Las guerras del siglo XXI tienen visos de una conflagración mundial

May 26, 2017 | Autor: E. Zambrano Angulo | Categoría: Geopolítica, Conflictos Regionales, Conflagración mundial, Guerras del siglo XXI, Frentes bélicos
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Las guerras del siglo XXI tienen visos de una conflagración mundial Eudes A Zambrano A 1

Los conflictos latentes de una guerra de alcance planetario es inefable, tras los cuales se han incrementado, además de la presencia militar como las de la OTAN, la presencia terrorista, las ganancias corporativas de las industrias bélicas, las ganancias del mercado mediático (“un año cargado de noticias en un mundo tan convulsionado”, según CNN en español: 29-12-2016), el cultivo de la adormidera y la producción de heroína y un fracaso rotundo a las políticas guerreristas de occidente, que como anacoretas borrachos frente a lo que se presenta ante sus sentidos se resisten a admitir, que la Guerra (como la que sostiene actualmente contra Rusia, donde acaba de expulsar diplomáticos rusos de EE.UU.), en esas condiciones, es el opio para el pueblo, es decir, para mantener al mundo “ocupado”, mientras ellos obtienen ganancias a costa de vidas humanas y destrucción planetaria. Desde que comenzó la llamada guerra contra el terrorismo, cruzada iniciada hace 15 años por Estados Unidos y sus socios más incondicionales (Inglaterra, Israel…), en Afganistán (2001), con el pretexto de derrotar a las fuerzas del talibán y capturar al líder del movimiento extremista Al Qaeda, Osama Bin Laden, acusado de los atentados del 11 de septiembre del año 2001, continuando con la invasión de Irak (2003) y la guerra contra Libia y Siria, y la agresión contra Yemen y otras áreas en conflictos (el Reino de Bahréin, país petrolero y miembro fundador del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo) donde apoyan financiera y militarmente a los grupos terroristas takfirí –Daesh, Fath al Sham, Ahrar al Sham, Al Qaeda, Boko Haramque operan en Oriente Medio, el Magreb (Frente Magrebí) y Asia Central, hasta hoy día cuando tenemos varios frentes de guerras no declaradas pero “en caliente”, en regiones tales como es el caso de la región del Donbaas, que soporta una guerra de acciones militares y permanente tensión política y social desde abril del año 2014 -tras los hechos que desencadenaron el derrocamiento 1

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del ex Presidente Ucraniano Viktor Yanukovich en febrero de ese añoprincipalmente en Luganks y el Donetsk, autoproclamadas como Repúblicas Populares. Otra región es la del Lejano Oriente, en el Mar Meridional de la China, por ejemplo, donde Pekín denuncia los intentos de Washington por dominar las aguas de la región. Tanto China como Japón, se encuentran y tienen como base contenciosa la tercera Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS, por sus siglas en inglés) de 1982, que para China implica una serie de desequilibrios, que explican su percepción de estar sometido a un cerco geográfico, económico y militar inaceptable. UNCLOS signa un estatus de “Zona Económica Exclusiva” (ZEE) a las zonas marítimas situadas entre 370 y hasta 650 kilómetros alrededor del territorio insular de un país. Ello implica, por ejemplo, que Japón, con una superficie 25 veces más pequeña que China posea derechos de ZEE sobre 4.5 millones de kilómetros cuadrados, la novena mayor del mundo y China sólo 900 mil km2, ocupando el puesto número 31 entre Maldivas y Somalia. Para China, esta realidad implica sentirse encorralada, ó “encajonada” según sus palabras, como resultante de la combinación de las zonas marítimas de Filipinas, Estados Unidos - por su presencia dominante en Guam, Palau, Carolinas y otras islas del Pacífico - además de Japón y Corea, por lo que China está construyendo pequeñas islas artificiales a objeto de aspirar más mar territorial. Esta contienda muestra que la historia de desacuerdos entre China y Japón – con la presencia permanente de EE. UU.- no se detiene y que los intereses geopolítico y económico de ambas naciones predominan y son imborrables de sus memorias nacionalistas, constituyendo una latente y peligrosa realidad. Ya sea en la agrupación de coaliciones lideradas por potencias occidentales u otras que actúan en función de sus intereses regionales pero avaladas por Washington y la OTAN, en esta consideración de Alianzas Militares, adquiere importancia el denominado Eje de la Resistencia – creado a partir del año 2006 para enfrentar la agresión sionista contra El Líbano y que reunió en principio a Siria, el Movimiento Hezbolá, la República islámica de Irán y grupos palestinos y, posteriormente, la participación estratégica de Rusia. La consolidación de la base de operaciones del Movimiento extremista EI (Estado Islámico) ha intensificado el aparente objetivo internacional occidental de acabar con el autoproclamado Estado Islámico, pero que tiene como trasfondo balcanizar de tal forma la región que termine siendo despedazada (Libia, Siria e Irán) y repartida sus despojos entre occidente y sus compañías transnacionales

hídricas, carboníferas y petroleras. En efecto, las reservas de agua fósil en Libia, por ejemplo, son muy apetecidas por las corporaciones de embotelladoras como las holandesas, quienes tienen un gran negocio muy rentable por el impacto del cambio climático en el agua para consumo humano. Países como China y Libia han llevado a cabo grandes proyectos internos de transferencia de agua y la idea de transportar o mover agua de zonas húmedas o de reservas hídricas a zonas secas es cara. Estos grandes gastos podrían llegar a estar justificados si hubiera potencial de ganancias, pero generalmente los precios del agua no funcionan como un mercado tradicional de oferta y demanda. Lo que es rentable para estas compañías es embotellar y vender “agua mineral”, y por eso fueron por Libia, además de sus fuentes hidrocarboníferas, porque a pesar de que se está convirtiendo en un recurso escaso (el agua potable) lo hace poco probable que corporaciones y gobiernos se animen a emprender ningún gran proyecto de esta índole (el agua es pesada y requiere diferentes alturas y cambios de elevación de bombeo, con gran consumo energético, para mantenerla en movimiento) como el que ejecutaba Libia o el emprendido por la República Popular de China. Para el periodista y escritor chileno Pablo Jofre Leal, analista internacional del tema, quien sostiene que una de esas regiones “calientes” en el mapa mundial de conflictos, es la del Frente Euroasiático, que se vislumbra con la contienda entre el gobierno de Kiev con las fuerzas separatistas prorusas de la región del Donbaas en el sudeste ucraniano, y ni hablar de las guerras olvidadas en el análisis internacional - en países como Somalia, Eritrea, Darfur en Sudán, Guerra Civil en el Congo – que en 20 años ha generado cuatro millones de muertos - la denominada Cuenca del Lago Chad que involucra a Nigeria, Níger, Chad y Camerún, que se enfrentan desde hace un lustro a la fecha a la amenaza del grupo takfirí Boko Haram y sus propias contradicciones internas, nos deja su testimonio, indignado de tanta hipocresía del poder político y mediático: “Por ello, a la par de esta Tercera Guerra Mundial que se disputa con vehemencia y resultados mortales para millones de seres humanos, el desplazamiento migratorio forzado de 65 millones de personas, la destrucción de países y su fragmentación, la destrucción de siglos de cultura, el expolio de su riquezas naturales, hay otra guerra que se libra a la par: una guerra comunicacional donde también existe un eje de la resistencia que da dura batalla a los poderes hegemónicos y monopólicos: Hispantv, Rusia Today, Telesur, Al Manar, Sana, Sputnik, Xinhua, junto a medios independientes en el seno de las sociedades occidentales, que sacan a la luz aquello que no se muestra, que no quieren que se vea, aquellos hechos que visualizan el papel criminal de sus gobiernos, que muestran al mundo que las guerras no son por cuestiones religiosas, ni por la

presencia de uno u otro dictador, sino que las guerras de agresión ocultan el objetivo de seguir hegemonizando al mundo bajo la guía de unos pocos” . “Una Gran Bretaña cómplice de los crímenes más deleznables que conozca la humanidad tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. La Sra. May, junto a Barack Obama, Angela Merkel, Francois Hollande, los gobiernos de España e Italia representan la cara de la hipocresía, la doble moral en materia del respeto al derecho internacional. Violadores de los derechos humanos de millones de habitantes de la tierra en todos los confines donde sus ambiciones los llevan”. 2

Ni hablar de las guerras que generará el cambio climático (por las inmigraciones y damnificados que conllevará su impacto), en la cual la guerra por agua será determinante, por ser un Derecho humano básico y no una materia prima más como se quiere ver; es decir, para la población mundial es más un derecho que un bien económico, e incluso naciones con abundancia de este recurso tratan de protegerlo (Canadá, Rusia, Brasil, China, La India), y no parece probable que a medida que aumente la presión sobre los recursos hídricos en los próximos años y décadas, este panorama o sentimiento social cambie, a pesar del corporativismo que explota dicho recursos y que pretende, a través de tratados internacionales como las Áreas de Tratado de Libre Comercio (Afta, en inglés), acceder a la comercialización del agua en los países que poseen reservas hídricas en abundancia.

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Una tercera guerra mundial con diversos frentes http://www.telesurtv.net/bloggers/Una-tercera-guerra-mundial-con-diversos-frentes-201612170001.html

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