilidad práctica de la coca, basada en el
reconocimiento de sus propiedades.

El Coqueo en escenarios de esparcimiento y entretenimiento

Para visualizar el consumo de coca (erythroxylum coca) en estos
escenarios y circunstancias hemos tenido que recurrir a diversos lugares
que van desde bares, peñas, canchas de fútbol, hasta la propia calle como
espacio social.
En los bares la coca es consumida en combinación con el tabaco y el
alcohol, de manera que esta combinación de estimulantes divierte no solo a
los jóvenes sino también a los hombres adultos. En estos bares como en las
confiterías deambulan los vendedores de coca seleccionada, que mesa por
mesa, en el caso de las confiterías céntricas, ofrecen su producto en
bolsas individuales de dos pesos. Es muy raro encontrar mujeres coqueando
en estos escenarios y circunstancias, pues las salteñas que frecuentan
estos lugares tienen en general una apreciación negativa hacia la coca y
al olor que esta despide, es algo así como cosa de hombres por lo que es
raro ver una mujer con un acullico en la mejilla. Lo que si es frecuente es
ver muchachos, algunos embriagados, con sus grandes acuyicos en la boca. La
coca (erythroxylum coca) permite una gran resistencia a los efectos del
alcohol por lo que es elegida para su consumo en estas circunstancias
nocturnas para "aguantar mas".
En las peñas folklóricas la coca está mas relacionada a lo que se conoce
como "tradicional". Existen muchas peñas en la ciudad, en estos lugares es
común la producción de música y poesía llamada "tradicional" o "folclórica.
En este contexto el coqueo es básicamente masculino, la coca forma parte de
un ritual de socialización entre los hombres sentados alrededor de las
mesas; es acompañado con bicarbonato que en la mayoría de los casos está
volcado en las mesas para una mas fácil utilización. De igual manera en
este escenario la coca (erythroxylum coca) es acompañada por el tabaco y el
alcohol y música en vivo. Generalmente usada como un elemento
identificatorio de lo gaucho y sobre todo del gaucho salteño que tiene el
hábito del coqueo. Sin dudas que encontramos excepciones como un reconocido
artista plástico local que nos aseveraba que su práctica tenía que ver con
el gusto por los alcaloides de la hoja, sobre todo la cocaína.
La coca es también consumida de día por ejemplo en las canchas a
donde acuden miles de personas. Afuera de los estadios de fútbol
encontramos vendedores ambulantes de coca, que sin duda acuden al lugar con
la seguridad de que sus bolsas con coca van a ser compradas por los
hinchas, en su mayoría hombres, que tienen el gusto de "echarse una
coqueada" mientras miran el partido. En esta ocasión la coca (erythroxylum
coca) les proporciona mayor serenidad y concentración para el disfrute del
espectáculo.
Reflexiones finales
Sin dudas los usos de la coca (erythroxylum coca) no se agotan con
nuestra etnografía sino que al contrario son cada vez más diversos los
escenarios y las circunstancias en que se la usa. Nuestro interés fue
mostrar algunas realidades y percepciones de sus distintos usos, que muchas
veces son invisibilizados por cadenas de corrupción y relaciones de
dominación que los eclipsan, negando la existencia de circuitos
alternativos de consumo ligados a la modernidad urbana, más que al
tradicionalismo rural (Rivera 2003:160), que las políticas internacionales
traducen como arcaico. Nos referimos a la historia negra que se escribió
sobre las hojas de coca, vinculándola primero con la explotación colonial y
luego con el narcotráfico, donde se confundió al productor rural de hojas
de coca con los traficantes de clorhidrato de cocaína, y al consumidor
tradicional rural como "droga dependiente".
Estos usos de la coca, como dijimos anteriormente, cruzan fronteras
de género, de clase, de nacionalidad y cultura, a pesar de la presión
prohibicionista mundial.
La población de Salta, mestiza, multiétnica y de diverso origen
nacional, comparte creencias y devociones sobre la coca, que ligan la
sociabilidad urbana y las prácticas recreativas, inventando y creando
paralelamente nuevos rituales a la tierra, urbanos y públicos. Los símbolos
andinos, y en general lo que se a denominado "cultura andina", se han
afirmado con un potencial hegemónico en la crisis del capitalismo
industrial y la mundialización, tomando sus particularidades localmente,
tal es el caso de las hojas de coca y sus usos sociales.
La cuestión de la apropiación y asimilación cultural del uso de las
hojas de coca permite también simbolizar un status, una pertenencia, y
sobre todo en la relación que se construye con esta planta milenaria, un
modo de ser persona en escenarios modernos. Usarla para el desarrollo de
las actividades cotidianas, tales como las descritas en nuestra etnografía,
nos muestra el potencial de esta "planta maestra". Si bien podemos definir
este proceso de apropiación como una forma de revivir las practicas y
rituales de las culturas andinas, también se ponen en juego relaciones de
poder donde públicamente se adhiere a esta ritualidad pero siempre desde
posiciones diferentes y desde una realidad alejada de las comunidades
agrícolas pastoriles. Este trabajo de apropiación, como dice Bourdieu,
dependerá de quien y en que circunstancia use las hojas de coca
Por otro lado creemos que la estructura y función de un pensamiento
indígena que es apropiado, debe ser estudiado como la producción de un
pensamiento que se reactualiza, mediante la memoria y las tradiciones, que
tiene que ver con la construcción de identidades.
Este pensamiento indígena de la coca (erythroxylum coca), es lo que
le da su carácter étnico, por lo tanto susceptible de ser apropiado y
consagrado en cada acto ritual. El uso ritual es el que marca la etnicidad
de la coca, se traslada en el tiempo y se practica en escenarios urbanos.


Eugenia Flores



Bibliografia

BIALOGORSKI Mirta. (2003). "Patrimonio Intangible: reflexiones sobre su
consideración como fenómeno". En Temas de Patrimonio 7: "El espacio
cultural de los mitos, ritos, leyendas, celebraciones y devociones".
Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la
Ciudad de Buenos Aires.
BOMAN Eric. (1991). "Antigüedades de la Región Andina de la República
Argentina y del Desierto de Atacama". Universidad Nacional de Jujuy.
Argentina. Tomo II.
BOURDIEU Pierre. (1985). ¿ Que significa hablar?. Editorial AKAL. Madrid.
España.
BOURDIEU Pierre. (1988). La Distinción. Criterios y bases sociales del
gusto. Editorial Taurus . España.
CARO FIGUEROA Gregorio. (1997). Salta, Argentina. Naturaleza y Cultura.
Manrique. Zago Ediciones. Buenos Aires.
DÁVALOS Juan Carlos. (1928). Los gauchos.
HENMAN Anthony. (1992). MAMA COCA. Ed. HISBOL. La Paz Bolivia.
RABEY Mario (1989). "Legalidad e ilegalidad del coqueo en Argentina". En La
coca...tradición, rito, identidad. Editado por el Instituto Indigenista
Interamericano. Méjico.
RIVERA CUSICANQUI Silvia. (2003). Las fronteras de la coca. Epistemologías
coloniales y circuitos alternativos de la hoja de coca. El caso de la
frontera boliviano-argentina. Instituto de Investigaciones Sociológicas
Mauricio Lefebvre. La Paz, Bolivia.
ZAVALA Americo (2002) "Las motivaciones de los peregrinos devotos del
Milagro", en el marco de la materia de Método y Técnicas de la
investigación II, de la carrera de Antropología de la UNSa. Publicado en
parte en las actas de las 1º Jornadas de Antropología de la UNSa.







-----------------------
[1] Licenciada en Antropología Social. Universidad Nacional de Salta.
Doctoranda de la Facultad de Filosofia y Letras de la UBA. Conicet.
[2] Silvia Rivera Cusicanqui (2003) Las fronteras de la coca.
Epistemologías coloniales y circuitos alternativos de las hojas de coca. El
caso de la frontera boliviano-argentina. Instituto de Investigaciones
Sociológicas Mauricio Lefebvre. La Paz, Bolivia.

[3] Las hojas de coca forman parte de la Lista I de Estupefacientes del
Código Penal Argentino, siendo confundido el clorhidrato de cocaína, que si
es un estupefaciente, con las hojas de la planta erythroxylum coca.
[4] El hallazgo arqueológico mas temprano sobre el uso de la coca en los
Andes se refiere a implementos de coqueo encontrados en la Cultura
Valdivia, de la península de Santa Elena en el suroccidente ecuatoriano,
cuya data radiocarbónica es de 4100 años de antigüedad, es decir alrededor
de 2100 años aC (Cusicanqui 2003:122)
[5] Mas adelante haremos referencia a las clases de gauchos que encontramos
descriptos en la literatura local, sobre todo en la obra de Juan Carlos
Dávalos .
[6] Las señaladas son rituales para marcar a los animales nacidos durante
el año. Se los enflora, se marcan, se distribuye chicha, cigarrillos, coca
y llicta (masa semiblanda hecha a base de papas hervidas, de sabor salado y
coloración gris, por las cenizas de plantas que la componene, se la usa
para acompañar el coqueo) a los presentes, se hace casar a un animal macho
con uno hembra, el dueño de la hacienda da tres vueltas al mojón donde se
entierran los recortes de orejas, la coca y las ofrendas a la Pachamama, se
ruega por la multiplicación del rebaño, y luego se hace una fiesta.
[7] El yatiri es una persona que se especializa en leer a la hoja de coca,
en escuchar el mensaje que tiene para el consultante, por lo que su
relación con la misma es trascendental. En este sentido se la considera
como interlocutora en la cosmovisión andina, tanto del pasado y del fututo,
en tanto su carácter adivinatorio.
[8] Tomamos la definición de espacio de Bourdieu, quien entiende que el
espacio social es relacional a un orden de posiciones de los agentes
sociales, y "tiende a funcionar como un espacio simbólico de apropiación,
un espacio de estilos de vida y de grupo de estatus, caracterizados por
diferentes estilos de vida". Pierre Bourdieu 1988. Cosas Dichas. Editorial
Gedisa. Barcelona, España. Página 136.
[9] Los biqueros son pequeños recipientes para guardar el bicarbonato de
sodio o la yista, que son los acompañantes del coqueo.
[10] Grupo de hombres que funciona como una hermandad, pues comparten los
mismos códigos de comportamiento, por eso acuden al ritual y son los
principales protagonistas.
[11] Los fortines son agrupaciones tradicionalistas de gauchos, tienen el
objetivo de mantener la tradición gauchesca.
[12] Con este modismo se refiere a la idea de continuidad, es decir no
caerse significa no emborracharse tan rápido, la coca permite una mayor
resistencia al alcohol, permitiendo al que la consume durar mas tiempo sin
embriagarse.
[13] Hay que tener en cuenta para la comparación de los precios que nuestra
etnografía fue hecha entre los años 2004/2005, actualmente la misma bolsa
de coca cuesta alrededor de cinco pesos argentinos.
[14] Modismo nativo para nombrar al sacerdote.
[15] Susana. Aproximadamente de 47 años; peregrina de Cachi. La entrevista
se realiza en su casa.
[16] Challaco es una deformación de los vocablos quechua 'ch'allay' y
'ch'allakuy', que se refieren a la acción de rociar insistentemente en el
lenguaje corriente de los campesinos del sur de los Andes Centrales, la
palabra 'challar' se usa como sinónimo de "dar de comer y beber a la
tierra". El challaco, tal como se practica en la zona estudiada ( Rabey),
abarca una compleja serie de pasos rituales que comienzan en las viviendas
familiares la noche de la víspera, durante la cual se cocina una comida
especial, la tijtincha, y que culminan en un ojo de agua o la toma de una
acequia donde se realiza el ritual principal a la Pachamama, con una serie
de ofrendas que incluyen comida, bebida, hojas de coca y cigarros".
[17] El Collasuyo es una de las cuatro partes que conformaron el Tawatisuyo
de los Incas, que se dividía en cuatro regiones.
[18] Ídem anterior
[19] Palabra que viene del quechua wawa, que significa niño o bebé.
[20] Entrevista realizada a Doña María de Yonar, año 2002, quien vive a
los pies de la Cuesta del Obispo, mujer de mas de 80 años que lleva una
vida netamente campesina junto con sus siembras y sus animales.
[21] Un ejemplo es la celebración de la Virgen en algunas localidades del
interior de Salta y Jujuy, los rituales corresponden mas al convite a la
Pachamama.
[22] Silvia Rivera Cusicanqui, 2003: Las Fronteras de la Coca.
Epistemologías coloniales y circuitos alternativos de la hoja de coca. El
caso de la frontera boliviano-argentina. Instituto de Investigaciones
Sociológicas "Mauricio Lefebvre". Universidad Mayor de San Andrés y
Ediciones Aruwiyiri. La Paz, Bolivia.
[23] Las mesas constituyen un elemento importante en la ritualidad y
medicina aymara, representan un plato ceremonial preparado con diferentes
ingredientes de diversa naturaleza, que según esta tradición constituyen
dones alimenticios capaces de "seducir el apetito de los comensales
sagrados a los que se destina", puede ser la Pachamama, una persona
enferma, un alma de difunto.
[24] Estos símbolos se conocen como "misterios", encontramos la figura del
cóndor, casas, dinero, etc.
[25] Cabe destacar que en este museo se celebra el ritual a la Pachamama
todos los años, desde hace varios años.
[26] Discurso de la persona que estaba llevando a cabo el rito de ofrenda a
la tierra. Trabajo de campo realizado en la fecha 01/09/04.
[27] Rivera Cusicanqui cita en su trabajo (Rivera 2003: 156) a Fausto
Burgos quien habla de que la práctica del entierro de comida en forma de
ofrenda a la Pachamama, es una tradición de las comunidades de "arrieros,
pastores y tejedoras", fruto de la creación de la cultura ancestral local.
[28] Silvia Rivera Cusicanqui. (2003:157).
[29] Término usado localmente para designar el bolo de coca que se mantiene
en la boca y al cual se le van agregando nuevas hojas de tanto en tanto.
[30] Las chuspas son las bolsitas tejidas que se utilizan para guardar la
coca que se utilizara en la jornada.
[31] Los taris son los mantos pequeños tejidos en telar, que utiliza la
mujer quechua y aymara para guardar sus hojas de coca, y el cual se
despliega en el suelo para compartir.
[32] El "bica" es diminutivo de bicarbonato y se usa en la cultura del
coqueo local.
[33] Estos puestos quedan sobre la ruta obligatoria para los camiones que
llegan a la ciudad y paran acá para comprar coca.
[34] La Legislatura es un espacio público donde los representantes elegidos
por el pueblo discuten los problemas que atañen a la provincia. Allí
adentro se encuentran palcos y bancas que son ocupadas por los diputados y
senadores provinciales. La ubicación en el espacio es también simbólica,
puesto que la ubicación de los legisladores en sus bancas refleja
objetivamente los distintos signos políticos partidarios.

[35] EL acullico es la porción completa y correcta de hojas de coca que
chupa y ensaliva por vez el coquero, y que va colocando y enterando hoja
por hoja entre los molares y el carrillo.
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