\"Las fuentes de la \"Biblia políglota\" en lengua griega\", en V Centenario de la Biblia Políglota Complutense. La Universidad del Renacimiento. El Renacimiento de la Universidad

September 1, 2017 | Autor: A. Domingo Malvadi | Categoría: Book History, Renaissance Humanism, Bible, Historia de la Educación
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Descripción

Centenario

de la

Biblia Políglota Complutense Fifth Centennial

La Universidad del Renacimiento. El Renacimiento de la Universidad

Las fuentes de la Biblia Políglota en lengua griega The Greek language sources of the Polyglot Bible Arantxa Domingo Malvadi

Biblioteca de Palacio (Madrid)

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l conocimiento que adquieren los estudiosos de los siglos XIV y XV del griego, lengua que hasta entonces desconocían, se produce gracias a la llegada a Italia de emigrados procedentes de la Grecia conquistada por los otomanos. Estos enseñarán su lengua a los humanistas italianos y les proporcionarán las fuentes manuscritas conservadas en sus bibliotecas. Uno de los primeros en llegar fue el erudito bizantino Manuel Crisoloras (1350-1415) pionero en la enseñanza del griego en Italia al adoptar la gramática del griego clásico, tal y como era enseñada en Bizancio, a las necesidades de sus alumnos italianos. Entre ellos destacó Leonardo Bruni, cuya traducción al latín del discurso de san Basilio sobre lo que es de utilidad en la literatura griega pagana para un cristiano culto, supuso un fuerte impulso en la expansión del helenismo en Occidente. El conocimiento del griego les permitió primero profundizar en la cultura latina y después cotejar de primera mano los autores clásicos que se habían leído sólo a través de las fuentes latinas12.

he knowledge of Greek, a language previously unknown to them, acquired by scholars in the 14th and 15th centuries was due to the arrival in Italy of people emigrating from Greece following the Ottoman invasion. They taught Italian Humanists their language and provided them with the manuscripts kept in their libraries. One of the first to arrive was Byzantine scholar Manuel Chrysoloras (1350-1415), who led the way in teaching Greek in Italy when he adapted classic Greek grammar, just as it was taught in Byzantium, to the needs of his Italian students. They included Leonardo Bruni, whose translation into Latin of St. Basil’s speech on what is useful in pagan Greek literature for a cultured Christian, was a strong push for the spread of Hellenism in the west. Their knowledge of Greek enabled them to delve into Latin culture and then compare for themselves classic authors that had hitherto only been read in Latin versions12. Humanism took a little longer to show interest in the holy texts. The first to be aware of its importance was Francesco Petrarca, “Petrarch”

Juan SIGNES CODOÑER. “Translatio studiorum: la emigración bizantina a Europa occidental en las décadas finales del Imperio (1353-1453)”, en Pedro BÁDENAS DE LA PEÑA e Inmaculada PÉREZ MARTÍN (eds.). Constantinopla 1453. Mitos y realidades, Madrid: CSIC, 2003, pp. 187-246.

Juan SIGNES CODOÑER. “Translatio studiorum: la emigración bizantina a Europa occidental en las décadas finales del Imperio (1353-1453)”, in Pedro BÁDENAS DE LA PEÑA e Inmaculada PÉREZ MARTÍN (eds.). Constantinopla 1453. Mitos y realidades, Madrid: CSIC, 2003, pp. 187-246.

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El Humanismo tardó un poco más en interesarse por los textos sagrados. El primero en tomar conciencia de su importancia fue Francesco Petrarca (1304-1374). Se dio cuenta de que para llegar a comprender la Biblia también había que conocer y leer a los Padres de la Iglesia, en especial a san Agustín, en quien los humanistas vieron un modelo retórico, un Cicerón cristiano. Pero su aproximación a la Biblia no fue filológica. Tampoco la que llevó a cabo su amigo Coluccio Salutati (1331-1406), pues ambos desconocían las lenguas en las que los textos bíblicos habían sido escritos: el griego para el Nuevo Testamento, el hebreo y el arameo para el Antiguo Testamento. De ahí que los estudios bíblicos solo comenzaron de verdad cuando el griego se impuso como disciplina académica en Italia. Fue otro discípulo de Crisoloras, el humanista y teólogo Ambrogio Traversari (1386-1439), el primero en emprender la traducción y edición de los textos patrísticos tanto de autores griegos (Basilio, Crisóstomo, Atanasio, Gregorio Nacianzeno y Pseudo Dionisio Areopagita), como latinos ( Jerónimo, Lactancio y Tertuliano). A partir de él los textos de los Padres de la Iglesia recuperaron la consideración que habían tenido como modelos retóricos y como fuente esencial para el conocimiento de la Biblia13. Con las nuevas autoridades exegéticas en la mano, los humanistas encuentran, a lo largo de la segunda mitad del siglo XV, defectuosos los comentarios existentes y cuestionan las interpretaciones tradicionales y la fiabilidad de la traducción de la Vulgata con respecto a los textos originales. Giannozzo Manetti (1396-1459), cuyos conocimientos del griego y el hebreo le permitieron leer y traducir la Biblia en sus lenguas

(1304-1374). He realised that to understand the Bible one first had to read and be familiar with the Church Fathers, especially St. Augustine, in which Humanists saw a model of rhetoric, a kind of Christian Cicero. But his approach to the Bible was not philological. Neither was that of his friend Coluccio Salutati (1331-1406), as neither of them knew the languages in which the Biblical texts had been written: Greek for the New Testament, Hebrew and Aramaic for the Old Testament. This meant that Bible studies only really started when Greek took over as an academic discipline in Italy. It was another disciple of Chrysoloras, the Humanist and theologian Ambrogio Traversari (1386-1439), who was the first to undertake the translation and editing of the Patristic texts, both by Greek (Basil, Chrysostom, Athanasius, Gregory of Nazianzus and Pseudo-Dionysius the Areopagite) and Latin authors ( Jerome, Lactantius and Tertullian). From his time onwards, the Church Fathers’ texts recovered the reputation they had enjoyed as models of rhetoric and as an essential source for knowledge of the Bible13.2 Armed with the new exegetic authorities, throughout the second half of the 15th century, Humanists found fault with existing commentaries and questioned traditional interpretations and reliability of the translation of the Vulgate compared to the original texts. Giannozzo Manetti (1396-1459), whose knowledge of Greek and Hebrew enabled him to read and translate the Bible in its original languages, took a step forward in Biblical philology when he criticised and compared the Vulgate to different versions based on the Hebrew and Greek texts. At almost the same time that Manetti was working,

Alastair HAMILTON. “Los humanistas y la Biblia”, en Jill KRAYE (ed.). Introducción al humanismo renacentista, Cambridge: Univ. Press, 1998, pp. 137-157.

Alastair HAMILTON. “Los humanistas y la Biblia”, in Jill KRAYE (ed.). Introducción al humanismo renacentista, Cambridge: Univ. Press, 1998, pp. 137-157.

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originales, dio un paso adelante en la filología bíblica al criticar y comparar la Vulgata con diferentes versiones basadas en los textos hebreo y griego. Casi al mismo tiempo que Manetti trabaja Lorenzo Valla (1406-1457), que gozaba de gran reputación como filólogo y había editado varias obras griegas clásicas con criterios filológicos. Valla se enfrenta al texto del Nuevo Testamento y realiza unas anotaciones críticas a la luz del texto griego; corrige además una serie de términos y pasajes presentes en la versión latina consciente de que los errores transmitidos se debían tanto a los copistas como a la manipulación interesada. Estas correcciones ponían en entredicho la autoridad de la Iglesia Católica por lo que la obra, aunque contó con la aprobación del papa Nicolás V, fue bastante criticada y cayó en el olvido hasta que Erasmo la recuperó y decidió editarla en París en 1505. Después de estos acercamientos los principales esfuerzos por establecer el texto bíblico se concentran a principios del siglo XVI. Curiosamente es España quien produce el primer instrumento bíblico construido sobre las bases filológicas desarrolladas durante el Humanismo. El cardenal Francisco Jiménez Cisneros decide llevar a cabo la edición de la Biblia de acuerdo con los nuevos parámetros filológicos, es decir, acudiendo a los textos originales para detectar los errores y problemas comúnmente aceptados contenidos en los textos sagrados. Este proyecto de edición de la Biblia en sus lenguas originales supone un esfuerzo editorial de gran magnitud y el primer acercamiento moderno a los textos sagrados en su totalidad. En él intervienen filólogos españoles especializados en hebreo, arameo y por supuesto en latín y griego. Entre los filólogos clásicos cabe mencionar a Antonio de Nebrija (1441-1522), quien en su Apología (Logroño, Brocar, 1507) había expresado su concepción del trabajo filológico aplicado a los textos sagrados

Lorenzo Valla (1406-1457) also enjoyed a great reputation as a philologist and had edited several Greek classic works using philological criteria. Valla tackled the New Testament and made some critical annotations in the light of the Greek text; he also corrected a series of terms and passages in the Latin version, conscious of the fact that the errors had been passed on both by copiers and by self-serving manipulation. These corrections questioned the authority of the Catholic Church, so although the work met with the approval of Pope Nicholas V it came in for some harsh criticism and was largely forgotten until Erasmus recovered it and decided to publish it in Paris in 1505. After these attempts, the main efforts to establish the Bible text were made in the early 16th century. Curiously, it was Spain that produced the first Biblical instrument built on the philological foundations laid by Humanism. Cardinal Francisco Jiménez Cisneros decided to go ahead with editing the Bible according to the new philological parameters, that is, by referring to the original texts to find commonly accepted errors and problems contained in the sacred texts. This project to publish the Bible in its original languages entailed a huge editorial effort and was the first modern philological approach to the sacred texts in their entirety. It involved Spanish philologists specialising in Hebrew, Aramaic and of course Latin and Greek. Classic philologists include Antonio de Nebrija (1441-1522), who in his Apología (Logroño, Brocar, 1507) had expressed his concept of philological work applied to the sacred texts and the need to consult the texts in their original languages: “every time there are discrepancies between the Latin manuscripts of the New Testament we should refer to the Greek manuscripts. Every time there are discrepancies between the Latin and Greek manuscripts of the Old Testament we should seek the truth in the

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y la necesidad de consultar los textos en las lenguas originales: «cada vez que se presenten variantes entre los manuscritos latinos del Nuevo Testamento habrá que acudir a los manuscritos griegos. Cada vez que se presenten variantes entre los manuscritos latinos y griegos del Antiguo Testamento habrá que buscar la verdad en la auténtica fuente hebraica». Nebrija solo trabajó en la preparación del texto latino de la Vulgata. Diego López de Zúñiga (fallecido en 1531), los hermanos Juan (1492-1557) y Francisco de Vergara (fallecido en 1545), junto con el cretense Demetrio Ducas (ca. 1480-1527) y Hernán Núñez de Guzmán (ca. 1473-1553), lo hicieron en el griego14. Todos ellos llevaron a cabo una gran labor filológica para eliminar los errores que se habían introducido a lo largo de los siglos tanto en los manuscritos latinos como en los griegos, prepararon la versión de los Septuaginta, se distribuyeron el trabajo de traducción latina y prepararon el texto griego del Nuevo Testamento. Juan de Vergara tradujo los libros atribuidos a Salomón. Hasta el momento se desconocía el papel de Hernán Núñez de Guzmán en la edición. El análisis del manuscrito complutense BH MSS 41 ha puesto de manifiesto su responsabilidad en la fijación del texto griego y en la traducción latina del Nuevo Testamento. Demetrio Ducas se encargó de hacer una revisión general del texto15. Cisneros contó con el respaldo del recién nombrado papa León X, quien será un firme protector de helenistas y profesores de griego, a quienes aumentó el salario en la reforma de los estatutos de la universidad de Roma que llevó a cabo en 1513. Coleccionista y bibliófilo, autorizó al abate Alfonso García de Alcalá el préstamo

authentic Hebrew source”. Nebrija only worked on the preparation of the Latin text of the Vulgate. Diego López de Zúñiga (who died in 1531), the brothers Juan (1492-1557) and Francisco de Vergara (who died in 1545), together with the Cretan Demetrio Ducas (c. 1480-1527) and Hernán Núñez de Guzmán (c. 1473-1553), did the same in Greek14.3They all undertook a huge philological task to eliminate the errors that over centuries had crept into both the Latin and Greek manuscripts, they prepared the Septuagint versions, distributed the Latin translation work and prepared the Greek New Testament text. Juan de Vergara translated the books attributed to Solomon. Up to that time, the part played by Hernán Núñez de Guzmán in the edition was unknown. Analysis of the Complutense manuscript BH MSS 41 has revealed he was responsible for typesetting the Greek text and for the Latin translation of the New Testament. Demetrio Ducas carried out an overall review of the text15.4 Cisneros had the support of the recently appointed Pope Leon X, who would be a firm protector of Hellenists and Greek academics and who had increased his salary when the statutes of the University of Rome were reformed in 1513. A collector and bibliophile, Leon X authorised Abbot Alfonso García de Alcalá to loan several codices from the Vatican Library for use in the edition of the Polyglot Bible being produced by Cisneros. These codices have been identified with the Vatican Greek codices Vat. Gr. 330 and Vat. Gr. 346, both from the 13th century, containing the entire Old Testament with the exception of the Psalms and the Prophets. The volumes were

José LÓPEZ RUEDA. Helenistas españoles del siglo XVI, Madrid: CSIC, 1973, pp. 340-348. 15 Mariano REVILLA RICO. La políglota de Alcalá, Madrid: Imprenta Helénica, 1917.

José LÓPEZ RUEDA. Helenistas españoles del siglo XVI, Madrid: CSIC, 1973, pp. 340-348. 15 Mariano REVILLA RICO. La políglota de Alcalá, Madrid: Imprenta Helénica, 1917.

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de varios códices de la Biblioteca Vaticana para que se utilizaran en la edición de la Políglota que llevaba a cabo Cisneros. Estos códices han sido identificados con los códices vaticanos griegos Vat. Gr. 330 y Vat. Gr. 346, ambos del siglo XIII, que contenían todo el Antiguo Testamento a excepción de los Salmos y Profetas. Los volúmenes fueron devueltos en 1519. El Senado veneciano envió también un manuscrito que contenía parte del Antiguo Testamento copiado a partir de un códice de los que donó el cardenal Besarión a la Biblioteca Marciana. Gregorio de Andrés identificó el manuscrito veneciano con el codex V y la copia que quedó en Alcalá con el BH MSS 2216. El volumen V de la Poliglota (que contenía la editio princeps del Nuevo Testamento con el texto a dos columnas, la de la izquierda para el texto en griego y la de la derecha para la Vulgata) se terminó de imprimir el 10 de enero de 1514. Cisneros había hecho acopio de códices en griego para poder trabajar en este volumen tal y como señala en el prefacio al lector que antecede al texto: «non quaevis exemplaria impressioni huic archetypa fuisse sed antiquissima simul emendatissima. Quae scrissimus in Christo pater et dominus noster Leo X Pontifex Maximus, huic instituto favere cupiens, ex Apostolica Bibliotheca educta misit ad reverendissimum Cardinalem Hispaniae». Uno de estos códices es el manuscrito griego, en la actualidad desaparecido, conocido por proceder de la Isla de Rodas como códice Rodiense, que contenía las epístolas canónicas. Su existencia está documentada, en primer lugar, porque es citado por uno de los colaboradores de la Políglota, Diego López de Zúñiga, en su polémica con Erasmo: «liber apostolicarum Epistolarum graecus venerandae

returned in 1519. The Venetian Senate also sent a manuscript containing part of the Old Testament produced from one of the codices donated by Cardinal Besarión to the Biblioteca Nazionale Marciana. Gregorio de Andrés identified the Venetian manuscript with the codex V and the copy that remained in Alcalá with BH MSS 2216.5 Volume V of the Polyglot Bible (which contained the editio princeps of the New Testament with the text in two columns, Greek text on the left and the Vulgate text on the right) was finally printed on 10 January 1514. Cisneros had gathered together codices in Greek so he could work on the volume in the way he describes in the foreword to the reader that appears before the main text: “non quaevis exemplaria impressioni huic archetypa fuisse sed antiquissima simul emendatissima. Quae scrissimus in Christo pater et dominus noster Leo X Pontifex Maximus, huic instituto favere cupiens, ex Apostolica Bibliotheca educta misit ad reverendissimum Cardinalem Hispaniae”. One of these codices is the Greek manuscript, which has not survived, known as the Rhodes codex as it was produced on the island of Rhodes, and which contained the canonical epistles. Its existence is documented primarily because it is mentioned by one of the collaborators in the Polyglot Bible, Diego López de Zúñiga, in his controversy with Erasmus: “liber apostolicarum Epistolarum graecus venerandae vetustatis qui ex insula Rhodo in Hispaniam allatus ac deinde patri reverendissimo Francisco Cisnerio Toletano cardinali et Hispaniarum Primati dono datus, eiusdem iussu in publica huius Complutensis Academiae bibliotheca repositus”. Gregorio de Andrés also matched it with one of the manuscripts that appeared together

Gregorio de ANDRÉS. “Catálogo de los códices griegos de las colecciones Complutense, Lázaro Galdiano y March de Madrid”, Cuadernos de filología clásica, 6 (1974), pp. 221-266.

Gregorio de ANDRÉS. “Catálogo de los códices griegos de las colecciones Complutense, Lázaro Galdiano y March de Madrid”, Cuadernos de filología clásica, 6 (1974), pp. 221-266.

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vetustatis qui ex insula Rhodo in Hispaniam allatus ac deinde patri reverendissimo Francisco Cisnerio Toletano cardinali et Hispaniarum Primati dono datus, eiusdem iussu in publica huius Complutensis Academiae bibliotheca repositus». Gregorio de Andrés lo identificó con uno de los manuscritos que figuraban junto con otros dos manuscritos griegos del Nuevo Testamento en el inventario de la librería del Colegio de San Ildefonso fechado en 1512 (AHN. Universidades, Libro 1090 F, f. 33), concretamente con el que figuraba bajo el título «Actus Apostolorum et canonicae epistolae». Estos tres manuscritos junto con la copia del Antiguo Testamento enviada por el Senado de Venecia figuran también en el inventario del Colegio de 1523 (AHN. Universidades, Libro 1091 F, f. 12). Por último el manuscrito BH MSS 23 que contenía los Salmos en griego, aunque adquirido en 1517, fue también utilizado para la edición de esta parte del Antiguo Testamento. Desde el punto de vista técnico la utilización de tipos griegos en la edición de la Políglota supuso un hito en la historia de la tipografía hispana y otorgó a Brocar un lugar destacado en ella. Los tipos griegos han sido estudiados por Bécares Botas quien señaló que la primera vez que el impresor francés los utilizó fue en la edición del Opus absolutissimum rhetoricorum de Georgio Trapezuntio, que se terminó de imprimir en su taller de Alcalá el 23 de diciembre de 1511. Volvió a utilizarlos en la edición del Nuevo Testamento (103mm/20 líneas), que concluyó el 10 de enero de 1514, y en las dos obras que edita Demetrio Ducas, en los Erotemata de Crisoloras, cuyo colofón ofrece la fecha de 10 de abril de 1514 y en el Opusculum de Erone et Leandro, impreso en fechas inmediatas. Aunque esta datación vendría a desmentir la idea de que estas dos obritas habían servido como trabajos preparatorios para la impresión de la biblia, Bécares concluye que a pesar de los colofones estas obras

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with another two Greek New Testament manuscripts in the inventory of the library at College of San Ildefonso, dated 1512 (AHN. Universidades, Libro 1090 F, f. 33), specifically with the one that appeared under the title “Actus Apostolorum et canonicae epistolae”. These three manuscripts together with the copy of the Old Testament sent by the Senate of Venice also appear in the School inventory dated 1523 (AHN. Universidades, Libro 1091 F, f. 12). Lastly, the manuscript BH MSS 23 containing the Psalms in Greek, although acquired in 1517, was also used for editing this part of the Old Testament. From the technical point of view, using Greek type in the edition of the Polyglot Bible marked a milestone in the history of Hispanic typography and gave Brocar a leading role. Greek type was studied by Bécares Botas, who pointed out that the first time it was used by the French printer was in the edition of the Opus absolutissimum rhetoricorum by Georgio Trapezuntio, the printing of which was completed in his Alcalá workshop on 23 December 1511. He used it again in the edition of the New Testament (103mm/20 lines), which he completed on 10 January 1514, and in the two works edited by Demetrio Ducas, in the Erotemata by Chrysoloras, the colophon of which dates it on 10 April 1514 and in the Opusculum by Erone et Leandro, printed around that time. Although this dating would contradict the idea that these two small works served as preparatory exercises for printing the Bible, Bécares concludes that, despite their colophon, these works could have been printed before volume V was produced and that they were then stamped with later dates, as the type was not used again after the process of printing the New Testament was completed. According to Bécares the type came from the old-fashioned rounded lower case writing used for liturgical or holy

pudieron tratarse de impresiones realizadas con anterioridad a la impresión del volumen V en las que luego se estampó una fecha posterior, ya que los tipos no volvieron a utilizarse después de finalizada la impresión del Nuevo Testamento. Según Bécares procederían de la escritura minúscula redonda arcaizante de uso litúrgico o sacro17. El mismo estudioso descarta que sean copia de los manuscritos griegos prestados para la edición o que fueran diseñados por Demetrio Ducas. La novedad que supone el empleo de estos tipos griegos queda reflejada en el prólogo al lector donde se indica que se ha impreso el griego sin acentos ni espíritus para mejor imitar la letra de los antiguos que no empleaban estos signos gráficos. Ponen como ejemplo los himnos de Calímaco, los cantos Sibilinos y las inscripciones de mármol que todavía se ven en Roma «nudis solum characteribus incisa». De ese modo los editores de la Políglota pretendían conservar intacta la majestad de la lengua de los evangelistas. Para evitar confusiones al lector marcaron las palabras polisílabas. Por otra parte para facilitar la comprensión de los que no sabían griego los editores antepusieron a cada palabra griega una letra de menor tamaño que se repite en el término correspondiente de la traducción latina. Para la impresión del texto griego del Antiguo Testamento Brocar recurrió a una fundición de estilo aldino, imitación de la cursiva de los manuscritos de la época a partir de 149618.

texts17.6The same scholar rules out that the letters in the type may have been copied from the Greek manuscripts loaned for the editing work, or that they were designed by Demetrio Ducas. The novelty of using these Greek letters is reflected in the prologue to the reader, which states that the Greek has been printed with no accents or shapes to better imitate the writing of the ancients, who did not use these graphic signs. They cite the examples of the hymns of Callimachus, the songs of the Sibyl and the marble inscriptions that can still be seen in Rome “nudis solum characteribus incisa”. In this way, the editors of the Polyglot Bible sought to preserve the majesty of the language of the Evangelists intact. To avoid confusing readers they marked polysyllabic words. Also, to make it easier to understand for non-Greek speakers the editors preceded each Greek word with a smaller letter repeating the same term in the Latin translation. To print the Greek text of the Old Testament, Brocar used an Aldine style font, imitating the cursive style of manuscripts of the period from 1496 onwards18.7

Vicente BÉCARES BOTAS. “Nebrija y los orígenes de la tipografía griega en España”, en Carmen CODOÑER MERINO y Juan Antonio GONZÁLEZ IGLESIAS (eds.). Antonio de Nebrija: Edad Media y Renacimiento, Salamanca: Universidad de Salamanca, 1994, pp. 537-547. 18 Julián MARTÍN ABAD. “Cisneros y Brocar. Una lectura tipobibliográfica de la Políglota Complutense”, Estudios Bíblicos 72, 1 (2014), pp. 63-64.

Vicente BÉCARES BOTAS. “Nebrija y los orígenes de la tipografía griega en España”, in Carmen CODOÑER MERINO and Juan Antonio GONZÁLEZ IGLESIAS (eds.). Antonio de Nebrija: Edad Media y Renacimiento, Salamanca: Universidad de Salamanca, 1994, pp. 537-547. 18 Julián MARTÍN ABAD. “Cisneros y Brocar. Una lectura tipobibliográfica de la Políglota Complutense”, Estudios Bíblicos 72, 1 (2014), pp. 63-64.

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Las fuentes de la Biblia Políglota en lengua griega The Greek language sources of the Polyglot Bible

18 Novum Testamentum adnotatum a Doctoribus Complutensibus Siglo XVI. Manuscrito en latín. Papel. 181 ff. 290 mm. Texto a dos columnas. Iniciales ornamentadas con oro y colores. Encuadernado con otro manuscrito y un impreso. Biblioteca Histórica de la UCM-Manuscritos. BH MSS 41 (1).

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Además de los códices que sirvieron para establecer el texto griego del Nuevo Testamento, se han conservado otros manuscritos que contienen trabajos preparatorios para la edición de la Políglota. Entre ellos destaca el códice que aquí se expone, el BH MSS 41, que contiene diferentes materiales utilizados en la edición por el helenista Hernán Núñez de Guzmán, cuya implicación en la empresa se conocía entre otras cosas por los versos elogiosos que dedicó a Cisneros al final del volumen quinto. El análisis del contenido del manuscrito en su conjunto y del método de trabajo que de él se trasluce ha permitido conocer con más precisión su grado de participación. Gracias a él, sabemos que trabajó en la fijación del texto griego del Nuevo Testamento (folios 185r a 257v). Para ello cotejó los diferentes manuscritos en griego que tuvo a su disposición, cuya identificación resulta compleja porque los cita siempre de manera poco precisa; además manejó las anotaciones que realizó Lorenzo Valla al Nuevo Testamento en la edición de Jean Petit de 1505 (folios 259r-303v); en base al texto griego elabo-

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ró después una nueva traducción que no llegó a incluirse en la versión impresa (folios 3r a 184v). Estuvo detrás de la edición que realizó Brocar en 1514 de las Differentiae de Lyra, obra en la que el exégeta señalaba las diferencias apreciadas en su cotejo del Antiguo Testamento con la versión hebrea (folio 304 v) y por último participó en la elaboración de las Interpretationes hebraeorum chaldeorum grecorumque nominum novi testamenti, presentes tanto en la edición de las citadas Differentiae de Lyra (1514), como en el tomo V de la Políglota de Alcalá de 1514 (folios 305r a 316v). Por otra parte la confirmación de su intervención en la composición de estas Interpretationes nos ha llegado gracias al manuscrito hebreo BH MSS 14 que también fue copiado por él. La obra que se expone en esta vitrina corresponde a una interpretación del Nuevo Testamento corregida de la Vulgata, que ocupa la primera parte del volumen (folios 3r a 184v), aunque desde el punto de vista intelectual debería ocupar el segundo lugar. El texto comienza por el Evangelio de san Mateo y concluye en el Apocalipsis de san Juan. Cada evangelio va precedido de un índice con los «Capita evangelii». Como dato de interés cabe señalar que estos índices que se incluyen al principio de cada evangelio no figuran ni en la edición de la Políglota, ni en la primera edición del Nuevo Testamento en griego de Erasmo (1516). Sí aparecerán, sin embargo, en las sucesivas ediciones de su Nuevo Testamento (1519, etc.). En el cuerpo del texto se señalan las divisiones en capítulos mientras que en los márgenes

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figuran las indicaciones de los versículos hasta el evangelio de san Juan inclusive. Estas indicaciones no son numéricas, sino alfabéticas igual que en la edición de la Políglota complutense. El texto se presenta a dos columnas. Hay algunas anotaciones de carácter filológico realizados por la misma mano (véase por ejemplo la anotación que aparece en el margen del folio 4v donde comenta la frase del texto «stella que apparuit» y señala lo siguiente: «que apparuit est participium preteriti»; o en el folio 11r, donde comenta el “hic” del texto y dice: «hic adverbium loci est et sic sequentibus»). El manuscrito presenta una encuadernación heráldica en pasta española de color marrón del siglo XVIII, en cuyos planos figura el escudo del cardenal Cisneros estampado en dorado. Además del escudo del cardenal en el volumen se han conservado otras marcas que hacen referencia a su procedencia: la primera y más moderna en la hoja inicial de respeto, donde figura una etiqueta de papel con el exlibris complutense: «Biblioteca Complutense Ildefonsina»; la más antigua en el interior del volumen, en el margen superior del folio 3r, donde figura el exlibris manuscrito, probablemente del siglo XVIII, en el que se lee: «Librería del Colegio Mayor», que permite vincularlo al Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá. ADM Bibliografía: Gregorio de ANDRÉS MARTÍNEZ. “Catálogo de los códices griegos de las colecciones Complutense, Lázaro Galdiano y March de Madrid”, Cuadernos de filología clásica, 6 (1974), pp. 221-266; Arantxa DOMINGO MALVADI. “El Pinciano y su contribución a la edición de la Biblia Políglota de Alcalá”, Pecia Complutense 10, n. 19 (julio 2013), pp. 4981; Ángel SÁENZ-BADILLOS. La filología bíblica en los primeros helenistas de Alcalá, Estella: Verbo Divino, 1990, pp. 443-446.

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19 Biblia. Antiguo Testamento. Griego Siglo XVI (ca. 1515). Manuscrito. Pergamino. 307 hojas en fragmentos conserbvado en láminas de vinilo. 370 x 250 mm. Biblioteca Histórica de la UCM-Manuscritos. BH MSS 22. En su búqueda de manuscritos griegos antiguos para cotejar las versiones latinas y griegas de la Biblia, Cisneros contactó con el Papado y con el Dux de Venecia. Se sabía que en la biblioteca pontificia, en Roma, y en la biblioteca de San Marcos, o Marciana, en la capital del Adriático, se atesoraban importantes códices procedentes del antiguo imperio bizantino. El arzobispo toledano logró el préstamo de algunos de ellos, y de otros, copias de gran calidad, como atestigúan los restos conservados de este códice. Se trata de una copia incompleta de un manuscrito de la Biblioteca Marciana de Venecia, enviada a Alcalá para servir en la edición de la Biblia Políglota. Este libro procedía del legado del cardenal bizantino Besarión (1403-1472), un religioso ortodoxo exiliado en Venecia, convertido al catolicismo, y que a su muerte donó su biblioteca a la Marciana. La copia se realizó sobre uno de los códices de su colección, el denominado como manuscrito Graecus 5, una Biblia completa griega escrita en el siglo XV. El copista ha sido identificado como Juan Severo de Lacedemonia, quien coincidió con Demetrio Ducas en la Academia Aldina de Venecia, pero quien también realizó otras copias de manuscritos griegos para Hernán Núñez de Guzmán, otro miembro de equipo de biblistas cisnerianos. Ni el original, ni la copia (de principios del siglo XVI) eran muy antiguos, pero, según Natalio Fernández, a esta copia parece aludir Cisneros en el Prólogo al Lector de la Políglota, cuando después de mencionar los manuscritos de la Biblioteca Vaticana prestados por el papa León X, prosigue diciendo: «Quibus etiam adiunximus

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alia non pauca: quorum partem ex Bessarionis castigatissimo codice summa diligentia transcriptum Illustris Venetorum Senatus ad nos misit». Que destacara esta obra nos indica la importancia que tuvo para la labor exegética y filológica de los miembros de su academia bíblia. Sin embargo, seguimos sin saber la razón de por qué aquella copia fue realizada de forma incompleta, ya que en el manuscrito de Madrid faltan el Pentateuco, Josué, Salmos, Job, Sira y todos los Profetas. En el siglo XIX esta Biblia griega fue consultada y manejada, ya en Madrid, por eruditos y helenistas como Pascual de Gayangos, F. Delitzsch y S. P. Tregelles. Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), convertida la Ciudad Universitaria en uno de los frentes más activo de la defensa republicana de Madrid, sufrió muy severos daños, a causa de un incendio. Esto hizo creer durante cerca de cuarenta años que el códice se había perdido. Sin embargo, fue redescubierto en 1973 por Natalio Fernández, quien impulsó su restauración. Ésta ha sido lenta y muy laboriosa. El fuego afectó sobre todo a las partes iniciales y finales del manuscrito, así como al lomo del mismo y los márgenes interiores de los distintos cuadernos. En cambio, en las partes centrales del códice el texto se ha conservado casi íntegro. La carpeta que contiene los restos de las primeras hojas quemadas apenas conserva alguna palabra legible, y éstas parecen ser de 1 Reyes, no de Jueces. No se conserva nada de la encuademación, sólo hojas sueltas, ni se leen los números de la paginación original (probablemente escritos en los márgenes superiores quemados). Los fragmentos (uno de los cuales se expone) de las 307 hojas del volumen original se conservan en una caja especial y protegidos en fundas plásticas especiales de vinilo. Su consulta en sala se permite muy raramente, pero existe una copia digital disponible en la web de la Biblioteca de la Universidad Complutense. JLGS-M y MTSD

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Bibliografía: Gregorio de ANDRÉS MARTÍNEZ. “Catálogo de los códices griegos de las colecciones: Complutense, Lázaro Galdiano y March de Madrid”, Cuadernos de Filología Clásica, VI (1974), p. 221-265; Robert E. CARTER. “The greek manuscripts of the University Library in Madrid”, Scriptorium, XXVI (1972), 1, p. 129; Natalio FERNÁNDEZ MARCOS. “Un manuscrito complutense redivivo: Ms. griego 442: Villa-Amil 22”, Sefarad, 65,1 (2005), pp. 65-83; Eduardo de ONTAÑÓN. “El portero bibliotecario o «cultura popular» salva de las balas”, en Biblioteca en Guerra, Madrid: Biblioteca Nacional de España, 2005 pp. 287-290; Marta TORRES SANTO DOMINGO. “Libros que salvan vidas, libros que son salvados: La Biblioteca Universitaria en la Batalla de Madrid”, en Biblioteca en Guerra, Madrid: Biblioteca Nacional de España, 2005, pp. 261-285.

20 Biblia. Salterio. Griego Siglo XVI. Manuscrito en griego. Papel. 298 ff. (i.e. 297), [ 2 ] h. en blanco. 138 x 94 mm. Biblioteca Histórica de la UCM-Manuscritos. BH MSS 23. El texto de los Salmos, que forma parte del Antiguo Testamento, fue objeto de atención por parte de los Padres de la Iglesia y comentaristas posteriores que los estudiaron desde diferentes puntos de vista. Entre los biblistas medievales más tardíos nos interesa destacar aquí, por la importancia que tuvo en la edición de la Políglota, al franciscano francés de origen judío Nicolás de Lyra (1270-1349), cuyo dominio del hebreo le permitió consultar varios comentarios tardíos del Antiguo Testamento y comparar la Vulgata con el original hebreo. Conviene recordar que para aquellos que carecían del conocimiento del hebreo y del griego lo normal era acceder al Salterio en la versión latina realizada por Jerónimo.

Los Salmos ocupan el tercer volumen de la Políglota complutense que junto con los volúmenes I, II y IV —que contienen el Antiguo Testamento— se terminaron de imprimir el 10 de julio de 1517. De acuerdo con el contenido del manuscrito BH MSS 41 es posible pensar que la labor de edición sobre el texto de los Salmos se iniciara al mismo tiempo que la edición del Nuevo Testamento. Esto es lo que parecen sugerir tanto la hoja con las indicaciones de mano de Hernán Núñez para la impresión de los Salmos incluidos en las Differentiae de Lyra que realizó Brocar en 1514 (BH MSS 41, 4), como las hojas impresas que siguen a continuación (BH MSS 41, 5) que contienen las Interpretationes hebraeorum chaldeorum grecorumque nominum novi testamenti presentes en la edición de las Differentiae de Lyra y en el volumen V de la Políglota. Este manuscrito de tamaño pequeño, en octavo, contiene también al final los cánticos de Anna, madre de Samuel, de Habacuc y de Isaías; la oración del profeta Jonás; los cánticos de Zacarías, del libro del profeta Daniel, de los Tres Niños, de la Virgen (Magnificat) y de Zacarías, así como cuatro oraciones devotas. Ya se han mencionado los códices vaticanos griegos del siglo XIII (Vat. Gr. 330 y el Vat. Gr. 346) que contenían todo el Antiguo Testamento, a excepción de los Salmos y Profetas, y el BH MSS 22 que contenía parte del Antiguo Testamento, copia del remitido por el Senado veneciano. Estos códices resultaron insuficientes para cotejar el texto griego de los Salmos, por lo que los colaboradores de la Políglota se vieron obligados a buscar más textos. Para ello utilizaron otro manuscrito, el actual BH MSS 23, que al parecer Cisneros ordenó comprar el mismo año de 1517 el cretense Demetrio Ducas. En el libro de cuentas de gastos de la Universidad consta que se pagaron por él 340 maravedís: «En once de septiembre (de 1517) pagué al dicho maes-

tro Juan (de la Fuente) trescientos y quarenta maravedís por un Salterio en griego que compró de el maestro Jerónimo Ruiz para la casa y mandólo Demetrio porque era necessario para la confección y obra del cardenal» (Archivo de la Universidad de Alcalá, Libro del Thesorero, fol. 33v). La adquisición se vio facilitada por Juan de la Fuente, maestro consiliario del colegio mayor, cuyo nombre figura en los libros de cuentas de los mayordomos del Colegio Mayor, junto con los nombres de otras personas con diferentes responsabilidades (AHN, Universidades 743). Aparece también en otros documentos relativos a la compra de libros destinados a la biblioteca del nuevo colegio. Este manuscrito permaneció en el Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá hasta 1841 como indica el exlibris que figura en el margen inferior del folio 2. Presenta glosas latinas interlineares de varias manos del siglo XVI en los primeros salmos, sin duda realizadas durante el proceso de edición de la Políglota, que explicaría el sentido de la nota escrita perpendicularmente que aparece en el folio 290r por el que se exhibe el ejemplar: «In versuum distinctione inter codices latinos et graecos magnum hic discrimen invenies». Teresa Martínez Manzano ha descartado que las anotaciones que presenta el manuscrito correspondan a Demetrio Ducas. Una vez rechazada la autoría de Ducas debemos pensar por tanto que las diferentes manos o diferentes tintas presentes a lo largo del códice se deben a revisiones sucesivas de una misma persona (ver f. 12 v y ss.), o incluso a la intervención de dos personas diferentes para las anotaciones. No parece tampoco claro que Hernán Núñez de Guzmán esté detrás de alguna de ellas. La obra está encuadernada en pasta del siglo XVIII y presenta las armas del cardenal Cisneros estampadas en dorado en los planos. Pegada a la hoja de guarda inicial se conserva una hoja plegada con una breve descripción del códice escrita

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por una mano del siglo XVIII que no he podido identificar. Al final de esta descripción, otra mano del siglo XIX, probablemente de Lázaro Bardón, catedrático que griego de la Universidad Central, indica que la letra del códice “puede ser de últimos del XIII o principios del XIV”. ADM

Bibliografía: Gregorio de ANDRÉS. “Catálogo de los códices griegos de las colecciones Complutense, Lázaro Galdiano y March de Madrid”, Cuadernos de filología clásica, 6 (1974), pp. 221-266; Teresa MARTÍNEZ MANZANO. “Hacia la identificación de la biblioteca y la mano de Demetrio Ducas”, Byzantinische Zeitschrift, 102, 2 (2009), pp. 717-730.

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