La unión civil como consenso: diversidad sexual normativa en la prensa chilena

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Descripción

CREATIVIDAD E INNOVACIÓN PARA INVESTIGAR LA COMUNICACIÓN Enfoques, Problemáticas & Metodologías CREATIVITY AND INNOVATION IN COMMUNICATION RESEARCH Approaches, Issues and Methodologies

III Congreso Nacional de la Asociación Chilena de Investigadores en Comunicación Social Concepción, 3 y 4 de noviembre de 2016 Chile 1

Título: Creatividad e innovación para investigar la comunicación (Enfoques, Problemáticas & Metodologías) Compilador: Raymond Colle De S. Editor: INCOM Chile, Asociación Chilena de Investigadores en Comunicación Lugar y fecha de edición: Santiago de Chile, noviembre 2016

Ilustración de portada: Universidad Católica de la Santísima Concepción, lugar del evento (Fotos UCSC)

Licencia Creative Commons*

* Queda expresamente autorizada la reproducción total o parcial de los textos publicados en este libro, en cualquier formato o soporte imaginable, salvo en el caso de ediciones con ánimo de lucro, señalando siempre la fuente. Las publicaciones donde se incluyan textos de esta publicación serán ediciones no comerciales y han de estar igualmente acogidas a Creative Commons. Harán constar esta licencia y el carácter no venal de la publicación.

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La Unión Civil como Consenso: Diversidad Sexual Normativa en la Prensa Chilena The Civil Union as Consensus: Normative Sexual Diversity in the Chilean Pres Ricardo Ramírez Vallejos Universidad de Chile [email protected]

Abstract Through an analysis of newspapers articles about the Civil Union Law, this paper seeks to explain some discourses constructed about and around sexual diversity in Chile. It is argued that, through different strategies, the articles are (re)producing ideologically based discourses that are functional to the maintenance of hegemonic social structures in the Chilean society. Specifically, this paper is focused in one of these strategies: the representation of the Civil Union Law as a consensual decision for the national society. Key Words: Sexual Diversity, Homonormativity, Newspapers.

Resumen A través de un análisis de artículos de prensa sobre el Acuerdo de Unión Civil, esta ponencia busca explicar algunos discursos construidos alrededor de la diversidad sexual en Chile. Se argumenta que, a través de variadas estrategias, los artículos están (re)produciendo discursos que son funcionales a la mantención de estructuras sociales hegemónicas dentro de la sociedad chilena. En específico, esta ponencia se enfoca en una de esas estrategias: la representación de la unión civil como una decisión consensuada dentro de la sociedad nacional. Palabras Clave: Diversidad Sexual, Homonormatividad, Prensa Escrita.

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* En enero de 2015, después de cuatro años de discusión e incontables modificaciones, el Congreso Nacional de Chile aprobó el Acuerdo de Unión Civil 94, ley que entrega a parejas hétero y homosexuales la posibilidad de tener un ‘vínculo formal’. La aprobación de esta normativa venía a satisfacer una demanda que durante años había sido sostenida por algunas agrupaciones LGBTQ95 y que solo durante los últimos años había contado con cierto apoyo gubernamental; en concreto, por los gobiernos de Sebastián Piñera y el segundo de Michelle Bachelet, aunque no por todos los partidos políticos que formaban sus coaliciones. Antes de aquello, los gobiernos de la Concertación no habían mostrado mayor interés por este tipo de cambios legales. El día de la aprobación, sin embargo, las celebraciones fueron compartidas por políticos y políticas de todo el espectro y organizaciones de la diversidad sexual. Todo el proceso de discusión y aprobación de la ley fue cubierto profusamente por los medios de prensa nacionales. Esta investigación se centra en ese período y pretende, mediante un análisis ideológico de artículos de prensa sobre el Acuerdo de Unión Civil, explicar ciertos discursos construidos alrededor de la diversidad sexual. Se argumenta que, a través de variadas estrategias, los artículos están (re)produciendo discursos que son funcionales a la mantención de estructuras sociales hegemónicas dentro de la sociedad chilena. En específico, este texto se enfoca en una de esas estrategias: la representación de la unión civil como una decisión consensuada dentro de la sociedad nacional. Pese a que diversos autores, por ejemplo Contardo (2011), han demostrado que los temas de la diversidad sexual han sido paulatinamente incorporados a la agenda de los medios de comunicación y que sujetos y sujetas que reconocen una sexualidad distinta a la heterosexual han sido incluidos/as cada vez más como fuentes informativas, en Chile no existe una cantidad considerable de estudios que reflexionen en específico sobre las representaciones mediáticas de la comunidad LGBTQ, sus necesidades y agendas. De cualquier forma, investigaciones conducidas en otros países y que reflexionan sobre otras 94 A lo largo de su discusión parlamentaria, esta nueva normativa también fue conocida como Acuerdo de Vida en Pareja (AVP) y Pacto de Unión Civil (PUC). En esta investigación nos referiremos a ella únicamente con su denominación definitiva: Acuerdo de Unión Civil (AUC). 95 Para este texto, el concepto de LGBTQ será usado al tratar temáticas asociadas a toda la comunidad, mientras que ‘homosexual’ será usado al abarcar temáticas asociadas solo a gays y lesbianas.

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estrategias mediáticas proponen un marco para comprender la puesta en discurso de la diversidad sexual en el contexto de la prensa escrita chilena. Doty y Gove (1997), por ejemplo, dan cuenta de cómo la creciente visibilidad de sujetos/as LGBTQ produjo que críticos/as notaran cuán reducido y estereotipado era el rango de representaciones para gays y lesbianas, mostrando a los primeros como reinas amaneradas y a las segundas como marimachos violentos. Este tipo de reflexiones era coherente con la idea compartida en círculos feministas de análisis mediático respecto a la existencia de formas ‘positivas’ y ‘negativas’ de representar a grupos sociales. Sin embargo, críticos de esta postura, por ejemplo Gill (2007), han indicado que lo positivo es disputado y que, por consiguiente, tanto las representaciones ‘positivas’ como las ‘negativas’ pueden ser restrictivas y funcionales a la reproducción de estereotipos. Así, por ejemplo, Moscowitz (2010), en su estudio sobre la cobertura de los noticiarios televisivos estadounidenses al debate sobre el matrimonio igualitario, indica que las así llamadas ‘imágenes positivas’ han perpetuado una idea de la comunidad gay y lésbica dentro de un estrecho rango de discursos identitarios respecto a género, raza y clase, haciendo que las representaciones de la comunidad estén fundamentalmente hechas para hacer la homosexualidad más ‘tolerable’. Igualmente, Reed (2007), en su investigación sobre el programa de televisión estadounidense Ellen; o Gorman-Murray (2009), en su estudio sobre programas de televisión de ‘estilo de vida’ en Australia concluyen que los medios han desarrollado estrategias representacionales para hacer que los y las homosexuales sean casi idénticos/as a los/as heterosexuales, sanitizando la sexualidad disidente. Es importante aquí indicar que estas reflexiones están hechas a través del análisis solo de imágenes de gays y lesbianas –que están más ‘disponibles’ en términos de visibilidad– mientras que representaciones de otras manifestaciones sexuales y de género quedan en segundo plano. Es crucial, por lo tanto, no generalizar en el nombre de la comunidad LGBTQ y dar cuenta de estas invisibilidades. El trabajo de los medios, de acuerdo a lo explicado por estos/as investigadores/as, sería asegurar que estos/as sujetos/as encajen dentro de una norma que los/as hace semejantes a cualquier otro/a miembro de la audiencia popular. Esto, mediante la construcción de un/a ‘sujeto/a homosexual’ que posee ciertas características y 377

comportamientos. Estas reflexiones han estado comúnmente basadas en el concepto de homonormatividad, política sexual que según Duggan (2002) no discute los supuestos heteronormativos hegemónicos, sino que los apoya mediante la posibilidad de una comunidad gay desmovilizada y privatizada. A través de esta lógica, la ‘equidad’ es redefinida como la nueva capacidad de los/as homosexuales para acceder a instituciones de domesticidad privada (el matrimonio), el ‘libre’ mercado (el capitalismo rosa), y el patriotismo (la inclusión en las fuerzas armadas). La investigación que este texto reseña forma parte de este debate político, donde también se ubican los grupos de la diversidad sexual chilenos, con algunos de ellos guiándose por la necesidad de acceder a ciertas instituciones y otros, en cambio, enfatizando la diferencia sobre la asimilación. Esto, siguiendo una de las máximas de Brown (2000): que los derechos constituyen una estrategia política que casi siempre sirve como una mitigación, pero no una resolución a la subordinación. Visualizar el rol de los medios –en este caso de la prensa escrita– en este proceso es fundamental. Siguiendo a Hall (1980), entendemos a los medios como una potente fuerza cultural e ideológica que producen y reproducen discursos a través de la construcción de representaciones, identidades y relaciones. Como consecuencia, al hablar sobre género y sexualidad, es posible afirmar que las noticias están activamente involucradas en la constitución y negociación de las categorías, definiciones, identidades y relaciones de género y sexuales. Esto tiene un valor político que no puede ser ignorado: de acuerdo con Bourdieu (2012), las representaciones hacen cosas; crean ilusiones, miedos y fobias. Sobre lo mismo, Gill (2007) afirma que las construcciones culturales están ligadas a patrones de dominación y opresión y Dyer (2002) explica que de la manera en que los grupos sociales son tratados en las representaciones es parte de cómo son tratados en la vida real. Siguiendo a autores como Rodrigo Alsina (1989), Van Dijk (1990), Charaudeau (2003) o Allan (2010), entre muchos otros, entendemos a las noticias como una construcción discursiva sobre la realidad. Estas no solo son imágenes que pueden ser exitosas o no en su tarea de narrar historias sobre la realidad, sino, de manera más importante, un marco a través del cual la realidad es rutinariamente construida. El trabajo 378

ideológico de los medios, por tanto, es ejercido mediante la inteligibilización de situaciones y sujetos en formas que encarnan supuestos sobre la sociedad y su funcionamiento (Hall, Critcher, Jefferson, Clarke y Roberts, 2009). Esto es, la construcción de un sentido común que es constantemente reforzado y reinventado por las representaciones mediáticas. De acuerdo con Hall (1995), los medios no deben ser comprendidos como apoyos del consenso, sino como sus productores. Siguiendo estas bases teóricas, la reflexión que sigue a continuación intenta explicar parte de las construcciones discursivas en torno a la diversidad sexual realizadas por tres periódicos nacionales, La Tercera, El Mercurio y Las Últimas Noticias; en específico, la forma en que una muestra de artículos que tratan sobre la ley de Unión Civil representan o explican esta nueva normativa. Las razones para el uso de estos tres diarios en específico son las siguientes: en primer lugar, son vendidos en todo el país; en segundo lugar, están ubicados en el primer, segundo y cuarto puesto en términos de circulación (ACHAP, 2013); y, en tercer lugar, cuentan con archivos online, elemento que era necesario al haber sido esta investigación conducida desde fuera de Chile. La muestra está constituida por artículos que tratan sobre el Acuerdo de Unión Civil y que fueron publicados durante seis hitos noticiosos a lo largo de la discusión de la ley. Estos hitos son: 1) 10 de abril de 2013, la ley pasa su primera votación en el Congreso; 2) 10 de julio de 2013, el gobierno aplica urgencia a la discusión; 3) 7 de enero de 2013, la ley es aprobada en general; 4) 16 de diciembre de 2013, el gobierno aplica ‘suma urgencia’ a la discusión; 5) 20 de enero de 2015, la ley es aprobada; 6) 13 de abril de 2015, es promulgada. Para cada una de estas fechas, se recogieron artículos del día del hito, siete días antes y siete días después96. Luego de rechazar todas las piezas que eran solo descripciones cortas de eventos, la muestra final quedó formada por 23 artículos. El análisis realizado a esta muestra de artículos es temático; tipo de análisis que, siguiendo a Braun y Clarke (2006), sirve para identificar y reportar patrones temáticos dentro de un set de datos. Este análisis fue conducido a nivel latente, lo que implica ir más allá del contenido semántico de los datos, apuntando a ideas y conceptualizaciones 96 Para el quinto hito, se tomaron 14 días posteriores, puesto a que, en la mitad de los primeros siete días, la votación fue oficializada.

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subyacentes. De igual manera, se toman ciertos elementos del Análisis Crítico del Discurso; particularmente su comprensión del lenguaje como socialmente constitutivo o constructivo, según autores como Fairclaugh (1995) o Wetherell (2001); y su interés, de acuerdo con Mendes (2011), en la relación entre lenguaje, práctica social, ideología y poder desde una mirada estricta y deliberadamente política.

Análisis: la Unión Civil como un derecho consensuado A lo largo del proceso de discusión de la ley de unión civil, una gran cantidad de comentarios y opiniones aparecieron en distintos espacios dentro de la sociedad chilena. Sin embargo, solo algunos de estos fueron expresados mediáticamente. Mientras que los comentarios de políticos/as y miembros de las iglesias fueron incluidos constantemente, las opiniones de miembros de agrupaciones de la diversidad sexual fueron solo eventualmente consideradas o, de plano, ignoradas. Analizar discursos, según Barker (2000), implica dilucidar no solo lo que se dice –lo decible, según Probyn (1997)– sino también quién puede hablar, cuándo y dónde. Es necesario entender al discurso, de acuerdo con Van Dijk (2001), como una ‘estructura segregada’ en la cual algunas opiniones son censuradas y algunas voces ignoradas. En el caso de las piezas analizadas, las voces relevadas son las del ‘mundo político oficial’: congresistas y ministros/as son aquellos/as que con mayor frecuencia explican la ley y sus alcances. Los/as miembros de grupos de la diversidad sexual aparecen mucho menos frecuentemente; en ese sentido, las noticias son ‘sobre ellos/as’ pero no son hechas ‘con ellos/as’. De igual forma, solo un reducidísimo número de estas agrupaciones son consideradas; en general, se trata de los representantes del ‘Movimiento de Integración y Liberación Homosexual’ –Movilh– e ‘Iguales’, agrupaciones que han instalado el Acuerdo de Unión Civil como una de sus más importantes demandas. Contrariamente, no hay espacio en los artículos analizados para grupos críticos o ‘radicales’, que pudiesen plantear puntos de vista cuestionadores ante la centralidad de la unión civil para la diversidad sexual establecida. De esta forma, el movimiento LGBTQ local es construido a través de un aparentemente unificado conjunto de objetivos donde no hay posiciones de desencuentro. Así, por ejemplo, el presidente de ‘Iguales’, Luis Larraín, explica: “esta es una discusión 380

que ya está superada en la sociedad, que corresponde a la década pasada. Deberíamos estar discutiendo el matrimonio igualitario” 97. Su frase explicita una dirección para el movimiento de la diversidad sexual, consolidando a una demanda como la necesidad principal. De esta forma, las discusiones quedan siempre construidas al interior de un ‘repertorio ideológico’ particular; por ejemplo, apoyo o rechazo a la unión civil, pero sí a la legitimación de la unión civil en tanto institución social. De acuerdo con Hall (1981), las ideologías dominantes enmascaran o esconden los cimientos antagonistas del sistema. En este caso, los movimientos críticos son ignorados y la agenda LGBTQ queda construida de manera coherente con valores conservadores: la mantención de la ‘familia’ y las ‘relaciones organizadas’ como elementos sociales cruciales. Así, pese a la presencia de críticas, la unión civil es explicitada como un consenso entre distintas fuerzas políticas y sociales al interior de la sociedad chilena. La muestra seleccionada, sin embargo, no permite identificar patrones temporales claros en cuanto a la obtención de este consenso. Algunos de los artículos publicados inicialmente (hito 1) reproducen este punto de vista; por ejemplo, mediante construcciones como: “tras recibir a varios profesores de Derecho Civil, a representantes de las iglesias, y a organizaciones sociales como la fundación Iguales y el Movilh, la comisión de constitución del Senado aprobó ayer en general el proyecto por 4 votos contra uno”98. La interpretación consensual es más fuerte hacia los últimos hitos. Durante el quinto, por ejemplo, un artículo menciona: “en el resto de la iniciativa, en tanto, existía un relativo consenso, por lo que desde temprano se anticipaba una aprobación sin inconvenientes” 99. De cualquier forma, este patrón está lejos de ser lineal y sus cambios durante el tiempo no pueden ser claramente identificados a través de la muestra que fue utilizada para esta investigación. Lo que sí puede ser especificado son las estrategias a través de las cuales esta visión consensual es producida como una forma de comprender el Acuerdo de Unión Civil. Es recurrente, por ejemplo, la construcción de ciertos puntos de vista críticos como ‘extremos’, ‘atomizados’ o incluso ‘irracionales’. Por ejemplo, uno de los artículos cubre 97 El Mercurio, 28 de enero de 2015. 98 El Mercurio, 11 de abril de 2013. 99 La Tercera, 21 de enero de 2015.

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una instancia de votación en específico relevando el voto disidente –de Carlos Larraín, Senador de extrema derecha. La pieza está titulada: “Adivine quién fue el único que votó contra el AVP”100. Algo similar, en torno al aparente extremismo de los críticos, puede ser visto en un artículo101 que narra cómo el cardenal Jorge Medina le envió al Senador Hernán Larraín una carta expresando su “profunda alarma” por el Acuerdo de Unión Civil, calificando a los actos homosexuales como “depravaciones graves”. El senador le respondió: “en Chile, la ‘noción’ tradicional de familia cambió”. Otra pieza narra la violenta respuesta del pastor evangélico Javier Soto, quien quiso golpear a uno de los/as diputados/as que votó a favor del proyecto. El artículo explica esta situación como los “15 minutos de furia”102 del pastor. Es interesante destacar que, en los últimos dos ejemplos, los congresistas que defendieron las ‘posturas progresistas’ eran políticos de derecha, lo que contribuye a la construcción de la Unión Civil como un consenso y a las críticas como ‘extremas’ o ‘atomizadas’, en tanto son esgrimidas por individuos particulares sin aparente apoyo institucional. Estas críticas, por lo tanto, son construidas de manera descontextualizada como posiciones ‘poco comunes’ y no como parte de un panorama homofóbico más amplio. En ese sentido, la oposición a la ley –particularmente cuando está se hace desde un punto de vista homofóbico– es usualmente construida solo como un capricho personal. Si el contexto homofóbico chileno es ignorado o solo levemente abordado, no es sorprendente que la unión civil sea explicada como la solución a la discriminación. Mediante diversas opiniones, el Acuerdo de Unión Civil es enmarcado como 1) “[una forma de avanzar hacia] un Chile más inclusivo, respetuoso y diverso, que brinda las mismas oportunidades a todos sus ciudadanos” 103; 2) “[una forma de avanzar hacia] un país que no discrimina y en que se reconocen los distintos tipos de familia” 104; y 3) “un paso fundamental en este camino de derechos, de justicia y de respeto a la libertad individual”105. La unión civil, por lo tanto, es construida como un derecho que contribuye a 100Las Últimas Noticias, 11 de abril de 2013. 101La Tercera, 14 de abril de 2013. 102Las Últimas Noticias, 17 de diciembre de 2014. 103El Mercurio, 8 de enero de 2014. 104El Mercurio, 21 de enero de 2015. 105El Mercurio, 14 de abril de 2015.

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conseguir un estado de igualdad. Esta construcción, sin embargo, invisibiliza otras formas de discriminación que están cotidianamente presentes en la vida de sujetos/as LGBTQ y produce una sobre-simplificación de los ‘beneficiarios directos’ de la ley. Críticas a la política de los derechos son altamente relevantes para enmarcar estas interpretaciones. De acuerdo con Kiss (1997), por ejemplo, los derechos están siempre definidos de una manera tal que deja a algunas personas afuera. Brown (2000), por otro lado, explica que los derechos empoderan desigualmente a diferentes grupos sociales, dependiendo de su habilidad para ejercer el poder que un derecho potencialmente otorga. La construcción de la unión civil como un derecho consensual que termina con las prácticas discriminatorias hace invisible las preocupaciones y necesidades de aquellos/as cuyas exclusiones están construidas sobre la intersección (Crenshaw, 1989) de la sexualidad con otras formaciones de poder, como el género, la clase, la raza, la habilidad física o la nacionalidad. Esto no significa que lograr la posibilidad de que parejas del mismo sexo legitimen formalmente su relación no contribuye a la superación de ciertas formas de discriminación. Sin embargo, los significados producidos en los artículos analizados construyen a la unión civil como una manera principal de inhabilitar instituciones y prácticas discriminatorias, ignorando el hecho de que son aquellos/as más privilegiados los que se verán mayormente beneficiados/as mediante un derecho que, además, es sensible a ser políticamente instrumentalizado. Respecto a esto último, por ejemplo, uno de los artículos narra el apoyo que el entonces candidato presidencial Pablo Longueira planeaba dar al Acuerdo de Unión Civil. Los eventos son explicados así: “la estrategia [apoyar la ley] buscaba un solo propósito: acercar al abanderado a un electorado de centro y liberal de cara a las elecciones de noviembre”106. La visión consensual de la unión civil, por tanto, prueba ser frágil, en tanto algunas de sus bases están construidas sobre una ideología de instrumentalización de derechos. Con ‘tolerancia’, ‘libertad’, y ‘respeto’ como parte del campo semántico construido alrededor de la unión civil como un derecho, es importante preguntarnos, siguiendo a Butler (2008), sobre sus usos y considerar cómo podemos repensar esta lógica 106La Tercera, 12 de julio de 2013.

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para resistir su actual instrumentalización y otorgarle otro significado que pueda ser útil para políticas democráticas radicales. La construcción parcial de la diversidad sexual como un consenso social, su afirmación como una forma de superar prácticas excluyentes para todos/as los/as miembros de un grupo social y su insinuación como una estrategia política instrumental se sostienen, de acuerdo con Butler (2008), sobre una cultura hegemónica, una que es llamada ‘modernidad’ y cuya base es la aparente obtención progresiva de libertades. Estas libertades son producidas mediáticamente como igualitarias y libres de discriminación, contribuyendo a la construcción de la ‘diversidad sexual’ como un grupo coherente y ‘bien portado’. Esta construcción, aunque puede sonar como una ‘imagen positiva’ y ‘libre de estereotipos’ está construida sobre el rechazo de todo aquello que no ha sido domesticado o asimilado y es, por lo tanto, también excluyente.

A modo de cierre: reflexiones finales y consideraciones políticas El Acuerdo de Unión Civil ha sido comprendido como uno de los mayores logros del movimiento LGBTQ en Chile. La discusión del proyecto que se transformó en ley duró más cuatro años, proceso que fue seguido por los medios de prensa nacionales, produciendo una profunda circulación de discursos alrededor de la diversidad sexual. Este texto ha dado cuenta de una interpretación particular sobre el contenido de una muestra de artículos sobre el tema. En específico, la representación de la unión civil como un consenso entre diversos grupos sociales nacionales y la invisibilización o la descontextualización de posturas de disenso. Lo primero, cuando vienen de espacios críticos dentro del movimiento de la diversidad sexual; y lo segundo, cuando vienen de lógicas homofóbicas. Es necesario mencionar que estos discursos fueron construidos en tres de los periódicos más grandes de Chile, medios que son parte de los dos grandes conglomerados de prensa escrita que existen en el país. De esta manera, se ha puesto aquí mayor atención a relaciones de dominación que de resistencia. No obstante, siguiendo a Wetherell (2001), sabemos que los significados pueden ser movilizados y re-pensados, resistiendo la dominación. Esto permite pensar en múltiples opciones para futuras investigaciones. Por

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ejemplo, el rol de publicaciones críticas u otros medios o la respuesta de las audiencias, particularmente de sujetos/as LGBTQ. Finalmente, es crucial indicar que he escrito esta interpretación estando políticamente involucrado en el debate. Veo a cada decisión, tanto teórica como metodológica, como una instancia política. Mientras desconozco sus posibles efectos, mi motivación para conducir este análisis debería ser claro: la superación de todas las prácticas discriminatorias y excluyentes dentro de la sociedad chilena.

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