Las diseñadoras en España, 1945-2000

May 27, 2017 | Autor: Isabel Campi | Categoría: Design History and Theory, Feminism, Historia Del Diseño Industrial
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Descripción

LAS DISEÑADORAS EN ESPAÑA, 1945-2000 Isabel Campi

Publicado en el catálogo de la exposición Niente di meno, Milán, 2011

El espectacular boom del diseño español que tuvo lugar en los años ochenta del siglo XX parecía dar a entender que en aquel lugar del sur de Europa el diseño había nacido por generación espontánea. El tópico común en las revistas extranjeras era el del estallido creativo de un pueblo vital que había sido oprimido por una dictadura militar durante casi 40 años (1936-1975). Sin embargo la realidad era bastante más compleja. En los años ochenta confluyeron en España varios factores positivos para el diseño entre los que cabe destacar la democratización de las instituciones, la buena marcha de la economía, la entrada en el Mercado Común y la llegada a la madurez profesional de la primera generación de diseñadores que había tenido la oportunidad de formarse en escuelas de diseño. Éstas empezaron a crearse durante la segunda mitad de los años sesenta.

En el caso de las mujeres también llegaba a la madurez aquella generación de jóvenes que en los años sesenta había invadido las escuelas profesionales y la universidad. Se trataba de un fenómeno bastante generalizado en toda Europa pero el caso español era bastante excepcional pues el desenlace de la Guerra Civil conllevó la imposición, por parte de un régimen militar aliado con la Iglesia Católica más conservadora, de una imagen absolutamente tradicional de la mujer. El discurso oficial de la Sección Femenina de la Falange Española proclamado a los cuatro vientos por los medios de comunicación de los años cuarenta y cincuenta era que el principal proyecto vital de las castas jóvenes españolas era el matrimonio y la maternidad. Pero en los años sesenta, a pesar de la pervivencia del régimen, el escenario empezó a cambiar. El espectacular crecimiento de la sociedades urbanas, la sustancial mejora del nivel de vida, la aparición de la sociedad de consumo y la llegada masiva de turistas que traían nuevas costumbres y mensajes de libertad sexual, dieron un gran impulso a los deseos de emancipación de las mujeres españolas. Ya fuera por necesidad o por vocación éstas se lanzaron al conquistar el mundo profesional. El diseño no fue una excepción. Como dato curioso diré que algunas de las primeras escuelas de diseño, como Elisava y Llar se fundaron como escuelas femeninas ya que se consideraba que la “decoración”, junto con el secretariado, eran ocupaciones muy adecuadas para las jóvenes. Aunque este estado de cosas duró muy poco tiempo, aquí no nos encontramos ante el tópico del obstáculo a la formación. 1

De todas formas hay que señalar que las mujeres, ni en aquel entonces ni ahora, han optado masivamente por el diseño industrial. Éste siempre se ha considerado una especialidad “técnica” y poco atractiva para las chicas las cuales se decantan preferentemente por el diseño gráfico, el diseño de interiores y el diseño textil o la moda porque las consideran actividades más creativas. Éste es un típico estereotipo de género. Llevo más de treinta años en la docencia y a lo largo de ellos he llegado a la conclusión de que los estereotipos de género se construyen en la infancia y la adolescencia, antes de llegar a la formación profesional. Uno de ellos es aquel que asocia tecnología con masculinidad. Durante la enseñanza secundaria las chicas empiezan a creer que no van a ser capaces de resolver problemas físicos, mecánicos o constructivos y, por lo tanto, huyen de las carreras técnicas. Por desgracia esto no es cierto y las pocas jóvenes que logran superar este estereotipo, emprenden con éxito estudios de arquitectura, diseño industrial y, en menor medida, de ingeniería de producto.

Que las jóvenes se decanten por especialidades creativas no me hace creer en la existencia de un estilo femenino. El woman’s touch al que a veces aspiran algunos empresarios inquieta mucho a las diseñadoras ya que es un concepto cargado de connotaciones cursis. La realidad demuestra que el contexto tecnológico, geográfico, social y cultural tiene mucho más influencia sobre el estilo de los creadores que su género. Eso se demuestra por el hecho de que hay casos muy notables de aculturación de diseñadores emigrados. Por ejemplo, algunos de los productos españoles contemporáneos más arquetípicos han sido realizados por diseñadores argentinos que trabajan en España. Otra cosa es que las mujeres tengan una determinada actitud ante las exigencias profesionales. Dicen los empresarios que son más realistas, colaboradoras y capaces de trabajar en equipo. En general no les interesa demasiado ingresar en el star-system, lo cual no siempre las favorece.

Este rechazo del star-system determina, en parte, su invisibilidad. Para convertirse en una celebrity del diseño, o de cualquier otra cosa, hay que participar en fiestas, premios y concursos y asegurarse una presencia constante en los medios de comunicación. A la larga ésta puede ser una tarea tan absorbente que impida el hecho mismo de diseñar. La cantidad, más bien escasa de diseñadoras de producto, unida a su relativa invisibilidad puede hacernos creer que ellas no existen. Pero sí existen.

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Hasta ahora en España se han hecho dos exposiciones con el objetivo de visibilizar y reconocer el trabajo de las diseñadoras. La primera, comisariada por Maia Creus y Marta Sierra en 1999 fue Woman Made. Mujeres Diseñadoras en Cataluña y Baleares. Para esta ocasión se logró localizar a 95 diseñadoras activas en estas dos comunidades autónomas, en las especialidades de diseño gráfico, diseño industrial, joyería, diseño textil, moda y complementos. La segunda exposición, comisariada por Marcelo Leslabay fue ¡Mujeres al proyecto! Diseñadoras para el hábitat. Esta muestra examinaba el trabajo de nueve diseñadoras españolas en el ámbito doméstico y se inauguró en 2007 en Las Palmas de Gran Canaria para hacer luego una gira por Latinoamérica. Ambos trabajos han servido de punto de partida para escribir este texto pero no se pueden considerar investigaciones exhaustivas pues quedan todavía muchos territorios geográficos y profesionales por explorar.

A propósito de este artículo he realizado una pequeña estadística sobre los premios Delta que otorga la Asociación de Diseño Industrial del Fomento de las Artes y el Diseño ADI-FAD que fueron instituidos en 1961, en Barcelona a imagen y semejanza de los premios Compasso d’Oro y Gutte Form. A lo largo de 28 ediciones (1961-1999) se han otorgado 222 premios en las categorías de Oro, Plata, Crítica y Medalla ADI (Estudiantes). De entre ellos sólo 25 han sido otorgados a mujeres lo que significa un poco más del 10%. Solo cuatro diseñadoras han ganado un Delta Oro en solitario: Mª Rosa Ventós, Beth Galí, Mireia Riera y Inés Jackson. El resto, once, lo han hecho como integrantes de equipos y diez como estudiantes.

En su conjunto es una estadística bastante descorazonadora. Quizás sirva de consuelo pensar que la inscripción a los premios es cara o que los jurados de los Delta tienen tendencia a premiar productos ejemplares por su innovación tecnológica. Las diseñadoras que trabajan en el diseño de mobiliario de pequeña serie o de productos de tecnología “soft” tienen menos probabilidades de ser premiadas.

Gemma Bernal (1949) es indiscutiblemente la diseñadora española de producto con la carrera más prolongada y constante. Cursó estudios de diseño industrial en la Escola Eina de Barcelona. Desde 1968 hasta 1998 trabajó asociada con Ramon Isern. Posteriormente se asoció con dos de sus alumnos ejerciendo en solitario desde 2004. Tiene una gran variedad de clientes en sectores muy diversos: mobiliario doméstico y urbano, iluminación, accesorios de baño y cocina, papelería, porcelana y packaging. Siempre ha compaginado su labor de proyectista con

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la docencia siendo profesora de las escuelas Eina, Elisava y Esdi. Ha sido llamada para realizar trabajos de cooperación en Corea y Argentina

Muchas diseñadoras españolas destacan por su faceta de exitosas empresarias. Lola Castelló (1947) fundó, en 1980, en Valencia, con su marido Vicenç Martínez la empresa de muebles Punt Mobles ganadora en 1997 del Premio Nacional de Diseño, el máximo galardón al que una empresa de diseño puede aspirar. También ha ganado el PND la empresa de la diseñadora de alfombras y productos textiles Nani Marquina, fundada en 1986 y que lleva su nombre. A Marquina (1952) se le reconoce el mérito de innovar constantemente el convencional terreno de las alfombras y de haber convertido su marca en un sello inconfundible. Su eficacia en la gestión empresarial del diseño ha sido reconocida por la Cámara de Comercio de Barcelona y diversas asociaciones empresariales. Mireia Riera (1943) es diseñadora de mobiliario y una de las socias fundadoras de BD Ediciones de Diseño y la arquitecta y diseñadora Inés Jackson (1945) dirige Aldovier una empresa de aislantes acústicos. Una generación más joven es Mariví Calvo (1960) que en 1995 creó en Valencia junto con su marido, Sandro Tothill, la empresa de lámparas Luzifer que produce y comercializa sus propios modelos así como los de otros autores. Las lámparas de Luzifer son extraordinariamente cálidas y explotan de una manera muy poética las propiedades traslúcidas de la lámina de madera.

Hay unas cuantas diseñadoras extranjeras afincadas en España. Una de las más veteranas es la norteamericana Nancy Robbins (1942) que en 1972 se instaló en Barcelona donde, posteriormente abrió su propia tienda. Robbins trabaja en el diseño de interiores corporativos, mobiliario y pequeños objetos que realiza tanto para empresas españolas como extranjeras. Su estilo es sofisticado, cosmopolita y muy refinado.

Parece que el diseño de mobiliario ha ocupado a la mayoría de diseñadoras pero no es así. Teresa Casanovas (1950) es una joyera que no tiene taller y que se dedica desde hace muchos años a la joyería seriada y también a la docencia. En estos últimos años su trabajo se ha orientado hacia un ámbito muy necesitado de renovación formal: el diseño placas conmemorativas, trofeos y medallas deportivas, que produce a través de su editora AWA. Carmen Rubio (1953) es una de las pocas diseñadoras que ha trabajado en España en el sector del automóvil. Culminó sus estudios sobre color y diseño en Milán y luego, durante 21 años 4

estuvo empleada en el Centro de Diseño de SEAT donde elaboraba los conceptos de Color & Trim. Entre 1998 y 2000 estuvo desempeñando esta misma labor en el departamento de diseño de Audi en Ingolstadt (Alemania).

En la actualidad ya podemos hablar de dos generaciones de diseñadoras no siendo extraño que las más jóvenes hayan sido alumnas o empleadas de las más veteranas. Patricia Urquiola (1961), Margot Viarnés (1965), Ana Mir (1969 ) y Eva Prego (1974) nacieron cuando las diseñadoras citadas hasta ahora se hallaban en los inicios su carrera profesional. Podríamos decir que su obra es más libre y personal quizás porque se encuentra menos condicionada por los cánones funcionalistas en los que fueron educadas sus antecesoras.

Patricia Urquiola protagoniza una de las carreras más internacionales y brillantes del diseño contemporáneo. Nació en Oviedo, primero estudió en Madrid y luego en Milán donde reside desde hace veinte años. Trabaja principalmente en diseño de mobiliario, alfombras y baños para una clientela muy internacional. Margot Viarnés trabajó con Nancy Robbins hasta que en 1989 abrió su propio estudio dedicándose al diseño de interiores y de mobiliario. Sus modelos, que combinan el minimalismo con la calidez de los materiales, son producidos tanto por empresas externas como por ella misma. Ana Mir trabaja en Barcelona con Emili Padrós. Ambos fundaron el estudio Emiliana que realiza diseños de montajes para exposiciones así como productos para diversas empresas. El trabajo de Emiliana es conceptual, sensual y poético en la medida que rechaza abiertamente el lenguaje tecnológico y los estereotipos del product design. Nada más acabar sus estudios en 1995, Eva Prego se asoció con Cutu Mazuelos, creando en Madrid la sociedad Stone Designs que produce sus propios modelos. Su diseño nace de sus corazones sin atender a cuestiones técnicas o de tendencia y, en ocasiones, por su cromatismo y desenfado nos recuerda las propuestas de los diseñadores pop de los años sesenta.

La trayectoria de las diseñadoras españolas es un reflejo de la historia del diseño en nuestro país. Desde los años de las primeras escuelas y los esfuerzos voluntaristas para acreditar esta profesión hasta la situación actual en que se produce una intensa internacionalización y un abandono evidente de los rigurosos parámetros del Movimiento Moderno las mujeres han estado presentes. En mi opinión, su relativa ausencia de la industria quizás se explica por la persistencia de unos modelos de gestión empresarial competitivos, autoritarios y poco sensibles

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al diseño con los que no se sienten identificadas. Es sintomático que la mayor parte de las que hemos mencionado aquí ha optado por crear su propia empresa productora.

Isabel Campi Fundación Historia del Diseño

ILUSTRACIONES

1. Gemma Bernal: mesa Cristalina, 1993. Producción Disform y Santa & Cole.

2. Lola Castelló: mesa La Camilla, 1993. Producción Punt Mobles.

3. Nani Marquina: colección Cuadros, 1996. Producción Nani Marquina

4. Mireia Riera: espejo luminoso. Delta de Oro ADIFAD 1975. producción BD Ediciones de diseño

5. Inés Jackson: sistema modular antivibratorio Quadra ® 1995. Producción Aldovier

6. Mariví Calvo: lámparas Hot Staff, 1994. Producción Lucifer

7. Nancy Robbins: butaca Gilda, 1987. Producción Cycsa.

8. Teresa Casanovas: trofeo Barça, 2000. Producción Awa.

9. Carmen Rubio: estudio para el modelo Toledo de segunda generación, 1995. Producción Seat.

10.Margot Viarnés: silla Crisis, 1992. Producción Concepta.

11.Eva Prego: sillones Hotdog y Burguer, 1997. Producción Stone Designs.

12. Ana Mir: Rocking Chair, 1993. Producción Emiliana Design Studio.

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