Lanzas y jabalinas en la iconografía de los reversos monetarios romanos del s. IV: su simbolismo

June 20, 2017 | Autor: F. López Sánchez | Categoría: Iconography, Ancient Roman Numismatics
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Descripción

X CONGRESO NACIONAL DE NUMISMATICA

ACTAS

ALBACETE 1998

X CONGRESO NACIONAL DE NUMISMÁTICA

ACTAS

LANZAS Y JABALINAS EN LA ICONOGRAFÍA DE LOS REVERSOS MONETARIOS ROMANOS DEL S. IV D.C : SU SIMBOLISMO1 Fernando López Sánchez. Universidad de Zaragoza. Departamento de Ciencias de la Antigüedad. Resumen En el mundo estático y siempre triunfal de la tardoantigüedad, la lanza significa a un tiempo la lucha, la victoria, y la paz tras la victoria. La posición del asta sobre los hombros en actitud de reposo indica la vuelta victoriosa del combate. Otro gesto más ofensivo la muestra amenazante significando la presteza inmediata a la lucha. La lanza mirando al suelo indica una mayor deferencia por parte del portador hacia su interlocutor inmediato que no la punta vuelta al aire. El pilum, por el contrario, asocia su presencia al combate cuerpo a cuerpo y a las virtudes guerreras del soldado a la manera tradicional. Abstract In the forever triumphant and unchangable world of the late antiquity, the spear express at that time conflict, victory, and peace after victory. The position of the spear resting on the shoulders indicates the victorious return of the combat. A more threatening and offensive stance signifies the swiftness to enter into battle. A spear facing the ground indicates a greater deferance of its bearer towards the immediate interlocutor who does not point it in the air. On the other hand the pilum associates its presence with hand to hand combat and the belicose virtues of the soldier in the traditional manner.

Lanza, cetro y estandarte. Las armas no solamente deben ser consideradas bajo el aspecto práctico de un “útil de trabajo” del combatiente, sino igualmente como símbolo de su poderío. La lanza, lejos de ser el arma del pobre o el arma bárbara e internacional por excelencia, suerte de útil carente de categoría y accesible a todo peón, durante toda la Antigüedad Tardía y gran parte de la Edad Media, fue el arma por excelencia del guerrero2. No sólamente es más larga y peligrosa que la espada, puesto que su longitud es mayor y puesto que eventualmente puede ser lanzada, también se acomoda excepcionalmente bien como emblema de poder3. La lanza se asocia con tal significado de prestigio al emperador romano y, de forma muy particular, al emperador del siglo IV d.C. (Figs 22,23,24,25). Posee la lanza las ventajas de toda arma arrojadiza pero con una dignidad mayor ya que su plurifuncionalidad la hace igualmente un arma esencial en el combate cuerpo a cuerpo4, al mismo tiempo que su similitud con un estandarte, cetro o báculo le confiere una prestancia aún mayor (Figs 4,15, 27,28) La transmisión del poder de un rey a su hijo se realizaba entre los merovingios mediante el traspaso de una lanza y las delegaciones de embajadores en ocasiones contaban con la entrega de un guante y un bastón o mango de lanza. El camafeo de Licinio conservado en el Gabinete de Medallas de la Biblioteca de París muestra al emperador portando una lanza y un globo5. En el Missorium de la Real Academia de la Historia de Madrid la lanza ha sido “sustituida” por un gran cetro teniendo por remate un pomo esferoidal (Fig 27). En la otra mano el emperador sostiene un globo. Ambos elementos se complementan y se identifican como símbolos de supremo poder. Se puede interpretar esta lanza-cetro con toda seguridad como el símbolo del poderío militar que el emperador ejerce sobre el conjunto del

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globo. De esta manera es necesario estudiar paralelamente el gran cetro y la lanza, encuadrando su valor militar de forma adecuada. Para conocer de forma apropiada la jerarquía de las enseñas es interesante e imprescindible leer las descripciones que de ellas hacen Amiano Marcelino, Vegecio e Isidoro de Sevilla durante la antigüedad tardía. Según ellos existen tres tipos de estandartes: el águila (aquila), emblema de la legión ; el dragón (draco ), frecuentemente púrpura y fijo en lo alto del asta, se encuentra a la cabeza de una cohorte ; por último la lanza (llamada pilum, y no hasta) con una banda de tela, puede encabezar un manípulo o una centuria. Tales gradaciones según la enseña exhibida, de forma completa o incompleta, pueden encontrarse sobre todo en los rangos de los ejércitos del Imperio Germánico y de los reinos de Francia y de Inglaterra durante buena parte del medioevo. El pilum corresponde al nivel más bajo y próximo al soldado. Ello concuerda bien con su representación en el caso de los reversos monetarios “ciudadanos” del siglo IV, asociándose su presencia al combate directo, cuerpo a cuerpo y a las virtudes guerreras del soldado a la manera tradicional (Fig 17). El dragón, y más aún el águila poseen una mayor importancia. Distantes y a salvo del combate directo su prestigio y veneración desde antiguo constituía uno de los pilares del espíritu de grupo del ejército romano. La lanza, pesada y se adivina lujosa en las representaciones monetarias, es cada vez más y más representada en anversos y reversos monetarios del siglo III d. C (Fig 4). Generalmente apoyada sobre el hombro (Fig 4), con o sin el acompañamiento del escudo, la lanza en dicha posición marca la vuelta victoriosa del combate, el aspecto relajado de quien se sabe vencedor. (Analogía con el trofeo. Fig 10) Tal actitud es particularmente representada en los anversos monetales de piezas de gran valor intrínseco, siendo muy numerosas en los siglos III- IV, sin faltar sin embargo en piezas más humildes6. La lanza como estandarte aparece más bien en los reversos. Y reversos de todo tipo. Acompañando y simbolizando el poder soberano, la lanza como instrumento de prestigio se presenta bien enhiesta (Fig 11), bien en actitud de combate con la hoja amenazante (Fig 13). Como un bastón-báculo su papel es en todo comparable e intercambiable al del cetro (Figs 8, 9, 12, 19), que se hace más frecuente en la iconografía numismática a medida que el aspecto sacro delegador de la divinidad del monarca se consolida en su fortaleza (Figs 18, 19, 21). De esta manera se comprende bien la aparición de éste último en el plato ceremonial de Madrid. No obstante, y con todo, la lanza queda como símbolo preferente de poder, no siendo el estandarte sino una transposición y ampliación de esta última. Sólamente en el curso del siglo X la lanza pasará a ser bandera, por el añadido de una tela ondeante transformándose en pendón, estandarte o banderín. Hasta entonces la lanza permanecerá como símbolo privilegiado de la fuerza soberana. Aún después la Santa Lanza y la Oriflama no son sino continuaciones de tal tradición. Ni el águila legionaria ni los dragones se encuentran presentes en la iconografía numismática romana del siglo IV, ni de época tardoantigua en general. Lejos y muy atrás quedan ya las piezas de comienzos del s III donde aún se podía encontrar a las primeras. Por el contrario la lanza, siempre presente en la iconografía monetaria igual que el cetro, y normalmente asociada a Marte, Júpiter o el mismo emperador, se desarrolla de forma autónoma, incrementándose su significación. Apropiándose del simbolismo que poseían y poseen los estandartes por sí mismos, la lanza significa la victoria y la vigilancia constante del emperador. También, y no parece demasiado arriesgada tal proposición, la lanza-estandarte supone el objeto carismático que sostiene la sucesión. De la misma forma que un báculo supone la ayuda y el sostén en el marchar, el estandarte y la lanza no son una carga, sino un cómodo instrumento sobre el cual apoyar el peso del gobierno. Bien presentes y bien visibles se muestran los asideros de los estandartes, de una forma extraña y excepcionalmente clara en relación con épocas más realistas y más preocupadas en apariencia por el detalle que no el período que nos ocupa (Figs 5, 20). Y sin embargo tal asidero, que funde y acopla perfectamente el estandarte a su portador se remarca y se muestra incluso sobredimensionado. La unión perfecta entre ambos se produce del mismo modo que la lanza lo hace con su también importante portador. La lanza, una lanza excepcional como esta, frecuentemente trabajada y ornamentada, se encuentra rematada por un pomo o bloque macizo en su extremidad inferior, que no supone un deseado contrapeso sino que destaca tal arma entre las otras pues tal pomo suele ser en su totalidad áureo o argénteo. Pomo que asimila la lanza al cetro (Fig 22) pero también a la esfera celeste, la lanza-estandarte es al mismo tiempo una bandera que se muestra en primera línea de combate y es grito de guerra común tras el cual se debe marchar7. Textos posteriores cronológicamente al siglo IV definen estandarte como aquel asta dorada o argéntea, sin grandes diferencias con el cetro desde el punto de vista formal y con la misma significación y funcionalidad que aquel. La lanza-estandarte tal como viene de ser descrita es una enseña del mayor valor y se encuentra a la cabeza del ejército, reservada siempre al emperador-rey. En definitiva el emblema del emperador, desde la antigüedad tardía hasta el siglo XI es de forma constante una lanza. y su descripción y presentación visual se asemeja a la del cetro en numerosas ocasiones, especialmente según se avanza más en el tiempo. El gran cetro no debe ser confundido con el pequeño cetro, que simboliza la mediación ejercida por el rey entre la tierra y el cielo. Dicho pequeño cetro es frecuente en amonedaciones medievales y sig-

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nifica una posición menos directa de comunicación que la sin duda fuerte mantenida por un emperador romano del siglo IV d. C. En todo caso en ninguna fuente, aún de carácter tardío pertenecientes a una Edad Media avanzada, existe duda alguna: el cetro largo - denominado siempre estandarte- y la lanza son emblemas de mando, mientras que el cetro corto, símbolo angélico, marca más bien la mediación y la gracia divina y no el mando completo, sino la subordinación a Dios, que posee el gran cetro o la lanza. La lanza y el gran cetro no son nunca esgrimidos conjuntamente por el mismo personaje la una con el otro, simplemente no porque dos enseñas de gran talla sean embarazosas (el estandarte y el cetro aparecen conjuntamente en alguna ocasión), sino más probablemente porque se trata del mismo símbolo y se excluyen entre sí. En representaciones iconográficas más alejadas en el tiempo, por el contrario, la lanza y el pequeño cetro, o el gran y el pequeño cetro son portados de forma conjunta. Existen reversos monetarios en los que el emperador sostiene con ambas manos sendos estandartes, o lanza y estandarte (Fig 5), cetro y estandarte (Fig 9) o cetro y lanza (Fig 14). Sin embargo no existe la simultaneidad gran cetro-lanza o dos lanzas o dos cetros. Ello se debe a la unicidad fundamental de la lanzacetro, mientras que el estandarte, aún significando la misma realidad es más un atributo del ejército, del imperio y de una colectividad -por más que el signifer por excelencia sea el emperador- y no un ítem de status indisociable de la realeza y de la función de gobernante. En el estandarte radica desde luego la victoria ligada a las acciones del soberano. No en vano el crismón y las leyendas del tipo Hoc signo victor eris se encuentran ligadas a una realidad de combate, y no sólo militar, sino también legitimadora y religiosa. Sin embargo es la tarea y funcionalidad activa del emperador en defensa de unos cometidos que le están encomendados como soberano el aspecto destacable. El cetro y la lanza alude más individualizadamente a la excepcionalidad de por sí de la figura del emperador. Continuando el recorrido de las armas símbolos aún no ha llegado el momento en el cual será la espada el atributo por excelencia de la realeza y la caballería, pues incluso en el caso de Otón III y de Harold ésta es portada por un dignatario en pie, al lado del soberano. Únicamente a partir del siglo XI podrá contemplarse una espada en manos de emperadores y reyes, siendo el primero Enrique II -1002-1024 d.C- 8. Otra prueba más del desplazamiento de la importancia carismática del gobernante en beneficio de Dios pues será este quien porte en exclusividad el gran cetro.

Posiciones y tamaños de lanzas y cetros : su significación. Si la esgrima de la hoja de la lanza se presenta de variadas maneras en la iconografía monetal tal hecho no puede ser debido al azar. La posición del asta sobre los hombros en actitud de reposo indica la vuelta victoriosa y la preparación continua, vigilante y activa para el combate del emperador. Otro gesto más ofensivo la muestra amenazante significando la prestancia inmediata a la lucha (Fig 13). También la diferente orientación del arma expresa una realidad compleja y solemne de la autoridad de su portador. Se sabe que la espada mirando al suelo indica una mayor deferencia por parte del portador hacia su interlocutor inmediato que no la punta vuelta al aire, posición ésta tenida en el caso de encontrarse su portador frente a un vasallo. Todas las monedas y sellos medievales, de no importa cual reino del occidente europeo muestran la espada entre las rodillas del monarca, enhiesta y mostrando su punta al aire. Es en esta actitud que se expresa más solemnemente su autoridad. Y no es extraño. No es difícil tampoco la deducción del por qué. Un arma recta y en actitud de parada -que no de combate- es desafiante pero imponente ante todo, portadora de respeto para con su propietario y definitoria del poder. Un examen atento de la posición de la lanza en los reversos monetarios indica idéntico mensaje, aunque con algunas matizaciones que vienen dadas por una menor codificación y reglamentación gestual que en siglos venideros. El caso más claro, a partir del cual puede analizarse la significación de la posición de la lanza en los reversos monetarios es el de Marte, dios de la guerra. Muy numerosas son sus representaciones en todo tipo de piezas y en diferentes actitudes. La posición de su lanza se encuentra indisolublemente ligada a la hipóstasis grabada en la leyenda que acompaña dicha iconografía. De esta manera un Marte combativo blande su arma con el filo siempre apuntando agresivamente al aire. En ocasiones el gesto corporal se adecua perfectamente a dicha agresividad pues a inscripciones del tipo Marti Propugnatori /Marti Patri Propugnatori/ MartiVictori / Marti Patri se acompaña una actitud decidida y presta al combate, brazo tenso y lanza preparada (Figs 13). Mayor es aún la fuerza en algunas leyendas que rezan Marti Ultori pues en estos casos es no la tensión sino el embate directo la posición mostrada y la lanza en actitud de combate cuerpo a cuerpo, en consonancia con una fuerza desatada y vengadora (Fig 2) - en ocasiones en lugar de lanza el rayo se acomoda al mismo significado (Fig 1). Por el contrario cuando las leyendas rezan Pax Avgg (Fig 3), Marti Pacifero, o en la mayor parte de los casos Marti Conservatori o bien se muestra una palma al lado de la lanza con la punta vuelta al aire o bien la lanza en solitario pero vuelta hacia tierra la punta mortífera (Fig 6) 9. Aquí radica la explicación última de la diferenciación en la presentación de las lanzas en tal o cual postura. En el caso de Mars Pacifero o Pax Avgg la lanza simboliza el reposo, pero el reposo resultado de una victoria militar, pues desde siempre y especialmente por influencia de la Segunda Sofística en esta época, Pax es el resultado de una guerra ganada, y no la ausencia total de combate y tensión10 (Fig 6). Mars Pacifero no resulta en contradicción con

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Mars Propugnator pues ambos no son sino el antes y el después, el acto y la conclusión de una realidad guerrera incrustada en la mentalidad romana. Leyendas también del tipo Virtus Exercitus o Virtus Avgg. et Caess. responden en la iconografía a la misma realidad simbólica pues el emperador es asimilado a Marte. Siendo la similitud Marte-emperador plena en la iconografía monetal, lo es igualmente en cuanto a la posición y simbolismo de sus lanzas. Lanza apuntada hacia arriba: situación presta al combate (Fig 5, 11, 13, 14). Lanza apuntada hacia abajo: paz tras la victoria (Fig 6, 22) Por supuesto tal explicación concerniente a la lanza es válida en el caso de la representación “sintética” de tales figuras, pues obviamente en el caso de los reversos del Jinete caído con leyenda Fel. Temp. Reparatio.11, la presencia del enemigo caído cambia lógicamente la lectura del cuadro iconográfico (Fig 16). Júpiter, siempre con su cetro, es otro elemento a considerar en la simbología de la lanza y en su aproximación simbólica al gran cetro. Entronizado (Fig 8) o bien en pie (Fig 12) y repetido de forma muy numerosa en los reversos de las monedas desde mediados del siglo III, casi siempre sostiene en su mano derecha un gran cetro (aunque no siempre. Fig 1) . Tal cetro desde la época tetrárquica en un primer momento y de forma más acusada después, será esgrimido por el emperador. Ninguna divinidad será mostrada físicamente tras el 324 d. C., pasando a ser el soberano en la Tierra el equivalente del soberano en el Cielo. Se ha cumplido así la primera premisa para la asociación frecuente y repetida del gran cetro en las manos del emperador. La segunda premisa es que el gran cetro significa poder absoluto y el mantenimiento del orden. Del orden supremo vigilado en otro tiempo por Júpiter directamente. La tercera premisa se cumple en el hecho de que el imperio del siglo IV es un mundo en combate militar y psicológico continuo. Por tales razones el gran cetro se constituye en parte integrante y fundamental del repertorio del emperador ( Fig 19), de Roma o de Constantinopla (Figs 15, 21). Por las mismas razones también la asimilación entre el cetro conservador (Iupiter Conservatori) y la lanza pacificadora de Marte (Marti Conservatori) se realiza de forma natural. Es en el mundo estático y siempre victorioso de la tardoantigüedad cuando la sola presencia de la lanza invertida significa a un tiempo la lucha, la victoria, y la paz tras la victoria (Fig 6). Es el compendio de un orden inmutable y cíclico (Fig 22 ). La lanza no es exclusiva del siglo IV, como tampoco lo son las distintas posiciones analizadas con todos y cada uno de sus significados. Lo que sí es particular de este siglo es su masiva representación y muy especialmente la riqueza de interpretaciones que se adivinan en toda la panoplia de ítems de prestigio. El uso de la lanza como símbolo de poder, como en el caso del gran cetro y del estandarte, posee además un relieve particular y un carácter dinástico. La lanza, habiendo adquirido el status de regalium, manifiesta mediante su transmisión la continuidad del valor guerrero de su primer posesor, real o supuesto. Marte, Pater de la nación romana y fundador del año cero de la Urbs en época tetrárquica será el primero en ser invocado. Cristo y Constantino lo serán posteriormente. El estandarte con el lábaro, transmitido de forma más impersonal supone el año cero de la renovatio constantiniana, del triunfo del dogma y de la reconstituo imperii. El cetro y el globo poseen asimismo los caracteres de regalia, que se transmiten de un soberano a otro como más tarde se transmitirán coronas y símbolos de poder en las monarquías europeas. Al culto debido al estandarte divino debe seguir una veneración por cada uno de los atributos que garantizan todas y cada una de las funciones imprescindibles en el mantenimiento y engrandecimiento del imperio, y aún de la humanidad. La asimilación del emperador a Marte primero, a Cristo después, se concreta en la lanza-bastón-estandarte. Toda lanza es esgrimida y blandida de similar forma por soberanos, Marte y Cristo-Dios. La llamada lanza de Constantino, deberá encontrarse en todo campo de batalla en el que intervenga un ejercito del posterior Sacro Imperio Romano Germánico, La lanza de San Mauricio en el caso de Polonia... Una lanza, arma con la cual fue traspasado el costado de Cristo se convertirá en la “Santa Lanza” a comienzos del siglo X . La lanza, por lo demás, posee rasgos mágicos en la tradición romana. Desde tiempos inmemoriales, según el parecer de nuestras fuentes clásicas, era un miembro del colegio de los feciales quien al declarar Roma la guerra al enemigo se adelantaba en persona al campo de batalla opuesto arrojando la lanza y declarando el carácter de guerra justa y pía al conflicto que de tal manera comenzaba (bellvm ivstvm pivmque ). A una lanza revestida de un tal poder normalmente se le atribuye el poder de hacer huir al enemigo, pues la distancia que separa su sola presencia de la victoria es inexistente ya que ambos hechos se ligan de tal modo que prácticamente se yuxtaponen. Grito de guerra del ejército su papel es mágico y simboliza al conjunto de todas las tropas. Probablemente una lanza como la portada por el emperador sería de oro u otro metal precioso en el asta. La Oriflama, asimilada en la plena y tarda Edad Media a la Santa Lanza en el occidente europeo no cumple otro papel que el de estandarte real y así parece confirmarlo el sentido etimológico de su nombre según el Thesaurus linguae latinae. Berlin 1924, t; 6.1 framea da flamea y más tarde flambe. Ori flambe significaría pues la Lanza dorada. El origen de la palabra oriflama es en adelante confundido con el de llama (flamma en latín). En todo caso la jerarquía de emblemas de poder militar tal y como se institucionalizó en el mundo tardorromano perduraría en esencia inalterada hasta el siglo XI, momento en el cual será completamente alterada, merced a la introducción y generalización en el mundo de las armas de un espíritu caballeresco, religioso y literario diferente. Símbolos de poder militar, pero también de delegación y mando de carácter divino y por lo tanto aptos para

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su traspaso sucesorio e incluso hereditario, todas las armas enumeradas con anterioridad poseen un halo y carisma que les confieren una excepcionalidad tal que justifica su continua aparición en los reversos monetarios romanos del siglo IV. Con significados similares pero con matices diferentes cada uno de estos símbolos supone la abstracción de un poder en directa y perpetua conexión con la divinidad. Su continua repetición marca una cesura con los siglos precedentes. Con los siglos posteriores también, menos dados a las diferenciaciones, las matizaciones y la riqueza en la simbología monetaria que se expresa en el siglo IV.

La lanza como emblema romano. La inexistencia de representaciones de espadas en las monedas podría interpretarse quizás como signo de la consideración de su posición secundaria en la definición del espíritu tradicional romano. La espada incita al combate cuerpo a cuerpo, siempre presente e idealizado en la mentalidad romana, pero la lanza apelaría quizás, junto con el pilum-spiculum, al espíritu comunal propio de un ejército compacto de ciudadanos soldados. En este sentido es muy significativo que el arma por excelencia en las representaciones monetarias bárbaras continúe siendo la lanza y no la espada. Una buena parte de las armas romanas halladas recientemente pertenecen al Barbaricum y no al territorio imperial. Es cierto que las costumbres de enterramiento con el ajuar guerrero se encontraban mucho más extendidas más allá de la frontera que no en el interior del limes, pero no obstante tal constatación, se pueden extraer una serie de puntos de análisis interesantes12. El Barbaricum registra 38 espadas con incrustaciones, marcas de estampillas e inscripciones, 19 espadas de pomos circulares (Ringknaufschwerter), 100 guarniciones metálicas de vainas diferentes, 7 puntas de lanza, 9 hachas, 11 cascos célticos y romanos, 4 corazas de cota de mallas y 55 pequeños fragmentos de cota de malla, 15 umbos de escudo y 20 piezas metálicas de cinturón militar (baltei ). Puede apreciarse con nitidez como es la espada el arma más representada. Representación que no indica sino una preferencia de elección debida a su significación en cuanto a la posición social del guerrero. Las espadas romanas, imitadísimas en el Barbaricum, hasta el punto de ser indistinguibles sin la ayuda de análisis metalográficos, eran sin embargo muy buscadas debido a su apariencia, especialmente en la empuñadura y en la vaina. La preferencia bárbara por las espadas-status contrastaría de este modo con la lanza-cetro-estandarte, definitoria del universo romano, civilizador e igualitario. Igualitario por ser todos sus componente iguales en dignidad entre sí con respecto a un emperador todopoderoso. Igualitario incluso en la elección de un lanza que remarca un imperio de ciudadanos-soldados, como en los tiempos pasados. La elección de la lanza por los pueblos bárbaros una vez instalados dentro de las fronteras no tiene nada de sorprendente pues se imita en todo las costumbres y tradiciones romanas (Fig 25). El ejemplo más claro y característico en la numismática de imitación bárbara lo constituyen una serie de trémises en oro de la monarquía sueva (Fig 24) a nombre del emperador romano Valentiniano, presentando una punta de lanza en el anverso. Dicha punta de lanza figura individualizada y destacada como emblema regio, asociándose a la leyenda epigráfica. Haya o no una elección nacionalista consciente en la lanza por parte de la propaganda imperial en contraposición a otro tipo de arma, el poder absoluto y mundial del emperador se refleja en la presencia del globo que porta frecuentemente en su mano izquierda, esta vez recalcando no la victoria mediante la lucha o la disposición a la lucha constante, sino la quietud y tranquilidad inherente a la paz que sobreviene al mundo mediante el orden que el emperador le impone.

El Emperador-Soldado y sus armas. El tipo del Jinete caído presenta un cuadro iconográfico y simbólico de sumo interés por muchas razones13 (Figs 16). La primera característica digna de ser señalada es el arcaísmo clasicista de la indumentaria del soldadoemperador. El calzado es el típico legionario (caligae), la coraza anatómica (lorica), atada por una banda de lino símbolo del rango (cingulum) y no siempre visible, se representa siempre puesta encima de una camisa de cuero con tiras (pteryges) que aparecen colgando en los hombros y la cintura, sobre la túnica corta acostumbrada. Lleva sujeta la larga capa (paludamentum) alrededor del cuello para resaltar la actitud de combate. No porta grebas pero sí un yelmo “ ático” con penacho. En el escudo oval siempre puede apreciarse el umbo redondo. El arma con la cual se alancea al enemigo vencido es sin lugar a dudas un spiculum. ( Figs 16, 26) En esta composición se exhibe la fuerza, la valentía y la energía propias de la Virtus, personifícación abstracta presente en composiciones similares a ésta. Semejante a la divinidad de la guerra Marte, como legionario y como emperador, la figura armada, vencedora y orgullosa muestra con su actitud móvil en piernas y brazos que no hay piedad con el enemigo derrotado.

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Felicium Temporum Reparatio significa una mirada al pasado14. A un pasado concebido como una Edad de Oro recuperable y hecha presente por el esfuerzo de Roma y de su emperador protegido por la divinidad. Un pasado áureo no mirado únicamente con nostalgia sino con un deseo y firmeza capaz de recuperarlo. A este tiempo pasado se vuelve también en el plano militar la Notitia Dignitatum evocadora de un lejano ayer en sus disposiciones, recuentos de tropas y organización . Por un mundo a la antigua, que pasa ineludiblemente por un ejército a la antigua, suspira igualmente un Flavio Vegetio Renato15. Emperador o simple soldado, la ambigüedad e identificación mutua entre ambos rangos es intencionada. Se incide en la figura del ciudadano-soldado, característica de antaño hoy olvidada La lucha mostrada en el reverso recalca el valor fundamental del infante, del pedes, nervio desde siempre del ejército y de la potencia romanas. Frente a él se presenta un jinete armado a la ligera, caído y vencido. Tanto montura como jinete representan la antítesis del espíritu cívico romano. El caballo supone la movilidad y la rapidez, pero también un tipo de lucha más individual y carente de verdadera solidaridad entre el conjunto de combatientes ciudadanos, así como de auténtica valentía y arrojo. El persa , pues como tal puede identificársele16 supone la alteridad y el misterio, la negación de lo romano y la encarnación del peligro . Ante todo representa al rival y al competidor por el dominium mundi. Su derrota significa la afirmación de Roma y del espíritu romano y occidental, del mos maiorum, de la continuidad de la tradición y de la aeternitas de Roma frente a la luxuria asiática. Es la victoria frente a la volubilidad y las tentaciones siempre peligrosas y misteriosas de Oriente, frente a sus riquezas y a su decadencia. Es por estas razones por lo que se incide en el cives romanus17 y es por ello que resulta difícil la adscripción por signos distintivos especiales de la figura del infante a la persona imperial. El emperador, primum inter pares en otro tiempo, es a la par garante por sí mismo de la existencia del propio imperio. La visión arcaizante es la deseada pero se confunde, igualmente, con elementos áulicos propios del presente. “Desde la fundación de Roma hasta el Imperio de Graciano se armó nuestra infantería de coraza y casco ; pero habiéndose introducido en las tropas la flojedad y el descuido, se abandonaron los ejercicios militares ; empezaron a sentir el peso de las armas y a traerlas raras veces ; principiaron pidiendo que se les dispensase de llevar las corazas, y después los cascos (...). No es de extrañar que los antiguos comparasen un ejército de infantería a una muralla, pues, en efecto lo parecía cuando estaban unidas las legiones, compuestas todas de soldados que, además de los escudos, llevaban cascos y corazas”. 18 Sin ninguna duda el casco del infante romano representado en este reverso monetario es un yelmo similar a los antiguos grecorromanos de estilo ático (Fig 16). Normalmente este tipo de representaciones han sido consideradas por los arqueólogos como una convención clasicista y arcaizante. No confirmada su presencia en ningún hallazgo arqueológico aparece sin embargo en numerosos relieves, mosaicos y piezas numismáticas. No es por azar que sea en la parte oriental del imperio en donde la representación de este tipo de cascos se encuentra más atestiguada. El yelmo habitual en esta época, de tipo spangenhelm, o ridge helmet, poseía muy notables influencias foráneas, cuando no fueron directamente adoptados del exterior. Así el primero era de uso frecuente particularmente entre los germanos. El segundo posee un acusado estilo persa19. La deseada oposición Romano-Sasánida comienza consiguiéndose con la contraposición entre dos estilos diferentes de cascos20, pues uno de los elementos distintivos del oriental en estas monedas es el gorro frigio21 (Fig 16). El arma ofensiva romana, muy claramente dibujada, no es la lancea (Fig 26a) -presente en otros reversos y con una significación diferente- , más propia de la caballería (Fig 23), de la parada militar (Fig 4), de un infante semiligero o de rangos superiores en la escala de mandos (Fig 6) , sino el spiculum, especie de jabalina que había reemplazado en el siglo IV al pilum tradicional de la infantería (Fig 26b). He aquí uno de los elementos “modernistas” del conjunto. Quizá el más sobresaliente. Similar al angon germano que poseía una larga cabeza de hierro, no era considerado como desemejante del arma definitoria y característica del legionario romano.22 Arma arrojadiza, también lo era propia del cuerpo a cuerpo, siendo esta su utilización en esta composición iconográfica, empleándose de forma similar a una lanza23 (Figs 16). La violencia de la lucha (posición avanzada del infante, tensión en el movimiento) no solamente indican una convención en el estilo. Se pone de manifiesto y se recalca una nueva forma de combatir, más móvil que antaño, pero que en esencia se quiere presentar como igual a la tradicional legionaria. El escudo es la más importante arma defensiva de todo el equipo de combate y la única parte de éste en la cual se consiguió cierto grado de uniformidad, o al menos de identificación. Vegecio narra como cada unidad poseía un distintivo pintado (Fig 18) afirmación corroborada por la Notitia Dignitatum y por varios manuales bizantinos tardíos. El escudo junto con la lancea-spiculum simboliza el espíritu de cuerpo de un ejército cohesionado y es por ello que el grabador se ha cuidado muy mucho de su representación junto al pedes (Fig 16). La figuración del escudo del sasánida vencido, por tierra lo mismo que él, muestra su completa derrota. No en vano en todo tipo de representaciones en las cuales se muestra a un infante armado son el escudo o el casco y la lanza elementos imprescindibles de aparición24 (Figs 13, 15, 18). Otras armas defensivas u ofensivas no son en muchas ocasiones visibles. Ello se debe a que estas dos armas, como ningunas otras, son emblema de la fuerza, el poder25 y el espíritu “comunal-ciudadano”26.

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Láminas. -Fig 1) RIC. TR 22-R3 y 23-R4. Juan R. Cayón. Compendio de las monedas del imperio romano. Madrid 1985. T. III, pág 1517 (81) Aureo (Av). DIOCLETIANVS P.F. AVG./ IOVI VICTORI. En el exergo PT. Tréveris. 293-294. -Fig 2) RIC. 300-R. Cayón.T.III, pág 1518 (85) Aureo (Av). IMP. C. C. VAL. DIOCLETIANVS P. F. AVG./ MARTI VLTORI. -Fig 3) RIC. 64-C. Cayón. T.III, pág 1555(233) Antoniniano (Ae). IMP. DIOCLETINAVS P. AVG/ PAX AVGG. En el exergo S. 289-290 d.C . -Fig 4). C. 338-200.Cayón. T.III, pág 1576 (315) Medallón (Ae). IMP. C. C. VAL. DIOCLETIANVS P.F. AVG. / MONETA IOVI ET HERCVLI AVGG. 286-293 d.C. -Fig 5) RIC 600 y 614-R3. Cayón. T.III, pág 1712 (86) Aureo (Av). MAXIMIANVS AVGVSTVS/ P. M. TR. P. P. P. 286 d. C. -Fig 6) RIC. Roma. 218-R2. Cayón. T.III, pág 2007 (78) Follis (Ae) IMP C. MAXENTIVS P.F. AVG. / MARTI COMITI AVG. N. En el exergo R. Roma. 308-310

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-Fig 7) C. 139 y 138-8.Cayón. T.III, pág 2063 (137) Follis 19 mm (Ae) IMP. LICINIVS P. F AVG/ MARTI CONSERVATORI. 313-5 d.C. -Fig 8) RIC. Nic 42. Cayón.T.III, pág 2073(3) Aureo (Av). D.N.LICIN.LICINVS NOB C./IOVI CONSERVATORI CAES. En el exergo SMND. Plataforma con SIC.V./SIC.X. -Fig 9) RIC Rom 141-4 y 150-R2/R4. Cayón. T.III, pág 2097 (22). Aureo (Av). CONSTANTINVS NOB.C./PRINCIPI IVVENTVTI. En el exergo PR.Roma 306-307 d.C . -Fig 10) RIC. Sis. 206. Cayón. T.III, pág 2114 (79) Uno y medio sólidos (Av). Anepígrafa/ GLORIA CONSTANTINI. En el exergo SIS. Siscia. 326-327 d.C. -Fig 11) RIC. Lug 252-R. Cayón. T. III, pág 2181 (309). Follis (ae). IMP.C. CONSTANTINVS P.F. AVG/ CONSTANTINO P. AVG. B. RP . NAT. En el exergo PLG. Enel campo CI y HS. -Fig 12) RIC. Sis. 7-R2/R3. Cayón. T.III, pág 2191 (344) Follis (Ae). IMP. CONSTANTINVS P. F. AVG/ IOVI CONS-ERVATORI. En el exergo SIS. En el campo letra griega. Siscia. 313-315 d.C.

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-Fig 13) RIC. Lon. 108-S. Cayón.T.III, pág 2198(374).Follis (Ae). IMP. CONSTANTINVS P. F. AVG. / MARTI PATRI PROPVG. En el exergo PLN. Londres. 307-310 d.C. -Fig 14) RIC Sir. 5 y 6. Cayón, T. III., pág 2296 (18). Sólido (Av). D.N. CRISPVS NOB. CAES/ PRINCIPI IVVENTVTIS. En el exergo SIRM. Sirmio. 320 d. C. -Fig 15) RIC. Rom. 455-R4. Cayón. T.IV, pág 2538 (266). Medallón (Ae). D.N. CONSTANTIVS P.F. AVG / VRBS ROMA. 354-361 d.C. -Fig 16) C 44,46,49 y 51-C. Cayón. T.IV, pág 2547 (299) Centenional. (Ae). D.N. CONSTANTIVS P.F. AVG/ FEL TEMP REPARATIO. -Fig 17) Centenional (Ae). Cayón. T.IV, pág 2551 (312) RIC. Aq. 113-C. ; D.N. CONSTAN-TIVS P. F. AVG./ FEL. TEMP. RE-PARATIO ; en el exergo AQ y letra de oficina. Aquilea. 348-350 d. C. -Fig 18) RIC. Her. 6-R4. Cayón. T.IV, pág 2742 (7) Doble Maiorina 30/32 mm (Ae). D.N. PROCOPIVSP.F.AVG/REPARATIO FEL.TEMP.En el exergo. SMHG. Heraclea. 365-366. -Fig 19) RIC. Cns. 84-R3. Cayón.T.IV,pág 2775 (26) Miliarense fuerte (Ar). D.N. VALENTINIANVS P.F. AVG. / GLORIA ROMANORVM. En el exergo CON. Constantinopla. 388-392 d.C. -Fig 20) RIC. Tr 53c y 93b. Cayón. T.IV, pág 2801 (39). Miliarense (Ar). D.N. THEODOSIVS P.F. AVG/ VIRTVS EXERCITVS. En el exergo TRPS. Tréveris. 379-383 d.C . -Fig 21) C. 3-20 Cayón. T. IV, pág 2857 (5). Sólido (Av). D.N. HONORIVS P.F. AVG/ CONCORDIA AVGGG. En el exergo, TESOB. Constantinopla. -Fig 22) Díptico Barberini, dicho de Justiniano pero más probablemente con Anastasio como emperador. Cfr. Justininian’s Wars. Montvert Publications. 1993. Pág 37 Recreación. -Fig 23) Medallón de oro de Justiniano. Constantinopla.534 d.C. Museo Británico. Cfr. Justininian’s Wars. Montvert Publications. 1993. Pág 37 Visión en detalle. -Fig 24).Trémisis suevo (x2) a nombre de Valentiniano III (425-455 d.C.) con punta de lanza (Au). Anverso. Cfr. J.M. Peixoto Cabral & D.M. Metcalf. A Moeda Sueva - Suevic Coinage. Anexos Nvmmvs, Nº. 4. Porto 1997. IV Parte. Lâmina 7. Págs 261. Nª 1. -Fig 25) La lanza, junto con larga cabellera y barba, se constituye en símbolo de realeza, como muestra esta gema con la imagen de Childerico. Sello en oro. Ashmolean Museum. Cfr. Justininian’s Wars. Montvert Publications. 1993. Pág 37. Visión en detalle. -Fig 26) Punta de lancea (1) y de veruta-spiculum (2). El spiculum del que habla Vegecio, heredero del antiguo pilum, parece que era en todo semejante al angon. British Museum. -Fig 27) El emperador Teodosio rodeado de los principes asociados al trono, Valentiniano II y Arcadio. Missorium de la Real Academia de la Historia. Madrid. -Fig 28) El emperador Otón rodeado de las provincias del imperio. Registrum Gregorii. Tréveris. Stadtbibliothek. Cod 171/1626. Trèves (983). Chantilly. Musée Condé, ms 15654.

NOTAS 1

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5 6 7

Esta comunicación se ha realizado desde mi posición de Becario de Investigación. La Beca ha sido otorgada por la D.G.A. (B.O.A. de 23/01/ 98). Agradezco a mi buen amigo bordelés Cédric Monget todos sus comentarios acerca de la guerra en la tardoantigüedad, siempre extremadamente interesantes. CIRLOT, J.E. La evolución de la lanza en Occidente : piezas de hierro de Hallstat al siglo XV. Gladius. VI. 1967. Pp 5-18. Cfr. el utilísimo artículo de OLIVIER BOUZY. Les armes symboles d’un pouvoir politique : l’épée du sacre, la sainte lance, l’oriflamme, aux VIIIe-XIIe siècles. Francia. Band 22/1. 1995. Pp 45-57. T. WIEDEMANN. Single combat and being roman. Ancient Society. Nº 27. 1996. Pp 91-103. El ideal de combate y de Victoria no pertenecía en exclusiva a las clases dirigentes sino a toda la sociedad. La comparación con lo que el concepto de Libertad significa para un norteamericano medio, es ilustrativa. Págs 93-94. S. CALDERONE. Teologia politica, succesione dinastica e “consecratio” in età costantiniana, en AA.VV. Le culte des souverains dans l’empire romain. Entretien Hardt 19. Genève 1973. Pp 215 y ss. A. ALFÖLDI. Insignien und Tract der römischen Kaiser. Röm. Mitt, 50. 1935. J. J. HATT., La vision de Constantin au sanctuaire de Grand et l’origine celtique du labarum. Latomus. 1950. Pp 427- 436. Hatt intenta mostra como labarum proviene del céltico labar, pero Hatt no explica el problema del significado de la palabra “ parlante” o “balbuciente”, lo que no le otorga en verdad un signo “aterrador”. H. Gregoire, Byzantion, 4. 1927-1928, pág 477, a propuesto laureum, deformado a continuación en griego. ¿Un griego habría entendido mal la pronunciación de un germano o un galo mal romanizado?. Probablemente es hilar demasiado fino. -Cfr.RUDOLF M. ROHRER. Das Labarum. Die Kaiserstandarte der Spätantike. Osterreichische Akademie der Wissenschaften. Sitzungsberichte, 234. Band 1. Abhandlung. Viena. 1960. 26 pp.

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8 CIRLOT. J.E. La espada en la moneda medieval. Gladius VIII. 1969. Pp 17-22. 9 Existe alguna excepción pero limitada. La tendencia general es lo verdaderamente significativo. 10 BRAVO GARCÍA, A. Acerca del Rey ideal en la Segunda Sofística : su calidad de pacificador. Helmántica XXIV. 1973. Pp 551-558. -BRAVO GARCÍA, A. Notas sobre el tema de la Concordia en Dión de Prusa. Habis. 1973. Pp 81-92. -BRAVO GARCÍA. El pensamiento de Plutarco acerca de la paz y de la guerra. Cuadernos de Filología Clásica 5. Pp 141-191. -BOWIE. EL. The importance of sofists.Yale Classical Studies 27. 1982. Pp 29-59. -HARRIS, B.F. Dio of Prusa :A survey of recent work. A.N.R.W. II, 33.5. Pp 3854-3881. -SIRAGO, I, A. La Seconde Sofistica como espressione culturale della classe dirigente del II s. A.N.R.W. II, 3. 1, 1982, Pp 3676. - STANTON, G .R. Shophists and Philosophers : Problems of Classification. AJP 94. 1973. Pp 350-364. 11 Acerca de Felicium Temporum Reparatio (Restauración de los tiempos felices) o de Felix temporum reparatio (Feliz restauración de los tiempos), Cfr. P.V. HILL/ R.A.G. CARSON / J.P.C. KENT, Late Roman Bronze Coinage. 1960. 41 y Part II passim. Index 108 ; H. Mattingly , Fel. Temp. Reparatio. N.C. 5th ser. 13. 1933. Pp 182-202 ; K. Kraft. Die Taten der Kaiser Constans und Constantinus II. J.N.G 9. 1958. Pp 141-186. También en Kraft Kleine Schriften II. Gesammelte Aufsätze zur antiken Geldgeschichte und Numismatik I. 1978 . Pp 87-132. 12 Cfr. P. KACZANOWSKI. Importy broni rzymskiej na obszarze europejskiego Barbaricum [ Las importaciones de armas romanas en los territorios del Barbaricum europeo]. Uniwersytet Jagiellonski, Rozprawy habilitacyjne. N° 244. Krakow 1992. Pág 136. 13 “Can anything be gleaned from the emperor’s favorite type, the Fel. Temp. Reparatio -falling horseman- issued 346-348 and 351-354 ?.It is simply Constantius’ triumph over various barbarians ?. Is it meant to recall the happy times of Constantine’s reign, to which Constantius was heir ?. Or is there, in addition to those themes , any light on the emperor’s religious policy ?. I doubt it, but in view of the popularity of the type found in every province of the empire, the question could be worth asking”. Discussion. M. Frend. Pp 175-176. Cfr. CHARLES PIETRI. La politique de Constance II : un premier cesaropapisme ou l’Imitatio Constantini. En Christiana Respublica, Éléments d’une enquête sur le christianisme antique. École Française de Rome. Vol I. 1997. 14 La importancia de la caballería, la abundancia de reclutamiento germánico y la afluencia de contingentes extranjeros hacen del ejército romano una fuerza cosmopolita y heterogénea que no puede ya cumplir su papel civilizador de antaño. Miles et barbarus, ¿ no son sinónimos ?. Los grupos bárbaros en el interior de las fronteras se romanizan cada vez menos. Cfr. R. MAC MULLEN Barbarian Enclaves in the Northen Roman Empire.A.C. 32. 1963. Pp 552-561 ; MANFRED WAAS. Germanen mit römischen Dienst in 4. Jahrundert n. Chr. Bonn. Habelt. 1965. 15 Es fácil, en realidad, darse cuenta de como la realidad de la presión bárbara difería de la ideología institucionalizada romana. 16 WIDENGREN, G. Some Remarks on Riding Costume and Articles of Dress among Iranian peoples in antiquity. Studia Ethnographica Upsaliensia II. 1956. 17 La vieja distinción entre legionarios-ciudadanos y auxiliares-no ciudadanos desapareció con la general concesión de la ciudadanía a todos los habitantes libres del imperio en el 212 d. C . Aún más, en el siglo IV, legiones y auxilia aceptaban reclutas de más allá del limes, especialmente germanos. Legiones y Auxilia, parecen haber sido armadas de forma muy similar, cuando no igual, cumpliendo los mismos cometidos en el combate. La distinción entre infantería ligera y pesada se hacía en el seno de cada unidad, destinandose -según Vegecio- por lo general a unos cuantos hombres de varias unidades para la tarea de emboscadas, reconocimiento y labores propias de la infantería ligera. En este reverso monetario se idealiza y se asimila el presente en relación al pasado, presentando por oposición a la verdadera situación del ejército, a un soldado-ejército ciudadano y romano, digno delas legiones de antaño. 18 VEGETIUS. Epitoma Rei Militaris. I, XX. “De las armas que usaron los antiguos”. Trad del Ministerio de Defensa. Instituciones Militares. Madrid 1988. La mejor edición crítica del texto latino : C. Lang Flavi Vegeti Renati Epitoma rei militaris. Lipsiae. 1885, reimp. Stuttgart. Teubner, 1967. 19 En el siglo IV, y extendido entre todos los rangos del ejército, era el gorro llamado pillbox style cap, “panonian leather cap”, el gorro universal y masivamente utilizado, del tipo de los representados en los tetrarcas de la Piazza San Marco de Venecia, o en algunas figuras del Arco de Constantino. Vegecio cuenta como fue introducido para acostumbrar a los hombres “a llevar la cabeza cubierta, siendo menos traumático el paso al pesado casco”. 20 Las Fabricae imperiales no producirían cascos del mismo tipo. Es necesario pensar en tradiciones locales. 21 Algunos ejemplos, muy conocidos y de gran calidad, procedentes de Egipto, pertenecientes a la Legio V Macedónica y correspondientes al V y VI siglo ( Museum für Spätantike und Byzantinische Kunst. Berlin y Rheinisches Landesmuseum. Trier), muestran la convención del casco de tipo ático . Incluso en el s. VII en territorio alamán, cuando se desea representar a un soldado romano se hace uso de la misma convención (Musée Archéologique, Strasbourg). Cfr igualmente las noticias de Procopio en el VI, acerca del mantenimiento del espíritu militar romano en el Rhin. 22 (...) Dos armas arrojadizas : una, más larga -llamada antiguamente pilum, y en el día de hoy spiculum - compuesta de un hierro triangular, largo de nueve pulgadas, fijado en un palo de cinco pies y medio de largo, en cuyo manejo conviene ejercitar mucho al soldado, porque arrojándola con vigor y destreza atraviesa los escudos de la infantería y las corazas de la caballería, y otra, más corta, se componía de un hierro triangular de cinco pulgadas fijo en un palo de tres pies y medio de largo -llamada antiguamente vericulum, y en el presente, verutum. (VEGETIUS. Instituciones Militares. Cap XV. “Modo de formar en batalla a las legiones”). 23 El pilum-spiculum, por su asociación con la infantería, se diferencia profundamente de la lanza, presente en numerosísimas piezas monetales, bien asociada a la caballería (persecuciones a la helenística), bien a la disposición al combate del emperador,

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bien a su vuelta victoriosa de la batalla, bien relacionada con el carácter carismático de quien la porta, de forma no desemejante a como un cetro proporciona auctoritas y poder. 24 La lanza y el escudo se constituyeron en el mundo tardoantiguo en los emblemas con directa conexión con el papel del emperador como abogado y defensor de Roma, y por ende del mundo civilizado. Cfr. A. ALFÖLDI. Die monarchische Repräsentation mit römischen Kaiserreiche. Darmstadt. 1979. Pp 184 y ss. 25 A. ALFÖLDI. Hasta -Summa Imperii-. The Spear as Embodiment of Sovereignity in Rome. American Journal of Archeology 63. 1959. Pp 1-27. 26 En el siglo IV existen noticias acerca de la elevación del emperador sobre un escudo en el momento de su aclamación como Augusto. En cuanto a Juliano , así lo cuentan Amiano Marcelino 20. 4, 17 y Zósimo 3. 9. 2. El mismo Juliano , Discurso a los atenienses, menciona únicamente como varios soldados lo subieron entre vítores sobre sus hombros, quizás con el fin de disimular una costumbre germánica, quizás justificando una elevación al trono menos formal de lo que realmente pudo ser. Sea cual sea el orígen de la elevación sobre el escudo, en los Consularia Constantinopolitana desde tiempos de Aureliano y hasta el 468 la expresión levatus est describe la entronización de un emperador. El carácter militar originario de tal ceremonia -y extendido en el mundo desde el reino pamplonés hasta las monarquías bantúes de carácter militar- se perderá en la corte de Bizancio (Corippeus., In laud. Iust. Aug. Min., II, 137-140. Entronización de Justino II en el 565). El escudo es a un tiempo signo de raso combatiente y de gran soberano. Cfr. P. BASTIEN Clipeus et buste monétaire des empereurs romains. Quaderni Ticinesi. Numismaatica e Antichità Classiche., X, 1981. Pp 315-352. “Au 13e siècle Manuel Holobolos parlera de l’élévation sur le bouclier comme d’un transport de la terre au ciel, une ascension vers les étoiles et il salue l’empereur ainsi soulevé comme un grand Soleil” (pág 322).

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