LAS DOS CARAS DEL TLCAN A 10 AÑOS DE SU CREACIÓN

August 15, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: TLCAN
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Descripción

LAS DOS CARAS DEL TLCAN A 10 AÑOS DE SU CREACIÓN
Fernando Álvarez Simán*
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Hace una década, el 1° de enero del 2004, Canadá, Estados Unidos y México
firmaron lo que a la postre se convirtió en el Tratado de Libre Comercio
(TLC) más ambicioso que se haya negociado entre economías con niveles de
desarrollo tan dispares. De hecho, los dos primeros países ya contaban con
un tratado comercial, por lo que el gran reto fue que México lograra
asociarse a sus vecinos del norte para formar un bloque regional sin
precedentes.
El tratado ha contribuido a que América del Norte sea una de las regiones
comerciales más activas del mundo, de eso no cabe duda. Los países del
TLCAN son responsables del 19% de las exportaciones mundiales y el 25% de
las importaciones, mientras que otros bloques comerciales como MERCOSUR o
la Unión Europea, constituyen el 2% y 18% respectivamente a nivel de
exportaciones (1,5% y 17% a nivel de importaciones). Gracias al acuerdo,
la inversión extranjera directa en la región se ha multiplicado a niveles
récord. En el 2000, la inversión extranjera directa en los tres países del
TLCAN alcanzó los 299 mil millones de dólares, o lo que es lo mismo, casi
el doble desde 1993. Actualmente, América del Norte recibe alrededor de
23,9% de la inversión extranjera directa global.
Gracias al TLCAN, México logró diversificar los productos que exportaba,
terminando con la dependencia total que se tenía hacia la exportación
petrolera. Hasta 1995, las exportaciones mexicanas se apoyaban en gran
medida en la venta de productos petroleros, lo que nos hacía vulnerables a
los cambios en el precio del crudo. Actualmente, menos del 10% de las
exportaciones son de origen petrolero, siendo los productos manufacturados
los más comercializados. Para México, el TLCAN ha sido un motor que le ha
permitido convertirse en la séptima potencia comercial a nivel mundial y la
primera en América Latina. De hecho, México exporta hoy más que Argentina,
Brasil, Chile, Colombia, Perú y Venezuela juntos. También, el TLCAN ha sido
un detonador de la inversión extranjera directa hacia México, que pasó de
un nivel acumulado de 25,000 millones de dólares en 1993, a 150,000
millones en la actualidad. De allí que el crecimiento de la economía
mexicana, hasta hace poco, se explicó fundamentalmente por el dinamismo
registrado en el sector externo
El TLCAN, ha permitido desde sus inicios, que tanto los flujos comerciales
como de inversión crezcan aceleradamente en la región. El comercio total
entre los países miembros pasó de 289 mil millones de dólares en 1993 a
casi 604 mil millones en 2002, lo que representa una tasa de crecimiento de
8.9% anual, en comparación con la tasa de crecimiento del comercio mundial
que en el mismo periodo a penas fue de 5%.(Ver grafico anexo)

Las exportaciones de México a sus socios: Canadá y Estados Unidos, han
aumentado 225%, es decir han registrado un crecimiento casi tres veces
mayor respecto a su comercio con otros países fuera del tratado. Aumentó
50% el empleo en manufacturas y más de la mitad de los empleos creados
dentro de este sector pagan salarios 40% más altos que los de empleos
similares del sector no exportador. La inversión extranjera directa en
México se ha incrementado de un promedio anual de 3 mil 500 millones de
dólares, antes del Tratado de Libre Comercio, a 13 mil millones de dólares
al año, después de 1994. El 70% de estas inversiones son de Estados Unidos
y se inyectan directamente a 14 mil empresas en México.
Pero a pesar de las bondades del TLC, éste también ha tenido importantes
costos para mucha gente que ha perdido su negocio y/o su empleo por cuenta
de la apertura. La transformación del tejido económico, en cada uno de los
tres países, ha implicado sacrificios importantes que, a una década de
distancia, no han culminado todavía.
El sector agrícola mexicano, por ejemplo, requerirá de mucho esfuerzo y de
substanciales recursos en los años venideros para que mejore su
competitividad. El simple hecho de que una cuarta parte de la población
mexicana dependa actualmente del sector agropecuario y que éste sólo
produzca el 6 por ciento del PIB, da una idea del tamaño del reto.
Primeramente es necesario señalar, que el sector agrícola bajo el TLC, es
el más protegido. Con el TLC, 88% de las exportaciones agrícolas mexicanas
tuvieron, de forma inmediata, libre acceso a EU y 61% a Canadá. Por el
contrario, apenas el 36% de las importaciones norteamericanas de estos
productos tuvieron libre acceso a nuestro país, al firmarse el tratado. Un
42%, fue sometido a un periodo de desgravación de 10 años, a finalizar en
2003 y el 18% restante será liberalizado hasta el 2008.
Según un informe recientemente publicado por el Banco Mundial y titulado:
"Lecciones del Tratado de Libre Comercio para los países de América Latina
y el Caribe", las exportaciones globales de México habrían bajado un 25%,
la inversión extranjera directa habría sido inferior en un 40%, y el PIB
hubiera sido alrededor de un 5% menos en 2002, si el TLCAN no se hubiera
puesto en marcha.
Sin embargo, el mismo informe afirma que con el TLCAN no basta para generar
crecimiento y poner punto final a la desigualdad social que vive hoy
México. Si México quiere crecer a la par de Estados Unidos y Canadá, debe
invertir en la educación, en innovación e infraestructura, así como también
terminar con la corrupción y otros problemas afines, dice el informe. Pero
no sólo eso, no todos los sectores mexicanos se han beneficiado con el
TLCAN. Muchos menos los pobres. Pero, ¿ha creado el TLCAN los puestos de
trabajo que había prometido? Es cierto, hoy México produce y exporta más
que hace diez años, pero también es verdad que se ha vuelto dependiente de
Estados Unidos (el principal destino de sus bienes y servicios). Otra
desventaja es que la actividad exportadora mexicana se concentra en manos
de pocas empresas, fundamentalmente extranjeras, cuya producción depende de
insumos que provienen del exterior, lo que constituye un obstáculo para
desarrollar e impulsar el crecimiento económico en cualquier economía, no
sólo en la mexicana. Aunque el auge exportador ha sido grande, no ha sido
lo suficientemente abultado como para crear puestos de trabajos en un país
con más de 100 millones de habitantes y en dónde cada día nacen más niños y
las desigualdades son más grandes. Hoy en México, 3,8% de la población
económicamente activa (en edad de trabajar y en busca de trabajo) está
desocupada -la cifra más alta en siete años- y más del 40% de la población
vive por debajo de la línea de la pobreza.
Si el país produce más y exporta más, entonces crece, dice la teoría
macroeconómica. El problema siempre está en el reparto de las ganancias.
Están los que se llevan mucho (y demasiado) y los que no se llevan nada de
nada. El TLCAN trajo beneficios para algunos pero no para todos. Unos
cuantos se han visto obligados a abandonar sus tierras, negociar con
"coyotes" o "polleros" para cruzar la frontera y buscar un futuro mejor
justamente en el mismo lugar donde se generó la pérdida de su fuente de
trabajo... por muy irónico que suene.
De esta forma, el ciclo continúa, cada día son más los que cruzan la
frontera, más los que pierden sus puestos de trabajo y menos los que creen
en las promesas de "beneficios para todos" que vienen incluidas en las
primeras líneas de los acuerdos, pero que luego de firmados, pasan al
camino del olvido. Sin embargo, el acceso preferencial de los productos
mexicanos a EU no lo es todo, y en 2003 esto se demostró cuando China
desplazó a México como segundo socio comercial de EU. Este fenómeno se debe
principalmente a la pérdida de ventajas competitivas que México viene
sufriendo ya desde hace varios años, provocada por la inexistencia de
reformas que garanticen las inversiones y los derechos de propiedad,
fomenten mejores condiciones para empresas y negocios, y sobre todo, den
seguridad y certidumbre sobre el futuro económico del país.
Mucho se ha hablado sobre la necesidad de llevar a cabo una ampliación del
TLCAN hacia aspectos que el actual tratado no contempla. Se han iniciado
conversaciones sobre cómo alcanzar un acuerdo migratorio, que otorgue
derechos y certidumbre a trabajadores mexicanos en el mercado
estadounidense. Esta cooperación, podría darse a través de programas como
el de Trabajadores Agrícolas Temporales establecido entre Canadá y México,
mismo que este año cumplirá 30 años de haber entrado en operación. El tema
de seguridad fronteriza, resalta como un tema prioritario dada la
integración comercial de México con EU y su cercanía geográfica. En esta
materia, se observa una gradual homologación de estándares, procedimientos
de inspección y certificación, y otros requerimientos regulatorios, así
como el desarrollo conjunto de infraestructura de seguridad para ambos
países. La adopción de una Política Agropecuaria Común entre los miembros
del TLCAN, permitiría una mejora sustancial de las condiciones de vida de
los campesinos mexicanos, y contribuiría al progreso productivo del sector
agrícola mexicano, además de eliminar las distorsiones existentes en cuanto
a apoyos a la exportación y subsidios otorgados por EU y Canadá a sus
sectores agrícolas. También se iniciaron conversaciones con miras a
alcanzar una integración energética, que comprendería un incremento en el
comercio de energéticos, así como un incremento en inversión en el sector
de energía. En suma, a pesar de sus aspectos negativos, son muy pocos los
que pueden contradecir lo benéfico que ha sido en términos macroeconómicos
formar este bloque comercial norteamericano.
* Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas
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