Las cerámicas comunes no torneadas de difusión aquitano tarraconense (AQTA): estado de la cuestión

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Descripción

El ajuar de las viviendas jerezanas en época de Isabel I de Castilla (1474-1504) Juan Abellán Pérez Las primeras ocupaciones humanas de Los Barrios (Cádiz). El ejemplo proporcionado por el río Palmones Vicente Castañeda Fernández (coord.) Cerámicas hispanorromanas. Un estado de la cuestión Darío Bernal Casasola y Albert Ribera i Lacomba Gadir y el Círculo del Estrecho revisados. Propuestas de la Arqueología desde un enfoque social Juan Carlos Domínguez Pérez (Ed. Cient.)

Cerámicas hispanorromanas II Producciones regionales Esta segunda entrega de las Cerámicas hispanorromanas trata de profundizar en el conocimiento de las producciones alfareras fabricadas en la Península Ibérica y las Baleares entre el siglo III a.C. e inicios del mundo medieval. Debido al éxito editorial y a la gran acogida en la comunidad científica del primer volumen se ha decidido continuar sintetizando aquellos estudios e investigaciones desarrollados por arqueólogos en torno a las cerámicas de manufactura local a imitación de las romanas, siguiendo tradiciones prerromanas o aquellas con personalidad propia. Casi cincuenta investigadores, plumas consagradas y noveles, procedentes de una veintena de instituciones distribuidas por toda la geografía española y portuguesa —entre ellas quince universidades—, han reunido en treinta y cinco capítulos tanto síntesis como novedades de la vajilla fina (Bloque I), de las ánforas (II), de las lucernas (III), de las cerámicas comunes (IV) o de otras producciones (V), ilustrando el notable dinamismo actual de la investigación sobre ceramología hispanorromana.

Personajes, poderes, fortalezas y otros temas de la Historia de Andalucía (siglos XIV y XVI) Alfonso Franco Silva Linajes gaditanos en la Baja Edad Media. Breve estudio de la oligarquía local (siglos XIII-XV) Francisco Javier Fornell Fernández

Cerámicas hispanorromans II. Producciones regionales

En la misma serie

DARío BERnAL CASASoLA & ALBERt RIBERA I LACoMBA (Eds.)

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Darío Bernal Casasola Doctor en Filosofía y Letras —especialidad Geografía e Historia— por la Universidad Autónoma de Madrid (1997), es actualmente profesor titular de Arqueología de la Universidad de Cádiz, adscrito al Departamento de Historia, Geografía y Filosofía. Arqueólogo y especialista en Historia Económica del Mundo Antiguo, ha dirigido varias decenas de excavaciones arqueológicas en alfares romanos y en ciudades de la antigua Baetica y en Pompeya, y ha publicado varios centenares de estudios sobre ánforas, contextos cerámicos y la importancia de la cultura material para las temáticas de Arqueología de la Producción, tanto en Andalucía como en la antigua Tingitana, el denominado Círculo del Estrecho. Es miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia en Cádiz, y vicepresidente de la SECAH.

Cultos y ritos de la Gadir fenicia María Cruz Marín Ceballos (Coord.) El castillo de San Romualdo. Historia y documentos de la ciudad de San Fernando (Cádiz) Fernando Mósig Pérez El Theatrum Balbi de Gades Darío Bernal y Alicia Arévalo

Cerámicas hispanorromanas II Producciones regionales Con la colaboración de

DARÍO BERNAL CASASOLA ALBERT RIBERA I LACOMBA (Eds.)

Servicio de Publicaciones Servicio de Publicaciones

Albert Ribera i Lacomba Doctor en Geografía e Historia —especialidad Prehistoria y Arqueología— por la Universidad de Valencia (1993), es actualmente jefe de Sección de Arqueología y director del Centro Arqueológico de l’Almoina del Ayuntamiento de Valencia. Arqueólogo y especialista en Urbanismo, Arquitectura y Cultura Material del Mundo Antiguo Mediterráneo, ha dirigido más de cincuenta campañas de excavaciones urbanas en Valencia y nueve en Pompeya, y ha publicado más de un centenar de estudios, entre los que hay varios de ánforas, producciones de barniz negro, contextos cerámicos y la importancia de la cultura material para las temáticas de Arqueología del Consumo y el Comercio, tanto en Valencia e Italia como en el Mediterráneo.

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Cerámicas hispanorromanas II Producciones regionales DARÍO BERNAL CASASOLA ALBERT RIBERA I LACOMBA (Eds. científicos)

Servicio de Publicaciones

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Imagen de cubierta: Lucerna tardorromana con cruz enjoyada en disco y asa zoomórfica, de Carteia (según F. Presedo et alii, 1982: Carteia I, Excavaciones Arqueológicas en España 120, Madrid, figura 125, nº 9), de posible producción local/regional

Esta obra es resultado del Proyecto de Investigación HAR2011-28244 del Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Economía y Competitividad/Feder del Gobierno de España, titulado Amphorae ex Hispania. Paisajes de producción y consumo, con la colaboración del proyecto HAR2010-15733 Esta obra ha superado un proceso de evaluación ciega por pares Esta Editorial es miembro de la UNE, lo que garantiza la difusión y comercialización de sus publicaciones a nivel nacional e internacional

Edita Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz c/ Doctor Gregorio Marañón, 3 – 11002 Cádiz (España) www.uca.es/publicaciones [email protected]

© Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz © De cada capítulo su autor

Maquetación: Trébede Ediciones, S.L. Imprime: ISBN: 978-84-9828-364-8 Depósito Legal: CA 247-2012

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

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Índice

Introducción ............................................................................................................................................................

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Darío Bernal Casasola y Albert Ribera i Lacomba

BLOQUE I. VAJILLA FINA Imitaciones de campaniense en el mediodía peninsular. La cerámica gris bruñida republicana ............................

23

Andrés Mª Adroher Auroux y Alejandro Caballero Cobos

Cerámicas tipo Peñaflor del Alto Guadalquivir .......................................................................................................

39

Pablo Ruiz Montes

Los alfares isturgitanos: ¿un posible modelo de control productivo inicial? ...........................................................

49

Mª Isabel Fernández-García

Las producciones de sigillata hispánica locales y regionales del Municipium Augusta Bilbilis (Calatayud-Zaragoza) ...............................................................................................................................................

63

Jesús Carlos Sáenz Preciado

La fabricación de vasos para beber de paredes finas en el valle medio del Ebro ....................................................

83

José Antonio Mínguez Morales

Las cerámicas imitación de sigillata en el occidente de la Península Ibérica durante el siglo V d.C. .....................

97

Luis Carlos Juan Tovar

Terra Sigillata Bracarense Tardía (Tsbt). O Grupo II das Cerâmicas de engobe vermelho não vitrificavel (Delgado 1993-94). O Cerâmicas de Engobe Vermelho. Grupo II (Delgado y Morais, 2009) .................................. 131 Adolfo Fernández Fernández y Rui Morais

BLOQUE II ÁNFORAS Producciones anfóricas tardorrepublicanas y tempranoaugusteas del valle del Guadalquivir. Formas y ritmos de la romanización en Turdetania a través del artesanado cerámico ...................................................................... 177 Enrique García Vargas

Ánforas tarraconenses para el limes germano: una nueva visión de las Oberaden 74 ............................................ 207 César Carreras Monfort y Horacio González Cesteros

¿Ánforas Tipo Segobriga/Oberaden 74 similis? Bases para una producción singular en la Tarraconense interior ....... 231 Rui Roberto de Almeida y Jorge Morín de Pablos

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Las ánforas del tipo Puerto Real 3. Un nuevo envase de salazones gaditanas de época antonino-severiana .......... 247 Darío Bernal Casasola y Enrique García Vargas

Producciones anfóricas en la costa meridional de Carthago-Spartaria ................................................................. 255 Mª del Carmen Berrocal Caparrós

Las ánforas onubenses de época tardorromana ...................................................................................................... 279 Jessica O’Kelly Sendrós

BLOQUE III LUCERNAS Una nueva producción de lucernas de canal en terra sigillata hispánica en el norte de la Península .................. 299 Ángel Morillo Cerdán

Producción de lucernas altoimperiales en Hispalis: el taller de la plaza de la Encarnación de Sevilla ................... 309 Jacobo Vázquez Paz

Lucernas a torno de época imperial: una producción singular de Carthago Noua (Cartagena) ........................... 325 Alejandro Quevedo Sánchez

La producción de lucernas en el sureste peninsular: primeros datos ..................................................................... 353 Antonio Manuel Poveda Navarro

Las lucernas de producción regional de Bracara Augusta .................................................................................... 369 Rui Morais

BLOQUE IV CERÁMICAS COMUNES Las cerámicas de cocina en el Alto Guadalquivir,siglos I-II d.C. ............................................................................... 395 Mª Victoria Peinado Espinosa

Las cerámicas comunes altoimperiales de Augusta Emerita ................................................................................. 407 Macarena Bustamante Álvarez

Cerámica regional reductora de cocina altoimperial en la fachada mediterránea .................................................. 435 Esperança Huguet Enguita

La cerámica común tarraconense (COM.OX.TARR./COM.RED.TARR) y su variante con decoración pintada (CMG) ........ 453 Ramon Járrega Domínguez y Loïc Buffat

Cerámica común altoimperial en el nordeste peninsular ....................................................................................... 469 Josep Casas Genover y Josep Mª Nolla Brufau

La cerámica común tardía en Sevilla (siglos IV al VI d.C.) ........................................................................................ 487 Cinta Maestre Borge

Las cerámicas comunes del nordeste peninsular y las Baleares (siglos V-VIII): balance y perspectivas de la investigación ........................................................................................................................................................... 511 Josep Mª Macias Solé y Miguel Ángel Cau Ontiveros

La cerámica común Golfo de Bizkaia ...................................................................................................................... 543 Lorea Amondarain Gangoiti y Mª Mercedes Urteaga Artigas

Las cerámicas comunes no torneadas de difusión aquitano tarraconense (AQTA): estado de la cuestión ............. 561 Milagros Esteban Delgado, Mª Teresa Izquierdo Marculeta, Ana Martínez Salcedo y François Réchin

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BLOQUE V OTRAS PRODUCCIONES HISPANORROMANAS La cerámica púnico-ebusitana en época tardía (siglos III-I a.C.) .............................................................................. 583 Joan Ramon Torres

Cerámicas negras bruñidas del oriente vacceo ....................................................................................................... 619 Fernando Romero Carnicero, Carlos Sanz Mínguez, Cristina Górriz Gañán y Roberto De Pablo Martínez

La cerámica gris (y oxidada) ampuritana ................................................................................................................ 639 Josep Casas Genover y Josep Mª Nolla Brufau

La cerámica de engobe blanco ................................................................................................................................ 655 Josep Casas Genover y Josep Mª Nolla Brufau

Cerámica gris romana del Noroeste. Los vasa potoria ........................................................................................... 661 Esperanza Martín Hernández

A cerâmica cinzenta grosseira do Algarve ............................................................................................................... 681 Catarina Viegas

Muestras de cerámica engobada romana de producción local de Lucus Augusti (Lugo) ....................................... 699 Enrique J. Alcorta Irastorza y Roberto Bartolomé Abraira

Colmenas cerámicas en el territorio de Segobriga. Nuevos datos para la apicultura en época romana en Hispania ... 725 Rui Roberto de Almeida y Jorge Morín de Pablos

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Las cerámicas comunes no torneadas de difusión aquitano tarraconense (AQTA): estado de la cuestión Milagros Esteban Delgado Universidad de Deusto Mª Teresa Izquierdo Marculeta Arqueóloga Ana Martínez Salcedo Arkeon. Estudios de Patrimonio François Réchin Université de Pau et des Pays de l’Adour

Definición y características de la producción Resulta muy relevante el uso intenso, a lo largo de varios siglos en época romana, de los recipientes de cerámica no torneada, en las regiones del área circumpirenaica occidental y central, las regiones del Cantábrico oriental, el valle medio del Ebro, el área pirenaica occidental y la Aquitania meridional. Es más, su importancia e interés se incrementa cuando observamos la amplia distribución geográfica que lograron algunas de estas producciones, como sucede con las cerámicas no torneadas de difusión aquitano tarraconense (AQTA) que alcanzaron un dilatado marco de distribución. Las producciones que englobamos bajo el acrónimo AQTA, son cerámicas de aspecto tosco y rudimentario, cuyo carácter esencialmente funcional dio lugar a una evolución estilística y formal sin grandes modificaciones a lo largo de los siglos, y que mantuvo su uso continuado, sobre todo en los lugares de poblamiento del litoral cantábrico, a lo largo de los siglos I al V d.C., adquiriendo el papel protagonista en los ajuares recuperados en los registros arqueológicos. Tanto su persistente presencia, como la amplia difusión de algunos de sus tipos formales ha llamado la atención de los investigadores, sobre todo desde la década de los años noventa de la pasada centuria, momento a partir del cual distintos estudios han prestado especial atención a estos recipientes. En estas cerámicas destacan sus pastas groseras que contienen numerosas inclusiones no plásticas, empleando en su elaboración barros no depurados o bien intensamente desgrasados de manera deliberada. Se fabricaron a partir de placas o de colombines de arcilla, montados de forma manual aunque empleando, de manera auxiliar, un torno bajo o torneta. Como resultado de este procedimiento es frecuente apreciar en las fracturas disconti-

nuidades claras en las uniones de la pared con la base o el borde, así como irregularidades en el espesor de las paredes. El repertorio de categorías funcionales se ciñe a las formas de platos, escudillas, tapaderas, ollas, jarras y recipientes trípodes, según la definición que de ellas dejamos establecida en anteriores ocasiones (Esteban et alii, 2009, 187; Martínez Salcedo, 2004). Para el acabado de sus superficies se recurre a distintas técnicas en función del cometido que vaya a darse al recipiente. Muchas veces se les aplica un alisado realizado con la mano húmeda logrando el efecto de un pseudoengobe (Picon, 1973, 45). Otras, como ocurre con buen número de platos y escudillas, sus paredes se pulen cuidadosamente, en especial su cara interna, logrando obtener una superficie antiadherente que posibilite la cocción de determinados alimentos, sin que éstos se peguen. Pero, sin duda, el tratamiento de superficie que mejor caracteriza a estas cerámicas es el de las incisiones realizadas en las paredes exteriores y bordes, mediante la técnica del peinado, con instrumentos de madera, metal, hueso, etc. Este tipo de aplicación no se practica con la misma intensidad en todas las categorías funcionales sino que aparece, en menor medida, en recipientes abiertos como platos y escudillas y es más habitual en las ollas, donde se utiliza de forma recurrente. Los trazos marcados por los peines muestran, en ocasiones, una intencionalidad claramente decorativa, en especial cuando se aplican en la parte superior de los bordes, donde suelen tener una composición a base de trazos lineales paralelos, a veces meandriformes, siguiendo el contorno del perímetro de la boca del recipiente. Los procesos de cocción a los que se han sometido estas cerámicas se han realizado en hornos que permiten un contacto directo de las piezas con las llamas y el humo, no llegando a alcanzar temperaturas demasiado

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altas (Martínez Salcedo, 1999). La coloración de las piezas indica que, en muchos casos, se consiguió regular la atmósfera del horno logrando tanto cocciones y postcocciones reductoras (modo B), como cocciones reductoras y postcocciones oxidantes (modo A) (Picon, 1973). No obstante, no son pocos los casos de cerámicas que presentan coloraciones grises, pardas, anaranjadas, distribuidas de manera aleatoria o irregular por sus superficies. Por el momento no se ha identificado ningún alfar que elaborara estos productos por lo que, en consecuencia, desconocemos como fueron los hornos en los que estas piezas se fabricaron. Sin embargo los rasgos físicos reflejados en la coloración de las cerámicas invitan a pensar en estructuras de una o dos cámaras que permiten la circulación de humo y llamas entre las vasijas. Como decíamos, en la mayor parte de los casos se obtiene una buena regulación de la atmósfera, permitiendo modos de cocción A y B de completo desarrollo; pero, en otros, la distribución irregular de color en las cerámicas debe entenderse como el fruto de una falta de control que sugiere el uso de hornos rudimentarios donde las piezas debieron cocerse no muy aisladas del combustible. En función de los rasgos derivados de su proceso de fabricación —características de su pasta, modo de cocción, tratamientos de superficie, etc.— se diferencian tres grupos cerámicos a nivel macroscópico —grupos G1, G2 y G3— cuya difusión es conocida, tanto en territorio peninsular como en el sur de Aquitania. Estos tres grupos que podemos considerar como tres producciones distintas, en el momento actual de la investigación, integran la variedad de cerámicas no torneadas de difusión aquitano tarraconense (AQTA) (Esteban et alii, 2009; Esteban et alii, 2010). Los rasgos característicos de producción que personalizan a cada uno de estos grupos son los siguientes: Grupo 1 (G1) Características de la pasta: Inclusiones de color blanco, gris, negro, rojizo, dorado y plateado. El calibre de las inclusiones varía entre los 0,5 y 2 milímetros. Presenta poros. Fractura rugosa-arenosa. Procedimiento de factura: No torneado. Modo de cocción: La observación de las piezas permite suponer la cocción de estas piezas en hornos abiertos. Aunque sometidas a un modo de cocción B, en muchos casos las paredes de los vasos delatan una oxigenación superficial de las cerámicas, a modo de manchas rojizas.

CERÁMICAS HISPANORROMANAS II. PRODUCCIONES REGIONALES

Color1: El color general de las piezas es el gris (N 31; P 31) pudiendo tener manchas superficiales de color rojizo amarillo (P 45) y rojo claro (N 37). Tratamientos de superficie: Alisado creando pseudoengobe, pulido y con incisiones a peine. Categorías representadas: Plato-fuente, escudilla, olla y jarra. Observaciones: Se corresponde con el grupo 3 de la clasificación de Martínez Salcedo de las producciones de pasta rugosa/arenosa (Martínez Salcedo, 2004, 82-83 y 347-348). Grupo 2 (G2) Características de la pasta: Está caracterizado por presentar pasta grosera con inclusiones blancas, grises, pardas, negras, rojizas y plateadas de calibre comprendido entre 0,5 y 3 milímetros. Se aprecian poros. La fractura es rugosa. Procedimiento de factura: No torneado. Modo de cocción: Modo B, posiblemente llevado a cabo en un horno abierto, lo que permite oxidaciones parciales con manchas parduscas y rojizas. Color: Distintos grises distribuidos de modo arbitrario (S 31, P 31.), también gris rosa (N 70) o amarillo rojo (N 57). Tratamientos de superficie: Alisado con pseudoengobe, incisión a peine y pulido. Categorías representadas: Plato-fuente, escudilla, olla y recipiente trípode. Observaciones: Se corresponde con el grupo 1 de la clasificación de Martínez Salcedo de las cerámicas no torneadas de pasta gris (Martínez Salcedo, 2004, 82 y 350). Algunas ollas pertenecientes a este grupo cerámico portan, en la parte superior del labio, motivos incisos realizados antes de la cocción de las piezas. En algunas ollas se aprecia la presencia de marcas incisas en la parte superior del borde, con diferentes signos «V», «V» con un vástago central, «X»… La posible razón de ser de estas marcas ha sido motivo de reflexión por parte de distintos autores (Martínez Salcedo y Unzueta, 1995; Fernández Ochoa, 1997; Fernández Ochoa y Zarzalejos, 1999) siendo la explicación más plausible que se trate de marcas de fábrica que señalan los lotes de cerámica horneados por cada alfarero, con la intención de diferenciarlas de las del resto de ceramistas que llevan sus

1. La identificación del color de las pastas se corresponde con Cailleux, A.: Notice sur le Code des couleurs des sols, 1981.

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LAS CERÁMICAS COMUNES NO TORNEADAS DE DIFUSIÓN AQUITANO TARRACONENSE (AQTA): ESTADO DE LA CUESTIÓN

piezas a cocer a un horno común (Martínez Salcedo, 1999; 2004; Esteban et alii, 2010)2. Grupo 3 (G3) Características de la pasta: Se distinguen inclusiones de color blanco, gris, dorado y plateado de calibre comprendido entre los 0,5 y los 3 milímetros. Se aprecian poros. La fractura es rugosa. Procedimiento de factura: No torneado. Modo de cocción: A. Color: Bien en ambas paredes o sólo en la pared externa los tonos son rojo-anaranjados (R 45; P 39), mientras que la fractura y, muchas veces, también la pared interna son grises (N 31; P 31). Tratamientos de superficie: Alisado creando pseudoengobe, pulido y, ocasionalmente, con incisiones a peine. Categorías representadas: Plato-fuente, escudilla, olla y jarra. Observaciones: Se corresponde con el grupo 2 de la clasificación de Martínez Salcedo que se identifica con las cerámicas no torneadas de pasta anaranjada (Martínez Salcedo, 2004, 82 y 349-350). Es recurrente la presencia de manchas de hollín o de restos de carbonización más o menos intensos en la mayor parte de estas piezas, de manera especial en las de los grupos G1 y, sobre todo, en el G2, lo que debe interpretarse como el resultado de una utilización de estos recipientes directamente en el fuego destinándose por tanto, en algún momento de su vida útil, al proceso de elaboración de alimentos. Muchas de las piezas del grupo G3 no muestran este tipo de huellas de uso y tanto esta circunstancia como el gran tamaño de algunos de sus recipientes permiten considerarlos piezas para la conservación de alimentos (Réchin, 1994). Sin descartar la hipótesis, no confirmada pero sí compartida por varios autores, del potencial empleo de las ollas pertenecientes a estas producciones como envases para el transporte de conservas alimenticias (Martínez Salcedo y Unzueta, 1995, 112; Martínez Salcedo, 1999, 168-171; Fernández Ochoa, 1997, 100).

2. También se conoce la marca «TI» en dos recipientes publicados en Castro Urdiales/Flaviobriga (Santos Retolaza, 2006, 281 figura 14, 1149) y en Santa María la Real de Zarautz (Guipúzcoa), —Ceberio, 2009, 180, figura 7— si bien no es posible, por el momento, confirmar su pertenencia a este mismo grupo. Hasta ahora estos recipientes con marca, sólo se han documentado en territorio perninsular.

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Además de estos tres grupos que constituyen, hoy por hoy, las llamadas cerámicas AQTA hay constancia de la presencia en época romana, dentro del mismo ámbito de distribución aquitano tarraconense, de otras producciones no torneadas cuya difusión queda restringida, bien al territorio aquitano, bien a zonas concretas del área peninsular, sin alcanzar el protagonismo que las cerámicas AQTA tuvieron a nivel regional. Entre las producciones no torneadas de difusión exclusivamente hispana han sido diferenciadas, a partir de los restos procedentes de yacimientos de Vizcaya y Álava, otras tres producciones, asimilables a tres grupos cerámicos definidos macroscópicamente, que coexisten en territorio hispano con las cerámicas AQTA. Se trata de los grupos 4, 5 y 12 recogidos en el estudio sobre la cerámica común del País Vasco realizado por A. Martínez Salcedo (1999 y 2004). En el caso del grupo 4 su difusión parece restringida a yacimientos situados al sur de la divisoria de aguas dentro del territorio de Álava, si bien alguno de sus perfiles guarda notables semejanzas con cerámicas del entorno de La Rioja, siendo en su mayor parte producciones de época altoimperial. En cuanto a las piezas del grupo 5, por el momento su difusión parece centrar su foco en la cabecera del Nervión en la villa de Aloria, habiendo sido recuperadas en contextos de datación tardía (segunda mitad siglo IV y V). Por su parte, las cerámicas del grupo 12, de cronología bajoimperial, han sido identificadas en distintos yacimientos de Álava y Vizcaya (Martínez Salcedo, 2004). Del mismo modo en el entorno aquitano se conoce la presencia de otras producciones no torneadas coexistentes con las AQTA cuya distribución y consumo no han sido, por ahora, reconocidos en territorio hispano. Es el caso de una serie de recipientes de uso culinario cuyas pastas presentan numerosas vacuolas y que fueron fabricadas con arcillas con inclusiones de conchas, localizados al sur de las Landas (Convertini y Réchin, 2000).

Historia de las investigaciones Debemos remontarnos al final de los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo para encontrar los primeros trabajos que centraron su atención en las cerámicas comunes no torneadas que tratamos en este estudio. Será, en primer lugar, G. Nieto, quien en la publicación de sus labores de excavación en Iruña/Veleia se refiera a ellas con el término genérico de “cerámica ordinaria” (Nieto, 1958, 159-

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161). Pero, sin duda, la aportación más importante en este período se produjo en los años cincuenta, de la mano de M.A. Mezquíriz quien, en la publicación del estudio de los materiales procedentes de la villa de Liédena, hizo una primera reflexión al respecto, diciendo que se trataba de una cerámica: «[…] sin barniz o con un ligero engobe, que muchas veces se fabrica in situ o procedía de fábricas que tenían un radio de acción comercial pequeño, ya que productos pesados y de tan poco valor no podían dar lugar a un comercio en gran escala […]» (Mezquíriz, 1954, 31). Esta labor iniciada por M.A. Mezquíriz tendrá su continuidad en los trabajos que esta autora publicó años después como resultado de las excavaciones en Pamplona/Pompaelo, en los que confeccionó una serie de tablas tipológicas, reuniendo las principales formas de cerámica común recuperadas en este yacimiento (Mezquíriz, 1956 y 1978). Estas aportaciones tuvieron la virtud de establecer, si bien de un modo genérico, una primera clasificación de la cerámica común no torneada de nuestro entorno geográfico. A comienzos de la década de los años ochenta, C. Aguarod publicó algunas formas cerámicas de estas características dentro del Atlas de Prehistoria y Arqueología Aragonesas I (Aguarod, 1980, 238-239), volviendo de nuevo sobre ellas en trabajos posteriores (Aguarod, 1995). En el ámbito de estudio de la cerámica común no torneada los mayores avances se han producido en fechas recientes. Ha sido principalmente en los últimos quince años cuando se ha despertado un interés creciente por estas producciones. Al descubrimiento y excavación de nuevos yacimientos, se une el desarrollo de estudios ceramológicos para el ámbito del norte peninsular y el sur de Aquitania. Entre ellos destacan, trabajos de síntesis como el de F. Réchin, quien dedica su tesis de doctorado al estudio de las cerámicas comunes de Aquitania entre las que se encuentran estas producciones (Réchin, 1994) y continúa, en años sucesivos, realizando nuevos trabajos y aportaciones (Réchin, 1996 y 1997). Al sur del Pirineo los trabajos de investigación sobre el período romano puestos en marcha, a partir de la década de los años ochenta del pasado siglo, han permitido la recuperación de conjuntos cerámicos que han posibilitado abordar su estudio y la elaboración de una síntesis sobre la cerámica común en la tesis de doctorado de A. Martínez Salcedo sobre la cerámica común romana del País Vasco, donde se incluyen y tienen un peso específico considerable estas cerámicas (Martínez Salcedo, 2004). Este estudio aborda por primera vez un análisis más global frente a los estudios monográficos sobre

CERÁMICAS HISPANORROMANAS II. PRODUCCIONES REGIONALES

las cerámicas de yacimientos individuales, como el de Irún/Oiasso (Guipúzcoa) con la importante colección de ollas de cerámica no torneada de la necrópolis de Santa Elena (Barandiarán et alii, 1999), el de las cerámicas comunes no torneadas de Santa María del Juncal (Izquierdo, 2000) y el dedicado a las cerámicas halladas en la excavación de la calle Santiago (Urteaga y López, 2000). La recurrente presencia de estos recipientes en los registros arqueológicos y la elevada proporción de este tipo de cerámicas en el cómputo total del material cerámico recuperado en los yacimientos excavados, unido a su amplia distribución geográfica a nivel regional, invitó a los investigadores a plantearse numerosas preguntas tanto en torno a su posible origen (Réchin et alii, 1996) como a la función y uso de estos recipientes (Martínez Salcedo y Unzueta, 1995; Fernández Ochoa, 1997; Martínez Salcedo, 1999; Fernández Ochoa y Zarzalejos, 1999). A la luz de estos trabajos fueron generándose nuevas incógnitas para cuya resolución era imprescindible conjugar los esfuerzos de distintos investigadores que trabajaban en zonas geográficas contiguas y en las que aparecían problemáticas similares, a la hora de avanzar en el conocimiento de esta categoría cerámica. En este contexto, los autores del presente artículo iniciamos una dinámica de trabajo conjunto para abordar por primera vez un análisis a escala suprarregional de esta categoría cerámica, lo que nos permitió la presentación en el II Coloquio Internacional sobre la Romanización de Euskal Herria: El artesanado en la Antigüedad, celebrado en Vitoria en el año 2000, de un trabajo de síntesis que proponía una caracterización macroscópica de los grupos de producción y la elaboración de un primer repertorio tipológico común, así como herramientas conceptuales comunes con las que desde entonces venimos trabajando en el estudio de esta variedad cerámica en el sur de Aquitania y el País Vasco peninsular. En este trabajo fue donde por vez primera quedaron definidos los tres grupos principales de producción que la caracterizan, por tratarse de los de mayor difusión, tanto en el ámbito peninsular como en la vertiente norte del Pirineo occidental. Sobre la base empírica de estos tres grupos fue como se estableció un completo repertorio tipológico3.

3. La publicación de las actas de aquel coloquio no llegó a realizarse y el texto de la citada ponencia vio la luz en el año 2009, en Esteban, M.; Izquierdo, M.T.; Martínez Salcedo, A. y Réchin, F.: “Producciones de cerámica común no torneada en el País Vasco peninsular y Aquitania meridional: grupos de producción, tipología y difusión”, Sautuola XIV, pp. 183-216.

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LAS CERÁMICAS COMUNES NO TORNEADAS DE DIFUSIÓN AQUITANO TARRACONENSE (AQTA): ESTADO DE LA CUESTIÓN

Tipología y cronología El repertorio formal que presentamos ha sido confeccionado por M. Esteban, M.T. Izquierdo, A. Martínez Salcedo y F. Réchin. Reúne de manera global y actualizada los tipos y variantes de las producciones no torneadas AQTA, objeto de una primera publicación en el año 2009 (Esteban et alii, 2009). Las categorías funcionales representadas en estas producciones son: platos, escudillas, tapaderas, ollas y jarras, establecidas en función de los criterios metodológicos seguidos hasta ahora en la clasificación de estas cerámicas (Balfet, Fauvet-Berthelot y Monzón, 1989; Réchin, 1994; Martínez Salcedo, 2004; Esteban et alii, 2009). La relación tipológica de las cerámicas no torneadas AQTA mostrada en las siguientes páginas reúne todos los tipos identificados con estas producciones hasta el momento actual.

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camente entre el final del siglo I y los inicios del siglo IV (Réchin, 1994, 403, figura 4.201; Esteban et alii, 2009, 188; Martínez Salcedo, 2004, 104). Tipo AQTA 103 Plato de cuerpo troncocónico, ligeramente entrante cerca de la base y con el tercio superior de la pared incurvado, base con fondo plano y borde recto con labio engrosado (figura 1). Las paredes suelen estar alisadas y es frecuente que, al menos la pared interna, se pula mediante una espátula. Se trata de uno de los tipos de la cerámica no torneada de mayor difusión geográfica. F. Réchin lo incluyó en su clasificación como tipo 207 (Réchin, 1994, 406, figura 4.203). Al margen de los hallazgos fuera de contexto y a excepción de Pamplona, donde se identifica a lo largo de las cuatro primeras centurias de nuestra era, podemos decir que se trata de un tipo de uso generalizado en época bajoimperial (Esteban et alii, 2009, 188; Martínez Salcedo, 2004, 106-107).

Platos

Tipo AQTA 104

Tipo AQTA 101 Plato de cuerpo curvo, base con fondo plano y borde recto con labio simple de contorno redondeado (figura 1). Se trata del tipo clasificado por Réchin como tipo 101a (Réchin, 1994, 403, figura 4.20). Aparece representado en un amplio ámbito cronológico —siglos I al IV— (Esteban et alii, 2009, 101; Martínez Salcedo, 2004).

Plato de cuerpo troncocónico con el tercio superior de la pared incurvado, base con fondo plano y borde recto con labio simple de contorno redondeado (figura 1). Es normal que sus superficies se encuentren alisadas y pulidas. No es uno de los perfiles más frecuentes de la cerámica común no torneada AQTA. Los contextos en los que se encuentra son tanto altoimperiales como tardíos (Esteban et alii, 2009; Martínez Salcedo, 2004, 109).

Tipo AQTA 101a

Tipo AQTA 105

Considerado como una variante del tipo 101 se trata de un plato con las mismas características formales que el 101 pero al que se acoplan tres pies, convirtiéndolo en un plato trípode (figura 1). Se trata del tipo clasificado por F. Réchin como 101b (Réchin, 1994, 403, figura 4.201). Es conocido en un espacio cronológico situado entre el período flavio y el siglo II (Esteban et alii, 2009, 187).

Plato de cuerpo troncocónico, base con fondo plano y borde recto con labio simple de contorno redondeado o tendiendo a cuadrangular (figura 1). Estas variaciones en el remate del labio son debidas, en los ejemplares consultados, al acabado de la pieza mediante pulido con espátula logrando, en ocasiones, terminaciones más curvadas y, en otras, algo más planas o biseladas. Se localiza en contextos situados entre los siglos II al IV (Esteban et alii, 2009, 189-190; Martínez Salcedo, 2004, 110).

Tipo AQTA 102 Plato de cuerpo casi cilíndrico, base con fondo plano y borde recto con labio simple de contorno redondeado (figura 1). Pueden llevar las paredes alisadas y también pulidas, sobre todo en su cara interna. Se sitúa cronológi-

Tipo AQTA 105a Este perfil de cuerpo troncocónico puede considerarse una variante del plato 105, con base con fondo plano o

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Figura 1. Platos AQTA 101, 101a, 102, 103, 104, 105, 105a y 106

ligeramente levantado de la horizontal y borde recto con labio redondeado (figura 1). Este tipo fue clasificado por A. Martínez Salcedo dentro de la categoría funcional de los recipientes trípodes como tipo 1404 (Martínez Salcedo, 2004, 326). Ha sido reconocido en contextos de los siglos I al IV, aunque en lugares como Pamplona/Pompaelo y Forua se asocian con claridad con niveles de ocupación centrados en los siglos I y II (Martínez Salcedo, 2004, 331).

Tipo AQTA 106 Plato de cuerpo troncocónico, base con fondo plano y borde recto con labio cuadrangular y reborde interno. Las paredes suelen estar alisadas y la zona superior del borde lleva incisiones peinadas (figura 1). Con las mismas características pero las dimensiones propias de una escudilla se identifica el tipo 203. Su cronología es bajoimperial (Esteban et alii, 2010).

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Figura 2. Escudillas AQTA 201, 201a, 202, 202a, 203, 204 y 205

Escudillas Tipo AQTA 201 Escudilla de cuerpo troncocónico con el tercio superior de la pared incurvado, base con fondo plano y borde recto con labio de contorno redondeado engrosado. Se

trata de un perfil semejante al del tipo 103 pero con las dimensiones tipométricas propias de una escudilla (figura 2). Las superficies tienen acabados cuidados, bien alisados o pulidos. Como sucedía en su versión de plato su difusión geográfica es amplia. Este tipo fue clasificado por F. Réchin como tipo 208 (Réchin, 1994, 406-408, figura 4.203). Parece tener un período amplio de vigencia aun-

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que es más frecuente su uso en época bajoimperial (Esteban et alii, 2009, 191; Martínez Salcedo, 2004, 124-126). Tipo AQTA 201a Escudilla semejante a la 202 con la variante de llevar asa horizontal de sección circular apoyada en la parte externa del borde (figura 2). Los datos disponibles indican su presencia en época altoimperial (Esteban et alii, 2009, 191).

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Tipo AQTA 205 Escudilla de cuerpo curvo, base con fondo plano y borde recto con labio simple de contorno redondeado (figura 2). Se trata del tipo incluido en la clasificación de A. Martínez Salcedo como tipo 203. Las paredes suelen estar alisadas o pulidas. Es conocido tanto en contextos altoimperiales como tardíos (Martínez Salcedo, 2004, 129-130).

Tipo AQTA 202

Tapaderas

Escudilla de cuerpo troncocónico con tercio superior de la pared incurvado, base con fondo plano y borde vuelto al interior con labio simple de contorno redondeado (figura 2). Las superficies están alisadas y con frecuencia también pulidas. Se trata de un tipo cuyo uso parece circunscribirse a época bajoimperial (Esteban et alii, 2009, 192).

Tipo AQTA 601

Tipo AQTA 202a

Tipo AQTA 602

Escudilla con cuerpo de perfil semejante al tipo 202 con la variante de llevar base con pie trípode (figura 2). Este tipo fue clasificado por F. Réchin como tipo 201b (Réchin, 1994, 404, figura 4.201). Los pocos ejemplares conocidos de este tipo pertenecen al período altoimperial (Esteban et alii, 2009, 192).

Tapadera de cuerpo cónico aplanado, borde exvasado con labio simple de contorno redondeado. Pomo plano (figura 3). Se trata del tipo incluido en la clasificación de F. Réchin como tipo 603 (Réchin, 1994, figura 4.207). Es conocido desde época flavia hasta el siglo III (Esteban et alii, 2009, 194).

Tapadera de cuerpo curvo, borde recto de labio simple biselado. Tiene un pomo alto y macizo con parte superior redondeada con incisión externa (figura 3). Se trata de un tipo poco frecuente, con la única referencia cronológica del siglo I d.C. (Esteban et alii, 2009, 190).

Tipo AQTA 203 Ollas Escudilla de cuerpo troncocónico, base con fondo plano y borde recto con labio cuadrangular y reborde interno (figura 2). Las superficies suelen estar alisadas y la zona superior del borde lleva incisiones peinadas. Se trata de un tipo identificado en contextos de cronología bajoimperial (Esteban et alii, 2009, 192). Tipo AQTA 204 Escudilla de cuerpo troncocónico, base con fondo plano y borde recto con labio simple de contorno redondeado. Se trata de un perfil semejante al del plato 105 pero con las dimensiones propias de la escudilla (figura 2). Las paredes suelen ir alisadas y, en muchos casos, pulidas. Es conocido en contextos tanto altoimperiales como tardíos (Martínez Salcedo, 2004, 131-132).

Tipo AQTA 701 Olla de cuerpo ovoideo, base con fondo plano y borde vuelto al exterior con labio plano horizontal o levemente inclinado, tanto hacia arriba como hacia abajo. Algunos ejemplares muestran un pequeño reborde interno (figura 3). Algo característico en la mayor parte de las cerámicas de este tipo es su tratamiento de superficie consistente en un alisado de las paredes con la mano húmeda, sobre el que se inciden líneas realizadas a peine, tanto en el cuerpo como en la parte superior del borde, en donde son concéntricas y, en ocasiones, los trazos son curvos creando meandros. Se trata junto con el 701a del tipo de mayor difusión geográfica y el que en mayor número se encuentra repre-

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Figura 3. Tapaderas AQTA 601 y 602 y ollas 701, 701a y 701b

sentado en los asentamientos. Esta circunstancia lo ha hecho objeto de análisis en los últimos años tanto como reflejo de elementos culturales comunes entre el sur de Aquitania y el País Vasco peninsular (Réchin et alii, 1996), como por su hipotético papel como cerámica para el transporte (Martínez y Unzueta, 1995; Fernández Ochoa, 1997 y Martínez Salcedo, 1999). En cuanto a su período de vigencia es amplio,

entre los siglos I y IV d.C., aunque a través de los datos analizados en algunos de los yacimientos directamente consultados, como es el caso de Forua (Vizcaya), se observa una presencia más intensa de este tipo durante los siglos I y II d.C., pudiendo considerar su presencia en estratos tardíos como residual (Réchin, 1994 figura 4.79; Esteban et alii, 2009, 195-196; Martínez Salcedo, 2004, 207-212).

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Figura 4. Ollas AQTA 702, 702a, 702b, 703, 704, 704a y 704b

Tipo AQTA 701a Olla de cuerpo ovoideo, base con fondo plano y borde vuelto al exterior con labio plano horizontal, engrosado en su parte externa dando lugar a una sección triangular del borde. Como en el caso anterior las superficies se alisan y llevan incisiones peinadas en las paredes y la

zona superior del borde (figura 3). Al igual que el tipo 701 aparece de forma temprana localizándose desde época flavia, pero vive su mayor apogeo en época bajoimperial. Su protagonismo queda de manifiesto en contextos de los siglos IV y V, tal y como se aprecia en los niveles de este período de buen número de asentamientos o en las ocupaciones tardías en cueva. Es frecuente su presencia aso-

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ciada a la de los tipos 202, 704 y 704a (Esteban et alii, 2009, 196-199; Martínez Salcedo, 2004, 213-219). En la clasificación de F. Réchin figura como tipo 706 (Réchin, 1994, 417-420, figura 4.211). Tipo AQTA 701b Olla con las características de la 701a que presenta además un asa de sección circular que parte del borde para terminar en el hombro de la pieza (figura 3). En los casos conocidos hasta ahora las superficies están alisadas con la mano húmeda logrando, en ocasiones, el aspecto de un pseudoengobe. Se localiza, sobre todo, en contextos de época bajoimperial (Réchin, 1994, figura 4.56 nº.34; Esteban et alii, 2009, 200-201; Martínez Salcedo, 2004, 222223). Tipo AQTA 702 Olla de cuerpo globular, base con fondo plano y borde vuelto al exterior con labio plano oblicuo (figura 4). Las superficies de este tipo de piezas suelen estar alisadas. F. Réchin lo incluye en su clasificación como tipo 702a (Réchin, 1994, 392, figura 4.194). Se trata de un tipo de cronología altoimperial (Esteban et alii, 2009, 201; Martínez Salcedo, 2004, 226-227). Tipo AQTA 702a Olla de cuerpo globular, base con fondo plano y borde vuelto al exterior con labio plano oblicuo. La unión interna de borde y cuerpo muestra un perfil facetado (figura 4). Las superficies se encuentran alisadas con la mano húmeda. Como en el caso anterior se trata de un tipo de cronología altoimperial (Réchin, 1994, 392, figura 4.194; Esteban et alii, 2009, 201; Martínez Salcedo, 2004, 228). Tipo AQTA 702b Olla de cuerpo globular, base con fondo plano y borde vuelto al exterior con labio plano oblicuo, engrosado en su extremo exterior y con baquetón en la unión interna con el cuerpo (figura 4). La superficie externa suele estar alisada. Los datos disponibles lo sitúan en un contexto bajoimperial (Réchin, 1994, 392, figura 4.194; Esteban et alii, 2009, 202).

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Tipo AQTA 703 Olla de cuerpo ovoideo, base con fondo plano y borde suavemente exvasado, casi vertical, con labio de contorno redondeado (figura 4). La superficie puede estar alisada con mano húmeda y también pulida. Se conoce desde fines del siglo I hasta época bajoimperial (Esteban et alii, 2009, 202; Martínez Salcedo, 2004, 229-230). Tipo AQTA 704 Olla de cuerpo ovoideo, base con fondo plano y borde vuelto al exterior con labio de contorno redondeado (figura 4). La superficie exterior del cuerpo suele llevar incisiones peinadas mientras que la zona del borde está alisada o pulida. F. Réchin lo incluye en su clasificación como tipo 711a (Réchin, 1994, 421, figura 4.212). Su datación es claramente bajoimperial, siendo habitual su presencia en los niveles de ocupación tardíos en cueva (Esteban et alii, 2009; Martínez Salcedo, 2004, 231-233). Tipo AQTA 704a Olla de cuerpo ovoideo, base con fondo plano y borde vuelto al exterior con labio de contorno redondeado engrosado al exterior (figura 4). Como en el 704 la parte exterior del cuerpo lleva incisiones peinadas y la zona del borde está alisada o pulida. En la clasificación de F. Réchin figura como tipo 711b (Réchin, 1994, 421, figura 4.212). Cronología bajoimperial (Esteban et alii, 2009, 203; Martínez Salcedo, 2004, 234-235). Tipo AQTA 704b Olla de cuerpo ovoideo, base con fondo plano y borde vuelto al exterior con labio de contorno redondeado, asa de sección circular que parte del borde para terminar en el hombro de la pieza (figura 4). La superficie externa puede estar alisada o pulida. Los datos cronológicos lo sitúan en época bajoimperial (Esteban et alii, 2009, 204; Martínez Salcedo, 2004, 236). Tipo AQTA 705 Olla de cuerpo ovoideo, base con fondo plano, cuello curvo y borde vuelto al exterior con labio de contorno redondeado (figura 5). En la clasificación de F. Réchin fi-

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Figura 5. Ollas AQTA 705, 705a y 705b

gura como tipo 701a (Réchin, 1994. 392, figura 4.193). Se trata de un tipo conocido desde el siglo II a.C. hasta el inicio del siglo II d.C. (Esteban et alii, 2009, 205).

de contorno redondeado (figura 5). F. Réchin lo clasifica como tipo 701b (Réchin, 1994, 392-394, figura 4.193). Su datación es altoimperial (Esteban et alii, 2009, 205).

Tipo AQTA 705a

Tipo AQTA 705b

Olla de cuerpo ovoideo, base con fondo plano, cuello curvo, más corto que en el 705 y borde vuelto al exterior con labio

Olla de cuerpo ovoideo, base con fondo plano, cuello curvo como en el 705 y borde vuelto al exterior con asa

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Figura 6. Ollas AQTA 706, 706a, 706b, 707 y 708

que parte bajo el borde hasta el hombro de la pieza (figura 5). En la clasificación de F. Réchin figura como tipo 701c (Réchin, 1994, 392-394, figura 4.193). Su cronología se centra en los siglos II al IV d.C. (Esteban et alii, 2009, 205).

clinado (figura 6). Superficie exterior alisada. F. Réchin lo clasifica como tipo 703a (Réchin, 1994, 394, figura 4.194). Se identifica en contextos de los siglos I al IV (Esteban et alii, 2009, 205).

Tipo AQTA 706

Tipo AQTA 706a

Olla de cuello troncocónico con borde vuelto al exterior con labio de sección triangular horizontal o levemente in-

Olla de cuello recto, más corto que en el caso de la 707, con borde vuelto al exterior y labio simple redondeado (figura

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Figura 7. Jarras AQTA 801, 802 y 803

6). Se incluye en la clasificación de F. Réchin como tipo 703a (Réchin, 1994, 394, figura 4.194). Se conoce su presencia en época bajoimperial (Esteban et alii, 2009, 205).

gura 6). Ha sido identificado en contextos de época augustea (Réchin, 1994; Esteban et alii, 2009, 206). Tipo AQTA 707

Tipo AQTA 706b Olla de cuello troncocónico con borde vuelto al exterior y labio simple cuadrangular. Superficie exterior alisada (fi-

Olla de cuerpo ovoideo con borde vuelto oblicuo ligeramente engrosado y base plana (figura 6). En algunos ejemplares la zona del borde muestra restos de peinado.

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Su datación es altoimperial no superando los inicios del siglo II d.C. (Réchin, 1994; Esteban et alii, 2009, 207). Tipo AQTA 708 Olla de cuerpo ovoideo, borde vuelto oblicuo con labio simple redondeado con ungulaciones impresas bajo el extremo del labio (figura 6). Es un tipo formal que guarda gran semejanza con la olla clasificada por F. Réchin como tipo 714 de difusión en Aquitania durante el período flavio (Réchin, 1994, 422, figura 4.213). En territorio peninsular el tipo 708 es conocido en Santagomendi (Guipúzcoa) en un contexto tardorrepublicano (Esteban et alii, 2010).

Jarras Tipo AQTA 801 Jarra de cuerpo ovoideo, base con fondo plano, cuello exvasado y borde recto con labio simple biselado al interior. Lleva una o dos asas de sección ovalada que parten del borde y llegan al hombro de la pieza (figura 7). La superficie externa suele estar alisada con la mano húmeda y también puede hallarse pulida siendo apreciables, en este último caso, las líneas de espatulado. F. Réchin lo incluye en su clasificación como tipo 801b (Réchin, 1994, 395, figura 4.196). Su período de vigencia es amplio ya que se conocen ejemplares de este tipo desde época flavia hasta comienzos del siglo V (Esteban et alii, 2009, 208). Tipo AQTA 802 Jarra de cuerpo ovoideo, base con fondo plano, cuello y borde rectos con labio simple cuadrangular. Asa de sección ovalada que parte del borde y termina en el hombro de la pieza (figura 7). F. Réchin lo clasifica como tipo 801a (Réchin, 1994, 395, figura 4.196). Existen datos de su uso durante los siglos I y II d.C. prolongándose, al parecer, hasta época bajoimperial (Esteban et alii, 2009, 209). Tipo AQTA 803 Jarra de cuerpo ovoideo, base con fondo plano, cuello exvasado, borde recto con labio simple redondeado y pico vertedor. Asa de sección ovalada que parte del borde

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y termina en el hombro de la pieza (figura 7). La superficie externa se encuentra habitualmente no sólo alisada sino también pulida. Los datos disponibles indican su utilización durante los siglos I y II d.C., pero apuntando algunas dataciones a una pervivencia en época bajoimperial (Esteban et alii, 2009; Martínez Salcedo, 2004, 264-265). En términos generales podemos decir que las cerámicas AQTA son objeto de consumo desde el siglo II a.C. hasta el siglo V d.C. pero conviene hacer algunas matizaciones a esta afirmación ya que los tres grupos cerámicos G1, G2 y G3 no tuvieron un período vital semejante. En este sentido puede considerarse el grupo G3 el de fabricación más precoz, al quedar documentada su presencia en yacimientos aquitanos y del Cantábrico más oriental, en torno a los siglos II-I a.C., prolongando su vigencia hasta la etapa bajoimperial en algunos lugares de Aquitania. Por su parte el grupo G2 se identifica de manera intensa en contextos altoimperiales, en torno a los siglos I y II, entendiendo como residual su empleo en momentos posteriores. En cuanto al grupo G1 parece ser el de fabricación más tardía comenzando a detectarse su utilización en torno a los siglos II y III aunque su período de mayor consumo se sitúa en torno a los siglos IV y V.

Distribución Estas cerámicas de aspecto tosco, fabricación aparentemente rudimentaria y escasa evolución formal, se encuentran lejos de poder ser consideradas como productos de fabricación y distribución local. Los distintos mapas de difusión elaborados por los distintos autores que las han tratado, demuestran que fueron objeto de tráfico comercial dentro de un amplio ámbito geográfico (Aguarod, 1995; Réchin et alii, 1996; Fernández Ochoa, 1997, 99; Martínez Salcedo, 2004; Réchin, 2008, figura 28-34; Esteban et alii, 2009). El mapa de difusión de la figura 8 muestra el área en la que con mayor intensidad estas producciones encontraron acogida. Estas cerámicas fueron objeto de distribución y consumo en la región suraquitana, el Cantábrico oriental hasta la costa asturiana y el valle medio del Ebro, pero también se conoce su presencia en determinados puntos de la meseta palentina y la región leonesa.

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Figura 8. Mapa de difusión de cerámica común no torneada en las provincias de Aquitania y Tarraconense

Problemática y líneas de investigación En la dilatada difusión geográfica de estas cerámicas un hecho ha venido llamando la atención de los investigadores: la extensión e intensidad de la presencia de las ollas peinadas de borde vuelto plano tipos 701 y 701a, cuya distribución marca los límites máximos de la expansión de estas producciones, sobre todo en época bajoimperial (figura 9). Esta circunstancia motivó los primeros trabajos encaminados, tanto a intentar comprender las razones que dieron lugar a su intensa utilización en un área geográfica tan amplia como a buscar el o los posibles focos productores de estas cerámicas. La respuesta a la importante extensión e intensidad del uso de determinadas formas como las ollas 701 y 701a, quedó sugerida en la hipótesis del potencial empleo de estos recipientes como envases para el transporte de conservas alimentarias (Martínez Salcedo y Unzueta, 1995, 11112; Fernández Ochoa, 1997, 100-101). Idea que fue desarrollada en mayor profundidad en trabajos posteriores (Martínez Salcedo, 1999; Fernández Ochoa y Zarzalejos, 1999). No obstante no es infrecuente constatar, en época romana, una amplia distribución comercial en producciones cerámicas de cocina de factura tosca, como las que nos ocupan, tal y como sucede en otras regiones del occidente romano con las cerámicas tipo Besançon o las BB1; entendiendo su vasta difusión como consecuencia de

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las cualidades intrínsecas de estos recipientes como recipientes culinarios, función que también tuvieron la mayor parte de las cerámicas AQTA (Martínez Salcedo, 1999, 168). La incógnita sobre el origen de estas cerámicas hasta el momento no ha sido despejada. No se ha identificado ningún alfar ni centro productor que pueda tener relación con su fabricación. Los resultados de trabajos de laboratorio llevados a cabo en los años noventa por C. Aguarod sobre ollas de este tipo recuperadas en yacimientos aragoneses, indicaban para estos recipientes un posible origen en el entorno del valle del Ebro (Aguarod, 1995, 143), no descartando la posibilidad de ser producto de la actividad de uno o varios talleres que actuaran en el entorno de los ríos Aragón Subordán, Aragón y del área del canal de Berdún, tal y como apuntaban los datos proporcionados por las analíticas realizadas por P. Lapuente sobre ollas recuperadas por C. Fernández Ochoa en Gijón (Fernández Ochoa, 1997, 97). En 1996 F. Réchin y M.T. Izquierdo publican los resultados analíticos realizados sobre un conjunto de ollas procedentes de yacimientos del País Vasco y de Aquitania meridional en los que los datos de su caracterización mineralógica apuntaban al entorno de Peñas de Aya en Guipúzcoa como foco geográfico de origen y, de nuevo, volvía a apuntarse la posibilidad de la existencia de distintos talleres dispersos dentro de un área de fabricación común (Réchin et alii, 1996, 416-417) La situación actual de la investigación continúa en la línea de conjugar el estudio arqueológico macroscópico con los recursos que aportan los exámenes arqueométricos. En el año 2004 fue puesto en marcha un equipo de investigación interdisciplinar en el que vienen colaborando arqueólogos y geólogos del País Vasco y de Aquitania4. El planteamiento de inicio ponía sobre la mesa una serie de cuestiones por resolver en relación al mundo de las cerámicas no torneadas dejando marcados varios objetivos: • En primer lugar profundizar en el conocimiento de las producciones de cerámica no torneada de época romana centrando inicialmente su atención en los yacimientos

4. Formado por los autores de este texto junto con Luis Angel Ortega, Ainhoa Alonso y Mª Cruz Zuluaga, profesores del Departamento de Petrología de la Universidad del País Vasco. El estudio se ha llevado a cabo gracias a la Beca Barandiarán concedida por la Fundación José Miguel de Barandiarán en el año 2004. Los resultados de este trabajo reunidos en Esteban et alii, 2010 están a la espera de ser publicados.

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Figura 9. Mapa de distribución del tipo AQTA 701a

del País Vasco y de Aquitania meridional y en las cerámicas no torneadas AQTA. • En segundo lugar identificar los criterios de explotación de las materias primas y la tecnología de producción, con el fin de tratar de localizar hipotéticas fuentes de aprovisionamiento e inferir, a partir de ellas, posibles localizaciones de los centros productores. • En tercer lugar precisar y explicar la variedad de la cronología, espectro de formas y difusión de los grupos seleccionados, correlacionándolos con la estructura y organización de su producción. • Por último, en función de las posibilidades que los procesos analíticos lo hagan posible, intentar ensayar hipótesis en relación con la función de los recipientes fabricados dentro de estos grupos de producción. Las producciones cerámicas no torneadas que formaron parte del estudio procedían de yacimientos del País Vasco peninsular y de Aquitania meridional. Se seleccionaron piezas de dieciséis yacimientos. En el territorio peninsular los de Aloria (Amurrio, Álava), Arbiun (Zarautz, Guipúzcoa), Forua-Peña Forua (Forua, Vizcaya), Getaria-Zarautz Jauregia (Getaria, Guipúzcoa), Iruña/Veleia (Iruña de Oca, Álava), Santa Elena (Irún/Oiasso, Guipúzcoa), Santa María la Real (Zarautz, Guipúzcoa) y Satiagomendi (Astigarraga, Guipúzcoa). En Aquitania meridional Bayona (Pirineos Atlánticos), Dax/ civitas Aqvensium (Lan-

das), Lalonquette (Pirineos Atlánticos), Lescar (Pirineos Atlánticos), Moliets (Landas), Pardies (Landas), Saint Paulen Born (Landas) y Sordes (Landas). Las piezas elegidas para su estudio se ajustaban a un conjunto de criterios preestablecidos tanto a nivel del yacimiento de procedencia y de la metodología aplicada en su intervención arqueológica como a los caracteres específicos de la propia pieza. Los fragmentos elegidos fueron examinados macroscópicamente, a ojo desnudo o auxiliados por el microscopio binocular, dando lugar a la determinación de grupos cerámicos y de tipos formales. Siguiendo estos criterios se seleccionaron ciento ochenta y cuatro muestras que fueron sometidas a análisis de tipo petrográfico, mineralógico y químico que permitieron profundizar en el conocimiento de estas cerámicas. Los resultados de este trabajo están a la espera de ser publicados (Esteban et alii, 2010). Los avances realizados en los últimos años en el estudio de las cerámicas AQTA han sido, como vemos, notables. Sin embargo todo avance en la investigación despeja unas incógnitas y va abriendo otras que deberán ser resueltas más adelante. Este proceso concatenado de incógnitas y soluciones será el que nos permita avanzar en el conocimiento de estos ajuares que se revelan, sin duda, como preciosos instrumentos para la reconstrucción e interpretación histórica del período romano en el ámbito aquitano-tarraconense.

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Addenda A sugerencia de los editores de Cerámicas hispanorromanas II, hemos cotejado nuestro texto con el del artículo «Cerámica Golfo de Bizkaia» que se publica en esta monografía, del que son autoras Lorea Amondarain y Mertxe Urteaga. Sin querer obviar el interés del conjunto de las informaciones que aportan, queremos destacar, de manera particular, dos cuestiones sobre las que ese trabajo incide y que coinciden con las hipótesis y conclusiones que, por nuestra parte venimos valorando: los resultados de los análisis de residuos y la asociación entre marcas y fábricas. La información que presentan Amondarain y Urteaga, obtenida a partir de los análisis de residuos, viene a corroborar el carácter polivante de las ollas de borde plano horizontal, en especial su uso como recipientes culinarios y como envases para el transporte de algún producto alimentario (Martínez Salcedo y Unzueta, 1995, 112; Fernández Ochoa, 1997, 100; Martínez Salcedo, 1999, 168171; 2004, 205; Esteban et alii, 2008, 195). En lo que se refiere a las marcas sobre los labios de estas ollas, Amondarain y Urteaga afirman la coincidencia de la presencia de marcas en recipientes procedentes de la fábrica 1. Por nuestra parte los resultados del

CERÁMICAS HISPANORROMANAS II. PRODUCCIONES REGIONALES

estudio realizado mediante la Beca Barandiarán, entregados en octubre de 2010 y a la espera desde entonces de su publicación, confirman que todas las muestras analizadas con este tipo de signos se identifican con un mismo tipo petrográfico. En concreto hemos constatado que todas las muestras seleccionadas que llevaban este tipo de signos, estudiadas mediante microscopio petrográfico y difracción de Rayos X, corresponden a un mismo tipo y subtipo petrográfico, en nuestro caso al TP2.1, reconocido dentro de las muestras que desde la observación macroscópica encuadramos en el Grupo 2 (Esteban et alii, 2010). En definitiva, ambos trabajos confirman que el futuro de la investigación sobre estas cerámicas pasa por abordar su estudio de una manera sistemática e interdisciplinar. Por esta razón, es muy deseable que las obras inéditas, citadas en ambos artículos, se publiquen, para que retroalimenten y orienten la investigación, y así podamos avanzar en el conocimiento de estas producciones. Agradecemos a los editores el habernos dado a conocer la existencia de este trabajo y a Lorea Amondarain y Mertxe Urteaga su amable disposición para intercambiar nuestros textos y así tener la oportunidad de contrastar sus contenidos antes de la edición definitiva de esta obra.

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