Las comisiones históricas de la violencia en Colombia.

June 14, 2017 | Autor: F. Moreno Rivera | Categoría: Historical memory, Peace Processes, Truth Comissions
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Descripción

SE Hotbed of Revolutions: The larger Caribbean and global anticolonialism in the 20th CE Francisco Moreno Rivera

Las comisiones históricas de la violencia en Colombia: Narrativas en conflicto y políticas de la memoria

Universität Wien Summer Semester 2015

Introducción El 2 de febrero de 2015, la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas (CHCV) publicó su informe titulado Contribución al entendimiento del conflicto armado en Colombia en cumplimiento con el numeral 2 del punto 5 del “Acuerdo general para la terminación del Conflicto”. Este es el documento base de la negociación entre el actual gobierno de Colombia y las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo) para la terminación del conflicto armado, que se lleva a cabo en la ciudad de La Habana, Cuba.1 Sin embargo, el informe de la CHCV no es el primer esfuerzo por establecer los orígenes y factores de permanencia del prolongado conflicto. Durante la larga historia de la violencia en Colombia se han conformado una docena de comisiones investigativas, o de expertos, para analizar las condiciones que han contribuido al surgimiento y, sobre todo a la persistencia de los conflictos sociales que han permeado la historia de Colombia durante el siglo XX.2 Jefferson Jaramillo ha identificado al menos catorce esfuerzos similares entre 1958 y 2015, siendo las más significativas las comisiones de 1958, 1987, 2007-2011 y 2015.3 No obstante, cada una de esas comisiones fueron creadas y trabajaron bajo contextos muy diferentes, en cuanto a régimen político, opinión pública y momentos históricos en el desarrollo del conflicto. Por esa razón, los informes y resultados que cada una de estas comisiones produjeron varían considerablemente respecto a contenido, recepción y consecuencias en la sociedad colombiana. La creación de estos informes acerca del desarrollo del conflicto resaltan la importancia de las políticas de la historia, y de la creación de una memoria histórica que 1

Mesa de Conversaciones de la Habana. “Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera.” La Habana, 26 de Agosto de 2012. https://www.mesadeconversaciones.com.co/sites/default/files/AcuerdoGeneralTerminacionConflicto.pdf (Consultado el 23.03.2015) 2 Jaramillo, Jefferson. Pasados Y Presentes De La Violencia En Colombia. Estudio Sobre Las Comisiones De Investigación (1958-2011). Bogotá: Editorial Pontifica Universidad Javeriana, 2014. 27-28. Citado en: Ibíd. 3 Jaramillo Marín, Jefferson. “La Comisión Histórica de La Habana: antecedentes y retos”. En Razón Pública, 1 de septiembre de 2014. http://www.razonpublica.com/index.php/conflicto­drogas­y­paz­temas­30/7855­la­comision­historica­de­la­ habana­antecedentes­y­retos.html (Consultado el 24.03.2015)

reconcilie las versiones opuestas que los actores del conflicto tienen acerca de la violencia generalizada que ha vivido Colombia durante los últimos 50 años. Es por eso que el objetivo del presente ensayo es presentar una comparación entre las dos últimas comisiones y sus informes, la Comisión de Memoria Histórica de 2007-2011 (CMH) y su informe ¡Basta Ya! Colombia: Memorias de Guerra y Dignidad,4 y la CHCV con el actual documento. La comparación estará centrada en dos aspectos claves, la constitución de las comisiones, incluyendo los debates que se generaron en el contexto de su creación y las narrativas acerca de los orígenes, y las causas del conflicto. Sin embargo, es necesario introducir algunas consideraciones teóricas iniciales que permitan apreciar la complejidad de los debates sobre la memoria, por lo que la primera parte del trabajo estará dedicada a este propósito. Al comparar los dos informes, el ensayo pretende comprobar si hubo cambios significativos entre las narrativas históricas del conflicto, dependiendo del contexto político y social de su publicación. Adicionalmente, se pretende comprobar si dichos cambios han influenciado transformaciones en el entendimiento del conflicto y el manejo institucional de la memoria histórica y los mecanismos de negociación (o la falta de ellos) en medio del conflicto. Ésta comparación resulta especialmente importante en el contexto actual de la negociación, pues los mecanismos de justicia transicional acaban de ser acordados en la mesa y en poco tiempo serán sujetos a la aprobación del legislativo colombiano. Así, los discursos sobre responsabilidades, orígenes y agravantes en la historia del conflicto tomarán un papel protagónico en la sociedad colombiana en el futuro cercano. Por esta razón, el trabajo tendrá en cuenta las experiencias de otras sociedades que pasaron por procesos de postconflicto, tanto en la región como Argentina, Chile o Brasil, como en otros contextos geopolíticos Vale la pena aclarar que a lo largo del proceso de investigación y escritura de este ensayo, se han presentado numerosos avances, e igual número de retrocesos, en el proceso de negociación en La Habana, por lo que me he visto en la obligación de incluir

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Grupo de Memoria Histórica. ¡Basta Ya! Colombia: Memorias de Guerra y Dignidad. Bogotá: Imprenta Nacional, 2013

progresos claves y modificar el contenido del texto. Aun así he procurado mantener el hilo conductor del texto teniendo siempre presente los objetivos trazados inicialmente. Las políticas de la memoria Países o comunidades que han tenido un pasado de violencia y represión han lidiado políticamente con su historia de diferentes maneras. España, luego de más de 40 años de guerra civil y la posterior dictadura, se enfrentaba en 1975 a una transición hacia la democracia donde debía pugnar con un cruento pasado. La manera en que los españoles decidieron facilitar la transición y evitar una nueva confrontación interna fue con una amnistía general a todos los crímenes políticos, un pacto de silencio para empezar de cero una renovada democracia.5 Este pacto de silencio sólo fue posible por el consenso que existía acerca de la importancia de una transición sin mayores dificultades, pero una vez se restauró la institucionalidad, la sociedad española empezó a reflexionar cada vez más acerca de su pasado. Así, una nueva generación de españoles que no había vivido la Guerra Civil y que había crecido con las narrativas del franquismo, se dio a la tarea de recuperar la memoria histórica, rescatando a la Segunda República de la infamia impuesta por la dictadura.6 Al contrario, cuando Argentina se enfrentó a una situación similar ante el inminente colapso del régimen militar al final de la Guerra Sucia, la respuesta de la sociedad fue opuesta. La sociedad argentina lidió con su pasado de violencia y represión con un proceso continuo de construcción de memoria, donde los diversos actores construyeron sus narrativas, contradictorias con otras versiones, en un contexto altamente politizado.7 Esta lucha por la memoria se entraño en la sociedad austral y adquirió dimensiones políticas cuando los grupos en desacuerdo se empecinaron en sus verdades por miedo a ‘traicionar a sus muertos’. En este proceso fue crucial el papel jugado por la CONADEP, la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, pues

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Boyd, Carolyn P. “The Politics of History and Memory in Democratic Spain” En: Annals of the American Academy of Political and Social Science, Vol. 617, May 2008. Pág. 135 6 Ibíd. Pág. 143 7 Robben, Antonius C.G.M. “How Traumatized Societies Remember: The Aftermath of Argentina’s Dirty War” En: Cultural Critique, N° 59, Winter 2005. Págs. 122-123

de acuerdo a Robben su objetivo no fue “la verdad y la adversidad, no la reconciliación y el perdón”.8 Los casos anteriores son sólo algunas de las experiencias recientes que han tenido diferentes comunidades que han pasado prolongados procesos de violencia. Eventualmente, la mayoría de las sociedades que han experimentado la brutalidad de un conflicto armado interno deben lidiar con un pasado complejo y traumatizante y deben escoger la manera de recordarlo, u olvidarlo, según sus necesidades. Sin embargo, el pasado no es carente de significado, y en la mayoría de los casos estas sociedades se enfrentan al desafío de recuperar y/o crear una institucionalidad democrática y, al mismo tiempo, debatir un pasado de violencia controvertido o abiertamente negado.9 Uno de los mecanismos institucionales más usados ha sido la creación de comisiones de expertos, comúnmente conocidas como comisiones de la verdad, para establecer una narrativa a partir de interpretaciones competidas. 10 Estos instrumentos institucionales según Priscilla Hayner, funcionan de acuerdo a los objetivos y límites establecidos en su fase inicial, y pueden ir desde el registro de hechos disputados, el esclarecimiento de violencia sistemática, la condena de los máximos responsables hasta la reconciliación de la sociedad. 11 Pese a esto, la autora sostiene que para que las comisiones de expertos logren una reconciliación en la sociedad deben estar constituidas con ese fin desde el inicio, pues la reconciliación no es una consecuencia lógica de la verdad y las negociaciones sobre el pasado pueden generar disputas sobre el presente.12 Incluso en casos donde se han creado comisiones de la verdad, la disputa por la significación del pasado y la creación de memoria colectiva son procesos necesarios en toda sociedad, especialmente en aquellas que han tenido una tradición de violencia y represión. Berthold Molden explica estos procesos bajo el concepto “culturas de la memoria”, definidas como “marco de referencias colectivas al pasado de una 8

Ibíd. Pág. 131 Assmann, Aleida. Memory in a Global Age: Discourses, Practices and Trajectories. Basingstoke, UK: Palgrave MacMillan, 2010. Pág. 61 10 Ibíd. Pág. 62 11 Hayner, Priscilla. Unspeakable Truths: Facing the Challenge of Truth Commissions. New York, NY: Routledge, 2002. Págs. 24-25 12 Ibíd Pág. 72 9

comunidad,…, en el cual narrativas dominantes y opuestas compiten por las relaciones de poder interpretativo sobre la historia”.13 Usando este concepto, es posible dilucidar cómo las dos últimas comisiones históricas han participado en los debates por la memoria en Colombia, teniendo en cuenta los espacios discursivos en los cuales han estado enmarcadas; y cómo han competido por una interpretación del pasado violento del país. La CHCV la CMH: Constitución y contextos La CHCV fue anunciada el 5 de Agosto de 2014 mediante un comunicado conjunto expedido por el Gobierno y las FARC.14 En dicho comunicado, las FARC y el Gobierno colombiano notificaban la creación de una Comisión Histórica como parte del punto 5 de la agenda de las negociaciones, acerca de la reparación integral para las víctimas. 15 El objetivo de la Comisión era brindar insumos a la mesa de negociaciones acerca del contexto histórico en el que se enmarca el conflicto armado colombiano. Dichos insumos serían usados por la mesa para el establecimiento de una futura Comisión de la Verdad (anunciada el 4 de Junio de 2015). Respecto a su composición, el comunicado establece que la comisión debía conformarse por doce expertos encargados de producir informes individuales acerca de “los orígenes y las múltiples causas del conflicto; los principales factores que han contribuido a su persistencia y los efectos e impactos más notorias que este ha tenido sobre la población”. Adicionalmente, dos relatores tenían la tarea de sintetizar los informes individuales de los expertos, centrados en los tres mismos aspectos, con el encargo adicional de mostrar “los consensos, disensos y la pluralidad de los informes de los expertos”. En su mandato estaba claramente establecido que la Comisión tendría libertad de acción en cuanto a su funcionamiento interno y a la metodología de trabajo. Sin embargo había restricciones en el tiempo de operación, pues la entrega del informe final fue 13

Molden, Berthold. “Relaciones de hegemonía en cultural de la memoria” En: Iberoamericana, Vol. XI, N°42, 2011. Pág. 164 14 Mesa de Conversaciones de La Habana. “Comunicado Conjunto”. La Habana, 05 de Agosto de 2015 https://www.mesadeconversaciones.com.co/comunicados/comunicado-conjunto-la-habana-05-de-agostode-2014 (Consultado el 04.04.2015) 15 Mesa de Conversaciones de La Habana. “Acuerdo General…” Op. Cit.

establecida para cuatro meses después de instalada la comisión, dado que su difusión debía coordinarse con el cronograma general de los diálogos. 16 Los nombres de los expertos y relatores miembros de la comisión fueron revelados a la opinión pública en un comunicado conjunto posterior. 17 Sin entrar en detalles de cómo fueron seleccionados los expertos, varios medios colombianos resaltaron el hecho que dentro de los miembros existía una pluralidad ideológica que garantizaba, en teoría, que el informe no estaría sesgado por las filiaciones personales; por el contrario, la pluralidad de visiones enriquecería los insumos para la mesa y la eventual Comisión de la Verdad.18 Entre sus miembros se cuentan nombres como Daniel Pécaut, reconocido historiador y colombianista francés, Eduardo Pizarro Leongómez, embajador de Colombia ante los Países Bajos y antiguo miembro del Trust Fund for the Victims de la Corte Penal Internacional; Víctor Manuel Moncayo, ex rector de la Universidad Nacional de Colombia, y Alfredo Molano, notorio escritor, periodista y sociólogo. Por su parte, el GMH fue constituido en el marco de la creación de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR) en cumplimiento con los artículos 50 y 51 de la Ley 975 de 2005, la controvertida legislación que reguló el proceso de desmovilización de los grupos paramilitares durante el gobierno de Álvaro Uribe (20022010).19 El GMH sufrió varias transformaciones institucionales durante su prolongada actividad. Adscrito inicialmente a la CNRR, un órgano extraordinario compuesto por miembros del ejecutivo, el Defensor del Pueblo, el Procurador General de la Nación y

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Ibíd. Mesa de Conversaciones de La Habana. “Comunicado Conjunto”. La Habana, 22 de Agosto de 2014 https://www.mesadeconversaciones.com.co/comunicados/comunicado-conjunto-la-habana-22-de-agostode-2014 (Consultado el 0404.2015) 18 Lewis, Juan Esteban. “De izquierda a derecha, los miembros de la Comisión Histórica de La Habana” En: La Silla Vacía, 22 de Agosto de 2014. http://lasillavacia.com/historia/de-izquierda-derecha-los-miembros-de-la-comision-historica-de-la-habana48454 (Consultado el 25.04.2015) 19 Congreso de Colombia. Ley 975 de 2005. 25 de Julio de 2005. http://www.cepal.org/oig/doc/COL2005Ley975.pdf (Consultado el 26 de Julio de 2005) 17

miembros de diversas organizaciones de víctimas.20 Sin embargo, el GMH no empezó sus actividades hasta el 2007, cuando empezó a recoger testimonios de víctimas y población afectada por todos los actores del conflicto. Posteriormente, el grupo pasó a ser parte del Centro Nacional de Memoria de Histórica (CNMH), establecido en el artículo 146 de la Ley 1448 de 2011, en el marco de un proceso de reestructuración institucional llevado a cabo por el nuevo mandatario colombiano, Juan Manuel Santos (2010- ).21 Bajo este nuevo abrigo institucional, el GMH profundizó su misión institucional de documentar las consecuencias del conflicto, con un enfoque especial hacia casos emblemáticos. 22 Por medio de testimonios, archivos estatales y particulares de organizaciones sociales, fuentes secundarias y expedientes judiciales, el GMH fue capaz de construir uno de los más completos diagnósticos del conflicto armado entre 1958 y 2012.23 En cuanto a su composición, el Grupo de Memoria Histórica estuvo bajo la coordinación general de Gonzalo Sánchez, un reputado académico con más de 30 años de experiencia en investigación sobre la violencia en Colombia. Sánchez fue parte del grupo de intelectuales conocidos como los “Violentólogos”, quienes durante los 80 lideraron los primeros debates sobre las causas sociales del conflicto y comenzaron a pensar a las violencias del país como fenómenos sociales. 24 Es importante señalar que en 1987, Sánchez fue invitado por el Ministerio de Gobierno y Colciencias25 a formar parte de una de las comisiones de expertos predecesoras a las dos que son objeto de este trabajo. Como fruto de dicha comisión, fue publicado el libro Colombia: Violencia y Democracia (1987, Universidad Nacional de

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Ibíd. Art. 50 Congreso de Colombia. Ley 1448 de 2011. 10 de Junio de 2011 http://www.putumayo.gov.co/documentos2012/ley_devctimas.pdf (Consultado el 26 de Julio de 2015) 22 Dichos casos emblemáticos fueron publicados como 24 documentos separados entre 2009 y 2012. Los informes están en línea para su consulta en: http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/informes (Consultado el 27 de Julio de 2015) 23 GMH. ¡Basta Ya!. Op. Cit. Pág. 19 24 Cristancho Altuzarra, José Gabriel. “Gonzalo Sánchez: trayectoria de una experiencia de memoria de la violencia en Colombia” En: Revista Colombiana de Educación. N°61, Segundo Semestre, 2011. Págs. 7388 25 Institución promotora de políticas públicas para la Ciencia, Tecnología e Innovación en Colombia. Ver: http://www.colciencias.gov.co/sobre_colciencias?vdt=info_portal%7Cpage_1 (Consultado el 04.07.2015) 21

Colombia), quizás el primer documento académico, con respaldo institucional, que trataba el problema de la violencia desde una perspectiva histórica y social. Adicionalmente, el GMH contó con la participación de numerosos y renombrados investigadores en la producción de los informes individuales y en la construcción del informe ¡Basta Ya! Entre los más destacados se encuentran los académicos María Emma Wills, Daniel Pécaut, Mo Bleeker (miembros del Consejo Consultivo Internacional), Fernán González S.J., Rodrigo Uprimny, Absalón Machado, entre otros influyentes miembros de los ámbitos intelectual colombiano e internacional. El caso de los dos primeros es significativo pues participaron como expertos en la CHCV, curiosamente siendo la única mujer y el único extranjero entre los doce miembros encargados de escribir un informe personal. Sin embargo, la falta de correspondencia y continuidades directas entre las dos comisiones salta a la vista, con notables ausencias de académicos con posturas críticas hacia el Establecimiento o identificados con la izquierda en el GMH. Ahora bien, debido a la diferencia en los tiempos de trabajo de las comisiones y a la manera como fueron establecidas, la instalación y composición de la CHCV recibió considerablemente más atención de la opinión pública que su contraparte. Se podría argumentar que, en los preámbulos a la creación de ambas comisiones, la CHCV fue más mediática por dos razones principales, la primera, se produjo en el contexto de las negociaciones de La Habana, un proceso que ha acaparado la atención de la sociedad por su importancia intrínseca y por el manejo cuidadoso que se ha dado a la información proveniente de la mesa. La segunda, el tiempo limitado que tuvo la CVCH hizo posible que la atención del público se conservara expectante, mientras que la prolongada vida del GMH y sus cambios institucionales dificultaron el seguimiento de su trabajo. Los informes y sus narrativas: ¿Pluralidad vs. Linealidad? El informe de la CHCV consta de más de 800 páginas y corresponde a la visión de los 12 expertos que componen la Comisión acerca de tres aspectos fundamentales: el origen del conflicto, los principales factores que han contribuido a su persistencia y los

efectos más notorios del conflicto sobre la población.26 Debido a la metodología acordada por la Comisión, cada experto produjo un informe individual, de acuerdo a sus posiciones teóricas y a su trayectoria individual que posteriormente fueron sintetizados en dos relatorías, separadas, para “evidenciar la riqueza ofrecida por la pluralidad de visiones”27 La idea detrás de esta multiplicidad de documentos, y en cierto sentido de la ausencia consciente de una unidad narrativa, es suscitar un debate. En palabras de Eduardo Pizarro, “[…](es)mucho más productivo, para ahondar en una cultura democrática fundada en el reconocimiento del otro y en el derecho al disenso y a la diferencia, que una pretendida narrativa unánime.”.28 A pesar de ello, esta exclusión da como resultado un informe innecesariamente prolongado, hasta cierto punto repetitivo y de difícil lectura. Una posible razón para esto es que, en su afán de brindar a cada experto la posibilidad de expresarse sin restricciones, la CHCV evitó establecer criterios básicos de coherencia para los informes, incluyendo un tipo y tamaño de fuente en común. Incluso, se pueden encontrar errores de tipografía y digitación en algunos de los ellos, lo que sugiere que no hubo un proceso de lectura y edición de la versión final antes de su divulgación. Más allá de estos problemas de forma, la libertad brindada a los expertos de la CHCV ciertamente se ve reflejada en la variedad de hipótesis contenidas en los informes individuales, con las cuales los miembros de la comisión buscaron dar respuesta a las tres preguntas centrales establecidas en su mandato. Un buen ejemplo de dicha multiplicidad de visiones son las explicaciones divergentes, e incluso contradictorias, brindadas por los informes de tres miembros, Gustavo Duncan, Francisco Gutiérrez y Renan Vega. Duncan, profesor asistente de la Universidad de los Andes en Bogotá, argumenta que la exclusión política generalizada a partir del periodo del Frente Nacional (1958-

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Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas. Contribución al entendimiento del conflicto armado en Colombia. La Habana: 2015. Pág. 2. https://www.mesadeconversaciones.com.co/comunicados/informecomisio%CC%81n-histo%CC%81rica-del-conflicto-y-sus-vi%CC%81ctimas-la-habana-febrero-de-2015 (Consultado el 23.03.2015) 27 Idem. Pág. 3 28 Idem. Pág. 9

1974) no puede explicar por sí sola el origen del conflicto armado en Colombia, y mucho menos su pervivencia e intensidad. Para él, un modelo explicativo satisfactorio al fenómeno de la violencia en Colombia, debe tener en cuenta otra variable clave en los contextos geográficos donde se ha desarrollado históricamente el conflicto. Dicha variable es la economía política de criminalidad presente en las regiones periféricas del país, o aquellas donde el Estado central ha estado ausente durante gran parte de la historia colombiana.29 Más específicamente, la hipótesis de Duncan se centra en que la particular naturaleza del conflicto en Colombia se configuró cuando organizaciones armadas, creadas por miembros de las clases medias urbanas, inspirados en los ideales de cambio y revolución generalizados en Latinoamérica, intentaron incursionar en áreas limítrofes a las regiones integradas al país.30 Sin embargo, en este proceso los grupos armados se encontraron en un grave déficit de recursos, capitales y humanos, en comparación con las fuerzas de seguridad del gobierno colombiano, por lo que recurrieron a dos tipos de prácticas criminales para financiar su actividad militar, el secuestro y el narcotráfico.31 En términos generales, el modelo explicativo que propone este informe individual es el siguiente: los grupos armados irregulares, en su afán de acceder al poder político desde la periferia hacia el centro, se apoyaron en prácticas criminales para conseguir recursos y financiar su funcionamiento. Estas dos prácticas criminales tuvieron, a su vez, consecuencias duraderas que permitieron que el conflicto se prolongara indefinidamente. Por una parte, el secuestro a élites regionales amplió la demanda por seguridad y protección en ciertas áreas del país, generando una oportunidad para la creación de grupos privados de anti-insurgencia paraestatal, que eventualmente adquirirían sus propios intereses económicos. Por otra parte, el narcotráfico se convirtió en una fuente continua de ingresos para ambos bandos, y debido a que su dinámica requiere de un alto nivel de control territorial, tanto para su cultivo como para su procesamiento y

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Duncan, Gustavo. “Exclusión, insurrección y crimen” En: CHCV, Contribución al entendimiento. Op. Cit. Pág. 249 30 Ibíd. Pág. 253 31 Ibíd. Pág. 259

transporte, el control de estas zonas se convirtió en una razón en sí misma para continuar con el conflicto.32 En una posición más moderada, Francisco Gutiérrez argumenta que cualquier explicación viable al conflicto colombiano “tiene que poder sobrevivir a algunos exámenes comparativos básicos”.33 Es decir, Gutiérrez sostiene que para explicar el origen y la persistencia del conflicto en Colombia es necesario encontrar los factores que lo diferenciaron de las experiencias similares en Latinoamérica. La utilidad de una perspectiva comparada salta a la vista si se tiene en cuenta que, en el momento en que surgieron las guerrillas de primera generación, la región estaba pasando por un proceso de confrontación ideológica entre discursos revolucionarios y anti-comunistas en el contexto de la Guerra Fría. El primer punto singular identificado en el informe para explicar el origen del conflicto, es la larga tradición de resistencia armada al Estado, pues en el territorio habían amplias redes de sociabilidad y un importante número de ‘especialistas en violencia’; individuos con experiencia en combate que no fueron reintegrados a la sociedad luego de los procesos de paz de mediados de los 50.34 El segundo aspecto fue el particular mecanismo de expansión de la frontera agrícola en Colombia en donde, generalmente, la tierra colonizada por campesinos sin tierra fue expropiada por una mezcla de mecanismos coercitivos e institucionales.35 Adicionalmente, el autor identifica dos puntos clave en la provisión privada de la seguridad, coordinada a través de las policías regionales que legitimaban a grupos radicalizados que apoyaban a los gobiernos de turno, especialmente en contra de los grupos de autodefensas campesinas. Este fenómeno fue exacerbado por el carácter localista del sistema político colombiano, que tendía a centrarse en las demandas de elites locales poco conectadas con la población de las regiones. 36

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Ibíd. Pág. 285 Gutiérrez, Francisco. ¿Una historia simple? En: CHCV, Contribución al entendimiento. Op. Cit. Pág. 500 34 Ibíd. Pág. 504 35 Ìdem. Pág. 507 36 Ibíd. Pág. 511 33

No obstante, de acuerdo con Gutiérrez, estos aspectos sólo explican el contexto que originó el conflicto. Su persistencia a lo largo de casi cinco décadas se debió más a la interacción de los motivos iniciales con contingencias históricas, concretamente el desarrollo de una economía internacional de estupefacientes y la creación de grupos de auto defensa paramilitares, que posteriormente permearon la institucionalidad colombiana.37 Por su parte, el modelo explicativo propuesto por Renán Vega en su informe “Injerencia de los Estados Unidos, contrainsurgencia y terrorismo de Estado”, entiende el origen del conflicto como una consecuencia de la subordinación estratégica de las elites nacionales hacia los Estados Unidos, en busca de condiciones políticas y económicas favorables para su perpetuación en el poder.38 Esta relación de desigualdad y dependencia, según Vega, se remonta a los tiempos de la creación misma de la República de la Gran Colombia y su intensidad ha variado dependiendo de los intereses estadounidenses a lo largo de los últimos dos siglos. Sin embargo, a lo largo del siglo XX la influencia nociva de Estados Unidos causo una exclusión económica y social que llevó a los campesinos y las clases marginadas a revelarse contra el establecimiento, desde la década de 1920 hasta el conflicto actual.39 La relevancia dada a la injerencia extranjera es tal, que el autor sostiene que a pesar de que existió una contrainsurgencia nativa en el periodo de La Violencia, el escalamiento del conflicto actual se produjo por el apoyo a una contrainsurgencia sistemática en todas sus manifestaciones, tanto legitima como ilegitima, en el marco de la cooperación hemisférica desde los años 60.40 Adicionalmente, EE.UU. ha promovido una lucha sin tregua contra el cultivo y procesamiento de drogas en Colombia, lo que ha profundizado la destrucción de economías campesinas e indígenas. Como consecuencia se ha agravado la situación de exclusión económica y social que desencadenó en el

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Ibíd. Pág. 531 Vega, Renán. “Injerencia de los Estados Unidos, contrainsurgencia y terrorismo de Estado” En: CHCV, Contribución al entendimiento. Op. Cit. Pág. 698 39 Ibíd. Pág. 713 40 Ibíd. Pág. 751 38

conflicto en primer lugar, y que ha imposibilitado encontrar una solución no militar a él conflicto.41 Si se comparan estos tres modelos explicativos, aunque el contexto del surgimiento y configuración del conflicto armado en Colombia es el mismo, surgen tres puntos de vista claramente diferentes que producen tres narrativas explicativas diferentes. En la primera, Duncan establece que el conflicto se desarrolló de la forma en que lo hizo, por la criminalidad de los grupos armados al margen de la ley, ubicando la ‘responsabilidad máxima’ en las prácticas ilegales de las guerrillas y paramilitares, posibilitadas por la incapacidad del Estado. Por el contrario, Gutiérrez presenta una visión más matizada donde el conflicto se genera por la presencia de una mezcla de diversos factores, incluyendo herencias históricas de insurgencia, un sistema político localista y la constante apertura de la frontera agrícola, siguiendo una dinámica de colonización, expulsión e integración al mercado de la tierra. Bajo este modelo, no existe una causa univoca del conflicto, sino que se expresa como una consecuencia de la configuración de la sociedad y de la interacción de procesos locales, regionales y globales, donde usualmente víctimas se convierten en victimarios y viceversa. Por último, Vega presenta un modelo diametralmente opuesto al de Duncan, pues para él la responsabilidad radica únicamente en la intervención externa de los Estados Unidos y sus esfuerzos de contrarrestar el comunismo en la región. Así, una rebelión justa de las clases marginales que pudo haber sido resuelta con mecanismos de conciliación fue en cambio duramente reprimida por fuerzas legales e ilegales, estableciendo involuntariamente el sistema global del narcotráfico. Estas diferentes narrativas tienen importantes repercusiones, no sólo para el entendimiento general del conflicto sino para asuntos pragmáticos de justicia transicional. Un ejemplo de cómo temas aparentemente inocuos como la periodización del conflicto y si este es una consecuencia directa o indirecta de La Violencia, se pueden convertir en acalorados debates políticos. El establecimiento de una fecha de inicio del conflicto a partir de la cual aplicaría una posible jurisdicción especial para la paz, o cuáles 41

Ibíd.

de los actores del conflicto estarían sujetos a mecanismos especiales de justicia, estaría entonces ligado a la escogencia de un modelo explicativo del origen del conflicto que debe ser adoptado conjuntamente, basado en el informe de la CHCV y en los esfuerzos de la Comisión de la Verdad por esclarecer el desarrollo del conflicto.42 En ese sentido, quizás el informe ¡Basta Ya! se asemeje más al resultado esperado de la Comisión de la Verdad por implementar. Con el objetivo de contribuir a la reconciliación de la sociedad colombiana, el informe del GMH buscó establecer una verdad que satisficiera el clamor de las víctimas por saber qué sucedió en el conflicto, para así construir una memoria legitima de su victimización. 43 Por lo tanto, una gran parte del informe está dedicada a establecer, objetivamente, una reconstrucción factual de la violencia sin profundizar en interpretaciones y/o modelos explicativos. Para el GMH era más importante establecer el qué, cuándo, dónde y quiénes.44 Esto se da porque, a diferencia de la CHCV, los miembros del GMH no tienen una voz personal dentro del documento, sino que la autoría es asumida por el CNMH como institución oficial encargada de la política de la memoria. Así, el lenguaje polémico y provocativo de la mayoría de los informes de los miembros de la CHCV está ausente en su predecesor inmediato, y por el contrario el ¡Basta Ya! está escrito en un lenguaje políticamente correcto que evita categóricamente asignar responsabilidades, tanto históricas como judiciales. Sin embargo, el informe del GMH tiene varios aspectos rescatables, incluso en comparación con el Contribución..., pues dentro del objetivo establecido por el Estado colombiano a las instituciones de memoria histórica, está la divulgación al público general de la verdad de las víctimas para proceder con su reparación simbólica. Por eso, el informe contiene elementos que apelan a la sensibilidad del público nacional como los testimonios de victimización de colombianos del común a lo largo del conflicto, presentes en el Capítulo V del informe. En ese mismo sentido, y al contrario que el producto de la

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El acuerdo de justicia transicional de la mesa de negociaciones fue anunciado el pasado 22 de Septiembre de manera conjunta por Juan Manuel Santos, presidente de Colombia y Rodrigo Londoño “Timochenko”, máximo comandante de las FARC. Ver: “Las dudas que resuelve el acuerdo de justicia transicional” En: La Silla Vacía. http://lasillavacia.com/historia/las-dudas-que-resuelve-el-acuerdo-de-lahabana-de-justicia-transicional-51745 (Consultado el 23.09.2015) 43 GMH. ¡Basta Ya! Op. Cit. Pág. 16 44 Idem. Pág. 31

CHCV, el informe fue hecho de tal manera que se convirtiera en una publicación de fácil lectura, hábilmente ilustrado con fotografías de archivo y con una estética constante. Conclusiones En las páginas anteriores queda claro como la CHCV, a pesar de sus limitaciones, hace una contribución importante a la manera como la sociedad puede entender el conflicto. Su informe se convierte en un insumo para debates informados donde se pueden apreciar la complejidad de su evolución, el carácter multicausal y las áreas grises que no pueden ser simplificadas en las narrativas de buenos y malos. El hecho que la CHCV a su vez constituya un esfuerzo por transformar las narrativas hegemónicas de la memoria histórica, reflejadas claramente en el informe institucional de GMH, demuestra que el Estado y las FARC están dispuestos a hacer compromisos simbólicos en medio de las conversaciones de paz. Queda por ver el impacto real que esta comisión de expertos tenga en el proceso de negociación y en los mecanismos de esclarecimiento de la verdad y de justicia transicional. A parte de eso, el impacto en la opinión pública ha sido poco, hasta el momento, por la falta de una metodología clara dentro de la Comisión que hubiera permitido crear un informe igual de enriquecedor pero más accesible al público general. Otro aspecto que queda por revisar es si el andamiaje institucional que ha construido el Estado va a ser revolucionado por los mecanismos que están por establecerse, la Comisión de la Verdad y la Jurisdicción Especial para la Paz. O, si por el contrario, el Centro Nacional de Memoria Histórica y las demás instituciones serán capaces de aprovechar el impulso que generarán los informes y resultados de dichos esfuerzos.

Bibliografía Fuentes Primarias 

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Congreso de Colombia. Ley 1448 de 2011. 10 de Junio de 2011



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