Universidad de Leiden Departamento de Estudios Latinoamericanos (LAS)
CURSO
Latin American foreign policy 2013 –2014
Docente Dra. M.L. Wiesebron
Las Cumbres Iberoamericanas: ¿un sistema de reformar?
Autor: Andrea Tedde Número de estudiante: S1442465 E–mail:
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Introducción El objetivo de este paper es realizar una reflexión sobre el estado actual de las Cumbres Iberoamericanas. Para ello, después de un breve examen sobre la evolución del papel protagónico de España, se analizan los principales problemas y las perspectivas futuras de estas reuniones. Por último se establecen unas conclusiones finales. Palabras clave: comunidad asimétrica, crisis iberoamericana, Cumbre Iberoamericana, liderazgo español, restructuración. Las Cumbres Iberoamericanas: la evolución del liderazgo español Las Cumbres Iberoamericanas reúnen anualmente los Jefes de Estado y de Gobierno de veintidós países de la Comunidad Iberoamericana1 y tienen cómo objetivo la profundización de las relaciones políticas, económicas, culturales, educativas y sociales a través del dialogo y la cooperación entre los países miembros (SEGIB). Desde la I Cumbre Iberoamericana de Guadalajara (México) en 1991, España ha tenido un papel protagónico aunque con políticas y resultados a lo largo de los años muy diferentes (Arenal, 2005). El ‘liderazgo ejemplificador’2 de los primeros años (1991–1995) (Sanhueza, 2002), dejó espacio, durante la legislatura del presidente José María Aznar (1996–2004), in primis a un ‘liderazgo hegemónico multilateral’, y luego, a un ‘liderazgo hegemónico unilateral’ (Arenal, 2004). De hecho, cómo advierte Arenal, a partir de la X Cumbre de Panamá en 2000, España empezó a utilizar las Cumbres cómo: “foro en el que plantear de una manera directa sus problemas políticos internos, rompiendo una regla no escrita existente hasta entonces, y también, por primera vez, la Cumbre aprobaba una declaración que no contaba con el consenso de todos los países participantes3” (2004:12).
Con la elección de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 el Gobierno español regresó al “espíritu anterior de dialogo y de búsqueda de consenso como método de llevar su participación en la Conferencia”(Freres, 2005:19) a través de un ‘liderazgo compartido’ basado en la ‘deconstrucción del Aznarismo’ (Jiménez Redondo, 2006). 1
Además, de los miembros de pleno derecho: Andorra (2004); Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, República Dominicana, Uruguay, Venezuela (1991); hay siete miembros asociados: Filipinas y Guinea Ecuatorial (2001); Bélgica, Francia, Italia, Marruecos y Países Bajos (2010) (SEGIB). 2 Arenal señala cómo España trató de “influir en la acción de los países latinoamericanos de forma indirecta y con prudencia, realzando la naturalidad de la relación multilateral iberoamericana, escenificando una relación igualitaria y evitando que los intereses nacionales […] marcasen la agenda de las Cumbres” (2004:4–5). 3 En esa Cumbre: “Aznar presentó, por medio de El Salvador y con el apoyo de México, una iniciativa de condena expresa del terrorismo de ETA, que fue aprobada por todos los países participantes, con la excepción de Cuba”(Ibid:12).
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Los problemas y la crisis del sistema iberoamericano Entre los principales problemas de las Cumbres Iberoamericanas hay que señalar el creciente absentismo de los Jefes de Estado y de Gobierno en la cita anual, síntoma de una crisis real que afecta al sistema iberoamericano (Malamud, 2011). Una crisis debida, cómo advierte Malamud (2013a; 2013b), al menor peso de España en la región y a la fragmentación interna latinoamericana que se traduce en un impasse decisional y en una perdida de interés hacia el proyecto iberoamericano. Además, la postura del Gobierno español y el ‘liderazgo hegemónico’ ejercido durante la legislatura de José María Azar (Arenal, 2004) han contribuido a que los países latinoamericanos vean España “no como un país miembro de la comunidad, sino como un actor externo” (Sanhueza, 2012:12). Eso ha llevado también a una abierta contraposición entre el país europeo y algunos países latinoamericanos, en lo específico los países del ALBA–TCP, y a la formación de un sentimiento antiespañol (Malamud, 2011). A tal propósito, Malamud destaca cómo: “La buena relación imperante en la ‘familia iberoamericana’ comenzó a resquebrajarse con la irrupción del ALBA. Hasta entonces inclusive Fidel Castro era un asiduo participante de la mismas. El famoso incidente del ‘por qué no te callas?’, que enfrento en 2007 al rey Juan Carlos con Hugo Chavez fue un claro síntoma de lo que estaba pasando” (2013a:2).
Conclusiones Resulta claro que tras de más de 20 años de funcionamiento el sistema iberoamericano necesite unas puntuales reformas organizativas y estructurales (Arenal, 2005; Malamud, 2013a; Malamud, 2013b). En primer lugar, sería necesario fortalecer los elementos de la cultura común ya que: “en un momento como el actual, con la fuerte fragmentación política existente en América Latina, la aproximación cultural tiene mayores garantías de éxito que la política” (Malamud, 2013a:4).
En segundo lugar, a los largo de los últimos años ha ido creciendo la idea de que sea necesario celebrar las Cumbres cada dos años para dar a los mandatarios un estimulo adicional y dotarlas de un mayor contenido político (Malamud y Mallo, 2004). Además, cómo advierte Gratius, sería necesaria una mayor descentralización de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y un repartimiento más justo de su financiación ya que “se trata de una comunidad asimétrica, puesto que España financia un 80% de la SEGIB situada en Madrid” (2005:6). Por último, es fundamental que España abandone su protagonismo y al mismo tiempo que los países de América Latina se sientan parte imprescindible del sistema (Malamud, 2011).
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Bibliografía Arenal, C. D. (2004). ‘¿Cuál debe ser el papel de España en las Cumbres Iberoamericanas?’, Documento de Trabajo–Real Instituto Elcano, 37, pp. 1–24. Arenal, C. D. (2005). ‘Las Cumbres Iberoamericanas ante el futuro’, en: Arenal, C. D. (coord.), Las Cumbres Iberoamericana (1991–2005). Logros y desafíos (pp. 235–261). Madrid: Fundación Carolina. Freres, C. (2005). ‘La corta historia de las Cumbres: 1991–2004’, en: Arenal, C. D. (coord.), Las Cumbres Iberoamericana (1991–2005). Logros y desafíos (pp. 1–25). Madrid: Fundación Carolina. Gratius, S. (2005). ‘La Cumbre Iberoamericana de Salamanca: ¿de una comunidad cultural a una alianza política?’, FRIDE, pp. 1–7. Jiménez Redondo, J. C. (2006). De Suárez a Rodríguez Zapatero: la política exterior de la España democrática. Madrid, Editorial DILEX S.L. Malamud, C. (2011). ‘La Cumbre de Asunción y el futuro de las Cumbres Iberoamericanas’, ARI–Real Instituto Elcano, 157, pp. 1–9. Malamud, C. (2013a). ‘Algunas reflexiones sobre las Cumbres Iberoamericanas y su futuro’, Comentario Elcano–Real Instituto Elcano, 72, pp. 1–6. Malamud, C. (2013b). ‘La reforma del sistema iberoamericano’, ARI–Real Instituto Elcano, 9, pp. 1–6. Malamud, C. y Mallo, T. (2004). ‘La Cumbre Iberoamericana de Costa Rica: ¿El declive de las cumbres o una cumbre de transición?’, ARI–Real Instituto Elcano, 192, pp. 1-‐4. Sanhueza, R. (2002). ‘El sistema de Cumbres Iberoamericanas’, en: Mallo, T. y Ruíz Jimenéz (coord..), El sistema de Cumbres Iberoamericanas. Balance de una década y estrategias de consolidación (pp. 21–33). Madrid: I.U. Ortega y Gasset. SEGIB (Secretaría General Iberoamericana): http://segib.org/ Número de palabras: 1087
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