La visión del rol de psicólogo del Centro de Psicología Objetiva: I. P. Pavlov

October 12, 2017 | Autor: F. Polanco | Categoría: History of Science, CONDUCTISMO, Historia De La Psicología
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Descripción

Actas del XI Encuentro Argentino de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis Volumen 11 (2010) pp. 439-445 ISSN 1851-4812

ARTÍCULOS COMPLETOS LA VISIÓN DEL ROL DE PSICÓLOGO DEL CENTRO DE PSICOLOGÍA OBJETIVA: I. P. PAVLOV (CEDEPO)

AUTOR: Polanco, Fernando Andrés; Calabresi, Corina INSTITUCIÓN DE PERTENENCIA: Universidad Nacional de San Luis / CONICET. DIRECCIÓN POSTAL: Ejército de los Andes 950, 4to. Bloque, 2º piso, box 71. CP 5700, San Luis. DIRECCIÓN ELECTRÓNICA: [email protected]

RESUMEN

En este trabajo se analiza la visión de un grupo de estudiantes de psicología, que a finales de la década de 1960 se interesó por la teoría conductista. Este grupo autodenominado Centro de Estudios de Psicología Objetiva I. P. Pavlov (CEDEPO), eran estudiantes de la carrera de psicología de la Universidad Nacional de Cuyo, con sede en San Luis. El mismo se disolvió tras el golpe militar en 1976, debido a que muchos de sus integrantes debieron exiliarse. CEDEPO promovió una fuerte crítica al interior de las discusiones, en torno a rol del psicólogo, instaladas en este período, en un contexto universitario en el cual predominaba la enseñanza de corte psicoanalítico. El modelo de psicólogo que proponía esta agrupación, estaba en contraposición al modelo asistencial-médico-clinicista propuesto por algunos grupos hegemónicos de ese entonces, por los médicos psicoanalistas y sociedades psicoanalíticas. Según su perspectiva, la psicología debía incluir aspectos sociales, políticos, ideológicos y científicos; y utilizar aquellas herramientas y líneas teóricas propias de la disciplina, como en este caso la aplicación del conductismo en todos los ámbitos que competen a la actividad del psicólogo. PALABRAS CLAVES: Rol del psicólogo - psicología – conductismo – CEDEPO.

Introducción

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ARTÍCULOS COMPLETOS En la carrera de psicología de la Universidad de Cuyo, entre 1970 y 1976, hubo un grupo de estudiantes autodenominados: Centro de Psicología Objetiva I. P. Pavlov (CEDEPO), los cuales proponían como línea teórica alternativa al psicoanálisis, el conductismo. Trabajos anteriores han reconstruido la historia de este grupo (Calabresi & Polanco), aquí nos interesa analizar, su particular modelo acerca del rol profesional del psicólogo. En este sentido, la palabra particular, cobra especial relevancia, por su original e innovadora forma de conceptualizar el rol de psicólogo, pensado lejos de los cánones del hegemónico y fuerte movimiento psicoanalítico, que tenía lugar por este período, no solamente desde espacios académicos como las carreras de psicología en universidades argentinas, sino también a partir de su instauración como modelo médico- asistencial en la profesionalización del psicólogo y sus prácticas. Como sabemos, entre 1964 y 1984, se discutió dentro de la comunidad de especialistas del ámbito psiquiátrico y psicológico de Argentina, qué rol debían desempeñar aquellos psicólogos que comenzaban a recibirse a partir de mediados de los 60. Como señala Hugo Klappenbach (2006), dicha discusión se caracterizó por tener como eje dos puntos, el primero de los cuales se desenvolvió en torno al papel del psicólogo como psicoanalista, y que tuvo como principal representante a Roberto Harari, en esta discusión se enfatizaba que no debía pensarse al psicoanálisis sólo como una profesión, sino que como lo planteara Freud, “debía considerarse al mismo tiempo una teoría, una terapéutica y un método de investigación... [Siendo esta] una psicología a secas, cuyo objeto de estudio era el inconsciente.” (Klappenbach, 2006, p. 141). Por lo que Harari excluyo la psicología animal, la psicología de laboratorio, y la psicología fenomenológica, de las prácticas de los psicólogos argentinos que fue y es aún hoy, en algunos círculos, equiparada a la práctica de los psicoanalistas. El segundo eje de discusión se realizaba sobre la posición del psicólogo como agente de cambio, dentro de la cual formaban parte las posturas aportadas por José Bleger y Juana Danis, en el sentido de entender al psicólogo como un especialista en que por su sola presencia ya se convierte en “agente de cambio y un catalizador o depositario de conflictos” (Bleger, 1966, p.75), siendo su modelo el de la higiene mental de la profilaxis. “En cualquier caso, la contradicción

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ARTÍCULOS COMPLETOS entre el rol del psicoanalista y el de agente de cambio, no excluía el psicoanálisis para quienes optaran por esta última vía.” (Klappenbach, 2006, p. 142). Otros aspectos que hacían a la discusión del rol profesional del psicólogo, eran aquellos que posicionaban al psicólogo como asistente o promotor del cambio a partir de la práctica clínica y la lucha de poder que se estableció entre los psicólogos que comenzaban a recibirse y los médicopsiquiatras, que eran los únicos habilitados legalmente para la práctica terapéutica (Klappenbach, 2000, 2006). La propuesta de CEDEPO, defendía los principios de la psicología científica, con especial énfasis, primeramente en los modelos pavlovianos, y posteriormente en los modelos conductistas de influencia estadounidense; que en esos momentos hacia eclosión en toda Latinoamérica (Ardila, 1986) y que a partir de profesores como Ricardo Rojas, psicólogo chileno, y Rubén Ardila habían llegado a la Universidad Nacional de San Luis (Calabresi & Polanco, 2008). Dentro de los aspectos pertenecientes al rol del psicólogo, CEDEPO tendría dos vías de análisis:

1.

Críticas a la hegemonía del modelo psicoanalítico:

CEDEPO denunciaba en muchas oportunidades, a través de sus integrantes, la polarización clinicista y la hegemonía de los contenidos psicoanalíticos en su formación como psicólogos. Dichas discusiones se realizaron tanto en las aulas como en otros ámbitos universitarios y académicos, como el de algunos congresos. La mayoría de los integrantes de CEDEPO, estaban fuertemente comprometidos con ideologías de izquierda, marxistas y anarquistas. Cada uno de ellos se integraba a diferentes cuadros políticos desde dicha raíz. Por lo cual, la noción materialista y dialéctica cobra especial relevancia en su análisis sobre cómo debía pensarse a la psicología. Señalaban que el psicoanálisis era una psicología burguesa que estaba unida fuertemente a una visión idealista e individualista del ser humano, olvidando los aspectos sociales, políticos, contextuales y materiales. Es decir, acusaban al psicoanálisis de elitista, tanto por el enmarañado lenguaje utilizado, como por su compleja trama conceptual que en muchos casos no tenían fundamentos empíricos. Frente a esto, su crítica al psicoanálisis llego a popularizarse en anécdotas

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ARTÍCULOS COMPLETOS humorísticas, como por ejemplo, la Teoría del pupo, en la cual se satirizaba sobre la función inconsciente de ese lugar olvidado del cuerpo que cumplía las veces de reducto de las represiones y de los objetos perdidos. A su vez, Luis Villarreal (1974) expuso el Síndrome de la mentalidad colonial en el desempeño profesional del trabajador psicólogo, expuesto en el Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología, llevado a cabo en Córdoba en 1974, el mismo decía que: El síndrome de mentalidad colonial, que consideramos de carácter endémico entre los Psicólogos de la Rep. Arg., fue descubierto por dos Psicólogos del Centro de Estudios de Psicología objetiva “I. P. Pavlov”, por lo cual, en honor a sus descubridores, también puede denominárselo “Síndrome de Guiñazu-Villarreal”… Al adoptar el esquema médico-psiquiátrico y su ideología científica manifiesta (el psicoanálisis y la llamada psicología profunda y dinámica), nos encontramos con una situación estructurada por el grupo de poder (en este caso el psiquíatra), dado que para ser miembro de dicho grupo es preciso primero ser Psicoanalista y para ser psicoanalista, es necesario ser previamente médico, con que está todo dicho, no?... el único remedio eficaz que se ha encontrado hasta la fecha es una droga de origen desconocido denominada ALTERNATIVA… Esta droga actúa por oposición. En primer lugar, su acción se dirige a establecer un replanteo científico, tanto de contenidos como de objetivos aplicados. Así define, en serio, como el objetivo de la psicología el estudio de la conducta de los programas internos que la fundamenta. Por lo tanto, abandona el esquema médico-psiquiatra de “curar” por el psicológico de modificar conductas y programas internos conductuales, a través de un análisis científico de los reforzadores, la motivación, etc. (Villarreal, 1974: 1-4). Como, puede apreciarse la alternativa señalada por dicho grupo no solo implicaba un cambio superficial, sino la propia visión práctica y científica que daba fundamento al psicólogo, sugiriendo que éste principio debía ser la modificación del contexto y las conductas y no la asistencia de los males mentales. A la vez, se explicita una denuncia a los grupos de los médicopsiquiatras-psicoanalista que centralizaban las prácticas terapéuticas y en muchos casos la formación del psicólogo.

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2.

Rol propuesto por el CEDEPO:

Dentro de la visión propuesta por los integrantes de dicho centro, se postulaba como un eje muy importante, el compromiso, tanto en la formación como en la profesión del psicólogo. En esta doble vertiente, desde la formación, como profesionales especializados y científicamente formados; y desde sus prácticas, a partir del compromiso con la realidad contextual que según ellos exigía roles activos y en constante interacción con las diferentes instituciones sociales implicadas. Todo se unificaba a partir de su visión del psicólogo con roles académicos y profesionales inseparables, vista como una profesión y disciplina psico-socio-científica. A su vez, pensaban en un psicólogo trabajando independientemente del medico-psiquiatra, el cual era visto, como dijimos anteriormente, como un profesional ligado a un modelo clinisista, individualista y meramente asistencialista, ejerciendo un rol profesional dominante, dentro del ámbito de la salud y bajo el cual el psicólogo solo podía actuar como un simple asistente o psicodiagnosticador. A partir de esta idea de compromiso, el grupo del CEDEPO actuó en diferentes contextos institucionales como: la cárcel, las escuelas, y en algunas prácticas e investigaciones de laboratorio. En lo que respecta en particular al ámbito carcelario, en una contribución realizada al congreso de la COPRA, realizado en 1974, estos señalaban: Nosotros estimamos que la conducta del hombre, está determinada por numerosas variables,

su

control

externo

implica

estipular

metas

y

objetivos,

refuerzos/contingencias, etc., sus mecanismos de desenvolvimiento son aprendibles, y modificar sólo al individuo significa emparchar, en tanto y cuanto no modifiquemos las variables externas que están influyendo en la determinación de la conducta antijurídica (CEDEPO, 1974: 2). Esta mirada interdisciplinaria, ha consistido en que CEDEPO insistiera, en la promoción de aquellas investigaciones que analicen las variables externas, que apuntaran a una modificación de las condiciones negativas, y no solo en las internas o individuales. Esto era visto como una posibilidad de apertura para el rol del psicólogo en múltiples estamentos sociales, como por ejemplo, siendo colaborador en las políticas criminales del estado, colaborando directamente en

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ARTÍCULOS COMPLETOS la modificación de conductas en ámbito carcelario, formando parte de grupos técnicos interdisciplinarios en la propia institución, realizando control del variables en la población en general y en las instituciones colaterales y modificando actitudes en el ámbito judicial, pos liberación, etc. De nuevo, su modelo de psicólogo, era la de un psicólogo que debía estar formado tanto ideológicamente como científicamente. Estos dos componentes deberían amalgamarse y dar sustento a una práctica y teoría necesariamente holista y construida de tal manera que pueda amoldarse y responder a las distintas necesidades sociales que urgían. Lo ideológico, le permitiría generar un ejercicio y postura crítica de aquellas prácticas y poderes consolidados y hegemónicos que dificulten el normal ejercicio de esta práctica científica, y a su vez, la fuerte formación científica, posibilitaría que se llevaran adelante prácticas efectivas que agilizaran los resultados y tuvieran como principal objetivo una fuerte eficiencia e impacto sobre la sociedad y los sectores sobre los cual se actuaba.

Conclusiones

Vemos que el CEDEPO, tuvo una visión encontrada con la formación y fundamento psicoanalítico del psicólogo argentino. A su vez, criticaba fuertemente su visión de la psicología como una profesión principalmente clinicista y que era vista por los mismos como una práctica burguesa, conformada por un círculo corporativista y elitista de los médicos-psiquiatras. A su vez, proponía una visión de la formación más acorde con una visión científica, fundamentalmente influenciada con los modelos conductistas, donde encontraban una fuerte fundamentación empírica y con resultados prácticos medibles. A su vez, este sistema psicológico, utilizaba un lenguaje más simple y operativo que le permitía un acercamiento más directo con las instituciones, cuyo objeto de estudio sería la conducta del hombre, y no obscuros mecanismos inconscientes difíciles de demostrar empíricamente.

Referencias

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Bleger, J. (1966). Psicohigiene y psicología institucional. Buenos Aires: Paidós. Calabresi, C. & Polanco, F. (2008). Un precedente de psicología conductual en la Universidad Nacional de San Luis (Argentina). Memorandum, 15, 52-60. CEDEPO (1974). Contribución del Centro de Psicología Objetiva de San Luis en la definición del rol del psicólogo en un área de trabajo. Comunicación presentada en el Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología. Córdoba: COPRA. Mimeo. Klappenbach, H. (2000). El psicoanálisis en los debates sobre el rol del psicólogo. Argentina, 1960-1975. Revista Universitaria de Psicoanálisis, 2, 191-227. Klappenbach, H. (2006). Periodización de la psicología en Argentina. Revista de historia de la Psicología, 27 (1) 1009-164. Villarreal, L. (1974). Síndrome de la mentalidad colonial en el desempeño profesional del trabajador psicólogo. Comunicación presentada en el Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología. Córdoba: COPRA. Mimeo.

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