La universidad, su rol en la sociedad y su autonomía

July 21, 2017 | Autor: Fabio Toro | Categoría: Autonomia, Universidad
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09.05.2015

LA U NIV ERSID AD , SU R OL EN LA SOCIED AD Y SU AU TONOMÍA Por: Fabio Toro

Ese oasis de infinito conocimiento, donde convergen todas las ramas del saber y se materializan en edificios y facultades unificados en un campus, puede ser nada más y nada menos que la utopía de lo que hoy llamamos “universidad”. Sin embargo esta palabra puede en resumidas cuentas alejarse de la realidad, o por lo menos de la realidad latinoamericana. La educación se ha convertido en la coyuntura social de nuestros países latinoamericanos en el estandarte del progreso y la prosperidad ¿pero se ha hecho una reflexión a consciencia sobre el papel que ha jugado la educación superior en nuestra sociedad? La educación superior atraviesa dos realidades paralelas que se polarizan en lo privado y lo público, causando una división en los ámbitos académicos de una sociedad. No es ningún misterio que la naturaleza de las universidades públicas y privadas tengan enfoques sociales diferentes, pues el factor económico que yace en medio diferencia cada realidad. Los jóvenes (y no tan jóvenes) que desean ingresar a la educación superior se ven enfrentados a esta ruptura, además, esta decisión se ve condicionada por su capacidad adquisitiva e intelectua. Pero aparte de esto, su ingreso a la universidad se ve cuestionado por el estandarte del progreso y la prosperidad. En otras palabras se condiciona de antemano la elección de carrera de estos individuos, pues su deseo por estudiar debe ser afín al mercado laboral y las dinámicas sociales. Por esto es que los salones de ingenieras se encuentran llenos y en filosofía las sillas sobran. ¿Es acaso progreso y prosperidad cuando a los jóvenes se les imponen lineamientos en su elección de carrera? ¿Es acaso beneficioso para un estudiante tener que depender de las dinámicas mercantiles para decidir sobre su futuro académico? ¿Es acaso democrático que el futuro de la juventud dependa de la calidad educativa que se debate entre lo público, lo privado y el actuar de un Estado? Es en este sentido en que se debe discutir el carácter de la educación tomada por los gobiernos y es en este punto donde nos debemos preguntar por el rol que juegan las universidades en nuestra sociedad. Decir que el fin de la educación universitaria es dinamizar el progreso fabricando profesionales competentes para el mercado laboral, capaces de desenvolverse integralmente en las diversas corrientes del mercado, prometiéndole a los individuos una mejor calidad de vida y un éxito material, es limitar a la educación a unos objetivos vacíos y egoístas, transformando la consciencia colectiva de tal modo que pierda su propia identidad. El rol de la universidad debe ser mucho más que este discurso de progreso que engaña a los jóvenes (y a sus familias) y subestima a los potenciales de la academia. 1

Como institución del conocimiento, la universidad tiene uno de los compromisos más grandes con la sociedad. Esta debe estar en una relación dinámica y constante con su contexto social, involucrándose en relación proactiva con el entorno cultural, político y económico de la sociedad, pensando y formulando soluciones a las diversas problemáticas que este ejercicio implica. La actividad intelectual y creativa de la universidad se centra en la creación de nuevos conocimientos, conocimientos que en el rol de esta deben estar en diálogo con su realidad social. La universidad como institución debe ser crítica con su entorno y velar por un gobierno democrático y social, al igual que hacer un contrapeso a la hegemonía de los grupos políticos y económicos que ejercen poder. La academia debe defenderse de métodos autoritarios en su actuar y de regímenes administrativos que impidan su desarrollo crítico. La responsabilidad social es precisamente uno de los roles principales de la universidad, pero además es necesario entender su responsabilidad en los ámbitos de la humanidad. El proceso universitario debe garantizar la búsqueda del bienestar de la humanidad, combatiendo la inequidad y la desigualdad, aportando a un acceso amplio e inclusivo a la educación y al conocimiento. No se puede limitar el conocimiento a condiciones exclusivamente económicas, el acceso a la universidad no puede estar ligado a las condiciones monetarias de los jóvenes y adultos en busca de la educación superior. Tratar al conocimiento como mercancía, no genera más que brechas segregativas impartidas por las diversas divisiones socio-económicas en una sociedad. La universidad no debe convertirse en una empresa que industrializa la educación, formando profesionales aptos para las dinámicas laborales. La universidad tiene el deber y la responsabilidad de brindar las suficientes herramientas para que los individuos se relacionen con su realidad de forma crítica, democrática, humanística y éticamente responsable. La universidad debe ser un motor de pluralidad y diversidad, capaz de generar consciencia social. Pero para que este rol de la universidad sea efectivo en la sociedad, es fundamental comprender y garantizar su autonomía. No obstante para entender el significado de la autonomía tenemos que comenzar por el concepto de “autonomía”. Claudio Albertani, historiador y docente italiano radicado en México, entiende a la autonomía desde lo colectivo como la capacidad de una sociedad por contribuir en la organización y dirección de sus propias instituciones. En este aspecto la autodeterminación es el eje crucial de la autonomía en las colectividades integradas por individuos socializados. Habiendo dicho esto podemos afirmar que la construcción de autonomía en la universidad implica una independencia del Estado, un autogobierno y su propia administración. La universidad debe garantizar en este aspecto su propio regimiento regulándose a sí misma. La autonomía en la universidad se ramifica en tres aspectos diferentes, la autonomía académica, la administrativa y la legislativa. Para poder garantizar la libertad de cátedra, como la investigación y la creación y difusión de conocimiento es necesario garantizar la libertad organizativa de la universidad, siendo 2

esta la capacidad de estructurarse y tener el control de sus recursos financieros y económicos. Además se debe asegurar la libertad de dirigirse así misma con sus reglas, normas y sus propias ordenanzas. La autonomía universitaria tiene el deber en este aspecto de objetar contra el pensamiento único y el dominio de la ideología y pensamiento intelectual de las elites de la sociedad, contraponiéndose al statu quo, siendo una herramienta de ruptura. La universidad tiene la necesidad de defender la educación de la privatización del conocimiento y el saber, reivindicando su razón social sobre la económica y el aspecto comercial. Con la autonomía, la universidad tiene la responsabilidad de proteger al Estado social, fomentar el respeto por la diversidad y el enriquecimiento de la cultura en la sociedad. Aunque la autonomía universitaria es fundamental para las universidades, es imperante también analizar esta autonomía de forma crítica, pues es necesario entender que la autonomía no es sinónimo de anarquía administrativa o autoritarismo al interior de la universidad, ni desorden estructural que permita la corrupción de los recursos públicos del Estado. La autonomía, implica un dialogo democrático, transparente y participativo entre los diferentes órganos de la universidad, pues la autonomía se construye entre todos desde la colectividad. La autonomía universitaria es esencial para la sociedad, sin embargo esta sólo se discute desde la universidad pública por su relación con el Estado. Dividir a las universidades entre la esfera pública y privada, no hace más que segregar el sentido social y su rol. Aunque las universidades sean sujetas a los términos de la financiación, se debe asumir una postura que no diferencie el sentido y ser de la universidad. Aunque sería incorrecto y falaz afirmar y generalizar que el carácter social de las universidades privadas en América Latina es menor que el de las públicas, es necesario decir que tanto la universidad pública, como la privada deben asumir el mismo rol y pensarse su autonomía para el bien de la sociedad, dejando de lado la privatización exclusividad del conocimiento bajo las insignias del progreso que genera la educación. Este escrito es un llamado para pensar el sentido de la educación y el conocimiento libre y abierto, bajo el rol que juegan las universidades en la sociedad. La necesidad de la autonomía universitaria en este sentido es crucial y es debido reflexionarlo y construirlo para crear verdadera democracia en la sociedad.

Fuentes Bibliográficas Ornales, J. (2006). Reflexiones en torno a la autonomía universitaria. Dialéctica, 160–168. Riveros, L. (2005). Un nuevo modelo de universidad en la sociedad del conocimiento. Revista de Sociología, 19(Facultdad de Ciencias Sociales - Universidad de Chile), 17–29. Stolwicz, B. (2005). Apuntes para pensar la autonomía universitaria. Revista de Sociología, No 19(Facultad de Ciencias Sociales - Universidad de Chile), 139–148.

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