La violencia del género y propuestas para su erradicación: el caso de los feminicidios en México

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Descripción

Hernández Avilez Jennifer Itzel

ÍNDICE


Introducción…………………………………………………….…2

Se extiende la violencia contra las mujeres…………………...3
Femicidios y feminicidios: el Estado como cómplice…………4
Así matan a las mujeres en México: Feminicidios…………….6
Patriarcado, machismo, violencia del género………………………………………………….................7

Conclusiones…………………………………………..………….9


Bibliografía……………………………………………………….10










LA VIOLENCIA DEL GÉNERO Y PROPUESTAS PARA SU ERRADICACIÓN: EL CASO DE LOS FEMINICIDIOS EN MÉXICO


México es el país del folclor rural, lo primero que nos salta a la imagen al escuchar el término 'mexicano' posiblemente sea la idílica imagen de un charro cantor al más puro estilo de Pedro Infante o Jorge Negrete y no es exageración: la imagen de el mexicano se asocia con un varón fuerte, valiente, 'macho' que no teme usar la fuerza para tener el control de la situación donde, por lo general, los desparpajos son ocasionados por una cándida jovencita que no sabe gobernarse sola.
Ese es el mexicano del viejo imaginario, ¿y el actual? ¿Qué vemos en el México actual? Ya no asociamos la añeja imagen del charro con el mexicano moderno, el hombre mexicano actual es dinámico, emprendedor, 'chambeador', devoto, honesto, humilde, borracho (¿y la mujer tiene algún papel en estos cuestionamientos o, como siempre, no tiene cabida ni siquiera en una lengua que es predominantemente masculinizada y excluyente?).

La violencia machista se quedó en las películas, pensamos, y sin embargo, en México mueren casi siete mujeres al día fruto de esta violencia.
¿Qué lleva a los mexicanos a asesinar a las mexicanas? ¿Accidentes, simples pleitos que se salen de control? No. La violencia de género en México se encuentra invisibilizada, minimizada, encarnizada y legitimada tanto por el Estado como por los actores sociales que lo conforman. La violencia de género es permitida y se encuentra normalizada, tan normalizada que no somos capaces de observarla cuando se desarrolla ante nuestros ojos. Aún hoy en día podemos observar cómo la incursión de la mujer en el trabajo asalariado no vino en ninguna forma a paliar su carga total de trabajo, sólo se le suma a la carga del trabajo doméstico (no remunerado) que es considerado 'su obligación' pues quien colabora sólo está "ayudando" a la mujer en sus tareas, ya que no es su responsabilidad. Esta sobrecarga de trabajo ha devenido en fuertes crisis psicológicas para la población femenina del país, problemas de estrés, ansiedad e inclusive, suicidios. Sumado a esto se encuentra el asesinato de mujeres por hombres, el feminicidio.

En el presente trabajo intentaré establecer un panorama general sobre el problema del feminicidio en México, fruto de una sociedad patriarcal, machista, misógina y violenta y en las conclusiones propongo la deconstrucción del sistema binario de género como solución a la problemática del género.

SE EXTIENDE LA VIOLENCIA EXTREMA CONTRA LAS MUJERES
En México, según datos proporcionados por la Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Historia (INEGI), entre los años 2000 y 2009 fueron asesinadas 12,636 mujeres. La organización de la sociedad civil Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), que ha documentado estos asesinatos en 17 de las 32 entidades federativas, señala también la alarmante tendencia a la alza de este delito. Así, según datos de la organización, entre enero de 2007 y diciembre de 2008 fueron asesinadas violentamente 1,222 mujeres; en el periodo comparativo más breve de enero de 2009 a junio de 2010 eran ya 1,728. En Ciudad Juárez, al norte del país, ya en 1993 una mujer era asesinada cada 12 días. (Embargo, 2013)
Asesinatos violentos de mujeres por estado, según datos del OCNF*
***
*De las 32 entidades federativas, 17 le proporcionaron información al OCNF, aunque con frecuencia únicamente se tomó en cuenta un solo periodo
**Actualmente sólo se cuenta con datos hasta 2010
***Gráfico tomado de http://www.boell-latinoamerica.org/downloads/HBS-Feminicidios_MC.pdf



FEMICIDIOS Y FEMINICIDIOS: EL ESTADO COMO CÓMPLICE

Para comenzar sería pertinente presentar las definiciones y por ende, distinciones entre los términos femicidio y feminicidio. El femicidio, término acuñado por la escritora feminista Diana H. Russell, es el asesinato de mujeres por hombres por el hecho de ser mujeres" ("the killing of females by males because they are females."), tratándose pues, de crímenes misóginos. Según Russell, ejemplos de femicidio incluyen la lapidación hasta la muerte de mujeres (que la misma Russell considera una forma de tortura-femicidio); asesinatos de mujeres por cuestiones de "honor"; violaciones-asesinatos; asesinatos de niñas y mujeres por sus esposos, novios y parejas sentimentales por tener un romance externo o por ser rebelde o cualquier otro tipo de excusas; las muertes resultantes de la mutilación genital femenina; las esclavas traficadas (trata de blancas) y mujeres prostituidas asesinadas por sus "dueños", los proxenetas y las mujeres asesinadas por desconocidos, conocidos y asesinos seriales misóginos.
El concepto de Russell sobre femicide también abarca las formas veladas de asesinar mujeres, por ejemplo, cuando los gobiernos patriarcales y las religiones prohíben el uso de anticonceptivos y/o el poder obtener abortos; a consecuencia de ello millones de mujeres embarazadas mueren cada año por intentos fallidos o insalubres de abortar a los fetos o los miles de contagios de VIH/SIDA por conductas machistas de las parejas varones de las mujeres que se niegan a usar condón por cuestiones de placer. Por tanto, las muertes por SIDA son consideradas por Russell como una forma de femicidio masivo. (Russell, 2011)


La doctora Marcela Lagarde, antropóloga y teórica feminista mexicana toma este término de Russel y al hacer los estudios pertinentes en Ciudad Juárez, Chihuahua, descubre un factor extra en las muertes violentas de mujeres: la colusión del Estado en los crímenes en forma de impunidad; el Estado no investigaba los crímenes, asesinar a una mujer no es penado por la Ley en la misma forma que asesinar a varones. Entonces el femicidio es un crimen de odio, un crimen sexista y misógino y el feminicidio es el caso mexicano: un crimen donde el Estado ignora las peticiones de justicia por parte de las y los familiares de las víctimas.

"La categoría feminicidio es parte del bagaje teórico feminista. La desarrollé a partir del trabajo de Diana Russell y Jill Radford, expuesto en su texto Femicide. The politics of woman killing (1992). La traducción de femicide es femicidio.
Transité de femicide a feminicidio, porque en castellano femicidio es una voz homóloga a homicidio y sólo significa asesinato de mujeres. Nuestras autoras definen al femicidio como crimen de odio contra las mujeres, como el conjunto de formas de violencia que, en ocasiones, concluyen en asesinatos e incluso en suicidios.
Identifico un asunto más para que crímenes de este tipo se extiendan en el tiempo: es la inexistencia o debilidad del estado de derecho, en la cual se reproducen la violencia sin límite y los asesinatos sin castigo. Por eso, para diferenciar los términos, preferí́ la voz feminicidio y así́ denominar el conjunto de delitos de lesa humanidad que contienen los crímenes, los secuestros y las desapariciones de niñas y mujeres en un cuadro de colapso institucional. Se trata de una fractura del estado de derecho que favorece la impunidad. Por ello afirmo que el feminicidio es un crimen de Estado. Es preciso aclarar que hay feminicidio en condiciones de guerra y de paz." (Lagarde, 2011)

Entonces el femicidio (un crimen de odio misógino, de machismo) se transforma también en un crimen estructural donde no hace falta al Estado mexicano la voluntad de resolver los crímenes, por el contrario, como dice la doctora Julia Monárrez Fragoso, el Estado tiene la voluntad política de eliminar "las sobras", de ignorar a las y los ejecutados de forma violenta. Se utiliza esta herramienta (biopolítica) para minimizar a las víctimas, hacerlas ver como merecedoras del crimen y siempre presentándoles de forma desindividualizada y deshumanizada. (Fragoso, 2014)
Es esta colusión del Estado la que pone a México en el lugar número 16 en la incidencia de homicidios contra mujeres a escala global, pues se registra un aumento sostenido del delito desde 2007. (Montalvo, 2014)

Las mujeres asesinadas en México son predominantemente jóvenes de entre 20 y 40 años, la mayoría realizadoras de trabajos con salarios bajos en empresas maquiladoras y de industria o de economía informal, o bien, amas de casa. (Bräth) Los pocos casos esclarecidos muestran que los asesinos guardan cierta relación con las víctimas (amistad, parentesco, filiación romántica). Se denota, pues, una clara colusión del Estado en la impunidad en la medida en que ignora los Femicidios y los torna feminicidios. Al Estado no le falta voluntad política de resolver los crímenes sino que tiene la voluntad política de invisibilizar y por ende, normalizar la cruenta violencia que se ejerce sobre las mujeres en esta entidad.

Según Transparencia Internacional, México es un país con altos índices de corrupción, ocupando la posición número 106 de 177 (siendo el número 1 el menos corrupto y el número 177 el más corrupto) (Transparencia Mexicana, 2013), esta corrupción del sistema judicial se refleja en el alto índice de asesinatos no resueltos por las autoridades e inclusive, en los crímenes que ni siquiera llegan a ser denunciados debido a la poca respuesta que la ciudadana o el ciudadano obtienen por parte del gobierno.

ASÍ MATAN A LAS MUJERES EN MÉXICO

Como ya se ha mencionado, en México mueren casi siete mujeres al día como producto de la violencia machista. A pesar de que la tendencia va a la alza hace apenas veinte años que se reconoció que existía una violencia específica contra la mujer y las mujeres y comenzaron los esfuerzos por erradicarla. (Rea & Carrión, 2014)
En estas investigaciones (que comenzaron en Ciudad Juárez, Chihuahua) participaron tanto la Dra. Marcela Lagarde como la Dra. Julia Monárrez Fragoso, ambas del Colegio de la Frontera Norte, se llegó a la conclusión de que los asesinatos a mujeres de forma violenta eran crímenes de índole sexista, misógina y machista. Se asesinaba a las mujeres por considerárseles una otredad vulnerable y era por tanto, un delito que debía ser tipificado aparte en el código penal mexicano y procesado de manera distinta.

En base a estudios realizados por el equipo de las investigadoras y a los esfuerzos de Lagarde como senadora en la cámara legislativa (por parte del PRD) se logró la integración del término 'feminicidio' en el Código penal mexicano a partir del año 2007.
Ahora la pregunta clave: ¿por qué hablar de feminicidio si también los hombres son asesinados? ¿No son acaso hechos violentos contra ambos géneros? (Rea & Carrión, 2014) ¿Es uno más condenable que el otro? Las respuestas a estas interrogantes son mucho más complejas de lo aparente y no debemos caer en reduccionismos cómodos. Para comenzar aclarando el panorama podemos sujetarnos a lo inmediato y observable: mientras la mayoría de hombres asesinados en el país cae por arma de fuego las mujeres asesinadas mueren de muchas y más brutales formas: son estranguladas, ahorcadas, sofocadas o ahogadas. Mueren apuñaladas o golpeadas hasta quebrarles los huesos; son envenenadas o quemadas vivas. (Rea & Carrión, 2014)
¿Cuánto odio existe en el asesinato de una mujer? ¿Qué intenciones veladas oculta un feminicidio?

"La Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia ordena a los estados a registrar los feminicidios. Pero no todos los cuantifican y los que lo hacen suelen minimizar las condiciones de su muerte y clasificarlas bajo otro rubro, como homicidio simple, acusa María de la Luz Estrada, del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.
El Informe del Inmujeres señala que entre 1985 y 2009 murieron asesinadas 34.176 mujeres, cuatro por día. Luego, a finales del año pasado el coordinador de asuntos jurídicos de la institución declaró que diariamente se cometen 6,5 asesinatos de mujeres, sin detallar más información.
Datos del INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) reflejan esa tendencia a la alza a partir de 2007. En ese año el 9,6 por ciento de las muertes violentas eran asesinatos, para 2010 era del 18,9 por ciento y en 2012 un 20,6 por ciento. Los estados con mayor porcentaje son Guerrero (39 por ciento), Chihuahua (36), Tamaulipas (35) y Nuevo León (29)." (Rea & Carrión, 2014)

En quinto lugar se encuentra el estado de Sinaloa superando incluso la media nacional, de 4.6 con una tasa de 7.9 asesinatos por cada 100 mujeres, siendo el 2% de las muertes de mujeres en el estado ocasionadas por asesinatos.
¿Dónde se mata a las mujeres? El 49.1% de estos homicidios fueron cometidos en la vía pública, 23.7% en el hogar. En el 67.5% de los casos se utilizó un arma de fuego y en 10.5% se utilizaron armas punzocortantes y ahorcamientos. (López, 2013).



PATRIARCADO, MACHISMO, VIOLENCIA DEL GÉNERO

¿Qué lleva a los hombres a asesinar a las mujeres de forma tan brutal? Estos crímenes cuentan con la total licencia del estado por su naturaleza patriarcal. Victoria Sau ha definido al patriarcado como "una toma de poder histórica por parte de los hombres sobre las mujeres cuyo agente ocasional fue de orden biológico, si bien elevado éste a la categoría política y económica. Dicha toma de poder "pasa forzosamente por el sometimiento de las mujeres a la maternidad, la represión de la sexualidad femenina, y la apropiación de la fuerza social de trabajo total del grupo dominado, del cual su primer pero no único producto son los hijos". (Lamas, 1996). Entonces, ya no podemos pensar al patriarcado como esa construcción histórica idílica de una familia amplia de algún pueblo lejano con ancianos bondadosos gobernando y aconsejando a los jóvenes. El patriarcado es hegemonía, es la relación desigual entre ambos géneros de la humanidad: el hombre y la mujer.
Porque hombre y mujer no son sexos (dado que el sexo es una condición biológica inmanente), son géneros y el género es una construcción social, por lo tanto, se requieren determinados procesos culturales para hacer de un varón de la especie humana un hombre y de una hembra de la misma especie una mujer. (Vendrell, 2013). El género presumiblemente existe desde los albores de la humanidad y nació con el pensamiento simbólico. Al constituirse los varones como hombres y las hembras como mujeres comenzaron las relaciones de desigualdad donde los machos comenzaron su dominación sobre las hembras.

Esta dominación masculina sistemática no es tema pasado o rebasado, hoy en día existen sociedades donde el patriarcado es más abiertamente violento (sociedades conservadoras) y sociedades donde la violencia patriarcal se encuentra más velada, la sociedad occidental moderna se caracteriza por este sistema patriarcal velado, sordo, donde la mujer es cosificada a grados absurdos. Se utilizan mujeres en poca ropa para vender productos tales como ropa, automóviles, o cerveza, una sobre erotización constante del cuerpo femenino. ¿Qué relación lógica se encuentra entre la venta de un automóvil y una mujer en lencería anunciándolo, parada a su lado con la mirada perdida? La cosificación extrema de la mujer vuelve la violencia legítima: el ser humana violenta lo que considera vulnerable y para vulnerabilizar a las hembras es necesario convertirlas en mujeres. Las mujeres (al igual que los hombres) se forman insertos en sus sociedades desde la más tierna infancia mediante la transmisión de esta cultura hegemónica, patriarcal, machista y misógina donde todo se encuentra dicotomizado desde la raíz de las relaciones humanas: dos géneros rígidos cuyas pautas no deben ser transgredidas so pena de ser excluido, invisibilizado de la sociedad.

Tal es el caso de las y los transexuales y transgénero o las personas que no se definen ni en un género ni en otro y las y los homosexuales: no entran en los rígidos marcos que las culturas dicotómicas y patriarcales tienen para ellos: los varones deben ser hombres y las hembras deben ser mujeres, toda transgresión es atacada con ferocidad y entonces se dan los cruentos crímenes de homofobia, lesbofobia (homofobia sumada a la misoginia), transfobia y finalmente, los feminicidios.

Algunos teóricos suelen hablar de sociedades machistas y ya no de sociedades patriarcales pues explican que con la inclusión de las mujeres al trabajo asalariado en el periodo de la posguerra la familia tradicional comenzó a fragmentarse y sus papeles a evolucionar: ahora la madre también aportaba ingresos económicos al hogar y parafraseando a Foucault, el dinero, al igual que el poder, se ejercen, por lo tanto, la mujer fue ganando autoridad en cuanto a los hijos. Con este leve declive del patriarcado como tal surge el machismo como respuesta: conductas patriarcales modernizadas y normalizadas.

Sea cual sea el caso la mujer sigue siendo violentada en niveles inconcebibles, el Estado se ha encargado de regular su conducta sexual (negación de elección sobre la maternidad mediante la penalización del aborto, o inclusive, en algunos países, del uso de anticonceptivos) mientras la sociedad patriarcal ha marginado y limitado la conducta de la mujer a ciertos rasgos que con los siglos ha naturalizado como "femeninos": sumisión, amabilidad, disposición de tiempo, trabajo del hogar hecho por amor, indefensión, vulnerabilidad, abnegación, aceptación y validación constantes, y un largo etc.
Cualquier hembra de la especie que haya sido construida socialmente como mujer y no presente estos rasgos de conducta social es considerada una verdadera transgresión y atacada sutil y abiertamente. Tal es el caso de las violaciones (una de las más crudas formas de violencia patriarcal), un crimen donde siempre se culpa a la víctima antes que al victimario. A las víctimas de violación se les pregunta hasta el cansancio la ropa que vestían en el momento del ataque, si se encontraban en estado de ebriedad, se les cuestiona por qué iban solas (limitación de movimiento, control del espacio y tiempo de las mujeres) y si se comportaban de forma coqueta con el agresor.
Son hostigadas por las autoridades y la sociedad hasta el cansancio, lo que da como resultado que en México la proporción de denuncias por acoso o violación no son para nada cercanas al número real de estos delitos.

El feminicidio equivaldría a la herramienta suprema de terrorismo y control por parte del patriarcado: se mata a las mujeres por ser mujeres, por ser inferiores, violentables y merecedoras de esta violencia. Se ataca con saña a la mujer que transgrede, a la mujer que no busca la aprobación masculina (la violencia contra las mujeres homosexuales, producto de la doble discriminación de la lesbofobia alcanza niveles inclusive superiores al ejercido contra mujeres heterosexuales), a la mujer que ejerce su libertad sexual se le llama de mil formas insultantes, cercenándole a más de la mitad de la población mundial la oportunidad de vivir libremente.

Es entonces tema de preocupación intensa el caso del feminicidio en México, comenzando con las altísimas tasas de feminicidios y con la brutalidad con que se cometen estos crímenes.
Se han hecho esfuerzos pero no son suficientes, la deconstrucción social debe comenzar ya, debemos cuestionarnos qué papel jugamos en la sociedad actual y mover las piezas para promover el cambio. Dejar de ver los roles tradicionales de género, la heterosexualidad, las conductas 'naturales', el amor romántico como algo natural sino como lo que son: construcciones culturales fruto del imaginario y la acción de la sociedad en que fuimos concebidos y construidos. Está de más decir que estas categorías son por tanto maleables y si se han adaptado a los cambios en el tiempo podrán adaptarse (o mejor aún, cuestionarse y deconstruirse) en una sociedad sin género y por ende, sin la violencia que su dicotomización conlleva.
BIBLIOGRAFÍA

Bräth, E. (s.f.). Boell Latinoamérica. Recuperado el 26 de Mayo de 2014, de http://www.boell-latinoamerica.org/downloads/HBS-Feminicidios_MC.pdf
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Fragoso, J. M. (10 de Marzo de 2014). Conferencia: Feminicidios y ejecuciones: no importa el número sino el significado. Culiacán, Sinaloa, México.
Lagarde, M. (2 de Mayo de 2011). Marcela Lagarde y la invención de la categoría 'feminicidio''. (C. Espósito, Entrevistador)
Lamas, M. (1996). El género: la construcción cultural de la diferencia sexual. Cd. de México: PUEG - Programa Universitario de Estudios de Género-UNAM.
López, N. (25 de Noviembre de 2013). Ocupa Sinaloa quinto lugar feminicidios: INEGI. El Noroeste .
Montalvo, T. L. (6 de Marzo de 2014). Animal Político. Recuperado el 27 de Mayo de 2014, de http://www.animalpolitico.com/2014/03/6-mujeres-son-asesinadas-al-dia-en-mexico-la-mitad-es-feminicidio/#axzz32sYNLlZx
Rea, D., & Carrión, L. (18 de Marzo de 2014). Cosecha Roja. Recuperado el 28 de Mayo de 2014, de http://cosecharoja.org/asi-matan-a-las-mujeres-en-mexico/
Russell, D. H. (10 de Diciembre de 2011). The Origin & Importance of the term Femicide. Ámsterdam, Países Bajos.
Transparencia Mexicana. (12 de Febrero de 2013). Recuperado el 28 de Mayo de 2014, de http://www.tm.org.mx/ipc2013/
Vendrell, J. (2013). La violencia del género. Una aproximación desde la antropología. México, D.F.: Juan Pablos Editores.






Los datos provienen de una base de datos del INEGI y de la Secretaría de Salud. http://sinais.salud.gob.mx/basesdedatos/index.html y se refieren a todas las muertes violentas (femicidios) sin especificar el motivo ni la proporción de feminicidios en el número total
Estos datos con los reportes del ONCF: Una mirada l Feminicidio en México 2007

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